CESEDEN
LA NECESIDAD DE UNA F’ILOSOFIA NACIONAL DE DEFENSA
-
Por el Comandante Virgilio de CARVALHO.
—Colección
de artkulos
publicados
en el
--UDiario de Noticias”,
autorizada
por la di
rección
de dicho periódico
y publicada
en—
la revista
“NACAO E DEFESA”,
del Insti
tuto de Defensa Nacional portugu€s
-
Traducido
por el Teniente CoroneiD.
Fran
cisco PLANELLS
BONED,
LA REFLEXION COMO PRIMERA MEDIDA DE DEFENSA
En un país, no hay defensa áutntica si no existe de un modo-real la solidaridad y la voluntad colectiva de sus ciudadanos de defenderse. Por otra parte, la defensa no puede dejar de recurrir a las raices de la—— propia Nación, y tendrá que estar en sintonía con el verdadero sentir ycon el pensamiento auténtico de los mismos ciudadanos0 El eminente estratega norteamericano Almirante Eccles en su obra, sintetiza. lo dicho, al afir mar que en una sociedad libre, si los valores de su pueblo se vieran coni fundidos, es muy probable que la estrategia (de defensa) resultaraconfu—— sa Esto querrá decir que, si en Portugal no fuese posible garantizar las citadas exigencias, las disposiciones que se vienen promulgando sobre
ma.
tena de defensa, aunque se reconozca que son necesarias, podr&n revelar se como insuficientemente estables0 Y las políticas de defensa, en conce tos estratégicos de defensa, y los planes de rearme militar que se derivan de ellas, corren el riesgo de no tener una capacidad efectiva para resistir las alternancias normales democr&ticas del poder político0 En resumen, — si dichas disposiciones no surgen de forma natural de una filosofía nacio—— nal de defensa, o sea, de un pensamiento suficientemente consensuado de — los ciudadanos, no revestir.n el grado imprescindible de aceptación, con— las consiguientes consecuencias negativas en ios planos de la credibilidad, eficacia y economía, Los propios programas de los partidos democráticos, por tener que estar necesariamente en sintonía con el pensamiento y con la forma de sentir de una parte importante de la población, no podrán dejar — de incluir importantes contribuciones para dicha filosofía nacional de defenSa, cosa que ocurrirá. también por la circunstancia de que no pueden dejar
de orientarse hacia la realizaci6n de los grandes objetivos nacionales, aunque sea a través de estrategias naturalmeñte propias.
DEFINICION
Pero, ante todo,. ¿qué es la defensa y qu es la seguridad? . — Defensa es un término que el ciudadano com(in asocia habitualmente con la defensa militar, pero que hoy se est& impregnando de un sentido mucho —— m&s amplio , incluyendo también aspectos de naturaleza econ6mica, psico lbgica, científico-tecnol&gica, etc, adem&s del militar. Así ocurre en los países a los que no les gusta utilizar el término de seguridad para signifi car la defensa en todos los acimutes, al que se identifica para evitar con fusiones con el concepto de “seguridad nacional”, que ha sido un instru--— mento de pólítica interna al servicio de regímenes autoritarios. Mientras tanto, el t€rmino seguridad se emplea en su acepci6n de defensa en todos— los acimutes en países tan democráticos como los Estados Unidos de Amé rica, donde ya fué posible derribar a un Presidente a través de- una campa
ita
de prensa. En la misma ONU existe un Consejo de Seguridad. Pero el — t€rmino seguridad es muy utilizado todavía en ciertos países y por algunos autores como un estado de riesgos aceptable que puede alcanzarse median te la realizaci6n de una política ampliada de defensa que explote las posibi dades y disminuye, las vulnerabilidades materiales y morales que existen0En su acepcibn m&s pura, una política de seguridad consistir& en procurar que se dote a un país de una capacidad de disuadir de amenazas o agresio nes externas contra sus intereses o de anular su efecto, o incluso .de res ponder a ellas, en concordancia con la naturaleza y gravedad que aquéllas revistan.
Eñ el presente trabajo se utilizará el término de defensa mili tar para este fin preciso, la cual cor’esponde normalmente al &mbito de-los Ministerios de Defensa, y el de defensa, en
le.
acepcinde concepto—— ampliado, que compete a los Gobiernos. En lo que concierne al término — de Seguridad, ser empleado sólamente con el significado preciso de pro pésito fundamental (o gran Objetivo Nacional), para cuya consecucibn, jun tamente con los otros grandes propésitos de Desarrollo y de Justicia,las
Naciones han considerado que era preferible organizarse en Estados. El — conjunto de los tres propésitos citados suele ser designado como Interés—Nacional . Por ello es por lo que la consecución de dichos tres grandes Ob
jetivos Nacionales aparece normalmente contemplada en el prembulo de-las Constituciones de una gran mayoría de países.
OBJETIVOS
Pero, ¿para qu sirve la defensa?. ¿Qué es lo que hay que -defender? ¿Cómo se defiende lo que haya que d-e4ender, contra quien, —— dónde y con qué? Son precisamente óstas y otras muchas preguntas rela cionadas entre sí, las que continuan esperando que sea posible una refle—
xión profunda de buena parte de los ciudadanos portugueses para poder lle gar a respuestas satisfactorias, Recurriendo a la consulta de Libros Blan cos y de otros documentos de defensa escritos en varios países, y también en Portugal, se sabe que la defensa, entre otras cosas, suele desti.narsea garantizar la supervivencia de un País y la de sus ciudadanos; a preservar la integridad del territorio; a asegurar los grados indispensables de Liber tad de maniobra; a disuadir a otros paises de utilizar métodos violentos y de otra naturaleza para coaccionar o para dominar a sus ciudadanos; para preservar la soberanía; para servir de instrumento de prestigio y de in—— fluencia en la relaciones internacionales (incluso en el seno de las alian—— zas); para preservar la paz, etc, Aparte de estas nociones, se recogen al gunas ms de dichos documentos, o de otros, tales como: la defensa de -una sociedad es un espejo de esta misma sociedad; la predisposición para la defensa en un Estado democr&tico se basa en la armonía y en la solida ridad de los ciudadanos; cuanto m&s consciente es un ciudadano de las ven
tajas de su libertad y del orden moral, social, económico y político delr gimen en que vive, mayor sersu predisposición y su ardor para defender se; la defensa que se deriva de modo natural de la solidaridad existente ej tre los ciudadanos libres es de una mayor fiabilidad y mayor credibilidad de la que resulta de la simple coacción o de la propaganda; la defensa es -un acto de vol-untad consciente colectiva, etp0 .
Por todo b dicho , parece que habrían sido efectivamente, veji tajoso, y sigue desde luego , sindolo, que se crearan las cóndiciones ml nimamente necesarias para el florecimiento natural de una filosofía nacig nal de defensa; para fundamentar y para hacer todavía ms aceptables y — eficaces las leyes y reglamentos relativos a la defensa, a las políticas de
defensa, a los conceptos..estr.atgjcos de defensa y a los planes de adquisi ción de material militar. Sin una filosoffa de este tipo, que concuerde na turalmente como las características geogr&ficas, humanas e incluso his tóricas del Pais, no parece, realmente,, que las medidas de defensa pue dan llegar a alcanzar, de modo suficiente, la coherencia, transparencia., objetividad, sim plicidad y eficacia deseables.
PATRIMONIO
La necesidad de defensa tiene que ser, de modo instintivo, —— sentida, entendida y apoyada por los ciudadanos. Como no ocurre así, apa recen dudas (o éstas pueden ser suscitadas voluntariamente con finalida—— des que pueden no ser genuinamente nacionales), por ejemplo, sobre la--existencia real de amenazas; sobre la legitimidad y la conveniencia de los gastos para la defensa militar; sobre la propia necesidad de las Fuerzas — Armadas; etc. En Portugal, a pesar de la promulgaci6n de la Ley de De— fensa Nacional y de las Fuerzas Armadas, un número demasiado elevado-de portugueses siguen plante&ndose con insistencia numerosas dudas de la naturaleza de las citadas. Por esto se considera indispensable y urgente — la creación de las condiciones necesarias para una reflexión generalizada y profunda sobre una materia tan importante como delicada, porque esto —
constituye exactamente una primerisima medida de defensa.
Suele apuntarse como condiciones esenciales para que se des pierte la curiosidad y la voluntad colectiva de defensa en una sociedad hu mána organizada, el reconocimiento de la existencia de un patrimonio co mún y la percepción suficientemente consensuada de la existencia de ame nazas contra su preservación. En este campo, se seiala que solo “élites” azorianas se han preocupado y esforzado por llevar a cabo un inventario — histórico, humano, cultural, geoestratégico y económico, pero, natural mente, solo enfocado sobre lo que m&s interesa a la Región Autónoma de
las Azores, buscando, por lo que se desprende de la información hecha p blica, realzar la inserción del archipiélago en el contexto histórico inter nacional, analizar su viabilidad económica y explicar la naturaleza especf fica de su elemento humano.
Entre otros factores, desde luego muy importantes, se sefla lan como m&s interesantes para un censo general del patrimonio nacional portugués que es preciso efectuar con el vigor y la objetividad que requie re la reflexiÓn sobre la defensa, los siguientes:
- la individualidad, la identidad y la independencia nacional; - el territorio nacional y el espacio interterritorial;
- la lusitanidad.
Estos y otros puntos dignos de reflexión, como la génesis y la preservación de la independencia de Portugal, las vocaciones ms destaca das del País, y las amenazas a que se ver& sometido, ser&n objeto de un—
análisis sucinto en ios articulos que seguirán, los cuales se han pensado — con el único propósito y
1a
mayor esperanza dé que consigan sensibilizar— a los compatriotas interesados en una reflexión profunda sobre la cuestión de la defensa.La defensa será lo que los portugueses quieran. Pero no será racional, que las alternativas en materia de tan gran importancia puedan— verse fundamentadas en actitudes de distanciamiento, de ignorancia osten sible o de desprecio hacia ios ideales y el esfuerzo de un pais de m.s de — ocho siglos de existencia.
Probablemente, habrá que intentar interpretar y volver a apren der las lecciones m&s importantes de l& Historia para comprender cómo -nació y cómo resistió el Pais, y contra qué antagonismo, cosa que podr&— hacerse en las escuelas, en las Universidades, en los periódicos, en colo
quios, conferencias y debates, etc,, en los que no domine el bloqueo de -de los argumentos preconcebidos, de las modas, o, incluso, de la aspira
ción muy natural a la paz, para colocar a un lado el estudio de las guerras y del papel que el poder militar ha tenido y desde luego tendrá en las estra tegias de paz y de guerra.
Ms allá del interés, de los estratos de la población de los que est&n saliendo los dirigentes del Pais y los responsables de la formación— l& opinión pública nacional, seria muy conveniente que fueran principal--mente los jóvenes los que se interesaran por una filosofra nacional de de fensa. A ellos corresponde el futuro, y a los demás competiria, principal
-mente
prepararse
para-etitregarles
el bastón del relevo de
la
superviven
cia nacional en las mejores
condiciones.
Fundamentalmente,
en condicio
nes tan intelectualmente
puras que dejaran
a los jóvenes toda la libertada
la que tienen derecho
para,
en la vieja cuestión
de ttmantequilla
o caíío——
nesU,
pudieran
decidir
si quieren seguir
el camino de perro gordo de la
—f&bula
con se?ales de collar enel pescuezo
o del lobo que
prefirió seguirestando
flaco para vivir en
libertad.DE LA GENESIS Y SUPERVIVENCIA
DE PORTUGAL
En un artfculo
anterior
dedicado al tema en consideración,
se
se?ialó como primera médida de defensa una reflexión de &mbito nacional— sobre la materia. En el presente artfculo, con el mismo propósito de sen sibilización, se abordan muy sucintamentela individualidad,
identidad
e-independencia nacional, desde el punto de vista de la defensa.
EL FACTOR HUMANO
De acuerdo con una importante proporción de los historiado res portugueses, la desvinculación de la población lusitana de las circun— dantes se habrfa producido gradualmente, entre otras cósas, a través de la reacción de m&s de unsiglo a la circunstancia de que su condado esta ba sirviendo de granero y de origen dé recogida de impuestos para alimen tar las guerras a las que se dedicaban los nobles de León y Castilla, e in cluso muchos nacionales. Simult&neámente, y contribuyendo de modo con siderable
al mismo fenómeno
de desvinculación,
habr& crecido en
torno-de los puertos y estuarios
del Condado de Portugal,
por aquellos
tiempos,
una fuerteburguesra
comerciante,
que inclula
a
algunos extranjeros allf —afincados,
cuya creciente
prosperidad,
estilo de vida.y actitud de indepen
dencia
se derivaba de los importantes lazos comerciales que mantenian —con piieblos del Norte de Europa,
por vra. marttima.
Antonio Sergio,
en
-suobra “Introducción
Geógr&fico-Sociológica
a la Historia
de Portugal”,
atribuye una, importancia decisiva a este factor. Concurriendo también a este mismo resultado de desvinculación, existia en la parte meridional -del Condado una organizaci6n e influencia de ios nobles, constituyendo —— “la autoridad del rey la única fuente equilibrio entre clases de intereses opuestos1’ (Dr. HermenoSaraiva, en “Historia Concisa de Portugal”). El mismo clero también pugnaba por la independencia de sus diócesis. Las -citadas circunstancias habrían proporcionado ‘a base de apoyo humano, — espiritual y logrstico que hizo factible la rebelión encabezada por Alfonso Henriques y que condujo ala posterior aqüiescencia del Papa a ia indepen dencia de Portugal. Principalmente, el Sumo Pontffice estarfa interesado en que los prfncipes católicos ibéricos dejaran de guerrear entre sf y se -dedicasen antes, con el alma y el corazón, a la expulsión de ios Moros de la Pentnsula.
VIABILIZACION TERRITORIAL
El
óbjetivo de crear condiciones de viabilización para el Fais,dotando su territorio de la mayor extensión y longitud de costas posibles, al coincidir coñ los intereses del Papa y con la disponibilidad de los cru zados que paraban a lo largo de la costa para ayudar a expulsar a iosmo ros, dió como resultado ia toma de toda la faja costera hasta la desembo cadura del Guadiana. Entre las conquistas hechas para entonces destacan como decisivas para la futura capacidad de supervivencia del Pafs, las de Lisboa (por el valor estratégico de su posición, por la riqueza agrf cola y
aurffera dé su región circundante, por la existencia de su entonces ya muy importante posición comercial e incluso por la laboriosa población judio y neo—cristiana que utilizaba su puerto para el importante comercio martti— mo que mantenra con el extranjero) y de Alcacez do Sal, cuyas exportacio nes de sal, e incluso de ppscado, hacia el Norte de Europa, contribuyeron también en gran medida a ‘a viabilidad económica de Portugal . Esta con——
quista de la costa tuvo como consecuencia acentuar todavf a m&s el carc— ter atl&ntico del Pats y de su población, contribuyendo de modo decisivo a su individualidad muy diferenciada de las restantes del contexto ibérico , -hasta tal punto que Portugal consiguió ser el único caso triunfañte hasta— hoy de un vasto movimiento emancipador de ios pueblos inci&do entonces,
Jaime
Cortesao,
en su obra
factores
democr&ticos
de la
formación
de Portugal”,
.caracteriza
el proceso
citado de la siguiente
for
ma:
al alborear
el siglo
XII.
...el pueblo ocupa toda la costa y crea
el género de vida nacional,
la Nación se organiza
con función marhirna
y,
por este esfuerzo
de masas,
Portugal
comienza
a vivir una vida propia..
.“La forma misma
del territorio
continental,
alargado
en el sentido Norte
—Sur
y relativamente
ancho, menos extenso en el sentido Oeste-Este,
no
—deja de reflejar,
por si: mismo,
la mayor preocupación
por el car.cter
li
toral
y, quiz&s, también
las mayores
dificultades
encontradas
en ios inten
tos de expansión
hacia el Este.
“INSULARIDAD”
DEL CONTINENTE
La “atianticidad”
del territorio
del Continente
facilitó
el apo
yo a la supervivencia
de Portugal
por las potencias
mari:timas
del Norte
—de Europa,
interesadas
de forma manifiesta
en evitar que la Peni:nsula
y—
con ella, todo el mar interterritorial
portugués,
cayera en manos de los
—castellanos,
ciertamente
por el recelo ante los riesaos
que
unasituación
de
este
tipo podr:a crearles
para el libre tr&nsito de sus navlos en el &rea
——mari:tima
ibero—atlántica
y en el estrecho
de Gibraltar.
El episodio
de
la-Armada
Invencible
y la ocupación
de las Azores
(después
de una heroica
-resistencia
de
sushabitantes,
que consiguieron
con todo mantener
una tie
rra
portuguesa
libre,
en la isla Terceira,
del 1580 al 1583), hechos ocu——
rridos
durante
la dominación
de ios reyes “Felipes”,
confirmaron
la
ra-zón de ser de aquel recelo y constituyeron
desde luego, un ejemplo
que no
apeteci:a ver repetido
en el futuro.
-
Ofrece interés,
incluso,
recoger
que Dan Stanilawsky,
en su
libro
“La individualidad
de Portugal’;!,
sostiene
que la supervivencia
de
——Portugal
como pai:s independiente
a lo largo de siglos se habr& debido
a-las circunstancias
de verificarse
una debilitación
de las poblaciones
y
de-las actividades
a lo largo de la frontera
con Espaia,
de que los nos inter
nacionales
no son navegables,
y de que el pai:s vecino: no necesita
realmen
te utilizar
los puertos
portugueses.
El autor querría
decir,
sin duda, que
si se hubiera
realizado
lo contrario,
el mayor potencial
estratégico
(de-mogr&fico,
económico,
etc.) de España muy probablemente,
habr:a
hecho
PORTUGAL
—LA EXPANSION PORTUGUESA
EN LA PENINSULA IBERICA
Territorio conquistado a
los
moros
de la estrecha
faja territorial
del continente
una mera plataforma
de servi
cios,
con la consiguiente
pérdida de la independencia
real de los portugue
ses.
El refugio buscado por éstos en el Atl&ntico,
corno estratégia
de su——
pervvéncia
frente a Espaiía,
justifica,
en efecto,
la afirmación
de que
el-Continente
se ha comportado
geoestratégicamente
como una auténtica
isla,
lo que, juntamente
con las islas atl&nticas,
da lugar a una especie
de
“se-mi—archipiélago”.
Incluso hoy en dra, la concentración
de. l& población en
—el litoral
y el
gran
predominio
de los transportes
marítimos
en el comér-—
cio exterior
portugués
(m&s del 90
porciento),
que se desarrolla
principj
mente
con la Europa del Norte,
indican que persiste
dicho “comportamien
to insular”
del Continente,
y esto no constituye
un hecho extraordinario,
to
da véz qué los patses del Norté de Europa no utilizan
tampoco los púertos
y las vas
térrestres
de la Penrnsuia
Ib6rica,
aunque pasen muchos navtos
la vista de la costa portuguesa.
La misma
Espaía,
que tiene entre ella
y
-9-el resto de Europa
la barrera
de Francia,
depende de las comunicaciones
maHtimas
para su comercio
exterior
de forma anloga
a la de Portugal.
Aún cuando los tiempos
actuales
sean verdaderamente
de otra
naturaleza,
puede muy bien ser útil no olvidar,
y mucho menos no despre
ciar,
las lecciones
y las interpretaciones
del pasado,
no disponiendo
de
——forma
irreflexiva
de la
del territorio
del Continente
en bene
ficio de los vecinos,
por lo menos antes de que un desarrollo
previo delia
tenor
continental
evite que los nos,
los puertos
y ‘as Zonas
Económicas-Exclusivas
Nacionales
puedan convertirse
imprudentemente
en m&s españo
les que portugueses.
Por otro lado, no valdrá
la pena ni convendrá,
desde
luego,
alimentar
ilusiones
tales como la de que los puertos del Continente
puedan
pasar a servir
a Europa,
sabiéndose
perfectamente
que ésta es
-—mucho
m&s barata y libre de preocupaciones
en la travesa
del territorio
español,
llevar su tr&fico marftimo
directamente
a sus propios
puertos
-—distribuidores,
Los españoles
ser&n, por otra parte,
los primeros
en po
der comprender
esto,
pues tienen buenas razones
para quejarse
ante los
-bloqueos
que sus productos
agrfcolas
han sufrido
en territorio
francés
en
el transito
hacia el resto de Europa.
Los puertos
del Continente
pudieran,
en efecto servir
a Europa,
pero solamente
en su modalidad
de trasbordo,
como,
por otro lado, siempre
ocurri6
a lo largo de la Historia.
LA ALTERNATIVA
ATLANTICA
Interesa
destacar
dos acontecimientos
históricos
de entre aque
lbs
qué pusieron
en evidencia
la importancia
y la sensibilidad
de la at1ánj
cidad para la seguridad
del Pais.
El primero
se refiere
a la introducción—
de la Península
Ibérica
en las disputas
europeas,
durante
la Guerra
de los
Cien Años, en la que Portugal
e Inglaterra
se aliaron
para hacer frente
a—
la coalición
que en determinado
momento
se estableció
entre Francia
y
--Castilla.
La amarga
y peligrosa
experiencia
de varias
invasiones
castella
nas sufridas
por aquel entonces
y el declive del interés
de los ingleses
por
los asuntos
peninsulares
después
de su derrota
frente
a los franceses
en
-aquella
guerra,
debieron
haber inducido a los estrategas
portugueses
a
--abandonar
la idea de posibilitar
al Pars en la búsqueda del equilibrio
geo
estratégico
con Castilla
a. través de la expansión
del territorio
hacia el in
tenor
de la Penlnsula.
y pasar a intentarlo
en l dirección
del mar.
Esta—
seria una de las explicaciones, entre otras aireadas, de la ocupación de -Plazas fuertes en el Norte de Africa y del descubrimiento, poblamiento y-desarrollo de ios archipiélagos de las Azores y de Madeira. Sea lo que — fuere, lo que parece cierto es que la alternativa atl&ntica acab6 por actuar como afirmación portuguesa de su independencia conseguida frente a
las
— tendencias hegemónicas y unificadoras de Castilla, hecho que no puede ha ber dejado de quedar grabado en la memoria nacional. Entretanto, fué --efectivamente en aquel perfodo cuando tuvo su génesis el interés de Ingla terra por Portugal y se firmó la célebre alianza entre portugueses e ingle ses, que tan amplia influencia iba a tener en la Historia del País, y que to davra hoy perdura.Fué por consiguiente también a partir de aquellos momentos -cruciales que algunos de nuestros m&s capaces antepasados se fueron a —— los archipiélagos atl&nticos a cumplir ‘os designios de la Historia de la su pervivencia del Pafs, y que ellos y sus habitantes pasaron a tener un papel geoestratégjco en la génesis del Mundo Occidental de la responsabilidad de Portugal, repartida posteriormente con otras potencias en su expansión, — consoljdacjón y preservación. El papel internacional que los archipiélagos de Madeira y de las Azores tuvieron y tienen hoy en df a (lo cual est& natu ralmente a merced de los imponderables del eqüilibrio mundial); los con--tactos
con
navegantes, comerciantes, piratas y turistas extranjeros; la fi jación de extranjeros y la emigración que ha restablecido a lo largo de ios siglos el equilibrio entre la producción y el consumo nacional, constituyen una repetición de lo acontecido y una fotocopia de lo que acontece en el —— Continente, constituyendo por esto, finalmente, un motivo m&s de identi-dad entre los habitantes de todas las parcelas del territorio nacional, El — otro acontecimiento histórico destacado en la memória de los portugueses, y que merecer& que se considere de un modo delicado en su eÉtrategia de— supervivencia, consistió en la pérdida de dominio de su mar en favor de -Espafia, lo que precipitó a este pafs cerrar en 1580 el cerco estratégico -del Continente del que habla el profesor Jorge Borges de Macelo (n2 13 de la Revista “Nacao e Defesa” del Instituto de Defeñsa Nacional), y proceder al desembarco ttfjj0II de las fuerzas del Duque de Alba en la región de Ca.scais, los cuales vencieron la resistencia que D. Antonio les opuso en-las riberas del Alc&ntara, entonces el limite occidental de Lisboa.LA IMPORTANCIA
DEL MAR
El dominio del mar fué siempre
un factor decisivo
de la resis
tencia
que el reducto final constituido
por la región de Lisboa opuso a los—
invasores.
AsI ocurrió
con el Duque de Alba, con Wellignton
(la cuarta
nea de
fueron los fuertes
ribere?os
y los navios de guerra
dispues
tos desde el Guincho hasta Alhandra,
aguas arriba
del Tajo),
y con Napier,
éste
al servicio
de la causa liberal.
Curiosamente,
los estrategas
extranj
ros
demostraron
siempre
tener la noción clara de la importancia
del domi
nio del mar en la estrategia
militar
en lo que concierne
al Continente
portu
gués.
La localización
geogr&fica,
el car&cter
litoral
y la “atiantici-—
dad”,
adem&s del patrimonio
espiritual
y cultural,
est&n en la génesis,
en
la viabilidad
y en la preservación
de la independencia
nacional,
y constitu
yen las mayores
bazas del Pais en el escenario
internacional.
Por eso, na
die deberá mostrarse
sorprendido
del hecho de que en la filosoff a nacional
de defensa de los portugueses
perduren
manifestaciones
de stntomas
de
——“claustrofobia
gogr&fical
siempre
que busquen convencerlos
de repartir—
con otros su mar que es su puerta
abierta
a la libertad,
su “género
de vida”
y un eslabón de cohesión de su territorio
de naturaleza
de Iemiarchipiéla_
goI que esvital para la viabilidad
y para la propia supervivencia
del País.
Que esta Ilclaustrofobjatt
forma parte efectivamentede
la institución
ñacio
nal de defensa
que los portugueses
han de volver a descubrir
urgentemente,
se demostró
con la crisis
de la pesca con España,
en la que, a pesar de t
do, pescadores
y arm adores sintieron
al unsono
con los gobernantes
,que
se trataba
esencialmente
de un Iproblema
de soberanía
nacional)’
Y esto no tiene nada que ver directamente
con España,
un vecj
no con quien siempre
son de desear
las mejores
relaciones.
Pero,
dado
——que las mejores
relaciones
no pueden dejar de ser también las m.s segu—
ras,
será conveniente
que los portugueses
tengan,
si es posible,
un mejor
conocimiento
de las raicés
de su Pais,
Para que no suceda,
como en el ca
so del acuerdo
de pesca,
que haya que hacer marcha
atrás.
LAS VOCACIONES DE PORTUGAL
Y LAS GRANDES ALTERNATIVAS
NACIONALES
En dos artículos
anteriores
relacionados
con el mismo tem a
——central
se defendió la necesidad
de reflexionar
en el ámbito nacional sobre
la defensa ampliada
como primera
medida a tomar en este campo. También
se abordaron
cuestiones
relacionadas
con la individualidad
y la independen
cia nacional.
En el presente
artkulo,
con el mismo propósito
de sensibili
zación
de los dos anteriores,
se hacen algunas reflexiones
sobre la base de
las vocaciones
destacadas
de Portugal.
PORTUGAL,
LOS EE.UU.
DE AMERICA Y ESPAÑA
El análisis
histórico
demuestraque
la vocación
atl&ntica contri
buyó de forma coñsiderable
a la viabiliz ación y a la preservación
de la mdi
vidualidad
e independencia
nacionales,
y estuvo en la raiz u origen de un
-—proceso
histórico
notable.
No habria podido ser de otra manera
para un
——pais cercado
por Espafa
por todos sus costados
excepto por el Atlántico,
y
que éste constituta
el camino posible para la afirmación
nacional
frente a
-la Castil-la
hegemónica.
Desde luegó
,algunos
pafses del Norte de Europa,
—viendo
en dicha hegemonta
de Castilla
una amenaza
para sus intereses
mart
timos
en tan importante
región,
apoyaron y a los portugueses.
El interés
de
las naciones
marttimas
por el potencial
geoestratégico
de Portugal
se rea—
firmó
en el momento de la creación
de la Alianza Atl&ntica,
cuando el Pats
fué invitado a adherirse
como miembro
fundador,
con una ciar a preferencia
en relación
a Espafía.
La mayor “atlanticidacP’
del conjunto territorial
por—
tugués,
que se ve acentuada
de modo singular
por su proyección
hacia el
-—mar
por los archipiélagos
—principalmente
por el de las Azores
en el caso—
concreto— fué desde luego el factor decisivo
en aquella circunstancia.
El
——significado
geoestratégico
espectfico
de la hlatlanticidadU
del conjunto terri
tonal
portugués
parece haber sido
también perfectamente
comprendido
por
la OTAN al incluirlo totalmente en el Mando Supremo Aliado del Atl&ntico Norte, con sede en los EE.UU. de América, o TISACLANTI?, y no en el—— Mando Supremo Aliado de Europa, 11SACEUR” Esta opción de ios alia
dos parece haber sido reafirmada recientemente por su concpr’dancia con— el rechazo portugués de la sugerencia española de atraer al País a un Man do Militar Unificado para la Península Ibérica, e incluso por la aceptación formal de la pretensión de Portugal de reservarse para él el Mando opera tivo maHtimo del Area Ibero-Atl&ntica, 11JBERLANT”, que tiene su sede en Oeiras y un Comandante portugués. La aceptación de esta pretensiónna cional habr& correspondido tal vez a la anuencia aijada á la postura portu guesa de que, en la estructuración y en la atribución de mandos de
laOTAN,
ha de concederse primacfa a la vocación geoestratégica específica de los — territorios de los paises miembros, y no a su respectivo poder’o militar, ex actam ente para evitar que las posibles “reestructuraciones dim ensiona les11 de aquéllas, puedan derivar de estrategias que busquen aprovecharse de la Alianza rara conseguir objetivos extraños a. su espli’itu. A esté pro pósito, son muy conocidos los reflejos de la reestructuración del sector de pesca de España en las apetencias que este pafs viene demostrando por el— mar portugués.
Mientras tanto, el hecho de que el actual Gobierno del pafs ve cino haya congelado su ingreso en la estructura de defensa militar de la—— OTAN puede tener relación con las dificultades de inserción de Ceuta y Me lilia en el &rea geogr&fica de la Alianza, significar el reçhazo de una es— tructura de mandos que “consagre” de alguna manera el presente estatuto— pol.ttico de Gibraltar, y puede tener algo que ver, incluso, con ‘a cuestión de ios euromisiles. Pero podría tener igualmente como fundamento una dis
cordancia respecto a la falta de deseo de los aliados de atribuir formaimen te alguna responsabilidad atlántica a España, quizás en el propio ‘IIBER_T_ LANTI!. Sea lo que fuere, lo que resulta cierto es que los españoles opta ron de momento por la renovación del acuerdo bilateral de defensa que ya— tendian susérito con los EE.UU. de América, y que integre de todas. for—— mas su pais en la defensa militar de Occidente, Este acuerdo es preocu— pante para Portugal, principalmente porque, en su versión anterior, el pa trimonio geoestratégico portugués aparecfa distribuido en dos &rea.s de in terés, unaespañola (que englobaba el Continente y Madeira), y otra nortea mericana (incluyendo las Azores). Esta circunstancia demuestra por qué -la confianza de ios portugueses en sus aliados y amigos ha de tener sus li— mites. Ya incluso, porque se comprueba de dicha disposición operativa
his
peno—americana puede corresponder finalmente a 1a ya citada sugerencia— española de un mando militar unificado para la Penfnsuia. y la separación — de las Azores del “IBERLANT” portugués (donde est&n sólo el Continente y-14-la is-14-la de Madeira), los cuales se encuentran insertos en el M ando OTAN Norteamericano del mismo nivel, el
“WESTLANT”,
La verdad es que ios ciudadanos portugueses habr&n de persuadirse de que si esto es posible,-es decir, si el propio IBERLNTl puede llegar en su da a transformar se en una simple fachada para acallar” a los portugueses, ser. principal mente porque ios aliados y amigos tienen motivos para no reconocer laca pacidad suficiente a la actual defensa militar de Portugal —en términos de adecuación de la concepción estratégica y de medios- para garantizar un— nivel de seguridad en concordancia con la importancia que el territorio y el espacio interterritorial portugués tiene para la región y para Occidente. Esto demuestra claramente que la diferencia entre que el potencial geoes tratégico portugués pueda ser una baza para la áfirmación del Pais en el -contexto peninsular y occidental, o un grave problema de seguridad, resi de en que su defensa militar pueda ser o no un instrumento de soberanía y de participación responsable del Pais en la OTAN.PORTUGAL Y LACEE
En lo que concierne a su vocación europea, ésta se deriva del interés politico—económico manifestado por ios Gobiernos portugueses: de adherirse a la CEE. Pero, en este caso, en un claro contraste con lo su cedido con ‘a OTAN, aparte de que el proyecto de adhesión corresponde -,a una iniciativa de Portugal, ésta al concretarse, parece que no podr& ha.
cerse sin la compafíra formal de España. Ocurre adem&s que la entrada — de la Penfnsula Ibérica en la CEE parece tener para los polfticos comuni— tarios un interés inferior al que manifiestan por el Norte de Africa, con — cuyo concurso -adem&s de poder obtener hidrocarburos que les obliga a -aceptar a cambio productos agrícolas competitivos con los españoles- es peraron posiblemente poder convertir el Mediterr&neo én un “Mar inte——— rior” de un espacio soñado de compIement’ariedd y de. autosuficiencja euro africana. La desviación del interés estratégico de Francia del Atl&ntico -Norte hacia el Mediterr&neo ya que, por otra parte, muy evidente años —— atrás, cuando decidió sorprendentemente trasladar su escuadre, principal (incluyendo los dos portaaviones) dé Brest a Tolón, con el propósito decl: rado de establecer allí una presencia naval europea para contraponerse a las foráneas norteamericana.y sovÍtica., Recientemente ia convocatoria — de una conferencia mediterr&nea por el Presidente Miterrand para anali——
zar con los Gobernantes
de Tunicia,
Argelia
y Marruecos
las consecuen——
cias
para estos países de lengua francesa
—que tienen suscrito
un acuerdo
especial
con la CEE- del ingreso de Espa?ía y de Portugal
en la
Comuni-dad,
parece
confirmar
efectivamente
el mayor interés
de ésta en el Medj
terr&neo
que en el Península
Ibérica.
PORTUGAL
Y LOS PAISES
DE
LENGUA OFICIAL PORTUGUESA
Otra vocación específica
de Portugal
se deriva de los lazos e
pirituales
seculares
mantenidos
con otros países de lengua portuguesa
(lo
que se denominar&
impropiamente
Ulusitanidadfl
sólo para disponer
de un
término
de correspondencia
literaria
con los consagrados
de tl1atinidad
e
1thispanidad1t),
entre los que el gigante Brasil,
por la cohesión
y dimensión
que presenta,
constituye
un ejemplo de asombrosa
realidad.
Ocurre
que,
-de los países africanos
de lengua oficial portuguesa
llegan indicios
de inte
rés
por emigrantes
portugueses
,al parecer
,por creer
que su posible esta
blecimiento
en ellos podría llegar a contribuir,
entre otras cosas,
a ayudar
a defender
su individualidad
y su cohesión,
y de este modo, la dimensión
te
rritorial
heredada,
Curiosamente,
de los EE.UU.
de América
y de la CEE
también
llegan estímulos
para que se responda
al llamamiento
de la Ulusita
que se considera
de interés
por creer
que podría contribuir
a que—
los países del Africa
Negra no se distancien
de Occidente.
Responder
a di
chos llamamientos,
quesona
fin de cuentas
una prueba de vocación recono
cida por otros
,no ser& solo de interés
espiritual
para Portugal
,sino que—
podrá
contribuir
también a atenuar
el problema
de desequilibrio
nacional
entre
el consumo yla producción,y
para encontrar
mercados
concurrentes
ms
propicios
para la actual competitividad
de las industrias
yservicios
—portugueses.
EL ATLANTICO,
LA CEE Y LA COOPERACION
Desde
el punto de vista de la defensa,
la vocación atl&ñtica s
ré ms
segura que la europea
para la cohesión
interterritorial,
ademas
de
-16-ser aquélla de la que el País puede sacar efectivamente un mayor partido’-negociador de su potencial geoéstrat&gico. Por otro lado, la “lusitanidad” refuerza el papel del País en cualquiera de las vocaciones. En principio, una alternativa u opción ‘qué represente un equilibrio entre el interés real de las tres naciones podr& la ms conveniente, principalmente sise tuvie ra el cuidado de no llevar tan lejos la opción europea que se llegue a las —— exageraciones “suicidas” de volver las espaldas al Atlntico (descuidando, por ejemplo, los transportes marítimos) y de alimentar ilusiones sobre una especie de bloque ibérico que solo reforzarla el poder negociador de — °España y disminuirla el de Portugal, principalmente cuando las Regiones -Autónomas no han definido todavía sus posturas respecto a la CEE. La al— ternativa europea aunque puede conducir a un desarrollo y modernización -qüe refuercen la ‘iñd’ividúalidad y la independencia del País frente a España, y que potencien el interés de los paises de lengua portuguesa por la Coope— ración con Portugal, puede simult&neamente llevar a la dilución de la pro pia en una “latinidad” que, dado que se est& utilizando como-instrumento estratégico de la influencia francesa, es capaz de poder llegar a ser perjudicial para la preservación de la individualidad de los nuevos —-países africanos de lengua portuguesa, Dsde el punto de vista de la defensa, la opción europea podía ser considerada, tal vez , dentro de una perspectiva pragm&tica de desarrollo sin componentes los grados de libertad de acción nacional (que, por otra parte , ninguno de dos actuales miembros de la CEE se ha atrevido a sacrificar), apostando, por ejemplo, por ún proyecto del — g6ñero ‘de “Europa de
las
Patrias”, que no pusiera en peliro la llusjtnj__ dad” ,,y la-solidaridad con elcontinente norteamericano, de la cual lamis-rna
Europa no puede prescindir en ocasión de dos guerras Para resistir a -la pótencia contiñental• Lo que se• anticipa no se sabe en definitiva de la —— tradicional y prudente estratégia nácional de alianza o de conformidad con— la pótencia maritima dominante y de la introducción de relación condentro de espacios m&s amplios que la Peninsula Ibérica.
LA POTENCIA MARITIMA Y LA CRECIENTE IMPORTANCIA DEL PACI FICO Y DEL INDICO
Dado que Portugal , siempre que no pudo disponer de potencial estratégico para reconocer su propio camino, se vió obligado a conformar su estratia con la de la potencia. marítima dóminante, será de interés, —
por tanto, analizar lo que pasa con esta última. La potencia marítima son los Estados Unidos de América desde la Segunda Guerra lvlundial , cuando se vieron obligados a apoyar a Inglaterra en el Atlntico para combatir la amenaza de bloqueo de ios submarinos alemanes a este país, y a sustituir la en el Pacífico, con un éxito espectacular, después de haber demostrado su incapacidad para detener al Jap6n. Por otro lado, desde que el Pacífico pás5 a ser también un &rea de interés de la- potencia marítima, solo un -— país insular con el debido potencial, -como son los EE.UU. de América, po drf
a
desempefiar tal papel..De ahí, que aparte de la “solidaridad atl&ntica”, la nueva: p tencia marítima necesite desarrollar también una “solidaridad pacífica” —-con los países asiáticos riberefos, peninsulares e insulares, que la propia ayuda norteafriericana,en particular la tecnol6gica,
ayudé
entre tanto a -arrancar hacia un desarrollo espectacular que t1amenazatt con llevar a Asia a una importancia estratégica superior a la de Europa.Por otro lado, en el Pacífico ha hecho ya su aparicién el poder naval ‘y aéreo de la URSS. Y China, cuando pueda dedicarse ms al exte—— rior, no dejara desde luego, de desarrollar el poder marítimó, e incluso ,— tal vez, el nuclear correspondiente0 Simultáneamente, los norteamerica—— nos parecen haberse dado cuenta ya de que a la URSS le sería posible con seguir la ruptura de la “solidaridad atlntica” por medio de la estrategia indirecta, especialmente por la exhibicién de un poderío convencional y nu clear que aterrorice a los Europeos, y poniendo dificultades de acceso de— los mismos a las fuentes de abastecimiento externas de hidrocarburos en-el Golfo Pérsico y de minerales estratégicos en el Africa Austral, así co mo por la institucién de ambas &reas por Siberia , sin el riesgo de provo car un holocausto nuclear al que conduciría, sin duda, una posible inter-— vencién militar directa en Europa. De acuerdo con dicha percepcién, los—
EE.UU. de América estarían ahora tratando de “desdramatizar” el frente Oriental de una Europa que se retrasa en lograr una armonía político-mi litar que la ponga a cubierto de un destino posible de mera pen1nsj1a geo— gráfica y espiritual del continente euro—asiático. El mismo problema ale— m&n, que es probablemente una mezcla de aspiraciones de reafirmacién na cionalista y de reunificaci6n territorial ,pero que crea dudas entre el neu tralismo y la defensa europea, constituye una incégnita para la viabilidad de la CEE e incluso del actual esquema de defensa de Occidente. Por eso, no es de extrafiar , que los EE.UU. de América hayan optado por la tradi cional estrategia de una potencia marítima9 concentrando sus recursos en la recuperacién del poder naval; en la -constitucién de una guerra de inter venci6n r&pida; en el refuerzo de la capacidad-de transporte militar man—
timo
y aéreo (“sealift”
y “airlift”)
y en la búsqueda de puntos de apoyo pe
riféricos
—peninsulares,
insulares
e incluso flotantes,
como ocurrió
en el
Mar de Arabia— para su articulación,
con vistas de ejercicio
de la presen
cia militar
preventiva
y reactiva
en &reas del globo que considera
vitales—
para
la defensa de Occidente,
de modo concreto
en el frente oriental
euro
peo,
en Oriente
Medio y en el Golfo Pérsico.
La nueva concepción
estratégica
de tndole marftima
de los
——EE.UU.
de América
podr’a estar ya teniendo repercusiones
en la Región
Atl&ntica
ibero-Africana,
dada su reciente
definición
de Portugal
como
--“eslabón
vital de la defensa de Occidente”,
lo que parece denunciar
un in
terés,
renovado
por el espacio
portugues.
Una filosoffa
nacional de defensa,
si existiera,
es seguro que
ya habrfa impuesto
la creación
de un departamento
de información
estraté
gica que pudiese detectar
y explicar,
de modo r&pido, las evoluciones
de—
situación
como la mencionada,
y alertar
sobre sus posibles
repercusiones
para
el Pafs.
Pero,
a
faltade ella, el instituto
nacional de defensa,
que
—aquella
no podr& jam&s contrariar
o engaiar,
es seguro
que se dar& cuen
ta de lo que
est&
en juego es uná alternativa
entre un universo
continental
euro—africano
que busca su viabilidad
de forma prioritaria
por unas rutas
mediterr&neas,
en el cual el pas solo puede tener un papel proporcional
a
su dimensión
económica,
y un universo
marftimo
de raiz atl&ntica amplia
do a tódo el Occidente
actual,
donde podr& disponer
de influencias
y de
conrapartidas
correspondientes
a
la gran baza geoestratégica
naciona1
Si
——no fuera posible la hipótesis ms cómoda para el País, que sería la de una integración de esfuerzos entre los dos universos, el mismo instinto no de— jar& de inclinarse por aquello en la que ios principales factores de libertad de unión nacional, —el potencial geoestrat€gico, la cohesión interterritorial y la “lusitanidad- tendr&n, en principio, mayores posibilidades de afirma ción, Sea lo que fuere, lo que constituye un hecho real es que se trata efqç tivamente de una alternativa de gran estratia demasiado seria para los -destinos del País para que pueda ser confiada a una óptica predominante—-. mente economicista y meramente coyuntural.
VULNERABILIDADES NACIONALES Y AMENAZAS AL PAIS
En artículos anteriores sobre el mismo tema principal se in—— tentó lanécesidaddeunareflexj6ngeneriizdde los portugueses como pri
mera medida de defensa, se hicieron consideraciones sobre la g&nesis y — supervivencia de Portugal , y se recogieron las vocaciones destacadas del — País, desde el punto de vista de la defensa, y con el propósito de lograr —. una sensibilización, En el presente artículo se abordan los aspectos geo—— gr&ficos tal vez m.s importantes del territorio nacional y su relación con la temática. de las amenazas del País,
EL TERRITORIO NACIONAL Y LA VIABILIDAD DEL PAIS
¿Habr& llegado el territorio nacional realmente a su dimen—— sión nuclear, esto es, a la mínima que permite todavía satisfacer la exi gencia de viabilidad del País?. En primer lugar habr que reconocerse --que el conjunto territorial nacional , con su cohesión atemperada por la——. flexibilidad de las autonomías regionales, se ha revelado como marco se guro entre las tendencias unificadoras supranacionales y las tentaciones — fragmentarias regionales de los tiempos presentes, posibilitando una li—— bertad de acción desde luego superior a la que con mucha probabilidad se— ría permitida en otras circunstancias a cualqüiera delas parcelas, inclu so en una situación formal de independencia. El propio Continen
-20-ZONA
EcQNDMÍA
EXCLUSIVA
te,
siestuviera
aislado,
podria correr
riesgós
de transformarse
el mis—
mo en uno o m&s Paises
Vascos”,
para disolverse
posibleménte
en una—
Espafta
que fu recientemente
dividida en 17 regiones
autbnomas,
acordn
dose de forma irresistible
de la idea de Unamuno de la “portugalizaci6n”—
de la Peninsula.
En lo concerniente,
al requisito
de viabilidad,
la mismadj
versidad
del clima y de las actividades
productivas
delas
tres
parcelas’-del territorio
nacional
puede
ser enriquecedóra
y dinamizadora
del conjü
to, si se intérpreta
y aprovecha
dentro de una perspectiva
de complemen
tariedad
nacional
•Por otro lado,
háy que dars óuenta de que solo la cohe—
si6n del conjunto nacional hace posible la “existencia
funcional”
de una au
tntica
cuarta parcela
como es el espacio maritimo
interterritorial,
que
s aquella en la quó realmente
se cruzan las rutas vitales de abastecime
RUTAS OMERC!ALES
.—‘--—RÚTAS
UESOCORRO
A:EUROPA
—21--to y de auxilio militar a Europa. Esta auténtica cuarta parcela territorial confiere realme-ite al País gran parte de su poder negociador y constituye el
soporte
de la vastísima
Zona Económica
Exclusiva
(ZEE) total,
que ya
se ha denominado
como tiparte
del Leóntl del Atl&ntico Norte por terceros.El espacio
interterrjtorjal
y la ZEE total represa-tan
un incremento
nota
ble del patrimonio
geoestratgjco
común de los portugueses
continentales-e insularcontinentales-es,
constituyendo,
por asi decirlo,
una especie de premio
a su
—cohesión.
UN CONCEPTO DE AMENAZA
La percepción
de la existencia
de amenazas
contra
la preser
vación
del
patrimonio común es indispensablepara que se despierte
la so
lidaridad
y la voluntad colectiva
de defensa.
En cuanto a las amenazas,
es
obligado
que se diga que las mismas
se derivan
hoy en da mucho m&s de
—las vulnerabilidades
que un país presenta,
dado que constituyen
riesgos
pa
ra su seguridad
porque pueden ser explotadas
por adversarios
de sus inte
reses
por medio de sutiles
procesos
indirectos,
Por esto mismo,
hoy
se-dice que un país est& principalmente
amenazado
por sus propias
vulnerabí
lidades,
y que una reflexión
sobre la defensa es, ante todo, una reflexión—
sobre
sus vulnerabilidades.
CERcADOS
POR ESPAÑA PORTODO.5
LOS COSTADOS
MENOS POR UNO
Como una vulnerabilidad
de las ms
importantes
de Portugal
se seíala
en primer
lugar la
servidumbre geográficadel Continente
en re
lación
con Espafa.
Porque
el mismo esta cercado
de modo efectivo por Es
paf’a por todos sus lados,
menos por el mar,
la libertad
de maniobra
del-País
será defendida
haciendo
todo lo posible por aminorar
las consecuen——
cias de dicha servidumbre,
no haciendo ni consintiendo
nunca nada que las
pueda acentuar.
Pór esto, desde el punto de vista de la seguridad,
sería
-conveniente
desde luego,
no poner de forma inconsiderada,
al servicio
del
pats vecino los puertos, las islas y el mar portugués, y no aumentar las — dependencias energéticas (gasoductos, centrales nucleares , etc) y de trans
portes del territorio español, por lo menos antes de un desarrollo capaz -del Pats, y de la. garantTa de las indispensables alternativas que puedan —— asegurar la libertad de maniobra nacional. En efecto, el desarrollo, el —— abastecimiento diversificado de energra y los transportes marrtimos y aé reos autónomos son, indiscutiblemente, factores de independencia nacio-nal. Para dar un ejemplo, si el Portugal Continental se viera hoy m.s de
pendiente en energía y en transportes, e incluso económicamente, del te rritorio vecino, ¿qué grado de libertad le quedarian al Pais para negociar
con serenidad la diffcii y crucial cuestión de la pesca española en aguas te rritoriales y jurisdiccionales portuguesas? . La cuestión del bloqueo del
--Guadiana, que también fué objeto de amenazas de los españoles, es un —— ejemplo que no debe menospréciarse.
LA DISCONTINUIDAD DEL TERRITORIO NACIONAL
Otra vulnerabilidad muy importante de Portugal consiste en la discontinuidad frsica de su territorio, lo que, añadido a su UnuclearidadU, hace de la cohesión interterritorialun objetivo vital nacional. Por eso se ra muy conveniente que ‘a generalidad de los portuguese tuviera concien cia de la verdadera necesidad de hacer de los espacios interterritorial e — interinsular auténticos eslabones de enlace, no permitiendo jamas que ac tuasen como medios de separación. Esto im.pondrra naturalmente el recur— sodetransportes marttimos y aéreos autónomos eficientes e ininterrumpi
bles; a telecomunicaciones perfectas; a la intensificación de fructiferas re laciones e interdependencias económicas , culturales y artisticas, etc. . .
LA SENSIBILIDAD DE LA SITUACION GEOGRAFICA DEL PAIS
La situación geogr&fica del conjunto territorial portugués pue de tanto constituir una potencialidad como una vulnerabilidad. El insigne geoestratega de la “Escuela francesa” Almirante Cólérier, en su obra—
—23-“Geografia y Geopolitica” , afirma que la ventaja que ios paises ribereí’ios— podr&n sacar de ‘a creciente importancia de su mar (pescado, hidrocarbu ro, nódulos polimet1icos y transportes), solo lo ser& realmente si tienen-medios autónomos para explotarla por si mismos,y sostiene que, si su te rritorio fuese punto obligado de las comunicaciones extranjeras, tendrán -que hacer frente entonces, a serios problemas de soberania. Para comple tar el cuadro, es Maurice Bertrand quien previene que la independencia y — la integridad territorial se preservan principalmente de los amigos y alia dos, y sólo la seguridad de los enemigos.
SOBERANIA, INDEPENDENCIA Y DEFENSA MILITAR
La soberania fué asegurada en la Segunda Guerra Mundial con— el contingente militar nacional destacado en las Azores, cuando éstas pasa: ron a ser utilizadas por los aliados Y tal vez, porque no ocurrió lo mis—— mo en la Primera Guerra Mundial, en que la defensa del archipiélago se de jó en manos de
los norteamericanos,
se produjo
un serio
brote
de separatis
mo que los EE.UU. de América se negaron, en honor a la verdad, a apoyar, desde luego por cuesti6n de lealtades y de dignidad, pero quiz&s también
--porque no dejaron de registrarse, en cierto momento, algunas manifestacio nes abiertas de desagrado por su presencia y conducta. De esto habr& de de ducirse que la falta de presencia militar nacional en las posiciones portugue sas que otros utilicen, aunque lo hagan a titulo de una defensa colectiva, —— constituye un& vulnerabilidad y un grave riesgo para el Pais. La falta de —— ocupación del mar interterritorial por medios navales oce.nicos y medios — aéreos con vocación maritima nacionales será otra vulnerabilidad, conside rando que el pais vecino podria, hipotéticamente, llegar a ser llamado a l1 nar el vacio con su creciente poder aeronaval. Que esto podrá sucedérexac tamente asi, se desprende de la distribución del territorio nacional en un —— rea de control espafiol (Continente y Madeira) y en otra de control nortea mericano hecho que fué subrayado en el tratado anterior de defensa hispano americano hecho que fué subrayado en el articulo precedente. La posible —— atribución de responsabilidades al poder aeronaval español en el Area Ibero Atl&ntico de la OTAN en tiempo de paz seria la forma posible de negar a -— Portugal:, en los momentos actuales, la afirmación de su individualidad pro
pia que consiguió a través de su opción atl&ntica, o de completar el cerco — estratégico del Continente, del que habla el profesor Jorge Borges de Mace
e’ —z —
do —véase el arti.culo (2). Tal cosa no conducirra, obviamente, a lá pérdi da inmediata, ni siquiera total, de la independencia, como sucedió en 1580,
pero s de prestigio y de influencia portuguesa en la Alianza Atl&ntica, y re presentaria principalmente una lamentable cesión al pars vecino de benefi— ciosas contrapartidas que él desde luego retiraria del usufructo de un patri monio que es portugués, todo ello con la decepción y desagrado seguro de -la pob-lación, de manera principal, en las Regiones Autónomas, ya suficien temente marcadas por las experiencias de la Primera Guerra Mundial y, — principalmente, por la ocupación filipina. De esta forma, decir como yase ha dicho y escrito muchas veces, que no hay fuerzas militares extranjeras que amenacen a Portugál, para con ello, secar dudas sobre la necesidad de la defensa militar es, por lo menos, una afirmación peligrosa. La verdad es que no hay solamente amenazas militares directas, que no hay sólo ame nazas en tiempo de guerra, ni que los que pueden amenazar son solo los —-enemigos declarados. De estó son otros ejemplos los conflictos entre alia dos como Inglaterra e Islandia y Grecia y Turqufa, todos ellos relaciona—— dos con l& explotación de las zonas económicas, exclusivas. Por otro lado, la preservación de la soberani:a e incluso de la supervivencia de Portugal, y las contrapartidas de todo orden (económicas, financieras, cienti:fico—tg nológicas, etc) que pueden obtenerse efectivamente de una participación
rnj
litar digna en la Alianza Atl&ntica, demuestran que la defensa militar del País no es solamente indispensable sino que no constituye por s mism a un gasto. La Defensa Militar significa para Portugal, &dem&s de otras cosas, una defensa legtima.de la soberanra y la garantra del usufructo de su patri monio geoestratégico a los fines del desarrollo y del cumplimiento del im portante papel internacional al que le da derecho.Convendría al propio tiempo poner de relieve, perfectamente -que las reservas naturales contra los aliados y amigos no corresponden a-una postura anti—OTAN. Nada m&s lejos de esto. Las precauciones de la — naturaleza citada, son comunes en paTses menos fuertes cuyo territorio es importante desde el punto de vista geoestratégico, como es el caso de No ruega que, por las mismas razones de soberanra y de preservación dél Pa trimonio, no permite el estacionamientó permanente de fuerzas militares aliadas en su territorio en tiempo de paz. Las reservas hechas tienen, por otro lado, mucho menos que ver con los españoles
(
a pesar de resur gir a veces proyectos anacrónicos de hegemonia peninsular alimentados — por algunas personas) y con otros aliados , que con los portugueses que parece que no comprenden que son los intereses, y hunca pretendidas amis tosas y convergencias culturales, tal vez muy interesantes (pero que pue den muy bien ser utilizadas como instrumentos de actuación estratégica—— indirecta), lo que cuenta efectivamente en el mundo frio y calculador de——