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Transferencia del modo lingüístico observar-señalar/gesticular en niños con hipoacusia

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(1)

UNIVERSIDAD VERACRUZANA

INSTITUTO DE PSICOLOGIA Y EDUCACIÓN

MAESTRIA EN INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA

APLICADA A LA EDUCACIÓN

Transferencia del modo lingüístico

observar-señalar/gesticular en niños con hipoacusia

TESIS

PARA OPTAR POR EL GRADO DE:

MAESTRA EN INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGIA

APLICADA A LA EDUCACIÓN

P R E S E N T A:

Alma Briseida Ramírez Estrada.

(2)

Dedicatoria

(3)

Agradecimientos

Mi especial reconocimiento y agradecimiento sincero al Mtro. Enrique Zepeta García y al

Dr. Agustín Daniel Gómez Fuentes por no rendirse y hacerme participe de la Práctica Científica.

Mi gratitud a la Mtra. Cecilia Magdalena Molina López y a la Mtra. Elvia María Cristina Peralta

Guerra, por sus valiosas observaciones. Agradezco a la Mtra. Rosalía Ortega Cortés, por su

confianza y apoyo permanente durante la maestría. Finalmente, al CONACyT que con su

(4)

Índice

Dedicatoria II

Agradecimientos III

Lista de tablas VI

Lista de figuras VIII

Resumen IX

Lengua de Señas Mexicana como modo de comportamiento 1

Concepciones acerca del lenguaje 1

El estudio del lenguaje en la psicología 5

Modelo de campo. 5

Conductismo, modelo de campo y teoría interconductual. 6 La taxonomía de las funciones psicológicas. 8

Segmento interconductual. 12

Sustitución referencial y no referencial. 13

Modos de lenguaje. 15

Investigaciones relacionadas con los modos lingüísticos. 17

La significación por uso en el estudio del comportamiento humano 19

El enfoque praxiológico: clave para la aplicación del conocimiento psicológico. 21

Supuestos 22

Una realización empírica 23

Método 25

Participantes 25

Herramientas: escenarios, materiales, instrumentos y equipo 25

Procedimiento 26

Diseño Experimental 26

Establecimiento de un repertorio básico de señas. 27

Pre y post condiciones 28

Fase de entrenamiento. 29

Resultados 33

(5)

Resultados por Bloque de entrenamiento 36

Bloque I Situación de alimentación con interacciones variables 36 Bloque II Situación de alimentación con interacciones efectivas 40 Bloque III Situación de alimentación con interacciones variables 44

Fase de transferencia 48

Comentarios 50

Comentarios de la ejecución grupal 50

Comentarios por participante 54

Comentarios finales 60

Referencias 64

Apéndice 1 Ejemplo de oficio de autorización de los padres para la participación de su

hijo en el estudio 69

Apéndice 2 Alimentos por tiempo del menú 70

Apéndice 3 Cartel con instrucciones visuales para el lavado de las manos y cepillado

de los dientes 71

Apéndice 4 Ejemplo de libro electrónico de la Suite para Oficina de Microsoft utilizado

para el registro de los datos en el Bloque I Situación de alimentación con interacciones

diferenciales 72

Apéndice 5 Ejemplo de libro electrónico de la Suite para Oficina de Microsoft utilizado

para el registro de los datos en el Bloque II Situación de alimentación con interacciones

efectivas 73

Apéndice 7 Ejemplo de libro electrónico de la Suite para Oficina de Microsoft utilizado

para el registro de los datos de la prueba de Transferencia 75

Apéndice 8 Tabla de combinaciones para los ensayos del Bloque III Situación de

(6)

Lista de tablas

No. Contenido Página

1 Diseño experimental de comparación intrasujeto con una fase de Establecimiento del Repertorio Básico de Señas, tres Bloques de Entrenamiento y Prueba de Trasferencia.

27

2 Porcentaje de acuerdo entre observadores de la ocurrencia de los indicadores en los seis participantes, en los tres Bloques de entrenamiento: Bloque I Situación de alimentación con interacciones diferenciales; Bloque II Situación de alimentación con interacciones efectivas; Bloque III Situación de alimentación con interacciones variables.

35

3 Porcentaje individual de los seis participantes, del acuerdo entre observadores del Bloque I Situación de alimentación con interacciones diferenciales: Indicador 1 Nomina los alimentos en el modo observar-señalar/gesticular ante la comida y seña de la instructora como objetos de estímulo: Indicador 2 Actividad de orientación y motriz; Indicador 3 Correspondencia morfológica de la seña; Indicador 4 Objetos y dimensiones de los estímulos; e Indicador 5 Condiciones biológicas, ecológicas y sociales.

37

4 Porcentaje individual de los seis participantes, del acuerdo entre observadores del Bloque I Situación de alimentación con interacciones diferenciales: Indicador 6 Necesidad de repetición de la seña por parte de la instructora ; Indicador 7 Ejecución de señas previas a las realizadas por la instructora ; Indicador 8 Condiciones situacionales del medio ; Indicador 9 Historia interconductual del organismo; Indicador 10 Respuesta sistemática sin posibilidad de modificar la relación espacio temporal entre los eventos de estímulo.

39

5 Porcentaje individual de los seis participantes, del acuerdo entre observadores del Bloque II Situación de alimentación con interacciones efectivas: Indicador 1 Nomina los alimentos en el modo observar-señalar/gesticular para obtenerlos en consecuencia; Indicador 2 Actividad de orientación y motriz ; Indicador 3 La entrega de la comida es contingente a la respuesta del participante; Indicador 4 Correspondencia morfológica de la seña; Indicador 5 Necesidad de que la instructora emita gestos por falta de ejecución de parte del participante (no opera).

41

6 Porcentaje individual de los seis participantes, del acuerdo entre observadores del Bloque II Situación de alimentación con interacciones efectivas: Indicador 6 Necesidad de que la instructora emita el gesto por ejecución incorrecta del participante; Indicador 7 Objetos y dimensiones de los estímulos; Indicador 8 Condiciones biológicas, ecológicas y sociales; Indicador 9 Condiciones situacionales del medio; Indicador 10 Historia interconductual del organismo.

43

7 Porcentaje individual de los seis participantes, del acuerdo entre observadores del Bloque III Situación de alimentación con interacciones variables: Indicador 1 Nominar en el modo señalar/gesticular uno de los alimentos de comparación que tiene una relación de pertinencia con el alimento que funge como estímulo muestra; Indicador 2 Responde con precisión, al interactuar con las relaciones cambiantes entre los objetos de estímulo; Indicador 3 Actividad de orientación y motriz; Indicador 4 Correspondencia morfológica de la seña.

(7)

8 Porcentaje de acuerdo entre observadores de la ocurrencia de los indicadores del 5 al 8 Bloque III Situación de alimentación con interacciones variables: Indicador 5 Objetos y dimensiones de los estímulos ante los cuáles da la respuesta; Indicador 6 Condiciones biológicas, ecológicas y sociales; Indicador 7 Condiciones situacionales del medio; Indicador 8 Historia interconductual del organismo.

47

9 Valores de logro (1) y no logro (0) en la ejecución de los indicadores de cada participante en la fase de transferencia.

(8)

Lista de figuras

No. Contenido Página

1 Promedio porcentual global de la adquisición de la Lengua de Señas Mexicana (LSM) derivada de la enseñanza ostensiva, de los seis participantes, en los tres Bloques de entrenamiento y prueba de transferencia.

33

2 Promedio porcentual de la adquisición de la LSM derivada de la enseñanza ostensiva en la fase de transferencia y los tres bloques de entrenamiento: Bloque I Situación de alimentación con interacciones diferenciales; Bloque II Situación de alimentación con interacciones efectivas; Bloque III Situación de alimentación con interacciones variables.

34

3 Promedio porcentual del desempeño de los seis participantes en la fase de transferencia, por tipo de interacción: diferenciales, efectivas y variables.

(9)

Resumen

En la educación de niños con hipoacusia se asume que la principal necesidad es el desarrollo del

lenguaje. La Lengua de Señas Mexicana (LSM) es el recurso que se emplea para cumplir con este

propósito, sin embargo se reconoce la desvinculación que guarda con las prácticas sociales

compartidas. Para incidir en dicha problemática, esta investigación se desarrolló desde la

concepción praxiológica del lenguaje y los principios de la enseñanza ostensiva, el modelo de

campo propuesto por Kantor (1978), y la perspectiva interconductual de Ribes y López (1985).

El objetivo general fue establecer en alumnos hipoacusicos un nivel básico de la Lengua de Señas

Mexicana a través de la enseñanza ostensiva con una perspectiva praxiológica de análisis

funcional de la conducta. Participó una instructora y seis estudiantes del Centro de Atención

Múltiple en la ciudad de Xalapa, Veracruz. Se utilizó un diseño de comparación intrasujeto con

una fase de establecimiento de repertorio básico de señas, entrenamiento y prueba de

transferencia. Los resultados muestran que los participantes nominaron los alimentos en el modo

observar-señalar/gesticular ante la comida como objeto de estímulo y para obtenerlos en

consecuencia, pero no cuando las relaciones entre los objetos de estímulos fueron cambiantes.

Esto evidencia que aprender un lenguaje no es solamente aprender signos, sino que un modo

lingüístico puede participar en interacciones cualitativamente diferentes.

(10)

Lengua de Señas Mexicana como modo de comportamiento

El lenguaje tradicionalmente se ha considerado como instrumento para describir el mundo,

retratar la realidad y poseedor de una estructura lógica inalterable. Derivado de esta concepción,

algunas teorías exponen fuertes dicotomías entre el lenguaje natural y un supuesto lenguaje del

pensamiento; uno relacionado con la comunicación y otro con el diálogo privado. También se

debate entre considerar el lenguaje como algo innato o como constructo social; en algunos casos

es entendido como una entidad abstracta que encaja con los hechos, como proveniente de una

deidad, y en otros como una actividad neuronal con ubicación precisa en el cerebro (Platón, Trad.

1988; Wittgenstein, 1922/1997; Saussure, 1945; Chomsky, 1985; Skinner, 1982: Lennenberg,

1981).

Concepciones acerca del lenguaje

Desde la Grecia antigua, Platón (Trad.1988) expuso en voz de Cratilo y Hermógenes las dos

posturas predominantes de la época- que prevalecen en la actualidad-. En su diálogo acerca del

significado de las palabras, el primero asevera que los nombres son naturales a las cosas, que

expresan la idea o esencia de las mismas. El segundo, cuestiona el planteamiento de Cratilo y

considera que los nombres son de carácter convencional, y que todos tienen su origen en la ley y

el uso. En la misma discusión Paltón en voz de Sócrates muestra que el significado de los

nombres está relacionado con los hechos, con ciertas prácticas, acciones, y que estas son las que

denotan la naturaleza de las cosas.

La reflexión Platónica se ha diluido, sin embargo la discusión acerca de la naturaleza del

lenguaje ha continuado en el mismo sentido. De este modo surgieron diversas explicaciones

respecto a los significados de los que da cuenta el lenguaje. Una de ellas es el estructuralismo de

Ferdinand de Saussure (1945), que propone que el lenguaje es un instrumento del pensamiento

que no existe por sí mismo, constituido por un lado individual y uno social. Y la lengua como

manifestación del lenguaje, es un sistema donde todos los términos son solidarios y el valor de

cada uno resulta a partir de la relación entre los conceptos que forman la estructura del mismo.

(11)

objeto, como en la teoría de Frege (1974), lo cual equivale a aprehender su significado y su forma

de empleo; esto implica asumir que un sistema de reglas creado por el hombre es el que rige el

inicio de su lenguaje. En otro sentido Lenneberg (1981) plantea que los elementos del lenguaje

que sustentan el significado, no se refieren a objetos específicos o a clases invariantes de objetos,

sino que hacen referencia a un proceso cognitivo, esto es, al acto de categorización o de

formación de conceptos, el cual está regulado en alguna medida por determinantes biológicos.

Otra posición se observa en la Teoría de las Descripciones de Russell (1986), en la que interesan

las frases descriptivas con sintaxis correcta para entender el mundo.

Como ejemplo último, y aparentemente acabado, se encuentra la concepción del lenguaje

ilustrado en el Tractatus Logico-Philosophicus (Wittgenstein, 1922/1997), que propone resolver

los problemas del significado postulando que en el lenguaje las oraciones genuinamente

descriptivas son aquellas que no sólo están sintácticamente bien construida, sino que también son

semánticamente correctas, satisfaciendo de esta forma las condiciones de la teoría pictórica. En

esta teoría, cada nombre corresponde con un objeto y es lo que significa; la estructura, número de

elementos y forma lógica de una proposición es la misma que la de un hecho. En decir quien dice

algo enuncia un hecho, por lo que una proposición es una fotografía, un retrato del hecho.

Además el significado de una proposición también se encuentra sujeto a reglas lógicas y

formales.

Un aspecto a tratar respecto al abordaje tradicional del lenguaje y de interés para la

psicología, es el modo en cómo se aprende. Algunas teorías no requieren mayor explicación que

la manifestación o exteriorización paulatina del lenguaje del que ha sido dotado el hombre, o las

que aseguran que el aprendizaje se trata de una operación del pensamiento. A este respecto

Chomsky (1985) le asigna un origen genético, con base en los rasgos universales de los

lenguajes, en la especificidad de la especie y en la rapidez de su desarrollo, y el papel del

contexto es activar esta predisposición innata. Piaget (1997) subordina la adquisición del lenguaje

a funciones más generales, y sustenta su evolución a partir del habla egocéntrica; los niños

desarrollan sistemas de representación interna que les permiten describir personas, sucesos,

sentimiento, para posteriormente comunicarse con otros. Por su parte Vigotsky (1996), destacó la

naturaleza social del lenguaje como conducta convencional, que parte de la actividad social y

colectiva del niño a una más individualizada, en coordinación con el desarrollo de todas las

(12)

La mayoría de las explicaciones citadas tienen en común una concepción descriptiva del

lenguaje con significados inalterables, fijos, en correspondencia única con objetos o situaciones

de la realidad, con un sentido definido y preciso, pero siempre con la intención de la perfección

estructural.

Se presenta ahora –en contraposición a la visión anterior- el enfoque praxiológico del

lenguaje representado principalmente por Wittgenstein (Tomasini, 2011). Aquí el lenguaje son

signos siempre en conexión con actividades; conformado por relaciones prácticas convenidas

entre individuos de la misma comunidad; con movimiento que explica la multiplicidad de

significados posibles, y que su función en una situación determinada es fundamental. Esta

caracterización del lenguaje, pertenece únicamente a la noción de juego de lenguaje y otras que le

acompañan, desarrolladas por Wittgenstein (1953).

Wittgenstein (1953), llama juegos de lenguaje “al todo formado por el lenguaje y las acciones con las que está entretejido” (Investigaciones Filosóficas (IF.), s.7) y pone de relieve que “hablar un lenguaje, es parte de una actividad o de una forma de vida.” (IF, s. 23). Sin

embargo no se trata de acciones cualesquiera que sean, sino de prácticas convenidas socialmente,

que integran una forma de vida. Por lo que todo lo que se dice, o cualquier símbolo empleado,

sólo cobra significado en uso, dentro de actividades concretas, en situaciones determinadas;

derrocando la relación absoluta entre significado y objetos.

Respecto al lenguaje, Wittgenstein (1953) destaca que su base se encuentra en la enseñanza

ostensiva. Esta consiste en adiestrar a los nuevos participantes del juego de lenguaje, enseñar las

prácticas que se comparten mediante un proceso de praxis, que es la que determina el significado

de las palabras. Se trata de enseñar en acto la gramática entendida como un complicado sistema

de usos, reglas, convenciones, prácticas humanas que dotan de significado a las expresiones. La

intención de esta enseñanza no es que el participante nombre, al nombrar todavía no se ha hecho

nada, no se está participando de un juego de lenguaje propiamente al menos que se trate de poner

nombre a objetos y situaciones. En la enseñanza ostensiva, un determinado adiestramiento hace

posible el uso de un signo de determinada forma, mientras que uno distinto generaría otro uso.

Wittgenstein (1953) establece una conexión importante entre regla y práctica como parte

fundamental de su concepción del lenguaje. Seguir una regla es apegarse a usos, a costumbres, a

(13)

acuerdo establecido, sino por concordancia de uso. Y apegado al carácter social de la regla,

cuestiona y niega la posibilidad de interpretación, al mencionar que "una regla no puede

determinar ningún curso de acción, porque a todo curso de acción se le puede hacer concordar

con una regla" (Investigaciones Filosóficas (IF.), s.201). De esta forma destaca que para

identificar si se ha seguido o no una regla, la opinión de un individuo aislado es insuficiente ya

que se trataría de una simple interpretación, porque la efectividad de su aplicación no emerge de

la regla misma. Es el acuerdo comunitario lo que determina que es aplicar correctamente la regla

y qué no lo es, se trata de que los hablantes concuerden de que se trata emplear la regla

(Tomasini, 2005).

Se observa con esta concepción que el lenguaje no es un instrumento para retratar el

mundo, sino que forma parte de la realidad del hombre, lo que implica que es una práctica que

permite prácticas humanas diferentes a las animales. De tal manera, que no se requieren

explicaciones internas, las relaciones se dan en el mundo mismo. Incluso lo que es llamado

lenguaje interno, se describe como una práctica; no hay signos dentro del cuerpo, son signos

convenidos que se usan por ser integrantes de una comunidad lingüística determinada, y en todo

caso su única característica especial es que son empleados en forma silente. En resumen, de la

práctica emana el significado, y es la base para que un individuo sea usuario del lenguaje.

Dadas las características del enfoque praxiológico, es posible identificar otras propuestas

filosóficas que comparten por lo menos parcialmente la visión de Wittgenstein. Es el caso de

Ryle quien expone que un concepto no se refiere a un tipo especial de palabra, sino a la función

de una palabra. La función de la palabra depende de su ámbito y criterio de uso, no puede

desvincularse de la situación ni del contexto lingüístico (Ryle, 1949). Al averiguar acerca del

significado de las palabras, no es relevante indagar sobre las otras propiedades o características

de la palabra, basta con examinar lo que se hace con ella o con cualquier otra cosa con lo que

hacemos lo mismo (Ryle, 1949). Por su parte Austin (1962) considera que el decir como una

forma de hacer o acción, por lo que también las palabras aisladas carecen de función y, por tanto

de significado.

Los tres filósofos anteriores y algunos del enfoque dominante se inclinaron por el lenguaje

como solución a los problemas filosóficos. Esta forma de hacer filosofía se representa en el

(14)

la filosofía analítica, 2) el pragmatismo: y 3) la hermenéutica y la deconstrucción. De acuerdo

con Méndez (2012), la primera tomó importancia a la forma y sintaxis lógica del lenguaje que

representaban la forma y estructura de lo real. La segunda se ha preocupado del lenguaje como

significado, para ellos las palabras están cargadas de significados culturales y ocultos que hay que

descifrar. La tercera se enfocó en el uso que se hace del lenguaje. Con esto se puede concluir que

las tradiciones comprendidas en el giro lingüístico representan la intervención de la filosofía en

el estudio del lenguaje, sin embargo no es el único campo del conocimiento que se ha tomado

esta tarea.

El estudio del lenguaje en la psicología

Modelo de campo.

Como alternativa a la construcción causal y organocéntrica de la tradición conductista, Kantor

(1978) propone el campo interconductual, que considera un evento psicológico como

interacciones complejas en las que diversos factores participan por igual. Los eventos específicos

que investiga la psicología consisten en la interacción del organismo con objetos, eventos u otros

organismo, así como con sus cualidades y relaciones específicas; bajo condiciones definidas y

considerando sus contactos previos con los objetos estimulantes. De tal forma que lo eventos se

describen científicamente al analizar todos los factores participantes y al encontrar como están

relacionados. Lo que sugiere que los eventos sean descritos sin introducir factores extraños, o

determinantes externos o internos.

El campo psicológico consiste en segmentos conductuales, que son sistemas de factores

integrados. El segmento conductual, como evento psicológico unitario, se centra en una función

de respuesta y una función de estímulo; la primera se identifica con una actividad del organismo,

y la segunda con una actividad del objeto estimulante. Y como característica principal, se

encuentra la simetría del campo psicológico, en que los actos de los organismos y los actos de los

objetos de estímulo son los polos que se dan simultáneamente.

Otro factor de campo, es la historia interconductual en la que se generan las funciones de

respuesta y de estímulo, ya que considera que una clase de interconducta que se observa, se ha

desarrollado a través de una serie de contactos del organismo con los objetos. Además de que el

(15)

ocurre. El medio de contacto como un factor más, opera para conectar las personas que

reaccionan con los objetos que realizan las funciones de estímulo (Kantor, 1924). En un análisis

posterior, Ribes (2007) aclara que esta categoría tal como fue formulada por Kantor, se refiere a

condiciones físicas y químicas que hacen posible la función de un objeto como estímulo para un

organismo individual.

Kantor considera que los eventos psicológicos se interrelacionan tanto con los eventos

sociales, cómo con los biológicos y los físicos, Sin embargo afirma que dichos eventos se

desarrollan a partir de interconducta ecológica, es decir, tiene raíces biológicas a pesar de la

participación de los factores culturales, sin reducir con esto la conducta humana compleja a sus

componentes biológicos. Cabe señalar que este tipo de interacción se presenta con la

participación de los organismos de manera total, y no sólo de órganos o tejidos específicos, y que

además se originan en la vida de individuos particulares, por lo que son de tipo ontogenético.

Conductismo, modelo de campo y teoría interconductual.

Con la intención de superar las limitaciones identificadas en los sistemas del condicionamiento

clásico y operante, así como de otros que han llevado a confusiones en cuanto a la naturaleza y

función de los términos que la psicología ha importado de otras disciplinas, Ribes y López (1985)

con fundamento en el metasistema de campo formulado por Kantor (1978) proponen una

taxonomía de la funciones psicológicas. Dicha taxonomía delimita y clasifica los diversos niveles

funcionales de interacción como formas cualitativamente distintas de organización de la

conducta, ya que esta distinción no es incluida en la propuesta interconductual de Kantor. A partir

del modelo de campo, la conducta ya no se reduce a la ocurrencia de estímulos y respuestas. Se

trata de conceptualizar la conducta como un segmento de interacciones recíprocas del organismo

con su medio ambiente.

Esta propuesta rebasa el análisis molecular de la conducta utilizado por los paradigmas

respondiente y operante, que caracterizan a los fenómenos psicológicos como sucesión de

ocurrencias puntuales en tiempo y espacio, reduciendo la configuración del comportamiento a

estímulos y respuestas con variaciones cuantitativas. Y que supone la explicación de un

fenómeno como la integración de los valores de los elementos independientes que lo conforman

(16)

En cambio la lógica de campo corresponde a un modelo molar, de análisis cualitativo, que

destaca las relaciones de interdependencia de sus elementos; integrando los estímulos y

respuestas en funciones de naturaleza molar, que implica sincronía y continuidad. (Ribes, 2004;

Ribes, 2007).

Las preguntas que la psicología se ha planteado respecto a la adquisición, comprensión y

producción del lenguaje, así como las explicaciones dadas, proviene de una diversidad de

posturas teóricas anidadas en la misma disciplina. Sin embargo, es prudente analizar de forma

crítica el estudio del lenguaje y las consecuencias derivadas de la tradición conductual del

condicionamiento clásico y operante.

En el primero, se utilizó el paradigma del reflejo para explicar y abordar experimentalmente

los fenómenos psicológicos. Parte de considerar que hay un organismo que reacciona ante las

condiciones cambiantes del ambiente; existe un ambiente con múltiples posibilidades de

conformar un evento de estímulo-como si estos fueran entidades- que por sus propiedades

fisicoquímicas producen una respuesta específica del organismo; estos eventos de estímulo y

respuestas naturalmente animales- o señales primarias- son llamados incondicionales.

Cuando el evento de estímulo incondicional se aparea con un evento de estímulo que no

produce la misma respuesta del organismo- estímulo condicional-, la frecuencia del apareamiento

puede permitir que el estímulo condicional evoque la misma respuesta que el incondicional.

Como se observa, las explicaciones de la conducta se reducen a relaciones contiguas y causales,

además de que las causas de la conducta son ambientales y fisiológicas. Y en congruencia con

esto, Pavlov abordó la adquisición y funcionamiento del lenguaje a partir de su explicación del

lenguaje como segundo sistema de señales. Así las palabras para él son señales que podrían

presentar propiedades similares a las de los estímulos condicionales e incondicionales. De esta

manera los vocablos son señales de las señales primarias(Pavlov, 1927)

Por otra parte, para Watson (1924) el comportamiento verbal es un tipo de acción, que

inicia como movimientos del aparato fono articulatorio o gestual, que bajo la influencia del

ambiente se complejizan hasta formar palabras y oraciones que sustituyen objetos y eventos del

mundo, para conformar lo que él llama hábitos comunicativos. Así distingue entre hábito vocal y

hábito lingüístico, en el que el segundo se caracteriza por considerar que las palabras se conectan

(17)

aunque intenta explicar la participación del aspecto social, limita su propuesta al determinar que

las palabras sustituyen respuestas, dejando a un lado la función que tenga.

Skinner (1982) por su parte, mantiene en el estudio del lenguaje el paradigma del

conductismo operante, por lo que ajusta la explicación de la conducta verbal en términos de la

triple relación de contingencia, definida como “aquella reforzada a través de la mediación de

otras personas” (p.12). Y para agotar las variaciones que se pueden observar en las condiciones

en que se presenta la operante, realizó una taxonomía del comportamiento verbal, en que se

denota la primacía que da a la estructura morfológica y no a su función. Además de que le

interesa la existencia de un producto lingüístico que afecte el ambiente, donde la palabra funciona

como estímulo discriminativo.

En las posturas anteriores se observa un tratamiento homogéneo de la conducta sin

diferenciar niveles de desarrollo, lo que denota la insuficiencia categorial para explicar relaciones

complejas como las que se dan en el lenguaje. Además de que acentúa que el lenguaje se da como

contacto con propiedades fisicoquímicas, olvidando las propiedades convencionales derivadas de

la vida en sociedad. En esta misma dirección se ha estudiado el comportamiento verbal como

actividad individual, arrastrando consigo el ejemplar del reflejo y la lógica mecanicista al análisis

y estudio de una conducta eminentemente distante de las funciones biológicas y que desafía las

relaciones en términos del tiempo y el espacio como categorías de análisis de la física.

La taxonomía de las funciones psicológicas.

La taxonomía propuesta por Ribes y López en 1985 constituye una clasificación de las funciones

de estímulo-respuesta, que intenta incluir todos los fenómenos psicológicos, siguiendo una lógica

jerárquica de inclusividad progresiva.

La función estímulo-respuesta se refiere "... a los estímulos y respuestas, de objetos de

estímulo y de un organismo en particular, que hacen contacto funcional –es decir que interactúan-

en un sistema determinado de relaciones” (op.cit. 44). Este concepto implica en general al menos

cuatro característica: primero se trata del elemento central del segmento interconductual;

segundo, son relaciones sincrónicas ya que los eventos de estímulo y de respuesta aunque hayan

ocurrido en diversos momentos en tiempo, se articulan en tiempo presente como una relación

(18)

pueden clasificarse con base en sus propiedades físicoquímicas, organismicas y convencionales.

Y por último las funciones son representaciones de relaciones de interdependencia, llamadas

relaciones contingenciales es decir de condicionalidad recíproca entre los elementos que

participan en la interacción, que involucran otros factores descriptivos y explicativos de la

organización del comportamiento- el mediador, el desligamiento funcional, el tipo de relación y

el criterio de ajuste-.

Así, Ribes (2010) propone examinar la estructura de la función en contingencias de

ocurrencia y de función. Las primeras describen condiciones físicas, necesarias y suficientes,

como relaciones de posibilidad para que ocurra la interacción; y las segundas describen las

condiciones funcionales, es decir las relaciones entre las propiedades de los objetos de estímulo y

las respuestas.

Respecto a las características de cada factor explicativo, es importante puntualizar que el

mediador, es el elemento crítico en la relación que estructura la función (Ribes & López, 1985).

El desligamiento funcional, es la posibilidad que tiene el organismo de responder de forma

ampliada y autónoma de las propiedades fisicoquímicas, así como de las condiciones espaciales

y temporales (Ribes & López, 1985). El criterio de ajuste se refiere a que cada elemento de la

configuración corresponda específicamente con el tipo de función que se estructura (Ribes,

Moreno & Padilla, 1996). El tipo de relación se refiere a la forma de relación entre el organismo

y otros organismos u objetos de estímulo, con base en el criterio de ajuste que se logra o satisface

al tener lugar un desligamiento funcional determinado (Ribes, 2004).

Una característica más de la taxonomía como una clasificación de las funciones

psicológicas, es su interés por formular una teoría evolutiva y comparada de la conducta. De aquí

que reconoce niveles cualitativamente diferentes en el comportamiento, compartidos por

organismos animales y humanos, así como estructuras exclusivas de la especie humana.

Identificando así cinco niveles inclusivos: la función contextual, suplementaria, selectora,

sustitutiva referencial y sustitutiva no referencial. Las dos últimas caracterizadas como funciones

psicológicas exclusivamente humanas. (Ribes, 1985,1998, 2004).

La función contextual se produce como una forma de estructuración de diversas relaciones

biológicas, es decir de la actividad condicionada directa por las propiedades fisicoquímicas del

(19)

ambiente, es afectado y solo puede reaccionar diferencialmente ante las ocurrencias en el

ambiente que le afectan.

En la función sumplementaria, el organismo tiene la posibilidad de regular algunas

propiedades de su relación contingencial. Los eventos se tornan funcionales con base en la acción

del organismo, de modo que la conducta como determinante de los criterios espaciales, regula las

propiedades temporales de la contingencia.

La función selectora se observa en aquellas circunstancias en la que existen múltiples

relaciones contingenciales yuxtapuestas respecto a un conjunto finito de eventos de estímulo, a la

vez que la relación particular que puede operar en un momento dado depende de lo que el

organismo hace. La interacción se ve regulada por las contingencias entre estímulos

momentáneamente efectivas, pero estas a su vez tienen lugar solo y con base en la ocurrencia de

la conducta que emita el organismo.

La función sustitutiva referencial, solo es posible mediante el lenguaje como reactividad

convencional desligable, en principio, físicamente de las cosas y acontecimiento. Se dan las

condiciones para responder a propiedades funcionales de los eventos que no son físicamente

operativas dentro de la situación. El organismo se comporta en una situación de acuerdo con las

contingencias referidas a otra situación.

La función sustitutiva no referencial los conceptos que forman parte de categorías distintas

pueden ser subsumidos por una nueva categoría, lo que ilustra el dominio de abstracción por

traducción. Su mediación constituye una relación entre eventos puramente convencionales.

Aunque la estructura de las tres primeras funciones, se comparte entre humanos y animales,

existe una característica elemental que las distingue: el lenguaje. Ya que se reconoce que el

individuo interactúa con otros sujetos o con objetos no en función de sus propiedades

físico-químicas, sino en contacto con las propiedades convencionales cambiantes, relativas al contexto

y situación en que tiene lugar la conducta. Es decir, la conducta humana es lingüística, cuando lo

que se hace forma parte, se aprende y se usa en una práctica convenida.

Esto lo resalta Ribes (1990,1993, 2007) al mencionar que desde el punto de vista

psicológico, el comportamiento humano se desarrolla, se practica y tiene sentido siempre bajo el

(20)

que en el caso del ser humano, el comportamiento puede ser concebido como el contenido

funcional de lenguaje.

Esta última afirmación tiene sentido, cuando concebimos el lenguaje como una práctica

compartida y convenida, como un juego de lenguaje (Wittgenstein, 1953). El lenguaje como un

todo, que enmarca y significa la actividad individual. Así el comportamiento es la expresión

funcional del lenguaje. El contacto funcional se da –aunque en algunos casos en forma reducida-

entre las propiedades convencionales de los eventos de estímulo y de respuesta, ya que el

individuo interactúa en función de lo que significan los elementos del ambiente en una situación

y contexto lingüístico.

A partir de la taxonomía de las funciones psicológicas, Ribes (1990) propone el concepto

de aptitud funcional para describir distintas formas de interacción entre el individuo y objetos y

circunstancias del medio, al margen de las habilidades y competencias específicas en juego. La

forma de la interacción hace referencia a la complejidad de la interacción que establece el

organismo con su entorno, así la aptitud funcional se define con base en el modo funcional de la

interacción establecida. Aunque no tiene dimensión de observabilidad, puede identificarse a

partir de ocurrencias en la forma de respuestas o acciones. De esta forma se identifican cinco

niveles de aptitud funcional: contextual, suplementaria, selectora, sustitutiva referencial y

sustitutiva no referencial.

En el nivel de aptitud contextual el individuo se ajusta respondiendo a las propiedades de

los eventos que se relacionan en tiempo y espacio dentro de la situación; desarrolla nuevas

formas de reactividad y responde diferencialmente a las relaciones constantes entre los eventos

del entorno. En la aptitud suplementaria, el individuo produce cambios en la situación, las

interacciones con el entorno son mediadas por la propia actividad del individuo. En el nivel de

aptitud selector, las interacciones constituyen relaciones en las que el individuo altera las

constancias del entorno, las cuales no dependen de las propiedades fisicoquímicas invariantes,

sino que, en relación condicional con otras propiedades del medio, cambian continuamente en

una misma situación. En el nivel de aptitud sustitutivo referencial el individuo interactúa

modificando las variables situacionales. Responde a propiedades no aparentes y no presentes en

tiempo y espacio: al responder de este modo introduce nuevas circunstancias a la situación, esto a

(21)

aptitud sustitutiva no referencial, las interacciones son entre acciones lingüísticas o

convencionales. Desaparecen las dimensiones fisicoquímicas como parámetros funcionales de la

relación y el individuo interactúa con su propio lenguaje. (Ribes, 1990).

Segmento interconductual.

La interconducta es descrita en términos de los elementos del segmento interconductual, que

además de la función estímulo-respuesta ya mencionada, se componen también por el medio de

contacto, el límite del campo, los factores disposicionales, los sistemas reactivos del organismo y

los objetos de estímulo (Ribes, 1998).

El medio de contacto se refiere a las circunstancias que posibilitan una interacción, es decir

aquellas que hacen posible el contacto entre dos acontecimientos o eventos, constituido por

acciones o reacciones del organismo y/o objetos. Sin embargo, el medio de contacto no forma

parte de dicha relación; se trata de una categoría clave en Teoría de la Conducta, para vincular y

representar psicológicamente los niveles analíticos de otras disciplinas científicas. De acuerdo al

tipo de relaciones que posibilita, se distinguen tres medios de contacto: físico-químico, ecológico

y el convencional. El primero posibilita la relación entre el organismo y los objetos de estímulo a

un nivel físico-químico. En el ecológico, se posibilitan las funciones vinculadas a la vida en

especie; este ambiente funcional está constituido tanto por objetos y acontecimientos, como por

las propiedades morfológicas y acciones que caracterizan a los miembros de la misma especie.

Finalmente, el medio de contacto convencional- que es exclusivamente humano- está constituido

por objetos convencionales (producto de la conducta lingüística) y por comportamientos

convencionales desligables y desligados de las circunstancias particulares en que ocurren. Este

medio, posibilita la interacción que corresponde a la aceptación de una determinada forma de

vida social y los criterios que delimitan el ámbito de la convivencia.

Por otra parte, el concepto de límite del campo delimita la extensión -en términos de

tiempo y espacio- de una interacción determinada, y a su vez circunscribe la clase de objetos de

estímulo y respuestas posibles que se dan en dicha interacción.

Los factores disposicionales constituyen probalizadores de la ocurrencia de la función y

afectan sus propiedades cuantitativas aunque también influyen en la organización cualitativa del

(22)

interconductual y los factores o eventos situacionales. La historia interconductual se refiere a

todos los segmentos previos de interacción del organismo individual. En ésta se consideran dos

dimensiones: la evolución del estímulo y la biografía reactiva. La primera de las dimensiones

hace referencia a las transiciones que ha tenido un estímulo o función estímulo en el pasado. La

segunda, designa las variaciones que una respuesta particular ha sufrido como componente de

funciones estímulo-respuesta. Los factores o eventos situacionales (organísmicos y ambientales)

tienen que ver con todos los elementos que están dentro del segmento de conducta y que influyen

directamente la interacción, pero no están configurados dentro de ésta en un nivel funcional.

Los sistemas reactivos aluden a la unidad biológica del organismo que se analiza en las

relaciones de condicionalidad. Estos sistemas reactivos se configuran funcionalmente

dependiendo de las características fisicoquímicas y/o ecológicas del entorno, o bien, de acuerdo

a los aspectos convencionales dentro del mismo.

Los objetos y eventos de estímulo refieren a cuerpos y acontecimientos en términos físicos,

sin embargo, para que sean considerados como objetos de estímulo debe darse un contacto

funcional entre el organismo y éstos, es decir, los objetos y eventos no son estímulos por sí

mismos, ni el estímulo forma parte de los objetos como una característica de los mismos, pues

mientras no se dé el contacto funcional, los objetos y eventos físicos solo pueden considerarse

como potencialmente objetos de estímulo (Ribes, 1997). En Teoría de la Conducta solo se

reconoce un objeto de estímulo cuando hay una respuesta, pues son parte de un flujo continuo y

no deben verse por separado, es decir, no existe un estímulo sino existe una respuesta y viceversa.

El estímulo y la respuesta sólo tienen sentido en conjunto.

Sustitución referencial y no referencial.

La noción de sustitución de contingencias es empleada por Ribes (1990) para examinar las

propiedades funcionales específicas del lenguaje humano como comportamiento. La conducta

sustitutiva implica un proceso de transformación de contingencias. En la función extrasituacional

lo que se trasforma o sustituye son los sistemas contingenciales presentes por sistemas

contingenciales de otra situación. Se trata de conducta convencional, ya que el sistema

contingencial depende del responder convencional en lugar de depender de propiedades

(23)

Esta tipo de relación se presenta cuando una interacción que se había establecido en función

de propiedades dimensionales o situacionales de un evento, cambia o se transforma en una

interacción establecida en función de propiedades convencionales, es decir, derivadas de las

normas de atribución de una comunidad no disponibles en esa situación sino en otras

(Pérez-Almonacid & Quiroga-Baquero, 2010). Las respuestas adquieren su función relativa a

propiedades no presentes o aparentes de la situación interactiva, por lo que se trata de un

desligamiento de propiedades situacionales.

De acuerdo con Ribes (2012), en el caso de la sustitución extrasituacional, el episodio

sustitutivo consiste en que un hablante, gesticulador o escritor modifica mediante una

intervención lingüística las relaciones de contingencia prevalentes en una situación. Aunque la

transformación, modificación o reemplazo de las contingencias prevalentes tenga que ver con

contingencias "transferidas" de otra situación, otro lugar, otro momento u otras propiedades no

aparentes en el instante, la sustitución extrasituacional siempre ocurre en el presente y en el lugar

en que se produce el episodio. La sustitución extrasituacional no es cosa de uno. Es, cuando

menos, cosa de dos: el mediador y el mediado, que puede ser más de uno.

Para que la sustitución de contingencias tenga lugar, el mediado tiene que cambiar su

comportamiento con base en los cambios contingenciales propiciados por el mediador. Si el

mediado no responde a la conducta lingüística del mediador, no se completa el episodio. El

mediado debe comportarse en correspondencia con la conducta del mediador y con las

contingencias que introduce en la situación como contingencias referidas. No se refieren hechos,

objetos o propiedades, se refieren contingencias ausentes, no funcionales en la situación.

Ribes (2012) señala que en la sustitución extrasituacional no cambia la arquitectura

categorial de la situación, pues los criterios del medio de contacto en función son los mismos. Lo

que cambia en la sustitución extrasituacional es la arquitectura contingencial de la situación, pues

cambian las relaciones de condicionalidad entre los participantes y el criterio de ajuste específico

en dicha situación. De cambiar la arquitectura categorial, la situación se volvería absurda. Al

cambiar la arquitectura contingencial la situación requiere de un ajuste distinto.

Respecto a la sustitución no referencial o transituacional, Ribes (2012) menciona que se

pierden todos los marcos de referencia relativos a contingencias situacionales. Las contingencias

(24)

que delimitan su funcionalidad. Tiene que ver con la interacción entre conceptos y sus criterios

categoriales, y no entre expresiones acerca de las cosas y las cosas.

Modos de lenguaje.

En este interés por el tratamiento del lenguaje como comportamiento, específicamente respecto a

su desarrollo - derivado de la teoría de la conducta y no como parte de ella- se ha impulsado el

estudio de los modos lingüísticos como parte del subprograma de investigación "conducta

humana compleja". Esto ha surgido del reconocimiento de que aparte del habla existen otras

formas de lenguaje con características morfológicas y funcionales diversas; y que aprender un

lenguaje es aprender sus distintos modos de ocurrencia. De aquí que Fuentes y Ribes (2001)

empleen el concepto de modo lingüístico para referir las formas de despliegue del sistema

reactivo convencional.

Se entiende este último como una forma de reactividad del organismo frente a objetos y

eventos de estímulos particulares, funcionalmente autónomos de las características biológicas del

organismo y su ambiente, de carácter convencional derivadas de las prácticas sociales

compartidas. De igual manera es necesario aclarar explícitamente que el lenguaje es el sistema

reactivo exclusivamente humano, en su repertorio de fonemas, grafismos y gestos (Ribes &

López, 1985). De aquí que se han identificado los modos gesticular/señalar, observar, escribir,

leer, hablar, y escuchar (Fuentes & Ribes, 2001).

Los modos lingüísticos se distinguen entre sí por su morfología, que está determinada por

el medio de ocurrencia y el sistema reactivo implicado. Los medios de ocurrencia pueden ser

ópticos y acústicos. En el medio óptico pueden ocurrir objetos de estímulo visuales momentáneos

como las señales y los gestos, o estímulos visuales relativamente permanente como las grafías.

Por otra parte, en el medio acústico pueden ocurrir eventos de estímulos auditivos en forma de

vocalizaciones o fonaciones. Los sistemas reactivos implicados son el visual, el auditivo y el

fonador-vocal, así como el sistema motor grueso, el motor manual y el digital fino. (op. cit.)

También se puede caracterizar a los modos lingüísticos por su temporalidad y su naturaleza

activa o reactiva. En el caso de la primera característica, existen modos que limitan su

espacialidad a su temporalidad, se trata de acciones o reacciones ante acciones evanescentes en

(25)

en tiempo y espacio como producto físico. Por otra parte los modos reactivos (observar, escuchar

y leer) comprenden acciones pero no lo constituyen, sólo incluyen movimientos de orientación y

acciones apropiadas ante los estímulos correspondientes; los modos activos (señalar/gesticular,

hablar y escribir), si constituyen acciones de complejidad variada. (Fuentes & Ribes, 2001;

Ribes, 2007)

Adicionalmente, se considera que los modos activos y reactivos son complementarios, es

decir los primeros siempre incluyen en su ocurrencia natural a los segundos, identificando con

esto los pares gesticular/señalar-observar, escribir-leer y hablar-escuchar. Así, los modos

reactivos son el antecedente funcional necesario para la adquisición de los modos activos, y la

vez constituyen la retroalimentación natural que regula la precisión y eficacia de los modos

activos (Fuentes & Ribes, 2001; Gómez, 2005).

En este sentido, las investigaciones muestran por ejemplo que las deficiencias sensoriales

en los niños sordos, que resultan en limitaciones del modo reactivo escuchar, interfieren en el

desarrollo natural del habla; además de que es posible que cuando se carece de reactividad

sensorial auditiva o de fonación, en lugar de hablar-escuchar, se desarrollen los modos

señalar-observar (Moerk, 1974, 1980; Rondald, 1980). En estos modos lingüísticos los sistemas reactivos

implicados son el visual y el motriz/propioceptivo.

Al observar, los objetos y eventos de estímulo con lo que su puede hacer contacto funcional

son personas, acciones y productos, también organismos, respuestas y señales, así como objetos,

eventos e indicios. Cabe mencionar que el contacto funcional al observar, no se limita a la

reactividad biológica por interacción con las características fisicoquímicas de los objetos de

estímulo, sino que se trata de una relación con sus propiedades convencionales. El modo observar

no ocurre en forma espontánea, es provocado, entrenado y en ello radica su convencionalidad.

Por otra parte, en su modo complementario las acciones del individuo se presentan en

forma de gestos, ademanes y señales, se trata de formas convencionales no verbales. Así el modo

señalar/gesticular se ejercita mediante movimientos y expresiones del cuerpo, las señales ocurren

en un lugar y momento determinado. Para que la señal tenga sentido funcionalmente ante el

modo observar, debe estar acompañada de la instigación motriz que facilite la ocurrencia del

comportamiento ante la señal, y del estímulo verbal auditivo (sobre todo cuando se adquiere el

(26)

Una forma de describir la funcionalidad de los modos lingüísticos es el nivel de

transferencia, que se refiere a la ejecución de un comportamiento efectivo nuevo sin

entrenamiento explícito, que depende de la calidad del desempeño previo y el grado de

desligabilidad de la respuesta. Así el modo observar-señalar/gesticular se ha caracterizado con

un modo con desligabilidad menor que los dos pares complementarios restante, por estar

circunscritos a un sistema reactivo motriz, que tiene lugar en tiempo y espacios restringidos y

singulares. También porque se ha considerado que su arbitrariedad es restringida, ya que depende

de las características de la conducta que señala y de las características y ubicación del objeto o

circunstancias señalados. (Gómez, 2005).

Sin embargo también existen argumentos en relación a que el lenguaje de signos como en

el caso del utilizado en la comunidad de personas con limitación sensorial auditiva, corresponde

a un sistema simbólico arbitrario, de carácter convencional, con un nivel de desligabilidad

mayor (Gómez, 2005; Quiroga, 2010).

Investigaciones relacionadas con los modos lingüísticos.

Se han desarrollado estudios de modos lingüísticos con el propósito de mostrar el efecto de

diversos factores en la adquisición, transferencia y mantenimiento del comportamiento en tareas

de igualación de la muestra. De tal manera que consideran importante la interacción entre

factores instruccionales, desempeño exitoso y descripción del comportamiento efectivo.

Asimismo, partiendo del supuesto de que el modo reactivo es condición necesaria para la

adquisición del modo activo complementario, se han realizado estudios para identificar el efecto

de la retroalimentación reactiva en la ejecución de tareas. Tal es el caso de Camacho, Gómez y

Marín (2003), que evaluaron la adquisición, transitividad y transferencia de distintos modos del

lenguaje, sin retroalimentación de los modos reactivos sobre los activos. Usaron tareas de

discriminación condicional de segundo orden empleando relaciones directas entre estímulos

geométricos. Los resultados, en promedio mostraron mayor transferencia intermodo en los modos

hablar y señalar que poseen características morfológicas menos arbitrarias que escribir.

Concluyen que la ausencia de la retroalimentación reactiva afectó el nivel de adquisición y

transferencia de los modos lingüísticos, ya que se presentaron niveles bajos de ejecución,

(27)

Gómez y Ribes (2004) realizaron un experimento con el propósito de analizar la

adquisición, translatividad y transferencia intermodal en tareas de igualación de la muestra de

segundo orden empleando relaciones directas. Los resultados del experimento sugieren que la

adquisición y translatividad son mayores en el modo hablar, y la transferencia fue mayor en el

modo señalar. Así concluyen que el efecto de translatividad se manifiesta desde los modos

morfológicamente más arbitrarios sobre los modos menos complejos.

Gómez (2005) estudió el efecto de la retroalimentación intrínseca proporcionada por los

modos reactivos en la adquisición, translatividad y transferencia -intra e intermodo- de los modos

activos en arreglos experimentales de igualación de la muestra de primer y segundo órdenes,

empleando relaciones directas y arbitrarias entre estímulos. Específicamente respecto a la

transferencia, partió del supuesto de que esta depende de la calidad del desempeño previo y del

grado de desligabilidad de la respuesta, y que la desligabilidad parece depender de la morfología

del modo lingüístico. De tal manera que el modo señalar-observar tendrá menor transferencia que

escribir-leer y escuchar-hablar, cuando las ejecuciones terminales en la condición de

entrenamiento sean equivalentes; y en ejecuciones terminales distintas en la relación intermodal,

la transferencia respecto al entrenamiento dependerá exclusivamente de la ejecución terminal. Sin

embargo estos supuestos no fueron totalmente confirmados, ya que los resultados mostraron que

el desempeño en la transferencia intermodal parece depender no sólo del nivel terminal de

ejecución, sino también de las características morfológicas del modo lingüístico. Además,

observaron diferencias en la ejecución; en igualación de la muestra de primer orden los niveles

fueron mayores en la prueba intramodal, le siguió en desempeño la prueba extramodal y menor

en la extrarelacional; y en igualación de la muestra de segundo orden, los niveles de ejecución

fueron mayores en la prueba extramodal, intermedios en la prueba intramodal y menores en la

prueba extrarelacional.

Otro estudio lo presentó Camacho en el 2006, para evaluar el efecto de los modos

lingüísticos de la ejecución en un arreglo de igualación de la muestra de segundo orden

empleando relaciones directas entre estímulos con y sin retroalimentación reactiva. En los

experimentos sin retroalimentación reactiva, los resultados mostraron que el nivel terminal de

adquisición fue mayor en el modo escribir, posteriormente en señalar y finalmente en hablar; el

nivel de ejecución, aunque bajo, fue más estable en el modo señalar. Por lo cual concluye que la

(28)

afectar el nivel de adquisición. La transferencia intermodo fue mayor en los modos hablar y

señalar que poseen características morfológicas menos arbitrarias que escribir. Estos resultados

coincidieron con los encontrados por Gómez y Ribes (2004). Lo cual sugieren que en la

transferencia intermodo, además del nivel terminal de ejecución, parece depender de las

características del modo lingüístico que se ejercita en el entrenamiento, así como del arreglo de

estímulos empleando en las pruebas de transferencia.

Pese a que las descripción de los modos lingüísticos, apuntan a que el modo

observar-señalar/gesticular parece tener un grado bajo de desligabilidad, y por tanto debería mostrar menor

transferencia que los demás modos, los experimentos mencionados han mostrado que alcanza

mayor transferencia que el modo leer-escribir. Esto permite sugerir que en el modo

observar-señalar/gesticular, se incrementa la probabilidad de transferencia cuando el nivel terminal de

ejecución en el entrenamiento es mayor, y además parece depender del arreglo de estímulos

empleando en las pruebas de transferencia.

La significación por uso en el estudio del comportamiento humano

En complemento a su propuesta, Ribes (2011) identifica en las nociones wittgensteinianas de

juego de lenguaje y formas de vida, la posibilidad de servir a la psicología para vislumbrar los

problemas desde la perspectiva del lenguaje como práctica, como medio y posibilitador de la

actividad humana. Estas nociones permiten examinar conceptos que tradicionalmente se han

abordado en la disciplina, también para comprender el lenguaje como comportamiento

psicológico, y como fundamento y modelo para la caracterización de los fenómenos que se

estudian y visualizar problemas teóricos y de investigación.

Con base en la noción de juego de lenguaje y forma de vida formuladas por Wittgenstein,

propuso analizar el lenguaje en tres dimensiones; como el medio, como instrumento y como

forma de vida. En la primera se concibe que el lenguaje es donde tiene lugar cualquier práctica

social y donde es posible dicha práctica, por lo que es condición fundamental que hace posible la

convivencia. La segunda, reconoce que el lenguaje tiene diversas funciones, y mediante él

afectamos la conducta de otros. Y la tercera, se refiere a las circunstancias que dan sentido a la

(29)

Aclara que la tarea de la psicología tiene que ver con el análisis de la organización

funcional de la conducta vista como interacción, con base en las dimensiones lingüísticas de la

situación que la ambienta. De tal manera que al abordar las dimensiones con base en

Wittgenstein, muestra su vinculación con la conducta y la pertinencia a ciertas interacciones. Así

respecto al lenguaje como medio, es decir como condición de posibilidad del comportamiento

humano, lo que interesa a la psicología es analizar el desarrollo de nuevas acciones que se ajustan

a un ambiente particular y el desarrollo de una reactividad diferencial a las acciones de otras

personas y de los objetos y acontecimientos; en cuanto a la función psicológica se vincula con las

interacciones contextuales y selectoras.

Del lenguaje como instrumento, es significativo para la psicología en términos de su

naturaleza actuativa, que abarca la efectividad situacional de las palabras y expresiones como

parte de las acciones; ésta se identifica con las funciones suplementarias, selectoras y

parcialmente con la sustitutiva referencial. Como forma de vida o circunstancia, el estudio

psicológico tiene que ver con la modulación de las contingencias para otros mediante la acción

convencional, y con la construcción o creación de contingencias; relacionada con la función

sustitutiva referencial y no referencial (Ribes, 1992).

Visualizar la conducta psicológica como parte integral de los juegos de lenguaje, lleva a

reconocer que toda la conducta humana es lingüística, ya que el individuo interactúa con objetos

y situaciones que tienen sentido en el lenguaje compartido en convención (Ribes, 1992). Es

precisamente esto último lo que destaca la noción de forma de vida, ya que se refiere a todas las

actividades compartidas en la que los signos adquieren su significado.

Como soporte a la propuesta mencionada, es importante considerar que Ribes (2011) toma

en cuenta las características de los juegos de lenguaje que apunta a la diversidad de prácticas

posibles, y propone considerar a los fenómenos psicológicos como diversas formas de “actuar

como”, que destaca la funcionalidad del comportamiento y su pertinencia con las prácticas

institucionales en las que se da, entendidas también como formas de vida. En el marco de la

misma noción, se asume que el lenguaje se aprende en la práctica y mediante entrenamiento de

otros individuos. Por lo que formas iniciales de “actuar como”, llamadas primitivas son reactivas,

(30)

Sumado a lo anterior Ribes (2011) – en el marco de enfoque wittgensteiniano- menciona

que “todo juego de lenguaje se aprende primeramente como hechos, hechos prácticos frente a las cosas y las personas … Las palabras y las acciones se aprenden y adquieren sentido como hechos” . Se trata de prácticas entrelazadas con sentido, y no como acciones aisladas.” (p. 8).

Completando con esto, una visión del lenguaje supra ordinada al comportamiento individual, y

como límite de los fenómenos psicológicos.

El enfoque praxiológico: clave para la aplicación del conocimiento psicológico.

Aunque la psicología interconductual, ha encontrado en las nociones wittgensteinianas una

función heurística para caracterizar los fenómenos psicológicos, y visualizar tanto problemas

teóricos como de investigación. Este enfoque no se ha ampliado a la solución de problemas

relacionados con la experiencia ordinaria, debido a la carencia de categorías, conceptos y

métodos específicos de la disciplina. Por tal razón se sugiera considerar la significación por uso

como clave para para entender e interpretar fenómenos contextualizados en ambientes o

situaciones específicas.

En este mismo sentido, la significación por uso exige la remoción de la distinción entre

comportamiento lingüístico y no lingüístico, con ello eliminar la visión del lenguaje como

sustitución de contingencias, exclusivamente. También implica considerar que las tres

dimensiones del lenguaje-como medio, como instrumento y como forma de vida- se observa en

cualquier nivel funcional del comportamiento. En el marco de las observaciones anteriores, la

conceptualización de los modos de lenguaje como una forma de reactividad del organismo

humano, es insuficiente ya que han sido descritos por su morfología y se les han atribuido

características funcionales específicas. Dicha representación viola los principios del enfoque

praxiológico del lenguaje, ya que aprender un lenguaje no se limita a aprender sus formas de

ocurrencia, sino aprender las acciones que le dan significado.

Con intención de abordar los problemas prácticos de la psicología, se propone el concepto

de modo de comportamiento. Este describe las distintas formas posibles en que un individuo

participa en un juego de lenguaje, en el que la significación por uso y la concordancia entre

sujetos de la misma comunidad lingüística determinan la pertinencia o no pertinencia del

comportamiento. Este concepto se propone a fin de expresar que el lenguaje incluye prácticas

(31)

Con esto no se niegan las distintas formas de interacción entre el individuo, objetos y

circunstancias del medio, pero en la vida cotidiana estas no pueden observarse como las

organizaciones funcionales descritas en el lenguaje técnico de la disciplina, sino como formas

generales de interacción que hacen referencia a la complejidad de la interacción que establece el

organismo con su entorno, es decir expresada como un nivel de aptitud funcional.

Supuestos

Los supuestos epistémicos del estudio se encuentran en la concepción del lenguaje como juegos

de lenguaje, que tiene su base en la enseñanza ostensiva. En este sentido se asume que el

lenguaje se aprende como hechos y con la participación de usuarios expertos en el lenguaje. Los

supuestos lógicos se centran en modelo de campo formulado por Kantor. La conducta es

concebida como un sistema de relaciones reciprocas, que solo se entiende por la descripción de

las relaciones entre todos los factores explicativos de la interacción. Y finalmente, los supuestos

metodológicos correspondientes a la propuesta interconductual representada por Ribes y López.

Se asume de acuerdo con las tesis metodológicas presentadas en Teoría de la conducta. Un

análisis funcional y paramétrico, que los problemas psicológicos ocurren como eventos molares

continuos en el tiempo y espacio. Estos eventos constituyen campos de interrelaciones múltiples,

cuya organización funcional representa su estructura. La causalidad de un evento no puede

analizarse como la secuencia lineal de elementos simples o múltiples, sino que esta se sustituye

por la interdependencia íntegra de todos los elementos que constituyen en el campo de

interacción. En el análisis empírico se puede observar que en un campo de eventos, la alteración

de un componente no sólo cambia los valores y relaciones con otro componente predeterminado

como efecto que se debe observar, sino las de todos los demás factores constituyentes de dicho

campo, consideradas operacionalmente constantes. Sin embargo, no es posible determinar

empíricamente todos los cambios en los valores y relaciones que se dan en los componentes de

un campo de eventos e interacción. Debido a que en la delimitación de un campo de interacción

los componentes funcionales no son idénticos a los formales u operacionales, por su naturaleza

Referencias

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