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Notas de Clase 8

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NOTA DE CLASE 8

La redistribución de ingresos

Finanzas Públicas I – Comisión 4.

Sebastián Rocha

Objetivos

La presencia del Estado en la economía se justifica por distintos motivos. Una de ellas se refiere a la necesidad de corregir aquellas situaciones donde el mecanismo de mercado no es un asignador eficiente de recursos debido a la presencia de fallas del mercado: principalmente bienes públicos, externalidades y asimetrías de la información.

En otro orden, existen otras funciones indelegables del estado que se refieren a cuestiones de equidad distributiva. Para poder diseñar una política fiscal acorde, los gobiernos deben realizar mediciones del grado de desigualdad del ingreso.

En esta Unidad se consideran diferentes formas de definición de la distribución del ingreso y de los indicadores usualmente utilizados para medir la equidad distributiva de manera de diseñar políticas de gasto y/o políticas tributarias que permitan mejorar la distribución del ingreso.

Distribución del ingreso

Existen distintas formas de considerar la distribución de ingreso que surge del funcionamiento del mercado, según la manera de definir las categorías receptoras de ingresos.

Las más importantes se refieren a: distribución funcional, donde lo que interesa es cómo se distribuye el ingreso nacional entre los grupos propietarios de los distintos factores productivos (L, K, T); distribución personal, donde el énfasis está puesto en la comparación entre grupos de personas que reciben diferentes niveles de ingreso, independientemente del origen de los mismos; distribución regional, donde se estudia la distribución del ingreso entre los grupos residentes en distintas regiones geográficas dentro del país.

A continuación se describe cómo calcular el ingreso en función de las categorías definidas.

Distribución funcional del ingreso

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Y = w * L + i * K

Por lo general, es bastante difícil identificar exactamente la participación de cada componente en el total del ingreso. Sin embargo, existen abordajes para estimar las remuneraciones al trabajo. Con esta información, los estados en ciertas ocasiones diseñan programas para mejorar el ingreso de los trabajadores, de manera de transferir recursos del conjunto de asalariados al conjunto de propietarios del capital.

Como afirmaremos más adelante, lo relevante para la política fiscal es la medición de la distribución del bienestar entre las personas y no entre los propietarios de los factores productivos, a pesar de que las personas sean los propietarios de los mismos.

En este sentido, se puede plantear la diferencia entre la distribución funcional y personal. En efecto, distribuir ingresos desde los propietarios del capital a los propietarios del trabajo, no asegura una mayor equidad en la distribución del ingreso de las personas, ya que pueden existir asalariados ricos y capitalistas pobres.

Distribución regional del ingreso

Otra de las formas de definir la distribución del ingreso es a través de la división de la población en regiones o jurisdicciones. Esta forma de considerar la distribución tiene por objeto identificar disparidades existentes entre las diferentes regiones de un país, que permitan establecer poblaciones ricas y poblaciones pobres, dependiendo del lugar de residencia. Los estados en muchas ocasiones diseñan programas para compensar a ciertas regiones de menores ingresos relativos. En realidad, es dificil calcular los ingresos de una región, por lo que se suele recurrir a una medida aproximada que es el producto generado por cada una de ellas.

Respecto a la justificación de las políticas que intentan mejorar la distribución del ingreso entre regiones, abordaremos en detalle estos temas en la Unidad referida a Federalismo Fiscal.

A pesar de ello, nuevamente, para quien diseña la política fiscal, el lugar de residencia de las personas no es lo importante, ya que si éste es el criterio de adoptado para redistribuir ingresos, se podría estar cometiendo el error de que se redistribuyan ingresos de las personas pobres de las regiones ricas a personas ricas de las regiones pobres.

Distribución personal del ingreso

En la distribución personal del ingreso, el énfasis está puesto en la comparación entre grupos de personas que reciben diferentes niveles de ingreso. Para ello, interesa el monto absoluto de la suma de todos los ingresos que tiene la persona, cualquiera sea el origen de tales ingresos.

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quintiles (grupos que representen el 20% de la población) o cualquier otra representación mediante estratos. Luego, para establecer los ingresos de cada grupo, se debe ordenar la población de menores a mayores niveles de ingreso per cápita y sumarlos para cada grupo.

Estas mediciones no permiten identificar cómo está distribuido el ingreso en una población. Para los fines de la política fiscal este es el concepto crucial. En realidad, lo que interesa a los estados es la distribución del bienestar económico, pero dado que éste no es observable, se lo puede aproximar a partir de alguna variable representativa del mismo. En este caso, se utiliza el ingreso corriente de las personas, ya que es el que está presente en las distintas mediciones estadísticas, tales como encuestas de hogares o encuestas de ingresos y gastos de los hogares.

Medidas de desigualdad en la distribución del ingreso

La desigualdad se entiende de diferentes maneras. En muchas oportunidades es sujeto de debate si la desigualdad debe incluir conceptos éticos, como el deseo de un sistema particular de incentivos o si simplemente significa diferencias en ingresos. Aquí vamos a entender el concepto de desigualdad como la dispersión de una distribución del ingreso (entendiendo este último como algún indicador de medición del bienestar).

La desigualdad a veces se estudia como parte de análisis más amplios que incluyen pobreza, a pesar de la diferencia de estos conceptos. La desigualdad del ingreso, es un concepto más amplio que el de pobreza, ya que el análisis no se centra sólo en la distribución de individuos o familias que viven por debajo de la línea de pobreza. Cuando se mide la desigualdad, los ingresos en la parte alta y media de la distribución pueden ser tan importantes como aquéllos situados en la parte baja; de hecho, algunas medidas de desigualdad se determinan mayormente por ingresos en la parte alta de la misma.

En este Apartado se describen las principales herramientas utilizadas para medir el grado de concentración del ingreso o desigualdad en la distribución del ingreso personal, tal que como se mencionó anteriormente, ya que es el ingreso de las personas el considerado esencial a los fines de la política fiscal.

Curva de Lorenz

La primera de las herramientas que describiremos para medir el grado de desigualdad en la distribución del ingreso personal es la denominada Curva de Lorenz.

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En el gráfico se observa que la curva tiene una forma tal que, el ingreso está concentrado principalemte en algunos estratos o grupos poblacionales: en el punto A se deduce que el primer 10% de la población (estrato de ingreso más pobre) sólo recibe el 4,6 % del ingreso total; en el punto B, correspondiente al 20% de la población más pobre, se puede observar que el porcentaje de ingreso acumulado es menos que el 10% (4,6% del primer decil y casi el 5,1% del segundo decil). Si se sigue acumulando deciles poblacionales, siempre ordenados de menor a mayor ingreso, se representa la Curva de Lorenz, que en todo momento estará ubicada por debajo de la diagonal principal indicada por la recta de color más intenso. En el punto C, el 100% de la población recibe el 100% del ingreso total.

La diagonal indica que el ingreso se encuentra distribuido en forma equiproporcional o dicho de otra manera, que la distribución es igualitariaria. Todas las personas (representadas por deciles), perciben el mismo porcentaje de ingresos, es decir, el 10% de la población recibe el 10% del ingreso, y así sucesivamente. Cuanto más alejada se encuentre la curva de Lorenz de la diagonal, mayor será la concentración del ingreso en los grupos de ingresos más altos, con lo cuál diremos que más regresiva será la distribución del ingreso; cuánto más cercano a la diagonal, menos concentrado estará el ingreso o más progresiva será la distribución.

Sin embargo, la comparación de distintas distribuciones del ingreso a través de Curvas de Lorenz, puede inducir a conclusiones de carácter ambiguo. Veamos esto graficamente,

Curva de Lorenz

% de Ingreso Acumulado

% de Población Acumulado

10% 20% 4,6%

9,7%

C

D A

B

O

R1

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Mediante el análisis gráfico no es posible afirmar a priori si la distribución del ingreso representada por la Curva I es más progresiva o regresiva que la Curva II, debido a que en algún momento éstas se intersectan. Si el análsis se realiza en este punto, la concentración del ingreso es la misma para ambas distribuciones. Sin embargo, una evaluación más detallada arroja un resultado diferente: antes del punto de intersección la distribución del ingreso representada por la Curva I es más progresiva que la Curva II, y después de este punto la situación es la contraria.

Lo intereseante en estos casos, es poder encontrar medidas que permitan determinar cuál distribución está más concenrtada. Cuando a través de las curvas de Lorenz no es posible determinalo, es necesario recurrir a otras medidas o indicadores que expresen la manera en está distribuido el ingreso entre las personas. A continuación se analizan algunos de los indicadores más utilizados.

Coeficiente de Gini

La concentración (relativa) del ingreso puede medirse a través de un coeficiente global, como el denominado Coeficiente de Gini (G). Este indicador se puede calcular a través del gráfico que decribe la curva de Lorenz. Esta definido como la relación existente entre el área comprendida entre la diagonal que representa la distribución equiproporcional del ingreso y la curva de Lorenz y el área determinado por el triángulo OCD.

Geométricamente, utlizando el de la Curva de Lorenz se puede deducir que, G= R1 / (R1 + R2)

Comparación de distintas distribuciones

% de Ingreso Acumulado

% de Población Acumulado

80% 10,0%

33,1%

C

D 93% 37%

Diag. Principal Distr. I Distr. II 60,2%

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El coeficiente de Gini tomará valores entre cero y uno, representando estos valores extremos concentración nula y concentración total del ingreso, respectivamente. Si la curva de Lorenz coincide con la distribución equiproporcional, el área R1 desaparece y el coeficiente de Gini toma el valor de cero (concentración nula). En el otro extremo, si la curva de Lorenz coincide con los segmentos OC y DC, el área R2 desaparece y el coeficiente de Gini toma el valor de uno, lo que implica que el ingreso estará concentrado en el último decil (concentración total).

El coeficiente de Gini puede ser expresado matemáticamente como:

donde: Yj (i) es el ingreso promedio del grupo (decil, quintil) j (i); Y es el ingreso promedio de la economía; n es el número de grupos en el cual fue estratificada la población.

Coeficiente de variación

El coeficiente de variación (V) está definido como el cociente entre el desvío típico o desvío estandar (S) que surge de la distribución del ingreso y la media o ingreso promedio de la población (Y).

Así, el coeficiente de variación se calcula a través de la siguiente fórmula:

donde Yj es el ingreso promedio del grupo (decil, quintil) j; Y es el ingreso promedio de la

economía; n es el número de grupos en el cual fue estratificada la población.

A través de este indicador, se pretende captar la dispersión en la distribución del ingreso o, más precisamente, las desviaciones respecto de la su valor medio (mediante el desvío típico, S) como proporción del ingreso promedio de la economía.

En el siguiente gráfico se pueden representar dos distribuciones del ingreso diferentes, mediante curvas de distribución de frecuencias, donde el eje de absisas mide el ingreso de las personas y el eje de ordenadas la distribución de frecuencias de los ingresos de esas personas, es decir, la cantidad de personas que poseen un determinado nivel de ingreso.

Y n

) Y -Y ( 1 = j

n

= Y S = V

j 2

| Y -Y | 1 = j

n

1 = i

n Y n 2

1 =

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Sobre la base de que ambas distribuciones presentan el mismo ingreso promedio, se puede visualizar que S1, que es el desvío típico de la distribución D1, es menor que S2, el desvío típico de la distribución D2. Por lo tanto, cuanto menor sea el desvío típico, menor es el valor del coeficiente de variación, lo que implica una menor regresividad en la distribución del ingreso: D1 resulta ser menos regresiva que D2. Es por ello que los ingresos de la distribución D1 están más concentrados en torno al valor promedio en comparación con la distribución D2

Medida de desigualdad de Atkinson

Los indicadores descritos anteriormente constituyen mediciones estadísticas, que no están basadas en una función de bienestar social que permita capturar el juicio de valor de quien diseña la política fiscal. En cambio, la medida de desigualdad de Atkinson, al basarse en una función de bienestar social que depende del ingreso de las personas posibilita inferir los distintos juicios de valor que pueden realizar los gobernantes al evaluar los efectos distributivos de la política fiscal.

Atkinson desarrolla el concepto de ingreso igualmente distribuido (Y*), que se define como aquel ingreso que al ser distribuido en forma igualitaria, permite alcanzar el nivel de bienestar logrado con la distribución existente. A partir de allí, el índice de desigualdad de Atkinson se define como:

donde Y es el ingreso promedio de la economía y Y* es el ingreso igualmente distribuido.

Y

Y

-1

=

D

*

Coeficiente variación

0

D2 S2

S1

2

1 Y

Y

f (Y)

Y

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Y 1 = j

n 1 =

Wj

 

Para poder derivar este indicador y comprender su utilidad, debemos primero proponer una función de bienestar. Supongamos la siguiente,

con -  <  1,  0, y donde W, es función de bienestar social; Yj es el ingreso del quintil j y  es

el parámetro que incorpora el juicio de valor.

Supóngase por simplicidad que existen dos individuos en la economía o que la población está dividida en dos grupos de individuos, que inicialmente poseen ingresos dados (fijos) de forma tal que Y1 = Y1

0

e Y2 = Y2 0

.

El ingreso promedio será entonces,

Por lo tanto, la función de bienestar se puede reexpresar como,

De esta forma, dependiendo del valor del parámetro  las funciones de bienestar expresarán funciones de distribución del ingreso muy diferentes. En el siguiente gráfico se representan tres formas de la función de bienestar social: cuando  = 1, representada por la línea de isobienestar AHB (función de bienestar del tipo Bentham o Individualista); cuando  -  (“tiende al valor”), representada por la línea de isobienestar CDHE (función de bienestar del tipo Rawls) y cuando - 1, cuya línea de isobienestar es FHG (función de tipo intermedio).

Función de bienestar social

En la sección siguiente se describen los criterios sobre los que se basan las tres formas mencionadas.

2 Y + Y = Y

0 2 0 1

Y 1 + Y 1 =

W 02

0 1 0

 

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En el punto H se muestra la distribución del ingreso existente en la economía. Como mencionamos inicialmente Atkinson para la construcción del indicador de desigualdad parte del concepto de ingreso igualitariamente distribuido (Y*) que permite alcanzar el mismo nivel de bienestar social que se obtiene con la distribución del ingreso existente, es decir,

Reexpresando en términos de la función de bienestar definida para dos individuos, se tiene:

2 Y 1 = j n = Y Y 1 = j n 1 = Y 2 Y 1 + Y 1 = Y 1 + Y 1 0 j * 0 j * 0 2 0 1 * 2 * 1                

Y

=

Y

;

)

Y

,

Y

W(

=

)

Y

,

Y

(

W

* 2 * 1 0 2 0 1 * 2 * 1

Funciones de bienestar social

Deducción de la medida de desigualdad de Atkinson

Y*(Intermedio) A

Y10

Y20

0 E B D G H

F C

Y1

Y2

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Despejando el Y* y generalizando para n individuos (o grupos de individuos), se tiene,

En el Gráfico anterior se puede visualizar que el valor del ingreso igualmente distribuido (Y*) depende de la función de bienestar que se esté definiendo (la que depende del valor de parámetro  ).

Dado que definimos la medida de desigualdad de Atkinson como la diferencia entre la unidad y el cociente entre el ingreso medio y el ingreso igualmente distribuido, para distintos valores de  otorgados a la función de bienestar, se obtendrán diferentes valores del índice de desigualdad. Es claro, que a diferencia de los indicadores anteriormente mencionados, éste es el más rico porque mediante el cambio del parámetro  permite la existencia de más de un valor. Así, por ejemplo, a medida que el valor de  disminuye se otorga mayor peso a las transferencias hacia los niveles de ingresos más bajos. Cuando  = 1, el ingreso igualmente distribuido es igual al ingreso promedio, por lo tanto la medida de desiguldad de Atkinson se hace cero; en el otro extremo con  = - , el ingreso igualmente distribuido se iguala al del quintil de menor ingreso y el indicador alcanza el nivel de máxima desigualdad. Para valores intermedio del parámetro , la medida de desigualdad de Atkinson alcanzará valores entre cero y uno.

Criterios de justicia distributiva

Cualquier medida adoptada por el Estado respecto a modificar la distribución del ingreso que surge del funcionamiento del mercado, debe estar basada en algún fundamento que exprese que la distribución del ingreso no es socialmente óptima. Por lo tanto, los gobiernos deben acudir a determinados juicios de valor respecto de la distribución socialmente aceptable. Es necesario proponer criterios que permitan precisar si una determinada distribución del ingreso entre personas es justa.

Para clasificar los diferentes criterios de justicia distributivo, se seguirán las definiciones propuestas por Musgrave y Musgrave, que enuncian tres grandes grupos: (i) criterios de las dotaciones, (ii) criterios utilitarios, (iii) criterios de equidad.

Criterios de las dotaciones

Los criterios basados en dotaciones aceptan como socialmente justo que cada persona perciba ingresos en proporción a las dotaciones de factores productivos que aporta. Existen tres acepciones:

) (

=

Y 1/

0 j 1 = j

n

*

n Y

 

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a) aceptar las remuneraciones que fija el mercado, cualquiera sea ésta: no se justificará la intervención del Estado para redistribuir el ingreso ya que la distribución resultante del sistema de mercado sería la óptima desde el punto de vista social;

b) aceptar las remuneraciones de los factores siempre que las mismas surjan de mercados competitivos: sólo se justificará la intervención del Estado para corregir aquellas situaciones en donde no exista competencia perfecta en los mercados de factores;

c) igualdad de oportunidades: se acepta una posición como alguna de las anteriores (a y b), pero con la importante condición de que la posición inicial para todas las personas es la misma. En este caso se aceptan las diferencias sustanciales en los ingresos producidos a los largo de la vida útil de las personas (ex post), siempre que en el punto de partida (ex ante) las oportunidades hayan sido parejas para todos.

Existen muchas discrepancias acerca de qué se entiende por iguales oportunidades. Más allá de las discrepancias, existe cierto consenso respecto a igualar las condiciones de acceso a la educación (lo que justifica la educación gratuita) y la no discriminación de oportunidades acerca de la iniciación en la carrera laboral, entre otras.

Criterios utilitarios

Los criterios utilitarios parten de la base de que es posible medir la utilidad de cada persona y comparar la utilidad entre personas; así como la utilidad de una persona mide un bienestar individual, la suma de las utilidades de todas las personas que integran la comunidad mide el bienestar social; la distribución socialmente deseable es aquélla que permitiría maximizar la utilidad total de la comunidad, y se justificarán todas las redistribuciones del ingreso entre los integrantes de la comunidad que permitan acrecentar ese total. Este enfoque ha nacido de la escuela filosófica del utilitarismo (Bentham, J.).

Jeremy Bentham, (1748-1832). El principio central de la filosofía de Bentham era que el interés de cada individuo debe identificarse con el interés general, y que la tarea del legislador consistía en producir esta identificación a través de la mediación directa. Así, adoptó en primer lugar el principio de utilidad en forma de un marco de identidad artificial de intereses. Su doctrina fue conocida como utilitarismo. A primera vista, la doctrina de Bentham muestra un parecido con la antigua filosofía griega del hedonismo, que también sostenía que el deber moral se satisface en el disfrute de los intereses que buscan el placer. Pero el hedonismo prescribe acciones individuales sin referencia a la felicidad general. El utilitarismo añadió al hedonismo la doctrina ética de que la conducta humana tenía que ser dirigida hacia la maximización de la felicidad del mayor número de gente.

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punto de vista utilitarista. Asimismo, si una acción gubernamental de cierto tipo aumenta la felicidad de la comunidad más de lo que disminuye la felicidad de algún sector de la misma, la intervención, por lo mismo queda justificada.

Criterios de equidad

Finalmente, el tercer grupo se refiere a criterios de equidad, donde se pone el acento en la comparación de bienestar de los distintos componentes de la comunidad (a diferencia del primer conjunto de criterios, donde interesa la contribución que cada persona aporta a la producción, y del segundo conjunto de criterios, donde importa el total de bienestar de la comunidad en su conjunto). Pueden distinguirse algunas variantes dentro de estos criterios de equidad:

a) Bienestar igual: se trata de alcanzar una situación tal que todas las personas alcancen el mismo nivel de bienestar, no aceptándose éticamente diferencias al respecto (“a cada uno según sus necesidades”, lo que no necesariamente implica igualdad de ingresos, ya que las necesidades pueden ser diferentes entre personas);

b) Bienestar mínimo para todos: se fija un cierto nivel mínimo absoluto o piso de ingreso por debajo del cual no se debe permitir que ningún miembro de la comunidad “caiga”. Sin embargo, por encima de él, se permiten diferencias (como por ejemplo las que se determinan por la aplicación de los criterios de dotaciones). Este enfoque de eliminación de la “pobreza extrema”sostiene que ningún individuo debe permanecer con un nivel de ingresos por debajo de la línea de pobreza;

c) Maximizar el bienestar del más pobre: este es el criterio formulado por John Rawls, quien postula que en el largo plazo existe una cierta probabilidad de que cualquier persona (o sus descendientes) pueda pertenecer al grupo de menor bienestar económico. La regla propuesta será entonces mejorar la situación de este grupo más rezagado.

Lógicamente, no se trata de tomar posición aquí de cuál de estos criterios es el mejor (lo cual es un juicio de valor) sino de analizar las implicancias que pueden tener respecto la decisión de modificar la distribución del ingreso que surge del funcionamiento del mercado.

John, Rawls (1921-2002). Su labor como teórico de la filosofía moral y política (que revitalizó después de un largo letargo) alcanzó un notable prestigio tras publicar Una Teoría de la Justicia (1971), siendo a partir de entonces una de las personalidades más destacadas e influyentes en este campo a nivel mundial y uno de los filósofos más importantes de la segunda mitad del siglo XX.

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asiente en una situación de escasez moderada, donde las necesidades básicas (y no tanto materiales o físicas) de la mayor parte del colectivo sujeto a la decisión, estén cubiertas.

Límites a la redistribución del ingreso

Si bien un Estado podría llevar a cabo una política conducente a modificar la distribución del ingreso, en la realidad existen límites para la adopción de estas acciones por parte de los gobiernos. Frecuentemente, las políticas redistributivas del ingreso se enfrentan con ciertos límites económicos que aparecen por la existencia de trade-off entre eficiencia y equidad.

Referencias

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