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El lento, aunque inexorable desmembramiento del señorío de Zinacantán

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El lento; aunque inexorable^ desmembramiento del

señorío de Zinacantán^

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Juan Pedro Viqueir a

El Colegio de M é xi co

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A Jan Rus

El m u n i ci p i o de Zi n acan t án , ubicado en la r egi ó n de Los Alt os d e Chiapas, es sin duda una de las com unidades indias m ás est udiadas por los an t r o p ó l o go s del m u n d o ent er o. El pr oyect o de in vest igació n realizado por la universidad de Harvard (el m ás im po r t ant e de t odos) p r o d u j o en sus pr im er os 20 añ o s de exist encia, 2 7 libros y m o n o gr af ías, 21 t esis de doct or ado, 33 t esis de licenciat ura, dos novelas, una p el ícu l a, casi 400 inf or m es y un gran n ú m er o de ar t ícu l o s. La gran m ay o r ía de est os t rabajos t r at an exclusivam ent e del m u n icip io de Zi n acan t án .^ Sin em bar go sabem os m u y poco de la hist or ia de Zi n acan t án .

Esta aparent e paradoja se explica f áci l m en t e si t om am os en cuent a que Evon Z. Vogt , quien d i r i gi ó dur ant e m ás de 20 añ o s el pr oyect o de la universidad de Harvard,^ pensaba que desde el siglo X la hist or ia se h ab ía det enido en Zi n acan t án , en part icular, y en Los Alt os de Chiapas, en general. Segú n él , la cult ur a de los indios no h ab ía conocido n i n gú n cam bio im p o r t an -t e desde aquella f echa:

Zi n acan t án ejem plif ica un cier t o n ú m er o de hechos f u n -dament ales de la subsist encia, del pat r ón de poblam ient o y de la o r gan i zaci ó n social y cer em onial, provenient es de los pr im er os periodos de la cult ur a m aya [ .„ ] Pienso que es bast ant e probable que el Peten, los Cuchum at anes y Los Alt os de Chiapas [...] q u i zá const it uyan la r egió n m ás im por t ant e para el ent endim ient o de la cult ur a maya

^ Una primera versión más corta de este trabajo fue publicada en francés: "Le lent, bien qu'inexorable, démembrement de la seigneurie de Zinacantán (Chiapas, Mexique)", Genéses. Sciences sociales et hist oire, 32, Septiembre 1998, pp. 66-85.

' É. Z. Vogt, Bibliography of t he Harvard Chiapas Projed, p. 30.

' Sobre la historia de este proyecto de investigación, véase E. Z. Vogt, Fieldw ork among t he M aya.

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en su f o r m a r elat ivam ent e im per t ur bada, en dif erent es escalas de t i e m p o /

Part iendo de est a prem isa, Vogt ext r ap o ló los dat os t om ados de los act uales pueblos de lengua t zo t zil a la ci vi l i zaci ó n m aya del per iodo cl ási co , llegando a af ir m ar que en esos t iem pos los habit ant es de las ciudades no f or m aban un gr upo social dist int o de los cam pesinos. Segú n é l , eran los p r o pios cam pesinos quienes d esem p eñ ab an las f unciones de sacerdot es en f or -m a rot at iva y por cor t os periodos de t ie-m p o . Só l o algunos of icios que r eque-rían de un d o m i n i o t écn i co preciso — m ú si co , ar t esano— eran d e se m p e ñ a-dos por especialist as de t i em p o co m p let o , quienes sin em bar go est aban su-bordinados a los cam pesinos que f u n gían m o m en t án eam en t e co m o sacerdo-t es principales.^ Huelga decir que sacerdo-t odas éssacerdo-t as afirm aciones han sido desm en-t idas por las recienen-t es invesen-t igaciones ar q u eo l ó gi cas.

Para poder dem ost r ar est as descabelladas ideas, los an t r o p ó l o go s cult uralist as se dedicar on a m inim izar las t r ansf or m aciones acaecidas d u r an -t e m ás de cua-t r o siglos —diez, en el caso ex-t r em o de Vo g-t —, colocando así a los indios al m argen de la hist or ia. Estos no eran sino f ó siles vivient es, f r ági -les t est igos de un pasado glor ioso. Su si t u aci ó n present e, sus pr oblem as eco-n ó m i co s, p o l ít i co s, sociales y religiosos car ecíaeco-n de t o d o ieco-nt er és para est os invest igadores. El est udio de las com unidades indias act uales no t en ía ot r a f inalidad que la de p er m i t i r u n m ej o r co n o ci m i en t o de las civilizaciones

p r eh i sp án i cas. En las et n o gr af ías que se escribieron bajo el inf luj o de esas ideas, t odos los rasgos cult urales que aj u i ci o de los an t r o p ó l o go s t en ían un origen recient e eran cuidadosam ent e o m i t i d o s, dando así una im agen t o t al -m ent e falseada de la vida de los grupos indios de Chiapas.

El razonam ient o que segu ía est a cor r ient e an t r o p o l ó gi ca er a— p o r decir lo m en o s— circular. Em pezaba por af ir m ar una cont inuidad cult ur al de las com unidades indias desde la é p o ca p r eh i sp án i ca hast a nuest ros d ías. Este post ulado les p er m i t ía " r eco nst r uir " la sociedad p r eh i sp án i ca m aya con base en los dat os recogidos en el cam p o . Finalm ent e " dem ost r aban" que aquella sociedad se p ar ecía m u ch o a las com unidades indias act uales.

El er r or de la an t r o p o lo gía cult uralist a nort eam ericana no radicaba t ant o en un supuest o d esin t er és por la hist or ia, sino m ás bien en present ar co m o verdades h ist ó r icas incont r over t ibles h ip ó t esis sim plist as que no eran nunca confront adas con d o cu m en t o o est udio h ist ó r ico alguno.

* E. Z. Vogt, "Algunos aspectos de patrones de poblamiento y de la organización ceremonial de Zinacantán", pp. 80-81.

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Hu b o , clar o est á, algunos an t r o p ó l o go s del pr oyect o Harvard — co m o Jan Rus y Robert W assert ron—^ que cr it icar on est a est recha vi si ó n y se int

e-resaron por la verdadera hist or ia de los indios de Los Alt os. Pero el dir ect or del pr oyect o los an at em at i zó , acu sán d o l o s de ser unos m arxist as or t odoxos para los cuales la cult ur a no era sino un ep i f en ó m en o de la lucha de clases.^ Cier t am ent e las conclusiones a las que est os disident es llegaban result aban por lo m enos i n có m o d as, si no es que f r ancam ent e subversivas para la ant r o-p o l o gía cult ur alist a.

En ef ect o, est os invest igadores dem ost r aban que el sist em a de cargos de Zi n acan t án {cuyo est udio, se d ecía, era la ap o r t aci ó n m ás im por t ant e del proyect o Harvard a la t eo r ía ant r o po ló gica) no era un m ecanism o p r eh i sp án i co de r ed i st r i b u ci ó n de la riqueza que, al garant izar la co h esi ó n de las co m u n id a-des, h ab ía p er m it id o su supervivencia. Por el cont r ar io, el sist em a de cargos en Zi n acan t án h ab ía aparecido en el siglo XIX, t ras la d esap ar i ci ó n de las co-f r adías coloniales. Los ingresos de los indios que t rabajaban varios meses al añ o en las plant aciones de caf é del Soconusco, h ab ían hecho posible que sur-giera est e nuevo sist em a de f inanciam ient o de las fiest as r eligio sas.°

Por las m ism as fechas en que algunos an t r o p ó l o go s nort eam ericanos t om aban dist ancia con respect o a los axiom as de la t eo r ía cult ur alist a, ot r os invest igadores, m exicanos y ext r anjer os, em pezar on a est udiar en f o r m a sis-t em ásis-t i ca la hissis-t or ia de las regiones indias de Chiapas usis-t ilizando nuevos enf o-ques, algunos de ellos de una gran or iginalidad y riqueza.^ Sin em bar go, la hist or ia de Zi n acan t án dur ant e la é p o ca colonial no ha sido est udiada hast a ahora con ciert a p r eci si ó n , a pesar de que est a co m u n id ad present aba (y de hecho sigue present ando) rasgos sum am ent e originales en co m p ar aci ó n con ot r os m unicipios de Los Alt os de Chiapas.^"

^ A estos dos nombres habría que añadir otros más, entre ellos el de Robert M . Laughlin que ha publicado diversos documentos de gran importancia sobre la historia de los indios de Chiapas, acompañados de introducciones críticas muy valiosas. Por otra parte George Collier siempre ha ubicado sus análisis de ia vida social de los indígenas zinacantecos en el contexto de las transformaciones económicas y políticas que ha conocido M éxico durante las últimas déca-das.

E. Z. Vogt,

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Fieldw ork among t he M aya, p. 364.

" J. Rus y R. Wasserstrom, "Civil-Religious Hierarchies in Central Chiapas".

^ No es posible mencionar aquí todos los estudios históricos recientes sobre el Chiapas colonial. Algunos de los más importantes son: D. Aramoni Calderón, Los reñjgios de lo sagrado; G.

Lenkersdorf, Génesis hist órica de Chiapas; M . H. Ruz, Copanaguastia en un espejo; y " Los rost ros de la resist encia" ; y J. de Vos, La paz de Dios y del Rey; y Vivir en front era.

La historia de Zinacantán a partir de la Independencia ha sido en cambio estudiada por R. Wasserstrom, Clase y sociedad en el cent ro de Chiapas, pp. 129-274.

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Pero para poder realizar est e est udio es necesario ant es que nada at a-car desde sus r aíces la ilu sió n esencialist a propagada por la an t r o p o l o gía cult ur alist a y que ahora es p ar ad ó j i cam en t e r et om ada por m uchos int elect ua-les indianist as. No bast a con reconocer que la cult ur a de los zinacant ecos ha conocido im por t ant es t ransf orm aciones a lo largo del t i em p o . Es necesario ir m ás al l á y cr it icar incluso la idea de que Zi n acan t án es una unidad p o l ít i co -t er r i-t or ial a la que le han sucedido " cosas" , que pueden haber dejado huellas y cicat rices pr of undas y duraderas, pero que no han alt er ado su ident idad m ism a, ni r ot o su cont inuidad h ist ó r ica. En ef ect o, no es posible est udiar la hist or ia de Zi n acan t án a t r avés de los siglos, desde la é p o ca p r eh i sp án i ca hast a nuest ros d ías, por que la act ual com unidad de Zi n acan t án es una crea-ci ó n co lo nial, un result ado de las f or m as de cont r ol p o lít ico y t er r it or ial pues-t as en p r ácpues-t i ca por las aupues-t oridades esp añ o l as. De lo que se pues-t rapues-t a, por lo pues-t anpues-t o, es de escu d r i ñ ar la lent a em ergencia de un ef ím er o sujet o colect ivo, de m os-t rar los jalones de su com pleja co n sos-t r u cci ó n h isos-t ó r ica.

Este es, j ust am ent e, el p r o p ó si t o de est e ar t ícu l o : Narrar c ó m o los esp añ o l es hicier on añ i co s el enor m e señ o r ío p r eh i sp án i co de Zi n acan t án y có m o , de unos cuant os de est os pedazos, n ació y cr eci ó un nuevo sujet o colect ivo: la r ep ú b l i ca de indios de Zi n acan t án , que m ás adelant e, en el per

io-do independient e, d ar ía lugar al act ual m unicipio de Zi n acan t án .

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La co n st r u cci ó n del se ñ o r í o de Zi n a ca n t á n

Los act uales zinacant ecos son hablant es del t zo t zi l , una de las m ás de 20 lenguas que conf or m an la gran f am ilia lin gü íst ica m ayanse. Den t r o de est a f am ilia, los especialist as ubican el t zo t zil en el gr upo deno m inado cholano. De acuerdo con los est udios ar q u eo l ó gi co s y gl o t o cr o n o l ó gi co s, los hablant es de cholano h ab r ían llegado al M acizo Cent ral de Chiapas en el t r anscur so del segundo m ilen io ant es de Cr ist o, provenient es de la Selva del Pet en.

Algunos de est os m igrant es se quedaron en la Selva Lacandona y en las part es bajas del M acizo Cent r al. En est as regiones, el cholano, t ras un largo proceso de d i f er en ci aci ó n , dio lugar al ch o l , al cho nt al, al ch o r t í y al cho lt í. Los d em ás m igrant es cont inuar on su cam ino hacia el nor t e y su lengua evo l u ci o n ó hast a conver t ir se en el t zelt alano. A pr incipio de nuest ra era, llega-ron a la Dep r esi ó n Cent ral d esp u és de haber desplazado hacia el oest e a los zoques que ocupaban la r egi ó n . Ent re los siglos V y X, su lengua se f u e escindiendo hast a dar nacim ient o al t zelt al y al t zot zil.^ ^

" M . Tejada Bouscayrol y J. E. Clark, "Los pueblos prehispánicos de Chiapas", pp. 325-327; y R. M . Adams, "Patrones de cambio de la organización territorial", p. 50.

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A la llegada de los esp añ o l es, las unidades p o lít icas no co i n ci d ían con los gr upos l i n gü íst i co s exist ent es. Tant o t zot ziles, co m o t zelt ales est aban divididos en varios señ o r ío s enf rent ados unos a otros.^^ Por ot r a par t e, las guerras de conquist a h ab ían llevado a varios de ést o s a som et er a pueblos vecinos de habla dist int a a la propia.^^

Los ant iguos zinacant ecos em pezar on a dif erenciarse de los d em ás grupos vecinos de habla t zo t zil y a adquir ir una ident idad pr opia cuando se encont raban asent ados en el ext r em o sur de Los Alt os de Chiapas, sobre la pendient e abr upt a que separa el M acizo Cent ral del Valle del Río Grande de Chiapa. Se t r at a de una r egió n ext rem adam ent e accident ada en la cual, en un t r am o de apenas unos cuant os ki l ó m et r o s, el t er r eno desciende desde los 2,400 m et r os sobre el nivel de m ar en lo alt o de las m o n t añ as que rodean el Valle de Jovel — en donde se encuent ra hoy en d ía San Cr i st ó b al de Las Ca-sas— a los 600 m snm en las m ár gen es del Río Gr ande. Se gú n declararon los zinacant ecos a m ediados del siglo XVI, en un pleit o que los opuso a sus co n -suet udinarios enem igos los chiapanecas por el cont r ol de unas t ier r as, sus " Zacualpas" , es decir sus asent am ient os or iginar ios, se encont r aban en esa zona. Los ant eriores poblador es, los chalchihuit ecos (seguram ent e de lengua t zelt al) les habían " ced id o " sus t ier r as, ant es de m udarse al valle del Río Gr an-de.'^

Con el t i em p o , los zinacant ecos lograron agrandar su t er r it o r io hast a const it uirse en el señ o r ío m ás im por t ant e de la r egi ó n , só l o superado por el de los chiapanecas.^^ A pr incipios del siglo XVI, el t er r it o r io que est aba bajo el cont r ol de los zinacant ecos era sum am ent e ext enso y est aba co n f o r m ad o por un gran n ú m er o de asent am ient os humanos.^ ^ Se iniciaba en Osum acint a y

E. E. Calnek, "Highiand Chiapas Before The Spanish Conquest", pp, 3-5. El conquistador Diego Godoy, "Relación hecha por... a Hernando Cortés", p. 467 dijo refiriéndose a Chiapas: "Todos los pueblos de esta tierra son de esta manera, que tienen guerra unos con otros".

" Véasen algunos ejemplos de ello en E. E. Calnek, "Los pueblos indígenas de las tierras altas",

pp. 115,122,124 y 129-130; [Probanza de M aría Magdalena Tenezacatlán] en J. de Vos,

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Vivir en front era, pp. 207-208; B. Díaz del Castillo, Hist oria verdadera de la conquist a de la Nueva

España, cap. CLXVI, pp. 419-424; A. Megged, "Accommodation and Resislance of Elites in

Transition", pp. 482-483, nota 17; y J. de Vos, La paz de Dios v del Rey, p. 358. '* C. Navarrete, The Chiapanec. Hist ory and Cult ure, pp. 101-102.

" Hacia 1545, fray Tomás de la Torre consideraba que los pueblos más ricos de Chiapas eran Chiapa, Zinacantán, Copanaguastia y algunos de los Zoques, cuyos nombres no menciona: Fr. A. Remesal, Hist oria general de las Indias Occident aleslibro VIII, cap. XVII, vol. II, p.207; y Fr.

F. Ximénez, Hist oria de la provincia de San Vicent e de Chiapa y Guat emala ... (1977), libro II,

cap. LVIII, p. 509.

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Ch i co asé n , a orillas del Río Gr ande, aguas abajo del Cañ ó n del Sumidero,^ ^ e i n cl u ía la M eset a de Ixtapa,^^ el valle act ual de Zinacant án^ ^ y la m it ad o ccdent al del Valle de Jovel.^ ° Se ext en d ía, luego, por la abr upt a ver t ient e m er i-dional del Alt iplano de Chiapas, abarcando el pueblo de Tot olapa y l ó gi ca-m ent e las cercanas ca-minas de áca-m b ar . Este t er r it o r io t er ca-m inaba en los pueblos de M acuil-Suchit epeque y Quet zalt enango, que se encont r aban cerca del se-ñ o r ío de Copanaguast la, t al vez en el Valle del Río Gr ande, t al vez un poco m ás en alt o, en la ver t ient e sur del M acizo Central.^^ Ad e m ás, en un d o cu -m ent o de -m ediados del siglo XVI, los indios descendient es del señ o r ío de Pont ehuit z (cuya cabecera d ar ía lugar en la é p o ca colonial a los pueblo de Sant a M ar t a Xolot epec y M ar ía M agdalena Ten ezacat l án ), que abarcaba ex-t ensas ár eas de las M o n ex-t añ as Cham ulas, del Valle de Hu i ex-t i u p án y de los Valles d e j i t o t o l , parecen ident if icarse con los zinacantecos.^^

Zinacantán: D. Godoy, "Relación hecha por ... a Hernando Cortés", pp. 465 y 467.

Según un documento de 1598, Zinacantán todavía tenía seis sujetos que eran Chiacitepeque, Maycu chute peque [M acuil-Suchitepeque], Xicaltenango, Anqueytepeque, Tultepeque y Ochiatulita: A. Megged, "Accommodation and Resistance of Elites in Transition", p. 489, nota 43. Es probable que antes de la conquista su número fuera mucho mayor como lo señalan otras fuentes a las que haremos referencia más adelante.

E. E. Calnek, "Los pueblos indígenas de las tierras altas", pp. 122 y 124-125.

Fr. F. Ximénez,

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Hist oria déla provincia de San Vicent e de Chiapa y Guat emala ... (1977), libro II, cap. XLIV, p.376.

Aunque en 1571, ios chiapanecas afirmaron haber sido ellos los dueños de las salinas de Ixtapa, los indios de este último pueblo aseguraron haberlas recibido de los pobladores originales, asentados en Uselo, que se habían retirado de la región para ir a vivir a Tabasco: C.

Navarrete, The Chiapanec. Hist ory and Cult ure, pp. 100-102.

Este parece ser el valle que describe D. Godoy, "Relación hecha por ... a Hernando Cortés", p. 465.

Según la memoria oral de los indios de Los Altos el valle de Jovet estuvo ocupado en el pasado por zinacantecos y chamulas.

" C. Navarrete, The Chiapanec. Hist ory and Cult ure, p. 103. En 1528, los zinacantecos fueron

a recibir a Diego de Mazariegos a Jiquipilas para pedirle ayuda para recuperar el control sobre Macuil-Suchitepeque: G. Lenkersdorf, Génesis hist órica de Chiapas, p. 177.

Algunos pueblos sujetos a Zinacantán producían algodón, lo que hace suponer que se encontraban en las tierras calientes del Valle del Río Grande: E. E. Calnek, "Highiand Chiapas Before The Spanish Conquest", p. 15.

Otra posibilidad es que Macuil-Suchitepeque y Quetzaltenango se encontraran en algún lugar entre los Valles de Teopisca y las Terrazas de Socoltenango. Recuérdese que cerca de Aguacatenango había un pueblo denominado Quetzaltepec, que podría ser el mismo que Quetzaltenango.

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Es im p o r t an t e señ al ar q u e, sin necesidad de in clu ir las t ier r as de Pont ehuit z ent r e los d o m in io s de Zi n acan t án , est e señ o r ío era p l u r i l i n gü e ya que la lengua de los zinacant ecos era el t zo t zil, m ient ras que los habit ant es de Osum acint a y Ch i co asé n eran hablant es de zoque, y pr obablem ent e los de M acuil-Suchit epeque y Quet zalt enango lo eran de t zelt al, si reparam os en su u b i caci ó n ent r e ot r os pueblos t zelt ales y en los deseos " independent ist as" que m an i f est ó M acuil-Suchit epeque con respect o a su cabecera, t ras la p r i-m era i n cu r si ó n de los conquist adores españoles.^ ^

Gr acias al co n t r o l q u e e j e r cían so b r e est e vast o t e r r i t o r i o , ios zinacant ecos lograban com pensar la pobreza de la m ayor par t e de sus t ier r as, al asegurarse el acceso a una not able variedad de nichos eco l ó gi co s y a varios recursos nat urales de alt o valor com er cial, t ales co m o la sal de Ixt apa, el á m -bar de Tot olapa, las pieles de t igr e, y las plum as de quet zales, de azulejos y de '7os

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pájaros verdes preciosos" .^ '*

Al expandir sus d o m in io s, los zinacant ecos se pr opusier on t am b i én m ant ener abiert a una r ut a com er cial ent r e las Llanuras de Tabasco por un lado y el Alt iplano de Guat em ala y el Soconusco por el o t r o , que no at ravesara por el t er r it or io de los chiapanecas.^^ En ef ect o una añ ej a r ivalidad o p o n ía a est os dos señ o r ío s, que luchaban por la p r i m acía p o l ít i ca y m ilit ar en el ár ea, por la p o sesi ó n de la sal de Ixt apa y por el cont r ol del com er cio de larga dist ancia.^ *

La Triple Alianza, cuyos com er ciant es, eran const ant em ent e at acados en el Ist m o de Tehuant epec por los chiapanecas y los zapot ecos,^ ' se pr opuso encont rar un cam ino alt er no ent r e M éxi co Te no cht it lán y sus lejanos d o m i -nios del Soconusco.^^ Para ello, en t iem pos de Ahuit zo t l (1487 a 1502), en v i ó a unos pocht ecas disfrazados para que espiaran a los zinacant ecos, segura-m ent e con el f in de planear su post er ior conquist a.^ ^ Esta se llevó a cabo,

" G. Lenkersdorf, Génesis liist óhca de Chiapas, p. 177.

" Vida económica de Tenocht it lan. 7. Pocht ecayot l, V, 5-14, pp. 68-71.

" Véase U. Kóhier, "Reflections on Zinacantan's Role in Aztec Trade with Soconusco"; y J. R Viqueira, "Le mythe des colonies préhispaniques au Chiapas central".

Fr. A. Remesal, Hist oria general de ¡as Indias Occident aleslibro V, cap. XIII, vol. I, p. 409; y

libro X, cap. XVIII, vol. II, pp. 471 -472; Fr. F. Ximénez, Hist oria de la provincia de San Vicent e de Chiapa y Guat emala... (1977), libro II, cap. XLVIII, pp. 388-389; y C. Navarrete, The Chiapanec. Hist ory and Cult ure, pp. 99-103.

" Vida económica de Tenocht it lan. 7. Pocht ecayot l, IV, 16-18, p. 65; y B. Díaz del Castillo, Hist oria verdadera de la conquist a de la Nueva España, cap. CLXVI, pp. 419 y 424.

" U. Kohier, "Reflections on Zinacantan's Role in Aztec Trade with Soconusco".

" Vida económica de Tenocht it lan. 7. Pocht ecayot l, V, 1-15, pp. 68-71; y Fr. B. de Sahagún,

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f inalm ent e, dur ant e el reinado de M o ct ezu m a II (1503 a 1520).^^ Segú n el cronist a An t o n io de Herrera — f u en t e no siem pr e m u y co n f iab le— los m exicas llegaron incluso a poner una gu ar n i ci ó n m ilit ar en Zi n acan t án , pero ni los conquist adores ni los pr im er os frailes dom inicos hacen referencia a ello.^^ Dado que Zi n acan t án no parece haber pagado t r i b u t o a la Triple Alianza,^^ lo m ás pr obable es que los mexicas hayan r ecur r ido a su p o d er ío m ilit ar, no t ant o para sojuzgar a los zinacant ecos, sino m ás bien para garant izar el t r án sit o de m er can cías y t r ibut os del Soconusco por el cam ino que ést o s co n t r o -laban. Así, la " co nquist a" de Zi n acan t án parece haber desem bocado m ás bien en una alianza com er cial y m ilit ar ent r e est e pueblo y M éxi co -Te n o ch t i t l án , alianza consolidada gracias al hecho de que ambas ciudades est aban enf r en-t adas con los chiapanecas.^^

Con la caíd a de M éxico -Ten o ch t it lan en m anos de los conquist ador es esp añ o l es, el delicado equilibr io de fuerzas que exist ía en el ár ea ent r e Chiapa y Zi n acan t án se vio pr of undam ent e alt erado. Los zinacant ecos para evit ar que sus enem igos heredit arios, los chiapanecas, buscaran aprovecharse de la nueva sit u ació n para at acarlos y arrebat arles part e de su t er r i t o r i o , decidier on aliarse con los vencedores de la Triple Alianza, sobre los que, sin duda, d eb ían cor r er t odo t ipo de hist orias y leyendas. Para ello se present aron en 1522 en la villa del Espír it u Sant o (cerca del act ual Coat zacoalcos) para r endir obediencia a los esp añ o l es y, seguram ent e, para pedirles su ayuda cont r a los chiapanecas.^" En 1524, t ras la t o m a de Chiapa por part e de las huest es de Luis M ar ín , acu-dier on a esa ciudad a of recer sus servicios y para m anifest arles, j u n t o con ot r os pueblos, su alegr ía por el result ado de la batalla.^^ Cuando unos d ías d esp u és, Cham ula y Hu i xt án , t ras padecer las prim eras exacciones de los

esp añ o l es, se rebelaron cont r a ést o s, los zinacant ecos condujer on a los co n -

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^ ° The Codex M endoza, vo\ . llt, ff. 15v-16v; y Códice Chimalpopoca, 242, p. 67-68.

A. de Herrera, Hist oria general de los hechos de los cast ellanosDécada IV, libro X, cap. XI,

p. 220.

Fr. A. Remesal, Hist oria general délas Indias Occident aleslibro V, cap. Xlll, vol. I, p. 409; y D.

Juarros, Compendio de la hist oria del reino de Guat emala. 1500-1800, tratado I, cap. II, p. 15,

reiteran esa información, pero todo parece indicar que su fuente es el propio Herrera. " Su nombre no aparece en la "M atrícula de Tributos" del Códice Mendoza: The Codex M endoza, vol. III.

Para una discusión más detallada de este punto, véase U. Kóhier, "Reflections on Zinacantan's Role in Aztec Trade with Soconusco"; y j . P. Viqueira, "Le mythe des colonies préhispaniques au Chiapas central".

" A. Megged, "Accommodation and Resistance of Elites in Transition", p. 488.

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quist adores al Alt iplano de Chiapas y pusieron a su d i sp o si ci ó n hast a 300 guerreros para acabar con la resist encia de los insumisos.^ ^ De sp u é s de de-rrot ar a los cham ulas y a los huixt ecos, un gr upo de zinacant ecos aco m p añ ó a los esp añ o l es a Los Cim at anes, en señ án d o l es el cam ino a las Llanuras de Tabasco que pasaba por Tapilula y su d esvi aci ó n al Valle de Huit iupán.^ ^ No

en vano, Bernal Díaz del Cast illo escr i b i ó de los indios de Zi n acan t án

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''que eran gent e de razón" .

La lealt ad de los zinacant ecos hacia los esp añ o l es co n t i n u ó m anif es-t án d o se a es-t o d o lo largo del siglo XVI. En 1528, f uer on a Jiquipilas a recibir a las t ropas de Diego de M azariegos y a solicit arles su ayuda para recuperar el cont r ol sobre el pueblo de M acuilSuchit epeque, que, apr ovechando los cam -bios que se est aban produciendo, int ent aban " independizarse" de Zinacant án.^ ^ Luego, const r uyer on, seguram ent e j u n t o con los indios de ot r os pueblos veci-nos, las casas y los edificios del asent am ient o esp añ o l en el Valle de Jovel."'' Co nt r ibuyer o n t am b i én a som et er a los pueblos de Los Zoques que se suble-varon cont r a el d o m i n i o esp añ o l en 1533 y par t icipar on en la larga y ar dua conquist a de Los Zendales."^ Los alcaldes y " t at oque" de Zi n acan t án af ir m a-ron en una probanza de m ér it os que present aa-ron en 1621 haber colaborado en la conquist a de Cu scat l án (Guat em ala), San Salvador y Com ayagua (Ho n d u -ras), aunque hast a ahora no se han encont r ado ot ras fuent es que co n f ir m en estas afirmaciones." ^ En 1559, sir vier on co m o auxiliares, j u n t o con sus ant i-guos enem igos los chiapanecas, en la cam p añ a m ilit ar cont r a los lacandones."^

En 1545, los d o m in ico s, que acababan de llegar a Chiapas y que se habían enf r ent ado con los vecinos de Ciudad Real por el pr oblem a de los esclavos indios, se t rasladaron a Zi n acan t án y, al añ o siguient e, const r uyer on un p eq u eñ o convent o en el pueblo." " Dando m uest ras de gran clar ividencia y

¡bid, cap. CLXVI, pp. 425-427.

" D. Godoy, "Relación hecha por... a Hernando Cortés", p. 467; y A. Megged, "Accommodation and Resistance of Elites in Transition", p. 488.

B. Díaz del Castillo, Hist oria verdadera de t a conquist a de ¡a Nueva España, cap. CLXVI, p.

425.

M . H. Ruz, "Una probanza de méritos indígenas, Zinacantán, 1621", p. 348; y G. Lenkersdorf,

Génesis hist órica de Chiapas, p. 177.

M . H. Ruz, "Una probanza de méritos indígenas, Zinacantán, 1621", p. 349.

Ibidem

* ^ Ibid, pp. 341-343 y 349.

*^ Fr. A. Remesal, Hist oria general de las Indias Occident ales libro X, cap. XI, vol. II, pp.

425-426y cap. XII, vol. II, pp. 429-430.; yJ. de Vos, La paz de Dios y del Rey, p. 95.

Fr. A. Remesal, Hist oria general de las Indias Occident aleslibro VI, cap. VI, vol. 1, pp.

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perspicacia, los zinacant ecos t o m ar o n par t ido por los frailes predicadores y se m ant uvier on invar iablem ent e leales a ellos a pesar de las presiones que

r ecibier on de su encom ender o y de las aut oridades civiles españolas." ^ Fue

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tal

el apego de los zinacant ecos a los dom inicos, que ést o s logr ar on, incluso, encont r ar ent r e ellos a una persona — Bar t o l o m é Tzon, el alguacil del pue-b l o — dispuest a a colapue-borar en la er r ad icació n de la poligam ia, a pesar de la f o r t ísi m a resist encia que est a m edida p r o d u cía ent r e la nobleza india, ent r e cuyos int egrant es est a f o r m a de m at r im o n io era ext r em adam ent e habit ual.''^ Result a t am b i én m uy significat ivo el hecho de que las aut or idades ecl esi ást i -cas nunca llegaron a t ener not icia de pr áct i-cas idolát r i-cas en Zi n acan t án . En efecto^ aunque, en 1548, los frailes llevaron a cabo en Zi n acan t án un gran aut o de fe en el que se quem ar on m uchos íd o l o s, ést os no p r o ven ían del pueblo, sino que h ab ían sido descubiert os en Chiapa, y en dist int os lugares de las provincias de Los Zoques y de Los Quelenes." ^

Es pr obable que t odas estas m uest ras de lealt ad y obediencia hayan co n t r ib u id o a que los esp añ o l es, al llevar a cabo las reducciones de los pue-blos de la al cal d ía m ayor de Chiapas, hayan respet ado un poco m ás ia int egr i-dad del t er r it o r io zinacant eco. En ef ect o, no hay que olvidar que la p o l ít i ca de reducciones im pulsada por los dom inicos y por las aut or idades civiles no buscaba t an só l o acabar con los asent am ient os dispersos exist ent es, sino que pr et endía t am b ién dest r uir las unidades polít ico-t er r it or iales p r eh isp án icas, r om per las lealt ades y las solidaridades " ét n i cas" o regionales, y conf inar a los indios en el est recho ám b i t o de sus nuevas " r ep ú b l i cas" .

Sin duda, Zi n acan t án no est uvo a salvo de est a doble p o l ít i ca de co n gr egaci ó n de los asent am ient os dispersos y de f r agm en t aci ó n de los se ñ o -r ío s, pe-r o en su caso, estas m edidas se lleva-ron a cabo de f o -r m a m u y peculia-r.

Las congregaciones

Esta or iginalidad se m an i f est ó sobre t o d o en el relat ivo respet o a los lazos que u n ían ent e sí a los indios del señ o r ío de Zi n acan t án , ya que en lo referent e a los asent am ient os p r eh i sp án i co s, ést o s —al igual que su ced i ó con

" Fr. A. Remesal,

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Hist oria general de las Indias Occident aleslibro VI, cap. XXI!, vol. I, p. 550;

y libro VII, cap. IX y X, vol. II, pp. 49-56; y Fr. F. Ximénez, Hist oria de la provincia de San Vicent e de Chiapa y Guat emala ... (1977), libro II, cap. LVII, pp. 425-431.

" Fr. A. Remesal, Hist oria general de las Indias Occident aleslibro VII, cap. XIX, vol. II, pp.

98-99; y Fr. F. Ximénez, Hist oria de la provincia de San Vicent e de Chiapa y Guat emala ... (1977), libro II, cap. LX, p. 444.

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la gran m ayo r ía de los de la al cal d ía m ayo r — f uer on reubicados y reagrupa-d o s— por lo general en lugares ab i er t o s— para f o r m ar nuevas poblaciones m ás com pact as y m ás f áci l m en t e cont r olables. Así, para f undar la r ep ú b l i ca de indios de Zi n acan t án se junt ar on t res ant iguas poblaciones pr ehispánicas." ^ A su vez, la r ep ú b l i ca de Ixt apa n ació de la f u si ó n de cinco asent am ient os dispersos." ^ Todo indica que en San Felipe se congr egar on los indios que habit aban en el cer r o de Ecat epec con algunos de los que se encont r aban dispersos en el f o n d o del valle de Jo v e l . Osu m a ci n t a y Ch i co asé n f uer o n t am b i én el result ado del reagrupam ient o de diversos asent am ient os disper -sos de lengua zoque.^^

Los habit ant es de Tot olapa, en cam bio, abandonaron por iniciat iva pr o -pia su ant iguo poblado para asent arse en t ierras que h ab ían pert enecido ant e-r ioe-r m ent e a los chiapanecas, ape-rovechando que a pe-r incipios de la d écad a de 1530, ést o s se r ebelar on en dos ocasiones cont r a los esp añ o l es, r et i r án d o se de sus pueblos para concent rarse en lo alt o del Cañ ó n del Sum ider o. Co m o part e de est a exp an si ó n t er r it or ial realizada a expensas de los chiapanecas, ot r os indios del ant iguo señ o r ío de Zi n acan t án f undar o n el pueblo de San Lucas."

" En 1524, en el valle de Zinacantán había tres poblados, que seguramente pasaron a formar parte, tal vez junto a otros, de la nueva república de indios de Zinacantán: D. Godoy, "Relación hecha por... a Hernando Cortés", p. 465.

Fr. F. Ximénez,

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Hist oria de la provir^ cia de San Vicent e de Chiapa y Guat emala ... (1977), libro

II, cap. LXXIV, p. 515.

'" Según, T. A. Lee, "El asentamiento humano precolombino del valle de Hueyzacatlán", es muy probable que el sitio arqueológico de Ecatepec estuviese habitado en el momento de la conquista española.

Por otra parte existen varios testimonios de que en el momento de la fundación de Villa Real en 1528, había indios que vivían y tenían sus siembras en el Valle: H. López Sánchez, Apunt es hist óricos de San Crist óbal de Las Casas, vol. I, pp. 230-231. Cuando los dominicos erigieron su convento a orillas de Ciudad Real en el año de 1547 consideraron que la principal virtud del sitio elegido era que "está en comarca de los indios del valle, y así finalmente acuden todos allí a misa": Fr. F. Ximénez, Hist oria de la provincia de San Vicent e de Chiapa y Guat emala... (1977), libro II, cap. LXIII, pp. 460.

" Al menos eso se deduce del hecho de que estos dos pueblos se componían, el primero de cuatro calpules y el segundo de cinco calpules y dos parcialidades: AGI, Guatemala, 215, exp. 2 (3), ff. 44

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-45V. Pueblo de Osumacinta. Osumacinta, [1690]; y ff. 45v-46v. Pueblo de Chicoasén. Chicoasén, [1690]; G. Enríquez, "Nuevos documentos para la demografía histórica...", p, 151; y "Despoblación deXiquipilas, Tacoasintepec, Las Pitas ..." p. 62. Una parcialidad de Chicoasén era Estapa, pueblo mencionado por B. Díaz del Castillo, Hist oria verdadera de la conquist a de ¡a Nueva España, cap. CLXVI, p. 420

" C. Navarrete, The Chiapanec. Hist ory and Cult ure, pp. 99-103; y E. E. Calnek, "Los pueblos

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Los habit ant es de ot r os asent am ient os f uer on t rasladados f uer a del t er r it or io que h ab ía pert enecido al señ o r ío de Zi n acan t án y reagrupados j u n t o con indios de ot ras unidades polít icas p r eh i sp án i cas. Am ait ic, que al parecer se encont raba en la M eset a de Ixt apa/ ^ f ue r eubicado unos 40 ki l ó m et r o s m ás al est e, en las t ierras f r ías del M acizo Cent r al, sin duda con el o bj et ivo de acercar a sus habit ant es un poco m ás a Ciudad Real y así obligar los a prest ar " servicios personales" a los esp añ o l es de la sede de la al cal d ía m ayor. Pero a fines del siglo XVI, los indios de Am ait ic solicit ar on ser t rasladados a o t r o

lugar, ya que se est aban

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" consumiendo y acabando en el sit io donde ahora est án por ser malo y enfermo" .^ '^ Las aut oridades accedieron f inalm ent e a su

dem anda y les per m it ier on m udarse al pueblo de Sim ojovel, en el f o n d o del Valle de H u i t i u p á n . "

El pueblo de Quet zalt enango del señ o r ío de Zi n acan t án bien p o d r ía ser el m ism o que el que en ciert os docum ent os aparece bajo el n o m b r e de Quet zalt epec. En los añ o s de 1532, los indios de Quet zalt epec se rebelaron cont r a los esp añ o l es y se ref ugiaron en un p eñ ó n , desde el cual of r ecier on una encarnizada resistencia.^^ Tras su der r ot a, f uer on congregados en e! pueblo de Aguacat enango, de lengua t zelt al, dando lugar a la parcialidad del m ism o n o m b r e . "

En cam b i o , i gn o r am o s el d est i n o d e los h ab i t an t es d e M acu i l Suchit epeque que t ras la pr im er a i n cu r si ó n esp añ o l a se h ab ían sublevado co n -t r a los zinacan-t ecos con el f in de recobrar su independencia.

muy irregular en los documentos del siglo XVII que enlistan los pueblos de Chiapas, tal vez porque era a veces considerado como una "estanzuela" de Zinacantán (AGI, Escribanía, 356 A, exp. 1 (1), ff. 223

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-223V, Declaración de los indios vecinos y naturales del pueblo de San Lucas,

estanzuela de Zinacantán, Priorato de Chiapa. Ciudad Real, 25 de noviembre 1719.) o incluso como un ibarrio de Ciudad Real! (AHDSC, exp. 28, ff. 10-12. Carta del señor obispo al señor presidente de Guatemala. Ciudad Real, 20de julio 1659). Sin embargo, lo más seguro es que su poblamiento haya sido continuo.

" E. Calnek, "Los pueblos indígenas de las tierras altas", pp. 126-127, afirma que Amaitic (o Acatepec, en náhuatl) era un sujeto de Zinacantán que se encontraba por el rumbo de San Gabriel o Soyaíó, desgraciadamente no proporciona las fuentes en que basa esta afirmación. " L. Reyes García, "Movimientos demográficos en la población indígena de Chiapas durante la época colonial", p. 31.

" E. Calnek, "Los pueblos indígenas de las tierras altas", pp. 126-127.

J. de Vos, La bat alla del Sumidero, pp. 145-146; y G. Lenkersdorf, Génesis hist órica de Chiapas, pp. 208-209.

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La d e si n t e gr a ci ó n del se ñ o r í o de Zi n a ca n t á n

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Aunque en pr incipio las r ep ú b licas de indios eran t o t alm en t e independient es unas de ot ras —cada una de ellas t en ía su cabildo y pagaba sus t r i b u -t o s— , los esp añ o l es no buscaron r o m p er de -t ajo las relaciones que h ab ían exist ido ent r e los habit ant es del señ o r ío de Zi n acan t án y las t o m ar o n en cu en -t a a la hora de erigir el nuevo or den colonial.

Para em pezar, no hay que olvidar que los esp añ o l es eran conscient es de que las ident idades y las lealt ades p r eh i sp án i cas basadas en las ant iguas unidades polít ico-t er r it or iales no p o d ían desaparecer de un d ía para o t r o , de que no se p o d ía hacer t abla rasa del pasado, y que por lo m enos en un p r im er m o m en t o h ab ía que seguir t o m án d o l as en cuent a. Un caso m uy signif icat ivo de la supervivencia de las viejas solidaridades en el m ar co de las nuevas r ep ú -blicas de indios t u vo lugar en 1 5 7 1 . Ese añ o , se en t ab ló ant e las aut oridades esp añ o les un pleit o ent r e indios por la p o sesi ó n de unas t ierras ubicadas en-t re Chiapilla y Toen-t olapa. Su or iginalidad radica en que el j u icio no se p r esen en-t ó co m o una r ecl am aci ó n de los habit ant es de Chiapilla cont r a los de Tot olapa, com o ser ía l ó gi co suponer dent r o del nuevo or den co lo nial. Por el co nt r ar io , los dem andant es f uer on los indios de Chiapa y los acusados, los habit ant es de Zi n acan t án , San Felipe e Ixt apa. Ad e m ás est as reclam aciones se m ezclan, con sorprendent e nat ur alidad, con la añ ej a disput a ent r e Chiapa e Ixt apa por el cont r ol de las salinas.^^ Es decir que det r ás de ios nom br es de las nuevas r e p ú b l i cas de i n d i o s se en cu en t r an en r ealid ad los an t i gu o s se ñ o r ío s p r eh i sp án i co s de Chiapa y Zi n acan t án , cuya rivalidad ancest ral se m an t en ía viva.

Pero m ás allá de est as ident idades colect ivas que se r esist ían a des-aparecer a pesar de las prof undas t r ansf or m aciones im puest as por el nuevo orden colonial, los esp añ o l es react ualizaron algunos de los lazos que exist ían ent re gran part e de los habit ant es del señ o r ío de Zi n acan t án , d án d o l es cabida en las nuevas inst it uciones que se est aban cr eando.

Así, por ej em plo, dur ant e t o d o el siglo XVI, Ixt apa f ue considerado casi siem pre co m o un sim ple anexo de Zinacant án.^ ^ Solam ent e a pr incipios del siglo siguient e, Ixt apa f ue r econocido t ot alm ent e co m o una r ep ú b l i ca de i n -dios independient e, lo que supuso un debilit am ient o de las relaciones que

C. Navarrete,

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The Chiapanec. Hist ory and Cult ure, pp. 99-103.

" Fr. F. Ximénez, Hist oria de la provincia de San Vicent e de Chiapa y Guat emala ... (1977), libro II, cap. XLIV, p.376.

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t enía con su ant igua cabecera.^" En cam bio, el pueblo de San Lucas si gu i ó siendo considerado hast a principios del siglo XVIII co m o una sim ple est anzuela de Zin acan t án ^ ^ .

Pero el caso m ás sor pr endent e es sin duda el de la encom ienda de Zi n acan t án : Una de las principales f or m as en que la Cor ona r e co m p e n só a los conquist adores y a los f uncionar ios coloniales f ue d án d o l es en encom ienda det er m inados asent am ient os p r eh i sp án i co s, que quedaban obligados a ent r e-garles co m o t r i b u t o diversos pr oduct os y t r abajo. Dado que el p r im er r epar t o de encom iendas se llevó a cabo ant es de que se realizaran las congregacio-nes, no t iene nada de sor pr endent e que ést e se realizara en f u n ci ó n de las unidades po lít ico -t er r it o r iales ant eriores a la conquist a. Ello p er m i t ía ut ilizar los m ecanism os p r eh i sp án i co s de r ecau d aci ó n del t r ib u t o en pr ovecho de los encom ender os y de la Cor ona esp añ o l a. El cor olar io de est a p o l ít i ca era el m ant ener gran part e de los privilegios de la arist ocracia india, de los llam ados " caciques" o " señ o r es de la t ier r a" . Aunque cier t am ent e los f avorecidos por los esp añ o l es no siem pr e f uer o n los ant iguos dirigent es o sus descendient es, sino que en ocasiones su lugar f ue ocupado por opor t unist as que dest acaron por su lealt ad a los conquist ador es. Estos " se ñ o r e s" ser vían ent r e ot ras cosas de int er m ediar ios ent r e la sociedad india y el m u n d o esp añ o l .

La encom ienda de Zi n acan t án ab ar có en un pr incipio los asent am ient os que luego h ab r ían de f undir se en las r ep ú b l i cas de indios de Osum acint a, Ch i co asé n , Am ait ic, Ixt apa, Zi n acan t án , San Felipe, San Lucas, y Río de Ce-dros [ ¿Tot olapa?] , es decir t o d o el ant iguo señ o r ío de Zi n acan t án , con la ex-cep ci ó n de los pueblos t zelt ales de M acuil-Suchit epeque y Quet zalt enango. A pr incipios del siglo XVII, cuando la Cor ona esp añ o l a o p t ó por r edu-cir el poder de los encom ender os, dividiendo las encom iendas or iginales, en el caso de la de Zi n acan t án se r ecu r r ió a un pr ocedim ient o m u y o r iginal. En vez de asignar los dist int os pueblos que la co m p o n ían a varios encom ender os,

Guatemala, 161, exp. 13 (2), 2 ff. Memoria de los pueblos y beneficios que hay en el obispado de Chiapas y lo que tienen los clérigos y frailes. [1595].

^ La primera mención que hemos encontrado de Ixtapa cómo pueblo independiente de Zinacantán es de 1611; AGI, M éxico, 3102, exp. 1, ff. 40-47. [Informe de don Fructus Gómez, deán de la catedral de Chiapas]. Ciudad Real, 1 de octubre 1611.

AGI, Escribanía, 356 A, exp. 1 (1), f. 223-223v. Declaración de los indios vecinos y naturales del pueblo de San Lucas, estanzuela de Zinacantán, Priorato de Chiapa. Ciudad Real, 25 de noviembre 1719.

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se m ant uvo la encom ienda en su f o r m a or iginal, pero su " poseedor " r eci b i r ía solam ent e un porcent aje del t r i b u t o . El rest o se r epar t ir ía ent r e los d em ás beneficiarios. De est a f o r m a, los m ecanism os de r eco l ecci ó n del t r i b u t o de origen p r eh isp án ico se m ant uvier on vigent es t o d avía varias d écad as m ás, ahora bajo el cont r ol de los oficiales r eales."

De la m ism a m anera, los dom inicos, al dividir en parroquias los t er r i -t or ios que adm inis-t r aban, respe-t aron par cialm en-t e los lím i-t es del an-t iguo señ o r ío de Zi n acan t án , aunque para facilit ar el t r abajo del f r aile a su cargo lo am put ar on de los pueblos en los que se hablaba una lengua dist int a del t zo t zi l . Así la pr im it iva par r oquia de Zi n acan t án i n cl u ía los pueblos de Zi n acan t án , Ixt apa, San Felipe, Tot olapa, y m uy pr obablem ent e t am b i én el de San Lucas.^^ Sin em bargo en 1577, obedeciendo ó r d en es del obispo fray Pedro de Feria, los dom inicos t uvier on que ceder el pueblo de San Felipe a los franciscanos que acababan de llegar a Chiapas.^" Con ello la cont inuidad geo gr áf i ca de la p r i -m era parroquia de Zi n acan t án d esap ar eci ó . Ló gi ca-m en t e en 1659, cuando se p r o ced i ó a una nueva d i vi si ó n de los pueblos a cargo de los do m inico s, San Lucas y Tot olapa quedar on int egrados a la parroquia dom inica de Ciudad Real. La de Zi n acan t án se r eduj o, ent onces, a la cabecera y a t res anexos que eran Ixt apa y dos p eq u eñ as poblaciones de recient e cr eaci ó n , San Gabriel y Soyaló.^ ^

En el añ o de 1690, se pr odujo un cam bio f undam ent al en la organiza-ci ó n de est a par r oquia: Los dom inicos t rasladaron la cabecera de Zi n acan t án a Ixtapa.^^ Esta d eci si ó n se explica en buena m edida por las divergent es evo-luciones d em o gr áf i cas y com erciales que am bos pueblos habían conocido t ras la conquist a esp añ o l a.

En ef ect o, Zi n acan t án p ad eci ó con especial int ensidad las epidem ias que diezm ar on a los indios de Chiapas dur ant e los siglos XVI y XVII. En 1565, se d esat ó una epidem ia de pest e que af ect ó sobre t o d o a las m ujer es, a los n iñ o s y a los m ancebos, co m p r o m et ien d o así m uy seriam ent e las posibilida-des de r ecu p er aci ó n de la p o b l aci ó n dur ant e varias décadas.^ ^ A consecuencia " AG!, Escribanía, 334 B, exp. 1, 279 ff.

" J. de Vos,

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Fray Pedro Lorenzo de la Nada, p. 85; y Fr. F. Ximénez, Hist oria de la provincia de San Vicent e de Chiapa y Guat emala ... (1930), libro IV, cap. XVIII, pp. 63-64.

" M . H. Ruz, Chiapas colonial: Dos esbozos document ales, p. 42.

AHDSC, exp. 28, ff. 10-12. Carta del señor obispo al señor presidente de Guatemala. Ciudad Real, 20 de julio 1659.

^ AHDSC, exp. 30, Libro de registro (1683-1730), f. IIOv (11 de octubre 1689); y AGI, Guatemala, 215, exp. 2 (3), ff. 89-90. Ixtapa, cabecera de curato. Ixtapa, [1690]; y ff. 91-92. Pueblo de Zinacantán, de la dicha doctrina. Zinacantán, [1690].

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de ello, Ixt apa se co n vi r t i ó desde 1605 en el asent am ient o m ás grande de la par r oquia.^

Aunque Zi n acan t án cr eci ó ligeram ent e dur ant e la pr im er a m it ad del siglo XVII, ent r e 1650 y 1665 vo l vi ó a suf r ir una im po r t ant e caíd a d em o gr áf i -ca.^^ Una vez m ás Ixt apa lo gr ó salir m ejor libr ado de est a nueva cat ást r o f e. Es pr obable que el hecho de que Ixt apa, a dif er encia de Zi n acan t án , hubiese l o -grado ser liber ado de la o b l i gaci ó n de t rabajar en las obras p ú b l i cas de Ciudad Real haya pr of undizando las diferent es evoluciones d em o gr áf i cas ent r e am -bos p u eb l o s.™

Por ot r a part e, los esp añ o l es m ant uvier on abier t o par t e del cam ino p r eh i sp án i co co n t r o lad o por los zinacant ecos. Esto co n t r i b u yó a m ant ener las relaciones exist ent es ent r e los pueblos de la part e occident al del ant iguo se-ñ o r ío , aunque al m i sm o t i em p o debilit ó a Zi n acan t án f r ent e a Ixt apa. En efec-t o , al desaparecer la lucha abierefec-t a enefec-t r e chiapanecas y zinacanefec-t ecos co m o result ado de la " pax hispana" , el d esvío ent r e Copanaguast la y Osum acint a por Los Alt os de Chiapas para evit ar las exacciones de los chiapanecas d ej ó de t ener sent ido. Sin em bar go, la f u n d aci ó n de Ciudad Real en ei Valle de Jovel act ivó los int er cam bios de esa r egió n con Chiapa, con M éxi co y con Tabasco, aprovechando part e del cam ino zinacant eco. Con la m o d i f i caci ó n de las rut as com erciales, Ixt apa q u ed ó ubicado en el cruce de dos im por t ant es cam inos. Uno de ellos, era el que com unicaba a los habit ant es de Ciudad Real con el puer t o f luvial d e Qu e ch u l ay de ah í con las llanuras del Go lf o de M é xi co y con el Alt iplano de M éxi co . El o t r o cam ino era el que u n ía Chiapa de Indios {que durant e los siglos XVI y XVM f ue el asent am ient o m ás grande y m ás d i n ám i co de t oda la al cal d ía m ayor) con Tabasco a t r avés de la m eset a de Ixt apa, los valles d e j i t o t o l y el valle del r ío Teapa.^^

Las haciendas esp añ o l as hicier on ent onces una discr et a ap ar i ci ó n en

la r egió n de la m eset a de Ixt apa en el siglo XVII y pr incipios del XVIIl, con el f in zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA

AGÍ, M éxico, 3102.. exp. 1, ff. 40-47. [Informe de don Fructus Gómez, deán de la catedral de

Chiapas]. Ciudad Real, 1 de octubre 1611.

AGCA, Guatemala, A.3.2, leg. 825, exp. 15207; AGI, Contaduría, 815, exp. 1, ff. 11v-16v. [Relación de las ciudades, barrios y pueblos, vecinos y tributarios de Chiapas]. Ciudad Real, 20 de mayo 1683; G. Enríquez, "Nuevos documentos para la demografía histórica...", pp.

147-155. En J. R Viqueira,

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Indios rebeldes e idólat ras, pp. 165-180, se hace un análisis crítico de

estas fuentes con el fin de fechar con la mayor exactitud los datos que contienen.

M . H. Ruz, "Una probanza de méritos indígenas, Zinacantán, 1621", pp. 345, 349, y 358-361.

(17)

de abast ecer a los viajeros y pr opor cionar les anim ales de car ga." Este desa-r desa-r ollo com edesa-r cial de Ixt apa explica t am b i én la f u n d aci ó n de los pueblos de San Gabriel y So yal ó , am bos ubicados en los ext rem os de la M eset a. Estos pue-blos son m encionados por pr im er a vez a m ediados del siglo XVII. En los dos casos se t r at a de p eq u eñ o s est ablecim ient os (que t en ían ent r e 12 y 45 t r i b u -t arios) que ser vían de pues-t os de descanso para los vi aj er o s."

La crecient e im por t ancia de Ixt apa no pudo m ás que despert ar r esent i-m ient os ent r e los zinacant ecos, r esent ii-m ient os que sin duda ayudan a ent en-der la act it ud de ést o s ant e la r eb elió n de 1712 que se in ició en el pueblo de

Cancuc.

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La r e b e l i ó n de 1712

A pr incipios del mes de agost o de 1712, est alló en la al cal d ía m ayor de Chiapas una de las rebeliones indias m ás im por t ant es que haya conocido el Reino de Guat em ala. Las provincias de Los Zendales, Cor onas y Chinam pas, y Gu ar d i an ía de Hu i t i u p án —cuya p o b l aci ó n represent aba casi 40% del t ot al de la al cal d ía— se levant aron en armas con el p r o p ó si t o declarado de acabar con el d o m i n i o esp añ o l , cuando una j o ven india de Cancuc, M ar ía de la Can-delaria, d ecl ar ó que la Virgen se le ap ar ecía y le d ecía que h ab ía que m at ar a t odos los esp añ o l es, incluyendo a los frailes y clér igos.^ "

El 12 y el 14 de agost o r espect ivam ent e, los rebeldes at acaron y t o m a-ron Ch i l ó n y Ocosingo, poblados en los que se h ab ían concent r ado los pocos esp añ o l es de la part e norest e de la al cal d ía m ayor. Con estas acciones los rebeldes lograron el co n t r o l de t odos los pueblos de Los Zendales y de la Gu ar d i an ía de Hu i t i u p án , con las ú n i cas excepciones de Sim ojovel y Los Plá-t anos. Los esp añ o l es de Ciudad Real inPlá-t enPlá-t ar on conPlá-t raaPlá-t acar, per o el d ía 25 f uer on sit iados en Hu i xt án . Solam ent e la llegada de r ef uer zos, com puest os pr incipalm ent e por indios del pueblo de Chiapa que se m ant uvier on leales a la Cor ona, los salvó de una inm inent e der r ot a.

«Escritura de venta del sitio El Burrero (1651)», pp. 15-20. Es muy probable que, dado su nombre,Ía hacienda de El Burrero, ubicada a mitad camino entre Zinacantán e Ixtapa, se dedicara principalmente a la cría de burros.

En 1774, el obispo M . García Vargas y Rivera,

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Relaciones de los pueblos del obispado de Chiapas, p. 20, menciona la existencia de la hacienda de San Nicolás al sur de Ixtapa. El obispo

Polanco menciona en 1777 las de San Nicolás, Cácate, Alchitón y El Burrero: AGI, Guatemala, 949, exp. 2 (b), ff. 6v-8v. 3 [Visita de la parroquia de Ixtapa], 21-23 de diciembre 1 777.

" AGCA, Guatemala, A.3.2, leg. 825, exp. 15207.

La relación más detallada de esta rebelión sigue siendo la de Fr. Gabriel de Artiga incluido en Fr. F. Ximénez, Hist oria de la provincia de San Vicent e de Chiapa y Guat emala ... (1971), libro VI,

(18)

De sp u é s de est a bat alla, ios esp añ o l es juzgar on m ás pr udent e at r in-cherarse en Ciudad Real y pedir ayuda a Guat em ala y Tabasco. Así, dur ant e casi t res meses, los rebeldes t uvier on t i em p o para esbozar un nuevo or den social en la am plia r egión que q u ed ó bajó su cont r ol y que se co m p o n ía de las provincias de Los Zendales y de Gu ar d i an ía de Hu i t i u p án , a los que se sum a-ron ent onces part e de la de Coa-ronas y Chinam pas, quedando así incluidos en ella pueblos de habla t zelt al, t zo t zil y ch o l.

Sin em bar go, est a gran r ep ú b l i ca india no r esist ió los em bat es de las t ropas num erosas y bien pert rechadas que llegaron de Guat em ala, al m ando del president e de la Audiencia, don Toribio de Co sío . Der r ot ados p r im er o en Oxchuc, ios rebeldes int ent ar on resist ir en Cancuc, apr ovechando su ubica-ci ó n en lo alt o de un m o nt e rodeado de profundas barrancas, per o, el 21 de noviem br e, f u er o n vencidos por los pedreros y fusiles de los at acant es. Los pueblos m ás cercanos se r indier on ent onces, m ient ras que los habit ant es del nort e de Los Zendales siguieron of r eciendo ciert a resist encia, r ef u gi án d o se en las m o n t añ as. Au n q u e los esp añ o l es no t uvier on que librar m ás bat allas, la t area de sacar a los indios de los m ont es y de r educir los a sus poblados les llevó varios meses de ar duo t r abajo.

Cuando est a r ebelión est alló , los zinacant ecos dudar on q u é act it ud t om ar ant e los acont ecim ient os. Estaban dispuest os a unirse a la r eb el i ó n siem pre y cuando ést a t uviese verdaderas probabilidades de t r iunf ar . Pero si de lo que se t rat aba era de lanzarse a una avent ura suicida, consideraban pr e-f er ible m ant enerse al m ar gen. El pr oblem a radicaba just am ent e en vislu m b r ar ant e cu ál de los dos casos se encont r aban. Cuando los esp añ o l es salieron r u m b o a Hu i xt án , los zinacant ecos pensaron que se encam inaban a una drrot a segura y se prepararon, con pr udencia, a pasarse al cam po rebelde. Apr e-saron a los correos que cruzaban por su pueblo y a un esp añ o l , pr opiet ar io de una labor cercana, Juan de Peñ a, al que sor pr endent em ent e le of r ecier on que f uera su cap i t án . " Pero apenas liego a sus o íd o s el desenlace del enf r ent a-m ient o en Hu i xt án solt ar on a los reos, y acudier on con el padre d o ct r in er o para decir le que só l o se h ab ía t r at ado de un m alent endido. Los esp añ o l es, que necesit aban que e! cam ino real con Chiapa y la Audiencia de M éxi co est uviera abiert o, se hicier on en un pr im er m o m en t o de la vist a gorda.^^

" AG!, Guatemala, 293, exp. 3, ff. 17v-23v. [Carta de don Sebastián de Olivera Ponce de León]. [Ciudad Real, fines de agosto o septiembre 1712].

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M ás adelant e, ant e la pasividad de Ciudad Real, los zinacant ecos vo l -vier on a dudar. Uno de sus alcaldes se d ir igió ent onces a Ch al ch i h u i t án a h ace r — d i j o — unas diligencias.^^ Probablem ent e iba a sondear a los habit an-t es de las M o n an-t añ as Cham ulas sobre su acan-t ian-t ud anan-t e la r eb el i ó n . De sp u é s de est a visit a, los zinacant ecos se m ost r ar on rem isos y alt aneros. A m ediados de sept iem br e las just icias se rehusaron a darle m o nt ur a a un cor r eo que iba a Tabasco a pedir pedreros. Esta desobediencia les co st ó a los alcaldes y regidores el ser condenados a m uer t e por el alcalde m ayor de Ch i ap as.™ De sp u é s de lo cual el co m ú n se m ant uvo en paz, t an só l o algo co m p u n gid o por haber m an

-cillado su f am a de leales defensores de las dos m ajest ades."

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La d e sa p a r i ci ó n del se ñ o r í o de Zí n a ca n t á n

En cam bio, el rest o del ant iguo t er r it o r io del señ o r ío de Zi n acan t án se m ant uvo t ot alm ent e leal a los esp añ o l es dur ant e t o d a la r eb el i ó n . Las dudas y la am b i gü ed ad de Zi n acan t án co n t r ib u yer o n ent onces a pr of undizar las dif e-rencias cada vez m ás evident es ent r e est e pueblo y t odos los ot r os que h ab ían est ado bajo su su j eci ó n . A m ediados del siglo XVIIl, el pueblo de Zi n acan t án f ue separado de la par r oquia de Ixt apa, que q u ed ó lim it ada a la cabecera, San Gabriel y Soyaló.^ '' Esta d i vi si ó n m ar có el punt o f inal del lent o desm em br am ient o del t er r it o r io p r eh i sp án i co de los zinacant ecos, iniciado con la co n -quist a esp añ o l a.

Desde ese m o m en t o , la r ep ú b l i ca de indios de Zi n acan t án e m p e zó a evolucionar de m anera radicalm ent e opuest a al rest o de los pueblos del ant i-guo señ o r ío . En ef ect o, a par t ir de esas fechas, las haciendas esp añ o l as se ext endieron en la M eset a de Ixt apa. En cam bio , Zi n acan t án l o gr ó m ant ener con un poco m ás de éxit o la int egr idad de sus t ier r as.

Por ot r a part e, las t endencia d em o gr áf i cas de los dos pueblos volvie-ron a inver t ir se: M ient r as que Ixt apa en t r ó en un proceso de f r anco est anca-m ient o , Zi n acan t án vio su p o b l aci ó n anca-m ult iplicar se aceleradaanca-m ent e dur ant e t o d o el siglo XV I I l . Lo s zinacant ecos t uvier o n ent onces que buscar t ierras " AGI, Guatemala, 296, exp. 9, ff. 177v-181. Declaración de Mateo Pérez de 35 años. Ciudad Real, 3 de octubre 1712.

" AGI, Guatemala, 295, exp. 5, ff. 67v-74v. Carta [de Pedro Gutiérrez a Toribio de Cosío]. Ciudad Real, 22 de septiembre 1712; y 296, exp. 9, ff. 116-120. Auto [de Pedro Gutiérrez].

Ciudad Real, 18 de septiembrezyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA

1 712.

" AGI, Guatemala, 296, exp. 9, ff. 183v-185v. Carta [de fray José Monroy a Pedro Gutiérrez].

Chamula, 3 de octubre 1712.

M . García Vargas y Rivera,

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Relaciones de los pueblos del obispado de Chiapas, p. 7. AHDSC, exp. 19. [Año de 1778. Borrador del censo de 1778 del obispo Francisco Polanco].

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que cult ivar en lugares cada vez m ás alejados de su pueblo . En 181

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9, su cur a af ir m ó que casi t odos los indios a su cargo t en ían una casa en el pueblo y ot r a

en su milpa.^^ En el siglo XIX, m uchos indios f uer on abandonando la cabecera para inst alarse en f o r m a per m anent e m ás cerca de sus t ier r as, f o r m an d o r ancher ías habit adas por unidades d o m ést i cas gener alm ent e em parent adas ent re sí. Este proceso f ue el que dio nacim ient o a los act uales parajes, que m uchos an t r o p ó l o go s insist en en considerar en f o r m a sim plist a co m o una co n t i n u aci ó n m e cán i ca de las f or m as de po blam ient o disper so de la é p o ca p r eh i sp án i ca.

Pero el f e n ó m e n o m ás im por t ant e que se p r o d u j o dur ant e el siglo XIX y pr incipios del XX f ue la acelerada l ad i n i zaci ó n de t o d o el ant iguo señ o r ío con la ú n i ca excep ci ó n del m u n icip io de Zi n acan t án . Para los añ o s de 1950, en Tot olapa, San Lucas, San Felipe, Ixt apa, So yal ó , San Gabriel {r ebaut izado co m o El Palm ar), Osum acint a y Ch i co asé n , só l o un por cent aje m u y r educido de sus pobladores cont inuaba hablando alguna lengua mesoamericana.^ ^ Ad e m ás p r áct icam en t e t odos ellos h ab ían abandonado los rasgos cult ur ales que se consideraban m ás car act er íst ico s de los indios (com o el uso de una vest i-m ent a pr opia). Este proceso no se d eb i ó t ant o a un pr ogr esivo i-m est izaje con habit ant es venidos de ot r os lugares, sino que f ue m ás bien el r esult ado del abandono de las viejas f or m as de ident idad india con el f i n de ent ablar relacio-nes m enos desiguales con el rest o de la sociedad chiapaneca. En cam b io , los zinacant ecos opt ar on por conservar hast a nuest ros días su ident idad india, acer cán d o se así a los d em ás pueblos de Los Alt os de Chiapas, que nunca habían f o r m ad o part e de su ant iguo t er r it o r io .

A m ediados de nuest ro siglo, Zi n acan t án y sus parajes h ab ían r ot o p r áct icam en t e t odos los lazos que los unían al rest o de los pueblos del an t i-guo señ o r ío y h ab ían adquir ido una personalidad pr opia basada en su lengua, el t zo t zil, en el uso de una vest im ent a or iginal, y en la exist encia de cargos polít icos y religiosos que aseguraban la dependencia de los parajes con res-pect o a la cabecera, rasgos t odos ellos que co n t r i b u ían a m ant ener una iden-t idad localisiden-t a m u y arraigada. Finalm eniden-t e, en el añ o de 1 9 5 1 , se i n au gu r ó el t r am o de la carret era panam ericana que conect a Chiapa de Cor zo con San Cr i st ó b al de Las Casas (ant es Ciudad Real) y que sigue un t r azo dif er ent e al del viejo cam ino p r eh i sp án i co y colonial. Así aunque la carret era cr uza por el m unicipio de Zi n acan t án , ya no lo hace por la cabecera. A par t ir de ese m o

-L. Reyes García, "Movimientos demográficos en la población indígena de Chiapas durante la época colonial", p. 45.

(21)

m en t ó , el pueblo de Zi n acan t án q u ed ó f uera de los cir cuit os com erciales de Chiapas. El escenario est aba puest o para q u e a la llegada de los pr im er os an t r o p ó l o go s nort eam ericanos a Chiapas, ést o s pudieran descubr ir a un gr u-po i n d ígen a aislado que h ab ía logrado conservar int act as sus f or m as de vida y sus creencias por m ás de cinco siglos. La idea de que la ident idad m ism a de ese gr upo era el result ado de un largo proceso de cam bio que se h ab ía inicia-d o en el m o m en t o inicia-de la Conquist a esp añ o l a, no les p asó ni siquiera por la cabeza.

Ho y en d ía, só l o ciert as pr áct icas aisladas — co m o la co st u m b r e de los zinacant ecos de ir a com pr ar sal a Ixt apa para revenderla en San Cr i st ó b al de Las Casas— at est iguan la est recha r elació n que u n ió dur ant e siglos est os dos asent am ient os.^ De la ant igua grandeza del señ o r ío de Zi n acan t án no queda ni siquiera el recuerdo.^^ La inquebr ant able lealt ad de los zinacant ecos hacia los esp añ o l es h ab ía servido solam ent e para ret rasar la d esi n t egr aci ó n

del ext enso t er r it o r io que h ab ía t enido bajo su co n t r o l.

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Reflexiones finales

Son m uchas las en señ an zas que se pueden derivar de est e esf uerzo por m ost r ar el car áct er h i st ó r i co de las ident idades i n d ígen as del est ado de Chiapas y p o r reconst ruir, necesariam ent e en f o r m a f r agm ent ar ia, las et apas de la f o r m aci ó n del act ual t er r it o r io de Zi n acan t án . Señ al em o s aq u í t an só l o dos de las m ás evident es: Los an álisis an t r o p o l ó gi co s no pueden pr escindir de la d i m en si ó n h i st ó r i ca, ni sust it uir la larga, y a m en u d o inf r uct uosa, b ú s-queda de docum ent os h i st ó r i co s y el cuidadoso an álisis de ést o s por vagas especulaciones en las que se " deduce" t oda la evo l u ci ó n h i st ó r i ca de un gr upo hum ano a part ir de la co n f r o n t aci ó n de sus rasgos act uales con aquellos que se suponen f uer on los suyos ant es de la in t r u sió n de la cult ur a occident al.

En segundo lugar, los est udios sobre procesos de cam bio y co n t i n u i -dad cult ur al no pueden ceñ i r se de ninguna m anera a los est rechos lím it es de la co m u n i d ad co m o ha sido el caso de i n n u m er ab l es in vest igacio n es

" El Dr. Robert M . Laughlin, tras leer el manuscrito de este artículo, me ha señalado, muy amablemente, otras costumbres zinacantecas que muy probablemente se derivan de las estrechas relaciones que Zinacantán guardó con Ixtapa, San Lucas yTotolapa. Desgraciadamente

(22)

an t r o p o l ó gi cas. La com unidad no es un sujet o colect ivo int em por al que lucha cont r a el m u n d o ext er ior por preservar su ser y m ant ener su co h esi ó n a t r avés de m ecanism os de r ed ist r ib u ció n de la riqueza, sino una cr eaci ó n h i st ó r i ca, en const ant e t r an sf o r m aci ó n , que es el result ado de proyect os hum anos en cont r ados, m uchos de los cuales t ienen su or igen a cient os o m iles de ki l ó -m et ros de dist ancia. Ninguna in vest igació n d eb er ía olvidar que hoy en d ía t oda realidad hum ana es el pr oduct o de un com plej o ent r elazam ient o de f uer

-zas locales, regionales, nacionales y m undiales.

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Docum ent os ut ilizados

Archivo General de Ce n t r o a m é r i ca (AGCA), Guat em ala, Guat e m ala

AGCA, Guat em ala, A.3.2, leg. 825. ?

AGCA, Guat em ala, A.3.2, leg. 825, exp. 15207. [ Pad r ó n de t r ibut ar ios de la pr ovincia de Guat em ala y San Vicent e de Chiapas] . [21 f f .]

Archivo General de Indias (AGI), Sevilla, Esp a ñ a .

AGI, Co n t ad u r ía, 815.

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Relación de los ramos de la Real Hacienda, valores de ella, cargas y obligaciones: not icias t ocant es a la población: t ribunales,

minist ros y empleados, así en t odo el reino, como en las islas Filipinas: desde 1682 a 1754.

AGI, Co n t ad u r ía, 815, exp. 1 . Guat em ala,[ 1683-1684] . Razó n de las ciudades, villas y lugares, vecindarios y t r ibut ar ios de que se co m p o n en las pr o-vincias del dist r it o de est a Audiencia [186 f f .] .

AGI, Escr ib an ía, 334 B. Guat emala. Pleit os 4 (B).

AGI, Escr i b an ía, 334 B, exp. 1 . Guat em ala, añ o de 1629. Pedro Ar n áe z de So l ó r zan o , co m o padre l egít i m o , ad m in ist r ad o r de su h ij o M el ch o r So l ó r zan o cont r a M elch o r So l ó r zan o , su her m ano, vecinos de la Ciudad Real de Chiapas, sobre la encom ienda de indios de los pueblos de Ixt apa, Sant o Do m i n go Zi n a c a n t á n y o t r o s que t u v o su p ad r e, M e l ch o r So l ó r zan o . Legajo 4 ° de pleit os de Guat em ala [279 f f .] .

AGI, Escr i b an ía, 356 A. Residencias de Guat emala, 13 (A).

(23)

t enient es y m inist r os, y al cabildo, just icia y r egim ient o, y d em ás of icia-les de r ep ú b l i ca que en dicho t i em p o lo f u er o n . Acu m u l ó se a est a resi-dencia, t est im onio de la i n f o r m aci ó n reservada sobre averiguar los f r au-des com et idos por los alcalau-des m ayores en los rem at es de m aíces, chile y f r ijol que pagan los indios por sus t r ibut o s [442 f f .] .

AGI, Guat em ala, 1 6 1 .

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Cart as y expedient es de ¡os obispos de Chiapas. 1541-1699.

AGI, Guat em ala, 1 6 1 , exp. 13 (2). [ 1598] . M em o r i a de los pueblos y benef i-cios que hay en el obispado de Chiapas y lo que t ienen los cl ér i go s [2 f f .] .

AGI, Guat em ala, 215. Cart as y expedient es del president e y oidores de aquella Audiencia. Años de 1653 a 1699.

AGI, Guat em ala, 215, exp, 2 (3). [ 1690. Test im onio de la pr im er a y segunda pregunt a de la visit a general de Scals a la pr ovincia de Chiapas] [ 97 f f .] . AGI, Guat em ala, 293. Expedient e sobre la sublevación y pacificación de 32

puebios de la provincia de Chiapas. Años de 1712-1721.

AGI, Guat em ala, 293, exp. 3. A ñ o de 1712. No . 2 1 . Test im onio del segundo cuader no de aut os hechos a r azó n de las not icias recibidas, part icipadas de la pr ovincia de Chiapas, de m ant enerse en su r eb el d ía los indios de los pueblos del par t ido de Los Zendales sublevados y en r azó n de las providencias que se han dado para su p acif icació n o cast igo [39 f f .] . AGI, Guat em ala, 295. Expedient e sobre la sublevación y pacificación de 32

pueblos de la provincia de Chiapas. Años de 1712 a 1721. Legajo 3" .

AGI, Guat em ala, 295, exp. 5. Guat em ala, añ o s de 1712 y 1713. 8" cuader no. Test im onio de los aut os y providencias que se dier on por el señ o r don Toribio de Co sío , caballero del or den de Calat rava, gober nador y cap it án general del r eino de Guat em ala, y president e de su Real Audiencia, des-de las prim eras not icias que se le par t icipar on des-de la su b l evaci ó n des-de los pueblos de indios del part ido de Los Zendales en la provincia de Chiapas, hast a que su señ o r ía salió de dicha ciudad de Guat em ala a ent ender en su p acif icació n y lo que en su ausencia se act u ó en dicha ciudad de Guat em ala por su t enient e de gober nador y capit án general [ 214 f f .] . AGI, Guat em ala, 295. Expedient e sobre la sublevación y pacificación de 32

pueblos de la provincia de Chiapas. Años de 1712 a 1721. Legajo 4 " y úit imo.

Referencias

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