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Nordenflicht y el tratado sobre minería

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Nordenflicht y el tratado sobre minería

José Ignacio López Soria

Publicado como estudio preliminar en: López Soria, José Ignacio (ed.). Tratado de Minería del Barón de Nordenflicht. Lima, Universidad Nacional de Ingeniería / Proyecto Historia UNI, 2007.

1. Presentación

Por un camino que no hemos logrado descubrir a ciencia cierta, llegó a la antigua Escuela de Ingenieros, la actual Universidad Nacional de Ingeniería, el Tratado sobre el arreglo y reforma de la minería que el Barón de Nordenflicht escribió y presentó al virrey del Perú en 1791.

La Escuela de Ingenieros se crea en 1876, es decir casi un siglo después de escrito y presentado el Tratado. Cabe, pues, preguntarse cómo llegó este documento a la Escuela. Una posible explicación es que esta institución, pensada originalmente como Escuela de Minas y creada como Escuela Especial de Ingenieros de Construcciones Civiles y de Minas, era la continuadora no sólo de la propuesta de Academia de Minería, incluida en el Tratado, sino de los procedimientos aconsejado por Nordenflicht para organizar el laboreo de minas y el ordenamiento racional del negocio minero. Por otra parte, ya en la época de la República, las primeras propuestas de creación de centros especializados para formar capataces de minas y luego ingenieros fueron planteadas, primero, por el peruano Mariano de Rivero y Ustáriz y, después, por el polaco Ernesto Malinowski y los franceses Emilio Chevalier y Carlos Farragut, todos ellos formados en escuelas europeas y familiarizados con entornos similares a los de Nordenflicht. Finalmente, el creador de la Escuela, el polaco Eduardo de Habich, contratado en 1869 en París para integrarse al Cuerpo de Ingenieros y Arquitectos del Estado, desempeñó un papel protagónico en esta institución antes y después de la creación de la Escuela. De hecho, buena parte de los documentos y publicaciones del mencionado Cuerpo se conservaron en la Escuela. No sería nada raro que entre ellos estuviese el Tratado de Nordenflicht.

Subrayamos, sin embargo, que se trata de una argumentación lógica pero no apoyada en documentos probatorios. Lo sí podemos afirmar es que la racionalidad moderna en la explotación de minas, de la que la misión Nodenflicht fuera la primera portadora, fue recogida por la Escuela y, desde ella, se fue extiendo a la legislación y a la práctica administrativa y operativa de la minería en el Perú.

El Archivo Histórico de la Universidad Nacional de Ingeniería conserva el manuscrito original del Tratado en alemán gótico, una copia manuscrita de la versión en castellano, y una carta en castellano que el Barón de Nordenflicht, presentando del Tratado, dirige al virrey el 29 de noviembre de 1791.

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Biblioteca Nacional de Buenos Aires1. Esta última versión ha sido publicada en la Revista de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires en el tomo IV, segundo trimestre de 1940, n° 14, p. 319-400, y tercer trimestre de 1940, n° 15, p. 401-429.

A juzgar por la publicación de la mencionada revista argentina, la versión castellana existente en la Biblioteca Nacional de Buenos difiere de la conservada en la UNI, principalmente, en la grafía de algunas palabras y en el número folios (esta versión tiene 133 folios, frente a los 143 folios que tiene la de la UNI), además de que le faltan la carta de presentación de Nordenflicht al virrey, la tabla de contenidos y el original en alemán. Coinciden, sin embargo, ambas versiones en el texto mismo –si exceptuamos la grafía de algunas palabras- y en el número y contenido de los parágrafos y capítulos.

La versión en castellano (ver detalles en Anexo I) se compone de: Portada (1 folio); Carta al Exmo.Sor. Virrey de estos Reynos, Lima, 29 de novbre. de 1791 (dos copias: una de 4 folios y otra de 3 folios, ambas con el mismo contenido); y el Tratado mismo. Este consta de: Titulo (1 folio); Introducción (folios 1-12, parágrafos I-IX); Capítulos 1-22 (folios 12-143, parágrafos 1-113); y Tabla del Tratado (1 folio).

Sobre la traducción al castellano no tenemos información precisa con respecto al autor. Por otra parte, suponemos que es de 1791 porque la carta dirigida al virrey, que es de noviembre de ese año, tiene la misma grafía que la de la versión castellana del Tratado.

Con respecto a la versión en alemán (ver detalles en Anexo II), a pesar de las dificultades para trabajar un texto manuscrito en el alemán de fines del XVIII, no tenemos duda alguna de que trata del original del Tratado de Nordenflicht. En 1966, a pedido de Juana Pareja -por entonces bibliotecaria de la UNI y celosa guardadora de los documentos antiguos de la Escuela de Ingenieros-, Heinz Brieger se dedicó al estudio del documento y pudo afirmar que el valor del manuscrito “ … está en la parte alemana. Se trata del escrito original del Barón de Nordenflicht. No he tenido ocasión de comparar la letra de esta parte alemana con cartas escritas por el Barón, pero estoy seguro que el manuscrito es de su propia mano. Lo creo a base del hecho en que (sic) forma se presentan los numerosos cambios en el texto. Tajándo (sic) y reemplazándo (sic) palabras y hasta párrafos.”2 Recientemente, el

Dr. Manfred Horn, profesor de física de la UNI, nos ha confirmado, comparando algunas páginas del original alemán y del castellano, que efectivamente el inicio del manuscrito en alemán se corresponde con el comienzo de la Introducción en castellano. Finalmente, nosotros mismos, aunque no podemos dar fe de la exactitud de la versión castellana en relación con la alemana, sí podemos afirmar que se corresponden, aunque tienen un formato diverso. Un cotejo minucioso de ambas versiones nos ha permitido encontrar nombres de países y algunas coincidencias suficientes como para sostener que se trata del mismo texto. Estas coincidencias se refieren a que aparecen en las dos versiones, en los

1 No deja de ser raro, sin embargo, que Marcos Cueto, en Saberes andinos. Ciencia y tecnología en Bolivia,

Ecuador y Perú (Lima, IEP, 1995), cuando hace la relación de los documentos existente en la Biblioteca Nacional del Perú no mencione el Tratado, mencionando, sin embargo, varios otros documentos de Nordenflicht. No hemos podido constatar si realmente el Tratado está o no en la Biblioteca Nacional porque ésta no ha concluido aún el traslado de los materiales al nuevo local.

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mismos lugares, un párrafo en latín y diversas palabras en castellano (Pasco, Lima, erario, laboratorio, academia, cordillera, etc.), además de cantidades y numeraciones.

El manuscrito en alemán está muy deteriorado y puede decirse que está completo, pues le faltan sólo algunas letras en el borde de las últimas páginas. Tiene, además, algunas particularidades: abundan las tachaduras y añadidos al costado; no se divide el contenido en introducción y capítulos sino en parágrafos del 1 al 49, correspondiendo los 9 primeros a la introducción de la versión castellana; la numeración de los parágrafos es sucesiva hasta el 25, pero luego se repite la numeración del 24 y el 25 para continuar sucesivamente hasta el 49; los folios no están numerados, pero cada varios folios hay un número que parece indicar el pliego; en dos ocasiones hay en el margen izquierdo un dibujo.

Tengo que agradecer a los jóvenes historiadores Martín Ueda y Leticia Quiñones tanto la trascripción en soporte electrónico del total del manuscrito en castellano (trabajo que han realizado ateniéndose estrictamente a la grafía original de la versión conservada en la UNI), cuanto el apoyo brindado para cotejar las versiones en castellano y en alemán e identificar coincidencias, además de la revisión concienzuda de mi estudio preliminar. Me complace igualmente expresar mi agradecimiento al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, que nos apoyó económicamente para organizar técnicamente el Archivo Histórico de la UNI y desarrollar investigaciones de la historia de la ingeniería y la arquitectura, y a UNIPETRO, la empresa de la UNI que frecuentemente sostiene la publicación de nuestros trabajos de investigación. No quiero terminar sin mencionar al equipo del rectorado de la UNI, que entiende la importancia y apoyo investigaciones y publicaciones que hace el “Proyecto Historia UNI” sobre la historia de la ingeniería y la arquitectura en el Perú.

2. Tecnología minera hasta el siglo XVIII

Testimonios del siglo XVIII aseguran que, pese a los esfuerzos de la corona por mejorar la productividad minera e incrementar los beneficios de la Real Hacienda, la explotación y el beneficio de minerales en las colonias españolas no habían experimentado ninguna transformación técnica significativa desde el siglo XVI.

Desde el inicio de la colonización, los monarcas españoles Carlos V y Felipe II intentaron aprovechar los conocimientos especializados de la minería centroeuropea para aplicarlos a las minas de sus colonias3. Ya en 1529 se buscó reflotar la minería colonial del oro con mineros de la Silesia. En 1560 se trató igualmente de reflotar Potosí con mineros alemanes. La convocatoria de mineros centroeuropeos para resolver los problemas de la minería comenzó a hacerse innecesaria cuando se fue extendiendo en las colonias el llamado proceso de patio o método de beneficio de la plata amalgamándola con azogue, que inventara Bartolomé de Medina en 1556 en Nueva España. Según la descripción de Fisher4, este método consistía en triturar el mineral extraído, pulverizarlo y colocarlo en un patio al aire libre –una especie de pequeña cancha redonda y pavimentada y rodeada por una pared de aproximadamente un metro de altura-, en donde el mineral era mezclado con sal y agua

3 Fisher, John. Minas y mineros en el Perú colonial 1776-1824. Lima, Institutos de Estudios Peruanos, 1977,

p. 115-152.

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hasta convertirlo en barro. A esta torta se le añadía pirita cúprica o magistral y se la cocía durante dos o tres días. Sobre la mezcla resultante se esparcía a ojo el azogue para que durante un mes o más se fuese amalgamando con la plata. Se seguía añadiendo pirita y azogue hasta que la amalgamación estuviese completa. Luego se procedía a lavar la mezcla y a agitarla en tinas o pozos forrados para separar los materiales de desecho. A la masa resultante, conocida como pella, se la hacía pasar por un paño para eliminar el exceso de azogue y luego se la destilaba. El resultado final era un montón de plata en forma de piña, de donde viene el nombre de plata piña.

El procedimiento de patio era lento y engorroso y dependía totalmente de la disponibilidad de azogue, pero tenía la ventaja de que no necesitaba tecnología especial ni equipos sofisticados sino, fundamentalmente, mulas y mano de obra (indígena) no calificada. El método fue perfeccionado por Alonso Barba5 a fines del siglo XVI en Potosí con un procedimiento conocido como beneficio de cazo y cocimiento. El principio básico de este método consistía “… en acelerar la amalgamación en grado significativo hirviendo los varios ingredientes en recipientes de madera forrados de cobre, en lugar de combinarlos sin calentarlos en los patios.” (Fisher 1977: 118) Pero este nuevo procedimiento, aunque aceleraba significativamente el proceso de amalgamación, tenía el inconveniente de que necesitaba hervir los ingredientes. Debido principalmente a la falta de combustible, los mineros de Potosí y, en general, de los dominios españoles siguieron utilizando el método de patio.

En la cuencas mineras centroeuropeas se utilizaron también procedimientos similares hasta que a fines del siglo XVIII el metalurgista austriaco Ignaz von Born, recogiendo y perfeccionando los avances hechos por Alonso Barba en el siglo XVI, inventó en las minas de Schemnitz6 un molino para amalgamar el mineral utilizando máquinas más eficientes que las que utilizara Barba en Potosí e introduciendo numerosas innovaciones. Estas innovaciones tenían que ver, fundamentalmente, con “… el proceso de preparación del mineral para la amalgamación y separación de la plata y azogue en las etapas finales. La amalgamación esencial, sin embargo, seguía basándose en el calentamiento y rotación del mineral pulverizado, azogue, agua, sal y pirita en recipientes de cobre. Cada una de las máquinas de Born disponía de diez calderas que se hacían girar mediante un rastrillo deslizante, conectado a una turbina acuática. Cada caldera tenía una capacidad de dos quintales de mineral molido, un quintal de azogue …, pequeñas cantidades de otros ingredientes y el agua necesaria para convertir su contenido en líquido. Una cantidad moderada de calor se aplicaba a lo largo del proceso la que … debía durar un máximo de quince horas; la duración exacta debería depender de los resultados obtenidos en pruebas con muestras que debían extraerse regularmente después de las primeras seis horas. Si se

5 Álvaro Alonso Barba, nacido en España en 1569, llega al Perú en 1588 y se dedica de lleno al estudio e

investigación de la minería. El fruto de sus estudios quedó plasmado en el libro Arte de los metales en el que se enseña el verdadero beneficio de los de oro y plata por azogue y el modo de fundirlos todos, publicado en Madrid (1640). El Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid ha hecho una edición facsimilar de esta obra en 1992.

6 Schemnitz (en alemán) o Selmecbanya (en húngaro) era entonces una ciudad húngara que hoy pertenece,

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controlaba adecuadamente, el proceso completo para convertir el mineral en plata no debía durar más de tres o cuatro días.”7

Informado de que el procedimiento de Born era más rápido y efectivo y consumía menos azogue, el ministro de Indias envió a Viena, capital del Imperio Austro-húngaro, a cinco metalurgistas españoles, dirigidos por Fausto d’Elhuyar, a fin de que se familiarizasen con el nuevo procedimiento y pudiesen luego introducirlo en la minería peninsular y colonial. El ministro encargó, además, a Elhuyar identificar y reclutar a mineralogistas centroeuropeos dispuestos a desplazarse a las colonias españolas.

La decisión del ministro de Indias no era rara. Desde mediados del siglo XVIII, siguiendo una tradición que iniciaran los Austria en el siglo XVI, los Borbones venían recurriendo a expertos alemanes y austriacos para mejorar e incluso dirigir el trabajo de minas en España. En el marco de esta relación, se habían enviado estudiantes españoles a los más importantes centros mineros y academias de minería centroeuropeos y nórdicos y se habían establecido relaciones con sus científicos y mineralogistas.

Entre estos jóvenes sobresalen los hermanos Fausto y Juan José d’Elhuyar y de Suvisa. Ambos estudiaron mineralogía en la Escuela o Academia de Minería de Friburgo, en donde coincidieron con Nordenflicht, Mothes y del Río. En cuanto a la relación son Suecia, ésta se robustece a raíz de la visita del estudioso español Ramón de Munive a ese país en 1770, estableciéndose desde entonces un importante intercambio entre los científicos y mineralogistas suecos y la Real Sociedad Vascongada Amigos del País y el Real Seminario Patriótico de Vergara. La mineralogía sueca se hace conocida en España a partir de que Torbern Bergman, profesor de química de la Universidad de Uppsala, recibe en 1782 al mineralogista español Juan José d’Elhuyar. Dos años después, Bergman y Fausto d’Elhuyar, hermano de Juan José, mantienen correspondencia. Como anota Magnus Mörner, “Suecia en el siglo XVIII gozaba de gran reputación internacional en el campo de las ciencias. Es muy conocido el intercambio que existió entre el maestro sueco de Botánica Carlos Linneo y el naturalista español José Celestino Mutis, que por aquel entonces estaba trabajando en el reino de Nueva Granada.”8

Fausto d’Elhuyar (1755-1833), después de sus estudios en Friburgo, vuelve a España como químico mineralogista, enseña mineralogía en escuela de Vergara (Vizcaya) y en1786 se le confia la dirección del Real Tribunal General del Cuerpo de Minería. En 1887-88, aprende en Schemnitz, con Anton Zacharias Helms y Johann Daniel Weber, el método de la extracción de la plata preconizado por Ignaz von Born mediante el procedimiento de amalgama. Se encarga después de introducir este procedimiento en México y, en general, en la minería colonial, y funda el Colegio de Minería en México. Escribe el libro Estado de la minas de la Nueva España y mantiene una estrecha relación con científicos de la época como Alexander von Humboldt, a quien suministra información para su Ensayo político sobre México. Al regresar a España, después de la independencia mexicana, es nombrado Director General de Minas y Ministro de Estado.

7 Fisher, J. Op. Cit., p. 118-119.

8 Mörner, Magnus. “Prólogo”. En: Actas del 48 Congreso Internacional de Americanistas. Intercambio

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Es a este personaje al que Carlos III encargó familiarizarse con el método inventado por Born y buscar mineralogistas centroeuropeos “… con el destino de que instruyesen á los mineros de aquellas regiones en el modo de beneficiar los metales y otros útiles conocimientos análogos a esta ciencia profunda.”9 D’Elhuyar identificó, efectivamente, a mineralogistas y mineros europeos y constituyó varios grupos de profesionales y trabajadores de minas para viajar a las colonias y atender el problema de la minería. El primer grupo, dirigido por él mismo y por Federico Sonneschmidt, se estableció en Nueva España; el segundo, conducido por su hermano Juan José d’Elhuyar, se dirigió a Nueva Granada, y el tercero, encabezado por Nordenflicht, fue destinado al virreinato peruano.

3. La misión Nordenflicht

El equipo de la misión estaba compuesto por cuatro expertos (mineralogistas y metalurgistas) dos mineros facultativos y nueve operarios. Los expertos eran Timoteo Nordenflicht o Barón de Nordenflicht, quien la preside, Anton Zacharias Helms, Amadeo Federico Mothes y Juan Daniel Weber. Inicialmente, el grupo estaba también integrado por un peruano, Isidro María de Abarca, pero éste fue retirado de la misión por haber sido acusado por la Inquisición de creencias y comportamientos sospechosos, y finalmente condenado a cuatro años de “destierro” y un año de encierro en un convento de Ceuta (norte de África).

Los estudiosos de la biografía de Fiírchtegott (Fürchtegott) (Timoteo) Leberech von Nordenflicht, luego Barón de Nordenflicht, dan diversa información sobre el lugar y fecha nacimiento. Se supone que nació en la década de 1750 en la Alemania de entonces, pero de padre sueco. Se sabe, sin embargo, con certeza que estudió en la Escuela (Academia) de Minería de Friburgo, en 1778, en donde coincidió con Fausto d’Elhuyar, Gottlieb Friedrich Mothes y Andrés Manuel del Río. Cuando fue convocado por la corona española estaba al servicio del rey de Polonia como director de minería y amalgama de Miczanagora (región cracoviana, Polonia). El contrato de Nordenflicht para trabajar en el Perú fue firmado en Dresden en febrero de 178710 y tendría, luego de la partida, una duración de 10 años

(1788-1798)11. En el contrato solicitó y consiguió el privilegio de que se hiciese con él la

excepción de que, siendo extranjero, pudiese explotar minas por su cuenta, y pidió, además, que no le molestase la Inquisición por su condición de luterano. Después de pasar por

9 Idea general de las minas del Perú, método de labores y beneficio de los metales, su producto, gobierno

económico, giro de los mineros con los Comerciantes de la capital, mitas del Perú y Huancavelica. Noticia de la expedición mineralógica al cargo del barón de Nordenflicht: tentativas de este para establecer el método de beneficio que se sigue en Saxonia, sus resultados y examen comparativo de las experiencias practicadas con este nuevo método y el antiguo establecido en el Perú. Manuscrito anónimo y sin fecha ni lugar conservado en el Museo Naval de Madrid. Citado por Bauzá. Carlos A. El pasaje por Montevideo en 1788 de la expedición maritítmo-terrestre mineralógica alemana al Perú del barón de Nordenflycht. En: derroteros.perucultural.org.pe/textos/derroteros12/a.doc

10 De la Puente Brunke, José. Notas para la historia de la minería peruana. Mercurio Peruano. Revista de

Humanidades. Lima, n° 502, abr-jun. 1991, p. 36.

11 Flores Clair, Eduardo. La representación de la minería americana a través de las obras del Barón de

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Montevideo, Buenos Aires y Potosí, llegó a Lima el 7 de diciembre de 179012. Se le renovó

el contrato por Real Orden de 1799. La Inquisición le confiscó libros científicos, que pensaba peligrosos, y le hizo un proceso acusándolo de prestar libros prohibidos a otras personas. En 1810 se pone término a su misión. Para gestionar una nueva ocupación, acude a la corte en Madrid, dejando a la familia en el Perú. Finalmente, después de mil frustraciones, muere en Madrid en enero de 1816.

Uno de los pocos consuelos de Nordenflicht en el Perú fue el paso por Lima de Alexander von Humboldt en 1802. De Lima, Humboldt dice que “…sería el último lugar de América en el cual quisiera vivir…”, y añade “En Lima mismo no he aprendido nadadel Perú. Allí nunca se trata de algún objeto relativo a la felicidad pública del Reyno. Lima está más separada del Perú que Londres …” Este severo juicio sobre Lima, no llevó, sin embargo, a Humboldt a dejar de reconocer que allí apreció la sabiduría de Urquiza, el talento del padre Cisneros y los méritos y el “…carácter dócil y excelente del Barón de Nordenflicht …13

Pero no fue Humboldt el único que se refirió elogiosamente a Nordenflicht. Años más tarde, ya en 1811, un minero de Tarapacá sale en defensa del barón con el objeto de restablecer “… la opinión de un zelo ilustrado, de una aplicación constante, y de un empeñoso esmero, que son las recomendables calidades que distinguen al Sr. Barón de Nordenflyct que la envidia, y la emulación solo pueden disputarle …”14

Anton Zacharias Helms, probablemente austriaco, era ensayador de minas de Varsovia, de los Reales Servicios Polacos. Amadeo Federico Mothes, natural de Sajonia había estudiado la ciencia de los minerales, especializándose en geometría subterránea. El húngaro Juan Daniel Weber era igualmente un experto en mineralogía. Todos ellos, incluido el propio Nordenflicht, tuvieron muchas dificultades y, de hecho, fracasaron en el intento de convencer a los mineros americanos de las ventajas del procedimiento de barriles frente al tradicional método de buitrones. Testimonio de estas dificultades son los libros que publicaron después sobre la minería colonial y, especialmente, los informes dirigidos al monarca o a los virreyes15.

A la misión se le despachó su título en Aranjuez, el 1° de abril de 1788. Los miembros de ella eran consciente de que la tarea no sería fácil, pero, como anota Helms, “...el peso de la sed de novedad y conocimiento influyeron en nuestra decisión, y el pensamiento de viajar a un país hasta ahora cerrado a la curiosidad y a la investigación natural …”16. El grupo llega primero a Montevideo, en donde permanece ocho días. Después de tres meses de

12 Deustua Pimentel, Carlos. La expedición mineralogista del barón de Nordenficht al Perú. Mercurio

Peruano.Revista mensual de ciencias sociales y letras. Lima, año XXXII, vol. XXXVII, n° 366-367, p. 511.

13 Núñez, Estuardo. El Perú visto por los viajeros. Lima, Lima, Ed. Peisa, 1973. 2 t., t. 1, p. 49.

14 (Carta al editor de M.O.). El Peruano. Lima, Núm. VI, martes 24 de setiembre de 1811, p. 46. En:

Villanueva, Carmen (ed.). Periódicos. Lima, 1972. Colección documental de la independencia del Perú. Tomo XXIII.. Volumen 2°, p. 48.

15 Helms es autor de Tagebuch einer Reise durch Peru, von Buenos Ayres an den grossen Plata-Flusses über

Potosi nach Lima, der Hauptstadt des Königreiches von königlich-spanischen Hüttendirektor Anton Zacharias Helms (Dresden, 1798) (Diario de un viaje al Perú desde Buenos Aires, en el gran río de La Plata, a través de Potosí hasta Lima, capital del reino, por el director regio-hispano de metalurgia, Antón Zacharias Helms.

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permanencia en Buenos Aires, se dirige a Potosí, pasando por Córdoba, Salta y Cotagaita. En Potosí, Nordenflicht introdujo el método de la amalgama en barriles, estableció laboratorios metalúrgicos y de pruebas, y perfeccionó el proceso de la disolución en agua en el Cerro Rico, mandando construir el Real Socavón. Weber se quedó en Potosí y el resto de la misión continuó camino hasta Lima.

Las funciones de la misión quedaban definidas de la manera siguiente: Nordenflicht, además de jefe de la misión, se desempeñaría como director general de minería, y Helms como director de metalurgia y amalgamas. El objetivo principal de la misión “.. la Dirección y arreglo de las labores de minas y Beneficio de Metales…”17, lo que equivalía a

esmerarse “…en promover y fomentar el cultivo de las minas de aquel Reyno y en perfeccionar las labores y operaciones de cada una de ellas en cuanto pudiesen necesitarlo baxo las órdenes superiores del Gobierno.”18 Para ello tenían que instruir a los

mineros locales en “… el modo de beneficiar los metales y otros útiles conocimientos análogos a esta ciencia profunda.”19 o hacer el “...arreglo y reforma que conviene

introducir en la Mineria del Reyno del Peru para su prosperidad ...”20, corrigiendo los

“...males, abusos, y desordenes que oprimen la Mineria de estos Dominios...21

Se trataba, en suma, de mejorar la productividad del ramo y asegurar e incrementar las ganancias tanto de la Real Hacienda cuanto de los mineros y operarios y, en general, del país. Esto exigía no sólo introducir nueva tecnología, sustituyendo el tradicional método de buitrones por el moderno procedimiento de barriles, sino profesionalizar el laboreo de minas, liberar la fuerza de trabajo y reconocerle derechos hasta entonces inusitados, modernizar la gestión, aplicar y perfeccionar las nuevas leyes de minería y, finalmente, crear centros de formación para preparar a capataces, técnicos, geómetras subterráneos, geólogos, mineralogistas y metalurgistas.

La propuesta tomada en su conjunto era evidentemente de corte moderno y recogía, sin decirlo, los principios básicos del protestantismo ascético y su particular énfasis en el orden y la disciplina. En el contrato firmado con la corona española, Nordenflicht había conseguido que se respetase su condición de protestante. Es fácil suponer que la modernidad de la propuesta, independientemente del discutible éxito de la innovación tecnológica, provocase la sospecha, cuando no la franca oposición, de mineros, autoridades coloniales y cuidadores oficiales de la ortodoxia, todos los cuales veían en las proposiciones de Nordenflicht una abierta amenaza al orden establecido. No es, pues, raro que la misión encontrase un cúmulo de dificultades para desarrollar sus tareas, ni que se suscitase pronto una polémica que tenía como objetivo inmediato calificar a la misión como improductiva para los intereses de los mineros y de la Real Hacienda.

No es éste el lugar para dar cuenta de esa polémica. Quiero sólo apuntar que -sin descartar la incapacidad de los comisionados centroeuropeos para entender las nuevas condiciones en

17 Carta de Antonio Valdés, ministro de Marina de España a Joaquín del Pino, gobernador de Montevideo (18

de julio de 1788). Citado por Bauzá.

18Idea general de las minas…Citado por Bauzá. 19Idea general de las minas … Citado por Bauzá. 20Tratado. Título

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que tenía que desenvolverse su trabajo y para convencer a los mineros locales de las ventajas de las nuevas tecnologías de gestión y laboreo de minas- los comisionados ser vieron llevados a fines del siglo XVIII, es decir en los albores de la modernidad, a un primer debate entre “antiguos y modernos” en el que los “antiguos” consiguieron arrinconar a los “modernos”. Perdió, así, el Perú una primera oportunidad para asumir el discurso del progreso material y del bienestar como componente esencial del proyecto moderno, cuyos primeros barruntos se dejaban ya sentir en el discurso de las libertades del naciente autonomismo.

Dejo para una investigación posterior el análisis de este debate, pero los puntos que, después de la presentación del documento, voy a tocar del Tratado de Nordenflicht pueden ser considerados como avances preliminares de esa investigación.

4. La modernidad en el Tratado

Presentaré a continuación algunas de las ideas clave del Tratado, referidas, en primer lugar, a dos de las esferas de la cultura, la de la objetividad y la de la legitimidad, y, en segundo lugar, a algunos subsistemas sociales, con breves anotaciones sobre la vida cotidiana. Mi presentación sugiere una lectura del Tratado desde la perspectiva del proyecto moderno y de los esfuerzos hechos por sus portadores para sentar las bases de la modernidad en el Perú.

Esta perspectiva de acercamiento al Tratado parte de la consideración de que los comisionados procedían de Europa central, una región que estaba avanzando significativamente, como muestran las investigaciones de Weber22, en la racionalización de la cultura y de la sociedad y en la asunción del “espíritu del capitalismo”, a partir de la ética del protestantismo ascético, aunque no se atenía todavía estrictamente a la declaración de “los derechos del hombre y del ciudadano” y no había asumido aún las consecuencias políticas del “discurso de las libertades”23 de los revolucionarios franceses. Este avance se expresaba en un “discurso del bienestar” o del progreso material que era el segundo componente esencial del proyecto de la modernidad occidental. Los comisionados eran, pues, portadores de una racionalidad, heredada del protestantismo ascético, que apuntaba, por cierto, al mejoramiento de la productividad y al incremento de los beneficios de la Real Hacienda, los mineros y el país, pero que exigía también un ordenamiento racional de la producción y de la sociedad. Esta perspectiva de progreso material sin los “peligros” de las libertades era la ideal del reformismo borbónico, aunque no era del agrado de los funcionarios de la corona ni de los mineros porque suponía una racionalización que chocaba directamente con el orden y las tradiciones coloniales.

4.1 Ciencia y objetividad

22 Weber, Max. La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Madrid, Sarpe, 1984.

23 He descrito las características de estos dos discursos en un artículo, “Adiós al discurso moderno en el Perú”,

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La marcha de una sociedad hacia la modernidad se manifiesta en el debilitamiento de la capacidad de las creencias religiosas y míticas para organizar y legitimar el ordenamiento social, y en la introducción de la racionalidad como basamento de la cultura y de la organización de los “subsistemas sociales” (M. Weber) o de las “dimensiones institucionales de la modernidad” (A. Giddens). Esta racionalidad se expresa fecundamente en la esfera de la objetividad y se concreta en el desarrollo del conocimiento científico.

En el Tratado, Nordenflicht insiste una y otra vez en la necesidad de atenerse a los principios de las ciencias tanto en la explotación como en la conducción y gestión de todo el negocio minero. De los mineros particulares dice que fracasan porque “…no les asiste aun la intencion de contraherse, y dedicarse al estudio de todos los conocimientos de las Artes, y Ciencias que abraza la Mineria, y que son sin duda necessarios para lograr introducir en su exercicio una verdadera, y solida economia.”24 En lugar de atenerse a los conocimientos científicos, los mineros “… se dejan llevar del dicho, y relacion de un inexperto operario … Muchas veces está confiada la sobrestancia ó Direccion de los trabajos, y beneficio de las Minas á unos hombres desnudos de idoneidad é inteligencia por careserse de otros que sean Peritos y al mismo tiempo de plena confianza. De aqui puede deducirse quan injusto sera atribuir al Arte mismo de la Mineria el infructuoso exito de tales empresas que dimana de su ignorancia, y abuso.” 25

Pero no sólo los mineros, también los responsables de la dirección de la minería deben ser sabios e ilustrados. Para el Tribunal de Minería se requieren personas que, además de buena razón y probidad, tengan “... muchos conocimientos politicos, economicos, y científicos de que la sola practica no adornara jamas a ningun Minero...”26 Para miembros del Tribunal hay que elegir, pues, a “unos sujetos de los mas habiles, y dotados de conosimtos

[conocimientos] Phisicos, Quimicos, Matematicos, etc. agregandoles algunos Individuos del Gremio, pero estos ultimos no solo habrian de tener nociones de su acostumbrada viciosa pratica de trabajo, sino que deberian ser adornados de las Buenas Letras, y no Dominados de las preocupasiones vulgares, esto es que no fuesen unos mineros puramente practicos.”27

La posibilidad de introducir las debidas reformas en la minería se ve obstaculizada por mineros y funcionarios que persisten en “...aquella preocupasion envegecida de oponerse a todo lo que es innovacion, para que fuesen mas dóciles á reformar aquellos falsos principios, con que han conducido hasta el presente sus operaciones, y cooperasen á que se introduzcan en el Pais todos los nuebos arreglos, que hasta ahora no se han plantificado, por que se atiende tal vez, ala absurdidad de los que dicen que el estudio y

24Tratado, & 3. Citaré siempre el Tratado respetando la grafía y haciendo referencia a los parágrafos y no a

los folios porque, como he apuntado arriba, las versiones que conocemos coinciden en el número y contenido de los parágrafos, pero no en el número de folios. Cuando aparecen abreviaturas pondré entre [ ] la palabra completa.

25Tratado, Introducción, & VI.

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cooperacion de las ciencias es mas nocivo que util, para el exercicio de la Mineria y tratan de persuadir de ociosa toda incubacion que se desvia de su pratica.”28

Desde la racionalidad moderna, de la que Nordenflicht se sabe portador, los saberes y procedimientos tradicionales, basados en apreciaciones no científicas o en una práctica no iluminada por la razón, constituyen obstáculos a la innovación. Para remover esos obstáculos es preciso sustituir esas tradiciones por conocimientos científicos y elaborar racionalmente la experiencia acumulada de trabajo. Porque si es cierto que “Es la esperiencia a la verdad el fundamento de todo este Arte y ciencia, pero no se considera quien sea el mas apto á deducir de los hechos, reflexiones justas, y practicables, Por que no todo el que tiene ojos, vé bien; ni todo el que vé bien observa bien lo que merece particular observacion; ni el simple examinar las cosas, enseña a todos los que las consideran el uso á que son dirigidas, o los principios en que se fundan.”29

Frente a quienes descalificaban a los comisionados aduciendo que les faltaba experiencia en el laboreo de minas en tierras americanas, los expertos centroeuropeos argumentaban que la mera experiencia era ciega si no estaba informada por la razón científica.

Como vemos, la propuesta de Nordenflicht y los comisionados no se reducía a implantar un nuevo procedimiento para el beneficio de los metales, en cuyos resultados prácticos se concentró el debate en la época. Pretendía, además, introducir la racionalidad moderna tanto en los trabajos de laboreo de minas y tratamiento de la fuerza laboral, como en la gestión administrativa y política del negocio minero y -en concordancia con estos objetivos- en la organización racional de algunos subsistemas sociales, entre los cuales cabe destacar en este parágrafo los intentos por crear una academia o escuela de minería para proveer de competencias científicas y técnicas a los futuros trabajadores y expertos de la explotación minera. Más adelante nos ocuparemos con mayor detalle de este frustrado intento, pero desde ahora conviene relacionarlo con los propósitos de los comisionados por implantar y difundir la cultura científica.

4.2 Norma y legitimidad

La fuente de la legitimidad en el Tratado no es todavía estrictamente moderna (consenso, contrato, etc.) sino la racionalización de un hecho histórico, es decir la consideración de un determinado hecho histórico -la primera repartición de tierras- como fundamento del derecho. La repartición de tierras, o enfeudamiento –como gustan de llamarla los comisionados, siguiendo terminología europea-, estaba relacionada con el suelo pero no con el subsuelo. Refiriéndose a las regalías o derechos del soberano sobre la explotación minera, el Tratado establece queEl pral [principal] fundamento de este supremo dro [derecho] deriva particularmente del principio de ser constante, que al tiempo de la primera reparticion de las propiedades, ó fundos, fué solamente distribuida la parte superficial de la Tierra, que servia a la Agricultura para la subsistencia de los hombres y Animales, pero lo que estaba escondido dentro de la Tierra invisible, y de cuya existencia no se tenia noticia, ni certeza, y que solo se ha conseguido hallar despues de unos particulares esfuerzo, eso no puede desde luego haber sido comprehendido en dha [dicha]

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donacion de las propiedades primitivas a los Particulares, de lo que se sigue que debia necessariamente entenderse reservado á la Republica, ó a su Soberano, como Guarda, y Xefe del Estado, para que lo aproveche en su comun beneficio.”30

Esta manera de fundamentar las regalías se ve robustecida por el hecho de ser la forma tradicional de fundamentación de la mismas en Europa. Cuando se analizan las constituciones europeas y se las compara con la española, se pone de manifiesto, anota Nordenflicht, “...quanto es conforme a razon, y Justicia, y las Maximas, y praticas de las demas Naciones el sistema politico de la Legislacion Española sobre la Rl. [real] propiedad de las Minas, … y quan gustosos deben los subditos contribuir a S.M. la parte que se reserba de los productos de las Minas, que les dona, y confia.”31

El Estado (el Soberano) es, pues, el único propietario del subsuelo. Las minas pueden ser explotadas directamente por el Estado o por los “vasallos” cuando el Soberano les concede la debida “enfeudación”. Pero, como se sabe, toda enfeudación va acompañada de la retribución en bienes o servicios de los vasallos al Soberano.

Establecido el mecanismo de legitimación y debidamente robustecido por analogía con lo que ocurre en los países europeos (centrales y nórdicos), considerados paradigmáticos en todo el Tratado, el ejercicio mismo de la propiedad está minuciosamente regulado a través de normas positivas y, por tanto, no queda enteramente librado a la voluntad del Soberano.

Si bien es cierto que el uso repetido de los términos “vasallos” y “enfeudación” ubica al Tratado –en lo relativo a la legitimación de los derechos reales y, en general, de la propiedad minera- en un contexto premoderno, la insistencia en la necesidad de regular tanto la propiedad como la explotación de las minas mediante una legislación positiva sitúa al documento en los bordes del proyecto moderno porque introduce un principio de racionalidad para escapar al “libre albedrío” del Soberano.

Aunque sea de paso, hay que anotar que esta manera de legitimar el derecho a la posesión parte de la consideración de la conquista como fuente de derecho, consideración en la que Nordenflicht coincide con Juan Pablo Viscado y Guzmán en su famosa Carta dirigida a los españoles americanos, escrita y publicada en esos mismos años. El argumento fuerte de Viscardo para legitimar el derecho de los “españoles americanos” al dominio de la tierra y a la libertad es, igualmente, la conquista.

No es éste el lugar para desarrollar este punto, pero quiero dejar sugerido que, en los inicios del movimiento emancipador, se hacen presentes las dos vertientes del proyecto moderno – la que se expresa en el “discurso de las libertades” y la que lo hace en el “discurso del bienestar”-32 y que ambas recurren al hecho histórico de la conquista como fuente de legitimación. Sabemos bien que esta recurrencia a la conquista como fuente de derecho y

30 Tratado, & 11. 31 Tratado, & 12.

32 He descrito las características estos dos discursos en un artículo, “Adiós al discurso moderno en el Perú”,

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de legitimación del naciente orden social no queda sin consecuencias en la historia posterior.

4.3 Estado y sociedad

En el Tratado no encontramos la exigencia de un Estado independiente, pero sí elementos importantes de todo Estado moderno. La propuesta de reforma de la minería de Nordenflicht apunta a la construcción de un Estado que consista esencialmente en la gestión armoniosa de tres tipos de derechos e intereses: los del Soberano, los de los vasallos que se benefician de alguna enfeudación, y los del público en general. La legitimidad de estos derechos se da por debidamente fundada, aunque ya no en un supuesto orden divino sino en el mero devenir histórico: así es en “estos reynos”, después de la Conquista, y en las “mas versadas” naciones europeas.

El primer paso para una gestión racional de derechos e intereses diversos es una delimitación de los mismos lo más precisamente posible a través de normas escritas. El Soberano, por ejemplo, tiene el derecho de “dar, y hacer todas aquellas disposiciones que juzgue mas convenientes a su Rl.. [real] erario, y mas adaptables, y proficuas para la prosperidad de su País”33. El Soberano está, por tanto, en la obligación de conjugar sus intereses con la búsqueda de satisfacción a las necesidades del país y la prosperidad del Estado. Por eso, anota Nordenflicht, “El aumentar en exceso los Dros [derechos] de la Regalia de Minas, el dar mucha extensión al Dro [derecho] de la propiedad del Soberano, y la limitacion extraordinaria de los fueros de los Mineros trahen consigo muy mala consequencia. Los Aficionados á la Mineria pierden, como ya dije el gusto, é inclinacion.”34

Los derechos e intereses del Soberano y los de los explotadores de minas están limitados por los de los operarios o trabajadores. Nordenflicht propone que se reconozcan en el Perú a los operarios los mismos fueros y privilegios que se reconocen a los trabajadores en Europa Central. “Estos mismos fueros se hace tambien necesario dispensar á qui á los pobres Indios, por cuyo medio jamas llegaremos a carecer de operarios mientras que de su falta se quejan generalmente todos estos Gremiantes, y Explotadores. Entre dhos [dichos] fueros pudiera ser el primº [primero] la libertad personal , por medio de la qual todo Individuo, ú operario, que se contrahe al trabajo de Minas, queda exempto de los tributos que satisface al Soberano, y de las Cargas Consegiles, inhibido de los Juezes o Justicias ordinarias Territoriales, y baxo el fuero de la Mineria, asi como exento de todo genero de servicio Personal. Esta libertad se funda en la equidad, y justicia: … La expresada libertad, franquicias, y exempcion de servicios queda queda entendida a favor de todos los que estan en actual servicio ganando sueldo, salario, ó jornal, como son Mozos lavadores, pallaqueadores, Mozos de de Minas, Maestros, y Mozos torneadores, operarios destinados a los Malacates de Agua, y de Mulas, Cedazeros, Barreteros de primª, segda, y tercra. Clase, Ayudantes y Maestros Carpinteros, oficiales y Aprendices, Carpinteros, Albalñiles, Herreros de Cerro, Maestros Herreros, Maquinistas, Mayordomos de lavaderos, y

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Pallaqueo, Mayordomos Cedazeros y Mayordomos de concentración, asi como varios otros Mayordomos sobre estantes, Empleados y sirvientes de distintas clases.”35

A estos operarios hay, además, que liberarlos de todo tipo de servicio obligatorio, darles a ellos y a sus familias libertad de movimiento en todas las provincias, concederles el derecho preferente –sobre todos los demás acreedores- de que se les paguen sus salarios y beneficios en metálico con los minerales extraídos y, finalmente, “ …que asi ellos como sus viudas, y huerfanos tengan Dro [derecho] a participar de la Caxa de los Mineros Operarios, que hará de establecerse.” 36

Si un primer componente del Estado moderno es la gestión racional de los derechos e intereses, un segundo componente tiene que ser una burocracia debidamente preparada y provista de reglas y procedimientos para llevar a cabo esa administración. Nordenflicht piensa la administración pública como un cuerpo de funcionarios especializados que han pasado previamente por escuelas especiales, se han apropiado de normas y procedimientos específicos de gestión pública, son probos en el ejercicio de sus funciones, y cuidan los intereses del Soberano pero al mismo tiempo miran por el bienestar y la prosperidad del país, etc. El trabajo de la burocracia se desarrolla en puntos centrales del vasto imperio (ministerios, tribunales) o en el territorio mismo (juzgados territoriales).

El Tratado subraya reiteradamente la necesidad de que los miembros del Tribunal de Minería y de los Juzgados Territoriales sean personas con muy serios conocimientos políticos, económicos y científicos. Por eso es necesario que lleguen a la condición de funcionarios “…despues de haber completado el curso teorico de sus Estudios en la Rl [real] Academia de Mineria, ... y de haber adquirido la pratica necessaria en sus varios objetos cientificos, y mecanicos.”37 De los jóvenes estudiantes, el Estado debe escoger a los más aptos y preparados para el desempeño de la función pública. Para el caso, por ejemplo, del Tribunal de Minería las plazas deben ser “vitalicias y formar una nueva carrera de Ascenso”, debiendo elegirse para ocuparlas a “unos sujetos de los mas habiles, y dotados de conosimtos [conocimientos] Phisicos, Quimicos, Matematicos, etc. agregandoles algunos

Individuos del Gremio, pero estos ultimos no solo habrian de tener nociones de su acostumbrada viciosa pratica de trabajo, sino que deberian ser adornados de las Buenas Letras, y no Dominados de las preocupasiones vulgares, esto es que no fuesen unos mineros puramente practicos.”38 Los miembros del tribunal tienen que tener una edad tal en que se puedan todavía desimpresionar de aquella preocupasion envegecida de oponerse a todo lo que es innovacion, para que fuesen mas dóciles á reformar aquellos falsos principios, con que han conducido hasta el presente sus operaciones, y cooperasen á que se introduzcan en el Pais todos los nuebos arreglos, que hasta ahora no se han plantificado, por que se atiende tal vez, ala absurdidad de los que dicen que el estudio y cooperacion de las ciencias es mas nocivo que util, para el exercicio de la Mineria y tratan de persuadir de ociosa toda incubacion que se desvia de su pratica.”39

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Establecidos los derechos e intereses que hay que gestionar, e identificada y preparada la burocracia para esa gestión, el tercer componente del Estado moderno está constituido por las normas que regulan la convivencia e interacción de los miembros del cuerpo social. Es cierto que quien da las normas y las modifica es el Soberano, pero éste, al hacerlo, debe atender tanto a sus propios intereses cuanto a las necesidades y a la prosperidad del país. Para proceder correctamente a este respecto, Nordenflicht recomienda, siguiendo el modelo europeo, que el Soberano encargue la preparación de las normas a sujetos debidamente instruidos en las ciencias, buenos conocedores del terreno y dispuestos a aprender de las ordenanzas extranjeras.

El cuerpo normativo necesario para el buen funcionamiento del Estado y de la sociedad está constituido tanto por ordenanzas y códigos generales cuanto por manuales de organización y funciones, sistemas de acopio y registro de información, normas y procedimientos para hacer las concesiones mineras, procedimientos para el laboreo de las minas y el beneficio de los minerales, reglas para calcular los tributos, etc. El Tratado de Nordenflicht es, en gran medida, una recopilación de normas y procedimientos para la explotación minera, en particular, y para la gestión racional de la convivencia dentro de un reino, en general.

La seguridad y el orden en la explotación minera se basan, por un lado, en el carácter científico del trabajo de exploración, explotación y beneficio, y, por otro, en el sometimiento de todo el negocio minero a normas y regulaciones positivas. Así ocurre en Europa, en donde los mineros “....están sugetos en las operaciones del exercicio de la Mineria á no trabajar á su solo arbitrio como en este Pais. Mas si en el se quisese [quisiese] introducir de una vez semejantes arreglo nos hallariamos desde luego expuestos a muchisimas opociciones; por que les pareceria a primera vista a estos Gremiantes y Explotadores que se les queria estrechar demasiado; lo que no es efectivamente asi, si se considera la materia atentamente, y sin preocupación. De este modo se advertirá claramente quanto debe ganar la Mineria, y la Policia que le esta anexa, y quantos mayores adelantamientos recibiran los intereses comunes de los Gremiantes, los de todo el Publico, y del Soberano, quando cese la voluntariedad de aquellos y que todo su regimen sea dirigido por una Administracion inmediata e ilustrada de manera que los Interesados no perciban en cada Trimestre mas de aquella parte de ganancias que permita prudencialmente el trabajo sostenido de las Minas que conviene explotar.”40

Para que en el Perú imperen estos mismos principios es preciso que los mineros abandonen “sus envegecidos y perniciosos abusos” y se enrumben, como los europeos, por las vías de la explotación racional de los recursos naturales. Se supone, por tanto, que el Estado aporta una racionalidad en la gestión de los derechos e intereses que los individuos privados no pueden aportar. Esa racionalidad se objetiva, como hemos dicho, en normas y procedimientos.

Finalmente, el cuarto componente del Estado moderno, según la implícita concepción de Nordenflicht, es la contribución al sostenimiento del aparato público, de manera

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relativamente proporcional al beneficio que de él se recibe. El tema de las contribuciones, derechos, diezmos, tributos, regalías, etc. recorre todo el Tratado. De todos ellos se dice que “...juntos ascienden á sumas quantiosissimas en un Pais, a donde florece la Mineria.”41 Los tributos no deben ser excesivos, para no desanimar la inversión en minería42, y sirven para “subvenir á las urgencias, explendor del Estado.”43, cubrir las remuneraciones de la burocracia estatal, financiar la preparación de los expertos, etc.

Un Estado como el que Nordenflicht supone, que se sostiene con la contribución proporcional de todos y que administra racionalmente los derechos e intereses de los pobladores a través de una burocracia profesional que se atiene a normas y reglas positivas es, sin duda, portador de una racionalidad moderna.

5. Academia de minería

5.1 Antecedentes

La historiografía sobre la Colonia suele ser parca en relación con la educación técnica. Por lo que respecta a la formación para el trabajo en las minas, rubro fundamental de la economía de la época, al final del siglo XVIII se hicieron algunos intentos por crear una escuela o colegio para capacitar a expertos en mineralogía y metalurgia. Sin aportar referencias precisas, Felipe Barreda y Laos dice de José Eusebio Llano Zapata que “trabajó con empeño por la fundación de una escuela de Metalurgia44.No hemos encontrado

referencia alguna al colegio de minería en Historia de la educación colonial de Daniel Valcárcel.

Vargas Ugarte45 refiere que José de Lagos, en 1786, envió desde Cádiz un memorial al

virrey Teodoro de Croix en el que propone, entre otras cosas, la creación de un colegio de metalurgia. La propuesta la hizo suya el Tribunal de Minería (creado en 1787), pero no la llevó a cabo. El mismo autor afirma que el Colegio de Minería había sido proyectado por el metalurgista francés José Coquette (llegado al Perú durante el gobierno del virrey Croix) y el balanzario de la Casa de la Moneda de Lima, D. Santiago Pérez de Urquizo. “El Colegio de Minería lo deseaban todos y Nordenflicht no fue el último en apoyar la idea, pero no se llevó a la práctica y sólo en tiempo del Virrey Avilés dispuso el Rey que el laboratorio mineralógico instalado por Nordenflicht se convirtiese en Colegio de Minería”.46

Una vez instalado en Lima –refiere Carlos Deustua en el artículo citado-, lo primero que hizo Nordenflicht fue procurar la habilitación de fondos para instalar un laboratorio de ensayos mineralógicos y construir una máquina de 4 barriles para el beneficio de los minerales. Los fondos le fueron concedidos y el laboratorio quedó instalado en una casa de la plazuela de San Cristóbal, cerca del Paseo de Aguas. En el laboratorio se hacían ensayos

41Tratado, Introducción, & III. 42Tratado, & 44.

43Tratado, Introducción, & II.

44 Barreda Laos, Felipe. La vida intelectual del virreinato del Perú. Lima, UNMSM, 3ª ed. 1964, p. 212.

45 Vargas Ugarte S.J., Rubén. Historia General del Perú. Postrimerías del poder español (1776-1815). Lima,

Ed. Carlos Milla Batre, 1981. T. V, p. 116.

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de minerales y se adiestraba a los sobrestantes y capataces de minas47, pero el laboratorio

no se convirtió, como pretendía Nordenflicht, en Academia de Minería48. En 1794, el virrey

envió al barón de Nordenflicht a trabajar en las minas de Huancavelica y dio orden de que el laboratorio quedase bajo la responsabilidad del Tribunal de Minería49. Quedó, así,

frustrada una primera experiencia formativa que bien podría haber evolucionado, como se venía solicitando desde antiguo, para convertirse en un Colegio de Minería como el que por entonces se creó en México50. En 1803-1804, Nordenflicht volvió a insistir, sin éxito, en el

proyecto de creación de la Academia de Minería.

Pasados algunos años, Nordenflicht desiste por completo de todo proyecto de enseñanza. En 1807, el asentista de la pólvora y los mineros de Tarapacá, convencidos de la gran cantidad y alta calidad del salitre de la zona, pensaron pedir a Nordenflicht que les enseñase el beneficio de este mineral, pero no se animaban a hacerlo “… porque seria asunto perdido tratarle de enseñanza, pues con la dolorosa prueba de tantas pérdidas, que se le imputaban en el ramo de minería, había resuelto no enseñar á nadie en particular, y principalmente este beneficio, que manejado por otra mano que no fuese la suya, atraeria puramente pérdidas, sino se aprovechaban los residuos …51 A pesar de la previsible

negativa de Nordenflicht, los mineros se atrevieron a proponerle que les enseñase el beneficio del nitrato, pero el barón, decidido como estaba, “… se negó con firmeza …”.

Basten estas breves informaciones para hacer caer en la cuenta de que, pese a la previsión de algunos ilustres personajes, la formación técnica en el Perú colonial y hasta bien avanzado el siglo XIX no constituyó una preocupación ni de parte de las autoridades ni de los sectores de la producción. Las consecuencias de este desinterés no se hicieron esperar. Cuando, con el negocio del guano, el Perú comenzó a tener la posibilidad de invertir en infraestructura y en adecuación del territorio para integrarlo vialmente y explotar racionalmente las riquezas naturales se vio obligado a recurrir a ingenieros extranjeros. A mediados del siglo XIX, estos ingenieros trabajaron en la creación de una escuela central de ingeniería, pero nuevamente el proyecto quedó postergado hasta 1876, cuando se crea la Escuela de Ingenieros.52

47 Vargas Ugarte ... Op. cit., p. 215.

48 En la lista de documentos de la Biblioteca Nacional, elaborada por Marcos Cueto en el libro mencionado,

varios de los documentos de Nordenflicht se refieren al “laboratorio químico metalúrgico” de Lima.

49 Vargas Ugarte ... Op. Cit., p. 120.

50 Díaz y de Ovando, Clementina. Los veneros de la ciencia mexicana. Crónica del Real Seminario de Minería

(1792-1892). México, UNAM/Facultad de Ingeniería, 1998. 3 tomos. Después de propuestas anteriores, formuladas por mineros criollos desde 1774, finalmente el Real Seminario de Minería comenzó a funcionar en 1792, gracias a las gestiones de Fausto d’Elhuyar, director general de minería de Nueva España y artífice de las misiones de mineralogistas, facultativos prácticos y operarios centroeuropeos, que fueron enviadas a las colonias para impulsar el trabajo minero.

51 (Carta al editor de M.O.). El Peruano. Lima, Núm. VI, martes 24 de setiembre de 1811, p. 43. En:

Villanueva, Carmen (ed.). Periódicos. Lima, 1972. Colección documental de la independencia del Perú. Tomo XXIII.. Volumen 2°, p. 45.

52 Una primera aproximación a la historia de la educación técnica puede verse en: López Soria, José Ignacio.

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5.2 La propuesta de Nordenflicht

A la propuesta de una Academia de Minería dedica Nordenflicht los capitulos 17 y 18 del Tratado, pero ya antes, especialmente en los capítulos 15 y 16, se refiere a la necesidad de contar con peritos debidamente formados y a la conveniencia de que los jóvenes en formación hagan visitas de estudios a los más importantes centros mineros y escuelas de minería de Europa.

En el capítulo 1, cuando reflexiona sobre “los medios oportunos para que florezca un Mineral en beneficio del Estado” 53 adelanta que “En primer lugar habra de erigirse con el mas debido arreglo una Academia de Mineria en que pueda formarse bastante numero de Peritos eximios, a fin de distribuirlos en las distintas Provincias, y Minerales, para que conforme a las Instrucciones que se les comuniquen, procedan a introducir, y planificar los utiles establecimientos que se desean.”54

Los trabajadores que se necesitan y que hay que formar son de los siguientes tipos: 1) Operarios para el trabajo subterráneo y de extracción: apiris, torneadores, maestros barreteros, barreteros simples con sus correspondientes mayordomos; 2) Operarios destinados al trabajo de superficie: moledores, mayordomos de ingenio, molineros y pallaqueadores y sus mayordomos; 3) Operarios y sirvientes que trabajan en las casas o máquinas de beneficio y fundiciones: fundidores (trabajan en los hornos de fundición), quemadores y calcinadores, acarreadores (que acarrean en broetas las harinas metálicas y carbones a los hornos, y conducen luego en broetas los productos de los hornos y otros a los montes de escoria y almacenes), afinadores de cobre (afinan el cobre negro en hornos propios para refinar este metal), sigüadores (separan los metales del cobre que los contiene en hornos ad hoc), purificadores o afinadores (separan la plata de los productos de las fundiciones), afinadores de plata (purifican la plata mezclada con plomo), pesadores de minerales y medidores de carbón (pesan y miden los minerales, maderas y otras materias)55. Para los trabajos que no exigen mucha habilidad ni especial experiencia (acarreo, desagüe, etc.) se puede echar mano de los aldeanos. “Pero por lo que respecta alos otros trabajos Mineralogicos y Metalurgicos como son la construccion de los Edificios subterraneos, el romper los Minerales, molerlos, lavarlos, prepararlos, y beneficiarlos etc. no sirven los Aldeanos …”56 Será necesario recurrir a los extranjeros que han venido en la misión “…á fin que baxo de ellos puedan poco a poco ir firmandose unos Jovenes idoneos, asi en el trabajo subterraneo como en la Metalurgia, de manera que pueda el Reyno ponerse en estado de pasarse, y no necesitar de otros Mineros estrangeros …”57 Nordenflicht reitera la recomendación: “En este Reyno en que se ha trabajado hasta ahora imperfectamente y no conforme á los principios del Arte cuyo metodo se ha de comenzar a introducir y entablar, hallandose en el por lo consigiente hasta ahora pocos o ningunos Empleados y Peritos expertos, se procurará conservar en el servicio para el efecto, y con un competente sueldo

53Tratado, Cap. 1° Título o Sumilla 54Tratado, & 8.

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el corto numº [número] de Extrangeros que ya tenemos por acá.”58 Pero esto no será posible “…mientras los Mineros de á qui permanescan en la persuacion de saver mas que los Extrangeros, y entre tanto no se trate a estos de otro distinto modo de lo que á qui acostumbran.”59

Además de esos trabajadores, para el negocio minero se necesitan geógrafos subterráneos (para el estudio de los cerros y de las distintas posiciones de los minerales: vetas, mantos, bolsones, veneros, etc.), arquitectos subterráneos (para las construcciones internas), geómetras subterráneos, mecánicos (manejos de ingenios, máquinas de cedazos, bombas, máquinas tractoras, etc.), peritos en docimasia o arte de ensayar los minerales, peritos en metalurgia, maquinistas ensayadores, maestros de minas, fieles de minas, administradores de ingenios de beneficio y fundiciones, directores de minas, escribanos, expertos en legislación minera, etc.

El primer arbitrio para mejorar la formación es enviar al extranjero a los profesionales que ya están trabajando. “Para conseguir que en lo sucesivo se formen en el País unos expertos y útiles empleados, no es bastante que los Jóvenes se dediquen a adquirir solamente unos meros conocimientos praticos del laborio de Minas, beneficio y fundición de los Minerales del Pais para poder ocupar en lo succesivo otros Empleos, sino que se requieren tambien otros medios para que estos lleguen a formarse con toda perfeccion en su ciencia. Estos medios son que dhos [dichos] Jovenes pasen a los Minerales Extrangeros de Europa, y reconoscan sus Casas de beneficio, y sus fundiciones, y el que se erija en el Pais una Academia de Mineria, especialmente en la capital.”60

El segundo y más trascendental arbitrio para la formación de los profesionales necesarios para el desarrollo minero es la creación de una Academia de Minería en la que, como en Europa, los jóvenes se dediquen, durante varios años, al estudio de las ciencias y las artes de la minería. El costo del montaje y sostenimiento de la Academia debe recaer fundamentalmente en los hombros de la hacienda pública (Tribunal de Minería, utilidades de minas) porque su puesta en práctica redunda “en utilidad de la Patria” y en “servicio de la Patria”61. La creación de la Academia es “…es igualmente en este Pais un grande y seguro medio ... para lograr unos expertos y habiles Empleados asi en el laborio de Minas como en el Beneficio y funciones, siendo tambien el unico arbitrio peremne para lograr que no escaseen los Facultativos para la direccion científica y pratica, y arreglo gral [general] de la Mineria en estos Reynos.”62

Con la instalación de la Academia se conseguiría que se fuesen abandonando las viejas prácticas y adoptándose las nuevas. “Asi como en la actualidad se forman á qui los Aprendices que se dedican al laborio de Minas y beneficio de los Minerales en el Buitron, guiados de una mera pratica, que ven egecutar, sin saber sobre que principios por falta de instruccion en estas ciencias, de donde proviene el que salgan la mayor parte unos ignorantes y aún a veces engañadores conseguiriamos al contrario por las luces

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adquiridas en la dha [dicha] Academia, el que se ilustrasen con un conocimiento sistematico, y una teoria razonable y fundamental en todas las dhas ([dichas] ciencias, y de otras que son sus auxiliares y adherentes, …”63

Los conocimientos a los que se refiere Nordenflicht son, entre otros, la orictognosia, la química mineralógica, la geonosia, la geografía mineralógica, la mineralogía económica, la ciencia de la explotación de minas, la geometría subterránea, la docimasia, la metalurgia, el derecho minero, la economía aplicada a la Real Hacienda, el arte de la conservación y cultivo de los bosques, además de la física, la química universal, la aritmética, el álgebra, la geometría, la trigonometría, la aerometría, la mecánica, la hidráulica, la hidrostática, el dibujo, el latín y varios idiomas modernos. Todos ellos son “conocimientos útiles” que deben poseer los profesionales de la minería.

Para impartir estos conocimientos se requieren maestros del país y, mientras sea necesario, del extranjero. Dichos maestros deben estar bien formados en ciencias filosóficas, matemáticas, físicas, químicas y jurídicas. Dada la dificultad para proveer a la Academia de maestros idóneos, el propio Nordenflicht se ofrece a dar a los futuros profesores la instrucción teórica y práctica que necesiten. Los profesores deben escribir libros y traducir libros europeos, especialmente de historia natural, química, arquitectura y geometría subterránea, máquinas metálicas, explotación de minas y derecho minero. De esta manera contribuyen a la difusión de la cultura científica y apoyan a los mineros en ejercicio64. El inspector de la Academia se encarga de matricular a los alumnos y hacerles el seguimiento, así como de coordinar a los profesores para el desarrollo de las actividades académicas. Como inspector hay que escoger a un profesional de la minería que a su formación profesional añada un uso expedito de las lenguas vivas principales de Europa, que haya morado en los países europeos y mantenga relación con sabios europeos65.

Como ingresos de la Academia para su instalación y sostenimiento se consideran los fondos que derive hacia ella la Real Hacienda a través del Tribunal de Minería, las cuotas de los alumnos y el producto de la venta de las colecciones (geográficas, orictognósticas, geognósticas)66 que reúnan los profesores y el inspector como fruto de su trabajo académico. Para concretar el aporte de la Real Hacienda se debe crear, en el ramo de minería, una caja especial para la Academia: “La quarta es la Caxa de la Academia la que esta erigida en aquellos Paises [de Europa Central] desde que se fundo la Academia de Mineria, de cuyos fondos no solo se paga a los Profesores, sino que tambien se compran anualmente los Libros facultativos, é Instrumentos, que se necesitan, y se costean los gastos del Laboratorio, dando asi mismo cierta ayuda de costa a varios Jovenes Academicos para que provean á su manutencion, cuyas quentas debe llevar el Inspector de la Academia.”67 En 1791, en Potosí, había ya una caja de este tipo a pesar de que no había aún una academia.

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