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CAMBIOS EN EL MUNDO,
POR LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO
El objetivo de este estudio es tener un depósito espiritual en el cual podamos ir a beber sobre estos temas.
Los cambios que la resurrección de Jesucristo produjo en la vida de la tierra.
1. En el Templo.
2. En el Pueblo. 3. En el Culto. 4. El rio de vida.
5. Fertilidad y fecundidad en los Lugares desiertos.
6. Las tribus de Israel y la Ciudad Celestial.
Jesucristo es un punto de inflexión en la historia de la humanidad y del mundo espiritual y físico. Todo cambio desde su muerte en la cruz y su resurrección, por eso quiero resaltar algunos de esos cambios.
1. El Templo.
Antes de la resurrección de Jesucristo, el templo era un lugar físico y limitado a Israel.
Jesucristo es el templo de adoración y culto a Dios
Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo,
por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne….He 10, 20
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Y también El mismo cuando en ese pasaje tan conocido del azote de cuerdas en el templo dice:
Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos:
En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Más él hablaba del templo de su cuerpo. Juan 2,19
Este hecho es grandioso, porque modifico la forma de adorar a Dios, ahora a través de Jesucristo es decir se acabo la forma de la Ley, ya hay algo mejor, además ocurrió otra circunstancia que nos da la total facilidad para adorar en espíritu y en verdad.
Al resucitar Cristo venciendo a la muerte habilito la llegada del Espíritu Santo a nuestros corazones:
¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? I Co 3, 16
Esta circunstancia nos hace pensar que toda practica legalista de la Ley, esta mejorada en esta nueva forma de mantener la Adoración a Dios. No tiene sentido ver en ciertas congregaciones que al lugar físico de reunión le llaman templo de Dios o lugar santo, o ver levitas, santuarios y diezmos, porque ahora nosotros en Cristo somos la iglesia, el diezmo, los sacerdotes, y santuarios.
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2. El pueblo, purificado y aceptado por Dios.
Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos
semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza
en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro. I Jn.3, 3
En esta carta de Juan a los hermanos en la fe, el apóstol nos da una aclaración que un día veremos a Dios manifestado es decir a Cristo, quien es la manifestación y representación de Dios pero nuestra naturaleza humana para poder ver algo necesita de una adaptación y esta es la santidad sin la cual nadie vera a Dios.
La santidad viene a nosotros a través de la purificación
Ahora el Apóstol Juan se encuentra en una visión donde está observando el Trono de Dios y allí observa:
Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome:
Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo:
Éstos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.
Aquí está el gran cambio la palabra de Jesucristo nos lava nuestras vestiduras y es la sangre de Jesucristo la que nos purifica.
Nada que ver con la aplicación de la ley Mosaica u otras leyes humanas.
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Hasta aquí hemos visto el pueblo purificado por Cristo ahora veremos el pueblo aceptado por Dios.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo,
según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, Efesios 1, 2 a 6.
Antes de la venida de Cristo solamente eran aceptos para Dios aquellos únicamente del Pueblo de Israel que presentaban sus ofrendas en el Templo de Jerusalén y que el sumo sacerdote ofrecía a Dios.
Esto cambio en gran manera en Cristo ahora somos aceptos todos aquellos que a través de Cristo nos acercamos a Dios.
Esto una de las conquistas de Cristo en la cruz del Calvario para toda la humanidad.
Pero no quedo solo en una aceptación sino en una ADOPCION por Dios como hijos suyos, nadie hasta Cristo tenía esa característica de ser hijo de Dios.
Jesucristo es el único hijo natural de Dios y nosotros adoptados, veamos el pasaje:
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Ga. 4, 4 a 5
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3. EL CULTO A DIOS.
Cuando Dios le mostro a Moisés la forma de adorarle, el pueblo de Israel era el único pueblo con esa bendición.
Pero ocurrió un hecho que nos resulta muy interesante, unos magos de Oriente se presentan en un pueblo de Belén para adorar a un niño recién nacido.
Este hecho nos enseña entre muchas cosas que un ser humano ahora es Dios, que la adoración a Dios no solo era de Israel sino que todo el mundo tenía esa necesidad.
¿Pero entonces por qué Dios entrego las leyes de la adoración a Israel? Porque para adorar a Dios es necesario tener unos requisitos y a través de las diferentes normas que Dios enseño a Israel ellos eran aceptos para la adoración y así se pudiera culminar en victoria la venida del redentor según las profecías a la tribu de Judá.
La acción de los magos de Oriente en Belén nos confirma la necesidad de la raza humana por completo de adorar a su creador.
Por este motivo es tan importante la resurrección de Jesucristo.
Cuando Jesús habla con la samaritana en el pasaje de Juan 4, 23
“Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”.
Este es ahora el requisito, la adoración en espíritu y verdad, pero en la verdad de Cristo y en el espíritu de Cristo.
Estar en Cristo, es la condición, así como Noé estuvo en el Arca, para salvación debemos estar en Cristo para adorar a Dios.
Concretamente cuando Cristo pago nuestros pecados en la Cruz nuestra cuenta quedo saldada y El Espíritu Santo pudo venir a nuestros corazones en ese día increíble y maravilloso de Pentecostés para poder adorar a Dios en espíritu y verdad.
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El ser humano nacido de nuevo tiene la necesidad de adorar a su creador, porque allí encuentra su motivo para vivir, no es que Dios
necesite esa adoración somos nosotros quienes la necesitamos es como el agua para un pez, sin el agua se morirá.
4. Saliendo del Templo un rio de agua viva.
Antes de la venida de Cristo al mundo, el suministro de la bendición era a través del cumplimiento estricto de la ley, para después presentar
ofrendas en el templo de Jerusalén, donde por medio del sumo sacerdote se podían conseguir la aceptación de Dios y así obtener bendición de parte de Dios.
Pero ahora en Cristo hay un camino nuevo, el sacrificio del cordero, la sangre derramada que habla mejor que la de Abel.
Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia!
Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas. Serán completamente saciados de la grosura de tu casa, Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias. Porque contigo está el manantial de la vida. Salmo 36, 7-8
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La forma de Dios para bendecirnos, es semejante a un rio. Es un suministro continuo de todo cuanto necesitamos, de tal manera que en la medida que necesitas acudes al rio. Necesitas lavarte, acudes allí,
necesitas beber acudes allí, necesitas economía acudes allí.
Esta es la forma que Dios nos ha entregado, pero el acceso es a través de la Resurrección de Jesucristo.
Las personas que ya lo han experimentado saben cómo funciona esto, pero si aun no lo has vivido tengo que decirte que antes debes entregar aéreas de tu vida a Cristo, a su palabra y cuando lo hayas hecho pasaras por la cruz en esa área, para después de experimentar la gloriosa bendición de Dios.
A lo largo de la Biblia es muy frecuente ver expresiones sobre el rio de la vida, en Apocalipsis, en el libro de Ezequiel y en muchos otros sitios que te pueden complementar este comentario.
5. Fertilidad y fecundidad de los lugares desérticos.
Por el poder de la resurrección de Cristo, los lugares desérticos, son cambiados en lugares fértiles y productivos.
Ya se produjeron varios anuncios en el Antiguo Testamento: “El convierte los ríos en desierto, Y los manantiales de las aguas en
sequedales; La tierra fructífera en estéril, Por la maldad de los que la habitan. Vuelve el desierto en estanques de aguas, Y la tierra seca en manantiales. Allí establece a los hambrientos, Y fundan ciudad en donde vivir. Siembran campos, y plantan viñas, Y rinden abundante fruto. Los bendice, y se multiplican en gran manera”; Salmo 107,35
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Que palabra tan poderosa en nuestras vidas y en nuestro mundo. Pero la obediencia perfecta a Dios es Jesucristo y …
“….hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el
desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque. Y habitará el juicio en el desierto, y en el campo fértil morará la justicia. Isaías 32, 15
Cuando vivimos en obediencia a Jesucristo, vamos a entregar áreas de nuestra vida a su palabra, por ejemplo, Pedro dejo las barcas de pesca para seguir a Jesucristo, el sustento, su vida de la carne, dejo esta área de su vida, en manos de su Señor.
¿Cuál fue el resultado? Miles de personas salvadas y una Iglesia fructífera y fecunda.
En ti, hay nueva vida por Jesucristo, en tu obediencia a su palabra y así como produjo el milagro de los panes y los peces cuando decían:
“De dónde podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto? Él les preguntó: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos dijeron: Siete. Entonces mandó a la multitud que se recostase en tierra; y tomando los siete panes, habiendo dado gracias, los partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen
delante; y los pusieron delante de la multitud. Tenían también unos pocos pececillos; y los bendijo, y mandó que también los pusiesen delante. Y comieron, y se saciaron; y recogieron de los pedazos que habían sobrado, siete canastas. Eran los que comieron, como cuatro mil; y los despidió.” Mc 8,4
En este pasaje observa la obediencia cuando Él pidió esos panes y peces, estaban en el desierto y todo fue multiplicado.
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6. Reparto del país entre las tribus y la ciudad santa.
Una vez que Israel cruzo el rio Jordán se repartieron las tierras de Palestina.
¿De qué forma afecta la resurrección de Cristo al reparto de la tierra en el futuro?
Antes de la venida de Cristo, el pueblo de Dios, Israel de los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob recibieron la ley para tener conocimiento de pecado y el sacerdocio Aarónico.
Pero estos aun teniendo la ley solo eran salvos por la fe en el mesías.
Una vez alcanzada la plenitud de los tiempos vino el mesías, el único salvador y este escogió a 12 discípulos de entre sus
seguidores y les encargo la tarea de anunciar su palabra y a través de ellos y por el poder del Espíritu Santo en Pentecostés ir por todo el mundo.
Aun hoy se va formado el pueblo de Dios el Israel espiritual, tribus a las cuales un día también se incorporaran los Israelitas que crean en Cristo como su salvador.
-Si observas el siguiente texto de Apocalipsis 3, 10 -12 dichas al ángel de la iglesia de Filadelfia, veras las condiciones que estableció el Señor para aquellos que quieran estar en la Ciudad Santa la Nueva Jerusalén
10 “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.
Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios,
y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.”
Guardar la palabra de su paciencia y retener lo que tenia, estas son las condiciones.
Jesucristo al resucitar de entre los muertos habilito a toda la creación las promesas dadas en el Antiguo testamento pero para toda la humanidad.
