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Porque el pecado no se ense
ñ
orear
á
de vosotros; pues no est
á
is bajo la ley,
Por Atilano Guilarte, Leyva egresado del seminario de teología de la Iglesia Bando Evangélico Gedeón, en la Habana, Cuba.
(1986)
Todos los Derechos Reservados © 2009
¿Pues qué diremos?
¿Perseveraremos en pecado
para que la gracia crezca?
“POR GRACIA SOIS SALVOS”
¿GUARDAREMOS LOS MANDAMIENTOS DE DIOS?
Se define como gracia, el hecho de la suspensión de una condena o castigo. En estos casos se dice, que la persona está en estado de gracia.
Al aplicar este concepto al campo de la teología, la gracia se define como un don o ayuda sobrenatural que Dios concede a los hombres en vista a su salvación. En este caso se dice, que estamos bajo la gracia.
Como en el caso de “su misericordia”, se dice usualmente, también, que la gracia de Dios es “un don inmerecido”. La diferencia consiste, según el concepto de algunos teólogos, en que la misericordia toma al hombre como pecador arrepentido o en estado de penitencia; mientras que la gracia lo toma como culpable e impenitente (pecador no arrepentido).
Algunos cristianos afirman, que el hecho de estar bajo la gracia, significa que no es necesario hacer nada para ser salvos; ni siquiera guardar los santos mandamientos; que sólo con creer en Cristo es lo suficiente, porque Él nos salva por gracia. La mayoría, sin embargo, interpreta esta idea como una doctrina arbitraria, y sin fundamento bíblico.
Para entrar en consideración del tema, analicemos lo que dicen los pasajes siguientes:
Ef. 2:4,5,8-10:4"Empero Dios, que es rico en misericordia, por su mucho amor con que nos amó, 5Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo; por gracia sois salvos; 8Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios: 9No por obras, para que nadie se gloríe. 10Porque somos hechura suya, criados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó para que anduviésemos en ellas."
Tit. 3:3-8:3"Porque también éramos nosotros necios en otro tiempo, rebeldes, extraviados, sirviendo a concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y en envidia, aborrecibles, aborreciendo los unos a los otros. 4Mas cuando se manifestó la
bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los
hombres, 5No por obras de justicia que nosotros habíamos hecho, mas por su misericordia nos salvó, por el lavacro de la
regeneración, y de la renovación del Espíritu Santo, 6El cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, 7Para que, justificados por su gracia, seamos hecho herederos según la esperanza de la vida eterna. 8Palabra fiel, y estas cosas quiero que afirmes, para que los que creen a Dios procuren gobernarse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres."
Tit. 2:11-13:11"Porque la gracia de Dios que trae salvación a todos los hombres, se manifestó, 12Enseñándonos que,
renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo templada, y justa, y píamente, 13Esperando aquella esperanza bienaventurada, y la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo."
En estos pasajes se deja ver cómo estando los hombres sumergidos en el pecado y la depravación, se manifestó la gracia de Dios para vida eterna; no por obras de justicia que hubiesen hecho los hombres, sino por su bondad infinita, por su amor y su misericordia. Pero al mismo tiempo hacen énfasis en que los creyentes deben gobernarse en buenas obras; y declaran que la manifestación de la gracia nos enseña que tenemos que renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, para vivir justa y piamente; o sea, que tenemos que renunciar definitivamente al pecado. Este concepto es confirmado también en los pasajes bíblicos siguientes:
Ro. 5:20,21:20"La ley empero entró para que el pecado creciese; mas cuando el pecado creció, sobrepujó la gracia;
21
Para que, de la manera que el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna por Jesucristo Señor nuestro."
Ro. 6:1,2,5,6,12-15,22:1"¿Pues qué diremos?
¿Perseveraremos en pecado para que la gracia crezca? 2En ninguna manera. Porque los que somos muertos al pecado, ¿Cómo viviremos aún en él? 5Porque si fuimos plantados
juntamente con él a la semejanza de su muerte, así también lo seremos a la de su resurrección: 6Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre juntamente fue crucificado con él, para que el cuerpo del pecado sea deshecho, a fin de que no sirvamos más al pecado.
12
No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, para que le obedezcáis en sus concupiscencias; 13Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado por instrumentos de iniquidad; antes presentaos a Dios como vivos de los muertos, y vuestros miembros a Dios por instrumentos de justicia. 14Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. 15¿Pues qué? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. 22Mas ahora, librados del pecado y hechos siervos a Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y por fin la vida eterna."
En estos pasajes queda claramente especificado que después de haber sido alcanzados por la gracia, habiendo obtenido el perdón de los pecados mediante el sacrificio de Jesucristo, ya no debemos continuar en el pecado; antes debemos ser nuevas criaturas en Cristo Jesús, como dice la Escritura: "No reine pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, para que le obedezcáis en sus
concupiscencias"; "Mas ahora, librados del pecado, y hechos siervos a Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación".
En base a estos dos aspectos podemos concluir, que la gracia de Dios consiste en la obtención del perdón de los pecados y el derecho a la salvación gratuitamente. No por buenas obras que hubiésemos realizado en el pasado, pero sí bajo la condición de una nueva vida en santidad, apartados del pecado.
Ahora bien, ¿de qué manera es posible llevar una vida de santidad, apartados de todo pecado, si no guardamos los mandamientos de Dios?
Claro está, esto no quiere decir de ninguna manera, que vayamos a ser salvos por nuestros méritos; la salvación es absolutamente por gracia, mediante el sacrificio de Jesucristo. La observancia de los santos mandamientos y de otros aspectos comprendidos en la doctrina cristiana, sólo constituyen los principios fundamentales de las normas de conducta requeridas para la santidad, sin la cual nadie verá al Señor, según Hebreos, 12:14.
Entonces, ¿guardaremos los mandamientos de Dios? En cuanto a las exigencias de las Escrituras del Nuevo Testamento, acerca de la obediencia a los santos mandamientos, tomemos en
consideración los pasajes siguientes:
Mt 19:17: "Y Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno sino uno, es a saber, Dios: y si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos".
Jn. 14:15,21:15"Si me amáis, guardad mis mandamientos; 21El que tiene mis mandamientos, y los guarda, aquél es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él".
Jn. 15:10: "Si guardareis mis mandamientos, estaréis en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre, y estoy en su amor."
1Cor. 7:19: "La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es; sino la observancia de los mandamientos de Dios."
2Ped. 2:21: "Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, tornase atrás del santo mandamiento que les fue dado."
1Jn. 2:3,4:3"Y en esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos. 4El que dice, Yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él."
1Jn. 5:2,3:2"En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos.
3
Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son penosos."
Apo. 12:17: "Entonces el dragón fue airado contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra los otros de la simiente de ella, los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo."
Apo. 14:12: "Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús."
Apo. 22:14: "Bienaventurados los que guardan sus
mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad."
Además de las exigencias que nos hacen algunos de estos pasajes en cuanto a la observancia de los mandamientos de Dios, pueden apreciarse otros aspectos fundamentales que tomaremos en consideración. Uno de estos aspectos consiste en que, el que ama a Dios, debe guardar sus mandamientos; de otra manera, las
Escrituras lo declaran mentiroso, y dicen que no hay verdad en él. La experiencia misma nos enseña que cuando uno ama de verdad a una persona, trata por todos los medios posibles de complacerla en todo lo que ésta desea o exige de nosotros;
principalmente cuando sus exigencias o deseos son justos y fáciles de cumplir. De la misma manera se debe aplicar este concepto, al amor para con Dios.
Otro de los aspectos fundamentales considerado en estos pasajes, consiste en la evidencia de un grupo existente, compuesto seguramente por la totalidad de los salvados, los cuales guardan
los mandamientos de Dios, juntamente con la fe de Jesús.
Es cierto que la observancia de los mandamientos no es lo que nos salva, sino la Gracia Divina, por el sacrificio de Jesucristo y su sangre derramada en la cruz del Calvario, para remisión de
nuestros pecados, sin embargo, los mandamientos de Dios, aunque no ejercen una función redentora, si ejercen cierta función
salvadora, por cuanto nos previenen del pecado ayudándonos así a mantenernos apartados de él y a vivir una vida de santidad, de acuerdo a las exigencias de Dios para sus hijos.
Para poder lograr un mejor entendimiento acerca de este tema, será necesario entrar en consideración de los detalles siguientes: 1. El pecado, o desobediencia a los preceptos de Dios, generó un caos tal contra la soberanía de su gobierno divino, que dio lugar a que el Ser Supremo consignara a todos los inculpados de tal comportamiento, con la pena del tormento y la muerte eterna. No obstante, sabiendo Dios que el hombre había sido víctima del cruel engaño de Satanás, puso de manifiesto su justicia divina y su gran amor y misericordia para con los seres humanos, concediéndoles un estado de gracia o amnistía, por medio de Jesucristo.
2. Como un efecto de la gracia, se llevó a cabo el acto de la redención, y como un efecto del mismo, los seres humanos somos liberados de la culpa y de la pena del castigo eterno que nos era consignada, o lo que es lo mismo, somos “salvos” de los efectos del castigo que nos amenazaba.
3. Ahora bien, ¿Por qué decir "somos liberados" y "somos salvos", en vez de decir con carácter definido: "fuimos liberados" y
"fuimos salvos"? Sencillamente porque tanto el acto de la redención como sus efectos, tal como lo son la justificación y la salvación, son condicionales para el género humano, o sea, para que la salvación por gracia tenga efecto en el individuo, éste tiene que creer en esa doctrina, aceptarla y acogerse a ella con todas sus implicaciones. Lo que es lo mismo, “creer en Jesucristo” como el mediador de la gracia y de la salvación; pero creer, en toda la extensión de la palabra, creyendo plenamente en su mensaje y en sus enseñanzas.
4. Sus implicaciones: Partiendo de este concepto, es necesario tener en cuenta que, cuando Jesucristo dio inicio a la proclamación de las buenas nuevas de salvación, o sea a la proclamación del evangelio de la salvación por gracia, el primer término de su mensaje consistió en un llamamiento al arrepentimiento. Al arrepentimiento de los pecados, o sea, del comportamiento de rebeldía y desobediencia a los preceptos divinos, entre los cuales están incluidos los santos mandamientos y otros aspectos
declarados por nuestro propio Redentor, y por sus santos apóstoles, en las Escrituras del Nuevo Testamento.
5. Teniendo en cuenta la anterior declaración, sería inconcebible aceptar que después de que el individuo se haya arrepentido de sus pecados, o sea, que haya dejado su comportamiento de rebeldía y desobediencia a los preceptos divinos para poderse acoger a la salvación por gracia, una vez declarado salvo, vaya a continuar pecando. Lógicamente tiene que seguir una vida de obediencia a Dios, para que los efectos de la gracia se hagan reales en él y no tenga que correr la misma suerte de los pecadores impenitentes que no han creído al evangelio de las buenas nuevas de salvación.
6. La salvación consumada: La salvación será consumada definitivamente con el regalo de la vida eterna en gloria, con la venida de Cristo, como dijera el mismo Señor en Apocalipsis, 22:12:"Y he aquí, yo vengo presto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según fuere su obra."
7. Después de haber entendido estos conceptos, será más fácil decidir de cuál de las siguientes declaraciones apropiarse para referirse a su manera de interpretar la salvación por Gracia: a) Yo no guardo los mandamientos de Dios para ser salvo, sino que, "porque soy salvo, guardo los mandamientos".
b) Aunque soy salvo por gracia, "guardo los mandamientos de Dios, para poderme mantener dentro del marco de la salvación".
Aclaraciones: El hecho de que el cristiano se someta a la obediencia de los preceptos divinos confirmados en el Nuevo Pacto por la declaración de las Escrituras del Nuevo Testamento mismo, según nuestro Señor Jesucristo y sus santos apóstoles, como dijéramos antes, no quiere decir de ninguna manera que por ello vayamos a merecer la salvación. Definitivamente no hay nada que el ser humano pueda hacer para ganarse la salvación, o para pagar por ella; la salvación es un regalo de Dios, es algo que se nos ofrece gratuitamente, pero para ello el individuo tiene que aceptar la condición divina, y esa condición consiste sencillamente en la exigencia del arrepentimiento de sus pecados, o sea ponerle un pare a su desobediencia y a su rebeldía contra Dios, dejando que Él regenere su vida en una vida de santidad, una vida
entregada al amor para con Dios y para con sus
semejantes; una vida en la que no ofenda a Dios ni le haga daño alguno a su prójimo.
*Recuerde, aunque la salvación es por gracia, es necesario guardar los mandamientos de Dios.*