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Medicina de emergencias en espana. consideraciones al documento base

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emergencias

C A R T A s A L D I R E C T o R

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MEDICINA DE EMERGENCIAS EN ESPANA.

CONSIDERACIONES AL DOCUMENTO BASE

Sr. Director

En el número 1, volumen 7, enero-febrero del pre­ sente año hemos leído el Artículo Especial «Medicina de Emergencias en España: Documento Base», firma­ do por el Comité Científico de la Sociedad Española de Medicina de Emergencias.

En éste se exponen cuestiones del máximo interés para los profesi<males que ejercemos diariamente en este campo, pero nos sorprende el apartado denomi­ nado «Contenido de la Medicina de Emergencias», ya que consideramos que plantea enormes interrogantes y deja grandes vacíos. En él se exponen los Núcleos esenciales de la Medicina de Emergencias en base a seis apartados. Dos de ellos son de Patología Médica (Soporte de las funciones vitales y Asistencia a las ur­ gencias y emergencias médicas); uno es de Medicina de Catástrofes (Asistencia a víctimas múltiples y en catástrofes); y los tres restantes los podemos incluir en una miscelánea (Coordinación y Regulación médica; Formación e Investigación; Organización, Planifica­ ción, Prevención y Administración).

Aparte se matizan estos apartados en base a los cam­ pos de la ciencia de donde toman sus contenidos teó­ ricos y prácticos; estos son fundamentalmente Espe­ cialidades médicas clásicas y Bioingeniería, T ecnolo­ gía electromédica, Sociología, Telecomunicaciones o Técnicas de Salvamento y Rescate.

Aún así nos parece que no queda suficientemente claro el contenido doctrinal de la Medicina de Emer­ gencias como especialidad médica; tampoco el de la Enfermería de Emergencias, como especialización vía Master o experto; y, mucho menos, el de los «Técni­ cos», en donde el vacío legal y doctrinal parece obvio.

Más clarificadora nos pareció la reciente conferen­ cia impartida por el presidente de nuestra Sociedad Científica D. José Millá, durante las «III Jornadas Emergencia presente y futuro» organizadas por la

Es-cuela de Ciencias de la Salud de la Universidad Com­ plutense de Madrid. En ésta se expuso de forma pre­ cisa la necesidad de oficializar una especialidad como la nuestra, de pujante actualidad y enorme futuro. Asi­ mismo, se expusieron unos supuestos de contenidos teórico-prácticos mínimos que contemplaban progra­ mas de formación para la Especialidad médica, la es­ pecialización de enfermería y la acreditación de los técnicos. Si bien los programas de formación queda­ ron bastante claros a nivel de formación médica clíni­ ca o asistencial, no se contemplaba la formación en materias auxiliares como las mencionadas en el artí­ culo al que antes hacíamos referencia.

Pensamos que la Medicina de Emergencias es una materia multidisciplinaria que toma contenidos de las especialidades médicas clásicas (fundamentalmente de Medicina Interna, Medicina Intensiva, Anestesio­ logía y Reanimación y Traumatología). También se nutre de contenidos de otras especialidades como Ci­ rugía General, Medicina Legal y Forense y Psiquia­ tría; pero no acaba ahí. Es cierto que muchos conte­ nidos proceden de estas otras ramas de la ciencia mé­ dica, pero también es cierto que en gran medida están adaptadas a las peculiaridades de las situaciones Emergentes.

Además existen materias específicas de nuestra es­ pecialidad como son los Planes de Emergencia, las Transmisiones Sanitarias, el Diseño y Ejecución de Dispositivos Sanitarios de Riesgo Previsible, la Logís­ tica Sanitaria, los Procedimientos ante Emergencias Limitadas, el Rescate y Evacuación de enfermos crí­ ticos aérea o terrestre, el Transporte interhospitalario de alto riesgo, la Coordinación Sanitaria, la Gestión de Recursos, la Administración Sanitaria, la Ofimáti­ ca Sanitaria, la Medicina de Catástrofes, etc.

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ciencias no sanitarias como la Economía, el Marke­ ting, la Logística Militar, etc; otras están creadas es­ pecíficamente para nuestro cuerpo doctrinal y como materias propias las asumimos.

Entendemos que cualquier futuro programa de for­ mación para Médicos, Enfermeros o Técnicos debe contemplar todos estos aspectos y no sólo los pura­ mente clínicos.

Asimismo, pensamos que la Acreditación planteada en el apartado «Formación en Medicina de Emergen­ cias» (idea que nos parece acertadísima), debe con­ templar la formación en todas las materias que hemos

citado ya que, en nuestra opinión, es la única forma de realizar una atención integral a la Emergencia.

Por último queremos manifestar nuestro apoyo a to­ das las iniciativas que contribuyan al reconocimiento oficial, a nivel de los tres estamentos que trabajamos en Servicios de Emergencia Sanitaria, de las caracte­ rísticas diferenciadoras de nuestra labor para con otras especialidades o servicios de asistencia sanitaria.

M. Roldán Reyes, M.a Altea Cabezas. Empresa Pública de Emergencias Sanitarias. EPES 06 1. Servicio Provincial de Granada

RÉPLICAS RESPECTO AL FALLECIMIENTO

DEL DR. CHULIÁ

Sr. Director:

En la revista de la Sociedad, Volumen 7, n.' 2, mar­ zo-abril 95, los compañeros y apreciados doctores A. Hernando (carta al profesor Vicente Chuliá, pág. 104) Y 1. A. Alvarez (editorial pág. 57) hacen sendas alusio­ nes al helicóptero medicalizado de la Comunidad Va­ lenciana, de los que quisiera informar y matizar a sus autores.

Pero, en primer lugar, quisiera expresar pública­ mente en nombre del servicio de helicópteros de la Di­ rección General de Tráfico (D.G.T.)-UNESPA de Va­ lencia y en el mío propio, nuestras condolencias a la familia, amigos y a la comunidad médica por el falle­ cimiento del Maestro Dr. Vicente Chuliá.

Así, le informo (con todos los respetos) al Dr. A. Hernando que el día 23 de abril, día del infausto su­ ceso, yo me encontraba de servicio en el helicóptero medicalizado de la «Comunidad Valenciana» con base en el aeropuerto de Manises (a 5 km de Valen­ cia-ciudad). Escribo Comunidad entre comillas, por­ que, si bien, en su radio de acción el helicóptero tiene autonomía para abarcar a toda la Comunidad, lógica­ mente hay puntos a los que no se llegaría en unos in­ tervalos de tiempo mínimamente eficaces como luego se comprenderá.

Ese fatídico domingo tras regresar al hangar de una misión sanitaria (n.' 1056) en Requena (N-III), sobre las 14,05 horas recibimos la llamada telefónica (Aler­ ta) ( 1) de un hijo del Dr. Chuliá comul1lcándonos que su padre había sufrido un accidente en la A-7 a la

al-tura de Benicarló. Ese lugar se encuentra en la provin­ cia de Castellón a aproximadamente 130 km. radiales desde nuestra base en Manises. Inmediatamente y an­ tes de salir (Alarma) ( 1) contactamos por emisora con Cota Castellón (Guardia Civil de Tráfico de Castellón) para que nos dijesen el punto kilométrico exacto así como el número, gravedad de los heridos, etc. Aña­ diendo además nuestro gran interés por los heridos, al ser el profesor Dr. Vicente Chuliá un promotor y com­ pañero de este Servicio de Helicóptero Medicalizado, en unos instantes nos llama Cota Castellón informán­ donos que efectivamente habían tenido un accidente, pero que habían sido daños materiales y que continua­ ban viaje hacia Valencia. Con esta información, nos desalertamos y así se lo trasmitimos por teléfono al hijo del Dr. Chuliá; el cual «nos dió las gracias, y se despidió ... ».

(Aproximadamente a los 35 minutos del anterior contacto con Cota Castellón (sobre las 14,40 horas) nos vuelven a llamar comunicándonos que había ha­ bido una «confusión» pues nos habían informado de otro accidente que había ocurrido en la misma zona kilométrica, y añaden que el Dr. Chuliá ha resultado «herido grave a menos grave, y su esposa e hija leves» habiendo sido trasladados los tres al Hospital de Vi­ naroz (éste se encuentra aproximadamente a 10 km. del lugar del accidente). Ante estos hechos volvemos a llamar al referido hijo del Dr. Chuliá para informarle de estos «pronósticos», le ofrecemos ir al Hospital de

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tamente e inhibirse de la Asistencia Sanitaria a la Emergencia Extrahospitalaria y creo que hemos de agradecer que Instituciones no sanitarias como la D.G.T. o UNESPA, cubran este «socavón» sanitario que no cubren los Organismos que tienen tal compe­ tencia, y que gracias a ellos (no entro en sus motiva­ ciones), se está consiguiendo, como tú bien sabes, sal­ dar vidas y disminuir secuelas en el sentido más am­ plio ... ; realmente falla el sistema ...

Con respecto a la falta de dirección médica adecua­ da te diré, como bien sabes, que el Coordinador Mé­ dico en los Helicópteros Sanitarios de la D.G.T. (ex­ cepto Madrid) es un Médico «especialista» en esta ac­ tividad y, que no sólo dirige, sino que también «TRA­ BAJA A P IE DE ASFALTO»; ya nos iría mejor si mu­ chos coordinadores y directores médicos tomaran

ejemplo, para saber realmente lo que están dirigien­ do; pues no sólo hay que leer lo que otros hacen y es­ cuchar a los que realizan la emergencia. Para dar opi­ nión con criterio, la emergencia extrahospitalaria hay que trabajarla, hay que vivirla ...

Estimado compañero, tus críticas tienen la direc­ ción correcta, pero creo que has equivocado el senti­ do. Suele ocurrir cuando las premisas que se toman son erróneas.

Sr. Director:

En contestación al artículo publicado en esta revis­ ta con el título «LA ULTIMA LECCION DE UN GRAN MAESTRO», he de decir que el Servicio de asistencia in situ a los accidentados de tráfico y tras­ lado en helicóptero medicalizado, con base en Valen­ cia, carece, efectivamente, de una adecuada Dirección Médica si entendemos por ésta la manipulación en be­ neficio de intereses personales y a expensas de los ob­

jetivos del servicio y del trabajo ajeno.

La única dirección que tiene este servicio fue traza­ da desde su creación y corresponde a aquello que nos permita conseguir los siguientes objetivos: prestar asistencia sanitaria avanzada in situ a las personas vÍC­ timas de accidentes de tráfico en el menor tiempo po­ sible, seleccionar el medio de traslado más adecuado para los heridos únicamente por criterios clínicos y realizar el traslado de los mismos a hospitales en base a la"capacidad para asumir la patología que éstos pre­ sentan, a la disponibilidad de camas y al menor tiem­ po de respuesta.

Por último y desde estas líneas hago un llamamien­ to a toda la Comunidad Médica que trabaja en la Emergencia a cambiar o modificar hacia mejor el Sis­ tema Sanitario de Atención a la Urgencia-Emergencia Hospitalaria y Extrahospitalaria donde ya lo hay, y a crearlo donde no existe. ¡No nos peleemos entre no­ sotros por motivaciones inconfesables ... ! Unamos nuestros esfuerzos para demostrar y convencer con he­ chos a las Autoridades Sanitarias, a los que realmente tienen capacidad ejecutiva para tener un Sistema In­ tegral de atención a las urgencias-emergencias extra­ hospitalarias en toda España.

Pues hechos como el descrito y si caben aún más pa­ téticos. están ocurriendo «a diario». ¡NO DESTRU­ YAMOS LO POQUITO «BUENO» QUE TENE­ MOS!

Bibliografía

1. Olavarría Govantes L, Giménez Raurell J. «Cuadernos de Medicina de Emergencia». 1994; 1: 20-24.

Dr. Pedro Sánchez Vega

Helicóptero Medicalizado de Valencia. D.G.T. Bloque Técnico. (Aeropuerto de Manises)

El colectivo sanitario que realiza este servicio ha de­ mostrado y demuestra día a día su capacitación e in­ tegridad personal y profesional, aún a expensas de los ataques infundados y mal intencionados a que se ven sometidos, casi constantemente, bien por institucio­ nes o bien por algunos individuos.

Nada más lejos de mi intención dar una sensación de triunfalismo y funcionamiento perfecto de este ser­

vicio. Nosotros l\SlamOS sometidos constantemente a críticas internas y externas y es la humildad para re­ cepcionar y analizar estas críticas, el trabajo día a día y el afán de superación lo que creo que hace que un servicio de estas características se acerque cada vez más al usuario y mejore progresivamente en la conse­ cución de los objetivos anteriormente mencionados.

Lamento tremendamente el fallecimiento del Dr. Chuliá al que creo que casi todos respetábamos. Pero miren ustedes, también lamento el fallecimiento de cualquier otra persona en las mismas circunstancias, personas éstas cuyo clamor no encuentro reflejado en

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el artículo anterior, lo que pudiera inducir a la sospe­ cha de que se haya podido utilizar la figura del «MAESTRO» de forma manipuladora. Así que, por favor, no se aproveche la ocasión para otra cosa que no sea rendir tributo de admiración y recuerdo al Dr. Chuliá.

Tal vez, el desarrollo de la Emergencia Extrahospi­ talaria sea una de las áreas de la asistencia sanitaria más transparentes y en la que menos se puedan ocul­ tar fallos, errores o negligencias. Hubiese sido tremen­ damente fácil y, desde luego, bastante más profesio­ nal, honrado y científico, el haber hecho un acopio de datos objetivos, analizarlos, publicar las conclusiones y pedir responsabilidades y, a partir de ahí, que cada palo aguante su vela.

Respetados compañeros, la emergencia extrahospi­ talaria es de nosotros, es del colectivo que día a día realiza su trabajo en la calle con riesgo de su integri­ dad física y profesional, con frío y calor, de día y de noche, subiendo y bajando escaleras, trabajando ro­ deados de gasolina, en coches inestables, en barran­ cos, aguantando que algunas transferencias de enfer­ mos y/o heridos se conviertan en verdaderas compa­ recencias ante tribunales de inquisición, sin perspec­ tivas laborales cuando ya no podamos realizar este tra­ bajo, etc. Nuestra obligación es luchar por la apari­ ción de verdaderos Sistemas de Emergencia en todo el territorio y mejorar lo existente, pero para realizar esto hemos de independizarnos de algunas figuras en­ diosadas que se autoproclaman «Padres de la

Emer-gencia» y sólo se arriman a ella para recibir laureles a expensas del trabajo ajeno. Así que. en cualquier caso. quien quiera hablar de la Emergencia que se tire al ruedo, pero que se tire teniendo conocimiento de que en estas faenas no se cortan orejas ni rabos, ni se re­ ciben aplausos, ni se sale por la puerta grande.

Dr. J. G. González Antón Coordinador Médico de los Servicios Sanitarios de Helicópteros de UNESPA

Nota del Director

Es indudable que la trágica desaparición del queri­ do don Vicente Chuliá ha provocado en todos noso­ tros una gran consternación. Tal vez por ello, en algu­ na ocasión se han podido producir manifestaciones no contrastadas o, como mínimo, no suficientemente me­ ditadas.

En este sentido, y en aras a la concordia, que estoy decidido reine permanentemente en el seno del colec­ tivo de los urgenciólogos/emergenciólogos, considero cerrado el tema a nivel de la Revista, sin menoscabo de otras medidas que la Junta Directiva de nuestra Sociedad considere oportuno contemplar en su mo­ mento.

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