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LA PRIMERA SEMANA DE VIDA DEL POLLO

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SELECCIONES AVÍCOLAS • MARZO 2010 • Pág. 7 • Pág. 7 • Pág. 7 • Pág. 7 • Pág. 7

LA PRIMERA SEMANA DE VIDA DEL POLLO

Alberto VILLA

Jornadas Prof. de Avicultura. Córdoba, 15-19 Jun. 2009

Los primeros días de vida en el pollo son un factor clave para el buen desarrollo de una manada, debido a que en este periodo el animal va a experimentar una serie de cambios metabólicos, fisiológicos y ambientales que van a marcar hasta qué punto va a poder expresar todo su potencial genético.

Durante la fase embrionaria el pollito es un animal poiquilotermo, es decir, no regula adecuadamente su temperatura corporal y depende de la del medio ambien-te para manambien-tener la suya. Tras el nacimiento, gradual-mente van transformándose en animales homeotermos, alcanzando esta característica sobre los 4-5 días de vida. En el caso de pollitos provenientes de reproductoras más jóvenes esto puede ocurrir 1 o 2 días más tarde.

La zona de neutralidad térmica de los pollitos es muy estrecha, por lo que es fundamental proporcionarles una temperatura adecuada en los primeros días ya que su tem-peratura corporal depende enteramente de las condiciones que les demos y su capacidad de realizar ajustes de compor-tamiento y fisiología para adaptarse es muy limitada.

En esta fase se produce también el paso de una alimentación de base lipídica —endógena— hacia el uso de hidratos de carbono y proteínas —exógena—. El con-seguir que los pollitos coman y beban lo más pronto posible permite estimular el metabolismo del animal, con la consiguiente buena reabsorción del saco vitelino residual, lo que repercutirá en un buen desarrollo de los sistemas digestivo e inmunitario, por la reabsorción de los anticuerpos maternales presentes en la yema.

El conseguir depende de garantizar al animal unas buenas condiciones ambientales —temperatura, hume-dad, ventilación, intensidad lumínica— y un reparto uniforme y en número adecuado de los sistemas de agua y comida que faciliten la iniciación al consumo.

Nuestros objetivos durante esta primera semana son: - una alta viabilidad (99%)

- un peso del ave de 4 a 4,5 veces superior al del primer día

- una buena uniformidad (80-90%) - una completa reabsorción del saco vitelino

Preparación de la nave

La preparación de la nave abarca desde que se sacan los pollos de una manada hasta que entran los de la siguiente. Dando por sentado que se ha hecho un buen trabajo de desinfección, desinsectación y desratización, que asegure un buen nivel sanitario, nos centraremos en la preparación como tal.

Lo primero a abordar es la preparación de la cama. Como actualmente encontramos unas naves con suelo de hormigón y otras de tierra, diremos que estas últimas van a impedir una buena limpieza y desinfección, con una posible persistencia de problemas patológicos de una manda a otra, aparte de generar unas irregularida-des en el terreno que pueden provocar irregularida-desigualdairregularida-des en las alturas de los bebederos y comederos a lo largo de la nave. En cambio, los suelos de hormigón presentan como inconvenientes su poca absorción de agua y una tem-peratura más fría, pero permiten una mejor limpieza y desinfección y proporcionan uniformidad en el piso.

A la hora de estudiar la clase de cama a emplear, analizaremos primero las condiciones que quere-mos en ella:

- buen aislamiento

- buena capacidad de absorción

- ausencia de patógenos y producto tóxico - comodidad para el pollo

- no ser pulverulenta

- bajo coste y disponibilidad en la zona Los materiales más utilizados en España son: - Viruta de madera: con gran poder absorbente y

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- Paja picada: con menos capacidad absorbente y aislante y puede acarrear problemas por la presencia de microorganismos.

- Cascarilla de arroz: con buena capacidad de absor-ción y aislamiento.

Estos dos últimos materiales son muy utilizadas en zonas en las que hay alto cultivo de cereal y arroz, respectivamente, proporcionando una cama con un menor coste de los portes.

La utilización de una cama con buena capacidad aislante, junto con un buen precalentamiento del local va a permitir aislar a los pollitos de la temperatura más fría del suelo de la nave, evitando unas pérdidas de calor que derivarán en una disminución de resultados produc-tivos y en un aumento de la mortalidad.

Para ello debemos colocar una altura de cama de unos 5-10 cm, según el material, de 3-5 Kg/m2 en el caso

de viruta de madera y paja picada, lo que puede variar según la época del año. Un reparto homogéneo de la cama es fundamental para mantener una igualdad de altura en los materiales.

Además, la cama debe estar seca y sin polvo. Si está húmeda, la sensación térmica del pollo será inferior a la temperatura que nosotros registramos, debido a un au-mento de la conductividad del material, mientras que una cama demasiado pulverulenta puede derivar en problemas respiratorios posteriores.

Es recomendable el tratamiento de la cama con des-infectantes o fungicidas si tenemos dudas de su calidad. Una vez acondicionada la cama, debe realizarse la preparación y comprobación de los comederos, bebede-ros, calefacción y ventilación. Las sondas deben colocar-se a la altura de los pollitos y en el centro del local.

Precalentamiento de la nave

El precalentamiento de la nave es fundamental, debiendo tener claro que lo que queremos es calentar el suelo hasta unos 28-30 ºC y que la temperatura ambien-te a nivel del pollito sea de unos 31-34ºC, lo que obliga a poner en marcha la calefacción 24-48 horas antes de la entrada de los pollitos, dependiendo la época del año. En las naves avícolas nos vamos a encontrar dos tipos de calefacción:

- Con temperatura focal: el calor es emitido por radiación infrarroja mediante campanas o pantallas de gas. Esta calefacción calienta una zona concreta del suelo, creando distintas temperaturas en el mismo, lo que permite al pollito elegir la zona que quiere. Con esta calefacción evitamos tener que calentar todo el volu-men de la nave ya que sólo se caldea a nivel del suelo. Al realizar la combustión dentro de la nave a partir de gas

propano, se incorpora humedad al ambiente y se consu-me el oxígeno del interior. Su colocación debe ser uni-forme por toda la nave y dependerá de la potencia de las mismas y de la anchura de la nave.

Tabla 1. Temperaturas aconsejadas con

Tabla 1. Temperaturas aconsejadas con

Tabla 1. Temperaturas aconsejadas con

Tabla 1. Temperaturas aconsejadas con

Tabla 1. Temperaturas aconsejadas con

calefacción focal

calefacción focal

calefacción focal

calefacción focal

calefacción focal

Edad de los Temperatura bajo Temperatura pollitos, días la criadora, ºC ambiente, ºC

0-3 35 29

4-7 33 27

8-14 30 26

- Con temperatura ambiental: Se calienta todo el volumen de la nave con lo que el gasto es mayor que en el caso anterior, acentuándose esto en naves mal aisla-das ya que el calor se absorbe en los techos y paredes. El reparto de calor no es uniforme y hay diferencias de temperatura. Además produce un calor muy seco, pu-diendo ser problemático en los arranques por falta de humedad. La colocación de los aparatos se limita a pocos puntos, lo que simplifica la instalación. Utiliza muchos tipos de combustibles: propano, gasóleo, leña, orujo, etc.

Tabla 2. Temperaturas aconsejadas con

Tabla 2. Temperaturas aconsejadas con

Tabla 2. Temperaturas aconsejadas con

Tabla 2. Temperaturas aconsejadas con

Tabla 2. Temperaturas aconsejadas con

calefacción ambiental

calefacción ambiental

calefacción ambiental

calefacción ambiental

calefacción ambiental

Edad de los pollitos, días Temperatura ambiente, ºC

0-3 33-30

4-7 30-29

8-14 29-27

En general, tomaremos como necesidades caloríficas que deben proporcionar con los sistemas de calefacción unas 90 Kcal/m2 de superficie de la nave o su equivalente

de unas 5 Kcal/pollito.

Alojamiento de los pollitos

Una vez llegados los pollitos, debemos realizar su descarga lo más rápida posible, debido a que se han transportado con una alta densidad en las cajas y con un ambiente muy cargado en cuanto a temperatura, hume-dad y ventilación. Una demora en la descarga puede provocar que aumente la temperatura en las cajas, con el consiguiente riesgo de haber más pollos deshidratados y, en consecuencia, más mortalidad.

El reparto por la zona de cría debe ser lo más cuidadoso y homogéneo posible y lo más próximo a los puntos de comida y bebida.

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Siempre hay que comprobar el aspecto y vitalidad de los pollitos que se reciben. Además del pesaje de unas cuantas bandejas, se puede valorar la uniformidad del lote. Es muy recomendable ver el estado de los ombligos, comprobar la temperatura de las patas, el estado del plumón, posibles deshidrataciones, malformaciones, tarsos y picos enrojecidos, etc. Un pollito de calidad debe estar activo, presentar un plumón seco, ojos grandes y brillantes, patas cerosas al tacto y tener un ombligo completamente cerrado.

Una vez que los pollitos ya han sido alojados, compro-bar que los bebederos están a la altura adecuada y ajustar la temperatura adecuada.

Temperatura

El pollito puede sufrir pérdidas de calor por: - Radiación a través del aire, mediante ondas, de un cuerpo más caliente a otro más frío. Un buen aisla-miento permitirá reducir esta pérdida con las paredes y yacija.

- Conducción, por contacto físico de un cuerpo caliente hacia uno frío. En el pollito esta pérdida es muy importante a través de las patas, al entrar en contacto con una cama más fría que él.

- Convección pues el pollo calienta el aire que le rodea y éste se eleva, dejando sitio otra vez al aire frío. Con mayor velocidad del aire esta pérdida aumenta. - Evaporación: es el calor perdido por la respiración y las deyecciones.

Las 3 primeras vías se engloban en lo denominado como “calor sensible”, y la cuarta como “calor latente”. Cuando los pollitos llegan presentan una temperatu-ra rectal de 39ºC, la cual aumentará hasta 40-41ºC en unas horas. Si los hemos alojado con una deficiente temperatura ambiental van a tener sensación de frío, lo que provoca que se postren y se acurruquen en grupos para intentar disminuir la superficie de pérdida de calor con el ambiente que les rodea.

Si además hemos realizado un mal precalentamiento de la nave, el suelo estará frío, lo que se ocasionará una pérdida de calor del pollito hacia el mismo, por conduc-ción, reduciendo gravemente su temperatura corporal. Incluso con buenas temperaturas ambientales, si la cama está fría las pérdidas de calor del animal serán importan-tes, y por tanto, el arranque no será el adecuado.

En algunas ocasiones es frecuente ver a los pollos dentro de las bandejas de primera edad para evitar contactos con suelos fríos y húmedos. El stress térmico por frío en el pollo se da por debajo de 28ºC de temperatura ambiente, provocando en pocas horas un descenso marcado de su temperatura corporal.

Tabla 3. Efecto del precalentamiento de

Tabla 3. Efecto del precalentamiento de

Tabla 3. Efecto del precalentamiento de

Tabla 3. Efecto del precalentamiento de

Tabla 3. Efecto del precalentamiento de

la instalación sobre ciertas variables

la instalación sobre ciertas variables

la instalación sobre ciertas variables

la instalación sobre ciertas variables

la instalación sobre ciertas variables

productivas de los pollos (*)

productivas de los pollos (*)

productivas de los pollos (*)

productivas de los pollos (*)

productivas de los pollos (*)

Tiempo de Temperatura % de % de Mortalidad precalenta- de la patas buches en 1ª miento, horas cama, ºC frías llenos semana, &

2 18 90 65 2,5

18 26 2 96 0,6

(*) Cedó,

Los pollitos que están tumbados no consumen agua ni pienso, lo que retrasa el proceso de reabsorción de la yema residual, con una disminución del estimulo de desarrollo de los sistemas digestivo e inmunitario y una predisposición a tener procesos patológicos y metabóli-cos posteriores (ascitis y muerte súbita).

Todos estos acontecimientos derivados de una baja-da de la temperatura corporal van a acarrear una dismi-nución en el peso de los 7 días y, por consiguiente, en el peso final de mercado y un aumento de la conversión alimenticia y de la mortalidad en la primera semana.

Por el contrario, cuando hay una temperatura exce-siva los pollitos empiezan a jadear o incluso pueden aparecer parados y aletargados. El stress térmico por alta temperatura aparece a partir de 36ºC, mientras que la temperatura letal es de 45ºC.

Como muestran la figuras adjuntas, la distribución de los pollitos bajo la zona de influencia de la calefacción permite tener una idea de la temperatura que realmente sienten.

Humedad

Un factor que tenemos que tener muy en cuenta es la humedad de la nave. La humedad relativa deseada

Fig. 1. Temperatura interna de los pollitos alojados con distin-tas temperaturas ambientales (Le Menec, 1987)

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para estos primeros días la situamos entre 55-70%. La humedad modifica la sensación térmica que tiene el pollito.

Con una alta humedad relativa – más del 80% - el pollito pierde efectividad en el jadeo, por lo que la temperatura de confort debe reducirse ya que el animal está sintiendo calor. Además este exceso de humedad puede repercutir en la cama, empeorándola.

Tabla 4. Temperatura ambiental

Tabla 4. Temperatura ambiental

Tabla 4. Temperatura ambiental

Tabla 4. Temperatura ambiental

Tabla 4. Temperatura ambiental

requerida según la humedad relativa

requerida según la humedad relativa

requerida según la humedad relativa

requerida según la humedad relativa

requerida según la humedad relativa

Edad, días Humedad relativa, %

50 60 70 80

0 33 30,5 28,6 27

3 32 29,5 27,6 26

6 31 28,5 26,6 25

9 29,7 27,5 25,6 24

(1) distribuidos de forma regular, gracias a una correcta y uniforme distribución de la temperatura; (2) agrupados bajo el cale-factor por baja temperatura; (3) alejados del calefactor por exceso de temperatura; (4) agrupados en una zona determinada protegiéndose de una corriente de aire (flecha azul).

Fig. 2. Reparto de los pollitos bajo una calefacción local (García Martín, 2008)

Fig. 3. Reparto de los pollitos en la nave con calefacciones de tipo ambiental

Por el contrario, con una humedad muy baja —menos del 40 %—, el animal necesitará algo más de temperatura para su confort térmico, notará sequedad, y aparecerá somnoliento y con los ojos cerrados, pudiendo acabar en una deshidratación. Por eso en algunas entradas de pollos con muy baja humedad relativa es aconsejable subirla con el accionamiento manual de los sistemas de boquillas nebulizadoras.

Ventilación

Otro factor que puede modificar la sensación térmica de los animales es la ventilación. Esta es necesaria para poder eliminar los gases nocivos y los excesos de hume-dad y polvo que se producen dentro de la nave, así como para aportar el oxígeno necesario. Los pollitos son muy delicados frente a concentraciones altas de amoniaco, aunque sean en cortos periodos de tiempo. Además, debemos tener en cuenta que si tenemos los calefactores con la combustión dentro de la nave se está consumien-do el oxígeno y estamos aportanconsumien-do gases nocivos al aire, por lo que es necesaria una ventilación mínima, incluso antes de que hayan llegado los animales.

El nivel mínimo de ventilación la podríamos marcar entre 0,16-0,4 m3/ave/hora, dependiendo de la

tempe-ratura exterior y de la calidad del aire.

Tabla 5. Temperatura de sensación, según

Tabla 5. Temperatura de sensación, según

Tabla 5. Temperatura de sensación, según

Tabla 5. Temperatura de sensación, según

Tabla 5. Temperatura de sensación, según

la velocidad del aire

la velocidad del aire

la velocidad del aire

la velocidad del aire

la velocidad del aire

Temperatura de Velocidad Temperatura Diferencia, la nave, ºC del aire, m/s sentida, ºC º C

30 0,1 30 0

30 0,2 28 -2

30 0,3 26 -4

30 0,4 25 -5

30 0,5 24 -6

Al ventilar, si no estamos dirigiendo el aire como debemos, este puede estar creando una corriente a la altura de los pollos, provocando que la sensación térmica de estos sea bastante inferior a la que muestran los termómetros. Por eso, tenemos que orientar a ventila-ción siempre hacia arriba para que el aire frío no caiga sobre el pollo y evitar las entradas parásitas que generen corrientes no deseadas. Trabajando con una buena de-presión —25 a 40 pascal— se evitan estas caídas de aire sobre los pollos. La velocidad del aire a la altura del pollito deben ser inferiores a 0,1 m/s.

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Comederos y bebederos

Lo más importante en el arranque de los pollitos, además de la temperatura, es proporcionarles un acceso a la comida y bebida lo más fácil y rápido posible.

A nivel de comederos hay que procurar que haya muchos puntos de comida, que estén repartidos homogéneamente y que el pienso sea muy accesible para el pollito.

Pensando en esto, para los 2-3 primeros días es recomendable poner debajo de cada línea de bebederos una tira de papel de 1 m de ancho a lo largo de la zona de arranque —en una nave de 12 m, con 4 líneas, esto supone cubrir un 25% del suelo— y echar sobre la misma unos 65 g de pienso por pollito. El ruido del papel al ser pisado por los pollitos va a servir de reclamo a otros, consiguiendo que acudan a una zona muy acotada en la que tienen el pienso y el agua muy accesible.

Además de los comederos de la nave —se recomienda un plato de 33 cm de diámetro por cada 60-70 aves y una tolva de 38 cm de diámetro por cada 70 aves—, debemos suplementar con 8 bandejas o tolvas de primera edad por cada 1.000 pollitos para que se alimenten con más facilidad en los primeros días.

Debemos procurar separar estas bandejas o tolvas de los

puntos más fríos de la nave, como pueden ser los zócalos de las paredes o puertas, sobre todo en granjas con un mal aislamiento a este nivel, para que los pollitos no se acerquen a zonas frías y húmedas en las que su buen arranque pueda comprometerse. En algunas naves, inclu-so, se pueden colocar unas pequeñas separaciones que impidan a los animales acercarse a las paredes a lo largo de la nave, evitando estos puntos los primeros días.

El rellenado de estas bandejas 2-3 veces al día los primeros días estimula mucho el comportamiento de los pollitos. Es imprescindible que el animal siempre en-cuentre comida en los puntos de alimento.

A partir del cuarto-quinto día el animal debe empezar a comer paulatinamente en los comederos automáticos. Los comederos automáticos que tenemos en la nave deben estar llenos de pienso. En ocasiones estos come-deros tienen mucha altura de borde y el pienso está muy profundo para un fácil acceso del pollito, por lo que éste no come si no se mete en él, siendo interesante el rellenado manual de los platos hasta el borde y enterrar un poquito el comedero en la cama para facilitar su acceso.

En cuanto a los bebederos, la premisa va a ser la misma que con los comederos, que el acceso a ellos sea

rápido y fácil. El manejo variará según el tipo de bebedero que tengamos.

En las líneas de bebederos de tetina, los 3 primeros días de vida debemos disponer estas a la altura del ojo de las aves y posteriormente ir subiéndolas para que éstas se estire para beber, formando su espalda un ángulo de 45º con el suelo, teniendo siempre las patas bien apoya-das en él. Es indispensable ajustar la presión del agua en la línea, según recomiende su fabricante y el caudal que necesitan los pollos en cada momento. Para ello, es recomendable tener reguladores de presión para asegu-rarse que es la misma a lo largo de toda la nave. Lo ideal es que todas las tetinas tengan una gotita de agua colgando para llamar a atención del pollito. A su vez, en tetinas con recogedor conviene llenar de agua cada cazoleta.

Si empleamos bebederos de campana, su altura debe ser la del lomo de las aves, y estar lo más llenos que se pueda, a unos 0,5 cm del borde y disminuir progresiva-mente hasta 1,25 cm cuando tengan 7 días, proporcionando 0,6 cm de contorno por pollo. Estos bebederos son más sucios que los anteriores y están ex-puestos a mayor contaminación. El agua de bebida debe tener una calidad fisico-química y microbiológica demostrada me-diante los análisis pertinentes. El tratamiento del agua con higienizantes garantizará un mayor control de su calidad microbiológica.

Es muy importante el llevar un control del consumo diario de agua por parte de los pollos, así como verificar el funcionamiento de los productos higienizantes y realizar una limpieza con bastante frecuencia de los circuitos de los sistemas cerrados, así como de los mismos bebederos, en el caso de los de campana.

La temperatura ideal del agua es de unos 20ºC, por lo que es interesante rellenar las líneas unas horas antes de entrar los pollitos a fin de evita que esté muy fría, sobre todo en invierno, lo que provocaría una reducción del consumo y problemas digestivos.

Las necesidades por ave son:

- en bebederos de tetina, 8 unidades por cada 100 pollos

- en bebederos de campana, uno por cada 100 pollos En las naves en las que se hace “pollera” —en ésta, no pasar de 35-40 pollitos/m2

—, hay que tener en cuenta

que las necesidades por pollo van a ser las mismas, o sea que, a menos superficie, es fundamental el aporte de material adicional de bebederos y comederos en su justa proporción.

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En cuanto se pueda, conviene dar toda la nave a los pollos, ya que un exceso de días en la pollera puede implicar la aparición de desigualdades y un empeora-miento de la cama de esta zona.

Iluminación

Los pollitos son animales que durante los primeros días van a necesitar una alta intensidad de luz para poder estimularles hacia el consumo del pienso y agua y, por tanto, para un buen desarrollo digestivo e inmune. Es recomendable una intensidad lumínica entre 30-60 lux a la altura del pollito y que ésta sea uniforme por toda la nave. En caso de no poder garantizar esta intensidad deberemos aportar puntos de luz adicionales.

A partir de la semana de vida la intensidad puede ser reducida a 5-10 lux.

En esta primera semana suele proporcionarse luz las primeras 24 horas del primer día, para quitar una hora el resto de la primera semana. Dependiendo del programa de luz empleado, se proporcionará más o menos horas de oscuridad a partir de los 3-4 días.

Evaluación del manejo durante la

primera semana

A las 6-10 horas de entrar los pollitos ya podemos ir valorando el estado de la manada. El animal ha tenido tiempo suficiente de encontrar la comida y bebida y de buscar su zona de confort térmico en la nave. A simple vista el animal debe estar uniformemente repartido por la nave y con una buena actividad.

Para comprobar que la temperatura proporcionada ha sido la adecuada podemos realizar un test de patas a 100 pollos de distintas ubicaciones del local. Lo adecua-do es que en este perioadecua-do de tiempo el 85% muestren las patas calientes.

A su vez podemos tocarles el buche para calcular el porcentaje de animales que lo tienen lleno. Su contenido del buche debe ser redondo y con una textura pastosa, lo que indicará que el animal ha comido y bebido, a diferencia de aquellos otros buches que están duros, en pollitos que no han bebido agua. A estas alturas el 85% de los animales deben presentar el buche lleno. Reali-zando otra medición a las 24 horas debemos encontrar que el porcentaje sea del 95%, siendo a partir de estas horas del 100%, como se muestra en la tabla 6.

Además de estos muestreos, durante las primeras horas del pollito en la granja es imprescindible un registro de la temperatura y humedad que se tiene en la nave, así como el consumo de agua de los animales.

Otra verificación de un buen arranque es calcular la uniformidad del lote a los 7 días de vida para expresar la variación del tamaño de las aves. Tomando unas mues-tras de pesaje individual de 100 pollos, hay que contar el porcentaje de ellos que entran en un rango del 10% hacia arriba y hacia abajo del peso promedio. Un lote con buena uniformidad estará por encima del 80%. Si se realizamos un mal arranque se encontrará una manada con alta variabilidad en los pesos, que tendrán unos grandes problemas de desigualdad en el matadero.

El peso a los 7 días de vida también da una valoración de la calidad del arranque. El animal debe haber incrementado su peso corporal en 4-4,5 veces. Se ha demostrado que, bajo unas condiciones de manejo ade-cuadas, por cada 10 g de peso que se ganan a los 7 días, se obtiene un incremento de 40-60 g a los 35 días.

La mortalidad durante estos 7 días debe estar alrede-dor del 1%. La curva de mortalidad normal alcanza su pico de bajas sobre el 3º-4º día, en el que empiezan a morir los pollos que no han podido acceder a la alimentación y fallecen al agotar las reservas vitelinas. De esto, no hace falta deducir que cuanto peor sean las condiciones de recepción de los animales, mayor será el pico de bajas que se producirá y, en consecuencia, unas bajas de primera semana por encima de lo normal.

Conclusión

Una buena recepción de los pollitos es fundamental para que estos puedan desarrollar perfectamente sus sistemas termorregulador, digestivo e inmunitario.

El control de la temperatura ambiental y de la cama, junto con unas buenas condiciones de humedad, ven-tilación e iluminación, así como un estímulo rápido del consumo de pienso y agua va a permitir que el pollito pueda cumplir con un buen desarrollo de estos sistemas, lo que se reflejará en una mejoría sanitaria de la manada y de los resultados productivos.

Tabla 6. Objetivos de llenado de buches

Tabla 6. Objetivos de llenado de buches

Tabla 6. Objetivos de llenado de buches

Tabla 6. Objetivos de llenado de buches

Tabla 6. Objetivos de llenado de buches

para un buen arranque.

para un buen arranque.

para un buen arranque.

para un buen arranque.

para un buen arranque.

Muestreo, horas % de buches llenos post-alojamiento 2 75 12 85 24 95 48 100 60 100

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