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De Descartes a Spinoza : la aceptación de las pasiones

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DEDESCARTESASPINOZA: LAACEPTACIÓN DELAS PASIONES

JuanBerraondo

Estetítulosugierelaideadeun avancetriunfal haciaunlogroque se relacionao queincluso se identificacon elmandato apolíneoysocrático deconocerseasi mismo.Algo deellohay, efectivamente,perocabría hablartambién deuncamino de vueltaenla medidaenqueelpro¬

ceso nollegaaculminar.Remo Bodei,en suobraUnageometría de las pasiones

consignatres formas de encararlas:reprimir, educar, transformar.1 Se sitúanatodas lucesen unalíneapro¬ gresiva deeficacia. Laprimera deellases pueslamenosapta,sediría casi lavía directaa la

desesperación:tratardeahogar las pasionesesel mejor medioparaentronizarlas. Pero también lasotrasdos—educar,querepresentala actitudpropuesta porDescartes,ytransformar, la

que

propugnaSpinoza— tropiezan inevitablementecondificultades.De exponerode plantearestas dificultades, lasmás llamativas al menos, esdeloque se va atrataraquí.

Si bienla moral de Descartespresentaagrandesrasgoselaspectode unamoral estoica, sutratado Laspasionesdelalma2 semuestramáspróximoaunaposturaaristotélica. Hay

que

atribuir alestoicismo—nosinreservas— esaprimera actitudque se proponeextirpar las pasio¬

nes, vencerlas en combate abierto, mientras Aristóteles pretende únicamente corregirlas o

encauzarlasracionalmente.Enprincipio, el dualismo cartesianono opone concriteriomoral los dostérminos de la extensiónydel pensamientocomosiunofuera ladegradacióndel otro.El objetivoesmás bien establecersuconexión,porquede ello dependeque sehaga comprensible la condición humana. El hombrees resultado del encuentro entre las dos substancias yeste

encuentroda lugaralas pasiones.

El estudio de laspasionesesentoncesel de las relacionesentreel almayelcuerpo,entre

elpensamiento ylaextensión,y queda así integradocomoderivacióndeunode los ejes del pensamiento cartesiano. Pero, desdeotropuntode vista,desde elpropiamente moral, también

setratadedejar bien clarala diferenciaentreambasesferascon el fin deimpedirqueelalma puramenteracionalse veaturbada, o conel findemantenerla racionalidad libredeasechan¬ zas.Espreciso establecer la conexióny alavezdeterminar lamaneradeejerceruncontrol.

En lacartadepresentación deestetratado, la últimaobraquepublica, Descartes declara que no se proponeestudiar laspasiones comoorador ni tampococomo filósofo moral, sino

como físico. En elDiscursodel método había denunciado quelasconstrucciones de la filoso¬

fia moral se habían levantado sobrearena, y ahora insiste enla confusión que reinaen este

campo(Laspasionesdel alma, Artículo I. Enadelantefigura directamenteentreparéntesis el númerodel artículo al que sehacereferencia). Independientementede los resultadosque pue¬

dan esperarsedelnuevo modo deaproximación, loque se ponedemanifiesto esun empeño en desterrar fantasmas. Las pasiones constituyen un objeto tan noble como cualquier otro

aspectode losque ocupanal físico. Elcuerpohacesentir al almasusexigenciasyenellocon¬

sisten laspasionesdel alma. Al reconocer su poder,se reconocetambién sunecesidad, de lo cual asu vez sedesprendesuutilidady, porúltimo, subondad natural (211). Incluso la triste¬ zay el odio tienenunafunción

positiva, porque esnecesario rechazar loperjudicial(137). El problema moral,que no esel de la neutralizaciónde laspasiones,esel de establecerles ciertos

1 Remo

BODEI, Una geometría de tas pasiones,Barcelona,Muchnik Editores, 1995,p.276.

2

(2)

límites,porqueloquesíesmaloessumal uso o su exceso

(211). La pasión

no se opone a

la

accióncomoel mal al bien. Enestesentido, loque seoponen sonel

vicio

y

la virtud. El

amor,

laalegría, sentimientos de dondeseextraetodo

el bien,

son

pasiones (139,

1.41). Y

también

loeslagenerosidad, virtud de virtudes (160). La

admiración, la primera de las pasiones fun¬

damentales de las que derivan todas las demás (69),

impulsa el deseo de

conocer

(70)

y en generallas pasiones cumplen la función de

fijar

en

el alma pensamientos

que

de

otro

modo

se veríanborrados(74).

Descartes comienzapues, comofísico,explicando las

funciones del

cuerpo.

El

cuerpo posee su propio

principio

motor,

sin necesidad de

recurrir al alma. La

máquina del

cuerpo es comola deun reloj,cuyomovimientosedebe

al

resortey a

la forma

de

sus

ruedas

(16).

Los

movimientos de los músculosyde lossentidos dependen de

los nervios, tubitos

que

contienen

cierto viento sutil:losespíritus animales (7). Estosespíritus

animales

que —se

precisa al

poco-soncuerpos, salen del cerebro, llegan a los

músculos

por

los

nervios

y

producen

los movi¬

mientos(10).

Todavía no tenemos pasiones; paraello, naturalmente, es

necesario

que

intervenga

el

alma, puesto quehablamos depasiones

del

alma.

Al alma le corresponden los

pensamientos,

que sonde dos clases: voluntades,queproceden

del alma

y

dependen

por

completo de

ella,

y pasiones: percepcionesoconocimientosque sehallanen

el alma

porque

los

recibe de las

cosas representadas (17). Másexactamente,las

pasiones

son

las

percepciones

que

llegan

por

medio

de los nerviosylasreferimos al alma, lassentimosenel alma

misma,

a

diferencia de las

per¬ cepciones que remitimos a cosas exteriores, como

el sonido de la

campana a

la

campana misma,oque remitimos alcuerpo, cuandosetrata

de apetitos naturales (25). Se

añade

aquí,

comocaracterísticaquehayqueconsiderarfundamentalpor

el hecho de figurar

eneste punto, juntoala definición oinclusocomopartede

ella,

que noconocemos su causa

próxima,

como

cuandoexperimentamos júbiloocólera.

Parece, porlo tanto, quelacuestiónes

averiguar cuál

es

la

causa

próxima de

esas per¬ cepciones. Lacausapróximano

radica

en

los objetos

que provocan

las

percepciones,

puesto

que semanifiestan abiertamentemientras lacausa permanece

oculta. Tampoco

en

la

manera

enquecadauno se veafectadoporlapercepción, loque ya no

correspondería al

punto

de

vista

del físico. Hayquebuscarlaen lamanera en que las

percepciones,

que

atraviesan el

cuerpo, alcanzan al alma. Esnecesario,porlotanto,explicar cómose

produce la conexión.

Todaslasglándulasson paressalvouna,que por

tal condición

se

constituye

comopuerta del alma,que estambién una eindivisible. Los

espíritus

que

las percepciones han

puestoen

movimientomueven a su vezestaglándula situadaenelinterior del cerebroy

desde la cual el

almaejercesusfunciones (31). Lacausapróxima de las

pasiones

es por

consiguiente la agita¬

ciónconquelos espíritusmuevenlaglándula(51).

Peroalarespuestaenforma dedescubrimiento

fisiológico tiene

que

seguir

otra

de carác¬

termoral. De lo que setrataesdenuestrarelaciónconlas

pasiones

y

de los medios

para

atajar

susefectosnegativos. Y hayquedescartarcualquier medio

artificial, físico

o

químico, de

acce¬ deralaglándulaparainfluir sobre ella. Elúnico delque sehace

mención resulta incontrolable:

el vino,queproduce espíritus más fuertesy abundantesquelosque

habitualmente

se encuen¬

tranenelcerebro, haceque elcuerpo semueva"devariasextrañasmaneras" (15).

El efecto de laspasionesesincitarydisponer el almaconel fin deque se

quieran las

cosas paralasque se preparan loscuerpos(40). Con el

pensamiento, el alma corrobora el impulso

que seoriginaen elcuerpo.Acadamovimiento del cuerpo

corresponde

un

determinado

pen¬ samiento,pero sepuedenseparar ycolocarotropensamientoen su lugar (211),

de modo

que

(3)

elmovimientotomeunadirección elegida. La voluntadcuentacon sus armaspropias, los jui¬ cios firmes sobreel bieny sobre el mal (48),y Descartes considera posibleundominio total sobrelaspasiones,no enla forma desuextinción, naturalmente, sino demodoque se extraje¬

rade ellasúnicamentesuutilidad.Elsabio, elhombregeneroso,sabeencontrarelaspectoposi¬ tivoen la adversidad(148).

Pero, puestoque se tratade ejercerun control, ¿sobre qué exactamentedebe hacerse? ¿Sobre el movimiento del cuerpo? Entoncesnopuede hablarse de pasiones del alma; la pasión lo seríadelcuerpo y,dadoqueelcuerpocuentacon supropio automatismo, el almanotendría porquéverseafectada. ¿Sobre el alma misma, entonces? ¿Setrataríade detener el impulso del almaa seguirel movimiento que elcuerpoquiere imponerle? En ese casoseríasupèrflua la

mediación del cuerpo,sobrarían todas las consideracionesacercadesusfunciones.Seríaenel alma dondeseoriginaran los movimientosqueresultan de las pasionesyla aproximación físi¬ caalproblemanoaportaría nada.

Descartes afirma queel almaes una,sin diversidad, sensitivayrazonablea lavez, y que porlotantoel combateseestableceentreel almayel cuerpo,de donde procede loquepuede repugnar ala razón (47). Pero inmediatamente observaquelas almas más débilessonaquellas cuyavoluntad se vearrastrada alternativamenteporpasiones contrariasque,"empleándolaen combatir contrasí misma, colocan al alma en elmás deplorable estado posible" (48). Nue¬

vamenteseimponen las mismas conclusiones:enel primercasoel almano sepodríaverafec¬

tada porlas pasionesy, enel segundo, elcuerpo norepresentaría ningún papel.

¿Cómoanalizar, segmentarel movimiento provocadopor lapasión? ¿Dónde termina la reaccióndel cuerpo y apartir de quémomentointerviene el alma? Aquelloqueexperimenta¬

mos en nosotrosyobservamosen seresinanimados lo atribuimosanuestrocuerpo(40). Pero cuandose llega al límite, laglándula que tendríaque ser lapuertadeacceso al alma resulta encontrarsesuspendida sobre "el conductoatravésdel cual los espíritus de las cavidadesante¬

rioressecomunicanconlaposterior"(31). Más allá delcuerpo,seguimos encontrandocuerpo. Empezandopor unode losdos elementos,no seconsigue llegar hasta el otro.Elcuerpo nece¬ sitaríaun alma parasentirlaspasionesyreaccionaraellasyel alma,unórgano de naturaleza

corpóreaparapoderoperarsobre elcuerpo.Acadacuerpo y alma resultantes habríaqueaña¬ dirlesrespectivamentesuscontrarios hasta el infinito, sinqueantespudieran llegara estable¬ cercontacto.

Enconsecuencia,no resulta fácilsostenerelplanteamiento según el cualunapartehege¬ mònicagobierna sobreotraqueacaba sometiéndoseala primera,una formaquecontrolay un contenido queaceptael control. Enunacarta alaprincesa Elisabeth(28 deJuniode 1643),a

instanciasde la cualse habíaocupado del problemaycompuestoel tratado, Descartesadvier¬ tela dificultad y seremite al hecho: todosexperimentamosen nosotrosmismosestarelación entreel alma yelcuerposin necesidadde filosofar.

* * *

Spinoza,en elprefacio de laparte quinta de la Etica*juzga indigno del genio cartesiano el intentode establecer la unión del alma yelcuerpo através de glándula pineal.Peroelerror es

yael dualismo. Nohaydos substancias. La existencia de dos substanciasimplicaría la

distin-3 Barucli de

(4)

ción(ontològica)entrecreadorycriatura, lo cualno sepuede concebir sin contradicción:una divinidad,presuntamenteomnipotente,seaburreodesesperaynecesitacrear unmundoy enél unos seresdedicadosarendirlepleitesía. Se haceconello depender lo superior de lo inferior (I. Ap.).

Lasubstancia únicasedespliegaeninfinitos atributos de los cualesconocemossólo dos, losque nosconstituyen: el pensamientoy la extensión. Al alma le correspondíanparaDescar¬

teslospensamientos,amodo deunacapacidadquedisponía de ellos. Ahora el almaes pensa¬ miento,esla ¡dea delcuerpo(II, P. XIII y XIX, Dem.). Noessubstancia que trasciendeala corporeidad, sinoquele resulta inmanente. La realidadonaturalezaes una ynadaescapa aella. Puesto que acadacosasingular le corresponde un pensamiento, todos losseres tienen alma. Perosóloel hombreesconsciente deello.Tenemosideas de las afecciones delcuerpo y enesto

consiste la unión del alma yelcuerpo(II, XIII, Esc.).

Esta situaciónofrece variasposibilidades al pensamiento. Unaeslimitarsearegistraresas afecciones del cuerpo, las experiencias inmediatas,ygeneralizarapartir de ellas,comosi ese cuerpofuera elcentrodel universo.Loque nosdueleesel mal, loque nos satisfaceesel bien. Asísecreanvagas eilusorias generalizacionescomoel bienyel mal, lo perfectoolo imperfec¬ to(I, Ap.),otérminos trascendentalescomo"ser", "cosa",yuniversalescomo"hombre", "caba¬ llo"(II, XL, Esc. I) Se forma deestemodo el conocimiento confuso delprimer género: opinión, imaginación (Esc. II). Otra posibilidades conocerlascosassegún el orden del pensamiento. El puntode vistano es yael de quienseencuentraafectadoporellas, sino elque sehace cuestión de cómoson ensimismas, cuálesson suspropiedades. Asiseconstituye la razón (Ibid.), elcono¬

cimientode segundo género, sobre la base de ¡deas adecuadas, nocionescomunes. Un cierto número deestasnocionescomunes esdadoatodos los hombres(11, P. XXXIII, Cor.). Apartir deeste grado de conocimientoseformaeltercero, la ciencia intuitiva,que progresa haciaun conocimiento adecuado de la esencia de lascosas(11, XL, Esc. II). Se asimilacon unasabiduría decaráctermoral ySpinoza lo define tambiéncomo"amorintelectual de Dios".

Pero ni siquiera elamorintelectual de Dios implicaunarupturacon respectoalanatura¬ leza. Descansaprecisamenteenellaytienesubaseenel conocimiento de lascosas

singulares.4

Una trascendencia que seelevase hacia esferaspuramenteespirituales seria fruto de la confusión propia del primer grado de conocimiento. Tampoco podrá haber lugarentoncespara unanatura¬

leza que sedegradeen lo indignoo lo impuro. No hay vicioenla naturaleza: las pasionesres¬ pondena causas, a leyes,y suspropiedadesson tandignascomolas de aquelloque nospuede parecermás excelso. Sesometen,comotodo,alasleyes de la naturaleza,porque —yestoviene

aresultartalvezlaexpresión más depurada del monismo spinoziano—"el hombrenoconstitu¬ ye un imperio dentro deotro imperio". Se considera diferentepor creerse erróneamentelibre, por creer que susdeseos tienensu principioenél mismo, cuandoseencuentran determina¬ dosporla necesidadquegobierna el todo (III, Pref.). Tampoco Descartes veía nada diabólicoen laspasiones,peroalgo teníaque resentirse necesariamenteenvirtud de la divisióndesubstan¬

ciasydequecosecuentemente,enúltimotérmino, elcuerpo nofueranuestramejorparte(139). ParaSpinoza, la esencia del hombre no esel pensamiento, unafacultad espiritual resig¬ nadaa unaapoyaturacorpórea. La esencia del hombreesel deseo,queincluye el apetito más suconciencia(III, IX, Esc.). Deestemodo elpensamientonoresultaopuestoalapetito niala pasión. El deseose veenfrentadoal mundo exterioryeste encuentroda lugara las pasiones.

4 RemoBODE1,

(5)

El deseosedesparrama, pordecirloasi,enpasiones, quevienena sermodosde relacionarse con lascosasexteriores.Elserfinito tienepasiones, padece necesariamente efectos decausas ajenas; sufre afecciones, es decir, se veafectado por lascosas, por los cuerpos exteriores. Necesariamenteseencuentrasometidoa suinfluencia, puestoque iosotrosseres,endiversos

aspectos,resultan más poderososqueél.

Pero si seadvierteestasituación,esporquealgoescapa aella: la concienciaoelpensa¬ mientodeestamisma situación.Queentoncessedefinecomoacción. Laspasionespertenecen

a un ordennatural, pero esteorden podemos vivirlo bajo el influjo de pasiones enfrentadas entresí,de modopasivo,contra nosotrosmismos, ode modo positivoyactivo,con las pasio¬

nes incorporadasala capacidad deconocer esemismo orden.

Paradójicamente, nos liberamosa base de comprender la necesidad a cuyas leyes nos encontramossometidos. Nuestra almaobraoactúaencuantotiene ideasadecuadas;padeceen cuantotiene¡deasinadecuadas(III, P. I). Es elpuntode vistaoel grado de conocimiento loque

determinala diferencia. Por elprimer grado de conocimiento,quepretende elevaraverdad uni¬ versal laexperiencia inmediata,el hombrese vesometido al imperio de las pasiones. Le fuer¬

zanahacer lo peor aunque veadóndeseencuentralo mejor (IV, Pref.)yhacen desuvidaun

infierno. Encambio, porel segundo grado de conocimiento, por la razón, queconsidera las

cosasdesdeunacierta perspectiva de eternidad(II,XLIV, Cor. II),seadquiere distanciacon

respectoalaspasionesy seabre la víaparala acción. Hay, necesariamente, mediaciones: si la tristeza,producidapor unmalencuentro,por unafrustración,es unapasiónporlaqueel alma pasa a una menorperfección, la alegría, producidapor unencuentrofavorable,aumentalaper¬ fección, lacapacidad deactuardel alma(III, XI, Esc.).

El conocimiento también surgedel deseo. Se puede desearconocerde igual modoque se desea satisfacer los impulsos corporales. Nosetratará entoncesdeprotegera la razón de los

excesos nocivos de lapasión,sino de transmitira la razón lafuerza de lasotraspasiones. La cuestión noes, comoquería Descartes,ejercerun control sobrealgoque, aunformandoparte de la propia constitución,esexterioroajenoa sunúcleo. Este planteamiento resulta limitado por sucarácter defensivo;esdecir,sehacealarazóndepender de las pasiones,pues selasitúa esperando a que surgan paradisponerentoncesla estrategia.Aunque Descartespretendaque resultaposible el dominio completo sobre las pasionesy Spinozareconozcala imposibilidad deeste extremo(IV, P. IV, Cor.), elprocedimiento deesteúlltimopareceofrecermayores garan¬ tías yseguridad porquedar las pasiones incorporadasalamisma potencia de la razón. Y ello sedebeaque enel planteamiento de Spinozaencuentran unmayoracomodo,pues no son un

componenteextrañoque larazóndeba modelara suimagen, sinoquederivan directamente de la esencia del hombre. Descartes, tratando decontrolarlas, todavíase enfrentaalaspasiones; Spinozaseidentificaconellas. AI eliminar el carácter de elemento extrañosehaceposible la transmisión de lapotencia deunapasiónoafectocualquieraalarazón,que esigualmenteafec¬ to, manifestación del deseo.

Nosetrata, pues, de intelectualismo.De nada sirve entender el orden del mundo siese conocimientono setransformaenafecto. No habríapropiamente entendimientoenestecaso. La verdades normade si misma yde lo falso, comola luzse revelaasí mismaya las tinie¬ blas(II, XLII,Esc.). Nosecontempla la verdad sino seestáinmersoenella. La razónnopuede nada si el individuo encuentrala satisfacciónentregándoseapasionesque en realidad le hun¬ den cadavezmásenla desdicha. Nopuede darse la intelección deunbien de modoqueel suje¬

tosedirija luego haciasuconsecución. "Laprofundaverdad deSpinoza,dice Max Scheler: la

(6)

vir-tud deunasublimación,comodiríamos

hoy".5

Ni el cuerpodetermina al almaa pensar,ni el

almadetermina al cuerpoal movimientooalreposo (III, P. II). Elloexplica la inutilidadola ineficaciade lasprédicas

morales,6

peroplantea también loqueDeleuze considera el triplepro¬ blema de la Etica:

¿Cómo llegara unmáximumde pasionesgozosasy,desde ahí,pasar alos sentimientos libres activos (cuandonuestrolugarenla Naturalezaparececondenarnosalos malosencuentrosy alas tristezas)? ¿Cómo conseguirformar ideas adecuadas, de las cuales derivan precisamente los sentimientos acti¬

vos(cuandonuestracondición naturalparececondenamosa notenerdenuestrocuerpo,denuestro

espírituyde lasotras cosasmásqueideas inadecuadas)? ¿Cómo llegara serconscientes denosotros mismos,deDios yde lascosas,'suietDeiet rerum aeternaquadam necessitate conscius' (cuando nuestraconcienciapareceinseparablede lasilusiones)?.7

Lamanerade superareldualismoesremitirtantolassensacionescomolos sentimientos aunasubstanciaúnicaen la cual el individuono esmás que uncomponente. El individuono constituye limite; el almano esprincipio,nogobierna. Además de registrar las afecciones del cuerpo,el alma puedepensar.Este pensamientosepierde si sigue el orden inmediato delcuer¬ po; sesalva, alcanza la liberación, si logra comprender el ordenquerige el universoyluego las cosas en susingularidad,apartir de aquella noción de substancia. El camino más directopara

alcanzar laliberaciónesprecisamentetomaralas pasionescomoobjeto donde contemplarese orden: superponer alas percepciones inmediatas basadasenlas afecciones el conocimiento de

suspropiedades, mediantelas cualesunasderivandeotras.

Pero elconocimiento tienequeconvertirseenpasión si quiereteneralguna oportunidad frentea lasotras pasiones,y esahí dondenopodemos intervenir desdenosotros mismos. Ni

siquiera la fórmula estoica seguidaporDescartes de distinguir loquedepende denosotrosde lo que noestáennuestramano, fórmulaque parececondensaren granmedida también elpen¬

samientomoral deSpinoza, podría servirparainiciar la liberación. Si la pasiónseempeñaen mantenemossujetosaloque nodepende denosotros,nadasepuede hacerparaincrementar la

potenciade la razón. Se da la fluctuación, el hombrepuedeencontrarseentensiónentrepasio¬

nes contrapuestas,y una deellas puede serel deseo de conocer, pero en último término se

encuentracerrada la vía paratrasladaraestedeseo la potencia de lasotraspasiones. Si la sola

intelección delproblema implicasesu solución, la razón seríaunafacultadpor laque nosdis¬ tinguiríamos de la naturalezay nos opondríamosaella. Igualmente el recurso ala voluntad supondría larupturadelesquemamonista. En elmomentoen que sequisieraarrancarlaener¬ gíaa unapasiónparatrasladárselaala razón, quedaría instaurado el planteamiento dualista, la escisiónentreelpensamientoyla voluntadpor un ladoylas pasionesporotro.

¿Habrá entonces queconsiderarnuevamente la concepción cartesiana? Y en ese caso, ¿hasta quépuntoimplicaría ello renunciaralo ganadoporSpinoza? El propio Spinozaenumera

lasventajas desu propuesta:sosiegoparael ánimo, comprensión de la verdadera felicidado beatitud, ánimoequilibradoparacontemplar las doscarasde lasuerte...(II, XLIX, Esc.) Habría queañadirsueficaciaparacontrarrestarla culpabilidad. Ellono suponede todos modos mucho más de lo queprometía Descartes, almargen de la dificultadoimposibilidad desu puestaen práctica.Pero loqueresulta más irrenunciableesloqueScheler llama "la profunda verdad de

5 Max

SCHELER, Elpuestode! hombreenelcosmos,Buenos Aires, Losada,1978,págs. 103.

6 Remo

DODEI,Op. cit.,p.458.

7 Gilles

(7)

Spinoza", lacondiciónpasionalde la razón. Las ¡deas tienenque serincorporadaspara con¬

vertirseenverdadesvividas,porquedeotro modo sóloseconsiguenvagasgeneralidades, fór¬ mulas vacíasyestériles.ApesardequeDescartes adelantaesta¡dea, uniendo la admiración al conocimientoy considerandoque laspasiones sirven parareforzarlo,es enel planteamiento monista dondeencuentraunaplena expresión.

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