La investigación en neuropsicología
En neuropsicología, tradicionalmente se ha utilizado el método lesional.
Este procedimiento consiste en ver el impacto
de una lesión en el cerebro
sobre el rendimiento en tareas conductuales,
en procesos cognitivos
y en mecanismos emocionales.
La lógica es que la persona que tenía un buen rendimiento,
cuando se lesiona
una región de su cerebro,
eso tiene un impacto
sobre algún proceso cognitivo.
Mediante una evaluación neuropsicológica
se puede detectar
qué mecanismo ha quedado afectado
y eso permite establecer relaciones entre cerebro y comportamiento,
entendido en sentido amplio.
Además del método lesional,
en los últimos tiempos
han aparecido otras tecnologías
que nos permiten afinar más
a la hora de establecer las relaciones
entre el cerebro
y la conducta y la cognición.
Además de los métodos clásicos,
que son los tests neuropsicológicos, las tareas de papel y lápiz,
últimamente se han incorporado tareas de tiempos de reacción,
que nos permiten ser más finos
en cuanto a la medición
de la velocidad de las respuestas
y nos da información
sobre la precisión
y exactitud de las mismas.
Es verdad que en la actualidad no podemos ignorar
las técnicas de imagen cerebral, las técnicas de neuroimagen,
entre las que destaca
la resonancia magnética,
que nos permite obtener imágenes de anatomía
con alta resolución espacial,
imágenes funcionales,
viendo la actividad del cerebro
mientras los individuos
realizan alguna actividad mental.
Y técnicas
con muy buena resolución temporal,
como la electroencefalografía y la magnetoencefalografía,
que nos dicen, al milisegundo,
cuándo ocurren
las cosas en el cerebro.
También se han ido incorporando otras técnicas
que nos permiten interactuar con el cerebro.
Ahí destacaríamos la estimulación magnética transcraneal,
que, mediante sus procedimientos, también sirve para estudiar
estas relaciones entre el cerebro,
el comportamiento y la cognición.
La investigación es muy importante para nosotros por varias razones.
Por un lado, porque es nuestra fuente principal de conocimientos
y estos conocimientos
se actualizan semanalmente.
Todos los días se publica algún artículo en algún lugar
que, de un modo u otro, influirá
en los procedimientos
de evaluación y de intervención
que utilizamos
de forma cotidiana con los pacientes.
Los neuropsicólogos deben estar pendientes
de las publicaciones nuevas
que tienen impacto
en su ámbito de trabajo cotidiano.
Eso por un lado.
Al mismo tiempo,
las personas que tenemos contacto con los pacientes
tenemos cierta responsabilidad
a la hora de poner a prueba los modelos teóricos.
Si estos no explican lo que le pasa al paciente,
el modelo está mal y hay que actualizarlo,
modificarlo para que pueda responder a lo que le pasa al paciente.
Pero somos nosotros los que ponemos a prueba los tratamientos
y los procedimientos de evaluación.
Creo que debemos ser conscientes
de que quienes tenemos acceso a los pacientes
somos responsables de hacer públicos
los tratamientos que funcionan y los que no,
de modo que, en el ámbito cotidiano,
debemos tratar de sacar tiempo también para investigar.
Me parece que tratar de unificar
ámbitos donde haya presencia de clínicos e investigadores
es lo deseable.
Creo que
en los centros de rehabilitación
debería darse importancia a la investigación,
porque se puede comprobar la efectividad de los tratamientos.
Y si funcionan, hay que publicarlo, pero si no funcionan, también,
porque es información de interés para la comunidad científica
y para quienes trabajan en el ámbito clínico, sin duda.
La presión asistencial a veces es muy elevada,
pero esto obliga a que haya personas que dediquen jornadas completas,
o altos porcentajes de su tiempo,
a la investigación en el ámbito clínico.
Hay autoras,
como Sholberg y Mateer,
que publican investigación
de mucha calidad de carácter clínico
que tiene un impacto
en nuestro trabajo cotidiano.
Varias cosas. Por un lado,
que pierda el miedo a la estadística.
Creo que es una herramienta excelente
para tomar decisiones sobre
qué cosas funcionan y qué cosas no
y para que nuestras decisiones sean mejor informadas.
Así, perder el miedo a la estadística y a los programas de cálculo,
que son herramientas excelentes.
Igualmente, quien quiera investigar
debe ser consciente
que tiene que estar actualizado
y debe conocer lo último publicado sobre su ámbito de conocimiento.
Debe utilizar muy bien las bases de datos,
algo de mucha utilidad para los clínicos,
porque disponen
de la información más completa
de aplicación
en nuestra actividad cotidiana.
Y debe estar dispuesto a estudiar mucho,
porque meterse a investigar
obliga a estar siempre leyendo nuevas cosas, a acudir a congresos,
para estar siempre al día
y tomar buenas decisiones a la hora de investigar.