Un niño metió su mano en un
recipiente lleno de dulces. Y tomó lo más que pudo, pero cuando trató de sacar la mano, el cuello del recipiente no le
permitió hacerlo.
Como tampoco quería perder aquellos dulces, lloraba amargamente su
Un amigo que estaba cerca le dijo:
-Confórmate solamente con la mitad y podrás sacar la mano con los dulces-.
Nunca trates de abarcar más de lo debido, pues te frenarás.
Un avaro vendió todo lo que tenía de más y compró una pieza de oro, la cual
enterró en la tierra a la orilla de una vieja pared y todos los días iba a mirar el sitio.
Uno de sus vecinos observó sus frecuentes visitas al lugar y decidió averiguar que pasaba. Pronto descubrió lo del tesoro
escondido, y cavando, tomó la pieza de oro, robándosela.
El avaro, a su siguiente visita encontró el hueco vacío y jalándose sus cabellos se
lamentaba amargamente.
Entonces otro vecino, enterándose del
motivo de su queja, lo consoló diciéndole: - Da gracias de que el asunto no es tan
grave. Ve y trae una piedra y colócala en el hueco. Imagínate entonces que el oro aún está allí. Para ti será lo mismo que aquello sea o no sea oro, ya que de por sí no harías nunca ningún uso de él.
Valora las cosas por lo que sirven, no por lo que aparentan.
El asno y la zorra, habiéndose unido para su mutua protección, salieron un día de caza. No anduvieron mucho cuando
encontraron un león. La zorra, segura del inmediato peligro, se acercó al león y le prometió ayudar a capturar al asno si le daba su palabra de no dañarla a ella. Entonces, afirmándole al asno que no
sería maltratado, lo llevó a un profundo foso diciéndole que se guareciera allí.El león, viendo que ya el asno estaba
asegurado, inmediatamente agarró a la zorra, y luego atacó al asno a su antojo.
Nunca traiciones a tu amigo por temor al enemigo, pues al final, tú también
Pensó un día un lobo cambiar su
apariencia para así facilitar la obtención de su comida. Se metió entonces en una piel de oveja y se fue a pastar con el
rebaño, despistando totalmente al pastor. Al atardecer, para su protección, fue
llevado junto con todo el rebaño a un encierro, quedando la puerta asegurada.
Pero en la noche, buscando el pastor su provisión de carne para el día siguiente, tomó al lobo creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante.
Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.
Llevó un mercader a su asno a la costa para comprar sal.
En el camino de regreso a su pueblo pasaban por un río, en el cual, en un hueco, su asno resbaló mojando su carga. Cuando se levantó sintió aliviado su peso considerablemente, pues bastante de la sal se había diluido.
Retornó el mercader de nuevo a la costa y cargó más sal que la vez anterior.
Cuando llegaron otra vez al río, el asno se tiró de propósito en el mismo hoyo en que había caído antes, y levantándose de
nuevo con mucho menos peso, se
enorgullecía triunfantemente de haber obtenido lo que buscó.
Notó el comerciante el truco del asno, y por tercera vez regreso a la costa, donde esta vez compró una carga de esponjas en vez de sal.
Y el asno, tratando de jugar de nuevo a lo mismo, se tiro en el hueco del río, pero
esta vez las esponjas se llenaron de agua y aumentaron terriblemente su peso.
Y así el truco le rebotó al asno, teniendo que cargar ahora en su espalda más del doble de peso.
Tratar de evitar el deber haciendo trucos, sólo nos dañara a nosotros mismos.
En un río un poco profundo y turbulento, estaba un muchacho ahogándose y exclamando gritos de
auxilio. Pasó en ese momento un viajero, y el joven afanado le pidió su ayuda para sacarlo de las aguas. Sin embargo, el
viajero solo se quedó de pie, observando y reprendiendo al joven por haber sido tan
imprudente.
El joven, mientras se ahogaba, le gritó: "¡Señor, por favor, primero me ayuda y luego me regaña!"
Moraleja: Un buen consejo, debe ir
acompañado de una ayuda. No sirve de mucho aconsejar sin ayudar.
Un lobo muy hambriento vio a una cabra que estaba comiendo pasto junto a un
gran precipicio. El lobo no podía trepar hasta donde la cabra estaba, así que para hacerla bajar le dijo:
"Amiga cabra, ten cuidado, no te vayas a caer de ese enorme precipicio. Mejor baja y come de este delicioso pasto en el que yo
estoy. Es mas verde que el que estás comiendo".
La cabra, astuta, le respondió:
"No caeré en tu trampa, lobo tramposo. Sé muy bien que no me invitas a comer,
sino que simplemente quieres que yo sea tu platillo del día".
no todo es verdad. Muchos engaños llegarán a ti con la intención de perjudicarte.
Cada noche, a las nueve, oigo la voz de papá:
-Vamos, vamos a la cama que es hora de descansar.
No protesto, aunque quisiera quedarme un ratito más. Calentito y en pijama
Y en lo mejor de mi sueño
cuando yo era el rey del mar, oigo una voz conocida,
es la voz de mi mamá:
-Vamos, vamos, venga arriba que es hora de levantar.
Cuenta la historia, que una pequeña
familia de Topos era vecina a un Lirón. El señor Lirón era un poco amargado, y un día un Topito fue a la casa del Lirón y le preguntó:
-Buenas, señor, mi mamá se preguntaba si podría usted prestarnos un kilo de
El señor Lirón, muy amargado y casi sin querer hacerlo, le dio el kilo de harina y le enfatizó mucho en que le debían un favor. Mas tarde, ese mismo día, regresó el topito a la casa se su vecino, pero está vez pidiendo medio kilo de azúcar. El Lirón, bastante indignado, con rabia y a
de sal sin decírselo.
Unas horas mas tarde, llegó toda la
familia Topo a la casa del vecino. Cuando el señor Lirón abrió, vio a toda la familia con un enorme pudin diciendo:
-¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS SEÑOR LIRÓN!!, le hemos traído este pudin para celebrar. El señor Lirón estaba muy avergonzado
por lo que había hecho, así que les dio las gracias, y aún sabiendo que estaba hecho con sal por su culpa, se lo comió sin decir una sola palabra.
Un día, en el expreso de Soria a Monterde, vi que subía un hombre con una oreja
verde. No era un hombre joven sino más bien maduro, todo menos su oreja, que era de un verde puro. Cambié pronto de
asiento y me puse a su lado
para estudiar el caso de cerca y con
usted, señor, ¿Cómo es de color verde si ya es usted mayor? Puede llamarme viejo
me dijo con un guiño- esa oreja me queda de mis tiempos de niño. Es una oreja joven que sabe interpretar voces que los mayores no llegan a escuchar: Oigo la voz del árbol, de la piedra en el suelo, del arroyo, del pájaro, de la nube en el cielo. Y
comprendo a los niños cuando hablan de esas cosas
que en la oreja madura resultan
misteriosas... Eso me contó el hombre con una oreja verde un día, en el expreso de Soria a Monterde.
Estaba un perro que atravesaba el río
nadando, mientras en su boca llevaba un buen pedazo de carne. El perro vio su
reflejo en el río, y creyendo que se trataba de otro perro que llevaba una gran presa, intentó quitársela.
El mismo perro quedó engañado y por su avaricia quedó sin presa, porque no solo
soltó la que ya tenía, sino que tampoco pudo tomar la que quería.
Moraleja: Quien envida lo del otro, pierde con justicia lo propio.
Un joven adolescente robó un libro a uno de sus compañeros de escuela y se lo
mostró a su madre. Ella no solamente se abstuvo de castigarlo, sino más bien lo
estimuló. A la siguiente oportunidad se robó una capa y se la llevó a su madre quien de nuevo lo alabó.
cada vez cosas de más valor hasta que un día fue capturado en el acto, y con las
manos atadas fue conducido al cadalso para su ejecución pública.
Su madre lo siguió entre la multitud y se golpeaba violentamente su pecho de
tristeza. Al verla el ladrón dijo:
Ella acercó su oído a él, y éste rápidamente mordió su oreja
cortándosela. Su madre le reclamó que era un hijo desnaturalizado, a lo que él replicó:
-¡Ah! Si me hubieras reprendido en mi primer robo del libro aquel, nunca
hubiera llegado a esto y ser condenado a una ingrata muerte.
Al nuevo árbol se le endereza tierno para que crezca derecho.
Obligada por la sed, una hormiga bajó a un manatial, y arrastrada por la
corriente, estaba a punto de ahogarse. Viéndola en esta emergencia una
paloma, desprendió de un árbol una
ramita y la arrojó a la corriente, montó encima a la hormiga salvándola.
adelantó con su arma preparada para cazar a la paloma. Le vió la hormiga y le picó en el talón, haciendo soltar al
cazador su arma. Aprovechó el momento la paloma para alzar el vuelo.
Siempre corresponde en la mejor forma a los favores que recibas. Debemos ser siempre agradecidos.
Els romans eren politeistes, és a dir,
adoraven més d un déu. Cada un dels seus déus protegia una activitat humana
diferent. Els tres més importants eren Júpiter, Juno i Minerva.
Júpiter era el sobirà dels déus.
Originalment déu del cel i rei del firmament.
Júpiter era venerat com a déu de la pluja, del llamp i del rellamp. Era el
màxim protector de Roma i defensor de la veritat, de la justícia i de la virtut. Juno era esposa del déu Júpiter i, per tant, la reina dels déus. Ella era la protectora de les dones. Presidia els casaments, ajudava les dones en el part i era consellera i
protectora especial de l estat romà. Minerva era filla de Júpiter. Cruel i
bel·licosa era la patrona dels guerrers, la defensora de la llar i de l estat i
l encarnació de la saviesa, de la puresa i de la raó. Era també patrona de les arts i de l artesania.