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LA BIENAVENTURANZA DE LAS COSAS QUE SUCEDERÁN PRONTO

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MIRANDO

EL CUMPLIMIENTO

DE LAS PROFECÍAS

Miércoles, 21 de Enero de 2009

Chicago, Estados Unidos

Rev. William Soto Santiago, Ph.D.

LA BIENAVENTURANZA

DE LAS COSAS

QUE SUCEDERÁN

PRONTO

Martes, 18 de agosto de 2009

Pachuca, Hidalgo, México

(2)

NOTA AL LECTOR

Es nuestra intención hacer una transcripción fiel y exacta de este Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto cualquier error en este escrito es estrictamente error de audición, transcripción e impresión; y no debe interpretarse como errores del Mensaje.

El texto contenido en esta Conferencia, puede ser verificado con las grabaciones del audio o del video.

Este folleto debe ser usado solamente para propósitos personales de estudio, hasta que sea publicado formalmente.

NOTA AL LECTOR

Es nuestra intención hacer una transcripción fiel y exacta de este Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto cualquier error en este escrito es estrictamente error de audición, transcripción e impresión; y no debe interpretarse como errores del Mensaje.

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NOTA AL LECTOR

Es nuestra intención hacer una transcripción fiel y exacta de este Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto cualquier error en este escrito es estrictamente error de audición, transcripción e impresión; y no debe interpretarse como errores del Mensaje.

El texto contenido en esta Conferencia, puede ser verificado con las grabaciones del audio o del video. Este folleto debe ser usado solamente para propósitos personales de estudio, hasta que sea publicado formalmente.

NOTA AL LECTOR

Es nuestra intención hacer una transcripción fiel y exacta de este Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto cualquier error en este escrito es estrictamente error de audición, transcripción e impresión; y no debe interpretarse como errores del Mensaje.

El texto contenido en esta Conferencia, puede ser verificado con las grabaciones del audio o del video. Este folleto debe ser usado solamente para propósitos personales de estudio, hasta que sea publicado formalmente.

LA BIENAVENTURANZA DE CREER

EN LAS COSAS QUE SUCEDERÁN PRONTO

Rev. William Soto Santiago, Ph.D. Martes, 18 de agosto de 2009

Pachuca, Hidalgo, México

M

uy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes y todos los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes.

Para esta ocasión leemos en el libro del Apocalipsis, capítulo 1, versos 1 al 3, que nos dice de la siguiente manera:

“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,

que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

En este pasaje nos dice que son bienaventurados los que leen y los que oyen las palabras de esta profecía; esta profecía que es enviada al pueblo de Dios por medio del Ángel del Señor Jesucristo.

Ahora, vean lo que nos dice en el capítulo 13, verso 20 de San Juan:

“De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que

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me envió.”

Y si el que recibe al que Cristo envía está recibiendo a Cristo, porque Cristo en Espíritu Santo viene en el que Él envía, siendo que este Ángel del Señor Jesucristo, dice el mismo Cristo que es Su enviado, dice que la revelación de Jesucristo que Dios le dio para manifestar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto, dice:

“Y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan.”

El enviado de Jesucristo con la revelación de Jesucristo es el Ángel del Señor Jesucristo; por eso en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice:

“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

Y ahora, aquí nos dice que el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas ha enviado a Su Ángel, ¿para qué? Para mostrar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto. O sea, que Dios por medio de este Ángel mensajero le muestra a los siervos de Dios las cosas que deben suceder pronto; ese es el enviado de Dios para mostrar todas estas cosas que deben suceder pronto. Y en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16 dice:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

Este Ángel es el enviado de Jesucristo para dar testimonio de estas cosas en las Iglesias, y en el tiempo de Juan el apóstol este Ángel siendo enviado a Juan, le está dando a conocer todas estas cosas que han de suceder pronto, se las está dando a conocer en estas visiones que le mostró a Juan el apóstol.

Por lo tanto, siendo que le está dando a conocer las cosas que han de suceder, es un profeta, el cual está revelando a

Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Y ahora, bien pueden ser bautizados, para lo cual dejo al ministro correspondiente aquí presente, y en cada nación al ministro correspondiente para que les indique hacia dónde dirigirse para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo.

Continúen pasando todos una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.

“LA BIENAVENTURANZA DE CREER EN LAS COSAS QUE SUCEDERÁN PRONTO.”

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Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes escucharon Su Evangelio, el Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en vuestra alma y lo han recibido como vuestro único y suficiente Salvador. Él dijo:

“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Y ustedes me dirán: “Yo escuché el Evangelio de Cristo, creí y ahora deseo ser bautizado en agua en Su Nombre. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta de ustedes. Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

El bautismo en agua no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado, pero el bautismo en agua es un mandamiento del Señor Jesucristo, el mismo Cristo fue bautizado por Juan el Bautista; cuando Juan no lo quería bautizar, Cristo le dice: “Nos conviene cumplir toda justicia.” y entonces Juan lo bautizó allá en el Río Jordán.

Si Cristo necesitaba ser bautizado, cuánto más nosotros. En el bautismo en agua nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y cuando lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Tan simple como eso es el bautismo en agua para una buena conciencia delante de Dios.

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y que Cristo les bautice con

Juan las cosas que han de suceder. Por eso es que el reverendo William Branham dice que ese Ángel es un profeta, está dando la profecía de todas las cosas que han de suceder.

Es un profeta que en el tiempo de Juan estaba en Su cuerpo angelical, es un cuerpo de profeta angelical llamado también un espíritu de profeta, porque los espíritus de los profetas son los cuerpos angelicales que ellos tienen de otra dimensión.

Podemos ver al profeta Moisés y al profeta Elías apareciendo con Jesús en el Monte de la Transfiguración en sus cuerpos angelicales, en sus cuerpos teofánicos; podemos ver a través de la historia bíblica personajes que aparecieron en sus cuerpos angelicales como el Ángel de Dios o Ángel de Jehová que le apareció a Moisés en una llama de fuego, habló con él y le dijo: “Yo Soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob,” y le pregunta Moisés cuál es Su Nombre, porque le dice al Ángel cuando el Ángel le dice que vaya a Egipto para la liberación, para que liberte a Su pueblo Israel, y que Él estará con él, con Moisés. Moisés le pregunta, le dice: “Y si ellos me preguntan cuál es Su Nombre, ¿qué yo les voy a responder a ellos, a los hebreos?” Y entonces Dios le dijo: “Yo Soy el que soy, y dirás: Yo Soy me envió a vosotros.”

Es la primera ocasión en que Dios se revela a un hombre con Su Nombre eterno, que es traducido en muchas Biblias, muchas traducciones como Jehová, en otras como Yavé o

Yawé, son cuatro consonantes: Y H W H. Moisés escuchó la pronunciación, y vino a ser Moisés la primera persona, el primer profeta al cual Dios se reveló con Su Nombre Y H W H, pues eso lo dice en el Éxodo, capítulo 6. Dice, verso 1 en adelante:

“Jehová respondió a Moisés: Ahora verás lo que yo haré a Faraón; porque con mano fuerte los dejará ir, y con mano fuerte los echará de su tierra.

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Habló todavía Dios a Moisés, y le dijo: Yo soy JEHOVÁ Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre JEHOVÁ no me di a conocer a ellos.”

Y ahora, no se dio a conocer ni Abraham, ni a Isaac, ni a Jacob con el Nombre Y H W H, que ha sido traducido en algunas versiones bíblicas como Jehová. Por lo tanto, Moisés tiene el privilegio de ser la primera persona, el primer profeta al cual Dios se revela con Su Nombre eterno, pues vean aquí, en el capítulo 3 del Éxodo, verso 13 al 16, dice:

“Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?

Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos.”

Y ahora, Moisés es la primera persona que obtiene la revelación del Nombre perpetuo o eterno de Dios, ¿y dónde estaba ese Nombre de Dios? Pues está Dios hablando por medio de Su Ángel, el Ángel del Pacto, que es Cristo en Su cuerpo angelical, que es el cuerpo angelical o teofánico de Dios a través del cual se manifestaba, se revelaba, le hablaba a los profetas.

Y ahora, vean lo que Dios dice acerca de Su Ángel, o sea, de Su cuerpo angelical. Dice capítulo 23, verso 20 en adelante del Éxodo:

“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he

Pies del Rey de los Cielos y de la Tierra.

Cristo dijo: “El que se avergonzare de mí, yo me avergonzaré de él delante de mi Padre que está en los Cielos; y el que me confesare delante de los hombres, yo le confesaré delante de mi Padre que está en los Cielos.”

Todos queremos que Él nos confiese delante de Dios, no queremos que Él nos niegue delante de Dios. Todos queremos entrar al Reino eterno de Dios, todos queremos vivir eternamente, y todos tenemos la misma oportunidad de obtener la Vida eterna por medio de Cristo nuestro Salvador. Con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, y nuestros ojos cerrados, los que han venido a los Pies de Cristo repitan conmigo esta oración; los que están en otras naciones también.

Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi alma, en mi corazón; creo en Tu primera Venida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos.

Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, doy testimonio público mi su fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y sea producido en mí el nuevo nacimiento. Señor, sálvame, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.

Y con nuestras manos levantadas al Cielo, todos decimos:

¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.

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ha pasado de muerte a vida.” Por lo tanto, todos los que queremos vivir eternamente ya sabemos cuál es la fórmula de la Vida eterna: es Jesucristo; recibiéndolo como nuestro único y suficiente Salvador en nuestra alma, en nuestro corazón, obtenemos la Vida eterna.

Por lo tanto, todos los que todavía no han recibido a Cristo, pueden continuar pasando para recibir a Cristo como único y suficiente Salvador para que Él perdone nuestros pecados, nos limpie con Su Sangre de todo pecado, seamos bautizados en agua en Su Nombre y Cristo nos bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en nosotros el nuevo nacimiento, y así obtengamos la Vida eterna, nazcamos a la Vida eterna en el Reino eterno de Cristo nuestro Salvador.

Recuerden que Cristo dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios,” así como para entrar a este reino terrenal tuvimos que nacer; y para entrar al Reino de Dios tenemos que nacer de nuevo, nacer del Agua y del Espíritu, o sea, nacer del Evangelio de Cristo y del Espíritu Santo. Ahí está la fórmula de la Vida eterna.

Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo, pues Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también. Él dijo: “Dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de los Cielos.”

Si falta alguno por venir a los Pies de Cristo, puede venir para que quede incluido en la oración que estaremos haciendo por todos los que están viniendo a los Pies de Cristo.

Hay algunas personas que son tímidas, y les da timidez o vergüenza venir a los Pies de Cristo, pero Cristo es la persona más importante de los Cielos y de la Tierra, más bien es un privilegio, una honra venir a los Pies de Cristo, venir a los

preparado.

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.”

¿Dónde estaba el Nombre de Dios? En Su Ángel. Por lo tanto, la revelación del Nombre de Dios tiene que venir por medio del Ángel al profeta Moisés; y así fue como vino.

Podemos ver que este Ángel luego en Malaquías, capítulo 3, dice la Escritura que va a venir. Ha estado en medio del pueblo de Dios, en medio de la raza humana desde el Génesis, desde Adán; todo el tiempo ha estado en medio de la raza humana, esa es la forma en que Dios ha estado en medio de la raza humana.

Y ahora, en Malaquías, capítulo 3 está prometido que ese Ángel del Pacto ha de venir, y ya sabemos que es Cristo en Su cuerpo angelical, el Verbo que era con Dios y era Dios por medio del cual Dios creó todas las cosas; y no hay nada de lo creado que no haya sido creado por el Verbo que era con Dios y era Dios, o sea, por medio del Ángel del Pacto.

Dios en Su cuerpo angelical habló a existencia todas las cosas y vinieron a existencia, tanto en el mundo invisible o espiritual primero, y después en el mundo físico han estado viniendo a existencia. Por eso es que la Escritura nos dice que ese Ángel vendría a esta Tierra, vean, dice aquí:

“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí.” (Malaquías, capítulo 3, verso 1).

Dice que vendrá Su mensajero delante de Él, ¿para qué? Para preparar el camino, y después vendrá súbitamente ¿quién?... El mensajero fue Juan el Bautista, y después, ¿vendrá quién?

“Y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”

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Y ahora, vendrá el Señor y vendrá el Ángel del Pacto; vendrá el Padre, el Dios eterno, y vendrá el Ángel del Pacto, que es el cuerpo angelical de Dios. O sea, que Dios vendrá en y con Su cuerpo angelical ¿a dónde? A Su templo humano que es Jesús. Por eso cuando Juan bautizó a Jesús, vino el Espíritu Santo sobre Jesús, y permaneció sobre Él y la Voz del Padre dijo: “Éste es mi Hijo amado.”

Y ahora, encontramos a través de la historia bíblica del ministerio de Jesús, que Jesús decía que no hacía nada de sí mismo, sino que el Padre que moraba en Él, era el que hacía las obras.

¿Dónde estaba el Padre haciendo las obras? En Jesucristo, porque el Señor, el Padre vendría, y el Ángel del Pacto, que es el cuerpo angelical de Dios, la imagen del Dios viviente, Cristo en Su cuerpo angelical. Por eso Cristo podía decir allá en San Juan, capítulo 8, versos 56 al 58:

“Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.

Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?

Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”

Y entonces tomaron piedras para apedrearlo porque creyeron que estaba blasfemando, pero no: estaba diciendo la verdad. Era una revelación tan grande que no la podían digerir, no la podían comprender, ¿cómo un hombre que había nacido en Belén de Judá, que había nacido en medio del pueblo hebreo y que no tenía todavía cincuenta años, podía decir que Abraham había visto su día y que se había gozado, y luego que era antes que Abraham, cuando sabían que no tenía ni cincuenta años? Pues Su cuerpo físico no tenía cincuenta años, pero Su cuerpo angelical sí.

Antes de todas las cosas era Cristo, eso lo dice también en

presente en el lugar en donde usted se encuentra escuchando el Evangelio de Cristo, y Él dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y yo las conozco y me siguen, y yo les doy Vida eterna.”

Es para darle Vida eterna que Cristo llama esas ovejas que el Padre le dio, esas almas de Dios que han estado perdidas; pero Cristo vino, el Hijo del Hombre, para buscar y salvar lo que se había perdido, dice en San Lucas, capítulo 19, verso 10 y en San Mateo, capítulo 18, versos 11 al 14, y dice: “Porque no es la voluntad de vuestro Padre que está en los Cielos que se pierda uno de estos pequeños.” No es la voluntad de Dios que nos perdamos, la voluntad de Dios es que seamos salvos y vivamos eternamente con Cristo en Su Reino, y todos queremos vivir eternamente.

Muchas veces hay personas que desean vivir eternamente y desearían conseguir la fórmula para vivir eternamente, algunos piensan si hay algún árbol o alguna planta o alguna fruta que uno pueda comer o tomar en un té y vivir eternamente, conseguir la juventud, lo haría la persona, haría lo que sea.

Pero es más sencillo, el Árbol de la Vida es Cristo, Cristo dijo: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.” Él es la Vida eterna, Él es la resurrección y Él es el que ha dicho: “Mis ovejas oyen mi voz y me siguen, y yo las conozco y yo les doy Vida eterna;” es que el único que nos puede dar Vida eterna es Jesucristo, el que tiene al Hijo, tiene la vida (la Vida eterna); el que no tiene a Cristo, el Hijo de Dios, no tiene la vida.

Por lo tanto, la buena noticia es que todos los que creemos en Cristo, tenemos a Cristo, tenemos Vida eterna. ¿Vieron lo sencillo que es recibir la Vida eterna? Recibiendo a Jesucristo como único y suficiente Salvador.

Cristo mismo dijo: “El que oye mis palabras y cree al que me envió, tiene Vida eterna; y no vendrá a condenación, mas

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escuchando la Voz de Cristo hablándonos el mensaje del Evangelio del Reino por medio de Su Ángel mensajero.

Tan simple como eso será el cumplimiento de esas promesas divinas, y entonces los escogidos tendrán la bienaventuranza de conocer las cosas que han de suceder pronto.

Ha sido para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de las cosas que han de suceder pronto, y de la bienaventuranza de conocer todas estas cosas que han de suceder.

Si alguna persona todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos y estaremos orando por usted. Por lo tanto, pueden pasar acá al frente para orar por ustedes para que Cristo les reciba en Su Reino.

Y los que están en otras naciones y no han recibido a Cristo como Salvador, lo pueden hacer en estos momentos y estaremos orando también por ustedes; pueden pasar al frente donde ustedes se encuentran en otras naciones, en los auditorios e Iglesias donde se encuentran, para que queden incluidos en esta oración que estaremos haciendo.

Y los que están aquí presentes pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, los que todavía no lo han hecho para que Cristo les reciba en Su Reino. Cristo tiene mucho pueblo en esta ciudad y en toda la República Mexicana y en todas las naciones, y los está llamando en este tiempo final. Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón, Él te está llamando porque tu nombre está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida, y por consiguiente tú eres una oveja del Señor, y Él dijo:

“También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”

Por eso usted está escuchando la Voz del Señor, el Evangelio de Cristo, y por esa causa usted está en esta ocasión

San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice:

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.”

Es que el Verbo, es el Ángel del Pacto, el cuerpo angelical de Dios, Él es la imagen del Dios viviente. La imagen es el cuerpo angelical, y la semejanza física es el cuerpo de carne llamado Jesús. Por eso cuando dice la Escritura que Dios hizo al ser humano, al hombre: Adán, a Su imagen y semejanza, primero le hizo el cuerpo angelical que es la imagen, y después le hizo el cuerpo físico que es la semejanza física.

Ahora vean, hablando de Cristo dice capítulo 1, verso 15 en adelante de Colosenses:

“El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”

¿Ven? Por medio de Él fueron creadas todas las cosas, o sea, que Dios por medio de Cristo en Su cuerpo angelical creó todas las cosas, por medio de Él habló a existencia todas las cosas:

“Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; 18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;

por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud.”

En Jesús, en Cristo, habitó la plenitud de Dios, era la plenitud de Dios manifestada en medio de la raza humana: Padre, Hijo y Espíritu Santo manifestado en medio del pueblo hebreo, la plenitud de la divinidad:

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“Y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.”

Así que podemos ver quién es nuestro amado Señor Jesucristo, es nada menos que el Verbo que era con Dios y era Dios, el Ángel del Pacto en quien Dios estaba, está y estará eternamente. El cuerpo de carne llamado Jesús, es la semejanza física de Dios, es el cuerpo físico de Dios; y el Ángel del Pacto en donde está el Nombre de Dios, es la imagen de Dios.

Por lo tanto, podemos ver ahí Padre, Hijo y Espíritu Santo, podemos ver ahí una trinidad en Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Y ahora, lo mismo vemos en el ser humano: alma, espíritu y cuerpo, el ser humano es trino porque Dios es trino. Por lo tanto, vendría a Su templo humano el Señor, el Ángel del Pacto, y por eso habitó la plenitud de Dios en el velo de carne llamado Jesús, es la persona más importante que ha pisado este planeta Tierra. En esa forma fue que Dios se proveyó un Sacrificio por el pecado para y en favor del ser humano.

Y ahora, sabemos que por medio del Ángel del Pacto, que es Cristo en Su cuerpo angelical, Dios se revelaba en el Antiguo Testamento, y llegó el tiempo en que se hizo carne y habitó en medio de la raza humana, tuvo Su ministerio en la Tierra, llevó a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario; murió, fue sepultado, resucitó glorificado al tercer día y luego subió al Cielo, se presentó, presentó Su Sangre, la Sangre del Sacrificio de Expiación por el pecado, fue aceptado ese Sacrificio por Dios en el Templo celestial, y estuvo luego con Sus discípulos por cuarenta días y luego ascendió al Cielo. Ascendió, subió al Cielo, y ha estado allá en el Templo de Dios como Sumo Sacerdote haciendo intercesión con Su Sangre por todos aquellos escritos en el Cielo, en el Libro de

la séptima etapa de la Iglesia gentil en donde estará el séptimo ángel mensajero, precursor de la Venida del Señor. Después de ese mensajero séptimo y después de esa edad séptima, vendrá la Edad de la Piedra Angular donde estará el Ángel del Señor Jesucristo en carne humana, a través del cual Dios en Espíritu Santo estará dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

Tan simple como eso será manifestación de Dios en Espíritu Santo por medio del Ángel del Señor Jesucristo, y eso será Cristo en Espíritu Santo en Su Ángel mensajero, revelándonos todas estas cosas que deben suceder pronto, y serán bienaventurados todos los que estarán haciendo lo que Cristo dijo, por lo tanto, estarán recibiendo grandes bendiciones.

Vean que Cristo dijo aquí en San Juan, capítulo 13, verso 20:

“De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.”

Por lo tanto, el que estará recibiendo al que Cristo dice que ha enviado, Él dice: “Yo Jesús he enviado mi Ángel,” para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.

Por lo tanto, serán bienaventuradas esas personas y estarán obteniendo el conocimiento de las cosas que han de suceder, directamente del Señor Jesucristo por medio de Su Espíritu a través del Ángel mensajero que Él ha prometido enviar a Su Iglesia, y recibirán la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Por lo tanto, ya sabemos ahí lo que están recibiendo y a quién estarán recibiendo los que han de ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, estarán escuchando la Voz de Cristo, esa gran Voz de Trompeta o trompeta final hablándonos, o sea, estarán

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a la Cena de las Bodas del Cordero; por eso son bienaventurados los que estarán escuchando al Ángel del Señor Jesucristo a través del cual estará Cristo en Espíritu Santo revelándonos todas estas cosas.

Ahí podemos ver la bienaventuranza de conocer las cosas que han de suceder pronto, porque las estaremos escuchando de parte de Cristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel mensajero; esa será la forma en que Cristo estará revelando todas estas cosas que deben suceder pronto en el tiempo final, y dándonos la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena del Cordero.

Esta será la forma en que estarán en pie delante del Hijo del Hombre todos los que estarán escuchando todas estas cosas que deben suceder pronto. Son bienaventurados todos los que estarán escuchando, creyendo y entendiendo todas estas cosas que han de suceder pronto.

Hemos visto la bienaventuranza de conocer las cosas que han de suceder pronto, las cuales estarán siendo reveladas por el Espíritu Santo a través del Ángel del Señor Jesucristo; esa es la forma en que el Espíritu Santo, Cristo, estará hablando en medio de Su Iglesia todo el tiempo, desde los tiempos de los apóstoles hasta este tiempo final, y al final se hará carne el Ángel del Pacto en el Ángel del Señor Jesucristo y tendremos al Ángel del Señor Jesucristo caminando en medio de la Iglesia en cuerpo humano, y dándonos a conocer por medio de ese Ángel en carne humana el Espíritu Santo, dándonos a conocer a través de él todas estas cosas que deben suceder pronto, y así obteniendo la bienaventuranza de conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Recuerden que cuando vino en carne humana el Ángel del Pacto dos mil años en el velo de carne llamado Jesús, fue después del precursor Juan el Bautista que fue el mensajero de la séptima etapa de la Iglesia hebrea bajo la ley; y después de

la Vida del Cordero, los cuales son llamados por Cristo “las ovejas que el Padre le dio para que las busque y les dé Vida eterna.” Cuando dijo: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” San Lucas, capítulo 19, verso 10 y San Mateo, capítulo 18, verso 11 al 14.

Pero él dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” San Mateo, capítulo 28, verso 20. ¿Cómo Él ha estado en medio de Su Iglesia? En Espíritu Santo, y en medio de Su Iglesia Cristo dice que Él ha enviado a Su Ángel, dice capítulo 22, verso 16:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

Y ahora, ese es el Ángel del Señor Jesucristo que le apareció a Juan el apóstol y le dio la revelación del apocalipsis, y en esa revelación que le dio con esas visiones y lo que le habló a Juan el apóstol, le estaba mostrando todas las cosas que iban a suceder. Por lo tanto, las cosas que han de suceder en este planeta Tierra, están aquí en el libro del Apocalipsis.

Ahora, cuando abrió el séptimo Sello hubo silencio como por media hora; no fue abierto allí, no fue mostrado ningún símbolo de lo que es y de lo que contiene el séptimo Sello, porque el séptimo Sello es la Venida del Señor, de la cual Cristo había dicho hablando de la Venida del Hijo del Hombre, que ni los Ángeles, que nadie sabía ni el día ni la hora, ni aún los Ángeles, y en una ocasión también dijo: “Ni aún el Hijo del Hombre.” Pero luego que murió, resucitó glorificado, ya supo ese misterio.

Ahora, encontramos que todas las cosas que sucederían le fueron reveladas a Juan el apóstol en símbolos, en visiones, pero el significado de esos símbolos contenidos en esas visiones, son dados a conocer en este tiempo final. Muchos han tratado de explicar y han logrado explicar algunas cosas,

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pero para el tiempo final a través del séptimo Ángel mensajero serían dadas a conocer muchas cosas contenidas en esos Sellos, pero el misterio del séptimo Sello no sería abierto, no sería dado a conocer porque eso es dado a conocer en este tiempo final en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, y por consiguiente cuando sea revelado a la Iglesia, dado a conocer, será dado a conocer con el cumplimiento de ese misterio, será mostrado, revelado por el Ángel del Señor Jesucristo a la Iglesia del Señor Jesucristo, y los entendidos entenderán.

Para ese tiempo así como estos Ángeles de las siete etapas o edades de la Iglesia y como el Ángel del Pacto, se hicieron carne, vinieron en carne humana para poderse manifestar en esta Tierra y tener sus ministerios, así también el Ángel del Señor Jesucristo será manifestado en carne humana en la Tierra y tendrá Su ministerio en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo y después en medio del pueblo hebreo, y vendrá dando a conocer estas cosas que sucederán después de las siete etapas de la Iglesia, y vendrá también confirmando lo que dijo Dios por medio de los profetas y apóstoles y por los siete ángeles mensajeros, y vendrá confirmando el mensaje que Dios dio por medio de los diferentes mensajeros hasta el reverendo William Branham.

Y vendrá para revelar el misterio del séptimo Sello, para lo cual estará ese Ángel en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo en carne humana, como estuvo en medio del pueblo hebreo, de la Iglesia del Antiguo Testamento el Ángel del Pacto, para revelar a Dios al pueblo hebreo, para Dios estar en ese velo de carne cumpliendo lo que Él prometió para ese tiempo.

La Venida en carne humana de ese Ángel, será un evento paralelo al de la Venida del Ángel del Pacto en carne humana. En el Ángel del Pacto hecho carne estaba el Nombre de Dios, porque el Nombre de Dios estaba en el Ángel del Pacto, y

otro lado hablando con Jesús.

Y ahora, viendo todo lo que va a estar sucediendo en este tiempo final, y viendo que en el Día Postrero aparecerá ese Ángel que ha estado en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo como estuvo en medio de la Iglesia hebrea, el pueblo hebreo bajo la ley, estuvo el Ángel del Pacto y luego se hizo carne y fue conocido por el Nombre de Jesús.

Así también el Ángel del Señor Jesucristo que ha estado en medio de Su Iglesia todo el tiempo con la revelación de Jesucristo para darla a conocer y mostrando todas estas cosas de edad en edad a los diferentes mensajeros, en el Día Postrero estará en medio de la Iglesia de Jesucristo en carne humana, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

Y el final, así como hubo una resurrección de los muertos del Antiguo Testamento, habrá una resurrección de los muertos del Nuevo Testamento. Para este tiempo final nos ha tocado a nosotros vivir en el tiempo más glorioso de todos los tiempos, el tiempo en que desearon vivir los profetas del Antiguo Testamento, los justos, también los apóstoles y los siete ángeles mensajeros del Señor Jesucristo.

Todo va a llegar a la parte culminante en donde habrá una Carpa-Catedral gigante y en donde estará la gloria de Dios manifestada, en donde estará la Columna de Fuego, la estrella resplandeciente de la mañana, el Espíritu Santo cumpliendo lo que Él ha prometido para este tiempo final en medio de Su Iglesia; para este tiempo estará la manifestación plena de Cristo en medio de Su Iglesia, la plenitud de Dios en medio de Su Iglesia para la adopción, la redención de nuestros cuerpos que será nuestra transformación y la resurrección de los muertos en Cristo.

En ese tiempo, en esa etapa es que todos recibirán la revelación, la fe para ser transformados y llevados con Cristo

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los moradores de la Tierra, como dice Cristo en San Mateo, capítulo 24, verso 14, cuando dijo: “Y será predicado este Evangelio del Reino a todas las naciones por testimonio, y entonces vendrá el fin.”

La señal del fin será un mensajero predicando el Evangelio del Reino por testimonio a todas las naciones, es el mismo Ángel mensajero (recuerden que Ángel significa mensajero), y si va a profetizar sobre muchos pueblos, naciones y lenguas, sobre todos los moradores de la tierra, pues es un profeta y tiene que estar en este planeta Tierra, Apocalipsis, capítulo 14, verso 6 al 7, dice:

“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra

(vean, un mensajero, un Ángel mensajero con el Evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la Tierra), a toda nación, tribu, lengua y pueblo,

diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado.”

O sea, viene enseñando que adoren a Dios, le den gloria a Dios y que la hora de Su juicio ha llegado, la hora del juicio divino que corresponde al tiempo de la gran tribulación, es el profeta mensajero que en Malaquías, capítulo 4, verso 1 al 6 es el Elías que vendrá antes del día ardiente como un horno, antes del día terrible del Señor:

“Y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.”

O sea, que está llamando el pueblo hacia Dios, para que busquen a Dios y adoren a Dios y sirvan a Dios, porque la hora del juicio divino ha llegado; será como en los días de Noé y como en los días de Lot dijo Cristo, la Venida del Hijo del Hombre, y el Hijo del Hombre viene con Sus Ángeles que son los ministerios de Moisés y Elías como fueron vistos en el Monte de la Transfiguración, Moisés a un lado y Elías al

cuando se hizo carne, también estaba en el velo de carne, por eso Jesús podía decir: “Yo he venido en Nombre de mi Padre.” (San Juan, capítulo 5, verso 43).

Y ahora, Dios había escrito, había colocado Su Nombre en el Ángel del Pacto, y luego en Su cuerpo angelical y luego tenía que estar colocado en el velo de carne, que es la semejanza física de Dios.

Y ahora, veamos lo que dice Cristo en Espíritu Santo, recuerden que estos mensajes del libro del Apocalipsis, capítulo 2 y capítulo 3 al final siempre dice: “El que tiene oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.” Es Cristo en Espíritu Santo hablando a las Iglesias, hablando por medio de Su Ángel, trayendo la revelación por medio de Su Ángel.

Y ahora, dice capítulo 2 del Apocalipsis, verso 17:

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.”

Por lo tanto, el vencedor será el que recibirá esa piedrecita blanca, y en ella un Nombre nuevo, el cual ninguno conoce, sino aquel que lo recibe, no dice: “Aquellos que lo reciben,” sino aquel que lo recibe, por lo tanto, alguien va a recibir esa piedrecita blanca y va a recibir ese Nombre nuevo.

Ahora recuerden, hay una piedrecita blanca que es como edad, la Edad de la Piedra Angular, y hay una piedrecita blanca, que es la piedra no cortada de manos, que es Cristo, la piedra del ángulo o la piedra angular. En el libro del profeta Daniel en el capítulo 2, de la montaña fue cortada una piedra no con mano que vino e hirió a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido; o sea, para el tiempo de los pies de hierro y de barro cocido del imperio de los gentiles.

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consiguiente ése será el que recibirá ese Nombre nuevo, porque en esa piedrecita estará ese Nombre nuevo. Ahora, también dice el mismo capítulo 2, verso 26 al 28:

“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin (¿hasta cuándo? Hasta el fin), yo le daré autoridad sobre las naciones,

y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.”

En la misma forma que Cristo la recibió del Padre, ese vencedor la va a recibir de parte de Cristo. Estamos viendo este paralelo que hay entre el Ángel de Dios y el Ángel de Cristo:

“Y le daré la estrella de la mañana.”

Acá en el pasaje anterior dice que le dará una piedrecita blanca, y aquí dice que le dará la estrella de la mañana:

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”

Es el Espíritu Santo hablando a la Iglesias, dando la revelación de Cristo a las Iglesias, Cristo revelado por medio de Su Ángel en medio de las Iglesias a través de toda la historia de la Iglesia del Señor Jesucristo. Así como el Ángel del Pacto ha estado en el Antiguo Testamento todo el tiempo a través del cual Dios se revelaba, así el Ángel del Señor Jesucristo ha estado en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, a través del cual Jesucristo en Espíritu Santo se ha estado revelando a Su Iglesia, a Sus diferentes mensajeros.

Y ahora, vemos lo que es la estrella de la mañana primero, dice capítulo 22, verso 16 del Apocalipsis:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”

¿Qué le va a dar Cristo al vencedor? La estrella

ese Librito, dile que te dé ese librito,” va al Ángel, le pide el librito, y el Ángel le da el librito y le dice: “Tómalo y cómelo, te...” Vamos a ver cómo lo dice aquí, dice:

“Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito . Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.

Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel (¿y qué es más dulce que la miel? La Palabra de Dios), pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre.

Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.”

Y si va a profetizar y recibe la orden de profetizar, es un profeta, la Palabra viene a los profetas. “Porque no hará nada el Señor Jehová sin antes revele sus secretos a Sus siervos Sus Profetas,” Amós, capítulo 3, verso 7; y luego en Apocalipsis, capítulo 11, verso 2 en adelante, los que profetizan son los dos Olivos, los dos candeleros de oro que son los dos ungidos que están delante de la presencia del Dios de toda la Tierra.

Por lo tanto, en ése que se come el librito estarán los ministerios de los dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías siendo operados y por consiguiente estará ese mensajero profetizando sobre muchos pueblos, naciones y lenguas, todas las cosas que han de venir: los juicios divinos, las copas, las plagas, las trompetas, todo eso va a ser hablado y sobre todo la última trompeta, la última copa, la última plaga.

Todo eso va a ser profetizado por ese Ángel mensajero que recibe al Ángel Fuerte que desciende del Cielo, y recibe ese librito abierto, se lo come y luego trae el mensaje profético para el Día Postrero; el mensaje de ese Ángel mensajero es profético, es el mensaje profético final que está dentro y que es el mensaje del Evangelio del Reino, el cual estará predicando sobre toda nación, pueblo y lengua, sobre todos

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del concilio del sanedrín en su mayoría digan que es una blasfemia, para los creyentes será una verdad grande revelada para tomarla y colocarla en lo profundo del corazón.

Así como Jesús tenía el Nombre de Dios y vino en el Nombre de Dios que estaba en el Ángel del Pacto, también ese Ángel vendrá en el Nombre eterno de Dios, de la ciudad de nuestro Dios y Nombre nuevo del Señor, porque Cristo dijo que escribiría sobre Él el Nombre de Dios, el Nombre de la ciudad de nuestro Dios y también Su nombre nuevo.

Y alguien tiene que ser la persona bienaventurada que recibe esa bendición, y tiene que ser el Ángel que Él ha enviado para dar testimonio de estas cosas que deben suceder pronto, del cual el reverendo William Branham dijo que era un profeta, porque es el que profetiza, el que da a conocer todas esas cosas que deben suceder pronto.

Y si está dando a conocer las cosas que deben suceder, está profetizando. Ese es el que vendrá con el Sello del Dios vivo conforme a Apocalipsis, capítulo 7 para llamar y juntar ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu, o sea, vendrá con el Espíritu Santo, y por consiguiente vendrá con el Nombre del Señor y en el Nombre del Señor; ese es el que recibe al Ángel Fuerte que desciende del Cielo, y el Ángel Fuerte es Cristo en Su cuerpo angelical con el Librito abierto en Su mano, el cual toma en Apocalipsis 5, lo abrió en el Cielo, y luego en Apocalipsis, capítulo 10, lo trae a la Tierra y se lo entrega a un hombre, se lo entrega a un hombre para que se lo coma, y ese es el Titulo de la Vida eterna, ese es el Título de la redención, ese es el Libro donde están escritos los nombres de todos los hijos e hijas de Dios, ese es el Libro de la Vida del Cordero, y se lo da a ese hombre representado en Juan el apóstol para que se lo coma.

Y desde el Cielo escucha la Voz nuevamente que le dice: “Ve al Ángel que tiene el librito abierto en su mano, y pídele

resplandeciente de la mañana, que es Cristo, Cristo en Espíritu Santo lo va a recibir, lo va a tener este Ángel mensajero, ese será el vencedor y en él va a estar la estrella resplandeciente de la mañana, la Columna de Fuego, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo obrando por medio de él. Tendrá, recibirá la piedrecita blanca con el Nombre nuevo y vamos a ver esa piedrecita blanca con un Nombre nuevo aquí en la Escritura, y recuerden que no es una piedra de esas que usted se encuentra en el campo, si no la piedra del ángulo o piedra angular, que es Cristo, el Mesías.

En el capítulo 3, verso 12 del Apocalipsis, del 11 al 12, dice:

“He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.

Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios.”

Así como el Nombre de Dios estaba en el Ángel del Pacto y después estuvo en el velo de carne del Ángel del Pacto llamado Jesús, ahora Cristo promete al vencedor que lo hará columna en el templo de su Dios y nunca más saldrá de allí, y dice: “Y escribiré sobre él Nombre de mi Dios y el Nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del Cielo, de mi Dios y mi Nombre nuevo.”

¿Ven? Aquí Cristo dice: “Y mi Nombre nuevo.” ¿Que Él tiene un Nombre nuevo? Es la piedrecita blanca con un Nombre nuevo, la piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un Nombre nuevo. ¿Ven?

Es Cristo, la piedrecita blanca con un Nombre nuevo, y lo va a escribir ¿dónde? En el vencedor, que será el Ángel del Señor Jesucristo. Ese Ángel vendrá en el Nombre del Señor Jesucristo, ese Ángel vendrá en el Nombre de Dios, en el Nombre de la ciudad de nuestro Dios y Nombre nuevo del

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Señor Jesucristo. Tan sencillo como eso. Y en él estará la estrella resplandeciente de la mañana, que es el Espíritu Santo, la Columna de Fuego, lo cual está prometido para ser manifestado en este tiempo final.

Y ahora, recuerden que todo es paralelo a lo que pasó con el Ángel del Pacto, en quien estaba el Nombre de Dios, y luego se hizo carne, tuvo Su ministerio, obtuvo la victoria, subió al Cielo y se sentó a la diestra de Dios; en la misma forma hará Cristo con el vencedor, y lo va a sentar en Su Trono, en el Trono del Reino de Cristo, en el Trono del Reino del Mesías, en el Trono de David lo va a sentar con Él. Vean, capítulo 3, verso 21, dice:

“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono (eso es lo que dice Cristo en Espíritu Santo).

Dice:

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”

Es el Espíritu Santo el que está diciendo eso, y eso es Cristo en Espíritu Santo, Cristo hablando lo que Él va a hacer en Su Reino, en la misma forma dice: “Así como yo he vencido y me he sentado en Su Trono,” es que Él va hacer con el vencedor: “Le sentaré conmigo en mi Trono.”

El Trono del Padre es el Trono que está en el Cielo, y por eso Cristo dijo: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra,” porque el que está sentado en el Trono es el que tiene el poder de ese Reino.

Y ahora, el Trono de Cristo es el Trono de David, el Reino de Cristo es el Reino terrenal, el Reino de David, Reino que va a ser restaurado, en donde Cristo ha prometido que sentará con Él al vencedor.

Para sentarse en el Trono celestial de Dios, el que heredaría ese Trono sería el Ángel del Pacto velado en carne humana,

que llevaría a cabo la Obra de Redención con Su cuerpo físico, moriría, sería sepultado, resucitaría glorificado y luego se sentaría a la diestra de Dios en el Cielo, en el Trono de Dios.

Vean, esto Cristo lo dijo, Él sabía lo que iba a suceder, y así también lo va a saber el Ángel del Señor Jesucristo; dice capítulo 26 de San Mateo, verso 63 al 64, esto fue cuando estaba siendo juzgado por el sumo sacerdote y el concilio del sanedrín, dice:

“Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.

Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.”

Ya Cristo sabía las cosas que iban a suceder, y las estaba dando a conocer, y en el Nuevo Testamento el Ángel del Señor Jesucristo conocerá las cosas que han de suceder y las estará dando a conocer a través del tiempo a través de las diferentes edades de la Iglesia, como lo hizo el Ángel del Pacto en el Antiguo Testamento; y luego cuando se hizo carne las estaba dando a conocer a Sus discípulos y a las demás personas.

Algunos decían que era una blasfemia lo que Él decía, pero los creyentes sabían que era la verdad, así también cuando ese Ángel del Señor Jesucristo esté en un cuerpo de carne humana, estará dando a conocer todas estas cosas que han de suceder en este tiempo final, y él podrá decir como Jesús decía, que se sentaría en el Trono del Padre y ahora este Ángel podrá decir en el Día Postrero que se sentará en el Trono de David o Trono con el Señor Jesucristo, se sentará con Cristo en Su Trono, porque aquí Cristo ya lo prometió.

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