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Tema 3. Platón (Simplificado)

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Tema 3. Platón (Simplificado)

3-1. Contexto histórico, y dentro de él la biografía de Platón. 3-2. Contexto filosófico.

3-3. La filosofía de Platón

a-El conocimiento y la realidad (metafísica) b-El ser humano (antropología)

c-La ética (la moral) d-La sociedad y la política

3-1.Contexto histórico de Platón.

Biografía de Platón. (427-347 a.C)

Nació y murió en Atenas. Hijo de Aristón y Perictione, A la muerte de su padre su madre se casó con Pirilampo, el cual perteneció al círculo de Pericles. Platón tuvo varios hermanos y una hermana. El hijo de ésta, Espeusipo, será nombrado director de la Academia a la muerte de Platón.

Platón fue educado con la intención de que se dedicara a la carrera política activa, y aunque más tarde desistirá de tal empeño, lo cierto es que siempre mantuvo el más vivo interés por la teoría política.

A los 18 ó 19 años entró en el círculo de Sócrates, y a la muerte del maestro se retiró a Megara. Sobre el 388 viajó a Siracusa, donde gobernaba el tirano Dionisio I, en la idea de conseguir que sus ideales políticos (que el gobernante fuera filósofo o que el filósofo gobernara) fueran realizados. Allí trabó amistad con Dión, cuñado del tirano. La

estancia de Platón acabó mal, pues parece que, habiendo enojado a Dionisio, terminó vendido como esclavo en el mercado de Egina. Allí, sin embargo, un conocido le reconoció, le compró y le liberó finalmente. A su vuelta a Atenas fundó la Academia en el 387.

En el 367 realizó su segundo viaje a Siracusa, donde gobernaba ahora Dionisio II, el cual acabaría enfrentado a Dión. Platón regresó a Atenas en tan sólo un año. En el 361 realizó su tercer viaje, que duró, otra vez, tan sólo un año, y que fue tan frustrante como los anteriores. En este tercer viaje Platón fracasó en sus intentos de mediar por la amistad entre Dionisio II y Dión (el cual se hallaba exiliado y tenía confiscados los bienes por su sobrino)

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La obra de Platón.

Platón escribió dos tipos de obras: las lecciones destinadas al círculo de la Academia, que serían escritos especializados, no orientados a la publicación, y que no se han conservado, y los escritos dirigidos al gran público, que sí se han conservado, y que se conocen con el nombre genérico de Diálogos. Además, hemos conservado trece Cartas, alguna de las cuales sería apócrifa. Los diálogos se suelen clasificar en cuatro períodos: Socrático: La Apología, Critón, Eutifrón, Laques, Ión, Protágoras, Cármides, Lisis, República (libro I)

Transición: Gorgias, Menón, Eutidemo, Hipias I y II, Crátilo, Menexeno.

Madurez: Banquete, Fedón, República (libros II-X), Fedro. (Platón está en posesión de sus propias ideas)

Vejez: Teeteto, Parménides, Sofista, Político, Filebo, Timeo, Critias, Leyes, Epínomis. (Suponen, en gran parte una seria autocrítica de Platón a lo que dijo en sus obras de madurez). De este período es también la Carta 7ª.

La Atenas del siglo V.

En el 499 se levantaron las ciudades jónicas contra la intervención persa. Esto originó una represalia de Persia, y como consecuencia las Guerras Médicas entre griegos y persas.

Durante la década de los 60 Pericles comienza a tener un protagonismo creciente, tanto, que la posteridad conocerá al siglo V como el siglo de Pericles. Con este gran estadista Atenas llegará a la plenitud de su democracia. En esta plenitud serán costumbre: cargos públicos electos, remuneración por los cargos, uso del sorteo, etc. Además, la Asamblea quedará abierta a todos los ciudadanos, gozando los mismos de isonomía (igualdad ante la ley) e isegoría (igualdad en el derecho a la palabra).

Además de la Asamblea (Eklesia), otras instituciones atenienses fueron: Boule o consejo de los 500 (junto a la Asamblea representa el poder legislativo), los Magistrados (poder ejecutivo), Areópago y Heliaía (poder judicial)

Pericles estuvo siempre rodeado de intelectuales y artistas (Anaxágoras, Protágoras, Fidias, etc.). Con los impuestos de la Liga de Delos y la mano de obra esclava hizo reconstruir la Acrópolis.

En el 431 se inicia la Guerra del Peloponeso. Al año de guerra Pericles pronuncia su célebre “Oración fúnebre”, que podemos considerar el manifiesto del régimen: “… tenemos un régimen que no tiene nada que envidiar al de otras ciudades… su nombre es democracia… En resumen, afirmo que esta ciudad es la escuela de Grecia y en ella cualquier ateniense puede conseguir una personalidad completa en todos los aspectos…Fue por una ciudad así por la que murieron éstos”

En 429 muere Pericles. La Guerra del Peloponeso enfrentó a Esparta y aliados contra Atenas y aliados, y duró hasta 404. Esparta (especie de gran cuartel, con vida dedicada

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al ejército y a la guerra, contaba con las siguientes instituciones: Gerusía, Eforado, Diarquía, Apella…) Más conservadora que Atenas, con vida comunal entre sus soldados, sin apenas uso de la moneda, será admirada por Platón, aunque éste

reprochará a los espartanos no haber dado a nadie grande en el espíritu salvo a Tirteo (poeta nacional de Esparta).

En 404 los Treinta tiranos gobiernan Atenas. Se trata de una oligarquía impuesta por Esparta que cometerá importantes atrocidades. Entre los tiranos se encontraron discípulos de Sócrates y familiares de Platón (Critias).

En 403 se restaura la democracia, y ésta lleva a Sócrates a la muerte (399) La hegemonía espartana en Grecia continuará hasta el 371, y será seguida por la hegemonía de Tebas, a la que a partir de los años 50 sigue el ascenso de la Macedonia de Filipo II.

El juicio de Platón sobre la democracia es negativo. Según él, miente la democracia cuando dice que no hay diferencias entre los ciudadanos, pues las hay, y hay

enfrentamientos de clases, y sobre todo, para Platón el ejercicio político debe realizarlo el sabio con ciencia política, y no la masa inexperta. Además, usos como el sorteo de cargos le parecían a Platón absolutos disparates.

3-2. Contexto filosófico de Platón.

Los filósofos o las ideas filosóficas contemporáneas a Platón más importantes y con las que Platón entró en relación de conocimiento, bien crítica o bien de aceptación de algunas de sus ideas fueron:

Sócrates (cuya filosofía conocéis). Platón aceptará de su maestro: hay conocimiento absoluto y no relativo, del hombre lo importante es el alma, el conocimiento y la virtud deben dirigir la vida, etc.

La filosofía de Parménides (la conocéis también). La dualidad del mundo inteligible-sensible, y la de razón-sentidos, presentes en el de Elea, aparecerán también en Platón. Además, las ideas o formas de Platón presentan caracteres semejantes al ser de

Parménides.

La filosofía de Heráclito (la conocéis), que Platón conoce a través de Cratilo. Platón aceptará la presencia del devenir, pero sólo para el mundo sensible.

La referencia de Anaxágoras al nous (su filosofía la conocéis también) se convertirá en Platón en la creencia de que el mundo está, en efecto, ordenado y movido por la Inteligencia

La filosofía de Demócrito (la conocéis). Platón rechaza su materialismo y su mecanicismo.

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La filosofía de Pitágoras (la sabéis), conocida por Platón a través de Arquitas. Tendrá influencia en los aspectos y formulaciones matemáticas de la teoría de las ideas. El orfismo (una religión que conocéis) y el pitagorismo influirán en Platón también en el plano de la concepción del alma, su naturaleza divina, su purificación y su

transmigración.

La sofística (conocéis su pensamiento), rechazada por Platón en su relativismo y escepticismo, en su retórica persuasiva y no buscadora de la verdad, en su ejercicio remunerado, etc.

El mito, en cuanto forma de decir y en cuanto expresión organizada de la tradición (Homero y Hesíodo) afectará a Platón en varios sentidos: por un lado Platón censurará a estos escritores su concepción de lo divino, pues los dioses son presentados con

conductas inmorales y reprobables, hasta el punto de que Platón prohibirá en la República la enseñanza de estos poetas; por otro lado, no olvidemos el peso de la expresión mítica en Platón, de la que se valdrá frecuentemente para complementar su filosofía, así por ejemplo, con el mito de la caverna, del carro alado, de Prometeo, etc.)

3-3.El pensamiento o filosofía de Platón.

a. El conocimiento y la realidad (metafísica)

Sostenía Platón (hay influencia de Parménides) que hay dos mundos, el topos noetos (mundo inteligible) que contiene las ideas o formas (realidades absolutas, eternas, universales, independientes del mundo sensible y de la mente que las conoce), y de él hay conocimiento en sentido estricto, y el mundo sensible, que contiene cosas

particulares, relativas, mortales, etc. (hay influencia de Heráclito), y del que cabe sólo el estado mental llamado opinión (doxa).

La teoría de las ideas, es decir, la afirmación de la existencia de ese mundo inteligible, constituye la afirmación fundamental de toda la filosofía de Platón.

El mundo de las ideas contiene absolutos morales, estéticos, matemáticos, especies… y ni es espacial ni es temporal.

El mundo inteligible (el de las ideas) se relaciona con el mundo sensible por

participación (las ideas están presentes en las cosas de un modo parcial) o imitación (las cosas copian a las ideas modelo). En el diálogo llamado Timeo, Platón acude al

Demiurgo para explicar que este agente inteligente y ordenador configura la materia-espacio (jora) según el modelo de las ideas.

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En el famoso símil de la línea (República) Platón muestra la correspondencia entre tipos de realidad y tipos de conocimiento. Los tipos de conocimiento o estados mentales son : episteme o ciencia (incluye noesis y dianoia) y doxa u opinión (incluye pistis y eikasia) La noesis. Es el conocimiento de las relaciones entre las ideas. Éstas están jerarquizadas según su amplitud predicativa, de menor a mayor, y culminan en la idea de Bien, que es la que más amplitud tendría.

A la noesis también se la llama dialéctica, y en ella cabe distinguir la dialéctica

ascendente, la que va de las ideas de menor amplitud a la idea de Bien, y la descendente, es decir, la que funda desde el conocimiento del Bien, todas las demás ideas.

La idea de Bien aparece como fundamento del ser de las demás ideas, como el fundamento de su inteligibilidad, y como el fundamento de la intelección.

Dianoia. Es el conocimiento hipotético de la razón, y por tanto el que piensa desde supuestos no demostrados. Es, según Platón, el conocimiento que el matemático tiene. Pistis, hace referencia a la percepción de las realidades particulares de este mundo sensible. Es un estado mental que se caracteriza por su mutabilidad, que es la que corresponde a los objetos sobre los que recae, los cuales son también mutables.

Eikasia. Significa imaginación, y es el estado mental con el que nos relacionamos, por ejemplo, con las imágenes de los sueños, o con los rumores, o con las informaciones de segunda mano, etc.

El conocimiento de las ideas se inicia con ocasión de la percepción de los sensibles, que recuerdan a las ideas. El conocimiento es así reminiscencia o recuerdo, recuerdo que se va clarificando en la dialéctica. El diálogo Menón, en el que Sócrates muestra cómo el esclavo de aquél, es capaz, por sí mismo y desde sí mismo, de tener conocimientos matemáticos, es una buena ilustración de la idea de que el conocimiento no es sino recuerdo de lo aprendido en una vida previa.

El motor psicológico del conocimiento es el eros, es decir, el amor al Bien.

La correspondencia entre conocimiento y realidades es también enseñada por Platón mediante la metafóra del Mito de la caverna. El mito cuenta que en el fondo de una caverna subterránea se encuentran atados de pies y manos unos extraños esclavos (son los seres humanos en estado de eikasía) que conocen sólo las imágenes proyectadas en el fondo de la cueva. Un día uno de los esclavos consigue desatarse de las cadenas, y ascender desde la morada subterránea al exterior. En su camino descubre que las imágenes de la pared no son sino copias de las figuraciones que pasean sobre el muro los portadores, y que el fuego, al que poco a poco consigue mirar de frente, es la luz que permite la visión de las figuraciones y de sus sombras. Cuando el liberado percibe las figuraciones y el fuego se encuentra en el estado mental que Platón llama pistis

(percepción de los sensibles). Cuando el esclavo sale al exterior de la caverna, la luz del sol es tan fuerte que no le permite mirar de frente ni siquiera a las cosas del mundo, y debe primero acostumbrar sus ojos a la luz mirando los reflejos de las cosas, o sus sombras, o a las cosas en la noche. Está en el estado que Platón llama dianoia. Finalmente, acostumbrado ya a la luz del sol, podrá mirar las cosas directamente sin

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cegarse, y se dará cuenta que tiene los originales verdaderos ante sus ojos, aquellos que son copiados por las figuraciones de la caverna. El momento culminante de este estado mental será cuando mirando directamente al sol (simboliza la idea de Bien) se dé cuenta de que el ser y la vida de las cosas (las ideas) dependen de él, y que la visibilidad es posible por él, y que por él y en su luz es posible el ver mismo. Al estado mental que se corresponde con este último tramo de la ascensión lo llama Platón dialéctica o noesis en la línea.

El mito de la caverna también la misión ética y política del filósofo, es decir, del liberado de las cadenas, el cual, después de haber contemplado el Bien y las ideas, siente la obligación de regresar a la caverna para liberar y enseñar la verdad a sus antiguos compañeros. Sin embargo, esto no será fácil ni estará exento de peligros, pues puede ser que los que continúan encadenados se resistan a la liberación y pretendan, incluso, darle muerte (alusión a la figura de Sócrates)

b.El hombre

En relación al ser humano Platón defiende la postura llamada dualismo antropológico. Según esta postura el hombre es un compuesto de cuerpo y alma, siendo esta

composición algo accidental, en el sentido de que el alma puede ser también sin el cuerpo. Pero en esta vida, el alma se junta a un cuerpo y en él está como presa, y de hecho Platón acepta el dicho órfico-pitagórico de que el cuerpo es una cárcel para el alma (soma sema). La unión con el cuerpo se interpreta al modo de una caída que conlleva culpa.

El alma transmigra de cuerpo en cuerpo mientras no consigue la purificación perfecta, purificación que según Platón, sólo se consigue mediante una vida dedicada a la filosofía.

El alma posee partes (teoría tripartita del alma) según sostiene nuestro autor en la República. Sólo suponiendo estas partes en el alma es posible explicar la existencia de conflictos en el psiquismo humano. Así Leoncio (personaje de la República), sabe que no debe ver el montón de cadáveres por ser algo repugnante (esto lo dicta la parte racional del alma, situada en la cabeza), sin embargo desea verlos (lo apetece con la parte concupiscible de su alma, situada en el vientre), y finalmente al verlos se enoja consigo mismo por haberlo hecho (su enojo proviene de la parte vehemente, situada en el pecho).

En el Fedro se nos da la imagen del alma como un carro alado. El carro es conducido por una auriga (parte racional) y movido por dos caballos, uno de los cuales parece naturalmente obediente (parte vehemente o irascible) mientras que el otro parece tender el desenfreno (parte apetitiva o concupiscible). Es obvio que sólo bajo la unitaria dirección del auriga podrá el carro dirigirse a su meta.

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El alma es capaz de existir sin el cuerpo, y esto lo viene a demostrar Platón con

diferentes argumentos que aparecen en diferentes diálogos. Atendiendo a los que da en el Fedón y en la República tendríamos los siguientes:

-en el género de cosas en que hay contrarios, cada contrario procede de su opuesto. Así, en el par de contrarios que son la vida y la muerte, a la vida le sigue la muerte, y de esta surge la vida, y esto se repite sin término. Así pues, el alma, que es vida, pasará a un estado que llamamos muerte, pero de ese estado mismo volverá, como su contrario, a la vida de nuevo.

-en el mundo sensible es imposible encontrar correlatos objetivos de las ideas o formas inmutables, y sin embargo el alma conoce estas formas. El alma conoce estas formas porque las encuentra dentro de sí en un proceso de reminiscencia o recuerdo, recuerdo que exige haber contemplado en una vida previa esas formas. Al nacer olvidamos, pues, lo que aprendimos en una vida anterior a esta, siendo este mundo sensible, por su parecido con el inteligible, el que dispara el proceso de clarificación del recuerdo. -sólo muere lo que es compuesto, y muere justamente al descomponerse, mas, lo que es simple es por su propia naturaleza no descomponible. La parte racional del alma es simple, y es justo por esta simplicidad que puede tener acceso o relación con las ideas o formas, cada una de las cuales es igualmente simple, inmutable y eterna.

-el alma participa esencialmente de la idea de vida, la idea o forma de vida excluye de su naturaleza esencial la muerte, de donde se sigue que el alma no puede morir, pues esto sería participar de una idea excluida por aquello de lo que esencialmente participa. -dado que los males del alma (ignorancia, maldad, locura) no matan al alma, menos aún podrán hacerlo los males del cuerpo (enfermedad, violencia, etc.)

c. La ética

Platón entiende que la felicidad, la vida buena, es una condición del alma. Para

conseguirla requerimos de la virtud, y para ser virtuosos requerimos del conocimiento. La vida buena del alma, mientras está encarnada, tenderá fundamentalmente a

purificarla del cuerpo, pues el reino o patria del alma es el mundo inteligible, y es en la contemplación de las ideas que el alma alcanza su verdadera felicidad.

No obstante, Platón sabe que la vida del alma encarnada, la vida del hombre, requiere también de la convivencia con el mundo sensible, y por tanto esta es inevitable mientras se vive. Sin embargo, en esta convivencia con lo sensible el alma nunca puede dejar de tener claro que este mundo es solo una copia del real, y que es éste su verdadera

morada.

La teoría de la virtud de Platón enseña que cada parte del alma tiene su virtud propia: sabiduría y prudencia (sofia y fronesis) para la parte racional, valor para seguir el bien y

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evitar el mal (andreia) para la irascible y templanza (sofrosine) para la concupiscible. El hombre en el que cada parte del alma cumple su función de modo virtuoso es un hombre en el que también está la virtud de la justicia, que es sólo una especie de virtud resultante de las demás. En el hombre que no es justo hay inversión de funciones (mandan los deseos o las emociones), o se apena por el esfuerzo que lleva al bien, o se alegra del mal hecho, etc.

El auriga del mito del Fedro, alma racional, debe pues dirigir el carro, y los caballos deben obedecerle.

La vida más valiosa es la del filósofo, pues en ella el alma esta lo más alejada posible del cuerpo y puede dedicarse a la contemplación de la ideas, purificándose así o no contaminándose con la irrealidad del mundo corporal.

Tras esta vida hay premios para los justos y castigos para los injustos.

d. La política

Platón dedicó tres diálogos a temas relacionados con la política y la sociedad: República, Político y Leyes. Así pues, aunque la muerte de Sócrates le alejara de la práctica política, para la que, por otra parte, había sido educado, su interés por la teoría política no decayó nunca. Además, debemos recordar que sus intentos por hacer filósofos a los tiranos de Siracusa se alinean dentro del marco de su interés por estos temas de la dirección de la convivencia.

Platón enseña, como lo hará más tarde Aristóteles, que el ser humano es por naturaleza un ser que necesita y se realiza en la vida social. La ciudad y el estado no son por convención, como habrían enseñado algunos sofistas.

Inicialmente la asociación se produce por necesidad económica, pero pronto se aprecia que la sociedad es también el lugar en el que el hombre puede practicar actividades más refinadas y espirituales. Además, al crecer, la sociedad requiere de un elemento militar para la conquista y la defensa, y por supuesto requiere de guías que la conduzcan al bien. Es por esto que Platón señala tres clases dentro de la sociedad ideal que construye en la República: artesanos, es decir, los que producen la vida material con su trabajo, auxiliares, es decir, militares que defienden la ciudad del mal interno y de amenazas externas, y guardianes o gobernantes, que serán quienes dirijan la ciudad con su mandato.

Como vemos, la ciudad reproduce a gran escala la división tripartita del alma, y así como en esta había tres partes también las hay en la ciudad, que no es sino una alma hecha de rasgos más grandes. Del mismo modo, a cada una de las partes de la sociedad le corresponde una virtud o excelencia en su actividad: a la productora la templanza, a la de los auxiliares el valor, y a la gobernante la sabiduría. En realidad Platón afirma que mientras los gobernantes no sean filósofos, o los filósofos no gobiernen, la ciudad no

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estará nunca bien gobernada. La razón es que sólo el filósofo, que ha contemplado la idea de Bien, puede conducir con prudencia y sabiduría la ciudad hacia su perfección. Una ciudad en la que las partes invierten sus funciones, de modo que, por ejemplo, manden los auxiliares o los artesanos, es una ciudad sin justicia. Al contrario, la justicia resulta del ejercicio virtuoso de la función propia por cada clase.

En la sociedad ideal que planea Platón, la clase de los artesanos tendrá propiedad privada y familia, pero en las clases superiores ni habrá propiedad privada ni familia tradicional de mujer e hijos, sino que se vivirá en comunidad, y los hijos se considerarán comunes. Se elimina la propiedad para que nadie pueda encontrar intereses privados opuestos al bien común. Platón traza además un plan de eugenesia .

Es de resaltar la igualdad de hombres y mujeres que Platón defiende en su ciudad ideal, y que hace que ambos sexos sean considerados aptos para las mismas actividades. Además, es conveniente entender que sólo se pertenece a una u otra clase social en virtud de la naturaleza particular de cada alma, lo que se conoce por el proceso de selección que el proceso educativo va realizando, y del que ahora hablaremos. En efecto, ligada a esta descripción de la ciudad ideal se encuentra la teoría platónica sobre la educación en la polis. Ésta corre a cargo del Estado, y tiene como fin la formación del sujeto dentro de un proceso que le va conduciendo del mundo sensible a la contemplación del inteligible, además de buscar que la parte racional del alma gobierne las partes alógicas o irracionales y el cuerpo mismo. Por eso que tanto el Mito de la caverna, como el del Carro alado, sean también metáforas de la buena educación. Resumiendo lo que dice Platón sobre el proceso educativo decimos que: todos los niños y niñas de padres ciudadanos recibirán educación en gimnasia y música. Además, todos recibirán un conocimiento básico de matemáticas.

Aquellos que sean seleccionados para formar parte de las clases de auxiliares y

gobernantes añadirán a estos estudios otros hasta la edad de treinta años. Estos estudios incluirán el tratamiento de las materias anteriores en grado superior y también estudios astronómicos.

A los treinta años, aquellos que hubieran mostrado más paciencia, más amor a la verdad y más fortaleza en el estudio, continuarán la formación durante cinco años en el

conocimiento de la dialéctica o filosofía propiamente dicha, hasta que por ella sean capaces de conocer el mundo inteligible y su fundamento en el Bien. Después serán enviados al ejercicio del mando entre los hombres durante quince años (la bajada a la caverna ya sabemos que es una metáfora de la obligación moral del filósofo de ser guía del resto de los ciudadanos).

Aquellos que salieran puros de estas pruebas, cuando hayan cumplido los cincuenta, serán retirados de las tareas prácticas de mando, para poder ocuparse sólo de la filosofía y de la contemplación del Bien.

Además, Platón clasificó las diferentes formas posibles de gobierno de mejor a peor: monarquía-aristocracia (gobierno del mejor o los mejores, es decir, de los sabios o

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filósofos), timocracia (gobierno de la clase militar y de la búsqueda de honores) , oligarquía (gobierno de los ricos y de la ambición), democracia (gobierno de todos, donde hay igualdad y libertad pero reina el desorden y la falta de valores) y tiranía (gobierno del capricho y la pasión de uno o varios individuos injustos, a la par que infelices en grado sumo).

En las Leyes Platón mostró más pesimismo que en la República, y cambió, entre otras cosas, la visión del filósofo como máxima autoridad incontestable por la autoridad inflexible de la ley. Además, el pensamiento de Platón sobre la esclavitud aparece más explícitamente tratado en el diálogo de las Leyes que en los anteriores. En este se muestra Platón partidario de la institución de la esclavitud, y concibe al esclavo como una propiedad del amo que puede ser enajenada (vendida, regalada, etc.). Además en algunas apreciaciones se muestra Platón incluso más severo que la propia ley ateniense, así, cuando considera que el hijo/a nacido de una esclava y un ciudadano debe ser tratado como propiedad del dueño de la esclava y no, como decía la ley de Atenas, como hombre libre. Sin embargo, atenúa esta severidad en otros casos, por ejemplo al recomendar un trato justo hacia el esclavo, precisamente porque es bien fácil tratarlos con injusticia.

Referencias

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