• No se han encontrado resultados

Ansiedad y depresión: Impacto en la calidad de vida de pacientes tras Infarto Agudo de Miocardio

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2020

Share "Ansiedad y depresión: Impacto en la calidad de vida de pacientes tras Infarto Agudo de Miocardio"

Copied!
9
0
0

Texto completo

(1)

Ansiedad y depresión: Impacto en la calidad de vida de pacientes tras

In-farto Agudo de Miocardio

Anxiety and Depression: Impact upon Patients Quality of Life after Myocardial Infarction

Joaquín Mateu-Molláa,b*, Selene Valero-Morenoa, Laura Lacomba-Trejoa,b & Laura Català-Cortésb

Universidad de Valenciaa

Consorcio Hospital General Universitario de Valenciab

Recibido: Octubre de 2017 • Aceptado: Diciembre 2017

Resumen: Los pacientes que se enfrentan a un infarto de miocardio presentan, con elevada frecuencia, sinto-matología psicológica derivada de su experiencia. Esta clínica puede ser el resultado de patologías médi-cas previas ya conocidas, aparecer de manera espon-tánea o ser el resultado de intervenciones médico-qui-rúrgicas; pero en todos los casos se observa un declive de la calidad de vida que puede verse modulado por la presencia de síntomas de ansiedad y depresión. Por ello, el objetivo del presente estudio consiste en explo-rar el impacto sobre la calidad de vida relacionada con la salud en una muestra de 98 sujetos postinfartados. Tras la firma del consentimiento informado y la co-rrespondiente explicación del procedimiento de inves-tigación, se procedió a la administración de la prueba HADS (Hospital Anxiety and Depression Scale) y el cuestionario SF-36; que permitían explorar las varia-bles de interés (ansiedad, depresión y calidad de vida). Los resultados sugieren que la presencia de ansiedad y/o depresión genera una importante resonancia sobre la calidad de vida de las personas que han padecido un infarto de miocardio, siendo especialmente relevante la exploración de estas dos eventuales circunstancias en los protocolos de evaluación.

Palabras Clave: infarto de miocardio, ansiedad, depresión, calidad de vida relacionada con la salud

Abstract: Patients who cope with a myocardial in-farction shows, frequently, psychological issues due to their health experience. This clinical expression can be the result of previous and known pathologies, an spontaneous onset or a consequence of specific medi-cal-surgery interventions. In all these cases, can occur a quality of life deterioration that could be modulated by anxiety and depression symptoms. Because of this, the aim of this study consists on exploring the differ-ential impact upon health related quality of life in a sample of 98 postinfarction patients (N=98 After the acceptation of the informed consent and the explana-tion of the specific investigaexplana-tion process, we pro-ceeded with the administration of HAD test (Hospital Anxiety and Depression Scale) and SF-36 question-naire; that allow us to assess the core variables for our purposes (anxiety, depression and quality of life). The results suggest that anxiety and/or depression may in-duce significant effects upon quality of life of people who have suffered a myocardial infarction, being es-pecially relevant the inclusion of these possible cir-cumstances on the evaluation protocols for these pa-tients.

Keywords: myocardial infarction, anxiety, depression, health related quality of life

(2)

Introducción

El infarto agudo de miocardio (IAM) es una

de las principales causas de muerte a nivel global,

es-timándose que aproximadamente siete millones de

personas lo sufren anualmente en todo el mundo

(Lar-sen, 2013). Como fenómeno clínico puede suponer la

primera manifestación de una patología coronaria, u

ocurrir de forma reiterada en pacientes con una

enfer-medad previamente identificada a través de estudios

electromiográficos y/o de laboratorio (niveles

eleva-dos de marcadores de necrosis coronaria, p.e.)

(Thyge-sen, Alpert, Jaffe, Simoons, Chaitman y White, 2012).

Hoy en día se conoce todo un espectro de daño

coronario agudo/crónico asociado a una extensa

varie-dad de alteraciones fisiológicas, siendo el más

preva-lente (85%) el IAM tipo 1 (rotura, ulceración, fisura,

erosión o disecación de una placa; que propicia un

trombo arterial y genera una restricción del flujo

san-guíneo con posterior necrosis miocítica) (Saaby et al.,

2013). Además de éste suelen describirse cuatro

mo-dalidades adicionales independientes de IAM, en

fun-ción de criterios etiopatológicos: tipo 2 (debido a un

desequilibrio entre la demanda y la disponibilidad de

oxígeno), tipo 3 (muerte cardíaca súbita e inesperada

con síntomas sugerentes de isquemia en el miocardio),

tipo 4 (asociado a intervención coronaria percutánea o

stent) y tipo 5 (relacionado con una cirugía cardíaca)

(Chapman, Adamson y Mills, 2016).

El IAM tiene múltiples connotaciones que lo

vinculan a su fatalidad inherente (debido a la alta

mor-talidad que se le asocia), por lo que a menudo genera

un fuerte impacto emocional entre las personas que lo

sufren. Son muchos los trabajos que lo han

relacio-nado consistentemente con síntomas

ansioso-depresi-vos. La prevalencia para la depresión es del 20% al

45% (Rudisch y Nemeroff, 2003) en pacientes con

IAM, definiéndose como un conjunto de síntomas

emocionales que aparece con inmediatez al episodio

cardíaco (del 16% al 27% lo experimentaría en las dos

semanas posteriores a este) y pudiéndose mantener

durante los meses sucesivos de seguimiento (hasta el

75% a los tres meses) (Thombs, Bass y Ford, 2006).

A pesar de ello, los mecanismos que subyacen a esta

relación siguen siendo en gran parte desconocidos

(Larsen, 2013), aunque se han postulado diferentes

modelos explicativos dirigidos a su esclarecimiento.

Desde las perspectivas biológicas se sugiere que la

de-presión se asocia con indicadores fisiológicos como:

hiperactividad en el eje hipotálamo hipofisiario

adre-nal (HHA), alteraciones en la función autonómica,

inestabilidad en el ritmo cardíaco, perturbación de los

mecanismos de irrigación sanguínea, disfunción del

endotelio de las arterias coronarias y una activación

del sistema inmune que contribuye a la aparición de

trombosis (Goldston y Baillie, 2008). Asimismo la

comorbilidad de síntomas depresivos reduce la

impli-cación del paciente en un estilo de vida saludable y su

adherencia a pautas dietéticas y profilácticas dirigidas

a reducir el riesgo de futuros episodios (Ziegelstein,

Fauerbach y Stevens, 2000). Además, el riesgo de

su-frir un trastorno depresivo se asocia estrechamente a

la severidad del IAM (Zuidersma, Conradi y van

Me-lle, 2012). Se ha descrito que tanto la depresión como

la ansiedad suponen factores de riesgo importantes

para la calidad de vida relacionada con la salud

(Agar-wal, Trivedi, Sinha, Dalal y Saran, 2011).

En lo relativo a la ansiedad, el número de

tra-bajos de investigación disponibles es sustancialmente

menor, aunque se estima que los síntomas en esta área

ascienden al 24-37% de los pacientes que han

experi-mentado un IAM (Lane, Carrol, Ring, Beewers y Lip,

(3)

postinfartados se asocia a una calidad de vida

empo-brecida, rehospitalización cardíaca y visitas frecuentes

al especialista (Strik. Denolet, Lousberg y Honig,

2003); aunque empieza a atenuarse a los 18 meses de

seguimiento (Aminda, Nordrehaug, Egil, Bjelland y

Rokne, 2009). La ansiedad se ha vinculado de forma

consistente a circunstancias que incrementan la

mor-bimortalidad del paciente con problemas cardíacos,

como los procesos inflamatorios, el incremento de las

catecolaminas, la variabilidad en el ritmo cardíaco, la

alteración de la función endotelial y la adquisición de

conductas potencialmente perjudiciales (como el

con-sumo de tabaco o la reducida actividad física)

(Huff-man, Celano y Januzzi 2010).

A pesar de haber recibido una menor atención,

algunos estudios encuentran que los síntomas ansiosos

son más prevalentes en estos pacientes que los

depre-sivos (48,4% frente al 26,4%), y que la presencia

com-binada de ambas sintomatologías supone una

necesi-dad de mayores cuinecesi-dados sanitarios y un declive más

pronunciado de la calidad de vida; haciendo necesaria

su inclusión en los protocolos de evaluación para

pa-cientes con IAM reciente, de modo que pueda

facili-tarse la articulación de procedimientos terapéuticos

específicos (Meneghetti, Guidolin, Zimmerman y

Sfoggia, 2017).

Existe cierto consenso en la literatura sobre el

habitual infradiagnóstico tanto de la depresión como

de la ansiedad tras un IAM (Huffman et al., 2010). En

este estudio pretendemos abordar precisamente esta

cuestión, incidiendo asimismo en el impacto que estos

fenómenos tienen sobre la calidad de vida de la

pobla-ción bajo estudio. De este modo, podrán articularse

propuestas terapéuticas específicas orientadas al

abor-daje de los síntomas ansiosos en esta población en

par-ticular.

Método

Participantes

Los participantes fueron 98 pacientes con IAM,

84,85% de los cuales eran hombres, con edades

com-prendidas entre los 38 y los 76 años (M=49,17; DT=

19,01). Todos ellos fueron derivados desde la Unidad

de Cardiología del Hospital General Universitario de

Valencia (CHGUV).

Instrumentos

Se elaboró un cuestionario ad hoc para explorar

variables sociodemográficas como el sexo y la edad.

Por otra parte, se valoró:

Calidad de Vida Relacionada con la Salud. Se

evaluó mediante la Short Form 36 Health Survey (

SF-36, Alonso, Prieto y Antó, 1995). La SF-36 valora

ca-lidad de vida relacionada con la salud, pero también

tiene en cuenta la percepción de la persona de su

me-joría o empeoramiento respecto al año anterior. Es un

instrumento que se puede aplicar a partir de los 16

años. Tiene 36 ítems, cuyas puntuaciones se

recodifi-can de 0 a 100, de modo tal que mayores valores

indi-can una mejor percepción de la calidad de vida en

to-dos los casos. Sus ítems forman ocho subescalas:

La Función física valora la percepción de

limita-ciones para realizar las actividades básicas de la vida

diaria (ABVD).

La subescala de Rol físico tiene en cuenta los

pro-blemas ocasionados en el desarrollo de ABVD como

consecuencia de la afectación de la salud física.

El Dolor Corporal incide en la percepción de la

intensidad del dolor y las limitaciones que provoca.

Los ítems de Salud General recogen la

evalua-ción que hace la persona sobre su salud y la

(4)

La Vitalidad tiene en cuenta los sentimientos de

cansancio, agotamiento o; por el contrario, entusiasmo

y energía.

El Función Social explora el grado en el que las

limitaciones (debidas a problemas físicos o

emociona-les) interfieren en las actividades sociales del paciente.

El Rol Emocional se refiere a las dificultades que

ha sufrido la persona en el trabajo, o en otras

activida-des de la vida diaria, a causa de sus problemas

emo-cionales.

Por último, los Cambios en la Salud, informan de

la sensación de empeoramiento o mejoría del paciente

respecto al año anterior.

En relación a su consistencia interna, el alfa de

Cronbach oscila entre 0,71 y 0,94 en las distintas

subescalas (Alonso, Prieto y Antó, 1995).

Sintomatología depresiva y ansiosa, se evaluó a

través de la Hospital Anxiety and Depression Scale

(HAD, Zigmond y Snaith, 1983). Se trata de un

cues-tionario formado por 14 reactivos de respuesta

múlti-ple, distribuidos en dos series de siete preguntas que

exploran la presencia de depresión (anhedonia

funda-mentalmente) y ansiedad (hiperactivación, sensación

de inquietud, etc.) sin referenciar funciones

físiológi-cas o síntomas somáticos (que pudieran solaparse con

la somatización como constructo psicológico). Cada

ítem es evaluado en una escala del 0 al 3,

determinán-dose que una puntuación igual o superior a 8 (punto

de corte) es sugerente de posible trastorno subyacente

(screening). Se trata de un instrumento que ha

demos-trado sus óptimas propiedades psicométricas en

dife-rentes trabajos, encontrándose índices adecuados de

consistencia interna tanto para la ansiedad (0,73)

como para la depresión (0,77) (Al-Aseri et al., 2015).

Procedimiento

Tras la derivación del especialista en Cardiología

a la Unidad de Psicología, se recibe al paciente en las

instalaciones de esta última. En una sesión previa a la

evaluación se explican las características del presente

estudio y de las pruebas a cumplimentar, solicitándose

colaboración y entregando un consentimiento

infor-mado. En caso de aceptar, se procedía a la

administra-ción de la batería de cuestionarios.

Análisis de datos

Para el análisis de los datos se optó por utilizar

un procedimiento de comparaciones múltiples que

re-dujera el riesgo de error tipo I: ANOVA de un factor,

para el que se generaron tres grupos independientes en

función de la presencia o ausencia de sospecha sobre

comorbilidades psicológicas. Posteriormente se usó

un procedimiento ad hoc para determinar entre cuáles

de los grupos se observaban las discrepancias, en caso

de evidenciarse éstas en las fases previas.

Resultados

Resultados descriptivos de las variables clínicas del

paciente con IAM

Expresión de síntomas ansioso-depresivos en sujetos

que sufrieron un IAM

Los pacientes que habían padecido un IAM

pre-sentaron, con frecuencia, comorbilidades que

compro-metían el área de la salud mental (40,8%).

Concreta-mente, el 20,4% de los participantes obtuvieron una

puntuación de 8 o superior en la escala de ansiedad del

cuestionario HADS, mientras que otro 20,4% cumplía

los criterios psicométricos para la sospecha de

sinto-matología mixta (ansioso-depresiva) según el mismo

(5)

Sin comorbilidad

59,20%

Ansiedad 20,40% Ansiedad y

depresión 20,40%

Comorbilidades

Figura 1. Porcentajes según la presencia o ausencia de comorbilidades psicológicas

Por otra parte, el 59,2% de los sujetos

evalua-dos obtuvo puntuaciones inferiores a 8 en las evalua-dos

di-mensiones del HADS, por lo que no se apreciaban

sos-pechas de comorbilidad psicopatológica.

Calidad de Vida Relacionada con la Salud en

pa-cientes con IAM y su relación con síntomas ansiosos

o ansioso-depresivos

Debido a las evidencias previas que sugieren

un impacto negativo de la depresión y la ansiedad

so-bre la calidad de la vida de pacientes que han sufrido

un episodio cardíaco como el IAM, procedemos a

de-tallar los resultados obtenidos en cada uno de los

gru-pos en los que se divide nuestra muestra y la entidad

de las diferencias que pudiera haber entre ellos.

En la Tabla 1 pueden apreciarse los

descripti-vos generales para la muestra total (N=98) en las

dis-tintas áreas que explora el cuestionario SF-36. Son

es-pecialmente destacables los resultados que se obtienen

en variables pertenecientes al componente físico de la

calidad de vida, advirtiéndose un compromiso en la

valoración que se realiza sobre el estado actual de

sa-lud. Asimismo, se observa un menoscabo sustancial

de la vitalidad y extensas limitaciones para el

desarro-llo de las ABVD como resultado de las consecuencias

físicas de la enfermedad. Se observa una relativa

pre-servación de la función social y un dolor de entidad

discreta/moderada.

Tabla 1. Estadísticos descriptivos en la muestra total de

pacientes con IAM (N=98)

Variables M DT

Cambio Salud 38,01 27,86

Salud General 54,28 20,00

Función Física 79,64 16,36

Rol Físico 35,72 43,97

Rol Emocional 59,72 45,61

Función Social 73,09 26,94

Dolor 74,34 26,26

Vitalidad 56,12 23,37

La división de la muestra en tres grupos

inde-pendientes, en función de la presencia o ausencia de

sospechas psicométricas sobre la comorbilidad de

sín-tomas ansiosos o ansioso-depresivos, arroja resultados

de interés clínico y asistencial. En la Tabla 2 pueden

consultarse los análisis descriptivos para cada caso.

Tabla 2. Estadísticos descriptivos en los subgrupos de

pa-cientes con IAM, por presencia/ausencia de comorbilidad

Variables No Comorb. Ansiedad Ans-Depr

M (DT) M (DT) M (DT)

Cambio Salud 44,40 (26,09) 41,25 (32,72) 16,25(14,68) Salud General 62,41 (17,25) 48,16 (15,56) 36,50 (18,07) Función Física 83,45 (14,87) 77,75 (14,73) 70,50 (18,70) Rol Físico 45,70 (45,69) 31,25 (42,82) 11,25 (28,65) Rol Emocional 78,74 (36,25) 54,39 (46,10) 7,02 (23,78) Función Social 85,78 (19,09) 70,63 (21,94) 38,75 (19,83)

(6)

Con el propósito de determinar la existencia

de diferencias estadísticamente significativas entre los

grupos, se realizó un análisis de varianza de un factor

(ANOVA) cuyos resultados pueden consultarse en la

Tabla 3, y que explicitan que al menos uno de los

gru-pos difiere de los demás en todas las variables

inclui-das en el cuestionario SF-36.

Por todo ello, se profundizó en la naturaleza

de estas diferencias utilizando la prueba post hoc

Bon-ferroni dado que se asumían varianzas iguales. Los

re-sultados de este procedimiento pueden consultarse en

mayor detalle en las Tablas 4 y 5.

Las diferencias entre el grupo sin sospecha de

comorbilidad y los sujetos con evidencia de síntomas

ansiosos se localizó en la salud general (p=,007), en el

rol emocional (p=,039), la función social (p=.,012) y

la vitalidad (p=,010); mientras que las discrepancias

significativas en el contraste entre sujetos sin

comor-bilidad y personas con síntomas mixtos

(ansiedad/de-presión) se extendieron a todas las variables del

SF-36,: cambios en la situación de salud (p≤,001), salud

general (p≤,001), función física (p=,006), rol físico

(p=,007), rol emocional (p≤,001), función social

(p≤,001), dolor (p=,001) y vitalidad (p≤,001). Por

úl-timo, la comparación entre sujetos con IAM que

expe-rimentaban síntomas ansiosos y los que mostraban una

comorbilidad ansioso-depresiva subrayó que estos

úl-timos presentaban peores puntuaciones en el rol

emo-cional (p≤,001) y la función social (p≤,001); así como

una visión más negativa de su salud en comparación a

la situación previa (valoración retrospectiva a un año).

La diferencia más importante se observó en la

capaci-dad para mantener una adecuada vida social, que se

vió especialmente alterada entre los sujetos

(7)

Discusión

La experiencia de un IAM puede propiciar la

aparición de síntomas ansiosos y depresivos que

inter-fieren en el proceso de recuperación de la salud e

in-ciden significativamente sobre la calidad de vida

au-topercibida. En nuestro estudio encontramos que casi

la mitad de los participantes, que habían sufrido

re-cientemente un episodio cardíaco de gravedad,

cum-plía criterios para la sospecha de un trastorno del

es-tado de ánimo o de ansiedad (40,8%). Estos datos son

coherentes respecto a los indicados por otros autores

con anterioridad (Meneghetti et al., 2017), y expresan

que se trata de dos sintomatologías de extensa

preva-lencia en esta población de pacientes.

En relación a las diferencias existentes entre

los diferentes grupos en función de su clínica

ansiosa-depresiva se muestra que la presencia de ansiedad

li-mita de forma muy significativa la calidad de vida; en

consonancia con lo descrito por otros investigadores

(Agarwal et al., 2011 y Strik et al., 2003). Por tanto,

los pacientes con mayores niveles de esta

sintomato-logía refieren un peor estado general de la salud, así

como un compromiso sustancial de la función social y

la energía, y una interferencia más acusada de los

pro-blemas emocionales en el desarrollo de sus ABVD (en

comparación con aquellos que no la presentan). Aun

así, la comorbilidad de las dos sintomatologías

clíni-cas (a las que subyace un alto afecto negativo) fue el

factor que se asoció más estrechamente al declive

ge-neralizado en la calidad de vida.

Los pacientes que muestran síntomas ansiosos

y depresivos indican, en comparación a quienes no

ex-perimentan ninguno de ellos, cambios más

pronuncia-dos (en sentido negativo) en su salud respecto al año

anterior. Este hallazgo podría asociarse a la severidad

del episodio cardíaco, cuya naturaleza habría

propi-ciado alteraciones fisiológicas con mayores

conse-cuencias sobre el organismo. Este mismo efecto se

hizo extensible a los factores que subyacen al

compo-nente físico de la calidad de vida del SF-36, tales como

la función física o la presencia de limitaciones para el

desarrollo de ABVD secundarias a problemas físicos,

pues ambas dimensiones muestran un declive de

ma-yor relevancia en los pacientes con comorbilidad

mixta (ansiedad y depresión). En términos generales,

los pacientes con sintomatología depresiva y ansiosa

clínicamente relevante refieren un peor estado general

de salud que aquellos que no la experimentan, junto a

mayores limitaciones emocionales que interfieren en

su cotidianidad, una mayor injerencia del dolor y una

superior sensación de fatiga. Estos últimos resultados

subrayarían la especial covariación que los síntomas

depresivos mantienen sobre la percepción de la

expe-riencia dolorosa y el cansancio.

La presencia simultánea de depresión y

ansie-dad fue, por tanto, la que muestra un alcance más

pro-fundo sobre la calidad de vida de los pacientes tras un

IAM; aunque este se extiende muy especialmente a las

variables que pertenecen al componente psíquico de la

misma. Concretamente, se observa que las personas

con síntomas mixtos presentan un compromiso mucho

más acentuado de la función social que aquellas que

sólo presentan ansiedad, que los cambios en el estado

de salud se perciben de un modo más negativo y que

la presencia de limitaciones emocionales era superior.

La capacidad para mantener las relaciones con los

de-más se encuentra relativamente preservada en la

muestra general de sujetos con IAM, pero los

pacien-tes que fueron clasificados en el grupo de síntomas

mixtos evidencian un deterioro muy notable de esta

función. Este hecho podría obedecer a una progresiva

retirada conductual, propia de la sintomatología

(8)

este subgrupo de sujetos postinfartados. De forma

si-milar, destacamos la visión más negativa que las

per-sonas con síntomas ansiosos y depresivos enfrentan

sobre los cambios que experimentan en su estado de

salud, en contraste con aquellas que refieren

exclusi-vamente síntomas ansiosos. Nueexclusi-vamente se observa la

expresión de una cualidad patognomónica de los

cua-dros depresivos, en cuanto a su capacidad para

condi-cionar negativamente la percepción del sujeto sobre su

situación general.

Los datos que obtenemos son sugerentes de

necesidades asistenciales específicas en pacientes con

IAM que experimentan consecuencias clínicamente

relevantes sobre el área de la salud mental (depresión

y ansiedad). Por tanto, consideramos especialmente

necesaria la incorporación de estrategias específicas

de evaluación para ambos síntomas psicológicos en

los protocolos estandarizados, así como un adecuado

seguimiento de éstas en los meses sucesivos a la

ocu-rrencia del episodio.

Referencias

Agarwal, M., Trivedi, J.K., Sinha, P.K., Dalal,

P.K. y Saran, R.K. (2011). Depression in Patients of

Myocardial Infarction – A Cross-Sectional Study in

Northern India. Journal of Association of Physicians

of India, 59, 636-639.

A-Aseri, Z.A., Suriya, M.O., Hassan, H.A.,

Hasan, M., Sheikh, S.A., Al Tamimi, A., Alshathri, M.

y Khalid, N. (2015). Reliability and Validity of the

Hospital Anxiety and Depression Scale in an

Emer-gency Department in Arabia Saudi: A Cross-Sectional

Observational Study. Emergency Medicine, 15:28.

Aminda, T., Nordrehaug, J.E., Egil, G.,

Bjel-land, I. y Rokne, B. (2009). Anxiety and Depression

afrer Acute Myocardial Infarction: an 18-Month

Fol-low-Up Study with Repeated Measures and

Compari-son with a Reference Population. European Journal of

Cardioscular Prevention and Rehabilitation, 16,

651-659.

Chapman, A.R., Adamson, P.D. y Mills, N.L.

(2016). Assessment and Classification of Patients with

Myocardial Injury and Infarction in Clinical Practice.

Heart, 103, 10-18.

Goldston, K. y Baillie, A.J. (2008).

Depres-sion and Coronary Heart Disease: A Review of

Epide-miological Evidence, Explanatory Mechanisms and

Management Approaches. Clinical Psychology

Re-view, 28(2), 288-306.

Huffman, J.C., Celano, C.M., Januzzi, J.L.

(2010). The Relationship between Depression,

Anxi-ety and Cardiovascular Outcomes in Patients with

Acute Coronary Syndromes. Neuropsychiatric

Dis-ease and Treatment, 6, 123-136.

Lane, D., Carrol, D., Ring, C., Beewers, D.G.

y Lip, G.Y. (2002). The Prevalence and Persistence of

Depression and Anxiety Following Myocardial

In-farction. British Journal of Health Psychology, 7,

11-21.

Larsen, K.K. (2013). Depression Following

Myocardial Infarction. Danish Medical Journ, 60(7),

B4689.

Meneghetti, C.C., Guidolin, B.L.,

Zimmer-man, P.R. y Sfoggia, A. (2017). Screening for

Symp-toms of Anxiety and Depression in Patients admitted

to a University Hospital with Acute Coronary

Syn-drome. Trends of Psychiatry and Psychotherapy,

(9)

Rudisch, B. y Nemeroff, C.B. (2003).

Epide-miology of Comorbid Coronary Artery Disease and

Depression. Biological Psychiatry, 54, 227-240.

Saaby, L., Poulsen, T.S., Hosbond, S.,

Bjerre-gaard, T., Cosmus, A., Hallas, J., Thygesen, K. y

Mickley, H. (2013). Classification of Myocardial

In-farction: Frequency and Features of Type 2

Myocar-dial Infarction. The American Journal of Medicine,

126 (9), 789-797.

Strik, J.J., Denolet, J., Lousberg, R., Honig, A.

(2003). Comparing Symptoms of Depression and

Anxiety as Predictors of Cardiac Events and Increased

Health Care Consumption afrer Myocardial

Infarc-tion. Journal of American College of Cardiology, 42,

1801-1807.

Thombs, B.D., Bass, E.B. y Ford, D.E.

(2006). Prevalence of Depression in Survivors of

Acute Myocardial Infarction, Review of the Evidence.

Journal of General Internal Medicine, 21(1), 30-38.

Thygesen, K., Alpert, J.S., Jaffe, A.S.,

Si-moons, M.L., Chaitman, B.R. y White, H.D. (2012).

Third Universal Definition of Myocardial Infarction.

Nature Reviews Cardiology, 126(16), 2020-2035.

Ziegelstein, R.C., Fauerbach, J.A. y Stevens,

S.S. (2000). Patients with Depression are less likely to

Follow Recommendations to Reduce Cardiac Risk

during Recovery from Myocardial Infarction.

Archi-ves of Internal Medicine, 160(12), 1818-1823.

Zuidersma, M., Conradi, H.J. y van Melle,

J.P. (2012). Self-Reported Depressive Symptoms,

Di-agnosed Clinical Depression and Cardiac Morbidity

and Mortality After Myocardial Infarction.

Interna-tional Journal of Cardiology, 2012.

Copyright © RIPS

Referencias

Documento similar

que hasta que llegue el tiempo en que su regia planta ; | pise el hispano suelo... que hasta que el

Para ello, trabajaremos con una colección de cartas redactadas desde allí, impresa en Évora en 1598 y otros documentos jesuitas: el Sumario de las cosas de Japón (1583),

E Clamades andaua sienpre sobre el caua- 11o de madera, y en poco tienpo fue tan lexos, que el no sabia en donde estaña; pero el tomo muy gran esfuergo en si, y pensó yendo assi

Sanz (Universidad Carlos III-IUNE): "El papel de las fuentes de datos en los ranking nacionales de universidades".. Reuniones científicas 75 Los días 12 y 13 de noviembre

(Banco de España) Mancebo, Pascual (U. de Alicante) Marco, Mariluz (U. de València) Marhuenda, Francisco (U. de Alicante) Marhuenda, Joaquín (U. de Alicante) Marquerie,

d) que haya «identidad de órgano» (con identidad de Sala y Sección); e) que haya alteridad, es decir, que las sentencias aportadas sean de persona distinta a la recurrente, e) que

Las manifestaciones musicales y su organización institucional a lo largo de los siglos XVI al XVIII son aspectos poco conocidos de la cultura alicantina. Analizar el alcance y

Las probabilidades de éxito de este procedimiento serán distintas en función de la concreta actuación del reclamante antes de que se produjera la declaración de incons-.. En caso