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Métodos de cuantificación de las cargas de entrenamiento y competición

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La cuantificación del entrenamiento

es fundamental para

evaluar las respuestas del deportista a las cargas de trabajo y determinar la relación

entre el entrenamiento y el rendimiento. El entrenamiento se compone de tres

va-riables fundamentales: volumen, intensidad y frecuencia. El volumen y la frecuencia

son relativamente fáciles de cuantificar, mientras que la cuantificación de la

inten-sidad resulta más problemática. Entre los métodos de cuantificación utilizados

des-tacan los cuestionarios retrospectivos, los diarios, la observación directa y la

monito-rización fisiológica, basada generalmente en la determinación del consumo de

oxí-geno, la frecuencia cardiaca y la concentración de lactato sanguíneo. Otros

méto-dos utilizaméto-dos son la medición de la velocidad, que requiere de condiciones

ambien-tales estables, y la medición de la potencia, facilitada por recientes avances

tecno-lógicos, como el sistema SRM en ciclismo. Entre los métodos de cuantificación

subje-tivos destaca por su amplia utilización la escala RPE de Borg. Por último, se vienen

utilizando combinaciones de los distintos índices de intensidad para cuantificar las

cargas de entrenamiento y competición, tales como las relaciones frecuencia

car-diaca – lactato sanguíneo, frecuencia carcar-diaca – consumo de oxígeno, y

frecuen-cia cardiaca – lactato sanguíneo – potenfrecuen-cia.

Palabras clave: Entrenamiento, cuantificación, fisiología, test de laboratorio, rendimiento RESUMEN

Dr. D. Iñigo MUJIKA

MEDIPLAN SPORT, VITORIA-GASTEIZ

Métodos de cuantificación de las cargas de

entrenamiento y competición

endimiento en el deporte

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INTRODUCCIÓN.

La cuantificación del entrenamiento es una pieza clave de la preparación del deportista para la competición. Si se busca establecer y analizar relaciones de causa-lidad entre el entrenamiento realizado por el depor-tista y las adaptaciones fisiológicas y de rendimiento resultantes, es absolutamente indispensable cuanti-ficar de manera precisa y fehaciente la carga de tra-bajo realizada por éste. En otros palabras, no es posi-ble conocer los efectos del entrenamiento sin una cuantificación exacta del mismo. En este sentido es importante destacar dos consideraciones que de-ben de tenerse muy presentes a la hora de cuantifi-car el entrenamiento del deportista:

1. en un plan de entrenamiento existen tres ti-pos de cargas de entrenamiento que pueden variar entre sí de manera muy considerable y que no deben confundirse: la carga planificada

a principios de temporada; la carga prescrita el día en que debe llevarse a cabo; la carga reali-zada por el ciclista;

2. la carga de entrenamiento que debe ser cuan-tificada es la que ha sido efectivamente reali-zada por el deportista, no la carga de entrena-miento planificada a medio plazo ni la carga prescrita a corto plazo por el entrenador o preparador.

1. COMPONENTES DE LA CARGA DE ENTRENAMIENTO

El estímulo o carga de entrenamiento en el deporte de competición se describe habitualmente median-te la combinación de tres variables del entrenamien-to, como son el volumen, la intensidad y la frecuen-cia (Davies y Knibbs, 1971; Wenger y Bell, 1986). En general, se considera que estas tres variables provo-can una respuesta adaptativa en el organismo del deportista, la cual debería repercutir de manera di-recta sobre el rendimiento deportivo. Es por ello que resulta necesario tanto manipular como cuanti-ficar de manera adecuada cada uno de estos tres componentes del entrenamiento a fin de optimizar las adaptaciones del deportista y por consiguiente su rendimiento en competición.

1.1. VOLUMEN

El volumen es un componente fundamental de la carga de entrenamiento, sobre todo en los deportes de larga duración, y constituye la base de la carga de trabajo del deportista de resistencia. La mayoría de deportistas y

entre-nadores asumen que las mejoras de rendimien-to están relacionadas directamente con el vo-lumen de entrenamiento, por lo que los volú-menes de entrenamiento que se llevan a cabo son cada día mayores. Esta es una variable del entrenamiento que resulta muy fácil de cuan-tificar, ya que no es otra cosa que la distancia cubierta o el número de horas de entrena-miento en una fase determinada del plan de entrenamiento, ya sea una sesión, un microci-clo, un mesocimicroci-clo, un macrocimicroci-clo, o una tem-porada en su totalidad.

1.2. INTENSIDAD

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cardiaca, el consumo de oxígeno o la concen-tración de lactato sanguíneo, y otros en índi-ces subjetivos del esfuerzo, como la escala RPE («rating of perceived exertion» o valoración del esfuerzo percibido). La validez y utilidad de cada uno de estos métodos depende de diversos factores que serán analizados deta-lladamente más adelante.

1.3. FRECUENCIA

La frecuencia del entrenamiento, al igual que el volumen, resulta fácil de cuantificar, ya que es una variable que hace referencia al número de veces que el deportista se entrena en un periodo de tiempo determinado. La frecuen-cia y el volumen son variables del entrenamien-to que guardan una estrecha relación, ya que el segundo puede aumentarse o disminuirse mediante variaciones de la primera. A pesar de esta evidente relación y de la facilidad con la que ambas variables pueden ser cuantificadas, no existen trabajos de investigación que de-terminen los efectos de la manipulación de la frecuencia de entrenamiento sobre el rendi-miento para un volumen determinado de en-trenamiento

2. MÉTODOS DE CUANTIFICACIÓN

En la actualidad se utilizan principalmente cuatro métodos para recopilar datos del entrenamiento: cuestionarios retrospectivos, diarios, monitorización fisiológica y observación directa (Hopkins 1991). Los cuestionarios retrospectivos y los diarios son ins-trumentos que están estrechamente relacionados, ya que ambos consisten en obtener datos de la me-moria del deportista después de que la actividad del entrenamiento haya cesado, y ambos permiten ob-tener información sobre cualquier aspecto del en-trenamiento. Su diferencia principal estriba en la fre-cuencia de recopilación de datos y el método de administración: los cuestionarios se completan en una ocasión o de manera poco frecuente, y pueden ser administrados por alguien o por el propio deportis-ta; los diarios los administra el deportista a intervalos frecuentes con el objeto de obtener una fuente inin-terrumpida de datos de entrenamiento.

La observación directa llevada a cabo por el entre-nador o el científico del deporte durante la propia sesión de entrenamiento puede proporcionar da-tos sobre la mayoría de los aspecda-tos del entrena-miento.

Existen también varios métodos de cuantificación del entrenamiento de uso generalizado basados en la monitorización fisiológica, como son la medición del consumo de oxígeno, la frecuencia cardiaca, y la concentración de lactato sanguíneo (Hopkins 1991). Finalmente, hoy en día hay disponibles nuevos mé-todos de medición de la velocidad y la potencia en bicicleta, los cuales pueden aportar datos de gran utilidad sobre la intensidad en entrenamiento y en competición ciclista. Tanto los métodos de monitori-zación fisiológica como los de medición de la veloci-dad y la potencia proporcionan información sobre la intensidad de la actividad, y serán analizados en detalle más adelante.

2.1. CUESTIONARIOS RETROSPECTIVOS

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principal desventaja reside en la naturaleza sub-jetiva de los datos que proporcionan, ya que las preguntas pueden ser malinterpretadas, las respuestas distorsionadas de forma volunta-ria o involuntavolunta-ria, y la información requerida puede haberse olvidado.

Es posible mejorar el rendimiento de los cues-tionarios retrospectivos si se presta la aten-ción debida a detalles metodológicos como la construcción de las preguntas, el marco tem-poral, el método de administración, la realiza-ción de estudios piloto, la validez y fiabilidad, y la cumplimentación (Hopkins 1991).

2.2. DIARIOS

La principal ventaja de los diarios sobre los cuestionarios retrospectivos consiste en la validez de los datos, ya que éstos se recopilan poco después de la sesión de entrenamiento y en todas y cada una de la sesiones durante un periodo de tiempo prolongado. Por lo de-más, los diarios presentan diversas desventa-jas con respecto a los cuestionarios. La cum-plimentación resulta dificultosa a medida que avanza el tiempo, ya que los deportistas pue-den perder interés. En este sentido, es impor-tante recopilar los datos regularmente, animar al deportista a seguir cumplimentando el dia-rio, y diseñar diarios cortos y sencillos. Otro de los principales problemas es el enorme vo-lumen de datos que generan, por lo que resul-ta interesante que su diseño permiresul-ta transfe-rir los datos directamente al ordenador (Ho-pkins 1991).

2.3. OBSERVACIÓN DIRECTA

Prácticamente todos los aspectos del entre-namiento son susceptibles de ser cuantifica-dos mediante la observación directa. Las as-pectos que se cuantifican son generalmente el tipo, la duración y la intensidad de las sesio-nes de entrenamiento, pero también permi-ten evaluar cuestiones más subjetivas, como la impresión global del entrenador con respec-to al deportista. La observación directa elimi-na cualquier error subjetivo inherente al de-portista, pero introduce un error subjetivo procedente del observador. Es un método muy válido para la comparación de varios depor-tistas por parte de un mismo observador, así como para determinar intensidades de

entre-namiento basadas en ritmos y velocidades, siempre que el entorno lo permita. La princi-pal desventaja de este método estriba en la necesidad de la presencia constante de ob-servadores durante cada sesión de entrena-miento, lo cual exige una gran inversión en tiempo y/o dinero y puede resultar estresan-te para el deportista (Hopkins 1991).

2.4. MONITORIZACIÓN FISIOLÓGICA

Aunque un gran número de variables fisioló-gicas sufren modificaciones que de algún modo podrían ser indicativas de la carga de entrena-miento, son tres las variables que se utilizan habitualmente, en mayor o menor medida, para la monitorización de las sesiones de en-trenamiento: el consumo de oxígeno, la fre-cuencia cardiaca y la concentración de lac-tato sanguíneo.

2.4.1. CONSUMO DE OXÍGENO

La mayor parte del entrenamiento del depor-tista de resistencia se lleva a cabo con una de-pendencia prácticamente total del metabolis-mo aeróbico. La relación entre el consumetabolis-mo de oxígeno y la potencia desarrollada por el de-portista es prácticamente lineal en un rango de intensidades que va desde el reposo hasta el máximo estado estable. El consumo de oxí-geno en estado estable es por lo tanto un gran indicador de la intensidad de entrenamiento en estado estable. Por el contrario, la intensi-dad de esfuerzos cortos, como los que se lle-van a cabo durante las sesiones de entrena-miento interválico, no puede ser estimada a través del consumo máximo de oxígeno, ya que el tiempo de respuesta del sistema aeróbico es demasiado lento y este tipo de trabajo es habitualmente supramáximo (es decir, a poten-cias superiores a la potencia máxima aeróbi-ca) (Hokins 1991).

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entre-namiento de deportistas de diferente masa cor-poral y nivel de rendimiento competitivo. Otro de los aspectos positivos de la utilización

del consumo de oxígeno es que se trata de una medida muy estable de la intensidad de entrenamiento. Sin embargo, puesto que la medición del consumo de oxígeno requiere la utilización de aparatos que permitan recolec-tar y analizar el gas expirado, este tipo de me-dición se suele realizar en el laboratorio, utili-zando siempre ergómetros lo más adaptados posible a la realidad del deporte en cuestión. En los últimos años, se han comercializado apa-ratos portátiles que permiten la determinación del consumo de oxígeno del deportista en el terreno, pero su alto costo económico y de mantenimiento hacen que este tipo de moni-torización fisiológica resulte poco práctica y poco accesible para la mayoría de los depor-tistas.

2.4.2. FRECUENCIA CARDIACA

La frecuencia cardiaca muestra una respuesta al ejercicio similar a la del consumo de oxíge-no, por lo que puede utilizarse de manera pa-recida para estimar la intensidad del esfuerzo cuando la carga de trabajo se mantiene relati-vamente constante durante al menos unos poco minutos. Este método presenta como ventaja principal sobre el consumo de oxíge-no que es mucho más sencillo, práctico y eco-nómico (Hopkins 1991). Los monitores de fre-cuencia cardiaca, o pulsómetros, se han con-vertido en útiles de entrenamiento de uso generalizado en los últimos años. El pulsóme-tro consiste en una unidad sensora que se coloca alrededor del pecho con la ayuda de una banda elástica y que transmite una señal derivada de la actividad eléctrica del corazón a una unidad receptora en forma de reloj que se coloca en la muñeca del deportista o en el manillar de la bicicleta en el caso del ciclismo. Esta unidad muestra y registra la frecuencia cardiaca, y este registro puede leerse poste-riormente en el propio reloj o descargarlo a un ordenador para analizarlo de manera por-menorizada.

La intensidad de ejercicio puede expresarse de diversas maneras mediante la medición de la frecuencia cardiaca. La frecuencia cardiaca absoluta es útil para que cada deportista

mo-nitorice la intensidad del trabajo día a día. La frecuencia cardiaca expresada como porcen-taje de la máxima tiene la ventaja de corregir las diferencias en la frecuencia cardiaca máxi-ma que se dan entre individuos. También pue-den tenerse en cuenta las diferencias interin-dividuales en la frecuencia cardiaca de reposo, y expresar la intensidad de esfuerzo como por-centaje de la reserva cardiaca, es decir: (fre-cuencia cardiaca de entrenamiento – frecuen-cia cardiaca de reposo)/(frecuenfrecuen-cia cardiaca máxima – frecuencia cardiaca de reposo) x 100 (Karvonen y Vuorimaa 1988).

Otro método de cuantificación de la carga de entrenamiento basado en la frecuencia cardiaca es el «impulso de entrenamiento» («training impulse» o TRIMP) (Banister 1991). El TRIMP es un índice global de la carga de entrenamien-to que integra el volumen y la intensidad del mismo. Así, la carga de una sesión puede calcu-larse multiplicando el volumen de entrena-miento por su intensidad, determinada en fun-ción de la frecuencia cardiaca y un factor de ponderación que tiene en cuenta el aumento exponencial de la concentración de lactato en función de la intensidad. En definitiva, el TRIMP = A x B x C, donde A es el tiempo de entrena-miento en minutos; B es (frecuencia cardiaca media de la sesión / frecuencia cardiaca de reposo)/(frecuencia cardiaca máxima – fre-cuencia cardiaca de reposo); y C es 0,64 x e1,92 x B para los hombres, y 0,86 x e1,67 x B para

las mujeres; e es el logaritmo neperiano con un valor de 2,712 (Banister 1991). Esta uni-dad ha sido utilizada para describir la carga de ejercicio de las distintas modalidades de eta-pas contrarreloj y en línea en las grandes vuel-tas por etapas del ciclismo profesional (Padilla y col. 2000, 2001).

2.4.3. CONCENTRACIÓN DE LACTA-TO SANGUÍNEO

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sanguí-neo suele alcanzar un estado estable a los po-cos minutos de iniciar la actividad. Además, la relación entre la concentración de lactato en estado estable y la potencia desarrollada es altamente reproductible. Esto hace que una intensidad determinada de entrenamiento en estado estable y de duración relativamente lar-ga pueda expresarse en términos de concen-tración de lactato.

La aparición en el mercado de analizadores de lactato sanguíneo pequeños, de utilización sen-cilla y relativamente asequibles desde el pun-to de vista económico han hecho de este mé-todo de monitorización fisiológica uno de los más utilizados en el mundo del deporte. Sin embargo, cuando la intensidad del esfuerzo es tal que la concentración de lactato aumenta de manera curvilínea y no alcanza un estado estable antes de que el sujeto llegue al

agota-intensidad de entrenamiento determinada puede expresarse en términos de una con-centración concreta de lactato sanguíneo, o en relación a las concentraciones de lactato de referencia (Hopkins 1991).

2.5. MEDICIÓN DE LA VELOCIDAD

En deportes cíclicos como la natación o la ca-rrera a pie, se utiliza habitualmente la veloci-dad como indicador de la intensiveloci-dad del ejer-cicio. La velocidad puede ser un índice que refleje fielmente el gasto energético del depor-tista en condiciones constantes, pero este no suele ser el caso en deportes con condicio-nes ambientales cambiantes como el ciclismo. Por ejemplo, mejoras en la aerodinámica del ciclista pueden permitirle alcanzar velocidades superiores sin que ello suponga un costo ener-gético adicional. Otro claro ejemplo de la

au-miento, este parámetro deja de ser un indica-dor válido de la intensidad de ejercicio. Otro de los inconvenientes de este método es que resulta poco práctico monitorizar la intensidad de cada sesión de entrenamiento mediante la extracción y análisis de muestras de sangre capilar. Es por ello que el método utilizado habitualmente consiste en expresar la intensidad de entrenamiento en referencia a ritmos de trabajo correspondientes a con-centraciones de lactato sanguíneo determina-das mediante pruebas de esfuerzo realizadetermina-das previamente en el laboratorio. Estas pruebas permiten establecer un perfil de lactato para cada deportista, y establecer concentraciones

sencia de relación estable entre la velocidad y la intensidad de ejercicio sería el ciclismo en terreno montañoso: mientras el ciclista as-ciende la velocidad es baja, mientras otros in-dicadores de la intensidad como la frecuen-cia cardiaca, el consumo de oxígeno o la po-tencia son altos; en bajada, sin embargo, la ve-locidad es alta pero la frecuencia cardiaca y la potencia son bajas (Jeukendrup y Van Die-men 1998).

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veloci-potencia que tiene que desarrollar, y por con-siguiente su consumo de oxígeno y su fre-cuencia cardiaca se ven reducidos a causa de la reducción en la resistencia del aire (McCo-le y col. 1990).

2.6. MEDICIÓN DE LA POTENCIA

Recientes avances tecnológicos han hecho po-sible medir la potencia desarrollada sobre la bicicleta, no ya en el laboratorio, sino en el te-rreno. Estos aparatos de medición de poten-cia (como el SRM o el Power Tap) se colocan en la bicicleta y permiten medir y registrar tan-to la potencia como la cadencia de pedaleo y la velocidad. Así, se puede estimar la intensidad de ejercicio mediante la monitorización del producto del trabajo muscular, es decir la po-tencia desarrollada (Jeukendrup y Van Diemen 1998). El sistema SRM (Schoberer Rad

Mess-deformación. El fabricante de este aparato afir-ma que su precisión es de ± 2,5%.

La potencia podría ser el indicador más directo de la intensidad de ejercicio en entrenamiento y competición, y bien podría ser utilizada para estimar el gasto energético, ya que se considera que la eficiencia mecánica, calculada como el trabajo realizado dividido por la energía consu-mida, es relativamente constante (Gaesser y Brooks 1975). Sin embargo, la potencia desa-rrollada no siempre puede utilizarse para man-tener una intensidad de entrenamiento deter-minada, dada su gran variabilidad sobre el te-rreno (Jeukendrup y Van Diemen 1998).

2.7. ÍNDICES SUBJETIVOS DEL ESFUER-ZO

La percepción que cada deportista hace del esfuerzo realizado en el entrenamiento puede

technik) consiste en un medidor de potencia SRM (biela instrumentada), un control de po-tencia SRM (microordenador montado en el manillar que registra y muestra los datos) y un cable sensor que permite transferir los datos al microordenador. Se han desarrollado siste-mas SRM específicos para bicicletas de pista, carretera y montaña. Según los informes del fabricante, la precisión del sistema aumenta con el número de galgas de deformación que con-tenga: dos, ± 5%; cuatro, ± 2%; ocho, ± 0,5%). Otro aparato que ha aparecido más reciente-mente en el mercado, el Power Tap, también consiste en un microordenador que registra y muestra datos, un cable sensor y un buje para la rueda trasera que cuenta con ocho galgas de

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Otra escala más reciente y tanto o más prácti-ca que la esprácti-cala RPE es la esprácti-cala propuesta por Hawley y Burke (1998). Al acabar cada se-sión de entrenamiento, el deportista debe eva-luar la misma de acuerdo a la siguiente escala de cuatro puntos: 1. me he sentido bien du-rante toda la sesión; he mantenido el ritmo re-querido y he completado la sesión; podría ha-ber hecho más; 2. me he sentido bien en algu-nos momentos de la sesión; he terminado la sesión pero he tenido dificultades para man-tener el ritmo requerido, sobre todo al final; 3. me he sentido bastante mal en algunos mo-mentos de la sesión; he tenido dificultades para completar la sesión; 4. me he sentido muy mal durante toda la sesión, muy pesado y cansado; he tenido que bajar el ritmo para completar la sesión; debería haber descansado (Hawley y Burke 1998).

2.8. COMBINACIONES DE LOS DISTIN-TOS ÍNDICES DE INTENSIDAD

Los índices de intensidad de entrenamiento que se han citado anteriormente han sido re-lacionados entre ellos para obtener medidas más precisas, útiles y válidas de cara a la cuan-tificación del entrenamiento. A continuación se citan varias de estas combinaciones y sus

2.8.1. RELACIÓN FRECUENCIA CAR-DIACA – LACTATO SANGUÍNEO

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2.8.2. RELACIÓN FRECUENCIA CAR-DIACA – CONSUMO DE OXÍGENO

Esta relación también es utilizada habitualmente para prescribir intensidades de entrenamien-to. Existe la consideración generalizada de que un porcentaje dado de la reserva cardiaca es equivalente al mismo porcentaje del consumo máximo de oxígeno de cara a la prescripción de intensidades de entrenamiento. Sin embar-go, esta relación no ha sido establecida en es-tudios científicos. Una investigación publicada por Swain y Leutholtz (1997) estudió la hipó-tesis de que un porcentaje determinado de la reserva cardiaca es equivalente al mismo por-centaje de la reserva de consumo de oxígeno (es decir, la diferencia entre el consumo de oxígeno de reposo y el máximo). La conclu-sión de su investigación fue que un porcenta-je de la reserva de frecuencia cardiaca no de-bería considerarse equivalente al mismo por-centaje del consumo máximo de oxígeno, sino al de la reserva de consumo de oxígeno, y que esta es la relación que debería utilizarse a la hora de prescribir intensidades de entrena-miento (Swain y Leutholtz 1997).

2.8.3. RELACCIÓN FRECUENCIA CAR-DIACA – LACTATO SANGUÍNEO – POTENCIA

Padilla y colaboradores, al igual que otros au-tores, se han servido de la relación entre

es-tos tres índices de intensidad de ejercicio para describir la intensidad y la carga de trabajo durante los distintos tipos de carrera contra-rreloj (Padilla y col. 2000) y de etapas en línea (Padilla y col. 2001) en las grandes vueltas ci-clistas por etapas (Tour de Francia, Giro de Italia, Vuelta a España). Para ello, estos autores llevaron a cabo pruebas de esfuerzo progresi-vas en el laboratorio, en las que determinaron la relación entre la frecuencia cardiaca y la potencia desarrollada, así como la frecuencia cardiaca y la potencia correspondiente a valo-res de concentración de lactato sanguíneo de referencia (el umbral individual de lactato y la concentración de lactato de 4 mmol/l). Una vez establecidas estas variables, registraron la frecuencia cardiaca de los ciclistas profesio-nales durante la competición, y basándose en los resultados obtenidos en el laboratorio pudieron establecer los valores medios de frecuencia cardiaca a los que se desarrolla cada modalidad de competición, así como es-timar las potencias medias desarrolladas por los ciclistas en competición, tanto en térmi-nos absolutos como relativos a la potencia aeróbica máxima establecida en el laborato-rio. Así mismo, pudieron describir los tiem-pos de trabajo a las intensidades correspon-dientes al umbral individual de lactato y a la concentración de lactato de 4 mmol/l (Padilla y col. 2000, 2001).

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