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PRACTICAS CULTURALES DE CONTROL INTEGRADO EN INVERNADEROS

OSCAR ALOMAR, JOAQUIN ADILLON, ENRIQUETA BORDAS, CRISTINA CASTAÑE, ROSA GABARRA

Y RAMON ALBAJES.

Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentáries 08348 Cabrils (Barcelona)

MINISTERIO DE AGRICULTURA PESCA Y AUMENTACION

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SECRETARtA GENERAL DE ESTRUCTURAS AGRARIAS

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PRACTICAS CULTURALES DE CONTROL INTEGRADO EN INVERNADEROS

La finalidad de esta hoja divulgadora es la de resaltar la importancia primordial de las prácticas culturales para el con- trol de la mosca blanca de los invernaderos y de la minadora americana. Los métodos correctos de cultivo son una de las bases del control integrado. Su adopción como norma habitual, sin rechazar el control químico, permite que no haya tanta plaga al inicio del cultivo y también evita parte de las infestaciones posteriores.

Aquí se dan a conocer los resultados de experimentos, ]leva- dos a cabo por los autores de esta publicación, de visitas a los invernaderos y de conversaciones con los agricultores. Se trata de una parte esencial de la estrategia desarrollada en la Unidad de Entomología Aplicada del IRTA en Cabrils.

Primero se explica qué es el Control Integrado. A continua- ción se exponen las principales plagas y enfermedades del tomate, así como su manejo dentro del programa de control propuesto. Finalmente se presentan las prácticas culturales que deben aplicarse en todo invernadero para un control más efecti- vo y económico.

EL CONTROL INTEGRADO DE PLAGAS

Con la aparición, en los primeros años de la década de los cuarenta, de los insecticidas orgánicos clorados y la posterior síntesis de otras materias se hizo común el uso de plaguicidas.

Aunque la eficacia de muchos de ellos es innegable, considerar el plaguicida como el núcleo central del control de plagas ha mostrado una serie de inconvenientes:

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- Falta de selectividad, con la consecuente eliminación de organismos beneficiosos, lo que favorece la aparición de nuevas plagas.

- Potenciación de cepas resistentes que obligan al agricultor a aumentar la dosis y la frecuencia de tratamientos, de forma que es casi imposible respetar los plazos de seguri- dad entre la aplicación y la cosecha. Los gastos de control aumentan constantemente y se corre un riesgo muy alto de que la cosecha contenga más residuos de los autoriza- dos.

Lo dicho anteriormente es particularmente grave en los culti- vos protegidos, ya que éstos constituyen un entorno privilegiado para el personal encargado de la aplicación de productos plagui- cidas.

La creciente necesidad de dar respuesta a las exigencias económicas y ecológicas ha llevado a reconsiderar esta estrate- gia.

LQué se puede hacerT

- Modificar las prácticas agronómicas siempre que sea posible para disminuir la presencia y el desarrollo de la plaga. La preparación del suelo, la época de plantación, etc., pueden tener una gran influencia sobre la incidencia de algunas plagas y enfermedades. La destrucción de los restos vege- tales al terminar la cosecha evita una reinfestación de los nuevos cultivos.

Usar los productos fitosanitarios de forma razonable y no malgastar productos.

Aplicar los productos sólo cuando el ataque Ilegue a niveles que se consideren perjudiciales. Esto no afecta su eficacia, sino al contrario; la utilización racional y mesura- da es más económica y dificultará la aparición de cepas resistentes. Un buen ejemplo es el control de la oruga del clavel aplicado en el Maresme (Cataluña).

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No tratar con «aquello que lo mata todo», sino usar sólo productos que son más selectivos en su acción y respetan los organismos beneficiosos.

Usar máquinas de tratamiento en buen estado y de mane- ra correcta; el mismo producto aplicado incorrectamente puede ser ineficaz, con lo que será necesario tratar más a menudo.

Utilizar enemigos naturales (depredadores y parasitoides) para prevenir que la plaga se desarrolle hasta niveles considerados perjudiciales. La técnica del control biológi- co se basa en la potenciación o la introducción deliberada de enemigos naturales en el cultivo cuando se cree necesa- rio. Puede ir seguido de otras introducciones para mante- ner la presencia del enemigo natural, que afrontará entra- das posteriores de la plaga.

1Qué es el control integrado7

Los enemigos naturales (depredadores y parasitiodes) son utili- zados contra insectos determinados. Pero no se pueden olvidar otras plagas o enfermedades que no son controlables biológica- mente o que pueden controlarse con tratamienYos esporádicos.

Por tanto, hay que armonizar necesariamente el control biológi- co con otros métodos de lucha (culturales y quími^os), teniendo en cuenta que éstos no han de interferir en la acción de los organismos beneficiosos.

De esta manera se Ilega al concepto de control intégrado, que es el método que se propone para controlar las plagas de los cultivos de invernadero.

Muchos países dedican grandes recursos en la adopción de metodologías de control integrado. Aunque para cada país y cultivo las condiciones son diferentes, se reconoce que para que el control integrado sea eficaz son esenciales cinco puntos:

- Pleno convencimiento por parte de los agricultores.

- La cooperación de los agricultores en una acción colecti- va, porque un campo mal ]levado compromete el control integrado de los campos vecinos.

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Fig. L-Larva de Cecidomiido atacando a una araña roja (Tetronychus urticae).

- La adopción de medidas preventivas que dificulten el desarrollo de plagas y enfermedades y que no afecten la acción de los organismos beneficiosos.

- Disponer de organismos beneficiosos y que éstos se intro- duzcan en el cultivo en el momento oportuno y en número suficiente, de acuerdo con la técnica que se haya estable- cido.

- Usar productos fitosanitarios selectivos y sólo cuando sea necesario.

Estos métodos de control descritos, y muy especialmente el control integrado, son más complejos que los métodos tradicio- nales. Es preciso tomar decisiones de acuerdo con el estado del cultivo, el grado y el momento del ataque, de la presencia y efectividad de los enemigos naturales, etcétera. Por tanto, es conveniente que los agricultores dispangan de asesoramiento técnico que aconseje en cada momento la medida a tomar, por lo menos durante los primeros años de iniciar la utilización de esta metodología.

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LA MOSCA BLANCA DE LOS INVERNADEROS

El programa de control desarrollado en el Centro de Cabrils ha estado centrado en torno a la mosca blanca, debido a la importancia que tradicionalmente ha tenido en los cultivos de huerta de verano y otoño. Ahora bien, desde su aparición en

1981, la minadora americana, Liriomyza trifolii, también está causando grandes pérdidas. El hecho ^de que tenga una biología parecida, porque ataca a muchos cultivos, es capaz de sobrevi- vir en otras plantas, tiene un elevado número de generaciones, etc., hace que todo lo que digamos sobre las razones de la abundancia de ]a mosca blanca y de las medidas preventivas que se le proponen le sean igualmente válidas.

La Mosca Blanca de los Invernaderos (Trialeurodes vapora- riorum) es muy conocida por los agricultores hortícolas. Los adultos son pequeños insectos voladores de uno a dos milíme- tros que se encuentran especialmente en los brotes jóvenes de las plantas. Viven en el envés de la hoja, donde ponen los huevos.

Fig. 2.-Adultos de mosca blanca poniendo huevos.

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Fig. 3.-Ninfas de mosca blanca y pupas negras parasitadas por Encarsio.

Las ninfas, inmóviles, son una especie de escama, como las cochinillas, y se encuentran preferentemente en las hojas medias de la planta. Cuando finaliza su desarrollo, de cada ninfa sale un adulto de mosca blanca que ataca de nuevo la planta.

Son especialmente las ninfas las que chupan la savia de la planta y excretan una sustancia azucarada y viscosa, la melaza, que se deposita en las hojas y los frutos. Sobre ésta crece un hongo, la negrilla, que hace que los frutos tengan un aspecto sucio.

La capacidad de reproducción y la velocidad de desarrollo de la mosca blanca aumentan con la temperatura. Además de en muchas plantas cultivadas, también se encuentra en otras hier- bas espontáneas que le sirven de refugio y desde donde infesta los cultivos.

LPor qué hay tanta mosca blancaT

Aunque la mosca blanca ya estaba presente en la comarca del Maresme desde los años veinte, no se convirtió en plaga hasta

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la década de los setenta. A partir de este momento ha llegado a magnitudes alarmantes, que hacen pensar en abandonar algunos cultivos.

También está presente como plaga en todas las zonas cálidas de la Península y de las Canarias y Baleares.

Algunas de las causas de la eclosión de la plaga se ponen de manifiesto en la figura 4.

Je*^t Hierbas Pepino, lechuga

Lechuga, tomate .J

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+ 1 HP

Tomate, judia T

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Patata

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Tomate

Hicrbas

Fig. 4.-Presencia de la mosca blanca en el Maresme a lo largo del año: (1-2) Los inviernos templados permiten la supervivencia de la mosca blanca en el exterior; la rotación intensiva de cultivos permite la transferencia de las plagas dentro del invernadero. (2-3) EI invernadero mediterráneo no es un ecosistema aislado: las plagas entran de las hierbas y los cultivos que los rodean. (4) Cuando los cultivos protegidos se levantan en julio, se observa un aumento súbito de adultos de mosca blanca y de minadora en los cultivos de exterior. (5) La coexistencia de diversos cultivos ayuda al crecimiento de las plagas durante el verano. (5-I) Los cultivos de

otoño-invierno están muy infestados desde elinicio.

- En las últimas décadas se ha producido un gran in^re- mento de la superficie protegida por invernaderos, la mayor parte con cubiertas de filme de polietileno destinadas al cultivo de hortalizas tempranas. Aunque la mosca blanca sobrevive durante el invierno en diversas hierbas del exterior, también se refugia dentro de los invernaderos, donde las temperaturas le son más favorables. De este modo, la mosca blanca se multipli- 8

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ca en el invernadero durante el invierno y la primavera. Cuando se levanta el cultivo, los cultivos de exterior son invadidos por un número de adultos de mosca blanca muy superior al que se daría si sólo se contara con las infestaciones provenientes de las hierbas.

Los cultivos están dispuestos como mosaico de numerosas especies hortícolas y ornamentales que varían en el espacio y en el tiempo, de manera que la mosca blanca y la minadora se encuentran con un sustrato alimentario continuo. En un año se producen tres o cuatro cosechas prácticamente sin descanso para la limpieza. También hay un incesante movimiento de adultos entre las parcelas, del invernadero al exterior y vice- versa.

La proliferación de chalés y jardines diseminados por las comarcas hortícolas, en los que se cultivan plantas exóticas (Hibiscus, Pelargonium) de hoja permanente, también ayudan a

Fig. 5.-Durantc el invierno la mosca blanca se refugia en los invernaderos.

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Fig. 6.-Ejemplo de la cocxistencia de invernaderos, huerta al aire librc y hicrbas.

la supervivencia de la mosca blanca durante la época inver- nal.

- La supresión de la fauna depredadora y parasitaria en los alrededores de los cultivos, a causa de los tratamientos insectici- das indiscriminados, también contribuye a la extensión de la plaga.

^Hay solución?

Es necesario rorraper la cadena de la proliferación. Ha de evitarse al máximo que los adultos de mosca blanca y de la minadora pasen de un cultivo a otro.

Por su efecto multiplicador, los invernaderos son determinan- tes para comenzar el verano con altas poblaciones de mosca blanca. En un primer paso de la estrategia que aquí se propone, los invernaderos se utilizan de manera beneficiosa:

1) Evitando al máximo que haya mucha mosca blanca en el invernadero, y de esta manera saldrá poca al exterior.

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2) Estableciendo un programa de control integrado de mos- ca blanca mediante su parasitoide, Encarsia, lo que permite usar los mismos invernaderos como focos de liberación de algunos de los parasitoides y depredadores de mosca blanca y minadora que se críen hacia los cultivos de exterior.

Paralelamente, desde hace tres años, en el Centro de Cabrils se está llevando a cabo la investigación necesaria para desarro- llar un programa de control integrado del cultivo de tomate de exterior; en él se reduce el número de tratamientos con el fin de respetar y potenciar los depredadores que hay naturalmente en toda la comarca.

En resumen, lo que se propone no es simplemente trasladar las técnicas de control que se utilizan en el norte de Europa según la conveniencia de cada agricultor, sino el establecimiento de una estrategia de control de plagas de huerta a nivel de comarca. El primer paso, fundamental, es controlarlas tempra- no en el invernadero. En este punto se han adaptado parte de los métodos ya probados y desarrollados.

^Cómo funciona el control integrado de plagas en invernaderos?

El control de la mosca blanca en los invernaderos se lleva a cabo con éxito en muchos países del centro y norte de Europa

Fig. 7.-Adulto de Encarsia parasitan do la mosca blanca.

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Fig. 8.-Pupas negras de mosca blanca quc contienen Encarsia.

mediante el parasitoide Encarsia formosa. Esto es posible por- que hay empresas y cooperativas que se encargan de la produc- ción y comercialización de Encarsia y de otros enemigos natura les.

Encarsia

Encarsia formosa es un insecto de unos 0,6 milímetros de largo que pone los huevos dentro de las ninfas de mosca blanca.

La larva de Encarsia se nutre de los contenidos de la ninfa y cuando su desarrollo se acaba, ésta se vuelve de color negro.

Esta es una señal segura y fácil de reconocer que el parasitoide ha sido efectivo. De cada pupa negra saldrá una Encarsia, nunca una mosca blanca, que continuará parasitando otras ninfas de mosca blanca.

Encarsia nunca ataca a la planta; sólo se alimenta de la mosca blanca.

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Para que el control sea satisfactorio, empleando este parasi- toide, son indispensables los siguientes puntos:

- Seguir los métodos cultivables que se describen más ade- lante, para evitar al máximo la presencia de mosca blanca y minadora.

- Comenzar pronto a introducir Encarsia, antes del estable- cimiento de poblaciones importantes de mosca blanca.

- Mantener una población adecuada de Encarsia en el cultivo mediante introducciones adicionales, siempre que sea necesario.

- Consultar con algún técnico sobre la conveniencia de sacar las hojas más viejas, si ya se ha introducido Encar- sia, ya que es donde se encuentran las primeras pupas negras.

- Usar solamente aquellos productos fitosanitarios reco mendados que no afecten a los organismos beneficiosos:

Fig. 9.-Método usado para las intro- ducciones de Encarsia.

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Fig. 10. Las primeras pupas negras están en las hojas inferiores.

un solo tratamiento con un producto incorrecto, hecho sin el consejo del técnico, puede obligar a abandonar el programa de control integrado.

- Un programa de control integrado en invernaderos no es uniforme: cada invernadero y cada cultivo necesitan un seguimiento particular.

Como se ha mencionado, la aplicación de estos métodos es compleja y conviene que los agricultores dispongan de asesora- miento técnico continuo. Generalmente, al contratar el suminis- tro del organismo beneficioso, también se recibe la asistencia técnica necesaria.

Esta asistencia es todavía más necesaria en el litoral medite- rráneo, donde las condiciones especiales de la zona, por la supervivencia de la mosca blanca en el exterior durante el invierno, los invernaderos con aberturas laterales, las entradas repentinas de insectos plaga desde fuera, etc., no permiten una copia directa de los métodos que se practican en el norte de Europa.

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OTRAS PLAGAS Y ENFERMEDADES

Plagas

Minadora del tomate

Tradicionalmente, la Minadora del tomate, Liriomyza bryo- niae, nunca afectaba a la producción porque entraba tarde en el invernadero. Actualmente otra especie, la minadora americana, Liriomyza trifolii, ha llegado a causar problemas en algunos invernaderos de tomate temprano. En algunos casos, también se puede presentar Liriomyza strigata. Las tres tienen una biología muy parecida: el adulto pone los huevos en las hojas después de haberlas picado mucho para nutrirse. Cuando las larvas termi- nan su desarrollo, salen de la mina y quedan sobre la hoja o bien caen al su^elo, donde se entierran un poco y forman la pupa, de la cual sale el adulto. En estado de pupa pueden sobrevivir y pasar el invierno sin necesidad de la planta.

Sin embargo, hay diversas especies de parasitoides que ata- can las larvas y que son respetados si se sigue un programa de

Fig. 1 L-Adulto de Liriomyza.

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Fig. 12.-Picadas nutricias y minas de Liriomyza trifolii.

control integrado. De todas formas, es necesario recoger hojas minadas para examinarlas en el laboratorio y evaluar la efectivi- dad del control ejercido. Las medidas a tomar dependen de los resultados de este análisis. Es posible introducir el parasitoide Diglyphus isaea de forma parecida a la descrita anteriormente para Encarsia.

Pulgones

La importancia de los Pulgones en el tomate es variable.

Generalmente, están muy localizados en unas pocas plantas, por lo que no es necesario tratar todo el invierno. Se pueden combatir selectivamente tratando sólo las plantas afectadas con un aficida específico (Pirimicarb).

Araña roja

En un invernadero bien llevado no hay problemas de Araña roja. El peligro existe cuando el cultivo de otoño-invierno fue 16

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atacado o bien hay ataque en el vivero. Hace falta insistir en la limpieza del invernadero; si es necesario, usar acaricidas selecti- vos. Recordemos que los acaricidas pueden ser fitotóxicos para la flor si se aplican cuando la temperatura es elevada; es mejor tratar a primera hora de la mañana o a última de la tarde. Los depredadores Phytoseiulus persimilis y Amblyseius cucumeris la controlan eficazmente.

Gusanos del suelo

Las Rosquillas o Gusanos grises pueden hacer mucho daño a la planta cuando ésta tiene entre quince días y tres semanas, es decir, hasta finales de marzo. Puede usarse Dipterex-cebo reforzado, Durshan o Volaton.

Orugas de las Hojas

Las Orugas de las Hojas se controlan bien con los preparados hechos con esporas de la bacteria Bacillus thuringiensis (Bac-

Fig. 13.-Larva de minadora parasitada por Diglyphus.

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Fig. 14.-Daños causados por gusanos grises y por las orugas de las hojas.

tospeine, Dipel, Thuricide). Este tratamiento sólo afecta a las orugas de los lepidópteros. Su acción es muy rápida, pues las orugas dejan de comer pocas horas después de tratarlas, aunque tardan unos días en morir. No se tiene que medir la eficacia por el número de larvas muertas al poco tiempo de la aplicación.

Las orugas pequeñas son las más sensibles al tratamiento; por tanto es necesario tratar pronto.

La Oruga o Taladro del tomate normalmente aparece tarde y no causa daños.

Enfermedades

Bacterias de la hoja

La época más sensible a estas bacterias comienza después del trasplante y dura hasta marzo y abril. La enfermedad se ve favorecida por temperaturas bajas y humedad elevada. Una mala ventilación, la presencia de goteras y una plantación demasiado densa crean buenas condiciones para su propaga- 18

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ción. Se han de evitar estas situaciones para prevenir el desarro- llo de la bacteriosis. Esto también es válido para tenerlo en cuenta en el vivero.

Botritis

Es una enfermedad que ataca a.las hojas, flores, frutos y tronco. Se produce si hay heridas importantes en el tallo, como en el caso de estrangularlo con los hilos de entutorado o de quitar hojas demasiado tarde. Esta es la principal vía de penetra- ción y de ahí se propaga a las hojas y a las flores. Las temperaturas frescas y humedades elevadas le son favorables.

Lógicamente, las medidas preventivas son: una buena ventila- cióñ del invernadero, evitar goteras y sacar la hoja a tiempo.

Mildiu

Ataca a las hojas del tomate a partir del medio cultivo.

Requiere condiciones parecidas a la botritis, temperaturas mo-

Fig. I5.-Hoja y frutos de tomate atacados por botritis.

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deradas y humedad elevada y, por tanto, las medidas preventi- vas son parecidas: ventilación apropiada, evitar las goteras y no plantar muy densamente.

Mancha negra del fruto y Ceniza

La primera conocida por alternaria, y la segunda por oidio- pis, son dos enfermedades de menor incidencia. Se pueden presentar eventualmente. Las medidas preventivas son las mis- mas que se han mencionado anteriormente.

Fusarium y Rizoctonia

Se producen cuando el suelo está mal desinfectado y cuando las temperaturas ambientales son elevadas, es decir, que es más necesario vigilar al final del cultivo. Les son favorables la tierra

Fig. I6.-Enfermedad radicular.

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compacta y el agua embalsada. Por tanto, requiere una buena desinfección y un buen drenaje del suelo. La utilización de estiércol poco hecho también les favorece. El riego localizado es mejor que el riego a pie ya que no ayuda a la dispersión de la enfermedad.

Ambas enfermedades atacan a las plantas de forma aislada;

el mejor método curativo es arrancar las plantas afectadas, evitando desparramar la tierra dentro del invernadero.

PRACTICAS CULTURALES

A continuación se exponen las prácticas agronómicas impres- cindibles para un control más eficaz de las plagas y enfermeda- des (en cultivos de invernadero). Algunas ya lo han sido en el capítulo anterior. Los objetivos de éstas son:

- Empezar el cultivo con plantas limpias.

- Disminuir las posibilidades de entrada o de desarrollo de plagas y enfermedades más adelante.

Así se evita un uso excesivo de productos fitosanitarios.

Asegurar que el semillero esté limpio

• No hacer el semillero en el mismo invernadero en que ha habido un cultivo recientemente.

• Eliminar todas las hierbas del lugar donde se haga el semillero para evitar contaminaciones. Muchas enfermeda- des pueden sobrevivir en otros huéspedes.

• Que el semillero esté libre de mosca blanca. Si se observan adultos, tratarlo con Fenpropatín o Deltametrín.

• Desinfectar las instalaciones y las herramientas con formol (al 40 por ciento), lejía o sulfato de cobre si se sospecha que están contaminadas por bacterias.

• Evitar goteras sobre el semillero que favorezcan el desarro Ilo de bacterias. Así se evita tener que tratar después.

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Fig. 17.-Semillcro hecho cerca de hierbas con mosca blanca.

• No retener las plantas; 1as plantas débiles son muy suscep tibles a las enfermedades.

Evitar las fuentes de contaminación

• Limpiar bien el invernadero de cualquier resto del cultivo anterior o de hierbas que puedan servir de focos de infec- ción de mosca blanca, minadora y araña roja. Tener especial cuidado con las plantas que crecen en las dobles cubiertas de plástico, porque son un invernadero dentro del invernadero. Aunque se disponga de poco tiempo antes de plantar el tomate, esta medida es especialmente importante si ha habido un cultivo durante el invierno (lechuga, gla- diolo).

Siempre que sea posible, tener limpio el invernadero como mínimo un mes antes de la plantación.

• La mosca blanca sobrevive en muchas hierbas durante el invierno y desde ellas se introduce en los invernaderos. Es necesario eliminar todas las plantas de los márgenes de los invernaderos para evitar una entrada temprana de ]a mos- 22

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ca en el momento de plantar. Se ha de hacer antes de trasplantar; de otra forma se favorece su entrada.

• Reparar el plástico de los márgenes para evitar la entrada de adultos de mosca blanca y minadora.

• Reparar las goteras de los canalones para evitar el desarro- llo de enfermedades.

• Labrar la tierra tan hondo como sea posible; por lo menos hasta unos diez o quince centímetros para enterrar bien las pupas de la minadora. Es necesario vigilar mucho aquellos invernaderos que han tenido atacado algún cultivo de otoño (judía, lechuga), ya que habrá muchas pupas en el suelo. Puede incorporársele un insecticida en polvo (Lin- dano).

• Desinfectar el suelo con bromuro o Metam-sodio (Vapam) de acuerdo con la normativa establecida por los Servicios de Protección de Vegetales.

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Fig. 1 S.-Hierbas con mosca blanca dentro del invernadero.

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Fig. 19.-EI plástico roto deja entrar a la mosca blanca.

Fig. 20.-Eliminar las hierbas de los alrededores del invernadero.

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Fig. 21.-Encharcamiento de agua debajo de los canalones.

No favorecer el desarrollo de enfermedades durante el cultivo

• No plantar muy densamente; esto dificultaría la circulación del aire y aumentaría la humedad alrededor de las hojas.

Una plantación demasiado densa tampoco aumenta la producción.

• Ventilar bien los invernaderos. Aunque se fuerce el cultivo, no tener el invernadero cerrado siempre. Cuando hace calor fuera, abrir un poco y ventilar; así se evitan conden- saciones. La humedad baja dificulta la propagación de enfermedades. Se tiene que evitar que las plantas estén mojadas.

• El riego localizado dificulta la dispersión de las enfermeda- des; su uso es aconsejable en lugar de regar a pie o con aspersores que favorecen la dispersión de patógenos.

• Una nutrición equilibrada hace las plantas más resistentes.

No abusar de abonos nitrogenados.

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Fig. 22.-Sacar las hojas fuera delinvernadero.

• En ningún momento dejar los restos vegetales en el suelo.

Los brotes o las hojas sacadas son un foco de enfermeda des y plagas. Es necesario ponerlas fuera del invernadero y taparlas con un plástico o bien quemarlas.

No favorecer el desarrollo de los adultos de mosca blanca y minadora durante el cultivo

• Vigilar bien los abonos y el riego. Un crecimiento vegetati vo desproporcionado en una zona puede favorecer focos de mosca blanca dificiles de controlar.

• Si en los alrededores del invernadero se levanta un cultivo cón mosca blanca puede ser conveniente tratarlo con insec- ticida para evitar que los adultos entren en el invernadero.

Destruir los restos vegetales, pues las pupas de mosca blanca y de minadora pueden sobrevivir aunque la planta esté muerta. Consultar al técnico sobre la conveniencia de tratar.

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Fig. 23.-No abandonar el cultivo.

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r i-c^a Fig. 24.-Los brotes jóvenes están Ilenos de minadora. Las pupas caen al suelo y atacan el

próximo cultivo.

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• No abandonar el cultivo. Una vez se ha despuntado, desbrotar siempre. Los brotes jóvenes atraen a la mosca blanca y a la minadora del exterior favoreciendo su multi- plicación. Se ha de recordar que después saldrán hacia los cultivos del exterior. Una vegetación excesiva también dificulta la acción de los enemigos naturales y crea hume- dades favorables a las enfermedades.

• Sacar las plantas después de cosechar. Tratar con el adulti- cida o herbicida que el técnico recomiende, después de estudiar los niveles de mosca blanca, minadora y de enemi- gos naturales presentes en el invernadero.

Fotografias y dibujos: O. Alomar y E. Bordás.

Agradecimientos: queremos agradecer a Ramón Badosa y Marc de San Pedro, del Servicio de Extensión Agraria de Mataró, sus comentarios sobre el texto.

NOTA: Esta Hoja Divulgadora se complementa con la número 12/88, «La lucha integrada, una nueva estrategia para combatir las plagas».

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