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Declaración de la fe una vez dada a los santos

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Academic year: 2021

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Declaración de la fe una

vez dada a los santos

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EL MENSAJERO DE LA VERDAD PRESENTE

La Declaración de la fe una vez dada a los santos, recoge las creencias fundamentales los miembros de la

Iglesia de los Reformadores Adventistas del Séptimo Día en Sarchí,

Costa Rica. Este folleto es publicado

por la Editorial Mensajero Reformista. ® 2020. Todos los derechos

reservados, se prohíbe su reproducción sin el permiso del autor.

Autor: Hno. Jose Solano A. Revisión del texto: Hna. Maribel Díaz Ojeda, Hno.

Carlos Ramírez Corrales.

Todas las citas de los Testimonios, se toman de la versión electrónica del sitio egwwritings.org cuyos derechos de autor pertenecen al Ellen G. White® Estate. Las mismas se usan dentro del “fair use” en armonía con el U.S. Copyright Code, Title 17, Sec. 107.

Si desea mayor información, contáctenos: Sitio web: irasd.org Correo electrónico: info@irasd.org WhatsApp: +52 1 777 210 7531 Facebook: reforma.adventista Twitter: IglesiaAsd

Como Iglesia, creemos que todos los creyentes, deben tener una misma fe. “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos, una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estés perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.” 1 Corintios 1:10.

“Como pueblo, hemos de mantenernos firmes

en la plataforma de la verdad eterna que ha

resistido la prueba y el examen. Hemos de

aferrarnos a las seguras columnas de nuestra fe. Los principios de la verdad que nos ha

revelado Dios son nuestro único fundamento verdadero. Nos han hecho lo que somos. El tiempo transcurrido no ha disminuido su valor. El enemigo se esfuerza constantemente por sacar esas verdades de su marco y poner en su lugar teorías espurias. Introducirá todo lo que pueda para llevar a cabo sus designios engañosos. Pero el Señor hará surgir a

hombres de percepción aguda que darán a esas verdades su debido lugar en el plan de Dios.” Mensajes Selectos, tomo 1, p. 235.

Por lo tanto, las siguientes declaraciones de fe, extraídas de la Biblia y los Testimonios, son las que profesamos, enseñamos y defendemos, en medio de la apostasía de los últimos días. Todos los que se unan a nosotros en esta santa obra, deben creer, practicar y defender estos principios.

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REFORMADORES ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

CREENCIA p.

1. Las Sagradas Escrituras 3

2. Dios 8

3. Jesucristo 8

4. El Espíritu Santo 12

5. La creación 13

6. El origen del mal 16

7. El plan de redención 19

8. La oración y el velo en la mujer 22

9. Los diez mandamientos 24

10. La idolatría 25

11. El santo sábado y el domingo 27

12. La ley ceremonial 29

13. El matrimonio, divorcio y recasamiento 30

14. La iglesia de Dios 36

15. Los ritos sagrados 38

16. La disciplina 43

17. El cristiano y el gobierno 46

18. La profecía bíblica 49

19. La verdad presente 50

20. El estado de los muertos 51

21. El espiritismo 54

22. El infierno 55

23. El santuario 57

24. El juicio investigador 58

25. El sellamiento de los 144 000 58

26. La reforma pro salud 62

27. La reforma en el vestido 63

28. La separación 65

29. Las celebraciones paganas 69

30. La segunda venida de Cristo 70

31. El milenio 71

32. El paraíso restaurado 71

33. Preguntas para el bautismo 72

34. Fórmula bautismal 74

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LAS SAGRADAS ESCRITURAS Como creyentes adventistas del séptimo día ortodoxos, creemos que las Sagradas Escrituras están constituidas por la Biblia y el Espíritu de Profecía. Las Escrituras fueron dadas, a medida que su pueblo lo iba requiriendo, mediante los profetas (Amos 3:7; Hebreos 1:1).

“Las Escrituras fueron dadas a los hombres, no en una cadena continua de declaraciones ininterrumpidas, sino parte tras parte a través de generaciones sucesivas, a medida que Dios en su providencia veía una oportunidad adecuada para impresionar a los hombres en varios tiempos y en diversos lugares. Los hombres escribieron a medida que fueron movidos por el Espíritu Santo.” Mensajes selectos, tomo 1, p. 22

Debemos estar atentos a su contenido y tener el cuidado de no menospreciar lo revelado por el Espíritu Santo. (1 Tesalonicenses 5:19-22; Romanos 2:13) 1.1. Sobre la inspiración:

Creemos que Dios inspiró a los profetas, no las palabras de los profetas. (2 Pedro 1:19-21)

“No son las palabras de la Biblia las inspiradas, sino los hombres son los que fueron inspirados. La inspiración no obra en las palabras del hombre ni en sus expresiones, sino en el hombre mismo, que está imbuido con pensamientos bajo la influencia del Espíritu Santo. Pero las palabras reciben la impresión de la mente individual. La mente divina es difundida. La mente y voluntad divinas se combinan con la mente y voluntad humanas. De ese modo, las declaraciones del hombre son la palabra de Dios.” Mensajes selectos, tomo 1, p. 24

Por eso rechazamos la inspiración verbal, es decir, no creemos que Dios haya dictado a los profetas lo que debían escribir, si no, que les mostraba lo que deseaba comunicar y les guiaba para que lo vertieran en palabras humanas. “Dios se ha dignado comunicar la verdad al mundo por medio de instrumentos humanos, y él mismo, por su Santo Espíritu, habilitó a hombres y los hizo capaces de realizar esta obra. Guió la inteligencia de ellos en la elección de lo que debían decir y escribir. El tesoro fue confiado a vasos de barro, pero no por eso deja de ser del cielo. Aunque llevado a todo viento en el vehículo imperfecto del idioma humano, no por eso deja de ser el testimonio de Dios; y el hijo de Dios, obediente y creyente, contempla en ello la gloria de un poder divino, lleno de gracia y de verdad”. Mensajes selectos, tomo 1, p. 29

Las únicas Escrituras que vierten literalmente las palabras de Dios, son los Diez mandamientos, cuya escritura y redacción correspondió directamente al mismo Dios.

"La Biblia nos muestra a Dios como autor de ella; y sin embargo fue escrita por manos humanas, y la diversidad de estilo de sus diferentes libros muestra la

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individualidad de cada uno de sus escritores. Las verdades reveladas son todas inspiradas por Dios (2 Timoteo 3:16); y con todo están expresadas en palabras humanas. Y es que el Ser supremo e infinito iluminó con su Espíritu la inteligencia y el corazón de sus siervos. Les daba sueños y visiones y les mostraba símbolos y figuras; y aquellos a quienes la verdad fuera así revelada, revestían el pensamiento divino con palabras humanas.

“Los Diez Mandamientos fueron enunciados por el mismo Dios y escritos con su propia mano. Su redacción es divina y no humana. Pero la Biblia, con sus verdades de origen divino expresadas en el idioma de los hombres, es una unión de lo divino y lo humano. Esta unión existía en la naturaleza de Cristo, quien era Hijo de Dios e Hijo del hombre. Se puede decir de la Biblia, lo que fue dicho de Cristo: ‘Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros’ Juan 1:14.

“Escritos en diferentes épocas y por hombres que diferían notablemente en posición social y económica, y en facultades intelectuales y espirituales, los libros de la Biblia presentan contrastes en su estilo, como también diversidad en la naturaleza de los asuntos que desarrollan. Sus diversos escritores se valen de expresiones diferentes; a menudo la misma verdad está presentada por uno de ellos de modo más patente que por otro. A hora bien, como varios de sus autores nos presentan el mismo asunto desde puntos de vista y aspectos diferentes, puede parecer al lector superficial, descuidado y prevenido, que hay divergencias o contradicciones, allí donde el lector atento y respetuoso discierne, con mayor penetración, la armonía fundamental.” Mensajes selectos, tomo 1, p. 28-29. 1.2. La Biblia:

Creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, sus relatos son historia pura, verdadera y no simple leyendas, solo los necios dudan de su inspiración. (1 Tesalonicenses 2:13)

“Hay eruditos que tienen educación universitaria, pero esos pastores no alimentan a la grey de Dios. No consideran que las excelencias de las Escrituras continuamente estarán desplegando sus tesoros ocultos, a medida que sean descubiertas joyas preciosas cuando se cave en su procura. Hay hombres que se esfuerzan por ser originales, que se ponen por encima de lo que está escrito. Por lo tanto, su sabiduría es necedad. Descubren por adelantado cosas admirables, ideas que revelan que están muy atrasados en la comprensión de la voluntad y de los propósitos de Dios. Procurando simplificar o desenredar los misterios ocultos durante siglos a los mortales, son como un hombre que forcejea torpemente en el lodo, incapaz de liberarse, y que, sin embargo, dice a otros cómo salir del mar fangoso en que se encuentran. Esta es una representación adecuada de los hombres que tratan de corregir los errores de la Biblia. Nadie puede mejorar la Biblia sugiriendo lo que el Señor quiso decir o lo que debería haber dicho.” Mensajes selectos, tomo 1, p. 18

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Todo cristiano, debe estudiarla a diario (Hechos 17:11) para conocer la voluntad de Dios y no pecar (Salmo 119:11), aprender la verdad (Juan 17:17), discernir el engaño y ser sabio para salvación (2 Timoteo 3:15-17).

“Por todo el mundo se necesita un reavivamiento en el estudio de la Biblia. Ha de llamarse la atención, no a los asertos de los hombres, sino a la Palabra de Dios. Cuando esto se haga, se realizará una obra poderosa. Cuando Dios declaró que su Palabra no volvería a él vacía, quiso decir todo lo que dijo. El Evangelio ha de ser predicado a todas las naciones. La Biblia ha de ser abierta ante la gente. Un conocimiento de Dios es la más alta educación, y cubrirá la tierra con su maravillosa verdad, como las aguas cubren el mar.” El evangelismo, p. 334 Aceptamos como inspirados los 39 libros del Antiguo Testamento y los 27 del Nuevo, rechazamos los libros bíblicos apócrifos de las biblias católicas. Para nuestros servicios religiosos, lecciones y literatura usamos la versión Reina Valera de 1960 en el idioma español. Para nuestros servicios religiosos, lecciones y literatura usamos la versión Reina Valera de 1960 en el idioma español.

1.3. El don profético:

Creemos que la Biblia enseña claramente que Dios ha dado dones espirituales a su Iglesia para la obra de perfeccionar la unidad de los santos (Efesios 4:8-16). Uno de esos dones es el de profecía. Hombres y mujeres santos, fueron llamados a comunicar el mensaje celestial de consolación y amonestación al pueblo de Dios en distintas edades.

Acerca de ejemplos de mujeres profetas en la Biblia, ver: María (Éxodo 15:20), Débora (Jueces 4:4), Hulda (2 Reyes 22:14- 16), Ana (Lucas 2:36), las hijas de Felipe (Hechos 21:9). Asimismo, las Escrituras muestran que el don de profecía constituye una de las características visibles del pueblo remanente de los últimos días (Apocalipsis 12:17; 19:10). En cumplimiento de esas profecías, Dios llamó a una humilde mujer Elena G. de White, para constituirla en su mensajera para los últimos días, por lo tanto, las enseñanzas impartidas por el don de profecía tienen su origen en el cielo, y son la voz de Dios a su pueblo.

El Señor ha dado este don a su iglesia para que sea respetado y obedecido, y llega a nosotros bajo la dirección del Espíritu Santo. Debemos esforzarnos por conocer lo que dicen sus escritos, vivir conforme a la luz revelada, ya que de esa manera será prosperada (2 Crónicas 20:20).

El negar la existencia de ese don, equivaldría a negar la validez de la Biblia que contiene su promesa, por eso, debemos esforzarnos por conocer lo que dicen sus escritos, vivir conforme a la luz revelada y tener cuidado de rechazar la verdad comunicada por su medio.

“En los tiempos antiguos Dios habló a los hombres por la boca de los profetas y apóstoles. En estos días les habla por los Testimonios de su Espíritu. Nunca hubo un tiempo en que Dios instruyera a su pueblo más fervientemente de lo que lo

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instruye ahora acerca de su voluntad y de la conducta que quiere que siga.” Joyas de los Testimonios, tomo 2, p. 276

Este precioso don ha sido dado para proteger a la iglesia del Señor de los peligros finales. Por eso, Satanás lo odia y hace todo esfuerzo para derribarlo. (Proverbios 29:18).

“Satanás está… constantemente haciendo fuerza por introducir lo espurio a fin de apartar de la verdad. Precisamente, el último engaño de Satanás se hará para que no tenga efecto el testimonio del Espíritu de Dios. “Sin profecía el pueblo será disipado” (Proverbios 29:18, versión Valera antigua). Satanás trabajará hábilmente en diferentes formas y mediante diferentes instrumentos para perturbar la confianza del pueblo remanente de Dios en el testimonio verdadero.” Mensajes selectos, tomo 1, p. 54-55.

Parte de la apostasía predicha por las Escrituras (1 Timoteo 4:1) Consistirá en el desprecio de los Testimonios por gran parte del pueblo adventista nominal. “Se encenderá un odio satánico contra los testimonios. La obra de Satanás será perturbar la fe de las iglesias en ellos por esta razón: Satanás no puede disponer de una senda tan clara para introducir sus engaños y atar a las almas con sus errores si se obedecen las amonestaciones y reproches del Espíritu de Dios.” Mensajes selectos, tomo 1, p. 55

Ninguna persona que no crea en el don profético dado a Elena G. de White puede unirse como miembro de nuestra iglesia y su desprecio por los mensajes dados a Su mensajera, tiene consecuencias eternas.

“Vi el estado de algunos que se adherían a la verdad presente pero que no hacían caso de las visiones—la forma que el Señor había escogido para enseñar, en algunos casos, a los que erraban en la verdad bíblica. Vi que los que atacaban las visiones no atacaban al gusano—al débil instrumento mediante el cual hablaba Dios—sino al Espíritu Santo. Vi que era una cosa pequeña hablar contra el instrumento, pero que era peligroso menospreciar las palabras de Dios. Vi que si ellos estaban en error y Dios quería mostrarles sus errores por medio de visiones, y ellos desdeñaban las enseñanzas de Dios por medio de visiones, quedarían abandonados para que siguieran sus propios caminos y corrieran en la senda del error y pensaran que estaban en lo correcto hasta que se dieran cuenta demasiado tarde. Entonces, en el tiempo de angustia, los oí clamar a Dios en agonía: “¿Por qué no nos mostraste nuestro error para que pudiéramos haber hecho lo correcto y hubiéramos estado listos para este tiempo?” Entonces un ángel los señaló y dijo: “Mi Padre enseñó, pero no quisisteis ser enseñados. Habló mediante visiones, pero desdeñasteis su voz y él os abandonó a vuestros propios caminos para que estuvierais satisfechos con vuestras propias obras” Mensajes selectos, tomo 1, p. 45

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1.4. El culto familiar:

Creemos que es deber de los padres enseñar a sus hijos la verdad y guiarles con el ejemplo al estudio diarios de las Escrituras (Proverbios 22:6). Por eso, en nuestros hogares se debe realizar el culto matutino y vespertino dirigido por el padre o en su defecto por la madre (Deuteronomio 6:6-7; Salmo 55:17; 92:2). "En cada familia debería haber una hora fija para el culto matutino y vespertino." La oración, p. 202

"Por la noche y por la mañana uníos con vuestros hijos en el culto a Dios, leyendo su Palabra y cantando sus alabanzas. Enseñadles a repetir la ley de Dios." El evangelismo, p. 364.

"Para despertar y fortalecer el amor hacia el estudio de la Biblia, mucho depende del uso que se haga de la hora del culto. Las horas del culto matutino y del vespertino deberían ser las más dulces y útiles del día. Entiéndase que no deben interferir con esa hora pensamientos perturbadores y poco amables. Reúnanse los padres y los niños para encontrarse con Jesús, y para invitar a los santos ángeles a estar presentes en el hogar. Los cultos deberían ser breves y llenos de vida, adaptados a la ocasión, y variados. Todos deberían tomar parte en la lectura de la Biblia, y aprender y repetir a menudo la ley de Dios. Los niños tendrán más interés si a veces se les permite que escojan la lectura. Háganseles preguntas acerca de lo leído y permítaseles que también las hagan ellos. Menciónese cualquier cosa que sirva para ilustrar su significado. Si el culto no es demasiado largo, permítase que los pequeñuelos oren y se unan al canto, aunque se trate de una sola estrofa...

“Los padres deberían consagrar tiempo diariamente al estudio de la Biblia con sus hijos. Sin duda, se requerirá esfuerzo, reflexión y algún sacrificio para llevar a cabo esto, pero el esfuerzo será ricamente recompensado. Dios ordena a los padres, como preparación para enseñar sus preceptos, que los guarden en su corazón. “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón—dice Jehová—; y las repetirás a tus hijos”. Deuteronomio 6:6, 7. Para interesar a nuestros niños en la Biblia, nosotros mismos debemos tener interés en ella. Para despertar en ellos el amor hacia su estudio, nosotros mismos debemos amarlo... Debemos obedecer todo lo que la Palabra de Dios manda. Podemos reclamar todas sus promesas." La educación, p. 186-187, 189.

Para tal efecto, haremos el año bíblico y usaremos libros devocionales de Elena G. de White y nuestras lecciones de Escuela Sabática: “El mensajero de la verdad presente”, las cuales se basan únicamente en la Biblia y los Testimonios, dando el alimento de la verdad presente pura, a nuestra hermandad. Así como las otras publicaciones oficiales de nuestra iglesia.

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DIOS

Creemos que hay un solo Dios, el Padre eterno sin principio y sin fin (Salmo 90:1-2), inmortal (1 Timoteo 6:16) omnipotente (Lucas 1:37, Salmo 91:1) y no cambia (Santiago 1:17). Es un ser espiritual (Juan 4:24) y personal a la vez; no es un ser abstracto, hemos sido creados a Su imagen y semejanza. (Génesis 1:26-27) y se le describe como un Anciano de días (Daniel 7:9-10). Él se ha revelado al mundo por medio de su Palabra, de la naturaleza y principalmente mediante la manifestación de su Hijo en su vida terrenal (Juan 1:18; 14:7).

“Cristo es una perfecta revelación de Dios. Este Cristo declara mediante el inspirado evangelista: “A Dios nadie lo vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”. Juan 1:18. “Nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”. Mateo 11:27. Estas palabras muestran la importancia del estudio del carácter de Cristo. Únicamente por el conocimiento de Cristo podemos conocer a Dios." En los lugares celestiales, p. 252.

Dios está presente en todas partes por su representante, el Espíritu Santo (Salmo 139: 1-12). Tiene su trono en el cielo, y los hombres en su presente estado pecaminoso no pueden verlo (Isaías 59:2; Éxodo 33:20). Solamente por fe (Hebreos 11:6), por medio de Jesucristo (Juan 14:6) es que podemos llegar a Él. Por las Escrituras sabemos que es un Dios de amor (1 Juan 4:8), perdonador (Éxodo 34:6-7), que no hace acepción de personas (1 Pedro 1:17), que está dispuesto a perdonar al pecador (Salmo 86:5; Ezequiel 33:11), pero, a la vez es celoso y fuego consumidor (Deuteronomio 4:24)

La Biblia le llama el Padre y Dios de nuestro Señor Jesucristo (Efesios 1:3; 2 Corintios 1:3; 1 Pedro 1:3). La familia de Dios en la tierra y en el cielo, lleva Su Nombre (Efesios 3:14-15). Cuando aceptamos a Jesús por la fe, nos convertimos en hijos adoptivos del Padre eterno (Efesios 1:5-6 Ver 1 Juan 3:1-2; Romanos 8:15; Gálatas 3:26; 4:6-7), eso conlleva una separación de lo inmundo (2 Corintios 6:17-18) y el hacer su voluntad de Dios (Mateo 12:46-50) y por la fe, estamos llamados a vencer (Apocalipsis 21:7) y por lo tanto, a convertirnos en coherederos con Cristo (Romanos 8:16-17). No debe quedar duda de que Dios demanda de sus hijos perfección (Mateo 5:48) y santidad (1 Pedro 1:15-16). Él debe ser el objeto de nuestro amor de todo corazón (Lucas 10:27). Así, los verdaderos creyentes tienen comunión con Dios y con su Hijo (1 Juan 1:3)

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JESUCRISTO

Creemos que hay un Señor Jesucristo (1 Corintios 8:6), quien en su existencia pre terrenal era conocido como el Verbo (Juan 1:1), que fue engendrado literalmente como Hijo del Padre en la eternidad (Proverbios 8:22-30; Miqueas

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5:2). Por ese motivo, le plació a Dios que en Él habitara la plenitud de la Deidad (Colosenses 1:18; 2:9) y comparte Su misma sustancia y es Su imagen, y fue exaltado a la igualdad con Dios. Por medio de Él Dios creó todas las cosas (Juan 1:2-3; Colosenses 1:15-17). Con la iglesia primitiva afirmamos que Jesucristo es el Hijo de Dios (Mateo 14:33; 16:16) y Señor nuestro (Filipenses 2:11).

“El Señor Jesucristo, el divino Hijo de Dios, existió desde la eternidad como una persona distinta, y sin embargo era uno con el Padre. Era la excelsa gloria del cielo. Era el Comandante de las inteligencias celestiales, y el homenaje de la adoración de los ángeles era recibido por él con todo derecho. Esto no era robar a Dios. [Personificando la sabiduría], declara de sí mismo: “Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo, antes de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el principio, antes de la tierra. Antes de los abismos fui engendrada; antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas. Antes que los montes fuesen formados, antes de los collados, ya había sido yo engendrada; no había aun hecho la tierra, ni los campos, ni el principio del polvo del mundo. Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo”. Proverbios 8:22-27.

“Hay luz y gloria en la verdad de que Cristo fue uno con el Padre antes que estableciera el fundamento del mundo. Esta es la luz que brilla en un lugar oscuro haciéndolo resplandecer con gloria divina y original. Esta verdad, infinitamente misteriosa en sí misma, explica otras verdades misteriosas que de otra manera serían inexplicables, al paso que está encerrada como algo sagrado en luz inaccesible e incomprensible.

“Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios”. Salmos 90:2” Exaltad a Jesús, p. 10.

“A éste, Dios ha ensalzado con su diestra por ser un Príncipe y un Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados “. Se ha hecho una oferta completa; porque “de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito,” no un Hijo por creación, como los ángeles, ni un hijo por adopción, como lo es el pecador perdonado, sino un hijo engendrado en la expresa imagen de la persona del padre, y en todo el resplandor de su majestad y gloria, uno igual a Dios en autoridad, dignidad y perfección divina En él habitaba toda la plenitud de la Deidad corporalmente.” The Signs of the Times, 30 de mayo de 1895

“Dios es Padre de Cristo; Cristo es el Hijo de Dios. A Cristo ha sido dada una posición exaltada. Ha sido hecho igual al Padre. Todos los consejos de Dios están abiertos para su Hijo.” Testimonios para la iglesia, tomo 8, p. 280

“Cristo era la semejanza de Dios, el resplandor de su gloria, la misma imagen de su persona.” Hijos e hijas de Dios, p. 23

[Para un mayor estudio de nuestra creencia acerca de la Deidad, favor estudiar los folletos La verdadera Deidad y Un engaño llamado trinidad, publicados por

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nuestra iglesia.]

3.2. Sujeto al Padre y Engendrado:

La Biblia, deja claro, que el Padre es mayor que el Hijo (Juan 14:28), y enseña que Dios es la cabeza de Jesucristo (1 Corintios 11:3) a quien este reconoce como su Dios (Juan 20:17; 2 Corintios 11:3) y está sujeto a Él (1 Corintios 15:27-28) 3.3. Su naturaleza humana:

Creemos que la Biblia, llama a la encarnación de Jesús, el misterio de la piedad (Colosenses 1:26-27; 1 Timoteo 3:16). El Verbo se hizo carne (Juan 1:14) y nació de mujer (Gálatas 4:4; Mateo 1:16,25), participó de carne y sangre (Hebreos 2:14).Tomó para sí la naturaleza caída de la semilla de Abraham, degrada por 4000 años de pecado con toda su herencia, en la cual padeció (1 Pedro 4:1) para hacer posible la redención de nuestra raza.

“La doctrina de la encarnación de Cristo es un misterio: El misterio que había estado oculto desde los siglos y edades (Colosenses 1: 26). Es el misterio grande y profundo de la piedad. «Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros». Cristo tomó sobre sí la naturaleza humana, una naturaleza inferior a la suya que era celestial.” Exaltad a Jesús, p. 68.

“Él tomó sobre su naturaleza sin pecado nuestra naturaleza pecaminosa, para que pudiera conocer cómo socorrer a aquellos que son tentados” Comentario Bíblico Adventista, tomo 7-A, p. 450.

“Cristo no tomó la naturaleza humana en forma aparente. La tomó de verdad. En realidad, poseyó la naturaleza humana. «Por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo» (Heb.2:14). Era el hijo de María; era de la simiente de David de acuerdo con la ascendencia humana. Se declara de él que era hombre, el hombre Cristo Jesús.” Mensajes selectos, tomo 1, p. 290. “Habría sido una humillación casi infinita para el Hijo de Dios revestirse de la naturaleza humana, aun cuando Adán poseía la inocencia del Edén. Pero Jesús aceptó la humanidad cuando la especie se hallaba debilitada por cuatro mil años de pecado. Como cualquier hijo de Adán, aceptó los efectos de la gran ley de la herencia. Y la historia de sus antepasados terrenales demuestra cuáles eran aquellos efectos. Mas él vino con una herencia tal para compartir nuestras penas y tentaciones, y darnos el ejemplo de una vida sin pecado.” El Deseado de todas las gentes, p. 32.

Vivió entre los hombres, lleno de gracia y verdad, para ser nuestro ejemplo (1 Pedro 2:21), fue tentado en todo como nosotros (Hebreos 4:15), y nos comprende (Hebreos 2:17) sin embargo no pecó, por lo que nos puede socorrer. “Él tomó sobre su naturaleza sin pecado nuestra naturaleza pecaminosa, para que pudiera conocer cómo socorrer a aquellos que son tentados” Comentario Bíblico Adventista, tomo 7-A, p. 450; Medical ministry, p. 181

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“Muchos dicen que Jesús no fue como nosotros somos y, por lo tanto, como era divino, nosotros no podemos vencer como él venció. Pero esto no es verdad. ‘Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abrahán… Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados’ (Heb. 2:16-15). Cristo conoce las pruebas del pecador, conoce sus tentaciones. Tomó sobre sí nuestra naturaleza y tentado en todo como nosotros. El lloró, fue un hombre de dolores y experimentado en quebranto… Como hombre vivió sobre la tierra. Como hombre ascendió al cielo. Como hombre es el sustituto de la humanidad. Como hombre vive para interceder por nosotros. Como hombre volverá otra vez con poder real y gloria para recibir a los que lo aman y para quienes está preparando ahora un lugar. Deberíamos regocijarnos y dar gracias a Dios por que ‘ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó’ (Hech. 17:31)” Bible Echo, 1º de noviembre de 892; Recibiréis poder, p. 371

“…Cuando Adán fue asaltado por el tentador, no pesaba sobre él ninguno de los efectos del pecado. Gozaba de una plenitud de fuerza y virilidad, así como del perfecto vigor de la mente y el cuerpo. Estaba rodeado por las glorias del Edén, y se hallaba en comunión diaria con los seres celestiales. No sucedía lo mismo con Jesús cuando entró en el desierto para luchar con Satanás. Durante cuatro mil años, la familia humana había estado perdiendo fuerza física y mental, así como valor moral; y Cristo tomó sobre sí las flaquezas de la humanidad degenerada. Únicamente así podía rescatar al hombre de las profundidades de su degradación” El Deseado de todas las gentes, p. 92-93

Murió como nuestro sacrificio (Romanos 5:8; Hebreos 10:5,10) siendo solo Él el medio para alcanzar salvación (Hechos 4:12). Por eso, el mensaje de la naturaleza humana de Cristo, es parte de la verdad presente y la Palabra de Dios nos advierte, sobre aquellos que niegan la encarnación real, o sea, que Jesucristo siendo Dios, se hizo verdadero hombre y nos dice que los tales, tienen el espíritu del anticristo. (1 Juan 4:13; 2 Juan 7)

“La humanidad del Hijo de Dios es todo para nosotros. Es la cadena áurea que une nuestra alma con Cristo, y mediante Cristo, con Dios. Esto ha de ser nuestro estudio.” Mensajes selectos, tomo 1, p. 286.

3.4. Su ministerio actual:

Creemos que Jesucristo es hoy nuestro Sumo Sacerdote en el Lugar Santísimo del santuario celestial (Hebreos 4:14; 6:19-20; 8:1-2), donde como mediador, entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2.5), sirviendo como nuestro abogado (1 Juan 2:1) a través de los méritos de su sangre derramada, asegura el perdón de los pecados de todos los que continuamente vienen a Él (Hebreos 7:24-25; 9:24-26). Allí, al final de los 2300 días proféticos en 1844, Él realiza la gran de obra expiación final, que consiste en borrar y quitar los pecados de los libros del cielo, purificando así el santuario, tal como se mostró simbólicamente en el servicio del sacerdocio

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levítico, que anticipaba y prefiguraba el ministerio de nuestro Señor en el cielo. “La intercesión de Cristo por el hombre en el santuario celestial es tan esencial para el plan de la salvación como lo fue su muerte en la cruz. Con su muerte dio principio a aquella obra para cuya conclusión ascendió al cielo después de su resurrección. Por la fe debemos entrar velo adentro, “donde entró por nosotros como precursor Jesús”. Hebreos 6:20. Allí se refleja la luz de la cruz del Calvario; y allí podemos obtener una comprensión más clara de los misterios de la redención. La salvación del hombre se cumple a un precio infinito para el cielo; el sacrificio hecho corresponde a las más amplias exigencias de la ley de Dios quebrantada. Jesús abrió el camino que lleva al trono del Padre, y por su mediación pueden ser presentados ante Dios los deseos sinceros de todos los que a él se allegan con fe.” Exaltad a Jesús, p. 232

«En el gran día del juicio final los muertos han de ser juzgados “por las cosas que” están “escritas en los libros, según sus obras”. Apocalipsis 20:12. Entonces, en virtud de la sangre expiatoria de Cristo, los pecados de todos los que se hayan arrepentido sinceramente serán borrados de los libros celestiales. En esta forma el Santuario será liberado, o limpiado, de los registros del pecado. En el tipo, esta gran obra de expiación, o el acto de borrar los pecados, estaba representada por los servicios del Día de la Expiación; o sea, la purificación del Santuario terrenal por medio de la eliminación de los pecados que lo habían manchado, en virtud de la sangre de la víctima.» Cristo en su santuario, p. 40

[Para un mayor estudio de nuestra creencia, favor estudiar el folleto La naturaleza humana de Cristo, publicado por nuestra iglesia.]

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EL ESPIRITU SANTO

Creemos que, el Espíritu Santo procede del Padre (Juan 15:26) y es enviado en nombre del Hijo (Juan 14:26), para acompañar a los que obedecen a Dios (Hechos 5:32) y guardan sus mandamientos, solo ellos lo pueden recibir (Juan 14:15-17; 1 Corintios 2:12-14).

El Espíritu Santo tiene una obra inicial que hacer con los incrédulos, que consiste en convencerles de pecado y guiarlos al pleno conocimiento de la Verdad (Juan 16:8-11). Una vez que se unen a la iglesia de Dios, los miembros reciben el Espíritu mediante la imposición de manos (Hechos 8:14-20; 19:5-7), creando un nuevo ser en el creyente, guiándole a la obediencia. Estamos llamados a vivir en el Espíritu (Gálatas 5:25), siendo la manifestación visible de la presencia del Espíritu Santo en la vida de los creyentes, un carácter semejante al de Cristo, y se manifiesta por sus frutos (Gálatas 5:22-23).

Mediante su ayuda, la Iglesia recibe poder (Hechos 1:8) y dones (1 Corintios 12:4-11) y es capacitada para cumplir con la labor misionera, a la vez, que nos ayuda para guardar la unidad de la fe (Efesios 4:3-5).

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4.1 La naturaleza del Espíritu Santo:

Sobre la naturaleza del Espíritu Santo, creemos que no es indispensable el poder definirla y de hecho, es imposible hacerlo, porque no ha sido revelada (Deuteronomio 29:29).

“No es esencial para nosotros ser capaces de definir con precisión qué es el Espíritu Santo. Cristo nos dice que el Espíritu es el Consolador, “el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre.” (Juan 15: 26.) Se asevera claramente tocante al Espíritu Santo, que en su obra de guiar a los hombres a toda verdad, “no hablará de sí mismo.” (Juan 16:13)

“La naturaleza del Espíritu Santo es un misterio. Los hombres no pueden explicarla, porque el Señor no se la ha revelado. Los hombres de conceptos fantásticos pueden reunir pasajes de las Escrituras y darles interpretación humana; pero la aceptación de esos conceptos no fortalecerá a la iglesia. En cuanto a estos misterios, demasiado profundos para el entendimiento humano, el silencio es oro.” Hechos de los apóstoles, p. 42-43.

Sin embargo, eso no significa que estemos en tinieblas. Tanto, la Biblia como los Testimonios tiene luz acerca de quién es el Espíritu Santo. Sabemos que el Espíritu es el Señor (2 Corintios 3:17) y es la mente de Dios y de Cristo (1 Corintios 2:11-16; Isaías 40:13; Romanos 11:34). Es el Espíritu de Cristo, dado por el Padre, que hace que Él habite en el creyente (Gálatas 4:6; 2:20; 1 Corintios 6:15,19-20) El Espíritu Santo es el Espíritu de Cristo.” Manuscript Releases, tomo 14, p. 84 “El Espíritu Santo es el representante de Cristo, pero despojado de la personalidad humana e independiente de ella. Estorbado por la humanidad, Cristo no podía estar en todo lugar personalmente. Por lo tanto, convenía a sus discípulos que fuese al Padre y enviase el Espíritu como su sucesor en la tierra.” El Deseado de todas las gentes, p. 622-623.

"Necesitamos el Espíritu Santo, que es Jesucristo" Carta 66, 10 de abril de 1894. “Esto se refiere a la omnipresencia del Espíritu de Cristo, llamado el Consolador.” Manuscript Releases, tomo 14, p. 179

“Dejen que ellos estudien el capítulo diecisiete de Juan, y aprendan como orar y como vivir la oración de Cristo. Él es el Consolador. Él morará en sus corazones, haciendo que su gozo sea completo.” Review and Herald, 27de enero de 1903

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LA CREACION

Creemos que en las edades eternas, Dios creó (Génesis 1:1) todas las cosas, por medio del Verbo (Juan 1:1-3), tanto visibles como invisibles (Colosenses 1:15-17; Hebreos 1:2.).

“El Padre obró por medio de su Hijo en la creación de todos los seres celestiales. “Porque por él fueron creadas todas las cosas,… sean tronos, sean dominios, sean

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principados, sean potestades; todo fue creado por él y para él”. Colosenses 1:16. Los ángeles son los ministros de Dios, que, irradiando la luz que constantemente dimana de la presencia de él y valiéndose de sus rápidas alas, se apresuran a ejecutar la voluntad de Dios. Pero el Hijo, el Ungido de Dios, “la misma imagen de su sustancia”, “el resplandor de su gloria” y sostenedor de “todas las cosas con la palabra de su potencia”, tiene la supremacía sobre todos ellos. Hebreos 1:3…” Exaltad a Jesús, p. 44

De la misma forma, hace unos seis mil años aproximadamente, crearon el planeta tierra en seis días literales de 24 horas (Génesis 1:31: Éxodo 20:11).

“El Padre y el Hijo emprendieron la grandiosa y admirable obra que habían proyectado: la creación del mundo. La tierra que salió de las manos del Creador era sumamente hermosa.” Historia de la redención, p. 20.

“El soberano del universo no estaba solo en su obra benéfica. Tuvo un compañero, un colaborador que podía apreciar sus designios, y que podía compartir su regocijo al brindar felicidad a los seres creados. ‘En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios.’ (Juan 1: 1, 2.)” Patriarcas y profetas, p. 11-12.

“Los geólogos infieles aseguran que el mundo es mucho más antiguo de lo que el registro bíblico indica. Rechazan el testimonio de la Biblia debido a que contiene elementos que, para ellos, no son evidencias tomadas de la misma tierra de que el mundo ha existido durante decenas de miles de años. Y muchos que profesan creer la historia bíblica se desconciertan porque no pueden dar razón acerca de cosas maravillosas que encuentran en la tierra, observadas desde el punto de vista de que la semana de la creación tuvo solamente siete días literales, y que el mundo actualmente no tiene sino alrededor de seis mil años de edad. Éstos, para librarse de las dificultades arrojadas en su camino por los geólogos infieles, adoptan el punto de vista de que los seis días de la creación fueron seis períodos vastos, indefinidos, y que el día de descanso de Dios fue otro período indefinido, haciendo absurdo el cuarto mandamiento de la santa ley de Dios. Algunos aceptan esta posición ávidamente, porque destruye la fuerza del cuarto mandamiento y sienten que están libres de las demandas que les hace.” Ser semejantes a Jesús, p. 150

Ambos, decidieron crear al hombre a su imagen y semejanza (Génesis 1:26-27), y lo hicieron un poco menor que los ángeles (Hebreos 2:6-8).

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” Génesis 1:26-28

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“Su naturaleza estaba en armonía con la voluntad de Dios. Su mente era capaz de comprender las cosas divinas. Sus afectos eran puros, sus apetitos y pasiones estaban bajo el dominio de la razón. Era santo y se sentía feliz…” Patriarcas y profetas, p. 25-26.

Por eso, el origen de la humanidad es comprensible y no da ningún motivo para conclusiones erróneas. Lo visible vino a existir de lo invisible (Salmo 33:6,9; Hebreos 11:3), y de ninguna manera es resultado de la evolución de formas inferiores de vida, como los simios (1 Corintios 15:39). Por lo tanto, no creemos en la teoría de la evolución ni ninguna otra, que desvirtúe a Dios como nuestro Creador.

“No existe fundamento alguno para la suposición de que el hombre llegó a existir mediante un lento proceso evolutivo de las formas bajas de la vida animal o vegetal. Tales enseñanzas rebajan la obra sublime del Creador al nivel de las mezquinas y terrenales concepciones humanas.” Patriarcas y profetas, p. 25 5.1. La mayordomía de la tierra:

Creemos que al hombre le fue entregada la mayordomía del planeta (Génesis 1:28), sin embargo, este la perdió al caer en pecado, quedando en manos del enemigo, el dios de este mundo (2 Corintios 4:4). Pero, por medio del Plan de Redención, el planeta fue redimido por Jesucristo (Apocalipsis 11:15) y la tierra será restaurada a su estado edénico y será el centro del gobierno del reino eterno de Dios y del Cordero (Apocalipsis 22:3).

«Así como la transgresión de Adán había traído desgracia y muerte, el sacrificio de Cristo traería vida e inmortalidad. No sólo el hombre sino también la tierra habían caído por el pecado bajo el dominio del maligno, y había de ser restaurada mediante el plan de la redención. Al ser creado, Adán recibió el señorío de la tierra. Pero al ceder a la tentación, cayó bajo el poder de Satanás. Y “el que es de alguno vencido, es sujeto a la servidumbre del que lo venció.” 2 Pedro 2:19. Cuando el hombre cayó bajo el cautiverio de Satanás, el dominio que antes ejercía pasó a manos de su conquistador. De esa manera Satanás llegó a ser “el dios de este siglo.” 2 Corintios 4:4. Él había usurpado el dominio que originalmente fue otorgado a Adán. Pero Cristo, mediante su sacrificio, al pagar la pena del pecado, no sólo redimiría al hombre, sino que también recuperaría el dominio que éste había perdido. Todo lo que perdió el primer Adán será recuperado por el segundo. El profeta dijo: “Oh torre del rebaño, la fortaleza de la hija de Sion vendrá hasta ti: y el señorío primero.” Miqueas 4:8. Y el apóstol Pablo dirige nuestras miradas hacia “la redención de la posesión adquirida.” Efesios 1:14. Dios creó la tierra para que fuese la morada de seres santos y felices. El Señor “que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la crio en vano, para que fuese habitada la crio.” Isaías 45:18. Ese propósito será cumplido, cuando sea renovada mediante el poder de Dios y libertada del pecado y el dolor; entonces se convertirá en la morada eterna de los redimidos. “Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella.” “Y no habrá más maldición; sino que el trono de Dios y del

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Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán.” Salmos 37:29; Apocalipsis 22:3.» Patriarcas y profetas, p. 52.

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EL ORIGEN DEL MAL

Creemos que Dios hizo a todos los seres con libre albedrío. En los días de la eternidad, un querubín, quien había sido creado perfecto y estaba en la presencia cercana de Dios (Ezequiel 28:12-17), anheló ocupar el lugar del Hijo y cuestionó el gobierno celestial y su justicia (Isaías 14:12-14), dando como resultado una rebelión de los ángeles que se le unieron.

“Siendo la ley del amor el fundamento del gobierno de Dios, la felicidad de todos los seres inteligentes depende de su perfecto acuerdo con los grandes principios de justicia de esa ley. Dios desea de todas sus criaturas el servicio que nace del amor, de la comprensión y del aprecio de su carácter. No halla placer en una obediencia forzada, y otorga a todos libre albedrío para que puedan servirle voluntariamente. Mientras todos los seres creados reconocieron la lealtad del amor, hubo perfecta armonía en el universo de Dios. Cumplir los designios de su Creador era el gozo de las huestes celestiales. Se deleitaban en reflejar la gloria del Todopoderoso y en alabarle. Y su amor mutuo fue fiel y desinteresado mientras el amor de Dios fue supremo. No había nota discordante que perturbara las armonías celestiales.” Exaltad a Jesús, p. 44

“En el cielo, antes de su rebelión, Lucifer era un ángel honrado y excelso, cuyo honor seguía al del amado Hijo de Dios. Su semblante, así como el de los demás ángeles, era apacible y denotaba felicidad. Su frente alta y espaciosa indicaba su poderosa inteligencia. Su forma era perfecta; su porte noble y majestuoso. Una luz especial resplandecía sobre su rostro y brillaba a su alrededor con más fulgor y hermosura que en los demás ángeles. Sin embargo, Cristo, el amado Hijo de Dios, tenía la preeminencia sobre todas las huestes angélicas. Era uno con el Padre antes que los ángeles fueran creados. Lucifer tuvo envidia de él y gradualmente asumió la autoridad que le correspondía sólo a Cristo.» Historia de la redención, p. 13

“Lucifer estaba envidioso y tenía celos de Jesucristo. No obstante, cuando todos los ángeles se inclinaron ante él para reconocer su supremacía, gran autoridad y derecho de gobernar, se inclinó con ellos, pero su corazón estaba lleno de envidia y odio. Cristo formaba parte del consejo especial de Dios para considerar sus planes, mientras Lucifer los desconocía. No comprendía, ni se le permitía conocer los propósitos de Dios. En cambio Cristo era reconocido como Soberano del Cielo, con poder y autoridad iguales a los de Dios. Lucifer creyó que él era favorito en el cielo entre los ángeles. Había sido sumamente exaltado, pero eso no despertó en él ni gratitud ni alabanzas a su Creador. Aspiraba llegar a la altura de Dios mismo. Se glorificaba en su propia exaltación. Sabía que los ángeles lo honraban. Tenía

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una misión especial que cumplir. Había estado cerca del gran Creador y los persistentes rayos de la gloriosa luz que rodeaban al Dios eterno habían resplandecido especialmente sobre él. Pensó en cómo los ángeles habían obedecido sus órdenes con placentera celeridad. ¿No eran sus vestiduras brillantes y hermosas? ¿Por qué había que honrar a Cristo más que a él?

“Salió de la presencia del Padre descontento y lleno de envidia contra Jesucristo. Congregó a las huestes angélicas, disimulando sus verdaderos propósitos, y les presentó su tema, que era él mismo. Como quien ha sido agraviado, se refirió a la preferencia que Dios había manifestado hacia Jesús postergándolo a él. Les dijo que de allí en adelante toda la dulce libertad de que habían disfrutado los ángeles llegaría a su fin. ¿Acaso no se les había puesto un gobernador, a quien de allí en adelante debían tributar honor servil? Les declaró que él los había congregado para asegurarles que no soportaría más esa invasión de sus derechos y los de ellos: que nunca más se inclinaría ante Cristo; que tomaría para sí la honra que debiera habérsele conferido, y sería el caudillo de todos los que estuvieran dispuestos a seguirlo y a obedecer su voz.

“Hubo discusión entre los ángeles. Lucifer y sus seguidores luchaban para reformar el gobierno de Dios. Estaban descontentos y se sentían infelices porque no podían indagar en su inescrutable sabiduría ni averiguar sus propósitos al exaltar a su Hijo y dotarlo de poder y mando ilimitados. Se rebelaron contra la autoridad del Hijo.

“Los ángeles leales trataron de reconciliar con la voluntad de su Creador a ese poderoso ángel rebelde. Justificaron el acto de Dios al honrar a Cristo, y con poderosos argumentos trataron de convencer a Lucifer de que no tenía entonces menos honra que la que había tenido antes que el Padre proclamara el honor que había conferido a su Hijo. Le mostraron claramente que Cristo era el Hijo de Dios, que existía con él antes que los ángeles fueran creados, y que siempre había estado a la diestra del Padre, sin que su tierna y amorosa autoridad hubiese sido puesta en tela de juicio hasta ese momento; y que no había dado orden alguna que no fuera ejecutada con gozo por la hueste angélica. Argumentaron que el hecho de que Cristo recibiera honores especiales de parte del Padre en presencia de los ángeles no disminuía la honra que Lucifer había recibido hasta entonces. Los ángeles lloraron. Ansiosamente intentaron convencerlo de que renunciara a su propósito malvado para someterse a su Creador, pues todo había sido hasta entonces paz y armonía, y ¿qué era lo que podía incitar esa voz rebelde y disidente? Lucifer no quiso escucharlos. Se apartó entonces de los ángeles leales acusándolos de servilismo.» Historia de la redención, p. 14-16

Al inicio, logró poner a la mitad de los ángeles de su lado, pero, por los esfuerzos que se hicieron para su arrepentimiento, al final arrastró con él a la tercera parte de estos seres celestiales. (Apocalipsis 12:4)

“Entonces el enemigo señaló con regocijo a sus simpatizantes, que eran cerca de la mitad de los ángeles, y exclamó: “¡Ellos están conmigo! ¿Los expulsarás

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también y dejarás semejante vacío en el cielo?” Declaró entonces que estaba preparado para hacer frente a la autoridad de Cristo y defender su lugar en el cielo por la fuerza de su poder, fuerza contra fuerza.” Historia de la redención, p. 18

“Cuando Satanás empezó a sentirse desconforme en el cielo, no presentó su queja delante de Dios y de Cristo; sino que fue entre los ángeles que le creían perfecto, y les hizo creer que Dios le había hecho una injusticia al preferir a Cristo. El resultado de esa falsa representación fue que por simpatía con él, una tercera parte de los ángeles perdió su inocencia, su elevada condición y su feliz hogar. Satanás está instigando a los hombres a continuar en la tierra la misma obra de celos y malas sospechas que él inició en el cielo.” Testimonios para la iglesia, tomo 5, p. 271

Asimismo, el ser humano al ceder a la tentación del enemigo (Génesis 3:6) quebrantó la ley de Dios y se apartó de su Creador, por resultado, el corazón natural o carnal está en enemistad con Dios y su ley (Romanos 8:7; 7:14-15). “Cuando el hombre quebrantó la ley divina, su naturaleza se hizo mala y llegó a estar en armonía y no en divergencia con Satanás. No puede decirse que haya enemistad natural entre el hombre pecador y el autor del pecado. Ambos se volvieron malos a consecuencia de la apostasía. El apóstata no descansa sino cuando obtiene simpatías y apoyo al inducir a otros a seguir su ejemplo. De aquí que los ángeles caídos y los hombres malos se unan en desesperado compañerismo. Si Dios no se hubiese interpuesto especialmente, Satanás y el hombre se habrían aliado contra el cielo; y en lugar de albergar enemistad contra Satanás, toda la familia humana se habría unido en oposición a Dios. Satanás tentó al hombre a que pecase, como había inducido a los ángeles a rebelarse, a fin de asegurarse su cooperación en su lucha contra el cielo.” El conflicto de los siglos, p. 495-496

Su transgresión a los preceptos divinos dio como resultado la prohibición de comer del árbol de la vida (Génesis 3:22-24), resultando en la aparición de enfermedades y finalmente, la muerte (Romanos 5:12).

6.1. El pecado original:

Negamos la doctrina católica del pecado original (Ezequiel 18:19-20). Se nace con tendencia al mal, más no, en pecado. Nos convertimos en pecadores al transgredir la ley de Dios (1 Juan 3:4).

“Hay muchos que en su corazón murmuran contra Dios. Dicen: “Hemos heredado la naturaleza caída de Adán, y no somos responsables por nuestras imperfecciones naturales”. Ven falta en los requerimientos divinos, y se quejan de que Dios demanda aquello que ellos no tienen el poder para dar. Satanás hizo la misma queja en el cielo, pero esos pensamientos deshonran a Dios.” Signs of the Times, 29 agosto 1892.

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“Es inevitable que los hijos sufran las consecuencias de la maldad de sus padres, pero no son castigados por la culpa de sus padres a no ser que participen de los pecados de estos. Sin embargo, generalmente los hijos siguen los pasos de sus padres. Por la herencia y por el ejemplo, los hijos llegan a ser participantes de los pecados de sus progenitores. Las malas inclinaciones, el apetito pervertido, la moralidad depravada, además de las enfermedades y la degeneración física, se transmiten como un legado de padres a hijos, hasta la tercera y cuarta generación. Esta terrible verdad debiera tener un poder solemne para impedir que los hombres sigan una conducta pecaminosa.” Patriarcas y profetas, p. 313-314;

“Desde la caída de Adán, en toda época los hombres se han excusado a sí mismos por pecar, responsabilizando a Dios por su pecado, alegando que no podía guardar sus mandamientos. Esa fue la insinuación que Satanás arrojó en el cielo contra Dios.” Australasian Signs of the Times, 14 septiembre 1903; RH, 28 mayo, 1901.

“Hay muchos que murmuran en sus corazones contra Dios. Dicen: “Heredamos la naturaleza caída de Adán y no somos responsables por nuestras imperfecciones naturales”. Encuentran defecto en los requerimientos de Dios y se quejan por pedir aquello que no tienen el poder de hacer. Es la misma queja que hizo Satanás en el cielo, pero pensamientos como ese deshonran a Dios.” Signs of the Times, 29 agosto 1892

“Hay muchos hoy en día que inconscientemente han violado uno de los preceptos de la ley de Dios. Cuando el entendimiento ha sido iluminado y las exigencias del cuarto mandamiento son presentadas con fuerza ante la conciencia, se ven a sí mismos como pecadores ante la vista de Dios. “El pecado es transgresión de la ley” y “cualquiera que hubiere guardado toda la ley, y ofendiere en un punto, es hecho culpado de todos”. El evangelismo, p. 273

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EL PLAN DE REDENCION

Creemos que por su desobediencia al mandamiento divino el ser humano introdujo el pecado en el mundo (Génesis 2:16, 17; 3:6), y desde entonces todos los seres humanos, con excepción del Señor Jesús; han pecado y como consecuencia de su transgresión han sufrido la muerte (Romanos 5:12; 6:23; Salmo 14:3; Job 14:4).

Creemos que, en las edades eternas, el Padre con el Hijo, habían previsto un camino de salvación para la humanidad perdida. No existía otra posibilidad, sino que Jesús tomase sobre sí la culpa y el castigo del pecado. (1 Juan 4:16; Juan 3:16; Isaías 53:4- 6; 1 Pedro 2:24.) Sólo mediante la muerte vicaria de Jesús y su vida justa, es posible obtener el perdón de los pecados y la justificación. (Romanos

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4:25; 5:1; 3:24.) Jesucristo es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, ya previsto por Dios antes que el mundo fuese. (Juan 1:29; 1 Pedro 1:18- 20.) El plan de la salvación había sido concebido antes de la creación del mundo; pues Cristo es “el Cordero, el cual fue muerto desde el principio del mundo”. Apocalipsis 13:8. Sin embargo, fue una lucha, aun para el mismo Rey del universo, entregar a su Hijo a la muerte por la raza culpable. Pero, “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna” Juan 3:16. ¡Oh, el misterio de la redención! ¡El amor de Dios hacia un mundo que no lo amaba! ¿Quién puede comprender la profundidad de ese amor “que excede a todo conocimiento”? A través de los siglos sin fin, las mentes inmortales, tratando de entender el misterio de ese incomprensible amor, se maravillarán y adorarán a Dios.” Patriarcas y profetas, p. 44

Mediante la fe en Jesús como Salvador personal, la cual se revela en la fiel obediencia, el pecador recibe la vida eterna. La obediencia es el verdadero fruto de la salvación (Romanos 8:1-4; Juan 14:15, 21). Por amor y agradecimiento al inconmensurable don de Dios el creyente es obediente a todos sus requerimientos mediante el poder del Espíritu Santo. (Efesios 2:8, 9; Juan 15:10; 1 Juan 5:3.) Parte de ese plan, incluye la redención de la tierra.

“El propósito que Dios tenía originalmente al crear la tierra

se cumplirá cuando llegue a ser la morada eterna de los redimidos. “Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella.” Habrá llegado el tiempo hacia el cual los santos miraban con anhelo desde que la espada flamígera echó del Edén a la primera pareja, el tiempo de “la redención de la posesión adquirida.” La tierra originalmente dada al hombre como reino suyo, entregada alevosamente por él a las manos de Satanás, y durante tanto tiempo dominada por el poderoso enemigo, será recobrada por el gran plan de redención” El Hogar adventista, p. 489

7.1. Pasos para obtener la salvación:

Reconocimiento del pecado: Creemos que es necesario que el ser humano acepte, que por su desobediencia a la santa ley de Dios, se constituyó en pecador (Romanos 5:12; 3:10-12; 6:23; Salmo 51:5; Mateo 15:18-20; Gálatas 5:19-21; Romanos 7:18-20)

Aceptación de la gracia: Creemos que por medio de la gracia nos convertimos en hijos de Dios, y que ésta obra nuestra redención, nuevo nacimiento y aceptación como coherederos con Cristo (Tito 2:11; Juan 1:16; 1 Pedro 1:13). La gracia es un favor inmerecido. Consiste en que Dios entregó a su Hijo a la muerte en lugar nuestro, para que por su sangre derramada y su justicia, el pecador penitente pueda subsistir ante Dios (Juan 1:7).

Arrepentimiento: Creemos que por la influencia de la Palabra de Dios y la obra del Espíritu Santo, el ser humano llega al reconocimiento de su condición perdida y

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se arrepiente de sus pecados (Salmos 32:1-5; 51:3, 4; Juan 16:7-8; 2 Corintios 7:10).

“El arrepentimiento comprende tristeza por el pecado, y abandono del mismo. … Pero cuando el corazón cede a la influencia del Espíritu de Dios, la conciencia se vivifica y el pecador discierne algo de la profundidad y santidad de la sagrada ley de Dios, fundamento de su gobierno en los cielos y la tierra... No renunciamos al pecado a menos que veamos su pecaminosidad. Mientras no lo repudiemos de corazón, no habrá cambio real en nuestra vida.” El camino a cristo, p. 23-24 Confesión de los pecados: Creemos que todos los que confiesan su iniquidad, reciben perdón y justificación, pues Jesús por medio de su sangre ruega en favor de cada alma arrepentida (1 Juan 1:9; 2:1), no así quien los encubre (Proverbios 28:13).

“El Señor no nos exige que hagamos alguna cosa penosa para obtener el perdón de nuestros pecados. No necesitamos hacer largas y cansadoras peregrinaciones, ni ejecutar duras penitencias, para encomendar nuestras almas al Dios delos cielos o para expiar nuestras transgresiones, sino que todo aquel que confiese su pecado y se aparte de él alcanzará misericordia. … La verdadera confesión es siempre de un carácter específico y reconoce pecados particulares. Pueden ser de tal naturaleza que sólo puedan presentarse delante de Dios. Pueden ser males que deban confesarse individualmente a los que hayan sufrido daño por ellos; pueden ser de un carácter público, y en ese caso deberán confesarse públicamente. Pero toda confesión debe hacerse definida y directa, para reconocer en forma definida los pecados de los que uno sea culpable.” – El camino a Cristo, p. 37-38.

Nuevo nacimiento: Creemos que un ser humano que entrega su vida a Jesucristo y le acepta como su Salvador personal experimentará el nuevo nacimiento (Juan 1:12-13; 2 Corintios 5:17; Juan 3:3-8; 1:12-13; 1 Pedro 1:23; Santiago 1:18; y de esa manera, somos partícipes de la naturaleza divina (2 Pedro 1:3-4).

“Cuando el Espíritu de Dios se posesiona del corazón, transforma la vida. Los pensamientos pecaminosos son puestos a un lado, las malas acciones son abandonadas; el amor, la humildad y la paz, reemplazan a la ira, la envidia y las contenciones. La alegría reemplaza a la tristeza, y el rostro refleja la luz del cielo. … La bendición viene cuando por la fe el alma se entrega a Dios. Entonces ese poder que ningún ojo humano puede ver, crea un nuevo ser a la imagen de Dios.” El Deseado de todas las gentes, p. 144.

“El contraste entre lo que eran antes y lo que son ahora será muy claro e inequívoco. … “En el corazón regenerado por la gracia divina, el amor es el móvil de las acciones.” El camino a Cristo, p. 58-59.

“En el nuevo nacimiento el corazón viene a quedar en armonía con Dios, al estarlo con su ley. Cuando se ha efectuado este gran cambio en el pecador, entonces ha pasado de la muerte a la vida, del pecado a la santidad, de la transgresión y

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rebelión a la obediencia y a la lealtad. Terminó su antigua vida de separación con Dios; y comenzó la nueva vida de reconciliación, fe y amor.” El conflicto de los siglos, p. 521

“La regeneración es el único sendero que da acceso a la ciudad de Dios.” Joyas de los Testimonios, tomo 3, p. 292

“Cuando estemos revestidos por la justicia de Cristo, no tendremos ningún gusto por el pecado, pues Cristo obrará dentro de nosotros. Quizá cometamos errores, pero aborreceremos el pecado que causó los sufrimientos del Hijo de Dios.” Mensajes selectos, tomo 1, p. 422

El cristiano nacido de nuevo, no sigue pecando voluntariamente, porque Cristo lo ha libertado (Romanos 8:2) y le ayuda a ser vencedor (Filipenses 4:13).

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LA ORACION Y EL VELO DE LA MUJER

Creemos como consecuencia del pecado, nuestra comunicación con Dios se ve interrumpida (Isaías 59:2). Pero que por medio de Jesucristo, tenemos acceso al Padre por la oración (Hebreos 4:16, 1 Juan 5:14. Dios no se agrada de largas repeticiones en la oración (Mateo 6:7). Debemos orar conversando reverentemente con Dios.

“Orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo. No es que se necesite esto para que Dios sepa lo que somos, sino a fin de capacitarnos para recibirlo. La oración no baja a Dios hasta nosotros, antes bien nos eleva a él.” La oración, p. 6

Para que la oración sea aceptada por Dios, necesitamos: a. Pedir con fe Santiago 1:6 b. Todas las oraciones deben dirigirse al Padre (Mateo 6:9 Mateo 6:9) c. Debemos pedir en el Nombre de Jesús (Juan 14:13; 16:23) d. Debemos pedir que se haga Su Voluntad. (Mateo 6:10) e. Debemos estar dispuestos a obedecer sus mandamientos (Proverbios 28:9) f. Debemos orar en todo tiempo, de manera especial en la mañana y en la tarde (1 Tesalonicenses 5:16-18; Salmos 5:3; Mateo 26:41)

“El Señor nos da el privilegio de buscarlo en forma individual en oración ferviente, o de descargar el alma ante él, sin ocultar nada a Aquel que nos ha invitado: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. ¡Oh, cuán agradecidos debemos sentirnos de que Jesús esté dispuesto a llevar todas nuestras dolencias, y lo puede hacer, fortaleciéndonos y sanando todas nuestras enfermedades si ha de ser para nuestro bien y para su gloria!” El Ministerio Médico, p. 20.

La posición más adecuada para orar es de rodillas (Salmo 95: 6), ya que así lo señalan la Biblia y los Testimonios. (Ejemplos bíblicos: a) Salomón: 2 Crónicas 6:13. b) Esdras: Esdras 9:5- 6. c) Daniel: Daniel 6:10. d) Jesús: Lucas 22:40-42. e)

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Esteban: Hechos 7:59-60. f) Pedro: Hechos 9: 40. g) Pablo: Hech.20:36-37; 21:5; Efesios 3:14), levantando las manos (1 Timoteo 2:8; Salmos 28:2; 1 Reyes 8:22; Nehemías 8:6)

“Tanto en el culto público como en el privado, nos incumbe inclinarnos de rodillas delante de Dios cuando le dirigimos nuestras peticiones. Jesús, nuestro ejemplo, "puesto de rodillas, oró." (Luc.22:41.) Acerca de sus discípulos quedó registrado que también "Pedro puesto de rodillas, oró." (Hech.9:40.) Pablo declaró: "Doblo mis rodillas al Padre de nuestro Señor Jesucristo." (Efe.3:14.) Cuando Esdras confesó delante de Dios los pecados de Israel, se arrodilló. (Esd.9:5.) Daniel "hincábase de rodillas tres veces al día, y oraba, y confesaba delante de su Dios." (Dan.6:10.)” Profetas y Reyes, p. 33-34.

Reconocemos que en nuestras labores diarias y en todo momento, podemos aprovechar para hablar con el Señor, y en esos casos, por cuestiones prácticas, no siempre es necesario estar de rodillas, pero, no debe usarse como excusa para orar de pie cuando se pueda hacerlo de rodillas.

“He recibido cartas en las que se me preguntaba acerca de la actitud que debía adoptar una persona que ofrecía una oración al Soberano del universo. ¿De dónde han sacado nuestros hermanos la idea de que deben permanecer de pie mientras oran a Dios? A uno que se había educado por cinco años en Battle Creek se le pidió que guiara en oración antes de que la Hna. White hablara al pueblo. Pero al verlo permanecer de pie cuando sus labios estaban por abrirse para orar a Dios, experimenté la viva necesidad de reprocharlo directamente. Lo llamé por su nombre y le dije: "Arrodíllese". Esta es siempre la posición correcta.” Mensajes selectos, tomo 2, p. 359.

En el caso de que vamos a orar con personas que no sean de nuestra fe, ya sea porque se va a dar un estudio bíblico, porque nos lo han pedido o por algún motivo, que no sea ecuménico, únicamente los miembros de nuestra iglesia, deben dirigir la oración (Deuteronomio 28:13; Jeremías 15:19 última parte). No participamos de oraciones dirigidas por persona ajenas a nuestra iglesia.

“Tenéis que ser hombres y mujeres de oración. Vuestras peticiones no deben ser lánguidas, ocasionales, ni caprichosas, sino ardientes, perseverantes y constantes. No siempre es necesario arrodillarse para orar. Cultivad la costumbre de conversar con el Salvador cuando estéis solos, cuando andéis o estéis ocupados en vuestro trabajo cotidiano. Elévese el corazón de continuo en silenciosa petición de ayuda, de luz, de fuerza, de conocimiento. Sea cada respiración una oración.” Ministerio de Curación, p. 408.

8.1. El velo en la mujer cristiana:

Creemos que las Escrituras requieren que la mujer se cubra la cabeza durante las reuniones en las cuales hay predicación o se imparte un estudio de la Biblia, también cuando se lleva a cabo la oración, ya sea pública o privada (1 Corintios

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11:4-7). Esta enseñanza es teológica, universal y atemporal; no es cultural, ni geográfica y concierne a todas las mujeres (casadas o no).

Entre las razones para el uso bíblico del velo están: a. El orden establecido por Dios (1 Corintios 11:3,7-10 primera parte) b. Por causa de los ángeles. c. Por el ejemplo de la misma naturaleza (1 Corintios 11:14-15) d. Por ser la práctica de la iglesia de Dios (1 Corintios 11:16).

Para tal efecto nuestras hermanas usarán un velo estándar que se especificará en las congregaciones locales, conforme a las instrucciones de la sede central de nuestra iglesia, pero que en todo caso debe cubrir la cabeza, los hombros y parte de la espalda.

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LA SANTA LEY DE DIOS

Creemos que la santa ley de Dios es santa, justa y buena (Romanos 7:12) y es para siempre (Salmo 111:7-8) y como norma de vida y práctica tienen vigencia para todos los seres humanos. (Eclesiastés 12:13; Mateo 5:17-18; Romanos 3:28, 31; 7:12; Apocalipsis 12:17; 14:12.) Dios mismo, los sobre el monte Sinaí y los escribió con su propio dedo en las dos tablas de piedra. (Éxodo 31:18; 32:15, 16; Deuteronomio 4:12-13.)

La Ley de Dios es una revelación de su voluntad y carácter. Es una imagen de la perfección divina y refleja el verdadero carácter del Padre. En la Ley se muestra especialmente el principio de amor, justicia y orden divino. (Romanos 13:10; 1 Juan 5:3.) Como ella es espiritual sólo puede ser observada mediante el poder de Dios y la fe en Jesucristo. Su observancia por parte de los hijos fieles, es una manifestación de que amamos a Dios el Padre y a su Hijo y es un requisito para recibir el Espíritu Santo (Juan 14:15-17; Hechos 5:32). En caso de pruebas y persecuciones, es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres (Hechos 5:29)

Los Diez Mandamientos que Dios promulgó son: 1. No tendrás dioses ajenos delante de mí.

2. No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las honrarás, porque yo soy Jehová, tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia por millares a los que me aman y guardan mis mandamientos.

3. No tomarás el nombre de Jehová, tu Dios, en vano, porque no dará por inocente Jehová al que tome su nombre en

4. Acuérdate del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día es de reposo para Jehová, tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu

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bestia, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el sábado y lo santificó.

5. Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová, tu Dios, te

6. No matarás. 7. No cometerás 8. No hurtarás.

9. No dirás contra tu prójimo falso

10. No codiciarás la casa de tu prójimo: no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. (Éxodo 20:3-17)

9.1. La obra del anticristo:

Creemos que el cuerno pequeño de la profecía de Daniel 7:25, se refiere al poder papal. La predicción sobre este poder “… pensará en cambiar los tiempos y la ley…”, se ha cumplido. Cambió la manera de computar el tiempo, pasando el inicio del día de la puesta del sol a la media noche y estableciendo un nuevo sistema de computar los meses y los años. Creemos que el 31 de diciembre no es el fin de año conforme a la Biblia. Además, adulteró la santa Ley de Dios, quitando el segundo que prohíbe la veneración y adoración de las imágenes. El sábado, establecido en el cuarto mandamiento, se cambió, por la introducción injustificada del primer día de la semana, el domingo como día de reposo del estado y de la iglesia. Anuló la prohibición de participar en derramamientos de sangre, participando en guerras y luchas armadas. El décimo mandamiento fue dividido en dos para restablecer de nuevo el número “diez”.

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LA IDOLATRIA

Creemos que Dios no se agrada de la idolatría (Éxodo 20:3-6). Él ha prohibido expresamente el uso de imágenes, esculturas y cualquier tipo de representaciones para adorarle (Deuteronomio 4:15-16). El antiguo Israel pensó representarlo mediante una escultura (Éxodo 32:1-4) Lo cual lo enfadó grandemente (Éxodo 32:7-8,21)

Por eso, creemos que se debe ser muy cuidadosos a la hora de emplear imágenes ilustrativas, en nuestros libros, volantes y cualquier tipo de material religioso. Aunque reconocemos, que algunas ilustraciones, son herramientas a la hora de enseñar doctrinas. Descartamos totalmente el uso de imágenes que representan

Referencias

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