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La Psicologia Del Soltero Entre El Mito y La Realidad

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J uan A nt onio Bernad

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LA PSICOLOGÍA DEL SOLTERO

Entre el mito y la realidad

C r e c i m i e n t o p e r s o n a l

C O L E C C I Ó

N

'eren

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Queda prohibida, salvo excepción previsto en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de propiedad intelectual. I.a infracción de los derechos mencionados puede *u>r constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sgts. del Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos.

© Juan Antonio Bernad, 2004

© EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S.A., 2004 1 lenao, 6 - 48009 Bilbao www.edcsclee.com i n fo<§edesclee .com

Diseño de colección: Luis Alonso

Printed iti Spain ISNB: 84-330-1852-3

Depósito Legal: BI-357/04 Impresión: RGM, S.A. - Bilbao

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Te recuerdo, por s¡ no habías reparado en ello, que hay tres estados imperfectos, la soltería, el matrimonio u todos los intermedios

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ÍNDICE

Presentación ... 11

Saludo a los lectores, solteros y casados... 15

Los solteros: sus múltiples caras y sus numerosos interrogantes ... 17

Mis convicciones personales y los objetivos de este libro ... 22

1. La soltería y sus dimensiones psicológicas ... 31

Diferentes concepciones de la soltería ... 33

Una tipología provisional de la soltería ... 74

2. Solteros, ¿por qué? ... 93

Razones psicológicas de la soltería ... 95

El mito de "la media naranja" y la casualidad ... 113

Los factores ambientales o determinismo sociológico de la soltería... 117

Las mujeres solteras, ¿caso especial? ...122

3. La vida del soltero: sus luces, sus sombras ... 125

Rápida ojeada a las ventajas e inconvenientes de la soltería ... 131

Los solteros: ¿juegan con ventaja? ... 133

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I-A PSICOLOGÍA 1 ) 1 1 SOI TF.KO: IÍNTKIII L MITO Y LA KIíALIDAD 4. El futuro de* los solteros: Los solteros en el futuro y su

desarrollo personal ... 223 Crecimiento personal del soltero: supuestos, experiencias

y metas ... 225 Directrices básicas para un programa de desarrollo pleno del soltero 256 5. Apertura del soltero a l.i vida en pareja y al matrimonio ... 263

Encontrarás tu pareja donde menos lo esperas ... 268 Correr el riesgo de acertarte a la persona que te interesa . .270 El salto al conocimiento personal y al amor pleno de

pareja ... 272 Las parejas de hecho y la supresión de los vínculos jurídicos

de pareja ... 285 Decálogo para solteros ... 292 Anotaciones y comentarios al libro de Carmen Alborch (1999):

Solas. Gozos y sombras de una matiera.de vivir. Madrid:

Temas de Hoy, 7* ed ... 295 Referencias bibliográficas... 321

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PRESENTACIÓN

Hasta fechas recientes, en el mundo occidental más del noventa por ciento de los adultos estaban casados y, actualmente, ocho do cada diez divorciados europeos se vuelven a casar antes de transcurrir los cinco años siguientes a su ruptura matrimonial. En España, una de cada cuatro personas en edad de casarse está soltera. ¿Por qué se casaba la mayoría y hoy crece el número de solteros?, ¿es la soltería una cuestión de elección o algo forzado "que te cae"?, ¿por qué no logran casarse muchos que lo desean?, ¿tienen algo en común todos los solteros?, ¿cómo pueden alcanzar los solteros un desarrollo pleno de su persona? Éstas y otras muchas preguntas aparecen tan pronto como uno se adentra en el mundo de los solos y solteros; sobre ellas tratan estas páginas.

Este manual se desmarca de todos aquellos estereotipos y estigmas con que el pensamiento vulgar es proclive a implicarse tanto en una exaltación a ultranza de la soltería como de quienes incurren en el atrevimiento de despreciar con altisonantes palabras la pt>co menos que "infracondición humana de todos los que han tenido que resignarse a la triste condición de solteros". Mi posición es que la vida de los solteros merece tanta consideración y aprecio como la de los casados, por lo que no tiene sentido utilizar dos raseros a la hora

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I A 1’SKOIAK.lA 1)1 I SOI UTO): l-NIK! I I. MIIOV I A KKAI.IIMO

•Jo valorar la vida de los humanos, uno para los casados y otro distinto para los solteros, longo, además, la firme convicción de que, en i uanto grupo social, los solteros pueden ser personas tan maduras v un felices, ricas y ambiciosas en su desarrollo personal como los < asados y que su contribución a la buena marcha de la sociedad es ¡xrrfectamente comparable enta* ambos grupos.

Tras varios años dedicado al estudio de la vida de los solteros, he * «improbado que la mayoría de los juicios que se emiten en torno a los pros y los contras de la soltería se fundamentan en un supuesto falso: que las personas somos una especie de clones, todos iguales «•ntre sí, con idénticas necesidades y afectados por los mismos problemas. No hacen falta grandes esfuerzos para constatar que la realidad difiere sustancial mente de tal versión de la peripecia humana.

No soy firme defensor de la soltería, ni tampoco del matrimonio, pues pienso que ambos ofrecen grandes posibilidades de alcanzar una vida feliz, de la misma manera que los dos estados están so molidos al idéntico y largo proceso que conduce al logro de una vida rica y plena.

Este ensayo sobre la Psicología del soltero quiere contribuir al i ««conocimiento social de los valores positivos de la soltería y, al mismo tiempo, proponer a los solteros un programa de desarrollo perenal, especialmente en tres ámbitos, en el terreno del amor, de la . omunicación afectiva con su entorno y del encuentro con un marco .Je vida connotado por la serenidad y la alegría de vivir.

Al margen de intuiciones vagas y atrevidas, me gustaría dejar sentado desde este momento que, frente a la falsa afirmación de que la soltería es un "fallo o versión pobre ^el mundo del casado", hay *»tra versión más real de la misma que la considera una situación plenamente normal y con las mismas garantías de éxito que la experiencia vital del casado. Solteros y casados coinciden en la condición .le personas, seres privilegiados cargados de positividad y con capa- i idad para amar, soñar, trabajar y comunicarse en una medida tan ¿mplia que nadie hasta el presente ha sido capa?, de cuantificar.

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PRESENTACIÓN

Abrigo la esperanza de que mis esfuerzos se verán recompensado'' con una realidad tan gozosa como grande ha sido la ilusión que he puesto en la elaboración de este trabajo que, con el mayor afecto y consideración hacia los solteros, pongo en las manos de los lectores, tonto solteros como casados.

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SALUDO A LOS LECTORES, SOLTEROS Y

CASADOS

Una de las experiencias escasamente gratificante por la que debe pasar el profesional de la psicología es la superación de la carga de confusión que comporta cualquier intento de iluminar alguna de las parcelas constitutivas de la compleja vida de las personas. En mi caso, apreciado lector, tal experiencia ha supuesto concienciarme de las perplejidades que implica el compromiso de explorar y esclarecer el campo en el que los hombres y las mujeres desarrollan esa inefable capacidad que todos poseemos, dar y recibir amor dentro de la pareja. Mi punto de partida es que, en cuanto seres humanos, tanto los solteros como los casados, estamos igualmente llamados al amor y que poseemos todo lo necesario para disfrutar de él recorriendo caminos sustancialmente idénticos y sólo y muy parcialmente diferentes. En tal horizonte, estoy convencido de que una de las experiencias más maravillosas de la vida es sentir que siempre podemos amar y que nunca nos encontraremos en situaciones en las que podamos decir "ya no puedo amar más y mejor, no encuentro nuevas for-mas de mostrar el amor hacia mí mismo y a los demás, he agotado toda mi capacidad de recibir el amor de los que me rodean".

En este ensayo me propongo explicar cómo los solteros, los que nunca han estado casados ni vivido en pareja, los que aún no se han

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l.A PSICOLOGÍA DHL SOLTERO; ENTRK liL MITO Y LA REALIDAD

casado, los que aspiran a casarse y los que nunca se casarán pueden realizar su vocación al amor lo mismo que los casados o emparejados y que la soltería, el matrimonio y todos los estados intermedios, dentro de límites que hasta el presente nadie ha sido capaz de fijar, gozan de unas prácticamente ilimitadas posibilidades para recorrer los caminos que conducen a la plenitud del amor entre las personas.

Fui soltero hasta los 37 años y desde entonces convivo con la misma mujer, mi esposa, de la que por el momento no pienso separarme a pesar do que más de una vez me he preguntado, como me han confesado haberlo hecho muchos otros casados: ¿quién me mandaría meterme en el berenjenal del matrimonio, qué habría sido de mi vida si hubiera optado por la soltería, cómo vería y valoraría a mi persona en el diario discurrir por la vida sin la cercana y penetrante mirada de otra persona que me ayuda a saber quién soy en el fondo de mi intimidad, allí donde se toca la confusa frontera que separa mi yo de un tú, o a salir de la indefinición que percibo cada vez que intento comprender la unidad que implica el "nosotros" en cuanto expresión del inextricable misterio que comporta el binomio hombre-mujer? Acepto de buen grado que se me pueda hacer una objeción: ¿cómo puedes hablar para los solteros tú que eres un casado? La respuesta, como en general siempre que se habla del trabajo de los psicólogos y expertos en salud mental, es pensar que la tarea de estos profesionales es escuchar a los demás ayudándoles a alcanzar la plenitud de vida a la que están llamados y solucionar sus problemas, y ello tratando de ser neutrales, a sabiendas de que la neutralidad total no se logra siempre y del todo. Por mi parte y siguiendo el consejo de Wachtel (1999), me he prevenido hasta donde me ha sido posible para no dejarme contaminar por lar. ideas, generalidades y tópicos que circulan sobre el soltero, dedicándome a proponer con toda honestidad y el más profundo de los respetos hacia mis lectores mi personal visión acerca de la soltería en cuanto una de las posibles formas, nunca la única, de entenderla, valorarla y vivirla. También quiero advertirte que en mi largo discurrir por las páginas que siguen

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SAI.UDO A LOS LECTORES, SOLTEROS Y CASADOS

intento apartarme en todo momento tanto del dogmatismo "esto es lo que vale" como del escepticismo "todo vale lo mismo"; en cualquier caso, la valoración última de lo que aquí digo te pertenece exclusivamente a ti.

Tras mi amistoso saludo inicial, te propongo algunos datos e inte-rrogantes especialmente elocuentes para mí y algunas indicaciones acerca de los objetivos, contenido y estructura que me han servido de pauta en la redacción de este trabajo, con ello pretendo simplemente facilitarte la lectura del libro que tienes en tus manos.

Los solteros: sus múltiples caras y sus numerosos interrogantes

Cuando uno se pone a hurgar en la variedad de connotaciones que caracterizan al grupo numeroso de personas que denominamos "solteros", aparecen muchos datos y gran número de interrogantes.

I le aquí algunos altamente significativas:

• hasta fechas recientes, en el ámbito de la cultura occidental, más del 90 por ciento de los adultos de mediana edad estaban casados y entre el 70 y el 80 por cien de los divorciados se volvían a casar antes de transcurrir los cinco años tras su ruptura de vida en pareja (Kleen, 1994). A la luz de este simple hecho y al margen de cualquier pretensión científica y sin prejuicios, surgen varias preguntas intrigantes ¿por qué se casan unos, la mayoría, y otros conviven al margen del matrimonio?, ¿la soltería es cuestión de elección o algo forzado, "que te cae"?, ¿es el matrimonio una necesidad "natural y básica" de la persona, una meta del ser humano en cuanto tal o, por el contrario, un mero "imperativo social"? (Jaeggi, 1995), si nacemos solos, ¿por qué tantas personas, a todas las edades, buscan compulsivamente su media naranja? Hoy hay consenso en afirmar que la psicología y sociología están lejos de haber encontrado explicación suficientemente eSclarecedora a estos interrogantes, lo que queda patente a la vista de las diferentes interpretaciones que cabe dar a las siguientes informaciones:

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I.A IMUM.OGfA DI I.SOI.TKKO: INTUI-I MI. MITO Y l-A REALIDAD

• en el mundo «Kcident.il, sólo el 50 por ciento de los que se casan consiguen salvar su matrimonio.

• de aquéllos que siguen casados, hasta otro 50 por ciento no se sienten satisfechos en su vida de pareja, que mantienen sólo por "deber" a la promesa de fidelidad que en su día hicieron y en muchos casos por miedo a empezar de nuevo y en otros porque no ven otra salida (Cray, 1992).

• según las estadísticas oficiales, en España uno de cada cuatro españoles en edad de casarse es soltero/a lo que contrasta con la realidad de hace 50 años cuando en amplias capas de la sociedad española el 90 por ciento de las familias estaban constituidas por casados y un 75 por ciento de ellas con hijos.

• en Europa, se está produciendo un aumento espectacular del número de personas solteras o no emparejadas, hasta el punto de que desde los años 8(1 hasta el presente dicho incremento alcanza en muchos estratos sociales cifras superiores al 40 por ciento.

• es general la opinión de que la versión del matrimonio y de la soltería proporcionada por los medios de comunicación social, la TV y los ensayos sobre las relaciones entre los sexos depende prioritariamente de la condición de soltero, divorciado o casado de los guionistas, escritores e investigadores.

• la moderna versión de las relaciones entre el hombre y la mujer están experimentando una apertura a variedad de formas hasta hoy prácticamente desconocidas en nuestro ámbito cultural: 1) solteros y solteras que comparten por largo tiempo en la cercanía su vida diaria y laboral, incluidas sus aficiones personales y de ocio y sin ningún atisbo de,inierés por convertirse en pareja, 2) hombres y mujeres que tienen pareja pero viven habitualmente solos, compartiendo parcialmente su vida y viviendo separados y sin ningún deseo de institucionalizar su relación (LAT-Living Aparl

Togrther), 3) parejas que se consideran novios, comparten su vida

íntima personal a niveles profundos y sin embargo nunca se plantean casarse ni vivir juntos, 4) solté-

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SALUDO A LOS LECTORES, SOLTEROS Y CASADOS

ros/as que practican una convivencia esporádica con su pareja en fines de semana o en vacaciones, sin perspectivas de matrimonio, 5) parejas de hecho totalmente comprometidas que dicen tener terror a dar el paso al compromiso que conlleva el matrimonio legalizado, 6) sol teros/as que tienen pareja pero siguen viviendo habitualmente separados y en la casa paterna, 7) parejas que conviven con parejas diferentes en determinados períodos y en otros no, 8) solteros/as que confiesan necesitar el complemento del otro sexo pero reduciéndolo únicamente a la satisfacción de sus necesidades sexuales, etc. (Lamourére, 1988; Gpolla, 1995; Alborch, 1999; Alberdi, 2000). Curiosamente, los solteros que viven dentro de tan amplia variedad de situaciones coinciden en dos notas: confiesan sentirse suficientemente felices en tal modo de vida y están decididos a no llevar más lejos su compromiso personal.

F.n función de los datos mencionados, me propongo responder en estas páginas a preguntas como las siguientes:

• ¿por qué unos se casan y otros no?

• ¿en que se diferencian las vivencias de los solteros de las de los casados?

• ¿por qué hay adultos que no quieren casarse? • ¿por qué no logran casarse muchos que lo desean? • ¿son los solteros de hoy diferentes de los de ayer? • ¿qué tienen en común, si lo tienen, todos los solteros?

• ¿qué ha sido necesario que ocurriera para que en los momentos actuales y en nuestra sociedad aumente el número de solteros? • ¿caminamos hacia una sociedad de solteros?

• ¿la soltería tiene sus principales causas en la sociedad o es una conducta que hunde sus raíces en el núcleo personal del indi-

• ¿buscamos de la misma manera el amor los hombres y las mujeres? viduo?

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I.A FICOLOGÍA DEL SOLTERO: fiNTRF. EL MITO Y LA REALIDAD

En los últimos años y con ocasión de mis viajes por algunas capitales europeas, he recorrido afanosamente algunas de sus librerías importantes intentado localizar obras o estudios que clarifiquen lo que distingue en lo psicológico a los solteros de los casados. Con el mismo objetivo he recurrido a internet y, por ejemplo, en el amplio servidor Coogle he podido encontrar hasta un total de 84 páginas bajo el epígrafe "psicología soltero" y unos 120.000 webs particulares o fichas, así como otras 84 páginas sobre el "celibato", con parecido número de webs referidos a este tema. Tras tan amplia búsqueda, no ha sido pequeña mi extrañeza el comprobar que entre tantas fuentes de información no existía un manual sistemático soba* la "Psicología del soltero" y ésta ha sido una de las motivaciones más decisivas que, como profesional de la psicología, me lia llevado a emprender el arriesgado empeño de redactar el libro que tienes entre tus manos. Mi motivación se acrecentó especialmente al constatar que muchos, lo mismo solteros que casados, guiados más por los tópicos que por datos científicos fiables y válidos, estaban implicados en el, a mi jui cio, estéril debate de inclinarse bien a favor de una exaltación a ultranza de la soltería, bien y por el contrario, incurren en el imperdonable atrevimiento de ridiculizar hasta el escarnio la "despreciable situación de todos los que han tenido que resignarse a la triste condición de solteros" (!).

Mi opinión, apreciado lector, es que las vidas de los solteros/as merece tanta consideración y aprecio como las de los casados/as y, por tanto, no tiene sentido utilizar dos raseros a la hora de valorar la vida de los seres humanos, uno para los casados y otro distinto para los solteros. Apoyándome en análisis propios y ajenos intento mostrar que los dos estados, el de casado y soltero, tienen la misma entidad y que son dos modos diferentes e igualmente posibles y válidos de realizarse como persona (Schwartzberger y otros, 1995). Me desmarco, por lo mismo, de tópicos tan insustanciados e hirientes como pensar que "si a los 25 años no te has casado, tendrás una buena razón para sentirte avergonzado/a" (Nothormb, 2000) o, como so los dice a las mujeres japonesas, que es tan vergonzoso comer mucho,

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SALUDO A LOS I F.CTORFS. SOI Ti: ROS Y C ASADOS

para no dejar de ser hermosas, como no tener hijos (Alborch, 2000). I’or las mismas razones, tampoco comparto el consejo que, al parecer v según

Diógenes, dio Sócrates a uno de sus discípulos cuando le preguntó si era mejor casarse o no: "I i a gas lo que hagas, le respondió el maestro, te arrepentirás (...). I’em cásate, si tu matrimonio sale bien, serás feliz, y si sale mal, serás filósofo".

Durante el tiempo dedicado a preparar este ensayo, he leído muchos trabajos relacionados con la vivencia del amor entre personas de distinto sexo y tengo que confesarte que mi paciente y largo recorrido por varios miles de páginas c informes me ha permitido captar con bastante claridad que sus autores, las más de las veces sin decirlo abiertamente, pretendían una de estas dos finalidades contrapuestas: unos presentar el matrimonio como la mejor solución para la persona, acompañando su argumentación de una cierta y sublimi- nal descalificación de la soltería, y otros lo contrario, proclamar a los cuatro vientos las cuasi ilimitadas ventajas de la soltería, trente a las servidumbres sustanciales y graves penurias que acompañan al matrimonio y la vida en pareja. Curiosamente y siguiendo parecidos criterios sesgados o simplistas dicotomías, en lugar de analizar el fenómeno de la soltería y el matrimonio mostrando sus respectivos pros y contras, las dos posiciones mencionadas optan por los extremos del todo o nada, blanco o negro, esto vale y esto no, y paralelamente, c?si todos esos trabajos se muestran igualmente contundentes a la hora de "reivindicar" el valor de sus respectivas posturas a favor

o en contra de los solteros, para lo que -y esto es a mi juicio lo más llamativo- no se andan con tapujos intentando "demostrar" lo injusta que es la sociedad a la hora de valorar la condición que defienden, ni muestran el menor escrúpulo en convertir sus simples opiniones en pretendidas y sesudas tesis científicas, lo que lleva a unos a insistir en que la historia y las formas de relación entre los hombres y las mujeres deben permanecer "como siempre han sido" y a otros a proclamar la imperiosa necesidad de que "cambie el rumbo de la historia" en el modo de entender tales relaciones. He llegado a la conclusión de que las dos posturas coinciden en dos debilidades, por un

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l.A I’SICOI.CXJÍA DEI.SOI l l-KO: KNTKI! III. MITO Y LA KKAI.IDAD

lado, comelen el sesgo de considerar totalmente positiva la tesis que defienden y negativa V equivocada la contraria y, por otro y mucho más decisivo, se olvidan di* que los sujetos que ostentamos la condición humana gozamos de la suficiente consciencia y libertad para optar por la soltería o el matrimonio y que en tal libertad radica precisamente el valor definitivo del estado o condición de casado o de soltero. Mi posición parte del principio de que cada persona, en cuanto ser irrepetible y libre, es más que todas sus circunstancias juntas y, por lo mismo, en ningún caso tales circunstancias bastan para explicar por qué unos se casan y otros no. listo me obliga a adoptar la postura del analista que aspira a ser reflexivo y, a la vez, honrado con el lector y, por ello, lo que con la mayor objetividad que me es posible te presento es lo que he podido observar y deducir de los datos disponibles en torno a la soltería, sin olvidarme que tienes la doble posibilidad de decir sí o no a mis propuestas. Quiero decirte con esto que te presento como claro lo que veo con claridad y no te ocultaré las zonas de incertidumbre en todos los casos en que lo expuesto así me lo parezca. Una última observación: para evitar el peligro de incurrir en los vicios de la subjetividad y parcialidad, procuro presentar mis ideas y las ajenas con la mayor fidelidad a las fuentes y testimonios de que he podido disponer y sin ningún tipo de camuflaje o arriesgada interpretación personalista. Asumo el compromiso de serte plenamente sincero.

Mis convicciones personales y los objetivos de este libro

No dudo de que me agradecerás, estimado lector, el que te proponga una síntesis anticipada de lo que vas a encontrar en este manual, su contenido y los objetivos que persigo; así seguramente resultará más fácil y fructuoso el largo diálogo que nos espera mientras recorremos juntos el contenido de estas páginas. Esto conlleva para mí, entre otros compromisos, mostrarte desde este momento y al desnudo mis "convicciones personales", entendidas como criterios vertebradores o supuestos básicos con los que me he implicado en este trabajo; las resumo en las tres siguientes.

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SAI.UIX) A I.OS LECTORES. SOLTEROS Y CASADOS

1 I lay muchas i>ersione$ de la vida plena, una de ellas es la del soltero, ¡¡ne no es mejor ni /vor que la del casado; una y otra conllevan grandes posi* ¡<¡lidades y también numerosas limitaciones.

2 '. La vida del soltero constituye en estos momentos una experiencia psicológica y social lujo muchos conceptos nueva que tiene poco que ver con la soltería de otros tiempos; considero por ello necesario evitar cualquier tipo de generalización sobre ¡os solteros, lo que me llevaría inevitablemente a incurrir en considerables y posibles márgenes de error.

y. Puesto que las personas emparejadas o aisladamente somos únicas, nada de lo que aquí se dice sobre los solteros puede sustituir el acercamiento riguroso a la comprensión total y última de la ‘vida de cada persona y,;tor tanto, de la tuya. Esto me invita a hacerte una amistosa sugerencia: al margen de tu situación de casado o soltero, utiliza, modifica, ajusta, asume, rechaza... lo que propongo aquí sin preocuparte de que te apartes o te aten-gas a lo que digo; nada en mi propuesta es definitivo, totalmente seguro, ni sobre todo, equivalente a la iría única de que dispones para alcanzar tu propia felicidad, que es lo que verdaderamente te importa y me importa.

Insisto diciéndotelo de otro modo: pienso que, en cuanto grupo social, los solteros pueden ser personas tan maduras, felices, equilibradas y tan ricas y ambiciosas en su desarrollo personal como los casados y, por tanto, no puedo aceptar como verdades definitivas todos aquellos enunciados que denominamos estereotipos, creencias sociales vigentes en nuestra sociedad que reflejan verdades a medias y equivalen, con demasiada frecuencia, a visiones caricaturescas de la vida real de los solteros.

Objetivos de este libro

Con relación a los objetivos que me he marcado al escribir este paquete de reflexiones quiero decirte que lo que he pretendido por encima de cualquier otra consideración es llevar al ánimo del lector y especialmente a los solteros una idea: el reconocimiento de que el estatuto del soltero, tanto a nivel personal como social, guarda perfecto paralelismo con todos aquellos valores positivos que se atribu-

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I \ l’SICOIXXíÍA SCM.I IKO: EN IKE El. MITO Y I.A REALIDAD

vii «il i'sl.ido de casado y, en tal sentido, me gustaría contribuir al li»};ri» de estos tres objetivos:

I". Que por su condición de casado o soltero, nadie se considere más m menos digno de respeto que el resto de los demás adultos, ni que hava quien se crea con razones suficientemente serias para pensar que por ser soltero la persom carece de lo esencial para realizar- se en plenitud como el resto de sus semejantes, y ello porque cualquier persona, por el hecho de serlo, encarna un ser valioso, digno de recibir amor y consideración, al margen de su opción por la soltería o la vida en pareja. Todos tenemos nuestro haber y nuestro debe, nuestras cualidades y nuestras limitaciones y, en consecuencia, no es adecuado pensar que el hecho de que una persona tenga, por ejemplo, menos atractivo físico constituye un obstáculo insalvable para disfrutar de su capacidad para ejercer la simpatía, la honestidad, el amor y, en general, un alto nivel de desarrollo personal o social al margen y por encima de su estatus de soltero o casado.

2". Tengo también el máximo interés en promover un mejor cono-cimiento psicológico de la vida de los solteros que les facilite una adecuada valoración de sí mismos y, como consecuencia, se sientan más libres para no tener que poner en juego mecanismos de defensa tendentes a demostrar la falsedad de los tópicos y exageradas limitaciones atribuidas a la soltería -limitaciones, que son muy similares a las de los casados-. Espero que todo ello redunde a la postre en un mejor conocimiento de los solteros por parte de los casados y facilite el diálogo amistoso entre unos y otros dentro de la red de relaciones sociales en la que todos, al margen de nuestra condición de casados o solteros, jugamos el papel de protagonistas.

3". Por último, quisiera contribuir con mi aportación a iluminar los caminos conducentes al desarrollo de la vida de los solteros, tanto en el caso en que deseen dejar de serlo y pasar al estado de casados como en la hipótesis, igualmente posible y digna, de que aspiren a permanecer sirte die en su actual situación de soltería. En este segundo caso, todo mi empeño se orientará a mostrar que no tiene sentido empeñarse en demostrar la incapacidad o torpeza de los solteros

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SALUDO A LOS LliCPORFS, SOLTEROS Y CASADOS

para llegar a establecer con su entorno social unas buenas y sanas relaciones en términos de entendimiento cordial, de profunda amistad e incluso de intimidad, ni que nada tiene de extraño ni nos extra limitamos cuando, en contra de los burdos mitos y tópicos que circulan contra los solteros, afirmamos que en la convivencia del soltero con los demás pueden brillar con luz propia las más valiosas y delicadas formas de amor (Gail y Moon, 1997). Ello no significa, y esto también hay que decirlo con toda claridad, que ninguno de los estados, ni el de casado ni el de soltero, asegura por sí mismo una vida feliz, dado que la clave de la felicidad de las personas depende básicamente de la gestión inteligente o pobre que cada uno hace de las inmensas posibilidades que la vida nos ofrece de amar, soñar, comunicamos)' compartir nuestra vida con nuestros semejantes tanto dentro del matrimonio como fuera de él.

De que solteros hablo

Dada la variedad de situaciones que es posible incluir bajo el paraguas del concepto "soltero", quiero comenzar proponiendo al lector una primera aproximación al sentido que doy al término "soltero" a lo largo de mis reflexiones. Desde mi posición, tal concepto queda delimitado por las siguientes acotaciones:

INCLUYO básicamente en la categoría de solteros a quienes no están ni

han estado nunca casados en sentido institucional o, lo que es lo mismo, los que no han oficializado legalmente su convivencia en pareja; vendrían a coincidir con los que hasta hace pocos años se incluían como soltero en el apartado "estado" en el documento nacional de identidad (UNÍ).

• por extensión, también considero solteros a todas aquellas personas que de hecho no viven emparejados con una pareja estable aunque hayan mantenido relaciones eventuales o esporádicas con alguna o varias parejas; en este sentido, soltero equivale a vida "habitualmente no emparejada". En este grupo incluyo a los solteros que viven con personas con las que les unen

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I.A PSICOLOGÍA DEL SOLTERO: ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD

lazos directos de familiaridad, en concreto con los padres, her-manos, tíos, primos o sobrinos, pero con los que no mantienen las relaciones peculiares entre un hombre y una mujer que viven emparejados.

EXCLUYO de la condición de solteros a los que viven solos tras haber

vivido en pareja: a los separados o divorciados legalmente o de hecho, a los viudos/ viudas y, por extensión, a los padres y madres que conviven con hijos habidos mientras eran solteros.

• igualmente excluyo a los gavs y lesbianas que viven solos o emparejados, por considerar que se trata de una situación personal que requiere diferente tratamiento de los problemas que afectan a las personas y a los solteros en general.

En síntesis y dado que falta en español un vocablo que traduzca adecuadamente el término inglés single (solo, singular, sin pareja) (Alborch, 1999), identifico a los solteros con las personas que "no están ni han estado casadas", denominadas en castellano célilfes, en inglés unmarried y en francés

celibatones, al igual que hacen otros autores y es costumbre dentro de la

Comunidad Europea (Davies, 1995; Kaufmann, 1993). Por lo dicho entenderá el lector que al adoptar este enfoque me desmarco de cualquier posición que suponga identificar este trabajo como una teoría unitaria de la soltería o de la vida de los "solitarios" en general; considero que tal postura sería demasiado pretenciosa a la vez que peligrosa y arriesgada toda vez que tratar en un mismo marco de referencia las complejas dimensiones psicológica, social, económica, sexual, etc., de todos aquellos que no conviven en régimen de pareja establecida es un objetivo, además de escasamente útil, prácticamente inalcanzable.

%

Contenido y estructura del libro

Con el título la psicología del soltero: entre el mito y la realidad quiero destacar que en este ensayo me ocuparé de deslindar con la mayor claridad que me ha sido posible dos modos de interpretar la vida del , soltero, el definido por los mitos, estereotipos y creencias infundadas

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SALUDO A LOS LECTORES, SOI TEROS Y CASADOS

que circulan sobre los solteros en amplios sectores de nuestra sociedad. y otro muy diferente y más objetivo, el que se corresponde con lo que realmente sienten, piensan y viven aquellos adultos que por razones diversas no viven en pareja. Este ensayo psicológico traduce mi intento, necesariamente parcial y limitado, de describir lo que podríamos considerar el retrato robot del soltero o, lo que es igual, los trazos más sobresalientes de lo que se refiere a la experiencia vital de los solteros tal y como se refleja tanto en los estudios psicológicos y sociológicos que he podido compulsar como en función y a partir de las opiniones recogidas por mí mismo a través de entrevistas mantenidas con un grupo representativo de solteros sobre las que hablaré más adelante. Aprovecho este momento para dar las gracias a todos los solteros/as que han confiado en mí y me han concedido el honor de hacerme partícipe de su historia, alegrías, conflictos, experiencias y secretos personales; sin su colaboración, hubiera sido imposible expresar muchas de las ideas contenidas en estas páginas.

Los cinco capítulos que integran el libro intentan clarificar 1) el significado que tiene hoy la soltería, 2) cuáles son las causas o motivos que conducen a ella, 3) qué vivencias psicológicas constituyen la experiencia interna del soltero, 4) en qué horizonte cabe pensar que se desarrollarán en lo personal quienes opten por vivir solteros y, por último, 5) con qué criterios les conviene actuar a los solteros que aspiran a dejar de serlo y formar una pareja feliz y duradera. Estos objetivos se corresponden con otros tantos capítulos, cuyo contenido describo a continuación.

1. La soltería y sus dimensiones psicológicas. En este primer capítulo me ocupo

de definir los perfiles psicológicos y sociológicos variados y más sobresalientes que identifican la personalidad del soltero. Debo aclarar que, tras comprobar las dificultades experimentadas para establecer un modelo unitario de soltero, he optado por centrar mi atención en la variedad de situaciones en que viven los solteros proponiendo una tipología sobre ellos que califico de "provisional" puesto que no estoy seguro de haber reco-

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LA PSICOLOGÍA DI I SOLTERO ENTRE El. MITO Y LA KHALIDAI)

gido en ella todos los tipos y modalidades de vivir, a lo largo del tiempo y en nuestra sociedad, la diversidad de experiencias que aparecen entre los solteros.

2. Solteros, ¿por qué? Este segundo capítulo analiza las causas que

conducen a la situación de soltero desde las motivaciones más personales, como el disfrute de una mayor libertad e independencia para orientar todos los recursos personales hacia el logro de objetivos considerados especialmente valiosos por el soltero, pasando por el temor al compromiso implicado en la entrega de lo más íntimo de uno mismo a una persona del sexo opuesto, no renunciar a las específicas posibilidades que permite la vida de soltero para afrontar compromisos tanto en el ámbito de lo laboral como en los intercambios personales en niveles de flexibilidad y libertad con frecuencia inaccesibles para el casado, también cito la falta de oportunidades en el entorno social que prácticamente hacen imposible encontrar la "media naranja", etc., para terminar con la consideración de la soltería en cuanto expresión de una opción claramente elegida y libremente asumida basada en un conjunto de muy variadas razones personales.

3. La vida del soltero: sus luces, sus sombras. Este tercer capítulo se ocupa de

describir en clave psicológica, las ventajas o luces y los inconvenientes o sombras que conlleva la vida de soltero en las diferentes dimensiones que configuran su vida personal: en el terreno del amor y de la familia, de las relaciones sociales o experiencia de la soledad, de la economía, del trabajo, de la autonomía y creatividad, de la valoración y consideración social, del ejercicio de la propia sexualidad, etc. El capítulo concluye afirmando que, salvando algunas diferencia^, la lista de ventajas e inconvenientes de la vida soltera es básicamente comparable con las ventajas e inconvenientes del casado.

4. El futuro de los solteros. Este capítulo equivale a una propuesta

o programa de desarrollo personal para aquellos que viven solteros y quieren seguir siéndolo. Pensando en estos partidarios de la soltería, aludo a directrices psicológicas que pueden facilitar a los

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SALUDO A LOS LECTORES. SOLTEROS Y CASADOS

solteros, dentro de su peculiar situación, el logro de una vida ple- n,i y feliz. Así, se indicarán formas de convivencia peculiares y onriquecedoras para los solteros, sugerencias que les ayuden a superar las situaciones problemáticas que les pueden surgir como consecuencia de su soltería y la manera de librarse de incurrir en actitudes negativas tales como el victimismo o la soledad como sufrimiento, etc., y sobre todo, las múltiples posibilidades que tienen los solteros para organizarse la vida en sentido positivo y felizmente.

i. La apertura del soltero a la vida en pareja y al matrimonio. Este último capítulo propone un amplio listado de pautas, estrategias v criterios que, a juicio de los expertos en el campo del amor y en relaciones de pareja, pueden orientar al soltero que desea casarse a dar con eficacia y más fácilmente los pasos implicados en el acercamiento, la elección y la convivencia en una relación de pareja satisfetoria y duradera.

Para finalizar este largo saludo quiero indicarte, apreciado lector, el criterio metodológico que he utilizado como eje vertebrador de mi exposición: mezclo la referencia a experiencias concretas ton esquemas y principios más teóricos, intentando que unas y otros te ayuden a encontrar fórmulas que te faciliten el desarrollo de tu capacidad de amar en dos direcciones, hacia tu interior, mediante el ejercicio del amor hacia todo lo valioso que se encierra en tu persona, y hacia el exterior, amando a las personas que te rodean; este manual apunta a la posibilidad de que una de tales personas pueda -no necesariamente deba- ser tu pareja. Por encima de todo, quiero desearte que en cualquiera de las situaciones que te ofrezca la vida de soltero aciertes a encontrar personas con quienes puedas compartir una de las realidades más bellas y profundas de la existencia humana: sentir

que vives allí donde el amor se muestra con toda su grandeza y más allá de ¡as limitaciones que acompañan ¡a vida de esa pléyade de seres privilegiados que llamamos personas y al que perteneces en calidad de ser único e irrepe

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1

LA SOLTERÍA Y SUS DIMENSIONES

PSICOLÓGICAS

Quiero comenzar este capítulo indicando al lector algunos de los supuestos que me han guiado en el largo recorrido por el espacio interior o experiencia personal del soltero. El primero y fundamental es reconocer que la soltería no es algo así como un concepto mono- color almacenado en alguna parte de nuestra estantería mental, por el contrario, tiene tantas versiones como maneras de vivirla muestran sus numerosos protagonistas, los distintos tipos de soltero; muy especialmente he querido desmarcarme de un vicio frecuente, simplificar grotescamente el significado de lo que en el plano real se esconde bajo los términos de "soltero" y "soltería". Esta actitud me viene impuesta como consecuencia de un hecho tan llamativo como plenamente comprobado en nuestros días, el dato de que en amplias capas de nuestra sociedad uno de cada cuatro adultos vive -o se ve obligado a vivir- como soltero y sin pareja estable. En los momentos actuales, el concepto de soltero es una realidad personal, psicológica y social nueva por muchas circunstancias que más adelante examinaremos, un estatus de tal complejidad que no permite, so pena de incurrir en vanas simplificaciones, considerar suficientes las definiciones de soltero a partir, por ejemplo, de sus connotaciones meramente semánticas o etimológicas -del latín solus, y en

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LA I'SICOLOGÍA DLL SOLTERO: ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD

•i»/o-. I\>r parecidas razones, pienso también que sonaría a visión superficial y fatua cualquier pretensión de comprender la soltería como el reverso o mera negación de la vida en pareja dado que, a mi juicio y en contra de lo que frecuentemente se dice, las vidas del casado y del soltero coinciden en amplias zonas dentro del que denominamos ámbito del desarrollo personal. La variopinta riqueza de la vida del soltero se capta muy pronto apenas se adentra uno en el bosque de connotaciones sociológicas, psicológicas, familiares, jurí-

* dicas o económicas por las que ha pasado esa forma de vida indivi-dualizada, tan escasamente estudiada como poco conocida, a la que etiquetamos con el escueto término de "soltería", pero cuya realidad cambia drásticamente de significado cuando se observan las profundas variaciones y cambios que ha experimentado desde los años 50 a esta parte la dinámica interna y externa de la vida del soltero (Cipolla, 1995; Gail y Moon, 1997). A título de ejemplo, si hasta los años 80 en España, los solteros se podían identificar con los que vivían solos o aislados, a partir de tal década la soledad ya no es una característica de los "oficialmente" solteros puesto que la

cohabitación comenzó a ser un fenómeno frecuente entre las parejas

civilmente no casadas, y en los principios de nuestro s. xxi, la vida "en pareja no legalizada" se ha convertido en una situación muy generalizada en toda Europa, incluida España (Kaufmann, 1993). Este es el motivo de que para definir con cierta precisión lo que significa el término "soltero" en las numerosas y diferentes situaciones en que puede darse esta condición se utilicen variedad de sinónimos y delimitaciones: célibe, no casado, solo, impar, soltero joven (joven aún no casado), solterón -según la Real Academia de la Lengua, soltero entrado en años-, solcero a los 30, 40, 50 años, etc.

Desde las consideraciones precedentes, entiendo que para abordar con un mínimo de rigor el estudio de la soltería bajo el punto de vista psicológico, que es el objetivo que me he propuesto, debo centrar mis reflexiones en la conducta del soltero, comprendiendo por tal el equivalente al conjunto de experiencias, ideas, sentimientos, posibilidades y limitaciones que constituyen la urdimbre de la vida de

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I.A SOLTERIA Y SUS DIMENSIONES ECOLÓGICAS

|0< adultos que "viven solos, bien porque no han querido, bien porgue no

han podido casarse", lo que implica que sólo indirectamente debo ocuparme de las dimensiones de índole social, jurídica, económica, etc. que inciden en el desarrollo de la personalidad de los solaros (Schwartzberg y otros, 1995); en esta perspectiva, me interesan |,is vivencias del soltero en el ámbito del amor, la familia, bienestar, soledad, ocio, trabajo, sexualidad, salud, amistades, economía y un largo etcétera, peculiares y en algún caso exclusivas, que caracterizan la vida diaria de los adultos no casados (Lamourére, 1988).

Diferentes concepciones de la soltería

I {ablando de la soltería, uno de los requisitos básicos del analista os aceptar el diferente significado que posee esta experiencia humana tanto en función de las distintas culturas, judía, oriental, occidental, sociedades tribales africanas o de Oceanía, etc. como en el devenir histórico dentro de cada una de ellas; en ambas perspectivas podemos observar profundas diferencias y sobre todo cambios que afectan drásticamente tanto a la vivencia como a la consideración social de la soltería. Es mi propósito centrarme preferentemente en los significados que la soltería ha tenido en el contexto y en el devenir de la cultura occidental, lo que me llevará a repasar su doble cara, la más oscura, coincidente con la larga lista de mitos y estereotipos entre insultantes y compasivos con los que el sadismo colectivo se ha cebado en una visión caricaturesca de la soltería, y su cara brillante, la que nos muestra lo que representa para muchos de positivo y realmente la soltería en los momentos actuales y que no es otra cosa que una forma más de realizarse como persona.

Estereotipos y mitos sobre los solteros

Los estereotipos y los mitos son coastrucciones sociales transmitidas por los ranales de la opinión pública que suelen introyectarse por los sujetos a modo de imperativo obligado y difícilmente rechazable (Gil Calvo, 2000). Normalmente, se trata de verdades a medias

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LA PSICOIXXÍÍA DEL SOLTERO: ENTRE El. MITO Y LA REALIDAD

que tienden a traducirse en normas de conducta esclavizantes, y ello porque se fundamentan en ideas, expectativas y juicios de valor tan irracionales como generalmente inalcanzables, lo que los convierte para quienes se rigen por ellos en fuente de frustración y sufrimientos; sólo las personas que han alcanzado un alto grado de desarrollo personal son capaces de librarse de tales mitos (Rogers, 1993).

Sobre el poderoso influjo negativo de los estereotipos aplicados a la MUJER existen abundantes y diversas testimonios; presento algunos.

"Cuando una mujer comienza a salir con hombres /.../ siente (¡ne su valor se refuerza. La sociedad le ha dicho que debe tener un acompañante en la fiesta. un hombre a su lado y un esposo que dé sentido a su vida. Proteger este tipo de imagen puede tener una importancia fundamental. Se dice que las mujeres que tienen estas cosas son las que wn bien y que las que no las tienen son digtuis de lastima. A menudo la familia refuerza estos sentimientos. Pensamos en una mujer soltera, que debe sojrortar que sus parientes la cuestionen porque aún no ha conseguido un marido. Cuando la ivan con un hombre, significa que alguien la desea y que, por tanto, tiene valor" (Cárter y Sokol, 1996, p. 244).

Gil Calvo, en su reciente obra Mafias miradas (2000), cita un ejemplo de

cómo el estereotipo es exigente con la MUJEK;"Obligación de ser limpia, arreglada,

tener buena presencia, estar delgada, ir a la moda y parecer ¡oven'1 (p. 22).

Tampoco el HOMBRE se libra de los estereotipos y, así, hablando del matrimonio, lo identifica con este juicio de valor: "Un ascenso en ¡a escala social que proviene de fundar un hogar y formar una familia j la que debe proteger. Ser hombre tiene que ver básicamente con ¡a actitud de res- fwnsabdidad y con el ejercicio firme de esta responsabilidad en relación con su casa; ser cabrón [sic] es el resultado de no asumir esa responsabilidad.

Ser hombre y ser cabrón dependen tanto dtl éxito o fracaso en el control de las mujeres como en la competición masculina por ellas" (ibídem, p. 264).

En el portal Fuanz Kafka, proporcionado por el servidor Google (octubre, 2002), se puede leer esta descripción estereotipada y de trágicos tintes sobre

el SOLTERO varón: "Es tan terrible quedarse soltero como ser un viejo intentando

conservar la dignidad o pasar con otros una ivlada en compañía de otras personas, [.../no subir nunca ¡as escaleras jun-

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LA SOI.TERtA Y SUS DIMENSIONES PSICOLÓGICAS

tu a la mu/er, contar solamente con una habitación con puertas laterales que llevan a habitaciones de extraños, traer a casa la cena en un paquete, tener que admirar a los niños de los demás y ni siquiera poder seguir diciendo 'los tengo', componer el aspecto y el proceder según el modelo de uno o dos solterones que se conoció cuando uno era joven

En el terreno del amor, un estereotipo que mina muchas ilusiones vitales es dejarse llevar por el sofisma de que "sólo el amor de pareja es verdaderamente amor y todos los demás sustitutivos frustrantes del único y verdadero amor, el del casado".

En el ámbito de la familia, los estereotipos pueden hacer también su mella tanto en los hijos solteros como en los padres pues, cuando un hijo/a se aparta de la norma "adulto casado", los padres reaccionan como si de algún mal piopio se tratara. Si el matrimonio representa la evolución "natural" de la familia, la soltería equivale a cierta "anormalidad", y es que los padres no tratan ya al hijo soltero según las relaciones "padre-hijo" sino "padre adulto-adulto". Tal situación resulta en muchos casos incómoda y es origen de muchos sufrimientos para los padres, pues piensan que no han sabido incul-car en los hijos el amor que lleva al matrimonio; mientras que el hijo no $e casa, no goza de la cualidad de adulto en la familia (Schw*rtz y otros, 1995, p. 13).

Un criterio que sirve para entender lo que puede afectar la SOLTERIA a las

personas, mujeres y hombres, es el valor altísimo e incuestionable (!) que ha representado el MATRIMONIO en el sistema de valores vigente en la sociedad

occidental hasta la década de los 80, fechas en que el estereotipo imponía esta regla o cliché:

"El hombre trabaja y la mujer se ocupa de la casa y del cuidado de los hijos, la mujer es dependiente del salario del mando, y la felicidad familiar se puede alcanzar sólo cuando se toma como patrón la fórmuh "matrimonio- pareja-madre-hijos". Por ello, no es de extrañar que por los años 50 las cuatro primeras tareas del adulto fueran y por este orden: elegir pareja, aprender a convivir en ella, tenor una familia v criar a los hijos, y el no casarse significara para el hombre algo patológico y en la mujer inferioridad biológica (Schwartz y otros, 1995, p. 15). Por las mismas fechas, el 80 por ciento de los americanos pensaban que las personas solteras "eran enfermos, neuróticos e inmorales" (Coontz, 1992).

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LA rSICOLOClA DEL SOLTERO: ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD

En un amplio «iludió tobrr U ollería en la Unión Europea, (199)) hA hecho

el

recuento do los principales mitos

. qut drcuUn en el mundo occidental sobre los

i %ut padrrs: los visitan constantemente

M,dk» y especialmente con la madre. Esto so

U mujer soltera, a que no ha podido desa-

tan*

dentro de la sociedad general; en el sol-

de un* figura medio trágica y medio ridicula «nbt* casos, esto ocurre "porque [los hijos) debido * que no supieron despegarse de la ¿fdr en honor a la verdad que ningún estudio hasta hoy que los casados sientan menor IpAdrrs que los solteros. están centrados en sí mismos, piensan

y si llegan a casarse acaban divorciándose, sería su escasa dedicación a los servicios de los solteros no dedican ni una sola hora y sólo el 9 por ciento dedican algunas pocas y como máximo entre 5 y 10 horas semana* |& piefiervn ocuparse del cultivo de sus manías, de casa que renuevan y cambian constante- ffciftlir viajes costosos, etc. En un alarde de exa- <kdr que entre los solteros no hay santos: sólo fueron solteros santos. Contra tales gruesas afir- comprobar que en todos los tiempos ha habi- litas solteros que dedicaron toda su vida a los Intensidad canonizable y canonizada (!).

ricot esta afirmación carece de fundamento pues

Uf fl partir de los 30 años, los sueldos de los solteros y ^follare* y los solteros no son más ricos que los casa-

mát felices: esta afirmación, como tantos otros tópi-

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LA SOLTI KIA Y SUS /v

bastantes datos a favor de que los

casados

son más Muxs Mlilvn menos de

insomnio, son menos propensos .1 u-ihm uWvmn. .1 sufrir de ansiedad, tienen menor sentimiento do aiIjm so ,Mllo. valoran más, etc., por el contrario, los

sotaros son m.K pojvnsos a la bebida, a las drogas y al suicidio (55 por ciento i’nl.v U*s solteros frente al 35 por ciento entre los europeos casada

r/ ^¡cros son más

libres

y tienen mas tiempo de «vio: a p um-i.i visto, parea* que sí

porque están libres del cuidado di* los v sin familia, pueden viajar solos, van

donde quieren y ,'u.tndo vjU¡o ren, gastan su dinero romo quieren y sin ri‘ndir

atontas Sin embargo y curiosamente, cuando se pregunta .1 los •.»<Ium»>s y casados en qu¿ medida se sienten libres, los ponvnla|o*. K

\

x

.

IVS_ puesta son

similares, en torno al 31 por ciento en amln*., .,..os. sí parece ser cierto que salen

más de casa que los casados Um Mi por ciento más), pero este aspecto no es suficiente para doi„,u .u|e- diadamente la libertad de las personas. Por otra

parlo. MIMxltl claro que dispongan de más tiempo libre puesto quo. i’Sivpluan-

do los solteros con altos ingresos que pagan el serví, 1,. ulr,,s personas, el resto

sueien tener más obligaciones oa*íetas

#

Como en cualquier ámbito de la vida con alta signilu .it i,,n los mitos sobre los

solteros se dedican unos a su condona ,vrsi,iM vegatiiHi de la soltería- y otros a su

exaltación; estos lilliint*. |.ns«-ntan a los solteros como personas excepcionales, dignas de sei admiradas e imitadas -versión positiva de la soltería-. Asi, hasta ¿|HH.I>.

„.llU.s y aún hoy en día, se vienen diciendo de los solteros/as m u, l».,s lindezas y

chismes -tal vez fuera mejor denominarlos insultantes disparates-, los más en contra, y más bien pocos a favor.

Estereotipos en contra de la soltería

A pesar de que la soltería es una estado cuya valora, iñn »hh í,»I va ganando puntos en sentido positivo, prácticamente nun, ,1 I.., s,d0 valorada socialmente igual

que el matrimonio; esto o* palmlr mando uno echa una mirada hacia el pasado y lo es también ni la aelua-

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I.A l-SIC OI Ot.ÍA Dlil. SOI.TF.RO KNTRE II Mi uM I A RIVALIDAD

lidad. Los testimonios en este sentido son .IIM uníanles, como so desprende

de los datos que propongo n continua* u>n:

• las críticas dirigidas a los solteros *«• ivnumtan a los tiempos más remotos y así se atribuye ya a Mi». .,-s una de las primeras condenas

del celibato, lo que no es d»- extrañar dada su pertenencia a una sociedad en que la cstoi iltdad era un oproMo v los hijos corona de los ancianos; por r.<> i.unbién la ley hebrea premiaba a los maridos dejándoles libu-. de muchas de las cargas y obligaciones a los que los solleu". estaban sometidos. Mucho después y en la misma línea, M.dioma dio ejemplo del valor del matrimonio casándose a la edad de seis artos (Díaz,

1998, p. 95).

• entre los romanos, el nombre de solteu* célibe se deriva del término "caelebs" que aplicaban al soldado y es sinónimo de dejado, abandonado, desamparado, árbol sin fruto, etc. Para los griegos, el estatuto de soltero o célilv "koilos", iba asociado a la idea de cosa hueca, vana, vacía, vio poco peso o fortaleza, árbol sin raíces, pompa de jabón que se lleva cualquier viento (Díaz, ibídem, p. 143).

• en épocas más recientes, una visión nuiv generalizada considera a los solteros personas indecisas y capidismuidas incapaces de realizar lo que sí han sabido hacer los casados, llegar al matrimonio (Davies, 1995, p. 18).

• el soltero es un bicho aún no clasificado, rebelde a todas las leyes naturales y sociales, divinas y humanas, civiles y religiosas, monólogo empobrecido en medio del fastuoso y maravilloso lenguaje de los hombres, libro en blanco, ser a medias, caminante que no deja huella de su paso, enemigo del bienestar moral de los Estados, etc., por eso, lo mejor que se ha podido decir de la soltería es que sólo es buena para evitarla (Díaz, 1998).

• los solteros, en especial los de la clase media o acomodada, son ejemplo del avaro por los cuatro costados y exponente de la

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LA SOLTERÍA Y SUS DIMENSIONES PSICOLÓGICAS

persona materialista cuyo objetivo principal es la acumulación de riqueza (Díaz, ib ídem, p. 90).

• una actitud muy generalizada con respecto al soltero es considerarlo un ser provisional y por tanto necesitado de otros pasos para alcanzar su plenitud como persona; a partir de este supuesto, toma entidad un sistema de valoraciones que se traduce en distintas formas de insulto hacia la soltería, desde las más burdas hasta las expresiones más sutiles de desprecio hacia todos los que, debido a su pusilanimidad y cobardía, no habrían sabido enfrentarse a los compromisos de la vida en pareja (Ferrándiz y Verdú, 1975).

• en la perspectiva del amor, una visión frecuente en relación con los solteros es considerarlos sujetos adictos al "amor enfermizo" (Doueil, 2000).

• una de las conclusiones alcanzada por Nerín (2001), a través de su reciente estudio sobre los solteros en la zona norte de Aragón, es que para la opinión común cada soltero representa un problema y que la única diferencia es la manera de vivirlo.

• los solteros serían personajes grotescos que, con excepción de aquéllos que supieron sublimar sus instintos en aras de la ciencia, la cultura o la política, como Platón, Orígenes, Miguel Ángel -decía que se había casado con su arte-, Newton, Koosevelt, Orson Wells, etc., constituyen un monumento a la excentricidad (Jaeggi, 1995).

• a diferencia de aquellos hombres y mujeres maduijos que aceptan las reglas del juego social, saben conquistar a su pareja y fundar una familia, los solteros son cierta clase de minusválidos incapaces de guardar la norma, raros, inadaptados e hijos de mamá, cuya cobardía les impide llegar al compromiso del matrimonio (Cárter y Sokol, 1996; Cargan y Nlelko, 1982).

• del “solterón" se ha dicho que es el bicho más repugnante entre los

animatítos implumes: escéptico, avaro, egoísta refinado, sibarita,

contrabandista del amor por pura ignorancia de éste, vagabundo, anzuelo de las solteras y con alma -si la tiene- de hue-

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l.A I’SIC'OI.OGIA DELSOLTERO:ENTREELMITOYLAREAIHMD

so, comodón, moscardón, parásito, siniestro, maniático, bestia, alimaña, bicharraco, asesino, ladrón, gusano, hoja seca, culebra boba, buey suelto, bandido urbano, alma de zorra, pozo di* malicia, y así, hasta una lista de S4 “piropos" más. Son, además, holgazanes rezumadas que, en vez de asumir las obligaciones de conlleva el matrimonio, optan por la zanganería; por eso, no merecen la menor atención por parte de los Estados (Díaz, ibí- dem, p. 239).

• durante el siglo xix, comenta Alborch (1999, p. 32), las solteras aparecieron con identidad propia, al margen de sus familias, hijos, hermanos o tíos, pero esa situación conllevó el destino de la compasión y ridículo, convirtiéndolas en carne de cañón de la enfermedad femenina por excelencia, la soltería, que convierte a la soltera en criatura incompleta y no realizada, sufriente de soledad, infeliz, inculta y confinada entre las cuatro paredes de su casa; habrá que esperar hasta el siglo xx para que esa imagen cambie de fisonomía.

• a pesar de que los malos tratos a los solteros se remontan, como hemos visto, a etapas muy anteriores, fue especialmente en el siglo xix cuando comenzaron a lanzarse contra ellos los improperios más hirientes: se les acusa de estériles, impotentes, licenciosos, decadentes, se les considera una amenaza para la natalidad y se les reserva las tasas contributivas más caras. Fue también en esta época cuando se acuñan los términos peyorativos "solterones" y "solteronas" como equivalente de objetos de lástima, primos pobres de la familia, libertinos, seductores temidos por los padres de familia con hijas en flor, etc. Si el ideal de la mujer es en lo biológico la maternidad, en lo jurídico la dependencia del marido y en lo físico el ejemplo de belleza, la solterona aparece como todo lo contrario de la mujer ideal (Alborch, 1999, p. 47). Por la misma época, siglo xix, el síndrome de estigmas atribuido a los solteros llegó hasta el extremo de que médicos y sociólogos imaginativos afirmaban que los solteros tienen peor salud, mueren antes y se

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LA SOLTERÍA V SUS DIMENSIONES I‘SICOLÓGICAS

suicidan mucho más que las personas casadas, dolos que ningún estudio científico ha logrado demostrar (l.amourére, 1988; Davies, 1995).

• desde la "teoría psicológica del apego", el tópico lleva a pensar que los solteros son dignos de compasión puesto que su temor a convivir afectivamente con su pareja tendría como desgraciada causa el no haber recibido durante la infancia el amor y cuidados suficientes para aprender a conectarse confiadamente con las demás persona?, lo que aplicado a nuestro tema, se podría traducir diciendo que los solteros coinciden con aquellas personas que desconfían de que el cónyuge les pueda colmar la necesidad de sentirse suficientemente amados (Torrabadella, 2000, p. 73).

• socialmente, los solteros han sido considerados personajes insensibles a los bienes que representan las nuevas generaciones para la sociedad, por lo que no son merecedores de la consideración que los Estados dan a los casados y padres de familia en razón de su contribución a la renovación constante que la sociedad necesita para sentirse viva y próspera (Díaz, 1998, p. 134).

• en la medida en que el marco de referencia del adulto y la norma generalizada para la sociedad es el matrimonio, los solteros se ven abocados al peligro de que se les considere menos hábiles para la "vida normal" y, por lo mismo, se les vea como personas en cierto modo "desviadas" (Schwartzber y otros,

• a los solteros se les confunde con los solitarios y aburridos y el estereotipo les considera víctimas de la soledad y de una minusvalía frente a la vida en pareia; esto lleva a que a las mujeres solteras, en concreto, no se les suela preguntar por qué se han quedado solteras, sino por qué no se han casado y tenido hijos; y a la postre, se las compadece por ello (Alborch,

1999, 207).

• el calificativo de "solterón" o "solterona", relativo a las personas que "no han conseguido" emparejarse, tiene aún en nuestra

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I A I'SICOLOGÍA DEL SOLTERO: ENTRE EL MI ID Y LA RI A! IDAD

sociedad actual una inequívoca connotación peyorativa parj algunos

(por otra parte, la propia expresión común "no conseguir pareja" es un tanto reveladora). Y por el contrario, no nos es desconocida, aunque lo ocultemos con cierto rubor, la sensación ufana de presentamos en sociedad, ya sea en el trabajo, con los amigos, con la familia..., con una pareja capaz de causar admiración y respeto entre los demás (por los motivos que fuere, personales, físicos y/o profesionales) (Yela, 2000, p. 222).

• nuestra sociedad sigue organizándose básicamente pensando en adultos emparejados y se espera, por ejemplo, que viajemos en pareja como si estuviéramos esperando embarcar en el arca de Noé. Paralelamente, se favorece a la pareja a todos los niveles, dando ventajas fiscales a los matrimonios y celebrando fiestas y días dedicados a ensalzar la figura del padre y de la madre. Especialmente en el caso de la mujer, el verla sola en determinadas situaciones produce pena y compasión. A este respecto cuenta Carter-Scott, (2000, p. 40) una curiosa y reiterativa experiencia personal: cuando por razones de trabajo acude a un restaurante sola, el camarero de turno, ignorante de su condición de casada, le suele preguntar ¿va usted sola? Después de sentarse a la mesa, el mismo camarero/a le acerca una revista con la implícita y caritativa finalidad de hacerle más llevadera su soledad, dando por sentado, comenta esta autora, que el no tener nadie con quien compartir ese momento equivalente a una experiencia muy difícil de soportar.

• nuestra sociedad no entiende que para disfrutar de los demás y tener libertad de elección en nuestras relaciones personales es primordial aprender a aceptar e jncluso a disfrutar de la soledad, tampoco se ha parado a pensar que pasar el rato con otra gente sólo por no estar solos, nos empobrece. Y por eso, toda la dinámica social empuja al matrimonio a la fuerza antes que exponerse a ser objeto de ser tratado como raro o loco. Desde la misma actitud, está "mal visto" que dertos puestos de responsabilidad sean ocupados por personas que no tienen familia (Doueil,

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I A SOLTLRÍA Y SUS DIMENSIONES PSICOLÓGICAS

2000, p, 113). Esto lleva a la extraña e injusta conclusión de que, si no quieres sufrir el acoso de tu enlomo (presiones, insultos, compasión), solo existe una alternativa, casarte.

• hablando de los inconvenientes de la soltería, Schwarztberg y otros (1995) se formulan esta pregunta: ¿por qué van al terapeuta los solteros? Del estudio de múltiples casos estos autores han llegado a dos conclusiones:

l‘\ La situación de soltero resulta un problema por cuanto implica la desviación de las evpectatims de ¡os padres y familiares y porque la falta de vida en pareja supone un acto de ruptura de las fases de desarrollo personal en relación con lo que se considera evolución "natural" de la persona, superar la fase de soltero y convertirse en casado. Esto afecta grandemente al soltero/a.

2 ’. El apartarse de lo "normal" se traduce en muchas formas de intolerancia

y desprecio por parte de los familiares» amigos y la sociedad en general La consecuencia para el soltero/a es la necesidad de tener que

luchar contra el prejuicio de que la soltería es un fracaso [tersonal. Esto aparece con toda nitidez en las consultas de los psicólogos, a los que los solteros/as acuden con vistas a que les ayuden a ''corregir'’ los;nodos ineficaces de acercara a la pareja y a “defenderá" de ¡as formas agresivas de que son objeto.

• quiero terminar este incompleto listado sobre los estereotipos negativos referentes a los solteros recordando al lector cuatro anécdotas realmente expresivas:

- La primera tiene que ver con la leyenda transcrita en un plato de cerámica y que representa un buen ejemplo de cómo la fantasía popular moteja con tonos machistas entre ingenioso;., picaros y despectivos los "inconfesables" desvarios sexuales de los solteros. El contenido del texto que leí durante las Navidades de 2000 en un bar del casco viejo de cierta ciudad española reza:

"La paloma es el pájaro de ¡a paz, el SOLTERO no deja el pájaro en paz,

¡a SOLTERA no conoce ¡a paz m el pájaro, el SOLTERON y CUARENTÓN, qué

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