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Del registro al patrimonio arqueológico - construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología

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Academic year: 2020

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(1)UNIVERSIDAD DE LOS ANDES FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA. Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. Trabajo de Grado presentado para optar al título de Magíster en Antropología. Por: Adriana Isabel Páez Cure Código: 200624936. Director del Trabajo de Grado: Roberto Lleras Pérez. Bogotá, noviembre de 2010.

(2) Contenido Introducción .............................................................................................................. 3 Capítulo 1. Antecedentes de la conservación y valoración de los materiales arqueológicos. ........................................................................................................ 11 La colonia: la relación entre la extirpación de idolatrías y los objetos como prueba de los territorios evangelizados. ................................................................ 11 Siglo XIX y la construcción de lo nacional. ............................................................ 16 Las evidencias indígenas prehispánicas y el patrimonio en el siglo XX .................. 21 Capítulo 2. La excavación y estudio del material arqueológico y su relación con la conservación .......................................................................................................... 31 Las interpretaciones del registro........................................................................... 31 La producción arqueológica ................................................................................. 34 Capítulo 3. La preservación del patrimonio............................................................... 39 El valor del patrimonio arqueológico ..................................................................... 39 Los riesgos de pérdida y degradación material del patrimonio arqueológico. .......... 42 La intervención de contextos y bienes arqueológicos. ........................................... 52 Capítulo 4. La normalización del patrimonio arqueológico y su protección. ................ 61 Las variaciones recientes en su definición ............................................................ 61 Políticas públicas de la preservación física del patrimonio arqueológico................. 64 Conclusiones .......................................................................................................... 68 Bibliografía ............................................................................................................. 72. Índice de Gráficos 1. Proyectos de arqueología preventiva adelantados en el país. Fecha de actualización. 30. de. agosto. de. 2010.. Fuente. http://www.icanh.gov.co/index.php?idcategoria=5669 …………Pág. 44.

(3) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. Introducción Los objetos, materiales y paisajes transformados por seres humanos en momentos o lugares ajenos permiten diversas aproximaciones que pueden ir desde el rechazo en relación con su significado, a la fascinación en virtud de su rareza, de la apreciación de sus características físicas y estéticas, a la posibilidad de permitir el conocimiento de formas de pensamiento y organización política, social, económica, ideológica o religiosa de sus productores por medio de su estudio académico; así como la valoración en tanto vínculos con un pasado o lugar remoto, o su utilización como herramienta política – a través de la apropiación de las múltiples interpretaciones de su significado – como forma de legitimar una continuidad o discontinuidad temporal de grupos sociales en un territorio. Incluso las aproximaciones varían por la facilidad o dificultad en relación con su posesión y el prestigio que se deriva de ello para su tenedor.. Este amplio espectro de posibilidades de reconocimiento forma parte de la manera. como. bienes. y. materiales. susceptibles. de. ser. estudiados. arqueológicamente se definen, usan, ordenan y manejan en un territorio. Por tanto, reconocer el contexto de producción material y de significados de lo que se ha definido recientemente como patrimonio arqueológico en Colombia es una tarea tan ambiciosa como compleja, pero su aproximación es necesaria en la medida que permite reconocer qué es lo que se ha buscado preservar, en virtud de qué criterios se reconocen los valores asociados a su carácter patrimonial, cuáles han sido los marcos de referencia para su estudio, porqué el estado desarrolla las herramientas con que cuenta para protegerlos y cómo se establecen los vínculos entre el patrimonio y la sociedad actual.. Ahora bien, además del sinnúmero de posibilidades de reconocimiento que ofrecen estos materiales, es necesario contar con que son la base del único tipo de patrimonio cultural que se define gracias a su método de estudio, el cual es producido gracias a la investigación de la arqueología y ciencias afines. Página 3 de 80.

(4) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. (González Varas, 1999, pág. 60). Por tanto, las orientaciones teóricas y las consideraciones metodológicas de su estudio, así como la conceptualización de las evidencias físicas que conforman el registro arqueológico, los avances instrumentales en la producción y análisis de los datos son elementos constitutivos de la construcción de lo que se considera patrimonio, más allá de que sus propósitos busquen o no seguir este fin.. De acuerdo con lo anterior, para desentrañar la relación entre el registro y el patrimonio arqueológico podría partirse de la base que es necesario comprender cuáles son los puntos de acuerdo y desacuerdo entre los elementos de un tipo de producción científica, en contraste con su apropiación simbólica como dispositivo de identidad nacional. Ahora bien, estas dos conceptualizaciones que buscan fines diferentes, tienen la misma base material; no obstante, la diferencia en sus propósitos implica variaciones respecto a quiénes involucra, sus principales atributos, para qué se usa, desde donde se origina, cómo se considera e identifica, por qué se selecciona y qué representa temporalmente. Es decir, entre las dos conc epciones se cuenta con que cada implicación genera enfoques que hacen referencia a objetivos de la arqueología o de la conservación, que se definen en virtud de su variabilidad o por su carácter finito y no renovable, que se usan para generar investigación arqueológica o se preservan para ser investigados y reconocidos en varias oportunidades, que su base está en la teoría y métodos arqueológicos o en una regulación estatal que tiende a su preservación, que permiten ser considerados como evidencia o como recurso, identificados. por preguntas. o por. categorizaciones, o seleccionados gracias a su relevancia o a su significancia y que puedan hacer referencia al pasado, al presente e incluso al futuro (Carman, 2002, págs. 17-24).. El soporte material compartido entre el registro y el patrimonio arqueológico juega un rol central para los dos propósitos: para el primero es la base empírica de contrastación de teorías sobre órdenes sociales, culturales, políticos, económicos o religiosos, cuya retórica científica neutraliza los valores,. Página 4 de 80.

(5) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. convirtiéndolos en „observación objetiva‟ (Gnecco 2003: 12, 205), en tanto que para el segundo es el soporte que permite la generación de vínculos de proximidad e identificación espacial y temporal en el presente, con una intención de permanencia (Avrami, Mason, & De la Torre, 2000, pág. 3). Por tanto, la preservación física de los elementos tangibles de la investigación arqueológica y del patrimonio que de ello deriva es uno de los elementos centrales de su definición; no obstante, así como su interpretación, es un asunto que está lejos de ser neutral. Los criterios de selección frente a qué se preserva, su intervención material, las condiciones en que se hac e y la cualificación de quién lo lleva a cabo son elementos que requieren análisis en tanto inciden en la construcción del patrimonio arqueológico.. Por tanto, el presente trabajo busca reflexionar sobre la preservación de los materiales, bienes y sitios arqueológicos, desde los diversos enfoques de producción, estudio y regulación, más allá de la necesidad intrínseca que conlleva su carácter patrimonial de legado. Es decir, tiene el objetivo de reconocer cómo se ha construido el patrimonio arqueológico en Colombia – a partir de investigaciones con recuperación de evidencias físicas en los componentes de trabajo de campo – durante los últimos 30 años.. Este análisis cobra relevancia en cuanto la legitimidad del discurso del patrimonio arqueológico pone pocas veces en duda los sentidos en los que se basa (Langebaek, 2009; Gnecco, 2003), y este hecho es aún menos usual en los términos físicos de su permanencia en el tiempo. La necesidad de preservación suele obedecer al deber ser del legado patrimonial, a los requerimientos técnicos de la preparación de una muestra para análisis de laboratorio, a la puesta en escena de una propuesta museográfica o al interés disciplinar de la conservación - restauración de bienes culturales, pero pocas veces esto se pone en diálogo – en términos académicos – con los matices de la confluencia entre los diversos intereses de su construcción.. Página 5 de 80.

(6) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. En consecuencia, la definición del patrimonio arqueológico y la necesidad de valoración y permanencia de los bienes toma un punto de contraste con la investigación arqueológica, puesto que su significación cultural requiere que la producción material, estudio e interpretación, operen según criterios diferentes a los de la investigación científica que es precisamente la que le da la base de su valor. En virtud de ello, la posición frente a él es ambigua porque operan niveles diferentes de coherencia, la cual es necesaria dentro de la interpretación arqueológica, pero pasa a un segundo plano en la generación de patrimonio, frente a la cual cobra mayor relevancia la validación de los elementos que son considerados generadores de valor y de apropiación por parte de los actores relacionados (Lleras, 2010).. El conocimiento arqueológico requiere cierto dinamismo en su producción, propio de la contingencia de su interés científico (Obregón, 2003, pág. 197), que genera un punto de contraste con el interés de permanencia de la producción de patrimonio cultural. Los efectos de ello son, en principio dobles: por un lado, plantea una divergencia en la necesidad del registro, en tanto la respuesta científica no requiere que sus soportes de investigación sean tan permanentes como en el patrimonio; de hecho, dependiendo de su orientación, cobraría mayor relevancia que las tesis puedan verificarse a posteriori, más allá de que el mismo registro pueda interpretarse y reinterpretarse bajo marcos diferentes. Claro ejemplo es que la gran mayoría de trabajos arqueológicos tiene su respectiva temporada de campo y no es muy usual ver investigaciones distintas o reinterpretaciones sobre los mismos materiales, salvo que se trate de objetos o piezas de museos, donde la base de estudio sea una colección (Tilley, 2008). Esto es comprensible en la medida en que las condiciones de recolección de los materiales y el estudio del contexto son fundamentales en la investigación arqueológica, pero adquiere un matiz diferente si se trata del manejo de un recurso finito y no renovable.. Por otro lado, la definición de cuáles son los testimonios de la identidad cultural nacional en el campo jurídico es la base de su preservación y manejo, en tanto. Página 6 de 80.

(7) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. pertenecen a los nacionales colombianos y son responsabilidad del estado. Fuera de él, dicha definición se constituye en un hecho social y político de disputa que propende por legitimar algunas versiones de los hechos y su importancia en el presente, (Pearce, 2000, págs. 59-62), y por tanto, su definición puede tender a privilegiar los intereses del grupo que lo enuncia. Sin embargo, ocurre por vías diferentes: en el primer caso es la academia la que racionaliza discursos sobre los acontecimientos, la definición y la delimitación del locus de enunciación (Gnecco C. , 2003, pág. 208), mientras que desde el patrimonio, como herramienta institucional de representación de los nacionales colombianos, ha contado en diferentes momentos históricos con una variación en cuanto a su carácter de inclusión o exclusión (Echeverri, 2003), además de la incidencia que sobre los procesos de valoración han tenido los reclamos y apropiaciones de diferentes actores sociales.. Ahora bien, las distintas definiciones que se han dado para el patrimonio arqueológico en el último siglo conllevan variaciones conceptuales frente a lo que incluyen en términos temporales y del tipo de clasificación en objetos, monumentos, bienes, restos o vestigios, los cuales señalan que para su constitución han sido imprescindibles una serie de evidencias materiales, las cuales son investigadas desde la arqueología y que al constituirse en testimonios de la identidad cultural nacional, deben ser salvaguardadas, protegidas, recuperadas, preservadas y dadas a conocer. Pero, ¿Qué tanto opera esto más allá del deber ser? ¿El patrimonio arqueológico deja de serlo cuando no se reúnen estos requisitos? ¿Qué ocurre cuando no se excava, interpreta o conserva? ¿Qué tanto patrimonio se produce recientemente? ¿Cómo se regula?. En la búsqueda de estas respuestas es que esta investigación busca reconocer cómo ha sido esa relación indisoluble entre arqueología, conservación y legislación en el paso del registro al patrimonio arqueológico, en términos de las posturas orientadoras de las preguntas de investigación del registro, de la. Página 7 de 80.

(8) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. preservación de las evidencias físicas que soportan las construcciones del patrimonio arqueológico y desde las regulaciones que ordenan su manejo.. Sin embargo, conviene hacer una aclaración al enfoque del trabajo. Tal como se menciona al inicio de esta introducción, en el análisis de estas relaciones existirá un énfasis sobre la preservación material del soporte del trabajo arqueológico y de la construcción de patrimonio, el cual obedece a propósitos de acotación de un tema complejo, aunque, quizás en mayor medida responde a que, en las últimas dos décadas la arqueología colombiana ha tenido una nutrida producción de textos reflexivos desde distintas posiciones sobre su quehacer (Langebaek 2009, 2003; Botero, 2008; Langebaek & Gnecco, 2006; Gnecco & Piazzini, 2003; Gnecco, 1999; Mora, Flórez, & Patiño, 1997), que recurren al análisis de sus teorías y marcos de interpretación, al manejo de la información que producen y a los inicios de su práctica disciplinar, pero en los que aún falta por analizar más en detalle el aspecto de la generación del patrimonio y las orientaciones contemporáneas de su preservación.. El marco temporal para revisar cómo se construye el patrimonio arqueológico en esta investigación, iniciado en la década del 80, corresponde al análisis de una coyuntura académica, institucional y jurídica que está en relación con un cambio de pensamiento. Por un lado, el surgimiento de nuevas teorías de interpretación y la búsqueda de una práctica orientada por problemas de investigación conduce a una variación en las preguntas de la arqueología, que coincide con el nacimiento de la escuela de restauración del Centro Nacional de Restauración del entonces COLCULTURA, hoy transformados en el programa de conservación-restauración de bienes muebles de la Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural de la Universidad Externado y el Ministerio de Cultura, (MinCultura, 2005, pág. 14). La década del noventa trajo consigo el establecimiento de una nueva carta política después de casi un siglo, la primera ley general de cultura en el país y la reestructuración de las entidades a cargo del patrimonio cultural. En la actual década han existido avances en legislación y políticas que formalizan los cambios conceptuales e institucionales. Página 8 de 80.

(9) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. de la creación y la administración del patrimonio cultural, por medio de una producción. normativa. nunca. antes. vista. en. cantidad,. precisión. y. conceptualización de los diferentes aspectos relacionados. Entretanto se ha marcado el desarrollo de un control cada vez mayor hacia la guaquería y el tráfico de bienes, debido a su capacidad para destruir la posibilidad del reconocimiento del contexto en términos arqueológicos, y de la arqueología preventiva o de rescate como respuesta a la posibilidad de pérdida de información tras movimientos masivos de tierras, frente al crecimiento de las obras de infraestructura en el país.. Metodológicamente esta investigación recurre al análisis de diferentes fuentes de información: por un lado toma como base la revisión y comparación de textos secundarios sobre análisis de los materiales arqueológicos y de revisiones críticas a la investigación arqueológica, así como de revisiones a los enfoques de conservación de materiales arqueológicos, en su mayoría producidas en las dos últimas décadas. En cuanto a las fuentes primarias, la producción arqueológica desde su práctica en campo es abordada al revisar una muestra de informes de excavación y planes de manejo arqueológico; los informes de conservación – restauración que soportan las intervenciones de bienes arqueológicos permiten examinar los criterios con que se llevan a cabo en diferentes instituciones y los niveles de tratamiento; la producción normativa y la necesidad de regulación de las prácticas arqueológicas y de conservación, se revisa por medio del análisis de leyes y decretos reglamentarios. Esta búsqueda de. diferentes. fuentes. de. información sobre. el. patrimonio. arqueológico pretende identificar cuáles han sido las motivaciones para el estudio y preservación de sus evidencias y cómo se relacionan los diferentes objetivos gubernamentales, institucionales y académicos.. Por tanto, este trabajo formalmente no es un recuento cronológico exhaustivo de las influencias de la conservación, la producción arqueológica o las normativas sobre el patrimonio arqueológico, sino que busca establecer ejes transversales que permitan comprender cómo la confluencia de ideas y. Página 9 de 80.

(10) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. conceptos sobre esos bienes y recursos que son considerados valiosos testimonios del pasado, se han configurado con miras a su preservación y transformación en el tiempo. La diversidad de aspectos tratados en este nivel de investigación implica una presentación en conjunto, que pretende resaltar y revisar en contexto algunos hitos que son producto o causa de cambios de pensamiento y orientaciones del manejo patrimonial, aunque teniendo en cuenta que no buscan un fin teleológico sino ilustrativo de una construcción compleja con múltiples influencias.. La estructura del documento se divide en cuatro capítulos: el primero traza los antecedentes coloniales, republicanos y del siglo XX hasta la década del 80, frente a las transformaciones en el reconocimiento de valores e intenciones de preservación o destrucción, la institucionalización de la arqueología como disciplina científica y la creación de la escuela del Centro Nacional de Restauración. De igual manera se analizan las herencias de la antropología y la restauración frente al patrimonio arqueológico y su incidencia en la transformación de las maneras de definirlo y abordarlo. La segunda sección examina la producción material y de significados del patrimonio arqueológico, en cuanto al carácter antropológico de los estudios, los marcos teóricos de interpretación de la información, las herramientas metodológicas del trabajo en campo y su relación con la recuperación y preservación de las evidencias. El tercer capítulo analiza cómo se construye este patrimonio desde la relación entre la preservación física de los soportes materiales y la información arqueológica base de los procesos de valoración.. Finalmente, el cuarto. capítulo analiza el concepto de patrimonio arqueológico como término jurídico: cuáles han sido las principales variaciones conceptuales en las normas y cómo se balancea con las políticas públicas respecto al estudio, la valoración, la intervención y la preservación.. Página 10 de 80.

(11) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. Capítulo 1. Antecedentes de la conservación y valoración de los materiales arqueológicos. La colonia: la relación entre la extirpación de idolatrías y los objetos como prueba de los territorios evangelizados. El choque cultural e ideológico producto de la llegada de los europeos a América desde fines del siglo XV conllevó una serie de impactos sobre la manera como se concebía el mundo: los europeos, en su campaña de descubrimiento y conquista impusieron sus modelos de sociedad, lengua, religión, política y economía, los cuales rápidamente marcaron el referente de lo deseable en los territorios de ultramar (Gruzinski, 1991). Los efectos de ello han sido tan diversos, que el proceso continúa vigente después de más de quinientos años (Langebaek, 2009, pág. 35). En la campaña de descubrimiento y conquista de nuevos territorios, “las actitudes que. españoles, y posteriormente criollos asumieron frente a la. diversidad de [sociedades indígenas, y por consiguiente, a los] objetos producidos por ellas y encontrados en templos, casas, sitios funerarios y lugares de ofrenda, estuvieron marcadas esencialmente por dos elementos que se entrecruzaron: la codicia por el oro y por las ideas religiosas sobre el mal” (Botero, 2006, pág. 20), lo cual conllevó a que materiales diferentes a los metales y piedras preciosos, y particularmente el oro y las esmeraldas, estuvieran en un segundo plano, restándole importancia a la gran mayoría de artefactos producidos en soportes tan diversos como piedra, madera, conchas marinas, plumas, semillas, carbón, cestería o resinas. Fue esta intensa búsqueda de oro la que además motivó la exploración y explotación de territorios desconocidos por los conquistadores, así como la apropiación del contenido de prácticas religiosas indígenas y su transformación e incorporación al universo simbólico español 1.. 1. Un ejemplo de esto puede verse en la consagración de nuevos caciques muiscas en la laguna de Guatavita y su paso a convertirse en la leyenda de El dorado. Los cronistas Gonzalo Fernández de Oviedo y Gonzalo Jiménez de Quesada hacen referencia al hombre de oro en las crónicas Historia General y Natural de las Indias, y en el Epítome de la Conquista, entre 1492 y 1549 la primera y en 1550 la. Página 11 de 80.

(12) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. Esta avidez por el oro y la plata en tierras americanas tuvo un profundo cambio en la valoración de los objetos, para dar respuesta a su búsqueda insaciable como tesoro de la corona. Por tanto, el reconocimiento de los objetos indígenas desde su constitución como bienes de uso, símbolos de poder, adornos corporales u ofrendas, fue ignorado para dar mayor importancia a su peso y a la cantidad de metal que podían proveer. Por ejemplo, las intensas búsquedas en la laguna de Guatavita por parte de exploradores como Lázaro Fonte, permitieron la extracción de 3000 a 4000 castellanos de oro (entre 13.8 y 18.8 Kg) y conllevaron a la reducción del nivel en 3m (Lleras, 1998, pág. 23), lo cual continuaría llevándose a cabo hasta el siglo XX. De igual manera, las regulaciones acerca de la explotación de estos materiales estuvieron de acuerdo con el interés económico mencionado: la primera aprobación de la Corona para extraer objetos de la laguna de Guatavita, otorgada a Antonio de Sepúlveda por medio de Capitulación Real, permitía su explotación bajo la liberación de cualquier responsabilidad relativa al pago de los costos relacionados con dicha empresa (Botero, 2006, pág. 25).. A mediados del siglo XVI se puede percibir un rechazo a la explotación de bienes indígenas, bajo el enfoque de la propiedad privada, pues se consideraba hurto la apropiación de joyas y oro que estuvieran ocultos, y se prohibía la búsqueda y descubrimiento de “hoyos y sepulturas”; sin embargo, luego del establecimiento de la Real Audiencia en Santafé en 1550 se transformó su manejo al convertirlos en evidencias de “idolatrías al demonio”, por lo cual debían destruirse a sangre y fuego, en la medida en que materializaban la oposición contra la organización celestial católica bajo un solo Dios verdadero que venía a implantarse, y por ello debían ser combatidas 2. segunda. En el siglo XVII Juan de Castellanos reafirma la leyenda de El Dorado (Botero, 2006, págs. 2225) 2 “Deis a entender a los dichos caciques y principales e indios, la gravedad del delito de la dicha idolatría y que no tengan ofrecimientos ni ídolos, ni hagan sacrificios ni santuarios,… y que para que se desarraiguen de dicha gentilidad y rito antiguo saquen y exhiban ante vos y ante el dicho religioso o sacerdote y algún español… todo el oro, piedras y otras cosas de valor que tienen y está ofrecido en los dichos santuarios e ídolos… y habiéndose primeramente de ello cobrado y sacado nuestros quintos y derechos reales, lo restante se debe y ha de convertir en su utilidad para que se consiga su salvación… y. Página 12 de 80.

(13) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. La valoración simbólica de los objetos de culto indígena como asociados al demonio que debía ser combatido generó dos categorías de objetos: los elaborados en materiales no valiosos se incineraban como ejemplo moralizador para los “idólatras” y para el control de sus prácticas, mientras las esmeraldas se tasaban y los de oro se remitían a la capital para ser fundidos (Cortés, 1960), y para ello se autorizó a particulares su explotación (Botero, 2006, pág. 26). Esta postura se instaura con la Real Provisión de 1563 que encomienda a Francisco de Santiago para extirpar y castigar con cárcel a los indígenas de los territorios conquistados (Londoño E. , 1991).. Un ejemplo conocido en la discusión arqueológica lo constituye la relación del Padre Fray Francisco Romero en 1692, en su “Llanto sagrado de América Meridional”, que consigna diversas tareas misionales y un aparte al que al padre dedica menos atención, pero que para efectos de su incidencia sobre los bienes arqueológicos cobra mayor relevancia, referido a su comisión en 1691 por el visitador para adentrarse en la Sierra Nevada y destruir los templos en que los indígenas arhuacos “dan adoración y culto a diferentes ídolos”, en la que describe cómo identifica los templos e incinera los „ídolos‟ hallados en ellos, en un acto en la plaza pública ante notario (Uribe, 1996).. No obstante, ni el deseo de lucro ni la evangelización generaron un panorama plano sin excepciones que tendiera a la destrucción total del universo indígena: el mencionado Padre Romero no incinera todas las „idolatrías‟, sino que conserva algunas para llevar en sus viajes a Madrid y a Roma (Uribe, 1996). Las apreciaciones del padre Antonio Julián en La perla de América en 1797, sobre objetos Tairona encontrados en sepulcros en la provincia de Santa Marta, le permitieron otorgarles una valoración diferente al reconocerlos como “„alhajas‟ y que consideró dignas de ser preservadas” (Botero, 2006, pág. 37).. les ha de entender que si hoy tuvieren más santuarios, se ejecutarán en ellos las penas del derecho conforme a un auto que el nuevo presidente y oído proveyeren… (/f726/1 Comisión a Diego Hidalgo sobre los Santuarios de Tunja. –De oficio. /f.v/. 1577, julio 3, Santa Fe.)” (Alcaldía Municipal de Villa de Leyva. Germán Sánchez Pereira (alcalde municipal) y Walter Sánchez (coord.), 2000, pág. 6).. Página 13 de 80.

(14) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. Un tercer ejemplo, también del padre Julián, lo constituye la relación de un cuerpo incorrupto en Ocaña, llamado carne momia, y mandado a buscar por el Virrey Messía de la Cerda entre una serie de objetos curiosos, “para poder presentarlo al rey de España como una cosa preciosa de sus reales dominios” y para poderlo investigar como objeto científico (Botero, 2006, pág. 38) .. En San Agustín, en el alto Magdalena, las interpretaciones del Padre Fray Juan de Santa Gertrudis asociaron las esculturas con obispos mitrados y frailes franciscanos que, a pesar de haber sido elaborados por el demonio, funcionaban como un oráculo que predijera la llegada posterior de los españoles a conquistarlos (1755/1956: 292-3). Esta novedosa manera de comprender el lugar, es quizás la consecuencia de que no fueran destruidas las esculturas (Langebaek, 2003, pág. 22).. Una aproximación particular a ciertos artefactos muiscas hace José Domingo Duquesne en su preocupación por el significado de unas piezas de piedra que más tarde se comprobaría su uso como matrices de orfebrería, pero que en ese momento le permitieron asociarlas con un calendario lunar muisca, como argumento de un origen común de “los primeros maestros del orbe” (Duquesne, 1795 - III (1883-84)). Las interpretaciones de jeroglíficos en estas matrices tendrían una enorme virtud, en la medida que eran un intento muy poco usual por comprender dichos artefactos como evidencia de la subvalorada manera de pensar y administrar el tiempo de sus productores.. Estos ejemplos permiten señalar que la preservación o destrucción de estos bienes se encontraba en relación estrecha con la manera en que eran interpretados o valorados positiva o negativamente, y que ésta tendía en su mayoría al segundo caso.. El coleccionismo, que hizo tránsito en Europa por medio de los gabinetes de antigüedades, buscaba la reproducción del dominio sobre la naturaleza y las producciones humanas. En los siglos XVI y XVII permitió la reunión de. Página 14 de 80.

(15) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. cuantiosas colecciones de arte y elementos naturales como animales disecados, herbarios o especímenes geológicos o paleontológicos. Éstos, al igual que instituciones educativas o religiosas acopiaron gran parte de lo que actualmente se preserva, motivo por el cual tienen gran incidencia en la transformación de la valoración de los materiales arqueológicos como patrimonio. En el caso colombiano, el coleccionismo privado y la guaquería habían encontrado arraigo en el siglo XVIII con fines comerciales y de prestigio para sus poseedores, según comentarios de Pedro de Ulloa y Fray Juan de Santa Gertrudis (Langebaek, 2003, pág. 20).. Por otro lado, en contraste con la introducción de nuevos elementos que tendieron a proteger ciertos vestigios indígenas prehispánicos, la idea de una administración cada vez más basada en aspectos civiles que religiosos en la Nueva Granada “se caracterizó por el desarrollo e implementación de unos discursos y prácticas con el objetivo de generar y justificar un control civil y moral” (Ome, 2006: XXIII). Esto trae como consecuencia que desarrollara una serie de mecanismos de control social que iban en desmedro de las prácticas sociales indígenas, además de las religiosas, buscando su erradicación y trazando un abismo entre los indígenas que habitaron el territorio antes de la llegada de los españoles y su posterior “degeneración”.. En síntesis, los procesos de descubrimiento, conquista y colonización del actual territorio colombiano marcaban la base de la conversión de los indígenas al cristianismo y de una sistemática destrucción de su universo material y prácticas, promovidas por el interés económico de la explotación de metales y piedras preciosas, en contraste con el coleccionismo de algunos vestigios, en la medida en que sirvieron como prueba de dominios españoles o que se reconocieron cualidades excepcionales en algunos de ellos. Señala también una profunda separación entre indígenas que habitaron el territorio antes de la llegada de los europeos y los que sobrevivieron y se transformaron frente al nuevo escenario de la colonización, lo cual haría tránsito en los siglos XIX, XX y XXI.. Página 15 de 80.

(16) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. Siglo XIX y la construcción de lo nacional. Aunque la demonización de bienes y lugares indígenas dio paso al interés de protección de estas evidencias en ciertos casos, algunos seguían manteniendo una connotación negativa desde la tradición católica. Por ello, varios de los espacios sagrados en territorio muisca habían sido denominados de acuerdo con estos preceptos en el siglo XIX y en la actualidad, como El Infiernito en el municipio de Villa de Leiva, reseñado en los viajes de reconocimiento del coronel Acosta3 (Ancízar, 1853/1942, págs. 375-6), las Columnas o Vigas del diablo, en Ramiriquí, reconocidas desde el siglo XVII (Simón 1625/1981 3:422), y los Cojines del diablo en Tunja.. De manera paralela, en los años posteriores a la independencia hay una preocupación de la naciente clase dirigente criolla por generar formas de construcción simbólica del nacional colombiano, en su necesidad de ingresar en el nuevo orden mundial. Se estaban definiendo límites territoriales, formas de organización política, mecanismos de desarrollo económico y de producción cada vez más industrial, con una inspiración principalmente europea que aludía al concepto del cosmopolitismo, el cual permitía que la legitimidad e inspiración tuvieran como fuente a Europa (Martínez, 2001, págs. 36-38) y les permitiera a las elites locales introducir las bondades del progreso (Therrien M. , 2004, pág. 112).. En la construcción de la nación, sustentada en las bases simbólicas de la idea de la familia, la idea del ciudadano y la de la recuperación del pasado indígena (König, 1994), este ideal europeo de civilización jugó un papel central que se vio reflejado, por ejemplo, en los propósitos de creación del actual Museo Nacional en 1823, por cuanto permitía establecer un referente material del deber ser de la nación y del rumbo que sus dirigentes esperaban que tomara después de la independencia. Contemporáneo de los museos nacionales de México (1822) y de Perú (1822) (Segura, 1995, págs. 7-12), el museo de la 3. Referencia en una nota al presidente de la Sociedad geográfica de París, señor Jomard, en 1850, donde menciona que los habitantes de la región llamaban ‘El Infiernito’ a una extensión de 500 x 300m, que tenía dos filas de monolitos orientados de este a oeste.. Página 16 de 80.

(17) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. nación colombiana se conformó como un “instituto fijo, probablemente a imagen y semejanza del Museo de Historia Natural creado en Francia después de la Revolución… combinando la recolección, la investigación y la docencia” (Restrepo, 1986, pág. 223, en Segura 1995).. Este museo cobra relevancia en relación con la posterior construcción del patrimonio arqueológico de una doble manera: por un lado, al buscar oficialmente la materialización del concepto de lo nacional, la conformación de sus colecciones da cuenta de lo que se consideraba importante como representación. En ellas, si bien los materiales arqueológicos tuvieron presencia desde momentos tempranos y constituyeron una categoría propia de clasificación que aún se mantiene, su interés se asociaba con curiosidades de propiedad privada, muy diferentes del principal objetivo del museo como escuela de minas que contribuiría al desarrollo de la nación y que su inclusión fue consolidándose más como señal de una “nación culta” al estilo francés.. Adicionalmente, en diferentes escenarios cada vez se hacían más visibles otros tipos de artefactos indígenas que llamaban la atención a estudiosos. El interés de profundizar el conocimiento natural y geográfico del país, basado en la Expedición Botánica (1783-1816) y en las exploraciones de Humboldt (17991804) había motivado la presencia de viajeros que exploraban el territorio con fines científicos y comerciales de explotación de recursos naturales, cuyas memorias eran consignadas de manera escrita en muchos casos (Botero, 2006, págs. 47-100) y de manera gráfica en otros, por medio de la producción de dibujos y láminas en acuarela (González & Amaya, 1996; González B. , 2000). Esto hacía parte de iniciativas y deseo personal de algunos viajeros, así como de empresas de enorme envergadura en tiempo y espacio, como la Comisión Corográfica, a cargo de Agustín Codazzi, entre 1850 y 1859, que buscaba reconocer los recursos naturales de Colombia, el clima, la topografía, el relieve y la geografía humana, en las 24 provincias de la época, y a través de la cual se reconoció el pasado prehispánico e indígena como parte integral del territorio, surgido con bases institucionales en el plan de vigilancia de recursos. Página 17 de 80.

(18) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. naturales y humanos del gobierno de José Hilario López (Arocha & Friedemann, 1984).. En la floreciente documentación de viajes se retoman las menciones a lugares monumentales ya descritos en el siglo XVIII como San Agustín o Tierradentro (Ulloa, 1758/2002), donde se amplían las referencias descriptivas, o se generan miradas hacia nuevos sitios, como el Infiernito en el Valle de Leiva, las columnas de Ramiriquí o el templo de Goranchacha en Tunja. Numerosos autores como Manuel Vélez, Joaquín Acosta, Ezequiel Uricoechea, Próspero Pereira, Manuel Uribe Ángel, Vicente Restrepo entre otros, incluyeron estos y otros sitios arqueológicos en sus diferentes compendios de historia y geografía. Los análisis que posteriormente se han hecho a estos autores (Botero, 2006; Langebaek, 2003; Páez, 2004) permiten reconocer cambios en la forma de valorar su objeto de estudio, entre los que es posible resaltar algunas particularidades.. En 1847, Manuel Vélez publica en el Boletín de Ciencias Geográficas de París la primera reseña exhaustiva sobre el sitio del Infiernito (Zerda, 1881/1972), señalando su doble interés, por un lado, de preservación y de gran preocupación por la destrucción ahora a causa de la reutilización del material, mientras que por otro lado, buscaba asociar la monumentalidad de su hallazgo con interpretaciones. del desarrollo muisca,. en comparación. con las. civilizaciones azteca e inca, de acuerdo con la herencia de Humboldt. La búsqueda de un edificio y la desilusión por no encontrar evidencias de mortero de pega que diera cuenta de la construcción con los bloques pétreos muestra el marco de interpretación en que se presentaban los hallazgos para el autor, posición compartida en la época y señalada en compendios de historia como los de Acosta (Acosta, 1848/1971, pág. XXII), Manuel Ancízar (Ancízar, 1853/1942, pág. 373) o Agustín Codazzi (Codazzi, 1856/1958, pág. 30).. Respecto al estudio de artefactos, las pesquisas siguen igualmente el interés de indagar en el “grado de desarrollo” de sus productores, centrándose en. Página 18 de 80.

(19) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. aquellos que requerían una notable inversión de energía o técnicas sofisticadas, como lo sugiere Ezequiel Uricoechea en sus Memorias sobre las antigüedades neogranadinas: “Entre casi todas las naciones de los indios primitivos, se descubre un gusto, un estilo particular; este es el de obras minuciosas y complicadas, tanto en sí mismas como en sus adornos” (1854/2003, pág. 42). Por ello fueron objeto de especial atención la orfebrería y las grandes tallas en piedra, no siendo de igual manera con las cerámicas. Por ejemplo, Manuel Uribe Ángel señala que las guacas o sepulcros estaban vacías cuando “se encuentran sólo huesos, ó muebles de barro y piedra destinados á los usos comunes” (1885, pág. 496).. En el siglo XIX la actividad de la guaquería estaba consolidada y de hecho Uribe Ángel la presenta en la tercera parte de su Compendio (1885) como una tradición, en términos que posteriormente tendrían un uso exclusivo para la arqueología en tanto disciplina científica, como “excavaciones” o “investigación minuciosa”. Anota también diversas conclusiones sacadas por los guaqueros antioqueños. respecto. de. la. preparación. de. los. suelos,. así. como. categorizaciones para la identificación de sepulcros y señala su cuidadosa observación, aunque lamenta que únicamente su propósito sea de tipo económico, por lo que hace un llamado a unirlo con la ciencia.. Vicente Restrepo (1895) analiza a los chibchas con base en una revisión crítica de las crónicas y sus evidencias materiales, en un intento de deslegitimar las “fantasías” de estudios previos. En sus conclusiones señala numerosos defectos de su carácter y que la destrucción de su cultura material era una consecuencia normal de la lucha católica contra la idolatría, que no conllevaba ninguna pérdida considerable para el arte (Lleras, 2005, págs. 315-319).. Es así que a través de la interpretación del universo material indígena en los compendios y tratados de historia, así como en la literatura de viajes, se consolida una distinción entre los valores asociados a la producción prehispánica y a la del siglo XIX. Un ejemplo de aquello en la Santa Fe del siglo. Página 19 de 80.

(20) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. XIX fue que “en el diario vivir, a los objetos derivados de tradiciones indígenas – GDT, DAF y DAG 4 – con una proporción considerable en la ciudad [de Bogotá], se les adjudicó una significación peyorativa al relacionarlos con los comportamientos que debían ser extirpados, mientras que a los materiales vidriados o importados se les concibió como elementos mediadores que facilitaban la adopción de modos civilizados” (Ome, 2006, pág. 14).. La preocupación por estructurar la naciente sociedad republicana mantuvo el discurso de policía, enfocado hacia la construcción de ciudadanos cultos y civilizados (Vargas Lesmes, 1990), con base en clasificaciones para indios salvajes, reducidos y civilizados, para buscar incluirlos en el “orden económico y cultural que encarnaba el estado-nación” (Arias, 2007, págs. 54-56). Es así que las visiones de los intelectuales sobre los indígenas prehispánicos, a pesar de contar con variaciones entre ellas, construyen imágenes moralizadoras sin que guarden mayor coherencia, las cuales buscan naturalizar su relación con el pasado e incorporar algunos elementos útiles en sus relaciones (Langebaek, 2009, págs. 18-25).. En consecuencia, esta ambigüedad y yuxtaposición de las diversas visiones sobre el pasado indígena, así como de sus evidencias materiales, ha tenido desde el siglo XIX hasta el presente una profunda incidencia sobre su valoración y sobre el modo en que se buscan comprender y manejar. Es por ello, aunque no exclusivamente, que el conocimiento del pasado de los territorios que buscaban ser desarrollados cobra importancia, separando a los indígenas del “presente” de los del pasado, y destinando a la arqueología a estudiar a los segundos desde una perspectiva ejemplificante, reforzada con la autoridad propia del discurso científico. De esta forma, los bienes españoles e indígenas producidos en la colonia e independencia y hallados en contextos arqueológicos tardarían más de un siglo en considerarse objetos de reconocimiento patrimonial, así como de estudio arqueológico. 4. Las siglas GDT, DAF y DAG corresponden a tipos cerámicos del altiplano cundiboyacense estudiados arqueológicamente: Guatavita Desgrasante Tiestos, Desgrasante Arrastrado Fino y Desgrasante Arrastrado Grueso (Ome 2006).. Página 20 de 80.

(21) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. Finalmente, esta novedosa forma de reconocer los bienes prehispánicos proveniente de los. viajes. y. exploraciones. del. territorio, sumada. al. cosmopolitismo criollo y al interés de desarrollo del siglo XIX, permite que dichos bienes sean susceptibles de manejarse como recurso, aunque explícitamente el término comience a usarse con respecto al patrimonio cultural sólo hasta las últimas dos décadas del siglo XX. Es decir, en términos muy generales y sin ánimo reduccionista, el reconocimiento de bienes y sitios prehispánicos monumentales o excepcionales pasa de ser una prueba 5 de territorios conquistados para los españoles, a ser un recurso de afirmación – por afinidad en algunos casos y contraste en otros – de identidad nacional criolla. Esta implicación permite que se desarrolle un interés referente a su preservación; no obstante, la define en función del uso que de ellos pueda darse. Es decir, la destrucción de bienes y sitios deja de ser imperativa (salvo contadas excepciones), para permitir mayores reflexiones acerca de cómo usarlos y administrarlos en el tiempo. Las evidencias indígenas prehispánicas y el patrimonio en el siglo XX Los primeros ochenta años del siglo XX presentan enormes complejidades para discutir la preservación del patrimonio arqueológico pues en esas décadas tomaron forma la gran mayoría de los conceptos sobre su definición, investigación, regulación y normalización. Algunos de ellos serían rebatidos posteriormente, como la exclusiva preocupación por la monumentalidad o excepcionalidad de la materia de las evidencias, ampliados, como los límites del objeto, metodologías y teorías arqueológicas que permiten su conocimiento, o la definición de lo que se consideraba patrimonial, o reafirmados, como el control del tráfico de bienes.. Una vez se delimita la naturaleza de la arqueología, se define como la forma legítima en que se pueden aprehender sus evidencias materiales y cómo esto 5. De acuerdo con definiciones de la Real Academia de la lengua Española, prueba se define como “razón, argumento, instrumento u otro medio con que se pretende mostrar y hacer patente la verdad o falsedad de algo”, mientras recurso alude a un “conjunto de elementos disponibles para resolver una necesidad o llevar a cabo una empresa” http://buscon.rae.es/draeI/. Página 21 de 80.

(22) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. deviene en patrimonio cultural. En diversos momentos del siglo confluyeron procesos que generaron cambios de enfoque para la preservación de las evidencias indígenas prehispánicas, así como la ampliación del espectro del patrimonio arqueológico: la construcción y desarrollo de la arqueología y la etnología como disciplinas científicas se complementa con la consolidación y creación de nuevas colecciones públicas y privadas, con el desarrollo de una normativa estatal de protección y promoción, con la protección de sitios y la creación de parques, con las búsquedas de reivindicación de grupos indígenas, y con sus representaciones en ámbitos no académicos.. La formalización de la arqueología tuvo como base la creación de instituciones académicas y de investigación. En 1935, las gestiones de Gregorio Hernández de Alba y Gustavo Santos, director nacional de Bellas Artes, permiten la creación del “Servicio Arqueológico Nacional, primer espacio reconocido institucionalmente que adquiere la antropología en Colombia” (Perry, 2006, págs. 1,16), el cual fue oficializado por medio del decreto 848, del 8 de mayo de 1938, bajo la dirección de Hernández desde el 37 hasta el 47. Seis años después de la fundación de éste, en 1941, nace el Instituto Etnológico Nacional, bajo la dirección de Paul Rivet, (Lauriere, 2008, pág. 493), como filial de la Escuela Normal Superior.. Tales institutos buscaron el reconocimiento indígena pasado y presente en diversas regiones del territorio de una manera sistemática, permitieron la formación de las primeras generaciones de antropólogos y la creación de las bases de la institucionalidad de la antropología colombiana. Su surgimiento se logró consolidar con el establecimiento del régimen liberal y la presidencia de Eduardo Santos en 1938, momento en el que se dio un impulso a los estudios y publicaciones antropológicas en Colombia (Arocha & Friedemann, 1984). Su base fue la anterior Academia de Historia y Antigüedades Colombianas fundada en 1902, la cual se encargó, entre otras funciones, de velar por la preservación de objetos antiguos en museos (Botero, 2006, págs. 193-5).. Página 22 de 80.

(23) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. El Servicio Arqueológico adelantó expediciones sistemáticas por el país, financiadas por el Ministerio de Educación Nacional, en las que se cuentan las de los grupos liderados por: Hernández de Alba a Tierradentro y a San Agustín en 1937 (Perry, 2006, pág. 21), Luis Duque Gómez a Caldas y Quindío, y Schottelius a la Mesa de los Santos (Botero, 2006, pág. 258). Previamente se habían realizado investigaciones en diversos sitios reconocidos desde siglos anteriores: San Agustín, entre 1913 y 1914 fue investigada por Konrad Theodor Preuss, quien también visitó el río Orteguasa; Alden Mason realizó trabajos en Pueblito y el área Tairona, en 1922 y 1923; así como Carlos Cuervo y Gerardo Arrubla en el templo del sol en Sogamoso, en 1924; Georg Burg en Tierradentro en 1926 y Gregorio Hernández de Alba en la Guajira, en 1936. Se hicieron trabajos etnográficos en el Vaupés por cuenta de Koch-Grünberg entre 1903 y 1905, y en la Sierra Nevada de Santa Marta, Bolinder y Preuss estuvieron. en. 1914,. cada. uno. por. separado. (Botero,. 2006,. págs.. 206,207,215,223,232).. Años después, el crecimiento del Instituto contó con la creación de filiales regionales: Gerardo Reichel-Dolmatoff asume el Instituto Etnológico del Magdalena; Gracialiano Vélez conforma el Instituto Etnológico de Antioquia y Aquiles Escalante, el Instituto Etnológico del Atlántico, mientras que Gregorio Hernández de Alba se hace cargo del Instituto Etnológico del Cauca en 1946 (Perry, 2006, pág. 50). Es así que “la década de los cuarenta del siglo pasado fue la edad de Oro de la antropología… pronto planteó a ese mismo Estado el reto de abrir nuevos senderos, nuevos caminos, que implicaban la transformación de sus imaginarios, ideologías y prácticas institucionales” (Pineda Camacho, 2009).. En cuanto a los enfoques de interpretación, luego de la influencia etnológica y el modelo difusionista del trabajo de Rivet, en 1940, Schottelius generó un balance de la arqueología en Colombia, donde hacía un llamado a elaborar estudios cronológicos y tipológicos y de desarrollos locales bajo el método histórico-cultural, frente a la ausencia de diferencias étnicas en la delimitación. Página 23 de 80.

(24) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. de las áreas y de su profundidad temporal, cuyo legado fue asumido por Luis Duque Gómez (1946). En la segunda mitad del siglo XX, la obra de Reichel Dolmatoff, que estableció una periodización de la arqueología colombiana “determinó en buena parte el curso de la arqueología”, bajo la influencia del evolucionismo de Steward, la ecología nativa y el método etnohistórico, sumados al difusionismo y migraciones, los cuales se mezclaban o superponían de maneras no siempre coherentes, pero sí muy actualizadas, lo cual conllevó a que, aunque no fuera el primero en plantear estos modelos de interpretación de las evidencias, o que ellas no siempre tuvieran una influencia positiva, “en cada caso fue[ra] el más sofisticado punto de referencia” (Langebaek, 2005, págs. 166-67).. El tránsito de las teorías arqueológicas en Colombia durante poco más de la segunda mitad del siglo XX estuvo marcado por la fuerte influencia de un modelo normativo con un enfoque histórico-cultural, el cual permitía organizar espacial y temporalmente el registro arqueológico en unidades comparables, que permitían generar secuencias. Este modelo contó con una fuerte acogida en virtud de su coherencia interna, a pesar de las críticas que ha recibido, tal como se verá en el segundo capítulo. Hacia la década del 70 hizo presencia un interés hacia diversos temas de investigación sobre la relación entre en medio ambiente y las ocupaciones humanas, como los patrones de población y relación con cambios climáticos en pobladores tempranos (Correal & Van der Hammen, 1966), o aprovechamiento del medioambiente en Santa Marta (Herrera, 1987) y el Valle del Sinú (Falchetti & Plazas, 1978).. Las exploraciones en diversos territorios y el reconocimiento de los lugares monumentales ya conocidos, permitieron la creación de parques en San Agustín, Tierradentro y Pueblito. Los territorios adquiridos desde 1937 permitieron que en 1941 se oficializara la creación del parque de San Agustín por medio del decreto 904. Cuatro años después, en 1945, fue creado el de Tierradentro. En 1967 se iniciaron trabajos arqueológicos, de documentación y limpieza de algunos caminos y estructuras en Pueblito, que retomaron. Página 24 de 80.

(25) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. investigaciones adelantadas en el área previamente por Mason en 1922 y por Reichel D en 1950 y 1964, y en sirvieron como preámbulo a las cinco temporadas adelantadas por la FIAN entre 1986 y 1993 (Alvarez, Bateman, & Quintero, 2006, págs. 40-44).. Respecto a las colecciones arqueológicas y etnográficas del estado, en el siglo XX el Museo Nacional pasó por las sedes de pasaje Rufino Cuervo y el Edificio Pedro A. López, publicó un catálogo en 1917 y continuó incrementando sus colecciones. Tras un nuevo cambio de locación, en 1946 se trasladaron las colecciones a su ubicación definitiva en el primer piso del edificio del Panóptico, bajo el título de Museo Arqueológico y Etnográfico; éste se organizaría en el edificio donde posteriormente llegarían las colecciones de historia y arte para la preparación de la IX Conferencia Panamericana de 1948 y para constituirse en el actual Museo Nacional (Botero, 2006, págs. 261-4). A partir de 1939, a cargo del Banco de la República, comenzaron a conformarse las colecciones que darían forma al Museo del Oro.. De manera complementaria a las exposiciones permanentes de museos en sus diferentes versiones y lugares, los eventos con participación de materiales arqueológicos se hicieron presentes. Las conmemoraciones nacionales permiten revisar cómo se representa al indígena pasado y presente, en tanto son momentos que buscan aludir al nacionalismo. En el centenario de la independencia de 1910 tuvo una presencia tangencial, pues las celebraciones cívicas, religiosas e instalación de monumentos estaban encaminadas a señalar el progreso y tenían un fuerte corte hispanista (Garay, 2006). A pesar de ello, se instalaron dos estatuas de San Agustín en el Parque de la Independencia (Botero, 2006, pág. 197), que permiten señalar la inclusión de elementos prehispánicos dentro de un espacio legítimo de reivindicación de elementos de “orgullo” nacional, pero como un apéndice que no guardaba relación con los demás eventos.. Página 25 de 80.

(26) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. El panorama cambió en los preparativos del cuarto centenario de la fundación de Bogotá, en 1938, porque Gregorio Hernández de Alba y Guillermo Fischer propusieron una Exposición arqueológica (Perry 2006:15), que se realizó en el edificio de las Aulas (actual Museo de Arte Colonial) y contó con la totalidad d e los objetos del Museo Nacional, además de algunos provenientes de las expediciones del mismo Hernández de Alba. “La exposición mostraba las culturas Chibcha, Quimbaya, San Agustín y Tierradentro, Calima, Nariño, Putumayo, Mosquito, Chiriquí, Litoral Atlántico y Tairona” (Perry, 2006, pág. 31), además de indígenas vivos, los cuales daban la impresión de estar recreando escenas de inspiración católica, acordes con la propuesta de incorporación a la vida nacional de Hernández. Para incrementar las posibilidades de exhibición de un mayor número de objetos, se efectuó una solicitud de préstamo a coleccionistas privados por medio del periódico El Tiempo, manifestando que quienes hicieran estos préstamos tendrían asegurada la integridad de sus objetos y “contribuirán con ello al realce de uno de los más atrayentes espectáculos que ofrecerá el gobierno a los visitantes de la capital para el Cuarto centenario: la exposición Arqueológica” (El Tiempo, Bogotá, 7 de julio de 1938 en Botero, 2006, pág. 237).. La intervención material de bienes de patrimonio cultural comenzó su normalización con la creación del Centro Nacional de Restauración (CNR), fundado en 1974 dentro de la Subdirección de Patrimonio de Colcultura, el cual contó con una escuela de Restauración en el que se fundó un programa de formación profesional que años después asumió la Universidad Externado de Colombia. Esto constituye un aspecto de gran importancia para la conservación del patrimonio cultural porque la conformación del CNR y la Escuela surgieron como políticas del Estado, así como el Servicio Arqueológico Nacional y el programa de arqueología en la Escuela Normal Superior, en su interés por generar espacios de desarrollo para el estudio, comprensión e intervención, que están relacionados con la preservación material de la base que permite al trabajo arqueológico devenir en patrimonio; no obstante, las acciones de los directores, egresados de las escuelas y el interés por fortalecer los campos de. Página 26 de 80.

(27) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. conocimiento han mantenido agendas con producciones independientes a pesar de las variaciones en el apoyo estatal.. En cuanto a la aproximación desde el ámbito jurídico a los productos del trabajo arqueológico, durante la primera mitad del siglo XX primaron los criterios de valoración en función de la antigüedad. El “interés público” de “los monumentos y objetos arqueológicos” se reconocía legalmente ya en 1931 (ley 103, artículo 1), de acuerdo con características de valoración heredadas del siglo XIX, donde continúa la búsqueda de la monumentalidad de las evidencias prehispánicas. Sin embargo, a esto se suma un enfoque de estudio científico y de protección frente al expolio de los siglos precedentes; esta diferencia en la valoración permite que, pese al carácter legal de la norma, se estipulen en ella aspectos de su estudio arqueológico y funcionamiento, como la designación de partidas presupuestales para “emprender excavaciones” (artículo 4), nombrar un arqueólogo de reconocida idoneidad para que adelante trabajos (artículo 5) y pagar “a los trabajadores de los sitios, parques o monumentos definidos” (artículo 6).. En 1959, la ley 163 señala la aparición del concepto de patrimonio, aunque para. ese. momento. no. se. mencione. específicamente. el. patrimonio. arqueológico. Incluye los objetos y sitios de la ley precedente y los amplía, en relación con monumentos, tumbas prehispánicas y objetos de procedencia natural o humana, de acuerdo con un interés histórico o artístico (artículo 1). Aunque mantiene un criterio de segmentación temporal para los bienes, introduce inmuebles del periodo de la independencia e inicio de la república, haciendo una diferencia entre periodos “históricos y prehistóricos” (artículo 2), motivada, entre otras cosas, por la adhesión a la 7ª Conferencia Internacional Americana de Montevideo en 1933 – ratificada con la ley 14 de 1936 –, y probablemente por el advenimiento del sesquicentenario de la independencia en 1960, en tanto declara de manera específica monumentos nacionales en. Página 27 de 80.

(28) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. ciudades de participación en el proceso independentista 6. La ley 163 introduce varios elementos que aportan al reconocimiento y manejo de los bienes mencionados: señala que los gobernadores velen por el cumplimiento de la ley, dando paso a la coordinación en el control por medio de diferentes niveles territoriales (artículo. 1); brinda elementos para que se adelanten medidas con el fin de restringir legalmente la salida del país a estos bienes (artículo. 9), reglamenta la obtención de licencias de exploración y excavación (artículos 8, 11, 12 y 15; artículo 9 del decreto reglamentario 264 de 1963) y crea y asigna funciones al Consejo de Monumentos Nacionales (artículos 3, 6, 8, 9, 15-18, 21-30). Éste, si bien hoy día es un órgano consultivo y asesor, y fueron derogadas. sus. funciones. regulatorias. o. sancionatorias,. relativas. a. declaratorias, vigilancia de exploraciones y excavaciones arqueológicas , y compra o expropiación de hallazgos de interés (artículo 8), a través de su creación permitió que se señalara la importancia del manejo del patrimonio, de manera complementaria a las funciones otorgadas al Instituto Colombiano de Antropología, que consistían en regular el trabajo arqueológico, al otorgar licencias para adelantar exploraciones o excavaciones arqueológicas y llevar a cabo procesos de rescate arqueológico (artículos 11 y 12).. Respecto a la salida del país de objetos arqueológicos, la adhesión de Colombia a tratados internacionales 7 incluye definiciones del patrimonio cultural cada vez más en consonancia con lo público y con la responsabilidad de protección estatal, con el objetivo de ajustar sus definiciones, controlar su tráfico y ofrecer una protección conjunta entre los estados parte. No obstante la normatividad, en este periodo se presentaron casos donde fue permitido, aún 6. La valoración de los bienes de patrimonio arqueológico se funda en una separación entre bienes muebles e inmuebles, y para el caso de los segundos, en el decreto reglamentario son reconocidos “de la época precolombina…en general todo objeto mueble que su naturaleza o procedencia muestre que provienen de algún inmueble que auténticamente pertenece a aquella época histórica” (Decreto 264, 1963, artículo 5). 7 La 7ª Conferencia Internacional Americana de Montevideo en 1933, ratificada por medio de la ley 14 de 1936; el Pacto Roerich en 1936, con la ley 36 de 1936; la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, hecho en París el 23 de noviembre de 1972, por medio de la ley 45 de 1983; y la Convención sobre medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la importación, exportación y transferencia de propiedad ilícita de bienes culturales, suscrita en París el 17 de noviembre de 1970, por la ley 63 de 1986 (Castellanos G. , 2006). Página 28 de 80.

(29) Del registro al patrimonio arqueológico: Construcción y preservación del patrimonio arqueológico desde el trabajo de campo en arqueología. con la aquiescencia del estado, como lo demuestran los siguientes dos ejemplos: Al finalizar los trabajos del Alto Magdalena en 1920, Preuss lleva en su viaje de regreso a Alemania 14 esculturas, lo cual fue permitido, a pesar de que en su libro Arte monumental prehistórico, César Uribe Piedrahíta y Hermann Walde-Waldegg, los traductores, censuraran la permisividad a pie de página (Preuss, 1931, pág. 23). De igual manera Mason traslada una colección de material tairona, proveniente de sus investigaciones, al Field Museum of Chicago en 1923, por decisión oficial del ministro de instrucción pública de la época, aún a pesar del concepto negativo emitido por la Academia de Historia y de las leyes 47 de 1920 y la ley 48 de 1918 que, en el caso más reciente lo prohibía expresamente y en el segundo lo sometía a decisión del Ministerio de Instrucción Pública, (Botero, 2006, págs. 213,217). Estas acciones en las cuales. los. investigadores. extranjeros. llevaban. consigo las. “reliquias”. estudiadas no era nuevo; la diferencia radicaba en que ya en la tercera década del XX existían normas que comenzaban a regularlo, a pesar de las cuales seguiría haciéndose con permiso del gobierno por algunos años más.. En 1973, finalmente se regulan las investigaciones internacionales en el país, manejo de informes, la presencia de co-investigadores del Instituto Colombiano de Antropología, tutores para el caso de los estudiantes de doctorado que adelanten investigaciones en el país y exportación de bienes (Resolución Número 626 Bis, 1973).. En conclusión, este capítulo da cuenta de cómo hasta este momento el estudio de la arqueología corresponde al estudio del pasado prehispánico, aunque después comenzará tímidamente a abrirse hacia otros tipos de producciones culturales en un marco temporal más amplio. La consolidación de la antropología como ciencia social abanderada de su estudio y protección es la que configura tanto sus virtudes como los temas que serán reevaluados posteriormente y algunas de sus limitaciones. Son los antropólogos quienes trabajaron más fuerte que ningún otro sector social en la recuperación e inclusión del pasado prehispánico en las distintas esferas de lo nacional,. Página 29 de 80.

Referencias

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