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COBERTURA DE AGUA POTABLE Y SANEAMIENTO AMBIENTAL EN EL MUNICIPIO DE LA PEÑA, CUNDINAMARCA

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EN EL MUNICIPIO DE LA PEÑA, CUNDINAMARCA

FREDY ALONSO GUERRERO

UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y ADMINISTRATIVAS PROGRAMA DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS

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COBERTURA DE AGUA POTABLE Y SANEAMIENTO AMBIENTAL EN EL MUNICIPIO DE LA PEÑA, CUNDINAMARCA

FREDY ALONSO GUERRERO

EDUARDO RAMÍREZ MAGÍSTER

UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y ADMINISTRATIVAS PROGRAMA DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS

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Nota de aceptación ________________________________ ________________________________ ________________________________ ________________________________ ________________________________ Firma del Jurado

________________________________ Firma del Jurado

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Agradecimientos

Le doy gracias al padre celestial por haberme permitido llegar a este momento, me ha guiado y acompañado a lo largo de este proceso de aprendizaje, por ser el apoyo, la luz y el camino, por ser mi fortaleza en momentos de debilidad y brindarme una vida llena de felicidad, aprendizaje y experiencias inolvidables.

Doy gracias a mis padres por el apoyo incondicional en todo momento, por ser mi mejor ejemplo, desde su humildad me han enseñado el valor de las pequeñas cosas, que a lo largo del camino se convierten en grandes valores y virtudes para ser una mejor persona.

A Luisa Chamorro, mi esposa, por ser parte fundamental de mi vida, por confiar en mí y apoyarme en las buenas y en las malas y, sobre todo, por su amor incondicional, por ser la persona que me llevó a comenzar mis estudios de pregrado.

A los docentes que me guiaron, me escucharon, me enseñaron y me ayudaron a ser una persona íntegra.

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Resumen

El agua potable es cada vez más escaza, las zonas rurales de nuestro país no es ajena a esta problemática, en el trabajo realizado podemos ver la situación por la que atraviesa las veredas del municipio de la Peña Cundinamarca donde no cuentan con el servicio de agua potable ni saneamiento básico, lo cual genera que nuestros campesinos estén expuestos a enfermedades por falta de agua potable.

La agricultura en este municipio se ve afectada ya que depende de los periodos de lluvia que se generan naturalmente, los nacimientos de agua de la zona rural de la Peña Cundinamarca son conocidos como aguas amargas debido a su dureza (caliche) lo cual dificulta que se han utilizadas para riego de cultivos, tampoco se pueden utilizar para el consumo humano por su composición química.

Lo anteriormente mencionado genera problemas en la calidad de vida de los habitantes de la zona rural de La Peña, disminución en la productividad de los cultivos, debido a la escasez de agua se dificulta la implementación de cultivos alternativos que reemplacen la disminución en el cultivo de caña panelera.

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Abstract

Save drinking water is increasingly scarce, rural areas of our country isn´t stranger to this problem, in the work done, we can see the situation being experienced by the villages in the municipality of La Peña, Cundinamarca, where they do not have save drinking water service or sanitation, which causes that our farmers are exposed to diseases due to lack of save drinking water.

Agriculture in this municipality is affected because it depends on the periods of rain generated naturally, water sources in rural areas of La Peña Cundinamarca, are known as bitter waters due to its hardness (caliche), which makes it difficult to have been used to irrigate crops, they can be used either for human consumption by its chemical composition.

The aforementioned generates problems in the quality of life of the population of the rural area of La Peña, decreased crop yields due to water shortages becomes difficult the implementation of alternative crops to replace the decline in cultivation of sugarcane.

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Tabla de contenido Agradecimientos ... iv Resumen ... v Abstract ... vi Tabla de ilustraciones ... 1 Introducción ... 2 Objetivos ... 3 Objetivo general ... 3 Objetivos específicos... 3

Descripción del problema... 4

Pregunta problema... 5

Marco referencial ... 5

A. Los recursos acuáticos del mundo ... 6

B. El agua para la agricultura en el mundo ... 13

C. La calidad del agua en el mundo ... 16

D. Cobertura de acueductos en Colombia ... 19

E. Agua potable y saneamiento básico en La Peña ... 21

Marco metodológico ... 24

Tipo de investigación ... 24

Resultados ... 25

Ficha técnica de muestra de aguas ... 26

Interpretación del análisis fisicoquímico... 28

Vereda El Retiro ... 30 Vereda El Rodeo ... 32 Vereda Galindo ... 34 Vereda Mompós ... 35 Conclusiones ... 37 Bibliografía ... 40

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Tabla de ilustraciones Ilustración 1 ... 28 Ilustración 2 ... 30 Ilustración 3 ... 31 Ilustración 4 ... 32 Ilustración 5 ... 33 Ilustración 6 ... 33 Ilustración 7 ... 34 Ilustración 8 ... 34 Ilustración 9 ... 35 Ilustración 10 ... 35 Ilustración 11 ... 36 Ilustración 12 ... 38

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Introducción

El agua es un bien común esencial para la vida, no existe ningún ser sobre el planeta que no necesite de este elemento para poder vivir, es vital para la permanencia de los diferentes ecosistemas del mundo y de las actividades productivas. Sin embargo, no hay cuidado en la administración de este recurso, lo que ha desencadenado en problemas de abastecimiento, especialmente en las zonas rurales de nuestro país, en donde las aguas presentan problemas de contaminación por la actividad industrial de las zonas urbanas.

Sería conveniente analizar la problemática del agua en Colombia para la toma de decisiones al momento de montar una unidad productiva o gerenciar una organización, ya que toda empresa debe contribuir con el mejoramiento del medio ambiente y el aprovechamiento de los recursos naturales; con el cambio climático que estamos viviendo que es fundamental crear conciencia sobre el manejo de los recursos naturales, especialmente del agua.

Nuestro país posee abundancia hídrica por su ubicación geográfica, surge entonces la necesidad de adelantar una evaluación integral sobre el manejo del agua y el saneamiento ambiental para el desarrollo de los diferentes sectores de la economía de nuestro país, tanto a nivel nacional como municipal.

Viendo la falta de cobertura de agua potable en las zonas rurales de nuestro país, se tiene la opción de investigar sobre este tema para mejorar el aprovechamiento del recurso hídrico, especialmente en las veredas del municipio de La Peña, localizado en el departamento de Cundinamarca. Así, esta investigación surge por la carencia de agua potable y saneamiento ambiental en la parte rural del municipio de La Peña, Cundinamarca.

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Objetivos

Objetivo general

Valorar la situación de las veredas de La Peña, Cundinamarca en cuanto al suministro de agua potable y saneamiento básico, para analizar la factibilidad de generar nuevas unidades de negocio, teniendo como base la disponibilidad del agua potable en la zona rural del municipio.

Objetivos específicos

 Evaluar las condiciones de la infraestructura en los servicios de agua potable y saneamiento básico en la zona rural del municipio de La Peña.

 Conocer las condiciones de calidad del agua en cuanto a sus características químicas y biológicas, para analizar la factibilidad de generar una unidad de negocio alternativo.

 Describir la problemática del agua potable y el saneamiento ambiental en la que viven los habitantes de las veredas del municipio de La Peña, así como la dificultad para

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Descripción del problema

Las problemáticas del agua y el saneamiento ambiental en Colombia son cada día mayores; el municipio de La Peña, en Cundinamarca, no es ajeno a esta problemática nacional, ya que su población rural no cuenta con agua potable ni alcantarillado, lo que dificulta su crecimiento económico.

Los periodos habituales de lluvia en esta región del país se generan desde mediados de marzo, abril y mayo el primero y el segundo en los meses de octubre y noviembre. Debido a la falta de agua en este territorio, su economía está atada a la producción de panela (el 55% de sus ingresos se derivan de la fabricación artesanal de panela).

El agua utilizada para el consumo proviene del agua lluvia, y es almacenada en albercas o tanques plásticos sin ningún tipo de tratamiento, lo cual genera una problemática que afecta a la comunidad de este municipio, ya que por los fuertes veranos que se han desarrollado en los últimos años, los habitantes de estas veredas se ven obligados a transportar el agua desde el casco urbano, pues se encuentran a unos 45 minutos de la cabecera municipal y el único medio de transporte son los camperos.

La problemática del agua es crítica, al no tener un sistema de abastecimiento óptimo se ve afectado todo el sistema económico de la región, no hay un sistema de riego para sus cultivos, lo que causa grandes pérdidas para los agricultores que ven perder sus cosechas por la falta de agua para sus cultivos, el sistema de alcantarillado no existe para esta población, el 95% de las

viviendas cuenta con un baño básico (únicamente la taza del sanitario) lo cual genera problemas de salubridad para sus habitantes.

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Los factores mencionados dificultan la implementación de nuevos cultivos productivos, pues, por sus condiciones químicas, el agua con la que cuenta este municipio no es apta para utilizarse en el riego.

Pregunta problema

¿Cuál es la calidad del agua potable y del saneamiento básico en la zona rural del

municipio de La Peña, Cundinamarca, y cómo afecta la implementación de cultivos alternativos en la zona para el mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes?

Marco referencial

Llamamos agua potable al agua que podemos consumir o beber sin que exista peligro para nuestra salud. El agua potable no debe contener sustancias o microorganismos que puedan provocar enfermedades o perjudicar el organismo. Por eso, antes de que el agua llegue a nuestras casas, es necesario que sea tratada en una planta potabilizadora. En estos lugares se limpia el agua hasta que se encuentra en condiciones adecuadas para el consumo humano.

Desde las plantas potabilizadoras, el agua es enviada hacia las viviendas a través de una red de tuberías llamada red de abastecimiento o red de distribución de agua

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Las cuencas hídricas son la principal fuente de agua dulce en la mayoría de las ciudades, consisten en un área de terreno que desagua en un arroyo, río, lago, pantano, bahía o en

un acuífero subterráneo. Las cuencas son necesarias para brindar un hábitat y proporcionar agua potable para la gente, la flora y la fauna silvestres. También nos dan la oportunidad para disfrutar de la naturaleza (Aguas Cordobesas, s.f.).

A. Los recursos acuáticos del mundo

Las aguas dulces constituyen un recurso escaso, amenazado y en peligro. De acuerdo con los estudios sobre los balances hídricos del planeta, solamente el 0.007% de las aguas dulces se encuentran realmente disponibles para todos los usos humanos directos, de esta pequeña porción dependen procesos sociales vitales. Las más recientes evaluaciones de los especialistas y

organizaciones internacionales conectadas con los problemas del agua, sugieren que para el año 2025 más de las dos terceras partes de la humanidad sufrirá algún estrés por la falta de este líquido (Simonovic, 1995).

Por eso se impone, al inicio del tercer milenio, como la primera gran tarea para científicos, planificadores y políticos conectados con los problemas del manejo del recurso hídrico, una reflexión sobre el paradigma del agua que se ha consolidado en el mundo en los últimos años, para poner en el balance sus logros y limitaciones. Se trata de un esfuerzo por repensar este paradigma a la luz de los grandes problemas que confronta la vida en el planeta ante el agotamiento y el deterioro de sus recursos hídricos.

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Se estima que los recursos acuáticos del mundo están conformados aproximadamente por 113.000 km3 de agua que se precipitan cada año sobre la tierra en el ciclo hidrológico, cerca de 71.000 km3 se evaporan y regresan a la atmosfera, el resto, unos 42.000 km3, recargan los acuíferos o retornan a los océanos por la vía de los mares. Constituyen los recursos acuáticos renovables, las aguas dulces del planeta. Sin embargo, los volúmenes realmente disponibles de estos recursos solo se estiman entre 9.000 a 14.000 km3. Y lo que es más: un monto sustancial, aproximadamente el 70% es necesario para sostener los ecosistemas terrestres, lo que reduce a un 30%, unos 4.200 km3, las disponibilidades reales para todos los usos humanos directos; si este volumen se divide entre la población mundial le corresponderían cerca de 700 metros cúbicos al año a cada persona.

Sin embargo, los acuáticos del planeta varían considerablemente en espacio y tiempo, la mayor parte de estos recursos se ubican en Asia y Suramérica (13.000 y 12.000 km3 por año, respectivamente) y los montos menores se encuentran en Europa, Australia y Oceanía, pero las posibilidades de utilizar estos recursos acuáticos están determinados no solo por su

disponibilidad sino también, y especialmente, por su variabilidad a lo largo del año.

La mayoría de los recursos de agua dulce del planeta tierra se concentran en solo seis países: Brasil, Rusia Canadá, EE.UU., China e India. Más del 40% de los ríos del mundo se concentran en estos países. El mayor de ellos, el Amazonas, constituye el 16% de los montos totales descargados por los ríos del planeta. El 27% de las aguas dulces de la tierra corresponden a aportes de cinco grandes cuencas de agua: Amazonas, Ganges – Brahmaputra, Congo, Yangtze y Orinoco. Los ríos con flujo promedio superiores a los 100 km3 por año concentran el 46 de los

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recursos de agua de la tierra, pero estos flujos son estacionales, entre el 45 y el 55% tienen lugar en periodos lluviosos del año.

La cantidad de recursos acuáticos en los continentes varía de acuerdo con las estaciones del año. Por ejemplo, la mayor parte de los flujos en los ríos de Europa ocurren entre abril y julio (46%), en Asia durante junio y octubre (54%), en África entre septiembre y diciembre (44%) y en Australia y Oceanía durante enero y abril (46%) del total global de las descargas de los ríos que ocurren entre mayo y agosto (Shiklomanov).

La realidad es que la distribución del agua dulce es desigual entre las regiones naturales y económicas del planeta. Cerca del 75% de la población humana se encuentra en países y regiones donde solo existe el 20% de las disponibilidades de agua. Por el acelerado deterioro de los

recursos de los recursos acuáticos esta situación empeorará en el futuro próximo. Se espera, en efecto, que hacia 2025, el 80% de la población de la tierra viva bajo condiciones de muy alta escasez de recursos hídricos. Para esta época, una tercera parte de la población se encontrará en situaciones consideradas como altamente catastróficas por falta de agua.

Por ello resulta claro que durante una buena parte del siglo XXI los problemas vinculados con la disponibilidad de agua seguirán estando a la cabeza de los temas críticos para la

supervivencia humana, al lado de la producción de energía y de alimentos.

El paradigma actual del agua, ecológica y socialmente sostenible, y la distribución del agua dulce sobre la superficie de la tierra ha cambiado notablemente como resultado de los esfuerzos directos del hombre para manejarla. Estas alteraciones se acentuaron conforme la

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humanidad se urbanizó y también como resultado de la revolución agrícola de los últimos decenios.

Las principales acciones directas se iniciaron con la manipulación de los flujos de los grandes ríos, las presas de almacenamiento, el drenaje de los humedales, el transporte del agua a centros urbanos, la explotación de los acuíferos y la irrigación de tierras agrícolas. La

navegación, la agricultura, la industria, la generación de energía y los usos domésticos han sido, en esta fase de la historia humana, las principales actividades económicas que dependen

directamente del agua. Estas actividades antropogénicas han terminado por modificar los flujos de agua dulce de los principales ríos del mundo, cambiando sensiblemente las tasas de

evaporación y la calidad de las aguas por el incremento sustancial desechos tóxicos (Lvovich et al., 1995).

La irrigación ha sido con mucho el mayor consumidor de agua en el mundo, cerca del 69% del recurso se gasta en esta acción, las consecuencias biológicas de estas formas de consumo no han sido completamente cuantificadas pero tienen que ver con los cambios de los ecosistemas fluviales a lagos artificiales, con la conversión de ecosistemas de zonas áridas y semiáridas en tierras para el riego de cultivos en más de 250.000 km2 y con el hecho de que más de 150.000 km2 de humedales han sido drenados y canalizados en diferentes puntos del planeta, todo ello junto con el persistente deterioro de la calidad de las aguas dulces de la tierra.

El hecho es que bajo las pautas económicas de nuestra actual civilización industrial, las actividades productivas han magnificado los efectos adversos de la desigual distribución de los recursos acuáticos en el mundo (Perry et al. 1997- 1999). Los patrones actuales de usos actuales del agua están ampliamente basados en las experiencias de los países de climas templados que no

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confrontan los grandes problemas de escasez de agua en el mundo. Estos patrones y sus

correspondientes soluciones tecnológicas integran un paradigma de manejo que se propone como universalmente válido (Niemczynowicz 2000).

La aplicación de esta perspectiva ha significado progresos indudables en la solución de algunos problemas en un número reducido de países ricos, pero también, debido a sus altos costos y la necesidad de los avanzados conocimientos tecnológicos que implica, ha frenado el progreso y causado la degradación ambiental de países donde los recursos son escasos, tal paradigma impulsado desde las sociedades industrializadas ha modificado dramáticamente el ciclo del agua a través de espectaculares proyectos de ingeniería para el control de los flujos, la generación de hidroelectricidad, y de agua para irrigación en usos domésticos e industriales (Gleick 1998, 1999, 2000 A y B).

En el marco de este paradigma tres factores han controlado la planificación y el manejo del agua en los últimos 100 años: a) el crecimiento de la población mundial, b) los cambios en los estándares de vida que conllevan a la organización de la población, y c) la expansión de la agricultura irrigada. Entre los años 1900 y 2000 la población pasó de 1,600 a 6,000 millones de seres humanos. En este lapso el porcentaje de población urbana se incrementó de 13.65% en 1900 a cerca de 60% en el año 2000, y la tierra bajo irrigación se elevó de 50 a 267 millones de hectáreas.

La planificación hidráulica se basó en las proyecciones de la población, la demanda per cápita de agua para satisfacer las necesidades de una población crecientemente urbana y la de los insumos de las actividades económicas, todas ellas variables en continua expansión en la

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transformaron bajo este paradigma en mero ejercicio de cómo hacer frente a las demandas crecientes de estos recursos, cómo cerrar la brecha siempre en aumento entre demandas en continua expansión y ofertas limitadas.

Todas las soluciones de enfocaron por el lado de la oferta: se asumió que los déficits podrían siempre satisfacerse tomando del ciclo hidrológico el agua necesaria mediante infraestructura física cada vez más sofisticada (presas, acueductos y sistemas de trasferencias entre regiones hidrológicas). Sin duda, bajo este paradigma se resolvieron algunos problemas, la producción de alimentos en algunos países industrializados de Europa y en los EE.UU. superó espectacularmente al crecimiento de sus poblaciones. La hidroelectricidad hizo contribuciones valiosas a la disminución de los efectos de gases de efecto invernadero derivados del uso de combustibles fósiles. Las ofertas de agua de alta calidad eliminaron las enfermedades de origen hídrico en Europa y los EE.UU. prácticamente desde el principio del año pasado. Pero esta manera de resolver los problemas se apoyó siempre en cuantiosas inversiones y en tecnologías altamente sofisticadas, no disponibles para la mayoría de las naciones pobres del mundo. Por ejemplo, se estima que los EE.UU. tuvieron que invertir durante el siglo pasado

aproximadamente 400 billones de dólares en sus grandes proyectos de ingeniería hidráulica. El monto de inversiones que fueron necesarias para reproducir este paradigma en el mundo todavía fue mayor. Pero el hecho es que los costos de este modelo están lejos de ser puramente

económicos.

La destrucción de ecosistemas, la desaparición de la faz de la tierra de miles de especies florísticas y faunísticas sepultadas bajo las más de 40.000 presas construidas en el mundo, la dislocación de poblaciones humanas, la inundación de sitios de importancia cultural, la

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perturbación de procesos sedimentarios y la contaminación de los recursos hídricos han sido, entre otros, los costos que hay que cargar al paradigma de manejo del agua que ha prevalecido en el último siglo.

Este paradigma ha demostrado ser ecológica, económica y socialmente insostenible y debe cambiar por el bien de la humanidad y de la vida sobre la tierra. Las soluciones que se ofrecen a los problemas vinculados con los diferentes usos del agua no garantizan la

sostenibilidad de los recursos acuáticos de la tierra. Así nos lo hacen ver los diferentes estilos de consumo y la ignorancia de los montos necesarios para cubrir los diferentes servicios

ambientales de los ecosistemas sustentadores de la vida.

Tres problemas críticos enfrentan en la actualidad este paradigma en términos de su incapacidad para confrontar exitosamente los grandes problemas de la humanidad.

A principios del siglo XIX la población que vivía en las ciudades era aproximadamente de 29 millones de habitantes, lo que representa un escaso 3% de la población mundial. Hacia fines del siglo XX, esta población citadina ya se acercaba a los 2,500 millones y representaba casi el 50% de la población mundial. Este dramático proceso de urbanización se reflejó en tres clases de presiones sobre las aguas dulces: el incremento de las aguas superficiales requeridas para satisfacer las necesidades de la población urbana, el aumento de las aguas de desechos y el decrecimiento de las aguas subterráneas.

Durante los últimos 300 años los usos municipales del agua en el mundo se han

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esto es, más del doble del crecimiento de la población mundial (Wmo 1998). En este último periodo, el volumen de agua residual paso de 7 km3 a 100 km3.

A pesar de los avances tecnológicos de la infraestructura hidráulica, cerca de 1.2 billones de seres humanos no tienen hoy acceso a agua limpia. La contaminación del vital líquido es responsable de la muerte de cerca de 25 millones de seres humanos en todo el mundo, entre ellos unos 7 millones de niños.

No obstante los esfuerzos hechos durante las últimas dos décadas, se anticipa que para el año 2005 estos déficits ascenderán a el 43.3% de la población humana (Appan 1999). Cálculos más optimistas consideran que si se logran atenuar las tendencias del crecimiento demográfico hacia el año 2050, solamente del 25 al 40% de la población padecerá de una aguda escasez de agua potable (Milburn 1996).

B. El agua para la agricultura en el mundo

A finales del siglo XVII, las áreas irrigadas en el mundo solamente representaban el 2% de la extensión presente y básicamente se concentraban en el sureste, el oriente y el centro del continente asiático; en el delta del río Nilo, en África y en pequeñas porciones del continente americano. Durante el siglo XVIII estas áreas crecieron a tasas del 2% anual. Pero fue hasta mediados del siglo XX, con la revolución tecnológica conocida como “revolución verde”, que las áreas irrigadas se incrementaron exponencialmente. En el último medio siglo, la tasa media anual de crecimiento de las superficies irrigadas aumentó dos de tres veces. Para finales del siglo

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ya existían 2.5 millones de km2 de este tipo de área en el mundo: 70 mil km2 en Europa, 1.8 millones de km2en Asia, 90 mil km2 en África, 275 mil km2 en Sudamérica y 17 mil km2 en Australia y Oceanía.

Los problemas que enfrenta actualmente la agricultura irrigada figuran entre las mayores dificultades que sufre la humanidad a nivel global. Hoy se acumulan las evidencias que

demuestran que esta clase de agricultura tiene límites ecológicos y no puede enfrentar

exitosamente las necesidades crecientes de producción de alimentos porque las disponibilidades de agua se han convertido en un claro factor limitante de sus líneas tecnológicas, especialmente en algunas áreas pobres del mundo afectadas por la carencia de agua.

Una gran cantidad de análisis realizados en diferentes contextos ecológicos y sociales corroboran que la eficiencia en el uso del agua en la agricultura de riego es solamente de 40% (Postel, 1977), lo que significa que más de la mitad del agua que se emplea en esta clase de agricultura jamás llega a transformarse en alguna clase de alimento. Desde la perspectiva de sus costos enérgicos, la eficiencia global de la irrigación en muchas cuencas del mundo no es sensiblemente mayor que las tecnologías empleadas por la agricultura tradicional. Es más: en muchos casos esta agricultura mecanizada ha demostrado ser mucho menos eficiente

enérgicamente que la agricultura tradicional, como en los casos de la tecnología adecuada en las montañas andinas, en las montañas y las planicies de inundaciones centroamericanas y en los valles centrales mexicanos. A esto habría que agregarle otros factores favorables para la

agricultura industrializada como las pérdidas en la cosecha, el transporte y la comercialización, que ascienden al 20% de la producción en esta clase de agricultura.

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La agricultura irrigada ha sido particularmente beneficiada con una política de subsidios de agua y otros insumos (fertilizantes, maquinaria, semillas mejoradas, asistencia técnica, etc.). En las décadas en las que esta agricultura ha dominado al panorama agrícola mundial, los extremadamente bajos precios del agua y de los insumos han adelantado cultivos que son altamente intensivos en el uso de agua y energéticamente dispendiosos, pero de mayores rendimientos económicos. Es el caso de las hortalizas, el arroz, los frutales, las materias primas industriales y los cultivos forrajeros. Estas distorsiones del mercadeo terminaron por hacer de esta agricultura, en los contextos económicos y sociales de los países subdesarrollados, una actividad antieconómica, inequitativa y ambientalmente destructiva.

Pero los límites de estas vías tecnológicas no solamente son físicos y ecológicos, sino también financieros. Hoy se estima que se invierten cerca de 65 billones de dólares anuales en grandes proyectos relacionados con el uso del agua: 15 billones en proyectos hidroeléctricos, 25 billones más en proyectos sanitarios vinculados con dicho líquido y otros 25 billones en

irrigación y drenaje. Cerca del 90% de estas inversiones provienen de recursos internos y, primariamente, del sector público, con frecuencia por la vía de los préstamos internacionales. Estas inversiones representan cerca del 15% de los gastos del sector público en el mundo (Briscoe, 1999).

Estas cuantiosas inversiones han impulsado una industria hidráulica marcada y determinada por el paradigma del agua prevaleciente: es altamente intensiva en capital; sus sofisticados estilos tecnológicos no se ligan con las estructuras industriales de la mayoría de países receptores; tiene bajas tasas de retorno asociados con las dos periodos de maduración y sus tasas de utilidad son inferiores comparadas con otras ramas industriales; todo lo cual hace que estas inversiones sean muy escasas en las partes pobres de mundo donde se requieren. Y,

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dada la naturaleza altamente volátil del capital financiero en esta época de globalización, lo seguirán siendo en las próximas décadas. Difícilmente el sector gubernamental podría sostener el ritmo de sus inversiones en el sector hidráulico, y la extrema volatilidad del capital financiero internacional y el carácter especulativo de las inversiones privadas dudosamente encontrarán incentivos para acudir a las necesidades del sector eléctrico, a las aguas de irrigación y a las aguas potables para usos urbanos en las regiones del mundo donde más se necesita de estas inversiones (Gómez, 2002).

C. La calidad del agua en el mundo

Pero con todo, la actualidad “crisis global del agua “no solo es un problema cuantitativo. Los problemas en torno a la calidad del agua son crecientes (Ongley, 2001). Entre ellos figuran, en un sitio destacado, los vinculados con la salud pública y la pobreza que padecen grandes sectores de la población humana. Organizaciones internacionales como la Comisión de Desarrollo Sustentable de la ONU, así como otros organismos internacionales, señalan a la contaminación de las aguas entre las principales causas de la muerte de millones de seres humanos cada año, entre ellos, como ya hemos mencionado, unos siete millones de niños.

Los problemas de la calidad son muy variables entre las regiones y los países en el mundo y, en buena medida, son los reflejos de condiciones económicas y sociales y se encuentran

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pueden darnos una idea de las dimensiones de los problemas que confronta el paradigma del agua cuando se lo enfoca en términos de calidad. El caso de China puede ejemplificar dicha situación: es un país que ha emergido como una gran potencia en el ámbito del comercio mundial en años recientes según estimación de Smil (1996, citado por Ongley, 2001: 14), los costos de la contaminación de sus aguas dulces, a principios de los años noventa, se estimaban en 0.5% de su PIB que, en términos monetarios, significa montos superiores al valor de sus exportaciones totales en esos años. Para 1998, Weng (1999 citado por Ongley, 2001:14), estimaba entre13% y el 27% las aguas superficiales de China contaminadas y fuera de las disponibilidades para usos humanos directos, lo que acentuaba dramáticamente déficit anual, estimado en 40 km3.

El hecho es que, en términos generales, pocos países en el mundo cuentan con una infraestructura adecuada para evaluar correctamente los múltiples problemas vinculados con la calidad del agua y, por siguiente, para afrontar exitosamente sus múltiples problemas a este nivel. Lo sofisticado y costoso de las redes de monitoreo, las estructuras científicas necesarias para obtener datos de alta calidad y para valorar los efectos de sinergias entre las múltiples sustancias tóxicas vertidas al ambiente, el desconocimiento de la magnitud de los efectos sobre los mantos subterráneos, la nula capacidad de valorar las complejas y delicadas interconexiones entre aguas continentales, costeras y marítimas constituyen aspectos no resueltos del control de la contaminación de los cuerpos de agua en el mundo.

Según el enfoque del paradigma actual, las infraestructuras científicas y tecnológicas necesarias para afrontar los problemas de la calidad, se orientan al estudio de la química de las aguas de desechos. Sin considerar los procesos y las tecnologías de producción que generan los contaminantes y sin conocer el funcionamiento y la hidrodinámica de los ecosistemas receptores, los sistemas de monitoreo se enfocan a la producción de datos que son muchas veces más de lo

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necesario y no reflejan la información que se necesita. Las tecnologías y los conocimientos propuestos por la ciencia generada en los países desarrollados para la recuperación de sistemas complejos como los ríos y los lagos son poco aptas para las condiciones que ofrecen los ecosistemas tropicales, además de que son prácticamente desconocidas y no se encuentran al alcance de la mayoría de naciones.

El resultado es una merma sustancial de la calidad del agua y, por lo tanto, menor

disponibilidad de recursos para los usos humanos y para las funciones y los servicios ambientales necesarios para el sostenimiento de la vida en el planeta. Claramente estos hechos reflejan la inconveniencia del paradigma occidental para afrontar los problemas de la calidad de agua en el mundo. Sus procedimientos para mantener y mejorar la calidad del agua son también costosos e ineficientes.

Desafortunadamente, estos problemas no son reconocidos, y mucho menos afrontados por las organizaciones y las agencias internacionales que controlan los financiamientos y las

tecnologías necesarias para el monitoreo y control de calidad del agua y por quienes toman las decisiones sobre las políticas hidráulicas que prevalecen en el mundo. Y lo que es más grave es que estas estructuras dominantes se orientan en la actualidad a reforzar los estilos occidentales más que a afrontar los problemas de la calidad, fortalecimiento, con ello sus muy claras y evidentes ineficiencias para resolver los problemas actuales de la calidad del agua (Gómez, 2002) .

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D. Cobertura de acueductos en Colombia

El 28% de la población rural de Colombia enfrenta una situación crítica por la falta de acueducto, por lo que miles de personas hacen maromas para poder consumir agua de pozos y ríos, y se exponen así a enfermedades. Esta cifra, que equivale por lo menos a 3,1 millones de colombianos, tiene en el Atlántico y el Pacífico a las regiones con mayor población carente del servicio.

Es tan evidente el atraso en el desarrollo en materia de acueductos rurales que la

Viceministra del Agua (adscrita a la cartera de Vivienda), Carolina Castillo, acepta que “el reto grande son las coberturas del campo, pues no hay un sistema integral que funcione, sino que toca mirar coberturas individuales. Nos toca ampliar esa cobertura. El rezago en las zonas rurales es muchísimo”. Castillo argumenta que el atraso es histórico y dice que se está trabajando para corregirlo. Según el Ministerio, en Colombia las políticas públicas para el agua en el sector rural han sido intermitentes. La última se diseñó a finales de los años noventa y hasta el 2012 no se estructuró un nuevo programa donde se proyectara llevar soluciones al campo.

En 20 años se pasó de cubrir el 41% al 72,8%, lo que significa que por año solo se le dio solución a un 1,59% de la población. Es una cifra mínima, teniendo en cuenta que en Colombia hay 11,653,673 personas viviendo en el campo. Los más de tres millones de pobladores rurales sin acceso al agua potable equivalen al número de habitantes de una ciudad como Cali.

Aparte de las falencias en la cobertura, la calidad del agua que recibe el campo

colombiano no es la mejor. Un informe del Instituto Nacional de Salud (INS) reveló que solo el 15,1% de la población (900.000 personas) utiliza agua en buenas condiciones para consumo

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humano, mientras que el 43,6% usó agua baja en tratamiento o protección, y el 23,3% recurrió al agua cruda, tomada directamente de las fuentes, a sabiendas de que beber agua en condiciones que no son óptimas puede traer problemas de salud.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen por lo menos 25 enfermedades que pueden ser provocadas por la contaminación del líquido. En el caso de Colombia, las enfermedades más comunes por esta causa son hepatitis A, fiebre

tifoidea/paratifoidea y enfermedad diarreica aguda, advierte el INS. Esta última cobró las vidas de 117 niños menores de 5 años en el año 2013.

La dificultad para llevar agua al campo también tiene que ver con la ausencia de

mecanismos adecuados; hay estrategias de inversión para el área rural dispersa y nucleada, en las que se incorporan soluciones alternativas para el suministro de acueducto, incluyendo

tecnologías como pozos con bombas, pilas públicas, pozos sépticos y letrinas.

Aunque se trata de sistemas más económicos que los urbanos, Castillo señala que solo hasta dentro de 10 años se llegaría al 97% de cobertura de agua potable en sectores rurales. Incluso así, ese plazo depende de que se haga efectiva una inversión de 7 billones de pesos. En zonas críticas como La Guajira, a falta de respuestas estatales surgen iniciativas internacionales como la impulsada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que quiere llevar agua a las escuelas de Manaure.

Las falencias en el acueducto también dejan secos a muchos municipios de menos de 150,000 habitantes, en contraste, el desarrollo en los acueductos urbanos es destacable. El 97.2% de las zonas tiene acceso a agua potable, cifra jalonada por los indicadores de Bogotá, Cali y Medellín, donde la cobertura y la continuidad son prácticamente totales. Sin embargo, a muchos

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municipios que tienen acueducto no se les garantiza la continuidad en el servicio (Ávila Jiménez, 2015).

Según el foro realizado en el año 2007 hay un compromiso del gobierno nacional, el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial planteó una política de agua potable y saneamiento básico que consiste en brindar las herramientas que contribuyan para asegurar la prestación eficiente de los servicios de acueducto, alcantarillado y aseo para todos los

colombianos. En términos de la cobertura de acceso a los servicios de acueducto, alcantarillado y aseo, Colombia es un país avanzado, después de Chile, el segundo en la región cuyo mayor número de habitantes tiene acceso a agua potable y saneamiento básico. No obstante este avance, hay un rezago frente a los demás servicios públicos domiciliarios en el país. En este momento las coberturas son aproximadamente de 83% en acueducto y 73% en alcantarillado, uniendo al sector urbano y rural.

Giraldo Samper, Marcela, ed. 2009. Agua y vida en Colombia: apuntes y conclusiones Foro Paipa 2007. Colombia: Editorial Politécnico Grancolombiano, 2009. ProQuest ebrary. Web. 16 November 2015.

E. Agua potable y saneamiento básico en La Peña

El municipio de La Peña está ubicado en el departamento de Cundinamarca, en la provincia del Gualivá, a 93 kilómetros de la ciudad de Bogotá. Su temperatura promedio está entre los 25 y 31 grados centígrados, cuenta con una población aproximada de 7,120 habitantes,

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de los cuales la población urbana está conformada por 1,109 personas, equivalente a un 15.5 % de su población total, y la población rural está compuesta por rural 6,011 habitantes, equivalente al 84.5% (http://www.lapena-cundinamarca.gov.co/, 2015).

Según los datos arrojados por el censo general del DANE, para 2005 se tenía una

cobertura en agua potable para el casco urbano del 95,77%, de las 260 viviendas se encontraban conectadas 249 y las11 restantes no tenían servicio de acueducto. En la zona rural, 3,84%, de las 1,511 viviendas solo tenían agua potable 58 y 1,453 no; en cuanto a alcantarillado urbano el porcentaje urbano era 87,31% y el rural 0,13%; y según datos del Sisbén, para el casco urbano el porcentaje de recolección de residuos sólidos era del 80%. Sin embargo, analizando los datos aportados por la Secretaría de Planeación Municipal, la Subsecretaría de Servicios Públicos y el informe de gestión de la anterior administración, dichos valores deben ser ajustados

especialmente por la ejecución de proyectos durante los años 2005 a 2007, que cambiaron las condiciones existentes.

En ese sentido se reportó que de las 260 viviendas del casco urbano, 260 tienen servicio de acueducto, 255 de alcantarillado y 260 recolección de residuos sólidos, para unas coberturas del 100%, 99% y 100% respectivamente; igualmente se informa que el casco urbano no cuenta con tratamiento de aguas residuales y la disposición de los residuos sólidos se hace en el relleno sanitario de Mondoñedo, ubicado a gran distancia, mientras que los residuos hospitalarios los maneja el hospital de Villeta.

Por su parte de las 1,530 viviendas de la zona rural, 530 ya cuentan con la conexión al acueducto; en el caso del alcantarillado, por ser una población totalmente dispersa, no se cuenta con un sistema integrado, pero a cambio de este, se han desarrollado en los últimos años

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proyectos de unidades sanitarias con sistemas sépticos, lo que ha llegado, incluidas las

soluciones directas de la comunidad, a 680 familias, y para el caso de residuos sólidos en la zona rural dispersa, no se presta este servicio. Por tanto, las coberturas rurales en agua son del 34% y en saneamiento del 44%. Hoy se cuenta con tres fuentes de captación para la parte urbana y algunos sectores rurales se benefician de este acueducto.

La actual administración puso en marcha una de las obras más importantes, la planta de tratamiento de aguas residuales, en la que se tratan aguas residuales del casco urbano del municipio, asegurando que las aguas de la planta vertidas a quebradas y ríos tras el proceso de tratamiento contribuyan al saneamiento de afluentes en La Peña, beneficiando directamente a las veredas de Cancuena, El Bosque, Terama y Lagunas, lo cual mejorará la calidad de vida de los habitantes cercanos a las quebradas de El Achiote, La Terama, La Zanjona, Galindo y, por ende, renovará el cauce del Río Negro hasta su salida final al Río Grande de La Magdalena (Sitio oficial de La Peña en Cundinamarca, 2015).

El trabajo de campo para identificar la problemática del saneamiento ambiental y agua potable se realizará en las veredas que conforman el municipio de La Peña, relacionadas a continuación: Agua blanca, Bebedero, Betoro, Buenos Aires, Cabuyal, Cancuena, Coyabo, El Bosque, El Retiro, El Valle, Galindo, Guamal, La Floresta, Lagunas, Los Pérez, Mesa de Agua blanca, Mesa de Minipí, Minipí, Mompós, Nacuma, Quebrada Honda, Río Negro, Rodeo, Tapias, Terama, Tierra Amarilla.

En La Peña no hay un acueducto registrado legalmente, en la actualidad el acueducto municipal es una dependencia más de la Alcaldía, el municipio tampoco cuenta con un punto de

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abastecimiento, el agua es traída de municipios vecinos como El Peñón y Nimaima, los cuales están ubicados a unos 4 kilómetros de la cabecera municipal.

Las veredas de Buena Vista, Guayabal, Minipí, Mesa de Minipí y Lagunas se alimentan del acueducto principal, la cobertura del acueducto en estas veredas es del 50%, y, cuentan con este servicio por estar ubicadas sobre la vía principal que comunica al casco urbano del

municipio de La Peña con la capital (Bogotá). Con este acueducto se benefician 640 viviendas entre urbanas y rurales, en las cuales el promedio de consumo es de aproximadamente 4 metros cúbicos por mes, el suministro de agua a la parte rural se hace tres días por semana: martes, miércoles y jueves.

El precio del metro cúbico de agua es de $5.30, situación que se convierte en un problema por el no pago del servicio de acueducto, pues sus usuarios dejan acumular hasta 10 facturas sin cancelar, y por la falta de estructura en el acueducto, nunca se ha suspendido ninguna conexión por el no pago del servicio, además todas las viviendas rurales están clasificadas como estrato uno, y cuentan con un subsidio del 60%.

Marco metodológico

Tipo de investigación

La presente es una investigación cualitativa, ya que como lo menciona Hernández

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intentando interpretar los fenómenos de acuerdo con los significados que tiene. Los estudios descriptivos buscan especificar las propiedades importantes de personas, grupos, comunidades o cualquier otro fenómeno que sea sometido a análisis (Dankhe, 1986); miden y evalúan diversos aspectos, dimensiones o componentes del fenómeno o fenómenos a investigar (Sampieri, 1991).

La investigación sobre la calidad del agua potable y saneamiento básico en la zona rural de La Peña, Cundinamarca, consistió en un trabajo de campo con la ayuda de la comunidad y entes del gobierno municipal.

Se recolectaron muestras de agua de diferentes veredas del municipio de La Peña,

cubriendo 15 de las 26 que conforman este municipio, lo cual corresponde al 57.6% del territorio rural; se realizó una observación directa en el trabajo de campo lo que conlleva a aplicar un estudio cualitativo a la problemática de agua potable y saneamiento básico en la zona rural del municipio de La Peña.

Resultados

En este apartado se presentan los resultados obtenidos durante la observación realizada en el municipio de La Peña, Cundinamarca; inicialmente se presentan los sitios donde se obtuvieron las muestras del agua y al final se exponen los resultados de la muestra obtenida.

El acueducto municipal de La Peña abastece en promedio al 50% de la población de las siguientes veredas: Vista Hermosa, Guayabal, Minipí, Mesa de Minipí y Lagunas; la Alcaldía de

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La Peña suministró la ficha técnica de la potabilidad del agua suministrada a estas veredas, en la tabla que se relaciona a continuación se muestran los resultados de la calidad del agua que surte el casco urbano y las cinco veredas que se ubican sobre la vía principal.

Tabla 1. Acueducto municipal.

Ficha técnica de muestra de aguas

A continuación se realiza la explicación de los resultados obtenidos de las muestras de aguas recogidas en las veredas del municipio de La Peña, donde una vez más se evidencia la falta

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de potabilidad del agua; las nuestras analizadas corresponden a las aguas utilizadas para el aseo personal y de viviendas, baños, así como para el suministro a los animales domésticos y de trabajo (mulares, cabalgares).

Muestra Lugar Fosfatos PH Dureza Amonio Nitritos Nitratos Cloro

1 El Valle, Quebrada Honda, Retiro, veredas que comparten el mismo nacimiento de agua. 0 9 20x5 0 0 0 0 2 Rodeo, Cabuyal y Los Pérez, veredas que comparten el mismo nacimiento de agua. 0 7 130x5 1 0 0 0 3 Galindo y Tapias, veredas que comparten el mismo nacimiento de agua. 0 7 140x5 10 0 0 0 4 Consumo humano, esta muestra fue tomada directamente de los tanques de almacenamiento de agua lluvia. 0 6.5 4x5 0 0 10 0

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5 Bogotá, se toma como base comparativa para la medición de las muestras recolectadas. 0 7.8 8x5 0 0 0 0,75

Tabla 1. Condiciones fisicoquímicas del agua en el municipio de La Peña, comparadas con el agua del acueducto de Bogotá.

Interpretación del análisis fisicoquímico

Realizado por Eduardo Ramírez Bustos, licenciado en Química y Biología.

1. Fosfatos. Este es un componente del agua que en estado natural se mezcla como producto del contacto con las rocas. Es común en el agua de algunas regiones. Para el caso del municipio de La Peña, Cundinamarca, y según las cuatro muestras, ninguna de ellas tiene una concentración de esta sustancia suficiente para ser detectada con los reactivos que se emplearon.

2. PH. Se refiere a la acidez o alcalinidad del agua y se mide en un rango comprendido entre 1 y 14. El neutro es 7, de 7 a 1 es ácido y de 7 a 14 es alcalino o básico. En las muestras se puede ver cómo está el agua de cada región. El margen de aceptación para un pH manejable es entre 6.5 y 8.5, puntos extremos.

3. Dureza del agua. Corresponde a la concentración de carbonatos, principalmente de calcio. Esta sustancia está presente en zonas con roca caliza (caliche). Son aguas que hacen difícil el manejo del jabón por la acción aglutinante de la grasa. Para leer el informe de las muestras, al multiplicar los datos indicados se lee como cantidad de

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miligramos de carbonatos presentes en un litro de agua. Por ejemplo, la muestra de la vereda Galindo contiene 700 mg de carbonato de calcio por cada litro de solución. El máximo permitido es de 160 mg por cada litro.

4. Los datos referidos al amonio explican la presencia de sustancias que contienen urea. La urea proviene de abonos, procesos industriales o de la orina de animales o de personas. La muestra de la vereda Galindo arrojó 10 mg por cada litro de agua.

5. Los nitritos son propios de la industria y de los productos agroquímicos.

6. Los nitratos son contaminantes de ríos y quebradas. Provienen de actividades agrícolas, ganaderas, uso residencial, aguas sanitarias. La concentración máxima permitida es de 10 mg por litro. La muestra clasificada como agua para el consumo humano está contaminada al máximo permitido.

7. El cloro debe estar presente en bajas cantidades en el agua potable. Las plantas de tratamiento lo usan en los procesos de potabilización. La presencia en el agua para el consumo no debe superar 1 mg por cada litro de solución.

Nota: La información contenida en la tabla de datos es aproximada, se obtuvo a través de indicadores que muestran la presencia o no de sustancias en el agua y arrojan datos

aproximados. El kit de indicadores es producido por la industria Mol Labs Quimiometrías, supervisado por la analista Alejandra Fernández M.

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Vereda El Retiro

Ilustración 2. Vereda El Retiro.

Desde el nacimiento de agua ubicado en la vereda el retiro se benefician dos veredas más: El Valle y Quebrada Honda; la comunidad llama acueducto a la distribución de agua que se da por medio de mangueras, sin ningún tipo de tratamiento, y recolección artesanal.

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Ilustración 3. Vereda El Retiro.

La recolección del agua se hace por medio de un pozo de 50 x 30 centímetros de abertura y unos 20 centímetros de altura, cubierto por una sección de un radiador de un carro que sirve de filtro para que la hojarasca no tapone el depósito de agua.

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Ilustración 4. Distribución.

La distribución se realiza por medio de mangueras directamente desde el nacimiento de agua, en las viviendas no se controla el uso del agua, no cuentan con ninguna clase de registro, los beneficiarios se turnan para la recolección del líquido.

Vereda El Rodeo

De este nacimiento se abastecen las veredas El Rodeo, Cabuyal y Los Pérez. Su recolección y distribución es totalmente artesanal, del nacimiento de agua sale una manguera hasta un balde que ejerce la función de filtro, luego se lleva hasta una alberca ubicada a unos 400 metros aproximadamente, desde este punto la comunidad tiene conectadas mangueras que llevan el agua hasta sus viviendas o hasta un lugar cercano, ya que como solo funciona por el efecto de la gravedad, en algunos casos el líquido no llega hasta las casas de los campesinos, y ellos deben transportarlo en galones.

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Ilustración 5. Vereda El Rodeo.

Ilustración 6. Imagen Vereda El Rodeo.

Como se puede observar en las imágenes, no se realiza ninguna clase de tratamiento, lo cual puede llevar a generar propagación de zancudos, o simplemente a que el agua se contamine trayendo como consecuencia enfermedades a sus consumidores. Además, por el alto contenido de carbonato de calcio, no se puede usar para regar los cultivos de una manera directa.

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Ilustración 7. Vereda el Rodeo - Distribución.

Vereda Galindo

De este ojo de agua se abastecen las veredas de Galindo y Tapias, se encontró muy desprotegido y, cómo se observa en las imágenes, se encuentra demasiada hojarasca, además la carretera que conduce a la vereda de Galindo cruza muy cerca a este nacimiento, lo cual ocasiona mayor contaminación.

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Ilustración 9. Vereda Galindo.

Vereda Mompós

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Desde este nacimiento de agua se abastece también la vereda de Terama. Se observa que no hay ningún tipo de tratamiento, el punto donde se recolecta el agua no tiene ninguna clase de protección y está totalmente al aire libre, la punta de la manguera está protegida por una esponja de alambre que hace la función de filtro.

Ilustración 11. Vereda Mompós.

Con mangueras dispuestas entre la vegetación, la comunidad trasporta el vital líquido para su uso diario, la única protección que se encontró en el nacimiento de agua fue media teja, la cual evita que el pozo se llene de hojas secas.

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Conclusiones

Después de analizar las muestras se puede inferir que la población rural del municipio de La Peña, Cundinamarca, no cuenta con agua potable, incluso las veredas que están conectadas al acueducto municipal se ven afectadas por el no suministro, no cuentan con tanques de reserva y están conectadas directamente al tubo madre (de 1 pulgada) lo cual conlleva a que a las viviendas más alejadas no llegue el suministro de agua. Los habitantes de las veredas recogen el agua en tanques plásticos o albercas, con esta agua cocinan y lavan la ropa, ya que si lo hacen con la de los nacimientos de agua el jabón no surte efecto debido a la concentración de azufre.

Ilustración 11. Recolección del agua para el consumo humano.

El riego de cultivos en esta zona del país no existe, ya que este tipo de agua produce el endurecimiento de la tierra (se crea una película de caliche en la superficie), lo cual genera un mayor grado de dificultad a la hora de sembrar otro tipo de cultivos diferente a la caña de azúcar.

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Debido a la falta de agua, en las veredas se dificulta la implementación de cultivos alternativos; la producción de panela se ha disminuido en un 35%, causando que la juventud campesina tome la decisión de migrar a las ciudades.

El municipio de La Peña únicamente cuenta con alcantarillado en el casco urbano, la población rural no cuenta con este servicio; el 95% de las viviendas cuenta con unidades sanitarios básicas. En los tres últimos periodos de gobierno se han suministrado proyectos de baños para las familias más necesitadas, en promedio 12 proyectos por vereda y por periodo, proyectos que incluyen sanitario, ducha y lavamanos, pero por la calidad del agua solo se puede utilizar el sanitario, descargando el agua manualmente mediante el uso de baldes.

Ilustración 12.

Debido a la calidad del agua de las veredas de este municipio no se pueden utilizar los demás elemento de un baño tradicional, ya que las aguas de la región contienen un alto nivel de

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dureza (caliche), que ocasiona que las tuberías se taponen y no funcionen elementos como cisterna, lavamanos y duchas.

Las políticas públicas no llegan al campo colombiano, por ejemplo a este sector del municipio de La Peña, Cundinamarca. Los gobernantes no plantea proyectos claros y funcionales que ayuden a mejorar la calidad de vida de nuestros campesinos, y como ya es habitual,

únicamente aparecen en tiempo de elecciones realizando promesas que no van a cumplir y con temas muy diferentes y que no solucionan en nada la problemática del agua y saneamiento ambiental de esta zona del país.

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Bibliografía

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