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LA CONTRIBUCIÓN DE LOS ARABISMOS A LA FORMACIÓN DEL LÉXICO ESPAÑOL THE CONTRIBUTION OF ARABISMS TO THE FORMATION OF THE SPANISH LEXICON

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LA CONTRIBUCIÓN DE LOS ARABISMOS A LA FORMACIÓN

DEL LÉXICO ESPAÑOL

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THE CONTRIBUTION OF ARABISMS TO THE FORMATION OF

THE SPANISH LEXICON

Souad DAHORI

FLAM, Universidad Cadi Ayyad, Marrakech felizit@yahoo.fr

Resumen:

La larga presencia de los árabes en España (Al Ándalus) tuvo un enorme impacto en la lengua española. Una de las huellas indelebles que la civilización arábigo-musulmana dejó, es de índole lingüística, particularmente en la parcela léxica. El influjo árabe en las lenguas neolatinas ha sido el objeto de muchos estudios cuyo denominador común ha sido y sigue siendo resaltar, sobre todo, la contribución de la civilización árabe a la formación del léxico tanto español como él de las lenguas neolatinas, peculiarmente, el portugués y el italiano. El presente artículo tiene como propósito echar luz sobre cómo la lengua árabe repercutió positivamente en la lengua española. Lo iniciaremos con una introducción histórica poniendo de relieve las etapas de la estancia de los árabes en Al Ándalus, destacaremos luego el contexto lingüístico con la predominación de la lengua árabe para entrar en el meollo de nuestro artículo resaltando cómo contribuyó la lengua árabe a la formación del léxico español subrayando las épocas de mayor introducción de los arabismos.

Palabras clave: arabismos, léxico español, contribución, Al Ándalus, datación. Abstract :

The long presence of the Arabs in Spain (Andalusia) had an enormous impact on spanish language. One of the indelible traces left by the arab-muslim civilization is of a linguistic nature, especially in the lexical area. The Arabic influence on neo-latin languages has been the subject of numerous studies, whose common denominator has been and continues to be to highlight the contribution of arabic civilization to the formation of the Spanish lexicon as well as that of neo-latin languages, peculiarly, the portuguese and the italian.

The purpose of this paper is to shed light on how the arabic language had a positive impact on the spanish language. We will start it with a historical introduction highlighting the stages of the stay of the arabs in Andalusia, then we will focus attention on the linguistic context with the predominance of the arabic language to enter we will then highlighting how the arabic language contributed to the formation of the spanish lexicon underlining the times of greatest introduction of the arabisms.

Key words: arabisms, spanish lexicon, contribution, Andalusia, dating. Introducción

En la alta Edad Media la situación cultural de los árabes era muy superior a la de Occidente latino, cultivaron todos los ámbitos del saber. Gracias a las traducciones que llevaron a cabo en materia filosófica, médica, botánica, zoológica, física, astronómica, etcétera, Occidente se despertó de su letargo y emprendió el proceso de redescubrimiento y asimilación de los autores griegos en los diferentes campos del conocimiento.

Gracias a la Península Ibérica, la vía de las Cruzadas, de las caravanas, y sobre todo la de las repúblicas marítimas, y en menor medida de Sicilia, las voces árabes llegaron a Europa.

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320 Tanto en Al Ándalus como en Sicilia prevalecía el árabe como lengua dominante desbancando a las demás lenguas y dialectos porque como lengua simbolizaba la cultura y fue adaptado principalmente por cristianos y judíos. Se hacía uso de la lengua árabe en el ámbito social, comercial y cultural.

En lo que atañe a la transmisión de los arabismos en la Península Ibérica fue obra de los mozárabes por vía oral directa y por vía indirecta a través las traducciones del árabe al latín.

El influjo de los arabismos en español con respecto a las demás lenguas neolatinas es mayor, la presencia larga de los árabes y el contacto diario con los mozárabes originó un gran número de términos árabes que abundan en botánica, esta intensa influencia no se limitó a la parcela más estrictamente léxica, sino que alcanzó aquella gramatical.

1.Los árabes en España 1.1 Introducción histórica

En el año 711 los árabes emprendieron la conquista de la Península. Grupos procedentes de Oriente y del Norte de África (árabes, sirios y bereberes), al mando de Tarik, vencieron al rey visigodo Don Rodrigo en la batalla de Guadalete. Su avance fue desenfrenado; en menos de ocho años consiguieron ocupar toda Hispania salvo una pequeña franja en el Norte de la Península, donde los núcleos de resistencia fundaron los reinos cristianos peninsulares, que fueron reduciendo paulatinamente el espacio musulmán. España se islamizó, su nombre fue Al-Ándalus172, adoptó en gran parte las costumbres, la cultura y la lengua del dominador y esa influencia desempeñó un importante papel en su evolución histórica. Hasta 1492, con la toma de Granada, cuando el último rey nazarí entregó Granada a los Reyes Católicos y el descubrimiento del Nuevo Mundo, se consigue la parcial expulsión de los musulmanes que culminaría con la expulsión de los moriscos en 1612.

Desde el punto de vista político, la presencia árabe en la Península Ibérica se puede dividir en cinco etapas:

Emirato dependiente de Damasco (711-755): Al-Ándalus estaba bajo el poder del califa de Damasco, aunque sus gobernadores dependían de Ifrīqiya. La capital estuvo en un primer momento en Sevilla para después trasladarse a Córdoba. Este periodo conoció frecuentes luchas entre los propios musulmanes, de diferentes etnias.

Emirato de Córdoba (756-929): En el año 756 el príncipe omeya ʼbd Al-Raḥmān, único superviviente de la masacre de toda su familia por parte de los Abasíes de Damasco, llegó a Al-Ándalus, venció al emir Yūsuf, y se hizo proclamar emir. En el año 773 dio fin a sus relaciones con los Abasíes y se proclamó emir independiente. Tanto sus intentos de unificación como los de sus sucesores abocaron al fracaso. Las luchas internas debilitaron el poder musulmán en Al- Ándalus.

Califato de Córdoba (912-1031): ʼbd. Al-Raḥmān III consiguió devolver la unidad al reino terminando con las revueltas y cosechando triunfos frente a los cristianos del Norte. En su época, la España musulmana llegó a su máximo auge y holgura. En el 929 rompió sus lazos religiosos con Oriente y se proclamó califa amīr al-mūminīn' (jefe de los creyentes). Hizo de Medina-Azahara, un palacio rodeado de bellos jardines y fuentes, su nueva ciudad y morada.

172 El diccionario de Civilización musulmana da la siguiente definición a esta palabra: Este término árabe, de

origen incierto, aunque quizás relacionado con Vandalicia (nombre dado por los vándalos a la Bética), designa los territorios de la península Ibérica que estuvieron sometidos al dominio musulmán entre los siglos VIII y XV. La denominación de Al-Ándalus apareció en una fecha tan temprana como la del año 716, y fue empleada por los árabes para referirse al espacio peninsular incorporado al mundo islámico y con dependencia de su extensión, que fue contrayéndose a medida que avanzaba la reconquista. Al- Ándalus es, por tanto, un término equivalente al de «España musulmana» y, en todo caso, alude a un fenómeno histórico tan singular como fue el de la constitución de una sociedad oriental, de tipo islámico, en occidente.

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321 Sus sucesores conservaron la unidad territorial y política de Al-Ándalus. Destacó la personalidad del visir, Abū Amīr Muḥammad, apodado «Almanzor». Llevó a cabo varias incursiones victoriosas contra los cristianos, sometiendo a ciudades como Zamora, León, Barcelona y Santiago de Compostela (997). En esta última ciudad se apropió de las campanas de la Catedral y las hizo trasladar a Córdoba. A su muerte (1002), las luchas intestinas se apoderaron de nuevo de Al-Ándalus, lo que acabó con el Califato.

Los reinos de taifas (1031-1492): El Califato perduró hasta 1031. Hišām III fue el último califa, pero sin ejercer ningún poder. A su muerte, Al-Ándalus se disgregó en treinta reinos: los reinos de Taifas. Entre ellos sobresalen los de Valencia, Murcia, Toledo, Sevilla, Granada, Badajoz y Zaragoza. Esta fragmentación del poder alentó a los reinos cristianos en su avance hacia el Sur, conquistando Toledo en 1085. Ante esto, los reinos taifas pidieron auxilio a otros pueblos musulmanes del Norte de África. En primer lugar a los almorávides (1086-1140) y más tarde a los almohades (1140-1214). Ambos, almorávides y almohades, feroces defensores del Islam, persiguieron a los mozárabes, obligándolos a huir hacia los reinos cristianos, en especial hacia Toledo.

Tras la derrota de las Navas de Tolosa (1212) y las revueltas del norte de África, el imperio almohade desapareció definitivamente en 1224. Los reinos de taifas fueron reduciéndose paulatinamente ante la expansión cristiana. En la segunda mitad del siglo XIII sólo quedaba ya el reino nazarí de Granada, que se mantuvo durante doscientos cincuenta años, hasta su conquista definitiva por los Reyes Católicos (1492).

1.2 Al Ándalus: lenguas en contacto

Al Ándalus fue el escenario de una variedad de lenguas en contacto, y para comprender la verdadera naturaleza de la influencia árabe sobre las lenguas romances, primero hay que subrayar dos elementos muy importantes, sin los cuales nunca podríamos comprender ni la significación ni la profundidad del influjo árabe sobre las lenguas romances. Se trata del árabe hablado por los musulmanes españoles, el andalusí, y el romance hablado en los territorios bajo la dominación musulmana, el romano-andaluz o mozárabe. Algunos estudiosos de los arabismos utilizan el término hispano-árabe para referirse al dialecto andalusí, CORRIENTE (1992) manifiesta su rechazo hacia esta denominación, la ve como expresión de una actitud tradicionalista que considera a los andalusíes como « fundamentales españoles, o, al menos, hispánicos, con un tinte árabe-islámico». Para él llamar al romanandalusí o el dialecto romance meridional mozárabe es:

Una designación ideológicamente torcida que conviene abandonar, al igual que otras designaciones que encubren inexistentes e imposibles conceptos, en realidad meras distorsiones trasnochadas de la realidad histórica, tales como «España musulmana», el «hispanoárabe» o «árabe hispánico», los« hispanomusulmanes», etc., términos que todos hemos usado en algún momento inadvertidamente, pero en los que ya no es posible dejar de detectar un más o menos consciente deseo de maquillar y reescribir sectariamente la historia de una nación desgraciada, a la que, tras su eliminación física, algunos han querido suprimir como reminiscencia fiel, convirtiéndola en una pasajera anomalía o variante de la identidad de otra, por otra parte, sobradamente respetable y gloriosa para no necesitarse adornarse con plumas ajenas.

MORENO FERNÁNDEZ (2005) sostiene que las fronteras lingüísticas durante la prolongada presencia árabe en la Península Ibérica eran más bien fronteras lingüísticas interiores, en interacción dentro del mismo entorno geográfico que todas compartían:

En la Península dominada por los musulmanes, las fronteras lingüísticas eran más bien interiores, en las que los contactos lingüísticos (latín-romanceado o romance/ árabe/ hebreo/ bereber) se producirán en el seno de la misma sociedad musulmana, ya que fuera rural, ya fuera

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322 urbana. Estas fronteras interiores, estos contactos en el seno de las comunidades de al-Ándalus, condujeron a la creación de variedades que acusaban intensamente la presencia de elementos de la otra lengua.

A principios del siglo VIII y durante varias generaciones, con la llegada de los árabes a la Península Ibérica, algunos hispanorromanos mantuvieron su religión cristiana. Esta población fue designada con el nombre genérico de ḏimiyūn también con los de romanos,

bárbaros o politeístas, habitualmente son denominados mozárabes (del árabe andalusí

mustaʿrabí, y este del árabe clásico mustaʿrab, arabizado), que si bien nunca fue utilizado en Al-Ándalus, era habitual en los territorios cristianos para referirse a quienes permanecían en medio de los árabes. Aunque adoptaron plenamente las tradiciones culturales árabes en el ámbito público, no ocurrió lo mismo con la lengua usada entre ellos, manteniendo la mayoría de ellos sus anteriores dialectos romances muy influidos por el idioma árabe. El romance hablado por ellos se usaría más en el ámbito familiar y dentro de la comunidad mozárabe, frente al ámbito público e intergrupal donde se usaría el árabe en el social, comercial y cultural. Hacia el siglo X el romance del área islámica ya mostraba diferencias sistemáticas con el resto de lenguas romances del norte, tal como muestran los arcaísmos fonéticos del mozárabe. El decrecimiento numérico de los mozárabes se produjo, especialmente, por la conversión al Islam, un hecho que favoreció su entera inserción en la sociedad musulmana. A esto hay que añadir la emigración de muchos mozárabes a los reinos del norte estimulada por la necesidad de repoblar las tierras que los monarcas cristianos iban fundando. Hacia el siglo XII o XIII quedarían muy pocos hablantes de mozárabe, salvo en localizaciones muy aisladas. Las hablas mozárabes se extinguieron sobre el siglo XV por la sustitución con lenguas preeminentes en los reinos cristianos tras la Reconquista (galaico-portugués, leonés, castellano, navarroaragonés, catalán).

Se ignora si el mozárabe fue una lengua unitaria, o si de él se bifurcaban dialectos. Las principales variedades debieron ser las de Toledo y las de Valencia. En cuanto a los testimonios del mozárabe, los estudiosos de este dialecto señalan la falta de documentos escritos en mozárabe y para la reconstrucción del mozárabe están sólo disponibles fuentes indirectas:

- la onomástica

- léxico mozárabe que se ha mantenido en castellano - glosarios latino-árabes

- Voces romances introducidas por botánicos andalusíes - Palabras y frases conservadas en jarchas y zéjeles.

El andalusí es un haz resultante de todos los dialectos hablados en el Al-Ándalus, es miembro del árabe occidental; se creó y se estableció rivalizando con el mozárabe, en una situación de bilingüismo. A pesar de la superioridad numérica de los mozárabes, el dialecto andalusí ocupó una situación privilegiada y dominante, como lengua ciudadana, circunscrita al área urbana y a las clases altas. Una distribución que relegó el romance a las zonas rurales, pobres e incultas. Una situación que hizo que este bilingüismo se convirtiera en monolingüismo en el siglo XIII. Con la reconquista, el uso del dialecto andalusí fue menguando cediendo el paso al romance. La expulsión de los moriscos y la diáspora de los que aún mantenían el dialecto andalusí pusieron fin a la vida de este haz.

El árabe fue la lengua que más peso y prestigio tenía en un contexto que agrupaba a muchas razas hablando diferentes lenguas y dialectos. Fue adaptado por los no musulmanes, principalmente cristianos y judíos. Era el signo de cultura y fue el principal factor catalizador de la unidad de Al Ándalus. La lengua árabe ha podido evolucionar y convertirse en una lengua oficial del Islam; la estrecha relación entre el árabe y el Corán ha sido muy evidente a lo largo

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323 de los siglos, de hecho, el Corán no puede comprenderse sin el dominio de la lengua árabe. Por consiguiente resulta muy dificultoso separar el proceso de arabización del de islamización.

De una lengua tribal sin una gramática escrita, léxicos, la lengua árabe pudo convertirse en una lengua bien cuidada y sistematizada, un cambio positivo que se debió a la expansión del Islam. El interés por la lengua desembocó en intensos estudios lingüísticos que englobaron gramática, lexicografía y todos los aspectos relacionados con el lenguaje. Las ciudades kūfa y Baṣra fueron dos polos radiantes en indagación lingüística, ambas rivalizaron a nivel político, intelectual y lingüístico consolidando su contribución a la codificación de la lengua y al desarrollo de la filología arábiga. Los filólogos árabes detenían saberes gramáticos, lexicográficos y religiosos puesto que el rango social exigía un vasto conocimiento de la poesía y de las letras (adab).

En la época de Al Ándalus, la lengua árabe estaba todavía en su fase de cambio constante. El Corán era el modo de expresión más corriente entre los musulmanes. Sin embargo, no faltaban escollos que obstaculizaban el buen andamiento de la lengua árabe, estos estorbos se debían a factores divisivos. Por una parte el latín que era la lengua de la iglesia, el Estado y la literatura, los dialectos romances derivados del latín eran hablados por la gran mayoría de la población andaluza y el hebreo y el arameo talmúdico, minoritariamente hablados por los judíos. No se limitaba a la literatura religiosa, sino también servía en la literatura destinada al público laico. El uso del hebreo convivía con el judeo-árabe, variedad comunitaria del árabe medio, o sea, un haz mal definido de fenómenos de interferencia entre árabe clásico y dialectal. Por otra parte, el contexto lingüístico variopinto carecía de uniformidad lingüística en cuanto a los árabes y a los bereberes. Incluso los propios árabes hablaban diferentes dialectos y se instalaron en varias zonas de acuerdo con sus contactos tribales. Ocuparon la región sur de la Península hasta Toledo.

Los factores que fortalecieron la lengua árabe y consolidaron la arabización de Al Ándalus fueron múltiples, los recién llegados eran una minoría, pero, con la llegada de los emigrantes y los contingentes militares creció considerablemente. Estos emigrantes eran en su gran mayoría varones, por lo cual se sirvieron de muchos esclavos, esposas y concubinas no musulmanas, por consiguiente, sus hijos musulmanes dominaron las lenguas tanto del padre como las de la madre. Asimismo, el Estado árabe contó con el gran apoyo de los musālima y los muwalladūn, cristianos que se habían convertido voluntariamente al islam) puesto que esta condición social les concedió los mismos derechos y deberes que a los musulmanes nativos, y además incluía que podían mantener intactos sus bienes y no tener que pagar la “capitación” (VERNET GINÉS, 1978, p. 13) como sus compatriotas que prefirieron mantener la fe cristiana o judía.

Es de semejante interés la presencia de los Omeya bajo cuyo gobierno, la lengua árabe era la lengua oficial del imperio a principios del siglo VII. Su ascendencia árabe por la cual sintieron mucho orgullo, contribuyó a la arabización de Al Ándalus a través del Islam, la lengua y las costumbres árabes. La lengua árabe se convirtió en un medio de comunicación diario y corriente entre la población no musulmana. Bajo esta dinastía, los cristianos andalusíes fueron muy fieles a los emires y a los califas y formaron las mejores tropas de choque en las campañas de Almanzor. La arabización fue muy patente. Según MAÍLLO SALGADO (1991[1983]):

En al-Ándalus, efectivamente, el idioma arábigo llegó a ser la lengua vernácula de sus habitantes. Todos, tanto los musulmanes descendientes de conversos cristianos como de judíos, así como de bereberes de la primera oleada de conquista, al volverse arabófonos terminaron por creerse árabes [...]. Este sentir general respondía a la común opinión de los sabios, e incluso al parecer del propio Profeta, que habría dicho: “Ciertamente es árabe quien habla árabe”, y también: “La arabidad no viene del linaje, sino del lenguaje.

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324 Álvaro CÓRDOBA173 no pudo ocultar su miedo ante el avance abrumador de la arabización que desbancó a los demás idiomas y dialectos, en una de sus epístolas lo expresó explícitamente:

Muchos de mis correligionarios leen poesías y cuentos árabes, y estudian las obras de los filólogos y teólogos mahometanos, no para rebatirlas, sino para aprender a expresarse en el lenguaje árabe más correcta y elegantemente. ¿Quién de entre ellos estudia los evangelios, y los profetas, y los apóstoles? ¡Ay! Todos los jóvenes con talento sólo conocen la lengua y la literatura arábigas y leen y estudian asiduamente los libros árabes. Y si alguien habla de libros cristianos replican desdeñosamente que no merecen ninguna atención. ¡Ay! Los cristianos han olvidado su propia lengua y casi no queda entre mil que pueda escribir a un amigo una salutación decente en latín.

No obstante, la preeminencia del árabe, no puso fin a los dialectos romances, la situación política constreñía a los musulmanes y no musulmanes al aprendizaje mutuo de sus respectivas lenguas, un panorama que creó un extenso bilingüismo.

El impacto cultural y lingüístico árabe en España se mantiene en auge hasta aproximadamente el siglo XI, cuando se incorpora el mayor número de arabismos en el castellano. Su declinación comienza a evidenciarse durante la Baja Edad Media, proceso que remata con la toma de Granada, y el Renacimiento eclipsa enteramente su realce. En este período muchos arabismos fueron reemplazados por cultismos y extranjerismos de lenguas europeas y con la expulsión de los moriscos muchos étimos de origen árabe quedaron en el limbo del olvido. RUIZ asegura que: “…Hasta el último día de estancia de los moriscos en

Granada, el árabe fue la lengua viva única de gran cantidad de vecinos de pueblos granadinos, como por ejemplo los de las Alpujarras”.

El latín en España visigoda había sido objeto de ya una trasformación fundamental, tanto en fonética como en léxico, su utilización se limitó a reducidos ambientes cortesanos y culturales. El pueblo empezaba a comunicarse con un romance tosco y embrionario, que seguiría evolucionando hasta que de este tronco común se descompondrán los distintos romances peninsulares, entre los cuales estará el mozárabe que ocupará durante una primera etapa, una posición superior, por cuanto que será el dialecto hablado mayoritariamente en aquellas localidades hispanas que fueron los principales centros de la romanización. Se trata de Toledo, Córdoba, Sevilla, Zaragoza y Mérida, todas ellas constituían el origen de la evolución lingüística del romance mozárabe. Según SOLA-SOLÉ, el mozárabe formó "parte del habla

propia de las comunidades cristianas que, sometidas al Islam, continuaban viviendo en los grandes centros urbanos del antiguo reino visigótico."

En todo el territorio de Al Ándalus, el latín y su derivado mozárabe carecían de uniformidad y unicidad como fue el caso de la lengua árabe.

El latín romanceado empleado por los mozárabes era conocido por los musulmanes como ʿajamiyya, término castellanizado que dio lugar a aljamiado, mezcla del romance mozárabe con el árabe. Pero esta denominación adquiriría con el tiempo una nueva acepción, la del aljamiado usado siglos más tarde por los últimos moriscos hispanos, quienes escribían en romance, pero utilizando los caracteres arábigos.

Con respecto al bereber, la mayoría del ejército lo componía esta etnia, que era superficialmente arabizada e islamizada, una opción movida por razones socioeconómicas para garantizarse un porvenir equiparable al de los árabes. Ocultaban su propia lengua nativa para

173 Alvari Cordubensis opera. Indiculus luminisus, in España Sagrada, ed. H. Flórez, Madrid, 1753, volumen II,

pág. 273, citado por A.A. Vasiliev, History of the Byzantine Empire, Madison, Wis., 1964, volumen I, pág. 216. Cfr. Chejne, The Arabic language, págs. 15 y 181. También H. Pérès, « La langue arabe et les habitants de l’Andalousie au moyen âge », págs. 393-408

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325 no manifestar su procedencia bereber y para conseguir sus aspiraciones y ascender en la escala social, una actitud que explica la desaparición del bereber y la gran escasez de berberismos en el romance septentrional.

2. La contribución de los arabismos a la formación del léxico español. 2.1 El influjo de los arabismos en español

La presencia de la lengua árabe en el léxico español fue muy relevante ocupando la segunda posición tras el latín en el siglo XVI, como lo resalta LAPESA ( ): “El elemento árabe

fue después del latino, el más importante del vocabulario español hasta el siglo XVI. Sumando el léxico propiamente dicho y los topónimos, no parece exagerado calcular un total superior a cuatro mil formas”.

LAPESA prosigue en una nota a pie de página con los datos siguientes:

Los arabismos léxicos cuya etimología está identificada comprenden unas 850 palabras españolas sobre las que se han formado unas 780 derivados. Sus variantes formales son muy numerosas, lo mismo que los vocablos de aspecto árabe cuya filiación concreta aún no ha sido establecida. Añádase más de un millar de topónimos seguros y casi quinientos probables.

Los arabismos aparecen abarcando todos los campos. El vocabulario agrícola tomó en préstamo vocablos como acequia ةيقاسلا , noria ةروعانلا , alcachofa فشرخلا , zanahoria رزجلا ,

arroz زرلأا , café ةوهقلا , algarroba بورخلا ; el vocabulario de la guerra, voces como adalid ليلدلا atalaya يعئلاط, alcazab ةبصقلا , adarga ةقردلا , rebato طابر , alférez سرافلا …; el vocabulario

de la administración, arancel لازنلإا, tarifa ةفيرعت , almoneda ىدانملا, aduana ناويدلا , alcalde يضاقلا; el de la albañilería, zaguán ناوطسأ azotea حطسلا , alcoba ةبقلا, alféizar زيرفإ ,

azulejo جيلزلا, albañil ءانبلا …; el de la vestimenta y el calzado, albornoz سنربلا , caftán ناطفق , jubón ةبج ,babucha شوباب zaragüelles ليوارس …; en los utensilios de casa tenemos: garrafa

فارغ, jarra ةرج taza تسط ; el científico, química: alambique قيبنلإا álcali يلقلا alcohol لحكلا

alquitrán نارطقلا ámbar ربنع , antimonio دمثلإا … matemáticas: algebra ربجلا , algoritmo

يمزراوخلا cifra رفص astronomía: acimutتمس, auge جوأ , nadir ريظن ; al vocabulario de comercio corresponden: almacén نزخملا , calibre بلاق , gabela ةل , quilate ابق طاريق , quintal راطنق tara, حرط, resma ةمزر …; tiempo de ocio: ajedrez جنرطش , azar رهز alfil ليفلا , jaque mate, تام هاشلا

, roque خر ; en los instrumentos musicales: guitarra ةراتيف , laúd دوعلا tambor لبطلا …

También hay infinidad de arabismos en la toponimia: Alcántara, ةرطنقلا Medina, ةنيدم

Alcalá ةعلقلا… Los nombres de muchos ríos españoles empiezan por Guad-, داولا procedente de

Wad, río o valle, en árabe. Incluso nombres de lugares originariamente latinos han pasado al castellano a través de esta lengua: Sevilla < Išbiliya < Hispalis ةيليبشإ.

Desde el punto de vista fonológico y tal como lo afirma CANO AGUILAR (1999, p. 52) no hay en español ningún fonema tomado del árabe ni ninguna pronunciación particular: "Todos

los estudios realizados sobre correspondencia de fonemas de una lengua a la otra han resultado negativos: los respectivos sistemas fonológicos fueron siempre impermeables el uno al otro".

Tanto a LAPESA (1981, p. 145) como a CANO AGUILAR (1999), les parece posible que la influencia de los préstamos árabes haya modificado la frecuencia de ciertos tipos de acentuación: se acrecentaron las palabras oxítonas y proparoxítonas y tuvo lugar el aumento de polisílabas: almogávar, berenjena...

En el campo morfológico, sobresalta la influencia del árabe, destacamos las influencias siguientes:

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326 La anteposición del artículo al-174 لا a muchos sustantivos. alcachofa, alhelí, albañil… Este artículo tiene un valor determinativo, demostrativo y presentativo o enfático (SOLÀ -SOLÉ‚ 1967-68, p. 280). Al pasar al español en forma aglutinada pierde su valor de artículo por lo que los sustantivos españoles van precedidos por al- o a- llevan el artículo romance. En muchos casos, las palabras se ha adjuntado al al- unido a la base latina (almeja, alpiste).

A nivel derivativo, tenemos el sufijo -í, ي para formar gentilicios (ceutí,

marroquí, yemení…) u otros sustantivos o adjetivos (jabalí, maravedí, muladí, baladí…). El

término «alfonsí» يصنوفلأ aparece en el siglo XIII para referirse a lo relativo a Alfonso X. ❖ En las preposiciones, hasta ىتح (< ar. hatta) y las partículas marras, ةرم de

balde, en balde لطاب

En cuanto a los indefinidos, contamos con las voces fulano نلاف (< ár. fulan) y

mengano ناك نم (< ár. man kana), (LLEAL, 1990, p.p: 190-195; LAPESA, 1981, p.p: 133-135).

la forma demostrativa he اه que aparece en combinaciones como: he aquí, heme,

hete…

Las interjecciones hala, اللهو ojalá الله ءاش نإ .

El prefijo español a- أ se ha atribuido a la influencia de la cuarta forma o voz causativa de los verbos árabes. LAPESA (1991) admite que puede tratarse de “arabismo subsidiario” (p. 148).

En el ámbito semántico, asistimos a palabras y expresiones románicas parcial o totalmente arabizadas en cuanto a su significado: infante "niño que no habla" pasó a significar "hijo de noble o de rey. Lo mismo ocurre con hidalgo, fidalgo, hijodalgo; hijo se relacionó con el árabe

ibn "descendiente de primer grado", «relacionado con». Casos como esos son casa

(casa/ciudad), plata (lámina»/plata) (CANO, 1999, p. 54)

Asimismo, el romance reprodujo textualmente algunas fórmulas y frases hechas árabes:

si Dios quiere, Dios mediante, Dios te guarde, Dios te ampare...

2.2 Datación de los arabismos: épocas de mayor introducción

En lo referente a la datación de estos arabismos, COROMINAS lo explica muy bien en la introducción a su diccionario:

Conviene comprender bien el valor de estas fechas: no nos es posible, salvo en raros casos, fijar exactamente el año de la creación de una palabra o de un uso, o de su entrada en el léxico castellano; estos datos nos permiten sólo asegurar que en esta fecha ya estaba en circulación, porque tenemos prueba escrita de su empleo, pero la fecha de entrada sería en general algo anterior, a veces en muchos años y aun siglos, si se trata de un elemento léxico de uso poco frecuente o de una época literaria, en las etapas iniciales, en que aquella parte del léxico aparece poco en la literatura castellana. Es más, es posible que tengamos seguridad de que el vocablo se empleó siempre, y entonces, bien mirado, era casi ocioso dar la primera fecha de su aparición en la literatura castellana.

La relevancia de datar las palabras es interesante, puesto que la fecha es el punto de partida para describir la historia de una voz. La fecha es un absoluto relativo, no señala el comienzo del uso de una palabra sino de su atestación en un documento escrito.

174 Según Federico Corriente, conforme con la tesis beréber de William Elcock (1960), la aglutinación del artículo

a un sustantivo o adjetivo se debe al hecho de que la mayoría de los musulmanes que se instalaron en al-Ándalus eran bereberes superficialmente arabizados. Los bereberes preferían la lengua árabe a su propia lengua, por considerar la suya una lengua desprestigiada de campesinos y porque además, sabían que la lengua árabe les permitía llegar a fuentes de conocimientos en diferentes áreas o ámbitos de la vida. Éstos al aprender el árabe no ignoraron el artículo determinado del árabe, sino por el contrario lo identificaron fonética y funcionalmente con sus prefijos. Así pues, la mayoría de los hispanos que se convirtieron en andalusíes, que a menudo aprendían el árabe de boca de bereberes bilingües con uso exagerado del artículo.

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327 La gran mayoría de los diccionarios etimológicos se basan en la datación relativa, dicho de otro modo, no tienen una fecha exacta sino una referencia histórica, en español tenemos a principios de, a mediados de o a finales de y en italiano antes de (prima di o avanti, ca.= circa). Es un procedimiento que carece de cientificidad. En palabras de MONDÉJAR:

Afirmar sin ninguna clase de reserva que tenemos conocimiento de la primera datación de una palabra., y más cuando se nos presenta como tardía, es, sobre aventurado, poco científico. Por tanto, y en lo que sigue, el concepto de la primera datación ha de verse como un hecho de carácter relativo y sobreentendiendo la limitación de 'hasta ahora' o la de 'por mí conocida'. De lo contrario, nos exponemos a dar por ciertas teorías cuyo fundamento es tan inseguro, como alambicado su desarrollo.

Para TAVANI, la primera documentación de un préstamo no implica su efectiva aceptación por parte de los usuarios, más bien es sólo un elemento indicativo de su disponibilidad "potencial" y que sólo testimonios extraídos de producciones literarias de largo consumo, pueden ofrecer informaciones idóneas sobre la circulación de libros a nivel "popular".

A pesar de la relatividad de la primera atestación, subrayaremos los periodos de mayor introducción de los arabismos y justificaremos los motivos de su incorporación masiva en dichas épocas.

Del corpus de arabismos que hemos podido recoger con su respectiva datación, hemos obtenido el cuadro siguiente en el cual figuran los siglos y el número de arabismos registrados:

X X I X II X III X IV X V X VI X VII X VIII X IX X X 1 1 1 6 2 1 1 01 5 0 5 6 5 7 2 2 1 2 1 9 0 1 En este cuadro notamos que la introducción de los arabismos sigue un orden ascendente. Las primeras atestaciones datan del siglo X, su número va aumentando levemente en el siglo XI y XII, sin embargo, en el siglo XIII registra una fuerte escalada alcanzando ciento un vocablos con una diferencia de ochenta arabismos respecto a la época anterior. En los siglos posteriores al siglo XIII, baja el número de arabismos para mantenerse entre cincuenta y cincuenta y siete en los siglos XIV, XV y XVI. En los siglos XVII y XVIII, conoce otro descenso, en el siglo XIX vuelve a alzarse, pero, sutilmente.

El uso de arabismos ha variado según las épocas; durante el Califato, cuando el centro del poder e irradiación era Córdoba se incorporaron sin resistencia ni competencia, aunque la gran mayoría de ellos eran accidentales y no tuvieron larga pervivencia, sin embargo, durante la Baja Edad Media empiezan a menguar frente a los latinismos y préstamos de otras lenguas. Después

empieza el retroceso; Villalobos (1515) citado por LAPESA. (1984, p. 150), reprendía a sus

conciudadanos toledanos que "al usar arabismos afean y ofuscan la pulidez y claridad de la

lengua castellana".

A mediados del siglo XIII, Castilla está rematando un largo periodo de recuperación de tierras que estaban bajo el dominio musulmán, en este proceso de Reconquista sometió a los grandes centros culturales como Córdoba y Sevilla. En esta nueva situación, los musulmanes que vivían en zonas conquistadas por los cristianos reciben el nombre de mudéjares. Estos siguieron utilizando su lengua, el árabe, hasta que se prohibió su uso y ellos fueron obligados a convertirse al cristianismo. Se denominaron moriscos, expulsados definitivamente de la Península en 1609, bajo el reinado de Felipe II. Tras su expulsión en 1609 muchos términos árabes fueron rechazados y sustituidos por formas romances, como alfayate y alfageme fueron sustituidos por sastre, albeitar por veterinario…"Otros se mantuvieron en el habla regional,

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caracteriza el léxico hispano-portugués frente a los demás romances" (LAPESA 1981, p. 156).

Con todos estos cambios, en el siglo XIII, se originó un estrecho contacto con lo árabe y una mayor introducción de los arabismos gracias a los mudéjares y los cristianos:

Es verdad que mudéjares y cristianos más o menos algarabiados pudieron ser elementos importantes en el proceso de transmisión, utilización e introducción de arabismos, puesto que ello era el normal resultado de las interferencias de ambas lenguas en un ambiente de mayor o menor bilingüismo […]. El factor clave del proceso de penetración e inserción de arabismos en el idioma lo desencadenó la propia expansión castellana por el dominio árabo-islámico, trayendo como consecuencia la absorción y uso de multitud de arabismos por la masa hablante castellana, conquistadora primero y repobladora después. (MAÍLLO SALGADO, 1991, p. 495) Además, a partir del momento de la presión de los reinos cristianos en la Reconquista y la llegada de almorávides y almohades a mediados del XII, los mozárabes emigraron hacia el Norte o fueron deportados, con ellos transmitieron los arabismos que eran el fruto de su bilingüismo los siglos anteriores al siglo XIII.

Otro factor que hizo que los arabismos fueran más prolíficos en este siglo reside en la aparición de arabismos en las obras de Alfonso décimo el Sabio. Aunque fue más propenso a sinónimos romances que a arabismos, ante los arabismos técnico-científicos, no hubo más remedio que utilizarlos porque eran y siguen siendo insustituibles: ámbar, algodón, alcohol, alatón... Ocurre lo mismo con productos agrícolas.

Al rey de Castilla y León Alfonso décimo el Sabio, se le atribuye un gran papel en la forja de la lengua literaria, y más aún en la configuración de una norma escrita suprarregional, incluso hay quien considera a Alfonso X creador de un «estándar del español»:

La actuación de Alfonso X el Sabio, rey de Castilla y León (1252-1284) fue decisiva para la creación de la modalidad estándar del español de su época […] Sin embargo, hasta la etapa de Alfonso X observamos que los escritos contienen bastantes dialectalismos propios de la región del escritor o del copista, sin atenerse a una norma suprarregional. Así, el Auto de los Reyes Magos, del s. XII, revela características del habla de Toledo (quizás debidas al contacto con el mozárabe) no compartidas con el resto del reino [...] Las particularidades regionales -y hasta las meramente normativas de las diferentes escuelas de escribanos- desaparecerán paulatinamente durante la segunda mitad del siglo XIII, como resultado del formidable trabajo de erudición [...] que realizan el rey y sus colaboradores [....] Así, pues, como acabamos de señalar, al final del reinado de Alfonso X ha desaparecido, en la práctica, cualquier regusto por reflejar las peculiaridades regionales en la manera de escribir de los castellanos. (PENNY 1993, p.16).

Asimismo, fue innegable el papel que desempeñó la Escuela de Traductores en Toledo y en otros lugares. En el siglo XII, esta escuela se ocupó de traducir textos filosóficos y teológicos del árabe al latín. En la segunda mitad del siglo XIII se persiguió esta actividad con Alfonso X el Sabio centrándose, sobre todo, en verter textos astronómicos, médicos y científicos. El mismo rey fundó otras escuelas generales del latín y del arábigo como la de Sevilla y de Murcia. Las tareas de estas escuelas fueron constantes y provechosas y se mantuvieron activas, al menos, entre 1250 y la muerte del monarca en 1284.

Conclusión

En la Alta Edad Media en Al Ándalus la lengua árabe era la lengua superestrato que dominaba sobre las demás lenguas y dialectos, era la lengua de prestigio a la cual muchos habitantes no resistían la tentación y se dieron con afán a ella.

El contacto con los árabes posibilitó a los cristianos latinos el redescubrimiento y asimilación de los autores griegos con los comentarios de los tratadistas árabes, fueron creadas

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329 universidades y se tradujeron del árabe al latín muchas obras, sobre todo, de índole técnico-científica, médica, farmacéutica, astronómica, zoológica…, un proceso que condujo a los occidentales al desarrollo científico del Renacimiento y a la Edad Moderna europea.

La lengua española debe mucho al árabe no sólo lingüísticamente, sino también a nivel económico, social, cultural, científico…Sin estos arabismos caudalosos, sobre todo, en botánica, química y comercio y sin las traducciones hechas por los árabes, España y con ella Europa y todo el mundo habrían permanecido hundidos en su oscurantismo.

La época de mayor introducción corresponde a la época del principio de la formación de la lengua española, lo que evidencia la contribución de los arabismos a servir de base fundamental junto al latín y a los sustratos prerromanos.

La razón de su gran influencia sobre el castellano no se debe sólo al hecho de la permanencia de los árabes durante más de ocho siglos en la Península Ibérica, sino a la importancia de su cultura en la Península en aquella época. Su preponderancia en todos los campos hizo que palabras referidas a técnicas, objetos, avances científicos que no existían entre los cristianos fueran directamente asimiladas por estos, ya que no encontraban un equivalente en su idioma.

Bibliografía

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TAVANI, G. (1971-1973). Termini marinareschi africani ed asiatici nelle relazioni portoghesi di naufraghi. In BALM XIII-XV, pp.143-164.

Referencias

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Para ello, trabajaremos con una colección de cartas redactadas desde allí, impresa en Évora en 1598 y otros documentos jesuitas: el Sumario de las cosas de Japón (1583),

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