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TEMA 9. DINÁMICA Y ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA (II) LOS MOVIMIENTOS MIGRATORIOS.

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TEMA 9. DINÁMICA Y ESTRUCTURA DE LA

POBLACIÓN ESPAÑOLA (II)

LOS MOVIMIENTOS

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LOS MOVIMIENTOS MIGRATORIOS

Los movimientos de población en el espacio se

denominan

migraciones

y son decisivas para

conocer

el

crecimiento

real

.

Denominamos

emigración

a la salida de efectivos de su lugar de

origen e

inmigración

a la llegada de población a un

lugar de destino. El balance de emigración e

inmigración se denomina

saldo migratorio

.

En este estudio diferenciaremos también entre

migraciones interiores

(dentro de España) y las

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Todas ellas han tenido a lo largo de la historia un

papel muy destacado en la evolución general de

la población española y en su distribución

geográfica, muy especialmente en el último siglo

cuando

los

flujos

migratorios

se

han

incrementado de manera muy notable.

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Las razones que mueven o han movido a las personas a desplazarse pueden ser muy diversas, aunque, en general, se está de acuerdo en que la principal motivación es económica: la búsqueda de un empleo en otro lugar, que permita mejorar la situación económica y, en consecuencia, las condiciones de calidad de vida y bienestar social. No obstante, cada etapa presenta sus propias características en cuanto a condiciones sociales, económicas o políticas que influyen en el proceso.

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LAS MIGRACIONES INTERIORES

Constituyen el fenómeno demográfico que, en el

último siglo, mayor incidencia ha tenido en la

distribución espacial de la población en España.

Se cifran en más de treinta millones los

desplazamientos internos realizados durante el

S.XX. Este fenómeno, por otra parte, no ha parado

de crecer en las últimas décadas.

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Existen varios TIPOS DE MIGRACIONES INTERIORES:

Estacionales o temporales de duración limitada y carácter cíclico. Entre ellas la trashumancia, las realizadas por agricultores para la vendimia…

Definitivas o de larga duración entre las que encontramos el éxodo rural, migraciones interurbanas (entre pequeñas y medianas ciudades) suburbanas, traslado de ciudades a zonas rurales cercanas

Movimientos habituales periódicos, motivados por trabajo,

ocio, de uno o varios días de duración. Las ligadas al trabajo se llaman movimientos pendulares .

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Consecuencias de las migraciones interiores (en

general)

Las repercusiones de las migraciones interiores se dejan sentir especialmente en los planos demográfico, social y económico.

Para las zonas que actúan como focos de atracción, los emigrantes suponen un cambio positivo sobre el crecimiento real, la estructura demográfica y la dinámica natural. Los emigrantes se convierten en la base del crecimiento demográfico de muchas áreas urbanas, tanto por el aporte directo que suponen como por su repercusión sobre la fecundidad, al ser una población mayoritariamente joven. Así, la estructura por edad se ve rejuvenecida; la población activa, incrementada, y la natalidad y la fecundidad, revitalizadas.

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En el plano social, el aporte de nuevos contingentes es considerado como un factor que acentúa la riqueza y la diversidad cultural; en el plano económico, se produce una mejora en la oferta de mano de obra y una mayor concentración de recursos humanos.

Pero también las zonas de inmigración se ven obligadas a asumir nuevos costes para satisfacer las demandas de una población en crecimiento: nuevos equipamientos e infraestructuras, mayor número de viviendas, etcétera.

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b) Las zonas de emisión de emigrantes sufren repercusiones de carácter más negativo que positivo. Demográficamente, se produce un descenso de la población, el envejecimiento de su estructura y la caída de la fecundidad; en el plano económico, un empobrecimiento de los recursos humanos y una reducción de las actividades económicas. La emigración supone una mejora de la renta para los que permanecen.

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LAS MIGRACIONES INTERIORES

Desde fines del siglo XIX hasta la actualidad se

distinguen dos grandes etapas:

PRIMERA ETAPA (FINES DEL S. XIX – 1975)

A) Despegue: fines del XIX – 1930

B) Freno y estabilización: 1931 – 1950

C) Impulso intenso: 1951 – 1975

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LAS MIGRACIONES INTERIORES

PRIMERA ETAPA (FINES DEL S. XIX – 1975)

Los cambios socioeconómicos que se operan en España desde fines del S. XIX van a implicar el desarrollo de corrientes migratorias internas de mucha mayor intensidad y permanencia que las llevadas a cabo en épocas precedentes, caracterizándose, además, por ser UNIDIRECCIONALES, teniendo básicamente como origen los núcleos rurales y como

destino las áreas urbanas.

Aproximadamente unos 15 millones de personas cambiaron de municipio de residencia en esta etapa. Podemos distinguir, a su vez, tres fases con distintos ritmos y algunos rasgos diferenciales:

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LAS MIGRACIONES INTERIORES

PRIMERA ETAPA (FINES DEL S. XIX – 1975) A) Despegue: fines del XIX – 1930

La tardía revolución industrial y de los transportes en España va a provocar un retraso en los procesos de industrialización y urbanización. Estos comienzan a hacerse evidentes en los últimos decenios del S. XIX, aunque se ciñen casi exclusivamente a tres áreas geográficas: Madrid, Barcelona y el País Vasco.

Simultáneamente, en las últimas décadas del XIX se produce un progresivo deterioro de la población rural española

como consecuencia de diversos factores, entre ellos la crisis de determinadas producciones agrarias (vid) y la progresiva mecanización (aunque aún incipiente) de las labores agrícolas.

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LAS MIGRACIONES INTERIORES

PRIMERA ETAPA (FINES DEL S. XIX – 1975) A) Despegue: fines del XIX – 1930

Como resultado se inicia una corriente migratoria desde las áreas rurales españolas que va a tener como destinos preferentes: por una parte, los países de Ultramar (predominante hasta 1915), y, por otro, los focos industriales-urbanos españoles (predominante desde 1915): País Vasco (industria siderúrgica) y Cataluña (industria textil). Madrid

también se consolida como foco receptor, en virtud de la estructura radial de las comunicaciones, de su funcionalidad administrativa (centro burocrático, bancario, etc.) y el incipiente desarrollo de industrias y servicios destinados a satisfacer el creciente consumo local.

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LAS MIGRACIONES INTERIORES

PRIMERA ETAPA (FINES DEL S. XIX – 1975) A) Despegue: fines del XIX – 1930

Durante esta primera etapa de despegue, las principales

áreas expulsoras son: Galicia, ambas Castillas, Cantabria, Navarra, Aragón, las provincias orientales de Andalucía y la mayoría de las provincias levantinas.

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LAS MIGRACIONES INTERIORES

PRIMERA ETAPA (FINES DEL S. XIX – 1975) A) Despegue: fines del XIX – 1930

A nivel intraprovincial, se inicia y consolida un proceso que se va a mantener, sin grandes altibajos, hasta fechas recientes: se trata de las migraciones desde los municipios hacia la capital de la provincia, en detrimento de otros núcleos urbanos tradicionales (Medina del Campo, Toro,…).

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LAS MIGRACIONES INTERIORES

PRIMERA ETAPA (FINES DEL S. XIX – 1975) B) Freno y estabilización: 1931 – 1950

La depresión económica de los años treinta y el difícil período de la posguerra provocarán una desaceleración e incluso un estancamiento de las migraciones internas (y también exteriores). La dura economía de posguerra, de base autárquica, retendrá a la población en el mundo rural donde le es más fácil llevar a cabo una economía de subsistencia.

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LAS MIGRACIONES INTERIORES

PRIMERA ETAPA (FINES DEL S. XIX – 1975) B) Freno y estabilización: 1931 – 1950

Sólo Madrid, muy primada en el sistema urbano estatal,

Barcelona, las provincias litorales del País Vasco y Valencia presentan durante este período saldos migratorios positivos de importancia. En el polo opuesto se encuentran las provincias castellano-manchegas, la mayor parte de Andalucía, Murcia, Extremadura y Galicia.

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LAS MIGRACIONES INTERIORES

PRIMERA ETAPA (FINES DEL S. XIX – 1975) C) Impulso intenso: 1951 – 1975

Si durante las dos fases anteriores las migraciones temporales todavía eran relativamente importantes, las migraciones ahora van a canalizarse, pero con un carácter mucho más permanente, hacia los centros industriales y de servicios de Europa Occidental y de la propia España potenciados en el contexto desarrollista de estos años.

Las migraciones internas reciben un gran impulso desde la década de los cincuenta y alcanzan sus momentos más álgidos en la década de los sesenta y primeros años de los setenta.

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LAS MIGRACIONES INTERIORES

PRIMERA ETAPA (FINES DEL S. XIX – 1975) C) Impulso intenso: 1951 – 1975

Generalización de los movimientos migratorios a todo el territorio español, produciéndose una ampliación tanto de las áreas receptoras como, sobre todo, de las emisoras.

Siguen siendo, no obstante, movimientos básicamente unidireccionales, por lo que los saldos migratorios presentan valores extremos (muy positivos o muy negativos).

Incremento de las migraciones de largo recorrido (interprovinciales e interregionales). Las migraciones en cascada (aldea – cabecera comarcal – capital provincial – metrópoli), muy frecuentes en fases anteriores, reducen su protagonismo a favor del éxodo rural directo a las grandes ciudades.

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LAS MIGRACIONES INTERIORES

PRIMERA ETAPA (FINES DEL S. XIX – 1975) C) Impulso intenso: 1951 – 1975

La enorme afluencia de emigrantes hacia los grandes centros urbanos va a propiciar la génesis del fenómeno metropolitano al conectar física y funcionalmente los espacios urbanos de las grandes ciudades (Madrid, Barcelona, Bilbao) con los municipios de su entorno (Leganés, Getafe, Santa Coloma de Gramanet, Hospitalet, Baracaldo,…). Estos

municipios medios del cinturón metropolitano de las grandes ciudades son los que a partir de mediados de los sesenta van a recibir mayor número de inmigrantes, muchos incluso desplazados del interior de los saturados tejidos urbanos de Madrid o Barcelona.

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LAS MIGRACIONES INTERIORES

PRIMERA ETAPA (FINES DEL S. XIX – 1975) C) Impulso intenso: 1951 – 1975

En la segunda mitad de los 60 y la primera mitad de los 70 se asiste a una progresiva reducción del éxodo rural.

Las capitales de provincia (especialmente las ligadas a la industria y al turismo) siguen siendo un destino prioritario. A ellas se unen en este periodo las que se producen en el interior de las áreas metropolitanas y las que se dirigen a ciudades que se ven beneficiadas por la política de polos de desarrollo (Vigo, Gijón, Algeciras, etc.)

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LAS MIGRACIONES INTERIORES

PRIMERA ETAPA (FINES DEL S. XIX – 1975) C) Impulso intenso: 1951 – 1975

Los saldos migratorios más negativos se registran en la mitad meridional de España (Extremadura, Castilla-La Mancha, Andalucía, aunque también la mayor parte de Galicia, Castilla-León, Aragón, etc.

No obstante, en el interior de estas regiones se manifiesta un importante flujo en dirección a los principales centros urbanos (Valladolid, Zaragoza, Sevilla, Vigo, La Coruña, Bahía de Cádiz, Bahía de Algeciras, etc.)

Las áreas receptoras siguen siendo básicamente las mismas, aunque con algunas nuevas incorporaciones, los denominados ejes mediterráneo (Baleares, Castellón, Alicante, Tarragona, Gerona) y del Ebro (Zaragoza, Navarra).

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LAS MIGRACIONES INTERIORES

SEGUNDA ETAPA (1976 – Actualidad)

A partir del año 1976, y en relación con los cambios políticos y socio-económicos que se producen en España, se asiste a importantes transformaciones en el sistema migratorio.

Los flujos, con algunos altibajos, siguen siendo importantes, incrementándose incluso a partir de la segunda mitad de la década de los 80. Pero, sin duda, la novedad más importante de las migraciones internas que se producen durante esta última etapa es su PLURIDIRECCIONALIDAD. Corrientes migratorias de diverso carácter e intensidad se entrecruzan por el territorio, contribuyendo a la suavización de los saldos migratorios.

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LAS MIGRACIONES INTERIORES SEGUNDA ETAPA (1976 – Actualidad)

El sistema migratorio se hace más diverso y abierto, en parte debido a la reducción de importancia que experimentan las motivaciones exclusivamente laborales a favor de otras

como el retorno, la búsqueda de mayor calidad de vida en áreas residenciales más descongestionadas, o la realización de estudios.

En relación, sobre todo, con estos dos últimos tipos de motivaciones se produce un incremento de la movilidad pendular y de carácter temporal, favorecidas con las mejoras en el sistema de transportes y comunicaciones.

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LAS MIGRACIONES INTERIORES SEGUNDA ETAPA (1976 – Actualidad)

Otro aspecto importante es el notable descenso que experimentan las migraciones de largo recorrido

(interprovinciales e interregionales) a favor de las que se desarrollan en el interior de la misma provincia y, sobre todo, de las aglomeraciones urbanas y áreas metropolitanas.

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LAS MIGRACIONES INTERIORES SEGUNDA ETAPA (1976 – Actualidad)

Durante esta etapa se asiste, asimismo, a una reducción del éxodo rural y de la tendencia a emigrar hacia las grandes ciudades, produciéndose incluso un progresivo cambio de roles dentro del sistema migratorio interno de nuestro país.

Por otra parte, las ciudades medias (entre 10.000 y 50.000 hab.) han ido ganando protagonismo hasta convertirse en uno de los destinos preferenciales de las nuevas migraciones.

En cualquier caso, los cambios operados no deben crear la idea de un vaciamiento de las grandes ciudades, ya que muchos de los huecos dejados por las personas que se desplazan a otros municipios españoles están siendo ocupados por inmigrantes procedentes del extranjero.

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LAS MIGRACIONES INTERIORES SEGUNDA ETAPA (1976 – Actualidad)

Desde el punto de vista de focos emisores y receptores también se producen cambios relevantes: las provincias que habían mantenido una tradición receptora a lo largo de todo el siglo (Barcelona, Madrid, Vizcaya, Guipúzcoa), se convierten en emisoras netas. Ello se explica en parte por la saturación del tejido residencial y la crisis de la industria tradicional, factores a los que, en el caso vasco, se une el deseo o necesidad de escapar. En esta etapa se consolidan como provincias receptoras aquellas que presentan una estructura productiva más diversificada, con un papel relevante del sector servicios. Entre ellas destacan las provincias insulares y mediterráneas, así como las situadas en el eje del Ebro.

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LAS MIGRACIONES INTERIORES SEGUNDA ETAPA (1976 – Actualidad)

Aunque muchas de las provincias tradicionalmente

emisoras dejan de serlo, hay algunas que, por factores diversos, nunca dejan de tener dicho carácter, manteniendo los saldos negativos que ya se registraban en fases precedentes: Ávila, Burgos y Zamora en Castilla y León y Ciudad Real en Castilla-La Mancha son los casos más relevantes.

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LAS MIGRACIONES INTERIORES SEGUNDA ETAPA (1976 – Actualidad)

En el periodo 2008-2014 (primer semestre), los saldos migratorios interautonómicos han sido:)

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LAS MIGRACIONES INTERIORES SEGUNDA ETAPA (1976 – Actualidad)

En el periodo 2008-2013, las provincias con saldos migratorios interprovinciales mas negativos son Barcelona(-14.125), Jaén(-12.683), Las Palmas(-8.080), Córdoba(-7.886) y Cuenca (-6.008).

Por el contrario, las que ofrecen un saldo más positivo son Madrid (20.902), Málaga(17.988), Toledo (14.814), Baleares (11.946) y Guadalajara (9.693)

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MIGRACIONES EXTERIORES

LA EMIGRACIÓN ESPAÑOLA

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a) La emigración al norte de África fue importante durante el

siglo XIX. El principal país destinatario fue Argelia y los emigrantes procedían de las provincias de Alicante, Murcia y Almería; eran agricultores y mineros que abandonaron sus lugares de origen por las duras condiciones de vida. El empleo de los españoles en Argelia se centró en las obras públicas y en la agricultura.

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b) La emigración a Ultramar fue importante durante la primera mitad del siglo XX. Los países de destino fueron Argentina, Cuba, Brasil, México y Uruguay y, más tarde, Estados Unidos y Canadá. Estuvo protagonizada por campesinos gallegos, asturianos y canarios de escasos recursos. La migración a Latinoamérica se prolongó hasta los años 1930, época en la que la crisis económica obligó a esos países a poner restricciones a la entrada de extranjeros.

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c) La emigración a Europa fue muy importante entre los años 1960 y 1970. Antes, la emigración española a Europa tuvo como país casi exclusivo a Francia (agricultores levantinos como mano de obra del campo francés, a los que se sumaron los emigrados forzosos tras la Guerra Civil). Se estima en unos 800.000 los españoles en Francia a comienzos de la Segunda Guerra Mundial.

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Finalizada la Segunda Guerra Mundial, el período de reconstrucción que se inicia en los países contendientes, marcará una nueva fase en la emigración de españoles a Europa. La necesidad de mano de obra en países como Francia, Alemania o Suiza, junto con el excedente demográfico y las deficientes condiciones económicas y sociales reinantes en España, fueron los factores que impulsaron las nuevas oleadas de emigrantes hacia Europa.

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La década de los años 1960-1969 conoce el mayor número de salidas, llegándose a superar en algunos años la cifra de 100.000 emigrantes. Desde 1974, la salida de emigrantes se hace mucho más débil.

En esta emigración a Europa, las comunidades que más efectivos aportaron fueron Andalucía y Galicia.

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En los años finales del S. XX y, sobre todo, la primera década del Siglo XXI, España pasó a ser un país de inmigración.

Desde el año 2000, España fue el segundo país del mundo que recibió un mayor número de inmigrantes después de Estados Unidos, y ocupó el décimo lugar por la cantidad de población extranjera que vivía en su territorio.

De hecho, la población en España, según el censo de 2011 creció en casi seis millones de personas respecto de 2001, un 14,6%, el mayor incremento de la historia, y ello fue debido básicamente al fortísimo incremento experimentado por la población extranjera, un 234% más que en 2001.

MIGRACIONES EXTERIORES LA INMIGRACIÓN HACIA ESPAÑA

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El incremento (2001-2011) se produjo en todas las Comunidades Autónomas, aunque muy desigual.

En algunas CCAA el porcentaje de extranjeros respecto a la población de la comunidad supone el 15%, mientras que en otras es mucho menor:

Illes Balears 20,2% Murcia 15,5% Comunitat Valenciana 15,1% Cataluña 15% Madrid 14,7% … Andalucía 7,9% … Extremadura 3,5% Galicia 3,7% Asturias 4,4%

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PORCENTAJE DE POBLACIÓN EXTRANJERA POR PROVINCIAS Censo de 2011

Por municipios, los 5 primeros de más de 10.000 hab. Con mayor % de población extranjera están en Alicante.

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Composición de los inmigrantes extranjeros:

Esta inmigración puede agruparse en cuatro grandes conjuntos:

· Emigrantes procedentes de países pobres. Es el grupo más numeroso de la inmigración que llega a España. Lo forman hombres, mujeres y niños procedentes de diversos países de África, América Latina, Este de Europa y Asia, que vienen en busca de trabajo y mejores condiciones de vida.

La mayoría la absorben Madrid y Barcelona. Los trabajadores extranjeros se emplean básicamente en el sector servicios (67%), en la agricultura (13,5%), y en la construcción y la industria (8%)..

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· Personas jubiladas procedentes de Europa Central y del

Norte. Gente que se asienta definitivamente en España, sobre

todo en la costa mediterránea, atraída por un clima suave y un entorno agradable rodeado de buenos servicios.

· Refugiados, asilados, desplazados. España no se ve especialmente presionada por este problema, pues mantiene un número de refugiados que supone la mitad de los que existen en Francia, Bélgica o el Reino Unido. Las peticiones de refugio y asilo provienen, sobre todo, de países de la Europa del Este (Rumania, Bosnia), Asia, África (Senegal, Guinea Ecuatorial) y América Latina (Perú, Cuba, Ecuador, Colombia).

· Directivos de empresas multinacionales, trabajadores de

alto nivel profesional, gentes del mundo artístico y de la cultura. (deportistas, estudiantes,..)

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· Inmigrantes ilegales. Se define como inmigrante ilegal a todo

extranjero que no tienen en regla su situación de residencia en España. Legalmente, no pueden trabajar, residir o recibir prestaciones sociales.

El número de extranjeros en situación irregular es difícil de precisar. Para legalizar su situación y saber su número, se han realizado programas de regularización desde que se aprobó la Ley de Extranjería en 1985.

Este colectivo está compuesto por personas jóvenes, de sexo mayoritariamente masculino, que se emplean en trabajos como la agricultura, la construcción, el servicio doméstico, la hostelería y la venta ambulante. Proceden de países como Marruecos, Argentina, Perú y Senegal, y se asientan en Madrid y Barcelona, principalmente.

La pobreza, la carencia de vivienda, la falta de educación y de formación, y la marginación son algunas de las características que definen a este colectivo.

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ULTIMOS DATOS SOBRE MIGRACIONES

EXTERIORES

Durante el año 2013, y por cuarto año consecutivo, España registró un saldo migratorio negativo de 251.531 personas.

Un total de 532.303 personas abandonaron España con destino a algún país extranjero, al tiempo que 280.772 personas procedentes del extranjero establecieron su residencia en nuestro país durante 2013.

Los datos del primer semestre de 2014 suavizan claramente los resultados, aunque se mantiene un saldo migratorio negativo.

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En el caso de los españoles salieron en 2013 73.329 y el saldo migratorio negativo fue de 40.908 personas. En este caso, la evolución del primer semestre del 2014 es negativa ya que sigue incrementándose la salida de españoles.

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Por el contrario, los datos del 2014 mejoran claramente el saldo migratorio de extranjeros.

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Los 73.379 españoles que abandonaron el país durante 2013 se concentraron (casi un 50%) entre los 25 y 44 años.

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Ecuador, Reino Unido, Francia, Alemania y USA fueron los principales destinos de los emigrantes españoles, con más de 5.000 salidas a cada uno de estos países.

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Referencias

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