+ Oscar Roberto Domínguez Couttolenc. M.G. Por la Gracia de Dios y de la Santa Sede
Obispo de Ecatepec HOMILIA D E LA PEREGRINACIÓN A LA B A S I L I C A D E N U E S T R A SEÑORA D E G U A D A L U P E DIÓCESIS D E E C A T E P E C 2016 (Is 9,1-3.5-6; He 4,32-37; J n 2, 1-11)
Queridos hermanos y hermanas todos en el Señor, nuestro corazón reboza de alegría en este día: El Verdadero Dios por quien se vive, nos congrega en torno suyo, para participar en esta celebración de acción de gracias, por todas las bendiciones que nos ha concedido, y al mismo tiempo nos inunda el gozo al encontrarnos a los pies de la Señora del Cielo, Santa María de Guadalupe. Madre de Dios y Madre Nuestra. Nos encontramos ahora reunidos bajo la mirada de Ella, quien esta aquí en su C a s a del Tepeyac, esperándonos a nosotros sus hijos e hijas que peregrinamos en la Iglesia de Ecatepec.
El caminar que hoy hemos iniciado en nuestra peregrinación, se asemeja sin duda alguna al caminar de María que va al encuentro de su prima Isabel, Ella como mensajera y portadora de buenas noticias nos presenta al Salvador, no viene sola, viene llena de la gracia de Dios, pues Dios mismo habita en ella.
Qué dichosos somos por este regalo maravilloso, recibir a Nuestro Señor Jesucristo de manos de su misma Madre, nuestra Señora de Guadalupe.
El lema que hemos escogido para nuestra peregrinación: "Caminemos juntos al encuentro de Santa María de Guadalupe, Madre de la Misericordia", nos invita a reflexionar sobre dimensiones importantes en nuestra vida como discípulos misioneros, peregrinos en este mundo.
"Caminemos juntos", es la esencia de la vida cristiana, es un don que el Señor nos regala, y que hay que pedir insistentemente por medio de la oración, para animarnos, sostenernos, para perseverar en las difíciles pruebas que vamos enfrentando, y de esa forma siempre vivir para Él en el servicio a los demás.
"Caminemos juntos", es tener un solo corazón, para enfrentar los fuertes desafíos que nuestro pueblo esta viviendo en la vida social, política y económica, compartiendo sus esperanzas.
"Caminemos juntos", es ir hombro con hombro, con los anhelos de muchas personas, especialmente de las más pobres, excluidas y marginadas, y de las que sufren por causa de la violencia.
"Caminemos juntos", es el desafío planteado por Jesús, siendo conscientes de la necesidad de escuchar todos, la voz del Señor, que nos llama desde nuestro lugar de origen, la casa, la familia, la colonia, el trabajo, la escuela, para caminar juntos y servir al otro.
Hoy, una vez más hemos escuchado este bello texto que San Lucas nos transmite, cuando Santa María, se encamina
presurosa a un pueblo de las montañas de Judea para visitar a su prima Isabel, una mujer de edad avanzada y que además está en cinta, una mujer que se encuentra en necesidad.
Santa María va a su encuentro para estar junto a ella y poderla servir en sus necesidades, este gesto de la Misericordia de Dios expresado en Santa María, se ha reiterado en nuestras tierras ecatepequenses, cuando Ella misma se presenta ante Juan Bernardino que se encontraba enfermo y anciano, para manifestarle la gran Misericordia de Dios, devolviéndole la salud.
Con este ejemplo de vida, podemos preguntarnos cada uno y como Iglesia: ¿hasta dónde y cómo esta fuerza de la Misericordia de Dios, se encuentra transformando nuestra vida y sociedad?
La segunda frase de nuestro lema es: "al encuentro de Santa María de Guadalupe, Madre de la Misericordia". No podemos entender ni comprender, la persona de Santa María de Guadalupe, quien ha sido portadora para nuestro pueblo del mensaje de la Misericordia de Dios, sin comprender y vivir lo que es para un creyente la Misericordia.
Misericordia, que se manifiesta en la ayuda amorosa de Dios ante toda necesidad física y moral (Me 5,19 ; 1 Cor 7,25). Misericordia que solamente es conocida rectamente, cuando se acepta, de ahí que la persona peque contra Dios cuando la rechaza.
Pero hay que tener siempre claro, que la Misericordia de Dios, no es tolerancia al mal, la Misericordia de Dios cuando la persona la acepta la convierte, deja el pecado, para encontrarse la paz que solamente Dios le puede dar.
Venimos hoy "al encuentro de Santa María de Guadalupe, Madre de la Misericordia", porque solamente Ella, en quien Dios ha hecho grandes maravillas, es intercesora, mediadora, abogada nuestra, para que Dios nos regale su Misericordia. Corresponde a cada uno de nosotros, pedir su intercesión por medio de nuestra oración, y buscar tener actitudes que nos comprometan a ser y actuar, según la Palabra de su Hijo.
El ejemplo aquí lo tenemos en Santa María que al realizar su vida con actitudes de oración y servicio, como discípula misionera, vivió un profundo compromiso de fe en Dios, ya que su vida implicó una vivencia plena y alegre de la donación de su propia existencia por el Reino de los cielos. El beato Pablo VI reflexionando sobre el papel de nuestra Madre María, no dudo en afirmar: "La misión maternal de la Virgen empuja al pueblo de Dios a dirigirse con filial confianza a Aquella que está siempre dispuesta a acogerlo con afecto de Madre, y con eficaz ayuda de auxiliadora
Muestra de este papel es este momento que estamos viviendo aquí en el Tepeyac, nosotros hemos venido para agradecerle sus cuidados, y para pedirle interceda ante su Hijo, por nuestras necesidades y penas, Ella nos acoge como nuestra Madre, pero también nos pide que nos fijemos en su vida y la imitemos.
Así nos invita a seguir sus virtudes, de modo especial la humildad de reconocerse como sierva y servidora.
Imitar sus virtudes es para todo creyente, una ocasión de crecimiento en la gracia divina, y de acercamiento al Dios de la vida, tal como lo manifiesta Ella misma, en su primera aparición a San Juan Diego aquí en el Tepeyac.
Así el papel de Santa María de Guadalupe es ser Madre, por voluntad del Señor, su maternidad es la relación más profunda de la Virgen con los discípulos, por esa relación nosotros discípulos de su Hijo somos sus hijos, y por ella, somos protegidos y amparados. Por eso nuestro lema: "Caminemos juntos al encuentro de Santa María de Guadalupe, Madre de la Misericordia".
Este lema nos compromete a vivir como Santa María, buscando la perfección, abriéndonos y aceptando el Plan de Dios en la vida, como Ella lo aceptó desde el momento en que respondió al Arcángel Gabriel enviado de Dios: "Hágase en mí según tu palabra" (Le 1, 38).
Este "hágase", se prolonga aquí en el Tepeyac, Santa María de Guadalupe vino cumpliendo la voluntad de Dios e invitando a una constante conversión, teniendo como fruto la misma santidad y la vida de la gracia, por eso Ella se presentó a San Juan Diego:
"Sábelo, ten por cierto hijo mío el mas pequeño, que yo soy la perfecta siempre virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive, el creador de las personas, el dueño de la cercanía y de la inmediación, el dueño del cielo, el dueño de la tierra..."2.
Como discípula misionera de su Hijo, Santa María de Guadalupe, nos quiere y nos ama. Que palabras tan
profundas expresa a San Juan Diego, para mostrar este amor: "Mucho quiero, mucho deseo que aquí me levanten mi casita sagrada en donde lo mostrare, lo ensalzare al ponerlo de manifiesto: lo daré a las gentes en todo mi amor personal, en mi mirada compasiva, en mi auxilio, en mi salvación: porque yo en verdad soy su Madre compasiva, tuya y de
todos los hombres que en esta tierra estén..."3.
Ella también es ejemplo de obediencia y fidelidad a la Iglesia, recordemos como le pide a San Juan Diego: que se presente al obispo, quien es cabeza de la Iglesia particular, quien debe determinar y llevar a cabo su proyecto, cuando le dijo: "Y para realizar lo que pretende mi compasiva mirada misericordiosa, anda al palacio del obispo de México, y le dirás como yo te envío, para que le descubras como mucho deseo que aquí me provea de una casa, me erija en el llano mi templo; todo le
contaras, cuanto has visto y admirado, y lo que has oído"4.
Este acontecimiento guadalupano es modelo de Misión, así la Iglesia nuestra de Ecatepec, esta llamada a buscar siempre la gloria de Dios, profundizando continuamente en una fe, viva que sea expresión de reconciliación y caridad, discerniendo en todo su caminar la voluntad del Señor.
Ella Santa María de Guadalupe es nuestra "Estrella de evangelización", ayuda y orientación para cumplir el mandato misionero del Señor, expresión de su misericordia, que conlleva la Buena Nueva del Reino, que viene a instaurar la paz y el amor, en un pueblo que experimenta la violencia y la injusticia, Ella viene a iluminar la realidad concreta con la Luz de la esperanza, que no se apaga, la luz de su Hijo Cristo el Señor.
3 Nican Mopohua. No. 26 -30. 4 Nican Mopohua. No. 33.
Por eso hoy ante sus pies, le encomendamos los trabajos de la elaboración de nuestro Plan Diocesano de Pastoral, trabajos que hemos iniciado caminando unidos bajo su protección; trabajos que nos ayudan a descubrir lo que su Hijo quiere para nosotros, que formamos su Iglesia peregrina en Ecatepec.
Y le agradecemos su intercesión por todos los dones que hemos recibido, en este año de la Misericordia. Con la visita de S . S . Francisco a nuestras tierras guadalupanas el 14 de febrero, y por el don que como Iglesia hemos recibido el pasado 14 de junio, cuando el mismo Papa Francisco, por medio de la Congregación para las causas de los santos, ha reconocido las Virtudes Heroicas de la Venerable Madre María de Jesús del amor misericordioso Guisar Barragán, fundadora del Instituto de las Siervas Guadalupanas de Cristo Sacerdote, en el lugar donde se dio la quinta Aparición Guadalupana en Tulpetlac, que es motivo de profunda alegría para nuestra comunidad diocesana, al ver que uno de sus miembros fue capaz de vivir el evangelio de Jesús.
Hermanos y hermanas: "Caminemos juntos al encuentro de Santa María de Guadalupe, Madre de la Misericordia".
Así sea.
+ Oscar Roberto Domínguez Couttolenc. M.G. Obispo de Ecatepec.
