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Evaluación económica del stent convencional frente al stent recubierto de fármaco en indicadores de riesgo

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(1)

Tesis Doctoral:

EVALUACIÓN ECONÓMICA DEL STENT CONVENCIONAL

FRENTE AL STENT RECUBIERTO DE FÁRMACO EN

INDICACIONES DE RIESGO

DOCTORADO EN CIENCIAS DE LA SALUD Y BIOMEDICINA

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

Autor:

Carlos Martín Saborido

Directores:

Dra. Ana Fernández Santander

y

Dr. Fernando Bandrés Moya

(2)

II

Agradecimientos

A mis padres Jose Carlos y Ana Mª, a mis hermanas Ana y

Amaya, y a toda mi familia que siempre han confiado en mí.

A Noemí y a su infinita paciencia, sin ella esto no hubiera

sido posible.

A Ana Fernández Santander y a Fernando Bandrés Moya, los

mejores directores, orientadores y consejeros que se pueden

tener.

A Silvia Fernández Martínez y Nestor Pérez Mallada por su

inestimable ayuda y consejo en todo momento.

A todas las personas con las que me he cruzado en la vida y

que, sin duda, han aportado algo a que este trabajo se haya

(3)

III 1. GLOSARIO DE TÉRMINOS ... V

2. INTRODUCCIÓN Y ESTADO ACTUAL DE LA TECNOLOGÍA ... 1

2.1. DESCRIPCIÓN DE LA CARDIOPATÍA ISQUÉMICA ... 1

2.2. CONDICIONANTES SOCIALES DE LA CARDIOPATÍA ISQUÉMICA ... 4

2.3. TRATAMIENTO DE LA CI ... 5

2.4. INTERVENCIÓN QUIRÚRGICA DE LA CI ... 7

2.5. INDICACIONES DE RIESGO DEL STENT ... 14

2.6. EVALUACIÓN ECONÓMICA ... 17

3. OBJETIVOS ... 38

4. MATERIAL Y MÉTODOS ... 39

4.1. OBTENCIÓN DE DATOS ... 39

4.2. ANÁLISIS Y TRATAMIENTO ESTADÍSTICO DE LOS DATOS ... 44

4.3. MODELO DE MARKOV ... 45

5. RESULTADOS ... 50

5.1. EFECTIVIDAD STENT CONVENCIONAL... 50

5.2. EFECTIVIDAD DEL STENT RECUBIERTO ... 57

5.3. COSTES ... 64

5.4. UTILIDADES ... 66

5.5. RESULTADOS DEL MODELO ... 68

5.6. ANÁLISIS DE SENSIBILIDAD ... 71

6. DISCUSIÓN ... 94

(4)

IV 8. BIBLIOGRAFÍA ... 107

(5)

V

1.

GLOSARIO DE TÉRMINOS

ACB: Análisis coste beneficio.

ACE: Análisis coste efectividad.

ACTP: angioplastia coronaria transluminal percutanea.

ACU: Análisis coste utilidad.

ASA: Ácido acetil salicílico.

BMS: Bare metal Stent, stent convencional.

BOCM: Boletín oficial de la Comunidad de Madrid.

C/E: Coste efectividad.

CCS: Canadian Cardiovascular Society, Sociedad cardiovascular

canadiense.

CI: Cardiopatía isquémica.

DES: Drug eluting stent, stent recubierto de medicamento.

DT: Desviación típica.

ECA: Ensayo clínico aleatoria.

ECG: Electrocardiograma.

EMEA: European Medicines Agency,agencia europea del

medicamento.

EQ-5D: EuroQoL de 5 dimensiones.

FDA: Food and drug administration, Administración para

alimentos y medicamentos.

FEVI: fracción de eyeccción del ventriculo izquierdo.

GRD: grupo relacionado por el diagnóstico.

HGU: Hospital General Universitario.

HRQoL/CVRS: Health related quality of life, calidad de vida

relacionada con la salud.

HTA: Hipertensión arterial.

IAM: Infarto agudo de miocardio.

IC: Intervalo de confianza.

ICER/RCEI: Incremental cost effectiveness ratio, ratio coste

efectividad incremental.

(6)

VI

IHQL: Index of health-related quality of life, índice de

calidad de vida relacionada con la salud.

IMS: Instituto Madrileño de Salud

LST: Late stent thrombosis, trombosis intrastent tardías.

MACE: Major adverse cardiac events, eventos adversos

cardiacos mayores.

NHS: National Health Service, servicio nacional de salud

NICE: National Institute for Clinical Excellence, instituto

nacional para la excelencia clínica.

NSTIAM: Infarto de miocardio sin elevación de onda ST.

NYHA: New York heart association, aosciación del corazón de

New York.

QALY/AVAC: Quality adjusted life year, año de vida ajustado

por calidad.

RR: Riesgo relativo.

STIAM: Infarto de miocardio con elevación de onda ST.

TCI: Tronco comun izquierdo.

u.m: Unidades monetarias.

(7)

1

2.

INTRODUCCIÓN Y ESTADO ACTUAL DE LA TECNOLOGÍA

2.1.

DESCRIPCIÓN DE LA CARDIOPATÍA ISQUÉMICA

En España como en el resto de países occidentales las

enfermedades cardiovasculares tienen una elevada incidencia

constituyendo la primera causa de muerte en la

población(Maier et al., 2001;Marrugat et al., 2002). Un

tercio de estas muertes por enfermedad cardiovascular se

deben en nuestro país a la cardiopatía isquémica (CI). La CI

está causada por una reducción del flujo sanguíneo al músculo

cardíaco secundario debido a un estrechamiento u oclusión de

la luz de las arterias coronarias. Este estrechamiento es

debido al crecimiento de placas ateroescleróticas en el

interior de los vasos coronarios. El desarrollo de estas

placas puede comenzar en la juventud y progresar durante toda

la vida haciendo que el flujo de la sangre comience a

disminuir en vasos simples o múltiples hasta un nivel en el

cual se desarrollan los primeros síntomas y de esta manera se

puede diagnosticar la enfermedad. La sintomatología más

habitual de la CI es dolor en el pecho, habitualmente

localizado en la región izquierda o en la región retro

esternal y que irradia al brazo izquierdo, cuello e incluso

mandíbula. A veces cursa junto con dificultad respiratoria,

presión sobre el pecho y malestar general. Las

manifestaciones clínicas de la CI pueden ser agudas, crónicas

o de los dos tipos.

Entre las manifestaciones agudas se encuentra el infarto

agudo de miocardio (IAM), la angina inestable y algunas menos

comunes como el shock cardiogénico y la muerte súbita.

Entre las manifestaciones crónicas está la angina

estable, ésta es una condición crónica donde el paciente

(8)

2

episodios con frecuencia van unidos a situaciones de estrés

emocional o físico. La angina estable habitualmente se

estratifica utilizando la clasificación de la Sociedad

Cardiovascular Canadiense (Canadian Cardiovascular Society,

CCS)(Campeau, 1976):

• Clase I: La actividad física ordinaria no causa

angina. Angina con esfuerzos importantes, no

habituales.

• Clase II: Limitación ligera de la actividad

ordinaria. Angina al caminar o subir escaleras

rápidamente, tras las comidas, con frío, por la

mañana.

• Clase III. Limitación marcada de la actividad

diaria. Caminar 1-2 manzanas en llano; subir un

piso; a velocidad normal, causa angina.

• Clase IV: Angina ante el más mínimo esfuerzo.

La angina estable suele ceder con reposo y tratamiento

basado en nitratos y si progresa, puede llegar a convertirse

en una angina inestable o causar un IAM

Dentro de las manifestaciones agudas está la angina

inestable, síndrome que se encuentra a medio camino entre la

angina estable y el IAM, aunque también existen anginas

inestables debutantes sin clínica estable previa. Se

caracteriza por dolor en el pecho de una duración e

intensidad mayor al que se presenta en la angina estable. La

angina inestable puede suceder estando en reposo o con mucho

menos esfuerzo del necesario para desarrollar una angina

estable, además responde peor a la medicación que ésta. La

(9)

3

de IAM: sin elevación de la onda ST (NSTIAM) y con elevación

de la onda ST (STIAM). La clasificación más ampliamente

utilizada para estratificar la angina inestable, es la de

Braunwald (Braunwald, 1989):

• Clase I: Reciente comienzo o progresiva en últimos

2 meses. No dolores en reposo.

• Clase II: Angina reposo, (último episodio > 48

horas).

• Clase III: Angina reposo, (último episodio en las

48 horas precedentes).

• Clase A: Secundaria (anemia, fiebre, arritmias...).

• Clase B: Primaria.

• Clase C: Angina post-infarto.

El infarto sin elevación de la onda ST tiene los mismos

síntomas clínicos que una angina inestable, sumados a

evidencia de necrosis de tejido cardiaco que se evidencia por

concentraciones elevadas de biomarcadores, pudiendo progresar

aun STIAM.

El infarto sin elevación de la onda ST es una condición

aguda con síntomas muy severos en la mayoría de los casos. La

causa es habitualmente una oclusión de arterias coronarias

que si no se trata de inmediato puede causar una necrosis de

una región del miocardio. Esto conlleva una reducción en la

capacidad de bombeo del corazón y por tanto a una

insuficiencia cardiaca. Otras complicaciones pueden ser

(10)

4

2.2.

CONDICIONANTES SOCIALES DE LA CARDIOPATÍA

ISQUÉMICA

Las personas con CI tienen un elevado riesgo de muerte.

Junto al riesgo de muerte, existen otras consecuencias.

Dependiendo de su grado, la angina puede limitar las

actividades de la vida diaria en mayor o menor medida,

también afecta a la calidad de vida y al carácter y

relaciones sociales de las personas (Stavem et al.,

2000;Wandell et al., 2000;Wandell & Brorsson, 2000). La

calidad de vida de las personas con CI está reducida

comparada con la de la población general y con la de personas

con otras enfermedades (Spertus et al., 2000;Wandell et al.,

2000;Wandell & Brorsson, 2000). Así mismo la función sexual

está también dificultada en pacientes de CI(Wandell &

Brorsson, 2000).

La instauración y progreso de la CI depende de varios

factores (Braunwald, 1989). En el estudio INTERHEART (Yusuf

et al., 2004) los investigadores revisaron la historia de 15000 pacientes con IAM y la historia de otras 15000 personas

saludables conformando el grupo control. Aproximadamente el

90% de los IAM podían ser explicados por varios factores de

riesgo fácilmente identificables: género, factores

hereditarios, hipercolesterolemia, tabaquismo, hipertensión

arterial, obesidad, diabetes, reducida ingesta de frutas y

vegetales y una insuficiente actividad física.

La incidencia de la CI en Europa varía de unos países a

otros y dentro de estos también entre regiones. Según los

últimos datos disponibles del estudio MONICA(British heart

foundation, 2007), la incidencia de eventos coronarios en

hombres, varió en Europa de entre los 835/100.000 casos en

(11)

5

En mujeres se hallaron diferencias similares entre los

777/100.000 casos de Glasgow (Escocia, Reino Unido) y los

35.000/100.000 casos de Cataluña.

2.3.

TRATAMIENTO DE LA CI

En la actualidad se dispone de un arsenal terapéutico

importante tanto de tipo farmacológico como quirúrgico para

el tratamiento de la cardiopatia isquémica (Hernandez et al.,

2002).

En cuanto a los medicamentos utilizados, destacan:

NITRATOS. Los nitratos orgánicos tienen un efecto

vasodilatador; a veces se utilizan solos, sobre todo en

pacientes de edad avanzada con síntomas infrecuentes. En

pacientes tratados con formulaciones de nitratos de acción

prolongada con frecuencia se observa tolerancia, que da lugar

a un efecto antianginoso reducido. Los datos sugieren que los

pacientes deben tener un intervalo "libre de nitratos" para

prevenir el desarrollo de tolerancia.

Los efectos adversos, como sofocos, cefalea e

hipotensión postural, pueden limitar el tratamiento con

nitratos, pero también aparece rápidamente tolerancia a estos

efectos. La formulación sublingual de acción corta de

trinitrato de glicerol se utiliza para la prevención de la

angina antes del ejercicio u otro estrés, y para el

tratamiento rápido del dolor torácico. Un comprimido

sublingual de dinitrato de isosorbida es más estable en

almacenaje que el trinitrato de glicerol y es útil en

pacientes que requieren nitratos de manera infrecuente; tiene

un inicio de acción más lento, pero los efectos persisten

(12)

6

BLOQUEADORES BETA-ADRENÉRGICOS. Los bloqueadores

beta-adrenérgicos (bloqueadores beta), como el atenolol, bloquean

los receptores beta-adrenérgicos en el corazón, y en

consecuencia reducen la frecuencia cardíaca, la

contractilidad miocárdica y el consumo de oxígeno, sobre todo

durante el ejercicio. Los bloqueadores beta-adrenérgicos son

el tratamiento de primera línea en los pacientes con angina

estable crónica de esfuerzo; mejoran la tolerancia al

ejercicio, alivian los síntomas, reducen la gravedad y la

frecuencia de crisis de angina, y aumentan el umbral

anginoso.

Los bloqueadores beta se deben retirar de manera gradual

a fin de evitar la precipitación de una crisis anginosa; no

se deben utilizar en pacientes con vasoespasmo coronario

subyacente.

Los bloqueadores beta pueden precipitar asma y no se

deben utilizar en pacientes con asma o antecedente de

enfermedad obstructiva de vía respiratoria. Algunos, como el

atenolol, tienen menos efecto sobre los receptores beta 2

(bronquiales) y son relativamente cardioselectivos. Aunque

tienen menos efecto sobre la resistencia de la vía

respiratoria, no están libres de este efecto y deben

evitarse.

Los bloqueadores beta reducen la frecuencia cardíaca y

pueden inducir depresión miocárdica, raramente pueden

precipitar insuficiencia cardíaca. No se deben administrar en

pacientes con insuficiencia ventricular incipiente, bloqueo

auriculoventricular de segundo o tercer grado, o enfermedad

(13)

7

Los bloqueadores beta se deben utilizar con precaución

en la diabetes, pues pueden enmascarar los síntomas de

hipoglucemia, como una frecuencia cardíaca rápida. La

administración de bloqueadores beta potencia el efecto

hipoglucemiante de la insulina y puede precipitar una

hipoglucemia.

BLOQUEADORES DE LOS CANALES DE CALCIO. Un bloqueador de

los canales de calcio, como el verapamilo, se utiliza como

una alternativa a un bloqueador beta para tratar la angina

estable. Los bloqueadores de los canales de calcio

interfieren con el movimiento de iones de calcio hacia el

interior a través de los canales lentos en el corazón y las

membranas celulares del músculo liso vascular, y da lugar a

relajación de la musculatura lisa vascular.

Pueden reducir la contractilidad miocárdica, deprimir la

formación y propagación de los impulsos eléctricos en el

corazón, y disminuir el tono vascular coronario o sistémico.

Los bloqueadores de los canales de calcio se utilizan para

mejorar la tolerancia al ejercicio en pacientes con angina

estable crónica por aterosclerosis coronaria o con arterias

coronarias anormalmente pequeñas y reserva vasodilatadora

limitada.

Los bloqueadores de los canales de calcio también se

pueden utilizar en pacientes con angina inestable de origen

vasoespástico y en pacientes en los que alteraciones del tono

cardíaco pueden influir sobre el umbral anginoso.

2.4.

INTERVENCIÓN QUIRÚRGICA DE LA CI

Entre la opciones terapéuticas intervencionistas en la

coronariopatía isquémica caben destacar las intervenciones de

(14)

8

la angioplastia coronaria transluminal percutánea (ACTP) con

o sin implantar un stent.

Bypass aorto-coronario. Consiste en suturar una sección

de una vena de la pierna o una arteria del pecho u otra parte

del cuerpo a fin de sortear la sección obstruida o dañada de

la arteria coronaria. El procedimiento crea una nueva ruta

por la que puede fluir la sangre, para que el músculo

cardíaco pueda recibir la sangre rica en oxígeno que necesita

para funcionar adecuadamente.

Durante la operación de bypass, se divide el esternón,

se detiene el corazón y la sangre circula por una máquina de

circulación extracorpórea. A diferencia de otros tipos de

intervenciones cardíacas, no se abren las cavidades del

corazón durante la operación.

Angioplastia transluminal percutánea. Consiste en la

dilatación de una estenosis, producida en alguna arteria

coronaria, que compromete la irrigación de la zona

correspondiente.

Es más factible de realizar cuanto más cerca esté la

lesión y menos arterias estén dañadas.

La técnica consiste en introducir, generalmente a través

de la arteria femoral pero también es posible desde la

arteria radial, un catéter que progresa por aorta hasta

llegar a las coronarias, entrando en ellas. Es un catéter

especialmente diseñado, con un balón hinchable cerca de su

extremo.

Al llegar a la zona estenosada de la arteria coronaria,

se atraviesa dicha estenosis con una guía que lleva

(15)

9

logrando, en la mayoría de los casos (80-90%), una sustancial

ampliación de la luz del vaso.

El 25% de los pacientes suelen sufrir reestenosis antes

de seis meses y precisan una nueva intervención.

Endoprótesis vasculares autoexpandibles o stents. Son

cánulas que se colocan en las arterias coronarias para

mantenerlas permeables. Esta tecnología cuenta con el

inconveniente de poder ocasionar trombosis del stent, que

como cuerpo extraño implantado en la arteria puede provocar

la formación de coágulos sanguíneos que bloqueen la arteria

coronaria y causar infarto agudo de miocardio o requerir una

nueva intervención quirúrgica. También se puede producir un

estrechamiento de la luz o reestenosis en la localización del

stent. Se deben suministrar fármacos antitrombóticos durante

un tiempo para prevenir los coágulos, generalmente, este

tratamiento consiste en la combinación de aspirina y otro

antitrombótico como clopidogrel o ticlopidina, aunque

estudios recientes plantean la posibilidad de un inhibidor de

la ciclooxigenasa 2 (Koo et al., 2007).

Una solución a estos problemas con los stent

convencionales (bare metal stent, BMS) es la utilización de

stents recubiertos de fámacos (drug-eluting stents, DES) que permiten su actividad local sobre el endotelio lesionado sin

toxicidad sistémica. En nuestro país existen varios DES

comercializados que disponen de marca CE. A los DES

previamente comercializados, el stent de sirolimus o

rapamicina (SES, Cypher®) y el de paclitaxel (PES, Taxus®),

se añadierón 2 más en 2005: el stent Janus® recubierto de

tacrolimus y el stent Endeavour® recubierto de ABT 578

(16)

10

Los BMS se emplearon inicialmente como procedimientos de

rescate ante complicaciones o resultados subóptimos de la

angioplastia convencional con balón. Posteriormente su uso se

ha generalizado debido, por una parte, a que permiten

“asegurar” un resultado óptimo tras la intervención y, por

otra, a su capacidad para reducir la tasa de reestenosis en

comparación con la angioplastia convencional con balón

(Serruys et al., 1994a;Rankin et al., 1999;Serruys et al.,

1994a).

Para la decisión sobre el tratamiento de la CI, con

frecuencia esta patología es divida en tres categorías (dos

agudas y una crónica tal y como expliqué al inicio de esta

introducción):

• Infarto agudo de miocardio con elevación del

complejo ST (NSTIAM).

• Infarto agudo de miocardio sin elevación del

complejo ST (STIAM).

• Angina estable.

En los pacientes con STIAM, se suele utilizar una ACTP

inmediatamente si es posible.

En los pacientes con NSTIAM o angina inestable se suele

realizar una ACTP también pero tras 1 o dos días después de

abandonar el hospital.

En pacientes con angina estable, el tratamiento de

elección es realizar una angiografía coronaria seguida de una

ACTP dependiendo de los síntomas, de los cambios

electrocardiográficos, el resultado del test de carga ce

(17)

11

La decisión sobre qué intervención se realizará se basa

en una serie de factores como son el tipo de lesión coronaria

(A, B o C), el tamaño de la lesión (ya sea de un solo vaso o

de varios o de las características del vaso), de los factores

de riesgo que el paciente tenga (diabetes,

hipercolesterolemia, tratamiento con anticoagulantes y

contraindicaciones para tomar agentes antiagregantes) y la

situación clínica actual (intervención de emergencia o

programada). En algunos casos la elección es clara pero en

otros existen dudas a la luz de la evidencia científica

disponible.

Desde el comienzo de la utilización de la angioplastia

coronaria, el fenómeno de la reestenosis ha oscurecido el

progreso de esta técnica. La reestenosis de las lesiones

previamente intervenidas requiere en la mayoría de las

ocasiones la reintervención del paciente, es decir, la

revascularización de la lesión mediante un nuevo bypass o una

nueva angioplastia, generalmente con stent (Serruys et al.,

1994a)

.

Posteriormente los stents cubiertos con fármacos (DES)

en los que se ha logrado incorporar a los stents coronarios

metálicos convencionales diversas sustancias farmacológicas

(Beyar & Roguin, 2001;Fattori & Piva, 2003;Marx & Marks,

2001;Poon et al., 2002;Serruys et al., 1994b;Serruys,

2002b;Serruys et al., 1994a;Serruys, 2002a). Los fármacos con

los que se ha investigado más activamente se dirigen

fundamentalmente a prevenir la proliferación neointimal que

constituye el mecanismo fisiopatológico básico de la

reestenosis intra-stent. Estos stents han casi duplicado el

precio de los stents convencionales (BMS) con lo que el

(18)

12

es necesario evaluar su efectividad y su eficiencia en

relación con el uso de BMS para poder incluirlo en la oferta

sanitaria.

El primer estudio que comparó DES con BMS fue el

estudio RAVEL (estudio multicéntrico en Europa y

Latinoamérica) en pacientes con angina que fueron

aleatorizados a DES recubierto de sirolimus (n=120) o a BMS

(n=118) para el tratamiento de lesiones simples y coronarias

primitivas con un seguimiento clínico de 12 meses y un

seguimiento angiográfico de 6 meses (Morice et al., 2002). El

primer resultado fue la pérdida de luz “intra-stent”

(diferencia del diámetro de la coronaria después de la

implantación del stent y 6 meses después), esta pérdida de

diámetro fue significativamente menor en el grupo DES (media

de -0.01

+

SD 0.33mm) que en el BMS (media de + 0.80

+

SD

0.53 mm). En los años siguientes se fueron utilizando los DES

en pacientes con lesiones más complejas y en el marco

clínico de los síndromes coronarios agudos. En el estudio de

Roiron (Roiron et al., 2006) se observó que la utilización de

DES producía un descenso de eventos adversos mayores (MACEs)

en comparación con la utilización de BMS (19% BMS vs. 10.1%

DES). MACE se define como un compendio de muerte, infarto de

miocardio, y revascularización. En este estudio no se

encontró diferencia en la mortalidad, infarto con elevación

de onda Q y trombosis intra-stent entre el grupo de DES y el

control.

La creencia generalizada de que el problema de las

reestenosis ha sido solventado con la utilización del DES se

ha convertido en un nuevo paradigma en el tratamiento de la

enfermedad coronaria con un gran descenso en la utilización

(19)

13

complejidad en la aplicación de la ACTP dando lugar a un

reemplazo en la utilización del BMS por el DES que en países

como EE.UU. supuso en 2005 que el 90% de los stents

implantados fueran recubiertos (Leon, 2006). En este

contexto de cambio del BMS al DES, determinados efectos

secundarios han llamado la atención de algunos clínicos,

especialmente aquellos daños relacionados con la acción de

los agentes antiproliferativos que recubren los DES. En

ocasiones aparecen trombosis tardías (LST) que constituyen un

serio problema ya que pueden ser causantes de un aumento en

la mortalidad (Eisenberg, 2004). Un meta-análisis reciente

sugiere la posibilidad de un aumento de la mortalidad no

cardiaca relacionada con la utilización de DES(Nordmann et

al., 2006), también se han publicado estudios donde se habla

de una relación entre trombosis tardías y reacciones de

hipersensibilidad al polímero del DES (Virmani et al.,

2004b)

.

Tanto las reestenosis como las trombosis no son

habituales pero constituyen una amenaza como complicación de

los stent coronarios con consecuencias fatales como tasas de

mortalidad a corto plazo de más del 25% tasas de infarto de

miocardio en el 60-70% de los casos(Honda, 2003). La

trombosis intra-stent sucede habitualmente antes de que la

re-endotelización haya concluido, estas raramente ocurren

pasadas la segunda o cuarta semana tras la implantación de un

BMS, pero estas son preocupantes en la implantación de DES

debido al retraso en la endotelización (Tung et al., 2006).

Este problema ha sido el objeto de los estudios con

seguimiento a largo plazo de ensayos previos y de registros

de la aplicación en el mundo real de los DES. Los ensayos

clínicos aleatorizados demuestran que no ocurren más

(20)

14

implantación de un BMS después de más de un año de su uso. En

un estudio observacional, Pfisterer et al. (2006) percibieron

que si se interrumpía la administración de clopidogrel a los

pacientes a los seis meses de recibir el DES, se duplicaban

el número de trombosis tardías: DES 2,6% frente a BMS 1,3%.

Esta probabilidad de trombosis tardía se relaciona al

retraso en la curación de la lesión producida por la

dilatación mecánica del vaso coronario. De esta manera, la

presencia continua de un cuerpo extraño favorece la formación

de trombos. Esta tendencia a formar trombos puede ser mayor

en lesiones coronarias más complejas y en pacientes que

abandonan uno o dos medicamentos de la terapia

antiplaquetaria que se pauta tras la implantación del DES.

El abandono prematuro de la terapia antiplaquetaria se

ha mostrado como un factor de riesgo en las trombosis

tardías. En un estudio observacional prospectivo con

seguimiento a 9 meses, se produjeron LST en un 1.3% de los

pacientes. En 5 de 17 de estos la LST apareció tras el

abandono de la terapia de doble antiagregación. Otros

predictores independientes de LTS fueron: fallo renal,

lesiones en la bifurcación, diabetes y fracción de eyección

baja.

2.5.

INDICACIONES DE RIESGO DEL STENT

En cuanto a las indicaciones de riesgo, en las

recomendaciones basadas en evidencia para el uso de BMS en el

sistema brasileño de salud,

Lima

et al.

(2006)

incluyen

las siguientes indicaciones: arteria descendente anterior

izquierda; diámetro ≥2.5 y 2.75mm; estenosis de longitud 15

y ≤30mm; único vaso permeable; reestenosis intrastent y

diabetes mellitus. También mencionan las siguientes

(21)

15

izquierda; evidencia angiográfica de trombo; IAM últimas 24

horas y bypass. Son en cambio contraindicaciones la

calcificación severa, el embarazo y la dificultad del

cumplimiento de terapia antiplaquetaria.

Beohar et al. (2007) distinguen entre las indicaciones

de colocación de BMS “off-label” (restenosis, bypass,

lesiones largas, tamaño del vaso no registrado) e

indicaciones no comprobadas (tronco principal izquierdo,

ostial, bifurcación u oclusión total).

Win

et al.

(2007)

distinguen los siguientes criterios

de uso “off-label” basados en las indicaciones aprobadas US

Food and Drug Administration (FDA): más de una lesión

tratada, longitud stent > 35 mm, bifurcación, bypass, creatin

kinasa-MB basal mayor de 3 ULN, oclusión total, diámetro

máximo del globo > 4 mm, fracción de eyección < 25%, tronco

principal desprotegido.

Hernandez Antolin et al. (2007) revisan las siguientes

indicaciones de alto riesgo: lesión larga o difusa,

enfermedad en vaso pequeño, lesiones en bifurcación,

oclusiones totales, enfermedad de tronco principal izquierdo,

reestenosis intra-stent, diabetes mellitus, angioplastia

primaria, injertos de safena.

Ruiz-Nodar et al. (2004) estudian los resultados

inmediatos y a medio plazo del stent de rapamicina en

lesiones complejas. Las características más frecuentes

fueron: longitud excesiva, lesiones ostiales, bifurcaciones y

calcificación severa. Analizaron también los pacientes

diabéticos y aquellos con enfermedad multivaso.

Marzocchi et al. (2005) seleccionan un subconjunto de

(22)

16

siguientes: diabetes mellitus, lesión ostial de un vaso

principal, último vaso permeable, vaso principal que

proporciona flujo colateral a otro vaso principal ocluido,

vaso principal en un paciente con fracción de eyección

ventricular <del 35%, arteria coronaria descendente anterior

izquierda, tronco principal izquierdo, bifurcación de un vaso

principal con un vaso colateral >2.5 milímetros, injerto

venoso con una alto “jeopardy score” miocárdico, u

obstrucción total crónica.

Existen por otro lado publicaciones específicas para

algunas de estas indicaciones que presentan un mayor riesgo

de complicaciones, como enfermedad difusa, larga o stents

superpuestos (Stone et al., 2005;Tsagalou et al., 2005),

enfermedad en vaso pequeño (Ardissino et al., 2004;Moreno et

al., 2004;Schampaert et al., 2004) lesiones en bifurcación

(Colombo et al., 2004;Ge et al., 2005;Sianos et al., 2006) ,

oclusiones totales (Buellesfeld et al., 2005;Nakamura et al.,

2005;Werner et al., 2004) enfermedad del tronco principal

izquierdo (Lee et al., 2006;Lee et al., 2005;Valgimigli et

al., 2005b), reestenosis intrastent (Kastrati et al., 2005),

diabetes mellitus (Dibra et al., 2005;Sabate et al., 2005) ,

IAM o angioplastia primaria (Cheneau et al., 2005;Costa et

al., 2005;Ge et al., 2005;Grines et al., 1999;Valgimigli et

al., 2005a) injertos de safena (Costa et al., 2005;Ge et al.,

2006), descendente anterior izquierda (Rao et al., 2007). Así

como diversas publicaciones que muestran la importancia del

tratamiento antiagregante adecuado (Costa et al., 2005;Rao et

al., 2007;Spertus et al., 2006;Valgimigli et al., 2005a).

En el presente estudio se han considerado indicaciones

de elevado riesgo de re-estenosis o eventos clínicos

adversos: lesiones en el tronco coronario izquierdo,

(23)

17

injertos degenerados de safenas; estas supusieron el 13,8% de

los casos que se encuentran en el registro de la Comunidad de

Madrid y el 20,7% del total de lesiones en el estudio de

Grilli et al.(2007).

2.6.

EVALUACIÓN ECONÓMICA

Ante este escenario en el que no existe certeza de que

los DES sean una opción claramente efectiva en las

indicaciones de riesgo, y dado que el coste de éstos es

claramente superior al de los convencionales, han surgido

varios estudios que intentan encontrar la opción más

eficiente para estas indicaciones.

Para encontrar ésta, la disciplina llamada economía de

la salud tiene como objetivo estudiar la distribución de los

escasos recursos disponibles para obtener el máximo

rendimiento posible, medido a través de la mejoría en los

indicadores de cantidad y calidad de la salud.

El objetivo de cualquier sistema sanitario es maximizar

el nivel de salud de la población a la que le da cobertura.

Sin embargo, dado que la demanda de servicios sanitarios

suele estar muy por encima de la oferta, resulta imposible

poder ofrecer todos los recursos existentes. Así, hay que

establecer prioridades para adoptar las terapias que

maximicen la salud de la población, dadas las restricciones

presupuestarias. Por ello, el uso de la evaluación económica

es una herramienta útil que permite comparar tanto el coste

como el beneficio que se obtendrá a la hora de financiar una

alternativa en lugar de otra, al tratar un mismo problema de

salud.

En general, todos los estudios de evaluación económica a

(24)

18

resultados de un programa de salud con los de otro programa

utilizado como comparador o referencia. Sin embargo, es

importante identificar claramente cuáles serán las opciones

comparadas, el plan terapéutico que se va a seguir con el

tratamiento de estudio, el tipo de pacientes que serán

incluidos, y los criterios de diagnóstico de la enfermedad.

Cabe destacar que las características de la muestra de

pacientes sobre la que se va a hacer el análisis económico

condicionarán de forma importante la generalización de los

resultados obtenidos, al igual que ocurre en un ensayo

clínico.

Es importante señalar el contexto en el que se pretende

llevar a cabo la evaluación, es decir, qué ha motivado su

elaboración (fijar el precio de un nuevo fármaco, incluir o

no un fármaco dentro de una lista de programas financiados,

comprar el equipamiento sanitario en un centro hospitalario,

aplicar o no un programa de vacunación en un área de salud o

como en este caso comparar dos intervenciones para un mismo

problema). Por ello, es fundamental tanto definir el objetivo

del estudio como el destino final del mismo e identificar la

audiencia objetivo del estudio ya que de ello depende la

perspectiva y por ende el diseño del estudio. Una perspectiva

desde el punto de vista “del decisor sanitario” (gerente

hospitalario, Sistema Nacional de Salud, Sistema Regional de

Salud, etc), tiene en cuenta los costes sanitarios que

repercuten en estos financiadores, y no los costes que recaen

exclusivamente en los pacientes o en sus cuidadores. En

general, es recomendable considerar todos los costes

asociados a la patología y a la tecnología que se está

estudiando, es decir, hacer el estudio desde una “perspectiva

(25)

19

En las ocasiones en las que es difícil identificar de

forma específica a quién va dirigida una evaluación económica

es recomendable acudir a expertos en el problema clínico para

poder encauzar con su experiencia este problema.

Dado que el objetivo de la evaluación económica es

asignar los recursos disponibles de modo que se obtenga el

máximo beneficio social, resulta relevante el poder estimar e

incluir todos los costes y beneficios que la tecnología de

estudio pueda aportar a la sociedad en su conjunto

(pacientes, cuidadores, familiares, etc). Además, cabe

destacar que llevar a cabo una evaluación económica desde el

punto de vista social, permite hacer diferentes sub-análisis

identificando únicamente los costes y beneficios que soportan

los decisores sanitarios, un área de salud, o los pacientes

en su conjunto.

2.6.1.

Tipos de análisis

En una evaluación económica adquiere una especial

relevancia la selección del tipo de análisis que se desea

llevar a cabo. Para que un estudio sea considerado una

evaluación económica completa se deben cumplir dos requisitos

básicos: que se evalúen tanto los costes como los beneficios;

y que se comparen al menos dos alternativas. Por otro lado,

existen evaluaciones parciales que o bien, únicamente

estudian el impacto económico de las terapias (análisis de

impacto presupuestario), o bien únicamente estiman costes y

beneficios para una terapia (análisis de costes por proceso).

• Análisis coste beneficio (ACB)

En el ACB no sólo se evalúan los costes en términos

monetarios, sino que también los resultados clínicos. Es por

(26)

20

análisis idóneo ya que permitiría poder comparar y expresar

los resultados en unas unidades estandar, unidades monetarias

(u.m.).

Como los beneficios clínicos redundan en los económicos,

la regla de decisión es muy sencilla ya que simplemente se

trata de calcular el beneficio neto (beneficios sanitarios

expresados en u.m. menos los costes que también se expresan

en u.m.). De esta forma, si se recoge el beneficio neto de

todas las alternativas que se comparan, la que proporcione un

beneficio neto mayor será la alternativa dominante. Cabe

señalar que este tipo de análisis es el que tiene mayor

implantación en la evaluación de otros programas de políticas

públicas tales como educación o inversiones públicas, ya que

tiene un sólido referente teórico en la Economía del

Bienestar.

El principal problema que conlleva este tipo de análisis

en una evaluación económica en sanidad es que,

metodológicamente, se ha demostrado que es muy difícil

transformar los beneficios sanitarios en unidades monetarias

de una forma consistente.

• Análisis coste efectividad (ACE)

El ACE es seguramente el tipo de análisis que más se ha

usado en la evaluación de tecnologías sanitarias, ya que bajo

el nombre de ACE se incluyen todas aquellas evaluaciones

económicas que optan por valorar los resultados como:

unidades clínicas intermedias, unidades más genéricas o

medidas de resultado final.

En todas las evaluaciones que comparan dos o más

alternativas, los análisis que se llevan a cabo son siempre

(27)

21

indicador es la Razón de Coste Efectividad Incremental (RCEI

o ICER).

Dadas dos alternativas A y B, el RCEI se expresa a

través del siguiente cociente:

RCEI= (Cb-Ca)/(Eb-Ea)

Donde CA y CB son los costes acumulados y descontados de

las alternativas A y B respectivamente; y donde EA y EB

corresponden a los resultados de efectividad de dichas

alternativas.

El ACE compara los costes adicionales que supone una

tecnología (CB-CA) con los resultados incrementales que

proporciona (EB-EA) a través de un ratio. El RCEI se puede

interpretar como el beneficio marginal que obtenemos con la

última u.m invertida.

Las principales limitaciones que presenta un ACE es que

las unidades de resultado se expresan en unidades naturales

clínicas, y por lo tanto dependerán en gran medida de la

patología y de la tecnología que se pretende evaluar. Este

hecho implica que sea difícil tomar una decisión que implique

la inversión en diferentes tecnologías destinadas a

diferentes patologías

• Análisis coste utilidad (ACU)

Los ACU han ido ganando terreno en las últimas décadas

en el campo de la evaluación económica de tecnologías

sanitarias. En general, toda tecnología sanitaria produce

efectos no sólo en términos de aumento de esperanza de vida,

sino también en la calidad que vida de estos años

adicionales. Los ACU permiten integrar estos dos resultados,

(28)

22

combinación de calidad y cantidad de vida se basa en la

cuantificación de la calidad a través del concepto de

“utilidad”.

En economía este concepto se ubica en el marco de la

teoría del consumidor. Esta teoría describe cómo deciden los

consumidores su cesta de bienes basándose en dos elementos

básicos: sus preferencias por dichos bienes, y su restricción

presupuestaria. La teoría del consumidor nos dice que los

individuos eligen su consumo óptimo maximizando su función de

utilidad, teniendo en cuenta además los precios de los bienes

y la renta disponible (lo que se conoce como restricción

presupuestaria).

De forma similar al campo de la economía, en el ámbito

de la salud se supone que la utilidad de un individuo

relacionada con la salud puede expresarse de forma muy

sencilla mediante su estado de salud o calidad de vida (Q), y

el tiempo que dure en ese estado de salud (Y). Así, la

utilidad total de un estado para un periodo dado se calcula

de la siguiente forma:

U(Q,Y) =U(Q)xY(años)

La utilidad de los estados de salud habitualmente se

expresan en una escala numérica que va de 0 a 1, donde el

valor 0 se supone que es el estado de salud de la “muerte”, y

el valor 1 se supone que es el estado de salud de “perfecta

salud”.

Las utilidades asignadas a un estado de salud concreto

pueden obtenerse a partir de cuestionarios de calidad de vida

relacionada con la salud (CVRS) tales como el EUROQoL o el

SF-36, UTILIDADES. En los ACU la unidad de resultado es

(29)

23

(AVAC). Los AVACs parten del supuesto de que la salud puede

descomponerse en dos factores, la calidad de vida (Q) y la

cantidad de vida (Y), por lo que cualquier estado de salud

puede expresarse mediante el par (Q,Y).

Otro de los supuestos que subyace detrás del concepto de

AVAC es que dado un par cualquiera

(Q,Y) , la utilidad asociada puede medirse como:

U(Q) = V (Q)xY

Dado que la utilidad del estado de salud perfecta es 1

(V(Q)=1), un año de perfecta salud es igual a un AVAC. A

medida que la salud empeora, se supone que V(Q) se va

reduciendo hasta que finalmente llega a 0, que es el estado

de salud de muerte, sin embargo, aunque por consenso sea 0 el

estado de salud de la muerte, no es el peor estado de salud

existente. Es decir, en algunos estudios de CVRS se han

obtenido puntuaciones negativas en algunos estados de salud

que se consideran, peores que la muerte.

• Análisis de minimización de costes (AMC)

El AMC es un caso particular del ACE en el que se asume

que los beneficios clínicos de las terapias que se contemplan

es la misma, es decir se asume que la efectividad de las

terapias es idéntica.

Aunque es muy difícil encontrar dos terapias cuyos

beneficios sean idénticos, a veces puede asumirse que

esencialmente los beneficios son idénticos. En este caso,

dado que los beneficios clínicos se asumen idénticos,

únicamente se tendrá en cuenta la cuantificación de los

recursos y por lo tanto de los costes asociados a estas

(30)

24

2.6.2.

Medida de los costes

El uso de la evaluación económica en sanidad resulta de

utilidad para los decisores sanitarios, ya que permite

identificar tanto los costes como los beneficios de las

tecnologías sanitarias que se están comparando. Podemos

imaginarnos una balanza en la que por un lado se miden los

recursos que consumen cada una de las tecnologías, y por otro

lado los beneficios que se obtienen. De esta forma, haciendo

lo que se conoce como un análisis marginal, se obtiene una

medida de resultado que puede ayudarnos a decidir si compensa

o no el adoptar una tecnología médica frente a la

comparadora.

Por ello, una buena estimación de los costes asociados a

cada una de las tecnologías es un punto clave a la hora de

llevar a cabo cualquier evaluación económica.

El coste de un recurso no es más que el producto de dos

ítems, la cantidad total del recurso consumido, multiplicado

por el valor monetario de una unidad de dicho recurso para un

periodo fijado. Aunque a priori parece muy simple estimar el

coste asociado a un recurso, a la hora de llevar a cabo una

evaluación económica resulta, en ocasiones, una etapa muy

compleja. Al determinar los costes asociados a las diferentes

alternativas de estudio se debe identificar, cuantificar y

por último valorar los recursos asociados.

Todo uso de recursos que suponga un sacrificio conlleva

un coste asociado, y por tanto debe ser recogido dentro de

una evaluación económica. De la afirmación anterior se

desprende uno de los conceptos más importantes en evaluación

económica, el del coste de oportunidad. Asignar recursos a

(31)

25

de no poder utilizar esos recursos a otras actividades que

conllevarían un potencial beneficio.

Los estudios de costes de las enfermedades han sido

criticados con base en tres argumentos.

1. Lo que importa no es el coste total de la enfermedad,

sino lo que se puede hacer para evitarla o mitigarla y los

recursos necesarios para ello.

2. La estimación de los costes totales de una enfermedad

son útiles como medida de los beneficios de programas de

prevención y tratamiento sólo si las intervenciones son

capaces de prevenir o erradicar la enfermedad (análisis

marginal).

3. El hecho de que los costes de una enfermedad sean

mayores que los de otras, no implica que los beneficios vayan

a ser mayores destinando más recursos a la primera.

Aunque las citadas críticas son acertadas, los estudios

de costes no dejan de tener utilidad.

Permiten apreciar el impacto económico de una

determinada enfermedad, al contabilizar la carga social que

conlleva la mortalidad y la morbilidad de dicha enfermedad,

así como los recursos, sanitarios o no, utilizados para

paliar tales efectos y susceptibles de ser utilizados en

proyectos alternativos.

Lógicamente, los recursos no deben asignarse en función

del impacto de una determinada enfermedad, sino allí donde

mayores beneficios en términos de salud produzca una

(32)

26

Sin embargo, los estudios de costes permiten en muchos

casos presentar la verdadera dimensión de un problema de

salud, aportan una información valiosa para la sociedad y

para las personas que han de decidir cómo asignar los

recursos (siempre escasos) y, por tanto, son una pieza más de

cara al diseño óptimo de asignación de prioridades partiendo

de los recursos sanitarios y sociales disponibles.

En cuanto a los tipos de costes, existe cierto consenso

en clasificar los costes en base a su dirección (directos o

indirectos), y en base al ámbito donde éstos ocurren

(sanitarios y no sanitarios).

Los costes directos se relacionan básicamente con la

intervención que se está evaluando. Por un lado están los

costes directos sanitarios, que en general son los soportados

por el financiador de la prestación sanitaria, y que incluyen

los costes de hospitalización, tratamiento, pruebas clínicas,

rehabilitación y equipo médico entre otros. Una parte

importante de los costes directos tiene, sin embargo,

carácter no sanitario, es decir, no implican el uso de

recursos sanitarios, sin embargo suponen una carga económica

importante para el enfermo o sus familiares.

Los costes indirectos son también relevantes para las

evaluaciones económicas en sanidad. Son los costes

relacionados con la morbilidad o la mortalidad prematura

asociada a la enfermedad. En general, estos costes son de

difícil cuantificación, ya que, por ejemplo, los costes

asociados a la morbilidad pueden suponer pérdida de

productividad laboral (reducción de la capacidad de generar

beneficios por parte de un trabajador), o reducción de la

productividad debida al absentismo laboral. Los costes

(33)

27

difíciles de calcular, ya que se debería poder estimar a

través del cálculo del valor actual, la productividad perdida

por el individuo que ha muerto prematuramente a causa de la

enfermedad.

Los costes que se deben incluir en una evaluación

económica dependerán, en gran medida, de la perspectiva que

se ha tomado para el análisis. Es importante señalar que para

identificar los costes, además de la perspectiva del

análisis, es importante tener en cuenta el horizonte temporal

utilizado en el mismo. El horizonte temporal depende en gran

medida de la patología que se está estudiando. En general si

la patología es crónica, resulta interesante poder recoger

todos los beneficios que pueda aportar una nueva terapia, que

suele tener un coste de adquisición mayor que las terapias

actuales. Además, otro factor que puede limitar el horizonte

temporal del estudio son los datos de efectividad de que se

disponen, ya que si tenemos datos de ensayos clínicos de

corto plazo y queremos extrapolar los resultados a largo

plazo, puede ser necesario hacer una serie de supuestos que

pueden llegar a ser muy discutibles. Sin embargo, la

limitación de la inclusión de costes a un periodo corto tras

las intervenciones puede incorporar sesgos en la comparación

de éstas si no hay tiempo suficiente para evaluar su efecto.

Por último, puede ser el propio agente al que se le está

haciendo el análisis quien pueda marcar el horizonte temporal

relevante para él.

Como ya se ha comentado, el coste de un recurso

sanitario no es más que el producto de dos vectores, el del

precio por la cantidad fijado un periodo de tiempo. Una vez

que tenemos identificados los costes que se van a requerir

para la evaluación económica, el siguiente paso será el de

(34)

28

Una vía que actualmente se está usando de forma más

habitual para obtener el uso de recursos es llevar a cabo de

forma paralela la recogida de datos sobre efectividad. Esto

es posible si el estudio de costes se realiza dentro del

ensayo clínico. Esta opción es la que presenta más ventajas,

ya que permite tener datos individuales sobre uso de recursos

por cada paciente y relacionar así las características de los

pacientes con el uso de recursos. El inconveniente de este

método es que los ensayos controlados no reflejan,

normalmente, la práctica clínica real y, por tanto, el uso de

recursos puede no reflejar los costes que se producirán en la

realidad, en cuyo caso se puede estimar los costes a través

de ensayos pragmáticos.

Otra opción es llevar a cabo una búsqueda retrospectiva

en la literatura publicada. En ocasiones ya se ha hecho un

análisis económico similar y es posible, si la evaluación

tiene el suficiente rigor, rescatar estos datos. Lo ideal

sería poder recoger todos los datos disponibles, y hacer un

análisis estadístico similar al meta-análisis, muy usado para

los datos clínicos. Sin embargo, es poco probable que se

encuentren los datos suficientes como para poder hacer un

análisis de ese tipo.

En este caso únicamente se puede llevar a cabo un

análisis descriptivo, obteniendo valores medios, y otros

estadísticos de interés, y será imposible poder relacionarlos

con las características clínicas de los pacientes. Otra vía

para estimar los recursos asociados es pedir información a

través de un panel de expertos clínicos que estén muy

familiarizados con la patología y con la tecnología que se

(35)

29

La medida de todos los recursos necesarios para un

determinado tratamiento puede resultar ser una tarea ardua.

Utilizaríamos lo que se denomina el enfoque de micro-costes

cuando se estima en detalle la cantidad de cada componente de

uso de recursos (pruebas de laboratorio, dosis de medicación,

días de ingreso, material fungible, días de ingreso, servicio

en el que se ingresa, tiempo de cada profesional, etc). Una

vez identificados todos estos recursos, se debe asignar un

“precio” a cada uno de ellos.

Otro enfoque es el de los costes brutos (Gross-costing)

que aunque pueden tener un grado de precisión menor que el de

los micro-costes, puede ser igual de válido para el estudio.

De esta forma más agregada los recursos se identifican, por

ejemplo, como “7 días de ingreso en el servicio de medicina

interna”, en este caso la medida unitaria de “día de ingreso”

ya incluye toda una serie de recursos sanitarios tales como

medicación, personal sanitario, cocina, lavandería, etc.

Una última vía para estimar el coste de un procedimiento

puede ser a través de lo que se conoce como Grupos

Relacionados con el Diagnóstico (GRD). Los GRD constituyen

una técnica de clasificación de los pacientes hospitalarios

en función del diagnóstico y/o procedimiento y otras

variables en un número reducido de grupos homogéneos que

permite el análisis de la producción de los hospitales. Un

aspecto importante relacionado con la valoración de costes es

que los pacientes incluidos dentro del mismo GRD tienen

costes bastante parecidos (iso-recursos).

El hecho de medir total o parcialmente los recursos

consumidos en una alternativa de tratamiento utilizando el

número de cada tipo de GRD representa una forma de agregar

(36)

30

una categoría global (el GRD concreto). En general, se

dispone de estimaciones de costes medios para cada GRD

basadas, en principio, en la medición y valoración de costes

sobre grupos numerosos de pacientes. En este último caso, se

habrá de poner especial atención en comprobar que los

pacientes del estudio no son muy diferentes a la media en la

que se basan las cifras de los GRD. Los GRD son uno de los

sistemas de agrupación de pacientes más utilizados para la

obtención del denominado "case-mix", medida de la complejidad

media de los pacientes atendidos en los hospitales, y los

"pesos relativos", o nivel de consumo de recursos atribuible

a cada tipo o grupo de pacientes.

El valor de un recurso se ha de medir por su coste de

oportunidad. Aunque parezca complicado hacerlo, en Economía

se demuestra que dicho concepto se refleja en los precios de

mercado. Sin embargo en el sector sanitario no existe un

mercado como tal, por lo que es difícil asignar un precio a

algunos de los productos que se ofrecen en este mercado,

incluso hay algunos que no se compran ni se venden como, por

ejemplo, el tiempo que deben dedicar los familiares de un

paciente que necesite sus cuidados, y deban dejar de

trabajar. En este caso, una aproximación puede ser el salario

que está dejando de percibir la persona en cuestión.

Para los bienes que sí se les puede atribuir un precio

de mercado, se asignará este valor. En algunos países, como

por ejemplo ocurre en el Reino Unido

(http://www.cipfa.org.uk) disponen de bases de datos de

costes unitarios centralizadas que facilitan mucho su

valoración. En España existe alguna iniciativa privada

(http://www.esalud.com) que ha ido recogiendo los datos de

las diferentes intervenciones sanitarias que van apareciendo

(37)

31

científicas, memorias de centros sanitarios, boletines

oficiales).

Un aspecto importante a destacar es que los precios

tienen fecha, es decir, corresponden a un periodo de tiempo

concreto. Por ello, si cuando se está llevando a cabo la

evaluación económica, llevamos a cabo una búsqueda de precios

para asignar a los recursos sanitarios, y éstos son de

diferentes fuentes, es importante valorarlos todos en la

misma fecha que, normalmente, es el año en el que se está

llevando a cabo la evaluación económica, o también conocido

como año base. Esto implica que todos los precios deben

actualizarse aplicando un factor de actualización. Como se

sabe, los precios de todos los bienes suelen subir año tras

año (inflación).

2.6.3.

Medida de los efectos de las terapias

comparadas.

Se considera beneficio todo aquello que contribuye a

aumentar el bienestar de los agentes que forman parte de la

sociedad. Pueden distinguirse dos tipos de beneficios, los

sanitarios y los no sanitarios.

Básicamente están referidos a las mejoras en salud

causadas por el programa sanitario en cuestión. Estos

beneficios incluyen los que repercuten directamente en el

paciente y los beneficios que se producen para los cuidadores

o los familiares de un paciente.

Los beneficios sanitarios, o los efectos terapéuticos de

las opciones comparadas pueden obtenerse y medirse a partir

de diferentes fuentes. Lo más común es que dicha información

se obtenga directamente a partir de ensayos clínicos, aunque

(38)

32

estudios epidemiológicos, estudios naturalísticos,

metanálisis, registros de hospitales, historias clínicas, y

en último término a partir de opiniones de expertos.

La medida de los efectos de las terapias compradas irá

en función de la patología y de la tecnología que se está

evaluando, es decir se medirán en unidades clínicas

relevantes.

La eficacia mide el resultado de la intervención en

condiciones ideales, y por ello suelen emplearse los ensayos

clínicos controlados. En función de la patología de estudio,

los resultados de eficacia pueden ser parámetros clínicos

pueden ser parámetros referidos a síntomas), o bien pueden

ser resultados referentes a complicaciones. La efectividad

clínica mide si los efectos que las terapias han demostrado

en condiciones ideales (ECAs), se mantienen en la práctica

clínica real.

En la literatura sobre los métodos de evaluación

económica en sanidad se recomienda el uso de datos de

efectividad para medir los beneficios de las tecnologías

evaluadas, ya que éstas van a ser empleadas en el mundo real,

no en las condiciones ideales de un ensayo clínico, sin

embargo, en muchos casos, los únicos datos de los que

dispondremos son datos de eficacia.

Como se ha expuesto, en función del tipo de análisis que

se ha planteado (efectividad, utilidad,

coste-consecuencia, etc), las variables de resultado clínico

necesarias pueden ser muy diferentes, para una misma

patología de estudio. Sin embargo, si se plantea el análisis

como un coste-consecuencia, necesitaremos obtener además

(39)

33

evitados. Por último, si se plantea el estudio como un

coste-utilidad, será necesario recoger datos relativos a la calidad

de vida relacionada con la salud (CVRS).

Existen otro tipo de beneficios, los no sanitarios que

no son directamente beneficios clínicos, como pueden ser

mejoras en la calidad de vida del paciente. El concepto de

calidad de vida es muy amplio ya que incluye multitud de

aspectos, físicos, sociales, psicológicos, vitalidad, sueño,

salud, etc.

Centrándonos en términos sanitarios, lo que realmente

interesa recoger es la calidad de vida relacionada con la

salud (CVRS), ya que de esta forma se hace referencia

únicamente a aquellos aspectos que están relacionados

directamente con la salud de los individuos.

Al hablar de los análisis coste utilidad se comentaron

algunas de las características del ACU, y revisamos los

aspectos metodológicos que están tras el cálculo de los

AVACs. En general, la medida de la CVRS utilizada en los

AVACs es como una medida que está basada en las preferencias.

Para medir estas utilidades existen dos grandes métodos, los

directos y los indirectos.

• Métodos directos:

La medida directa se puede llevar a cabo a través de

tres métodos: la escala visual analógica, la compensación

temporal, y la lotería estándar.

a) La escala visual analógica: Los individuos ordenan

los estados de salud del más al menos preferido, los señala

en un segmento que se puntúa del 0 (el peor valorado) al 1

(40)

34

b) La compensación temporal: mide la cantidad de vida

que un individuo está dispuesto a sacrificar a cambio de una

mejora en la calidad de vida

c) La lotería estándar: es un método de obtención de

preferencias en la que la utilidad de un estado de salud se

mide en función del riesgo de muerte que una persona está

dispuesta a asumir a cambio de evitar un cierto problema de

salud.

• Métodos indirectos:

Existen otros métodos que permiten la obtención de

utilidades de diferentes estados de salud de una forma

indirecta, son a través de cuestionarios de calidad de vida

genéricos. Los más usados son el Quality Well Being (QWB), el

Health Utility Index (HUI) y el EUROQoL. Sin pretender entrar

mucho en detalle, todos los cuestionarios anteriores tienen

una estructura similar, los estados de salud se describen a

partir de una serie de atributos, cada uno de los cuales

presenta diferentes niveles de gravedad.

2.6.4.

El tiempo y el descuento en la evaluación

económica en sanidad.

Es importante tener en cuenta cuándo se obtienen los

beneficios de una tecnología, ya que los individuos no son

indiferentes al momento del tiempo en el que se dan los

costes y los beneficios. Así, debemos tener en cuenta que

cuanto más tarde ofrece beneficios una nueva tecnología menos

la valoraremos, y cuanto más se retrase el desembolso de la

tecnología más lo valoraremos.

Esta valoración desigual de costes y beneficios, en

función de cuándo se dan éstos, es lo que en economía se

(41)

35

bastante lógico que se asuma esta preferencia temporal. Por

un lado, los individuos valoramos más el presente que el

futuro, cuando se piensa en el futuro, se tiene una cierta

incertidumbre de lo que nos deparará y, en general, pensando

en términos de renta, pensamos que a lo largo del tiempo

nuestros ingresos evolucionarán de forma creciente, por lo

que en el futuro seremos “más ricos” que en el momento

actual.

Esta dimensión temporal debe ser tenida en cuenta de

alguna forma en las evaluaciones económicas. Además es

importante homogeneizar tanto los costes como los resultados

de las alternativas que se está comparando, ya que es posible

que en algunos casos las tecnologías que se evalúan ofrezcan

costes y beneficios en diferentes periodos de tiempo, por lo

que se debe aplicar una técnica que nos permita comprarlos

cuando se dan en diferentes etapas temporales.

En Economía el precio del dinero que se asigna en el

mercado es el tipo de interés. En cierta manera, el tipo de

interés es el coste de oportunidad de llevar a cabo una

inversión hoy, en lugar de invertirlo y disfrutarlo en el

futuro.

Cualquier método que aporte información sobre los costes

y/o los efectos de un medicamento podrá ser utilizado como

base para realizar una evaluación farmacoeconómica. Se pueden

obtener datos sobre eficacia y seguridad de un fármaco a

través de ensayos clínicos, estudios epidemiológicos, bases

de datos, revisiones de la literatura, metaanálisis, opinión

de expertos, etc.

Algunos de estos mismos métodos (p. ej., ensayos

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