7. No me le recuerde el aire
Compositor: Anónimo
Poeta: [con versos de Calderón de la Barca]
Fuente: Cancionero Poético-Musical Hispánico de Lisboa [CPMHL]
Edición: Mariano L
AMBEAy Lola J
OSA(Introducción y edición crítica)
La música y la poesía en cancioneros polifónicos del siglo XVII. Volumen III
Cancionero Poético-Musical Hispánico de Lisboa. Volumen I
Madrid: Sociedad Española de Musicología, 2004
ISBN: 84-86878-84-5 (Obra completa)
ISBN: 84-86878-85-3 (Volumen I)
En este documento se halla la edición anotada del poema, la partitura con la
transcripción musical a notación moderna, incluida la composición de la voz perdida, y
el facsímil parcial de la obra.
sin devertir se devierte
su alada consorte amable.
3
De requiebros y ternezas
compone el tono agradable,
hechizando lo sonoro
15y obligando lo elegante.
4
Acorde y concorde a un tiempo,
la voz y el amor aplauden;
si uniformes los afectos,
conformes las voluntades.
205
Dichosos alivios goza
la vecindad de las aves;
todo el bosque es armonía,
todo suspensión el valle.
Pajarillo, que al son de un arroyo…
257
1
No me le recuerde el aire
al Amor, que está dormido,
que cuando está el Sol en calma
no soplan los airecillos.
CANCIONEROPOÉTICO-MUSICALHISPÁNICO DELISBOA 61
11. devertir / devierte: divertir / divierte.
12. La compañera del jilguero que está siendo galanteada por éste.
13. requiebros: “el dicho o palabra dulce, amorosa, atrac-tiva con que se expresa la terneza del amor” (Aut.); ternezas: “significa también dulzura y suavidad en las palabras o expre-siones” (Aut.).
14. tono: en este caso, por el contexto, debemos entender “la canción métrica para la música, compuesta de varias coplas” (Aut.).
22. vecindad: MS 13, “vencindad”.
7. «No me le recuerde el aire»
1. le: leísmo mantenido; recuerde: “metafóricamente vale despertar al que está dormido” (Aut.). Precisamente, la voz del MS 12, en lugar de “recuerde”, canta “despierte”.
3-4. La calma es “la quietud del viento en tierra, que fácilmente causa calor, porque los rayos del Sol hieren, sin tener cosa que los temple” (Aut.). Pero si por Sol, el rey de los astros, entendemos Amor, el rey de reyes (remitimos a la nota de los vv. 7-8 del siguiente romance), se comprende igualmen-te y la comparación resulta elocuenigualmen-te como se podrá compro-bar, asimismo, en los vv. 22-25.
Airecillos mansos,
5¡paso!, quedito,
que duerme mi niño
y le bastan los aires
de sus suspiros.
2
Parece el nevado cierzo
10porque está desnudo el niño
y a un jazmín el maltratarle
no es airoso desatino.
3
¡Dejen que el Amor descanse!
Parece el céfiro frío,
15que a un aire leve despierta
un cuidadoso dormido.
4
Véase cómo enfrenaron
los cristales sus ruidos:
no cruzan los arboledos
20ni cantan los pajarillos.
5
¡Cómo se duermen las flores,
cómo se callan los riscos,
cómo el silencio reposa,
cómo el mar está tranquilo!
2562 MARIANOLAMBEA YLOLAJOSA
5. Airecillos: en los MS 12 y 13 se juega con “aires” antes de cantar “airecillos”.
6-7. ¡paso!: “interjección para cohibir o refrenar a algu-no” (Aut.); quedito: quietecito. En Calderón el orden en el pri-mer verso está invertido: “Quedito, pasito”, y en cuanto al segundo, la variante que ofrece el testimonio poético-musical es significativa, puesto que si en Calderón se dice “que duerme mi amor”, en el estribillo del romance lírico se opta por niño por dos motivos: para crear variedad por estar las cuartetas todas ellas dedicadas a Amor, y para recrear, a propósito de su sueño, uno de los rasgos de la fisonomía tradicional del dios que es su condición infantil, la cual vuelve a referirse en los vv. 11 y 28-29. Amor es niño, como dice Helena en Un sueño de la noche de San Juan (SHAKESPEARE, 1993: I, 1), por travieso, caprichoso, juguetón y porque no sabe elegir. El romance líri-co nº 8 «Enlíri-contrei ontem de tarde» se centra, precisamente, en estos atributos del niño Cupido.
10. parece: el aire del v. 1, sujeto, asimismo, del verbo del v. 15; nevado cierzo: el cierzo es un viento “frío y seco”, lo que justifica el adjetivo.
12. y: MS 12 y MS 13 cantan “que”; un jazmín: el niño Amor, por su piel blanca.
13. airoso: gentil o gracioso. Es evidente que se juega con la polisemia del adjetivo, ya que también significa “lo que par-ticipa de buen aire o lo que tiene mucho aire” (Aut.).
15. céfiro: “entre los poetas se toma por cualquier viento que sopla blanda y apaciblemente” (Aut.), por ello se le califi-ca en el verso siguiente de leve. Al igual que en el v. 10, el suje-to de parece es el aire (v. 1).
17. Amor. El yo poético lo califica de cuidadoso porque Amor no pierde “la ocasión de ejecutar lo que debe u lograr lo que desea” (Aut.). Motivo por el que al yo lírico le interesa que no se despierte el niño Amor, para él vivir tranquilo.
18-19. enfrenaron/ los cristales sus ruidos: los ruidos del aire, pero ¿a qué remiten los cristales? Bien pueden ser meto-nimia de ventana, pero siguiendo la lógica poética y la sutileza de este romance, optamos por considerar cristales como meto-nimia de alguna de “las muchas cosas curiosas para servicio y adorno del culto divino” (Aut.), y Amor es dios.
20. arboledos: arboledas. Lo mantenemos porque lo hemos encontrado documentado en el CORDE. Entiéndase ‘no cruzan los rumores de las arboledas’.
22-25. Toda la naturaleza reposa al estar dormido Amor. Desde esta cuarteta podemos comprender mejor la compara-ción del v. 3.
6
Todo le preste silencio,
que es compasivo el cariño,
pues de llorar, fatigado,
se duerme el dulce Cupido.
Airecillos mansos,…
308 *
1
Encontrei ontem de tarde,
despois de se-por o Sol,
um menino boliçoso
à que o mundo chama Amor.
Senhor Nero tirano,
5vai-se por o Sol,
(que ninguém mais “Nero tirano”
que o menino Amor).
CANCIONEROPOÉTICO-MUSICALHISPÁNICO DELISBOA 63
28. En el MS 12: “puede llorar”.
28-29. De nuevo, como decíamos en la nota a los vv. 6-7, se recrea la condición infantil del dios.
•Véase 2.1 Fuentes…
8. «Encontrei ontem de tarde»
3-4. Véase la nota a los vv. 6-7 del romance anterior.
5. El inicio de este verso nos remite inmediatamente al célebre romance viejo «Mira Nero de Tarpeya». En este caso, el Nerón Amor mata, asimismo, sin piedad como se leerá en la tercera y cuarta cuarteta.
7-8. Amor es rey de reyes tal y como Ovidio dejó fijado en un triunfo de Amor, en el que el dios va acompañado hasta por un monarca (OVIDIO, 1997: 140-141). De ese inmenso poder de Amor, unido al resto de rasgos que la imaginería poé-tica ha ido tipificando, y que comentamos anteriormente (nota a los vv. 3-4 del romance anterior), se deriva su también tópica tiranía, como resaltan los vv. 11-12.
*1 Encontré ayer por la tarde, después de ponerse el Sol, a un chiquillo bullicioso al que el mundo llama Amor.
Señor Nerón tirano, se va a poner el Sol,
(que nadie más “Nerón tirano” que el chiquillo Amor).