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Comunicacion e Informacion(Paoli Antonio J.)

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Academic year: 2021

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ISBN 988-24-1284

Ts?l! I AS Hasa ahiprta al tiomnn

(2)

A mis padres

A Pilar

(3)

1

í

Casa abierta al tiempo

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA

Comunicación

e información

Perspectivas teóricas

J. Antonio Paoli

Editorial Trillas M é x i c o 4

(4)

1.a presentación y disposición en conjunto de

COMUNICA CIÓN E INFORMACIÓN: PERSPECTIVAS TEÓRICAS son propiedad del editor. Ninguna parte de esta obra

puede ser reproducida o trasmitida, mediante ningún sistema o método, electrónico o mecánico (incluyendo el fotocopiado, la grabación, o cualquier sistema de recuperación y almacenamiento de información), sin consentimiento por escrito del editor

Derechos reservados

© 1983, Editorial Trillas, S. A. de C. V.

Av. Rio Churubusco 385, Col. Pedro Maná Anaya, D.eleg. Benito Juárez, 03340, México, D. K Miembro,de la Cámara Nacional de la lndustria<Editorial. Reg. núm. 158 Primera edición, 1977

Segunda edición, 1979

Tercera edición, enero 1983 (ISBN 968-24-1284-6) (Primera publicada por Editorial Trillas, S. A. de C. V.)

Reimpresión, noviembre 1983

• S e g u n d a r e i m p r e s i ó n , e n e r o 1 9 8 5 *

Impreso en México

iNTROduCClÓíS.

Este trabajo tiene dos objetivos:

• IntroducjJ- a los conceptos de comunicación e información, en-tendidos como instrumentos teóricos para el estudio de la so-ciedad global.

• Describir a grandes rasgos el modo en que estos conceptos han sido elaborados por tres corrientes teóricas, elegidas por ser Jas que más adeptos tienen hoy día. Esta corrientes son: el fun-cionalismo, el estructuralismo y el marxismo.

Trato de cumplir el primer objetivo, sin utilizar las definiciones que otros autores formulan sobre los conceptos de comunicación e información. Lo hago así, porque no encontré definiciones explíci-tas con las que estuviera totalmente de acuerdo. Esto no quiere decir que los conceptos que presento a la consideración de ustedes preten-dan ser originales; no, de ninguna manera. Los conceptos son viejos y quizá hasta manidos. Simplemente los retomo y los plasmo en una definición tentativa.

En este trabajo considero a la comunicación y a la información como conceptos sociológicos. No como dependientes del individuo, sino de su sociedad concreta. No niego la validez de los estudios psi-cológicos para explicar los fenómenos de la comunicación, sencilla-mente, por enfoque editorial, debo prescindir de la psicología en este pequeño escrito.

Por otra parte, me parece que tarde o temprano la psicología, sociología, antropología, historia, economía, lingüística, tenderán a unirse en una sola ciencia que explique en sus múltiples interrela-ciones al ser humano. Por ahora, nos es útil separar los campos, aun-5

(5)

6 I n t r o d u c c i ó n

que esto sea un mal necesario. A q u í trataremos de explicar lo social por lo social, como escribía Durkheim.1 Entenderemos por social o por "hecho social", algo que la colectividad le impone al individuo: costumbres, creencias, tendencias, prácticas del grupo a que perte-nece'. La lengua, el parentesco, la moneda, las ideas generalizadas, los •modos de trasmitirlas, son hechos sociales. Si el individuo no actúa

conforme a ellas va contra la corriente y esto implica sanción. La comunicación y la información serán vistas como hechos so-ciales que se estudian dentro de las corrientes sociológicas y que son fundamentales en ellas. Algunas personas al hablar de comunicación piensan en los medios masivos de difusión o en la lengua hablada. La comunicación para nosotros tiene algo que ver con todos los procesos sociales.

Pretendo cumplir el segundo objetivo presentando en rasgos gene-rales las tres corrientes señaladas. Elaboro un modelo de cada una de ellas para describirlas, ejemplificándolas con investigaciones y teorías de la comunicación elaboradas en las tres perspectivas. Entiendo el concepto modelo en el sentido weberiano de " t i p o ideal", como una organización de relaciones inteligibles, propios de un conjunto histó-rico o de una realización de acontecimientos. Es, pues, un concepto analítico que nos permite ordenar uij conjunto de hechos y explicar-los en sus interrelaciones. No pretende ser un instrumento para defi-nir de una vez por todas una realidad o, como es nuestro caso, una corriente teórica. Pretende señalar rasgos generales, para confrontar-los con la realidad y así expücarla mejor.2 Con esta salvedad pode-mos decir que el " t i p o ideal" o el modelo no es falso o verdadero, sino útil o inútil para comprender y explicar la realidad. El lector podrá criticar los modelos que yo elaboré para presentar cada una de las corrientes y añadirle o quitarle elementos. La importancia de presentar modelos, que nos expliquen las corrientes teóricas, es la de poder ubicar en una perspectiva más general el pensamiento de un autor y, en función de ello, suponer qué tipo de aportaciones puede brindarnos con su investigación y su teoría.

A l elaborar cada modelo, he procurado hacerlo como si yo pertene-ciera a la corriente que describo: primero funcionalista, luego estruc-turalista y finalmente marxista. A l menos esa ha sido m i intención, aunque uno siempre tiene sus preferencias. A pesar de la voluntad consciente de ser objetivo, pudieran haberme traicionado mis inclina-ciones. Puedo decirle al lector que me inclino más por la tercera

pers-1 Cfr. Durkheim. Las reglas del método sociológico. Editorial La Pléyade, Buenos

Aires, 1972.

2 Cfr. Weber. Economía y sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1969,

' caps. 1 y 3.

Weber. Sobre la teoría de las ciencias sociales. Ediciones Península, Barcelona, 1971.

Introducción' • 7

pectiva. Pero en cualquier posición personal que se esté, el'científico social debe hacer un esfuerzo por asimilar diversas corrientes, ya que en ciencia nadie posee la verdad absoluta. La ciencia exige crítica'para avanzar, y no puede haber crítica fecunda sin confrontaciones que, • sacudiendo posiciones adquiridas, obligan a profundizarlas, replan-tearlas, enriquecerlas.

La ciencia sólo se construye "en contra del conocimiento ante-rior"/' Cuando queremos encontrar respuestas en los escritos cientí-ficos, sin habernos planteado preguntas claras en funciona resolver' problemas, nuestra mente se transforma en vasija, se mata la'creatividad' y se esfuma lo aprendido. Tenemos que cuestionar al conocimiento' científico, plantearle problemas. Ver a la ciencia como algo que se está haciendo y cuya formación no es lineal y segura, sino enfrentada a obstáculos que la hacen errar y estancarse.

E s en el acto mismo de conocer, í n t i m a m e n t e , donde aparecen, pot una especie de necesidad funcional, los entorpecimientos y las confusiones. E s allí donde encontramos causas de estancamiento y hasta de retrocesos, es a h í don-de discernimos causas don-de inercia que llamamos o b s t á c u l o s e p i s t e m o l ó g i c o s .4

El estudioso de la ciencia social debería plantearse qué llevó a'fula-no a pensar así antes de aceptar plenamente sus razones, aunque éstas ostenten un t í t u l o científico. Porque sus concepciones están enraiza-das en las necesidades de relaciones con su sociedad y su.ambiente. Por ello, con frecuencia no son lo suficientemente abstractas para.dar respuesta a nuevas relaciones.

A q u í no pretendo señalar el contexto de las relaciones que ayuda-' ron a producir cada corriente y ésta es, ciertamente, una limitación de nuestro estudio. Pero sí parto del supuesto de que hay que relativizar siempre el conocimiento científico. El hecho de presentar corrientes que obviamente se contradicen !a una a la otra y que, aun entre sus miembros, se oponen, tiene un fin pedagógico: que el lector se plan-tee problemas respecto de una corriente apoyándose en otra y vice-versa. Pero el lector, si lo hace así, verá muy pronto que este p e q u e ñ o ensayo no es suficiente para ir muy lejos. Su objetivo se agota en ser una introducción. Como introducción cumplirá su razón de ser, si puede ayudar a elaborar problemas precisos, de los qué se desprendan preguntas claras y quiza pistas para sus respuestas. *

La segunda parte de este libro está constituida por artículos que forman parte del material en el que me basé para elaborar el ensayo. El transcribirlos participo de los objetivos planteados. Se trata de ver

3 Cfr. Bachelard. La formación del espíritu científico, Ed. Siglo X X I , Buenos Aires,

1974, pág. 15.

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8 Introducción

.diferencias en los modos de estudiar la comunicación humana, plan-tearse problemas y preguntas. Y , con un fin pedagógico, invitar a la lectura directa de los textos claves: la lectura de las fuentes ayudará al' lector, además, a discernir sobre la validez o invalidez de las inter-pretaciones, las mías y las de otros autores y , no es improbable que más de algún lector, al tomar contacto con los grandes pensadores de nuestra sociedad, encuentre que puede llevar más adelante el debate.

INÜÍCE

de

CONTENJdo

Introducción

Cap. 1. Comunicación e información

Comunicación, 11. Información, 15.

Cap. 2. Hacia una definición del funcionalismo en comunica ción

Acercamiento ai proceso de comunicación, 28.

Cap. 3. Hacia una definición del estructuralismo en comuni-cación

El proceso de la comunicación, 44.

Cap. 4. Hacia una definición del marxismo en comunicación

4

Teoría y práctica, 47. Estructura significativa y con-ciencia posible, 55.

Cap. 5. Selección de textos

Investigación de la comunicación en los Estados Uni-dos. 63. Bibliografía citada en este articulo, 74. La

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10 Indice de contenido

semiótica, 75. Bibliografía citada en este artículo, 80. La actividad estructuralista, 8 1 . La imaginación del signo, 87. El concepto de estructura significativa en historia de la cultura, 92. Balzac: las ilusiones perdidas, 101. Los medios de comunicación de ma-sas: la ideología de la prensa liberal en Chile, 108. La mitología, 111. Las presentaciones colectivas, 114. El estereotipo social, 119. Cap. 6. Conclusiones Bibliografía general índice alfabético 1 2 3 131 1 3 3 í

1 .

COMUNÍCACÍÓN

I1

E

ÍNFORMACÍÓN

COMUNICACIÓN . ' .•' Entiendo la comunicación como el acto de relación entre dos o más sujetos, mediante el cual se evoca en común un significado.

Antes de entrar a desarrollar el concepto, veamos brevemente qué vamos a entender por significado. Tomaremos la terminología de Ferdinand De Saussure y "llamaremos signo a la combinación del concepto y de la imagen a c ú s t i c a " .s Es decir, el signo e#la combina-ción de dos elementos: significado y significante. El significado e» aquello que nos representamos mentalmente al captar un significante. Para nosotros el significante podrá recibirse por cualquiera de los sen-tidos y evocará un concepto. El significante podrá ser una palabra, un gesto, un sabor, un olor, algo suave o áspero.

Para comunicarnos, necesitamos haber tenido algún tipo de expe-riencias similares evocables en común. Y para poderlas .evocar en común necesitamos significantes comunes. Cuando dos sujetos están juntos y oyen cantar un gallo, los dos pueden evocar su imagen, aun-que uno hable zapoteca y el otro inglés.

Requerimos experiencias comunes y cuanto más ricas sean éstas, más y mejor podremos comunicarnos. Es curioso q i ^ , aunque nunca hayamos compartido nada aparentemente, los fenómenos .se repiten en el mundo y podemos evocarlos en común. También, cuando, se tiene el mismo lenguaje, tenemos un mismo tipo de codificación de la realidad y, aunque éste pueda tener muy diversos matices, nos será más fácil evocar algo en común. Por otra parte, la comunicación'no

5 Curso de lingüística general, Ed. Losada, Buenos Aires, 1975, pág. 129.

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12 Cap. 1. C o m u n i c a c i ó n e información

necesariamente se da evocando al mismo tiempo los significados co-' m u ñ e s ; podemos evocar lo que Shakespeare evocó, aunque quizás en

un sentido distinto. Así, escribir se convierte en un lanzar mis pensa-mientos mediante una codificación, para que alguien evoque algo en común, aunque yo no sepa que lo hizo.

Roland Barthes dice que escribir es ofrecer la última palabra al otro.

L a razón de ello es que el sentido de una obra (o de un texto) no puede hacerse solo; el autor nunca llega á producir m á s que presunciones de sen-t i d o . . .6

Evocamos algo en c o m ú n a pesar del tiempo, pero el contexto social le imprime un nuevo sentido o, si se prefiere, un nuevo uso es-piritual, según la experiencia histórica de cada tiempo y de cada pue-blo. De tal manera que lo comunicado se informa de modo distinto.

En la comunicación la pluralidad de individuos pasa a ser unidad de significados. Pero esta unidad es tan sólo en relación a los signifi-cados estricamente comunes. Entre sí, los individuos, los grupos, las clases sociales, las culturas, tienen serias diferencias en sus concepcio-nes, aun cuando tienen también posibilidades de evocar siempre algo en'común.' Después, al relacionarlo con su contexto, vuelve a trans-formarse el sentido. Lo c o m ú n se vuelve otra vez algo diferente.

' Decir que una idea o una representación tienen el mismo sentido es decir que pueden ser usadas para lo mismo.

Pongamos un ejemplo: un negro de las tribus Nuer al centro este de Africa y un ganadero de Chihuahua se encuentran. El nuer es ga-nadero también, porque todos los de su tribu lo son; ellos organizan su vida en relación al ganado vacuno que es central en su cultura; sus actividades, sus viajes, sus posibilidades de ma'rimonio, su cohesión social, tienen relación con el ganado. Ambos sujetos pueden evocar la imagen de una vaca en com i n . Para el nuer cuarenta cabezas sig-nifican, por decir algo, la posioilidad de obtener una esposa y para el ganadero de Chihuahua doscientos m i l pesos. La experiencia vivida es notablemente distinta. Dos nuer o dos chihuahuenses pueden evocar en c o m ú n muchas más cosas sobre el ganado que los dos suje-tos de nuestro extraño encuentro.

El modo de interpretar y valorar la realidad depende del contexto social. La relación de conocimiento que tengo de una cosa no es i n -mediata; siempre es m i cultura, asimilada por m í , en un contexto so-cial y un medio ambiente determinados, que me permiten conocer el objeto y darle ci rtas funciones. Esto no implica que entre los indivi-duos que forman m i grupo no hayan diferencias, sino que es más

am-6 Ensayos críticos, F.d. Scix Barral, Barcelona, 1973, pág. 9.

C o m u n i c a c i ó n 13

plio el campo de los significados comunes evocables en c o m ú n y rtiás las posibilidades de que les demos un sentido similar.

Dentro de un mismo contexto también surgen diferencias: uno es el padre de la novia y otro el pretendiente, uno el que manda y otro el que obedece, uno el que produce y otro el que administra, uno el que hechiza y otro el hechizado, etc. Los individuos no pue-den, desde su posición, relacionar las cosas del mismo modo que el que está en la posición opuesta. El padre y el pretendiente pueden evocar la imagen de la muchacha, pero no tener las mismas expecta-tivas en relación a ella y, mucho menos, evocarlas en c o m ú n ; en ese sentido no pueden comunicarse. Pero, en otro sentido, la comunica-ción es perfectamente factible. Un sujeto al pedir la mano de una muchacha provoca una reacción esperada y esa petición significa algo socialmente.

La vida de todos los días se comparte con otros, me hace conocer las cosas y las relaciones que debo guardar con ellas y con mis seme-jantes. Cuando realizo alguna acción, como vestirme a la moda, espero que la gente de m i gmpo social diga que soy un sujeto de buen gusto; si efectivamente lo piensan así, estoy realizando una acción social," y, con ello, estoy evocando un significado común: me estoy comuni-cando.

En una guenfe civil un general tiene significados comunes con el jefe del bando, contrario, los dos quieren tomar la ciudad para ganar la guerra. Como ambos conocen el terreno, los deseos del contrincante y aproximadamente su fuerza, pueden prever con relativa certeza los movimientos del enemigo. Si el general toma la ciudad, el jefe contra-rio se considerará perdido y el general será triunfador. Obviamente hay entre ellos una relación de enemistad que depende del conjunto social y, al ganar uno, los dos saben quién es el triunfador, pero este triunfo no tiene para amqos el mismo sentido. Estamos a q u í frente a una relación social* en ella hay un cierto significado c o m ú n , pero interpretado de un modo muy distinto. La comunicación es más po-bre, pero de alguna manera hay representaciones comunes. Según Weber, cuando deja de existir la probabilidad de que una forma de conducta tenga algún sentido previsible para unos o posea en sentido entendible para otros, deja de ser social. Y nosotras diríamos, deja de haber comunicación humana.

Ahora, tanto la relación social como la acción social pueden evo-car una pluralidad de conceptos, esto quiere decir que no necesaria-mente son unívocas. A q u í entenderemos acción social cuando haya

7 Uso el ténnino en el sentido de Max Weber. Véase el primer capitulo de Economía y

sociedad, Fondo de Cultura económica, México, 1969.

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14 Cap. 1. Comunicación e información

una idea central evocada por los sujetos, a raíz de la acción de uno o varios de ellos, con el mismo sentido. Y relación social, cuando el significado c o m ú n tiene un sentido para éste y otro para aquél, pero ambos tienen alguna probabilidad de predecir cómo actuará el'otro o por qué actuó así.

, Los hombres pueden evocar en c o m ú n algunas cosas y otras no; y aun lo evocado puede tener distintos sentidlos.

Tratemos de resumir un poco: los hombres pueden evocar en común algunos conceptos mediante diversos significantes. Estos sig-nificantes pueden ser palabras, gestos, etc., que evocan una pluralidad de sentidos, entre los cuales uno es preponderante y se evoca en co-mún. En algunas ocasiones lo comunicado tiene el mismo sentido para los que se comunican, y en otras tiene sentidos diferentes, pero entendibles para los que participan de la relación comunicativa. Si no hay aunque sea un m í n i m o de sentido comprensible para los suje-tos, no hay comunicación.

Las preguntas que le haríamos a una teoría o a una corriente socio-lógica, que estudiara lá comunicación, serían sumamente ambiciosas: ¿qué mecanismos hacen que algunos de nuestros significantes puedan ser comunes, aunque no compartamos la misma lengua?, ¿qué meca-nismos hacen que podamos compatir los mismos significados, seamos o no miembros de la misma cultura, clase social, que pertenezcamos a distintos grupos o que desempeñemos roles diferentes?, ¿qué tipos de significados y por qué no podemos evocarlos en c o m ú n , si pertenece-mos a distintas culturas, o clases sociales, o a distintos grupos y roles?,

¿por qué si los significados evocables por un significante son muchos, podemos tomar uno como preponderante?, ¿por qué un mismo sig-nificado, puede tener usos o sentidos iguales y otros, aun siendo evo-cados en c o m ú n , tienen sentidos diferentes?

Por otra parte preguntaríamos: ¿cómo son afectados todos estos mecanismos por los diversos medios (T. V., cine, periódico, gestos, palabras, etc.), ya que los medios no sólo son trasmisores, sino que afectan los modos de percepción y significan de modos diferentes?

Quizás un ejemplo ayude a entender mejor esta última pregunta. Georg Lukács, ya en 1913,9 pensaba que era una equivocación decir que el cine desplazaría el teatro. "Porque la raíz del efecto teatral no se encuentra en las palabras y en sino en el poder mediante el cual un hombre, el vivo deseo de un hombre vivo, se trasmite sin mediación y sin ningún conducto obstaculizador a una persona igualmente viva. El escenario es presente absoluto".1 0 "La ausencia de la situación '9 En "Reflexiones, sobre una estética del cine", escrito en 1913. Publicado por

Edito-rial Península, de Barcelona, en 1968, entre un conjunto de escritos de Lukács reunidos bajo el título de "Sociología de la literatura".

1 0 Ibid., pág. 71.

Información 15

presente es la característica esencial del ' c i n e?. . . No se trata de un defecto del cine, sino de su límite, su principium stilisationis".n

Lukács continúa hablando de las consecuencias que se derivan de estas peculiaridades. Así, las características de los diversos medios también hacen que los significados adquieran sentidos diferentes.

Como podrá suponerse, una teoría de la comunicación así, ten-dría que concebirse junto con una teoría de la sociedad global, que responda a estas ambiciones y sería complejísima. Sin embargo, di-versas corrientes teóricas han abordado la problemática general con cierta coherencia interna. No digo que un solo individuo haya dado respuestas perfectamente estructuradas a todos los puntos de tan'am-bicioso proyecto, pero sí que diversos individuos a través de muchos' años de trabajo, manteniendo ciertos rasgos que los caracterizan como una corriente, han procurado con una relativa coherencia plan-tearse estas cuestiones. Los siguientes capítulos están dedicados, a tres de ellas, que consideramos dominantes en nuestra época. '

Antes de presentar en rasgos generales estas tres corrientes, me parece importante esbozar otro concepto muy relacionado con el de comunicación y que es, al mismo tiempo, estructurante de la comuni-cación humana. Se trata de la información.

INFORMACIÓN

Entiendo por información un conjunto de mecanismos que per-miten al individuo retomar los datos de su ambiente y estructurarlos de una manera determinada, de modo que le sirvan como guía de su acción.

No es lo mismo que comunicación, aunque la supone. .En lá in-formación no necesitamos evocar en común con otro u otros sujetos. Ahora bien, si queremos que se difunda el modo de dirigir la acción que yo diseñé a partir de los datos de mi medio ambiente, tendré que trasmitirlo en los términos de los otros, de tal modo que podamos

evocarlo en común y entendernos. ' ¡ !

Pongamos un ejemplo. Cuando hablamos de la caída de los cuer-pos, hablamos de un fenómeno general, pero cuando un arquitecto habla de la plomada, se refiere a una línea recta dirigida al centro d,e la tierra. De este modo ha informado el concepto general'de grave-dad, le ha dado una forma que le ayuda a construir. Puede utilizarse como guía de verticalidad. Si al arquitecto quisiera enseñar esta guía, debe referirse a significados comunes; en este caso la gravedad como significado c o m ú n pasa a constituir una novedad que dirige nuestra

actividad de constructores. •

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16 Cap. 1. C o m u n i c a c i ó n e información

El mismo fenómeno o el mismo significado de gravedad se infor-marían de modo distinto, si habláramos del tiro parabólico.

La información del significado expresa algo en relación a un modo de actuar.

La.información periodística es tal, en tanto los datos publicados sobre la bolsa de valores indiquen a los corredores qué hacer y en tan-to la opinión del editan-torialista nos haga cambiar de idea respectan-to a algo. La historia nos informa, en tanto orienta nuestra imaginación hacia los posibles resultados de nuestro actuar sobre la realidad social. Pero con más precisión, diríamos que nosotros informamos los datos al darles una utilidad específica; la información no son los datos sino lo que hacemos con ellos.

Nuestro contexto social nos enseña formas más o menos comu-nes de usar las cosas y las relaciocomu-nes; en este sentido podemos decir •que nuestros significados comunes están informados o que'nuestra

comunicación está informada, aunque en muchas ocasiones no sepa-mos exactamente por qué o para q u é . Pongasepa-mos un ejemplo: cuan-do un cuento le dice a un niño que el patito puede ganar muchísimo dinero si hace tal o cual cosa, que además es muy buena moralmente , hablando, ese cuento está trasmitiendo valores éticos que son guías

•para la acción, y podemos decir que tiende a informarle sus acciones futuras. Sería muy distinto que le señalara que, para hacerse rico, se necesita usar del trabajo ajeno y que eso es muy malo. Ambos serían modos de informar la comunicación.

Cuando los significados comunes se informan de la misma mane-ra, tendemos a actuar de modo similar. Dos sujetos tienen la misma información, no cuando tienen los mismos datos, sino cuando tienen el mismo modo de orientar su acción. Y cuando evocan en c o m ú n el significado de su acción, se comunican la misma información.

' Un científico, trabajando en su gabinete, está tratando de infor-mar la actividad propia o ajena, aunque su labor sea sólo descriptiva; ya que .con ello dará bases para reorientar la acción.

La comunicación humana evoluciona y con ella la acción social, gracias a las nuevas informaciones. Por otra parte, los significados comunes pueden dejar de serlo, cuando se han informado de una manera distinta. Pongamos un ejemplo: antes de Cristo, la cruz sig-nificaba castigo para los malhechores, algo así como la silla eléctrica 'de hoy; después de Cristo, el significado de la cruz cambió para los primeros cristianos, evocaba en ellos la redención del género humano; indicaba también pautas de conducta a seguir. El significado para ellos había cambiado notablemente. Para los paganos significaba lo 'mismo-qu'e antes. Cuando para unos èra señal de castigo y

humilla-ción, para otros evocaba vida eterna. La comunicahumilla-ción, en ese sen-tido, se había roto entre los dos grupos.

i

Información 17

Si en el mundo se dieran solamente procesos de información, no podría haber sociedad. Afortunadamente esto no es posible.

Una teoría de la información debería darnos instrumentos para reconocer los mecanismos sociales que posibilitan la transformación de los sentidos de la acción social que remodelan los significados de un grupo.

Cuando un partido toma el poder político tiende a informar, según sus tendencias, £ la sociedad. ¿Cómo es que puede lograrlo o no? Esta respuesta habrá que responderla en el contexto histórico concreto, según los modos peculiares en que construye y orienta sus organismos para el aprendizaje, la diversión, la hacienda, las obras públicas, efe. La información concreta habrá de analizarse en su contexto, como algo determinado y determinante que tiende a conformar el conjun-to social.

Una teoría de la información también deberá brindar instrumen-tos lógicos que nos ayuden a comprender la lógica social de las distin-tas sociedades, para conocer la guía de transformación que un grupo humano está dispuesto a seguir.

Como se ve, la comunicación y la información son fenómenos ligados, son como hermanos siameses que comparten el corazón y de-penden el uno del otro. Sin embargo, paradójicamente, se oponen. Una nueva información contradice la anterior y esta nueva informa-ción no puede hacerse social y dirigir la acinforma-ción del conjunto, si no puede evocarse en c o m ú n .

Así, comunicación e información son dos aspectos de la totalidad de una sociedad. La sociedad no puede ser tal sin la comunicación y no puede transformarse sin la información. Ambos conceptos no pueden separarse del estudio de la sociedad global. Si se concibieran como elementos separados perderían su razón de ser, sus raíces, el fun-damento de su sentido. En la práctica, frecuentemente, se les separa del proceso social global, pero entonces no puede entenderse el sen-tido de los significados que se evocan en c o m ú n , no puede entenderse el porqué de las nuevas informaciones.

(11)

I

2

HACIA UNA CIEFÍNÍCÍÓN

del

FUNCIONAIÍSMO

EN COMUNÍCACiÓN

Definir el funcionalismo, como definir cualquier cosa, requiere de múltiples matices. A q u í trataremos aproximarnos a una defini-ción con la que estarían de acuerdo muchos científicos sociales, tanto funcionalistas como otros que han adoptado diferentes corrientes científicas.

Entendemos al funcionalismo como un conjunto de teorías que con diversos matices se adhieren a los siguientes conceptos:

a) Las funciones y las instituciones. Toda sociedad humana tiene un conjunto de necesidades y un conjunto de instituciones para satis-' facerlas. Así, la función de una institución social cualquiera, es sa-tisfacer alguna o algunas de estas necesidades.

Esta idea, así expresada, la compartiría desde luego, en principio, cualquier científico social, aunque harían muchísimos distingos y aclaraciones. L o que caracteriza más propiamente al funcionalistá es que para encontrar constantes en todas las sociedades humanas y ela-borar un conjunto de leyes generales, que le den una teoría científica o un conjunto interrelacionado de leyes, elabora una serie de proble-mas funcionales comunes a toda sociedad, con el supuesto que bajo la apariencia de una gram diversidad de conductas s í ocultan los mis-mos problemas humanos: afecto, alimentación, protección, etcétera.

Para Eliceo Veron, "el funcionalismo, partiendo de una concep-ción 'instrumentalista' de las reglas sociales, busca tras la diversidad de costumbres la identidad de la f u n c i ó n " .1 2

1 2 Conducta, estructura y comunicación, Ed. Tiempo Contemporáneo, Buenos Aires,

pág. 28. '

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20 Cap. 2. Hacia una definición del funcionalismo

Charles R. Wright, al señalar diversos niveles de análisis deja teo-ría funcionalista de la comunicación, nos explícita este concepto.1 3 En un primer nivel, Wright considera que los modos de comunica-ción con o sin medios masivos de ésta, estandarizan los fenómenos sociales. Por lo cual cumplen una función, la cual debe analizarse. En un segundo nivel, trata de esclarecer las condiciones para una investigación funcional de los modos de comunicación masiva. Para Wright, la pregunta básica de la investigación debe establecer las fun-ciones y las disfunfun-ciones que pueden atribuirse a cada medio y la manera en que pueden aislarse a través de la investigación. Cita la in-vestigación de Kimball14 que pretende estudiar el impacto que tuvo a través del tiempo el hecho de que se cerraran los periódicos de Nue-va York. El estudio muestrai,especialmente los modos alternativos de comunicación que la gente a d o p t ó para suplir los periódicos durante el- tiempo que dejaron de circular. Nos permite ver c ó m o cambian las .funciones en un lapso, pero no estaba diseñada para mostrarnos el impacto de la prensa sobre la sociedad y las instituciones sociales. ' Nos cita también el caso del estudio de Lylei5 que muestra el

im-' pacto que sufre la población de Los Angeles, cuando se fusionan dos periódicos y se reduce la circulación. También un estudio de Stei-'ner16 sobre las reacciones de la gente cuando se le descompone su

te-levisor.

• En un tercer nivel del análisis funcional, pretende ver la organiza ción institucional de los medios masivos de comunicación, examinan-do las funciones de algunas operaciones repetidas dentro de alguna organización. Cita un estudio de Raíz" en el que este autor señala como tarea del análisis los problemas que presenta la introducción de .la T. V . , especialmente en naciones pequeñas y en vías de desarrollo. El trasplante de las técnicas del radio a la T. V . , sin crítica suficiente, hace que la T. V . no cumpla debidamente sus funciones. Considera tres normas de la radio profesional, que más entorpecen que ayudan a l a T. V .

Una primera norma es el ideal de trasmisión sin interrupción. Esto hace que se agote el talento y convierte en trivial la T. V., la hace como el radio, fondo para otras actividades, en vez de una

experien-1 3 En Blumei y Katz (Eds.). SageAnnualReview of Comunication Research, London,

1974. vol. 3, cap. 9. "Functional analysis and mass communication revisited".

1 4 Kimball. "New York readers in a newspaper shutdown" en Joumalism Review, Fall,

1963. 47-56. ' '5 Lyle. "Audience impact of a double newspaper merge". Joumalism quarterly, Spring, 1962. 145-157. . .

1 6 Steiner. People lookat televisión, Knopf, New York, 1962.

1 7 Ketz. "Televisión as a horseless carrige". G. Gerbner, et al (Eds.). Communication

technólogy and socialpolicy, John Wiley, New York, 1973.

Hacia una definición del funcionalismo 21

i

cia distinta. Otra norma es buscar audiencias grandes y heterogéneas, de distintas edades y clases sociales, lo cual hace que nunca se llegue a las minorías. Una tercera norma es dar noticias al minuto, lo cual impide que se profundice más en los tenias.

Para Katz, estas conversiones son disfuncionales, ya que deben buscarse las funciones inherentes a la naturaleza del medio, para lo-grar una expresión cultural de más impacto.

Con estos ejemplos, volvemos a la primera idea de funcionalismo. Los medios de comunicación se convierten en instituciones que cubren ciertas necesidades. Hay que estudiar los medios de comunicación desde el punto de vista de su capacidad para cubrir diversas necesi-dades o colaborar a que realicen adecuadamente su o sus funciones. Ver qué necesidades satisface de hecho o ayuda a satisfacer, es bueno para refuncionalizarlos y prever las reacciones sociales, si los medios se acabaran o se transformaran.

Esta idea del funcionalismo podemos encontrarla con susmiati-ces en diversos textos.1 8 Sin embargo, no vamos a decir que todo funcionalista cree que toda función producida institucionalmente es indispensable. Esta idea sería un dogma sin ninguna crítica. Robert Merton, uno de los más prestigiados funcionalistas, norteamericano, señala:

Algunos analistas funcionales han supuesto gratuitamente que todas las estructuras sociales existentes d e s e m p e ñ a n funciones sociales indispensables. E s t o es pura fe, misticismo si se quiere, y no el producto final de una inves-t i g a c i ó n coninves-tinuada y s i s inves-t e m á inves-t i c a .1 9

b) Equilibrio y conflicto. Las sociedades humanas tienden al equi-librio. Poseen mecanismos para regular sus conflictos, sus "disfuncio-nes". Las reglas con las que se conducen los individuos están fijadas y podrán cambiar según los nuevos medios con que cuente una sociedad

1 8 En Malinowski. Una teoría científica de la cultura, Ed. Suramericana, Buenos Aires,

1970.

Radcliffe-Brown. Estructura y función en las sociedades primitivas, en Península-Bar-celona.

Schramm (Ed.). Mass communication, en la parte The structuje and function of mass

communication, los artículos de Lasswell y el de Learner publicado por University of Illinois

Press, Urbana, 1960.

Blumer y E . Katz (Eds.). op. cit., el artículo The uses of mass communication, el ar-tículo de Cazanuve: " T . V . as a functional alternative to traditional sources for need satis-faction", pag. 213.

"Importancia y naturaleza de la comunicación", de E . L . Hartley y R. E . Hartley en los Medios de comunicación social. Steinberg y Bluem (Eds.). Ed. Roble, S. A., 1972. En el mismo libro ver el artículo de Pcterson: "¿Por qué los medios de comunicación son así?"

1 9 Robert Merton. Teoría y estructura sociales, Fondo de Cultura Económica, México,

1965, pág. 49.

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Cap. 2. Hacia una d e f i n i c i ó n del funcionalismo

para relacionarse, pero podrán hacerlo sin necesidad de una irrupción violenta. Las sociedades humanas tienden a generar estos recursos de autorregulación.

El análisis de estos elementos tendientes al equilibrio constituye un punto de gran importancia en la ciencia funcionalista y, en par-ticular, en las teorías funcionalistas de la comunicación.

Esto es claro para Enzensberger, cuando señala que "unas crisis estructurales de antiguo origen, como en el caso de la minería del car-bón, pueden solucionarse mediante una simple recuperación de atra-sos, lo cual significa una solubilidad dentro del propio sistema".2 0 En esta perspectiva, los problemas aceleran la búsqueda de mejo-res modos de solución, y la evolución social tiende a generar nuevos modos de equilibrio, al modernizar los recursos. Así, la sociedad no permanece estática. Sus disfunciones le ayudan a perfeccionarse y, a la larga, puede acabar por transformarse mucho y esto sin necesidad de hecatombes y masacres. Los investigadores de la comunicación en Estados Unidos, donde predomina la escuela funcionalista en materia de comunicación social, según W. Schramm, "tratan de encontrar algo acerca de por qué los humanos se comportan en la forma que lo hacen y c ó m o puede la comunicación hacer posible que vivan juntos más feliz y productivamente. Por lo tanto, no es de sorprender que numerosos investigadores de la comunicación se hayan ocupado últi-mamente en el problema de la forma en que las naciones del mundo puedan comunicarse eficientemente y cómo puede ayudarles la co-municación a comprenderse mejor entre sí y a vivir en paz." 2 1

Sin embargo, no podemos estereotipar las teorías funcionalistas hasta el extremo de decir que siempre e invariablemente eliminan el conflicto del análisis social, ni tampoco decir que sólo conciben el conflicto como disfunción o conducta desviada que hay que regresar a su cauce. Dentro de la Sociología y d é l a Antropología Social, vemos teorías que en la línea funcionalista de equilibrio tienden a conside-rar el conflicto como elemento importante y aun fundamental del análisis social. Entre estos autores, podemos considerar a Lewis Coser y Max Gluckman,2'2 que ven en la integración familiar, en las

relacio-nes de subordinación, en las innovaciorelacio-nes, en las diferencias de socia-lización, en los ritos, verdaderos conflictos estructurales que hacen posible la vida social; donde un grupo se identifica por contraste con

2 0 H. M. Enzensbergcr. Elementos para tina teoría de los medios de comunicación,

Cuadernos Anagrama, Barcelona, 1972, pág. 8.

3 1 W. Schramm. La ciencia de la comunicación humana. Editorial Roble, México, págs.

15 y 16.

2 2 Cfr. Lewis Coser. Nuevos aportes a la teoría del conflicto social, Ed. Aniorrortu,

Buenos Aires, 1970.

Max Gluckman. Custom and conflict in Africa, Ed. Basil. Blackwell Oxford, 1973.

Hacia una definición del funcionalismo 23

sus enemigos; donde sí hay mecanismos para protestar contra el or-den oficial cuando éste se desvía y con ello reforzar el antiguo oror-den. El conflicto para estos autores es un elemento central para mantener el orden y el equilibrio.

Dentro de las teorías de la comunicación podemos decir que para algunos autores más o menos originales el conflicto se plantea como un elemento importante del análisis. Un caso ya muy difundido es el maestro Marshall Me. Luhan. Para él, el análisis de la comunicación se basa en el enfrentamiento de dos tipos de condicionamientos de la • p e r c e p c i ó n .2 3 A los medios de comunicación, los divide en medios hot y medios cool. Los hot (calientes) son medios que dan muchos elementos o elementos muy definidos para decodificar una imagen; entre este grupo están la imagen cinematográfica, que es muy clara y el escrito que nos da conceptos claros y lineales. Los medios cool (fríos) son los que nos proveen pocos elementos para la décodifica-ción; entre ellos está la imagen de televisión, que no es tan clara corno la del cine y en la que frecuentemente vemos cosas que no está enfo-cando la cámara, ya que un dibujo sencillo lo podemos tomar por una decoración muy elaborada.

En un género de medios las cosas son muy definidas, en otros no. Sin embargo, en el cine puede haber elementos muy claros para la deco-dificación del mensaje, en cuanto a la imagen se refiere y elementos muy poco claros en relación al significado de una actitud que el es-pectador debe interpretar. Eso es, porque dentro de un medio hay muchos medios. Algunos de ellos pueden estar en pugna: los hot contra los cool. Con el dominio de la imprenta, la civilización occiden-tal logró una cultura hot; hoy en día, según Me. Luhan, tendemos a una cultura cool, porque entre los medios actuales de comunicación tien-den a preponderar los medios con pocos elementos de decodificación, que entrenan a nuestra percepción para una relación comunicativa cada vez más cool. De esta manera, antes t e n í a m o s un equilibrio so-cial basado en una cultura hot y, posteriormente, tendremos un equi-librio basado en una cultura cool.

El conflicto no se centra en los hombres, sino entre los medios qSc afectan a los hombres, por lo cual la sociedad puede'guardar cierto equilibrio, mientras los medios nos transforman y se transforman. Aun-que desde luego se tenderá a romper modos de relación social dema-siado codificados, y esto originará conflictos, pero no necesariamente con grandes enfrenamientos. Los que hayan decidido abandonar una vida exageradamente codificada en cuanto a pautas socioeconómicas, arte estereotipado, etc., dejarán que esa sociedad se pudra con sus códigos y darán paso a otra, donde la libertad individual esté menos

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24 Cap. 2. Hacia una definición del funcionalismo

sujeta a estereotipos.2 4 Así la sociedad tenderá al equilibrio, aunque .haya pugnas, pero éstas no necesariamente serán entre los hombres

sino entre los medios.

• c)' La estructura social. La sociedad humana es un organismo

interrelacionado, cuyos elementos forman una estructura donde cada uno. dé ellos se afecta si alguno deja de funcionar. Así, el símil o la metáfora de la interralación biológica del cuerpo humano, es útil para contrastarlo con el ser social: si el hígado se paraliza, todo el sistema biológico se ve en problemas. De esta manera, tanto la socie-dad como su símil estarán sanos mientras todos sus órganos funcio-nen bien, así como podrá mantenerse en vida en tanto sus órganos vitales continúen su actividad interrelacionada.

Esta idea organicista nos lleva de inmediato al concepto de in-terrelación. La interrelación se da entre los individuos que dentro de 'instituciones pueden desempeñar roles los unos con respecto de los otros con cierta regularidad. Las instituciones que engloban a los individuos también están interrelacionadas; unas esperan que otras se comporten de cierta manera preestablecida dentro de la sociedad: que .presten x o z servicios; y en el momento en que instituciones que prestan servicios o cubren funciones vitales para la sociedad dejan de funcionar, la sociedad total entra en crisis.

A q u í podemos vislumbrar las nociones de estructura social y de sistema social para las teorías funcionalistas. Para algunos autores, • las relaciones de los individuos dentro de una institución forman una estructura; así, la familia, los sistemas bancarios, el transporte, for-'rnan estructuras sociales que se enlazan dentro de un sistema. Para

otros, la estructura es toda la sociedad. Estas cuestiones son proble-mas de terminología que en ocasiones se convierten en probleproble-mas para la comunicación científica, aun entre los mismos funcionalistas.

Una estructura social o un sistema social puede considerarse para su estudio como un conjunto de variables interrelacionadas y cada una, de estas variables posiblemente forme escalas.25 También es fac-tible analizar las variables como causantes unas (independientes) y corrjo causadas otras (dependientes) dentro del todo estructural.

Con este concepto de organismo interrelacionado, no podemos hablar -de una corriente científica de las puras funciones, sino tam-bién rife las estructuras, y de allí que se le dé tamtam-bién el nombre de estru ctural- funcionalismo.

, 2 4 Ver Me. Luhan. la comprensión de los medios, Ed. Diana, México, 1971. 2 5 Entiéndase aquí variable como un conjunto de valores que pueden predicarse de una

estructura que estudiamos, formando una clasificación. (Cfr. J . Galtung. Teoría y método

de la investigación social, Ed. Eudeba, Buenos Aires, 1966, tomo 1, cap. 3. '

Hacia una definición del funcionalismo 25

Eí modo de concebir la estructura entre los funcionalistas no es único. Esta corriente ha producido muchas concepciones distintas de estructura2 6 que se acercan a los rasgos generales señalados en este inciso. No es objetivo de este libro discutir estos conceptos de ma-nera más detallada. Los miembros del estructural-funcionalismo tam-poco se han puesto de acuerdo en el nivel en el que debe estudiarse la estructura y na faltan las divisiones y los enfrentamientos internos. Un ejemplo de estas rupturas podemos verlo en los planteamien-tos de Robert Merton que se opone tanto a los que han querido ela-borar una teoría sobre la totalidad social, como Talcott Parsons y los meros empiristas que sólo se preocupan de elaborar sus hipótesis o'pe-racionales de trabajo, como ha sido el caso de Lazarsfeld en varias de sus investigaciones. Para Merton la sociología, hoy en día, está lejos de poder producir una gran teoría, como lo ha hecho la física, pues, según dice, los físicos han trabajado mucho más tiempo que los so-ciólogos:

Creo que nuestra principal tarea hoy es formular t e o r í a s especiales, apli-cables a campos limitados de d a t o s - t e o r í a s , por ejemplo, de dinámica de clases, de presiones de grupos a n t a g ó n i c o s o de la corriente de poder y el ejercicio de la influencia interpersonal - y no buscar inmediatamente la estructura conceptual "integradora" suficiente para sacar de ella todas esas y otras teo-r í a s .2 7

Merton ha llamado a este tipo de teorías "especiales" " t e o r í a s de alcance medio" y a la búsqueda y empleo de éstas se han dedicado muchos funcionalistas.

d) La historia. La sociedad puede estudiarse sincrónicamente: ver sus necesidades satisfechas por instituciones que con ello cum-plen sus funciones. Las instituciones se transforman para cumplir mejor sus funciones y para responder a las nuevas necesidades1.

Este concepto, para ser entendido, requiere de una discusión. Si contrastamos este postulado con otras posturas teóricas quizá sea

mejor comprendido.

Podríamos decir, dentro de una línea funcionalista, que no nece-sitamos conocer la historia electrónica para saber £Ómo funciona un

2 6 Sobre el concepto de estructura dentro del funcionalismo véase:

Merton. op. cit.

T. Parsons. El sistema social. Ed. Revista de Occidente, Madrid, 1966.

Radcliffe-Brown. Estructura y función en las sociedades primitivas, Ed. Península,

Barcelona, 1974. i Malinowski, op. cit. ,

R. Firth. Elements of social organization, Watts & Co., London, 1963.

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26 Cap. 2. Hacia una definición del funcionalismo

radio, c ó m o se interrelacionan sus partes. Del mismo modo, pode-mos decir, en principio, que no necesitapode-mos conocer la historia de una sociedad, para decir c ó m o funciona su sistema social y con él su sistema de comunicación.

En esta similitud metafórica, hay dos supuestos lógicos que debe-mos desentrañar. Se supone un funcionamiento dado como en un organismo. Se supone también que al científico lo que toca es decir c ó m o funciona.

Si formulamos sólo la pregunta ¿cómo se interrelaciona para fun-cionar? estamos dentro del modo teórico del funcionalismo. Pero si formulamos las preguntas ¿por qué y c ó m o la sociedad llegó a fun-cionar así?, entonces nos estamos moviendo en otra dimensión del análisis. En la primera pregunta tomamos el ser social y por ende su estructura de comunicación como algo dado, en la segunda como algo que llegó a ser así por la intervención de los hombres.

En el primer supuesto, es más difícil preguntarse por la legitimi-dad de este funcionamiento social que en el segundo. Si aceptamos el primer postulado, necesariamente limitamos más las posibilidades de criticar al sistema dado. En esta perspectiva no nos es posible exa-minar por qué se dio precisamente así y no de otra manera y, con ello, se nos coarta la posibilidad de explicarnos por qué funciona de ese modo esta sociedad y no de otro.

No quiero decir que los funcionalistas nunca usen datos del pasa-do. Sino que la realidad no se ve como un proceso evolutivo interde-pendiente donde se nos explique por qué las cosas son así y no de otra manera. Es probable, y hoy se discute mucho acerca de esto, que el funcionalismo teóricamente no rechaze el carácter evolutivo o cambiante de la historia; sin embargo, es un hecho que, a nivel meto-dológico, prescinde de esta consideración.

Pongamos un ejemplo: Schramm, al hablar del desarrollo de la • comunicación en una perspectiva histórica, dice de la imprenta:

L o m á s emocionante de la imprenta movida por energía no humana sur-gió aproximadamente en la misma é p o c a en la que se la necesitaba para lle-gar a la masa de nuevos l e c t o s .2 8

Pero si Schramm relacionara esta aplicación de energía con las necesidades de la época, con los requerimientos sociales, con las ne-cesidades crecientes de información de la revolución industrial, con la incorporación de la literatura como mercancía, etc., entonces no sólo sería algo "emocionante", sino que sería lo normal, y sería de extrañarse que no se hubiera aplicado. El escrito continúa: "Para

t

2 8 Schramm. "Su desarrollo" en el libro: Los medios de comunicación social.

Stein-berg y Blucm (Eds.). Ed. Roble. S. A., 1972, pág. 48.

Hacia una definición del funcionalismo 27

quienes no sabían leer era un incentivo... y así fue como' tuvo, una influencia definitiva en el desarrollo de la educación pública. Enton-ces, unos comerciantes hábiles se dieron cuenta de que podían . . . así fue como nació la comunicación con el público o con las masas... pubücidad; grandes organizaciones editoras...". El decir "era un incentivo" no basta, ya que también los escritos de Rousseau fue-ron un incentivo para convertirse en Robinson Crusoe, pero sólo uno que otro lo hizo. Habría que hablar de un conjunto de elementos interdependientes que nos señalaran una totalidad estructurada. V a que la imprenta con ó sin energía humana no puede'ser la causa de tantas cosas.

Con esta crítica he faltado a m i propósito de exponer él'funciona.-lismo como si yo fuera funcionalista. Pero lo hice así por dos razones: si dijera que el funcionalismo es puramente "sincrónico",' faltaría a la verdad y sería fácil demostrarlo, puesto que frecuentemente usa datos del pasado. Si dijera que le interesa la historia, n ó faltaría a la verdad, algunos teóricos del funcionalismo lo han dicho,2 9 y en-tonces, debemos contrastar el uso que hacen de la historia con otro m é t o d o que veremos en la parte final. Así que esta crítica, nos ha ayudado a ubicar más el funcionalismo, al menos, así me parece. .

A veces el funcionalismo usa la historia de un modo que p o d r í a m o s llamar cronología, y esto no es por ser irreverente, sino por aclarar sus características. A pesar de que podemos decir que el estrucfural-fun-cionalismo arranca a partir de los planteamientos del Emil Durkheim, no hace, como él señalaba, una historia sociológica o una sociología histórica, ya que "cuando se intenta explicar un fenómeno es necesa-rio explicar separadamente la causa eficiente que lo produce y- la función que cumple".3 0

Lo que sí no puede negarse es que los estudios funcionalistas uti-lizan constantemente la historia reciente. Por ejemplo, si pregunta-mos a un funcionalista: ¿por qué la iniciativa privada en México requirió en 1973, 4 500 millones de pesos31 en publicidad? .Nos res-ponderían con una investigación más o menos planteada en esta for-ma: En años pasados se ha visto que hay una correlación .promedio de 'x'. entre la inversión en publicidad y el aumento en las ventas. Si la publicidad se disminuye en una empresa, la marca competidora toma ese mercado. Esto hace que se tienda más a*umen'tar que a disminuir el volumen de publicidad. Además, si consideramos las

2 3 Malinowski. Un estudio científico de la cultura. Ed. Suramcricana.

Evans Pichard. Antropología social, en Fichas de Nueva Visión, 1971. Robcrt Merton. Op. cit.

3 0 E . Durkheim. Las reglas del método sociológico, Ed. La Pléyade, Buenos Aires, 1972. 3 1 Dato tomado de: La anatomía de la publicidad en México, de Víctor Bernal

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2 8 ' ' C a p . 2. .(Hacia una definición del funcionalismo

porrelaciones pasadas, vemos que un aumento de ' y ' en la publicidad dará como resultado una ampliación en las ventas, de aproximadamen-te tanto, lo cual concuerda con el aumento habido en 1974. Y para 1979, considerando los mismos factores, las ventas aumentarán en 'z', si la publicidad aumenta en ' w ' . Eso es sostenible con 'b' probabili-dades, si las tendencias actuales continúan.

Este ejemplo nos muestra un modo típico de correlacionar ten-' denoias, muy utilizado en los análisis funcionalistas. Es, de alguna

manera, otro modo de utilizar los datos del pasado.

ACERCAMIENTO A L PROCESO DE COMUNICACIÓN

Wilbur Schramm, se refiere a la comunicación así: " H o y noso-tros definimos comunicación diciendo simplemente que es el com-' ' partir' una orientación con respecto a un conjunto informacional de signos".3 2 Y considera información como "cualquier contenido que reduce la. incertidumbre o el número de posibles alternativas en una s i t u a c i ó n " .3 3

Para que se dé este proceso de compartir información, reducien-do Ja incertidumbre, en el esquema más simplificareducien-do de la comunica-ción, deberá contemplarse por los menos:

Emisor Mensaje Receptor

El mensaje está en determinada etapa del proceso, separado del emisor y del receptor. Y el mensaje consiste en una señal o conjunto dé"señales organizadas y emitidas que el receptor interpretará. La .interpretación para el receptor puede tener un significado más o

me-nos similar o más o meme-nos diferente que para el emisor.

Para Schramm "uno de los principios básicos de la teoría general de la comunicación" es "que los signos pueden tener solamente el sig-nificado que la experiencia del individuo le permita leer en ellos",3 4 ya,que sólo podremos interpretar un mensaje dependiendo de los signos que conocemos y de los significados que hemos aprendido a atribuir-les. Para Schramm esto constituye un "marco de referencia" y en función a él. es cómo puede comunicarse un sujeto o una colectividad.

3 2 Schramm. "The nature of comunication between humans", en el libro: The process

and effects of mass comunication. Schramm y Roberts (Eds.), University of Illinois Press

Urbana, USA, 1971, pág. 13.

3 3 Ibid.

3 4 La ciencia de la comunicación humana, Editorial Roble, México, 1972, pág. 17.

Acercamiento al proceso de c o m u n i c a c i ó n 2 9

En la medida en que el "marco de referencia" de dos colectivida-des sea diferente, aumentará la dificultad de comunicarse o eje com-partir un conjunto informacional.

Pero la interpretación del mensaje se complica aún más, ya que hay diferentes tipos de significados. Uno denotativo, que es c o m ú n , como la palabra árbol, mesa, etc., tienen significados señalados por e! diccionario; pero también existen significados connotativos, de con-tenido emocional. Así, para todos la estrella de David puede repre-sentar al pueblo hebreo (denotación), pero para un j u d í o connotará algo más.

Además, para Schramm el mensaje tendrá un significado manifies-to y un "significado latente". Cuando se nos trasmite el manifies-tono de la voz, el gesto, el estilo literario, nos dicen tanto o más del contenido que el mensaje mismo. Así, un "buenas tardes", con el ceño málen-carado y en tono agresivo, puede trasmitimos un mensaje distinto al solo contenido de las palabras.

A l mismo tiempo un mensaje puede tener varios.mensajes parale-los. Por ejemplo, de una frase hablad además de lo que se diga, podemos suponer por el acento el lugar de origen del sujeto errhsor, por los datos que maneja, una preparación universitaria o su adscrip-ción a una corriente ideológica, etc. En un escrito o en una película, las diferencias de colores, de composición de las imágenes, nos dicen algo más que las palabras que se escriben o se dicen.

Este conjunto de mensajes paralelos nos habla de que en el mismo-comunicado existen diversos canales de trasmisión y en cada medio de comunicación, ya sea interpersonal o masiva, existe diversidad de canales, por lo cual la comunicación se convierte en algo complejo y las posibilidades analíticas de cada uno de estos factores se hacen "nuy grandes.

A ú n podemos señalar otros problemas. Los individuos que reci-' ben un mensaje lo relacionarán con grupos sociales a los que están

adscritos; y considerarán negativo o positivo, aceptable o condena-ble, el mensaje, según ayude o no al buen funcionamiento de su o sus grupos de referencia. Juzgan el mensaje de acuerdo a si da valor o no a su grupo o sus grupos.

Pero como un mensaje es siempre un c o n j u n t ó l e mensajes para-lelos, los diferentes grupos de referencia pueden cribar el contenido manifiesto y. adoptar contenidos latentes o pueden hasta transformar los contenidos manifiestos. En casos de grandes prejuicios puede llegarse hasta la transformación del mensaje en su opuesto.

Ante tal variedad de problemáticas, el primer esquema simplifi-cado de la comunicación nos ayuda poco para describir e interpretar los diversos mecanismos de la comunicación, por lo cual se hace nece-sario el planteamiento de nuevos esquemas. Pero antes, vale la pena

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30 Cap. 2. Hacia una definición del funcionalismo

recordar el contexto científico funcionalista en el que nos estamos moviendo. Para ello, veamos esta cita de Schramm que nos reubica en la cuestión:

. . . los mensajes muy rara vez tendrán un p r o p ó s i t o singular y esto, muy frecuentemente, hace que el contenido manifiesto no sea en absoluto el con-tenido importante. Y no es nada impertinente decir que la c o m u n i c a c i ó n hace Ib que un individuo, grupo, sociedad necesita en un momento dado para relacionarla, a, partes de su medio ambiente. L a c o m u n i c a c i ó n es el gTan instrumento de relación. Relaciona a individuos entre sí, hace posible que

los grupos funcionen y las sociedades vivan armoniosamente. Relaciona a un artista con su audiencia, a un maestro con sus alumnos, a un, l í d e r con su gente. Pero, sin embargo, ofrece oportunidades de peligrosas amenazas y en la c o m u n i c a c i ó n encontramos que éstas se i n c r e m e n t a n .3 5

Schannon y Weaver3 6 complican más el esquema añadiendo tres nuevos elementos:

Fuente Mensaje Destinatario

Feedback

A q u í los nuevos elementos nos dan una categoría para construir el mensaje, otra para entender el mensaje por parte del destinatario y una respuesta del destinatario a la fuente.

Los modos en que se estudien cada uno de estos apartados puede ser muy variado y cada uno de jilos se presta a la formulación de una teoría científica al respecto o, >ara ser más preciso, la elaboración de

lo que Merton ha llamado una Lcoría de alcance medio.

Osgood 7 ha elaborado un esquema, considerando a los dos po-los como emisor receptor al mismo tiempo:

3 5 Schannon. 1971, pág. 19.

3 6 Schannon y Weaver. 77ie mathematical theory of communication. Urbana:

Univer-sity of Illinois, 1949 (Citado por Schramm, 1971, pág. 23).

3 7 Cfr. Osgood. A vocabulary for talking about communication. Urbana, Illinois Press

(Citado por Schramm, 1971, pág. 24).

Acercamiento al proceso de c o m u n i c a c i ó n 31

Este diagrama nos sirve para esquematizar un proceso déTelación interpersonal, aunque en principio podría ser aplicable a otros modos

de comunicación. ' , Ahora bien, el feedback o mensaje de retorno, no sókVpuede

par-tir del que lo recibe. El mensaje mismo puede ser fuente de retroali-mentación. Un escritor, al corregir su novela, encuentra elementos, según su criterio, para decir mejor las cosas.

Falta agregar los problemas de canal por el cual se envía un men-saje, con lo cual t e n d r í a m o s nuevos esquemas:

Fuente — * " Codificador Mensaje Canal Decodificador Receptor

' Feedback » 1 1

Habremos de considerar entonces los problemas del canal en cuan-to portadores del mensaje y del mensaje de recuan-torno o feedback. Las limitaciones de los canales, los ruidos u obstáculos que evitan que los mensajes lleguen a los destinatarios como era previsto p o í Ja fuente. También habrá que estudiar los "marcos de referencia" de emisor y del receptor, ya que si no hay un campo c o m ú n de experiencias simi-lares, no podrá decodificarse el mensaje como el emisor lo preveía.-La consideración de estos elementos nos situaría ante'muchos nuevos esquemas. Pero como podrá deducirse de lo que hemos dicho, la complejidad de la cuestión excede con mucho las posibilidades'de presentación mediante dibujos.

Como ya hemos señalado, cada mensaje implica varios mensajes, cada canal varios canales o medios - c o m o veíamos en la brevísima descripción de la teoría de Me. L u h a n - , marcos de referencia y gru-pos de referencia distintos, connotaciones y denotaciones de diversas índoles, los tipos de retroalimentación, las características de cada me-dio, las relaciones interculturales, los tipos de signos, los diversos len-guajes, problemas del ruido, de la energía. Esta vastísima gama .de cuestiones hace que el organismo social y sus modos de interrelación o comunicación se revelen como una gigantesca problemática. Sobre ella, la ciencia funcionalista de la comunicación se esfuerza por pre-sentar un cuadro de su funcionamiento, mostrando relaciones aisla-das. Y no es que los teóricos de esta corriente piensen que la fisiolo-gía social es sólo una suma de estas funciones, no, para ellos se trata de un organismo integrado. Sin embargo, podemos decir que por ahora la ciencia de la comunicación funcionalista está en un momen-to de análisis, de división, para el conocimienmomen-to aislado de laspartes'y tiene pocos intentos de síntesis.

(18)

3

HACÍA UNA (JEHNÍCÍÓN

del

* ESTRUCTURAIÍSMO

EN COMUNICACIÓN

Para entender qué es el estructuralismo y poder contrastarlo con otras corrientes teóricas» hay que ubicarnos en una perspectiva dis-tinta al funcionalismo.

Un elemento que nos ayudará a entender la diferencia será el se-parar realidad de modelo estructural. El modelo estructural será en el estructuralismo la elaboración teórica con la cual el científico so-cial analiza la realidad como una estructura soso-cial.

a) El modelo estructural. Veamos un modelo estructural para comprender mejor la idea y posteriormente profundizar en los con-ceptos.

Tomaremos el modelo actancial que Greimas desarrolla en s u i i -bro Semántica estructural,38 El modelo pretende ser una identifica-ción de principios de organizaidentifica-ción relacional que produce significaidentifica-ción. Se ha usado para analizar diversos tipos de relatos en base a algunos de sus elementos que le permiten significar y, en general, detectar el significado del actuar social. Obviamente presentaremos a q u í el mo-delo de modo muy esquemático.

Un primer concepto dentro del modelo es la categoría átactante. El actante es un tipo o un estereotipo de personas u objetos que cum-plen determinados roles dentro de un género de relfftos, por ejemplo, villanos, príncipes, hadas buenas, princesas, que en el tipo de relato considerado siempre actúan de manera similar.

En un conjunto de relatos en los que encontramos siempre a los mismos actores tipo (al príncipe, al villano, al hada buena, etc.), que cumplen siempre las mismas funciones (el villano se roba un bien

3 8 Editado en español por Editorial Credos, Madrid, 1971.

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34 Cap. 3. Hacia una definición del estructuralismo

preciado, el príncipe lucha con el villano, etc.), aunque difieran las acciones concretas podemos decir que estas funciones y estos actan-tes constituyen una estructura tipo, la cual es propia de un género. P o d r í a m o s decir que todos los relatos de ese género van a tener esos actantes que tenderán a relacionarse de esa manera y no de otra. No es casual que siempre haya una distribución similar de papeles; esta distribución se debe a la estructura y podemos decir que se trata de la estructura de ese género. Hablamos de ella explícitamente cuando hemos mostrado formalmente c ó m o se da en la realidad y a qué re-glas obedece.

Hasta aquí podemos decir que nos movemos en la dimensión teó-rica del formalista ruso Vladimir Propp en su libro Morfología del cuento ruso. Pero para Greimas, hay que preguntarnos por las rela-ciones posibles de los actantes entre sí y formular una categorización, a fin de representar una sintaxis de actantes, suficientemente abstrac-ta y formal como para poder aplicarla a muchos tipos de relatos.

Veamos el siguiente esquema:

Destinador > Objeto • Destinatario

Oponente • Sujeto < Ayudante

Greimas considera tres ejes, en la relación de este modelo:

1. Entre el sujeto que busca un fin o u n objeto, se forma una tendencia guiada por el deseo del sujeto hacia el objeto, ya sea para él mismo, en cuyo caso se convierte también en destinatario, o para otro. Entre el sujeto y el objeto hay una relación teleológica. El sen-tido de la acción del sujeto, o la relación semántica, estará dada por el deseo. Entonces tendremos una primera categoría actancial ligada por el deseo y podremos definir un género por esta primera categoría. 2. Un segundo eje; lo forman el destinador y el destinatario; a q u í el objeto es el intermediario de la comunicación entre ambos. La co-municación nos da una segunda categoría actancial. Podríamos ca-racterizar a un género también por el modo en que se realiza o no la comunicación entre los actantes.

En una relación de conquista matrimonial, en la que no aparecen padres, podría darse que el mismo actor tuviera en sí dos actantes:

él = sujeto + destinatario

ella = objeto + destinador

Las dos categorías actanciales que hemos visto parecen construir un modelo simple, centrado en el objeto que es al mismo tiempo ob-jeto de deseo y de comunicación.

Hacia una definición del estructuralismo 35

3. Existen también dos fuerzas opuestas. Unas consisten en apoiv tar ayuda operando en el sentido del deseo o facilitando la comunica-ción; otras, por el contrario, consisten en crear obstáculos, oponién-dose a la realización del deseo o a la comunicación del objeto.

De aquí, podemos distinguir dos actantes diferentes y opuestos: ayudantes y oponentes, que serán actantes circunstanciales y no los

ver-daderos actantes del espectáculo. ¡. 1

El modelo actancial supone, desde luego, una descripción del uni-verso en el cual se realiza la acción. Puede ser utilizado para aclarar-nos las fuerzas que operan en un relato o en una teoría, con lo cual podemos tener una visión sintética del conjunto.

Las particularizaciones eventuales del modelo deberían, referirse, sobre todo, a la relación entre sujeto y objeto y manifestarse como una clase de variables constituidas por relaciones de significado, pro-pias del conjunto.

Greimas, para ejemplificar la operabilidad de su modelo, dice que " . . . la ideología marxista, al nivel del militante, podría ser distribui-da, gracias al deseo de ayudar al hombre..." y utiliza así los elemen-,

tos de su modelo en relación a esta teoría: < Sujeto, - Hombre

Objeto - Sociedad sin clases

Destinador — Historia , ' Destinatario — Humanidad

Oponente - Clase burguesa Ayudante - Clase obrera

Cada uno de estos actantes tendría funciones específicas que cumplir y por lo mismo se darían relaciones entre sí. Describiendo estas relaciones de significado, describiríamos sincrónicamente una estructura.

Este m é t o d o ha sido utilizado por algunos antropólogos y soció-logos para estudios de religiosidad popular.3 9 Nos puede $er muy útil para estructurar las relaciones de significación entre los elementos de un relato, teoría o relación social, al ofrecernos un modelo sintáctico como instrumento para observar e interpretar la realidad.4 0

3 9 Siguiendo este modelo estructural en México se han realizado algunos estudios:

Ig-nacio Castillo escribió uno, llamado "San Pueblo" sobre un poblado del estado de Sn. Luis. El mismo modelo, junto con otros instrumentos teóricos, se han utilizado por un grupo de sociólogos de la Universidad Iberoamericana, dirigidos por Gilberto Giménez, para estudiar la religiosidad popular en el Santuario de Chalma, en el estado de México.

4 0 Cfr. Nicole Belmont. "Las creencias populares como relato mitológico". En el

li-bro El proceso ideológico, de Eliceo Verón (Ed.). Editorial Tiempo Contemporáneo, Bue-nos Aires, 1973.

Referencias

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