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MADP,ID NUMERO 13-53 H JULIU 1953

EL CULTIVO

D EL MAIZ H I B RIDO

Por MIGUEL VADELL

Ingeniero Agrónomo del lnstituto Nacional de Semtl!es Selecfas.

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EL CULTIVO DEL MAIZ HIBRIDO

En una Hoja divulgadura anterior ^ i) se daba una in- formación sobre "Los niaíces híbridos" y las ventajas que presentan.

El gran incrementc^ que su pruducción va adquiriendo en Lspaiza, demostracío pur haber vendido este año, las diversas Entid.ades productoras, setnilla para sembrar el i3 por ioo de la superficie total que de este cereal se cultiva en nuestro país, y el hecho de que el maíz se va extendiendo de día en día, alcans:ando zonas que tradicionalmente no eran maíceras, acon- sejan la publicación de unas normas esquemáticas de cultivo que ayuden al lector a sacar el máximo rendimiento que los maíces híbridos son capaces de dar.

Del título de esta HoJA se podría sacar la conclusión de que el maíz híbrido, que está revolucionando la producción de est:e cereal en todo el mundo, necesita un cultivo especial, con ctzidados distintos de los que normalmente se vienen dan do al maíz en las distintas zonas productoras. Nada inás con- trario a la realidad que esto; el maíz híbrido se puede culti- var exactamente igual que las variedades tradicionales de polini:zación abierta, pero su mayor capacidad productiva hace que todos los cuicíados culturales que se le den queden compensados con creces con el seguro aumento de producción que se^ obtiene.

A continuación se resumen las principales operaciones de cultivo a desarrollar a lo largo del ciclo vegetativo de este cereal, dando normas generales para realizarlas, aunque, como es lógico, y dada la grati diversidad de climas y terre- nos que tenemos en nuestra Península, no es posible anic^l- darse estrictamente a ellas, sino que en cada caso particular habrá que modificarlas de acuerdo con las exigencia^ del lugar.

(tl Nfimero tt-5a, junio t9gz.

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Yreparación del terreno.

La racional preparación cíel terreno, realizada a tiempu y siguiendo un adecuado sistema, es decisiva para el culti- vo del maíz, y ello por varias razunes : primeramente, pcrque facilita la cle por sí difícil nascencia del maíz; segundo, ;^or permitir la rápida penetración de las raíces, y clue éstas pttz- dan profundizar en el terreno (precisamente está demostrado que los n^aíces ]tíbridus tienen raíces más prufundas que las variedades indígenas), _v tercero, por almacenar en mejores condiciones la humedad v avucíar a la movilizacibn de los ele- mentos nutritivos del suelo.

En los cultivos en secano, y en todos aquellos en que el terreno permanezca libre desde unos meses antes, es aconse- jable dar primeramente una labor profunda seguida de la- bores superficiales que mantengan limpias de malas hierbas y de costra las parcelas destinadas a maíz. Si la fertiliza- ción, de la que más adelante se habla, ha de consistir en una estercoladura, deberá enterrarse con tanta más at^ticipación a la siembra cuanto menos hecho esté el estiércol; cotno tér- mino medio, debe hacerse unos dos meses antes de sembrar.

Fecha de siembra.

En cultivos de primera cusecha, los máxinws renclimien- ws se alcanzan sembrando lo antes posible, siernpre que nc ^ sean de temer ^heladas tardías y que la temperatura ambien- tal sea lo suficienteme*tte alta para permitir una rápida ger- minación y nascencia nel maíz ; y en siembras rastrojeras de segunda cosecha, tan pronto como pueda levantarse el cul- tivo anterior y preparar el terreno.

Aun cuando la semilla de maíz empieza a germinar cuan- do la temperatura alcanza los 6° C, nunca se obtienen bue- nas nascencias con temperaturas medias inferiores a los io°.

y aun es mucho mejor esperar a sembrar cuando sobrepasen los i5°C, ya que a temperaturas inferiores a ésta la nas- cencia tarda muchu en prucíucirse, con los currespondiente5 riesgos de que la semilla sea comida por pájaros, gusanoc o atacada por hongos ; por el contrario, a temperathras su-

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periores a los i^^-i^° C tarda una semana en nacer, o incluso menos, haciéndolu con menos riesgo y más vigor.

En los cultivos de secano, en Andalucía, es necesario ade- l.antar las siembras, realizándolas antes de que las tempera- turas medias sean las indicadas, por ser factor dominante el de la humedad del terrenu. Las de regadío en esta región y en el litoral mediterráneu deben realizarse en abril y en el resto de la Península desde el final de este mes hasta media- dos de mayo, salvo condiciones extremas. Las segundas co- sechas, en los lugares donde puedan darse, se sembrarán de acuerdo con las fechas de recolección de los cultivos funda- mentales sobre cuyo rastrujo han de ir.

Fertilizantes.

Como planta de ciclo rápidu que es el maíz, precisa dis- poner de fertilizantes de rápida asimilación, difiriendo de los restant:es cereales en que, prácticamente, no tiene límite su- perior, por encicna del cual le sea perjttdicial un exceso de .a.bono.

Fertilizante óptimu e5 c:l estiércul que, a inás de sustan- cias alimenticias, mejora la consistencia del terreno. En sue- los ligeros y calizos puede ponerse al principio de la prima- cera; pero en terrenos arcillosos, fríos y compactos, es me- jor distribttirlo etr otoño. Se enterrará tanto más profunda- mente cuanto menos formado éste y^en una dosis que pttecíe ]legar a 5o toneladas métricas por hectárea.

Por grande que sea la estercoladura, es necesario cutn- pletarla^ con abonos químicus : primero, porque la proporción cte fósforo en el estiércol es baja, y segundo, porque la plan- ra necesita nitrógeno y potasa de rápida asimilación.

Sobre un terreno estercolado es adecuada una dosis me- Elia de .^.oo kilogramos de superfofato, i5o a 20o kilogramos Tle sulf.ato o cloruro potásico, preferentemente el primero, y

^oo kilogramos de sulfato amónico, o cianamina de cal, to- niándose la precaución, si se utiliza esta íiltima, de echarla 1^astante antes de la siémbra ^^ separada de lus restantes abo- nos químicos.

Cor.^ independencia de estos abonos, al realizar las prime-

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ras escardas podrá echarse algo de nitrato en una o dos ve- ces y en cantidad de zoo a 20o kilogramos por hectárea.

Si el terreno no ha sido estercolado previamente, las do- sis de abonos minerales previos deben aumentarse a 50o ki- logramos de superfosfato, zoo a Z^o kilogramos de abonos potásicos y 25o cle nitrogenados.

Las proporciones de los distintos abonos pueden modifi- carse en condiciones especiales; por ejemplo, tras un cultivo de remolacha azucarera, hay que forzar la cantidad de po- tasa.

Aun cuando la simple observación de la planta de maíz no permite asegurar de un modo cierto de qué elementos está falto el terreno en que se cultiva, precisándose para ello rea- lizar análisis químicos o colorimétricos complicados, hay una serie de síntomas que, en la mayoría de los casos, reflejan la carencia de algún comporiente esencial para el buen desarro- llo de las plantas; como fundamentales en nuestros terrenos están :

i) h^lta de nitrógeno: Hojas inferiares de las plantas algo secas y amarillentas, presentándose la parte seca a lo largo del nervio central en forma de V, con el vértice hacia el tallo. Se diferencia de la sequía, por que, en ésta, se secan por igual todas las hojas.

2) Falta de fósforo: Se caracteriza por teñirse de vio- láceo algtinas partes de las hojas; si bien hay que observar que algunos híbridos dobles tienen ya de por sí este color.

3) Falta de ^iotas^: Tallos débiles y hojas secas en los bordes. Otro síntoma muy caracteristico es que ios granos del vértice de la mazorca no llegan a cuajar.

Modo de realizar las siembras.

La siembra verificada a golpes tiene grandes ventajas.

Para la producción de grano, nunca debe sembrarse el maíz a voleo; y en cuanto a la siembra de chorillo con ulterior aclareo, no es aconsejable por exigir ttna cantidad de semilla mayor, que en el caso de los híbridos es de elevado coste, no compensado por el forraje verde due pueda obtenerse en

la entresaca.

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La siembra a golpes puede hacerse estando el terreno aloma<io o en llano, según sea costumbre en cada localidad;

en el primer caso, las semillas se entierran a medio lomo y no en el fondo del surco, ya que un exceso de humedad an- tes de la nascencia, o en las primeras fases del desarrollo, es mu;y perjudiciaL

Punto muy importante es el relacionado con la prof un- didad de siembra. Por regla general, se siembra demasiado profur.^do. Múltiples experiencias, realizadas principalmente en Est:ados Unidos, demuestran que una excesiva profundi- dad influye bajando la producción por hectárea. En cultivos de regadío, en los que podrá obtenerse, natural o artificial- mente, un tempero óptimo para efectuar la siembra, la pro- fundidad a la que quede la semilla debe ser alrededor de tres centímetros; en secano podrá aumentarse esta profundidad si^ ello supone ',haya de quedar en mejores condiciones de hu- medad, no sobrepasando nunca los ocho centímetros.

De seguir en .aumento la importancia del cultivo del maíz, es de ^°sperar que prOnto se encontrarán en el mercado es- pañol sembradoras especiales que f acilitarán la labor de siem- bra. E;n Estados Unidos prácticamente no se realizan ya siembras a mano.

Densidad de siembra.

La densidad mejor varía grandemente con la clase de cultivo, la calidad del terreno y la variedad utilizada, por lo que en ello, más que en otra cosa algunab es imposible dar

^ZOrma:; generales. Las que a continuación se indican son,

^^or tanto, sólo orientadoras para los casos más corrientes.

En los secanos de Añdalucía, en los que es de primordial interés el mantenimiento de la humedad, las siembras se ef ectúa.n a marco real, lo que permite los pases de cultiva- dor en dos direcciones cruzadas ; una separación entre filas y entre golpes de una misma f ila puede ser la de i'ZO metros, dejando en cada golpe dos plantas, lo que representa una den- sidad de 1'4 plantas por metro cuadrado.

En los regadíos, la densidad guede variar desde cuatro a cinco plantas por metro cuadrado, para variedades de ciclo

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largo y gran porte, hasta cinco a siete plantas por metro cua- drado, para las de ciclo corto y poca altura. La separación entre líneas debe ser tal que permita el f ácil pase de un cul- tivador tirado por una caballería, lo que se consigue con se- paraciones de 7o centímetros o superiores. Combinando la distancia entre filas cun ]a separación de plantas en la fila, fácil es obtener la densidad deseada; a título de ejemplo pue- de indicarse que una densidad de cuatro plantas por metro cuadrado se alcanza sembrando las filas separadas i5 cen- tímetro^ y las plantas a cada 3o centímetros (aproximada- mente un pie) ; una densidad de cinco plantas por metro cua- drado podemos cotiseguirla con una separación entre f ilas de 75 centímetros y entre golpes de 5o centímetros, clejando dos plantas por golpe.

Evidentemente, a mayor fertilidad del terreno, mayor densidad de siembra, y viceversa, teniendo siem^re presente que las mayores cosechas no se obtienen con las mayores ma- zorcas, sino con el mayor número de mazorcas de tamaño regular, alcanzándose la máxima prodttcción con mazorcas de un cuarto ^ie lcilo, pudiendo ser este un criterio que sirva para ir cleterminando, en años sucesivos, la densidad más ade- cuada a una determinada tierra, aumentándola o disminu- yéndola segím que las mazorcas resulten superiores 'o infe- riores al mencionado cuarto de kilo.

Cuidados durante la vegetación.

E1 maíz, tanto en secano como en regadío, debe perma- tlecer siempre limpio de malas hierbas ; por ello SOIl conve- nientes las continuas escardas que, si las siembras se han efectuado en líneas o a marco real, pueden darse con gran facilidad con caballería y cultivadores que no efectúen una labor muy profunda, para no dañar las raíces de la planta.

Estas labores deberán prolongarse lo más posible, hasta que el desarrollo de las plantas impida efectuarlas.

I.o anteriormente dicho es esencial en los cultivos de se- cano, en los que interesa aprovechar al máximo la humedad almacenada en la tierra. Cada labor dada a estos terrenos equivale a un riego. El dejar que se forme costra, o que se

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agriet:e la superficie, es fatal para el buen desarrollo del maíz.

Otro cuidado, del que no se puede prescindir mientras no se utilicen sembradoras de golpes, con semilla de tamaño muy regular, es el aclareo, que debe realizarse cuando la planta ha alcanzado unos 3o a 4o centímetros, dejándose ]a mejor o las mejores de cada golpe.

Riegos.

E^^ el cultivu en regadío es buena norma retrasar el pri- mer riego lo más posible, hasta que se vean los clásicos sín- tomas de sed, inconfundibles en el maíz por el enrollamientc^

que si.ifren las hojas; con ello se consigue que las raíces pro- fundi^^en y se extiendan buscando zonas más frescas.

U:na vez dado el primer riego, ya no debe dejarse sufrir a la planta falta de agua.

Despenachado y deshojado.

Es práctica corriente, y que debe desterrarse, la del des- penac:hado del maíz tan pronto se ha verificado la fecunda- ción, lo que se conoce por secarse los pistilos o seda de la mazor^ca; en algunas zonas incluso ]legan a quitar todas la^

hojas de la planta.

Está demostrado que la disminución de la cosecha en gra

^io es notable, y el valor de lo perdido considerablemente ma- yor que lo que pueda representar el forraje verde que se consig-ue.

Unicamente está justificada esta práctica si la cosecha está rnuy retrasada y las condiciones clirnatológicas no se

presentan favorables, ya que el despenachado tiene, como con- secuencia, adelantar la maduraci^n del gran^ a costa de di^- minui r su peso.

Recolección.

De momento, todo el maíz que se cultiva en España se recoge a mano. Está por ver la conveniencia económica de utiliza.r las máquinas recolectora^ americanas o"corn- picker".

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La recogida, sieinpre que no sea de temer tietn^w húmedo y lluvioso, debe retrasarse lo más posible hasta que haya al- canzado su total madurez. Si el grano está con menos del 35 por ioo de humedad, no son de temer las heladas de otoño.

ya que no perjudican al grano que haya alcanzado su madu- rez fisiológica.

El maíz es grano de difícil conservación si no se alma- cena muy seco. No conviene, por tanto, desgranarlo pronto, siendo más segura su conservación en mazorca, en capa de poca altura y dándole vueltas, a bien utilizar el sistema de guardar las mazorcas en jaulas de tela metálica con buen te-

^ho v aclecuada circulación de aire. ^ Maíces convenientes para las distintas zonas de siembra.

Attn cuando, y por las tantas veces mencionadas dife- rencias climatológicas, no ya de las distintas zonas españo- las, sino en realidad de los valles a veces separados por muy pocos kilómetros, es prácticamente imposible dar unas nor- mas generales sobre maíces convenientes para cada caso; a continuación se indica, a grandes rasgos, un avance sobre los ciclos tnás adecuados para las más itnportantes regiones pro- ductoras de maíz, de acuerdo con las experiencias hasta aho- r•a realizadas.

Los maíces híbridos que se producen en España, y de acuerdo con la duración de su ciclo vegetativo, se han clasi- hcado en los siguientes grupos : ^rec^oces, se^^iprecoces, d^e ciclo rnedio, sentiit^a,rdíos, tardíos y naiiy t^rdíos, y con estas denominaciones f iguran en la propaganda que de los mismos se hace, así como en la hoja que anualmetrte publica el Ins- tituto Nacional para la Producción de Semillas Selectas con las variedades que se han obtenido, y que están en el comer- cio a^lisposición de los agricultores.

GAr.ici^.-En la zona costera de poca altura sobre el ni- vel del mar convienen maíces de ciclo medio, aun cuando en algttnas zonas muy abrigadas, como El Riveiro y las rías óajas de Pontevedra, siempre que las siembras sean muy tempranas, se pueden poner maíces de tipo semitardío.

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F'ara regiones de altitucí un uucc, superior, o bien para siem''^ras algo más tardías, hay que sembrar tipos semipre- coce=, o precoces, y para aquellos puntos en que puede obte- nerse maíz de segunda cosecha o rastrojero, es preciso recu- rrir .a los maíces precoces.

"L;oNA cANTÁSRICA.-En siembras tempranas en la costa,.

con poca altitud, los maíces de mejores resultados son los de ciclo medio, y en zonas alejadas de la costa, con altura de aoo a lo:^ 40o metros, de tipo seminrecoz. Para siembras algo tardí.as o en terrenos de cota un poco más alta, en que puede producirse maíz, deben sembrarse de ciclo precoz.

LEÓN Y CASTILLA LA VtEJA.-En sitios abrigados y ba- jos, con siembras tempranas, completan su ciclo los maíce^

de tipo medio. Para siembras normales, lo más conveniente es el grupo semiprecoz, y para zonas de gran altura, o bien para sementeras realizadas tardíamente, los precoces.

^'^ AvAxRA.-En esta provincia hay que distinguir tres zo- nas claramente distintas. En la de Pamplona, con siembras tempranas en mayo, el tipo adecuado es el de ciclo rnedio : en los valles del norte de Pamplona, con siembras en mayo.

si son bajos y abrigados, pueden ponerse maíces semipreco- ces ; pero, .en cuanto la altura sea algo grande, es más seguro semk^rar del tipo precoz. En el sur de la provincia (cuenca del Ebro), variedades del tipo semitardío para siembras tem- pranas, y precoces para siembras rastrojeras.

^^RAGÓN Y CATALUNA INTERIOR.-En Ia cUeric3 Clel EbrO.

y para siembras tempranas, en mayo, pueden ponerse maíce^

tardíos y semitardíos. Para siembras tempranas, en junio..

son recomendables los ciclos medio y semitardío, _y para las posteriores, a fines de junio y julio, los del grupo semiprecoz <z precoz.

fin los valles de los ríos situados al norte del Ebro, siem- pre que sean bajos y abrigados, con cotas inferiores a 200 metros, completan su ciclo los maíces semitardíos y medios en s^iembras de primera coseclla. Para valles alg^o más alta5

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o síembras tardías en las zonas anteriores, hay que poner maíces semiprecoces o precoces.

LITORAL CATALÁN.-SOIl adecuados los maíces de tlpo tardíos para siembras de primera cosecha, salvo en el caso de que, por exigencias de rotación de cultivo, interese reco- gerlos pronto.

En segunda cosecha van bien los maíces de ciclo medio

^- semiprecoces.

En los secanos de Gerona y Vich, para siembras de mayo o principios de junio, conviene utilizar maíces de ciclo medio o semiprecoz, pudiéndose llegar a los semilargos para siem- bras muy tempranas en Gerona.

LITORALES DE VALENCIA, iVIURCIA Y BALEAKES.-Para sie.Inbras tempranas, maíces muy tardíos o tardíos, y para siembras a fines'de junio o principios de julio, maíces de ciclo medio (o, en caso extrerno semitardíos) para las prime- ras fechas y en zonas abrigadas, bajando a semiprecoz para siembras muy tardías o en sitios frescos.

CASTILLA LA NuEVA.-En siembras a principios de mayo se pueden poner maíces del grupo semitardíos en zonas abri- gadas del valle bajo del Tajo, y, en general, maíces de ciclo medio. Como rastrojero, no debe pasarse de los semipreco- ces y si la siembra es muy tardía, o en zonas frescas, son más irdicados los de tipo precoz.

EXTREMADURA.-EIl primera cosecha y terrenos bajos pueden sembrarse maíces tardíos, disminuyendo su ciclo a medida que aumente en altitud o se retrase la fecha de siem- bra, llegándose a los semiprecoces en cultivos de segunda co- secha o rastrojeros.

ANDALUCíA.-En los regadíos ^ie Andalucía baja y del litoral,, en siembras tempranas de primera cosecha, dan los rendimientos máximos los maíces de tipo muy tardío, y en siembras normales los de tipo tardío. Para cultivos en segun- da cosecha pueden ponerse maíces de ciclo medio.

Para los secanos andaluces-aun cttando los resultado^

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son muy variables, segíui las condiciones climatológicas, ^.

por otra parte, precisa realizar todavía una experimentación más o^mpleta-, puede adelantarse que, en siembras de fe- brero y marzo, dan buenos resultac^os los maíces tardíos y se-

mitarclíos. `

Los mayores rendimientos se obtienen siempre utilizandc ^ el maíz de ciclo más largo, que madure completamente en las condiciones de que se trate, ya que, en general, a mayor duración del ciclo corresponde mayor productividad. Ello nc^

obstante, siempre que las concíiciones de la finca la sitúei^

en una zona límite, debe preferirse efectuar las s>embras en gran e,scala con maíces del grupo más corto, en los que se alcanz;ará la madurez con toda seguridad, sembrándose una pequer"ía cantidad de maíces de ciclo más largo, determinán- dose cuál de los dos ;rupos da mejores resultados en esa zona.

Con independencia de todo lo dichu, e^ de aconsejar qur se consulte siempre con las Casas productoras de maíces o con el Instituto Nacional nara la Producción de Semillas Se- lectas, indicando claramente las características del lugar en que se va x realizar la siembra, y especialmente la altitud aproximada del mismo y época en que se desea realizar ]a siembra, así como el tipo de la tierra y épocas en que son de temer heladas, tant^ las tardías ^le prim,tvera c^mo las tem- pranas de otoño.

RELACliON, POR ORDEN ALFABETICO, DE LAS ENTIDADES PR(1- DUCTORAS DE SEMILLA DE MAIZ HIBRIDO DOBLE AGROFr (Oficina Agrícola, S. S.).-Plaza de la Moncloa, 14. :^Iadrid.

CAJA llF. AHORROS T MONTE DE PIEDAD DE T.ARAG07.:1, ARAG(^N Y RIOJn.---^an Jorge, 8. "I_aragoza.

CApses (Cooperativa Aragonesa cie Productores de tic^millas Selectas).-San .^\n- drés, tz. "l.araguza.

[*tACRIS:^ (Iniciativas Agrícolas, S. A.).-Antonio Maw•a, Io. l^fadrid.

PROUes (Productores de Semillas, S. A.).-Menéndez Pelayo, .I. Valladulid.

SEtwrsn (Semillas Selectas, S. L.).--García Morato, tR. \tadrid.

La s^^milla producida por todas estas Entidades se vende eu envasr s t,r^

cintados y certificados por el Iti^,rtitnto Nacional p¢ra da Producción de Semv^lla.+

Srl,•rtns, que tiene sus oficinas centrales en Sagasta, níunero 13, Madrid.

GRAFICAS UGUINA - MELENDEZ VALDES, ^- MADRID

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