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Gobierno del Estado de Querétaro Secretaría de Gobierno Coordinación Estatal de Desarrollo Municipal Unidad de Desarrollo Jurídico Municipal

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CEREMONIAL

Cualquier estudioso del protocolo sabe que esta área del conocimiento, por sus características propias, se considera un arte.

Para lograr una verdadera asimilación de lo que es el mundo del protocolo debemos aludir a conceptos y a su vez, a las definiciones de éstos para después estructurar los principios básicos que conforman esta ciencia:

Ceremonial (del latín ceremonialis), adj. perteneciente o relativo al uso de las ceremonias; /2. Es la serie de formalidades para cualquier acto público y solemne; /3. Libro, cartel o tabla en que están escritas las ceremonias que se deben observar en ciertos actos públicos.

La categoría ceremonial proviene de la expresión latina ceremonia ("ceremonia"), que significa: 1."veneración"; 2. "forma exterior para dar culto a las cosas divinas o reverencias y honor a las profanas"; y 3. "cumplido, ademán de cortesía"; por lo que la palabra ceremonial sintetiza: A) el conjunto de formalidades que hay que efectuar para llevar a cabo cualquier acto público y solemne de veneración o culto, y B) el libro en que están inscritas las ceremonias. Para Labariega Villanueva, ceremonial en sentido estricto es "el ambiente en el cual tienen lugar las relaciones pacíficas entre los estados de tal modo que se cree y acondicione, debidamente."

Según otros estudiosos del protocolo como José Agustín Pineda Ventura, el ceremonial tiene una misión importante: Es un elemento de orden creado para evitar fricciones y resolver las divergencias que de otro modo pudieran surgir en las actividades oficiales. Consiste en un conjunto de fórmulas impuestas por la experiencia y que reglamenta las relaciones entre altas autoridades y personalidades locales en las ceremonias y actos oficiales, de acuerdo con el principio de igualdad jurídica de las instituciones, asegurando a cada uno de los participantes las prerrogativas a que tiene derecho.

A su vez, Gustavo Muñoz Vargas define el ceremonial como "la serie o conjunto de formalidades para cualquier acto público o solemne, conjunto de reglas establecidas para determinar la forma de operar los actos solemnes..."

Es por ello que el ceremonial debe concebirse como "el ambiente que rodea los actos oficiales y ceremonias, que los enmarcan con un conjunto de

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formalidades que optimizan la celebración de un acto de acuerdo con las normas que, en su caso, indican y prescriben las costumbres y las tradiciones".

Lo que nos debe quedar claro es que el ceremonial no sería viable sin el conjunto de normas, usos, costumbres y tradiciones que se aplican para la organización de estos actos, y es precisamente a esas normas a lo que se conoce como protocolo.

PROTOCOLO

En sentido literal, protocolo significa engomar lo primero, adherir lo que va antes o lo que precede. Por eso la palabra se utilizaba originalmente para designar al documento o conjunto de documentos al que se adhería una hoja de papel notarial al frente, para autentificarlo. De allí pasó luego a significar tanto la hoja pegada antes, fuese oficio, nota o escrito, como el libro en que el notario guarda los registros de las escrituras que ha legalizado y el acta o cuaderno de actas de un congreso, convención, etcétera.

Protocolo (del lat. protocollum y éste del griego protos) M. Serie ordenada de escrituras matrices y otros documentos que un notario o escribano autoriza y custodia con ciertas formalidades; /2. Acta o cuaderno de actas relativas a un acuerdo, conferencia o congreso diplomático; /3. Regla ceremonial diplomática o palatina establecida por decreto acostumbre'; /4. Plan escrito o detallado de un experimento científico, un ensayo clínico o una actuación médica.

Protocolo es un término que se deriva de dos palabras griegas: protos, que quiere decir "lo que va antes de...", "lo que precede a...", "lo que se hace o se coloca primero", "lo primero"; y de kollos que indica la acción de "adherir dos o más cosas con cola de carpintero", "engomar", "encolar", "pegar", etcétera.

Al respecto el protocolista Labariega Villanueva en su obra Derecho diplomático nos expone: "Protocolo es la codificación de las normas que son destinadas a asignar a cada cual las prerrogativas e inmunidades correspondientes, según su derecho".

Para Muñoz Vargas "es la forma operativa de aplicar el ceremonial".

Para José Antonio de Urbina, embajador de España, ex introductor de embajadores y director general de protocolo, es "un todo, porque realmente es

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el arte y la técnica de la creación de las formas en las que se realiza la acción del Estado".

Si bien la palabra protocolo tiene varias acepciones, en la materia que nos ocupa se puede definir como la regla ceremonial establecida por decreto o por costumbre que regula muchos aspectos de la vida pública de las naciones y, en consecuencia, influye en toda la sociedad, que de alguna manera se ve reflejada en las personas que la representan. En consecuencia, se puede afirmar que protocolo es "la transcripción escrita del ceremonial, en fórmulas concretas y regladas, por tanto, es el ordenamiento de los concurrentes a un acto público o privado, según la naturaleza y fines del mismo y en razón de la invitación y de su presencia frente al anfitrión". Es el reconocimiento de la comunidad, hacia quien, por mérito propio o de la corporación que representa, ha honrado meritoriamente al bien común. Es asimismo la jerarquización de las instituciones, personalizadas en los individuos, para su proyección en la vida pública (civil, judicial, docente, militar, eclesiástica).

ETIQUETA

Etiqueta (del fr. étiquette). f. Ceremonial de los estilos, usos y costumbres que se deben guardar en las casas reales y en actos públicos solemnes; /2. Ceremonial en la manera de tratarse las personas particulares o en actos de la vida privada, a diferencia de los usos de confianza o familiaridad; /3. Marbete CI/ rótulo y cédula que se adhiere a los equipajes); /4. Marca, señal o marbete que se coloca en un objeto o en una mercancía, para identificación, valoración, clasificación, etc.

La etiqueta no debe tener ese sello elitista que por lo general se le atribuye. La etiqueta, sencillamente, abarca un conjunto de normas para hacer las cosas en forma correcta y de manera más fácil; es la expresión formal de los buenos modales que son imprescindibles para que todos podamos vivir en sociedad.

En consecuencia, implica:

1. Normas de comportamiento, derivadas de la experiencia y el sentido común.

2. Un entorno o contexto apropiado:

Entorno físico. Es indudable que el área física en que se desenvuelve el individuo y una distribución adecuada de ésta contribuye a las buenas maneras. No es lo mismo una oficina o una

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casa con suficiente espacio para albergar a quienes trabajan o habitan en ella, que otra donde las personas conviven hacinadas, lo que da origen a frecuentes roces y enfrentamientos.

Entorno cultural. La cortesía es el común denominador para las buenas relaciones, pero sus formas de expresión varían de un lugar a otro. Por ejemplo, las maneras refinadas de un hombre de la ciudad podrían generar desconfianza en una zona rural, y a la inversa, la sencillez y espontaneidad de las personas de provincia pueden mirarse con desdén en ambientes más sofisticados.

Entorno de las relaciones. El buen trato entre las personas se rige por ciertas reglas basadas en el respeto mutuo y el conocimiento de los derechos de cada cual: padre-hijo, jefe-subalterno, ejecutivo-cliente, mesero-comensal, anfitrión-invitado y compañeros-vecinos, entre otros.

3. Implica además una firme actitud interior de querer hacer las cosas bien. Este punto es tan importante que en ocasiones, aun cuando no se conozca una norma, es posible actuar correctamente porque tanto la etiqueta como el protocolo tienen mucho de sensibilidad y espontaneidad.

La etiqueta y el protocolo tienden a ser confundidos como sinónimos debido a que tienen un elemento en común: las normas de comportamiento establecidas para hacer más agradable la vida social. Sin embargo, como señal Miguel Antonio Carreño, lo que llamamos etiqueta se refiere al campo de lo social, mientras que protocolo alude al terreno de la política y la diplomacia, es decir a los actos públicos de Estado. Así:

• La etiqueta regula la conducta personal de los individuos, es decir, todas aquellas cosas que nadie puede hacer por otro, como por ejemplo masticar los alimentos con la boca cerrada.

• La etiqueta no siempre comprende las reglas protocolarias. En cambio, todo acto protocolario incluye la etiqueta en el comportamiento individual de las personas.

• La fuente generadora de las normas de etiqueta la constituyen los sentimientos, tradiciones y costumbres de los pueblos, que se especifican en tratados y manuales, mientras que el protocolo deriva de la normativa institucional de cada Estado u organismo. Estas reglas deben precisarse en los reglamentos propios de cada institución o país; por ejemplo, el orden de precedencias establecido en el Decreto de Ceremonial Diplomático, de 1935.

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• Las reglas de etiqueta tienen, por lo común, carácter universal. Por ejemplo, siempre será bien visto tratar a la gente con respeto y usar un lenguaje comedido, en cualquier lugar donde se encuentre la persona. Las normas de protocolo, por el contrario, son muy particulares y varían según las circunstancias de cada país: su cultura, la religión que predomine e incluso cada ocasión en especial. Así, la misma persona puede estar situada en un evento a la derecha del anfitrión y, en otro, ocupar un lugar lejano del mismo.

• Presente en todos los momentos de la vida, la etiqueta debe practicarse con naturalidad, igual en la intimidad que en público, estando solos o acompañados; es decir, las buenas maneras han de ser un hábito. En cambio, el protocolo se aplica sólo en ciertos momentos y circunstancias, como en el caso de acontecimientos relevantes de la vida social y pública, que suelen denominarse protocolarios.

• La etiqueta es de obligación y aplicación personales, puesto que cada individuo es responsable de su propia conducta, mientras que el protocolo es de aplicación y obligación institucionales, por lo que resulta necesario que todas las personas involucradas en un evento público de Estado prevean, coordinen, precisen y cumplan con la normativa protocolaria en las condiciones de ubicación y de desarrollo del acto.

De algún modo, tanto la etiqueta como el protocolo están presentes en todos los momentos de nuestra existencia.

HERÁLDICA

Desde el origen de la humanidad, el temor a la vida y a la muerte condujo a evitar ofender a los parientes lejanos y desconocidos, particularmente cuando nos visitan o los visitamos. Así, ese temor motivó la creación de complejos sistemas de parentesco ordenados en gens, clanes y fratrías que dependían de las líneas de ascendencia paterna y materna llamadas linajes.

No es casual entonces que desde épocas muy remotas la humanidad procure tener mucho cuidado con el manejo de los linajes o "líneas de ascendencia", denominadas asimismo genealogías.

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La heráldica primero y luego los estudios de parentesco (antropología social y cultural) se han hecho cargo de llevar glosa y cuenta de los blasones, linajes y herencia de prerrogativas y obligaciones.

Señala el Diccionario de la Lengua Española: "heráldica (de heraldo). Adj. Perteneciente o relativo a los blasones o a la heráldica; /2. Arte del blasón". Por blasón se entiende, según los conocedores en la materia, el conjunto de símbolos y prerrogativas derivados de una dignidad de nobleza y crianza conferida a una ciudad o persona.

Entre otras virtudes que se le reconocen a la heráldica, gracias al estudio de esta ciencia de las floridas y refinadas representaciones de los blasones (escudos de armas, genealogías, etc.) recobramos parte de las raíces de nuestros antepasados. Así pues, las líneas de ascendencia y descendencia (árboles genealógicos, estudios de parentesco, etc.), los símbolos y los blasones son la materia central de la heráldica.

VEXILOLOGÍA

La ciencia de la vexilología aparece como un campo de estudio especializado de la heráldica. Como ciencia, se ocupa del blasón y centra la atención en todo lo referente a símbolos (coronas, condecoraciones, colores, dibujos, materiales, etc.), estandartes, oriflamas, escudos y cánticos, aunque quizá su mayor interés se manifiesta en las banderas y en los himnos.

Por tanto, la vexilología trata de la regulación de todos esos elementos rituales y ceremoniales, de sus referencias y semejanzas, de sus orígenes y desarrollos, de sus significantes y sus significados, de sus diferentes y precisos usos, etc., por lo que es también un auxiliar de la historia, la antropología, la arqueología y el ceremonial de Estado.

LOS PROTAGONISTAS DEL PROTOCOLO

ANFITRIÓN

Es el que tiene convidados a su mesa, casa o institución, según la definición académica. Pues bien, en estas escuetas palabras se encierra la clave del tema, ya que la oración se centra en el posesivo su. Efectivamente, el anfitrión es el centro de todo acto, puesto que invita, recibe, indica los puestos de la mesa, hace los honores, despide y agradece, entre otras cosas.

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Así, en toda planificación de puestos, el central ha de partir del número 0 por ser la figura principal, que ocupa el puesto. de honor y a quien le corresponde dirigir el acto y pronunciar el discurso de clausura. Su lugar en la presidencia podrá cederlo una sola vez, pasando a sentarse a la izquierda como testimonio de la cesión cuando ésta fuera voluntaria, pero si es obligada ocupará el lugar inmediato de la derecha.

PRESIDENCIA

Denota el mayor honor en un acto, según el profesor López-Nieto, e indica quién ha de dirigir su desarrollo entre dos tiempos: el inicio y el final.

Las presidencias han de ser pares e impares. En este caso la presidencia debe ser impar, para que haya un centro, el cual será ocupado por la persona que preside el acto.

Cuando es bipersonal, la presidencia par es compartida y las dos personas que la conformen ocuparán el centro.

La ordenación de una presidencia representa varias opciones, a partir de la selección protocolaria de las autoridades, los cargos o las personas que deban, por razón de su rango, cargo o parentesco, acompañar al presidente, sea éste o no el anfitrión por cesión legal o de honor. El mayor o menor número de

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seleccionados debe mantener relación con la clase, la categoría o el relieve del acto.

Presidencia sentada

Según el real decreto 2099/83, Ordenamiento General de Precedencias en el Estado español, la presidencia puede presentarse sentada cuando en el primer banco de unas exequias se ordena a los asistentes de mayor a menor rango, de forma lineal, con el orden privativo de una institución o según el grado de parentesco con el extinto.

Por otro lado, hay escuelas que establecen cómo ubicar a las personas en la mesa de honor. Las escuelas más conocidas son las siguientes:

a) Escuela anglosajona. Los lugares de honor están en las cabeceras de la mesa.

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b) Escuela francesa. Los lugares del centro ;de la mesa son los de honor (esta escuela se utiliza como directriz en: México).

Presidencia a pie

Puede presentarse en la llegada o la despedida de una autoridad en un aeropuerto, en el zaguán de un edificio oficial o en la despedida en un funeral. La duración en este desplazamiento a pie es breve y la ordenación va de más a menos.

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PRECEDENCIA

Es la ubicación del puesto que personas, banderas e himnos ocupan en relación con una escala valorativa. En otras palabras: la precedencia es el orden jerárquico entre iguales necesario para el desenvolvimiento cortés y cordial de los participantes en algún acto público, sea oficial, social, religioso o corporativo, entre otros.

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Órdenes de precedencia

En la aplicación de la precedencia se utilizan distintos órdenes de acuerdo con los tipos siguientes:

Lineal. Varias personas se encuentran en la misma línea, una detrás de otra. Si su número es impar, el lugar de honor se ubica en el centro, y si es par, en el penúltimo.

Lateral. Se presenta cuando varias personas se encuentran en la misma línea, una al lado de otra, ya sea paradas o caminando. El lugar referente es la extrema derecha si son en número par y el central si son en número impar.

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Alternado. En los casos de grupos de personas que ocupan mesas, estrados o presidios, la precedencia se fija de acuerdo con un sistema convencional que establece colocaciones equitativas, llamadas alternat. Partiendo de la figura central, la precedencia mayor es el lado derecho, después el lado izquierdo y así sucesivamente.

Alfabético. Se utiliza para la ubicación de los representantes del gobierno de un Estado y sus símbolos nacionales, en actos solemnes o en foros internacionales. La precedencia se establece considerando el orden alfabético del nombre del Estado, en el idioma oficial del país anfitrión. En el caso de organismos internacionales, la precedencia se fija por lo dispuesto en su carta constitutiva o, en su defecto, por los acuerdos que se hayan establecido previamente entre las partes involucradas. Veamos un ejemplo:

Nombre de los países: México, Brasil, Paraguay, Uruguay, Argentina y España. Precedencia de los representantes:

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Criterios para fijar la precedencia

Se determinan de acuerdo con el tipo de acto y el momento y el lugar donde éste se desarrolla.

Algunos de los criterios aplicables son:

1. Criterio jurídico. La colocación se efectúa según los rangos que ostenten las personalidades, los cuales son establecidos por la norma, considerando de mayor a menor.

2. Criterio político. Debido al tipo de acto, la colocación obedece a las convivencias y los compromisos.

3. Criterio de la calidad que corresponda a las personas. Según el papel que toque a cada asistente, se le coloca. Por ejemplo, el anfitrión tiene el lugar central, pero por cortesía puede cederlo a un invitado relevante y ubicarse a su derecha.

Para mayor precisión en el momento de determinar la precedencia deben considerarse las normas generales siguientes:

• El ordenamiento es de mayor a menor.

• Las esposas gozan de igual puesto que sus maridos. .

• Cuando una corporación desfile en procesión, el orden será de menor a mayor.

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• En las recepciones, las corporaciones desfilarán con su presidente en cabeza, o sea la persona de mayor autoridad, y el resto de los miembros lo harán en sentido descendente, que cerrarán el secretario general y el jefe de protocolo.

INVITADOS

Deben ser objeto, de selección según la naturaleza del acto y de la imagen que se desee presentar a un público determinado, y han de recibir la máxima atención del anfitrión.

Para la realización de todo evento deben considerarse tres tipos de invitados: invitados fundamentales (de honor, oficiales, de amistad, comerciales y de prestigio); invitados para cubrir "excusas" e invitados que confirmaron su asistencia.

La ubicación de los invitados debe prevenirse con antelación suficiente. Las fórmulas mediante las cuales se determinará su ubicación obedecen a las preguntas siguientes: ¿quién?, ¿cuándo? y ¿cómo?, además de lo expuesto en páginas anteriores.

PRINCIPIOS RECTORES DEL PROTOCOLO

La teoría y la práctica del protocolo se rigen por una serie de principios, los cuales funcionan como marco de referencia para la actuación de cada uno de los individuos que lo han asimilado como parte de su forma de vida y que, por tanto, participan de sus reglas en todo momento.

En primer lugar está siempre el respeto, como sentimiento que induce al individuo a tratar a sus semejantes con deferencia a causa de su edad, superioridad o mérito; acompañado de la cortesía, es decir, tener atenciones, pero con un toque de delicadeza, amabilidad y afabilidad, lo que permite a esa persona hacer gala de su educación y cultura sin necesidad de señalado. En esta tesitura, el principio de la reciprocidad debe traducirse en conductas de igualdad, de correspondencia para con el otro, incluso bajo condiciones hostiles que dificulten su aplicación. Las atenciones que se muestran hacia determinadas personas no obedecen a lo que de momento se percibe -sentimientos de desagrado, enojo, burla, desprecio-, sino por el contrario, a la investidura, al carácter que les confiere la posesión de

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cierto cargo o dignidad. Incluso, desde una perspectiva utilitarista la consideración a estos principios resulta provechosa.

LOS USOS SOCIALES

Entendemos por usos sociales los elementos que caracterizan, durante un tiempo y en un lugar determinados, las prácticas que mueven y ajustan las relaciones sociales. En este sentido, los siguientes son conceptos importantes que debemos considerar:

a) Sociabilidad, que es la base de quienes aspiran a vivir en sociedad. b) Civilidad, es decir, la cualidad de quienes respetan las reglas

tradicionales y legales que impone la vida en común.

c) Educación, factor decisivo en la formación del carácter y en el comportamiento individual. Por ejemplo, debe evitarse el hábito de aparecer y discurrir en un acto público con las manos en los bolsillos; o bien, quien está atendiendo a su invitado en audiencia no puede ni debe interrumpirla para atender llamadas o conversaciones telefónicas. Es una falta grave de cortesía, imperdonable en política. d) Conducta social, que comprende el arte de la presentación, el

saludo, la despedida; la puntualidad (hecha norma), el don de la conversación, la etiqueta en el vestir, etcétera.

En lo que toca a la conversación, los autores coinciden en calificarla como la base de la vida social, oficial y mundana. Montaigne escribió de ella en sus Ensayos: "El silencio y la modestia son cualidades muy estimadas en la conversación."

Una manera de mantener una comunicación óptima es fundamentarla en lo siguiente:

1. Se puede discrepar del interlocutor con razonadas exposiciones, y aun tomar parte en una discusión, pero con moderación en cuanto a los adjetivos y la modulación de la voz, evitando la reiteración de argumentos propios, a fin de no caer en actitudes proselitistas o de convencer a cualquier precio.

2. Aludir a cuestiones personales o que puedan herir, con fundamento o sin él, es inapropiado. Una conversación no es un juicio, ni un examen, ni una pieza forense.

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4. En los países musulmanes evítese, si no es invitado a ello, pedir noticias sobre la esposa y los hijos, o comentar con opción partidista temas relacionados con el Oriente Medio.

Respecto a la puntualidad, sigue vigente la reiterada frase de Luis XVIII: “La puntualidad es cortesía de reyes, deber de caballeros y costumbre de personas educadas", y su aplicación resulta fundamental para la formación de los profesionales del mundo de las relaciones humanas, de la vida oficial y de la actividad empresarial.

El éxito en la organización de un acto público obedece tanto a una buena preparación como a la puntualidad en el desarrollo de cada parte del programa. A su vez, las presentaciones entre personas debe realizarse con base en estos lineamientos generales:

a) Los caballeros serán presentados a las damas, los jóvenes a los más viejos y los de menor rango a los de mayor.

b) El saludo con las manos debe ceñirse a la costumbre:

• La dama debe alargar la mano al caballero.

• El superior al inferior.

c) No debe besarse la mano de las mujeres solteras, sino solamente la de las casadas.

LOS TRATAMIENTOS

La historia, los usos y las tradiciones indican la variedad de tratamientos con que se ha distinguido a personas e instituciones a lo largo de los siglos, en todo el mundo.

Los tratamientos tienen carácter honorífico y van unidos al rango del beneficiario, o a título personal, y pueden ser temporales o permanentes (es decir, con carácter vitalicio). Quien los recibe puede ser una persona física (un embajador o secretario de Estado) o un colectivo impersonal o institucional (un ayuntamiento).

A su vez, el beneficiario a título personal puede serlo por distintas razones: por el cargo que ocupa (alcalde) o por otros méritos (condecoración, grado académico, título nobiliario, etc.). Los siguientes son ejemplos de tratamientos españoles previstos por el protocolista Felio Vilarrubias:

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Señor Don

El más utilizado sin lugar a dudas es el tratamiento de Señor Don, dado a la mayoría de las personas como nosotros. Pero existe un uso erróneo y muy extendido de estos dos elementos por separado: utilizar el señor con el nombre de pila o el Don con el apellido. Así, señor Carlos o Don Rodríguez no suena bien. Debe utilizarse siempre el señor con el apellido y el Don con el nombre de pila, o la fórmula completa Señor Don con el nombre completo de la persona de que se trate.

Tratamientos reales

1. Majestad, Su Majestad o Señor/a. Su abreviatura es S. M.

2. Su Alteza Real: príncipes, infantas de España y cualquier persona a la que el rey conceda este tratamiento. Por regla general, gozan de este tratamiento la familia de los reyes (tíos/as, primos/as, sobrinos/as, y en general todos los familiares de primer, segundo y tercer grados, aunque ésta no es una norma y puede haber excepciones). Su abreviatura es S. A. R.

Tratamientos eclesiásticos

1. El Papa: Su Santidad, Santísimo Padre, Beatísimo Padre, Sumo Pontífice o Padre Santo, entre otros. Está permitido que estos tratamientos se usen para el Dalai Lama.

2. Cardenales: Eminencia o Eminencia Reverendísima.

3. Arzobispos: Excelentísimos o Reverendísimos Señores, o Excelencia Reverendísima. También se aplica al decano del Tribunal de la Rota, nuncios e internuncios apostólicos.

4. Obispos: Ilustrísimos Señores o Ilustrísima Reverendísima. También se otorga este tratamiento a los abades mitrados, y auditores, fiscales y defensores del nuncio.

5. Canónigos: Muy Ilustre Señor o Señoría. También se aplica a los vicarios de las diócesis.

6. Nuncios: Monseñor. También se utiliza con los delegados pontificios.

7. Párrocos y otras dignidades eclesiásticas, monásticas o cargos superiores de las religiones: se les da el tratamiento de Reverendos.

8. Priores: Ilustrísimo, así como a los vicarios generales castrenses.

9. Abades: Reverendo Padre. También se aplica a los padres de las distintas órdenes monásticas.

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10. Abadesas: Reverenda Madre o también, en ciertos conventos, madre superiora.

11. Sacerdotes y monjas: Padre y Hermana, respectivamente. En determinadas congregaciones, en función de los votos hechos, pueden ser hermanos en vez de padres. Para las monjas existe asimismo el tratamiento de Sor.

Tratamientos militares

1. Excelentísimo Señor: capitanes generales, tenientes generales y almirantes generales de división y vicealmirantes, generales de brigada y contraalmirantes. General de los Ejércitos.

2. Ilustrísimo Señor: coroneles y capitanes de navío, teniente coronel y capitán de fragatas.

3. Señor: comandante y capitán de corbeta, capitán y teniente de navío, teniente y alférez de navío y alférez de fragata, así como el resto de las graduaciones desde suboficial mayor hasta soldado o marinero.

Es curioso el trato que recibe este estamento militar, en el que se utiliza "mi..." antes del cargo para referirse a ellos: mi General, mi Coronel... Y aún más curioso es que las señoras deben eliminarlo y utilizar solamente el cargo. Es notorio que el mi sólo es obligatorio para militares.

Tratamientos civiles

Excelentísimo. Se da este tratamiento, entre otros, al Presidente y Vicepresidente del Gobierno, ministros, diputados y senadores, Director General de la Guardia Civil, directores generales del Ministerio de Defensa, consejeros de gobierno de las comunidades autónomas (en Valencia, Baleares y Cataluña son Honorables), delegados del gobierno en las comunidades autónomas, presidentes de las comunidades autónomas (excepto Cataluña, Baleares y Valencia, donde el tratamiento es Muy Honorable Señor), Congreso de los Diputados, del Senado, del Tribunal de Cuentas, Tribunal Constitucional, Tribunal Supremo y Consejo del Poder Judicial. Vicepresidentes de las mesas del Congreso y el Senado, y del Tribunal Constitucional. Vocales del Tribunal Constitucional. Fiscales y magistrados del Tribunal Supremo, así como el Fiscal General del Estado. Embajadores acreditados en España, ex presidentes y ex ministros del Gobierno, así como presidentes de las asambleas parlamentarias y tribunales superiores de justicia de las comunidades autónomas. Presidentes y académicos de las reales academias del Estado, vicerrectores de las universidades, alcaldes de Madrid y Barcelona, Jefe de Protocolo del Estado y Secretario de la Casa de S. M. el rey.

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Ilustrísimo. Se da este tratamiento, entre otros, a directores generales y subsecretarios de los ministerios (excepto el de Asuntos Exteriores), presidentes de las diputaciones provinciales, magistrados de Trabajo y jueces de Instrucción, Interventor General del Estado, decanos y vicedecanos de facultades universitarias, comisarios generales de policía, delegados de la Agencia Estatal Tributaria, fiscales superiores de los tribunales de justicia de las comunidades autónomas y alcaldes de capitales de Provincia (excepto Madrid y Barcelona).

Tratamientos nobiliarios

1. Excelentísimo. Grande de España (duques y demás títulos con Grandeza de España). Caballeros y Damas del Collar y Grandes Cruces de las Órdenes Españolas.

2. Ilustrísimo. Los títulos de marqués, conde, vizconde y barón que no posean Grandeza de España. Caballeros o Damas con la Encomienda con placa de las Órdenes Españolas.

El orden de importancia de los títulos nobiliarios es el siguiente: 1. Duque. 2. Marqués. 3. Conde. 4. Vizconde. 5. Barón.

Carrera diplomática

1. Excelentísimo. Embajadores de España y ministros plenipotenciarios de primera y de segunda clases.

2. Ilustrísimo. Consejeros de Embajada y ministros plenipotenciarios de tercera clase.

3. Señor Don. Secretarios de Embajada de primera, segunda y tercera clases.

Tratamientos en la universidad

Los principales tratamientos dados al personal universitario son los siguientes: 1. Rector. Magnífico y Excelentísimo Señores.

2. Vicerrector. Excelentísimo.

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4. Vicedecano. Ilustrísimo. 5. Catedrático. Usía y Señoría.

El resto de las escalas del personal tendrá el tratamiento de Señor Don. Cuando concurran circunstancias en determinadas personas que tengan más de un cargo o mérito, habrá que utilizar siempre el de más alto rango que le corresponda. Asimismo, se debe tener en cuenta, que el título nobiliario no debe ir precedido de Señor, ya que esta particularidad queda reservada al personal de servicio de esa persona. En caso de duda, lo mejor es utilizar el inmediato superior.

CEREMONIAL PÚBLICO

De acuerdo con la opinión de varios autores, bajo la denominación universal ceremonial público el protocolo puede dividirse de la manera siguiente:

a) Protocolo de Estado (llamado también de corte o extranjero). b) Protocolo diplomático o de embajada.

c) Protocolo de cancillería o interno. d) Protocolo militar.

e) Protocolo de banderas.

La división anterior sólo se realiza con la finalidad de facilitar el estudio de esta ciencia, según las personas de que se ocupe o de las formalidades que de acuerdo con su competencia deba determinar.

EL PROTOCOLO DE ESTADO y DIPLOMÁTICO

No hay sociedad sin jerarquía ni civilización sin ceremonial: es de todos conocido que el orden y la disciplina son indispensables en una comunidad. La sociedad impone respeto a ciertas reglas sin las cuales la vida en común no sería posible y derivaría en desconcierto.

El protocolo de Estado es el acatamiento estricto de ciertas formalidades y el conjunto de solemnidades que se observan en los actos oficiales. Consiste en el fondo en una preocupación inspirada en ciertas normas. Es en el protocolo, esto es, en las formalidades que los estados observan entre sí, en los miramientos que se deben, en los signos externos y la manera como comprenden sus deberes y derechos, donde la igualdad de estados recibe la ocasión especial de manifestarse.

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Aunque el protocolo varía de un país a otro, existen ciertos principios generales, uno de ellos basado en la reciprocidad. El ceremonial crea para cada Estado los vínculos que permiten que las relaciones entre los gobiernos y los diferentes niveles oficiales, extranjeros y nacionales se desarrollen en una atmósfera de mutuo entendimiento y comprensión. El principio de reciprocidad es el mejor instrumento y, a veces, el único para sancionar una falta de cortesía o la aplicación arbitraria de una norma protocolar.

Mientras el ceremonial constituye la parte sustantiva de la convivencia internacional y se relaciona con el ambiente en que tienen lugar los vínculos pacíficos entre los estados, el protocolo, la parte adjetiva, reglamenta las normas que la rigen.

El cuidado con que los gobiernos se preparan para las conferencias y reuniones internacionales, con las solemnidades de las que se hallan revestidos afecta su buen éxito, ya que mal manejadas podrían llevar, eventualmente, a su fracaso. La atención que cualesquiera de los gobiernos de un Estado quiera dar a la visita de un Jefe de Estado, ministro o embajador constituye una demostración del grado al que ellos desean llevar, mantener o incrementar sus relaciones, la dirección en la cual quieren que ellas progresen y el mejoramiento que esperan de su conducción.

Así, por protocolo diplomático debemos entender:

Aquel que vincula las relaciones existentes entre los agentes diplomáticos y las autoridades del Estado receptor. Con base en él se establecen: el orden de precedencias entre los diversos agentes; según su clase o rango; el orden de su colocación en las diferentes ceremonias a las que ellos tengan que asistir, la estructura o naturaleza de las recepciones de que sean objeto, bien individualmente (presentación de cartas credenciales, visitas de protocolo que corresponde hacer a los jefes de misión recién llegados, etcétera), bien en común, cuando asistan con otros colegas a actos preparados por el gobierno que los recibe. De la misma manera, regula sus contactos con las autoridades y altos dignatarios locales y con los representantes de los demás Estados; los procedimientos que deban adaptarse en razón del fallecimiento de un Jefe de Estado, Jefe de misión o de un agente diplomático acreditado ante el gobierno receptivo; los preceptos de las manifestaciones de bienvenida y despedida a todos los agentes diplomáticos y, en fin, ajustándose al orden de precedencia ya descrito en los actos oficiales, a los que concurran altos funcionarios del Estado y del cuerpo diplomático al mismo tiempo.

Referencias

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