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DE LAS MUJERES MIGRANTES

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LAS MIGRACIONES EN

FEMENINO. CAMBIOS

FAMILIARES Y REDES SOCIALES

DE LAS MUJERES MIGRANTES

María José Escartín Caparrós

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DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA I

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y EMPRESARIALES

LAS MIGRACIONES EN FEMENINO. CAMBIOS FAMILIARES Y REDES SOCIALES DE LAS MUJERES MIGRANTES.

MARÍA JOSÉ ESCARTÍN CAPARRÓS Tesis presentada para aspirar al grado de DOCTORA POR LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE

Programa de Doctorado

“SOCIOLOGÍA: SOCIEDAD Y CULTURA CONTEMPORÁNEA”

DIRIGIDA POR LA DOCTORA DOÑA MARÍA TERESA ALGADO FERRER

Alicante, octubre 2015

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A mi familia, por su apoyo siempre.

A Arcadio Alonso.

A las mujeres que han prestado su voz y han contado sus historias, de dolor y esperanza, de sacrificio y generosidad, mujeres fuertes, de culturas y lugares diversos, de colores diferentes, pero mujeres resilientes, capaces de enfrentar un viaje lleno de incertidumbres y temores, pero también de esperanzas y sueños.

Y no sólo mi dedicatoria y mi recuerdo a ellas, las de ahora, sino a todas con las que a lo largo de los años he trabajado, algunas se marcharon, otras han seguido con su vida, todas me aportaron experiencias y sabiduría de vida.

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ÍNDICE

PREFACIO ... xi

AGRADECIMIENTOS ... 14

INTRODUCCIÓN ... 17

PRIMERA PARTE ... 37

CAPÍTULO I ... 37

1. LAS MIGRACIONES, CARACTERÍSTICA DE LA SOCIEDAD ACTUAL: ¿HACIA UNA SOCIEDAD INTERCULTURAL? ... 37

1.1.- La pluralidad cultural de las sociedades modernas ... 39

1.2.- Integración vs exclusión o la cuestión de la identidad ... 45

1.3.- Estereotipos y prejuicios... 55

1.4.- El reto: hacia la sociedad multicultural ... 65

CAPÍTULO II ... 73

2. LAS MIGRACIONES, UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO. ... 73

2.1.- Mujer y migraciones ... 75

2.2.- El trabajo, categoría de exclusión para las mujeres migrantes ... 93

2.3.- Roles de género y poder ... 109

2.4.- Las mujeres como mantenedoras de la identidad cultural ... 121

CAPÍTULO III ... 131

3. LA FAMILIA, MARCO DE APRENDIZAJE DE LOS ROLES DE GÉNERO ... 131

3.1.- Consideraciones previas ... 133

3.2.- Perspectivas de análisis de la familia ... 143

3.3.- Aproximación conceptual, funciones y características de la familia ... 157

3.4.- La familia en la actualidad. Diversidad familiar ... 169

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3.5.- La estructura de la familia ... 177

3.6.- Los ciclos vitales de las familias ... 193

3.7.- Valores feministas y familia ... 205

3.8.- Familia y migración ... 209

CAPÍTULO IV ... 219

4. EL APOYO SOCIAL Y LAS REDES SOCIALES ... 219

4.1.- Apoyo social, capital social y redes sociales ... 221

4.2. Aproximación conceptual a las redes sociales ... 235

4.3.- Características de las redes sociales. ... 249

4.4.- Las redes sociales en las migraciones ... 257

SEGUNDA PARTE ... 263

CAPÍTULO V ... 263

5. MARCO ESPACIAL DE LA INVESTIGACIÓN ... 263

5.1.- El caso español ... 265

5.2.- El marco espacial de la investigación: la provincia de Alicante ... 279

CAPÍTULO VI ... 297

6. METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN ... 297

6.1.- Cuestiones previas: en torno a los enfoques cualitativos ... 299

6.2.- Objetivos e hipótesis de la investigación... 307

6.3.- Diseño de la investigación ... 309

6.4.- Análisis de Contenidos. Procedimiento. ... 313

CAPÍTULO VII ... 321

7. RESULTADOS Y ANÁLISIS ... 321

7.1.- Resultados ... 323

7.2.- Análisis de los Relatos ... 325

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7.3.- Análisis de las redes personales de las mujeres entrevistadas ... 365

CAPÍTULO VIII ... 383

8. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES ... 383

8.1.- Conclusiones ... 385

8.2.- Recomendaciones ... 397

BIBLIOGRAFÍA. ... 399

ANEXOS ... 417

ANEXO I Pauta de entrevista semiestructurada ... 417

ANEXO II Fichas de las entrevistas ... 419

ANEXO III Análisis entrevista ... 423

ANEXO IV Mapa de red ... 424

ANEXO V Instrucciones para el egomapa ... 425

ANEXO VI Consentimiento informado ... 426

ANEXO VII Índice de figuras ... 427

ANEXO VIII Índice de Tablas ... 428

ANEXO IX Índice gráficos. ... 429

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“De esta diversidad del mundo, de esta extraordinaria diversidad que es hoy en día característica de todas las sociedades humanas, todos cantamos a veces las alabanzas; pero también nos hace padecer a todos a veces. Porque es manantial de riqueza para nuestros países, pero lo es también de tensiones. Las naciones que se asientan en los cimientos de la diversidad étnica y la inmigración se hallan entre las más dinámicas del planeta, y basta con mirar la otra orilla del Atlántico para convencerse de ello. Pero a este dinamismo lo acompañan con frecuencia trastornos, discriminaciones, odio y violencia.

La diversidad en sí misma no es ni una bendición ni una maldición. Es sencillamente una realidad, algo de lo que se puede dejar constancia. El mundo es un mosaico de incontables matices y nuestros países, nuestras provincias, nuestras ciudades irán siendo cada vez más a imagen y semejanza del mundo. La que importa no es saber si podremos vivir juntos pese a las diferencias de color, de lengua o de creencias; lo que importa es saber cómo vivir juntos, cómo convertir nuestra diversidad en provecho y no en calamidad.

Vivir juntos no es algo que les salga de dentro a los hombres; la reacción espontánea suele ser la de rechazar al otro. Para superar ese rechazo es precisa una labor prolongada de educación cívica. Hay que repetirles incansablemente a éstos y a aquéllos que la identidad de un país no es una página en blanco, en la que se pueda escribir lo que sea, ni una página ya escrita e impresa. Es una página que estamos escribiendo; existe un patrimonio común —instituciones, valores, tradiciones, una forma de vivir— que todos y cada uno profesamos; pero también debemos todos sentirnos libres de aportarle nuestra contribución a tenor de nuestros propios talentos y de nuestras propias sensibilidades. Asentar este mensaje en las mentes es hoy, desde mi punto de vista, tarea prioritaria de quienes pertenecen al ámbito de la cultura.”

Amin Malouuf, Premio Príncipe de Asturias de las Letras, 2010, discurso de aceptación.

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PREFACIO

Esta tesis doctoral, que plantea el tema de las migraciones desde una perspectiva de género y la influencia e importancia que tiene la familia para las personas que emigran, responde a un doble interés en mi trayectoria profesional como docente en la titulación del Grado en Trabajo Social, la formación en Antropología Social y, en Sociología donde cursé los cursos de Doctorado en el Programa “Sociología: Sociedad y Cultura contemporánea”, del Departamento de Sociología I, en la Universidad de Alicante. Familia y migraciones y, en concreto mujeres migrantes han sido los ejes de mi interés académico e investigador durante muchos años.

Lo que aquí se presenta es el resultado de tiempo de trabajo con mujeres, en distintos momentos y a lo largo de los años: trabajo de campo con mujeres del otro lado del Atlántico, mujeres indígenas que a pesar de muchas dificultades, salían adelante, ocupándose de sus familias y trabajando, mujeres que decidieron abandonar sus lugares de origen para cumplir un sueño y marchar a un país extraño buscando mejores oportunidades de vida, mujeres resilientes que se enfrentaban a crisis continuas, todas ellas me enseñaron lo que realmente significa la capacidad de seguir adelante a pesar de las dificultades.

Así se ha ido gestando lo que a través de diversas experiencias, no sólo académicas, sino de trabajo en el terreno, me ha llevado a presentar en esta tesis, algunas voces de mujeres que narran sus historias de superación, de miedos, cuentan sus sentimientos allí y aquí, sus limitaciones por ser mujeres en contextos adversos –pobreza y género, malos aliados- pero que tienen esperanzas de una vida mejor para ellas y sus familias (siempre hablan antes de sus hijos o hijas y sus familias que de sí mismas). Esto trata de historias singulares de mujeres, no de datos estadísticos ni de cifras, sino del hecho de ser mujer.

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El planteamiento que aquí se recoge busca, desde un enfoque interdisciplinar, como no podía ser de otra manera, dada mi trayectoria académica “diversa”, ahondar en algunas de las problemáticas que tienen las mujeres migrantes en la actualidad en que la crisis económica azota con fuerza a los grupos más vulnerables.

Se trata de escuchar lo que dicen las mujeres que un día dejaron su país por una vida mejor para ellas y sus familias y ahora se encuentran atrapadas en un país extraño donde el trabajo ya no es posible o al menos en los circuitos de economía regular, lo cual lleva aparejados otro tipo de problemas que afectan al reagrupamiento familiar, la tenencia de una vivienda digna, la disminución de las remesas que envían a sus países y, en ocasiones, las aboca a procesos de exclusión social.

En unos casos esto implica situaciones de retorno, en otros casos esto no es posible, bien por las nuevas situaciones que se han creado en nuestro país y que tienen que ver con nuevas relaciones, o por la situación de sus propios países.

El propósito fundamental de esta tesis es abordar un aspecto de las migraciones de género que tiene que ver con la familia como origen de lo que somos como personas, su influencia en la construcción del self y en nuestra posición en y frente al mundo que nos rodea. Es evidente que la variable familia por sí sola no puede explicar la amplitud del fenómeno, ya que este va asociado a múltiples variables de tipo económico, político y social, pero si es relevante en cuanto que contribuye a la construcción de la identidad del ser humano.

Así en esta investigación pretendo una aproximación al mundo familiar y cómo condiciona este a las mujeres participantes en el estudio, indagando acerca de las diferencias que se presentan en los procesos de integración y/o aculturización de las mujeres en función de su procedencia y sus referentes culturales y familiares, así como reflexionar sobre qué sobrevive en las nuevas sociedades de la cultura familiar y la sociedad de origen.

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Por otra parte, este trabajo se centra en el análisis de las redes personales de las mujeres que han colaborado en esta investigación, las adquiridas en la sociedad de acogida, evaluando la cantidad y calidad de apoyo social que reciben en momentos de crisis y/o necesidad, tanto por parte de sus familias, como proveedoras primarias de apoyo, como de otras redes naturales o formales en el país de acogida.

Por último quiero resaltar que el impulso final a esta tesis se ha realizado en los últimos meses, pero se comenzó en 2007, interrumpiéndose por diversas circunstancias vitales; se inició con otras mujeres, otras historias, pero parecidos deseos de encontrar una vida mejor para ellas y sus familias.

No quiero acabar estas páginas sin agradecer sinceramente a todas aquellas personas que me han ayudado, de una u otra manera a hacer que esta tesis sea una realidad.

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AGRADECIMIENTOS

En primer lugar, quiero agradecer a María Teresa Algado Ferrer, la directora de esta tesis, sus contribuciones, sus orientaciones y sobre todo su paciencia, a lo largo de todo este tiempo que ha durado el proceso, entre vacilaciones, renuncias y dudas personales. Su orientación y entrega han sido inestimables para mí.

A Arcadio, la persona más sabia, generosa y humilde que he conocido. Tú pusiste los pilares de mi formación e incitaste mi curiosidad intelectual. Gracias, siempre.

Asun, me diste el impulso para el salto final, gracias.

A Verónica y Javier, sin vosotros no lo habría conseguido.

A mi amiga y compañera María Dolores con quien he compartido tantas experiencias de trabajo con mujeres.

A Mari Carmen, que me ha proporcionado “apoyo material” en forma de fuentes y documentos.

A mis compañeras y compañeros del Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales que me han animado y apoyado, no ahora, sino en la larga trayectoria que hemos recorrido en una historia conjunta.

A Mamen, Carmen y Anaiza, por estar siempre ahí, su amistad demuestra que los vínculos se refuerzan a pesar de la distancia.

A Inma, estuviste en los momentos duros.

A las mujeres del Rulo Gallardo Tranamil y Santa Clara (Talcahuano) que demostraron que el empoderamiento no es sólo una palabra.

A Raquel, gracias por tu esfuerzo y contribución.

Y, para finalizar, mi familia ha sido fundamental en este proceso, les he robado tiempo y dedicación, pero han respondido con generosidad.

José, gracias por el soporte informático y el apoyo moral.

A Marco y María, por estar ahí.

Y a José Vicente que ha soportado con paciencia este proceso, una experiencia más de las que hemos compartido a lo largo de los años.

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La comprensión no excusa ni acusa: ella nos pide evitar la condena perentoria, irremediable, como si uno mismo no hubiera conocido nunca la flaqueza ni hubiera cometido errores. Si sabemos comprender antes de condenar estaremos en la vía de la humanización de las relaciones humanas.

Edgar Morin

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INTRODUCCIÓN

Los cambios profundos y acelerados que estamos viviendo y de los que se han ocupado ya diversos autores, expresándolo de diferentes formas: el desencanto del mundo (Gellner,1989); la desaparición de las sociedades como todos integrados (Touraine, 2006); el paso de una sociedad industrial a una sociedad del riesgo (Beck, 1992); la pérdida de certezas (Schulze, 2004), hacen que la cartografía social, es decir el mapa del terreno social, esté en continua evolución, caracterizándose por las crisis cíclicas y repetitivas de toda índole y por la globalización.

Cambios culturales e ideológicos: fanatismos religiosos, relativismo axiológico, hedonismo individualista, incremento del consumo masivo “soy porque consumo” (Barcellona,1992). Descrédito de las ideologías, de la teorías y de los discursos globales: fin del ideal emancipador de Marx y Engels; los nuevos

“ideólogos” celebran la “muerte” del comunismo y auguran el “fin de la historia” (Fukuyama,1992); otros, legitiman el conflicto inter-civilizaciones (Hunttington, 1997).

El mundo de hoy se caracteriza por la paradoja de que una creciente globalización va acompañada de nuevas diferenciaciones, de que hay mayores relaciones entre un número mayor de elementos. El cosmopolitismo1 y la particularidad no son opuestos sino que más bien se complementan y fortalecen mutuamente. “Todo lo que pueda surgir en términos de unidad e identidad lo hará a partir de la diferencia y producido por ella” (Innenariti, 2006:

147).

1 El cosmopolitismo para Beck y Grande (2006:33) es el verdadero reto del concepto Europa y

”es un movimiento que convierte el reconocimiento de la diferencia en la máxima de pensamiento, convivencia y acción…//, las diferencias no son ni asimiladas, ni eliminadas, sino aceptadas como tales, valoradas positivamente. El cosmopolitismo afirma que las posiciones de desigualdad jerárquica y la igualdad universal excluyen: percibir a los otros como diferentes y como iguales”.

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Es indudable que vivimos en una era de cambios acelerados y complejos que están configurando una nueva situación a nivel mundial. En efecto, aspectos tales como globalización, impacto y destrucción medioambiental, desarrollo/subdesarrollo, pensamiento único, políticas de “tolerancia cero” en lo que se refiere a la pobreza y a la marginación, crisis en los Estados de Bienestar que llevan a su redefinición con la merma de derechos sociales;

ciudadanos clientes, individualísimo, hedonismo y otros fenómenos socioculturales, están produciendo cambios significativos en la situación y en la vida de los habitantes del planeta2.

El mundo del siglo XXI está definido, por tres marcadas características estrechamente interrelacionadas: las crisis cíclicas, repetitivas e interdependientes; la globalización; y los movimientos migratorios. Todos estos rasgos definitorios dibujan un escenario de unidad en la diversidad, de caos y orden, un mosaico de posibilidades de desarrollo para las sociedades y los seres humanos que las componen, pero también de conflictos y tensiones sin fin.

El fenómeno de la globalización se suele presentar generalmente con tintes marcadamente idílicos: pareciera que con la globalización existe ya un sólo mundo plenamente desarrollado, libre y democrático, en el que todos los países y personas cuentan con igualdad de oportunidades y en el que no existe ninguna restricción para la libertad de pensamiento y la circulación de las ideas.3

2 Para Sassen (2007, p. 11) “La globalización, el auge de las nuevas tecnologías informáticas, la intensificación de las dinámicas transnacionales y el fortalecimiento en la presencia y la voz de ciertos tipos específicos de diversidad sociocultural son fenómenos que se encuentran en la vanguardia del cambio social”.

3 Para Pérez Cosín, (2005: 54): “el proceso social al cual o enfrentamos en la sociedad actual – inmerso en un proceso de pluralidad cultural-, generado por la migración globalizada es la exclusión…/exclusión económica, política y social. Por su parte, J. Morett (2003: 161) sostiene que “hoy la globalización, que es a su vez regionalización, fragmentación, integración y acercamiento geográfico y económico, ha puesto de relieve nuevos conflictos por la presencia de múltiples identidades, frente a un mundo que quiere poner como máxima al mercado y por sobre todo a los intereses económicos”.

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Se sugiere que la globalización está configurando un sólo mundo sin clases en el que el flujo de capitales es transparente, equilibrado y generador de riquezas universales, y en el que las innovaciones tecnológicas se difunden generosa y dinámicamente entre un país y otro alcanzando por igual a todas las capas sociales (Polack, 2004).

Implícita o explícitamente, se pretende asimilar 'globalización' con integración social universal, y 'mundialización' con sociedad abierta y sin fronteras para todos. Sin embargo, como apunta Sassen (2000), al referirse al proceso de construcción europeo, se pone de manifiesto las dificultades existentes para que pueda darse la libre circulación de capitales y la libre circulación de personas. Así, la paradoja actual es cómo pueden coexistir la transnacionalización y, a la vez, el control de fronteras entre países.

Por tanto, esa pretendida virtud de la globalización, obviamente no se corresponde con la realidad, ya que la globalización abre brechas aún más acusadas entre Norte y Sur, ese Sur metafórico compuesto por las dos terceras partes de la humanidad donde la pobreza, la falta de oportunidades, las enfermedades, el hambre, el desprecio a las libertades de los seres humanos, fuerzan a las personas a buscar mejores oportunidades, en unos casos para mejorar las condiciones materiales y en otros de supervivencia, incluso física, a emigrar hacia el opulento Norte, un nuevo El Dorado que en muchas ocasiones es solo un espejismo.4

En efecto, si por un lado los procesos de globalización se han venido manifestando como procesos de progresiva “apertura” bajo múltiples puntos de vista (mercados, comunicaciones, derechos), el asunto de los flujos migratorios

4 Las profundas desigualdades a nivel mundial desde el punto de vista económico y social, hicieron que 2014 fuera el año más dramático para aquellas personas que intentaron cruzar unas fronteras cada vez más excluyentes e inaccesibles para llegar a la Europa “fortaleza”.

El informe de la Organización Internacional de Migrantes cifra en 3.224 personas que perdieron la vida y muchas más que no están registradas y permanecen en el anonimato, convirtiendo el Mar Mediterráneo en un gran cementerio.(Observatorio de la Inmigración, 2014).

http://extranjeros.empleo.gob.es/es/ObservatorioPermanenteInmigracion/ Consultado el 25 de abril de 2015.

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se ve seriamente limitado con la herramienta del “restringimiento” de las fronteras (Campione, 2003) .

Esto nos lleva a otra de las características del momento presente:, las migraciones. Aquí la globalización no implica libre circulación de personas como es en el caso de la información, las mercancías o el capital. Los países ricos defienden sus fronteras y en todo caso admiten con condiciones. En especial, los países ricos establecen cuotas o cupos de admisión de extranjeros y cierran sus fronteras para impedir que el flujo migratorio se desborde, aumentando así las medidas represoras y coercitivas que, la mayoría de las ocasiones no sirven en absoluto para desanimar a los desesperados5

Castels (1998:123) resume muy claramente el fenómeno actual: “la migración internacional es parte integrante de la mundialización que puede ser definida como una ampliación, profundización y aceleración de la interconexión mundial en todos los aspectos de la vida social contemporánea. El principal indicador de la mundialización es el rápido crecimiento de los flujos fronterizos de todo tipo: finanzas, comercio, ideas, contaminación, productos mediáticos y personas”.

Vivimos, pues, en un mundo sin fronteras en lo que se refiere a los procesos económicos (capital-mercancía, capital-dinero y capital-producción) y sin embargo, esas mismas fronteras se vuelven férreos muros de separación y de segregación entre mundos antagónicos: el opulento Norte y el paupérrimo Sur;

muros que en ocasiones –hoy ya casi es cotidiano: los espaldas mojadas

5 Es un hecho que en Europa, la población inmigrante está creciendo de forma acelerada. De hecho, según fuentes de Eurostat (http://epp.eurostat.ec.europa.eu, consultado 7/1/2009) los países miembros de la Unión tienen un volumen de migrantes de casi 30 millones en una población de 500 millones, aunque la distribución no es uniforme. Alemania, España, Reino Unido e Italia son los países miembros que más población inmigrante acoge. La situación a día de hoy ha variado en lo que se refiere a España. En el último informe de Eurostat, la inmigración hacia los Estados miembros de la UE se ha incrementado a 3,4 millones de personas. Alemania sigue liderando el grupo de países con mayor recepción de población inmigrante, seguido de Reino Unido y Francia, España ha pasado a ocupar un cuarto lugar, en cambio, lidera las salidas de población autóctona. Eurostat, reporte 2014, consultado 18/04/2015.

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mexicanos, los subsaharianos y africanos que intentan cruzar el estrecho…- se tiñen de sangre de los seres humanos que pretenden buscar la subsistencia en el “paraíso” occidental.

El término “migración” es un concepto ambiguo que carece de definiciones precisas y que se ha abarcado desde diferentes puntos de vista. Por ejemplo, se han ofrecido explicaciones del fenómeno desde el punto de vista de teorías neoclásicas economicistas (Kuznets, 1966 y Thomas, 1982); sobre el movimiento económico ente países; estudios sobre las migraciones transnacionales con inspiración marxista (Portes, 1978, Meillasoux, 1977) o enfoques abiertos y flexibles que abarcaban temas como la distancia de los movimientos, dirección o causas (Ravenstein, 1985, 1989 y Lee, 1966).

Los flujos migratorios en la actualidad no son sólo el reflejo de la división del mundo entre ricos y pobres, sino que son también el resultado de la interdependencia de los países, de las economías, de los mestizajes culturales y de la evolución de la población mundial.

En esa interdependencia juegan factores de atracción por una parte, pero también carencias en los países desarrollados, como el envejecimiento de la población, mientras que en los países en desarrollo, la población es joven y dinámica y busca oportunidades que no encuentra en sus países, desplazándose hacia el opulento Norte metafórico.

Para Kearney (1995: 37) la migración es “un movimiento que atraviesa una frontera significativa que es definida y mantenida por cierto régimen político –un orden formal o informal- de modo que atravesarla, afecta la identidad del individuo”.

Blanco (2006), recogiendo la cuestión de la diversidad y ambigüedad de enfoques, considera que, fundamentalmente, hablar de migración supone referirse a un movimiento geográfico de gentes, movimiento complejo que abarca diferentes subprocesos y afecta a diferentes sujetos y procesos humanos, configurando de esta manera un amplio campo de análisis sociológico.

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Pero las migraciones también son contempladas desde la psicología social y la psiquiatría ya que conlleva procesos internos de ajuste y readaptación personal. Desde este punto de vista, destacan las perspectivas de Tizón (1993), que considera que a los factores sociológicos del fenómenos se asocian aspectos de carácter intrapsíquico, o las de Melero y Die (2010) que inciden en la idea de contemplar las migraciones desde el punto de vista del bienestar integral de las personas, aunando aspectos biológicos, psicológicos y sociales.

Desde el punto de vista personal, la migración implica un movimiento en el que el lugar de partida y el punto de llegada no son seguros ni inmutables; exige vivir en lenguas, identidades e historias que están sometidas a constante mutación (Chambers, 1994:34).

Salmi (2004), evoca una doble ruptura en el proceso de la inmigración, la primera es la ruptura de lazos ancestrales, lazos con la familia más inmediata, con la parentela, con las amistades; pero la segunda ruptura es también con el espacio cotidiano y con los lugares donde se inscribe la memoria: el lugar donde reposan los ancestros, el lugar donde los ancestros míticos son invocados, los lugares sagrados. Esto supone toda una reconfiguración de un universo simbólico que como el universo físico (las relaciones) conlleva una situación de desgarro personal.

En definitiva, se trata de un fenómeno complejo y multifactorial que afecta a países, grupos humanos, pero también con implicaciones muy importantes para la salud mental de las personas y que se da a lo largo de todo el proceso:

en el inicio, durante y en la sociedad receptora.

El aumento de las migraciones en nuestras sociedades se enmarca dentro del contexto de la globalización. Economía, política, cultura, personas, etc., forman parte de los nuevos intercambios de las diferentes sociedades que engloban nuestro mundo. Hoy día su relación es tan estrecha que las sociedades van calificando a las personas en diferentes categorías y los inmigrantes entran en una clase social donde la marginalidad y la exclusión son permanentes al mismo tiempo que como ciudadanos tampoco son admitidos a pesar de que la

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globalización pretende generar niveles más equilibrados de bienestar y lo único que ha logrado es empeorar las diferencias.

Así, nos encontramos ante procesos sociales que pueden ser irreversibles en las presentes estructuras sociales como pueden ser la diversificación étnica o el nacimiento de nuevos espacios ciudadanos marginales, lo que genera un cambio en la composición social con nuevas necesidades y en muchas ocasiones con nuevos conflictos sociales.

El fenómeno migratorio, que aunque ya se ha dicho que se ha dado en todas las épocas históricas, en el mundo globalizado del siglo XXI se intensifica de manera acelerada. No es posible hablar de las causas sin hacer referencia al hecho de que las migraciones son un fenómeno multicausal y multidimensional, estrechamente relacionado e influido por las características del mundo actual.

De acuerdo con Arango (2003), se está rediseñando un nuevo mapa del mundo, como consecuencia de las migraciones, ya que la composición de los flujos migratorios es mucho más heterogénea, tanto en lo que respecta a la procedencia de los migrantes como por sus características personales. Asia, África y América Latina están sucediendo a Europa como principales regiones de origen.

Por su parte, Castles y Miller, en su interesante obra La Era de las Migraciones (2004) señalan cinco características que el movimiento migratorio tiene en la actualidad:

1. La globalización de las migraciones que supone la tendencia a que cada vez más países se vean afectados de forma simultánea por los movimientos migratorios.

2. Aceleración de la migración. En la actualidad los movimientos migratorios internacionales de personas incrementan su volumen en todas las regiones del globo.

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3. Diferenciación de la migración, esto es, las migraciones ya no son sólo laborales o de refugiados, sino que abarcan modalidades variadas. no estamos ante un modelo único, sino que existen diferentes formas y motivaciones para la emigración (económica, política, movimientos migratorios circulares, temporales, con baja y alta cualificación, mafias de tráfico de personas...).

4. Feminización de las migraciones. Desde hace varias décadas, las mujeres yo no son sólo sujetos de reagrupamiento familiar que siguen a los hombres, sino que inician su propia historia migratoria.

5. Por último, la creciente politización de las migraciones que afectan a las relaciones entre países y a las políticas de seguridad nacional.

Las migraciones son parte de dinámicas económicas, transnacionales y geopolíticas mayores, dado que el flujo de migrantes forma parte del fenómeno de intercambio global, no sólo de personas, sino de capital, mercancías, e intangibles (Sassen, 2003)6. En este mismo sentido, Castels (1998: 42) resume muy claramente el fenómeno actual: “la migración internacional es parte integrante de la mundialización que puede ser definida como una ampliación, profundización y aceleración de la interconexión mundial en todos los aspectos de la vida social contemporánea. El principal indicador de la

6 Un concepto interesante para explicar el abordaje del fenómeno migratorio en la actualidad es el llamado “Modelo remesas para el desarrollo” (Pérez Orozco et al., 2008) que parte de una visión del desarrollo economicista y que se centra en los efectos de las migraciones más en los países de origen que en los de destino y considera las remesas de dinero enviadas por las personas migrantes como el componente más importante del nexo migración-desarrollo. Este modelo pone el acento en el esfuerzo individual e inhibe la intervención o responsabilidad estatal de las sociedades de origen, siendo criticado por esas razones. No obstante, otros autores contemplan una posibilidad de crecimiento en las remesas a países en vías de desarrollo: “Las remesas pueden convertirse en una oportunidad para el desarrollo, entendiendo este último no únicamente en su acepción económica. Para ello se hace imprescindible la ejecución de programas gubernamentales en los países receptores combinados con medidas supraestatales que encaucen las corrientes de remesas de los trabajadores hacia, por ejemplo, el desarrollo de infraestructuras y la creación de empleo que, como resultado, alienten a los trabajadores a no abandonar sus países y, de este modo, evitar la pérdida de capital humano.” Algado y Ruiz (2009).

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mundialización es el rápido crecimiento de los flujos fronterizos de todo tipo:

finanzas, comercio, ideas, contaminación, productos mediáticos y personas…”

A lo largo de la historia, el ser humano ha probado su capacidad para reafirmarse como sujeto frente a todas las condiciones adversas para su reconocimiento. Por otra parte, intentar regular estos flujos en un contexto global marcado por la desrregulación de los mercados de trabajo no deja de ser un ejercicio de voluntarismo que parece más destinado a la opinión pública de los Estados nacionales que al cumplimiento efectivo de las condiciones laborales marcadas por las leyes. En estas condiciones, la integración de los inmigrantes en el seno de las sociedades receptoras es un reto que concierne a Estados y ciudadanos, y que está directamente conectado con la implementación de medidas de reconocimiento de los derechos de los seres humanos que viven en sus territorios.

Como varias investigaciones han realzado, las desigualdades entre distintas regiones del globo y la presencia de capitales transnacionales, han fomentado el desplazamiento de un gran número de personas en búsqueda de trabajo, ya que en la medida que las economías locales experimentan ajustes que impactan fuertemente el mercado laboral, la alternativa de diversificación del ingreso familiar a través de la migración se hace atractiva (Hondagneu-Sotelo, 2001; Salazar Parreñas, 2001; Ehrenreich y Hochschild, 2004).

Así, las migraciones ocurren dentro del contexto actual de la globalización que conlleva efectos diferentes en los países desarrollados y en los países en desarrollo. En estos últimos se han notado los efectos de las políticas neoliberales y de los programas de ajuste estructural que han aumentado la pobreza y las desigualdades, incrementando la marginación y el desempleo.

Por otra parte, autoras como Criado (2000) explican la dificultad de ofrecer una explicación omnicomprensiva de las migraciones por la diversidad de motivaciones a la hora de emigrar, señalando que existen decisiones individuales, factores relativos al contexto social y político del país de origen y la influencia de la red socio familiar de las personas migrantes.

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Szasz (1999), indica que la migración responde a influencias económicas, sociales y políticas que se dan en contextos históricos determinados, entendiendo que los movimientos migratorios son parte de los cambios en los sistemas productivos y en las relaciones sociales.

No obstante, de manera general, puede decirse que las migraciones están condicionadas por tres elementos que pueden darse de forma aislada o interrelacionada, a saber:

1. Factores económicos (pobreza, desigualdad, falta de oportunidades de subsistencia en la sociedad de origen y/o atracción del país de acogida).

2. Factores sociales y políticos que hacen referencia a circunstancias que tienen que ver con guerras, persecuciones políticas por diversas razones.7

3. Factores culturales en el país de origen como el papel de la mujer, discriminación o violencia de género, o, fuerte control patriarcal que implica deseos de liberación y aspiración a una mayor autonomía (Lipszyck, 2004).8

7.En la actualidad, se cifra en 51 millones a las personas desplazadas. Las principales razones del aumento de refugiados hay que buscarlas, además de en Siria, en Malí, la República Democrática del Congo o la frontera entre Sudán y Sudan del Sur, donde las guerras y situaciones de violencia contra la población han provocado el desplazamiento forzado de muchos ciudadanos. (CEAR 2015) La situación es dramática para miles de personas, hombres, mujeres y menores que intentan escapar del horror de la guerra y de la persecución y se tropiezan con la insolidaridad de los países, en concreto en Europa, las medidas contra estas avalanchas se están endureciendo. La actual crisis de refugiados sirios incrementa la gravedad de la situación, en que muchos Estados muestran posiciones claramente insolidarias y de cierre ante esta crisis humanitaria.

8 En este sentido, cuando las mujeres se ven forzadas a migrar para liberarse de prácticas discriminatorias por razón de su sexo (matrimonios concertados, ablación de clítoris, limitaciones a la educación, etc), Dolores Juliano (2012), habla de “refugiadas por motivos de género”.

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Esto tiene efectos en el género (Baker, 1999, Hondagneu-Sotelo, 2000, Mahler y Pessar, 2001, Piper, 2007) ya que los hombres pierden su rol de proveedores económicos y son las mujeres las que buscan alternativas para mantener a las familias, aumentando además las familias encabezadas por mujeres en contextos donde la pobreza y marginalidad fuerzan a las mujeres pobres a iniciar nuevas estrategias de supervivencia. Estas familias con “jefatura femenina”, no implican necesariamente liberación de las mujeres, en ocasiones, es sobrecarga de roles9;

Por su parte, los países desarrollados también está viviendo los efectos de la crisis del estado de bienestar y del modelo reproductivo familiar, lo que está produciendo una transferencia de cuidados de las mujeres migrantes a las mujeres autóctonas.

En efecto, siete años después de la crisis financiera global, los países siguen experimentando bajos niveles de crecimiento y altas tasas de desempleo, tanto en los países ricos como en los países pobres. Además, las políticas de austeridad aplicadas en los países desarrollados y en desarrollo está depositando en las familias el peso de las tareas de supervivencia y de cuidados, peso que recae fundamentalmente en las mujeres y en las niñas10. En definitiva, estamos ante un cambio de grandes dimensiones a nivel mundial, donde las relaciones entre países ricos y países pobres y/o en vías de desarrollo están mediatizadas por los flujos migratorios Sur/Norte, lo que evidencia la existencia de profundas desigualdades sociales, políticas y económicas a escala global. Estos flujos migratorios implican no sólo factores

9 En el contexto europeo se hablaría de familias monomarentales, en Latinoamérica se usa generalmente el término familia con jefatura de hogar femenina; esto para Quintero (2008) no significa que exista una tipología familiar así denominada, sino que es un modo de organización familiar en la que un miembro, en este caso, la mujer asume los roles instrumentales y expresivos. En los estudios de familia, si se habla de “familias matrifocales”

(Ríos González,1994) para indicar que el poder lo ostenta una figura femenina por ausencia real o simbólica del hombre (en estos casos, padre o esposo periférico, está, pero no ejerce).

Esa figura femenina puede ser la madre real o sustituta, por ejemplo una abuela, una hija mayor que realiza el rol de la madre.

10 ONU Mujeres, 2014. The Global Economic Crisis and Gender Equality, Nueva York, ONU.

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macro estructurales, sino que tiene evidentes consecuencias en las biografías de las personas migrantes y sus familias.

El objetivo fundamental de esta tesis es conocer las experiencias de las mujeres ante el hecho migratorio y cómo esas experiencias están condicionadas por las fortalezas de sus familias que les han dado el impulso de iniciar la aventura de la inmigración, así como el apoyo que perciben en la sociedad de destino. Por otra parte, la posición de las personas ante el mundo y el desarrollo de las potencialidades como seres humanos y, en este caso, de las mujeres de nuestro estudio, está condicionada por el aprendizaje temprano de roles, creencias y comportamientos en la familia de origen.

El enfoque de género, en el caso de las migraciones, al igual que en todas las esferas de la vida, es necesario porque aquel afecta todos los aspectos de la experiencia migratoria, tanto en las mujeres como en los hombres. El género influye en el momento en que se decide migrar, la decisión de quien migra, las relaciones familiares, las redes sociales en el país de origen y en el de acogida, así como en las posibilidades de integración laboral y social.

Un planteamiento de género, desde un enfoque del feminismo humanista que no busca discriminar ni criminalizar al otro género, sino evidenciar las dificultades que por el hecho de ser mujeres tienen las que además deben dejar su país y que se encuentran en una situación de “desplazamiento entre dos mundos” (Sassen, 2013, p. 183).

Como España tiene una trayectoria más bien escasa en cuanto país de asilo y de refugio, y excluidas también las personas que entran por procedimientos irregulares, esta investigación se ha centrado en la motivación económica de las mujeres migrantes y conocer si se han cumplido o no sus expectativas. En el caso de las mujeres, a priori, pareciera que el hecho de salir de contextos mediatizados por la pobreza y la falta de oportunidades, ya les reporta un beneficio en cuanto a empoderamiento personal y social.

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Pero, observando el tipo de oportunidades que tienen en el país de acogida y las dificultades por las que atraviesan, se antoja que esto es más bien una falacia que las sociedades desarrolladas argumentan para justificarse y las mujeres, vuelven a caer en la trampa de su género.

Se trata de escuchar lo que dicen las mujeres que un día dejaron su país por una vida mejor para ellas y sus familias y ahora se encuentran atrapadas en un país extraño donde el trabajo ya no es posible o al menos en los circuitos de economía regular, lo cual lleva aparejados otro tipo de problemas que afectan al reagrupamiento familiar, la tenencia de una vivienda digna, la disminución de las remesas que envían a sus países y, en ocasiones, las aboca a procesos de exclusión social.

En unos casos esto implica situaciones de retorno, en otros casos esto no es posible, bien por las nuevas situaciones personales que han creado en nuestro país y que tiene que ver con nuevas relaciones o por la situación de sus propios países.

En cualquier caso, las trayectorias vitales de toda persona, sus elecciones, su posición en y frente al mundo están condicionadas por las familias donde se han desarrollado. Aprendizaje de roles diferenciados para hombres y mujeres, mantenimiento de la “cultura” familiar a través de historias, creencias y mitos familiares y sobre todo, el papel primordial de la familia como prestadora de apoyo para sus miembros a través del vínculo afectivo que a su vez hace que esos miembros de la familia aprehendan y aprendan un estilo de relación con los demás en función de lo que han recibido –altruismo, confiabilidad, intimidad, reciprocidad (o, a veces, lamentablemente, envidias, celos, vejaciones y violencia)..

Por otra parte, la familia ha sufrido a menudo críticas de los enfoques feministas por ser reproductora de los roles de opresión para las mujeres y además en muchas ocasiones, cuando en la literatura sobre familias se habla de ésta, se hace desde una posición etnocéntrica, como si sólo hubiera una forma universal de familia, obviando o despreciando otras formas familiares, así

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como el hecho de que lo que conocemos hoy como “familia” ha sufrido una evolución tanto en el tiempo, como de una cultura a otra.

Si esto es así, cómo no va a haber formas y tipos de familia diferentes en el crisol de etnias y culturas en que se mueve la inmigración. Mujeres provenientes de África, de América Latina, de Asia, con distintos grupos étnicos, diferentes culturas y religión, distintas ideas del mundo y de las relaciones entre hombres y mujeres.

Así en esta investigación pretendo una aproximación al mundo familiar y cómo condiciona este a las mujeres participantes en el estudio, indagando acerca de las diferencias que se presentan en los procesos de integración y/o aculturización de las mujeres en función de su procedencia y sus referentes culturales y familiares, así como reflexionar sobre qué sobrevive en las nuevas sociedades de la cultura familiar y la sociedad de origen.

Ser inmigrante significa gran cantidad de pérdidas, de relaciones, de afectos, dejar lo conocido, lo cotidiano y adentrarse en lo desconocido y esto siempre lleva aparejado situaciones de crisis, , un sentimiento de no ser ni de aquí ni de allá o sentirse extranjera en todas partes, como relataba una de las mujeres participantes en esta investigación.

Como señala Bauman (2005: 117), “las personas tienden a tejer sus imágenes del mundo con el hilo de su experiencia” y esa experiencia es consecuencia de lo que la persona es por su herencia histórica y genética, pero también por la influencia de los contextos de los que forma parte y qué duda cabe que la familia es el primer contexto socializador de las personas.

Por otra parte, nos centramos en el análisis de las redes personales de las mujeres que han colaborado en esta investigación, comparando las de origen y las adquiridas en la sociedad de acogida, evaluando la cantidad y calidad de apoyo social que reciben en momentos de crisis y/o necesidad, tanto por parte de sus familias, como proveedoras primarias de apoyo, como de otras redes naturales o formales en el país de acogida.

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Esta investigación está estructurada en varios capítulos, a su vez subdivididos en apartados explicativos que continuación se detallan:

PRIMERA PARTE

 Capítulo I, en el que se abordan algunas variables que van asociadas al fenómeno de las migraciones, tales como la significación de la multiculturalidad, la integración, los estereotipos y los retos que implica la interculturalidad, como aspiración de las sociedades multiculturales.

 Capítulo II , en el que se tratan cuestiones relativas a la perspectiva de género, desde un planteamiento general para llegar a un análisis de las migraciones desde el enfoque de género, centrándose en tres variables explicativas de este enfoque: mujer y trabajo; roles de género y poder y, el papel de la mujer como transmisora y reproductora de la cultura de origen.

 Capítulo III, en el que se aborda, el tema de la familia, desarrollando conceptos e ideas acerca de la misma, sus características y funciones para la vida de sus miembros y también para la sociedad y su papl como reproductora de las desigualdades de género..

Se habla de la diversidad familiar en el presente se analiza la estructura y los procesos familiares, haciendo particular mención a las relaciones y cómo estas son diferenciales en función del sexo/género.

Se exploran también los conceptos relativos a las creencias familiares, los rituales y las pautas de transmisión de los mismos. Por último se aborda la familia en transición o familia transcultural, con los cabios, ajustes y adaptaciones en el contexto de las migraciones.

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 Capítulo IV en el que se estudia el apoyo social, el capital social y las redes sociales de las personas, entendiendo que la familia es la primera facilitadora de ese apoyo social a sus miembros y haciendo una aproximación a las redes personales y el apoyo social antes y durante el proceso migratorio y una vez que han llegado a su destino.

SEGUNDA PARTE

 Capítulo V, en que se aborda la localización espacial de la investigación, cuestiones introductorias acerca de la situación en España y las características migratorias en la provincia de Alicante, donde se ha realizado el estudio y viven las mujeres entrevistadas.

 Capítulo VI donde se refleja el planteamiento metodológico y procedimental para llevar a cabo la investigación.

 Capítulo VII en el que se presentan los resultados de la investigación y el análisis de los mismos.

 Capítulo VIII en el que se exponen las conclusiones y recomendaciones.

Se finaliza con la bibliografía y los anexos reflejando la guía de la entrevista semiestructurada que se ha utilizado, fichas de registro de las entrevistas totales de las 20 mujeres participantes en este estudio, cuadros resúmenes de las entrevistas, el modelo de mapa de red utilizado para evaluar el apoyo percibido por las mujeres y el documento relativo al consentimiento informado.

En lo que se refiere al planteamiento metodológico, desarrollado más extensamente en el Capítulo VI, se ha utilizado el enfoque cualitativo. La investigación cualitativa pretende acercarse al mundo de “ahí fuera” y entender, describir y algunas veces explicar fenómenos sociales desde el interior

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(Angrosino, 2012). Esto puede hacerse de varias maneras diferentes: a través de la observación de las interacciones y comunicaciones; analizando documentos, informes, audiovisuales que den cuenta de la experiencia de las personas en una situación concreta. O, a través de relatos biográficos narrados en primera personas por sus protagonistas.

El método biográfico se basa en el interés por conocer la manera en que los sujetos crean, recrean y reflejan tanto el mundo social que les rodea como sus experiencias o vivencias concretas ante un hecho o fenómeno determinado.. La investigación biográfica es esencialmente una descripción fenomenológica que exige de cuatro habilidades procedimentales en el investigador: observar, escuchar, comparar y escribir, tal y como propone Sanmartín (2003) para la práctica de la investigación cualitativa.

El problema que se plantea en esta tesis es cómo afecta la familia de origen al afrontamiento del hecho migratorio en un grupo de mujeres y cuáles son sus redes personales para afrontar esa experiencia.

A partir de la formulación de este problema o pregunta genérica, el objetivo fundamental es estudiar la situación personal y familiar de un grupo de veinte mujeres magrebíes y latinoamericanas en la provincia de Alicante, partiendo de la hipótesis básica de que la familia de origen determina el posicionamiento de las mujeres en su relación con los demás, especialmente con el género masculino.

La investigación que aquí se ha planteado mediante entrevistas abiertas y flexibles, recoge, por una parte, las historias y experiencias de un grupo de mujeres en torno al hecho migratorio. Además, se han analizado las redes personales de las mujeres entrevistadas, en relación a las características estructurales e interaccionales de las redes sociales, pero también, se han analizado en profundidad las redes personales de cuatro de estas mujeres, dos de cada colectivo que vienen a ilustrar la importancia de las relaciones en situaciones de estrés como las que provoca en la experiencia vital de una persona, un acontecimiento como el de las migraciones.

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“Restituir el sentido de la vida a cada individuo –con sus diversidades, exigencias, gustos, características naturales y sus sentimientos y posibilidades- sólo es posible si se vuelve a situar el individuo en la colectividad que se mide consigo mismo y con sus metas, pero no si se sustrae este problema de la discusión y del conflicto”.

Pietro Barcelona

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PRIMERA PARTE

CAPÍTULO I

1. LAS MIGRACIONES, CARACTERÍSTICA DE LA SOCIEDAD ACTUAL: ¿HACIA UNA SOCIEDAD INTERCULTURAL?

1.1.- La pluralidad cultural de las sociedades modernas 1.2.- Integración vs exclusión o la cuestión de la identidad 1.3.- Estereotipos y prejuicios

1.4.- El reto: hacia una sociedad intercultural

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1.1.- La pluralidad cultural de las sociedades modernas

Una de las consecuencias más evidentes de los movimientos migratorios es el multiculturalismo que es un rasgo de las sociedades contemporáneas. Nadie puede negar que existen muy pocos Estados culturalmente homogéneos, si es que existe alguno. Se habla de sociedades multirraciales, pluriétnicas, multiculturales en razón de la multiplicidad de grupos que presentan características culturales diferentes.

Es cierto que estamos asistiendo a escala mundial a un gran mestizaje de culturas, que las fronteras cada vez son menos rígidas y que todos formamos parte de una “aldea global”, que es un punto minúsculo a escala planetaria.

Pero podemos afirmar también que esto no supone mecánicamente una homogeneización cultural, pertenecemos a un mismo mundo, pero también nos distinguimos por la diversidad y la diferencia.

Las comunidades culturales interactúan estrechamente y se influyen mutuamente. Las personas participan simultáneamente en más de una economía, y a menudo en más de una comunidad cultural. Si bien los modelos tradicionales son importantes (y algunos de ellos se reafirman y distinguen de diversas maneras como sustitución de y en el interior de la red global de vínculos (por ejemplo, Miller (comp.) 1995, Povinelli 1993), habría que entenderlos dentro de los marcos paradigmáticos, y no como tales marcos.

Wolf (1982) dio un importante paso desde la antropología en la defensa de la historia y, precisamente una historia que debe entenderse a escala global, dando cuenta de las transformaciones más importantes del mundo y que posibilite trazar las conexiones entre comunidades, pueblos y naciones, en vez de analizarlos como unidades separadas.

Los procesos culturales van marcando las diferencias en las sociedades, de forma tal, que producen graves posiciones etnocéntricas. De modo que, el etnocentrismo es una de los grandes males que nos afectan para la comprensión de la diversidad cultural y para una convivencia con los menos enfrentamientos posibles.

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Así pues, la heterogeneidad cultural, étnica, política y religiosa en el seno de las sociedades implica la existencia de diferentes culturas en un mismo espacio geográfico y social; sin embargo, estas culturas cohabitan pero influyen poco las unas sobre las otras y no suelen ser permeables a las demás. Se mantienen en guetos y viven vidas paralelas.

La sociedad de acogida suele ser hegemónica y suele establecer jerarquías legales y sociales que colocan a los otros grupos en inferioridad de condiciones, lo que lleva al conflicto, al menosprecio, a la creación de estereotipos y prejuicios dificultando la convivencia social, siempre en detrimento de los grupos más débiles. En los casos en que exista equidad y respeto mutuo se puede pasar de la multiculturalidad al multiculturalismo.11 Pluralismo cultural o multiculturalismo es aquella ideología o modelo de organización social que afirma la posibilidad de convivir armoniosamente en sociedad entre aquellos grupos o comunidades étnicas que sean cultural, religiosa o lingüísticamente diferentes. Valora positivamente la diversidad sociocultural y tiene como punto de partida que ningún grupo tiene por qué perder su cultura o identidad propia.

En este modelo, la diversidad existente no desaparece sino que se mantiene, se recrea; no desaparece ni por adquisición de la cultura dominante y abandono del original ni por el surgimiento de una cultura integradora con los aportes de los preexistentes. La diversidad cultural se considera algo bueno y deseable, se fomenta la práctica de tradiciones etnoculturales, se buscan vías para que la gente se entienda e interactúe respetando las diferencias.12

11 Por ejemplo, Sartori (2001) la denomina como sociedad multiénica, no como sociedad multicultural. Marina (2002 ) habla de interculturalidad e incorpora el concepto de ética para resolver el conflicto de la multiculturalidad.

12 No faltan voces críticas a esta visión idílica de la cuestión, Barker (1981) habla de racismo sin raza o racismo “diferencialista”, mientras que García (2007:) sostiene que “el multiculturalismo ha servido de cobertura a las tentativas liberales de asumir y reorientar las demandas de las minorías respecto de la realización de cambios educativos fundamentales, limitándolas a modificaciones viables y funcionales que no afectan a las estructuras institucionales ni a las relaciones de poder vigentes, debilitando toda perspectiva de cambio que cuestione el proyecto hegemónico”.

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Los fundamentos esenciales del pluralismo cultural/multiculturalismo se pueden sintetizar en:

Aceptación de las diferencias culturales, étnicas, religiosas, lingüísticas o raciales y su valoración positiva. La organización de la vida en sociedad se realiza sobre bases comunes y respetando las tendencias diferentes así como las complicaciones que ello conlleva.

Defensa y reivindicación explícita del derecho a la diferencia, el derecho a ser distinto en valores, creencias, adscripción étnica, etc. Se pone el acento en la diferencia como derecho, al mismo nivel que otras situaciones, por ejemplo de sexo/género.

Reconocimiento general de la igualdad de derechos y deberes, elemento esencial en todo pluralismo.

Las comunidades culturales interactúan estrechamente y se influyen mutuamente y las personas participan simultáneamente en más de una economía, y a menudo en más de una comunidad cultural, siendo el sistema global el contexto en el que surge la conciencia de diferencia, la identidad de grupos humanos como pueblo. Es el marco, pues, en el que surge la configuración de lo que denominamos “culturas”.

Geertz (2000), interpreta la cultura como “sistema de signos y símbolos” y nos muestra su pensamiento a través de lo que llamó “descripción densa” de la misma. En la tradición europea, sin embargo, la cultura se entiende como el contenido de las relaciones sociales, de forma que no puede concebirse ni explicarse al margen de ellas (Goody,1986; Godelier,1981); tanto en la antropología social británica como en la francesa, la noción de cultura es, por definición, relacional respecto a lo biológico y a lo material.

En la primera concepción, la cultura se identifica como la forma de vida de un grupo humano, poniendo énfasis en la especificidad, en el sentido de que cuando se describe a una comunidad humana se evidencia que posee unas características propias relacionadas con las formas de organizar la vida, las formas del parentesco, cómo responder a la subsistencia, cuales son sus valores e ideales, etc.

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Es decir, desde este enfoque, la cultura es entendida como un conjunto de rasgos que le son propios, cuyos límites coinciden con los de un grupo humano y se concretan en una determinada área. Desde este punto de vista, una cultura resulta ser específica y definible en el espacio y el tiempo, siendo aquello que define e identifica a un grupo humano y lo diferencia de otro.

La segunda concepción de cultura considera que ésta sólo puede entenderse en su relación con procesos económicos, políticos y sociales de carácter más amplio que el de una comunidad específica. Esto no supone la negación de la especificidad de cada cultura, pero si niega que cada cultura sea diferenciada e independiente.

Por su parte, Juliano (1993), incide en el hecho de que la cultura es todo aquello que es aprendido y transmitido socialmente, por tanto, no es algo estático y evoluciona en el tiempo y con el contacto entre grupos culturales diferentes, con rasgos identitarios diferentes, lo que lleva a pensar que las sociedades avanzan con el encuentro entre culturas.

Una sociedad multicultural es aquella donde los sujetos están en presencia, y donde la coexistencia no implica convivencia, sociedades en que “los otros y las otras” son invisibles, generalmente por asimilación de la cultura mayoritaria. Una visión amplia del multiculturalismo sostiene que engloba a todos los grupos sociales no étnicos que se sienten excluidos de la cultura dominante (parados/as, mujeres, enfermos/as, discapacitados/as, tribus urbanas…) y, en este sentido, no existe ningún Estado homogéneo, independientemente de su composición étnica (Escoffier,1991, Israel, 1995).

Por otra parte, Touraine (2006:182) opina que lo realmente nuevo de la situación actual de encuentro entre culturas es que “grupos definidos nacionalmente, étnicamente o sobre una base religiosa, que no tenían existencia más que en la esfera privada, adquieren ahora una existencia

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pública bastante fuerte a veces para poner en cuestión su pertenencia a una determinada sociedad nacional”.13

En la sociedad capitalista, para la necesaria expansión del sistema, se busca la unidad (de mercados, de capital...). Y todo lo que salga de esa unidad es lo excluido. La paradoja de la sociedad moderna es unidad frente a diversidad, identidad frente a diferencia: la diversidad y la diferencia, lo alternativo, incluso, es lo que queda al margen.

No obstante, en relación con la diversidad cultural que surge de, como consecuencia, entre otras, de las migraciones, las sociedades receptoras pueden aceptar esta pluralidad cultural y sus particularidades étnicas siempre que las personas diferentes se mantengan en un plano de inferioridad y no se vea afectada la identidad “nacional”.

De los otros/as, se aceptan, (aunque no unánimemente), sus costumbres alimentarias, sus formas de vestir, así como sus formas religiosas, todo ello con matices (debate del uso del pañuelo por parte de las mujeres musulmanas, por citar un ejemplo), pero todo ello, sí es posible dentro de la distancia y la separación, lo que significa que se van creando nichos culturales.

Por tanto, la inmigración conlleva un nuevo replanteamiento espacial en nuestras ciudades donde se van formando fronteras simbólicas por la reacción encontrada entre autóctonos e inmigrantes. Éstos por su precariedad económica buscan zonas asequibles a sus ingresos, ya sean barrios periféricos o zonas céntricas degradadas, lo que conlleva ante su instalación en estas áreas, que el autóctono se vea agredido en su identidad y opte por trasladarse de lugar.

13 En el momento actual tenemos muchas situaciones que pueden servir de ejemplo y que cuestionan la “unidad” nacional de muchos Estados: desde el caso escocés o quebequés, la división belga entre francófonos y flamencos, los movimientos de separación italianos de la Padania o, en nuestro país, la cuestión candente de Cataluña. Todos estos ejemplos, con sus diferencias ilustran la reivindicación de la diferencia de minorías que reivindican su derecho a la autonomía.

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Se entiende con esto que todo proceso o hecho migratorio, ya sea interior o exterior, ya sea en el mismo país, incluso en la misma ciudad y por supuesto en un país distinto, conlleva un proceso más o menos lento de integración y aceptación determinado en gran medida por el nivel de puntos de conexión y acercamiento entre los individuos y las sociedades que se mezclan así como por el esfuerzo, en ocasiones valorado como nivel de renuncia o cambio en las posiciones iniciales del grupo o sujeto emigrante.

Nuestras ciudades se están transformando de ciudades uniétnicas a ciudades poliétnicas, es decir, son ciudades multiculturales donde la pluralidad de culturas forma lo que Kymlicka, (1996) denomina el reto del multiculturalismo.

Por el momento, ocurre que se van formando cinturones espaciales de exclusión, que mantienen a grupos al margen de una convivencia multicultural.

Es un hecho comprobado, la desigual distribución espacial de la población inmigrante en determinadas zonas de un país o en lugares concretos de las ciudades que están configurando una nueva cartografía de las mismas14

14 En España, no se ha llegado todavía al modelo francés con los famosos banleius franceses o los enclaves étnicos británicos, pero si se aprecia una tendencia creciente de asentamiento de poblaciones inmigrantes agrupados según procedencia étnica en determinados barrios, como en el caso del Raval, en Barcelona, Lavapiés en Madrid o Ciudad Juan XXIII en Alicante, por poner algún ejemplo representativo (González y Alvarez-Miranda (2005).

Referencias

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