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Alabanza y Adoración

INTRODUCCIÓN

La alabanza y la adoración han estado presentes en el culto a Dios desde siempre. Así pues, la iglesia las ha considerado como parte nuclear del culto y de la vida misma.

Al estudiar la Palabra de Dios caeremos en la cuenta de que hay diversos vocablos para designar la alabanza y la adoración, expresiones mediante las cuales los creyentes exaltan y dan la gloria al Señor.

La Biblia establece que la alabanza a Dios se le ha prodigado desde tiempos inmemoriales, desde antes de que el hombre fuera creado; dicho de otro modo: Dios siempre ha sido ado- rado por su creación, ya que Él es dueño y Señor de todo el universo. Aún antes que eso: su propio ser es alabado en sí mismo, sin necesidad de creación alguna. Lo anterior signi ca que la adoración a Dios es eterna y, por lo tanto, nunca cesará pues estaremos alabando al Señor por siempre, exaltándolo por su amor, benignidad, misericordia, etcétera (Ap. 4: 9-11;

Ef. 3: 21).

Por otro lado, la Biblia revela que han existido seres que desde tiempos remotos se han rebelado contra Dios y no han querido tributarle la gloria que únicamente Él se merece. En Ezequiel 28 leemos cómo un querubín, extremadamente bello y sabio, quiso robarse la ala- banza ofrecida al Señor, misma que este ser angélico presidía. Lleno de vanidad quiso ser semejante a Dios y atribuirse su alabanza, por lo que fue echado de la presencia del Señor.

Asimismo, la Biblia establece que el hombre fue creado para exaltar a Dios, fuimos crea- dos para “alabanza de su gloria” (Ef. 1:5,6). Pero, desgraciadamente, al haber pecado, el ser humano perdió su comunión con Dios y ofreció alabanza a ídolos y criaturas, antes que al creador que es Bendito por los siglos de los siglos (Ro. 1:21-25). Mas Dios, que es rico en misericordia, quiso redimir al hombre enviando a su Santo Hijo a salvarnos del pecado y del error, pues escrito está que Él busca adoradores en “espíritu y verdad” (Jn. 4:24).

Por todo esto, el pueblo de Dios debe aprender a alabar y adorar al Señor como a Él le agrada, pues el que sabe adorarlo, sabe rendirle su vida. Debemos pedir al Espíritu Santo que nos dé siempre un cántico nuevo (Sal. 96:1-4; Ap. 14:3).

“Él es el objeto de tu Alabanza y Él es tu Dios, que ha hecho por ti estas cosas grandes

y portentosas que tus ojos han visto”

Deuteronomio 10:21

Apocalipsis 4:9-11

“Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad exis-

ten y fueron creadas.”

Efesios 1:5,6

“…habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 6para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado”

Juan 4:24

“Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”

Apocalipsis 14:3

“Y cantaban un cántico nue- vo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aque- llos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra.”

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I.- ALABANZA

La alabanza es una forma de expresar nuestra admiración y con anza en Dios. El recono- cer su grandeza y su poder traerá como consecuencia la manifestación del Señor a nuestra vida (Sal. 22:3).

Existen muchos testimonios en la Biblia sobre la intervención de Dios para librar a Israel de los pueblos enemigos a través de la alabanza. Por ejemplo, el rey Josafat, viéndose amena- zado por los moabitas y los amonitas, clamó a Jehová y ordenó a los cantores que adorasen a Dios y mientras el pueblo de Israel ministraba al Señor, Jehová confundió a los enemigos, los cuales se destruyeron a sí mismos (2 Cr. 20:21, 22).

El libro de los Hechos re ere las difíciles condiciones de Pablo y Silas, cuando éstos se esta- ban encarcelados por causa del Señor. Aunque se encontraban encadenados a un cepo, en la peor de las celdas, ellos demostraron su con anza y agradecimiento a Dios orando y can- tándole himnos a medianoche. Su alabanza produjo la respuesta del Señor quien envió un terremoto, por medio del cual estos dos discípulos fueron hechos libres (Hch. 16: 25,26).

La alabanza: eterna, celeste y universal

La alabanza no es exclusiva de ser expresada por el hombre. La exaltación a Dios es eterna, celeste y universal.

Eterna porque Dios, en sí mismo, es tan majestuoso y glorioso que su propio ser genera honra, gloria y alabanza, aun sin necesidad de criatura alguna que lo reconozca (Sal. 93:1,2;

104:1,2). La alabanza, por tanto, no tiene principio ni tiene  n ya que existe desde antes del origen de la creación y perdurará por siempre.

Celestial porque es el ambiente por excelencia donde habita Dios (Ap. 4:2-4). Allí, criatu- ras gloriosas que no pertenecen a la dimensión del universo se reúnen para adorar al Señor.

Tal es el caso de los seres vivientes y los veinticuatro ancianos (Ap. 4: 8-11).

Universal porque en todo el cosmos se adora al Creador (Sal. 148: 1-4; Neh. 9:6).

Si el universo entero y más allá de él alaba al Señor, ¿quiénes somos nosotros, los humanos, para tener el privilegio de rendirle nuestro ser entero? Por eso la alabanza constituye una oportunidad y un regalo hermoso otorgado por Dios a su iglesia, ya que cuando lo exalta- mos atraemos su hermosa presencia.

a) Palabras traducidas como alabanza En el Antiguo Testamento (Hebreo):

1. JALÁL (1984). La palabra usada con mayor frecuencia para designar alabanza. Sus signi cados son: ser claro, sonido claro, magni car, regocijarse en algo o alguien., hablar elogiosamente, celebrar, aclamar, ser digno de alabanza, encender, resplandecer, brillar, dar, glori car, loar (2 Cr. 20: 21, 22).

2. TEJILÁ (8416). Vocablo procedente de Jalál. Himno, alabanza, alegría, canto, loor, maravillosas hazañas (Sal. 71:14).

Salmo 22:3

“Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.”

2 Crónicas 20:21,22

“Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorifi cad a Jehová, porque su misericordia es para siempre. Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros”

Salmos 93:1,2

“Jehová reina; se vistió de magnifi cencia;

Jehová se vistió, se ciñó de poder.

Afi rmó también el mundo, y no se moverá.

Firme es tu trono desde entonces;

Tú eres eternamente.”

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3. ZAMÁR (2167 y 2168). Tocar las cuerdas o partes de un instrumento musical. Hacer música acompañado por la voz. Celebrar en canto y música, entonar alabanzas y salmos.

(De esta palabra surge salmo). Rasgar, podar (Sal. 21:13).

4. YADÁ (3034). Extender la mano, lanzar, reverenciar, adorar (con manos extendidas).

Aclamar, confesar, cantar, dar, declarar, exaltar, dar gracias, glori car (1 Cr. 16:8).

5. TODÁ (8426). Esta palabra procede de Yadá. Aprobación, adoración, coro de adora- dores. Fiesta, gloria, gracia (Sal. 42:4).

6. BARAK (1288). Arrodillarse. Bendecir a Dios (como acto de adoración). Loar, bende- cir con abundancia, dar bendición, bienaventurado, dichoso (Sal 95:6).

7. JOD (1935). Grandeza, dignidad, gloria, grandeza, honor, honra, magni cencia, majes- tad, noble, potente (Sal. 148:13).

8. NAVÁ (5115). Descansar, reposar (como en casa) a causa de la belleza. Celebrar con alabanzas. Alabar, no permanecer (Ex. 15:2).

9. RINNÁ (7440). Grito de alegría o a icción. Alegría, canción, cantar, cántico, clamar, clamor, entonar,  esta, júbilo, pregón, regocijo, prorrumpir (Is. 44:23).

Palabras en el Nuevo Testamento (Griego):

1. EXOMOLOGUÉO (1843) Reconocer, concordar completamente, alabar, comprome- ter, confesar (Mt. 11:25).

2. SUNÍSTEMI. (4921) Exhibir, estar cerca, constituir, alabar, mostrar, recomendar, re- saltar (2ª Co. 10:12,18).

3. JUMNÉO (5214). Cantar himnos. Cantar una oda , celebrar (a Dios en canción, alabar) (He. 2:12).

4. PSÁLLO (5567) de PSALMÓS (5568). Rasgar o tocar; tocar un instrumento de cuer- das (celebrar la adoración divina con música y odas de acompañamiento). Alabanza, alabar, cantar (Ef. 5:19).

5. PSALMÓS (5568). Pieza  ja de música, oda sagrada (acompañada con la voz, arpa u otro instrumento. Salmo. Colección del libro de los salmos (Col. 3:16).

6. AINÉO. (134) Alabar a Dios. Proviene de AÍNOS (136): Historia relato, pero usada en el sentido de alabar a Dios (Lc. 19:37).

7. AÍNESIS (133). Alabar. Ofrenda de gratitud. Alabanza (He. 13:15).

Podemos deducir, al considerar todas estas palabras, que la alabanza se mani esta a través de expresiones que van mucho más allá de la simple música.

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b) Motivos por los que tenemos que alabar 1. La alabanza glori ca a Dios (Sal. 145:1).

2. Dios desea que se le alabe (Ef. 1:11,12).

3. Dios mora en medio de las alabanzas de su pueblo (Sal. 22:3).

4. Somos, según 1 Pedro 2:9:

Linaje escogido

Real sacerdocio

Nación santa

Pueblo adquirido por Dios

c) ¿En dónde alabar?

1. En todo lugar (Hch. 16:23-25).

2. En la congregación (Sal. 22:22).

3. En nuestro lecho (Sal. 63:6,7).

d) ¿Quién debe de alabar?

1. Toda la creación (Sal. 148).

2. Los escogidos (Ef. 1:12).

3. El pueblo de Dios (Sal. 89:15).

e) ¿Cómo alabar?

Se puede alabar a través de expresiones que la Biblia menciona:

Con danza y gritos de alegría 2 S. 6:14,15

Con instrumentos Sal. 71:22

Con risa y alegría de corazón Sal. 126:1-3

Con saltos y regocijo Hch. 3:8,9; Sal. 68: 3

Con nuestra boca Sal. 26:7

En coro Neh. 12:31

Con marchas Jos. 6:2, 3, 16, 20

En silencio 1 R. 19:11-13

Con llanto Esd. 3:12,13

Batiendo palmas Sal. 47:1

Con danza Sal. 150:4

Con meditación Sal. 19:14

De pie 2 Cr. 7:6

Postrado Sal. 95:6

En quietud Sal. 46:10

En corro Ex. 15:20,21

Aclamando Sal. 47:1

Levantando las manos Sal. 134:2

Salmo 145:1

“Te exaltaré, mi Dios, mi Rey, Y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.”

Efesios 1:11,12

“En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fi n de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo”

1ª Pedro 2:9

“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable…”

Salmo 89:15

“Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte;

Andará, oh Jehová, a la luz de tu rostro.”

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Consideremos que estas expresiones de alabanza pueden estar presentes en los cultos al Señor, aunque no necesariamente todas en uno; sino que los responsables de dirigir la ala- banza deben ser sensibles al  uir del Espíritu, permitiendo que el Señor guíe a su pueblo.

II.- ADORACIÓN

a) ¿Qué signifi ca adorar?

La palabra adorar signi ca, según el diccionario: honrar, reverenciar, rendir homenaje, amar intensamente, devoción y respeto a alguien, en nuestro caso a Dios.

b) Palabras traducidas como adoración En el Antiguo Testamento (Hebreo):

1. SHAKJÁ (7812). Deprimir, postrarse (en homenaje a realeza o a Dios). Adorar, arro- dillarse, bajar, culto, dar culto, encorvar, humillarse, inclinarse, rendir, reverencia (Gn. 24:

48).

2. KAFÁF (3721). Curvar, abatirse, adorar, inclinar, oprimir (Mi. 6: 6).

Palabras en el Nuevo Testamento (Griego):

1. EUSEBÉO (2151). Ser piadoso hacia Dios. Adorar, respetar (a los padres), sostener, respaldar (Hch. 17:23).

2. PROSKUNEO (4352). Besar (como el perro lame la mano del amo); postrarse, hacer reverencia a, suplicar, adorar (Mt. 28: 9). Es la palabra más usada en el Nuevo Testamento para adorar (Mt. 4:10). También se traduce como dar obediencia, arrodillarse (He. 1:6).

3. KATAFILÉO (2705). Besar ardientemente. Esta palabra no se traduce literalmente como adoración; sin embargo es la utilizada en Lucas 7:37, 38 donde se habla acerca de la adoración prodigada por la mujer pecadora a Cristo. El pasaje dice que la mujer llevaba un frasco de alabastro con perfume, se puso detrás de Jesús, se tiró a sus pies y derramó sus lá- grimas y su frasco de perfume sobre ellos. La mujer enjugó los pies de Jesús con sus propios cabellos, al tiempo que se los besaba con un amor reverente.

3. SEBOMAI. (4576) Reverenciar, adorar, honrar, piadoso, temeroso (de Dios) (Mr. 7:

6,7).

De los términos anteriores podemos inferir que adoración es dar amor extremo, brindarse sin medida.

Ahora sabemos que el Padre busca adoradores en espíritu y en verdad (Jn. 4:23), lo cual indica que si los está buscando es porque son escasos.

Por sí mismo el ser humano no sabe cómo adorar, sin embargo anhela hacerlo; por eso, en su deseo por lograrlo, recurre a formas y estructuras religiosas y rígidas que sólo agradan al hombre, pero que de ningún modo satisfacen a Dios. La gente piensa que empleando estas formas muertas, obtendrá la aprobación y la bendición de Dios: “el Señor reclama dicien- do...Este pueblo solo de labios me honra, pero su corazón está lejos de mí...” (Is. 29:13).

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c) ¿Cómo podemos adorar en espíritu?

Permitiendo que el Espíritu Santo  uya sobre nuestro espíritu, produciendo amor, ado- ración, devoción, honra y respeto que ascienden como una ofrenda agradable a Dios (Ro.

12:1).

Resulta primordial que el espíritu del hombre sea redimido. El ser humano que no ha naci- do de nuevo por el Espíritu de Dios, no puede agradar a Dios (Jn. 3:1-5). Nicodemo era un religioso que creía estar sirviendo al Señor, pero Jesucristo tuvo que confrontarlo para que entendiera la necesidad de nacer del agua y del espíritu.

El que ha nacido de nuevo no debe de contristar al Espíritu Santo (Ef. 4:30), sino, por el contrario, debe permitir que el Espíritu de Dios guíe y use su vida para alabar al Padre.

Entonces la adoración “en espíritu” asciende al Señor quien es Espíritu.

d) ¿Cómo adorar en verdad?

Signi ca adorar a Dios conforme a su Palabra. Él nos ha expuesto en la Biblia cómo pode- mos conseguirlo. Jesús dijo: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Jn. 17:17). Así que entre más apegados estemos a la palabra de Dios, le estaremos agradando más.

Adorar en espíritu y verdad signi ca que el creyente honra y adora a Dios por medio de la guianza del Espíritu Santo, de acuerdo con la palabra del Señor. Tanto el Espíritu Santo como la palabra tienen que estar presentes en la adoración. Sin el Espíritu, la adoración está muerta, porque “la letra mata, pero el Espíritu da vida” (2 Co. 3:6); todo se convierte en formas vacías.

Por otro lado, si la palabra no está presente, las expresiones de adoración pueden estar dominadas únicamente por emociones o sentimientos, los cuales pueden llevarnos al fana- tismo o a excesos y mezclas, llenos de buenas intenciones, pero no del Espíritu Santo ni de la sana doctrina. Sin el Espíritu Santo y la palabra las manifestaciones de devoción a Dios podrían derivar en falsos misticismos, doctrinas heréticas, adoración a otros seres distintos a Dios (ángeles, líderes) y objetos (amuletos, fetiches) o expresiones incorrectas como el rock cristiano y otros géneros musicales impropios para honrar al Señor.

Un ejemplo de adoración que agrada a Dios lo encontramos en Génesis 2 y 3.

El ambiente en que el hombre (Adán) vivía dentro del huerto era el siguiente:

Había una relación plena entre el Creador y lo creado.

Estaba en un lugar especial (el huerto del Edén).

Era un ambiente atemporal (no sujeto al tiempo).

Su mente no se hallaba contaminada (le creía exclusivamente a Dios).

Era libre (sin ningún tipo de ataduras).

Señoreaba sobre lo creado (tenía el poder que Dios le había otorgado sobre la crea-

ción).

Al caer Adán, todas estas condiciones en las que se encontraba fueron interrumpidas y tras- tocadas por el pecado; pero Dios, en su in nita misericordia, a partir de ese momento, co- menzó el proceso de restauración de la humanidad, a  n de que ésta recuperara nuevamente su estatura y posición originales, de modo que pueda volver a adorar al Señor en plenitud.

Romanos 12:1

“ Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrifi cio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional ”

Juan 3:1-5

“Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.

Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro;

porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.

Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?

Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”

Efesios 4:30

“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.”

2ª Corintios 3:6

“…el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifi ca”

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Las condiciones en que vivía Adán en el huerto nosotros las podemos experimentar cuan- do adoramos. El ser humano está regido y limitado por un tiempo terrenal, el cronos, que marca las horas y los días. Pero cuando entramos al ambiente de Dios en adoración, se abre paso el cairos, que es el tiempo de Dios, superior al cronos y que tiene que ver con el cum- plimiento de sus propósitos. La Biblia dice en Efesios 1:3,4:

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin

mancha delante de Él”

Esta elección tuvo su origen en un ambiente de Dios, fuera del tiempo terrenal (cronos); es decir, en el tiempo de Dios (cairos).

Los versículo 5 y 6 dicen:

“En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad para alabanza de la gloria de su gracia

que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado”.

Si el cairos es el tiempo que tiene que ver con los propósitos de Dios, encontramos el pro- pósito expresado en: “fuimos creados para la alabanza de la gloria de su gracia”, es decir, fuimos creados para la adoración en espíritu y verdad, conforme al tiempo de Dios que rebasa la esfera humana.

Como ya lo mencionamos, la verdadera adoración se mani esta conforme a las condicio- nes en que vivía Adán: en plena relación con su creador, en un entorno especial, creyendo completa y absolutamente a Dios y a su palabra, sin contaminaciones ni ataduras, echando mano de los dones del Espíritu Santo para edi cación de la iglesia (1 Co. 12), etcétera.

III.- DIFERENCIAS ENTRE SALMO, HIMNO Y CANTO ESPIRITUAL

En las epístolas a los Efesios y a los Colosenses, el apóstol Pablo exhorta a los creyentes a que alaben al Señor con cánticos espirituales, salmos e himnos (Ef. 5:19; Col. 3:16).

a) ¿Qué es un salmo?

Poema al que se le ha puesto música (cuerdas).

Los salmos constituyen el libro de los cantos del pueblo de Israel y muchos de ellos indican la nota y el instrumento como se debe tocar. La mayor parte de ellos fueron escritos por el rey David, aunque también Moisés, Salomón, Asaf y otros siervos escribieron salmos.

Recordemos que Dios ha prometido restaurar el tabernáculo de David (iglesia) y no el ta- bernáculo de Moisés; es decir que el Señor restaurará la forma de adoración de David y no la de Moisés (Hch. 15:16-18; Am. 9:11,12). Así que, estudiemos cómo adoraba el rey David al Señor.

Efesios 5:19

“…hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones”

Colosences 3:16

“La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, ense- ñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, can- tando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.”

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Con instrumentos (Sal. 150).

Con danza (2 S. 6:14).

Levantando las manos (Sal. 63:4).

Palmeando o aplaudiendo (Sal. 98:4 ).

Con gritos de júbilo (Sal. 118:15).

Con regocijo y gozo (Sal. 98:5).

Postrándose (Sal. 99:5).

b) ¿Qué es un himno?

Es una composición musical con alto contenido poético, de carácter solemne en alabanza a Dios. El cuál describe sucesos o cosas importantes del carácter y obra del Señor. Dos grandes compositores de himnos cristianos de los siglos recientes fueron Martín Lutero y Carlos Wesley (Mt. 26:30).

c) ¿Qué es un canto espiritual?

Son cantos dados por el Espíritu Santo en el momento de la alabanza; pueden ser en len- guas del espíritu o en nuestro idioma (Ap. 14:3).

CONCLUSIONES:

1) El propósito principal de nuestra vida en esta tierra es alabar a Dios (Ef. 1:3-6).

2) Si buscamos realizar todos nuestros planes, pero no le alabamos, estamos distorsionan- do la voluntad de Dios.

3) Un día estaremos para siempre delante del Señor adorándole por la eternidad, por su amor y su misericordia para con nosotros (Ap. 19:6-8). Por ello es importante rendirle desde hoy nuestra vida para que nosotros mismos seamos alabanza para Él.

4) La alabanza es reconocer las virtudes o cualidades de otro, por lo tanto hay que conocer, reverenciar y rendir homenaje de forma profunda e intensa a ese otro, es decir, a Dios.

5) La adoración es un amor extremo por algo o alguien: Dios.

6) Sin el conocimiento de los lineamientos que nos indiquen cómo manifestar nuestra ado- ración a Dios podemos caer en falsa adoración y ofrecerla a los hombres (Hch. 14:11,12), a ídolos (Dt. 17:3), a lugares altos (1 R. 11:7) o a demonios (Dt. 32:17).

Mateo 26:30

“cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos”

Efesios 1:3-6

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado”

Apocalipsis 19:6-8

“Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!

Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.

Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fi no, limpio y resplandeciente; porque el lino fi no es las acciones justas de los santos.”

Hechos 14:11-12

“Entonces la gente, visto lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica:

Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros.

Y a Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque éste era el que llevaba la palabra”

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AFIRMANDO EL CONOCIMIENTO

1. Según las diversas expresiones mencionadas en este estudio para alabar a Dios, ¿cuáles de ellas son las que más practicas para exaltar al Señor?

2. ¿Cuáles de ellas que hasta el día de hoy no practicas incluirás en adelante para alabar al Señor?

3. Alabar a Dios requiere también de una buena dosis de creatividad, escribe una nueva forma con la que ado- rarás al Señor.

4. ¿Cómo crees que puedes adorar a Dios en espíritu y en verdad?

5. Si hay una verdadera adoración, según Jn. 4:23, existe también una falsa o equivocada, menciona cinco for- mas de adorar a Dios erróneamente.

6. Relata tu experiencia sobre alguna vez que hayas adorado al Señor en espíritu y en verdad.

PARA MEMORIZAR:

- Deuteronomio 10:21.

- Salmo 148.

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