SEVERO SARDUY
ENSAYOS
GENERALES
SOBRE EL
BARROCO
gen TIE 217374000002FONDO
DI]
CTJLTUITA HCONÓM ICAPrimera edicion. 1987.
Escrito sobre un cuerpo
L Editorial Sudamericana. Buenos
Aires, 1969 Barroco
oEditorial Sudamericana, Buenos
Aires, 1974 La simulación oMonte Avila Editores, Caracas, 1982 Nueya inestabilidad oFondo de Cultura
Económica, Buenos Aires, l9g7
Ensa,t'os generales sobre el Barroco
cFondo de Cultura Económica, Suipacha
617. l00g Buenos Aires.
Queda hecho el depósito que previene laley 11 .723.
ISBN: 950-557-015-5
Impreso en Argentina
NUEVA
INESTABILIDAD
I.
NOTA
Es
posrslnque ante
la
Cienciaun
escritor
no
seá siernpre másque
un
aspirante. FIay,sin
embargo,cierta
lógicaen el
hecho dcque su atención se focalice particularmente err
el
modo deconven-cer
y
enlo
ímaginario de la ciencia. No es que el escritor, como lopostula el pensamiento común, sea más imaginativo <¡ue los clernás;
sino que las formas de
lo
imaginario se errcuelltran entrelos
ani-versales-o
axiomasintuitivos-
de
una época,y
pertenecen sinduda
a
su
episteme. Los encontramos,con
todaslas
transicioncs que se imponen, tanto en la cienciay
enla
ficción como enla
mi¡-sica
y
la pintura,
enla
cosmologíay,
al
rnismo tiernpo, errla
a¡.quitectura.
Eso es
Io
que trataba de demostrar Barroco.Formas de
lo
imaginario: podíamos decir vertienteso
facct¿rsde
lo
imaginario que ya pertenecena lo
simbólicoy
en
las cualcsIo
simbólico se confundecon
la
representaciónque de
él
pucclcdarse
en
el
espacio-tiempo. Surgenasí los distintos
esquen)as ()maquetas del universo.
¿Cuáles son las maquetas
con
que opera, segúnlas
distintas versiones del universo, la cosmología contemporánea? Si esta curio-sidad se presenta, a veces obsesiva, es porque setrata
de imágencstan fuertes,
y
de unatal
diversidad, que las significaciones opucst¿rsde que son portadoras se nos hacen eviclentes. Y es esa evidencia lt¡
que
la
práctica de las formas literarias-otras
de las vertientcs ode
las
facetas delo
imaginario-
puedellegar
a
revelar.No
setrata, por
supuesto, de presuponer-al
menosquc
no seapara
encararlo comouna
posibilidadentre
otras-
el
rcflc.i<>o
la
retombée que una cierta cosmología puede suscitar cncl
cam-po artístico,
o
viceversa.Si hay una
relación,dc
o¡rosició¡ro
dc analogía, ésta no funciona más quc clcscifra¡rck), Lulo con rcs¡rcctoal
otrc.¡, ciertr-¡tipo
dc figuracióny
c:icr-to rnodclo cosmoltigico.l)ilnr't'rirtro
ittta¿1irr:rst'l
ttrt¡n<l<¡y lc
clil'i' t'lr r¡rrtí <l¡'clcr.l lt- ilrclr¡-y('s, :r r¡tttl sr'ttlitlo ¡rt t lt'r¡t't'r's.10 ENSAYOS GENERALES SOBRE
EL
BARROCOHov,
la
cosmología esla
línea de horizonte en que todo seen-cuentra, en que
todo
se refleia. También, eselímite,
emisor de la luz, que suscitatodo
posiblereflejo.
Hastael del
sujeto, incluidoen ese espejeo,
y
cegadopor
su propiobrillo.
II. LA
DESVIACIÓN DE
LOS
CUERPOS
QUE.CAEN
Er
crrro
organizabala tierra.
Astrosy
órbitas
dibujaban, con sustrayectos elípticos, la geometria invisible de los cuadros,
la
maque-ta
de las catedrales,la
voluptuosa curva que enun
poema evita elnombre,
la
designación explícitay
frontal, para
demorarseen
laalusión cifrada, en
la
lentafiligrana
del margen.El
saberde los
hombres sobrelos
astros regulaba,con
susleyes numéricas
y
precisas, pautasdel
desplazamiento,la
esceno-grafía de todo fasto terrestre:
la
astronomía estructurabaal
Ba-rroco.
Lo cual suponía, en el discurso científico, en sus premisas comc)
en sus leyes,
un rigor
próximo ala
denotación pura,al
grado cerodel efecto
y
dela
teatralidad, como si esa fuerala
condiciónnecc-saria para que su reflejo,
o
su retombée enel
espacio esplendentcde los símbolos, tuviera
la
levadura dela
sobreabundancia,el
gcr-men de la proliferación, oro
y
exceso del barroco. Mas, esos dos registros-discurso
científicoy
producciónsim-bólica
del
arte contemporáneo-
aparentemente antípodas,o
almenos incomunicados
y
halógenos, intercambian,en
realidad, susmecanismos de exposición, la utilería de sus representaciones, hasta sus seducciones
y
truculencias.La ciencia
-me
limito a la
astronomía, queha
totalizado confrecuencia el saber de una época o ha sido su síntoma
cabal-
prac-tica ya, sobre todo cuando setrata
dela
exposición Je sus teorfas,el arte del arreglo, la elegancia beneficiosa a la presentación,
la
ilu-minación parcial, cuando
no
la
astucia,la
simulacióny
el
truco, como si hubiera, inherente a todo sabery
necesaria paralograr
sucficacia, una argucia idéntica
a
Ia que sirve de soporteal artc
ba-rroco.
Los constructorcs dc sistcmas, en
la
historia clc la astr<¡¡romía,han usado
y
abusado clc csaurgucia:
G¿rlilco, c¡uc f'undn toclo cl¿lvancc cicnlíl'ir'o cn
cl
lechazo sislt'nt;if icr¡rlc lt
t'viclctrcia nalru'alv
cn un:t o¡rosit'irirr lr:sl:u'rr<l¿ral
st'lrli<lo c<¡nrrilr, cnlltítscfll'a su14
ENSAYOS GENERAI-ES SOBREEL
BARROCO
Galileo
invierte
la
relacióny
deslizalo
másclaro,
el
primer ejemplo,bajo
lo
menos aparente-er
segu'.t"
-,
;;;;
clescompo_ner
asíla
relación der espectaaor con rapiedra:
;;;
eta, él
gi-ra
(b),
pero además, para seguirla en su caída, tiene qued.esplazar
la mirada
dearriba
hacia uüuj"(^i.
Manejando una retórica rrauit
y
tortuosaa
ra vez, que'o
esen
apariencia nrás:lye un
lúcido
paisajede silogisáos,
Galileologra anular una
evidencia_"1
.uia.ter
.,operante,,,perceptible,
de
to.o
mclvimiento-
en beneficio creotra
evicrenciaderivada del
análisis de
la
observación: hay movimientos invisibrespara
el
es.pectador, "inoperantes",
y
se eiectúanmezclados con los otros.
EI
sistema pedagógico de Garireo consiste así enhacer pasar
un descubrimiento general bajo
la
máscarad.e una .,r"rduA parcial, admitida
por
todos;lo
nuerro, en suma,bajo la
simple aparienciade
lo
viejo...Galileo, concluye Feyerabend,
.,triunfa
graciasa
su estilo, a
lasutileza de su arte de persuasión;
triunf" poiqr"
"r*tl"
In
itariano y no en latín y, finalmente, porque atrae atodos los que, por tempe_
ramento, se oponen a las ideas antiguas
y
a Ios principios de ense_ñ.anza que de ellas se derivan',.ó
AIgo
similar a ro
que ocurre conla
idea deIa relatividad
delodo movimiento se reproduce con
las
observacicnesterescópicas
lel
mismo Galileo: éstas despejanla visión
opaca delos
cuerpos:eJestes, contradicen
la
astronomíatradicional
y o*"Á
corres-¡onder con Ia maqueta copernicana.
sirr
embargo,para evitar
sos->echas de subversión, ér las presenta
como pruebas independientes le toda teoría' aunque en definitir,a redunJen en
favor
de
copér-Lico' como
si
no
quisiera identificarsecon una
hipótesisq'e
se
stima
caduca, aunquepor
otra parte
reconoce
que su
defensorenía razón'
No
setrata
exactamente deun
subterfugio; más biene una
disimulación. Cuando se analizabala
caída
i"
lu
piedra,abía que presentar Ia
-paradoj,
."-;
algo natural
y
obvio;
enr
coincidencia de sus obse¡vu.lo.r". conlo
propuestopor
copér-ico'
setrata
de atenuar ras consecuencias revolucionariasde
su,,::,:.
Ott.urso.primero había
que nLaturalizar;luego
que
di.si_Lo que
percibimos,y
formulamostorpemente, cuando dcsclc
alto
de unatorre
cae una piedra,o
cuancro escrutamos ra.¿rr'-.
Paul Fever.abend, op.cit., p. 152.
NUEVA INESTABILIDAD
ral
composición deun
paisaje, puede resumirse en una aparienc'.itrmás
un
enunciado. Creemos que setrata
de dos cosas diferentes; son, en realidad, una sola.El
lastredel
lenguaje modificala
apa-riencia, establece una atadura
tan
sólidaentre las
palabrasy
los fenómenos que éstos parecenhablar por sí
mismos,sin
añadid<lsni
conocimientos suplementarios. Sonlo
quelos
enunciados afir-man que son.El
lenguaje que hablan acarrea leyes, códigos,clc-formaciones
y
prejuicios que asimilamosa la
percepción simplc,a
lo
más natural.El
gestode
Galileo esejemplar:
no
conservalas
interprcta-cionesmás "naturales", pero
tampoco, obedeciendoa
una
[ár'ilfuria
iconoclasta, Ias impugnao
elimina sistemáticamente. Dacl'tl-dito
a los datos que le ofrecen los sentidos, pero los somete inrnt'dialamente
a
nuevas interpretaciones críticas,los va
filtrand<¡ cr¡cl
tamiz delos
razonamientos. Alterael
lenguaje en que se cnlrncian
los
fenómenosy
a
partir
de esa nueva formulación descrrbrt.los fallos
perceptivos, desmontalos
mecanismosde
lengua.jc c¡rrt.funcionaban como
la
visión
aparente,la
percepción natural.(-'c¡mo
el
Diólogode
Galileo,el
barrocoes
tambiénun
cndcraitttttiento de
la
formulación, que es, en su espacio,la
figuración. Los l'cnómenos, enel ámbito
religioso, sonlo
que percibimoscon
rr¡rtrr¡'alidad
en Ia
vasta iconografía cristiana,la
representación rr¡i'rst'scucta
de los
evangelios,su ilustración.
El
Concilio
dc
'Il'crrlr¡,¡xrr-at reactivar
el
enunciadode
dichos fenómenos,los
rclorr¡rrrl¡¡cr¡n
tal furla
de persuadir, contal
voluntad de convenccr,qtrc
lrr;rstr-rcia cmpleada es sirnilar a
la
que impulsó a Galileo,y
tan rrt.c't.s¡¡r'ia
a Ia
supervivencia del catolicismo comolo
fue
la
srry:ra
lrrrlt'
la
verdad astronomica. Descubre así,la
impetuosaContr¿r¡.¡.t.-l.r'ru¿r, las debilidades del
primer
enunciado,la
fatigadc
l¿r litclr¡ li¡l;rrl, para revitalizarlas conla
energía avasalladoray cl
[rrír¡ rk.lIl:r¡ r'<¡c<¡.
lil
rncior emblcma dc cste atdcre?,anticnto tridcn lirro cs r:l c¡rrt.,trrrr
lr¡i; cucr[)osy
c()n l-cspccl()al
nranicrisnr(), opcl'¿tcl
b¿u'rrx'o:lr:r.,lr'r'on L'()tnpat'ar
cl
rlcslluclo clc l:.r,1/c¡.¡r.,ríudcl
At¡tt¡r vla!'l'icttt
¡r,,,
tlr'lll'orrzilro,
corr c:r.ralqtricr f igtrradc
Calava¡¡¡Iio.Ilasllr
t:l
lorIrrr¡so ( rr¡ri<lo r¡rrt' rlist¡'¿rírlir¡rrt.nlt:
lc
a¡rlir.t¿renIl't. lr¡s
clt,<krs, ¿rlAruol ,
t'l
¡rt'zr'rtt iz<¡trit'r'rlo l):u1'( (' :¡ll'¡rvt'slrrlo l)()t'unít lru'i¿¡ llt'licr¡irl:rl.', l)n{'{l{' l)('r):,;tl t'tt (ittl¡tit'llt' tl'l..sltJt s v ltt rlttr¡ttt'.srt r!t' r' ,. ,lr' l r¡rrl:rirrr.lllr.:rr¡. r.t¡ r.l I otrvl¡..
l2 ENSAYOS'GENERALES SOBRE
EL
BARROCOpia
subversióny
la
presenta como una simple repetición delo
yasabido. Recientemente,
Ilubble
empleaun
procedirnientodiscur-sivo
similar y
asientala
teoría dela
expansión del universo en unalectura a contracorriente de las observaciones, dando así una base
verosímil
a
la
teoría
delbig
bang.Galileo,
para imponer
sus leyes,se sirve
de
lo
que Paul
Feyer-abendt
llamala
anamnesls.' es decir, introduce nuevasinterpreta-ciones de los fenómenos naturales, pero
al
misnro tiernpo lasdisi-mula, de modo que
no
se noteen
lo
másmínimo el
carnbio quese
ha
operado. Paraafirmar algo tan
absurdoy
contrainductivoen
ló30-así
se consideraba entonces,y
enlos
misrnos térnrinos,la
retórica delbarroc6-
s6¡ns quela Tierra
gira,y
salir
indernnede esta aseveración, Gaiileo, además del método anarnnésico,
utili-za deliberadamente
la
propaganda_la
palabra esde
PaulFeyer-abend-,
aunque quizás la anamnesis.forme parte de ella. Unapro-paganda
que
"empleatrucos
psicológicos, ademásde
todas
lasrazones intelectuales que puede ofrecer. Esos trucos funcionan bien:
lo
conducena la
victoria".2De más está decir que
la
truculencia dela
exposición,o
hastael
uso de una imaginaciónfértil,
o
el
del puro
invento,en
nada menoscabanla
realidadni
alteranla
verdad de los hechosexpues-tos, en
la
medida en quela
palabra verdad, confrontada con estateoría anarquista del conocimiento que propone Paul Feyerabenel,
tiene aún algún sentido preciso.
Vamos
a
centrarlo todo en
el
célebreejemplo de
la
piedra que cae de unatorre y
en su posible desviación. Ya los discípulos de Aristóteleslo
utilizaban para Jregarel
rnovimiento dela
Tierra; Galileolo
retoma, pero para hacer conél la
demostracióncontra-ria
-una
demostración queya
suponesu conclusión-,
limitán-dose a explicarpor
quélo
queafirma
con tanta seguridad nopue-de mostrarse, no puede verse.
"Es
igualmente cierto-afirma
Ga-lileo-
que, dado el movimiento dela
Tierra,el
dela
piedra, en sucaída, corresponde
en
efectoa un
trazadode varias
centenas y hasta de varios miles de codos;si la
piedra hubierapodido
trazar su caída enel
aire estableo
en cualquieraotra
superficie, hubieradejado una larga línea inclinada, pero somos insensibles a esa parte
t
Paul Feyerabend, Against Method, Londres, Ncwl-clt
llo<¡lcs, 1975.Utilizo
la
traducción francesa: Contrela
ntéthotic, c-sqli.s.sctl'uttt
tlttt¡ritanarchiste de la connaissance, París, Seuil, 1979.
2 Paut Feyerabend, op. cit., p. 8.5.
NUEVA INESTABILIDAD
del
movimiento globalquc
es comúna
la
piedra,a la
torre
y
anosotros mismos, como
si
esemovimiento
no
existiera.Sólo
csobservable esa parte del movimiento en que
ni la torre
ni
nosotros participamos.y
que es, en definitiva,el
movimiento conel
quc
lapiedra,
al
caer, midela
torre."3En
el
mismo Diálogo leemos: "Cuando más tarde añadísa
l¿rpiedra
el
ntovimientode su
caída,que
le
es particular,
y
no
t'lvuestro, que se mezcla con
el
movimientocircular, la
parte dc cslcúltimo
que es común a la piedray
a vuestros ojos continúa sicnrkrimperceptible.
Sólo
el
movimiento rectilíneoes
sensible,ya
(¡¡(.para seguir
la
piedracon
la
mirada hay que mover los ojos
tlt.arriba hacia abaio." o
Lo
sobreentendidoen
este detallado análisisde
la
sl¡pl¡cst¡t desviación de los cuerpos que caen-lo
cualimplica la
relativirlr¡rldc la
observación queno
la percibe-
es:
"Todoslos
evcnt<¡s lt. r-rcstres,de los que
comúnmentese
deducela
estabilidad ck: l¿¡I'ierra
y
la
movilidaddel
Soly
del
firmamento, debende
a¡r:rrt.ccrnos necesariamente con
el
mismo aspectosi
esla
Tierralo
t¡tt,'\c
tn!r(^te y los cielos lct f i¡s." s¡'Córno es que de esas dos posibilidades Galileo conserva un¡¡
solzr, que es precisamente
la
queva contra la
apariencia?El
/)iri logo expone dos categorías de nrovimiento, pero para deslizar un¡rrlc cllas bajo las
conclusiones derivadasdel
análisisde
la
otr'¡¡.No es,
por
supuesto, que se haya demostradola
verdad dc una tlt' I:rs hipótesis;lo
que se demuestra esel
hecho de que amb¿ls sor¡vcrosímiles, para
privilegiar una en
detrimentode
la
otra.La
lógica que Galileo emplea esla
siguiente:a)
Que todo movimiento es "operante", esdecir
perccptiblt',cs algo aceptado
por
todoel
mundo: percibimos, por ejemplo, corrtocl¿r clariclad,
el
movimientode un
camelloque
atravicsacl
rlt.s ic rto;
b)
que hayaun
nrc¡vimiento no operante nrezclado concl
¡rrinrr'r'o cs también algo accptado pclr todo
cl
mundo:cn
Lrn tlillrriorr':rlizaclo
cn un
barco quc se
desplazasólo
pcrcibirnoscl
ll'azr¡tlt'llt
¡rt¿ttt<), rlun('¿rr:l dcl
bar-coni
cl
clc sus tc¡rliblcs <¡scilacir¡r¡r.st'rr l:r lcrn¡rcst¿rcl.
I ( i;tlilco, I)itilo¡o, tl, 152.
{ (i;¡lilr'r¡, (,1) t t!., lt, 45().
1 (l;rlrlt'o, (,lt ttl ltt, ?),1; t.l srrlll:rv¿rrkr t.s nilrr
t6 ENSAYOS GENERALES SOBRE
EL
BARROCODesde la séptima sesión del concilio, que trata de los
sacrarnen-tos
-bautisnro
y
confirmaciónen
particular-,
se privilegia,con-tra
la
concepción luterana dela fe,
lo
quelos
padres tridentinos llamarrel
signo eficaz-ese
dia el
Concilio prornulga,sin
saberlo,toda
la
serrriología delbarroco-,
es decir,la
eficacia de iossacra-nrentos por el hecho mismo de su ejecución.8
Todo
lo ritual, el
so¡rorte teatral clela
ejecuciólr de lossacra-mentos, que<la así privilegiado. "Se tlecreta que
el
sacrificio de lamisa es
el
rnemoriary
la
representación d,elsacrificio
dela
cnrz, correl
rnismo sacrificadory
la
misrna ofrenda;los
dos sacrificios no se diferenciarr rnás que enel
modo de otorgarla
ofrenda.', eEl
estatutotridentirro del
significante,el
énfasis puesto en raeficacia
y
en la ejecución, no prreden sostenerse rnás rlrre cornotra-zo visible
o
espejeoritual
cleuna
subversión más grave,de
rrnavasta
reforrna que se
extiende hastael
soporte rnisruode
todacorrducta religiosa, hasta
el
significado nrayory
central
<lelcorn-prorniso
cristiano
y
clela
fe:
la
nociónde
pecadooriginal: "Al
rechazar
la
concepción de queel
peca<looriginal
esla
clisposiciónal
rnal, el corrcilio evitó ulra corrdenación general de las tendenciasy
cle los cleseos clel corazón hurnano que, segúnel
calvinismo,te-nían r¡ue ser extirparlos.
La
naturalezano
es,en sí
mislna,peca-minosa.
Los
sentimientosy
las
pasiones puedenser
nlovilizadospor un
idealmoral
enla vida
social del creyente.Allí
terrernos laraiz <le toda
la
civilización barroca:la
conquista del urriverso,arn-bición de
la
civilizaciórry
la
cultura
barrocas,no
eran
posibles más que con la doctrina católica del pecado original."t0La crítica conciliar del signo,
la
ntreva enunciación <le los"fe-nómenos" religiosos que opera
el
Co¡rcilio,rro son
posibles, porsupuesto,
sin
una revisión radicaly
vn
control
delos textos:
lospadres se apresuran en autentificar
la
Vulgata para el trso teológicode
la
lglesia, es decir, sele da
rango de textooficial
y
suficientepara
fundar
dogmas; se instituyenlos
lectoresen
Santas Escritu-ras; se obliga ala
préclicay
sobre todo "se otorga a los obispos el8 Nouvelle Histoire de I'Eglise, vol. 3, Réforme et
colectiva de Hermann Tüchle, C. A. Bouman y Jacques IV y v, "Ré¡ronse et résistance: les forces nouvelles et
y "L'Eglise tridentine: Rénovation intérieure ct action Réforrne)", son dc I'I. 'Iüchle.
e Nouvelle Histc.¡ire dc l'Egli.se, t!\ Nouvall( Ilistoire tla l'l,.|ilisc
p.180.
p. 185.
NUEVA INESTABILIDAD
derecho de
control
sobre los predicadores, aunsi
éstos pertencccna un
orden religioso". Sevigila,
incluso,el lugar
dorrdeviven
l<¡snronjes, terminando así con una costumbre centenaria: las
frecucn-tes
y
largas ausencias delos
obisposy
los
curas,Ia
dispersiórr yel
desplazamiento constante de los monjes giróvagos que llevabarrruna vida errante, casi nómada.lr
Este control
generalizado,próxirno
a
la
visión
panóptica clcque rnucho más
tarde hablará
Foucault-aquí
el ojo
central
yobservador es
el Concilio-, no
es rnás queel
desbordanriento, crrla
práctica, dela
-más
quesemiológica-
sacrosanta elicaciudt
los sigttos. No es ya sólo
lo
que ocurre err las almas, sino el recurs() concreto a los signos lo que hay que vigilar.También, como se ha
visto,
la
religiórrintentó una
denlostr'¿l-ción
y
paraello
desplegó su argucia. Así conrola
referenciacolrs-tante de
Ia
épocaera
la
del
nrovimiento operantey
Galilco
lairrvirtió a favor del movimiento inoperante, asimismo, todo
el
rnu¡r-tlo
percibía-el
texto de Lutero
lo
dice explícitamente-
la
r.vi-rk'ncia que suspendía
la
eficacia delos
sacrarnentosa la tc
qtrc t'lstrjcto experimentaba.
El
Concilio de Trento invierte
la
proposit i<irr
y afirma
que hay una eficacia del sacranrentopor sí
nristno, ;ru¡rsin fe
experimentada. Aplicandoel
lenguaje de Galileosc
llt'¡r,rrr'ía a la paradoja siguiente: hay una operatividad del sacranr('nlo
" irropr: rante"
()tlo
rnomento en quela
presentación hábil de los hechosy
la
¡rt'r'rr¡;rsirin
-algo
similar
al
arreglobarroco-
se nranifiestan <lc rrrrr'\'(), ('s ¡rrecisantente
el
del
corte que provocauna
nueva incslabi-l¡rl:rrl, l¿r nucstra,y
marca asícl
inicio de la cosrnol<lgía acttr¿rl.'2lirlrvin
Powell}lubble
(1889-1953) es"el
fundadordc
l¿r asf¡r¡-rr,,rrrí¡r t.rtragaláctic:¿r m<ldcrna
y
cl
prirn,--roquc
pr'oporciorlri r¡¡¡¡¡¡r lrl scgundo pcríoclo clcl Cr¡ucilio sc abrió cn abril clc 1.552 y <ltrri rrn
.ur,. (()n ¡rocn asistcncia. l,r>s ¡rrcllrdos Itanct-'scs ¡ro sc prcscnllt¡-()u. l;,1 n'v
,l, lr¡:rnt i:r, tlt.bitl<l :r llt gr-rclrtt ¡'xrpal corttrn P¿rr¡n¿t, ¿tr¡tc¡r¿tzti ittt'luso t'¡¡rt r, rrrrir rrrr t'on<'ilio n¡rci<l¡lal. l.<¡s itlctrtartcs :tcutlier'<ln utirsivilttt('rtl('. ,'('ritlttr
ilr, \/('1, ('tr ('sla ¡rIitttr'r'l rlt'scl't'iril¡ rlt' lr¡s I't'rtttccst's, ulllt ('¿u-tslt ¡l()silllt' rh'l
¡,rlr¡rzo ¡rl lxrr'¡or'o llttt ¡rr'rsislt'rrlr'('n ('sl('l):lls, Y:tl t'o¡¡ll'¿tlit¡, v ¡xrt lrrs
r[.ilr(r., rrrr¡livos, rrillr t'x¡rlit lrt iri¡r th' stt ir¡ro(r'osis tlt'l (}lrt¡ lrttL¡ tlt'l l{¡tt' r'l';u;r s;rlrr'l si t:rrl:r ¡rrrr'vlr (()u('('lx'i(ilr tostttoltillitir sr'llt st'tv¡tlt¡ tk'
lrr .rr lr', ¡rtlt't rt:rrlo lrl nrontt'nlo, l):u:r ( ()nv('n( r'¡, (li\lt rlrt¡\'t'lttlo :tslttl:tttt('trl('
1,r.. lrr('s V l;ts:,ornl)tit\ v l)t('\('nliul(lrl sl¡s l('r)tt:t\ tlr'l l¡¡orlo l¡¡:is t'lit;¡¡,
lr.rlrr.r r¡rrt'r'sltrlt:tt, tltrrlt'('\l('lll¡lllr) rlr'r'i',1;t, los lcxlos y ltt:, tottlctltt" r 'lur",(' ¡rtorltt¡r'tott, r'trll(' ¡¡llr¡'., Io', 'r r¡llr"," tlt' l(r'¡rlt'r, Nt'rvlt,tt, li¡lt"lt ¡¡t,
tl
C ont r e- Ré f o r n t c, < ¡l'¡t'it Le Brrrn; los capítrrkrs
le concile rlc 'l'r'cntc"
I
18 ENSAYOS GENERALES SOBRE
EL
BARROCObase de observación
a la
teoría dela
expansión del universo",r3 alformular
en 1928lo
que hoy parece una verdad reconocida:el
des-plazamiento hacia
el rojo
de los
espectros emitidospor las
gala-xias es proporcional
al
alejamiento de éstas; dicho err otraspala-bras
-ya
que todoslos
desplazamientos observables van hacia elroio-,
el
universoque
percibimos estáen
expansión,como
lo postulala
teoría del bíg bang.Pero, comencemos con
lo
esencial.tlubble no
era sóloun
bo-xeador
extraordinario de
la
categoríade los
pesos pesados-su
punch era
tal
que ulr entrenador llegó a proponer que se afrontara a Jack Johnson,el
campeón mundial dela época-,
sino también,detalle
tan
importante
comoel
primero,
un
abogadoferoz,
quellegó
al
puesto de attorney de Louisville,en
Kentucky.Las artes pugilísticas
y
las legales se aliaron conllubble
en lapresentación de sus teorías astronómicas, que
el
abogacloargurnen-tó
con ímpetu, rninimizando las objeciones, exagerando los apoyos,hasta
lograr
"establecer las pruebas"y
obtener dela
curia
astralun
"veredicto favorable".raYa en 1917
Willen
de Sitter, sin suscitarel
menor entusiasmo,había
formulado
la
misma hipótesis:el
red
shift
corresponde ala
mayor
o
menor
distanciade las
galaxiascon
respectoal
ob-servador.En
1924Ludwik
Silberstein habíatenido
ia
pésimaidea
detratar
de comprobarla
precedente teoría con urr estudio sobre los conglomerados globulares de galaxias, olvidandc¡ comopor
azar atres
de ellos cuyored shift no
correspondíacol
las
distancias aq'-!e se sabía que se encontraban.
La teoría
quedaba asídesacre-ditada.
Las ideas de De
Sitter
partían deun error capital:
relativista, como Einstein,el autor
suponíaun
universo estático, condistan-cias fijadas una vez
por
todas.etcétera. Si en estas páginas me he limit:.do a Galileo y a Hrrbble es
única-mente para marcar una posible coincrdencra entre estas subversiones
y
elorigen del barroco
-que
hoy podríamos llamar primer barroco-y
delneobarroco. Los textos sobre el universo
-como el universo mismo.-
c¡uc-dan por explorar...
13 Dictionary
of
scíentific biography de Charles Scribner's .Sons, l9¿ll,vol. 5, p. 528.
ra Pierre Thuillier,
"Un
cosmologiste habile: Edwin tltrhblt:", crr Lu Reche¡clte, núm. 176, vol. 17, abril de 198ó, p.526. l'll autor rlcl t'ns;tvo ¡r:ul<'dcr N. Hetl¡erington, "Edu,,in Hubblc: lcgal caglc",
cn
Nutttrt, l(r rlt't'nt'¡rr de 198ó, p. lB9.NUEVA INESTABILIDAD
Bastaba, como logró hacerlo
llubble,
coninvertir
deun
modoteatral
los
postuladosy
explicarel
red
shift a
partir
de una
gc-neralización del efecto Doppler; todo quedaba asÍ
claro:
el universocstaba en expansión.
Ya Alexantler Friedmann,
y
sobre todo el abate belga Lemaitrc,silencioso escrutador de la bóveda celeste, habían imaginado una
"m¿l-queta" del universo en expansión a
partir
de una explosión inicial.El
desafíode
llubble
era
el
siguiente:
¿cómolograr,
dad<rque los trabajos de
Silberstein habían quedado totalrnentedcs-prestigiados debido
a su
omisión, convencera los
astrónomos clcsrrs teorías? Respuesta: empleando,
una
vez másen
la
llistori¿r, la argucia.Presentó, en 1929,las medidas que había obtenido en el Mount
wilson
observatory, para que todoel
mundo quedara convencicl<rcle
su
objetividad, comosi
hubieransido
obtenidaspor
obscrva-clores independientes.
Su
colegaMilton
L.
Humason,que
habfatlabajado
con é1, expuso, aunqueen
la
misma revista, sus"¡)rrl-¡rios" resultados,
sin
relación alguna conlos
detlubble. por
c¡tr.¡r¡xrrte, aunque De Sitter constituía
el
origen de todo, Hubble, c¡r surrrtículo, no lo menciona más que en las últimas líneas, al pasar.,
r.vi-t;rrdo así,
jurista
eficaz, que se le identifique con una causa pcr.clicll.En
el
artículo d,e 1929 Hubbleutiliza,
para precisar suscálcr¡-Ios,
Ia
constante quehoy lleva su
nombrey
cuya aceptación rr<r¡rlcscntaba
por
sí misma ningunadificultad,
perola
emplca conl() r¡lr anzuelo para captarla
anuencia de dos astrónomos, un<¡ clc los, rralcs, strómberg, había obtenido sus resultados partiendo
dc
l¡¡rrisr.na hipótesis que
él:
una relaciónlineal
entre velocidady
clis-r;rrci¿l de las galaxias.
El
golpe de efecto de nuestrojurista
corr-"islía cn
no nlencionar explícitamenteel
hecho de que Strón-rbcr-g,¡';rra llcgar-
a
csos resultados, habíapartido
deuna
basequc
cr.ir¡rrt't'isamcnte k-r que sc qucría demostrar.
lil
<¡tro astr<inomo, Ltrndmark, había obtcnido sus'csulf ¿rclr¡s
r¡tiliz:rncl. olr¿r rclación
cutrc
la
vclocidaddc
alc.jamicntorlc
lus;',rl:rxirrs
y
la
clislarrciu a qrrc sc cncontraban. E¡'a oportun() cit¡rr.l<l,,rnr.)
"lcsligo",
pc|O r-lr¡ r'cc:<lrcl¿rrcn
nirrgún Illomcnl<>cl
¡rr.Ocecli-rrrit'r¡lo t.rrr¡llt':rtlopor
i'1."l'¿u':r n() r)iu('('('r's<ls¡rcclroso,
r'l
ilrvcsrigaclor ticrrcc¡rrc
r.orn-¡r,r l:ust' ('()nr()
si
lut'r'rr corn¡rlt'lrttttcrtlc tlt'si¡tlcrt.s:r<lo, r,s rlccit., t.o-rrr,,:'i llt¡l¡it't:t l¡t't lto slts olrst'¡'v;tt'ior¡t,s o r,x¡x,r'itrtt.rrf r¡s si¡r la ¡rcr¡ol. r,lr';r ¡rrt't ont r.llirl:r, sil¡t.l
nl(.nor. ¡rlr. jrrir.ir,, (.n unlt (.sl)(.(.i(. rlr. t,r¿¡.lrr20
ENSAYOS GENERALES SOBREEI,
BARROCOepistetnológico."'5 Hubble, que había asimilado bien las reglas del
jtrego,
practica
pues, cleliberadanrente, es:linversió¡
asegrrradoraque
constitlye la
urgttcíacapital:
poneral
firral, colno "cortclusio-nes",lo
que en realidad ha constituido el prirrcipio de los trabajos' Episternologíay
arte
del
discurso,utilería iurídica:
utilizán-doloscon
rnaestría,Ilubble
impusouna
collcepcióndel
universo que, comodiría
Feyerabend, es la verdadera-porque
esla
últimav
porque es Ia nuestra, algo que nos parece evidente, natural' Una idea establecida, una doxa, esla
neutralidad del discursocien-tífico, sLl carácter denotativo, próximo
a la
pttreza dela fórr¡ula
y del graclo cero,y por otra
parte, su repercusiórr arnplificada,pues-ta en escena
por la
producción artística contemporánea'Hemosvisto,sinembargo,cómolosdosdiscursos'aparerlte-mente incomunicaclos, intercambian
en cierta
medidasu
tipo
defuncionamiento
y
sus"efectos":
truculetrciay
arguciaen
la
pre-sentación clelos
métodoso
de los
resultados científicos crrandono
setrata
delo
queKuhn
denomina una ciellcia"normal"
sinode
un
cambiode
paradigma,de una "revolución" en
la
ciencia'Rigor
v
programaciónen
el
aparente desortleny
en
la
incontro-lable proliferación del barroco, que en realidad representaun
en-derezamiento,
un
regresoal
equilibrio
y
a
la
estabilidad'Se repite
pt"r,
co., la cosmología actualy
su posible retombéeen
un
neobarroco-reflejo
cuyos nexos quedanaún
por
situary
cuyasobras
quedanaún
por
designar-,
la
misma estratcgiaáir"trr.i\ru de Galileo:
la
subversión,o la
desintegraciónde
unaimagen coherente
del
universo,tal
y
comoIa
aceptaerl
un
mo-*"nio
dadola
humanidad entera,en algo tan abrupto
e
inacep-table que
no
puede realizarse más quebajo los
auspicios de trrta demosiración legal, cle una demandajurídica
basada enla
eficacia de los signos y en su mayor alcance: la nueva ley como teatralidad'tó15 Pierre Thuillier, op. cit., p. 527'
ró De más está decii que la astronotnía
y
la cosmologia, quc t()rrro ('ltcu.enta aquí
únicam";; ú;
su ,,vocación" totalizadora, noag'ta',
rri tlt'üi"t,
"t,ó.
virajes,o
est;s subversiones de un conceptoaccptad<¡' clc trttrt
-iá.rá',
utl¡ran¿o"to¿u-tulig"cia posible, Ia que permite el discurst¡ itrr'ítlit'rt'
u t"áo su teatralidad. Seríá perúnente estuáiar estos mccanisnt.s cst('rtit.s
á"';;;;,;;;¿;
""-iu "u.u
de Freud, descubridor de t¡lra cs¡raciirlitlittl' lrtá"f
-i"girtro
inconsciente.-UJria que indagar tanrbién la ''.irt'is¡rtrtclt'rtti¿t""-i"-"Ti.".ir.
próxima a veces dela pattl
urt rrtirtrc' t'ttl¿t t'ttst't¡:trtz;t ¡lt'
Jacqucs Lacan.
III.
IIACIA
LA
I-}NIFICACIÓN
Galrlpo al
presentar sus teoríassirviéndose
deIo que panl
licyr.rabend
ha
llamadola
propaganda,tjnaugura
el
arriglo
discttr.sit,tt,
Llna escenografía argumcntal
que
se
clesplegarácon
l-¿51r¡ r,¡¡ 1.1barroco. Pero cn su avenlura
ejemplqr
-la
opgsiciórr&
I'
qrrc';r.
rccc cvidente como medio de
conocirniento-
encontramost¿rr¡r'irrr¡
cl
origcn delo
que serála
pulsión funcfamental,la
obsesi(in (l(,l¡r
cic'cia
moderlta: la unificación de la_s fuerza., presentesen l¿r
nirlrr-r'¿rlcza,
o
en ese espacio o{recido? Su
percepcióny
conclicir¡ltrrrl,POr su propia mirada, que el hombre
califica,
cada diar'ás
¿r'r¡sir,¡¡nlcnte, de "natural".
A. Salam2 sitúa en la obra de
Al-B¡¡rrni,
que vivió encl
añt¡ l,(l(ft'rr Afganistán,
y
en su física oscuray
devota,el
deseo clc u'ivt.r.s¡rliz¿u- las leyes que gobiernan
el mund6
visible en toclasPara
la
historia parcial delsaber de la
físióa,,;=óü;,]l,il.l',],
oligcn de este proyecto está enGalileo.
Con su telescopiq ¿'.tcsl't¡tlr'orrtcmpló
la
Luna. Las montañas proyectaban sombras ¡.lct¿rst.'
l¿r srr¡re r-f icie porosa
y
blanca, iluminadapor
el sol. Comprchcli<i(:¡l()¡
r't's l¿r universalidad de
las
fuerzasfísicas, su
presenci& ur'irrirrrt.:nrur nrisnla lulz, una misma geometría
de la
sombralo
ur-¡¡¿¡.ytlilrrr j,rlrlr toclo. I)c cicrto modo, no estábamos solos.
ljl
mismo añocn
quemoría Galileo
nacía Neu,ton, q¡1¡i¡¡¡, ¡;j_¡,rrir'rrcl<t cstc sr-rcño rccurrente, realiz¿$¿
la
primera grerl
rrrril.icirr
irirt:
l¿r rnisnra fucrza que imantabauna
manzana haciacl
strcl.
yl.r lrlrt-ía c¿lcl'n)antenía
al
planeta ensu rirbita,
en su fccr¡¡¡j111¡ i¡¡¡¡'r'r lrrrbablc
y
fiio
alrcdcdor dcl snl.l.lr
scg,r-utrllr gr-áIIr trnificaci<'¡r-t-scñala
A.
Salanr-,
Sc clt,lrc.
l ,rr;r<lrrv y Arn¡ri'r'c: lansitnillcitin
clcl rrl¿tgllctisrn<l ¿r lirs c¿tl.g¿¡s t:lrit. IIr(:t\
t'¡¡ lltr¡vilnit'nlt¡. (ltciurrn l:r rtot'i<in{c
clc:c:f rrlnr¿tÍ{rrclis¡¡¡1¡,1¡¡¡1,
rrrrr, lro nuis lru<lt: Mltxrvt'll iblr lr t'rtnlir'¡¡1¡rr..
"F,l
lr,:rl'ri'
rlr.. Mlrxrvr.ll¡r,rt ( ;r tlt¡rt ft'r'ltlt r'¡l
t'l
tlt's:u'rrrllotl.'
r t¡t¡r rlt.st.r-i¡-rt.irirr rrttiIit.¿rtllr tlr.
I l':rr¡l fi'vt'l;tlrr'¡rrl, tt¡t. t'il.
' A. Slrlltttt, "l.'rrrrilit;tliott tlt's lirttcs", .'tt L'itr¡ttr,tt(tr( \(.tt,rltlrr¿rlr,,
lr;rr.ts,
lr, rror'1, l.¡¡ t'rlilo¡i;rlc l,ilrr¡ui;t v l.:r Villr'llr'. ¡r¡r. (ll{ \, ss
22 ENSAYOS GENERALES SOBRE
EL
BARROCOlos fenómenos físicos; ahora conocemos bien
el
espectro completo de las radiaciones electromagnéticas: radio, radar, calor irradiante, luz visible, ultravioleta, rayosx y
rayos gamma." 3Einstein, finalmente, logra
lo
que, más queun
físico, sólo un demiurgo puede pretender:unificar
dos abstracciones,o
dosfor-mas, el espacio
y
el tiempo, conduciendo asíla
imagen del universohacia un soporte cada vez menos palpable, hacia urra energía pura.
El
espacioy el
tiempo, ahora reunidos en una misma noción,cons-tituyen
un
sistema dinámico, se incurvanjuntos, dibujando
unamisma gravitación. La ciencia entonces
-hacia
los años20-
reduceal
máximo, asólo
dos componentes,las
coordenaclasde
la
naturaleza,o
si
sequiere, las fuerzas que gobiernan
el
universo: gravedady
electro-magrretismo.En
los mismos años Kaluzay
Klein
intentaronla
unificaciónde esas dos fuerzas: imaginaron, con ese propósito, un nrundo
des-plegado en nuevas dimensiones
-análogo,
en cierta medida, al que,en
sus transparencias,cifraba
Duchamp-;
un
mundoen que
la curva del espacio-tiempo se calculaba en cinco dimensiones, comoEinstein
lo
había hecho precedentemente con las cuatrodimensio-nes del espacio conccido más
el
tiempo. Esas elucubraciones hansido retomadas
por
los físicos actuales, como Cremmery
Scherk.Puede
ser,
consideran,que
la
quinta
extra-dimensión exista. No estamos conscientes de ella,no
podemos percibirla,ya
que seen-cuentra atrapada, si así puede decirse, en un radio minúsculo de 10-33
centímetros, en el curso de los primeros 10-43 segundos del universo.
Allí,
casi enel
estallido,o
en suprimer
eco, se encontraríareple-gada, escondida,
la
dimensión suplementaria:algo que
se perdió para dar paso al universo verosímil, a la "realidacl".aEinstein,
por
su parte, se entregó ala
fantasía-en
el
sentidopsicoanalítico del
término-
de una totalización, que pudo llamarsegeometría
del
espacio-tiempo, mónada,o
rostro de
Dios. Durante cuatro décadas indagó una equivalencia, una analogía, poseído por el demonio delo
simétrico, o por el de la probable unidad queani-3 A. Salam, op. cit., p. 98.
+ A. Salam, op. cít., p. ll2. El físico se pregunta: "lQué se produjo, qué
ocurrió? Se nos vuelve a plantear el problema de un 'orden' particular, dc
una fractura espontánea de Ia simetría debida a un potencial adecuado qrlc
redujo
el
espacio-tiempo de varias dimensionesa
ese espacio-ticmpo t'onsólo c¡atro dimcnsiones que conocemos:
la
<¡uinta climcnsión pcrrll¡tllcc(:NUEVA INESTABILIDAD
ma todas las fuerzas del universo, como
un
eco invisibley
mucltrde la energía original. Si
la
gravitación-sostuvo
entoncesel demiurgo-
puedeima-ginarse como una propiedad del espacio-tiempo con relación
a
st¡curva, otra fuerza similar tiene que corresponder con la carga
cle(c-trica.
En ese intento, sintetizador, casi borgesco, consumió sustt(¡-ches
y
sus días.Einstein,
en su intento de
totalización, rememorabauna
atn-bición
arcaica:su
cosmología intentabaeliminar
hastala
úrltinr¡rdivisión,
unificar, suprimir
el
corte
existenteentre
dos entiduclt'sigualmente activas
y
presentesen
el
indescifrabley
puntual
lril¡-cionamiento
del
universo.Su
correspondenciacon Max Bt¡rn
tl¡¡cuenta del modo más preciso del proyecto
unificador:
"Oppenhcirtt,el
joven-aclara
Born-,
se interesaba enla
filosofía, en pat'tit:ttlar
en las ideas filosóficas contenidas enla
relatividad de Einstcin.Se
trata
probablemente en este caso del esbozo de una'teorla
ullitaria
cle los campos', eü€ deberíareunir la
gravitacióny el
calllp(relectromagnético, teoría que preocupó a Einstein hasta su mttcl'tr',"'
Se
trata,
en Einstein, de algo que es, como en Parménitlcs, t'l Ser, o de su metáfora energética, concebido comolo
contintl<¡, inrli visibley
hornogéneo.Para Einstein, la energía agrupa
y
fundelo
diversoy
hlcc: tt¡rttrecer toda manifestación
-incluidos
el espacioy el
tiempo-
c()¡rl(, una de sus concreciones. Enel
proyecto einsteiniano podcmgs lt't'r'una transposición
a la
energía delo
que Parménides concibi<i cotrrespecto a la substanc.ia.
En
el
poema de Parménidesel
Ser se describe como algo t¡trr'pertenece al mismo imaginario que la Energía para Einstein y Si¡litttt.
Uno, continuo. ¿Qué nacimiento puedes encontrarle?
¿Dónde y en qué se modifica? Lo que no existe:
no té dejaré nr siquiera pensarlo
o
decirlo. No se puede pcnslrl''r
dccir
lo
eu€ t-ro eu. Porotra
parte: ¿qué necesidad pudo ltitcct'krsurgir, más tarde c, más temprano, brotar de la nada
y
crccct ? r,rr rc:rliclad cscondida !r nuestros olosy
no es pcrccptiblc más <¡ttc itttlirtr'll¡tr('¡rrc, cn l¿rs manifes.aci<¡r'.cs cle la carga cléctrica. Esta cs un¿r tlc L¡s irlt'¡ts
(lr(.¡()s pcrnritiría llcgar a la uniIicaci<ir"r dc la gt'avctlirtl
y
clcl clct'ltrrttt;l¡1 lr..lis¡rr,,, pc,,, lr¡ttattttt,¡,."
un¿t itle¡r vaCía, C¡ttc n() prCscllla Iit tttt'ttot'¡rosilrilitllrtl tlt' itlllt pl'ttt'blt cxlrt't'itltt'nt:tl "
\ All,t,r t l;,i¡stt.i,r y M¡rx ll¡r'll, ('¡r¡'rr's¡xtttdutrt r' 19¡6 ¡9.5.5, l)ittis, St'ttll,
l()71. ¡r 2, t,lr t.¿r¡li¡ t.il,irtl¡ t.s rlt.l 4 tlt'jrtttig <lt'l()19, t'l cr¡lllt'¡tll'tit¡ t's ¡h'
ñ'l,rr ll rll
24
ENSAYOS GENERALES SOBREEL
BARROCO-
De mock¡ que no puede más que ser absolutamente o cesar deltr¡do.
i...1
No es, tampoco,
-divisible,
ya
que su totalidad es homogénea; nohay nada capaz de romper -su óontinuidad,
por
,,,
"*..rt;
ni,
más lejos, algo que pueda hacerlopor
su defecfo: todo está lleno delSer, todo es continuo:
el
Ser se aprieta contra el Ser.Por muy distantes que parezcán las cosas, contémplalas en tu
espíritu como una sora presencia. No cortarás
al ser
de su nexocon
el
Ser..
Ni
para dispersarlopor
toclas partes,ni
para reunirlo.óLa
filosofía,
y
los múltiples
desarrollosde
la
lingüísticaestruc-tural
que
llegarona
identificarsecon
la
especulación filosófica, siguieron un camino,o
cultivaron con ahínco una fantasía opuestaa la
dela
ciencia: enlugar
dela
unificación,o
dela
totalización, avanzaronbajo
el
emblemade
Ia
diseminación,Ia
fractura
y
elcorte
insalvable. Pulverizar significadosy
textos, hacerlosapare-cer bajo otros textos; señalar Ia división, negar la unidad
o la
prio.ridad
del sujetoy
de su monolítica emisión clela
voz.se
prelierelo
fragmentarioy
múltiple
a lo
definido
y
neto,la
ramificación'izomática
a la
raiz;
la
esquizofrenia purverizaday
discontinua,como
la
imagendel
sujeto enun
espejoroto, a
la
paranoia auto.ritaria,
icónica.se
privilegiala
galaxia espejeantey
en expansión,la
dinámica delgrupo;
se descartala órbita,
previsibley
trazad.a,el
sujetosit'able,
aunque sea enel
espacio de su negativiclad.Lo que del discurso científico recae
o
serelleja
negativamenteen
el
conjunto de actividades simbólicas no esel
conocimiento entanto
que precisión matemáticay
formulabre,ni
la
particular
es-tructura
de su presentación,ni
siquiera las leyes inherentesa
eseparticular discurrir
que esel
saber; sino, manifiesta desde Galileohasta A. salam, con su punto cenital en Einstein,
la
viorenta pur-sión de unificación,el
feroz deseodel
uno.se
trata, enla
ciencia,de
compaginarlo
diversoy,
paralelamente,en
el
munclode
lossírnbolos, de escindir ca,Ja vez más:
por
una partela
sed del uno;por la otra
su des-construcción.Pudiéramos
notar,
por
otra
parte,
que
la
concepciónde
loo Tomo
el
poema de Parménides de las obras completas clc plat<in;Platón, Parnténide, tomo vrrr, primera parte, París, Société d'F,dition ,,Lcs
Belles Lettres", 1923, p. 13. Traduzco clel franccis.
NUEVA INESTABILIDAD
simbólico en
tanto
que dispersión,o
diserninación, sefunda a
srrvez en
la
ciencia coma discurso.l)iscurso,
cornoha
señalado Lacan, enterarnente constitt¡irkrde pequeítas letras que llegan a funcionar
por
sí misrnas, indc¡rcrrdienterrtente
de todo
sentidoparticular
y
segúnlas
leyesde
srrscombittaciones propias.
En
ese sentido,el
ternade
la
dispcrsirirr,del paragranra, de
la
lengua cornorrlrltiplicidad,
tiene tarnbiú.rr srrprincipio en
la
ciencia, en la lengu.a de Ia ciencia. Una vez rrr¿is r¡osellcontramos con
la
misma imagen arcaica, conel
antruetipo conceptual que llega hasta nuestro
tiernpo: en los
lnaterialistas, l)t.mócrito
y
Lucrecio,los
átornos,en su
dispersióny
sumisit'¡n ¡¡lazar, se consideran como significantes puros. Lucrecio
_f)c
rcru,,, natura,libro
rr,
125-l.
"Otra
razónpara
observarcon
m/rs ltt.¡rción
esos cuerpos que ves agitarseen
desordenen los
rayos tlt.lsol, es que agitaciones como ésas nos revelan
los
movimicntos st..cretos, invisibles, que también se disimulan en
el
fondodc
lr
rrr¿rteria. Ya que con frecuencia verás ese polvo,
bajo la
influc¡rcii¡ rlt.choques irrvisibles, cambiar completarnente
de
camino, clat. rrr¡rrcha atrás,
ir
de un lado para otro, hacia todas partesy
en toclas lnsdirecciones. Es evidente que esa marcha errante procede e¡r su r,r¡r lidad de los átomos."
Se podría,
a
lo
largo
del
siglo,intentar una
divergenci¿r: un"paralelo" entre la pulsión unificadora de
la
cienciay la
fut'i¡¡ tlt'sconstructora que caracteriza
ala
vez su lenguajey
el
lerrguaic tlt'l arte.En el
rrromento en quela
física fragua su proyecto clc lol¡rlizaci(tn,
los
futuristas-sobre
toclo Severiniy
Balla-
dcscont¡ro neny
reconstituyen enla
tela, paradar
una impresióndc
velr¡c'idad, las nráquinas de entonces, funcionales dioses aceitados t¡tttr ittitt
disfrutaban
del
prestigiode
la
modernidad: ciclistas dcsat'trrittlr¡sen girantes discos de colores, estridentes locomotoras, gconrclt'i;ts
multidimensionales
y
poliéclricas. Comienzala
aventura dela
lla¡¡ mentación,la
era dela
fractura.l-a
clivcrgcnciaentre los
clos discursos,() cntre las dos
pt'/tclit'irs-la
cierrciapor
una parte,el
artey
lo
simbólico,incluido
cl
lt:ngr-ra.jc
dc
la
propia
cicncia,por
otra-,
cs sin
cmbargostilo
apit'rcntc,
al
¡ncn<lscn
un¿r primcr-a fasc.Si
bicrrcl
pnrp<'rsitotlt'
lircic¡rci¿r r's
ln
r¡lrilic¡rc'irin clc srr oll.icl<1, srr ¡rrirrrt'r' itrlenlr¡, sit'ttt¡rtr',('s lir
rlcsirrlt'¡1¡'¡t<'iritltlt'l tttistlto. A
lnctlicl¿r t¡rtt: avatlzitt'l
si¡gllll¡¡rrrlritr¡r
st.lrrlcr¡llrr t'n lr¡
ttuis ¡lt't¡ttt'ltr¡t'l
¡rirrt't'l st'¡r:trlt<lortlt'llt
26 ENSAYOS GENERALES SOBRE
EL
BARROCOtísica: las partículas se van haciendo más ligeras, menos clefinibles,
así como srrs nonrbres basculan
prirnero en
la
literatura
y
luegoen una insulsa poesía próxima
a la
evanescencia: se cornienza coneI cuarq pero
pronto
se llega a algo tan finiseculary
ror¡ranticoide conrola
partícula de charme.En los
años 70el
proceso de desintegraci<in se acelera.-nin-guna palabra más oportuna: se
trata
de aceleratlores tle partículas.Salanr concibe
una
nuevapartícula llalnada
z.
"En
1973,en
elCERN,
en la
cámara Ilanrada Gargarnelle, se pudieron cletectar dc¡stipos
de
procesos,en
el
curso de
experirnentos verdatleranrente épicos. Esos descubrimientos se vieron confinnados en el curso deotros
experimentosy
los
resultados clefinitivos se lograronen
el sLac,el
acelerador li¡real de Stanford, en 1978. En ese experimento se observa una difusión cle electrón polarizado sobre los protorres:no tenemos sólo, en este caso,
un
intercambio defotón,
sinotarn-bién
el
cle una partículaz,
corno seihrstra
enlos
dos cliagramas de Feynman[.
. . J. Después del descubrimiento indirecto de laexis-tencia de 2.,
el
paso más importante que seha
dadoha
sidopre-cisamente
la
produccióny
la
detecciónde
esas partículasi...I.
En
Europa se proyectala
construcción del mayor aparato decoli
sión entre clcctronesy
positrones,el
LEP, que tendrá una circunfe-rencia de unos 27 kilómetrosy
podrdproducir
una cantidadenor-me de partículas
z,
parael
estudio detallado delos
más cliversos aspectos clela
física." 7Poco después
de
realiza¡Jala fisión
del átomo surge enla
no.vela, de modo casi incongruente
-la
psicologíay
la
noción de un"yo"
coherentey
monolíticoera
algo unánimemente aceptado, almenos para
un
personaje deficción-,
el
conceptode
tropismos.Se
trata, dice
Nathalie Sarraute,de
"movimientosinteriores,
te-nues, que se deslizan
con
rapidezen
el
umbral de
nuestra con-ciencia, de pequeños dramas que se desarrollan siguiendo un ciertoritmo
minuciosamente programadoen
el
que
todoslos
mecanis-mos se van abarcanclo, englobando unos en losotros".
Setrata,
deun
modo más ideológico, de una fractura, hasta llegara
unidadesminúsculas, imperceptibles, "tenues",
de
la
unidad del sujeto
s"-puestamente indiseccionable, atómico.IJnica,
entre las
trayectoriasdel
estructuralismo francésque
sedesarrollan, paralelas
o
divergentes,y
marcanla
segunda mitad7 A. Salam, op. cit., pp. 19ó y ss. Yo subrayo.
NUEVA INESTABILIDAI)
del
siglo,la
de Jacques Lacan parece corresponder con ese d<¡rrrt:movimiento que llamaríamos, para establecer una analogía con cl de
la
física nuclear, de aceleración-desintegración,y
de pulsión dcunificación.
En
su rr:lectura de Freud, Lacan priviregiao
instituye conccr)tos siempre próximos
a
una concepcióntlel
sujeto escincri<lo, crividido;
despliegatoda una
fenome'orogía derctrte,
ra
esqtriz.r,r^
falta, la
ausencia-incluso
la
deu'
sujetoproductor
de cliscurs¡¡,que aparece más bien como
un
producto,un
resultadodcl
.itrcgrr
de sus significantes.
Toda
la
primera
etapade
la
enseñanza racanianase
ctlilit.¡¡-en
el
ensayoa la
memoria de Ernest Jones, recogicloen li¡'rils,
ya.se postula
una
identificación entreel
psicoanálisisy
la
arr¡rritectura-,
paradójicamente, sobreel
cimiento dela
fragmenl¿¡cirilry
Ia ausencia.Ausencia, ante todo, de un centro estructurante del
srrjel.,
<¡rrr.se constituye en el lugar del
otro
quele
es preexistente; im¡r,r.lrrrrcia del orden
simbólico"como conjunto diacrítico de
clcr.c'r.s
discretos, separados[.
..]
que están,en tanto
tales,privacl.s
ck.sentido
y
forman en su conjugación una estructura articrrladar, t.rrrrbinatoria
y
autónoma. Porun
r¿vonamientomuy
sencillo sc c()rr prende que esta estructurano
tiene origen, que,si
existe,n()
s(:puede hacer su génesis; está siempre
allí,
puesto que los elcrnclrrr¡ssólo valen unos en relación con
los
otros,'.8El
gran
Otro-,4,
enel
esquemalacaniano-
es,,el lc'grr.ic
que está siempre
allí. Es
el
otro
del
discurso universal,dc
totkrlo
que ha sido dicho enla
medida en que es pensabre.Dirfa
qtrces también el
otro
de la biblioteca de Borges, ¿e ta biutioteca t<¡r¿¡1.Es también
el
otro
dela
verdad, eseotio
que esun
terccro
r.cs-pecto
a
todo
diálogo, porqueen er
diálogodel uno con
cr
t¡rrr¡siempre está
lo
que funciona
como referenciatanto
cle acr.r.(r(,corno
de
desacuerdo,el
otro
der pacto comoel
otro
de ra
c'rr troversia".eInterviene también, en
lo
que se va constituyendoc'mo
gl-'f,
en la obra dc Jacques Lacan, la nc¡ción de a, recípioco simétrico clt,lyo imaginario, asimilable a un rcsiclu', a un fondr¡ irreductiblc, lx)r.
t
Jucqucs-Al.in Miilc'r, Cinco cotrlcrencius caraqucñas sobrc l.aca¡t, c.^racas, 'r E<litr¡¡'i¡¡l Alcncr¡ dc Carncns, *¡lccción
Anrlliic', ;.
i,j.-JrrcqtrcsAl¡¡irr Millcr, o¡t. <.it., 1.t1t.21 22.