26 de ago. de 21
A las y los estudiantes del Plantel Del Valle:
Ayer en la sesión del Consejo Universitario tomé una decisión que contraviene lo que algunos y algunas de ustedes aportaron en la consulta para determinar el sentido de nuestro voto. No obstante que, con una clara mayoría las personas que participaron en ese ejercicio decidieron que debía votar a favor de la propuesta de Estatuto de Personal Académico, yo voté en contra.
Lo anterior significa un claro desacato al previo acuerdo del Consejo Universitario sobre el sentido vinculante de dicha consulta. La decisión que tomé fue ilegal. También fue ilegal las diversas tomas pacíficas que realizamos de distintos plenos en pasadas legislaturas, también fue ilegal tomar las instalaciones de rectoría hace unos años, también eran ilegales ciertas formas de organización estudiantil que existían en nuestro plantel, pero que conformaron una plataforma política que me llevo a ser primero consejero de plantel, y después consejero universitario.
Soy conciente de que la decisión que tomé no es lo que algunos y algunas de ustedes esperaban de mi trabajo como representante. Asumo la responsabilidad de mis actos y si deciden solicitar una sanción por lo mismo, también asumiré en ese momento.
La motivación principal de la decisión que tomé es el hecho de que hoy no estamos todas y todos por la crisis sanitaria que ninguno ni ninguna de nosotras antes había
experimentado, y ahí vamos haciendo lo que podemos para mantenernos acá. Sin embargo, también voté en contra porque, aunque necesario, esta propuesta de EPA lo que hace es institucionalizar estructuras y formas de organización que de facto
sucedieron, y que hoy hacen que nuestra universidad ya no sea la primera opción de acceso al derecho de la educación superior de las y los jóvenes de nuestra ciudad.
Además esto se hace sin ningún dictamen serio de lo que significa ese proceso de institucionalización. Por ejemplo, se determina que las y los profesores, al menos de nuestro Colegio, tengan una carga de 9 horas semanales ante grupo sin contar con un estudio que indique que ese es el número adecuado. ¿Se han preguntado cuántas lugares más se podrían ofertar si cada profe del Colegio más grande de nuestra universdad diera un grupo más a la semana? Quizá con eso se podría abrir la carrera de derecho en Casa Libertad, decisión que este mismo Consejo se negó a tomar por la misma falta de
dictámenes. Y así como esta muchas otras decisiones carecen de un estudio serio, no son sino el asegurar la reproducción de los privilegios de los que algunas y algunos profesores han gozado durante estos 20 años. En otros casos es reproducir formas de organización de otras universidades públicas que resultan neoliberales y ignorantes de las luchas obreras de nuestro país. ¡Si tan sólo nuestra universidad tuviera entre sus principios ser una alternativa a las insituciones públicas existentes!
Aunque fue una decisión dificil, la tomé con cierta tranquilidad derivada de que mis motivaciones eran suficientes, pero principalmente porque sé que todas las decisiones que he tomado durante mi participación en el gobierno universitario las he hecho
teniendo como principal horizonte las necesidades de nuestro sector. Lo hice conciente y seguro de lo que estaba haciendo, y si hoy pudiera entrar a la continuación de la sesión lo volvería a hacer.
Muchos y muchas de ustedes han conversado directamente conmigo. Me han pedido asesoría sobre ciertos trámites universitarios, me han pedido apoyo con cuestiones en clases o conflictos incluso entre compañeros y compañeras. Mi trabajo como consejero siempre ha sido con el diálogo constante con ustedes. Sin embargo, y volviendo a mi motivación principal, hoy es muy pero muy complicado establecer líneas de comunicación con muchos y muchas. Hoy no estamos todas y todos.
El trabajo de consejero estudiante ha sido muchas muchas veces un trabajo solitario. Las más parece que no se logra nada y que lo que se hace pasara sin realmente significar un cambio para las y los compañeros. ¡Y esto en condiciones presenciales! Si habemos estudiantes (y profesores) que conectarnos a una clase o seguir con nuestras actividades académicas nos cuesta mucho trabajo a la distancia, imaginen lo que significa hablar sobre el gobierno de nuestra universidad en este momento. ¿Cómo le pido a un compañero que me contacta con un problema de que perdió la beca por tener que salir a trabajar y que dejará materias que me dé su opinión sobre el EPA? ¿Cómo se lo pido a una compañera que perdió a un familiar en esta pandemia?
La respuesta que yo encontré a este tipo de interrogantes fue no hacerlo. No ahora. Mejor después. También por eso detuvimos el trabajo del Estatuto de Estudiantes, porque en el círculo de saberes, los y las pocas que ahí nos reunimos, aunque valiosa nuestra
participación, no podiamos decidir por todas y todos. Porque la comunidad no se hace contestando un formulario sino en constante diálogo y con escucha activa, más aún se hace en acciones de organización colectiva, se hace en actos y no en un decir sí o no a algo.
Otra razón fue que el proceso de trabajo sobre esta propuesta, que aunque se cansen de llamarlo discusión, para mí era imposición. Votación tras votación, una mayoría de
consejeros y consejeras académicas imponían su visión de las cosas, en el mejor de los casos se hablaba del tema por algunas rondas, pero se hablaba con conciencia de que la propuesta de esa mayoría sería la que quedaría.
La consulta con la que ahora se vanaglorian no estaba en los planes originales. Si pueden revisen estenográficas, al principio de este proceso, vez tras vez escuhamos una y otra vez que nunca antes se había consultado un documento como este. Que el trabajo con la comunidad ya estaba hecho. Y que era abrumadora la participación. Que el pleno ya estaba listo para tomar esta decisión que sería legitima.
La misma consulta sucedió porque no contaban con que cada vez más estudiantes se sintieran desencantados con lo que iban imponiendo. Contaron votos. Las cuentas no les salían pues el EPA debía ser aprobado por la mitad de los dos sectores; paritariamente pues. Además durante el transcurso experimentaron que cuando los y las estudiantes no estamos de acuerdo con lo que pretenden aprobar, pues ciertas cosas no pasan. Ejemplo de esto es la no modificiación del Reglamento de Becas que pretendía dejar fuera del sorteo de becas de servicio social a quienes hubiesen empezado su servicio antes de que se publicara la convocatoria. Dicho sea de paso, medida que sin importar las horas de trabajo (cosa que suelen poner por encima de todo), esta administración en los hechos la aplicó. Hoy, si quieres beca de servicio social, te tienes que esperar a que salga la
convocatoria para empezar a hacerlo, porque de lo contrario harás el servicio pero sin apoyo.
Como en el camino original se les hizo evidente que las y los estudiantes podríamos no aprobar el EPA, llamaron a consulta vinculante. Lo cual a mí parecer no es incorrecto si no estuvieramos en las condiciones en las que estamos. Voté en contra a persar de que la mayoría de estudiantes del colegio y plantel me dijeron votar a favor.
Hoy, el Consejo Universitario decidirá qué hacer con la decisión que tomé. La misma legislatura que no quiso sancionar a un consejero por violento y homófobo, hoy decidirá si sancionarnos o no quitándonos el voto. Al menos eso se nos informó por parte de la Comisión de Organización, que dicho sea de paso no cuenta con esa atribución.
Yo no estaré ahí, pero sigo pendiente. Quisiera decirles que se animen a organizarse y conformar el séptimo Consejo Universitario, pero no lo haré, no mientras sigamos en estas condiciones de distanciamiento. A lo que sí quiero invitarles es a no desvincularse, con sus amigos, con sus amigas, con sus compañeros o compañeras de clases, con sus profes. Pienso que habrá que vislumbrar en el futuro retomar los espacios que quienes
estuvieron antes que nosotros habían conquistado: retomemos la pecera, impulsemos los proyectos autogestivos, conformemos comunidades entre todas y todos, y después decidamos si estamos en condiciones de participar en los órganos de gobierno.
Reciban un cordial saludo.
Daniel García.
