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Mye. Cambio de Planes

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Academic year: 2021

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(1)

Cambio de planes

Un nuevo día amanecía, la luz empezaba a iluminar la habitación. Empezó a abrir los ojos y sonrió. Estaba detrás de ella acariciándola suavemente y sonrió, pues notaba su miembro erecto, típico de ellos al levantarse.

E: Uhmmm (empezaba a estirarse) ¿Qué hora es? Jaime: Las 7 ya

E: No ha sonado el despertador

Jaime: Ya mismo sonará (la besó en el hombro) ¿estas nerviosa? E: Un poco, ya sabes... tenía tantas ganas de entrar aquí a trabajar... Jaime: Ya verás como todo sale bien. Eres muy buena enfermera. E: Si pero... bueno... a ver que tal

En ese momento sonó el despertador y Jaime lo apagó. Esther empezaba a levantarse y Jaime la intentaba parar.

E: Jejejej quitaaaa... ¿no pensarás que llegue tarde en mi primer día? Jejeje Jaime: Vaaale (la dejó)

Esther se levantó, estaba desnuda; Jaime la miraba medio apoyado en la almohada, Esther se giró, y vio cómo la miraba.

E: Aysssssss (poniendo cara de pillina)

Se dio una ducho corriendo y desayunó.

E: Jaime, hoy no vendré a dormir, voy para casa que la tengo... uff, tengo que planchar

y poner alguna lavadora, que tengo todo patas arriba...

Jaime: Vale tranquila, además hoy creo que me quedaré en el trabajo hasta tarde. E: Venga cariño (se acercó a la cama y le dio un beso)

Jaime: Adiós... y entra con buen pié... a la noche te llamo ¿vale? E: Jejejeje. Hasta luego...

Cuando se marchó, el móvil de Jaime sonaba. Lo cogió.

Jaime: Hola... ¿Qué tal?. Bien... me acabo de despertar. ¿Esta noche? Vale, si, sobre las

9 estaré aquí. Si, pásate y... y cenamos... bueno... (con voz insinuante) y... lo que surja... Un beso... yo también (colgó)

Esther llegaba al Hospital Central.

(2)

T: Hola Esther (salió de recepción y le saludó con un par de besos) Soy Teresa, estoy

siempre en recepción para lo que quieres ¿eh?... te estábamos esperando.

E: ¿Qué tal?

T: Bien. Bueno, mira, tienes que subir al despecho. Te están esperando en dirección. E: Vale.

T: Coge el ascensor, subes a la séptima planta y es la puerta del fondo a la derecha. Te

acompañaría pero... no puedo. Si quieres llamo a alguien para que lo haga...

E: No gracias, supongo que lo encontraré. T: Venga, mucha suerte y bienvenida... E: Gracias Teresa.

Cogió el ascensor. Dos médicos entraban en él también. La puerta se cerró y el ascensor iba subiendo.

J: Hoy creo que viene la nueva jefa de enfermeras V: Si,... a ver qué nos traen...

J: Bueno, con que sea la mitad de buena que lo era Elisa... nos conformaremos.

Esther miraba hacia el techo del ascensor con cara de circunstancias. Había más gente y prefirió no interferir en aquella conversación. En el quinto piso los doctores se

marcharon y se quedó sola hasta que subió al séptimo.

Tal y como le había dicho aquella extraña señora de recepción, se dirigió por el pasillo de la derecha hacia el fondo. En la puerta estaba colgado el letrero de "Dirección". Llamó y abrieron la puerta.

E: Hola (sonreía) soy Esther García, la nueva jefa de enfermeras

Angelines: Hola que tal. Me llamo Angelines. Pasa por favor. Ahora mismo te atienden. E: Gracias.

Angelines, pasó al despacho. Al rato salió indicando a Esther que podía pasar.

Estaba sentada en un sillón rotatorio, de espaldas a la puerta hablando por teléfono. Al sentir que se abría, se dio la vuelta.

M: Pasa por favor, siéntate, disculpa un momento... (haciéndole señas de que se sentara

y se volvió a girar)

E: Sí, sí... (se sentaba)

M: Vanessa, no quiero que le des bollos, prepárale unas tostadas y el cola –cao ¿vale?

Ah, y cuando le vayas a recoger por la tarde... nada de chucherías. Si... bueno, si se te pusiera muy pesada le compras unos gusanitos, pero nada mas... Vale, yo llegaré sobre las 7 más o menos. Venga... hasta luego (colgaba y se volvía a girar de cara a Esther) Perdona, soy Macarena Fernández, la directora del Hospital Central (le daba la mano)

E: Encantada Macarena, soy Esther García. M: A ver... (cogía su currículum)

Era alta, delgada, pelo largo y melena castaña muy bien cuidada. Unos grandes ojos que se escondían tras esas gafas fashion de pasta negra que tanto le favorecían. Cuando terminó de leer se las quitó.

(3)

M: Buen currículum (asintió mirándola) E: (sonreía tímidamente) gracias... M: ¿Qué te ha traído hasta aquí, Esther?

E: Bueno... me encanta mi profesión y este hospital tiene muy buena fama, siempre

había querido entrar en él.

M: El marido de mi amiga Ana me ha hablado muy bien de ti. Dice que eres una buena

profesional.

E: Lo intento, si... era paciente de mi anterior doctor, sí... muy majo.

M: Bueno, quiero que entiendas que... si estás aquí es por tu profesionalidad. Tienes ya

bastantes años de experiencia y necesitamos una persona experta y de confianza. La experiencia la pones tú y la confianza... viene dada por referencias.

E: Lo sé.

M: No pienses que aquí no tenemos buenas enfermeras. La verdad es que... la persona

que iba a ocupar tu puesto en un principio, es muy buena pero... pero no acabo de confiar en ella totalmente para este puesto. No obstante... sabes que tienes tres meses de prueba, que no está todo hecho Esther.

E: Lo sé Macarena, espero hacer mi trabajo lo mejor posible.

M: No me llames Macarena, no me suelen llamar así, no me gusta. Es muy largo.

Llámame Maca. Aquí todos lo hacen.

E: (sonreía) de acuerdo... Maca

M: ("es risueña la chica...") Vale. Bueno mira yo ahora estoy ocupada, pero voy a

llamar a Begoña, para que te enseñe todos los escondrijos de tu nuevo trabajo.

E: Muy bien

M: Ah por cierto... si las notas un poco rara... es porque pensaba que iba a ocupar tu

lugar.

E: Vaya...

M: Nada pero... tu tranquila ¿eh? E: Gracias Maca.

M: Bueno, no me des las gracias. Aún... estás a prueba (le advirtió) E: Sí, claro...

M: Bueno, tengo cosas que revisar; sal si quieres con Angelines y espera ahí, que ahora

mismo llamo para que venga Begoña. Encantada Esther y bienvenida, de verdad.

E: Gracias... igualmente

Maca le abría la puerta.

M: Angelines, va a venir Begoña para enseñar todo esto a Esther. Angelines: Muy bien Maca.

Begoña llegó con cara de pocos amigos y una sonrisa bastante cínica. Recogió a Esther y bastante rápidamente le estuvo enseñando las salas y los sitios del hospital; a su paso iba presentando a Esther a los compañeros, que le daban amablemente la bienvenida. Esther se puso al trabajo. Entró en quirófano con Cruz a operar. Cruz la observaba. Estaba atenta a cada cosa que hacía la nueva jefa de enfermeras. Terminaron la operación con éxito.

(4)

E: De nada Cruz, llevo haciendo esto ya... años. Solo espero hacer bien mi trabajo, cosa

que me va a resultar bastante fácil porque los médicos de aquí tenéis buena fama... y... ya lo he podido comprobar...

C: Jejejeje bueno mujer, que nos estamos aquí tirando los tejos jejejeje E: Jejejeje.

C: ¿Qué tal?

E: Bueno, me tengo que hacer todavía a muchas cosas. Todo esto es nuevo para mí.

Begoña me enseñó todo esto pero rápido, lo mismo me pierdo por los pasillos...

C: Jejejej (quitándose la mascarilla) nada, tú para lo que necesites... nos pides ayuda,

que aquí estamos. Todos pasamos por lo mismo...

E: Sí, claro.

C: ¿Ya has conocido a la directora, no? E: Sí, muy agradable.

C: Sí. Al principio puede parecer un poco seria, algo distante pero... es muy maja, ya lo

verás. Bueno... hora de comer, ¿te apuntas?

E: Vale

C: Venga, así te enseño yo... la zona... buena del hospital, el comedor de personal

jajajaja

E: Jajajaja.

Se quitaron los trajes de quirófano, y se fueron hacia la cafetería. Allí Esther le presentó a Vilches

C: Mira Esther, este es el doctor Vilches, Vilches, ella es la nueva jefa de enfermeras,

Esther.

V: Hola que tal (me suena esta cara...) E: Hola doctor Vilches

V: ¿Y qué... ya... te han enseñado esta leonera?

C: Jejeje Vilches, por favor, que me la vas a asustar... ays mira Esther, no le hagas

mucho caso, es muy gruñón pero... (le daba un besito en la perilla) en el fondo es un encanto.

E: Ya bueno... ("debe ser muy, muy... en el fondo...")

V: Cariño, dile a la nueva jefa de enfermeras que generalmente no se me saluda así... lo

que me faltaba, echar mi perilla a perder...

E: Jajajaja ("no, no tan en el fondo...")

C: ¿Ves? Tiene su humor. Es mi pareja Esther

E: Vaya... si no me lo hubieras dicho... la próxima vez le hubiera saludado así jejejeje.

Se sentaron a comer algo. Llegó Laura y Cruz y Vilches se marcharon a la sala de médicos.

L: Bueno, ¿Qué tal tu primer día? E: Bien, se hace lo que se puede.

L: Ya sabes... cualquier cosa que necesites... E: Gracias Laura.

M: (Acercándose a la mesa) Hola, Laura, me acaba de decir Javier que te espera para

que le ayudes con lo del señor que se ha roto la cadera.

L: Gracias Maca, uhmm (dando su último mordisco al sándwich) venga, me voy. Hasta

luego

(5)

M: ¿Puedo? (refiriéndose a si podía sentarse con ella) E: Sí, sí claro, por favor...

M: Vaya... que amabilidad, generalmente los del hospital nunca quieren que me siente

con ellos, ya sabes... la directora... (arqueaba las cejas)

E: Ah... (con cara de circunstancia) bueno... por mí no hay problema M: Jajajajaja, ¡no me digas que te lo has creído!...

E: Jjejejeje no, no... ("pues sí... pues sí que me lo había creído") M: Bueno ¿Qué tal? ¿Qué tal con Begoña, te ha enseñado todo bien? E: Si, un poco deprisa pero... es normal, ya lo iré aprendiendo.

M: Si bueno, en todo caso, tengo en el despacho una guía del hospital. E: Jajajajajaja

M: (seria)

E: (seria) no... no creo yo que me haga falta Maca... M: Jajajajaja otra vez jejejeje anda...

E: Ay jejejeje no, si... alguna novatada me gastarán seguro...

M: ("qué rica... que maja parece, sabe que le van a gastar alguna novatada y... mírala,

ahí...") Oye, me han dicho que has operado con Cruz, y muy bien por cierto...

E: Vaya... como corren los rumores... jejeje en fin, simplemente hago mi trabajo lo

mejor que puedo

M: Bueno, no son rumores, sabes que tengo que estar al día de todo lo que acontezca en

el hospital... (su móvil sonaba y lo cogió) perdona...

E: Sí, tranquila (siguió comiendo)

M: (sonreía) hola cariño, ¿Qué tal mi niña?. ¿Si...? ¿Ya te ha dado de comer Vanessa?

Claro... Venga que cuando vengas del cole, y hagas unas cuantas sumas de la cartilla mamá estará ya allí y jugamos un poquito antes de acostarte ¿quieres?. Venga mi amor. Tírale un beso a mamá... Muaks cariños. Venga cuelga ya... (con una sonrisa de oreja a oreja se volvía a dirigir a Esther) Mi niña...

E: ¿Tienes una hija?

M: Si, acaba de hacer cinco añitos. E: ¿Cómo se llama?

M: Leticia... bueno en realidad Leticia Macarena, pero se ha quedado con Leticia; mi

marido quiso que llevara mi nombre también; ya sé que no es lo habitual hoy en día, lo de llevar el nombre de alguno de los padres pero... bueno, es un nombre típico de mi tierra

E: ¿De donde eres?

M: Del sur, de Jerez de la frontera

E: Bonito pueblo, y... bonitas playas que hay por allí

M: Si... de las mejores, si... ¿no te has traído nada para comer?

E: No, no sabía como iba esto, me he comprado un sándwich de la máquina

M: Mira, esa nevera es para que traigas tus cosas, le pones el nombre y generalmente no

te lo suelen quitar, bueno... alguno de vez en cuando, pero... generalmente la gente es respetuosa. Pones tu nombre por si acaso y... te traes algo. Si quieres algo más... tengo algún refresco por ahí.

E: Gracias pero... suelo beber con agua. M: ¿Y tú, estas casada?

E: No... que va... tengo novio pero no, no estamos casados... pasamos muchos días

juntos en casa de alguno de los dos pero... de momento... no.

M: ¿Y eso? ¿no estás convencida o que? E: No... no sé...

(6)

E: No... no es eso, solo que... bueno... poco a poco, no hay que precipitarse. M: Si, eso sí, yo te aconsejaría que estuvieras muy convencida antes de convivir

definitivamente con alguien.

E: Hoy por ejemplo... sale tarde de trabajar, así que me iré a casa y así arreglo cosas. M: ¿Por dónde vives?

E: Vivo por la zona de... (eych... no os digo donde viven que si no mañana se inunda el

barrio... jejejeje)

M: ¡Anda! Como yo... me gusta mucho esa zona, sí... E: Si, está animada y a la vez es una zona tranquila.

M: Pues nada... lo mismo algún día nos vemos por allí jejejeje. Bueno Esther, te dejo

que tengo que hacer cosas. Que sigas bien con tu nuevo día aquí, ¿vale?

E: Gracias Maca.

Maca se levantó y se fue. Esther se la quedó mirando.

E: "Mujer, guapa, directora del Hospital Central, madre de familia... ¡caray! lo tiene

todo..."

Eran las 7 de la tarde cuando la jornada terminaba. Esther se cambió, se fue a recepción y se despidió. Allí estaba Maca.

M: ¿Ya te vas? E: Si, ya terminé.

M: Yo también ¿tienes coche? E: No, voy en autobús.

M: ¿Quieres que te acerque? E: No, déjalo, si es media horita.

M: Que si mujer, venga... además suelo llevar un casco de sobra en la moto. E: ¿En la moto? ¿vienes en moto?

M: Si, me gusta ese aparato jejejeje. ¿Te da miedo? E: No... (decía disimulando)

M: Pues venga que te acerco, si además, me pilla de paso... T: Ten cuidado Maca, no la pongas a cien por la ciudad...

M: Teresa... no me asustes a la nueva enfermera por favor... jejeje. Venga Esther...

Maca le dio un casco a Esther para que se lo pusiera. Se agarró fuertemente a ella y sorteando los coches hábilmente, en diez minutos la acercó a su casa. Estaba bien eso de ir en moto, sintiendo el aire, agarrada a una mujer, era la primera vez que una mujer la llevaba en moto, estaba... bien, bastante bien...

E: Muchas gracias Maca, de verdad.

M: De nada, cuando quieras... ¿vale?, cualquier día como hoy, que coincidamos a la

salida... tu no te cortes ¿eh? Me lo dices.

E: (sonreía) vale, gracias (que maja...) M: Venga (se ponía el casco) hasta mañana. E: Adiós...

Esther miraba como Maca arrancada la moto y se marchaba. Le resultaba curioso que una mujer, ama de casa, directora de un hospital, andara por ahí en moto.

(7)

Subió a casa, abrió el bolso y...

E: "¡Mierda!, me he dejado las llaves en el monederito en casa de Jaime"

Siguió rebuscando y cogió las llaves de la casa de Jaime, tan rápido... para nada. Ahora tendría que volver a casa de su novio para coger sus llaves.

Cogió el metro y se dirigió a la casa de Jaime. Subió las escaleras, eran solo dos pisos. Abrió la puerta y se dirigió hacia la cocina. No, no estaba allí, fue hacia la habitación. Le pareció oír algo...

E: "¿Habrá venido ya? No sé... dijo que se quedaría hasta tarde pero..."

Abrió la puerta y le vio. Estaba desnudo, en la cama, con otra mujer. No parecía que le estuviera forzando... precisamente. No podía hablar, tan solo tragó saliva. Estaba seria, no podía apenas moverse.

Jaime la vio y paró

Jaime: ¡Eshter...! (quedó como petrificado)

E: (Apretó los labios, puso cara de rabia, negaba con la cabeza y se dispuso a

marcharse)

Jaime: (levantándose y poniéndose rápidamente sus slips) ¡Esther!. Esther espera... (fue

corriendo hacia ella)

Esther seguía buscando su monedero de las llaves furiosamente, revolviéndolo todo.

Jaime: Esther, Esther, perdona Esther (la agarraba mientras Esther intentaba quitárselo

de encima) perdona Esther yo...

E: ¿Tuuu queee? (gritaba furiosa)Tu, ¿Qué? ¿eh? ¿Tu queeeee...? Jaime: No sé... no se lo que ha pasado yo... lo siento cariño, no se...

E: ¿Qué es lo que no sabes, mamón? (llenando con su voz esa palabra) ¿Qué no

sabes?... La que no lo sabía era yo (gritaba) yoooo mamónnnn

Jaime: Esther déjame que te explique...

E : Ahh, no... no tienes nada que explicarme no... (sonreía con sarcasmo) no... Este era

el trabajillo que tenías que hacer hoy ¿no? Pues sigue, que te aproveche. Yo solo he venido a recoger mis llaves. ¡Toma! (tiraba con fuerza al suelo las de la casa de él) ¡y a dejarte las tuyas!

Jaime: Esther espera mira, será mejor que nos calmemos y...

E: ¿Qué nos calmeeeeemos? ¿Qué nos calmeeeemos dices? (gritaba mirándole furiosa) Jaime: Sí Esther...

E: Mira Jai... cabrón, ¡más que cabrón! Voy a buscar mis llaves. Solo venía para eso,

me alegro de habérmelas dejado aquí, porque si no... quien sabe si me lo hubieras dicho. (fue hacia el estudio y allí vio el monedero de las llaves)

Jaime: Esther (la agarraba)

E: (Quitándoselo de encima con fuerza) ¡Que me dejes te digo..! (gritaba mientras se

dirigía corriendo a la habitación)

(8)

Esther volvió a abrir la puerta. La chica estaba medio vestida. Se dio la vuelta al verla entrar, y se la quedó asustada mirándola. Realmente estaba furiosa.

E: Perdona... (la dijo con sarcasmo) A ver si adivinas de cual de estas dos cosas estoy

enferma... ¿de hepatitis, o de sida?. Elige, cualquier de las cosas es mejor que ser asesinada a cuchillazos por una novia furiosa. ¡Que aproveche!... (dijo medio cantando y cerró de nuevo la puerta con un fuerte portazo mientras Jaime la intentaba calmar) ¡Qué me dejes!, déjame, (empezaba a llorar) déjame por favor, no quiero volver a verte, ¿me entiendes?.

Jaime: Esther, te prometo que cambiaré...

E: No. No más Jaime, hace dos años te di una oportunidad y no la has sabido

aprovechar. Has salido definitivamente fuera de mi vida (abrió la puerta de la calle y se marchó)

Chica: ¡De siiiiida! ¡De hepatitiiiiiiiiis! (gritaba toda furiosa también)

Salía llorando del portal. Estaba furiosa, estaba rabiosa, ya se lo había hecho, al menos que ella supiera otra vez; pero ya no más. Estaba decidida a romper definitivamente esa relación. No va iba a estar segura en su vida. Tanto estaba llorando que se puso a correr con la cabeza baja, pues le daba vergüenza que la gente la mirara.

Cuando se desahogó, paró y se puso a andar

E: "cabrón... es una mala puñalada la que Jaime me clavado por la espalda. Anoche

me estaba prometiendo amor eterno... y ahora... ahora estaba con esa compañera de trabajo en la cama, en la misma cama en la que hacíamos ayer el amor... ¿Por qué? ¿Por qué me tienen que pasar a mí estas cosas? ¡Joder! ¿es que nunca voy a tener suerte en el amor?... Al menos he asustado a la tiparraca esa... se lo merece, seguro que sabía perfectamente que tenía novia..."

No paraba de darle vueltas, no se lo podía quitar de encima de la cabeza. Susurraba cada dos por tres la palabra "cabrón, cabrón, cabrón, cabrón de mierda...".

Eran ya cerca de las 10 de la noche. Maca estaba en la cama con Leticia.

Leticia: Otra vez, mami...

M: ¿Otra vez? Pero si te lo debes de saber ya de carrerilla... que te lo he contado ya

muchas veces...

Leticia: Venga, otra vez y me duelmo...

M: (reía) vaale... pero solo una vez más... (la miraba con cariño)

Leticia: Ziiiii... (no pronunciaba bien la "s" pues estaba mellada, se le había caído ya

algún diente)

M: Bueno, venga... Érase una vez una niña muy guapa, muy guapa muy guapa y muy

buena. Sus padres eran muy pobres, apenas tenían para comer. Un bien día...

A la mitad del cuento, Leticia se había dormido. Maca la dio un dulce beso en la frente, la arropó bien, apagó la lamparita y se fue hacia el salón. Se tumbó en el sofá, y

encendió la tele con el mando. Lo que echaban en la tele no era nada interesante, así que cogió una revista médica y la empezó a ojear. Una hora más tarde, el sueño la vencía y se iba a la cama a dormir.

(9)

Esther esa noche no pudo dormir. Nada más llegar, se tumbó en la cama y siguió llorando desconsoladamente. Al rato el teléfono sonaba. Lo cogió.

E: Hola mamá (intentaba disimular el llanto)

En: Hija, ¿Qué tal?. He llamado a casa de Jaime pero no había nadie...

E: Ya... estará trabajando. Hoy... salía tarde y yo me he venido a arreglar un poco aquí

la casa.

En: Bueno, ¿Qué tal tu nuevo día en el hospital?

E: Fenomenal mamá (decía tristemente) son todos muy majos. En: ¿Viste a la directora?

E: Sí... muy maja. Se llama Maca. El paciente este mío, del que tanto te hablaba... que

era muy majo, pues por lo visto es el marido de una de sus mejores amigas. Confían en mi, mamá...

En: Pues muy bien... pero ¿por qué lo dices así con voz de pena? Tienes que estar muy

contenta...

E: Si mamá, si estoy contenta de verdad; lo que pasa es que bueno... ha sido un día

duro, con los nervios y todo eso y estoy cansada. Me voy a dormir ya mismo. Ya te llamo otro día y te cuento más, ¿vale?

En: Vale hija. ¡Ays... que orgullosa estoy de mi niña madre...! E: Gracias mamá.

En: Venga, que te dejo ya dormir. Besos hija. E: Un besito mamá (y colgó)

Volvió de nuevo a tumbarse en la cama. No se había ni quitado la ropa. Seguía llorando, llorando sin parar. Pensaba en lo mal que le había ido en el amor. Con Jaime era con el que más había durado, casi cuatro años. Estuvieron a punto de dejarlo hace dos debido a las infidelidades de éste, que prometió no volver a hacer más pero... no cumplió la promesa. Pensando y pensando y odiando al provocador de tal tristeza y disgusto, al final se quedó dormida.

Al día siguiente era sábado. Esther llegó al hospital con todos los ojos hinchados. Saludó secamente a Teresa.

T: Buenos días ¿Qué tal?

E: (mirándola seriamente) Hola Teresa.

T: Uys... que mala cara traes hoy jejeje ¿tan mal te trataron ayer? E: No que va, bueno voy a cambiarme y si hay algo me avisas. T: Por cierto, tienes reunión a las 10

E: ¿Reunión?

T: Sí... en la sala de médicos. Para los planes del día. E: Vale gracias. Hasta luego.

T: Hasta lueeego... (se quedaba mirando como se iba) vaya, ayer estaba tan agradable...

¿Qué mosca le habrá picado hoy a esta?...

Sobre las diez, entraba en la sala de médicos. Estaban ya casi todos. Faltaba Maca, que enseguida llegó.

(10)

M: A ver, Javier y Laura... hoy tenéis una operación programada de una prótesis de

rodilla, ¿lo tenéis todo preparado, no?

J: Sí Maca.

M: Bueno, si surgiera cualquier otra cosa ya os avisaría. Cruz, vas a entrar con Begoña

en la operación de tiroides, Héctor, hoy te libras de quirófano, estate atento a los boxes. Y tu Esther...

E: Sí.

M: Vas a entrar conmigo, vamos a operar a un niño de una fractura de pierna. Será más

tarde, ya te avisaré, mientras tanto ayuda a Héctor en urgencias.

E: Vale.

M: ¿Y Vilches? C: Hoy libraba Maca.

M: Ah, es verdad, si... no me acordaba. Bueno, buen día todos, venga (se levantaban y

se iban cada uno a sus quehaceres)

Antes de comer Maca buscaba a Esther para entrar a quirófano. Rusti le comentó que la había visto entrar a la sala de enfermeras. Fue a buscarla.

Esther estaba en el lavabo, lavándose la cara. Acababa de estar llorando. Maca entró.

M: Esther, te estaba buscando que ya... ¿estas bien? (veía los ojos de Esther muy

hinchados)

E: Sí, si... (disimulando)

M: (se acercó) ¿estabas llorando? ¿te pasa algo?

E: No Maca, de verdad... (se secaba largo rato con la toalla de papel la cara) son los

nervios por el nuevo trabajo, ya sabes... las tensiones... estoy a prueba...

M: Bueno... si quieres hacerme creer eso... me lo creeré. Pero de verdad (le acarició el

hombro) cualquier cosa, puedes contar conmigo. Intento que la gente que trabaja aquí se sienta a gusto, ¿vale?

E: (asentía) gracias Maca.

M: Venga, vamos a operar. Voy a poner a prueba tus... facultades (le guiñó el ojo)

Estuvieron operando. A Maca le gustó mucho como trabajaba en quirófano.

M: "Parece maja, la verdad es que el marido de Ana tenía razón, se la ve muy buena

profesional. ¿Qué le pasará? Hoy está triste... triste... con la sonrisa tan bonita que llevaba ayer... ¿le habrá pasado algo? ¿le habrá dicho algo Begoña?. Me alegro al final de no haberla elegido a ella, no me acaba de llenar, y sin embargo, Esther... que acaba de llegar... no sé... me merece... confianza... La pobre, ¡qué ojos más hinchados que trae hoy!..."

E: "Este tío es un cabrón, un mamonazo, si se cree que voy a volver con él, lo tiene

claro. Ahora que no se me ponga ahí a llorar, como lo hizo la otra vez, de rodillas implorándome perdón, es la última vez, la última. Lo que siento es que tengo que pasar por su casa a recoger unas cosas"

M: Pásame las pinzas Esther. E: Toma (se las daba)

M: Muy bien... pues... esto ya está. ¿le coses tú? E: Sí claro.

M: (se quitaba la mascarilla) Buen trabajo Esther, de verdad. E: Gracias Maca, igualmente ¿sueles entrar mucho a quirófano?

(11)

M: Si no hace mucha falta, no; pero si que me gusta operar a los niños. Además, quería

ver en vivo y en directo como trabajabas (sonreía)

E: Ya... ya... que no te fiabas... (sonreía con los ojos a través de la mascarilla) M: Jejejeje (por fin, por fin ha vuelto a sonreír, no se ve su boca pero... sus ojos

sonríen...)

Sobre las tres Esther se disponía a marcharse a casa. Maca la pilló por los pasillos.

M: ¡Esther! E: Sí

M: ¿Ya te vas?

E: Si, ya me iba, ¿por? ¿querías algo?

M: Bueno, era porque me tienes que firmar los papeles de la colegiación, pero si tienes

prisa...

E: No, no venga

Se dirigieron al despecho. Maca sacó los papeles y se los dio a firmar.

M: Siento mucho si te he retrasado, es sábado, lo mismo tenías algún plan... lo mismo

habías quedado con tu novio, no se...

E: No, no (se le quebraba la voz y empezó a llorar) M: Esther...

E: (dejó de escribir)

M: Esther... hoy te he visto mal... ¿Qué te pasa? ¿Ha pasado algo?. Quiero que cuentes

conmigo...

E: (lloraba) Maca, es... es algo personal, no tiene que ver nada con el hospital, de

verdad

M: Bueno, si... si me lo quieres contar... yo... sé escuchar, ¿sabes? Además, soy discreta

(le cogió cariñosamente la mano) Venga, no llores por favor, no llores...

E: Maca... (agacho la cabeza y la puso casi sobre la mesa)

M: Venga Esther, tranquilízate (se levantó, se fue hacia ella y la cogió del hombro)

Venga... (se agachó para ponerse a su altura) vamos, vamos...

E: (levantó la cabeza, seguía llorando)

M: Toma (sacó de su bolsillo un cleanex y se lo dio) E: (sonreía mientras lloraba) Graciassss

M: Venga, venga... (le acariciaba el hombro) ¿Qué te pasa Esther?. No sé... quiero

decirte que... que puedes confiar en mí...

E: Maca... M: Dime.

E: Ayer, cuando me dejaste en casa, resulta que me olvidé las llaves en casa de mi

novio, fui hacia allí, supuestamente él salía tarde de trabajar... (lloraba)

M: Si me lo dijiste (uff... que mal rollo...)

E: Pues... cuando llegué allí, le encontré con otra, en la cama, se la estaba follando

Maca, y... y no era la primera vez (otra vez lloraba más fuerte)

M: Esther... lo siento de verdad (le acariciaba el pelo) lo siento

E: No sé... no sé por qué te cuento esto, yo... apenas nos conocemos... M: Ya (sonreía) pero... es que yo soy... muy insistente...

(12)

M: Esther, Esther mírame (la cogía de la barbilla) escucha, yo... tampoco te conozco

mucho pero ¿sabes? Estoy segura de que esa persona no te merecía. No... para nada Esther, para nada (la miró dulcemente)

E: Tu... no sé si lo comprenderás Maca, lo tienes todo, un buen trabajo, una familia que

te quiere, un marido que te espera todos los días... (lloraba otra vez)

M: Te... te equivocas Esther, no lo tengo todo... no... (se levantó) E: (la miró)

M: Eso te parece... eso parece... Lo mejor que tengo... es mi niña. Mi familia... vive en

Jerez.

E: ¿Y tu marido?

M: Mi marido... murió. Murió hace tres años ya (decía tristemente) una angina de pecho

repentina y...

E: (dejó de llorar) Lo... siento Maca...

M: Fue muy rápido. Y... una muerte así tan repentina, se asimila muy mal... bueno... tan

repentino como lo que tú has pasado ayer...

E: Vaya... yo aquí llorando por un estúpido de mierda y...

M: (sonreía con tristeza) No pasa nada Esther, no pasa nada. Lo acepté, no tuve más

remedio, además... tengo que seguir adelante, hay una criatura que me necesita, y mucho...

E: (empezó a llorar otra vez desconsoladamente)

M: Bueeeeeeno, anda ven... (cogió, la levantó y le dio un fuerte abrazo) E: Lo siento Maca (seguía llorando)

M: Venga, no pasa nada Esther. Se que es muy pronto, pero lo superarás... ya verás, y

espero que pronto, porque eres una persona, lo poco que te conozco, encantadora y... y ya verás...

E: Jajajaja (le entraba la risa nerviosa) Maca, la verdad es que en lo que menos me

apetece pensar ahora, es en ningún hombre

M: (sonreía) Ya... (la seguía abrazando) lo entiendo ("uhmmm... por dios, pues... no

estoy pensando en lo bien que le huele su pelo..." se extrañaba...) Bueno Esther, venga,

que no te quiero entretener, anda... (la soltó) venga firma ya esos papeles.

E: (se secaba las lágrimas con el cleanex) sí claro (sonrió)

En silencio y mirada por Maca, Esther terminó de firmar los papeles de la colegiación.

M: Bueno, pues... esto ya está. A partir de ahora recibirás los correos en casa. E: Gracias Maca.

M: A ti Esther, y... de verdad, de verdad que siento lo que te ha pasado, lo siento... ha

tenido que ser muy duro.

E: No tanto como lo tuyo Maca... pero mira, tienes ahí a una personita que espera

mucho de ti y tienes que cuidarla. ¿Con quién está hoy?

M: Los sábados que trabajo y algunos fines de semana, la llevo con sus abuelos, los

padres de él. Son encantadores además, la cuidan muy bien y la miman mucho... demasiado... diría yo (sonreía)

E: "Ay la pobre... tan joven y ya viuda..." M: ¿Oye?

E: Qué

M: Y ahora, que ibas a hacer, ¿irte a casa a llorar a casa? E: Maca...

M: jejeje era de coña... E: Ya, ya...

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M: Ya pero... no voy muy desencaminada, ¿a qué no? E: Pues...

M: Escucha, yo me iba a ir a casa a tumbarme en el sofá y quedarme dormida con

alguno de esos horribles programas que dan por la tele. Si quieres... no sé, podríamos ir por ahí a cenar algo y... bueno, no sé... si te apetecerá... así nos distraemos un poco, ¿Qué te parece?

E: Bien... bueno... (asentía) si te apetece...

M: Pues claro... lo que pasa es que yo no salgo hasta dentro de hora y media.

E: Si quieres, me puedo ir mientras tanto a casa y arreglarme un poco porque estoy...

hecha un adefesio.

M: Ah... ¿sí? (la miró de arriba abajo)

E: (se dio cuenta de cómo la estaba escaseando) Sí... ¿no?

M: Bueno, si tu lo dices... pero si venga, te arreglas un poco y salimos por ahí y... yo

que sé hasta nos podemos emborrachar...

E: Jajajaja ¡pero Maca!... M: ¿Qué? (arqueando las cejas)

E: Jejeje una madre, por dios... (de coña) directora y responsable del hospital y...

M: Esther... soy una mujer como tú. Lo de pillar una toña iba de coña pero vamos... que

si hay que emborracharse... se emborracha una... jajajajaja. No, venga, vamos a salir un rato por ahí

E: Vale, venga.

M: Te paso a recoger ¿quieres? E: Vale, sí.

M: Venga pues... luego nos vemos. E: Hasta luego Maca.

Esther se fue hacia su casa. La sonrisa había vuelto a su cara. A través de la ventanilla del autobús, recordaba su conversación con Maca. Ella que pensaba que lo tenía todo y... mira, era un consuelo no ser la única en desgracias. Estuvo pensando en ella, en lo mal que lo debió de pasar al morir su marido. En lo sola que parecía sentirse, en el cariño con el que hablaba a su niña por teléfono. Por unos momentos, se olvidaba totalmente de su ex.

E: "Es maja, si... quizá podríamos ser amigas. Aunque bueno, no he de olvidar que ella

es la directora del hospital, la que me ha contratado, la que espera algo bueno de mí. Pero... ¿Qué importancia tiene el ir a tomar algo por ahí, no?. No sé... me gustaría que fuéramos amigas; Lo mismo a ella también le apetece ser amiga mía. La verdad es que se ha preocupado bastante por mí, ha estado pendiente de mí, de que me sintiera bien en el hospital. Si pero... los demás también, no sé... espero que no piense que quiero ser su amiga o quiero salir con ella por ahí, para ganármela. Yo... lo hago porque me apetece, simplemente por eso. ¿qué hay de malo en ello?. Zapatero tendrá sus amigos, los de toda la vida, y seguro que ahora, tendrá nuevos amigos. La gente va haciendo nuevos amigos con el tiempo ¿no?".

Y con estos pensamientos, llegó hacia casa. Se metió en la ducha y después se dispuso a ver la ropa que se iba a poner.

E: "Es que... viste tan bien, con estilo pero informal y yo... a ver que tengo por aquí...

Jo, la misma ropa de siempre. Bueno, al fin y al cabo ella no conoce mi vestuario ¡menos mal! ¿y que me hago en el pelo? ¡por dios, estos pelos que tengo! Voy a

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ponerme algo de gomina, que si sudamos así no se me ponen como si me hubiera dado un calambrazo..."

El teléfono sonó y fue a cogerlo.

E: ¿Diga?

Jaime: Hola... Esther.

E: Jaime... (toda seria) ¿Qué quieres?

Jaime: Esther, necesito hablar contigo, por favor, lo necesito. E: Jaime, ya te dije ayer que no teníamos nada más que hablar. Jaime: Pero Esther, esto no puede acabar así, yo... yo te quiero. E: Si, ya lo veo... y muuucho, claro... (con tono sarcástico) Jaime: Mira Esther, ayer... no sé lo que me pasó, de verdad...

E: Jaime, que no insistas, de verdad. Te lo digo de verdad. Mira, te he querido mucho,

he aguantado más infidelidades tuyas, pero... pero ya no puedo más de verdad.

Jaime: Te prometo por favor, por favor... que ya no volverá a pasar.

E: Jaime, voy a tener que volver a verte, pero... solo será para ir a recoger las cosas

mías que quedan en tu casa. Lo siento, ya no más... ya no más. Déjame vivir en paz, por favor; si de verdad me quieres... déjame ya vivir mi vida, sin ti...

Jaime: ¡Esther...

E: Si Jaime, eso es lo que quiero, solo eso. Ya te llamaré y algún día que tu puedas, iré

a recoger mis cosas.

Jaime: Vale, y hablamos.

E: Pero ¿de qué Jaime? ¿de qué? de... todas las veces que me has puesto los cuernos?

¿de eso quieres que hablemos?. No... no me apetece, gracias.

Jaime: No Esther, hablaremos de lo mucho que quiero compartir mi vida contigo

Esther, de eso...

E: Ya es tarde Jaime. Lo siento. No hay vuelta atrás. Mira, no tengo en tu casa cosas

demasiado importantes para mí, así que si te empeñas... te las puedes quedar, quédate con lo que quieras de verdad, porque... si para tenerlas, he de pasar por otra

conversación de estas contigo... no las quiero, no las quiero...

Jaime: Bueno... veo que te has cerrado en banda. E: No me has dado otra opción. Te lo dije...

Jaime: Está bien, llámame cuando quieres y pásate a recoger tus cosas. Al menos... me

gustaría que quedásemos como amigos.

E: Eso... me temo que no va a poder ser Jaime; a un amigo te apetece verle y a mí... no

me apetece volverte a mirar a la cara...

Jaime: Me lo merezco, lo sé, tienes razón... E: Ya te llamaré.

Jaime: Vale pero...

E: Jaime (cortándole) lo siento, te tengo que dejar. Ya te llamaré si eso y me paso algún

día por allí a recoger mis cosas. Adiós.

Jaime: Adiós.

Esther colgó. Se sintió bien. Jamás se había sentido bien de haber dado a alguien con la puerta en las narices. Pero no estaba dispuesta a aguantar ninguna otra infidelidad. A saber con cuantas más se había acostado mientras estaba con ella. La verdad, es que ese hombre, tenía encanto, le encantó desde un principio pero... desde ayer, ese encanto se tornó en indiferencia.

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El portero de la calle sonaba.

E: Debe ser ella (fue a la entrada y respondió) ¿Si? M: Esther, ya estoy aquí

E: Vale Maca, ahora mismo bajo.

Cogió sus cosas y salió de casa.

E: (sonreía al saludarla) Hola... M: ¿Qué tal mejor?

E: Pues... mira si, y eso que me acaba de llamar pero... me siento bien. M: (guiñándola un ojo) así me gusta (sonreía)

E: Bueno... ¿Dónde vamos a cenar?

M: Pues, hay por aquí un mexicano, no sé si lo conocerás, lo han abierto no hace

mucho. A veces paso por ahí y digo... a ver si vengo algún día... y... que mejor que hoy para estrenarlo. Se llama, "Sí, Maniiito"

E: ¿Siii? Jajajaja M: Maniito

E: Ya, ya jajajajaja

M: (poniendo acentillo mexicano) No más... pues ándale y vámonos pa allá manitaaa... E: Andale, andale... Jajajajaja

M: Me alegro de que estés con mejor humor (ays... que sonrisilla más maja tiene...)

Se encaminaron hacia el "Si, Maniiito"; llegaron, las sentaron en una mesa y empezaron a pedir. Al principio habían pedido agua, pero entre los aguacates, los guacamoles, las quesadillas, las enchiladas y fajitas de pollo picantes, decidieron que serían mejor ingeridas con unas botellitas muy frías de cerveza mexicana.

E: Va (bebiendo a morro de la botella) si esto no pega, es muy flojito. M: Es verdad... (la imitaba)

E: (echándose el aliento picante en la palma de la mano tras tragar una guindilla que

estaba camuflada en la comida) ahhh ahhhh como pica ahhhh

M: Jajajajaja

E: Sopla, sopla, sopla (abría la boca) M: Fuuu, fuuu fuu fuajjjajajajajajaja

En ese momento llegaban unos mariachis que estaban cantando por las mesas. Las chicas no paraban de reír. Sus risas aumentaron ante la situación de ver frente a ellas a esos mariachis con esos gorros tan grandes, que dejaban apenas entrever sus grandes bigotes y con sus grandes guitarrones.. Empezaron a cantarlas.

Mariachis:

Y ese luuuunar que tienes maaakita mía junto a tu pechooooo No se lo des a Nadia maaaakita mía que está al acechoooo Ayyyy ayyy ay ayyyyyyy

Canta y no llores

Porque a la macaaa y a la_vico Le están temblando los corazones Ayyyy ayyy ay ayyyyyyy

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Canta y no llores

Porque a la macaaa y a la_vico Le están temblando los corazones

E: Jajajajaja (escondiéndose detrás de la botella) ¡qué vergüenza Macaaaa! M: Schiss calla por diosssss Jajajajajaja

¡Vaya dos! Todo el mundo las miraba y sonreían. La verdad es que parecía que lo estaban pasando bien. Los mariachis sonriéndolas se fueron alejando hacia otras mesas. El camarero se acercó.

Camarero: Señoritas... la casa les invita a una margarita (sirviéndole unas copas) E: Ah, pero que no es una flor... Jejeeje. Vaaale, si la casa se empeña

M: Jajajajajaja

Camarero: (anda que... como van las pobres jejejejeje) Gracias señoritas (sonreía) E: (oliendo la copa) Uhmmm pues... aunque no es una flor no huele nada mal jejejeje M: Jajajajaj ¡Esther! jajajajaja

E: Oye, no te parece que a los mariachis esos les ha faltado terminar con eso del "riau

riauuu" Jajajajajajaja

M: Jajajajajajajaja Ays ays entre esto la cerveza, no voy a parar de ir al baño jajajajaja.

Terminaron ya de cenar y se marcharon. Entraron en un garito en el "Ale, a lo loco". Había gente pero estaba bien.

Las chicas entraban contentas. Llevaban ya un gran "puntillo" encima.

M: Estherrr ¿Qué te pido?

E: Puess, no sé... no conviene mezclar, si acaso... otrro tequila con rondajas de limón. M: ¿Con cuantas rondajas? Jajajaja

E: Tres... o cuatro... yo que sé, las que den...

M: Schis, Schis (llamando al camarero) Hola guapo... (sonreía) Camarero: Hola preciosas, ¿Qué os pongo?

M: Puesss queremoss unas rondajas de limón... y que lleven tequila Camarero: Jejejeje

M: Si pero, de la medida española, no de la extranjera, no nos vayas a poner... un culito

de ná...

E: Uys Maca, un culito jajajajaja

M: Jejejejeje, claaaro, hay que empapar bien las rondajas esas... E: Ay Macaaaaaaa

M: y ándale y ándale y ándaleeeeeeee

E: Ays Maca, vaya dos cuerpos más desaprovechados

M: Es verdad, el tonto ese... que no sé por que te ha dejao... si eres un ángel por dios...

(no paraba de mirarla)

E: Ja

Camarero: Aquí tienen sus.. "rondajas" de limón con tequila M: Gracias guapo, cóbrate.

E: No Maca, que esta ronda la pago yo... M: No... no, no... (le dio al camarero un billete)

E: Vale (cogió la copa) venga... chin chin... porrr estoss peazo de cuerposs que dios nos

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M: chin chin... ups (de tan fuerte que chocaban el tequila se derramaba un poco)

E: Ey no Maca, que no hay que derrochar (lamía con su lengua el tequila que caía de su

copa)

M: Jajajajaja. (ay madre míaaaa que tié lengua y tóooo) Jajajajaja

En ese momento dos chicos que las observaban se acercaban hacia ellas.

Chico1: Hola chicas, ¿Qué tal? ¿estáis solas?

M: (mirando alrededor) pues... parece que si... jejejeje bueno, sola se queda mi amiga

porque yo tengo que ausentarme un momento al baño. Ahora vuelvo. Pero mientras tanto, anda Esther, ¿Por qué no le cuentas a estos chicos como te ganas la vida dignamente? (le guiñó el ojo y se marchó)

Chico2: Eso, mientras viene tu amiga, dinos a que te dedicas.

E: (la mato, me deja ahora aquí sola con estos dos) Bueno... hago... hago quesos. Chico1: Jejejejeje ¿quesos? Jajajaja

E: Sii... de todo tipo, pero... estoy especializada en el queso francés... aunque también

hago quesos asturianos, de la mancha... jejejeje

Chico2: Vaya jejejeje qué interesante jejejeje

E: Si, mis quesos vienen del norrte de España, de donde recibí una herencia de cabras,

así que tengo que viajar mucho por allí. Y mi amiga me acompaña.

Chico1: Jajajaja que me parto jajajajaj ¡eres quesera! Jajajaja E: Sip, hip, y... de las mejores eh (advirtiendo con el dedillo) Chico2: Siii y encima estás como ellos

E: ¿Cómo quien?¿Cómo los francesses? (chupando la rodaja empapada en tequila) Chico2: Como un queso chica, que estás como un queso Jajajajajajj que graciosa...

En ese momento volvía Maca.

M: Bueno que, ¿ya le has contado a nuestros amigos lo de tu trabajo? E: Claaaaaro...

M: ¿Y que os parece? Es una experta, lo hace genial. Chico1: ya ya... jajajajaja y tu le acompañas.

M: Si, a veces, cuando me necesita trabajamos juntas, sí... E: Si, ya les he contado lo de los viajes jejejeje

M: ¿Qué via...?

E: Shiii... de los viajes que nos hacemos al norte, de esos en los que vienes conmigo a

buscar a las cabras que me dan el queso con el que me gano tan dignamente la vida...

M: Jajajaja ah, sí... el queso, si... ¡viva el queso!

E: Jajajajaja ¡viva el queso que nos parióooo! jajajajajajaja M: Jajajajajaja

Chico1: (viendo que no tenían nada que hacer) bueno chicas... Ha sido un placer, de

verdad, pero tenemos que irnos ya...

M: Gracias... (les decía adiós con la mano y sonreía) E: Jajajajajaja

M: Jajajajaja ¡madre mía! No se te puede dejar sola ni un minuto. ¡Cómo ligas! E: ¿Yo? pero si les he espantado Maca...

M: Porque habrás querido... (le dijo con voz muy sensual) E: Pero si soy muy fea Maca ¡por dios...!

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E: Jajajaja gracias Maca, tú si que eres guapa, pero lo mío... lo mío es un castigo del

cielo

M: ¡Tu estás tonta!. ¿Piensas que eres una bicha rara? ¿Qué debes ser castigada por tu

aspecto físico? (bebía tequila)

E: Noooo... no necesito que me castiguen... no es que deba ser casstigada, es que... ya lo

estoy jejejejeje

M: Anda venga, termínate ese tequila que nos vamos, que te veo ya... algo

perjudicada... jejejeje

Esther tomó el último sorbo, recogiendo el limón que estaba dentro del baso y

mordiéndolo para dejarlo de nuevo dentro de él. Se marchaban del local y se dirigían de nuevo a casa de Esther.

M: Bueno... me lo ha pasado genial (sonreía) la verdad es que hacía tiempo que no me

lo pasaba así de bien.

E: Ya pero... no hemos ligado Maca, lo siento por ti, que estás más necesitada...

bueno... digo yooo...

M: Ni falta que nos hace. Con la industria esa que tenemos de quesos... tenemos a los

que queramos jejejejeje, a puñaos vamos jajajajajaja

E: Oye... ¿te apetece que prepare algún café a ver si se nos quita algo esta moña? M: Jajajaja pues... no me vendría mal, aunque de todas formas, me lo preparases o no,

no iba a coger la moto en estas condiciones; me iré andando, que vivo cerca. Pero si, venga, a ver si nos despejamos un poco que... ¡madre mía! Jajajajaja

Entraron al portal riéndose. Esther hablaba algo más fuerte de lo normal, y Maca se reía y la intentaba tapar la boca para que no montara tanto escándalo, pues ya eran casi las dos. Entraron a casa.

E: Bienvenida a mi guarida (hacia un gesto de esos de torero para que pasara) ten

cuidao, no te tropieces con nada

M: Jajajaja, anda tonta... (entraba medio tambaleándose)

E: A ver, ¿Cómo quieres el café? ¿del norte de Francia o del sur de Asturias? M: ahhh jajajajajaja. Bueno, me conformaría con... con algo de café jejejeje E: Ese... no sé si lo voy a tener ¿eh? Pero... amos a ver que hay por aquí.

Fueron hacia la cocina y Esther empezó a sacar las cosas para el café. Puso la cafetera y esperaron un poco a que se hiciera. Después Maca llevó la bandeja al salón pues Esther no tenía demasiado buen pulso. Se sentaron y Esther empezó a servir los cafés.

M: ¿Lo has pasado bien? (sonreía tiernamente) E: Ssii Maca, necesitaba desfogarme un poco

M: Bueno... desfogar... lo que se dice desfogar... no sé yo ¿eh?. Pero mira, incluso has

ligado. No te hace falta estar con ningún idiota, ya ves... tu puedes solita.

E: Yo no ligo Maca, si seguro que iban a por ti, ya me ves...

M: Si, si... (de nuevo la escaneaba con su mirada) ya... te veo... ("Eh, pero Maca por

dios, en que estás pensando... serán... los efectos del tequila...")

E: ("Si no fuera porque estoy algo borrracha jurraría que me está comiendo con esos

peazo ojos que tiene en la cara. Por favor.. si son como, como dos soles del universo mundial...") que sssi... Maacaaa que iban a por ti, que yo no les gustaba. Fíjate, famosa

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M: Va venga Esther, que siempre estás con lo mismo...

E: Es que es verdad Maca, yo soy fea y tú eres guapa; mira... si yo fuera hombre... me

lo harría contigo Maca ("Pero... pero por diosss que estoy diciendo, ¿se pué rebobinar?

Ay madre mía pero Esther, pero... ¿pero qué estas diciendo?")

M: (se quedó sorprendida) Si bueno... gracias cielo, sé que lo harías... ("Maca, por dios,

por dios... pero... ¿y por que ha dicho eso? Bueno... está pedo pero... los niños y los borrachos siempre dicen la verdad, ¿no?. Pero... que estoy diciendo por dios, y encima le digo que si que lo se, que si que se que lo haría...") En fin, Esther, lo que te quiero

decir, es que no debes tenerte en tan baja autoestima

E: ("parece que no se ha dado cuenta uff...") ya, ya... si lo sé Maca. Pero bueno, son los

efectos del alcohol... digo... de mi separación. Porque... estoy separada Maca, separadaaaaaa (empezaba a llorar más que de pena de borracha)

M: (la abrazaba) Si mi niña, lo sé... y mira y yo estoy viuda, viudaaaaaaaaa (se ponía

también a llorar)

E: Ay... Macaaaa que desgraciaitas que somoooos M: Siiii, si Esther cariño siiiiiii ayssssssssss

Se separaron, y se secaban las lágrimas.

E: snif... snif... bueno yo creo que me voy a dormir M: Sí... snif snif... Yo también ale...

Esther, tambaleándose se marchaba hacia su habitación seguida por Maca, que también empezaba a perder el equilibrio.

E: Ah, y esssto... es mi habitación (con los ojos medio abiertos)

M: Vale... (se empezaba a quitar las botas) en que lado te acuessstas tú... E: Puess... en alguno... digo yo...

M: Jajajajaja, bueno pues... yo en el otro jajajajaja E: Jajajajaaja

Se quitaron los pantalones, se quedaron en camisetas, y casi lanzaron sus cuerpos sobre la cama. No había pasado ni un minuto, cuando estaban ya durmiendo la mona...

E: ahhh juuuuuu ahhhh juuuu M: juuu ahhhh juuuu ahhhh

Eran como la una de la tarde cuando Maca empezaba a despertarse. Por unos instantes, no tenía noción ni de tiempo ni de espacio. Con algo de esfuerzo intentó abrir los ojos; le dolía la cabeza y se notaba como aprisionada. Esther estaba tumbada sobre su abdomen, abrazándola, como si fuera un osito de peluche. Estiró sus brazos y sonrió. Empezó a recordar qué hacia allí.

M: Uff ¡madre mía! Menuda melopea nos pillamos anoche...

Bajó la cabeza y la miró. Estaba totalmente dormida, con la boca medio abierta. La acarició suavemente el pelo y volvió a cerrar los ojos sonriendo. Durante unos instantes, sus dedos paseaban por el cabello de Esther.

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M: Jejejeje, anoche se debió poner un kilo de gomina por lo menos.

Al recordar la noche anterior, con la historia de los mariachis y lo de las cabras y los quesos le empezó a entrar la risa. Pero paró, pues su cuerpo empezaba a convulsionarse y no quería despertarla.

M: Que morro tengo, ni corta ni perezosa... ale, me quedo a dormir aquí, así... por el

artículo 33... jejejeje. Bueno... seguro que no la ha importado, además, no sé ni siquiera si se dio cuenta de que me quedé...

En ese momento su móvil sonaba. Se sobresaltó. Seguro que serían sus suegros. Corriendo, como pudo, apartó a Esther a un lado, lo cual hizo que esta medio

despertara. Al levantarse rápido de la cama tropezó con una de sus botas y casi perdía el equilibrio.

M: ¡Joder! Que me mato. ¿Dónde... donde estará el móvil? ¿Dónde está mi bolso?.

Salió corriendo de la habitación a buscarlo. Al final, estaba en el salón. Lo sacó y descolgó.

M: Hola Manolo ¿Qué tal?

Manolo: Hola Maca, buenos días. Te hemos llamado a casa pero no estabas.

M: Si, si... (sus ojos todavía no estaban del todo abiertos) es que... he salido a casa de

una amiga. ¿Qué tal está Leticia? ¿Se ha portado bien?

Manolo: Como siempre Maca, ya sabes que es un cielete, que no da guerra para nada... M: (sonrió) Sí...

Manolo: Oye, que mi hija nos ha invitado a comer, que quiere verla. ¿Te quieres venir?

¿Sí?

M: Pues... Manolo es que... (mirando el reloj) creo que voy a ir un poco pillada de

tiempo, ¿no te importa si me paso luego por la tarde?

Manolo: Claro mujer, no pasa nada, estaremos en su casa.

M: Perfecto, pues sobre la hora del café iré para allá ¿vale? ¿Está por ahí?

Manolo: Esta con la abuela, se la ha bajado un poquito al parque. Ahora mismo voy a

bajar a recogerlas en el coche para irnos a comer.

M: Vale Manolo pues esta tarde nos vemos. Dile a Yolanda que luego me paso y os

veo.

Manolo: Vale Maca, venga... hasta luego... M: Adiós...

Colgó y se fue directa al baño. Se bajó las braguitas y se sentó en la taza sujetándose la cabeza con los brazos apoyados en las rodillas. Cuando terminó, se lavó un poco la cara para despejarse. Se enjuagó un poco la boca pues la tenía muy reseca y volvió a la habitación en donde Esther estaba ya despierta pero medio estirándose con los ojos aún cerrados.

M:... ¡borracha!... (le acarició la mejilla)

E: uhm uhm uhm (sonreía sin poder abrir todavía los ojos) Ahhhhh (bostezaba) Ays..

Maca (decía con la voz ronca)

M: Vaya voz de cazallera que tienes Esther jejeje (reía dulcemente mientras se volvía a

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E: Ahhh (se apartó un poco mientras seguía bostezando) ¿Qué hora será? M: Más de la una ya

E: ¿La una? Uff Maca... la que pillamos anoche...

M: Si, hacía tiempo que no me pillaba una tan gorda. Y todo por tu culpa ¿eh?

E: Si, si... por mi culpa... (empezaba a abrir los ojos con dificultad) ¿era tu móvil lo que

sonaba, o los mariachis que nos han seguido hasta aquí...?

M: Jajajaja Anda que... los mariachis.. ays... que risa... jejejejeje. E: Sí... jejeje.

M: Gracias Esther (se puso de lado frente a ella)

E: (sonrió) de nada... lo normal es que te quedaras a dormir, en esas condiciones no

podías ni coger la moto ni mover tus pies jejeejje.

M: No... si lo digo porque hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien; hacia tiempo que

no me había sentido tan a gusto con nadie, de verdad (decía tranquilamente)

E: Gracias a ti, porque desde que salimos ayer... lo único que recuerdo de ese idiota, es

que no me he acordado de él en todo el tiempo que... que he pasado contigo... y yo... yo también me sentí muy bien, de verdad.

M: Lo sé... pero... volverás a acordarte de él. E: Es que... duele, Maca, duele...

M: Ya... mira... pero (de coña) soy una madre responsable, directora de un hospital y...

y no puedes pretender que cada fin de semana que no tenga a Leticia... nos pongamos hasta el culo de tequila... para olvidar (sonrió)

E: Jajajajaja Oye pues... ahora que lo dices... ¡qué quieres que te diga!... no sé yo ¿eh?...

no sería mala idea... jejejeje

M: Jajajajaja.

De repente, instintivamente, Esther se abrazó a ella y le dio un dulce beso en la mejilla, quedándose acurrucada sobre su hombro.

La sonrisa de Maca fue desapareciendo casi por completo. Tenía los ojos muy abiertos. Y aunque intentaba disimularlo, cada vez le costaba más respirar. Su corazón empezaba a latir fuertemente y no sabía qué hacer para intentar calmarlo, que Esther no se diera cuenta pues, estaba muy cerca de él. Por su mente pasaban imágenes, a la vez de todo y de nada; era un acúmulo de sensaciones rápidas, inexplicables. Sintió miedo, miedo a lo desconocido pero a la vez, no quería que Esther se separara ni un milímetro de la

posición en la que estaba, abrazándola con ternura. Pero no fue así, porque Esther se separó un poco y la miró.

E: Perdona (sonreía) que... te tengo aquí toda acaparada. M: No... no pasa nada (la miró fijamente a los ojos)

E: (no sabía por qué pero no podía aguantar esa mirada fija de Maca en sus ojos e

intentó cambiar de conversación) ¿Quién era?

M: ¿Quién?

E: Si, que quien te llamaba, ¿es urgente?

M: Ah, no, no... mis suegros, que se iban a comer a casa de Yolanda, mi cuñada. E: Ah pues...

M: No, es tarde Esther, se iban ya. Iré después de comer a recogerla. E: ¿Se... se parece a ti?

M: Pues... si, dicen que sí. Tiene un aire a su padre pero dicen que se parece mucho a

(22)

la cartera para enseñarle una foto de su pequeña a Esther) Mira... (sacaba la foto) bueno... ya sabes... las madres... que siempre llevamos fotitos de nuestros hijos jejejee

E: (cogió la foto) Maca... (sonreía con cara de sorpresa) pero... si es clavadita a ti...

jejeje. Tiene tus mismos... ojos... son enormes, se le van a salir de la cara... jejejeje.

M: Si (sonreía dulcemente) bueno, los tiene verdes, como su padre y es rubieja, él

también lo era...

E: Se nota que le querías mucho, ¿verdad?

M: Si... le quise bastante. Y eso que mi familia al principio se oponía. E: ¿Por?

M: Era un simple informático. Mi familia es de dinero y tenían ya echado el ojo a otro

chico para mí, pero... en fin, con estas cosas... no se puede jugar, ya sabes...

E: ¿Eres de familia de dinero? ¡venga ya...! jejejeje M: ¿Conoces las bodegas Wilson?

E: ¡Madre mía! ¿y quien no?. No me digas que eres de la familia de los Wilson... M: Pues... sí.

E: ¿Tu madre?

M: No, no... mi padre.

E: ¿Y como es que te apellidas Fernández?

M: Bueno, en realidad me apellido Wilson Fernández. Pero al llegar a Madrid, para no

crear envidias y que la gente pensara que había alcanzado este puesto por mi apellido, cambié el orden. Pero en mi D.N.I. soy Macarena Wilson Fernández.

E: Jejejeje. Anda... que si te hubiesen visto ayer bebiendo tequila... jejejejejeje M: Uff... me desheredan jajajajaja. Te traeré unas botellitas, ya verás que rico. E: Vale, un buen vinito... siempre es de agradecer jejejeje. ¿Te quedas a comer vale? M: No sé... no quisiera entretenerte mucho...

E: ¿Entretenerme? ¡para nada! (se levantaba) si quieres mientras preparo algo puedes

darte una ducha...

M: Si venga (se levantaba también) no estaría nada mal, a ver si me despejo un

poquito...

Mientras Maca se duchaba, Esther estuvo preparando algo de comida.

E: "¡dios, como me miraba! ¿por qué no puedo aguantar esa mirada?. Tiene unos ojos

tan grades y tan expresivos. Ayer también me miraba mucho, y no sé... si es que era porque estaba contentilla o qué... pero a veces me echaba unas miraditas... que... madre mía... Es más maja... que bien nos lo pasamos ayer jejeje. Me gusta estar con ella. Pero... no sé, hace tan solo dos días que nos conocemos aunque bueno, eso no tiene que ver, hay veces que conoces a alguien y conectas muy bien con esa persona, y creo que eso es lo que nos ha pasado a Maca y a mí. Además, es tan guapa... ays Esther, ¿por qué estás pensando en esto, por qué...?. Venga repite: a mi no me gustan las mujeres... a mi no me gustan las mujeres... Maca es guapa y... y ya está. ¿Qué tiene un cuerpo envidiable? Vale... ¿Qué tiene una voz encantadora? Bien... si... ¿Qué tiene una mirada alucinante? Sí también... y ¿Qué?. es una mujer "m" "u" "j" "e" "r" mujer, mujer... mujer Esther por dios, por dios..."

M: ¡Esther! ¡Esther...!

E: (se sobresaltó y se dio la vuelta) Si, perdona... dime.

M: Jejeje todavía estás en babia ¿eh?. Nada que si tenías algún desodorante. E: ("¿para qué?... si no lo necesitas, si hueles muy bien...") De...¿desodorante? M: Jejeje, si mujer, de eso que se echa una en las axilas para oler un poquito mejor... E: Jejejeje. Perdona Maca (ays...) si, en el armario que hay al lado de la ducha.

(23)

M: Vale (se fue a por él)

Cuando Maca salió del baño, Esther la relevó, le tocaba a ella. Mientras, Maca, se quedó merodeando por la casa. La conocía casi toda. Pero había una puerta que estaba cerrada.

M: ¡Eshter!

E: (se limpiaba los ojos de champú, pues la oía muy cerca de la puerta y se le escapó de

los nervios a los ojos) ¿Quéeeee?

M: ¿Qué tienes aquí, otra habitación?

E: ¿En dóndeeee? (le gritaba desde la ducha) M: Aquí... en la puerta de al lado del baño... E: Ah... pasa si quieres, pero ten cuidado... M: ¿Por qué? no tendrás... fieras peligrosas...

E: Noooo... pfuf pfuff (escupía el champú que le había entrado en la boca)

Maca abrió con cuidado la puerta. Encendió la luz y de repente, la habitación se quedó tenuemente iluminada en rojo. Era como un pequeño estudio fotográfico. Sobre una cuerda estaban colgadas algunas fotos. Las miró. Eran preciosas, había fotos en color, en blanco y negro... sobre una mesa estaba la máquina de revelar y dos cámaras, aparte de algunos botes con líquidos que supuso que eran los de revelar las fotos.

Al rato, Esther salió del baño y se dirigió hacia su estudio de fotografía. Maca miraba las fotos.

M: Vaya... (la sonrió) ¿son tuyas? E: (asentía) Sí...

M: Pero... son preciosas Esther. No me habías dicho que te gustara la fotografía. Cada

vez me sorprendes más...

E: Bueno... hace poco que nos conocemos, no me ha dado tiempo a contarte muchas

cosas de mí...

M: Mira, esta... me encanta... unas manos, debajo de un chorro de una fuente... E: ¿Sí? Que curioso, es de mis favoritas.

M: ¿Las vendes?

E: ¿Por que? ¿Estás... interesada en alguna? Jejejeje. No, que va. Bueno... alguna vez he

vendido alguna, pero... bueno, más que nada lo hago porque me gusta.

M: Pues... te aseguro que te ganarías la vida muy bien con esto ¿eh? E: Jejejeje

M: ¿Qué? (encogiendo el hombro)

E: No... si sólo lo hago por hobbie, de verdad... Bueno, he preparado una ensaladita.

Algo fresquito a ver si se nos termina de pasar este resacón...

M: Vale venga, aunque... no te creas que tengo mucho hambre, que el estómago... lo

tengo algo revuelto.

E: Veeeenga vamos a la cocina a comer, a reponer fueeeeerzas.

Se dispusieron a comer.

E: Bueno, y... ¿tu que hobies tienes?

M: ¿Yo? pues... me gusta mucho montar a caballo. Antes lo hacía bastante. Tengo un

caballo.

(24)

M: Jejeje. Se llama King Wilson, es precioso. Pero ya hace tiempo que no monto. Está

en Jerez, en la finca de mi familia.

E: Oye y ¿tu familia al final acepto a tu esposo?

M: Sí. Vieron que me hacía feliz. Eso es lo importante ¿no?

E: Sí. Mira... mi madre no ha terminado nunca de aceptar a Jaime, lo sé, por

comentarios que a veces me hacía. Pero como a mí me gustaba, al final lo terminó por aceptar. Todavía no se lo he dicho.

M: ¿No? ¿y eso?

E: No sé... Al final estaba ilusionada, me animaba para que nos casásemos. Ya ves...

nada más lejos de la realidad.

M: ¿Ha sido tu único novio?

E: No... (sonreía) soy fea... pero... resultona... jejeje M: Venga Esther, que siempre estás con lo mismo.

E: Vaaale, vaaale. Tuve otro novio más, pero... iba muy a su aire, salía mucho por ahí

con sus amigos, y muchos fines de semana, me veía sola en casa. La cosa no marchó. ¿Y tu?

M: Yo tuve varios, pero... lo mismo, nada... rolletes simplemente. Hasta que conocí al

padre de Leticia, no sé... me daba paz, tranquilidad...

E: ¿Y... te has planteado alguna vez rehacer tu vida con alguien?

M: Es difícil Esther, aunque... sé que puedo dar mucho pero... es difícil. E: Sí, lo sé...

M: Si, es difícil

E: No, me refería a que sé que puedes dar... que puedes dar mucho Maca (sonreía) M: (sonrió) gracias.

Cuando terminaron de comer prepararon unos cafés. Se los tomaron tranquilamente en el sillón. Se pusieron a charlar de anécdotas de la vida...

M: Jajajajaja ¿eso te dijo?

E: Ya te digo... va y me dice la tía... (poniendo voz de cursi) "pues tenemos esta crema

facial, que erradica los radicales libres que atacan a la piel" y yo voy y le digo... que nooo, que no quiero cremas... y va y coge un espejo y me dice la tía... "permítame que la enseñe algo" y me acerca un espejo de esos de aumento muy cerca de la cara y me suelta... "¿Ve? ¿Ve lo seca y descolorida que tiene la piel? ¿Ve el daño irreversible que ha hecho a su cutis? No se ha cuidado para nada el cutis, señorita, para nada..."

M: Jajajajajaja (no paraba de reírse, la verdad es que Esther parecía seria pero tenía su

puntillo)

E: Y claro, eso ya me puso... Y voy y le digo... A ver, ¿pero usted que vende? ¿cremas,

o golpes de estado?

M: Jajajajaja ¿eso le dijiste? Jajajajaja

E: Ya te digo, y acto seguido sin ni siquiera mirarla, me largué. M: Pero que tía más tonta, ¿no? jajajajaja

E: Hoooombre (tocándose la cara) ¡con lo bonita que tengo yo la piel...!

M: ¡Mira! Ya vas progresando, ya tienes algo bonito... ("¿algo, solo algo? Maca...

Maca... que es una mujer...") Bueno... Esther esto... me voy a marchar ya. Voy a ver si

veo a mi cuñada, que hace tiempo que no la veo.

E: Si, vale... y a tu niñita... que tendrás ya ganillas...

M: (sonreía) si... Bueno.. (se levantó, y con ella Esther) que... que me lo he pasado muy

bien Esther. Espero que... que volvamos a repetirlo...

(25)

M: ¿Qué turno tienes mañana?

E: A ver a ver... si no recuerdo mal... mi jefa me ha puesto... ("¡cómo me ha puesto,

cómo me ha puesto mi jefa por diosssss!") ¡Me ha puesto de noche! ¡Que tía!...

M: Si... es que... cómo son las jefes ¿verdad? (poniendo carilla de asco)

E: La mía... la mía... ("la mía es alucinante por diossssssss") es buena jefa... la mujer... M: um, um, um, um (sonreía) bueno... lo dicho... con tequila y sin tequila, ha sido un

placer pasar estas horas contigo Esther

E: Para mí... también Maca (sonrió tímidamente)

M: Venga (se acercó a Esther y le dio un solo beso en la mejilla, no quería darle dos,

eso era lo habitual, y lo que había pasado... no lo era, no...) mañana nos vemos (abría la puerta)

E: Vale Maca ( la sonreía desde la puerta) y ten cuidado con la moto...

M: (se dio la vuelta) ¡La moto...! (se quedó pensativa) Ah, si, si... ya recuerdo dónde la

deje jejejejeje. Venga hasta mañana.

E: Adiós...

Maca se marchó. Esther cerró la puerta y se quedó de espaldas apoyada en ella. Suspiró hondo. Miraba alrededor de la casa pero a ningún sitio en especial. Se fue al lavabo a lavarse un poco la cara. Cuando se la secaba, mirándose al espejo, de repente vio la barra de desodorante. La cogió, la abrió y la olió. Se sorprendió a ella misma en el espejo oliendo la barra. Bajo la mirada, miró la barra y seguidamente se volvió a ver en el espejo. Tragó saliva, dejó la barra de nuevo en el lavabo y se fue hacia el salón. No solía fumar, pero algún paquete de Jaime había por allí. Cogió un cigarrillo y lo encendió. Dio una gran calada y exhaló el humo fuertemente mirando hacia el infinito. Toda nerviosa, se mordía la yema del dedo pulgar en el que mantenía el cigarrillo. Acto seguido con la otra mano, empezó a masajearse la sien, y no precisamente porque le doliera la cabeza, no...

E: ¡Joder...! (casi llorando, fue la única palabra que salía de su boca)

Sobre las diez Maca acostaba a Leticia en la cama, con una muñequita de los lunnis que le había regalado su tía.

M: ¿Te gusta la muñeca que te ha regalado la tía? (que feilla es la pobre...) Leticia: Zi... Lupita. Jejeje tiene las trenzas pada arriba (las tocaba)

M: um, um (sonreía) parece que se van a echar a volar... Leticia: Zi... mami y tiene gafas como tú...

M: Claro... las de mamá son negras, y estas que lleva Lupita son de color... Leticia: Amadillo jejejeje

M: Muy bien... y los ojos los tiene tan grandes como tú Leticia: Shii... mu bonitos mami...

M: (por dios, si los lleva uno para España y otro para California...) Si, muy bonitos

cariño... Venga y ahora ¿Qué dicen los lunnis?...

Leticia: (canturreando) bue naz noches hazta mañana los luniz y los niñooo nos amos a

la camaaaaa...

M: Jejejejeje. Pues eso cariño, venga, que hoy vas a dormir con Lupita. Leticia: Siiiii (abrazaba la muñeca)

M: Hasta mañana cariño. Venga y duérmete pronto... que mañana hay que ir al cole...

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