Versión imprimible (pdf) Agosto “Agosto, contraponientes, de melocotón y azúcar. Y el sol dentro de la tarde, como el hueso en un fruto. La panocha guarda intacta
su risa amarilla y dura. Agosto,
los niños comen pan moreno y rica luna”
Canción de Maitina.
A la orilla del mar busco un pez colorado,
como soy chiquitina se me escapan las manos.
El sol sale cada día.
El sol sale cada día, va tocando en cada casa,
da golpe con su bastón y suelta una carcajada… ¡Que salga la vida al sol! de donde tantos la guardan
y veréis como la vida corre de sol empanada…
Los pececitos.
Todos los pescaditos ya saben sumar,
más dos conchas, tres conchas serán,
una perla más tres perlas cuatro estrellas de cristal,
signo de multiplicar, una rama de coral.
Almejitas. Fuentecitas de la playa berdigones, coquinitas, lanzad chorros de vista, que viene mi niña camino del mar.
¡Cómo se empinan las olas! por verla pronto llegar! Sus pisadas, arenas de oro
tiñendo las cosas van. ¡Almejitas de la playa, lanzad chorros de cristal!
Amarillo
Los pájaros cantan y vuelan el sol ilumina brillante. Los pájaros cantan a su color y el sol ilumina con el corazón.
El mar
El mar está callado, el mar está tranquilo, el mar duerme como nosotros,
sueña y ríe con los niños.
El mar tiene a sus hijos, sus peces y ballenas, y también como nosotros,
mira por la noche la luna llena.
El mar tiene su talento propio, junto al viento forma
j
una canción, y ese canto de armonía
llena de alegría mi corazón. La ballena Elena La ballena Elena Es gorda y es buena Nada por los mares Como una sirena.
Como es azulada Sueña que es un hada.
Cada vez que apoya Su cuerpo en la almohada.
La ballena Elena Cuando era una nena,
También era gorda, También era buena.
Siempre sonreía Cuando ella veía A sus tres primitas
Y asu tía María.
La ballena Elena Cuando almuerza o cena
Se toma un gran plato De sopa de avena.
Cuando está cansada Hasta el fondo nada
Y descansa un rato Parada o sentada.
La ballena Elena Nunca tiene pena Porque ella es alegre Y porque ella es buena.
Marcelo y el barquito Marcelo Caramelo ríe a un metro del suelo.
ríe a un metro del suelo. Él viene cada día aunque el agua esté fría, porque tiene un barquito
de madera y trapito que al renacuajo espanta
y a las ranas encanta, pues siempre asoma alguna
que desde la laguna da un salto hasta el velero
y hace de marinero y hasta es seguida a veces
por tres o cuatro peces, que aunque no tengan patas
juegan a ser piratas. Marcelo Caramelo tiene ojos de cielo; por eso, cuando mira
su barco, todo gira y la madera —al fin—
se vuelve bergantín y el trapito, una vela que con el viento vuela. Yo me siento en un borde del agua hasta que engorde
la vela con la brisa y el barco zarpe, a prisa.
—¡Saludos, Capitán! Las hormigas están despidiendo al pequeño
con pañuelos de sueño y, bajo las sombrillas hechas de manzanillas,
caminan a la par del barco que va al mar…
De ola en ola De ola en ola, de rama en rama, el viento silba cada mañana. De sol a sol, de luna a luna, la madre mece, mece la cuna. Esté en la playa o esté en el puerto,
la barca mía la lleva el viento.
Balada en el fondo del mar No hay silencio profundo
en el fondo del mar las criaturas marinas
parlotean sin cesar. Imagina una selva con su ruido animal,
imagínate el caos... de una inmensa ciudad.
Las ballenas ensayan sus canciones de amor, sus lamentos profundos van volando hasta el sol.
Y los peces pequeños y el feroz tiburón y los pulpos gigantes,
todos tienen su voz. Hay medusas, cangrejos,
hay estrellas de mar, y hay delfines rosados que no paran de hablar. Se oyen gritos, gemidos,
se oye el agua vibrar, se oye el viento silbando
y la tierra al girar. Se oyen muchas historias
en el fondo del mar. Las sirenas las cuentan
con un triste cantar. Y los barcos hundidos,
con corazas de sal, son fantasmas que arrullan
desde el fondo del mar. El mar
El mar, ¡qué bonito es el mar! Con sus olas va cantando
una canción singular. El mar, ¡qué bonito es el mar!
Con sus olas va bajando y en la costa rompen a llorar.
El mar, ¡qué bonito es el mar! A mí me gusta mucho y en verano me voy a nadar.
El verano El verano me ha traído un sol redondo sin abrigo,
un montón de helados, agua fresquita, abanicos,
sandías y melones y unas buenas vacaciones.
El barquito inquieto Amarro el barquito
en el muelle viejo para dibujarlo con colores frescos.
Y como el barquito no quiere estar preso,
le pico los cabos y lo dejo en medio
del azul del agua y el azul del cielo.
El mar, la mar
El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste del mar?
En sueños, la marejada me tira del corazón. Se lo quisiera llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste acá?
Canto, río, con tus aguas:
De piedra, los que no lloran. De piedra, los que no lloran. De piedra, los que no lloran.
Yo nunca seré de piedra. Lloraré cuando haga falta. Lloraré cuando haga falta. Lloraré cuando haga falta.
Canto, río, con tus aguas:
De piedra, los que no gritan. De piedra, los que no ríen. De piedra, los que no cantan.
Yo nunca seré de piedra. Gritaré cuando haga falta.
Reiré cuando haga falta. Cantaré cuando haga falta.
Canto, río, con tus aguas:
Espada, como tú, rio. Como tú también, espada. También, como tú, yo, espada.
Espada, como tú, río, blandiendo al son de tus aguas:
De piedra, los que no lloran. De piedra, los que no gritan. De piedra, los que no ríen. De piedra, los que no cantan.
Caracola
Me han traído una caracola. Dentro le canta un mar de mapa. Mi corazón se llena de agua con pececillos de sombra y plata.
La tortuga Verdinegra, la tortuga,
es la dueña del jardín. ¡Mírala tan pensativa! Parece una piedra viva,
que viviera de lechuga y hojitas de perejil. El barquito de papel Con la mitad de un periódico
hice un barco de papel, en la puerta de mi casa le hice navegar muy bien. Mi hermana, con su abanico,
sopla y sopla sobre él. ¡Buen viaje, buen viaje,
barquito de papel! En la playa En la arena fina un castillo haré. Cuando venga el agua
se lo entregaré, y me dirá:¡gracias! y yo:¡no hay de qué!
dentro del castillo me dejará un pez. Con la arena fina un castillo haré. Cuando voy a la playa
Cuando voy a la playa me gusta jugar me divierto y aprendo con la arena y el mar. Cuando voy a la playa no me alejo de la orilla con mis manguitos y mi pala
lo pasaré de maravilla. Cuando voy a la playa y me tomo mi merienda no tiro basura ni al mar ni a la arena
cuida tu playa, si no quieres perderla.
Se canta al sol
Sol, sólito, caliéntame un poquito, para hoy, para mañana, para toda la semana; llamaremos a la abuela, para que toque la vihuela,.
llamaremos al pastor para que toque el tambor,
si no lo toca bien, que le den
con el rabo de la sartén. A la rueda, rueda
A la rueda, rueda de la caracola duermen los cangrejos
y ríen las olas. Los peces chiquitos,
juegan en la arena. Se quedan dormidos
junto a las ballenas. Los peces despiertan,
saltan por las rocas, burbujas de risas,
hacen en el agua sus palabras cortas. Cantan, sueñan, bailan
y con sus manitas mecen en sus cunas
a las estrellitas. Al acuario-escuela,
van los pececitos. Pompas de colores
entre sus libritos a la rueda, rueda
vamos a soñar que pronto, mamita, nos vendrá a buscar.
El río
El río baja, celeste, sin prisa desde la sierra. Se desliza por el prado, se esconde entre las adelfas,
le da la vuelta al molino y el molino le da vueltas,
se lleva el mugido de los toros de la dehesa, el reflejo de las nubes, el pico de la cigüeña, la campanada más sola de la torre de la iglesia y el oro de los limones
de la huerta. Luego se mete en el mar
y se pone azul. Y sueña.
El caracol
Que no suba el caracol ni al almendro, ni a la flor...
ni al rosal, ni a la maceta. Que enseñe los cuernos,
que salga de casa, que se estire al sol... ¡Qué caminitos de plata
va dejando el caracol cuando sale de su casa.
Hay una cometa Hay una cometa que flota en el cielo,
muy lejos del suelo ligera y coqueta. Hay una cometa que imita a una nube:
ya baja, ya sube, jamás se está quieta.
Hay una cometa de vivos reflejos: parecen espejos buscando una meta.
Hay una cometa, serpiente de espuma,
que deja a la bruma de sueños repleta.