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La murga no se va, se queda cantando en tu cabeza

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Academic year: 2021

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¿Qué mensaje acerca del carnaval buscó comunicar la murga La Mojigata en su espectáculo Atlético mañana y en sus interacciones con el público durante el año 2018? A partir de esta pregunta disparadora surge nuestro proyecto de investigación estudiantil.

El Atlético mañana se presenta a sí mismo como un espectáculo que salta en el tiempo, atravesado por dudas y cuestionamientos.

Nuestro proyecto se constituye como una primera aproximación para entender las distintas aristas del discurso de La Mojigata acerca del carnaval, sus encuentros y contradicciones.

Esperamos que esta publicación, que recoge los principales resultados y reflexiones derivadas de la investigación, aporte al debate público acerca del carnaval y las formas de comunicar de las murgas en Uruguay.

“Y es que son tantos dilemas, que inventar algo que cantar ya es cosa buena. Mi canto, mi duda, cuanto más fuerte más debilidad desnuda”.

Chiara Leggiadro Apolaro Chiara Miranda Turnes

Julieta Núñez Tomas Mateo Beceiro Torres

La murga no se va, se queda

cantando en tu cabeza

Análisis del discurso de murga La Mojigata en el año 2018

Publicación realizada en el marco del Programa de Apoyo a la Investigación Estudiantil - 2018

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La murga no se va,

se queda cantando en tu cabeza

Análisis del discurso de murga La Mojigata en el año 2018

Setiembre de 2020 Equipo de trabajo:

Chiara Leggiadro Apolaro Chiara Miranda Turnes

Julieta Núñez Tomas Mateo Beceiro Torres Docente orientador:

Fernando Rius

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Agradecimientos

A la Universidad de la República, por fomentar la investigación estudiantil y brindar herramientas para pensar la cultura

Al colectivo de murga La Mojigata

A Pamela Ungerfeld Basaldúa e Inés Moreira Mumoli

A Agostina Vilardo, Lara Robledo, Romina Di Bartolomeo y Diego Andrés Martínez por el contenido audiovisual

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“Yo vivía en la Ciudad Vieja con unos cuantos amigos más, y un amigo siempre decía de ir a correr a la rambla, y ta... yo como que no estaba en la misma sintonía. No iba a salir a correr. Y un día le puse un cartel que decía ‘hoy feliz, atlético mañana’. Después me quedó guardado, lo ponía en la ventana de mi cuarto. Un día, tirando cosas, ví el papel y empecé a escribir unos poemas y unas historias, y quedó hasta que se transformó en ese candombecito”.

Facundo García

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Quizás sea prudente comenzar con una advertencia:

a quienes desarrollamos esta investigación nos gusta La Mojigata, una murga apenas más joven que nosotrxs cuya historia nos fue atravesando y entrelazándose con nuestras historias propias a lo largo de los años. El interés por el discurso de esta murga nace en noches de tablado y encuentra anclaje teórico en nuestra formación en comunicación.

Este proyecto nos permitió comenzar a desenredar con un poco más de fundamento ese interés y las distintas formas a través de las cuales La Mojigata dialoga, se piensa y comunica.

El proyecto surge formalmente, en su versión original, unos meses después de finalizado el carnaval 2018. Una mezcla de impresiones sin procesar, y la intuición de que el Atlético mañana era mucho más que lo apreciable a simple vista, comenzaron a dar forma a las preguntas iniciales que redundarían en esta investigación. A lo largo del camino cambiaron muchas cosas: el equipo de trabajo, los enfoques teóricos, los formatos, el alcance e inclusive las preguntas. Podría decirse que el proyecto fue creciendo con sus investigadores, con la murga e incluso con el carnaval, atravesado por tantos cambios en los últimos dos años.

El Atlético mañana se presenta a sí mismo como un espectáculo que salta en el tiempo atravesado por dudas y cuestionamientos. Este proyecto no pretende más que constituirse como una aproximación para entender las distintas aristas del discurso de la murga acerca del carnaval, sus encuentros y contradicciones.

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Preguntas disparadoras y forma de trabajo

Esta investigación partió de la pregunta: ¿qué mensaje acerca del carnaval buscó comunicar la murga La Mojigata tanto en su espectáculo Atlético mañana como en otras formas de interacción con el público durante el año 2018?

Para contestarla, nos propusimos estudiar los libretos del Atlético mañana y lo que la murga comunica durante su espectáculo, analizando puesta en escena, maquillaje, arreglos corales, musicalidad y vestuario. Particularmente nos interesó estudiar la interacción de La Mojigata con el público durante el cuplé “la rotonda del pensamiento”. También decidimos analizar la comunicación de La Mojigata más allá del espectáculo, incluyendo sus redes sociales, el diseño de sus materiales visuales, el festival, la grabación del disco y la forma de financiamiento colectivo.

Durante este proceso logramos identificar un patrón de temáticas y planteos emergentes que se repiten desde distintos aspectos del espectáculo. Al mismo tiempo, estas temáticas se ven atravesadas por las propias subjetividades de lxs integrantes del colectivo, sus diferencias, coincidencias e individualidades desde lo ideológico y lo artístico.

Identificamos también la relevancia que tiene para la construcción del espectáculo y la comunicación en general los vínculos entre las personas que participan del colectivo, que ellxs mismxs identifican como la “familia Mojigata”. Decidimos destacar esta dimensión en nuestro análisis por la 6

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relevancia manifiesta que le dan quienes integran el colectivo de la murga, como un elemento habilitante y transversal a todos los aspectos del espectáculo.

A continuación presentamos algunas de las reflexiones que surgen de nuestro análisis, tomando como ejes las temáticas emergentes: las contradicciones, los estereotipos acerca de la murga, la construcción colectiva y el lugar de lxs niñxs en el colectivo. Esperamos que esta publicación aporte al debate público acerca del carnaval y las formas de comunicar de las murgas en Uruguay.

Estructura del espectáculo Presentación: El Atlético mañana

“Salpicón”: Candombe

Primer cuplé: Los niños y la previsión social Segundo cuplé: La revolución

Tercer cuplé: Mi propio jefe Cuarto cuplé: Liquidar la tierra

Enganche: Los tangueros Canción final: Capa media

Quinto cuplé: Rotonda del pensamiento Retirada

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Durante el espectáculo lxs murguistas lucen distintos trajes que representan el estereotipo punk, cada cual con sus características propias. Se utiliza una paleta con gran presencia del negro, acompañado de colores neón y plateado en el coro, azul, blanco y bronce en el director y lxs integrantes de la batería.

En todos los casos, los trajes están cargados de símbolos tipo stencil.

Algunos hacen referencia a lo punk como las calaveras, las manos rockeras, los puños y los símbolos anarquistas; y conviven con otros elementos “anti-sistema” -aunque no punks- como las manos con rosas y los símbolos de paz. Pero también encontramos símbolos que hacen referencia al consumo, como los íconos de Google, Netflix, Whatsapp o el símbolo de pesos.

Llevan abundantes detalles metálicos -como tachas o alfileres de gancho- y botas acordonadas negras. Los gorros representan pelo teñido de colores neón con peinados tipo punk.

Fotografía: Agostina Vilardo

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La murga y sus contradicciones

“Vivir este sistema y sostenerlo

para poder cambiarlo primero comprenderlo esta es mi revolución”

Es difícil definir en pocas palabras de qué trata el Atlético mañana, pero indudablemente las contradicciones son protagonistas. Si analizamos los distintos momentos y aspectos del espectáculo, las contradicciones entre el discurso, las convicciones y el accionar de la murga están siempre presentes.

El vestuario de la murga, con una estética punk asociada a la rebeldía y la transgresión, exhibe también parches de stencil con símbolos que remiten al consumismo y al capitalismo.

En palabras de Cecilia Carriquiry, responsable del diseño y la realización del vestuario:

“Quería transmitir un poco eso, un lugar de riesgo, un lugar de peligro. Toda esa cuestión como al borde del anarquismo. Entonces me pareció que el movimiento punk tiene eso. Lo tuvo, en realidad.

Si vos te ponías a pensar, el consumo había entrado en ese lugar de los punks, porque tenían una simbología que estaba alienada. Entonces como que jugaban ese juego de contradicciones.

No tenían solo el símbolo de anarquía: tenían eso como objeto de consumo y tenían todos los otros símbolos que correspondían al dominio de masas.

Eso nos gustó como un recurso dentro del cual asentar el discurso que estaba desarrollando la murga”.

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Desde que se abre el telón se visualiza una propuesta clara: hay una construcción sobre el ser punk. En la presentación hay movimientos muy marcados y sincrónicos, se trabaja con un eje de simetría. Por momentos se ve a la murga, bailando con sus movimientos agigantados, y por otros se vuelve a ver a lxs punks.

En los cuplés, toman protagonismo las corporalidades murgueras. En el cuplé sobre la revolución se luce la construcción del punk resignado, que se entremezcla con movimientos colectivos muy marcados e interpretaciones individuales. En el cuplé de la contaminación, se va hacia un punk más tradicional, más agresivo e incorrecto.

Durante la rotonda del pensamiento observamos que prima el incluir a lx otrx, mostrar la propuesta como accesible y sencilla.

Para la retirada volvemos a ver las corporalidades murgueras, sinceras, ahora sí cantando desde su propio lugar.

El código de interpretación es murguero, en general interpretan a los punks, pero por momentos interpretan otros personajes:

niñas o niños, empresarios, personajes del futuro, murguistas.

Fotografía: Lara Robledo

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Estas mismas ideas que menciona Carriquiry pueden identificarse en la puesta en escena. La forma de pararse, de moverse y de colocar la voz que plantean los punks a lo largo del espectáculo también muestra ese juego entre la rebeldía y el consumo, plagado de contradicciones.

Ramiro Perdomo, responsable de la puesta en escena, relata acerca de lo que se buscó comunicar con esta dimensión del espectáculo:

“Yo creo que ese año jugó radicalmente con dos cosas. Hay elementos de baile muy marcados, un movimiento coreográfico que es muy coral hasta el punto del exceso gestual. Y también, por momentos, jugábamos con una libertad casi sin límites, tanto arriba del escenario como abajo. ¿Por qué digo casi sin límites? Porque igual el tipo de baile estaba marcado.

Para cuestionar lo que estamos comunicando y desde dónde, todo el mundo tenía que entender bien qué era lo que estábamos comunicando y desde dónde. Cuándo nos estábamos haciendo preguntas, cuándo estábamos explícitamente tratando de cuestionarnos lo que nosotros mismos habíamos dicho hace un ratito, todo el mundo tenía que tener claro eso. Entonces se trabajó mucho la interpretación desde la puesta en escena, o sea la actitud que tenías que tener con el movimiento y con el canto.”

También en el maquillaje identificamos una clara confluencia temática y estética con lo que el vestuario y la puesta en escena buscan comunicar. Sobre el vínculo entre vestuario y maquillaje en la construcción de la propuesta estética del espectáculo, Cecilia Carriquiry relata:

“Con Raquel Sánchez, del grupo de maquilladoras del Taller para las artes, siempre hablo mucho. Nos llamamos. Le paso

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Se utiliza una base blanca con colores fluorescentes que aparecen principalmente en la zona de los ojos, continuando con la estética punk. Hay un uso abundante del color negro y se incorporan apliques con forma de piercing en la nariz y debajo de la boca.

Fotografía: Romina Di Bartolomeo

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todos los bocetos, y además de pasarle los bocetos le paso mi concepción. Le digo ‘para mi, tiene que ser tal cosa’ y ella me dice ‘qué te parece tal otra’ y me manda. Siempre es dialogado, muy dialogado. Es una mujer muy colaborativa, que le interesa mucho trabajar con otro. Y nos respetamos, entonces fluye”.

Desde el inicio de la investigación comienza a visualizarse una construcción colectiva del espectáculo de la murga, con una confluencia de las diferentes dimensiones que no comunican solo aisladamente sino en conjunto.

El ejercicio de explicitar y deconstruir las contradicciones que lxs atraviesan como colectivo y como individuos fue, en palabras de lxs propixs murguistas, un desafío. De acuerdo con Ramiro Perdomo:

“Nos cuesta mucho romper con ciertas estructuras políticas o ideológicas que tenemos frente a lo que es el universo del carnaval y el mundo. En última instancia terminamos queriendo decir las cosas desde un lugar que no es el que nos queda cómodo. Porque nos prestamos bastante al juego pero no nos gusta mucho jugar con determinadas normas. Y eso nos mantiene ahí, en una cuerda floja de que caer en la contradicción es muy fácil. Y lo que tratamos de hacer fue explicitar que somos contradictorios, dejarlo bien claro todo el tiempo”.

Estas contradicciones se hacen explícitas desde el libreto en distintos momentos del espectáculo. En el cuplé de la previsión social la murga le canta a lxs niñxs sobre la rebeldía y la realidad en segunda persona: “En definitiva le estábamos cantando a nuestros hijos, era una cosa super directa” dice Mateo Magnone, integrante de la murga. El cuplé refleja con mucha claridad las tensiones entre la intención de cambiar el mundo y la adaptación al sistema a través de algo tan pragmático como los aportes jubilatorios.

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“Si te educamos por el arte ahora ya es un tema aparte,

esto es realidad, botija.

Y aunque el sistema no soportes andá pensando en tus aportes

que hay que recaudar, botija”

Posteriormente, en el cuplé de la revolución, lxs punks cantan sobre nuevas formas de rebeldía más pequeñas y aparentemente irrelevantes. No aceptar bolsas de nylon en el supermercado, tomar cerveza artesanal o asociarse a la socialdemocracia son algunos ejemplos que presenta la murga con un tono irónico y un poco resignado. Juan Lépore, integrante del colectivo, describe la idea que la murga busca transmitir con el cuplé de la siguiente forma:

“Se te cortó eso de salir a pelear por cambiar el mundo, la búsqueda del hombre nuevo y el socialismo, o algo que sea más justo (...) La gente va creciendo y se va olvidando, achanchando, haciendo su vida más trivial, dejando algunas luchas de lado.

Creo que va por ahí”.

La puesta en escena, que entremezcla movimientos colectivos muy marcados e interpretaciones individuales, expresa la construcción de unx punk “resignadx”. En palabras del murguista Joaquín Macedo:

“El cuplé de la revolución sentíamos que era realmente una autocrítica a lo que somos nosotros, ¿no? La clase media. Esos discursos que uno tiene, que intenta llevar adelante y es difícil.

Es la diferencia entre la ideología y lo que uno es hoy por hoy”.

Las contradicciones se hacen presentes nuevamente en el siguiente cuplé, cuando la murga decide “ser su propia jefa” y abordar con ironía las incongruencias de la dinámica patrón- empleado cuando ambos son la misma persona.

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Es posible ejemplificar a través del análisis de este cuplé la importancia que adquieren las distintas dimensiones desde las que comunica la murga, y cómo se complementan entre sí. El mensaje del libreto, cargado de contenido crítico, solo cobra sentido cuando entran en juego otros lenguajes. Resulta particularmente relevante en este cuplé considerar lo que la puesta en escena implica para la murga, y los diferentes niveles en los que se trabaja. En palabras de Ramiro Perdomo:

“El lenguaje escénico es un lenguaje en sí mismo, que es simbólico pero que hay que comprenderlo para manejarlo: qué quiere decir mi cuerpo cuando se mueve así, qué quiere decir mi cuerpo cuando se mueve asá. No sólo es el movimiento que hago sino cómo lo hago, porque eso brinda un mensaje distinto”.

Los movimientos y el coloque de la voz permiten un diálogo entre dos personajes que en realidad son uno, y que son interpretados a la vez por todo el coro. Podría decirse que el texto del libreto es prácticamente incomprensible sin la interpretación:

“Cómo que me voy a despedir a mí mismx, no tengo piedad, no me puedo hacer esto... Disculpame yo, no me dan los números.

Vos sos fuerte yo, lo vas a poder superar. Mirá qué fácil ¿qué te pensás? ¿que soy unx super-yo? Me voy a hacer paro a mí mismx, voy a ocupar mi lugar de trabajo... Pero es mi propia casa, soy unx abombadx ¡tenía razón mi otro yo!

Si yo me ocupo el lugar de trabajo, yo me voy a sacar con la fuerza policial… Hola ¿policía? Me estoy ocupando mi casa, venga a reprimirme… Ah, ahora soy amigx de la policía ¡mirá que rápido que cambié! Sí, porque yo soy unx intransigente que no entiende el sistema laboral y no quiero trabajar... Policía

¡lléveselx! A mí no... a él”.

La dinámica de ser tu propio jefe, ocupando a la vez el rol de empleador y empleado, implica una serie de contradicciones

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Las mujeres que participaron en la construcción del espectáculo 2018 de La Mojigata ocuparon distintos roles.

Cecilia Carriquiry es responsable del diseño de vestuario, y también de la realización junto con un equipo que incluye a Verónica Carriquiry, Leticia Figueroa, Patricia Granero y Belén Silva. Amalia Amarillo se encarga del diseño gráfico y el manejo de las redes sociales. El maquillaje es realizado por el “Taller para las artes”, integrado casi en su totalidad por mujeres bajo la dirección de Raquel Sánchez. Lara Robledo se encarga de tareas de coordinación y relacionamiento con sindicatos.

Arriba del escenario, Ana Clara Carriquiry, Laura Almada y Leticia Leiva integran el coro como sobreprimas y Laura Ganz forma parte de la batería tocando los platillos.

Fotografía: Romina Di Bartolomeo

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sumamente complejas que solo pueden expresarse de forma dinámica -e incluso lúdica- cuando la puesta en escena y el texto actúan juntos.

Entendemos que la construcción del espectáculo desde una perspectiva holística, conjugando las distintas dimensiones y lenguajes, habilita la comunicación de mensajes complejos y la expresión de las contradicciones que la murga atraviesa.

“Como jefa terminé sola y endeudada, al mismo tiempo que empezaba a darme cuenta

de mi parecido con la del otro lado.

El cuento del jefe y el de la independencia me hicieron comer del tupper por abombada,

viviendo con alegría y con inocencia al margen de explotadores y de explotados (...)

Porque no es cambiar el orden saltar sola y para el otro

plato de la balanza”

En este cuplé las mujeres de la murga que integran el coro cantan en femenino. Consideramos importante destacar este aspecto puesto que usualmente las murgas cantan todo su libreto utilizando el masculino, incluso cuando se refieren a sí mismxs en primera persona. Fue la primera vez que La Mojigata decidió hacer esta distinción, que se repitió en los años posteriores.

Hablar sobre las contradicciones entre jefe y empleadx nos remite inevitablemente a otras tensiones que la murga atraviesa debajo del escenario: el funcionamiento cooperativo y las formas de financiamiento. Joaquín Macedo y Faustino Quadros, responsables de la producción e integrantes de la murga, explican que la forma de funcionamiento fue cambiando con el paso de los años. Una dinámica cooperativa en los inicios, con asambleas de varias horas para tomar cada decisión y funcionamiento en

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comisiones multitudinarias, se fue transformando en grupos de trabajo más pequeños y otras formas de participación menos desgastantes, con algunas decisiones más colectivas y otras no tanto.

En palabras de Faustino Quadros:

“Se fue más cooperativa antes que ahora, capaz. Yo creo que igual tratamos de hacer las cosas entre todos, pero asumimos que hay cosas que nos las vamos a hacer entre todos”.

Refiriéndose al retorno de La Mojigata al carnaval en 2017, después de varios años sin salir, Joaquín Macedo explica que

“después de ese parate juntamos a la murga y lo tomamos de una forma mucho más descontracturada. Creo que nos enfocamos más en el producto artístico”.

También es relevante abordar en este punto la forma de financiamiento. La Mojigata se financia exclusivamente con el apoyo de sindicatos, cooperativas, aportes de hinchas de la murga a través de una dinámica de “esponsoreo” o crowdfunding y lo recaudado en eventos de organización propia. En el “esponsoreo” lxs hinchas aportan dinero y reciben productos de la murga (pegotines, remeras, entradas para eventos o el disco) según el monto. Esta forma de financiamiento es relativamente nueva y surge con el retorno de la murga en 2017.

“La idea del financiamiento colectivo surgió por una necesidad”

explica Joaquín. “Teníamos la opción de seguir financiándonos como lo hacíamos antes, con festivales y con sponsors privados, y en principio lo íbamos a hacer así. Algunos sponsors fuertes nos dijeron que no, y con los que quedaban no estuvo bueno el intercambio. Hubo una necesidad de buscar por otros lados y de que por primera vez la producción tenga un punto 18

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de contacto con lo que queremos decir en la parte artística (...) Para concursar se necesita mucho dinero. O por lo menos para nosotros, demasiado. (...) Después hicimos nuestro festival y abrimos la cancha a empezar a investigar por tema de sindicatos y pequeñas empresas, cooperativas y demás. Nos empezamos a dar cuenta que era mucho más genuina esa forma, que iba mucho más con la forma de ser de La Mojigata en la parte artística. Y nos fue bien, no nos podemos quejar”.

Entendemos que durante el espectáculo de la murga se ven reflejadas estas tensiones entre lo colectivo y lo individual, así como el esfuerzo por funcionar cooperativamente. El intento de ser coherentes con las convicciones en el contexto de un carnaval donde lo financiero cobra una relevancia difícil de esquivar, parece estar muy relacionado con las contradicciones que plantea ser patrón y empleadx a la vez, o el esfuerzo por cambiar el mundo sin dejar de pensar en la jubilación.

Las contradicciones en el mismo carnaval y las formas de hacer murga también se hacen explícitas en el cuplé de la clase media. El cuplé comienza con una introducción por parte de un grupo de “tangueros”, que desde el futuro rememoran lo mejor de nuestra época a través del humor y la crítica. Menciones al fútbol, la cumbia cheta y los grupos de whatsapp se intercalan con duras críticas a distintos personajes y partidos políticos de actualidad. Posteriormente, la murga del presente recupera el escenario para plantear el conflicto de la clase media y su discurso “más bien radical”. Es posible reconocer aquí una fuerte autocrítica a la murga y a los espacios que ella habita. Aparecen en el discurso las tensiones entre los carnavales de antes y los de ahora, lo amateur y lo profesional, lo masivo-festivo y lo reflexivo. Con bastante ironía, la murga parece intentar contestar a la pregunta de cuál es el verdadero carnaval, recurriendo a las contradicciones que se presentan en la aparente dicotomía entre las murgas del pasado y las murgas del presente.

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El cuplé/canción termina en un enredo de voces “radicales”

que se entremezclan. La estrofa final “capa media, mediosa y mediante eximiendo su voz radical, busca vida como las de antes pero con un nuevo equilibrio social” se pierde entre el murmullo de frases como “no te sirve nada a vos”, “no rompas los huevos” y “compromiso falta acá, loco”.

Entendemos que esta canción enfoca las contradicciones que la murga busca comunicar durante todo su espectáculo al ámbito específico del carnaval. La crítica a la clase media se personifica en esos murguistas “de paso anhelante” que plantean pero no logran resolver sus conflictos entre pasado y presente.

En el cuplé del medioambiente la murga retoma la actitud resignada de los punks ya no tan revolucionarios que enseñaban a sus hijxs la importancia de la previsión social. Lxs niñxs vuelven a ser la excusa y el motivo del discurso: tras un planteo inicial que invita a “aniquilar la tierra”, la murga matiza su actitud destructiva de la naturaleza y comienza a debatir acerca de qué mundo quiere dejar para sus hijxs.

Nuevamente es a través del humor y la exageración que la murga plantea sus contradicciones. La sirena del camión del gas, los palichips sabor jamón y el agua del arroyo Miguelete aparecen como elementos destructivos que alivianan levemente el cinismo del discurso:

“Al mundo hay que hacerlo mierda

¿pa’ qué carajo lo queremos salvar?

Si ya está medio hecho bolsa salvándolo al final le hacemos mal”

La radicalidad del discurso se intercala con elementos cotidianos y comentarios jocosos, como la caracterización de la FIFA y la ARU como proyectos colectivos por los que vale la pena salvar 20

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el planeta. Desde allí se plantea el enfoque, mucho más cínico que en los cuplés anteriores, de que el mundo ya no es digno de ser salvado: es momento de sincerarse y “sacarse la careta”.

El cuplé finaliza con un contrapunto, donde la puesta en escena juega un rol fundamental. La ubicación en el espacio, los movimientos, los gestos y la entonación de las voces dinamizan este diálogo interno que atraviesa la murga en sus contradicciones:

“Al mundo lo hacemos todos, es una excusa pero es realidad. Y que cada uno aporta, una mentira que también es verdad. Que transformar lo que fuimos no es quemar todo pa’ empezar de nuevo, pero cambiarlo de a poco la verdad que cuesta un huevo”.

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“Esta es la rotonda del pensamiento pienso para un lado y giro para allá.

Esta es la rotonda del pensamiento giro para un lado y no pienso más”

Fotografía: Romina Di Bartolomeo

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Pienso para un lado y giro para allá

Al proponernos desentramar qué comunica la murga y desde dónde construye su espectáculo, es necesario preguntarnos acerca de la forma de entender la comunicación que tiene el colectivo, que se ve reflejada en la propuesta artística. A partir de nuestro análisis de las distintas dimensiones comunicacionales y la globalidad del espectáculo, entendemos que la propia forma de comunicación que la murga propone es un mensaje en sí mismo.

Dentro de esta concepción surgen varias preguntas:

¿qué vínculo se construye entre el espectáculo y lxs espectadorxs? ¿qué sentidos construye el espectáculo y con qué direccionalidad? ¿quiénes son lxs que pueden generar discurso? ¿únicamente quienes están arriba del escenario?

Todos estos aspectos son particularmente visibles en el cuplé de la rotonda del pensamiento. Quienes hayan vivenciado el espectáculo de la murga en algún escenario recordarán el momento en que todas las personas se levantaban a bailar a invitación de la murga.

Sobre la creación de este momento, Joaquín Macedo relata:

“Me acuerdo que estaba trabajando y me llama Nachito y me dice ‘bo, no sabés lo que me pasó, venía en la bicicleta por Millán, venía pensando, iba a seguir Millán derecho, de repente me dió un poco de miedo y doblé y seguí por Luis Alberto de Herrera. Y ahí pensé una idea, creo que es un

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divague, una rotonda’. Y yo lo llamo a Fausti y le digo, ‘Che, me parece que Nacho está quedando loco, no sabés lo que me dijo’.

Y después claro, atreverse a hacerlo era algo impensado. Era un desafío. Bajarnos del escenario... nosotros somos tipos muy tímidos, le tenemos muchísimo miedo al rechazo”.

El armado del espectáculo implicó para lxs murguistas ponerse en un lugar de riesgo y animarse a hacer cosas inesperadas para ellxs mismxs. Desafiar la propia idea construida sobre qué es La Mojigata, cómo se para frente al carnaval y de qué forma comunica.

En palabras de Ramiro Perdomo:

“La bajada de la rotonda -que puede sentirse como uno de los momentos más descomprimidos- en realidad fue una de las que más ensayo nos llevó, y de las que más miedo daba. Daba vergüenza romper esa misma barrera que nosotros queríamos romper (...) No era venís y bailás de cualquier modo, hacés cualquier cosa y le decís cualquier disparate al público. Lo que decías tenía que entrar dentro de un código de comunicación, que estaba tratando de transmitir una fiesta pero ¡ojo! porque el murguista se pone del lado del público pero sigue siendo murguista”.

Sin embargo, este desafío siempre se dio dentro de los límites de algunos rasgos identitarios de la murga, como son la construcción colectiva y el cuestionamiento constante. Las preguntas acerca de cómo vincularse con el público, la decisión de animarse a hacer la rotonda del pensamiento bajando del escenario y la elección de romper con ciertas barreras que tradicionalmente encasillaban a la murga al momento de comunicarse con sus espectadorxs, fueron resueltas en colectivo.

Ignacio Alonso, letrista e integrante de la murga, explica que desde el retorno al carnaval en 2017 había una necesidad de 24

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repensar la comunicación con lxs espectadorxs. Sobre años anteriores, detalla:

“A veces sentíamos que íbamos a tablados y que en realidad pasábamos un poco desapercibidos, y era medio un trámite.

Nos parecía que no estaba bueno, que teníamos que hacer algo para que esos momentos pasaran por otro lado. Probar, tampoco con ninguna verdad”.

El cuplé de la rotonda del pensamiento no sólo proponía un desafío para la murga en su vinculación con el público, también implicaba asumir ciertas cosas para intentar transformarlas. Joaquín Macedo cree que “La Mojigata siempre fue una murga muy racional, queríamos entender todo lo que estábamos diciendo, y creo que la rotonda fue el primer cuplé descontracturado”. Pero no fue fácil, distintos integrantes del colectivo recuerdan que este cuplé implicó muchas horas de ensayo.

Mateo Magnone cuenta que el objetivo era “recontra divertirnos, básicamente. Y sucedía. Me parece que en carnaval sin el elemento lúdico estás perdiendo algo, el carnaval y el juego van de la mano”. La importancia del elemento lúdico se repite en las distintas interacciones de la murga con su público, y emerge en las percepciones de lxs propixs murguistas.

La forma que tiene la murga de entender cómo debe ser la comunicación con el público no se limita a este cuplé, sino que está presente en todo el espectáculo y lo trasciende. Podemos identificarla también en otras dimensiones ya exploradas como la forma de construcción colectiva del espectáculo e incluso el modo de financiamiento de la murga. Destacamos un fragmento de la retirada, cuando la murga baja del escenario cantando “si esto es carnaval y puedo hacerlo yo, lo puede hacer cualquiera”.

Una vez más se hace presente la reflexión acerca de quiénes son lxs actores de lo público capaces de generar discurso en el carnaval.

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“Las niñas y niños en el desfile tienen un papel importantísimo porque son los que más disfrutan. Ese desfile lo disfrutaron mucho porque hacían de punks. Imaginate que les decían ‘ustedes tienen que caminar y pasar por arriba de los policías’ entonces era muy gracioso, para ellos fue muy disfrutable. Ponerse cadenas, ponerse gel en el pelo y que les queden todos los pelos parados, cosas negras. Ellos disfrutaron pila y es muy importante”.

Juan Lépore

Fotografía: Lara Robledo

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Lxs niñxs de La Mojigata

“Yo vengo a los ensayos para convencer a mamá de que salga, para demostrarle mi apoyo”

Martina, hija de una integrante de la murga

A lo largo de la investigación fuimos visualizando la importancia de la participación de lxs niñxs en el colectivo. Decidimos incorporar como categoría emergente en la investigación el lugar de lxs niñxs y la gran “familia Mojigata”.

Uno de los integrantes de la murga que se mantiene desde los inicios del colectivo, Ignacio Alonso, explica que “a lo largo de los años lo que pasó fue que empezaron a nacer hijos e hijas, y se empezó a armar una barra enorme, y ahora son una parte fundamental del ensayo y de la murga”.

A partir de esto, definimos tomar como un actor relevante en la construcción del espectáculo a las niñas y niños del colectivo. Por esto decidimos entrevistar a algunas “niñas mojigatas”, hijas y sobrinas de murguistas: Malena, Julieta, Emilia, Martina, Julia y Agustina. Al preguntarles sobre la experiencia de participar en la murga, la vivencia del desfile cobra un papel fundamental en los relatos.

Emilia cuenta que “en el desfile nos matamos los pies caminando, corriendo, saltando”

Se trata de un momento en que las fronteras se desdibujan: se integran quienes suben al escenario y quienes conforman el colectivo desde otros roles.

En el desfile se visibiliza mucho más que otras

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instancias del concurso lo que está “atrás” de la murga y todas las personas que participan en la construcción y desarrollo del espectáculo.

Además de esta instancia, las niñas participan de los ensayos de la murga y salen a hacer tablados. Cuenta Julieta:

“El camino en el ómnibus no sabés cómo es, van todo el ómnibus cantando de los años anteriores, de este, inventan canciones.

Cualquier cosa pero cantando siempre. Y a la vuelta del tablado van todos festejando, no saben qué ganaron pero van festejando igual”.

En palabras de Ignacio Alonso:

“Es eso, son el presente. El futuro, bueno… sí, obviamente, pero en realidad ya están ahora. Sienten el lugar de pertenencia, la murga como su lugar, tienen sus amigos de La Mojigata, y van ahí y es como su casa. Está mortal”.

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Reflexiones finales

Al comenzar este proyecto nos planteamos como objetivo principal conocer lo que la murga La Mojigata buscó comunicar acerca del carnaval con su espectáculo 2018. Partiendo de la idea de que todo comunica, nos propusimos analizar las distintas dimensiones de la interacción entre la murga y el público para intentar descubrir si existía una intencionalidad de comunicar un mismo mensaje desde las distintas aristas del espectáculo.

En el desarrollo de la investigación pudimos identificar un patrón de temáticas y planteos que se repiten desde el texto, lo escénico, lo estético- visual y la producción: las contradicciones entre las convicciones y las acciones, la construcción colectiva, las rebeldías, los estereotipos acerca de la murga, y lxs niñxs -como interlocutorxs y como motivo del discurso-.

A través de las entrevistas logramos acercarnos a las interpretaciones que lxs diferentes integrantes del colectivo tienen del espectáculo, lo que buscaban desde su creación, la respuesta que recibieron y el mensaje que buscaron comunicar.

Encontramos fuertes coincidencias entre las temáticas y abordajes identificados en el análisis inicial y aquello que lxs integrantes del colectivo de la murga destacan como relevante.

A partir de nuestra investigación entendemos que en su espectáculo 2018 La Mojigata buscó explicitar y deconstruir las contradicciones que

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lxs atraviesan como colectivo y como personas. También identificamos la intención de cuestionar desde el discurso y desde la acción lo que la murga debe ser y sus estereotipos, sin dejar de habitarlos. Existe una jerarquización de lo lúdico y la interacción con el público, que es considerado como un actor relevante y activo en el desarrollo del espectáculo.

Pero a su vez, estos mensajes y cuestionamientos que el colectivo plantea desde las diferentes dimensiones de su comunicación, se ven atravesados por las propias subjetividades de lxs integrantes: sus diferencias, sus dudas, sus coincidencias e individualidades, desde lo ideológico y lo artístico.

Más que cantar verdades, el espectáculo 2018 de La Mojigata buscó dejar planteadas preguntas que la murga por sí sola no pretende saldar.

“Y es que son tantos dilemas, que inventar algo que cantar ya es cosa buena. Mi canto, mi duda, cuanto más fuerte más

debilidad desnuda”.

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¿Qué mensaje acerca del carnaval buscó comunicar la murga La Mojigata en su espectáculo Atlético mañana y en sus interacciones con el público durante el año 2018? A partir de esta pregunta disparadora surge nuestro proyecto de investigación estudiantil.

El Atlético mañana se presenta a sí mismo como un espectáculo que salta en el tiempo, atravesado por dudas y cuestionamientos.

Nuestro proyecto se constituye como una primera aproximación para entender las distintas aristas del discurso de La Mojigata acerca del carnaval, sus encuentros y contradicciones.

Esperamos que esta publicación, que recoge los principales resultados y reflexiones derivadas de la investigación, aporte al debate público acerca del carnaval y las formas de comunicar de las murgas en Uruguay.

“Y es que son tantos dilemas, que inventar algo que cantar ya es cosa buena. Mi canto, mi duda, cuanto más fuerte más debilidad desnuda”.

Chiara Leggiadro Apolaro Chiara Miranda Turnes

Julieta Núñez Tomas Mateo Beceiro Torres

La murga no se va, se queda

cantando en tu cabeza

Análisis del discurso de murga La Mojigata en el año 2018

Publicación realizada en el marco del Programa de Apoyo a la Investigación Estudiantil - 2018

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