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EL ARTE Y LA COMUNICACIÓN

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Academic year: 2021

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EL ARTE Y LA COMUNICACIÓN

La vida, la creaClOn, el arte, lo bello,el bien, lo verdadero, todas estas nociones humanas tienen un sentido propio, pero relacionado con un sentido común. Se sobreponen, se mezclan, se embrollan, se confun- den más o menos todas entre ellas, y, aisladas, no significan gran cosa.

A través de todas las civilizaciones, notamos que estas nociones siguen una misma generatriz, que, por otra parte, cada una procuraba y pro- cura todavía prolongar el mayor tiempo posible. Esta generatriz simbo- liza la búsqueda del conocimiento de la vida y los medios de comuni- carla; esa es la idea de Dios.

El poder supremo que ha creado la vida, es Dios.

Dios hizo el universo, después el hombre. El ha dado a todos los seres su poder de creador, y especialmente al hombre a quien ha pro- visto de un espíritu más desarrollado que le permite darse cuenta de que él ha sido engendrado por amor y que debe formarse a la imagen del Creador.

El Amor es el agua pura de la fuente divina donde el hombre sacia su sed.

Consciente de sus posibilidades, cuidadoso de sus responsabilidades, el hombre procura descubrir los medios de transmitir ese amor, de desarrollarlo, de dilatarlo para que no muera jamás.

El Arte envuelve toda la creación humana, consciente, engendrada por y para el Amor.

¿No es el amor lo mejor de uno mismo? ¿No es el culto de la felici-

dad? ¿No lo comunican lo bello, el bien y lo bueno? Sí, esos valores

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humanos exaltan la obra divina y permiten al hombre ser único y social, vivir en armonía consigo mismo y con el universo entero.

Poco a poco el hombre ha precisado esos valores.

A medida que él se desarrollaba esos valores se enriquecían y se ensanchaban.

El hombre está en metamorfosis constante lo mismo que todo lo que él engendra. El procura merecer y ganar a Dios. Alcanzar a Dios es alcanzar la serenidad, la bienaventuranza. El espíritu del hombre que cultiva su inteligencia, busca en la obra divina lo que le atraerá el equi- librio, el bienestar y la armonía de que tanto precisa para llegar a ese ideal. Los resultados y las búsquedas definen esos valores.

Viviendo el arte se pondrá en condición y percibirá ese llamamiento.

Por la reunión de los elementos que constituyen el armazón de la obra divina, el hombre hace su obra.

Ciertamente, descubrir esos elementos, juntarlos luego, exige mucho tiempo y numerosos esfuerzos; encontrar el más pequeño entre ellos es ya un descubrimiento de gran interés. También después de su creación el hombre ha descubierto y reunido diferentes elementos para establecer una civilización. Solamente errores de ensamblaje y de juicio se han deslizado aquÍ y allá cuando huye ante sus responsabilidades, cuando cree haber conseguido el fin (i qué pretensión! i eso es minimizar a Dios!), el hombre se deslumbra, se ciega y se extravía; sus descubrimien- tos se transforman en errores, su andamiada se agrieta y luego se des- ploma. Después de haber conocido una subida progresiva y luego su apogeo, una civilización se extingue.

Ahora tiene que comenzar de nuevo, y el hombre comienza mal- trecho, ciertamente, pero enriquecido con esta experiencia.

Esta aspiración permanente le permite descubrir sorprendentes ana- logías entre lo pasado y lo presente.

En un terreno limitado, el estado de evolución permanece en el mismo grado. Pero un descubrimiento limitado a un detalle desequilibra el en- samblaje, que si no queda siempre homogéneo, acaba por ahogarlo y hacerle morir.

Extraviado, el hombre puede, sin embargo, volver a encontrar su camino más lejos en el tiempo, a no ser que le emprenda antes del error.

Animado de una fuerza porfiada, de un poder ilimitado, de una perseverancia a toda prueba, él continúa.

Esta constancia demuestra que la vida es una potencia dinámica y que el hombre es un ser en potencia. Dios le atrae irresistiblemente, ele- vándole sin cesar para que se perfeccione.

La naturaleza, el espacio, y el universo que nos rodean y nos cons-

tituyen poseen esos elementos, ruedas de la maravillosa máquina divina.

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ARTE Y COMUNICACIÓN 187 En esta materia compleja, poderosa y rica, obra genial y cósmica, dominadora, hechicera, el hombre busca y registra. El trabajo colosal no es a escala de un individuo solo, sino de todos los hombres reunidos a través de todas las generaciones.

El mundo mineral, el mundo vegetal, el mundo animal viven al lado del hombre .

. Los estadios de evolución son diferentes para cada uno de ellos.

Pero, en realidad, por el instante, o una fuerza menos desarrollada est8.n condicionados al ambiente del que dependen.

La ausencia de una conciencia análoga a la del hombre no les permite una evolución del orden de la evolución humana, y es tanto más lenta cuanto más se alejan de una semejanza con el género humano.

De esos mundos, el investigador saca innumerables informes sobre las posibilidades y los límites del instinto.

El instinto y el espíritu, fuerzas complementarias de las cuales dis- pone el hombre, encuentran su poder creador exaltado cuando. están en arm0111a.

I

En la paz del cuerpo y en la del alma, en lo infinitamente pequeño y en lo infinitamente grande, en lo bello, el bien, lo bueno, en todas esas virtudes fuentes de energía que engendran el amor y la transpa- rencia divina, el artista encuentra la armonía que él puede transmitir.

Por el análisis de esas dos realidades, la interna y la externa, por el estudio de las reacciones de su «yo individual» ante los fenómenos exteriores y de esos últimos sobre su «yo», el artista pretende definir su personalidad, su sensibilidad, el lugar que debe ocupar, y el papel que puede desempeñar en el universo del mundo humano.

La espiritualidad, la literatura, las artes plásticas, las ciencias, la me- dicina, las matemáticas, la sociología ... son algunos instrumentos de co- municación de que dispone el hombre. Instrumentos que puede utilizar a solas o agrupado en completa libertad.

Los instrumentos de percepción que se manifiestan en la sensibilidad son también muy variados y complejos.

Las percepciones físicas: la vista, el oído, el tacto, el olfato, el gusto, el bienestar del cuerpo reciben y transmiten sus sensaciones de natura- leza diferente a esa envoltura corporal.

Todo se metamorfosea y da origen a estados del alma. La imagina- ción, la reflexión, la meditación se ponen en guardia. Las reacciones se encadenan a las percepciones. Todo el universo humano obra. La nece- sidad creadora del artista se manifiesta, se selecciona, organiza y devuel- ve en su obra lo que él ha recibido.

El papel del artista es importante, su responsabilidad es grande, su influencia puede ser determinante.

Por eso no debe dar un alimento envenenado.

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lBB

El psicólogo y el sociólogo estudian el comportamiento, las neceSI- dades y los deseos del hombre.

Por la disposición armoniosa en la naturaleza de los volúmenes en los cuales vive el hombre, el urbanista y el arquitecto le libertan. Las cons- trucciones le protegen de lo que le debilita, y utilizan lo que le engran- dece.

El hombre 110 está ya enteramente condicionado por los fenómenos naturales.

Además, la medicina cura el cuerpo enfermo y le protege de nuevos ataques. El estudio de las causas de esos males físicos permite a los médicos elaborar nuevos medios de protección. El papel de la medicina es prevenir y curar los sufrimientos del cuerpo.

Poseer todas sus facultades físicas e intelectuales, estar sano de cuer- po y de alma multiplica la fuerza del hombre y las posibilidades de comunicarlas. El mal debe ser destruido a fin de que el bien pueda vivir y extenderse.

Siguiendo esta línea de conducta, el artista traerá más fácilmente el bienestar al hombre, ayudará a una mejor cohabitación y a la alegría de todos y de cada uno.

El estético industrial elabora la plástica de diferentes máquinas que el hombre emplea para sus múltiples trabajos. Esas máquinas son con- cebidas y creadas por los ingenieros y los técnicos.

Todos esos medios técnicos acrecientan las fuerzas físicas y amplían el campo de investigación del espíritu.

Por ellos, el investigador es ilustrado sobre lo que sólo su imaginación podía revelar, y aun descubre realidades totalmente insospechadas.

Los progresos técnicos solicitan la imaginación que les pida avanzar todavía más lejos su perfeccionamiento. La técnica es muy buena cola- boradora del pensamiento.

Junto a esos investigadores, el decorador se propone animal' todos esos volúmenes al exterior como al interior, lo mismo que las máquinas y otros objetos utilizados en la vida.

En la naturaleza, la riqueza y el perfeccionamiento en el conjunto como en el detalle están por todas partes y siempre.

Pasemos de lo infinitamente grande a lo infinitamente pequeño: En el cosmos la tierra es una pequeñísima esfera uniforme, regular, haciendo parte de todo un sistema: del sistema solar.

Acerquémonos a esta bolita. Descubriremos que su superficie ya no es uniforme, al contrario, diferentes materias la animan: el líquido, el sólido, el agua y la tierra, las plantas y los animales. Después, en cada ambiente, percibimos todavía otros múltiples elementos vivientes.

Los límites son los que nos impone la técnica. Pero, los verdaderos

límites ¿dónde están?

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ARTE Y COMUNICACIÓN 189 Así nada está vacío, ni en el cosmos, ni en el átomo; todas las partícu- las constituyen un nuevo mundo. Se mezclan, se multiplican, obran, teniendo cada una una función individual para el conjunto.

Nada es gratuito, todo es inútil.

El físico, el químico, el biólogo observan y analizan esos mundos.

La influencia de esos fenómenos entre ellos y su metamorfosis permi- ten descubrir los recursos fisiológicos y biológicos del hombre.

La forma y el color son estados percibidos por los órganos humanos.

Las diferentes materias son formales y coloreadas. El escultor por un material bruto o transformado, material visual y palpable, transmite sus estados de alma sentidos, ante esas materias.

Escoge el que corresponde al problema que él se plantea y desea re- solver.

Por ejemplo, para realizar una obra y el juego de luz sobre ella, la manera de captarla, conducirla y transformarla, escogerá un material estático, macizo, como la piedra o la madera.

Por el contrario, si estudia la circulación de la luz en el interior y en el exterior de un volumen, empleará un material más maleable, más diná- mico: el metal. En esas esculturas en que los huecos y los macizos jue- gan un papel complementario, aparecerá un espacio interno propio para la escultura.

Después, los materiales translúcidos o transparentes, los materiales plásticos o el vidrio le permiten filtrar, componer y descomponer la luz.

Creación entonces de un espacio de naturaleza diferente, del dominio de la transparencia. Por poco que estos materiales estén coloreados, ese espacio se baña en una luminosidad coloreada.

Esas diferentes atmósferas corresponden a visiones sensibles del mundo. Ellas no dejan de despertar la sensibilidad del espectador. La finalidad de la obra de arte es abrir todas las facultades del hombre para que pueda gozar de ellas y utilizarlas.

El pintor escoge el caballete, la forma y la materia para emplear sus colores.

y pinta, ya sea la realidad visual seleccionando de ella lo que observa o le emociona, ya sea la realidad imaginaria que su espíritu transpone en imágenes coloreadas.

Una percepción coloreada se transforma con frecuencia en una sen- sación auditiva: se habla de la sonoridad de un color, como del color de un sonido o de la música de una palabra ... es el fenómeno de la corres- pondencia de todas las cosas.

Una sensación o una percepción absolutamente disociada no es posi- ble, eso sería el vacío o la desencarnación misma.

Todos los creadores lo notan muy bien, sin especializarse jamás de

manera exagerada.

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La música solicita el oídO' y el espíritu. Los sonidos naturales, la voz humana, los gritos y los cantos de los animales, los ruidos de la naturale- za, o los sonidos fabricados, provocados por objetos o instrumentos humanos, son elementos con los cuales el músico trabaja y compone sus obras,.

Composiciones que pueden ser el fruto de estudios analíticos, descrip- tivos, espirituales o sugestivos.

El teatro, la coreografía, la cinematografía reúnen la palabra, la mú- sica, la danza, la vida y el comportamiento de los individuos, las ilumi- naciones y los paisajes.

Expresión corporal donde todo movimiento, todo gesto, toda palabra, toda historia comunica al espectador la idea del artista.

En el transcurso de los tiempos la voz humana se ha desarrollado, ha evolucionado en lenguas correspondientes a las particularidades de cada raza. Ese esparcimiento causa dificultades de comprensión entre los hom- bres. La síntesis de todas ellas en una lengua universal rica de todos los esfuerzos de cada uno sería deseable.

El poeta y el escritor exaltan los caracteres y las particularidades de esas lenguas. El filósofo utiliza ese medio de expresión para traducir sus ideas y sus pensamientos. Elabora sistemas de vida y de pensamiento.

El matemático utiliza un lenguaje más universal basado sobre los números. El político aplica sus ideas en la organización de la sociedad procurando el bienestar del individuo y de la comunidad.

Diferentes comunidades humanas donde todo está en común, el tra- bajo, el descanso, intentan elaborar una estructura comunitaria universal.

La comunidad ideal sería aquella en que el amor lo presidiera todo, donde todo se hiciera por amor y para el amor, donde la meta perma- nente fuera la gratitud y el conocimiento de Dios, donde el hombre fuera feliz viviendo y cumpliendo el fin de su creación.

Como hemos visto anteriormente, la obra divina es tan compleja y completa que nada se identifica con nada. Los recortes, las yuxtaposicio- nes y los parecidos son frecuentes, pero las semejanzas absolutas no existen.

Sabemos que el hombre es un ser único en un todo y que sin ese todo el hombre no es nada.

El artista no debe jamás pretender detener la verdad entera donde cada uno encuentra su expresión personal. No debe proponerse más que el resultado de sus trabajos, partículas de verdad, pero que sólo el tiempo reconocerá como tales, si ellas lo merecen.

Las partículas son las sustancias nutritivas que asimilan y retransfor- man a las otras en una sustancia enriquecida de la de ellas.

Toda forma viviente opera esta metamorfosis, es el principio mismo

de la vida.

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ARTE Y COMUNICACIÓN 191 El hombre responde a este principio fundamental viviendo el amor.

Ese amor humano donde cada uno da y recibe, donde cada uno se enri- quece de lo que da como de lo que recibe.

El hombre elige el ser con el cual compartirá más particularmente ese amor.

Toda obra de donde se desprende esa apertura, esa libertad, y esa universalidad, es una obra de arte.

¿Qué importan los siglos, los milenos? El hombre es un ser en forma- ción. Dios le ha dado el poder de perfeccionarse a sí mismo y el hombre desea ese perfeccionamiento.

El hombre no es el inactivo, el pasivo, que ahoga y anula su poder creador por egoísmo o por aceptación incondicional del pasado.

Sediento de vida por volver a estudiar, por la meditación y la acción, procurando ser lúcido y objetivo, el hombre encontrará en el pasado aquello de lo cual tiene necesidad para vivir el presente y el futuro en potencia.

Este hombre participa en la creación, es un creador.

Mucha humildad, autenticidad, personalidad, libertad, apertura y transparencia, una fe profunda, una pasión verdadera, una exigencia y un desinterés absoluto, una voluntad de vivir más allá de la muerte sin- tiéndose solidario del destino humano, un deseo de amar y de ser amado definen al artista.

Multiplicar y transmitir el amor, realizarse, ese es el ideal del artista.

Teniendo por instrumento de conocimiento y de comunicación el amor y el arte, el hombre encontrará lo que busca, el hombre encontrará a Dios.

y ANN LIÉBARD

Casa Velázquez (Madrid)

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