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La erradicación de la arrogancia como interés moral en el escepticismo de Sexto Empírico

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Academic year: 2020

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(1)Universidad Alberto Hurtado Facultad de Filosofía y Humanidades Departamento de Filosofía. La erradicación de la arrogancia como interés moral en el escepticismo de Sexto Empírico Tesis para optar a grado de Licenciatura en Filosofía, perteneciente al Fondecyt: “Autoconservación egoísta e interés altruista: la teoría estoica de la ‘familiaridad’ (oikeíosis) como principio de la eticidad y la politicidad, y su proyección en el Medioevo y la Modernidad” (2012 – 2015); N° de folio: 1120127; profesores responsables: Marcelo D. Boeri y Eduardo Molina Por Gilbert Caroca Director de tesis: Marcelo D. Boeri. Santiago, Chile 2015 1.

(2) Abreviaturas Acad.. Cicerón, Academica. Adv. Col.. Plutarco, Adversus Colotes. AM. Sexto Empírico, Adversus Matematicos. Ap.. Platón, Apología de Sócrates. De Fines. Cicerón, De Finibus. Diss.. Epicteto, Dissertationes. DL. Diógenes Laercio, Vidas de los filósofos ilustres. Ecl.. Estobeo, Eclogae physicae et ehicae. EN. Aristóteles, Ética a Nicómaco. EHU. David Hume, Investigación sobre el entendimiento humano. Eut.. Platón, Eutifrón. HP. Sexto Empírico, Phyrroneae Hipotiposes. Mem.. Jenofonte, Memorabilia. Men.. Platón, Menón. Met.. Aristóteles, Metafísica. MM. René Descartes, Meditaciones Metafísicas. Prot.. Platón, Protágoras. Teet.. Platón, Teeteto. 2.

(3) 3.

(4) Para: Darío y Alexandra. 4.

(5) Agradecimientos La tarea de dar las gracias siempre tiene algo de indefinido y con ello, siempre deja un umbral muy grande de deuda que deja muchas preguntas por saldar, y muchas personas que no fueron mencionadas y que fueron sin duda centrales para el desarrollo de esta tesis. Pero de algo sí hay certeza y es que el primer agradecimiento, necesariamente es a Nicolás Aldunate, pues es junto a él que descubrí, exploré y disputé a Sexto Empírico; por lo demás, nuestra situación de tesistas y amigos nos une en el cumplimiento de la tarea filosófica de hacernos preguntas, de seguir nuestras ideas, y también, de divertirse cuando se hace necesario. Si Nicolás, compartía la parte académica y la amistad conmigo, partiré por la amistad, pues creo que es necesario y primordial, mi otro agradecimiento va a Valeria Pérez de Arce, quien me ha acompañado, me ha animado y no me ha dejado sólo en este camino: siempre recordándome lo que tengo que hacer, evitando que me extinga en la espera aciaga de lo indeterminado y además, mostrándome lo colosal y lo sólido que puede ser la amistad y lo profundos que son los recovecos del alma. Por otra parte, desde lo académico, en primer lugar agradecer al profesor Marcelo D. Boeri por guiar, criticar, observar y evaluar constantemente esta tesis. Creo que sin las conversaciones y sin las observaciones agudas que él ha hecho, este trabajo sería impensable; además de la muy buena disposición a ayudar en el límite de sus posibilidades. Además, también, agradecer al profesor Roberto Bolzani, quien cuando vino a dar una conferencia acerca de estos temas, no dudó en proporcionarme su ayuda cuando lo solicité y además, esta tesis se debe en gran parte a su libro Acadêmicos versus Pirrônicos. Este tipo de experiencias enseñan que no sólo basta con hacerse amigo del prójimo, sino ante todo, del lejano. Además, quisiera agradecer a mi familia, sobre todo a mi sobrina Violeta Rodríguez, quien vino a conocer el mundo desde diciembre del 2014 junto a nosotros y a darle alegría, vida y unión al hogar. También a mis compañeros incansables en el trayecto de la universidad: Felipe Márquez, quien me ayudó a superar mi hostilidad a Hegel y con quien he disfrutado mucho el simple hecho de conversar; Enzo Gallardo, un gran compañero en el trayecto de lo que se tiene por 'hacer filosofía'; Tamara Chibey -quién quizá ha llegado más tarde a compartir el ambiente filosófico-, pero que ha sido de gran importancia en lo personal y en lo crítica: es siempre un espejo en el cual uno puede ver la propia imagen; y finalmente a Pablo Saldivia, con quien esporádica y vertiginosamente ora discutimos, ora nos reimos, ora nos desencontramos. 5.

(6) Tabla de contenidos Página 1.-Abreviaturas.................................................................................. 2.-Agradecimientos........................................................................... 3.-Tabla de contenidos...................................................................... 4.-Introducción..................................................................................... 5.-Capítulo 1: Arqueología de la propéteia y de la epokhé................... 1.1. Sexto Empírico: un nombre propio de un escepticismo propio. 1.2. La formación de conceptos y la presentación cognitiva 1. en el estoicismo.............................................................................. 1.3. La presentación cognitiva como motivo de principal distancia entre estoicos y escépticos................................................................ 1.4. La presentación cognitiva estoica y su rol en contextos de acción........................................................................................... 1.5. Precipitación y vicio en el estoicismo: el escepticismo tiene a su raíz algo que no es escéptico........................................................ 1.6. Percibir y conocer en el estoicismo: diferencia radical con el escepticismo...................................................................................... 1.7. Cicerón y la cuestión de que 'el sabio no opina'......................... 1.8. La herencia socrática del escepticismo académico: desencuentros entre filosofía práctica y teórica................................. 1.9. Consideraciones acerca del oscuro origen de la pretendida 'distinción' que claman los dogmáticos.............................................. 6.- Capítulo 2: Resistencias y resignaciones del escepticismo de Sexto Empírico con el escepticismo de la Nueva Academia: Neutralización e indiferenciación en el sorites.................................................................... 2.1. La deconstrucción y el escepticismo en torno a lo político y lo animal: desmontar la distinción o el sorites................................ 2.2. La vaguedad indecidible: el gemelo y continuación del caso del perro de Sexto Empírico............................................................... 2.3. La herencia socrática de la Nueva Academia y la filosofía de Sexto: aporía e indecidibilidad........................................................... 2.4. Arcesilao y Sexto: en torno al eúlogon como otro criterio......... 2.5. Carnéades y Sexto: en torno al probabilismo............................. 7.- Capítulo 3: El problema de la acción y la filosofía en el escepticismo antiguo: apraxía, akatalepsía y vida sin creencias...................................... 6. 2 5 6 8 19 21 22 23 25 27 28 29 30 32 36 38 42 46 49 51 54.

(7) 3.1. Arcesilao y su salida al problema de la apraxía: el devenir de la bondad........................................................................................... 3.2. ¿Asentimiento? ¿y para qué ese estorbo? La eféctica de Sexto Empírico............................................................................................. 3.3. Pirrón y la indiferencia: el escepticismo imposible.................... 3.4. Creencia y afecto en Sexto Empírico: una posible forma de prescindir de la recurrencia a lo externo............................................ 3.5. Negatividad y exigencias vitales en Sexto Empírico.................. 3.6. La igualdad está en el error: la cultura a la mirada de un escéptico............................................................................................ 3.7. La fidelidad escéptica: el ateísmo no es escéptico, el escepticismo no es irreligioso, la religión puede no ser una cuestión de creencia......................................................................................... 8.- Capítulo 4: La (im)posibilidad de una ética escéptica: Acerca de la elección y la doctrina de la duplicación de los males.................................. 4.1. El escéptico y el repudio de la decisión: acerca de cómo la negatividad escéptica no puede ser absoluta..................................... 4.2. El involuntario escéptico de la voluntariedad............................ 4.3. El escéptico y el tirano: simulacro de problema........................ 4.4. El diagnóstico escéptico del mal que sufren los dogmáticos: la duplicación de los males y el rol nocivo de las creencias en la vida................................................................................................ 9.- Conclusión: La erradicación de la arrogancia: interés moral y filosófico. La filosofía.............................................................................. 10.- Bibliografía Primaria.......................................................................... 11.- Bibliografía Secundaria......................................................................... 7. 56 59 63 64 71 77 79 88 91 96 98 101 105 110 111.

(8) Introducción “¡Qué buena almohada es la duda para una cabeza bien equilibrada!”. -Michel Montaigne. “De los filósofos, sólo nos intrigan aquellos que, exasperados por los sistemas, se pusieron a buscar la felicidad. Así nacen las filosofías crepusculares, más consoladoras que las religiones, pues nos liberan de todas las prohibiciones. Una dulce lasitud emana de ellas; parecen un edén de incertidumbres, más que necesarias tras la frecuentación insalubre de los santos. El escepticismo es la estupefacción ante el vacío de los problemas y de las cosas. Sólo los antiguos han sido verdaderos escépticos. Sus dudas, impregnadas de una indulgencia otoñal y de una felicidad desengañada, tenían estilo, como todas las cosas delicadas en su ocaso.”. -Emil Cioran. I En la presente tesis se abordará el problema del escepticismo y sus alcances en la vida práctica, la moralidad y sus distancias de un modelo dogmático de ética. Pero, para poder desarrollar una tesis que explique las implicancias y alcances prácticos y/o morales del escepticismo, es necesario tener cierta noción de qué es lo que se dice cuando se habla de escepticismo, cuál es la naturaleza filosófica y la naturaleza ética de esta tendencia (HP I, 4)1. Para ello, este apartado introductorio busca dibujar los límites de lo que para efectos de esta tesis se llama 'escepticismo'. En su vertiente pirrónica, académica o incluso moderna y contemporánea, el escepticismo guarda relación con cierta suspicacia, con ese interés en investigar y de limitar constantemente los alcances que -parece- tiene el conocimiento humano. Desde este punto de vista, puede incluirse incluso al mismo Homero (DL, IX) como precursor de esta orientación escéptica2 “por hablar acerca de muchas cosas de modos distintos y en distintos contextos” resaltando así la incertidumbre y las limitaciones que hay de lo que puede llegar a conocer el hombre. Incluso, siguiendo la perspectiva de Hegel en su Relación del escepticismo con la filosofía, en el diálogo platónico Parménides hay un momento explícito del escepticismo donde se abarca y destruye todo el ámbito de ese saber por conceptos del entendimiento (2006: 65 [GW: 4.207]). A efectos de estas posibilidades de hablar de escepticismo y referirse indiferentemente a Homero, Platón o Sexto Empírico, un estudioso 1 2. Aquí Sexto Empírico esclarece que cuando se habla del escepticismo que el compendia, se habla de una cierta orientación (agogé), para la traducción de Sartorio. Hegel (2006: 64); Brochard (2005: 9).. 8.

(9) nos llama3 a omitir la confusión entre la inconsistencia de los pensamientos, la movilidad del espíritu y el escepticismo que viene de la duda propiamente tal, acerca de los alcances y las posibilidades del saber y la suspicacia ante el asentimiento dogmático a creencias determinadas. De ahí se desprende que el primer objeto de estudio propiamente tal es el escepticismo en cuanto concepto, esto sin tratar de dar delimitaciones exhaustivas, sino que ensayando una serie de orientaciones básicas para lo que a fin de cuentas llamaremos el escepticismo, en general, y posteriormente el escepticismo pirrónico. Para dar un panorama al concepto de escepticismo, es sano partir con las denominaciones que el mismo Sexto Empírico hace de la palabra: La orientación escéptica se denomina asimismo “inquisitiva” (zetetikè) a causa de su tesón en investigar e indagar; “eféctica” (efektikè) o suspensiva por el estado mental producido en quien investiga luego de su búsqueda, y “aporética” (aporetikè) porque de todo duda e indaga. (HP I, 7).. La pista que da Sexto Empírico sirve para entender cierta naturaleza del escepticismo que está ligada a la constante indagación, la aporía y la actitud investigativa (zetética); esto liga en sentido amplio a que el escepticismo en general (que no sólo el pirrónico) tiene que ver con ese interés por mirar con detenimiento aquello que acontece, o que se aparece, para tenerlo en cuenta, analizarlo y someterlo a un escrutinio permanente, antes de asentirlo y proclamarlo. Para dar un acercamiento inicial con el tema, es bueno decir que el escepticismo es una actitud no-dogmática. Es decir, una actitud, una orientación, que no busca asentar ciertos principios como inamovibles y determinar, luego de un conjunto de conexiones, las causas de los fenómenos, las predicciones de los hechos y la disposición de cierto conjunto de creencias sistematizadas y asentidas como objeto de enseñanza. El escepticismo, en este sentido, es más bien una negatividad, pues simplemente es un no-dogmatismo. Una actitud que repele, se burla y se aleja de todo tipo de afirmación dogmática, debido al escrutinio constante al que somete las apariencias y las teorías. Tómese el caso en que el escepticismo pueda ser reducido a su negatividad, si fuera de este modo no es posible hablar, propiamente tal, de una filosofía escéptica. Es razonable pensar que alguien para ser filósofo debe creer algo sobre algo, e. g. que hay valores morales y que esos valores hacen que las acciones sean buenas o malas. Si un defensor, por ejemplo, de una ética de los valores, es considerado un filósofo debido a su creencia consciente, sistemática y dogmática de que “hay valores”, de que “existen valores” esta concepción de la filosofía podría llegar a ser demasiado doctrinaria. Para un defensor de la ética de los valores, el que los valores existan es un hecho. Así, un defensor de esta tesis puede discutir con un relativista moral, que defiende -por ejemplo- que las 3. Brochard (2005: 9).. 9.

(10) acciones son consideradas como buenas o malas dependiendo de ciertos factores (culturales, por ejemplo) y que los valores no tienen una existencia independiente del contexto en el que se desarrolla determinada acción. Una discusión posible entre estas dos personas, sin mucha duda, se le llamaría “filosófica” y también “ética”, porque cada uno cree algo acerca de cómo opera la moralidad humana y cómo llamamos a algo bueno o malo. Sígase imaginando esta discusión agitada y agréguese que se acerca un tercer personaje a discutir, que se hace llamar a sí mismo “escéptico”. Hay, por una parte, quien afirma la existencia de algo, propone una teoría que explica la moralidad humana a través del concepto de “valor”; por otra parte, puede haber un relativista que niega la existencia de un “valor” que exista independientemente del contexto socio-cultural en el que se desarrolla cierta acción. Por último, un escéptico ¿Qué puede decir él? ¿Qué puede no decir? ¿Lo que diga será filosófico? El problema del escepticismo caracterizado como pura negatividad, como puro antidogmatismo, es que podría pasar desde el antidogmatismo a la antiteoría y con ello, también, a la antifilosofía. Si, por el contrario, se piensa el escepticismo ya no en términos de la más pura negatividad, es posible derivar de ciertas estrategias y modos del escepticismo dogmas subyacentes y operantes en la constitución de 'una filosofía escéptica'. El problema, es que ya en ese sentido, el escepticismo corre el riesgo de no ser ya una filosofía escéptica, sino que más bien una teoría más, a la que debiera mirarse con suspicacia, con escepticismo. Volviendo al ejemplo de la discusión ética, si la filosofía escéptica, detrás de sus modos y estrategias se encontraran -propiamente tal- dogmas, un escéptico podría hablar, finalmente, de lo que hace buenas a las acciones, sería posible entonces descartar la posibilidad de una filosofía escéptica y sería necesario pensar proponiendo a su vez que lo que corresponde a una acción buena es una acción libre de creencias sobre aquello que es real. Esto sonaría bastante extraño en una discusión de este tipo. Pues, justamente, el ejercicio que haría en este caso el escéptico sería el de incluir a la vez el escepticismo como negatividad y el escepticismo como dogmatismo, lo cual es imposible; llegando a subvertir el nivel de la consideración teórica dogmática de que se debe abandonar las consideraciones teóricas, para llegar nuevamente a una consideración teórica que está a la base del discurso ético de un escéptico. Así, entonces, se podría hablar de un dogmatismo con tintes de negatividad4 II 4. Ahora bien, este término se usará de otro modo durante la tesis. Se dice 'dogmatismo negativo' para establecer una diferencia entre la Nueva Academia (Arcesilao, Carnéades, etc) y el escépticismo pirrónico (Enesidemo, Sexto Empírico y Agripa). Los académicos desarrollan un 'dogmatismo negativo' -en la interpretación tradicional- en tanto que sostienen la inaprehensibilidad (akatalépton ) de la verdad (HP I, 2-4).. 10.

(11) Lo que vuelve, entonces posible al escepticismo es su propia negatividad, su propia dificultad de existir, su estar a contrapelo del decir y el des-decirse. Pero es necesario aclarar este punto. Hegel es quien habla de la constitución negativa de un escepticismo. Para él, de la contraposición entre dogmatismo y escepticismo surge la filosofía, como un tercer momento (Hegel 2006: 64 [GW: 4.2064.207]; 1979: 423). El dogmatismo, es en este sentido, una actitud teórica que refiere acerca de cada cosa su naturaleza constituyente, lo que es en realidad, fuera del ámbito del carácter subjetivo del ser que puede reducirse a las experiencias de un escéptico pirrónico. Es decir, a una filosofía que no sobrepasa la consciencia (Hegel 2006: 58 [GW: 4.202]). Para Hegel, el escepticismo es negatividad, visto desde el punto de vista de una filosofía ya en desarrollo. Pero, a su vez, tiene caracteres de positividad. Principalmente en dos instancias: (i) El carácter de certeza de lo que sucede dentro de la consciencia y (ii) el carácter de orientación o tendencia (agogé) que tiene el escepticismo (2006: 75 [GW: 4.216]). Así, respecto de lo primero, a Hegel le parece que, los escépticos al no situarse desde la lógica de que hay algo detrás o debajo de lo que aparece5, reducen toda experiencia del mundo externo a la sucesión de estados subjetivos que suceden dentro de la consciencia, o que las vivencias de los escépticos siempre “se queda[n] para sí en la subjetividad del aparecer” (2006: 80 [GW: 4.221]). Esto quiere decir, que los escépticos de algún modo afirman, aunque en el reducido ámbito de lo que pasa dentro de la consciencia, lo que ocurre allí adentro. Pero no lo que está detrás o debajo de lo que ocurre, vale decir, ninguna realidad o naturaleza, fuera de la afección subjetiva de la vivencia. Así, de alguna manera, queda relegado todo este apartado de la realidad, de lo necesario, lo verdadero, pero no por una cuestión ontológica, en la que esto no exista, o no tenga sentido 6, sino que, como un paradigma metodológico escéptico en el que uno sigue investigando lo que aún no ha encontrado. Hay, entonces, para Hegel, una certeza en el escepticismo y se refiere a lo que ocurre dentro de la consciencia, y esta es su positividad más radical. En segundo lugar, el carácter de agogé, vale decir, la educación del 5 6. Nótese para esto el carácter de hypokeimenon o de subjectum, literalmente la suspensión de creer que hay algo que subyace al fenómeno y su afección en la consciencia que lo vive, que es lo que hace que el escepticismo no supere la subjetividad de la consciencia, y dé el paso de predicar el <<es>> a las cosas (2006: 80 [GW: 4.220-4.221]). En esto este trabajo se distancia de la visión hegeliana. Para Hegel el escepticismo (que no tan sólo la Nueva Academia, sino que el escepticismo pirrónico de Sexto Empírico) niega la posibilidad de encontrar la verdad: “El escepticismo antiguo, en cambio, no duda, sino que está cierto de la inexistencia de la verdad, siendo indiferente tanto ante lo uno como ante lo otro” (Hegel 1979: 424). Esto va en insalvable contradicción con la idea de Sexto Empírico de separarse de la Nueva Academia, en cuanto ellos dan por inaprehensible la verdad de antemano, mientras que los escépticos siguen investigando (HP I, 2-4). Toda investigación investiga algo. No es que propiamente tal, los escépticos presupongan la existencia de una verdad, si no que investigan si es que acaso la hay.. 11.

(12) carácter, pero también el carácter educativo y productor de formas de vida (2006: 74 [GW 4.217 -218]) que propugna el escepticismo,esto es el valor que tiene la ataraxía (imperturbabilidad, serenidad del espíritu) como resultado (no necesario) de la epokhé (la suspensión del juicio). Esto quiere decir que ya Hegel reconocía la impronta positiva del escepticismo antiguo, como una agogé que tiene contenido moral. Ahora bien, ya que se ha hablado un poco acerca de la positividad del escepticismo, es necesario para esta introducción pasar al aspecto de negatividad del escepticismo. Volviendo al motivo inicial, para Hegel no puede haber filosofía que haya superado completamente el estado escéptico que la compone internamente. La filosofía, para Hegel, está compuesta siempre por esa dialéctica entre escepticismo y dogmatismo. Sin embargo, esto dicho de esta manera, parece dejar la puesta cerrada para algo así como una filosofía escéptica en sentido pleno. Lo mismo vale para una filosofía dogmática. La filosofía contiene en sí escepticismo y dogmatismo, pero no es ninguna de las dos. Entonces, desde este punto de vista, hay una negación que hace el escepticismo a la filosofía, por la que se resiste a identificarse con ella. El escepticismo tiene una relación con la filosofía, y esto, quiere para Hegel quiere decir que está relegado a ser su parte negativa. Y claro está, cuando se piensa en el debate imaginario que se relataba más arriba, el escéptico irá al debate y lo que hará será negar, refutar, contra-argumentar, etc. las tesis de los dos contrincantes, pero jamás escogiendo una. El escéptico se caracteriza por la naturaleza indecidible de su pensamiento, en el que la contraposición de dos posturas no se resuelve, sino que se suspende. Hegel piensa que hay un escepticismo que se identifica con la filosofía y otro escepticismo que se separa de la filosofía y que va en contra de la razón (2006: 72 [GW 4.213]), vale decir, hay una constitución dialéctica en el escepticismo mismo, donde la parte positiva se identifica con la filosofía y otra que se revuelve contra la filosofía. La negatividad del escepticismo, para Hegel, erradica en que en él se relega toda la realidad misma, objeto de estudio de la filosofía para él y para muchos, al estatuto de mera vivencia subjetiva. Lo real queda en suspenso para el escepticismo, y acerca de lo que siempre se refiere es al carácter interno de la consciencia en el que queda relegado todo lo externo. Lo que hay de no-filosfófico, para Hegel, en el escepticismo es que no hay relación con la realidad misma, no hay una salida a la consciencia, ningún punto de fuga y esta negatividad no puede ser superada por el carácter de agogé que tiene el escepticismo. III. 12.

(13) A lo largo de este trabajo Hegel será un interlocutor constante; cabe ahora resaltar un punto que vio Hegel y es que el escepticismo no es uno. Es decir, que el escepticismo tiene partes, está dividido, o al menos, puede dividirse. Esto aparece en la idea de que una parte del escepticismo le va a la filosofía y hay otra que va contra la filosofía. Pero hay más formas de dividir el escepticismo. Acerca del escepticismo en general, se lo suele incluir dentro de las teorías del conocimiento, como la teoría que sostiene que no es posible llegar al conocimiento certero de ciertas proposiciones, por ejemplo, se puede hablar de un escéptico respecto de las teorías darwinistas acerca de la evolución, o bien, un escéptico ante las teorías cuánticas, o un escéptico ante la astrología, etc. Es decir, se puede hablar de escepticismo respecto a casos particulares, es decir 'un cierto escepticismo acerca de algo determinado', un escéptico respecto de teorías darwinistas, perfectamente puede ser un dogmático moral, por ejemplo, sosteniendo una ética de valores. Y así como hay escepticismos respecto a cosas particulares, en el amplio marco de la vivencia de cualquier tipo de conocimiento, por lo general de carácter científico, pre-científico o pseudocientífico, también lo hay en regiones distintas a las de la ciencia, como la ética, la estética, la metafísica, etc. Pero el escepticismo, si bien tiene mucho que ver con estos escepticismos, es más bien un escepticismo general, un escepticismo filosófico que tiene un fundamento, un principio y -esto es lo más problemático-, una finalidad. Un escepticismo que constituye esta agogé y con ello, encuentra su positividad, su intervención en el medio, su relación terapéutica con los dogmáticos, su función práctica y ética. IV Hegel afirma el escepticismo pirrónico sobre el escepticismo moderno de Schulze. El principal objetivo del filósofo del absoluto en su texto no es tanto describir la relación del escepticismo con la filosofía, sino que, en primera instancia, busca discutir, criticar y denunciar el escepticismo de Schulze, entre otras cosas, de inauténtico. El texto, La relación del escepticismo con la filosofía, pone en un plano secundario el tratamiento del escepticismo antiguo; esto es así porque para Hegel el hallazgo del escepticismo auténtico se centra en subrayar la inaytenticidad de su contemporáneo. Vale decir, el carácter de secundario, de operar el escepticismo tanto en este texto, como en las Meditaciones Metafísicas cartesianas , parten del desarrollo de un escepticismo no radical -aunque sí hiperbólico-, ni. 13.

(14) tampoco de un cuidado del escepticismo pirrónico de Sexto Empírico en estos momentos de la modernidad. Es un escepticismo que se encuentra en categoría de útil. Se le usa, como herramienta metodológica, tanto en Hegel, como en Berkeley, Hume y en Descartes, y siempre en temas que se refieren al conocimiento. Pero justamente lo que ha resultado es la negación de su propuesta moral: Descartes y Hume señalan el carácter angustioso, desesperante y terrible de no aferrarse a las creencias. La meditación que llevé a cabo ayer me ha colmado el espíritu de tantas dudas que ya no está en mi poder olvidarlas. Y, sin embargo, no advierto de qué modo podría resolverlas; y como si de repente me hubiese precipitado en aguas muy profundas, me encuentro tan sorprendido que no puedo hacer pie en el fondo, ni nadar para sostenerme en la superficie (MM II, 1). El gran subversor del pirronismo o de los principios excesivos del escepticismo es la acción, la ocupación y los quehaceres de la vida común. Aquellos principios pueden prosperar y triunfar en las escuelas donde, desde luego, es difícil, sino imposible refutarlos. Pero tan pronto como abandonan la sombra, y en virtud de la presencia de objetos reales que activan nuestras pasiones y sentimientos, son opuestos a los más poderosos principios de nuestra naturaleza, se desvanecen como el humo y dejan al escéptico más decidido en la misma condición que los demás mortales (EHU: 159 – 159).. Nada más alejado del escepticismo pirrónico que este resultado de la duda. Lo que sobreviene a la epokhé pirrónica es la ataraxia. La metáfora cartesiana de las aguas profundas muestra el carácter angustiante y terrible que tiene la indecidibilidad ante la duda, que vive el que piensa luego de suspender el juicio ante ciertas creencias. Este estado, en Descartes, viene de la meditación donde encuentra la duda en los sentidos, la existencia de Dios y en general, en la duda de las opiniones que ha creído conforme al hábito. Pero esto tiene a la vista un fin: establecer algo firme y constante en las ciencias. Su uso del escepticismo es de carácter metodológico y utilitario. Se invoca el escepticismo sólo con tal de cimentar la metafísica en el mundo de Descartes. El problema que manifiesta este pasaje, con la pertinencia de esta tesis, es el efecto tranquilizador del escepticismo antiguo frente al carácter angustioso del escepticismo en Descartes que muestra cómo la relación del escepticismo con la filosofía (que no el libro de Hegel, aunque en parte sí su idea) adquiere una forma histórica y señala cómo dentro de esa dimensión, ubicar el escepticismo pirrónico de Sexto Empírico, con su carácter tranquilizador, pero también, con la propuesta ética que conlleva. El caso de Hume, por su parte, es un tanto más alentador en tanto que reconoce que el escéptico no se la pasa chocando con paredes y cayendo en fosos por no creer en la realidad de lo externo. Pero sigue hundido en el error de pensar que el desarrollo de una vida sin creencias es imposible, o demasiado entorpecedor y terrible. Este error, siendo más particular, es el centro en el que orbita esta tesis, y tiene que ver, justamente, con que el escepticismo no entorpece el desarrollo de la práxis, sino que lo agiliza y lo ayuda. Lo que posterga es la afirmación de la verdad, por una razón obvia: ¡Pues que 14.

(15) no la ha encontrado aún! El siguiente trabajo, será un intento de subsanar la historia de esos tres errores. El que Hegel no conciba como posible una filosofía escéptica, el que Descartes crea que la duda escéptica desespera, el que Hume crea que una vida sin creencias no puede ser vivida. Estos tres pensamientos, han configurado lo que se entiende por escepticismo y cuáles son sus límites, problema que es el núcleo de este trabajo, desde el punto de vista de su totalidad. V Ahora que se ha esclarecido cuáles son las oscuridades y los problemas que impulsan la inquietud y la problematicidad de este trabajo, queda por explicitar un cierto plan del tratado. Hay un asunto que se encuentra en una discusión del escepticismo con y en la modernidad, y trata justamente de la finalidad del escepticismo y es ese el núcleo de todo esto. Sexto Empírico explicita cual es el fundamento y la finalidad del escepticismo cuando dice: “Con razón decimos que el fundamento del escepticismo es la esperanza de conservar la serenidad del espíritu ” (Arkhèn dè tês skeptikês aitióde mén phamen eînai tèn elpída toû ataraktésein HP I, 12). El escepticismo se autodeclara como una esperanza, como una forma frágil de ser y de impulsarse hacia un objetivo que está todo el tiempo debatiéndose con lo imposible: lo difícil que es conservar esa tranquilidad, esa imperturbabilidad que buscan los escépticos. Agregando a ese interés que Sexto Empírico explicita de una forma tan clara, lo que se hará acá es interpretar aquella fragilidad, aquella esperanza en una clave moral y no solo terapéutica, o quizá, ver en ese objetivo terapéutico un propósito moral, metaético y metafilosófico. El escepticismo no busca solamente atenuar o desactivar la fuerza de los argumentos, sino que también busca la erradicación de una actitud, de un modo de ser que es -propiamente tal- hostil a la filosofía misma. La erradicación del dogmatismo entonces, es el objetivo del escepticismo, y esto no sólo tiene una relación con una cuestión cognitiva, gnoseológica o epistemológica, sino que se relaciona con la ética en general, inclusive con la posibilidad misma de la ética y también la posibilidad misma del pensamiento filosófico. En esta clave, entonces, lo que se vuelve necesario es llevar a cabo un estudio del escepticismo que se ocultó bajo las luces de la teoría del conocimiento. El escepticismo es, entonces, una ética, una filosofía práctica o aún más, una filosofía de la práxis, una filosofía cuyo principal objetivo no es tanto refutar a aquel dogmático, o contra-argumentar. 15.

(16) tal cosa, sino que muy por el contrario, lo que tiene en vistas el escepticismo es la acción misma y cómo la acción no debe tener creencias que la obstruyan, la entorpezcan, la anulen, la pierdan, en justificaciones, intenciones, silogismos, doctrinas, cualquier intento de establecer cómo una acción es en sí misma buena frente a otra. En este camino, si lo que se busca es des-ocultar una historia del escepticismo que se habia encubierto de epistemología y de intelectualismo 7, lo que se encuentra entonces es el escepticismo en su cuestión moral más básica, y ella es la erradicación de la arrogancia o precipitación (propéteian) dogmática. Por ello, el inicio de este trabajo, está implicado con una intención arqueológica: lo que se busca es una huella borrada, un rasgo perdido u oculto del escepticismo que se encuentra en su relación con el estoicismo: aquello que los escépticos entienden por epokhé o suspensión del juicio, se encuentra enraizado en el estoicismo y comparten con ellos -sus adversarios más molestos y más radicalmente distintos y contrarios- el que la epokhé tambien busca la erradicación de una propéteian. Los ligamentos que articulan esta historia, están puestos en fragmentos, todos ellos, resisten llegar a una conclusión demasiado firme acerca de este asunto, pero la puesta en juego de esta sugerencia, de esta relación, es el primer motivo y quizá, también la intención originaria de todo lo que de filosófico hay en este trabajo: el que el escepticismo tiene positividad. Siguiendo en la línea del hallazgo de la positividad habida en el escepticismo, el siguiente capítulo tratará acerca de cómo se relacionan los escépticos pirrónicos con los escépticos académicos. Si hay una interpretación que ha prevalecido, es la de la asimilación del escepticismo académico a un mero dogmatismo negativo y con ello, a que esa tesis académica de la incomprensibilidad de todo, es una tesis dogmática, y con ello, que no es un escepticismo auténtico 8. Muy en contra de esta posición, se seguirán algunas ideas que defiende Bolzani (2014), sobre la autenticidad escéptica y la filosofía genuina de la Nueva Academia. La clave de resistencias y resignaciones, apela a cómo el escepticismo de Sexto Empírico no acepta sin más las tesis -pues esto lo volvería dogmático-, sino que se resigna. Y la resistencia, se refiere a una negatividad parcial a tesis académicas, pero que implica un reconocimiento de que pueden figurar de algún modo en los planteamientos del escepticismo. Esto es entonces, una lectura de la herencia negativa, una herencia que se resiste a ser herencia, pues el escepticismo es siempre des-heredado. Una hermenéutica es imposible, pues todo lo que se encuentra 7. 8. Intelectualismo, porque se podría creer que lo que hace el escéptico es simplemente tener standars más altos que el resto, para tomar por cierta una creencia. En esta vertiente, lo que el escepticismo sería es una mera petición de principios ad infinitum, sin ningún objetivo de fondo más que elevar los requerimientos de una proposición para ser dada por cierta. Chiesara (2007), por ejemplo, puede ir por el lado de sugerir este dogmatismo en el planteamiento de la Nueva Academia.. 16.

(17) aquí son trazos de una historia que se ve imposible, todo lo que hay de la relación del escepticismo con el academicismo es diferencia. Esta es una deconstrucción de esa diferencia, de cómo se articula esa diferencia en la raíz del escepticismo en general. El tercer capítulo sale un poco de esa trama histórica del escepticismo con las formas de escepticismo anterior, y entra al problema de cómo una vida sin creencias es posible. Justamente a este respecto, se hace útil la referencia al academicismo, especialmente a la filosofía de Arcesilao, luego de haberlo liberado de las ataduras de la historia que se ha contado sobre él, como un falso escéptico. La vida sin creencias es posible y esta es la tesis que se debatirá con Burnyeat, Aguirre y Hume; además de un breve diagnóstico de la relación del escepticismo con la religión y el escepticismo con la cultura. El cuarto capítulo es clave: en él se hará un análisis del Contra los Éticos de Sexto Empírico, con el propósito de rastrear cómo Sexto Empírico 9 negando afirma. La ética es imposible -para el escéptico- pues ella prescribe preferencias en cuanto a acciones y/o en cuánto a estados o disposiciones o modos de ser del agente que las lleva a cabo. La indecidibilidad escéptica, que se encuentra en la epokhé es puesta aquí, en su desarrollo. Es una negatividad, no absoluta, una negatividad que desactiva ciertas creencias, pero no por ello, toda la posibilidad de decir algo de algo. El escéptico, en este punto, se encuentra en un laberinto sin salida, y aquí se pone en evidencia que su objetivo es ético: esto surge del análisis de la elección de la elección y de la doctrina escéptica de la duplicación de los males. La querella contra los éticos, es una querella ética, no intelectual. El telón de fondo de este trabajo es: mostrar cómo los filósofos modernos que hicieron uso de algún argumento escéptico, cayeron en algo que no era escéptico: la desesperación, que es la forma del escepticismo en Hegel, en Descartes y en Hume. La historia moderna del escepticismo, lo que ha hecho es encubrir al escepticismo en una prioridad cognoscitiva, desplazando el interés moral. que le es. auténtico y originario10; con esto, los propósitos fundamentales son (i) descubrir la positividad del escepticismo de Sexto Empírico, en clave ética, metafilosófica y metaética: el escepticismo es una filosofía que trata de las posibilidades mismas de ser de la acción y de la ética, de la filosofía; (ii) mostrar cómo conceptos como la arrepsía, la epokhé, la propéteian se dejan ver cuando se desplaza a segundo nivel la interpretación epistemológica y se hace preponderar la interpretación moral. 9 Como lo dijera Nietzsche del que piensa con el martillo. 10 Y paradógicamente, ese interés ético del escepticismo es imposible. El origen del sentido, puede (no) ser la ausencia de origen: “Este es el sentido de la <<lógica del double bind>>: […] double bind, el <<doble vínculo>> es una aporía del sentido o del sentido como aporía, como ausencia de soluciones. El double bind implica términos que empujan inmediatamente en dirección contraria, y en el momento en que uno cree haberse instalado en uno de sus polos está como obligado a cambiar radicalmente de idea.” (Potestà 2013: 250). 17.

(18) 18. Capítulo 1 Esbozos para una arqueología de la propéteian y la epokhé Márgenes del escepticismo. 1. Razón ulterior. Todo lo que pervive durante mucho tiempo se ha ido cargando poco a poco de razón, hasta el extremo de que nos resulta inverosímil que en su origen fuera una sinrazón. ¿No nos parece sentir que estamos ante una blasfemia o ante una paradoja siempre que alguien nos muestra el origen histórico concreto de algo? ¿No está todo buen historiador constantemente en contradicción con su medio ambiente?. -Friedrich Nietzsche. Aurora.. La autoconstitución de una escuela es un imposible: todo pensamiento filosófico -y cualquier forma de institución también-, deben surgir a partir de algo que ya estaba hecho, se dice siempre algo que ya estaba dicho. Ahora bien, la recurrencia al exterior no es meramente una negación de la libertad de autoconstituirse, el deseo de pretender eso que llaman autonomía respecto a una escuela, que es justamente no depender de otra cosa en sentido coercitivo ¿El escepticismo le debe algo a alguien? ¿Acaso le debe respeto a las escuelas de las que niega, refuta y burla? ¿Qué hay de lo que se llamase 'el origen' del escepticismo? ¿Hay una cosa tal? ¿Le debe el origen el escepticismo a algo que no es el escepticismo? Todo en cuanto hay escrito, debe escribirse a la base de otra cosa que está escrita. Sea este el tema, el asunto, el motivo, pero también, la copia, la repetición, la iterabilidad. El escepticismo es lo que está aquí en cuestión y está en cuestión en tanto que es algo que debe algo, o es algo, que al menos, se origina de algo. Lo que se encuentra en las siguientes páginas no es más que una aciaga mitología acerca de una pregunta que reza más o menos así: ¿Dónde está el orígen del escepticismo? ¿En qué se basa la erradicación de la precipitación dogmática? ¿la suspensión del juicio ha tenido lugar en otro lugar no haya sido el escepticismo? De lo que se trata es entonces, de temporalización y de espacialización: dónde, cuándo se ha de hayar tal cosa, los orígenes del escepticismo. La expresión los orígenes del escepticismo es irritante, sin embargo, no es un presupuesto desechable a primera vista, o al menos, no en tanto que la inquietud misma acerca del espacio y el lugar, son capaces de desplazarse y de sucederse: acerca del escepticismo no se tienen certezas; pero ello no hace de por sí -de esta búsqueda-, un imposible, una pérdida. Lo que se busca aquí es un orígen 18.

(19) perdido del escepticismo, pero más aún, lo que se busca entre estas líneas es la constitución de ese espacio, de ese orígen, a través de un otro. Que el otro del escepticismo, en este caso, no es tanto el mediador del orígen, sino el contrincante: el otro del escepticismo aquí, en la época helenística es el epicureísmo, y aún más, el estoicismo. Acerca del orígen no hay medio, acerca del orígen es necesario no acercarse: el origen, está olvidado. Que nadie pueda acceder al orígen mismo, al orígen de la vida en primera persona -por ejemplo-, que nadie recurra a comprender el orígen de su propia enfermedad. El orígen paradógicamente es siempre segundo, o tercero, o último: lo que se sabe de la vida es que se está vivo, jamás se sabe el orígen de la propia vida; lo que se sabe del orígen de la enfermedad es nulo, sólo se sabe que se está enfermo. Ahora acerca del origen otro de otra cosa, se podría decir que es fácil explicar el desplazamiento de una bola cuando es golpeada por otra. La bola disparada, la segunda respecto a la bola del orígen, la bola que 'causa' el desplazamiento: ¿Es acaso la primera bola el orígen del desplazamiento de la segunda? ¿Se puede estar completamente seguro de esto? Si no fuera así, y la segunda bola se dispara ¿Se podría pensar esta bola como independiente de lo que ocurre con la bola de orígen? A Hume no le interesaba tanto cuestionar la sucesión, como sí cuestionó la causalidad, pero aún más, volver a preguntar por el orígen, ya no desde Hume, obedece a la posibilidad misma de la pregunta de este capítulo. La pregunta aquí, no es tanto acerca de la causalidad, sino que más bien, la pregunta es por la sucesión, pero más aún por el desplazamiento ¿Cuál es el origen del desplazamiento? ¿Es acaso el desplazamiento mismo? ¿Es la bola? ¿Es la fuerza? ¿Es la unión de todos estos factores? Y si fuera así ¿Qué debemos entender ahí por 'unión'? ¿Es acaso separable? ¿Abstraible? ¿Cuál es el origen otro de otra cosa? El escepticismo mismo, desplazado a esta discusión, aplazado por la misma, tambien, es interrogado acerca de su origen. ¿Dónde está tu origen? El siguiente capítulo se modela en el desplazamiento de la pregunta por el origen del escepticismo. Acerca del origen del escepticismo, sabemos sólo que está borrado, y que la marca de esa borradura no es susceptible de ser encontrada, no puede estar presente. Lo que viene, la cuestión del escepticismo, es la imposibilidad radical de formar un relato, un mito de origen del escepticismo. Como se verá en los siguientes capítulos también, se reparte cierta desconfianza del origen en Pirrón del escepticismo pirrónico. El escepticismo de Sexto, incluso, más en su singularidad, más en el nombre propio, se encuentra interrogado aquí, no tanto acerca de su origen, sino en tanto a cómo el escepticismo tiene una inquietud moral que no es, ella misma, escéptica. Escéptica en su origen, si se quiere. En el origen que no tiene lugar, en el origen que. 19.

(20) sólo se puede señalar, pero nunca decir, nunca encontrar, nunca conocer. El escepticismo, aquí, yace en la pregunta acerca de sus orígenes, en la base de algo que no es su origen. Lo que se trata aquí, no es de contar un mito, sino que se trata aquí de hacer del escepticismo esa formulación heteróclita, de lo que se sigue: auto-refutada, indiferenciante, (im)posible. Un escepticismo que (no) permanece siempre infundado, un escepticismo que no tiene origen, o que cuyo origen es imposible.. 1.1. Sexto Empírico: un nombre propio de un escepticismo propio. El escepticismo de Sexto Empírico, más que ninguna otra filosofía, reconoce todo el tiempo sus orígenes y sus diferencias fundamentales con los otros sistemas filosóficos; he aquí un grado de honestidad intelectual notable y casi inédito en filosofía: Sexto suele ser muy cuidadoso con dar a conocer sus influencias fundamentales, los orígenes teóricos de sus propuestas o críticas, además de mantener en constante revisión su propio entramado argumentativo de posibilidades de refutación, donde esta misma posibilidad, pasa de lo estimativo a ser una condición trascendental de todo lo que explica y narra en sus hipotiposis. En buena medida, es este un compromiso tanto ético (de ahí lo de honestidad), pero también una consciencia (anti)teorética y filosófica que manifiesta claramente dar cuenta del estado de las cuestiones con y contra sus contemporáneos, de allí también, la confiabilidad que dan sus referencias sobre los pensadores de su época, para el estudio de la filosofía helenística, salvando la hostilidad que demuestra con sus argumentos. Si bien, hay importantes citas y menciones a otras filosofías y pensadores de la época, Sexto preserva siempre un cuidadoso trato cuando argumenta y da cuenta de lo que dijeron y pensaron los otros, mostrando así sus filosofías y cómo estas se articulan y ayudan fehacientemente al desarrollo que él hace de las temáticas respecto al escepticismo. Dicho todo esto sin objeto de desmerecer como lo hace García Gual (2007) quien dice que Sexto no es un pensador creativo, debido justamente a esta característica de sus textos, que derivan de y ponen en juego otras doctrinas, a través del testimonio, pero sobre todo de la refutación de argumentos y he ahí una variabilidad posible de su pensamiento: tanto en los pasajes iniciales de las hipotiposis, como en los finales, Sexto se dedica meramente a explicar su programa filosófico (HP I, 1-31), pero también los que versan netamente del objetivo filantrópico de la filosofía escéptica (HP III, 239-281) parecen ser pasajes de especial vivacidad de su pensamiento, donde hay menos o carecen estas referencias a las otras posiciones filosóficas, y aparece, por así decirlo la positividad de su pensamiento. Lo que ve García Gual para cometer ese error interpretativo, es (i) que ve a Sexto como el lugar donde residen las fuentes del resto del pensamiento 20.

(21) helenístico: tanto las fuentes perdidas de epicúreos, como de estoicos aparecen resguardadas por el detractor Sexto. Bajo esta mirada, claramente se trataría de un pensador sin originalidad alguna y es un mero recopilador de tesis que le vienen de otra parte: ya sea las tesis de las que es detractor: estoicos y epicúreos, principalmente, como también de las tesis (si así se las pudiese llamar) escépticas, que le vienen de Enesidemo y Agrippa; y (ii) se deben a que García Gual quizá no tiene en cuenta este nivel de positividad, del escepticismo que ya mencionaba Hegel, donde el escepticismo de Sexto Empírico se vuelve una propuesta de forma de vida (1979; 2006) y con ello, se enmarca en la filosofía helenística y su interés terapéutico de situar la filosofía en un contexto histórico y social, incluso. Uno de los propósitos fundamentales de esta tesis es demostrar que hay una filosofía en Sexto Empírico que supera el estadio de los tropoi, además de cualquier cuestión meramente formal. El escepticismo tiene contenido y en esta forma de pensar toda cuestión relacionada a la teoría del conocimiento carece de sentido cuando no se traduce en la ética. Con todo esto, el desplazamiento del estadio epistemológico al estadio ético en el estudio del escepticismo de Sexto Empírico 11 busca también señalar, aunque no desarrollar exhaustivamente, que esta naturaleza ética del pensamiento escéptico12 puede pasar a ser más allá de un tema de la antigüedad y que es potencialmente un aporte para la situación contemporánea del pensamiento filosófico, y todo esto es posible bajo la dinámica de no concebirlo como la más pura negatividad, o incluso anti o a-filosofía como pueden considerarla algunos13.. 1.2. La formación de conceptos y la presentación cognitiva en el estoicismo. Dada cuenta de la honestidad intelectual de Sexto, vale la pena tocar un asunto que parece ser muy importante y que versa sobre la relación del escepticismo de la Nueva Academia con el escepticismo de Sexto, principalmente el caso de Arcesilao y Carnéades; sin embargo, para poder llegar a este punto que será el núcleo del próximo capítulo es necesario apuntar y documentar brevemente la problemática que da origen a la diferencia entre ciertos modos de dogmatismo y un nivel del escepticismo que tienen relevancia para el corazón mismo de la propuesta ética que aquí se busca defender: la discusión entre los escépticos académicos y el estoicismo respecto al rol de las 11 Incluso, y esto no versa en sentido estricto esta tesis, pero también el pensamiento deconstructivo de Derrida por ejemplo, también coincide en la potencialidad de ser pensado en su carácter ético. 12 Dicho aquí 'pensamiento escéptico' en general, no tan sólo Sexto Empírico. 13 Esta es una discusión que respecta a Hadot (1998) y Blumenberg (2008) respectivamente.. 21.

(22) presentaciones cognitivas, o como también han sido llamadas representaciones aprehensivas (kataleptikaì phantasíai) en la teoría del conocimiento, sería determinante para la tesis académica de que los objetos son inaprehensibles (akataleptá). La posición estoica defiende que hay cierto tipo de presentaciones, que producen asentimiento (synkatáthesis) sobre el sujeto que los experimenta. Este tipo de presentaciones son kataleptiké, son presentaciones que no pueden no ser asentidas, debido a que su contenido es necesariamente verdadero, y a que no hay posibilidad de que en cuánto estas se presenten como tales, puedan ser puestas en duda, pues ante la evidencia de la presentación cognitiva el asentimiento es forzado (Acad II, 37-38). Una presentación cognitiva es criterio de verdad (Boeri 2007: 315) incluso en contextos éticos, debido al carácter intelectualista que tiene la ética estoica. La synkatáthesis estoica, se deja advenir cuando la verdad de la proposición que expresa el contenido de una presentación se vuelve accesible ante el intelecto, vale decir, que la presentación cognitiva (phantasía kataleptiké) estoica al manifestarse y al impactar en el alma, tiene por resultado un conocimiento de tipo proposicional y ese conocimiento necesariamente es verdadero; por otro lado, cuando una apariencia cualquiera se le aparece a un estoico, es altamente probable de que se trate de una presentación no cognitiva, y esta no tiene valor de verdad en todos los casos, debido a que no fue inducido su asentimiento por medio de la evidencia clara y distinta. La presentación cognitiva es el modo en el que las cosas se aparecen como son, es el modo en el que la cosa descubre su ser a quien esté dispuesto a verlo. Sin embargo, esto no se da así y sin más, no tiene un carácter de inmediatez. Al parecer, los estoicos dan énfasis al carácter de proceso que tiene la formación de los conceptos para transformarse en un conocimiento certero. Se habla de un proceso cognitivo. Para esto es bueno tomar en cuenta el gesto de Zenón al explicar la presentación: En efecto, niega Zenón, niega Antíoco que ustedes sepan algo, ¿Cómo es eso? Preguntarás. Pues nosotros también defendemos la tesis de que el que no es sabio comprende muchas cosas, y ustedes [sc. Los estoicos] niegan que alguno, a no ser que sea sabio, sepa algo. Zenón mostraba este asunto con un gesto: en efecto, mientras extendía sus dedos y presentaba la palma de su mano abierta decía: “así es la presentación; luego cuando los cerraba del todo y formaba un puño, decía; “así es la cognición”. De este símil deriva el nombre katálepsis para este [estado cognitivo] que antes no existía. Enseguida aproximaba su mano izquierda contra su puño derecho y con firmeza y fuerza lo comprimía, y decía que tal cosa era “conocimiento”, que nadie posee a no ser el sabio (Acad. 2.144-145).. El gesto de Zenón parece mostrar que el conocimiento, producido por la presentación cognitiva obedecía a un proceso, que iba desde la presentación, hasta la cognición ilustrada como el gesto en el que la mano iba de estar abierta, hasta que se veía como un puño. Este gesto se puede comprender acabadamente, cuando se nota que la referencia griega de lépto que proviene de lambáno, quiere decir 22.

(23) 'tomar', 'aprehender' incluso, semejante etimología también se encuentra en el begriff alemán, que quiere decir también 'tomar', 'aprehender'14. Sin embargo, para comprender esta doctrina es necesario dar énfasis al carácter proposicional del conocimiento que da este tipo de presentación: el conocimiento que inspira la presentación cognitiva es respecto de la proposición que es provocada por la sensación, en el caso de los estoicos. Y este conocimiento, es tal, sí y sólo sí hay un asentimiento (synkatáthesis) fuerte respecto de lo que se conoce (Boeri y Salles, 2014:125) y aún más, el conocimiento (epistéme) que es constituido por esta presentación cognitiva, tiene una estructura proposicional: lo que se sabe es que tal y tal es el caso; por ejemplo, que la pared es blanca. El contenido cognitivo de la presentación cognitiva, es expresable en una proposición. Siguiendo el análisis de descomposición de esta doctrina estoica, parece ser que formación de un concepto, y con ello, también de un criterio de verdad, además de presuponer la presentación (phantasía) y el conocimiento (epistéme), incluye unos ingredientes que serán el principal punto de discusión para los integrantes de la Nueva Academia. La doctrina de la presentación cognitiva, presupone el asentimiento, pero más aún, el asentimiento consciente 15 (Acad. I, 40-42), y aún, agregando más aspectos, la presentación cognitiva se muestra como criterio de verdad, debido a tener la posibilidad de distinguir lo verdadero y lo falso “con claridad y distinción” como diría un estoico (DL VII, 46; Boeri-Salles 2014: 146) o un cartesiano. Y finalmente, un aspecto que parece ser más propio de dar cuenta de la formación de conceptos en su carácter de proceso, tiene que ver con que en primer lugar hay una sensación (aisthesis) que luego imprime una cierta impresión, marca o huella (typosis) y esta produce una imagen mental (phantasía), que al corresponderse con lo que es el caso i. e. con un estado de cosas (hypárkhon), le sigue el asentimiento (synkatáthesis) de que tal presentación cognitiva se corresponde con lo que es en la realidad.. 1.3. La presentación cognitiva como motivo de principal distancia entre estoicos y escépticos La presentación cognitiva, es ante todo, una muestra del conocimiento en clave voluntaria y 14 Esta analogía lingüística, fue importante motivación para que esto haya solido traducirse por representación aprehensiva. 15 Parece ser uno de los puntos centrales para distinguir la teoría estoica con la filosofía de Sexto Empírico que propone la creencia involuntaria (HP I, 19; 22), para esto también véase Aguirre (2008). 23.

(24) poderosamente arraigada a la expresión (o si se quiere, mejor dicho a la expresabilidad). Lo que está en juego en la presentación cognitiva es el contener una proposición, que no puede no tener el valor de una proposición verdadera. El criterio de verdad estoico, acá discutido, trata de dar cuenta del proceso de desarrollo de los estados de percepción y las predisposiciones a la acción: el criterio, la presentación cognitiva lo que hace es dar cuenta de que la percepción es percepción de tal y tal característica (sea negro, agudo y peludo, como un perro, por ejemplo) y que esas sensaciones pueden ser expresables, ya que provocan asentimiento (synkatáthesis) en el que las percibe. A lo que se asiente en el proceso de formación de un concepto , es ante la proposición que surge de un estado perceptivo y que se impone por la fuerza que contiene la impresión misma (Acad II, 37-38). Inclusive, la posición del asentimiento en los estoicos puede llegar a radicalizarse a tal punto, en el que ya no es un estado posterior y causal el del asentimiento, ante un momento perceptivo, sino que el momento perceptivo ya es un asentimiento (Acad II, 30-31), tal como observan Boeri y Salles (2014: 126). Lo que está en cuestión en el desarrollo de esta tesis estoica es que -de alguna forma-, percibir es siempre percibir que tal y tal es el caso. Este énfasis estoico, intelectualista, lleva a justificar la postura de que en el momento mismo de cualquier sensación y la expresión de su contenido ya hay asentimiento. Esto será un principal motivo de discusión en las escuelas escépticas (sea la pirrónica o la académica), pues no parece seguirse que ante un estado perceptual tal como “veo que se aproxima a mí un caballo” lo que surja en mí es el asentimiento a una proposición, ni tampoco un principio de la formulación de un concepto (ennóia). Lo que se encuentra en juego aquí -para cualquier filósofo escéptico-, es meramente un estado perceptivo que se refiere a lo que aparece y lo que se da con evidencia i. e. se manifiesta (délon), pero no es el asentimiento, lo que surge de esta situación, sino que tan sólo es un fenómeno que convive con el resto de los fenómenos, y como tal, ayudan a orientar en la vida común al escéptico siempre y cuando no se siga de explicaciones dogmáticas o teóricas de este fenómeno, como por ejemplo, si se explica dogmáticamente que “este caballo viene hacia mí obra de la providencia” o “El caballo viene hacia mí, por razón suficiente”. El criterio escéptico para la relación con los fenómenos, será tema in extenso de otro capítulo de esta tesis, pero por ahora, podemos contentarnos con decir que los fenómenos se dejan suceder y se aceptan, sin dogmatismos y se obra respecto a la evidencia que ellos poseen (HP I, 19-21).. 1.4. La presentación cognitiva estoica y su rol en contextos de acción.. 24.

(25) El asentimiento del sabio estoico, es el principal momento que permite distinguir un estado cognitivo débil – sea este el de un fenómeno que no es expresable en tal y tal, un fenómeno carente de interpretación o el estatuto cognitivo de una suposición (hypolépsis)- de un conocimiento de lo que es el caso, y adquiere la fuerza de una cognición, para poder ser un criterio para la vida práctica. Las presentaciones cognitivas, gracias a la fuerza con la que imprimen en el alma de quién las padece hacen de causa motivadora para una acción, ya que no tan sólo las proposiciones tienen de base un asentimiento, sino que también las acciones. Ahora bien, es necesario aclarar que el de que una presentación cognitiva se siga una acción, esto no quiere decir, se siga una acción inmediata e irreflexivamente (Boeri y Salles 2014: 125). La presentación cognitiva hace de criterio moral de la acción, y el asentimiento a un cierto estado de cosas, la presentación cognitiva es un buen motivo para la acción, pero aún más es el índice evaluativo determinante para la puesta en marcha de un curso de acciones racionales: si no surge el asentimiento necesario a una proposición evaluativa tal como: “beber café es bueno para despertar”, este curso de acción es posiblemente descartable, dispreferible o directamente rechazable. Las presentaciones motivantes o impulsivas, tal como las desarrolla Epicteto (Diss II, 11. 1-11) son referidas en el contexto de la afirmación de una cierta libertad natural: ¿Quién puede obligarlos a asentir a lo que parece falso? Nadie. ¿Quién a no asentir a lo que parece verdadero? Nadie. Aquí ven ustedes, por lo tanto, que en ustedes hay algo que es libre por naturaleza. ¿Quién entre ustedes es capaz de desear o rechazar o tener un impulso o una repulsión a estar preparado o proponerse algo sin haber tenido una presentación de lo conveniente o de lo que no es debido? Nadie. Por lo tanto, también en estas cosas ustedes tienen algo no impedido y libre.. Lo que se puede apreciar, es que el impulso sufrido de repulsión o atracción a un cierto objeto, es necesario, pero nunca suficiente para hacer de criterio: este se vuelve un impulso determinante para una acción sí y sólo sí surge de una operación cognitiva correcta, es decir si el impulso es posterior a una proposición de tipo evaluativa que goce de evidencia y sea susceptible de ser asentida con sabiduría. El impulso deseoso, la erótica racional del estoicismo debe estar supeditada por principios que vienen de la presentación cognitiva, que tienen la fuerza suficiente para constituir un criterio. El deseo debe estar ordenado y dentro de una medida (tema desarrollado ampliamente en el Protágoras de Platón y en la ética de Aristóteles EN 1139a25). El deseo no puede esclavizar -de manera alguna- al agente de una acción, sino que debe ser mediado por la racionalidad. En el caso específico del estoicismo la racionalidad que media entre el deseo y la acción, y que le hace de criterio, es la presentación cognitiva, y más específicamente aún, la presentación de lo. 25.

(26) conveniente y de lo que no es debido. El deseo y el impulso que surge de él, al estar mediado por la racionalidad de un criterio, puede gozar de proclamarse una acción libre. La mediación racional de la acción, haciendo hincapié en el modelo de la aprehensión y el asentimiento, puesto en grados racionales en la explicación de la acción en clave estoica, son objeto de crítica fuerte por parte del escepticismo: no parece ser que las acciones sean explicables bajo modelos causales cognitivos, sino que más bien las acciones son realizadas, a través de lo que simplemente aparece en cada momento como bueno o malo. El aparecer de los fenómenos de bueno o malo (AM XI, 18) sin aprehensión. Se acepta una opinión, no se presta asentimiento a una proposición verdadera. Porque el asentimiento tiene una carga cognitiva que los escépticos rechazan, las proposiciones acerca de las cosas del mundo sólo pueden ser puestas en toda su fragilidad, la fragilidad de permanecer como meros estados subjetivos de quien las vive.. 1.5. Precipitación y vicio en el estoicismo: el escepticismo tiene a su raíz algo que no es escéptico. El intelectualismo estoico presupone que el vil no distingue entre presentaciones cognitivas y no cognitivas (Boeri 2007: 334), le otorga valor cognitivo fuerte a sus opiniones (dóxai); se podría decir: lo que hace un agente moral vicioso es tomar por verdaderas ciertas representaciones mentales falsas que tiene de lo correcto o de lo debido. De aquí se concluye -al igual que con Sócrates (Prot. 345e. Cf. Mem. III 9, 4 de Jenofonte; Gorg. 468c)-, que quien obra mal lo hace involuntariamente. El rol práctico que tiene la presentación cognitiva es fundamental, pues en los viles, lo que sucede es que al estar tan sumidos en el poder de las apariencias (que son las dóxai) se vuelven incapaces de asentir a las presentaciones cognitivas, que forman una representación o concepción (ennóema) de lo que es, más allá de las apariencias que se interponen y que buscan imponerse sobre la realidad del objeto. Esto se vuelve claro, cuando se ejemplifica con el caso de un robo: un robo busca, de alguna forma, un beneficio (monetario, material u otro) para quien roba; sin embargo, la anteposición del robo a otra forma de conseguir un bien, es lo que Epicteto llama la precipitación (propéteian) que es uno de los contenidos de la experiencia moral de un agente arraigado en el vicio. Les mostraré el temple del filósofo: ¿Qué temple? Un deseo alcanzable, una evitación que no es inevitable, un impulso apropiado, un propósito cuidadoso, un asentimiento no precipitado (Diss. II 8,29). El asentimiento precipitado ante las presentaciones es lo que hace vicioso a un agente moral. El 26.

(27) sabio estoico es cauto al suministrar sus asentimientos, por eso es necesario remarcar el carácter de proceso que tiene la presentación cognitiva: hay presentaciones que no inducen plenamente al asentimiento, que tienen contenido dudoso y que inducen la suspensión del juicio. Una arqueología de la epokhé, lo que busca es hacer la historia del olvido fundamental que vive de fondo de todo discurso escéptico sobre la suspensión del juicio: este término, pertenece ante todo al vocabulario estoico, y se aplicaba en el caso de que el sabio estoico no pudiera discernir entre una presentación cognitiva y una no cognitiva. Lo que sucede con el sabio, contrariamente a lo que sucede con el agente moral vicioso, es que en vez de precipitarse a asentir una proposición sin haber examinado su contenido intencional -sea este un conocimiento estricto (epistême) o una creencia vaga i. e opinión (dóxa)-, es que se detiene a examinar la presentación, suspendiendo el juicio ante la presentación de contenido dudoso. Esto lleva a sugerir que el escepticismo, en su forma metodológica tiene de antecedente directo a sus propios contrincantes: los estoicos. La actitud de examen, si bien puede datarse en Sócrates, o incluso en algún filósofo anterior, tiene de principal y directo antecedente esa discusión entre el escepticismo de la Nueva Academia y los pensadores de la Estoa. Entre la discusión de Arcesilao y Zenón, tomó forma y fuerza el estatuto de examen y de investigación constante ante una presentación cuyo contenido no se deja aprehender con inmediatez.. 1.6. Percibir y conocer en el estoicismo: diferencia radical con el escepticismo. El estoicismo otorga a los estados perceptivos de un sujeto, el asentimiento: ver la muralla blanca, es también otorgarle valor de verdad a la proposición que surge del estado perceptivo 'la muralla es blanca'. Percibir, es percibir algo que es el caso, cuando se trata de una presentación cognitiva. Pero ello, no con precipitación. El cuidado estoico de examinar un estado proposicional, para poder discernir si es un estado dotado de claridad y distinción, y con ello, que pueda valer como conocimiento, posibilita que el estoico no asienta a una presentación tal como cuando el remo está en el río y está quebrado. Aquella es una presentación no cognitiva, justamente porque no es posible decir que de esa presentación viene de lo que es el caso16. Vale decir, que la proposición “el remo está 16 La insistencia aquí, de remarcar que de lo que se trata es de un juicio acerca de hechos y no de sustancias, proviene del problema que nos trae al español y, en general, a las lenguas modernas traducir la expresión hypárkhon, que versa de lo que es, siguiendo a los estudiosos (Boeri y Salles 2014:154), que parece inclinarse más a juicios acerca de cuestiones de hecho i. e. estados de cosas contingentes o, más simplemente dicho 'hechos', antes que traducirse por una sentencia ontológica como 'lo que es'. Esto para resaltar el valor epistémico-veritativo de 'lo que exactamente es' por sobre un juicio ontológico tal como 'lo que existe'.. 27.

Referencias

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