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Perfil sociodemográfico y bienestar psicológico de cuidadores familiares principales del paciente paliativo

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RIPS (2018) - 34 - Vol. 6, N°1, 34-43

Perfil sociodemográfico y bienestar psicológico de cuidadores familiares

principales del paciente paliativo

Sociodemographic profile and psychological well-being of main family caregivers of the palliative

pa-tient.

Ana Soto-Rubioa, Juan Núñez-Sáncheza & Marián Pérez-Marína*

Universidad de Valenciaa

Recibido: Enero, 2018 • Aceptado: Marzo, 2018

Resumen: La presente investigación tiene como objetivos elaborar el perfil descriptivo de las variables sociodemográ-ficas y de bienestar emocional de cuidadores familiares principales de pacientes al final de la vida. El estudio se ha llevado a cabo con 213 cuidadores familiares principales de pacientes al final de la vida. El rango de edad de estos cui-dadores es de 22 a 92 años, con una media de 61,49 y una DT de 13,647 (mediana = 64). La mayoría de los cuidadores son mujeres (77%), están inactivas laboralmente (56%), su relación con el familiar cuidado es cónyuge (75%) o hija (38%) y cuentan con estudios primarios (55%). El estudio revela que el 42,2% presentan una alteración de la percep-ción del paso del tiempo asociada al malestar de la funpercep-ción de cuidador familiar y un 29,2% afirman tener malestar emocional. El presente estudio pone de relieve con datos significativos y relevantes el fuerte impacto emocional que la situación de final de vida supone para el familiar cuidador principal y la necesidad de intervenir con este grupo pobla-cional.

Palabras Clave: Cuidador familiar principal, final de vida, paciente paliativo, malestar emocional, bienestar emocional

Abstract: The present research aims to elaborate the de-scriptive profile of the socio-demographic and emotional well-being variables of primary family caregivers of pa-tients at the end of life. The study was carried out with 213 primary family caregivers of patients at the end of life. The age range of those caregivers is 22 to 92 years, with a mean of 61.49 and a SD of 13,647 (median = 64). The majority of the caregivers are women (77%), are inactive in the work-force (56%), have a relationship with the family caregiver that is either a spouse (75%) or daughter (38%), and have a primary education (55%). The study reveals that 42.2% pre-sent an alteration in the perception of the passage of time associated with the discomfort of the role of family care-giver and 29.2% claim to have emotional discomfort. The present study highlights with significant and relevant data the strong emotional impact that the end of life situation has on the main family caregiver and the need to intervene with this population group.

Keywords: Family primary caregiver, end of life, palliative patient, emotional distress, emotional well-being

*Correspondencia al autor: Facultad de Psicología, Universidad de Valencia. Av. Blasco Ibáñez 21. C.P. 46010 Valencia, España,

(2)

Introducción

Según Durán (2012), la mayoría de las

rees-tructuraciones familiares son consecuencia de la

en-fermedad de uno de sus miembros, lo que cobra vital

importancia cuando se estima que Europa perderá

nueve millones de habitantes menores de 14 años y

ganará 35 millones de mayores de 80 entre el 2010 y

el 2050.

La familia, como sistema, se enfrenta con

frecuen-cia a desafíos y alguno de ellos, como las transiciones,

ponen en peligro su estructura y funcionamiento. La

mayoría de las transiciones son normativas y la

fami-lia puede afrontarlas sin la necesidad de un

profesio-nal, pero en algunos casos hace falta un especialista

que ayude en el proceso de adaptación (Barreto, Díaz,

Pérez y Saavedra, 2013).

La situación de final de vida implica una serie

de retos a los que no solo hace frente al paciente. Su

familia también debe ir adaptándose a numerosas

pér-didas progresivas asociadas al futuro fallecimiento del

familiar (Mitrani, 2006). Los familiares pueden verse

afectados por la situación del paciente paliativo, su

pronóstico, los resultados del tratamiento y la futura

muerte del ser querido (Howarth, 2011). En esta

situa-ción, la familia se enfrenta a tareas asociadas a la

ne-gociación de nuevos roles y a la toma de decisiones

complejas (Lima, Allen, Goldsheider y Intrator,

2008).

La familia es por tanto una fuente insustituible de

apoyo para los enfermos, dado su carácter de

asisten-cia flexible y emocional, que no se puede obtener del

mismo modo por sistemas formales de apoyo. No

obs-tante, las tareas de cuidado pueden suponer un fuerte

impacto para la familia (Rodríguez-Rodríguez, 2005;

Mitrani et al., 2006) dado que:

 El cuidado de un familiar implica una red

extensa de allegados que comparten una historia

personal y emocional, que necesitan ajustarse de

forma conjunta a las necesidades del familiar enfermo.

 La familia debe ir asumiendo de forma

progresiva los roles que desempeñaba la persona que

se encuentra en situación de final de vida.

 Es normal que los diversos miembros de una

familia pasen por procesos individuales y diferentes a

la hora de asumir la pérdida progresiva del familiar

enfermo y por tanto tengan diferentes niveles de

aceptación y afrontamiento.

 Es habitual que algunas familias se

encuentren separadas o dispersas y la necesidad de

cuidado del familiar o su enfermedad les obliga a

reagruparse para tomar decisiones y cuidar al enfermo,

lo que puede hacer resurgir asuntos y problemas

familiares previos.

 Los integrantes de una misma familia pueden

tener diferentes puntos de visa respecto a las

necesidades del enfermo y el tipo de estrategias de

cuidado que emplear.

 Con cierta frecuencia surgen problemas

respecto a la distribución de las tareas de cuidado y la

percepción de responsabilidad individual y colectiva

sobre el familiar enfermo que tienen los diferentes

miembros de la familia.

 Otro factor que influye notablemente en las

tareas de cuidado y en la readaptación familiar es la

relación ya existente que tenían los integrantes de la

familia con el paciente, pudiéndose dar una

reactivación de conflictos latentes (Choi y Marks,

(3)

RIPS (2018) - 36 - Vol. 6, N°2, 34-43 Ante la situación de enfermedad severa y de final de

vida de uno de sus miembros, en la mayoría de los

ca-sos, se cuenta con una persona familiar que asume la

responsabilidad central del cuidado. Es decir, un

“cui-dador familiar principal” que se puede definir cómo: “aquel familiar responsable de los cuidados del

pa-ciente, la mayor parte del tiempo, o durante más

tiempo que otros cuidadores familiares”

(Pérez-Ma-rín, 2000).

Este cuidador familiar principal suele pertenecer a la

red familiar próxima del paciente y no solo se encarga

de la parte más extensa del cuidado, si no que suele

tener que permanecer en un estado de disponibilidad

permanente para cualquier necesidad del familiar

en-fermo. Esta dependencia del tiempo del cuidador a las

demandas del familiar enfermo suele estar relacionado

con la sobrecarga percibida por las personas que

cui-dan (García-Calvente, Mateo-Rodríguez y

Maroto-Navarro, 2004).

Son numerosos los estudios e intervenciones que

ha-cen hincapié en el cuidador familiar principal de los

pacientes al final de vida, enfocados en la figura del

cuidador familiar y remarcando la importancia que

tiene dentro del sistema de funcionamiento familiar y

de soporte al enfermo. Entre ellos destaca la actual

Es-trategia en Cuidados Paliativos del Sistema Nacional

de Salud, (Aoun et al., 2015; Ventura et al., 2014; Mi-nisterio de Sanidad, Política Social e Igualdad

Espa-ñol, 2011).

El cuidador familiar principal sufre los efectos de su

nuevo rol de cuidador, viendo afectado su bienestar

psicológico y salud en general, lo que repercute tanto

en las funciones de cuidado cómo en el propio estado

del familiar enfermo (McCorkle et al., 2007; Given et al., 2004; Harding y Higginson, 2003; Northouse et al., 2000). La mayoría de los cuidadores están en una

situación tanto de cuidar al familiar cómo de necesitar

cuidado; por eso se les ha calificado como “paciente oculto” (Kristjanson y Aoun, 2004; Wilkinson y Lynn,

2005).

La carga psicológica de cuidar a un familiar en

si-tuación de final de vida ha sido bien estudiada y

docu-mentada (Grov et al., 2005; Kurtz et al., 2004; Grun-feld et al., 2004). Numerosos estudios nos hablan de cómo el estrés que padecen los cuidadores afecta a su

bienestar emocional y estado psicológico en general

(Bevans y Sternberg, 2012; Cohen y Pollack, 2005;

Hodges, Humphris, y Macfarlane, 2005; Kotkamp-

Mothes, Slawinsky, Hindermann, y Strauss, 2005;

Gi-ven et al., 2004; Kurtz et al., 2004; Pinquart y Sören-sen, 2003; Gilbar y Ben-Zur, 2002; Northouse et al., 2002). El malestar psicológico que presentan los

cui-dadores de pacientes al final de la vida puede llegar

incluso a ser mayor que el experimentado por el

pro-pio familiar cuidado (Braun, Mikulincer, Rydall et al., 2007; McCorkle et al., 2007; Mellon, Northouse y Weiss, 2006; Hodges, Humphris y Macfarlane, 2005;

Matthews, 2003).

Los problemas de tipo ansioso y emocional,

in-cluida la depresión, son algunos de los cuadros más

habituales reportados por los cuidadores familiares

principales (Northouse et al., 2012; Stenberg, Ruland y Mlaskowski, 2010; Cooper, Balamurali y

Livings-ton, 2007; Pinquart y Sörensen, 2003; Dura,

Stuken-berg y Kiecolt-Glaser, 1991).

Las implicaciones para el estado psicológico

y de salud global del cuidador son tan significativas,

que se hace necesario investigaciones cómo la

pre-sente, cuya finalidad es elaborar el perfil descriptivo

de las variables sociodemográficas y de bienestar

emocional de los cuidadores familiares principales de

(4)

Método

Participantes

El estudio se ha llevado a cabo con una muestra de 213

cuidadores familiares principales, de los cuales el

77,3% eran mujeres, siendo la edad media 61,49 y una

DT de 13,647. El rango de edad de estos cuidadores es

de 22 a 92 años.

Instrumentos

Las características sociodemográficas principales

como edad, sexo, estado civil, parentesco con el

pa-ciente y educación se han evaluado mediante el

em-pleo de una escala diseñada ad hoc para la

investiga-ción.

El bienestar psicológico del cuidador se ha evaluado

mediante el empleo de cuestionario de Percepción del

paso del tiempo y evaluación del bienestar (Bayés et

al, 1997). Dicho instrumento consta de dos únicos

ítems, el primero de ellos “En general ¿el día de ayer

cómo se le hizo?” evalúa la percepción del paso del

tiempo; y el segundo “En general, ¿en el día de ayer

cómo se encontró?” evalúa la vivencia de bienestar

emocional. Ambos ítems son escalas tipo Likert con

cinco opciones de respuesta que van, en el primer caso

desde “muy corto” a “muy largo” y en el segundo, desde “muy bien” a “muy mal”.

Procedimiento

En coordinación con los profesionales de cuidados

pa-liativos de los hospitales participantes se expuso a los

cuidadores familiares, cuyo familiar enfermo se

en-contraba en fase de final de vida, la posibilidad de

par-ticipar en el estudio.

Cada familiar cuidador firmó el documento de

consen-timiento informado y un acuerdo de confidencialidad

dentro del marco de los principios de la Declaración

de Helsinki (OMS, 1975).

El instrumental de evaluación fue cumplimentado la

segunda semana de ingreso del paciente. Un psicólogo

pertinente al equipo de investigación entrenado a tal

fin fue el responsable de llevar a cabo la evaluación

con el cuidador

Análisis de datos

Se ha empleado el paquete estadístico SPSS en su

ver-sión 25 para realizar los análisis descriptivos de las

va-riables sociodemográficas y de bienestar.

Resultados

Perfil de las características sociodemográficas de los cuidadores familiares

Los datos revelan una gran mayoría de cuidadores

fa-miliares mujeres (77%), que se encuentran inactivas

laboralmente (56%), casadas (75%), cuyo parentesco

con el paciente es principalmente el de conyugue

(50%) o hija (28%) y cuentan generalmente con

estu-dios primarios (55%), cómo se puede expone en la

(5)

RIPS (2018) - 38 - Vol. 6, N°2, 34-43

Tabla 1. Análisis descriptivo de las características sociode-mográficas de los cuidadores familiares

Frecuencia Porcentaje

Parentesco Cónyuge 78 50,6

Hijo 56 36,4

Padres 2 1,3

Hermano/a 5 3,2

Otros 13 8,4

Estado civil Soltero 18 11,7

Pareja de hecho 2 1,3

Casado 117 76,0

Divorciado 5 3,2

Viudo 12 7,8

Nivel de estudios Sin estudios 29 19,1

Primarios 82 53,3

Bachiller elemental 18 11,2

Bachiller superior 13 8,6

Diplomatura 7 4,6

Licenciatura 4 2,6

Otros 1 ,7

Situación laboral Trabajador activo 34 22,1

En paro 33 21,4

Jubilado 66 42,9

otros 21 13,6

Perfil de Bienestar psicológico

Con respecto a la percepción de paso de tiempo del

cuidador familiar principal, la respuesta mayoritaria es

“normal” con un 44,2% de los resultados, seguidos de “corto” (13%) y “muy corto “(0,6%).

No obstante, cabe señalar que las opciones “largo”

(22,7%) y “muy largo” (19,15%) suponen juntas un

total del 42,2%.

Estos datos pueden observarse en detalle en la Tabla

2.

Tabla 2. “En general ¿el día de ayer cómo se le hizo?

Frecuencia Porcentaje

Muy corto 1 ,6

Corto 20 13

Normal 68 44,2

Largo 35 22,7

Muy largo 30 19,5

En lo referente al bienestar psicológico del cuidador

familiar principal la mayoría de los participantes

afir-maron que se encontraron “bien” (35,1%), seguido de

“normal” (34,4%), “mal” (22,1%), “muy mal” (7,1%) y “muy bien” (1,3%).

Tabla 3. En general, ¿en el día de ayer cómo se encontró?

Frecuencia Porcentaje

Muy bien 2 1,3

Bien 54 35,1

Normal 53 34,4

Mal 34 22,1

Muy mal 11 7,1

Discusión

Objetivo 1. Elaborar el perfil descriptivo de las

va-riables sociodemográficas de los cuidadores

familia-res principales.

El perfil sociodemográfico mayoritario de los

cui-dadores familiares principales es el de mujer, con

es-tudios primarios, alrededor de 64 años que está casada

con el familiar enfermo y se encuentra inactiva

labo-ralmente. Aunque las cónyuges son el perfil

mayorita-rio no debemos obviar la segunda relación más

fre-cuente que es la de hija del enfermo, siendo este perfil

casi una tercera parte del total de los casos. Esto va en

relación con lo expuesto en la literatura científica al

(6)

la fecha (Aoun et al., 2015; Taylor et al., 2014;

Mont-gomery, Kwak, Kosloski y O’Connell, 2011; Hudson

et al., 2008; Rodríguez-Rodríguez, 2005; Sörensen et

al., 2002; Kozachik et al., 2001). El parentesco del

cui-dador y el rol que cumple dentro del sistema familiar

influye notablemente en las diversas dificultades a las

que se enfrentan las cuidadoras familiares. Son

diver-sos los roles que tienen que asumir y que compaginar

con el rol de cuidador, cómo el de madre y abuela, lo

que puede suponer un reto añadido a la hora de llevar

a cabo sus funciones de cuidado, tal y como informan

los estudios precedentes al respecto

(Savundranaya-gam y Montgomery, 2010; Mitrani et al., 2006).

Objetivo 2. Elaborar un perfil descriptivo del

bie-nestar psicológico experimentado por los cuidadores

familiares principales.

Con respecto a las variables de bienestar evaluadas se

constata una presencia significativa de alteración en la

percepción del paso de tiempo. Los cuidadores

fami-liares principales vivencian situaciones de dolor y

ma-lestar en el cuidado del familiar enfermo y esta

expe-riencia se siente de forma más pausada y prolongada

en el tiempo, aumentado así la afectación en el propio

cuidador (Bayés, 1997). En lo referente al bienestar

emocional, las puntuaciones negativas (malestar

emo-cional) corresponden a una tercera parte de la muestra,

lo que ya de por si justifica la necesidad de intervenir

en dicho perfil (Bevans y Sternberg, 2012). Hay que

tener en cuenta que muchas veces los cuidadores no

verbalizan el malestar que pueden sentir a causa de

sentimientos de culpa (Chiu et al, 2010; Hebert et al., 2009), lo que puede dar como resultado una

infravalo-ración del malestar real vivenciado y subraya la

im-portancia y necesidad de uso de indicadores indirectos

como el de percepción de paso del tiempo.

Conclusiones

El presente estudio confirma la necesidad de estudiar

e intervenir con los cuidadores familiares principales,

no solamente por su propio bienestar, sino también por

el de la persona que recibe los cuidados.

Tiene vital importancia el perfil sociodemográfico del

cuidador, manteniéndose aún este rol de forma

mayo-ritaria en las mujeres de la familia, en las que recae el

cuidado del familiar. Al igual que el género, la

inacti-vidad laboral se manifiesta de forma prevalente,

pu-diéndose explicar, en parte, por la dificultad añadida

de compaginar una actividad laboral con el cuidado

extenso del familiar. El impacto emocional que genera

en el cuidador su nuevo rol se manifiesta de variadas

formas, afectando su salud y bienestar. A este respecto

la alteración en la percepción del tiempo se presenta

cómo un indicador significativo de la repercusión que

tiene en el individuo su función de cuidador. El tiempo

es una experiencia personal, intransferible e

irrecupe-rable, que puede vivenciarse de forma anómala en las

situaciones de malestar, potenciando el riesgo de

so-brecarga en el cuidador. Por lo anterior se propone la

percepción de paso del tiempo como variable de

eva-luación e intervención a la hora de trabajar con

cuida-dores familiares principales, elemento fundamental

para los pacientes y para la sociedad en general.

Limitaciones y líneas futuras de investigación

La principal limitación del presente estudio es que

lleva a cabo un análisis descriptivo del perfil

sociode-mográfico y de bienestar del cuidador principal sin

re-lacionarlas con las variables del familiar enfermo al

que cuidan. Futuras líneas de investigación podrían

estudiar también el estado del cuidador en diversos

momentos del proceso de enfermedad y final de vida

del paciente (diagnóstico, deterioro y muerte) para

(7)

RIPS (2018) - 40 - Vol. 6, N°2, 34-43 diversos momentos del cuidado y poder hacer

pro-puestas específicas a este respecto. Pese a las

limita-ciones, consideramos que los datos que aporta la

pre-sente investigación son relevantes dado que parten de

una muestra de tamaño considerable, teniendo en

cuenta que las muestras habituales en contexto de final

de vida suelen ser muy reducidas por causas

inheren-tes a la situación estudiada.

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Recibido: 2018 • Aceptado: 2018

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