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A LA DERIVA HORACIO QUIROGA

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ESCUELA SECUNDARIA DIURNA NO. 264. JORNADA AMPLIADA

MIGUEL SERVET.

CICLO ESCOLAR 2015 -2016

ACTIVIDADES PARA EVALUAR EL I BLOQUE DE ESPAÑOL

1º “A”, “B” Y “C”

PROFRA: VERÓNICA ARAGÓN GUTIÉRREZ

Fecha de entrega el 09 de octubre del 2015

1. Lee cuidadosamente la siguiente lectura (A la deriva) y realiza dos cuadros

aproximadamente de 8x10 y realiza en cada uno un dibujo con su mensaje que te

transmitió la lectura.

A LA DERIVA HORACIO QUIROGA

El hombre pisó algo blanduzco, y en seguida sintió la mordedura en el pie. Saltó adelante, y al volverse, con un juramento vio una yaracacusú que, arrollada sobre sí misma, espera otro ataque.

El hombre echó una veloz ojeada a su pie, donde dos gotitas de sangre engrosaban dificultosamente, y sacó el machete de su cintura. La víbora vio la amenaza y hundió más la cabeza en el centro mismo de su espiral; pero el machete cayó de lomo, dislocándole las vértebras.

El hombre se bajó hasta la mordedura, quitó las gotitas de sangre y durante un instante contempló. Un dolor agudo nacía de los dos puntitos violeta y comenzaba a invadir todo el pie. Apresuradamente se ligó el tobillo con su pañuelo y siguió por la picada hacia su rancho.

El dolor en el pie aumentaba, con sensación de tirante abultamiento, y de pronto el hombre sitió dos o tres fulgurantes punzadas que, como relámpagos, habían irradiado desde la herida hasta la mitad de la pantorrilla. Movía la pierna con dificultad, una metálica sequedad de garganta, seguida de sed quemante, le arrancó un nuevo juramento.

Llegó por fin al rancho y se echó de brazos sobre la ruda de un trapiche. Los dos puntitos violeta desparecían ahora en la monstruosa hinchazón del pie entero. La piel parecía adelgazada y a punto de ceder, de tensa. Quiso llamar a su mujer, y la voz se quebró en un ronco arrastre de

garganta seca. La sed lo devoraba.

—¡Dorotea! —alcanzó a lanzar en un estertor—. ¡Dame caña!

Su mujer corrió con un vaso lleno, que el hombre sorbió en tres tragos. Pero no había sentido gusto alguno.

—¡Te pedí caña, no agua! —rugió de nuevo—. ¡Dame caña! —¡Pero es caña, Paulino! —protestó la mujer, espantada. —¡No, me diste agua! ¡Quiero caña, te digo!

La mujer corrió otra vez, volviendo con la damajuana. El hombre tragó uno tras otro dos vasos, pero no sintió nada en la garganta.

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—Bueno, esto se pone feo… —murmuró entonces, mirando su pie, lívido ya y con un lustre gangrenoso. Sobre la honda ligadura del pañuelo la carne desbordaba como una monstruosa morcilla.

Los dolores fulgurantes se sucedían en continuos relampagueos y llegaban ahora a la ingle. La atroz sequedad de garganta, que el aliento parecía caldear más, aumentaba a la par. Cuando pretendió incorporarse, un fulminante vómito lo mantuvo medio minuto con la frente apoyada en la rueda de palo.

Pero el hombre no quería morir, y descendiendo hasta la costa subió a su canoa. Sentandose en la popa y comenzó a palear hasta el centro del Paraná. Allí la corriente del río, que en las inmediaciones del Iguazú corre seis millas, lo llevaría antes de cinco horas a Tacurú-Pucú. El hombre, con sombría energía, pudo efectivamente llegar hasta el medio del río; pero allí sus manos dormidas dejaron caer la pala en la canoa, y tras un nuevo vómito —de sangre esta vez— dirigió una mirada al sol, que ya trasponía el monte.

La pierna entera, hasta medio muslo, era ya un bloque deforme y durísimo que reventaba la ropa. El hombre cortó la ligadura y abrió el pantalón con su cuchillo: el bajo vientre desbordó hinchado con grandes manchas lívidas y terriblemente dolorosas. El hombre pensó que no podría llegar jamás él solo a Tacurú-Pucú y se decidió a pedir ayuda a su compadre Alves, aunque hacía mucho tiempo que estaba disgustados.

La corriente del río se precipitaba ahora hacia la costa brasileña y el hombre pudo fácilmente atracar. Se arrastró por la picada en cuesta arriba; pero a los veinte metros, exhausto, quedó tendido de pecho.

—¡Alves! —gritó con cuanta fuerza pudo, y prestó oído en vano—. ¡Compadre Alves! ¡No me niegues este favor! —clamó de nuevo, alzando la cabeza del suelo.

En el silencio de la selva no se oyó rumor. El hombre tuvo aún valor para llegar hasta su canoa, y la corriente, cogiéndola de nuevo, la llevó velozmente a la deriva.

El Paraná corre allí en el fondo de una inmensa hoya, cuyas paredes, altas de cien metros, encajonan fúnebremente el río. Desde las orillas, bordeadas de negros bloques de basalto, asciende el bosque, negro también. Adelante, a los costados, atrás, siempre la eterna muralla lúgubre; en cuyo fondo el río arremolinado se precipita en incesantes borbollones de agua fangosa. El paisaje es agresivo y reina en él un silencio de muerte. Al atardecer, sin embargo, su belleza sombría y calma cobra una majestad única.

El sol había caído ya cuando el hombre, semitendido en el fondo de la canoa, tuvo un violento escalofrío. Y de pronto, con asombro, enderezó pesadamente la cabeza: se sentía mejor. La pierna le dolía apenas, la sed disminuía y su pecho libre ya, se abría en lenta inspiración.

El veneno comenzaba a irse, no había duda. Se hallaba casi bien, y aunque no tenía fuerzas para mover la mano, contaba con la caída del rocío para reponerse del todo. Calculó que antes de tres horas estaría en Tacurú-Pucú.

El bienestar avanzaba, y con él una somnolencia llena de recuerdos. No sentía ya nada ni en la pierna ni en el vientre. ¿Viviría aún su compadre Gaona, en Tucurú-Pucú? Acaso viera también a su ex patrón míster Dougald y al recibidor del obraje.

¿Llegaría pronto? El cielo, al poniente, se abría ahora en pantalla de oro, y el río se había coloreado también. Desde la costa paraguaya, ya entenebrecida, el monte dejaba caer sobre el río su frescura crepuscular en penetrantes efluvios de azahar y miel silvestre. Una pareja de guacamayas cruzó muy alto y en silencio hacia el Paraguay.

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ante el borbollón de un remolino. El hombre que iba en ella se sentía cada vez mejor, y pensaba entre tanto en el tiempo justo que había pasado sin ver a su ex patrón Dougald. ¿Tres años? Tal vez no, no tanto. ¿Dos años y nueve meses? Acaso. ¿Ocho meses y medio? Eso sí, seguramente. De pronto sitió que estaba helado hasta el pecho.

¿Qué sería? Y la respiración…

Al recibidor de maderas de míster Dougald, Lorenzo Cubilla, lo había conocido en Puerto Esperanza un Viernes Santo … ¿Viernes? Sí, o jueves…

El hombre estiró lentamente los dedos de la mano. −Un jueves…

Y cesó de respirar.

2. REDACCION

A la hora de escribir nuestras ideas debemos cuidar las mayúsculas, los

puntos al término de las oraciones así como los nexos que unen. Ejemplo:

Al principio sale en la película un detective.

L

uego investiga un asesinato.

Después encarcela al responsable.

Inventa una historia usando 8 fotos de revista. No olvides las mayúsculas,

los puntos al término de las oraciones así como los nexos.

3. LECTURA EL RAMO AZUL

Lee el siguiente texto

El ramo azul. [Octavio Paz]

Desperté, cubierto de sudor. Del piso de ladrillos rojos, recién regados, subía un vapor caliente. Una mariposa de alas grisáceas revoloteaba encandilada alrededor del foco amarillento. Salté de la hamaca y descalzo atravesé el cuarto, cuidando no pisar algún alacrán salido de su escondrijo a tomar el fresco. Me acerqué al ventanillo y aspiré el aire del campo. Se oía la respiración de la noche, enorme, femenina. Regresé al centro de la habitación, vacié el agua de la jarra en la

palangana de peltre y humedecí la toalla. Me froté el torso y las piernas con el trapo empapado, me sequé un poco y, tras de cerciorarme que ningún bicho estaba escondido entre los pliegues de mi ropa, me vestí y calcé. Bajé saltando la escalera pintada de verde. En la puerta del mesón tropecé con el dueño, sujeto tuerto y reticente. Sentado en una sillita de tule, fumaba con el ojo

entrecerrado. Con voz ronca me preguntó: -¿Dónde va señor?

-A dar una vuelta. Hace mucho calor.

-Hum, todo está ya cerrado. Y no hay alumbrado aquí. Más le valiera quedarse.

Alcé los hombros, musité "ahora vuelvo" y me metí en lo oscuro. Al principio no veía nada. Caminé a tientas por la calle empedrada. Encendí un cigarrillo. De pronto salió la luna de una nube negra, iluminando un muro blanco, desmoronado a trechos. Me detuve, ciego ante tanta blancura. Sopló

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un poco de viento. Respiré el aire de los tamarindos. Vibraba la noche, llena de hojas e insectos. Los grillos vivaqueaban entre las hierbas altas. Alcé la cara: arriba también habían establecido campamento las estrellas. Pensé que el universo era un vasto sistema de señales, una

conversación entre seres inmensos. Mis actos, el serrucho del grillo, el parpadeo de la estrella, no eran sino pausas y sílabas, frases dispersas de aquel diálogo. ¿Cuál sería esa palabra de la cual yo era una sílaba? ¿Quién dice esa palabra y a quién se la dice? Tiré el cigarrillo sobre la

banqueta. Al caer, describió una curva luminosa, arrojando breves chispas, como un cometa minúsculo.

Caminé largo rato, despacio. Me sentía libre, seguro entre los labios que en ese momento me pronunciaban con tanta felicidad. La noche era un jardín de ojos. Al cruzar la calle, sentí que alguien se desprendía de una puerta. Me volví, pero no acerté a distinguir nada. Apreté el paso. Unos instantes percibí unos huaraches sobre las piedras calientes. No quise volverme, aunque sentía que la sombra se acercaba cada vez más. Intenté correr. No pude. Me detuve en seco, bruscamente. Antes de que pudiese defenderme, sentí la punta de un cuchillo en mi espalda y una voz dulce:

-No se mueva, señor, o se lo entierro. Sin volver la cara pregunte:

-¿Qué quieres?

-Sus ojos señor –contestó la voz suave, casi apenada.

-¿Mis ojos? ¿Para qué te servirán mis ojos? Mira, aquí tengo un poco de dinero. No es mucho, pero es algo. Te daré todo lo que tengo, si me dejas. No vayas a matarme.

-No tenga miedo señor. No lo mataré. Nada más voy a sacarle los ojos. -Pero, ¿para qué quieres mis ojos?

-Es un capricho de mi novia. Quiere un ramito de ojos azules y por aquí hay pocos que los tengan. -Mis ojos no te sirven. No son azules, sino amarillos.

-Ay, señor no quiera engañarme. Bien sé que los tiene azules. -No se le sacan a un cristiano los ojos así. Te daré otra cosa. -No se haga el remilgoso, me dijo con dureza. Dé la vuelta.

Me volví. Era pequeño y frágil. El sombrero de palma la cubría medio rostro. Sostenía con el brazo derecho un machete de campo, que brillaba con la luz de la luna.

-Alúmbrese la cara.

Encendí y me acerqué la llama al rostro. El resplandor me hizo entrecerrar los ojos. El apartó mis párpados con mano firme. No podía ver bien. Se alzó sobre las puntas de los pies y me contempló intensamente.

La llama me quemaba los dedos. La arrojé. Permaneció un instante silencioso. -¿Ya te convenciste? No los tengo azules.

-¡Ah, qué mañoso es usted! –Respondió- A ver, encienda otra vez.

Froté otro fósforo y lo acerqué a mis ojos. Tirándome de la manga, me ordenó. -Arrodíllese.

Mi hinqué. Con una mano me cogió por los cabellos, echándome la cabeza hacia atrás. Se inclinó sobre mí, curioso y tenso, mientras el machete descendía lentamente hasta rozar mis párpados. Cerré los ojos.

-Ábralos bien –ordenó.

Abrí los ojos. La llamita me quemaba las pestañas. Me soltó de improviso. -Pues no son azules, señor. Dispense.

Y despareció. Me acodé junto al muro, con la cabeza entre las manos. Luego me incorporé. A tropezones, cayendo y levantándome, corrí durante una hora por el pueblo desierto. Cuando llegué a la plaza, vi al dueño del mesón, sentado aún frente a la puerta.

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Al día siguiente huí de aquel pueblo.

Realiza un cuadro donde escribas las palabras acentuadas de la

lectura que leíste.

4. LA NIÑA PERVERSA

Lee cuidadosamente el siguiente texto literario

UNA NIÑA PERVERSA, UN CUENTO DE JEHANNE JEAN-CHARLES

Esta tarde empujé a Arturo a la fuente. Cayó en ella y se puso a hacer "gluglú" con la boca, pero también gritaba y fue oído. Papá y mamá llegaron corriendo. Mamá lloraba porque creía que Arturo se había ahogado. Pero no era así. Ha venido el doctor. Arturo está ahora muy bien. Ha pedido pastel de mermelada y mamá se lo ha dado. Sin embargo, eran las siete, casi la hora de acostarse, cuando pidió pastel, y a pesar de eso mamá se lo dio. Arturo estaba muy contento y orgulloso. Todo el mundo le hacía preguntas. Mamá le preguntó cómo había podido caerse, si se había resbalado, y Arturo ha dicho que sí, que se tropezó. Es gentil que haya dicho eso, pero yo sigo detestándolo y volveré a hacerlo en la primera ocasión.

Por lo demás, si no ha dicho que lo empujé yo, quizá sea sencillamente porque sabe muy bien que a mamá la horrorizan las delaciones. El otro día, cuando le apreté el cuello con la cuerda de saltar y se fue a quejar con mamá diciendo: "Elena me ha hecho esto", mamá le ha dado una terrible palmada y le ha dicho: "¡No vuelvas a hacer una cosa así!" Y cuando llegó papá, ella se lo ha contado, y papá también se puso furioso. Arturo se quedó sin postre. Por eso comprendió. Y esta vez, como no ha dicho nada, le han dado pastel de mermelada. Me gusta enormemente el pastel de mermelada: se lo he pedido a mamá yo también, tres veces, pero ella ha puesto cara de no oirme. ¿Sospechará que yo fui la que empujó a Arturo?

Antes, yo era buena con Arturo, porque mamá y papá me festejaban tanto como a él. Cuando él tenía un auto nuevo, yo tenía una muñeca, y no le hubieran dado pastel sin darme a mí. Pero desde hace un mes, papá y mamá han cambiado completamente conmigo. Todo es para Arturo. A cada momento le hacen regalos. Con esto no mejora su carácter. Siempre ha sido un poco caprichoso, pero ahora es detestable. Sin parar está pidiendo esto y lo otro. Y mamá cede casi siempre. A decir verdad, creo que en todo un mes solo lo han regañado el día de la cuerda de saltar, y lo raro es que esta vez no era culpa suya.

Me pregunto por qué papá y mamá, que me querían tanto, han dejado de repente de interesarse en mí. Parece que ya no soy su niñita. Cuando beso a mamá, ella no sonríe. Papá tampoco. Cuando van a pasear, voy con ellos, pero continúan desinteresándose de mí. Puedo jugar junto a la fuente lo que yo quiera. Les da igual. Sólo Arturo es gentil conmigo de cuando en cuando, pero a veces se niega a jugar conmigo. Le pregunté el otro día por qué mamá se había vuelto así conmigo. Yo no quería hablarle del asunto, pero no pude evitarlo. Me ha mirado desde arriba, con ese aire burlón que toma adrede para hacerme rabiar, y me ha dicho que era

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porque mamá no quiere oir hablar de mí. Le dije que no era verdad. Él me dijo que sí, que había oído a mamá decirle eso a papá, y que le había dicho: "No quiero oír hablar nunca más de ella." Ese fue el día que le apreté el cuello con la cuerda. Después de eso, yo estaba tan furiosa, a pesar de la palamada que él había recibido, que fui a su recámara y le dije que lo mataría.

Esta tarde me ha dicho que mamá, papá y él iban a ir al mar, y que yo no iría. Se rió y me hizo muecas. Entonces lo empujé a la fuente.

Ahora duerme, y papá y mamá también. Dentro de un momento iré a su recámara y esta vez no tendrá tiempo de gritar, tengo la cuerda de saltar en las manos. Él la olvidó en el jardín y yo la tomé.

Con esto se verán obligados a ir al mar sin él. Y luego me iré a acostar sola, al fondo de ese maldito jardín, en esa horrible caja blanca donde me obligan a dormir desde hace un mes.

Realiza un párrafo de 8 renglones, sobre lo que trata la lectura, no

olvides utilizar oraciones, puntos y mayúsculas.

5. SUICIDIO EN MEXICO (TEXTO PERIODISTICO) Lee el siguiente texto.

SUICIDIO EN MEXICO

El 10 de septiembre, se celebra el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. El lema para este día es: “La prevención del suicidio en las diferentes culturas”.

-Diariamente hay en promedio casi 3.000 personas que ponen fin a su vida, y al menos 20 personas intentan suicidarse por cada una que lo consigue.

-Lo intentan más mujeres que hombres, pero lo consuman más los hombres que las

mujeres. Pero los inmigrantes divorciados son más de dos veces propensos a cometer suicidio

que los divorciados nacidos en Estados Unidos. Y el riesgo de suicidio cuando el matrimonio fracasa es más alto que en otros casos y es mayor entre hombres que entre mujeres.

-Un sociólogo, determina que los suicidas son más propensos a quitarse la vida son los

miércoles. Concretamente el 25% de los suicidios ocurren en miércoles, en comparación con el

14% que tiene lugar los lunes o el 11% de los jueves.

-No se pueden prevenir todos los suicidios, pero sí la mayoría. La OMS propone medidas para

reducir el riesgo:

· Reducir el acceso a los medios para suicidarse (pesticidas, medicamentos, armas de fuego, etc.); · Tratar a las personas con trastornos mentales, y a quienes padecen depresión, bipolaridad, alcoholismo o esquizofrenia.

· Seguimiento de los pacientes que han cometido intentos de suicidio.

· Estar pendientes de personas con depresiones profundas, ideas suicidas o que han expresado su deseo de morir.

 Realiza 6 oraciones de las ideas y escríbelas en forma de lista 6. INVETIGA QUE ES UN MITO

7. LEE LA LECTURA DE “NARCISO”

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Narciso era hijo del dios boecio del río Cefiso y de Liriope, una ninfa acuática. El famoso vidente Tiresias ya había hecho la predicción de que viviría muchos años, siempre y cuando no se viese a sí mismo. A los 16 años Narciso era un joven apuesto, que despertaba la admiración de hombres y mujeres. Su arrogancia era tal que, tal vez a causa de ello, ignoraba los encantos de los demás. Fue entonces cuando la ninfa Eco, que imitaba lo que los demás hacían, se enamoró de él. Con su extraña característica, Eco tendía a permanecer hablando cada vez que Zeus hacía el amor con alguna ninfa. Narciso rechazó a la pobre Eco, tras lo cual la joven languideció.

Su cuerpo se marchitó y sus huesos se convirtieron en piedra. Sólo su voz permaneció intacta. Pero no fue la única a la que rechazó y una de las despechadas quiso que el joven supiese lo que era el sufrimiento ante el amor no correspondido. El deseo se cumplió cuando un día de verano Narciso descansaba tras la caza junto a un lago de superficie cristalina que proyectaba su propia imagen, con la que quedó fascinado. Narciso se acercó al agua y se enamoró de lo que veía, hasta tal punto que dejó de comer y dormir por el sufrimiento de no poder conseguir a su nuevo amor, pues cuando se acercaba, la imagen desaparecía.

Obsesionado consigo mismo, Narciso enloqueció, hasta tal punto que la propia Eco se entristeció al imitar sus lamentos.

El joven murió con el corazón roto e incluso en el reino de los muertos siguió hechizado por su propia imagen, a la que admiraba en las negras aguas de la laguna Estigia. Aún hoy se conserva el término «narcisismo» para definir la excesiva consideración de uno mismo.

REALIZA UN PARRAFO DE LO QUE LE ENTENDISTE A LA

LECTURA.

8.INVESTIGA UN MITO Y ESCRIBELO EN TU CUADERNO Y ANOTA QUE SE

CREÓ

9. LEE LA LECTURA DEL DESIERTO DE SAHARA Y CONTESTA EL

EJERCICIO (EN EL CUADERNO)

El desierto del Sahara

El desierto del Sahara es el desierto cálido más grande del mundo, con unos

9.065.000 kilómetros cuadrados de superficie.

Está situado en el norte de África, separándola en dos zonas: el África

mediterránea al norte y el África Subsahariana al sur. Limita por el este con el mar Rojo y

por el oeste con el Océano Atlántico; en el norte con las montañas Atlas y el mar

Mediterráneo.

Ocupa

parte

de

Argelia, Túnez, Marruecos, Mauritania, Malí,

Níger, Libia, Chad, Egipto y Sudán, aunque se extiende y contrae a ciclos regulares, de tal

forma que sus fronteras con los distintos territorios son poco constantes. Se compone de

grava, arena y dunas. Al contrario de lo que se cree, tres cuartas partes de este desierto

son de grava, siendo la restante cuarta parte de arena y dunas.

Este desierto comparte frontera con casi todos los países del norte de África,

donde predomina la cultura árabe. Las dunas comienzan muy cerca del Alto Atlas y se

extienden hasta zonas tropicales más al sur. En las faldas del Atlas Marroquí (Alto Atlas),

sólo hay vegetación unos metros más allá del curso de los pobres ríos. Sin embargo,

donde hay un poco de agua, un verdor intenso contrasta con la arena circundante.

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En los oasis abundan las palmeras de dátiles. A veces están canalizados, para

regar en las zonas de siembra. Muchas veces el agua no proviene de ríos, sino de

acuíferos subterráneos a los que se llega mediante un pozo.

Encierra correctamente la respuesta correcta

V F

V F

V F

V F

V F

V F

V F

Es el desierto cálido más grande del mundo.

Está formado enteramente de arena.

En los oasis abundan las palmeras de dátiles.

La población es muy abundante gracias a los cultivos agrícolas.

Limita al oeste con el océano Atlántico.

Gracias a los pozos puede sacarse agua potable para sobrevivir.

El Sahara cada vez es más pequeño porque las arenas

retroceden.

Completa las frases:

Sahara es el ………. cálido más grande del mundo

Tiene unos ……… kilómetros cuadrados de superficie

En los oasis crecen las ………. de dátiles

Tres cuartas partes de este desierto son de ……….

Solo hay agua en ………..

10. INVESTIGA QUE ES UNA LEYENDA Y SUS CARACTERISTICAS

11. LEE LA LECTURA Y ESCRIBE EN FORMA DE LISTA LOS

PERSONAJES QUE INTERVINIERON.REALIZA UN TEXTO DONDE

EXPLIQUES QUE PASO:

AL PRINCIPIO

DESPUES

AL FINAL

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Flor -hermosa india de grandes ojos negros- amaba a un joven indio llamado Ágil. Este pertenecía a una tribu enemiga y, por tanto, sólo podían verse a escondidas.

Al atardecer, cuando el Sol en el horizonte arde como una inmensa ascua, los dos novios se reunían en un bosquecillo, junto a un arroyo cantarín y juguetón, que ponía un reflejo plateado en la penumbra verde. Los dos jóvenes podían verse sólo unos minutos, pues de lo contrario hubieran despertado las sospechas de la tribu de Flor. Una amiga de ésta -amiga fea, odiosa-, descubrió un día el secreto de la joven y se apresuró a comunicárselo al jefe de la tribu.

Flor no pudo ver más a Ágil.

La Luna, que conocía la pena del indio enamorado, le dijo una noche:

-Ayer vi a Flor, que lloraba amargamente, pues la quieren hacer casar con un indio de su tribu. Desesperada pedía al dios Tupá que le quitara la vida, que hiciera cualquier cosa, con tal de librarla de aquella boda horrible. Tupá oyó la súplica de Flor: no la hizo morir, pero la transformó en una flor. Esto último me lo contó mi amigo el Viento.

-Dime. Luna, ¿en qué clase de flor ha sido convertida mi enamorada? -¡Ay, amigo, eso no lo sé yo ni lo sabe tampoco el Viento!

-¡Tupá, Tupá! -gimió Ágil-. Yo sé que en los pétalos de Flor reconoceré el sabor de sus besos. Yo sé que la he de encontrar. Ayúdame a encontrarla, ¡tú que todo lo puedes!

Y el cuerpo de Ágil -ante el asombro de la Luna- fue disminuyendo, disminuyendo, hasta quedar convertido en un pequeño y delicado pájaro multicolor, que salió volando apresuradamente. Era un colibrí.

Desde entonces, el novio triste, en esa bella metamorfosis, pasó sus días buscando ávida y rápidamente los labios de las flores buscando una, sólo una.

Pero, según dicen los indios más viejos de las tribus, todavía no la ha encontrado.

12.-

INVESTIGA

DOS

VERSIONES

DEALGUNA

LEYENDA

Y

ESCRIBELAS EN TU CUADERNO. DESPUES REALIZA UN CUADRO

COMPARATIVO DONDE EXPLIQUES CUALES SON LAS DIFERECIAS

DE CADA UNA DE ELLAS.

Referencias

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