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XVII Capítulo General

Religiosas de María Inmaculada

Misioneras Claretianas

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2 Misioneras Claretianas

PRESENTACIÓN

De 18 de julio al 12 de agosto, en Roma, se ha celebrado el XVII Capítulo General. Fuimos convocadas para “discernir la voluntad de Dios sobre la Congregación y proyectar las líneas de acción para el próximo sexenio”1.

Cada una de las participantes lo ha vivido como una llamada de Dios y ha puesto lo mejor de sí misma para estar abierta a sus inspiraciones.

Durante el proceso de preparación y a lo largo de su desarrollo, se ha sentido una fuerte presencia del Espíritu animando con su sabiduría y armonía la oración, las reflexiones, el compartir, la diversidad y la comunión. Nos han llegado al corazón los clamores del mundo de hoy, las llamadas de la Iglesia y de la Congregación. La participación de los laicos, de diferentes realidades, fue un aporte inolvidable, testimonio rico de su pertenencia a ‘la familia’ e identificación con el carisma que es un don siempre nuevo, para la Iglesia y el mundo.

En este encuentro de gracia hemos buscado responder a lo que el Señor espera de nosotras en el sexenio 2017-2023.

Se ha ahondado en la MISIÓN y VISIÓN ya expresadas y propuestas en el PAC, afirmando su validez y referencialidad. Este proyecto es asumido en el Documento Capitular y enriquecido con los VALORES que nos caracterizan y que dinamizan nuestra fidelidad. Son un don de Dios para nuestra vida, por tanto somos invitadas a contemplar en ellos aquella “traza” de la Orden que el Señor ha enseñado a María Antonia París desde el Árbol de la Cruz: Nuevos Apóstoles a imitación de María Santísima2. En el

1Const. 126. 2 Cf. Aut. MF 7.

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XVII Capítulo General 3 proyecto de Dios, ése es nuestro nombre, que Él ve y con el que nos llama desde aquella inspiración fundacional en París y Claret. La validez del PAC queda reforzada por los COMPROMISOS. Ellos indican la dirección por donde seguir “CAMINANDO en COMUNIDAD APOSTÓLICA” y que este camino lo recorremos

junto a otros, compartiéndolo, HACIÉNDOLO FÁCIL, siendo

inclusivas, cuidándonos unos a otros, custodiando la riqueza más importante que tenemos que son las personas.

Seguiremos caminando CON LA IGLESIA “EN SALIDA”, siendo más conscientes del cómo contribuir, desde nuestro Carisma, para su renovación.

Al finalizar el Capítulo General pasamos a la etapa de la puesta en práctica de sus orientaciones. Lo haremos, según nos ha animado el Papa Francisco con estas palabras3:

• con alegría, porque es la característica de las personas sencillas y disponibles al querer de Dios,

• con valentía, y en obediencia al Espíritu, pues es la característica de la vida profética,

• con fidelidad a la oración, porque desde ella somos más conscientes de nuestros límites y de la necesidad de abandono en la Providencia del Padre.

A María de la Visitación encomendamos todo lo vivido. Con Ella y como Ella estamos “en salida”. Cada una sabe dónde está el Ain Karim adonde dirigir los pasos ¡sin demora! Descubramos “la salida” que el Espíritu Santo nos invita a hacer.

Roma, 3 de septiembre de 2017.

Jolanta Kafka Superiora General

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4 Misioneras Claretianas

INTRODUCCIÓN

Ofrecemos el Documento Capitular como fruto del discernimiento vivido en la oración reposada de cada mañana, en las Eucaristías, el examen del paso de Dios a lo largo del día, los momentos de retiro, la metodología de trabajo en grupos, la dinámica de las elecciones y el acompañamiento de un equipo facilitador.

En esta rica vivencia Capitular se destacan dos experiencias significativas: la interculturalidad vivida en fraternidad y la participación de los laicos.

Hemos comprendido de forma experiencial que el Carisma claretiano es un don para la Iglesia que no nos pertenece de modo exclusivo; en él compartimos, religiosas y laicos, la única Misión de Cristo.

Para elaborar el documento que tienen en sus manos, hemos tenido presentes el marco referencial del PAC, la Evaluación del XVI Capítulo General, las Memorias de Gobierno y de Administración, el aporte de las hermanas y el Instrumento de Trabajo. Nos han orientado también los temas presentados en la parte iluminativa: ‘Movilidad humana’, ‘Realidad Intercultural’, retiro con las ‘Llamadas de la Iglesia’, ‘Misión compartida’, ‘Principios generales de la Gestión Económica’.

El Documento consta de dos partes:

En la primera: “CAMINANDO CON LA IGLESIA EN SALIDA”, hemos recogido, globalmente, las llamadas de la realidad de donde surgen las líneas transversales: Reforma misionera, Interculturalidad y Discernimiento como actitud de vida.

La segunda parte: “HACER FÁCIL A LOS OTROS EL MISMO CAMINO”, refiere al Proyecto Apostólico Congregacional y quiere

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XVII Capítulo General 5 concretar: ¿Qué hacemos? (misión); ¿hacia dónde vamos? (visión); ¿cuál es nuestra identidad? (valores), y qué compromisos asumimos para el sexenio.

Priorizando algunos elementos de la MISIÓN y VISIÓN propuestas en el PAC, se han añadido los VALORES CARISMÁTICOS: “Nada más quiero, Cristo”, “Oh pobreza de mi Dios”, “Que me conozca y te conozca”, “Una sola familia”, “Anunciar el Evangelio”. En esta identidad se apoyan los COMPROMISOS (las líneas de acción) con las que concluye el documento.

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6 Misioneras Claretianas

I. CAMINANDO CON LA IGLESIA EN SALIDA

1. Queremos contextualizar nuestra vida y misión

para tomar decisiones adecuadas en este Capítulo General y pensar en el futuro. Toda realidad se convierte en desafío y llamada para una Misionera Claretiana, pues en ella vivimos y a ella somos enviadas. Destacamos los siguientes:

Datos de la realidad

2. Vivimos en un mundo globalizado y multicultural que plantea

serios desafíos. Un sistema económico mundial que ha generado una enorme riqueza, pero desigualmente distribuida y el abismo entre ricos y pobres se ha hecho cada vez mayor. En busca de mejores condiciones de vida millones de personas se han convertido en emigrantes, desplazados y refugiados. Han aumentado los conflictos mundiales.

“Estas situaciones provocan el gemido de la hermana tierra, que se une al gemido de los abandonados del mundo, como un clamor que nos reclama otro rumbo. Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos. Pero estamos llamados a ser los instrumentos del Padre Dios para que nuestro planeta sea lo que Él soñó al crearlo y responda a su proyecto de paz, belleza y plenitud. El problema es que no disponemos de la cultura necesaria para enfrentar esta crisis y hace falta construir liderazgos que marquen caminos, buscando atender las necesidades

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XVII Capítulo General 7

de las generaciones actuales incluyendo a todos, sin perjudicar a las generaciones futuras.” (LS, 53).

Son datos generales que nos afectan a todos pero no de igual manera. Es necesario que cada Organismo haga su propio análisis de la realidad, insistiendo en aquellas áreas propias de la zona del mundo en que vive.

Llamadas de la Iglesia

3. Acogemos las llamadas de la Iglesia, que desde el XVI Capítulo General, ha vivido acontecimientos importantes, entre ellos, un nuevo Pastor, el Papa Francisco, comprometido en la renovación de la Iglesia y de la Vida Consagrada en ella. A través de sus exhortaciones, encíclicas y mensajes nos hace llamadas proféticas que no podemos ni queremos desoír. Nos insta a ser la Iglesia “en salida”, de puertas abiertas, acogedora, misionera que cura y trata con misericordia, abierta al diálogo universal con otras Iglesias, culturas e ideologías. Una Iglesia que camina con los pobres (cf. EG 20-24). Esta actitud de "salida" afecta a todas las dimensiones: vida fraterna en comunidad, misión, formación, espiritualidad. Y así debemos vivirnos: siempre en camino, saliendo al encuentro de otros hermanos que van a nuestro lado. Escuchando, acogiendo, acompañando.

El Papa sueña con una opción misionera capaz de transformarlo todo: los estilos, los horarios, el lenguaje, en una constante actitud de discernimiento y disponibilidad apostólica (EG 26.27. 43.50).

Como acontecimiento de gracia, convocó el Año de la Vida Consagrada en 2015, y nos interpeló: Sed hombres y mujeres de comunión... Vivid la mística del encuentro... Espero que

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despertéis al mundo, que mantengáis vivas las utopías y no os repleguéis en vosotros mismos.4

También la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, (CIVCSVA) publicó varios documentos que nos iluminan. El último, "A vino nuevo, odres nuevos" reitera la invitación: al discernimiento evangélico, a responder a las nuevas pobrezas, a reflexionar sobre la interculturalidad y formación integral continua, a la libertad necesaria para acometer procesos, a no contentarse con estrategias del mero sobrevivir; a no quedarnos completamente centradas en atajar problemas antes bien imaginar recorridos. Nos advierte que el estrés por actividades apremiantes y exageradamente urgentes hace correr el riesgo de no permitir una sólida vida espiritual, capaz de alimentar y sostener el deseo de fidelidad5.

Llamadas de la Congregación

4. Estamos concluyendo el proceso de reorganización que afectó

la vida de los Organismos, comunidades y obras apostólicas. Se han hecho cuestionarios y estudios sobre la realidad congregacional y se han recogido principalmente en dos documentos: "Insistentes llamadas de la realidad" y la “Evaluación del XVI Capítulo General”.

En la experiencia del capítulo hemos acogido y discernido las interpelaciones del mundo, de la Iglesia y de la Congregación. Algunas han resonado de manera más fuerte, convirtiéndose en llamadas urgentes y líneas transversales inspiradoras que nos interpelan y afectan en todas las dimensiones de nuestra vida.

4cf. Carta Apostólica con motivo del año de la vida consagrada, Cap. II. 5Cf. CIVCSVA, A Vino nuevo odres nuevos, 8.

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XVII Capítulo General 9

PRIMERA LÍNEA: REFORMA

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MISIONERA

5. La reestructuración tiene que responder a una misión nueva. La situación crítica por la que atraviesa la vida religiosa en algunas latitudes puede dar la impresión de estar viviendo un clima de supervivencia en la Congregación, lo cual sería una perspectiva muy autorreferencial, enfermedad eclesial que el Papa denuncia constantemente. Que no sea así entre nosotras: nos reestructuramos porque estamos vislumbrando un nuevo horizonte apostólico, queriendo generar algo nuevo en la respuesta misionera a unos desafíos, de manera global como cuerpo apostólico, y no en solitario.

Religiosas, laicos y sacerdotes, todos somos partícipes y colaboradores de la misión de Cristo que vino a salvar y no a condenar (Jn 3,17; Lc 9,56; Mt 18,11), a dar vida (Jn 10,10) y a reconciliar todas las cosas en Él (Col 1,20). Seguidores de Cristo

que disciernen juntos la voluntad de Dios para percibir y seguir los impulsos del Espíritu Santo en cada momento, en conversión permanente, para recuperar la libertad interior que nos hará plenamente disponibles.

Urge reavivar el ardor misionero, profético y apostólico suscitado por la Palabra, orada en comunidad y compartida con el pueblo de Dios, y traducir este nuevo ardor en las estructuras apostólicas congregacionales.

De aquí deriva una actitud que es la CREATIVIDAD APOSTÓLICA, el entusiasmo misionero enraizado en Dios, 6 “Toda la renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la

fidelidad a su vocación […] Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad.” (UR6) La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral solo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan misioneras” (cf. EG 26-27).

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vivido en todo lo que somos y hacemos, por pequeño e insignificante que parezca.

Tenemos en nuestros Fundadores dos claros ejemplos a seguir de personas apasionadas, misioneras y reformadoras; María Antonia París nos dice: “Anunciar el Evangelio a toda criatura” y Antonio María Claret asumió como lema Episcopal: “La caridad de Cristo me urge”.

SEGUNDA LÍNEA: INTERCULTURALIDAD

6. Los fenómenos migratorios, la facilidad de trasladarse y de

comunicarse favorecen el intercambio cultural entre los pueblos. A veces se vive esto como una amenaza y otras como enriquecimiento. La multiculturalidad es una realidad que se nos impone y que hay que acoger con realismo.

El misterio de la Encarnación es un proceso de inculturación. Dios se hizo hombre en Jesús que se encarnó en una cultura y se abrió progresivamente a otras trazando un camino de inculturación y de aceptación de todas las culturas, para enriquecer a todas. Las primeras comunidades de la Iglesia continuaron esta tarea de inculturar el mensaje cristiano. El diálogo con las culturas pertenece a la misión más profunda de la Iglesia y de nuestra Congregación.

Como fruto de la inculturación a lo largo de la historia, las Congregaciones se han ido haciendo multiculturales. Pero no basta con reconocer la multiculturalidad existente; hay que pasar a vivirla como la oportunidad de intercambio enriquecedor, contribuyendo así a una mayor justicia social, fraternidad y paz en la tierra desde la interculturalidad. La interculturalidad nos llama a practicar la actitud de APERTURA en todo lo que vivimos y situarnos en la realidad

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XVII Capítulo General 11 de manera nueva; incluso en el propio país y en la propia comunidad.

La misión compartida favorece la interculturalidad a la vez que exige disponibilidad espiritual y una formación constante como apertura mental para conocer y aprender de la otra cultura siendo críticas también con la propia, a la luz del Evangelio.

La realidad multicultural nos pide replantear las prácticas de Vida Religiosa: la oración, los votos, la vida comunitaria... desde la clave de apertura a la diversidad. Para llegar a la interculturalidad necesitamos dar más importancia al discernimiento común como medio de buscar y hallar la voluntad de Dios en esa situación de multiculturalidad. La formación debe ayudar en estos procesos.

Nuestra Congregación desde el nacimiento ha vivido en diálogo con otras culturas, somos llamadas a ser interculturales por vocación: “Mi espíritu es para todo el mundo” 7 y “Todo el mundo es patria para el misionero de

Cristo” 8. ¿Qué caminos podemos emprender para vivir mejor

la dimensión intercultural a nivel de comunidad y de misión, en la Provincia y Congregación?

TERCERA LINEA: DISCERNIMIENTO COMO ACTITUD

DE VIDA

7. El discernimiento no es un saber teórico sino práctico. No

podemos llegar a conocer la voluntad de Dios de manera absoluta y abstracta, independientemente de dónde nos situemos, de dónde tengamos puestos los afectos, la mirada, los deseos y los intereses. La sintonía con Dios es un proceso

7 S. AM Claret, Carta al Nuncio 12 VIII 1849. 8 MA II,10.

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personal que se va dando como fruto de la conversión del corazón y de la mente.

Para buscar y acoger la voluntad de Dios hemos de vivir en discernimiento constante. Siendo misioneras la evangelización nos plantea nuevos retos que deben ser discernidos: la inculturación de la fe, el diálogo interreligioso, la opción por los pobres y el compromiso social, el cuidado de la casa común, la pastoral familiar, los alejados, los jóvenes, los medios de comunicación social, las situaciones eclesiales concretas, el testimonio público, los nuevos ministerios, el papel de la mujer, los movimientos migratorios, nuestras presencias misioneras y las obras... Todo ello pasa por las pequeñas decisiones que tomamos cada día, allí donde cada una está. ¿Cómo saber si estamos haciendo la Voluntad de Dios o no?

Hay modos de vida que facilitan la experiencia espiritual de escucha de la Palabra y de búsqueda del querer de Dios, como por ejemplo acostumbrarnos a la ATENCIÓN y la ESCUCHA en nuestras relaciones, en la misión compartida, en el análisis de la realidad, en la relación con Dios y con nosotras mismas, en nuestras reacciones, afectos, deseos, la praxis habitual en cosas pequeñas, con cuestionamientos y autoevaluación en lo cotidiano, en el examen diario. Un serio y profundo análisis de la realidad y el espíritu de discernimiento nos permitirán ir haciendo opciones a la luz de la fe y de nuestro carisma.

No puede haber buen discernimiento sin acompañamiento personal: es el cauce normal para que una persona en proceso de formación y maduración de fe aprenda a discernir en la práctica, afrontando, en la confrontación con la persona que acompaña, el autoengaño, la falta de realismo, la espiritualidad desencarnada, la superficialidad.

"Tenemos que dar mucha importancia al acompañamiento. Necesitamos hermanos y hermanas expertos en los caminos de

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XVII Capítulo General 13

Dios, para poder hacer lo que hizo Jesús con los discípulos de Emaús: acompañarlos en el camino de la vida y en el momento de la desorientación y encender de nuevo en ellos la fe y la esperanza mediante la Palabra y la Eucaristía (cf. Lc 24,13-35). Ésta es la delicada y comprometida tarea de un acompañante. No podemos resignarnos a caminar solos, es necesario un acompañamiento cercano, frecuente y plenamente adulto. Todo esto servirá para asegurar un discernimiento continuo que lleva a descubrir la voluntad de Dios, a buscar en todo esto qué agrada más al Señor."9

Somos herederas del espíritu de dos buscadores: S. Antonio Mª Claret y Mª Antonia París, enamorados de la Voluntad de Dios, que vivían aquello de "conociendo al querer de Dios ninguna dificultad se me ofrece"10.

Pongamos manos a la obra.

9 Francisco a la Plenaria de CIVCSVA, 28 I 2017. 10 Aut. MP 7.

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14 Misioneras Claretianas

II. HACER FÁCIL A LOS OTROS EL MISMO

CAMINO

8. Esta parte es la dimensión proyectiva del Capítulo. Se

ha querido integrar los elementos del PAC y darles ahora especial énfasis para trabajarlos de forma más intensa en este sexenio.

El título de este apartado recoge varios enfoques de vida:

• Por una parte, expresa la dimensión de testimonio que se nos pide a nosotras, misioneras claretianas

• La expresión "el mismo camino", pone de relieve un cambio de mentalidad que se nos ha sugerido en la iluminación de estos días para la misión compartida: No

sólo hacemos con otros sino que caminamos con otros. Es

nuestra manera de vivir la misión apostólica

• Este lema se convierte además en una consigna como

criterio de discernimiento

En todo lo que vivamos podremos preguntarnos: esto que hago, esto que programo, esto que he vivido (examen de la noche): ¿ha hecho más fácil el camino a alguien? Somos una Orden llamada a ser nueva en la práctica, y este criterio puede ayudar a dar los pasos de vida nueva, discernida.

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XVII Capítulo General 15

PROYECTO CONGREGACIONAL PARA EL SEXENIO

9. Es necesario para cualquier grupo humano, también para la

Congregación, tomar un tiempo para definir bien la Misión, Visión y Valores, pues ellos van a reflejar quién somos, dónde vamos y con qué estilo carismático afrontamos este camino. La Misión define principalmente lo que hacemos. Responde a las preguntas: ¿Qué hacemos? ¿A qué nos dedicamos? ¿Cuál es nuestra razón de ser? ¿Cuál es nuestro ámbito de acción?

a. Nuestra MISIÓN hoy, como Religiosas de María

Inmaculada Misioneras Claretianas es:

− Vivir y anunciar con gozo la Buena Nueva de Jesús buscando el Reino de Dios y su justicia.

− Contribuir a la renovación de la Iglesia en fraternidad y

pobreza evangélica.

b. VISIÓN: Define las metas que pretendemos conseguir. El

sueño de Dios para nosotras. Tiene un carácter inspirador y motivador, es la brújula que guía hacia el futuro. Somos continuadoras de la visión que urgía a San Antonio Mª Claret y a la Ven. Mª Antonia París.

Responde a las preguntas: ¿qué quiero lograr?, ¿cómo sueño la congregación dentro de unos años?, ¿cómo nos sueña Dios?, ¿dónde quiero estar?

NUESTRA VISIÓN, como Religiosas de María Inmaculada Misioneras Claretianas es SER:

− Mujeres alegres, amigables, sencillas, humanas, abiertas a todos sin distinción, viviendo el Carisma de anunciar el Evangelio.

− Comunidades misioneras "en salida", samaritanas, acogedoras, familiares que favorecen el crecimiento personal y la unidad en la diversidad, construyendo fraternidad en un mundo dividido.

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16 Misioneras Claretianas

− Cuerpo apostólico con identidad claretiana, integrado por las distintas formas de vida en adaptación constante de sus estructuras a los signos de los tiempos, en misión universal.

c. VALORES CARISMÁTICOS son principios de conducta

sobre los que se asienta la propia cultura de nuestra familia carismática, es lo que la gente ve en nosotras como estilo concreto y real.

No son expresión de deseos, sino que manifiestan la realidad de nuestra identidad. Son criterios de actuación para no desviarnos de nuestra misión y visión. El carisma y la espiritualidad claretiana nos dan un "carácter” y crean un clima de la identidad compartida.

Cuando los valores están anclados en la mente y arraigados en el corazón, toda la persona se compromete de tal modo que ellos la conducen necesariamente a opciones de vida manifestadas en acciones concretas.

Responder a las siguientes preguntas nos ayuda a definir nuestros valores carismáticos: ¿Cómo somos? ¿En qué creemos? ¿Cuál es nuestro estilo propio? ¿Qué dice la gente de nosotras?

Los valores que señalamos en este momento no agotan toda la riqueza carismática. Son rasgos que ya vivimos, que nos dan identidad y fuerza y ahora subrayamos para seguir creciendo en la puesta en práctica de los compromisos que se indicarán posteriormente.

Nada más quiero, Cristo

10. Cultivamos el deseo de encuentro profundo con Dios que nos

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XVII Capítulo General 17 espacios y tiempos de calidad para este encuentro en nuestros proyectos personales, comunitarios y apostólicos (cf. PAC, 1.2).

Fomentamos una actitud de atención contemplativa que nos permite conocer y acoger conscientemente la realidad propia, de los otros y del mundo como lugar de encuentro con Dios

(cf. PAC 1.1), pues sabemos que las semillas del Verbo están

presentes en toda cultura (PAC 4.5). Somos contemplativas en la acción.

Elegimos cada día a Cristo como centro de nuestra vida (cf. PAC Misión 1). Practicamos el discernimiento personal, comunitario y en misión con otros (cf. PAC 1.5). Y nos preguntamos constantemente a qué Jesús estamos siguiendo. ¿Qué imagen de Dios alimenta mi vida espiritual? ¿Qué rostro de Dios subyace en nuestras estructuras? ¿Es el Dios de Jesús? ¿Qué rostro de Jesús estamos revelando a los demás con nuestra vida y misión? ¿Y con nuestro modo de vivir la autoridad - obediencia? ¿Encuentro a Jesús en el pobre, en la debilidad? Un lugar significativo de encuentro con Jesús es la Palabra escuchada, contemplada y compartida, puesta en práctica y celebrada (cf. PAC 4).

Como expresión de nuestro Carisma de renovación de la Iglesia oramos insistentemente por sus necesidades y las del mundo (cf. PAC 5,2).

Oh pobreza de mi Dios

11. Vivimos la pobreza con unas actitudes profundas del corazón:

fe en Dios Padre, confianza de que en Él lo tenemos todo: hermanos, casa común, vida con sentido. Renunciamos a actitudes aquéllas de poder en las relaciones con los demás

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18 Misioneras Claretianas

Somos conscientes de la realidad que vive la mayor parte de la humanidad y queremos cambiar nuestros criterios y valores, nuestra forma de relacionarnos con los demás, con las cosas y con la creación, para no ser exigentes ni vivir de manera acomodada, con alegría si alguna vez nos falta lo necesario.

Practicamos la pobreza conformando nuestra vida con Cristo

pobre y misionero que nos compromete en favor de los

pobres y excluidos (cf. PAC. Opción 2).

Para una vivencia encarnada del valor de la pobreza nos preguntamos: ¿Cómo resuena y qué significa en mi vida cotidiana “la pobreza evangélica es el fundamento de nuevos apóstoles”? ¿Cómo vivo la confianza, el abandono en el Padre? ¿Quiénes son los pobres hoy en el contexto que vivo? ¿Cuáles son las nuevas fronteras de pobreza a nivel de organismo y congregación que podemos acoger?

Trabajamos para ganar nuestro sustento y nos

comprometemos a administrar los bienes de forma que se promueva la efectiva comunicación de los mismos y la solidaridad con los más necesitados (cf. Dir. 425; PAC 2.3).

Que me conozca y te conozca

12. Fomentamos la actitud de aprender a aprender: de la

realidad, de nosotras mismas, de los demás y sobre todo de la VIDA.

Desarrollamos el hábito reflexivo para el discernimiento desde el comienzo de la vida religiosa y lo continuamos a lo largo de las distintas etapas.

Asumimos en nuestros proyectos personales el actualizarnos en todo lo relacionado con el magisterio de la Iglesia, doctrina social, análisis de la realidad, nueva reflexión teológica de vida consagrada, ecumenismo etc. (cf. PAC 4.1).

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XVII Capítulo General 19 Profundizamos la teología de la misión y el carisma en el

caminar con otros, que favorece el crecimiento en el sentido

de identidad y pertenencia. Vivimos con alegría y apertura la riqueza de las diversas culturas a todo nivel, lo cual implica el

conocimiento crítico de la propia cultura.

Nos formamos para las responsabilidades y apostolados que asumimos. Nos preparamos para usar las redes sociales con creatividad misionera.

Podemos preguntamos: ¿considero la formación como un proceso que dura toda la vida y abarca todas sus dimensiones? ¿Me conozco bien y sigo creciendo en confrontación con alguien que me ayude? ¿Tengo actitud de apertura y acogida de otras culturas? ¿Cómo prepararme mejor en el tema de la comunicación y en compartir el carisma?

Una sola familia

13. Cuidamos la fraternidad a través de la oración comunitaria, la

lectura orante de la Palabra, la participación activa en los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación, el diálogo fraterno y la comunicación sincera entre las hermanas, la corrección fraterna, el envío misionero y las responsabilidades compartidas.

Discernimos en comunidad los compromisos apostólicos que

cada una pueda asumir, priorizando el bien común y el trabajo en equipo (Cf PAC 3.3).

Promovemos actitudes que nos hacen más fácil el camino, descubriendo y afirmando lo mejor de cada persona y la riqueza de la diversidad, dentro y fuera de la comunidad (cf. PAC 3.2).

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Aprendemos personal y comunitariamente a reconocer, aceptar y transformar los conflictos, siendo comunidades reconciliadas y reconciliadoras. (PAC.3.4)

Nos abrimos al diálogo antes de hacer juicios sobre las actuaciones del otro. Este diálogo puede enriquecer la propia visión o vivencia de la diversidad.

Para una vivencia comunitaria más profunda nos planteamos: ¿cómo ilumina mi vida cotidiana la Palabra? ¿La vivencia de la Eucaristía y reconciliación me ayudan a crecer, me van haciendo una mujer más libre y humana? ¿Estoy abierta en el diálogo a confrontar con mi comunidad mis opciones apostólicas, trabajo en equipo? ¿Busco la colaboración o protagonismo?

Anunciar el Evangelio a toda criatura

14. Acercamos las palabras y gestos de Jesús al corazón

de los hombres y mujeres como camino de humanización y esperanza (cf. PAC 4.3). Nos implicamos en la realidad de la gente, como Jesús que tocaba la vida cotidiana de los enfermos, los pobres, las mujeres, los niños y los extranjeros.

Nos acompañamos en la vivencia de los diferentes carismas que conforman el cuerpo congregacional en la misión compartida.

Usamos todos los medios posibles para la difusión del evangelio y utilizamos las tecnologías de la información y la comunicación, como plataforma de evangelización y encuentro. Centramos la atención en comunicar experiencias

(cf. PAC 6.3).

Propiciamos experiencias y encuentros que fomenten una fraternidad misionera "mística y contemplativa" (cf. PAC 1.6).

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XVII Capítulo General 21 Para responder mejor a la vocación misionera: ¿Cómo usar los medios de forma más eficaz? ¿Vivo desde el sentido de misión evangelizadora cualquier apostolado que realizo? ¿Soy consciente de que el Carisma recibido es para toda la Iglesia?

COMPROMISOS

15. Los discernimientos Capitulares nos han llevado a

cinco compromisos generales que quieren expresar “en la práctica” por qué caminos y cómo vamos a recorrerlos en este sexenio, apoyadas en los valores que nos dan identidad. Queremos ver en ellos las posibles respuestas que el Señor espera de nuestra familia carismática en este momento de la historia; nos ayudaremos mutuamente a hacer fáciles estos caminos.

COMPROMISO RENOVADO EN JPIC

"Todo lo vi en Cristo Crucificado"

16. En la primera parte del documento aparecen unos datos de la

realidad mundial, que reclaman las acciones de JPIC: desigualdades, desastres ecológicos, violencias, guerras, enfrentamiento entre los pueblos, fundamentalismos. Nuestra misión es contribuir a la transformación de la realidad según el espíritu de las bienaventuranzas. Es importante ayudar a las comunidades a reflexionar y actuar sobre las causas de las injusticias. JPIC no es sólo algo que hacemos, sino que principalmente es una actitud, que influye en lo que hacemos y en cómo vivimos la misión.

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22 Misioneras Claretianas

16.1. Hacer una relectura de la realidad, en el contexto que vive cada organismo, desde la presencia de Cristo en ella, de manera especial en los hermanos que sufren (cf. EG 24. 198):

refugiados, empobrecidos, emigrantes, que nos lleve a implicarnos en acciones concretas transformadoras.

16.2. Recrear desde la oración las actitudes del Buen

samaritano tal como Dios hace con nosotros, no pasar de

largo ante los marginados, compadecerse.

16.3. Formarnos en metodología de transformación social y

ecología integral: doctrina social de la Iglesia y otros

documentos (cf. PAC 8.2).

16.4. Examinar nuestro estilo de vida cotidiano y tomar decisiones que hagan realidad el compromiso profético y transformador con la JPIC. Recogerlo en los proyectos comunitarios y apostólicos y evaluarlo (cf. PAC 8.1 y 8.3).

16.5. Asumirnos como instrumentos de Dios para el cuidado

de la creación y adoptar hábitos ecológicos cada uno desde su

cultura, sus experiencias, sus iniciativas y sus capacidades. (LS 14)

16.6. Discernir la posibilidad de acoger personas en situación de exclusión (cf. PAC, 8.6).

16.7. Gestionar con responsabilidad los proyectos solidarios. Estudiar y encauzar el Proyecto de Solidaridad para la misión

Congregacional con el fin de unificar diversas líneas de

actuación.

16.8. Participar activamente en las redes de JPIC ya existentes en la Iglesia y sociedad.

16.9. Hacer opciones apostólicas desde las primeras etapas

de formación que reflejen una apuesta más intencional por la

JPIC: trabajo con refugiados, migrantes, trata de personas, violencia de género, centros penales, niños en riesgo social, etc.

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XVII Capítulo General 23 COMPROMISO RENOVADO EN CULTURA VOCACIONAL

"Seguimos las pisadas de Cristo"

17. La cultura vocacional (CV) es un modo de concebir la vida

como regalo y proyecto de Dios. Exige en cada una de sus etapas una respuesta que va concretando el seguimiento de Cristo. Hace referencia a valores como la gratitud, la acogida al misterio, la apertura a la trascendencia, la entrega y disponibilidad a dejarse llamar por otro, o por Otro, la escucha… admitiendo que la vida recibida es inmerecida y es fuente de responsabilidad.

La cultura vocacional pretende crear ambientes donde pueda surgir toda vocación: a la vida, a la fe y a la propia misión, en cualquier lugar apostólico.

Es una tarea de toda la comunidad cristiana, aunque no todos deban hacer lo mismo ni de la misma forma, promoviendo todas las vocaciones.

17.1. Generar una nueva cultura vocacional empieza por

nosotras mismas: por vivir la vida como vocación en lo

cotidiano, en nuestras relaciones comunitarias, en el trato con la gente, en nuestro modo de orar, en el compromiso con los más débiles.

17.2. Comprometernos en una pastoral de puertas abiertas

(cf. EG 46), privilegiando el encuentro personal. Crear contextos de acogida y acompañamiento.

17.3. Toda vocación nace de un encuentro y de la escucha. Y todo encuentro personal con Cristo es gracia y misterio. No nos cansemos de rogar al Dueño de la mies. Nos comprometemos a ofrecer en nuestras comunidades espacios para ahondar la experiencia de Dios.

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24 Misioneras Claretianas

17.4. Acompañemos a los jóvenes con experiencias

significativas que lleven a preguntarse por el sentido de la

vida y a tomar decisiones (cf. PAC, 7.5). Las ONGs, los voluntariados son plataformas apropiadas para hacer la propuesta vocacional.

17.5. Ser fieles a la propia vocación, caminando con otras formas de vida, en comunidades y frentes apostólicos que hagan fácil el encuentro con el Señor que llama.

17.6. Establecer procesos de evangelización integral en clave de cultura vocacional debidamente programados y evaluados

(cf. PAC 7.4). Crear equipos que lo lleven a cabo.

17.7. Crear y acompañar itinerarios de interioridad para niños, jóvenes, familias donde puedan brotar actitudes vocacionales (cf. PAC, 7.1; 7.2).

ACOMPAÑAMIENTO

"El mismo camino"

18. La vida implica proceso y relación; nadie crece sólo ni de

repente. El acompañamiento es una pedagogía, saber estar al lado con discreción para ayudar a desarrollar todas las potencialidades de la persona o grupo. Es caminar pacientemente creyendo en el bien de los demás. Es hacer palpable el amor en un itinerario de búsqueda compartida, en fidelidad a lo que cada uno está llamado a ser.

Entendemos acompañamiento no sólo como una herramienta de discernimiento, sino también como una manera de evangelizar, evangelizarnos y construir relaciones (cf. EG 169-173). Por la complejidad del campo que abarca, insistimos en la importancia de concretar el acompañamiento en los distintos ámbitos y niveles para hacerlo operativo a través de un plan.

(25)

XVII Capítulo General 25 18.1. Acompañar a los jóvenes, “exige salir de los propios esquemas pre confeccionados, encontrándolos allí donde están, adecuándose a sus tiempos y a sus ritmos; significa también tomarlos en serio en su dificultad para descifrar la realidad en la que viven y para transformar un anuncio recibido en gestos y palabras, en el esfuerzo cotidiano por construir la propia historia y en la búsqueda más o menos consciente de un sentido para sus vidas”.11

18.2. Acompañar procesos de dignificación de nuestros hermanos más pobres, de manera que se conviertan en gestores de su propia historia. (cf. PAC 8.5) "Estamos llamadas a descubrir a Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos" (EG 198).

18.3 Acompañarnos mutuamente, cuidando unas de otras. Buscar formas sistemáticas para acompañar a los gobiernos en diferentes niveles, a las comunidades de formación, las obras, a las hermanas en cada etapa, especialmente, a las profesas jóvenes.

18.4. Caminar con los laicos, en mutuo acompañamiento, compartiendo la oración, el carisma, la Palabra, los proyectos apostólicos.

18.5. Este acompañamiento requerirá de todas nosotras,

formación actualizada y práctica: actitudes de autenticidad,

de búsqueda sincera de la verdad, experiencia de dejarse acompañar y confrontar, practicar la escucha, la empatía, saber ponerse en el lugar del otro.

COMUNICACIÓN DE BIENES

“Gocen las unas de los bienes de las otras”

11Documento preparatorio XV ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA de Obispos: Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional.

(26)

26 Misioneras Claretianas

19. Este apartado se refiere a compartir recursos materiales y

personales. En la práctica consiste en hacer efectiva la comunión en la gestión de recursos humanos y económicos, evitando protagonismos, individualismos y haciendo vida lo que nos dicen las Constituciones: "cada hermana debe ser como otro yo" (cf. Const. 35). Es una de las dimensiones en la que más insistía la M. Antonia París, y también una de las que más le hizo sufrir.

19.1. Asumir personalmente la gestión de la economía con

responsabilidad. Tener un estilo de vida austero y sencillo.

Compartir los bienes y dones recibidos con generosidad. 19.2. Pasar de una economía de subsistencia a una economía

de sostenibilidad de manera discernida en todas nuestras

comunidades y obras apostólicas. Promover la autofinanciación de las comunidades y organismos.

19.3. Discernir y planificar los presupuestos y los procesos de

construcción o modificación en nuestras comunidades y

centros apostólicos, a medio y largo plazo. Presentarlos en el tiempo oportuno para ser aprobados por el Organismo Mayor.

19.4. Asumir ayudas técnicas a nivel contable y legal para que la economía sea transparente y eficaz. Fidelidad en la contabilidad según los principios y criterios Congregacionales. Claridad en las cuentas e información periódica.

19.5. Buscar trabajos remunerados, y otros medios de financiación que contribuyan a garantizar la continuidad de nuestras comunidades y obras entre los pobres. Gestionar bien y hacer rendir nuestros bienes para tener mayor presencia en los lugares de frontera.

19.6. Procurar, en la medida de lo posible, que las hermanas tengan seguros sociales y pensiones.

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XVII Capítulo General 27 19.7. Potenciar desde el Gobierno General la comunicación pues es una forma de compartir bienes: información, vida, experiencias, recursos. Hacia dentro y hacia fuera.

19.8. Crear un equipo que facilite el intercambio de experiencias y recursos para los apoyos en la formación: la traducción de los materiales de la Congregación, colaboración en talleres, etc.

REVISIÓN DE OBRAS

"Medir las obras con el compás del Evangelio"

20. “La Iglesia nos pide a todos nosotros algunos cambios. Nos

pide que dejemos de lado las estructuras obsoletas: ¡No sirven! y nos pide que tomemos odres nuevos, los del Evangelio. ¡El Evangelio es novedad, el evangelio es fiesta y solamente un corazón alegre y renovado puede vivir alegremente el evangelio!”12

20.1. Privilegiar el anuncio del Evangelio entre los que no conocen a Cristo y en lugares donde no hay presencia de Iglesia (PAC 4.4).

20.2. Establecer un proceso de análisis y seguimiento de las

obras apostólicas. Discernir su continuidad atendiendo a la

sostenibilidad espiritual, relacional y económica. Ver si la presencia y labor apostólica que se realiza responden a las necesidades reales del lugar.13

20.3. Abrirnos a nuevas formas de misión y a nuevas presencias si se ve posible, teniendo en cuenta que haya garantía de continuidad con hermanas disponibles y preparadas.

12 CIVCSVA, A vino nuevo, Odres nuevos, 10.

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28 Misioneras Claretianas

20.4. Planificar los estudios de las hermanas de modo que puedan estar al servicio de la Iglesia y de la Congregación en diversas áreas. Incluir también los idiomas desde las primeras etapas.

20.5. Aprender de otras instancias sociales, técnicas y modos que nos ayuden a gestionar las obras y comunidades, analizar y conocer la realidad, afrontar conflictos para una mejor vivencia de la autoridad y obediencia. Renovar estilos de

gobierno de modo que favorezcan la participación en las

decisiones y la vida fraterna, haciendo más fácil el camino de la consagración.

20.6. Dar un nuevo enfoque a nuestro trabajo en misión

compartida desde el cambio de esquemas mentales y

estructurales asumiendo los retos que la Congregación marca para este sexenio.

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XVII Capítulo General 29

María se levantó y partió de prisa a la región montañosa. Entrando en la casa de Isabel, su prima, la saludó. Al oír el saludo el niño en el vientre de Isabel saltó de gozo. (cf. Lc 1)

21. Al terminar la experiencia capitular, dirigimos nuestra mirada

a María en el icono de la Visitación. La vemos “en salida” hacia la casa de su prima Isabel. La experiencia vocacional vivida le urge a ponerse en camino con gran alegría, y lo hace con presteza, sin mirar su propio interés. No se queda en su zona de confort, en las llanuras fáciles, ni la detienen el miedo ni los peligros; sube a la montaña y va al encuentro de quien está en necesidad para compartir la fe y el servicio; llevando en sus entrañas al mismo Jesús, acompaña a su prima en lo más cotidiano.

Peregrina en la fe, se convierte más tarde en facilitadora del camino de los discípulos que pasan de la dispersión a la comunión, del miedo a la firmeza, de la cerrazón a la expansión misionera.

Al finalizar el Capítulo, fuerte experiencia del Espíritu, nos preguntamos: ¿Cómo haremos para que lo que nos ha inspirado acontezca y pase de verdad? ¿Cómo seguir la renovación congregacional, el caminar en

comunidades apostólicas, en actitud de salida y haciendo fácil el mismo camino a los otros?

María es nuestra señal. Modelo de fe y acogida del Misterio. En Ella, Mujer de la Visitación, encontramos sugerida la respuesta: saliendo al encuentro de la vida, de los hermanos, con prontitud, viviendo en la práctica el camino de Evangelio y haciéndolo fácil a los otros con quienes caminamos.

Estamos llamadas a ser mujeres nuevas en la práctica. Pongámonos en camino, ahí está nuestra razón de ser, y, como María de la Visitación, demos pasos, propiciemos encuentros, acompañemos, compartamos vida y misión,

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30 Misioneras Claretianas

horizontes y esperanza. Este icono, impreso en el corazón, impulse nuestro ardor misionero.

¡María de la Visitación, ruega y camina con nosotras para que así sea!

María, Dios te ha mirado con su misericordia Y desbordaste de gozo y ardor

para proclamar con fuerza la belleza de su amor. Te pusiste en camino.

¡Ponnos también en marcha apostólica! Que el deseo del anuncio de la Buena Nueva no se detenga ante nuestros límites. Tú nos enseñas que los humildes y sencillos son los privilegiados de Dios;

que los hambrientos y mendigos se sentarán en el banquete del reino, si nosotros estamos en los cruces de los caminos para acogerles y acompañarles al lugar del encuentro con Jesús.

Contágianos tu fe y sabiduría de enseñar haciendo el mismo camino pues junto a otros siempre al final resulta más fácil.

María de la Visitación aligera nuestros pies Y llena el corazón del canto de gratitud.

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Referencias

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