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El Objeto a de Lacan - Guy Le Gaufey-

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GUY LE GAUFEY

El

objeto

a

de Lacan

(

.

3Pgie

ecole lacanienne de psychanalyse

2011

(3)

Indite

Prefacio Argumento general

COrno el objeto a y por que 1. Primeros esbozos

9 15 15 17 I. El equivoco a mimiscula/otro con minilscula

[petit a/petit autrel 18

H. El objeto metonimico 22

III. El objeto en tanto corte 29

2. El objeto parcial 35

I. La etica y das Ding 35

II. El agalma 39

HI. El objeto parcial 41

IV. El nihil negativum 47

3. El rememorar y el juzgar 51

4. El objeto pulsional 55

I. La pulsion parcial en Freud 55

II. La pulsiOn y su objeto 58

III. El objeto a como resto de la dialectica especular 62

a. El objeto causa 65

b. La pulsiOn y su trayecto 66

5. La reliquia 71

I. El viraje agustiniano 72

II. La reliquia medieval en el fundamento

del orden social 80

III. Ensenanzas de la reliquia 85

6. Pascal, el libertino y los milagros 89

I. El personaje del libertino 90

a. El milagro de la Santa Espina: la historia 93

Patricia Garrido Mara La Madrid Gloria Leff Marcelo Pasternac (director) ecole lacanienne de psychanalyse TraducciOn de Nora Pastemac.

EdiciOn al cuidado de Mara La Madrid. Portada: realizada por el Consejo Editorial.

Copyright por: Editorial Psicoanalitica de la Letra, A.C. Av. San Jeronimo 861

Colonia San Jeronimo Lidice C.P. 10200

Mexico, D.F

Reservados todos los derechos. Ni todo el libro ni parte de el pueden ser repro-ducidos, archivados o transmitidos en forma alguna mediante algun sistema electrOnico, mecanico o cualquier otro sin permiso del editor.

Miembro de la Camara Nacional de la Industria Editorial ISBN: 978-607-9006-01-3

Prirnera edition en espanol 2011 Impreso en Mexico

Printed in Mexico

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8 El objeto a de Lacan

II. Blaise Pascal y los limites de Ia raz6n 98 III. De los milagros a la doctrina: la circularidad

de la evidencia 105

7. El objeto de la hipnosis 109

I. De la hipnosis a la regla fundamental:

Freud 1887-1896 110

II. La hipnosis al reves 118

III. El analista como objeto de la hipnosis y como

objeto a 121

8. Tres pre,decesores 129

I. La introducciOn del cero por Simon Stevin

(1548-1620) 130

II. La introducci6n del punto de fuga por

Brunelleschi (1425) 135

III. La introducciOn del papel moneda a fines del

siglo XVII 138

IV. El element° perturbador y su lOgica 144

9. La variable y el pronombre 151

I. La variable y el pronombre 152

II. La eliminaciOn de los terminos singulares

en lOgica 156

HI. Variable y falo: "Ia carta-de-arriba" 159

10.La resoluciOn de la metafora 167

I. El deseo "de otra cosa" 168

II. El tartamudeo central de la metafora patema 172

III. El pliblico de la metafora 178

Conclusion: el "deseo de la madre", una variable 180

11.E1 a-bjeto [L'AB-JET] 181

I. El objeto de ninguna consistencia 182

II. Un tartamudeo decisivo: "... eso no es eso"

[" ce n'est pas ca"] 187

III. El objeto a: zsustituible o no sustituible? 191

indice onomastico 195

Indice tematico 199

Prefacio

El texto que leeran fue escrito hace más de quince airios y tom6 cuerpo luego de un trabajo de cartel iniciado a comienzos de los atios noventa. En ese entonces les habia propuesto a Cecile Drouet, Daniel Roquefort y Jean-Louis Meurant que nos reunieramos regularmente con el fin de llevar a cabo una tarea precisa: inventariar metedicamente desde Les formations de l'inconscient con su "objeto metonimico" hasta L'angoisse,1 todos los pasajes en los que se encontraba utilizada la expresiOn "objeto a".

Pensaba que ese concepto habia alcanzado una velocidad de crucero con su objeto "causa del deseo" (a pesar de numerosas modificaciones y complementos ulteriores). Efectuamos ese trabajo con minucia y perseverancia, recompensados rapidamente por una mejor percepci6n del recorrido seguido por Lacan en su "invencion" —el termino es suyo— de ese "objeto a" que, respecto a la inte-leccion que se podia tener de el, permanecia aprisionado en la maraiia de los seminarios donde la diversidad de los temas, Ia multiplicidad de las referencias y los azares de la palabra magistral, dejaban a este "objeto" en una con-fusiOn presta a todos los errores de lectura. Entre otros, el de una apariciOn subita de este "objeto" solo debida al genio fulgurante de Jacques Lacan, cuando al seguirlo asi, paso a paso, se hada evidente que Lacan habia jugueteado

' Los seminarios de Jacques Lacan en trances pueden consultarse en el sitio en intemet de la kole lacanienne de psychanalyse, http://www.ecole-lacanienne. net, Biblioteca, Stenotypies: version JL; version no JL; en versiOn critica IN. de e.i.

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•'

10 El objeto a de Lacan

bastante antes de poder extraer con ese nombre lo que perseguia desde hacia mucho tiempo como la "cosa freu-diana", que debia ser aprehendida no solo en el texto freudiano que le habia servido de base, sino realmente

mas allti de ese texto como lo que constituye su objeto

pro-piamente dicho, su meta y no su sentido.

Más tarde me apoye sobre ese paciente trabajo colec-tivo para darle la forma de un seminario personal, en funciOn de un metodo de lectura que yo experimentaba por otra parte al escribir L'incompletude du symbolique2 [La incornpletud del simbOlico] o La eviccion del origen.3 Consideraba —considero todavia— que se desglosa mejor lo que esta en juego en un texto teOrico si se introducen con precaucion y reflexion algunas palancas exteriores de las que el autor apenas tuvo una idea o la oportunidad de traerlas a colaciOn, que a la vez revelan el proyecto y permiten desprenderse del poder de sugestiOn, a veces casi hipriOtico, del texto mismo. Un interes ulterior por la reliquia abria perspectivas atrayentes para encarar el objeto metonimico; la nociOn de variable, esclarecida por Quine, era suficiente para aproximarse al curioso estatus existencial del objeto a. Me aboque al trabajo.

Debo ofrecer algunas explicaciones sobre la forma que esta actividad de seminario llegO a tomar para- mi en esa epoca. Desde 1985 a 1989, habia impartido anualmente un seminario regular, cada quince dias, como muchos lo hacian en esos arios bajo la egida de la entonces jovencl-sima ecole lacanienne de psychanalyse. Una veintena, una treintena de personas, asistian a esas sesiones que yo pre-paraba e impartia con placer. Cada preparacion —unas diez paginas, o sea una hora, una hora y cuarto de presen-taci6n seguida por una hora de discusion— me ponia en la situaciOn de escribir una larga carta a un corresponsal

G. Le Gaufey, L'incomplaude du symbulique, Epel, Paris, 1991. G. Le Gaufey, La eviccion del origen, Epeele, Mexico, 2007.

Prefacio 11

anonimo: no tenia el tenor de un libro o de un articulo que se lee y relee, que se corrige, que se propone a un comite de lectura antes de que pueda, una vez más, ser corre-gido y publicado. No, la redacciOn de esas paginas tenia algo más fluido. Ciertamente yo releia y corregla mucho (inarcisismo manda!), pero en quince dias no tenia ni las ganas ni el tiempo de pulir mucho más. No eran nunca notas que yo comentaba, sino realmente textos escritos, entre otras cosas porque no se hacer planes y solo logro ordenar algunas ideas alineando frases plenas y enteras. De hecho, aparte de algunas tachaduras que hice al hilo de la presente traduccion, van a leer practicamente lo que tenia entre manos en el momento de partir para cada sesi6n de seminario.

Al cabo de cinco arms con ese regimen, ocurrio una cosa que no habia previsto. Asi como la postura del con-ferencista me convenia (y me conviene todavia), de la misma manera la del enseriante frente a los alumnos no me sienta. Eso lo supe desde que termine mis estudios supe-riores, puesto que el trabajo normal de los estudios de historia que fueron los que realice primero (de semi6tica, luego), no era otro que el de la via docente y yo la habia desechado entonces sin la menor vacilaciOn, apoderan-dome de la practica analltica desde que me fue posible hacerlo para asegurar mis necesidades (itanto vitales como intelectuales!). Ahora bien, al cabo de algunos arios de enserianza continua, con esos seminarios quincena-les, evidentemente me encontraba fabricando alumnos. Todos muy simpaticos, seguramente, salvo que la fibra pedagogica seguia faltandome, seguia sin tener ganas de ponerlos a trabajar, de seguir sus esfuerzos, etc. No era muy amable de mi parte, pero no me vela a mi mismo cultivando talentos cuando no podia. Decidi romper el ritmo regular (base fisica de la transferencia) y no dar un seminario a menos que tuviera el sentimiento precis() de que tenia algo que decir. Sin embargo, cautivado por el

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12 El objeto a de Lacan

libro de Ernst Kantorowicz, Los dos cuerpos del rey,4 volvi a insistir a los dos arios con un seminario titulado Le corps

legitime [El cuerpo legitimot Luego me abstuve

has-ta 1994 cuando, despues de una exposiciOn en Dublin sobre el objeto a, send la necesidad de poner en claro las cosas, en primer lugar para mi, hasta tal punto segulan estando embrolladas en los demasiado numerosos datos textuales de los seminarios de Lacan.

A partir de alli me dedique a esta actividad de semi-nario más o menos cada tres arios. Invitado a ejercerla en America Latina, aprecie el hecho de desarrollar el conjunto de un seminario en un solo fin de semana. Eso facilita la concentraciOn alrededor del tema, en tanto que la fOrmula quincenal toma facilmente la forma de una palabreria ali-mentada por la actualidad libresca e institucional, al punto que las consideraciones politicas priman sobre la consis-tencia del saber comprometido. Por lo tanto adopte esta fOrmula en Paris mismo y la proseguire de esta manera mientras tenga la fuerza y el material para hacerlo.

Desde 1985 considers que lo que habia dicho en el curso de un ano en un seminario habia sido hecho publico y por esa razOn, en la Ultima sesiOn, le daba a cada participante del seminario una fotocopia engargolada de los textos de todas las sesiones. Nunca supe bien cual fue el destino de esos textos. Con los progresos de la red, a partir de los arios 2000, cree no un sitio propiamente dicho, sino una pagina web a partir de la cual es posible descargar cualquier texto que yo haya escrito, publicado o no (http:web.me. com/Iegaufey) y, por supuesto, subi los seminarios.

Por lo tanto no tenia ninguna preocupaci6n editorial con respecto a ellos y al principio no hice caso de los amigos que, al tener conocimiento de esos textos, me pro-pusieron realizar una traduccion de manera que pudieran

' Ernst Kantorowicz, Los dos cuerpos del rey, Alianza Editorial, Madrid, 1985.

Prefacio 13

alcanzar a un public° hispanico. La amistosa insistencia de Gloria Leff, la diligencia de Epeele y de su director Marcelo Pasternac, el lujo de ser traducido por Nora Pas-ternac, terminaron con mis resistencias.

30 de abril de 2011 Guy Le Gaufey

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Argumento general

Como el

objeto a y

por que

El objeto a —del que Lacan pretendla que era su nnica invenciOn— data del comienzo de los anos sesenta. Seguiremos parcialmente su genesis a lo largo de cierto ntimero de sus seminarios, con el unico fin de estable-cer de entrada las tres cualidades que lo singularizan:

no especular, parcial y pulsional. Pero la localizaciOn de las

citas solo tendra interes si se puede entrever a que orden de necesidad respondia entonces esta inyenciOn. En pri-mer Lugar, seguramente, para dar continuidad a lo que Freud habia apuntado como el "objeto perdido de la pri-mera satisfaccion". Pero cuando se considera altamente mitica la citada "primera satisfaccion", como ocurrin con Lacan, Lde que manera se puede sostener la pertinencia de este "objeto perdido"? Dificultad tipica de las rela-ciones textuales Lacan-Freud. El "objeto metonfmico" pro-movido por el seminario La relation d'objet et les structures

freudiennes,1 por muy astuto y evocador que sea, no tiene

en lo que a el se refiere ningOn rigor intrinseco. Veremos que este es el caso de un objeto metonimico por excelencia: la reliquia, privada, familiar o religiosa.

Estos enfoques (y algunos otros) no habrian conver-gido hacia este objeto a si Lacan no hubiese Ilegado a una definicion sin precedente del sujeto. Nos dedicaremos

1 J. Lacan, La relation d'objet et les structure:; freudiennes, estenotipia version

JL. [En espanol: La Relarion de Objeto, traducciOn de Enric Berenguer de la redaccion realizada por J-A. Miller, l'aidOs, Buenos Aires, 19941

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entonces a mostrar que semejante sujeto no podia ya tener

que ver con el objeto clasico, el gegen-stand, y que ape-laba por si solo a la Ilegada de un nuevo objeto —ique

• azar!— heredero, desde su apariciOn, de cualidades

extremadamente cercanas a las del sujeto que sera en • adelante el suyo: tan refractario como el a caer bajo el • efecto de una unidad "unificante", a ser un "individuo", tan poco especular aunque igualmente inscrito en el • orden libidinal y pulsional.

que sujeto y objeto a deben estar, con tanto cuidado, man- Desde entonces el problema es, sin cesar, doble: zpor • tenidos aparte del orden narcisista reservado al yo y a sus objetos, todos ellos solidamente individuados? ,Acaso no • sera porque el gran reservorio de elementos no-narcisistas que para Lacan era el inconsciente freudiano (el Ubw) • se agoto? LO que al menos, para el, ya no era más que una hipOtesis, netamente menos hospitalaria que la bolsa del Ello freudiano? zCOmo entonces hacer existir un no- • narcisista, dado que esta entendido que cualquier cosa puede ser narcisizada? El catheter fundamentalmente

sustituible del objeto de la pulsien, ya sostenido por Freud,

aparece en esta perspectiva como no perteneciente al • orden de la simple constatacion clinica, sino más bien, revelador de ese "cualquier cosa" antes de que se vuelva • un "esto", un "aquello". Es porque los "cualquier cosa" no estan formados de cualquier manera que hay cierto interes, • clinico entre otros, de llegar al objeto a.

Capitulo 1

Primeros esbozos

Propongo que nos acerquemos a ese periodo de la en-setianza de Lacan en el curso del cual liege a "inventar" (es su termino, y no sin razor' como se vera) ese famoso

objeto a u objeto a mimjscula [objet petit a] como se tome el

habit() tambien de enunciarlo.

El objeto a es, en efecto, de aparicion relativamente tardia en esta ensehanza; si el termino significante y más atra el triptico Imaginario/Simbolico/Real estan en trabajo desde el comienzo —recibiendo ciertamente reto-ques, reelaboraciones, precisiones, pero ya ahi—, antes del inicio de los ahos sesenta el termino objeto a no se encontraba alli con el valor y la significacien que le damos hoy. Y, contrariamente a otras invenciones o hallazgos de Lacan, no es facil fechar esta aparicion de manera simple y clara. No hay un momento, una sesien de semina-rio, en el que Lacan habria dado con toda claridad las coordenadas minimas a partir de las cuales se dejaria pensar lo que llamamos hoy objeto a, y se puede saber por que.

16 El objeto a de Lacan

(9)

• 18 El objete a de Lacan

I. El equivoco a minfiscula/otro con minuscula

[petit a/petit autre12

Entre otras cosas porque la letra "a" estaba desde hada mucho tiempo en funciOn, al menos desde el largo period() de constituciOn del grafo llamado "del deseo", es decir en Les formations de l'inconscient, en el que se ye a ese grafo hacer su entrada desde la primera sesiOn, y en

Le desir et son interpretation. A todo lo largo de esos

semi-narios la expresiOn "a minnscula" se encuentra bastante a menudo cdn una significacion muy clara, se trata de "otro con mimiscula" [petit autre], pues "a" es extraido acro-fOnicamente de autre, como tambien en la misma epoca, A es extraido acrofonicamente de grand Autre [otro con maynsculaj. Y entonces, con esta letra "a", Lacan designa sin ambigiiedad al otro especular que en la etapa final del grafo, tal como se lo puede leer en los Escritos, Ilega a escribirse i(a) y se encuentra en el piso inferior, frente a la letra m que sirve para designar al yo [moi].

La dificultad de lectura que podemos tener nosotros, lectores de hoy que sabemos demasiado sobre la conti-nuaciOn de los acontecimientos, consiste en que este otro con mintiscula es concebido absolutamente como un objeto. Más aim: la formula de la fantasia que permane-ci6 sin cambios hasta el fin, a saber <> a, hace aparecer efectivamente esa a minilscula como objeto en su relacion marcada por el poincon, figura de rombo, con un sujeto, el "sujeto tachado".

Prirneros esbozos 19

Por lo tanto, va a ser necesario orientarnos primer() en este decorado cambiante donde las mismas letras sirven pa-ra designar "realidades" sensiblemente diferentes y, aiim en el caso que nos ocupa, francamente opuestas. En efecto, para decirlo directamente, las tres propiedades notables de este objeto a mindscula vendran, al termino de este recorrido, a hacer reconocer su naturaleza: 1°) pulsional, 2°) no especular, 3°) parcia1.3 Ahora bien, a lo largo del tiempo de constituci6n del grafo en el que esta letra "a" es constantemente utilizada, no posee practicamente

ninguno de estos valores.

Veamos una primera cita (Le desir et son interpretation, 10 de diciembre de 1958):

Esa relacion del sujeto en tanto tachado, anulado, abolido por la accion del significante, y que encuentra su soporte en el otro, en lo que define para el sujeto que habla el objeto como tal [.. 1 este objeto prevalente del erotismo humano, Ia imagen del cuerpo propio en sentido amplio [...14

Es dificil que se pueda ser más claro: la imagen del cuerpo propio es el objeto que sostiene al sujeto en el pun-to mismo de su desfallecimienpun-to, es decir, de su funcio-namiento normal en relacion con el significante. Basta simplemente con acentuar las cosas subrayando ese genero de cita, para dejar adivinar la dificultad formal con la cual Lacan se encontraba confrontado: esta imagen del cuerpo se encuentra situada tambien frente al yo [moi] (en el grafo asi como en el estadio del espejo) como frente al sujeto. Tenemos con bastante claridad el indice de semejante equivoco en Les formations de l'inconscient; por

= Las expresiones en frances grand Autre y petit autre seran vertidas aqui del siguiente mode: "otro con mayriscula" y "otro con miniascula"; 1- grand Autre remite a la letra A en el "Algebra lacaniano' y 2- petit autre remite al "a" del "esquema L" o a "i(a)" del "grafo del deseo"; J. Lacan, Escritos, tra-ducciOn de Tomas Segovia, Siglo XXI, Mexico, 1984, pp. 147, 784, 788, 795, 797 [N. de e.l.

= No olvido al objeto "causa" del deseo, pero esta determinacion, no so-lamente no interviene antes del seminario L'angoisse, sino que no es estructu-ralmente tan importante como estas tres propiedades. Más exactamente: esa determinacion puede ser derivada a partir de ellasNota de autorl.

En este caso y en el resto de esta publicacion, hemos optado por traducir directamente del texto de los seminarios citados por el autor en frances, inde-pendientemente de Ia existencia de variadas traducciones que pueden circular en espanol [N. de tl. Le desir et son interpretation, estenotipia, version JL.

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20 El objeto a de Lacan Primeros esbozos 21

ejemplo, en la sesiOn del 18 de diciembre de 1957 cuando • Lacan coloca el "yo" [je] (que no es exactamente el sujeto,

por cierto) en el lugar que sera a continuacien el del • yo [mod.

Como la identificaciOn especular vuelve imposible la dis-criminaciOn entre el yo [moil y la imagen especular, esto • equivaldra a sostener en sordina que, en el fading que le impone la maquina significante, el sujeto no tendria otro • recurso que un recurso yoico. Ahora bien, otras

• ciones dadas por Lacan en distintos momentos dejan entender que no es eso hacia lo que el tiende. Le es nece- • sario instalar un minimo de diferencia entre imagen y objeto, entre lo que terininard por escribirse i(a) y a, sin • que por ello sean vueltas a poner en tela de juicio las

adquisiciones del fundamento especular del yo.

Y esto atm más, cuando despues del seminario sobre • las psicosis esta en vias de entrar en vigor, a todo lo largo de los seminarios, una suerte de teorema fundamental • que se vera jugar a continuaciOn en diversos niveles: alli donde el simbolico desfallece, por cualquier razOn • que sea, interviene el imaginario, "suple" al defecto • simbOlico. Esto apareci6 claramertte con el estudio de la forclusiOn en las psicosis, donde el delirio es leido como • eflorescencia imaginaria en ese defecto muy particular y central de simbolizaciOn al que ciente entonces la men- • cionada nociOn de forclusiOn. Pero a todo lo largo de este periodo de constituciOn del objeto a, no cesaremos de ver

• en accion un teorema fundamental de Lacan, tan esen-cial para describir el funcionamiento de la fantasia, de la • fobia, asi como del delirio.

• En el lugar de una simbolizacion que no llega a efec-tuarse, el imaginario se ocupa de enfrentarla solo con • los medios del narcisismo. Es a partir de una considera- • ciOn basal de este orden como se puede comprender por

que Lacan se opuso muy tempranamente a la traducci6n oficial del famoso Wo es war, soli Ich werden, traduci-do como "El yo debe desalojar al ello". Puesto que el yo es concebido como especular e imaginario, no es a el al que hay que llamar al rescate en casos de dificultad; muy por el contrario, es más bien siempre el yo el que, con el pretexto de "salvar los muebles", como dicen los franceses, o sea limitar en lo posible los datios frente a una posible catas-trofe simbOlica, complica la situaciOn. "AIli donde era el real, yo [je] debo advenir", pero je [yo no imaginario] no advendra más que si se Ilega a saber que hacer con un

moi [yo imaginario] cada vez más cargoso en su mania de jugar a ser el relleno, el tapOn de los agujeros de la situa-ci6n catastrefica.

Era entonces necesario establecer una distincion clara que permitiese separar dos entidades tan disimiles y fue precisamente a medida que producia su definician del sujeto tachado como Lacan diferenci6 netamente sujeto y yo [moi], dando asi cuerpo progresivamente al objeto a.

Otro indice de ese movimiento de clarificaciOn: mien-tras el viraje no habia sido realizado, mienmien-tras flotaba la indistinciOn de la que hablo, Ia intersubjetividad seguia teniendo aceptacion. Ocurria entonces, para Lacan, que un sujeto tenia que verselas con otro sujeto y habia efectivamente un espacio "intersubjetivo". Ahora bien, una vez planteados correctamente el sujeto tachado y el

objeto a —es decir desde el seminario Le transfert...5 y más

atm desde las primeras sesiones de L'identification6— la intersubjetividad se encontrO rotundamente denunciada, proscrita, y Lacan IlegO hasta a excusarse (sin olvidar

J. Lacan, Le transfert, dans sa disparite subjective, sa pretendue situation, ses

excursions techniques [La transferencia, en su disparidad subjetiva, su pretendida situacion, sus excursiones tecnicas], en versiOn critica, stecriture. [En espanol: La Transferencia, traduccion de Enric Berenguer de Ia redaccion de J-A. Miller,

PaidOs, Buenos Aires, 2006.]

° J. Lacan, seminario L'identification [La identificacion], estenotipia versiOn JL.

(11)

Primeros esbozos 23 22 El objeto a de Lacan

completamente que la habia sostenido como tal) pretex-tando de todos modos que no la habia formulado más que con fines pedagogicos... Semejante viraje nos sena-la que una operaciOn de gran amplitud se desarrollo en el curso de esos atios y la invenciOn del objeto a no puede ser

apreciada en su justa medida mas que si se la considera como una pieza de un rompecabezas. Es al aumentar un poco el marco y, por lo tanto, arriesgandonos de entrada a cierta complejidad, como Ilegaremos a abrir paso a algunas lineas claras de comprension de esta invenciOn.

II. El objeto metonimico

Otro punto debe ser localizado con cierta precision antes de que nos embarquemos en el detalle de las operacio-nes textuales que efectUan ese viraje de significacien: se trata de darnos cuenta de lo que Lacan expreso con el termino de "objeto metonimico". La expresion se forj6 esencialmente en el curso del seminario anterior sobre la relacion de objeto, a todo lo largo del comentario del caso del pequeiio Hans. Pero no es tan facil comprender lo que Lacan acomoda en este casillero.

Luego nos inclinaremos con mucha más amplitud sobre esta nocion clave de objeto metonimico, espe-cialmente al estudiar de cerca ese objeto muy especial que merece ser llamado una reliquia. Pero antes de esas precisiones que no seran forzosamente comentarios de seminario (pues Lacan casi no use esta nociOn de reliquia), importa apreciar lo que el deslizaba en esta expresiOn de objeto metonimico.

Al final de la sesiOn del 5 de febrero de 1958,7 despues de las dos sesiones capitales de enero, en el curso de las

' J. Lacan, Les formations de l'inconscient, estenotipia, version IL. [En espafiol: Las Formaciones del Inconsciente, traduccion de Enric Berenguer de la redacciOn realizada por J-A. Miller, Paid6s, Buenos Aires, 2004.1

cuales Lacan acababa de definir por primera vez la meta-fora paterna y por lo tanto al padre como significante, llega a decir lo que suena como una especie de definiciOn:

1.. .1 la relacion de fondo del hombre con toda significaciOn por el hecho de la existencia del significante es un objeto de un tipo especial. Este objeto, yo lo llamo objeto metonimico [.. .1 a saber, en el imaginario algo que representa lo que siempre se sustrae, lo que se induce de cierta corriente de fuga del objeto en el imaginario, del hecho de la existencia del sig-nificante. Este objeto tiene un nombre, es pivote, es central en toda la dialectica de las perversiones, de las neurosis y tambien pura y simplemente de todo desarrollo subjetivo. Se llama el fnlo.8

He aqui lo que ahora necesitamos intentar concebir con algo de claridad: no hay para Lacan ninguna rela-cion natural y directa del sujeto con algUn objeto, objeto sobre el cual el lenguaje vendria luego a depositar su marca (oposiciOn de base a cualquier piagetismo). Para todo sujeto hay, de entrada, el hecho de comprometerse en la demanda —dicho de otro modo, el hecho de profe-rir significantes— por medio de lo cual... habra tal vez objeto, entre otros, el objeto de satisfaccion, el objeto que en terminos freudianos viene posiblemente a tranquilizar la necesidad (jpero no el deseo!).

Entonces hay un objeto metonimico y este objeto es el falo, segen una metonimia que es inexorable. La cuestion que entonces surge es: "LQue es este falo?". Ahora bien, Lacan no deja de responder 9 en la misma

Ibid. [Ibid., pp. 239-240.J

Mientras el termino es sustantivado, Lacan no puede dejar de responder a la pregunta: "zque es el falo?" Lo veremos asi decir quo es el significado, luego el significante, luego el objeto, luego la falta, antes de escucharlo hablar de falo imaginario, falo simbolico. Hasta el comienzo de los afios setenta cuando, gracias a Frege, surge la expresiOn. de "funciOn falica" y la naturaleza adje-tival del falo descarta toda. veleidad de definir su quididad (Nota de autor). [Quididad, es la traduccion al castellano del latin quidditas o quiditas, la cual a su vez proviene del latin quid, pronornbre interrogativo quo significa que es?, blue coca?, o de manera indeterminada: "algo". En ocasiones se latiniza

(12)

S

24 El objeto a de Lacan

sesiOn del seminario, el 12 de febrero de 1958,10 cuando agrega:

[...] el falo entra en juego a partir del momento en que el sujeto tiene que simbolizar cotho tal, en esta oposici6n del significante al significado, el significado, quiero decir, la significacion.

Proferir significantes en vista de obtener cualquier cosa —por ejemplo, algun objeto de satisfacciOn— llevaria al nii-to a distinguir significante y significado, sin por ello haber leido exhaustivamente el Cu rso de lingiiistica general de Ferdinand de Saussure. Si se acepta esto, la precision de Lacan sobre el tema del falo se vuelve extremadamente preciosa. Por sexualizado que este el termino de falo, su lazo con la producciOn "lenguajera" [langagiere] y signi-ficante es planteado como estando de entrada cuando se trataria de designar "el significado como tal", es decir, agrega Lacan, "la significacion".

El "quiero decir" de Lacan en este lugar es bastante curioso pues, por natural que sea en su enunciaciOn del momento, es efectivamente la vibrante ilustraciOn de lo que puede ser ese genero de falo: literalmente el falo es "eso que yo quiero decir", el significado al que apunto a traves de mi producciOn significante.

Admitamoslo. Captar el lazo entre ese significado hacia el cual tiende mi decir y cualquier objeto, sea el que fuere, es una cuesti6n que permanece abierta. Si el mensaje saussu-reano sostiene algo, es la ruptura del lazo entre "signifi-cado" y "objeto", ruptura exhibida por Saussure en el

tambien corno quiddidad. En filosofia, el termino quididad, fue usado dentro de la escolastica medieval por Santo Tomas de Aquino, quien en el siglo XIII, le otorgO la acepciOn de sinOnimo de esencia, de naturaleza (N. de 01.

J. Lacan, Les formations de l'inconscient, op. cit. [En espailol: Las Formaciones del Inconsciente, op. cit.]

Primeros esbozos 25

rechazo de to que denomina la "nomenclatura", la asocia-cion segim la cual a cada objeto o cosa le corresponderia un signo y, por to tanto, un significado. Por que llamar "objeto", incluso "objeto metonimico", a ese falo

acomo-dado en el rango de significado permanente?

Es una de las dificultades que vendra a tomar a su cargo el objeto a, pero podemos aproximarnos a ella desde ahora. Han buscado alguna vez simbolizar "el signi-ficado corno tal"? Ese pequeno detalle cambia muchas cosas. Lacan no habla aqui del significado de esto o de aquello, sino del momento en que el nino, en su perver-siOn polimorfa, tendria que simbolizar, una vez más, el "significado como tal".

Para comprender un poco, volvamos algunos instantes hacia el pequeno Hans. i,Que le pudo pasar por la cabeza para que decidiera plantear a la madre su famosa pre-gunta que Sigmund Freud, muy habilmente, no vacila en colocar en el comienzo de su relato?

—Mama, ztienes un hace-pipi?

—Selbstverstiindlich. Weshalb? [Por supuesto. LPor que?].

—Ich hab' nar gedacht [Yo nornas pensaba...].

Uno se precipita a creer que ha visto a su madre completamente desnuda y que esto es to que to ha impre-sionado. Pero cuando asiste al desnudarse de su padre y le plantea la misma pregunta: ",Papa, tienes to tam-bien un hace-pipi?" y su padre le responde exactamente como su madre, "Ja, nattirlich" ["Si, por supuesto"], Hans replica: "Pero yo no to he visto nunca cuando to desnu-das". Igualmente, cuando asiste al desnudarse materno y su madre le pregunta que es lo que mira de ese modo, el responde: "Miro solamente si to tienes tambien un hace-pipi". Sobre lo cual se produce la misma respuesta de su madre: Hast du dean das nicht geutfit?" [Por

supuesto, Lque, no lo sabias?], y de nuevo igual replica del pequeno Hans: "Nein, ich hal?' gedacht, wed du so groJ3 hist,

(13)

hast du einem Wiwimacher wie ein Pferd" ["No, yo pense

que como eres tan grande, tienes un hace pip(

(Wiwima-cher) como un caballo"].

Cuando se trata del Wiwimacher el pequeno Hans piensa mucho: "ich hab' gedacht... ich hab' nur gedacht... [yo pense... yo no más pensaba...] (y en el momento final del plomero) "Du, ich hab' mir heute was gedacht..." [Sabes, hoy pense algo...].11 Lo que el ye es una cosa pero, contrariamente a to que se piensa demasiado rapido, no basta para constituir una prueba. La cuestiOn es al menos doble: hay lo que el ve— pero tal vez ha visto mal? (iEso ocurre!)— y hay lo que el piensa. Y el problema es que "eso" no concuerda.

En general no se presta suficiente atenciOn a la factura

formal de las replicas. Los intercambios que tienen lugar

sobre esta cuestiOn entre Hans y su madre, dos veces at menos, tienen exactamente la misma forma que la histo-ria muy tonta en la cual yo pido a alguien si tiene la hora y se contenta con responderme: "Si, la tengo". LQue hay entonces de humoristic° en este genero de replica que me va a forzar a pedir que esta hora, este fuego, este no se que que yo pido un poco_sonriendo, mi interlocutor me lo de, pues yo lo necesito? El, por su parte, comprendiO muy bien mi pregunta, incluso la comprendiO demasiado bien tomandola en su literalidad y distinguiendo lo que yo no queria distinguir: el significado de mi demanda y el objeto de mi demanda. El significado fue recibido exacta-mente pero el objeto no se mueve. El "Si, to tengo" marca por lo tanto una diferencia inhabitual entre significado y, diga mos, re feren te.

" Todas las traducciones del texto citado en aleman en el original frances y que figuran entre corchetes, se deben a la gentileza de Pola Mejla Reiss [N.de e.J. [En espafiol: S. Freud, " Analisis de la fobia de un nifio de cinco afios", traducciOn de José Luis Etcheverry, en °bras cornplctas, Amorrortu, Buenos Aires, 1980, tome X, p. 101

El falo, tal como Lacan lo trae en ese momento, esta exactamente en esa bisagra entre significado y objeto y es, me parece, to que hay que entender en este "significado

como tat": el momento en que el deslizamiento habitual

del significado hacia el objeto que el designa encuentra un freno, sea cual fuere, y da furtivamente al significado una suerte de brillo objetal. En un cierto suspenso del objeto, como lo acondiciona la replica humoristica de mi interlocu-tor —pero tambien a veces en cierta forma de rechazo direct() aportado al pedido, cuando se da a entender que el significado ha sido perfectamente recibido pero que, por lo que se refiere al objeto que el designa, el que pide puede seguir esperando— , en esos breves momentos, el significado como tal toma su color falico.

Esto puede aparecer como un punto de confusion entre lo que seria del orden del signo y lo que seria del orden del objeto. El buen sentido comim se atiene a que hay ahi dos sectores que no hay que confundir. Pero no es el unico: as( se piensa comOnmente en el mundo freudiano, el lenguaje de un lado y, del otro, las realidades libidina-les. Más un logic° del temple de Frege, al final de su vida, escribia a uno de sus corresponsales que seria nece-sario que hubiera para los investigadores en lOgica un panel visible de lejos sobre el cual se pudiese leer: "Aten-ciOn con no confundir jamas un objeto y un concepto".

Es precisamente lo que viene a poner en cuestiOn la noci6n misma de objeto "metonimico". Basta por otra parte con inclinarse sobre la expresiOn para sentirlo, pues ella esta hecha casi como un oximoron: la metonimia es una figura retorica ligada por esencia a un proceso de significacion, mientras que un objeto es por definiciOn extranjero a ese mundo de la significaciOn, incluso si puede, en ocasiones, integrarse a el, precisamente por

Primeros esbozos 27 26 El objeto a de Lacan

(14)

28 El objeta a de Lacan

las necesidades de la significaciOn. Pues no se trata de representacion de objeto" metonimico, se trata efectiva-mente de un objeto que alli es llamado "metonimico".

Pero metonimico... zde que? La palabra designa por si sola "otra cosa" e incluso "otra cosa como tal", zpero que? Una indicaciOn bastante clara nos es dada en la sesiOn de111 de febrero de 1959 (Le desir et son interpretation) donde se encuentra una escritura bastante curiosa, raramente retomada luego, pero que esclarece muy bien Ia manera que tenia Lacan de plantear entonces el problema.

Es en un momento en el que Lacan acaba de retomar la historia del nino cuando sostiene que el perro hace miau y el gato hace guau-guau —figura para 61 resplan-deciente de la actividad metaforica, pues ella ilustra de modo inmejorable lo que ocurre con la sustituciOn signi-ficante— e, igualmente, en el momento en que da una vez más su comentario sobre la historieta de San Agustin: el nirio que muy palido mira a su madre dando el seno a su hermano pequerio.

De lo que se trata, dice entonces Lacan, es en todo caso de algo que sobrepasa esta experiencia pasional del nitio que se siente frustrado, es decir, aquella precisamente que pode-mos formalizar en esto de que esta imagen del afro va a poder

ser sustituida al sujeto en su pasian aniquilante, en su pastor' celosa en este caso, y encontrarse en cierta relacion con el objeto en tanto que el esta en cierta relacion tambien con In totalidad que

puede o no cernirlo.12

De donde viene entonces la escritura: i(a)a

<>

Lacan, Le desir et son interpretation, op. cit.

Primeros esbozos 29

que se puede leer, entre otras, segun las dos lineas hori-zontales: 61 tiene un extremo [(i(a)+a] de la totalidad (I) de la que yo estoy separado <> I) —doble valor del poincon que Lacan subrayard más tarde (alienacien /separacion). La metafora en tanto relaciOn de relaciOn —escritura absolutamente central en todos los trabajos de Lacan— esta por lo tanto en acciOn para desplegar un poco más la formula de la fantasia apoyandose sobre la historia de San Agustin en la cual se encuentran claramente diferen-ciados i(a), la imagen del otro, el hermano pequeno y el objeto, el seno que 61 mama extraido de esta totalidad de las totalidades que es Ia madre.

III. El objeto en tanto corte

El objeto metonimico es, entonces, al fin de los arios cin-cuenta, este objeto que se despega suavemente del "otro" para, en el mismo movimiento, designar otra cosa dis-tinta de el y desarrollar por este hecho una especie de actividad metonimica. Pero en este despegue conserva una funcionalidad esencial que antes correspondia al "otro": tinico recurso del sujeto cuando se encuentra blo-queado en su punto normal de desfallecimiento.

Ahora bien, uno de los momentos más decisivos de su constituciOn en tanto objeto a, tal como lo encontraremos más tarde, va a ser aquel en el que Lacan se las arregla para atribuirle, a CI tarnbien, esta cualidad inherente al sujeto tachado. El objeto no va a lograr ser objeto más que al precio de sufrir cierta forma de evanescencia, lo que se concibe facilmente pues se ve con dificultad como un sujeto evanescente por naturaleza encontraria un apoyo en un objeto que perdurase tranquilamente.

Este viraje se sitfia justo despues de una larga opera-dein textual en el curso de la cual Lacan comenta Hamlet

(15)

o

30 El objeto a de Lacan Primeros esbozos 31

y más especialmente la funcien del duelo entre Hamlet, Laertes y Ofelia. Jean Allouch ha discutido largamente esta parte del seminario de Lacan" y yo me contentare con remitirlos a la lectura de esos seminarios de enero a abril de 1959. Pero el 29 de abril, hablando de nuevo de esos momentos en los que es "el objeto el que sostiene la rela-cion del sujeto con lo que el no es" (a saber, el falo) Ilega a decir esto:

[...1 el objeto a, tal como intentamos definirlo, porque se ha vuelto para nosotros exigible que tengamos una justa defini-cion del objeto [...], intentar ver como se ordena, y al mismo tiempo se diferencia, lo que hasta el presente en nuestra expe-riencia hemos comenzado, con razOn o sin ella, a articular como siendo el objeto."

Es una de las declaraciones mas claras que se pueden encontrar, da cuenta del hecho de que el objeto exige, en el marco de esta enseiianza de Lacan, de un nuevo enfoque, e incluso de una nueva "definition".

Es entonces muy notable que Ia intersubjetividad a la cual he hecho precedente y brevemente alusien, expe-rimente en esas dos sesiones del 13 y del 20 de mayo de 1959 una especie de esplendida brillantez. Se encuen-tran en efecto frases como esta: "no hay —es un principio que tenemos que mantener como principio de siem-pre— sujeto más que para un sujeto". 0 tambien, el 20 de mayo: "no puede haber otro sujeto que un sujeto para un sujeto [.. 1" Este genero de formulation suena un poco como el canto del cisne pues, pasado el 20 de mayo pre-cisamente, esta intersubjetividad no estard ya jamas en la primera fila.

13 Jean Allouch, Erotica del duelo en el tiempo de la muerte seta, traducciOn de

Silvio Mattoni, Epeele, Mexico, 2001.

u J. Lacan, Le desir et son interpretation, op. cit.

,Por que esta contradiction aparente que esta lejos de ser solo una inconsecuencia? Esencialmente porque Lacan va a operar un vuelco al que vamos a asistir. Este objeto que va a servir para mantener algo del sujeto en su desfallecimiento no debe situarse "en frente" de el (como el seno de la madre en la historia de San Agustin) si-no que es el sujeto mismo el que va a producirse como objeto para el otro, convocado entonces en posicion de sujeto. Es este remolino el que durante dos sesiones da un repentino relieve a la intersubjetividad.

Asi, una vez borrado el clasico cara a cara sujeto/ objeto, una vez puesto el objeto en el sitio y lugar del sujeto que se eclipse, el espacio queda fibre para definir un objeto de un nuevo genero.

Al final de la sesion del 13 de mayo de 1959, Lacan lo distingue con mucho cuidado de otros dos tipos de objeto, mucho más comunes seguramente: 1°) el objeto de la realidad, al menos la realidad tal como Lacan puede ima-ginarla "en un mundo de abogados norteamericanos", y 2°) el objeto del conocimiento, el objeto clasico, aquel que el ego cartesiano sabra encontrar una vez pasada la prueba del Malin Genie15 y abordadas las riberas del Dios no enganoso.

Es entonces cuando Lacan emprende la tarea de dar cuerpo a otro objeto que no vacila en llamar "el objeto del deseo" (la causa del deseo vendra más tarde). Y justo en la

mitad de la sesien del 20 de mayo viene esta frase:

El Malin Genie designa una hipOtesis esceptica formulada por Descartes en sus Meditaciones metafisicas: "Supondre entonces que hay, no un verda-dero Dios, que es Ia fuente soberana de verdad, sino cierto mal genie, no menos astuto y enganoso que poderoso que empleO toda su industria en engariarme" IN. de t.l.

(16)

32 El objeto a de Lacan

Yo se los he dicho, es como corte, como intervalo, como el sujeto se encuentra en el punto terminal de su interrogacion. Es tambien esencialmente como forma de corte que el a, en • toda su generalidad, nos muestra su forma.''

Cada vez que el sujeto quiere aprehenderse, quiere • encontrar cualquier forma de reflexividad, no esta nunca, sostiene Lacan, "más que en un intervalo". La reflexivi- dad

es una propiedad exclusiva del yo [moil lacaniano; • el sujeto esta por definiciOn carente de ella, lo que lo deja muy desprovisto cuando es cuestionado sobre su ser. En una carta inedita a Ferdinand Alquie, dificil de fe-char, pero de finales de los anos cincuenta, Lacan escribia:

[...] El fondo Ultimo de la neurosis y la motivaciOn de su estructura resultan ser una cuestion sobre el ser, planteada en el sujeto.

Asi, cuando esta cuestiOn sobre el ser surge en el sujeto, este no puede responder alli como tal —como tal, el no es nada y es en esto que consiste su desfallecimiento— y es entonces cuando responde a esta dificultad por ese relevo del objeto. El es el objeto, con una condiciOn: que este objeto no surgiera como resultado de un corte (este es un objeto de la realidad) sino que fuera un corte. Lacan termina por dar tres ejemplos de ello: 1°) el objeto pre-genital (esencialmente oral y anal), 2°) el falo en tanto interviene en el complejo de castraciOn, y 3°) la voz en el delirio.

Tenemos el derecho de retener de este primer esbozo los esfuerzos multiples de Lacan por llegar a dar cuerpo a un objeto que, para decirlo en una palabra, sea absolu-tamente no narcisista. Si este objeto debe responder a la funci6n que le es atribuida: la de suplir al desfallecimiento

J. Lacan. Le desir et son interpretation, op. cit.

Primeros esbozos 33

del sujeto cuando la cuestiOn llega a plantearse sobre su ser, entonces ya no es necesario que haya nada que sea narcisista. Es necesario incluso que este excluida por principio y por definiciOn toda posibilidad de investi-dura narcisista; si no, se volveria rapidamente al sujeto clasico, ese sujeto que Lacan denuncia en el freudismo alrededor de el, esa parte sana del yo que encuentra su apoyo en los objetos de la realidad desde que sabe mirarlos bien de frente. He aqui, en algunas palabras, la apuesta por sostener: como concebir un objeto que escape a toda investidura narcisista. No es facil.

S

(17)

Capitulo 2

El objeto parcial

En el capitulo anterior apenas colocamos el contexto del modo que tuvo Lacan, al final de su seminario Le desir et

son interpretation,' de avanzar hacia una nueva definiciOn

del objeto. En efecto, nos detuvimos en el momento en que introducia el objeto como corte y se proponia dar tres ejemplos de el. No dare más detalles sobre esos ejemplos pues no son tan esclarecedores por si mismos. Para no precipitarse a confundir el corte como acto, y el resto, el resultado del corte como objeto (cosa que ciertamente no es lo que Lacan pretende dar a entender), es mucho mejor avanzar hacia el marco formal en el que ese objeto a ter-minO por encontrar su asiento.

I. La etica y das Ding

En el seminario que viene inmediatamente despues,

L'ethique de la psychanalyse,2 la cosecha no es enorme desde

este punto de vista. Desde Le desir et son interpretation hasta

L'angoisse,3 L'ethique es ciertamente el seminario en el que se

encuentra la menor cantidad de cosas en lo concerniente a

J. Lacan, Le desir et son interpretation, op. cit.

2 J. Lacan, seminario L'ethique de la psychanalyse, estenotipia, version JL. [En

espanol: La Etica del Psicoanalisis, traducci6n de Diana Rabinovich de la redac-ciOn de J-A Miller, Buenos Aires, PaidOs, 1988.1

J. Lacan, seminario L'angoisse, estenotipia, version JL. [En espanol: La Angustia, traduccian de Enric Berenguer de la redacciOn de J-A Miller, Buenos Aires, Paid6s, 2006.]

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• 36 El objeta a de Lacan

• nuestro asunto. No quiere decir que no se encuentre nada, • ya que en mi opinion una etapa decisiva se ha franqueado,

etapa que ronda alrededor del das Ding incluso si no se • trata de proponer aqui la mas minima equivalencia entre

das Ding y el objeto a. Por otra parte, Lacan no deja sobrevo-

• lar ninguna ambigitedad puesto que, aunque sabemos que ya posee la expresion "objeto a", no Ia emplea en ningun momento de su largo comentario sobre das Ding.

zgue le aporta entonces esta Ding que, segun lo que se, el es el primero en leerla en el Proyecto4 publicado en • 1951 en ingles y solo en 1956-eri ewes? En 1960 el Pro-

yecto es un texto relativamente reciente que todavia no da

lugar a grandes lecturas. La traducciOn de Anne Berman, la Unica disponible en el mercado, es bastante extrafia: para escribir en "buen trances", la traductora no toma en cuenta el caracter muy repetitivo del aleman de Freud, lleno de una terrninologia precisa que hace que la tarea del lector sea sumamente ardua.

Ese capitulo 17 —para el que les propongo una tra-duccion para insertar en la triste y 'Mica version que la editorial Presses Universitaires de France [PUP] continua vendiendo impunemente con el titulo de La naissance de la

psychanalyse- le viene a Lacan como anillo al dedo, una

suerte de modelo de lo que el mismo busca hacer: pasar de la imagen del otro, fundamento del narcisismo para Lacan, al objeto como tal, a lo que en el otro escaparia al narcisismo y constituiria, por ese hecho, el "nficleo" del objeto. Freud se lo entrega en bandeja; pero como de cos-tumbre, tambien habia que buscar para encontrar.

S. Freud, "PrOyecto de psicologia", traducciOn de José Luis Etcheverrv, en 0.C., op. cit., t. 1.

Esta menciOn de la traduccion de Anne Berman indica Ia fecha de este trabajo. Despues, hubo otras traducciones, discutibles, pore indudablemen-te mejores. No estan mencionadas aqui porque obstaculizarian la lectura del presente trabajo cambiando sus fuentes [Nota de autorj.

El objeto parcial 37

En ese cuarto parrafo del capitulo 17, Freud elige al pr6- jimo, el Nebenmensch, como el elemento de percepciOn que se ofrece a la "comprension", es decir, segim el, para Ia puesta en equivalencia, sea con imagenes ya registra-das, sea con lo que el llama "imagenes de movimiento". Esas Bewegungsbildungen son decisivas para el, en la medida en que hacen intervenir "informaciones prove-nientes del cuerpo propio". Por lo tanto, no se comprende solo al comparar imagenes, sino tambien en funciOn de lo que el cuerpo ha almacenado de experiencias diversas. La pura posibilidad de la teoria del apres-coup esta contenida en ese pequerIo detalle. Pero lo esencial para nosotros no se encuentra alli, por el momento.

En Freud, siempre se trata de encontrar la identidad entre la percepcion y el recuerdo de la satisfaccion anterior, Ha-mada tambien "primera". Es que para el, el movimiento mismo del deseo consiste en encontrar, a toda costa, lo que hay de identico entre percepciOn y recuerdo. Cuando Ia percepciOn coincide directamente no hay ningun pro-blema y el acto especifico tiene lugar. zPero cuando la identidad es solo parcial? Pues bien, en ese moment() preciso, el complejo del prOjimo, tan particular, tan con-veniente para Lacan, se separa, se divide. El verbo aleman

sonder es pronunciado aqui para hacer el trabajo:

sepa-rar, desunir, hacer la selecciOn. Pero sonderbar es tam-bien lo extraho, singular, bizarro, barroco o, de manera más simple, curioso. Es fundamentalmente lo que esta aparte (Sonderabdruck: separata). Con esta Ding, por un lado, cuvas dos (micas proposiciones que la circunscriben siguen siendo, es lo menos que se puede decir, bastante enigmaticas. "Se impone por una estructura constante"

(durch konstantes Gefiige imponiert): imponieren no es tanto

"imponerse", como lo traduce Lacan en su seminario del 9 de diciembre de 1959, como "intimidar", "impresionar".

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38 El objeto a de Lacan El objeto parcial 39

Impresiona por el hecho de una "konstantes Gefiige", de una "estructura" de un "ensamblado", de un "aparato" —tra-duce Lacan— constante. Konstant es en aleman un adjetivo sobre todo maternatico y fisico; eine Konstante es una cons-tante en el sentido matematico del temiino. Por otra parte, el termini:, puede simplemente servir para designar algo estable, que permanece tal como es. Este valor semantico es reforzado por el verbo que sigue: beisammenbleibt, corn-puesto por el verbo bleiben, permanecer, mantenerse, per-sistir, etc., completado aqui por el adverbio beisammen: junto. Pont° tanto, todo va en el mismo sentido; esta cosa no se descompondra. Hay la idea de algo irreductible, la ganga de la que ya nada más se puede extraer y que se desecha, el caput mortuum de los alquimistas que, al ter-mino de sus multiples "separaciones" se encontraban con un pedazo de algo en el cual no habia, segun ellos, nada más que se pudiera "separar". He aqui la Cosa, das Ding, en toda su opacidad.

Por otro lado existe lo contrario, lo que no va a cesar de entrar en correspondencia, gracias a las imagenes de movimiento, con lo que ya esta alli. Habra alli un "reco-nocimiento" y se alcanzard de esa manera la identidad. Habria mucho que decir sobre este tema, pero si nos extendieramos, nos alejariamos mucho del nuestro.

Queda el modelo de una reparticiOn que en un lado ordena lo impenetrable, casi lo insecable, que, ademas, debe seguir siendo lo ajeno, lo Fremde, sobre lo que Lacan insiste a justo titulo: lo inasimilable, y por otro lado se coloca su contrario: lo indefinidamente asimilable, lo "comprensible". Si se recuerda el recorte operado por Lacan en el cross-cap de la doble oreja que supuestamente representaba al objeto a, no hay dificultades para captar el peso de esta operacion freudiana en ese movimiento

topolOgico. Por otra parte, no es das Ding lo que conduce a Lacan hacia el a mindscula, sino la operaciOn, el movi-miento que el capta en Freud en ese Lugar y que el reitera por su propia cuenta de tal manera que funda, en el cora-zOn del objeto de la percepciOn, aquello que escapa a toda busqueda de identidad.

Esta Cosa, una vez recortada de esta manera en el texto freudiano, va a servir a Lacan para aventurarse hacia la sublimaciOn ("elevar un objeto a la dignidad de la Cosa"), y animar todo su largo comentario del amor cortes; pero necesitamos propulsarnos a la mitad del seminario si-guiente sobre la transferencia, para volver a encontrar nuestro objeto en el que veremos que en lo sucesivo lle-vara las marcas de la "operacion" das Ding.

II. El agalma

El 1° de febrero de 1961, Lacan introduce el agalma, uno de los nombres que permanecera pegado al objeto a, no sin una precision temporal que puede ayudarnos a comprender hasta que punto esta invenciOn es tan poco lineal como otras encontradas en su trabajo (por ejemplo en el reali-zado sobre Descartes, sobre el "Alli donde yo pienso, yo no soy"):

En el corazon de la acciOn de amor, se introduce el objeto de codicia talk°, si se puede decir, que se constituye como tal [...] un objeto al que incluso le repugna ser mostrado. Recuerden ustedes que es asi como lo introduje en mi dis-curso hace ahora tres anos. Recuerden que para definirles el objeto a de la fantasia, tome el ejemplo, en [la pelicula] La

regla del juego, de [Jean] Renoir, del [actor] Dalio que muestra

su pequeno automata, y ese rubor de mujer con el que desa-parece despues de haber dirigido a su fenOmeno.°

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40 El objeto a de Lacan

• De esta manera, en los momentos en que to hemos visto • sostener con toda claridad al objeto a como equivalente del otro con mintiscula, Lacan mantenia para si mismo una • nocion del objeto como lo que no puede ser develado sin que el sujeto se eclipse, sin que de el signo de su desvane- • cimiento, lo que lee en la verguenza tan bien representada por Dalio en esa escena famosa (ver a este respecto el • comentario de Janine Germond).7

Pero es el corte freudiano de das Ding el que le va a dar toda su claridad al agaltna, tal como esa palabra • interviene en el incidente entre Alcibiades y SOcrates. El • horrible SOcrates, el satiro, contiene, escondida bajo sus apariencias enganosas, la maravilla de las maravillas • que la Mirada enamorada de Alcibiades supo detectar. No comentare mas estas paginas bien conocidas y que se • pueden consultar facilmente. En cambio, insistire de buen grado sobre lo que Lacan agrega entonces, que desde • mucho tiempo antes le habia seguido la pista a este agalma en un cierto rillmero de textos griegos, para desembocar en • lo siguiente: el agalma es un objeto inselito que la mayoria • de las veces sirve para captar al menos la atencion de los Dioses, etc., pero lo sorprendente es el final: • Se trata del sentido brillante, del sentido galante, pues la • palabra galante proviene de Baler en frances antiguo; hay que

decir que es a partir de eso que nosotros, los analistas, des- • cubrimos la funciOn con el nombre de objeto parcial. Esta funciOn del objeto parcial es uno de los más grandes des- • cubrimientos de la investigacion analitica. Lo que nos hace asombrarnos más, a nosotros los analistas, es que habiendo descubierto cosas tan notables, todo nuestro esfuerzo se oriente siempre al borramiento de su originalidad.8

• Inmediatamente despues, Lacan le declara la guerra • a la problematizacion genital del objeto total, pero en •

El objeto parcial 41 el momento mismo de esta introduccion del agalma es cuando desembarca claramente lo que luego sera la natu-raleza parcial del objeto a, en un sentido propuesto casi de entrada porque dice: "la adicien de un monten de objetos parciales no es para nada semejante a un objeto total" (en cuyo caso el tiene una clara idea de la diferencia entre el sentido que le da a "parcial" y el que Melanie Klein sos-tiene con su part-object).

III. El objeto parcial

Ese objeto escondido, oculto, secreto hasta el punto de que su develamiento provocaria una irresistible aphanisis del sujeto, no es das Ding, sino que esta tan lejano como das

Ding y eso es lo que hace de el algo que puede ser tambien

nombrado "objeto de deseo" (objeto "causa" solo apare-cera durante el seminario L'angoisse):

Ese algo que es el blanco del deseo como tal, es el que acen-tlia un objeto entre todos at ser "sin equilibrio (equivalencia) con los otros". A esta acentuaciOn del objeto responde la

introducciOn en analisis de la funciOn del objeto parcial. Esta introduccien del objeto parcial es bastante asom-brosa. Francamente, no se percibe en seguida lo que en los multiples ejemplos de agalma que ofrece Lacan mereceria semejante calificativo. LQue tienen, pues, de parciales? Ese calificativo no concuerda más que con un solo rasgo: este objeto, este agalma, hecho de lo que sea, es

absolutamente unico. Literalmente: no tiene par; y esto

no debe ser tornado como una exageracion enamorada, una hiperbole arriesgada; no, estrictamente es sin par, es incomparable. En este punto hay que tener cuidado de no cometer dos errores: el primero consiste en leer este

adjetivo, "incomparable", como el rasgo que definiria a cada objeto de una clase. Asi como cada significante es

' stecriture n° 3.

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42 El objeto a de Lacan El objeto parcial 43

"diferente de todos los otros", cada objeto a seria tam-bien "diferente de todos los otros". No: es incomparable en el sentido en el que no tiene ni la sombra de un alter

ego. Aqui puede venir a deslizarse el segundo

contrasen-tido, que Ilevaria a escuchar este "incomparable" como la expresion de un superlativo gramatical: el que esta pri-mero, el más importante, el más... lo que se quiera, pero el más. El objeto a no es el más de to que sea: es incompa-rable. Eso es todo. Pero es mucho para un "objeto".

Siguiendole las huellas en esos seminarios, se podria creer que este adjetivo solo aparece para magnificar al de-seo: su objeto es incomparable, entonces es la maravilla de las maravillas, con toda seguridad el agalma que atrae una letania de superlativos. Seria confundir el elemento que es primero de una serie con el que esta "aparte" de cualquier seriacion. Adernas, en lugar de caer en una lectura retOrica de este "incomparable", deben-tos saber darle inmediatamente su valor lOgico o matematico.

Ese valor no es para nada evidente. Todo objeto es "uno", y en tanto que "uno" es por definiciOn compara-ble a otros "unos". Decir "incomparacompara-ble" con esta fuerza es ya separarlo de todo lo que cae bajo las especificacio-nes de la unidad (por lo tanto: ibajo las especificacioespecificacio-nes del narcisismo!), y aventurarse de esta manera hacia una nociOn de "parcial" radicalmente nueva y que no atrajo bastante la atencion hasta hoy.

Ese rasgo del objeto a es verdaderamente fundamental y se lo puede ver resurgir con diferentes colores a to largo de todos los seminarios que vendran: es ciertamente lo que va a determinar o justificar su naturaleza no especu-lar, puesto que yo siempre puedo comparar un objeto y su imagen. Es tambien lo que mucho más tarde atraera el neologismo plus-de-jouir calcado sobre la "plusvalia", la

Mehrwert marxista; dicho de otro modo, ese elemento que

no puede entrar en ninguna contabilidad. El plus-de-jouir

escapa a la economia general de los objetos de intercambio como la plusvalia marxista —contrariamente a nuestras plusvalias fiscales— escapa al orden de los intercambios de mercancias.

De manera soterrada, en el momento en que el adjetivo "parcial" esta tomando un valor sin precedentes, uno de los datos de base de la ensenanza de Lacan se devela, y es lo que name en el capitulo anterior "los grandes teore-mas escondidos": el objeto "total" con el modelo del yo

[mai], es un objeto que tiene siempre una imagen en el espejo.

Ahora que este objeto ya no reina sin rival sobre lo que conviene nombrar como "objeto", entonces su definiciOn va a poder precisarse: es uno lo que puede desdoblarse imaginariamente. Puede parecer extrano, y al buen sen-tido comtin le gusta imaginarse el "Uno" sobre el modelo del atom°, de lo que resiste a toda particion. Lacan no pertenece a esta tendencia: el uno global, es el "dos" replegado sobre "el mismo". El "el" y el "mismo" consti-tuyen el uno global, el uno que llamara mucho mas tarde

(en...ou pire)9 el uniano, pero tambien a veces el "bolsq",

la "bola". Ese 1° de febrero de 1961, habla de

el objeto chato, el objeto redondo, el objeto total, [...J el objeto esferico sin pies ni patas, el todo del otro, el objeto genital perfecto en el que, como cada uno sabe, nuestro amor se termina.1°

Este teorema es muy poderoso, y en un texto escrito anteriormente" intente mostrar la diferencia que hay que reconocer entre un element() y la close unitaria formada

J. Lacan, ...ou pire, estenotipia, versi6n no JL.

J. Lacan, Le transfert,..., op. cit. [En espanol: La Transferencia, op. cit., p.170.1 G. Le Gaufey, "La classe unimembree" [" La clase unimembradal L'ecrit

du corps, Grec, Paris, 1992; tambien en El laze especular. Un estudio transversal de la unidad irnaginaria, traducciOn de Graciela Leguizamon, Mexico, Epeele, 2001,

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44 El objeto a de Lacan

por ese solo elemento. Esta distinciOn es fundamental en legica y si no se hace en el comienzo, no se podra dar un paso más (esto equivale a la diferencia entre "ser incluido" y "pertenecer"). Sin poner nunca explicitamente de relieve este dato lOgico, por lo menos hasta donde yo se, la posiciOn de Lacan sobre el uno lo conduce a sostener lo mismo. El "objeto chato, el objeto redondo, el objeto total", es el elemento re-presentado en su clase unitaria; dicho de otro modo, es Ia situaciOn del estadio del espejo: por un lado el elemento, por el otro, la imagen, y la coa-lescencia cle esos dos "trastos" hace total al uno, redondo o chato, pero que merecera Ilamarse más tarde: "uniano". LCOmo comprender entonces la naturaleza del ele-mento mismo, lo que Lacan Hamel un dia "esa mitad sin par de la cual el sujeto se sustenta"? "El objeto —recordaba casi con cansancio el Ultimo dia de su seminario sobre la transferencia—, el objeto esta siempre escondido detras de sus atributos, es casi una banalidad decirlo".

Es dificil no leer en este enunciado dicho en una lengua natural una alusiOn a Emmanuel Kant y a su (dema-siado) famoso naimeno. Incluso sin haberse quemado las pestanas durante arios, todos estamos advertidos de la diferencia entre nonmeno y fenomeno. Este hecho es por si solo curioso: icOmo una distinci6n filosOfica tan sutil liege a instalarse en la conciencia del hombre de bien contemporaneo? zQue es lo que provoca el exito de una nociOn como la de nonmeno en el ser human por poco que este interesado en Ia maquinaria del pensamiento? No hay modo de responder sin inclinarse sobre la cuna del nonmeno en la Critique de la raison pure:

Las imagenes sensibles (Erscheinungen), en tanto se piensan a titulo de objetos siguiendo la unidad de las categorias, se llaman fenOrnenos (Pluenottiena). Pero si admito cosas que

El objeto parcial 45

sean simplemente objetos del entendimiento, y que sin em-bargo pueden ser dadas, como tales, a una intuicion, sin poder serlo no obstante a la intuicion sensible [...], habria que llamar a esas cosas notimenos (in telligibilia)."

Si le concedemos a Kant que hay una intuicion que no es la intuicion sensible, entonces tenemos que con-cebir cosas que se incluyen en esta intuicion no sensible y, a esas cosas, ,por que no llamarlas "norimenos"? El nonmeno es, en esas condiciones, un objeto del entendi-miento que no se percibe con los sentidos. Lo que hace de nosotros, en general, kantianos sin saberlo, es que estamos de acuerdo sin demasiados problemas con seme-jantes requisitos.

Me importa mostrar, aunque solo sea al pasar, hasta que punto esos requisitos, esos postulados estan en depen-dencia directa del orden clasico de la representacion, de ese orden de pensamiento que afirma un primado de la representaciOn. Cuando Kant debe justificar la existencia de tales nournenos, he aqui lo que dice:

[...] si se quiere evitar un circulo perpetuo, Ia palabra feno-meno indica ya una relacion a algo cuya representacion inmediata es sin duda sensible, pero que, en si, incluso sin esta constituciOn de nuestra sensibilidad, debe ser algo, es decir, un objeto independiente de la sensibilidad.13

En ese sentido, el das Ding del Proyecto se relaciona

corn-pletamente con el nonmeno kantiano:14 el entendimiento

En este caso yen el resto de esta publicaciOn hemos optado por traducir directamente del texto en francs de Le Gaufey las citas de otros autores, inde-pendientemente de la existencia de variadas traducciones que pueden circular en espanol [N. de t.]; E. Kant, Critique de la raison pure, PUF, Paris, 1965,

p. 223. [ En espanol: Critica de la razon pura, trad. Jose Rovira Armengol, Losada,

Buenos Aires, 1981, t. II. p. 17] Ibid., p. 226. [Ibid., t. II, p. 181

Sobre este tema ver G. Le Gaufey, "L'inconscient noumene" [El incons-ciente nortmeno], publicado en la revista Europe en 2008, disponible en internet

Referencias

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