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DILA ELIXANDRA GUERRERO GUERRERO

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PROCESOS DE EVANGELIZACIÓN QUE CONFRONTAN PROYECTOS DE CIUDAD CONFIGURADOS EN LA INIQUIDAD.

UNA MIRADA AL MUNDO DE LAS COMUNIDADES PAULINAS DE AYER Y DE BOGOTÁ, HOY.

DILA ELIXANDRA GUERRERO GUERRERO

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE TEOLOGÍA

MAESTRÍA EN TEOLOGÍA BOGOTÁ

2014

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PROCESOS DE EVANGELIZACIÓN QUE CONFRONTAN PROYECTOS DE CIUDAD CONFIGURADOS EN LA INIQUIDAD. UNA MIRADA AL MUNDO DE LAS COMUNIDADES PAULINAS DE AYER Y DE BOGOTÁ,

HOY.

DILA ELIXANDRA GUERRERO GUERRERO

MONOGRAFÍA PARA OPTAR EL TÍTULO DE MAGISTER EN TEOLOGÍA

DIRECTOR

OSCAR ARANGO ALZATE

PROFESOR FACULTAD DE TEOLOGÍA PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE TEOLOGÍA

MAESTRÍA EN TEOLOGÍA BOGOTÁ

2014

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INTRODUCCIÓN

La historia del cristianismo se remonta en el mundo, poco más de dos mil años y de haberse iniciado en un lugar alejado, pobre, una provincia insignificante en el gran Imperio Romano y con un grupo de personas poco importantes, sencillas, ignorantes, en el mundo del momento, se extendió y se fortaleció, hasta convertirse en la religión oficial del Imperio varios siglos después de su aparición.

Sin desconocer las dificultades que este posicionamiento supuso, no puede negarse el impacto del Cristianismo al punto de dividir la historia y el tiempo en dos: un antes de Cristo y un después de Cristo. Un mensaje, una noticia, una alternativa, con tal fuerza transformadora que ha superado tiempo, circunstancias, evoluciones, detractores, conflictos y sobretodo personas, para constituir un estilo de vida y de sociedad nuevos y diferentes, sin necesidad de imposición alguna. El Cristianismo es una invitación a seguir al Maestro para conocerlo y aprender su forma de vida que libera del peso de los apegos del mundo, para poder amar a todos como hermanos, dignos e iguales y formar comunidades donde se vive en fraternidad, se comparte, se acoge, se valora a todos y se crece en humanidad.

Sin embargo, y a pesar de la influencia que el cristianismo ha ejercido en la historia, en el mundo y en la vida de tantos creyentes, discípulos de Jesús, el hecho de que sea una invitación que requiere una aceptación, lo restringe solo a un grupo de personas que deciden aceptar, pero que no pueden escapar a su condición humana que se debate entre el bien y el mal, entre la virtud y la iniquidad, lo cual siempre dará cabida a que la vivencia cristiana desarrolle o no su fin último, que es la transformación de los esquemas de dominación, discriminación y opresión en que la humanidad ha configurado su historia y ha creado sus diferentes culturas, a través del tiempo.

De esta manera, se puede constatar, tanto en las sociedades del mundo de ayer, como en las de hoy, especialmente en contextos de ciudad, que la iniquidad, como la inclinación natural de las personas hacia el mal, la injusticia, la maldad inicua y la transgresión de la ley, sigue rampante su curso. Frente a lo cual, el Cristianismo no logra impactar lo suficiente para lograr la transformación de los esquemas cimentados sobre su influencia.

Este trabajo nace de la inquietud de confrontar los procesos de evangelización que se han realizado en entornos específicos de ciudad, configurados en la iniquidad, tanto ayer como hoy, para comprenderlos, compararlos y actualizarlos en torno al proceso de evangelización que se está llevando a cabo específicamente en Bogotá, en este momento. En esta confrontación será muy importante el proceso evangelizador que llevó a cabo el apóstol Pablo en las ciudades del Imperio Romano, como referentes en el mundo de ayer y que fácilmente pueden encontrar parangón en la ciudad de hoy, representada en Bogotá.

Siguiendo el Método Hermenéutico desde un criterio analógico, este proyecto buscará comprender y comparar estos procesos de evangelización llevados a cabo en contextos urbanos y

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hacer una actualización o aporte al proceso que se adelanta hoy en Bogotá. El criterio analógico elegido para esta tarea es la Iniquidad, entendida ésta como la inclinación natural hacia la injusticia y la maldad, como la raíz que introduce todo pensamiento pecaminoso que desemboca en pecado.

En este sentido, la Iniquidad será la categoría bajo la cual se aplicará el Método Hermenéutico desde un criterio analógico, para reconstruir el mundo vital de configuración de los contextos urbanos de la época del apóstol Pablo, en el mundo de ayer; y el mundo vital en el que fue configurada Bogotá como ciudad representativa del mundo de hoy. A partir de ahí, se intentará comprender los procesos de evangelización desarrollados en estos contextos específicos y sus estrategias de impacto y expansión, con el fin de que, una confrontación, de estos procesos, ofrezca luces para hacer una actualización o aporte iluminador al proceso de evangelización que se lleva a cabo hoy, en Bogotá.

La aplicación del método seleccionado comprende cuatro pasos, que en este trabajo, corresponden a los cuatro capítulos que lo compone. El primero expone el método como tal y su valor en trabajos de tipo teológico, el segundo capítulo, corresponde al primer y segundo pasos en la aplicación del método, la reconstrucción de mundos vitales, su comprensión y comparación. El tercer y cuarto capítulos corresponden al tercer paso en el método, la confrontación de mundos vitales, que en el caso específico de éste trabajo, son los encuentros del cristianismo con el mundo de ayer, representado en el Imperio Romano y con el mundo de hoy, representado en Bogotá.

Para terminar con unas conclusiones, que corresponderían al cuarto paso en el método, la actualización o el aporte a la evangelización actual de la capital del país. Es decir, cómo el cristianismo interpela concretamente la iniquidad presente en Bogotá, hoy en día.

Se espera que esta reconstrucción documental y el ejercicio teológico de la comprensión y comparación analógica, que no tienen antecedente en el campo de la investigación en Teología, aporten no sólo la aplicación de un método para trabajos en este campo del saber, sino una comprensión de las raíces de las situaciones de injusticia, corrupción e inequidad, que se viven en Bogotá hoy en día, para hacer conciencia del papel de los cristianos bautizados en la Iglesia Católica, que son mayoría en la población actual de la ciudad.

Es evidente que podrán quedar elementos por fuera del alcance de este trabajo, debido a que su desarrollo se limitará a la categoría específica de la iniquidad, lo cual le da un carácter específico, sin tener en cuenta muchas otras cosas que podrían abordarse cuando se piensa en el contexto de ciudad y más una tan compleja como la capital del país.

Espero con este trabajo, no solo acceder al título de Magister en Teología, sino hacer un aporte significativo al estudio en esta disciplina y especialmente a la reflexión del ser y el quehacer de los cristianos que viven su condición de bautizados en el contexto específico de esta capital.

De antemano quiero agradecer el aporte a mi crecimiento personal y profesional que los estudios de esta maestría, me permitieron. Pero sobretodo el fortalecimiento de mi propia reflexión sobre mi ser de bautizada y creyente, mi acercamiento al Dios que Jesús quiso presentar con su vida, el

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reconocimiento de mi papel como discípula en la comunidad donde vivo y la claridad del camino que he de continuar para hacer algún aporte a la transformación de esta sociedad, tan sumida en los esquemas de iniquidad que, no siempre son suficientemente reconocidos.

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TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO 1: EL MÉTODO HERMENÉUTICO DESDE UN CRITERIO ANALÓGICO Y LA INIQUIDAD COMO CRITERIO ANALÓGICO

CAPÍTULO 2: RECONSTRUCCIÓN DEL MUNDO VITAL DE LA CIUDAD ANTIGUA DESDE LA INIQUIDAD: LA CIUDAD DE CORTE ROMANO

CAPÍTULO 3: RECONSTRUCCIÓN DEL MUNDO VITAL DE LA CIUDAD MODERNA DESDE LA INIQUIDAD: BOGOTÁ

CAPÍTULO 4: CONVERGENCIA DE DOS MUNDOS VITALES – COMPARACIÓN DESDE LA INIQUIDAD

a. PROCESO DE EVANGELIZACIÓN DEL APOSTOL PABLO EN LA CIUDAD ANTIGUA DE CORTE ROMANO. ALCANCES E IMPACTO

b. PROCESO DE EVANGELIZACIÓN DE LA CIUDAD MODERNA. PLANES DE EVANGELIZACIÓN DE BOGOTÁ EN LOS ÚLTIMOS AÑOS

c. COMPARACIÓN DESDE LA INIQUIDAD, DE LOS PROCESOS DE CONFIGURACIÓN DE CIUDAD Y DE LOS PROCESOS DE EVANGELIZACIÓN RESEÑADOS. SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS.

CAPÍTULO 5: APORTES A LA ESTRATEGIA EVANGELIZADORA DE BOGOTÁ A LA LUZ DEL PROCESO EVANGELIZADOR DEL APOSTOL PABLO. POSIBILIDADES DE TRANSFORMACIÓN

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA

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1. MÉTODO HERMENÉUTICO DESDE UN CRITERIO ANALÓGICO.

Abordar la pregunta que moviliza este trabajo: ¿Cómo unos procesos de evangelización confrontan el proyecto de ciudad configurado en la iniquidad, tanto en el mundo de ayer como en el de hoy?, como un problema teológico, exige utilizar un método teológico de investigación, con el adecuado rigor científico y hermenéutico, que permita aproximar una respuesta coherente e iluminadora, para aportar a una situación presente.

En ese sentido, el método hermenéutico desde un criterio analógico es el seleccionado, dada la naturaleza de la pregunta y las razones que justifican esta investigación. La pregunta plantea comparar las configuraciones de ciudad del mundo de ayer y de hoy bajo una categoría específica, la iniquidad, para verificar cómo el cristianismo se ha encontrado con esos esquemas iniquitativos y poder así, hacer un aporte o una actualización al presente en la ciudad de Bogotá, que busca implementar un nuevo plan de evangelización en la vía de hacer a la Iglesia, más convergente con el mundo de hoy.

De esta manera, el desarrollo de este trabajo contempla para el primer capítulo, una exposición del método y su aplicación concreta a esta investigación. Empezaré por ofrecer una aproximación teórica general a la hermenéutica, al método hermenéutico y a la hermenéutica teológica, para introducir la hermenéutica analógica propiamente dicha en trabajos de tipo teológico y la iniquidad como criterio analógico, para presentar finalmente, cómo se aplicará en concreto el método hermenéutico desde un criterio analógico en esta investigación.

1.1. UNA MIRADA A LA HERMENÉUTICA EN GENERAL

Es aceptable hoy en día que no accedemos a la realidad, tal cual ella es, sino que hacemos interpretaciones de la misma, es decir, no existen hechos puros, conocimientos absolutos o verdades dadas, todo es resultado de una o varias lecturas de la realidad desde diversos puntos de vista. Así, la Hermenéutica es la disciplina de la interpretación de textos, entendiendo textos, no solo los escritos, sino los hablados y los actuados.

Ampliando un poco la idea de texto que abarca, según Ricoeur1, toda escritura, memoria y experiencia adscritas a una gramática universal, es decir a un lenguaje, que nos permite como seres humanos, establecer relaciones de interpretación, se puede afirmar que un mundo vital, entendido como el mundo compuesto por aspectos sociales, culturales y de personalidad de los individuos, que pueden sentir como propios2, es un texto susceptible de lectura e interpretación.

1 Ricoeur, Historia y narratividad, 25-75

2 Habermas, Teoría de la acción comunicativa, 40-60

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En efecto y dado que este trabajo es una hermenéutica de mundos vitales, es pertinente considerarlos como textos, en el sentido que les otorga Ricoeur de ser artefactos culturales que no tienen fronteras y que hablan tantas voces como enunciatarios tengan3. La palabra hermenéutica proviene del verbo griego “jermeneueien” que significa interpretar, declarar, anunciar, esclarecer. Literalmente, es resultado de la suma de la palabra “hermeneuo” que puede traducirse como “yo descifro”, la palabra tekhné que significa “arte”, y el sufijo –tikos que es sinónimo de “relacionado a”, por lo que puede definirse como el arte de explicar textos, escritos u obras artísticas. Se considera que el término deriva del nombre del dios griego Hermes, el mensajero, al que los griegos atribuían el origen del lenguaje y la escritura y al que consideraban patrono de la comunicación y el entendimiento humano.4

Cuando se habla de hermenéutica, el pensamiento se remite a los estudios de las Sagradas Escrituras y la teología cristiana, de donde deriva que esta disciplina sea considerada más un arte que una ciencia propiamente dicha, debido a que en la interpretación bíblica es preciso considerar dos tipos de acercamiento: uno literal relacionado con la redacción de los textos y que es captado por la exégesis filológica; y otro espiritual, que se basa en que los textos bíblicos son revelados por Dios y escritos por hombres, lo cual debe ser interpretado considerando recursos diacrónicos y sincrónicos.

Sin embargo, a través de la historia, algunos pensadores han intentado abrir la hermenéutica y establecer principios generales que se ajustan a otras disciplinas del conocimiento, por ejemplo hacia finales del siglo XVIII, Friedrich Schleiermacher (1768 – 1834)5, postuló que la correcta interpretación debía tener una dimensión objetiva, relacionada con la construcción del contexto del autor, y otra subjetiva, que buscaba trasladar al interprete, al lugar del autor para darle a la interpretación un sentido práctico.

Más tarde aparece el historicismo y su principal exponente Wilhelm Dilthey (1833-1911)6 quien asegura que toda interpretación debe tener en cuenta el contexto histórico del texto que se está analizando; y podría mencionarse también a Martín Heidegger (1889- 1976)7, con su tesis de que la interpretación implica una forma de comprensión relacionada con la manera como el intérprete se sitúa en el mundo; y luego el aporte importante de Paul Ricoeur (1913-2005)8 en la vía de combinar la fenomenología con la hermenéutica, cuando afirma que el texto sufre un cambio, una metamorfosis, cuando pasa del autor (emisor) al receptor y esa distancia del autor, propicia que el intérprete,

3 Ricoeur, Historia y narratividad. 35-85

4 Gadamer y otros, Diccionario de hermenéutica: una obra interdisciplinar para las ciencias humanas, 65-75

5 Schleiermacher, Sobre los diferentes métodos de traducción. 25-45

6 Dilthey, Introducción a las ciencias del espíritu, 20-40

7 Heidegger, El ser y el tiempo, 25-65

8 Ricoeur, Los caminos de la interpretación, 20-60

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pueda asumir un papel protagónico al extraer del texto un nuevo ser en el mundo, que Ricoeur llama un “yo”, un “Dasein” propio del lector o interprete.

En el acto interpretativo de la hermenéutica intervienen tres elementos: el texto, que es el documento a interpretar, comprende no solo los escritos, sino también obras de arte, obras teatrales, obras musicales, obras de arquitectura o ingeniería, entre otros. El texto posee un contenido y un significado: el contenido está relacionado con la intención del autor y tiene a su vez, una doble connotación: sentido y referencia. El sentido es el grado de comprensión de parte de quien lee, ve o escucha el texto; y la referencia apunta al mundo, real o ficticio, indicado o producido por el texto mismo. A la vez el significado es lo que dice o se le hace decir al texto a la luz de quien lo lee, ve, escucha o interpreta9. El segundo elemento de la hermenéutica es el autor, como quien emite o produce un texto con una intencionalidad concreta que no siempre logra transmitir o que puede quedar relegada cuando el texto, en manos del lector o interprete adquiere un rostro nuevo; y el tercer elemento es el lector, como quien recibe el texto y puede tomar diferentes posturas: experimentar inicialmente una percepción del texto o de la realidad desde sus sentidos y su manera de analizar, que le permite luego descifrar la intencionalidad significativa del autor, sin renunciar a darle también un aporte personal desde su propia experiencia o saber, en un proceso de descontextualización, para re- contextualizar y comprender, después de hacer análisis, inducción, deducción y comparación10: “El lector o intérprete tiene que descifrar con un código el contenido significativo que le dio el autor o escritor, sin perder la conciencia de que él le da también algún significado o matiz subjetivo”11.

Estos elementos de la hermenéutica son los que interactúan en el acto interpretativo o hermenéutico.

1.2. EL ACTO HERMENÉUTICO O INTERPRETATIVO

Dado que el objetivo final del acto hermenéutico es la comprensión de un texto, es necesario reseñar los pasos que desarrolla todo lector en este proceso, teniendo en cuenta que en general, comprender un texto es hacer una contextualización del mismo, es decir, ponerlo en su propio contexto y aplicarlo al contexto actual del lector. En la contextualización, como parte del proceso de interpretar un texto, se intenta conocer al autor, su identidad, sus condiciones sociales, culturales, sicológicas, su intencionalidad al escribir el texto y el conocimiento propio del lector, todo lo cual hará que la interpretación sea más completa y pertinente.

9Beuchot, Perfiles esenciales de la hermenéutica: hermenéutica analógica. 24-75 http://www.ensayistas.org/critica/teoria/beuchot/. Consultado en Enero de 2014.

10 Ibid.

11 Ibid.

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De esta manera, el proceso o acto interpretativo empieza con la formulación de la pregunta interpretativa frente al texto: ¿qué significa este texto?, ¿qué quiere decir?, ¿a quién está dirigido?, ¿qué me quiere decir a mí?, entre otras; sigue luego el juicio interpretativo que puede ser inicialmente hipotético y luego categórico mediado por una argumentación. “En todo caso la argumentación interpretativa sirve para convencer a los otros miembros de la comunidad o tradición hermenéutica acerca de la interpretación que se ha hecho”12.

En el proceso interpretativo, cuando un texto se encuentra con un lector, el texto rebasa su propia intencionalidad, dice algo específico a ese lector, quien lo interpreta en una situación particular. En ese sentido, se le puede dar mayor énfasis al lector y entonces será una interpretación más subjetiva; si la importancia es para el autor, la interpretación será más objetiva. Esto produce movimientos de acercamiento o alejamiento del texto, que generan un conflicto de intencionalidades, entre lo que se quiere leer y lo que se quiere decir respecto al texto. La sola intención del autor no basta para hacer una interpretación completa, debido a que al autor se le lee desde la posición actual del lector;

a la vez tampoco es prudente que la interpretación este mediada solo por la posición del lector, lo que haría que cada quien diera vía libre a su creatividad interpretativa, sin importar ninguna medida que el texto pueda dar o imponer.

1.3. EL MÉTODO HERMENÉUTICO

Hablar de un método hermenéutico es hablar de una relación dialéctica entre el texto, el autor y el lector en amplia apertura y reconocimiento mutuo, que permita asumir la realidad en su continuo fluir, en su continuo proceso de cambio y al ser humano en su pluridimensionalidad.

En ese sentido, un método hermenéutico supone a la hermenéutica como una disciplina científica, que tiene un objeto de estudio y un proceso de desarrollo o aplicación. La formación de una ciencia de la hermenéutica se le debe en gran parte, a Friedrich Scheleirmacher (1768-1834)13, que la desarrolló basado en que la compresión misma, se puede convertir en un problema científico. Pero fue John Stuart Mili (1806-1873)14, quien introdujo el término “ciencias del espíritu”: “Mili intenta esbozar, en un apéndice a su obra, las posibilidades de aplicar la lógica de la inducción a la «moral sciences»…El contexto de la lógica de Mili permite comprender que no se trata de reconocer una lógica

12 Beuchot, Hermenéutica Analógica. Aplicaciones en América Latina, 44

13 Friedrich Schleiermacher nació en Breslau, Silesia, en el Reino de Prusia. Hijo de un clérigo calvinista. Es posiblemente uno de los teólogos alemanes del siglo XIX de mayor importancia. Proviene de la tradición reformada. Se educó en escuelas moravas y luteranas.

14Filósofo, político y economista inglés representante de la escuela económica clásica y teórico del utilitarismo. El término ciencias del espíritu fue expuesto en su obra “Un sistema de lógica” en 1843.

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propia de las ciencias del espíritu, sino al contrario, de mostrar que también en este ámbito tiene validez única el método inductivo que subyace a toda ciencia empírica”15. En dirección al planteamiento de Mili, Scheleiermacher, propone que un método hermenéutico inductivo (de ciencias del espíritu), ha de considerar un proceso de interpretación únicamente cuando no existe una comprensión inmediata, es decir, cuando existe la posibilidad de caer en un malentendido. Por lo que este proceso debe quedar al margen de toda especificación de contenido: para este pensador, el acto de interpretar debe seguir unas reglas gramaticales y psicológicas que deben apartarse de cualquier atadura dogmática del contenido del texto, incluso en la conciencia del intérprete, para no seguir un proceso de comprensión literal del texto, sino también la individualidad del autor16.

En concreto, el método hermenéutico según Scheleiermacher, incluye reconocer los detalles del texto a la luz del contexto o dentro del conjunto de toda la obra y además entender que la construcción de pensamiento y la comprensión de un texto constituyen un momento vital que se traslada del campo de la razón y los conceptos, al de los sentimientos en el engranaje vital del interprete. Es así como este pensador llega a la idea de que un intérprete puede llegar a comprender a un autor, mejor de lo que él mismo se comprendería, debido a que el acto de comprender, es una reconstrucción de la obra, independiente del contenido de la misma.

Además de Scheleiermacher, otros pensadores hablaron también de un método en hermenéutica, por ejemplo Martin Heidegger (1889-1976)17, probó que el proceso hermenéutico sólo puede hacerse desde los prejuicios o juicios previos, es decir, que todo juicio necesita un pre-juicio, que sólo se puede hablar o interpretar algún texto, desde unas determinadas instalaciones o pre-comprensiones que tienen los intérpretes, fruto del momento histórico o la tradición en que hayan nacido. A su vez, Clifford Geertz (1926 - 2006)18, propone desarrollar una conciencia crítica, que deberá proceder de los humanistas y no de los científicos naturales, que permita comprender la base simbólica de todo lo humano y establecer procedimientos hermenéuticos y críticos. Geertz concibe las instituciones, acciones, imágenes, como fenómenos “legibles”, interpretables, capaces de alterar la percepción del mundo, por lo que interpretar un texto es reescribirlo y este

15Gadamer, Verdad y Método. Fundamentos de una hermenéutica filosófica, 32

16 Ibid.

17Alemán, es uno de los más importantes representantes de la filosofía contemporánea: influyó en toda la filosofía del existencialismo del siglo XX y fue uno de los primeros pensadores en apuntar hacia la destrucción de la metafísica.

Planteó que «el problema de la filosofía no es la verdad sino el lenguaje», con lo que hizo un aporte decisivo al denominado giro lingüístico, problema que ha revolucionado la filosofía.

18Antropólogo norteamericano y doctor en Filosofía de la Universidad de Harvard, pone particular atención al papel de los símbolos en la sociedad. La cultura, según la define Geertz en su libro La interpretación de las culturas (1973), es un

"sistema de concepciones expresadas en formas simbólicas por medio de las cuales la gente se comunica, perpetúa y desarrolla su conocimiento sobre las actitudes hacia la vida." La función de la cultura es dotar de sentido al mundo y hacerlo comprensible. El papel de los antropólogos, por tanto, es intentar (pues la comprensión total de los hechos sociales no es posible) interpretar los símbolos clave de cada cultura (a esto se llama descripción densa).

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ejercicio hermenéutico, convierte al intérprete en una especie de autor secundario del texto.

1.4. MÉTODO HERMENÉUTICO DESDE UNA EPISTEMOLOGIA TEOLÓGICA

Después de este recorrido por la hermenéutica en general, me adentrare en lo específico de la hermenéutica teológica, como la que es propia para esta investigación y de la que se ocupa este trabajo.

La hermenéutica teológica se originó en la época de la reforma y fueron los protestantes quienes primero pensaron en la necesidad de interpretar las Sagradas Escrituras como texto, con el fin de develar su más profundo significado. Al respecto, un autor representativo fue Mattia Flacio (1520-1575)19, quien fue el primero en hablar de una conexión entre la interpretación gramatical y la significación de lo que este autor llama, principio sicológico o técnico de la interpretación. Este principio se refiere a que la interpretación de un texto gramatical de la Biblia, se debe hacer según la intención y la composición de toda la obra, es decir, Flacio considera que en la composición literaria de las Sagradas Escritura, existe una conexión interna, una congruencia entre las partes del texto, su contexto, su composición propiamente y sus efectos, que hace pensar que esta composición fue hecha bajo unas reglas concretas, para cumplir el objetivo de transformar.20

Aparecen luego en la hermenéutica teológica, otras posturas frente a la interpretación de textos bíblicos como por ejemplo la de Gadamer21, quien considera que siempre existe una pre-comprensión que puede incluso, dificultar el reconocimiento de la interpretación correcta, para lo cual concluye que los textos religiosos deben entenderse como relacionados con Dios, pero con base en la experiencia humana. Es decir, en la hermenéutica teológica, según Gadamer, no es preciso preocuparse por el contenido porque éste ya está identificado en la pre-comprensión de que en los textos bíblicos está presente Dios través de su palabra, el asunto radica en la interpretación propiamente dicha, del texto22.

19Teólogo y reformador luterano croata. Considera, tras un análisis objetivo de la historia de los datos cristianos de la Iglesia primitiva, que la interpretación teológica de la Reforma y la realización eclesial luterana son las únicas verdaderas. Bajo esta interpretación, la Reforma pasaba de ser una interpretación auténtica del cristianismo a representar la exclusiva Iglesia de Cristo.

20 Mattia, Clavis Scripturae Sacrae seu de Sermone Sacrarum literarum, 35-50

21 Hans-Georg Gadamer, filósofo alemán (1900-2002) Afirma que siempre que nos acercamos a un texto, lo hacemos a partir de un proyecto, con alguna idea previa de lo que allí se dice. A medida que profundizamos la lectura, este proyecto va variando y se va reformulando según la lectura nos vaya confirmando o alterando nuestra pre-comprensión.

Como este proceso puede prolongarse al infinito, nunca podemos afirmar que hemos dado la interpretación última y definitiva.

22 http://martinezsilva.com/uam/MetodoHermeneutica.pdf Revisado Enero de 2014.

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Por lo tanto, en la vía de lograr interpretar los textos de la Sagrada Escritura para hacerla más asequible, para acrecentar y profundizar la fe y el conocimiento de Dios, es que surge la hermenéutica teológica que se pregunta: si la fe es el fundamento teológico, entonces

¿cómo se puede convertir un pensamiento, una intuición, en lenguaje para que éste pueda ser inteligible para muchos? O ¿El misterio divino puede ser hablado, o interpretado? Para la teología la respuesta puede ser un sí y un no.

Si bien Dios es el fundamento de la teología, es también el absoluto al que, como seres humanos, no tenemos acceso completo, sólo podemos acercarnos, intentar reconocerlo, intuirlo para experimentarlo, es decir, “Todo lo que se dice se puede pensar, pero no todo lo que se piensa se puede decir” San Agustín23. Dios se puede saber pero no conocer, Dios está en la mente pero no cabe en ella, el misterio es siempre mayor, por lo que aventurar una interpretación del misterio, siempre se quedará corta, siempre será insuficiente24. Sin embargo, se han propuesto lenguajes, como caminos hermenéuticos para tratar de acercarse al misterio siempre insondable que representa Dios para nosotros. Así, se puede hablar del lenguaje unívoco25, propuesto por la escuela Escolástica, como el lenguaje de los conceptos, positivista, objetivo, el que pareciera propio de los dogmas de fe, pero que definitivamente no puede utilizarse para referirse al misterio divino o explicar los dogmas, ya que éstos son apenas “ventanas para acercarse al horizonte de Dios”: Dios no puede reducirse a un concepto, a un único significado, Dios está por encima de todo nivel conceptual de comprensión.

En el lado opuesto está el lenguaje equivocista, en el cual, un término puede asumir diversas significaciones, por ejemplo: la palabra “banco” puede referirse a: banco de la plaza, el Banco del Estado o a un banco de arena. Sin embargo respecto al misterio de la fe, tampoco es apropiada la equivocidad debido a que tiende al relativismo y al subjetivismo.

Entonces, ¿cómo podemos llegar a conocer a un Dios que trasciende la experiencia sensible? ¿Cómo podemos formar ideas que expresen de algún modo la naturaleza de un Ser que sobrepasa el alcance de nuestra experiencia, de un Ser que trasciende el mundo de las criaturas? ¿Cómo pueden las palabras de un lenguaje humano ser aplicables al Ser Divino?

Según Santo Tomás, de Dios no podemos llegar a conocer lo que Él es, su “Esencia”, sino solamente qué es, su existencia. Por esto, en teología hay que tener en cuenta que el misterio de Dios es inconmensurable y no se puede abarcar o interpretar con un solo lenguaje porque: “lo inadecuado de nuestra comprensión en relación al misterio de la fe

23 Boff, Teoria do Método Teológico, 298. Traducción mía.

24 Ibid.

25 El lenguaje unívoco se utiliza para expresar una sola realidad, da a los términos un único significado. Así, un término es unívoco cuando se aplica a todos los seres a los que conviene, de modo idéntico, adquiriendo siempre el mismo significado. Ej: la palabra “candado” tiene el único significado de ser un dispositivo de seguridad.

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no debe ser solo un artículo de la metodología teológica. Debe ser un espíritu general con que se practica teología”26, de ahí la importancia de que el teólogo desarrolle una

“conciencia analógica”27 (como hábito para hacer teología desde el reconstruir, comparar- comprender y actualizar), un camino hermenéutico entre la objetividad y la subjetividad, que le posibilite un punto intermedio que beneficie la interpretación de los textos. Este punto es la analogía, como la proporcionalidad, la posibilidad de diferencia y de un relativismo controlado, es decir, la analogía se mueve entre la igualdad y la universalidad restringida, la diversidad y la particularidad extendida, es decir, en la multiplicidad.

Aplicando la hermenéutica desde una epistemología teológica al tema de esta investigación, se puede afirmar que comparar dos mundos vitales desde un criterio analógico, para comprender proporcionalmente, la realidad actual de iniquidad de la ciudad de Bogotá y proponer así, una actualización en vía de transformación a través de acciones político simbólicas, es una manera de aproximarse al misterio de Dios presente y actuante en el devenir histórico de la configuración de ciudades en la iniquidad, tanto ayer como hoy.

En el misterio de Dios que nos sobrepasa, aparece el voto de confianza que Dios confiere al hombre al permitirle elegir entre el bien y el mal: el mal no proviene de Dios, el hombre es responsable de las decisiones equivocadas que lo llevan al pecado.

Así se atestigua en la Sagrada Escritura: “Al principio el Señor creó al hombre y lo dejó a su propio albedrío. Si quieres, guardarás los mandamientos y permanecerás fiel a su voluntad. Él te ha puesto delante fuego y agua, alarga tu mano y toma lo que quieras.

Ante los hombres está la vida y la muerte a cada uno se le dará lo que prefiera” (Si. 15, 14- 17), “Pongo delante vida o muerte, bendición o maldición. Escoge la vida, para que viváis tú y tu descendencia, amando a Yahvé tu Dios, escuchando su voz, viviendo unido al él”

(Dt. 30, 19-20); y en el Nuevo Testamento, en la carta de Santiago dice: “Que nadie cuando sea probado diga: <Es Dios quien me prueba>, porque Dios ni es probado por el mal, ni prueba a nadie. Más bien cada uno es probado, arrastrado y seducido por su propia concupiscencia. Y una vez que la concupiscencia ha concebido, da a luz al pecado; y el pecado, una vez consumado, engendra muerte” (St. 1, 13), esto significa que el hombre siempre tiene la posibilidad de actuar en virtud, por lo que la iniquidad, es producto de su libre albedrío.

En ese sentido, si la iniquidad es decisión humana, actuar en contrario o generar actitudes y acciones de cambio y reparación, está también dentro de las posibilidades del hombre, por lo tanto entender la realidad de iniquidad que vive actualmente Bogotá, mediante un ejercicio de hermenéutica analógica, es el camino para poder proponer acciones de transformación.

26 Boff, Teoria do Método Teológico, 305. Traducción mía.

27 Ibid.

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1.4.1. HERMENÉUTICA ANALÓGICA: LA ANALOGÍA COMO POSIBILIDAD PARA EL EJERCICIO TEOLÓGICO

La palabra Analogía, proviene del griego αναλογíα (ana -reiteración o comparación- y logos, razón), significa comparación o relación entre varias razones o conceptos; comparar o relacionar dos o más seres u objetos, a través de la razón, señalando características generales y particulares, generando razonamientos basados en la existencia de semejanzas entre estos, aplicando a uno de ellos una relación o una propiedad que está claramente establecida en el otro28.

En teología, la analogía permite acceder al conocimiento por comparación, por semejanza, por lo que es el lenguaje para referirse a las cosas divinas, trascendentes y profundas de la existencia humana29. La analogía al envolver al mismo tiempo el lenguaje, las ideas y la realidad, se convierte en la forma en la que el entendimiento y la razón, comprenden la realidad y ascienden por medio del lenguaje y las ideas, al conocimiento de la Verdad, al conocimiento de Dios. Como en Dios residen las ideas, es decir, las formas ejemplares de las cosas creadas, por analogía podemos acercarnos a comprensiones humanas de Dios, como por ejemplo: si hay unidad en la naturaleza es porque Dios es la absoluta unidad, si hay cosas buenas, es porque Dios es la bondad absoluta, si hay verdad, es porque Dios es la verdad absoluta, si hay belleza es porque Dios es la belleza absoluta30.

Dentro de la tradición teológica, la analogía permite que nos aproximemos cognitivamente al misterio de Dios, de la única forma en que somos capaces de hacerlo, sólo parcialmente a través de la comparación o la relación entre la experiencia humana de fe y el misterio divino, como dos realidades diferentes, pero que tienen algo en común, precisamente la semejanza; pero una semejanza que es unilateral, es decir, los seres humanos somos semejantes a Dios (aunque de forma imperfecta), pero no se puede afirmar que Dios sea semejante a los hombres, ya que Dios es el modelo absoluto31.

Además, la analogía tiene un sustento bíblico relacionado con el lenguaje metafórico que se utiliza en los textos sagrados, donde, por ejemplo, se toman imágenes de la naturaleza para representar los misterios de la fe. De ahí la importancia que tienen las metáforas, posibilitándonos, a través de las imágenes, “nutrir los sentimientos y estimular la inteligencia”32 para lograr mejores interpretaciones y comprensiones de las verdades reveladas en la Sagrada Escritura, con un lenguaje simbólico. En la Biblia, las metáforas buscan describir y generar una experiencia, más que un conocimiento, por esto, no son apropiadas si se quiere hablar de teología como ciencia, dado que éstas no explican el misterio, sólo lo evocan, ayudan a interpretarlo cognitivamente, no a argumentarlo33.

28 Bouyer, Diccionario de Teología, 15-19

29 Boff, Teoria do Método Teológico, 309, Traducción mía.

30 http://es.wikipedia.org/wiki/Analog%C3%ADa#La_analog.C3.ADa_cristiana. Revisado en Enero de 2014.

31 Gardeil, Iniciación a la filosofía de Santo Tomás de Aquino, 30-45

32 Boff, Teoria do Método Teológico, 320, Traducción mía.

33 Ibid.

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Las parábolas son el ejemplo del lenguaje metafórico de la Biblia, más apropiado para llegar a muchas personas en general, especialmente las más sencillas, comparando acciones y procesos que son cercanos a la cotidianidad y a la imaginación de aquellos a quienes van dirigidas.

Otra acepción de la palabra analogía, relacionada con la teología, se encuentra en el pensamiento tomista, donde lo análogo es lo que es en parte similar y en parte diferente.

Respecto al misterio divino, sólo Dios es el ser por esencia, las criaturas tienen el ser por participación; las criaturas en cuanto son, son semejantes a Dios, que es el primer principio universal de todo el ser, pero Dios no es semejante a ellas: esta relación es la analogía (correspondencia, atribución, proporción)34.

El uso de una hermenéutica analógica responde a la certeza de que ninguna interpretación adecuada puede constituirse sin tener en cuenta herramientas de comprensión como el mito, la metáfora, la alegoría o la analogía.

En ese sentido, cuando de interpretar un texto se trata, la analogía se convierte en la clave de la proporción, la clave del equilibrio y de la mesura para encontrar la medida justa de las acciones. Evita la unificación del conocimiento, la excesiva objetividad, considerar una única interpretación como verdadera y universal, es decir, la univocidad de la interpretación; y a la vez evita la entronización de la diferencia, la excesiva subjetividad, la coronación del relativismo, considerar todas las interpretaciones como válidas, es decir, la equivocidad de la interpretación, donde todos tienen razón, porque todos están equivocados, sin restricción o mediación alguna. “Es cierta conciencia de que lo que en verdad se da es diversidad de significado, diversidad de interpretaciones; pero no es renuncia a un algo de uniformidad, de conveniencia en algo estable y reconocible, por gracia de lo cual no se pierde la posibilidad de un conocimiento racional”35.

Por lo tanto, cuando se intenta interpretar un texto, la hermenéutica analógica buscará siempre el punto medio, una mediación prudencial donde la intención del autor se cuide con la mayor objetividad posible, pero con la participación de la subjetividad del lector, de manera que la intención del texto se encuentre en el cruce de las dos intencionalidades y sea respetado en lo que de suyo, es del autor.

La hermenéutica analógica se acerca más a lo equívoco, especialmente en las ciencias humanas, donde la hermenéutica tiene su máxima expresión. Es un relativismo relativo, una tolerancia real, un camino libre, pero con límites, donde predomina la diferencia, pero también la presencia de cierta objetividad. De ahí que la argumentación en la interpretación analógica sea tan importante, debido a que es lo que permite poner todas

34Gardeil, Iniciación a la filosofía de Santo Tomás de Aquino, 20-45

35 Beuchot, Hermenéutica Analógica. Aplicaciones en América Latina, 59

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las opiniones en perspectiva para ir descubriendo qué argumento se acerca más a un punto de aceptación y convencimiento general por consenso36.

La interpretación o hermenéutica analógica acepta que no hay una sola versión del mundo válida para todos, sino que puede haber varias opciones dentro de un límite que permite que algunas de ellas se acerquen más a la verdad. Acepta la pluralidad, no homogeniza la cultura y permite que varias opiniones se mezclen sin confundirse, dando lugar a la multiculturalidad.

Aplicar la hermenéutica analógica a la teología, es introducirnos en el lenguaje simbólico (metafórico) de las Sagradas Escrituras para intentar descubrir la presencia de Dios en las mismas y un camino para la interpretación del misterio divino, como fundamento teológico de la fe.

Como ya se había mencionado, las metáforas son el lenguaje favorito de la Biblia, representado en las parábolas, las cuales, a través de una estructura narrativa, parten de una experiencia del mundo, para llegar al misterio de Dios, utilizando imágenes cotidianas que estimulan el pensamiento y lo acercan a lo trascendente.

Por lo tanto, el proceso hermenéutico para acceder a las metáforas de las parábolas de la Biblia, pasa por aprender a leerlas, buscando el foco semántico, el aspecto de semejanza que se compara, por ejemplo en el texto: “el Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo…” (Mt. 13, 44), el foco semántico es comparar el Reino con un tesoro escondido. También, leer la metáfora, respondiendo a la pregunta: ¿qué representa existencialmente la metáfora? Y colocarla en su contexto cultural, entender exactamente el trasfondo cultural del texto para poder interpretarlo correctamente37. En esta vía, la hermenéutica analógica en teología busca responder a la tendencia humana a objetivar todo lo relacionado con Dios para poder entender mejor, incluso desde los sentidos. Así, la analogía presente en las metáforas de las parábolas, se convierte en un ícono mental, una imagen concreta y sensible que propicia un acercamiento al misterio de Dios y una confrontación del corazón, de manera que: “una experiencia viva se transforma en lenguaje, en un modo de expresión teórica”38.

Este lenguaje, es el lenguaje analógico identificado en los textos sagrados para ayudar en el proceso interpretativo del misterio divino. Los estudios exegéticos han identificado tres vías del lenguaje analógico, que pueden aparecer combinados en los textos: la vía negativa, que lleva a conocer algo de Dios por lo que Él no es, por ejemplo, cuando se afirma que Dios no es, ni puede ser una sustancia corpórea, que es absoluto, infinito, no creado, nos acercamos a la comprensión de su naturaleza auto-existente, inmutable, eterna; aunque es importante resaltar que estas acepciones negativas tienen de fondo

36Beuchot, Hermenéutica Analógica. Aplicaciones en América Latina, 59.

37 Boff, Teoria do Método Teológico, 318-335 Traducción mía.

38 Ibid, 337.

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que es más lo que ignoramos, que lo que sabemos de Dios y nuestro limitado alcance en la comprensión del misterio divino.

La vía afirmativa del lenguaje analógico, se refiere a los adjetivos positivos que se adjudican a Dios, pero que no pueden tener límite conceptual, porque Dios supera en sí mismo cualquier adjetivo propio de las criaturas, cualquier idea positiva aplicada a Dios, no representa perfectamente su naturaleza, como por ejemplo, bondad, sabiduría, belleza, justicia. Estas ideas lo representan hasta el límite de nuestro conocimiento o nuestra experiencia sensible.

Y la vía del lenguaje analógico, donde los atributos de Dios son entendidos desde la semejanza que revisten en nosotros. Así, cuando se dice que Dios es el padre por excelencia, se afirma que en Él, como padre, todos los padres del mundo participan o tienen alguna semejanza.

De lo expuesto se deduce que el lenguaje analógico es la mejor vía para hacer hermenéutica teológica adecuada, es decir, para interpretar los textos sagrados con el objeto de acercarnos al misterio de la fe y a la comprensión de Dios que se revela en la historia de la humanidad.

Aplicando esta aproximación teórica a la analógica, como el camino para desarrollar el ejercicio teológico que supone este trabajo, es preciso confirmar que la esencia del mismo es la comparación de dos mundos vitales, como textos experienciales, para comprenderlos, analizarlos e interpretarlos, con el fin de descubrir cómo el misterio de Dios se ha hecho presente en el desarrollo histórico de las ciudades de ayer y de hoy, a través de la libertad que ha tenido el hombre de configurarlas en la virtud o en la iniquidad.

Por lo tanto, el uso de la analogía en este trabajo me permitirá comprender los procesos de configuración de ciudad que dieron lugar a las realidades de iniquidad que se pueden constatar hoy, en Bogotá y qué efecto se puede evidenciar del encuentro del cristianismo con estos procesos. Es decir, en esta investigación, el lenguaje analógico no lo constituyen propiamente las metáforas, sino el criterio analógico de la iniquidad. Y este ejercicio me llevará a la proposición de acciones político simbólicas que permitan trazar un camino de transformación social de la capital.

1.4.2. CONSTRUIR UNA HERMENÉUTICA DESDE UN CRITERIO ANALÓGICO

Esta aproximación a la hermenéutica analógica, nos introduce entonces, en el método propiamente dicho para esta investigación: desde un criterio analógico.

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A partir de la pregunta que moviliza esta investigación: ¿Cómo unos procesos de evangelización confrontan el proyecto de ciudad configurado en la iniquidad, tanto en el mundo de ayer como en el de hoy?, la cual plantea una comparación entre los procesos de configuración de ciudad en el mundo antiguo greco-romano y el mundo moderno de la ciudad de Bogotá, incluyendo cómo el cristianismo se encontró con estos procesos, se espera lograr una aproximación comprensiva a las realidades de iniquidad actuales de la capital, a partir de lo que puede evidenciarse al respecto en el mundo antiguo, con el fin de proponer algunas acciones político-simbólicas que aventuren una transformación social desde el Evangelio, a las situaciones iniquitativas que pueden constatarse hoy en la capital del país.

En esa vía, el método del criterio analógico, se desarrolla en tres momentos:

reconstrucción, comprensión - comparación y actualización. El primer momento, es una reconstrucción de los mundos vitales, entendidos éstos, como el mundo compuesto por aspectos sociales, culturales y de personalidad que los individuos pueden sentir como propios39, tanto ayer como hoy, respecto a cómo se configuró la ciudad antigua de corte grecorromano (que marcó la tendencia de los procesos de configuración de ciudades hasta el final del imperio romano) y la ciudad moderna representada en Bogotá, Colombia. Esta reconstrucción será un ejercicio constructivo, analítico y comparativo de revisión documental de fuentes primarias principalmente y también fuentes virtuales aprovechando las posibilidades de la tecnología de la información, para indagar sobre experiencias, vivencias, emociones, sentimientos, subjetividades, en una expresión, el sentido de vivir, de estas comunidades en un espacio de tiempo y bajo una categoría principal que es la iniquidad (pecado estructural).

La iniquidad en el método, es el criterio analógico bajo el cual se realiza la comparación y se intenta comprender una realidad actual, a la luz de una realidad pasada, es decir, comprender el presente a partir del pasado, para establecer diferencias, semejanzas y constantes. Exactamente, el criterio analógico es la forma de mirar, observar y concebir la realidad histórica, es una perspectiva hermenéutica de interpretación, que cabe mencionar es subjetiva, dado que está influenciada por la forma de analizar y ver el mundo que maneja el intérprete40.

La reconstrucción de estos mundos vitales, se realizará siguiendo un esquema general que incluye, primero aspectos de la fundación de las ciudades, en segundo lugar el desarrollo social y finalmente, los factores de iniquidad en la configuración urbana, a la luz del trabajo de Theissen41, desde cuatro planos de comprensión: el microplano, nivel de la función, que comprende los comportamientos típicos interhumanos y las funciones que

39Habermas, Teoría de la acción comunicativa, 20-40

40http://teoysociedad.wordpress.com/2012/08/30/breve-reflexion-acerca-del-criterio-analogico-como-metodo-para- acercanos-a-la-realidad-desde-la-realidad-historica/. Revisado en Febrero de 2014.

41 Theissen, El movimiento de Jesús. Historia social de una revolución de los valores, 20-70

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desempeñan los sujetos en la sociedad; el mesoplano, nivel de grupo, incluye las manifestaciones de grupo en comparación intercultural con otras similares; el macroplano, nivel de la sociedad, que se ocupa de las influencias recíprocas entre el mundo vital que se describe y el conjunto de la sociedad.

Esta reconstrucción mediante los cuatro planos, se delimita conceptualmente, pero muchas veces es difícil separarlos objetivamente en una narración. Sin embargo, en este trabajo, intentaré establecer un límite entre uno y otro con el fin de facilitar tanto el proceso de reconstrucción, como la lectura y la visualización del método. Así, la reconstrucción se realizará de manera inductiva, partiendo del macroplano o nivel de la sociedad, donde se narrará el proceso general de fundación de las ciudades antiguas grecorromanas y la ciudad moderna representada en Bogotá, con sus dinámicas históricas, elementos de influencia externa y factores de configuración urbana.

En segundo lugar se introducirá el mesoplano o nivel de grupo, para describir los procesos de desarrollo social, el establecimiento de clases sociales y las luchas entre clases; para llegar al microplano o nivel de la función, donde se hablará propiamente de los factores generadores de iniquidad, ya a nivel individual o de colectivos más pequeños de la sociedad.

De la reconstrucción se pasa al segundo momento, el de la comprensión - comparación, que conlleva en sí, el criterio analógico propiamente dicho. Es decir, el criterio analógico en una comparación, utiliza la analogía para comprender el presente desde el pasado, entender comportamientos actuales a partir de los que se vivieron en el mundo de ayer, revisando críticamente lo que se ha vivido en las diferentes culturas y comunidades a través del tiempo para “revivirlo” a la luz de un referente o una categoría. Esto implica una mirada interactiva entre el pasado y el presente, para ir tendiendo puentes que permitirán luego, comparar o traer al presente aquello que sucedió en el pasado y verificar su aplicabilidad42.

“El razonamiento por analogía ayuda a comprender las vivencias de los otros y las cosmovisiones diferentes a las nuestras, atribuido al conocimiento histórico. Para entender por qué alguien hizo algo en la historia, debemos comprender qué vivencias lo motivaron a ello. Pero esto sólo podemos lograrlo por analogía, buscando las semejanzas de las vivencias del otro con las nuestras…Haciendo comparaciones analógicas y hasta metafóricas entre las prácticas culturales, resaltando su carácter simbólico, se puede dar el acercamiento con otra vivencia u otra cosmovisión con autocrítica y heterocrítica”43. Concretamente en este trabajo, la comparación-comprensión se realizará utilizando la iniquidad como criterio analógico. Es decir, dado que la reconstrucción de los mundos vitales de ayer y de hoy se ha realizado desde los tres planos de comprensión que sugiere

42Beuchot, Hermenéutica analógica, educación y filosofía, 20-50

43Beuchot, Hermenéutica analógica, educación y filosofía, 62 y 64

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Theissen en su trabajo44 (macro, meso y microplano), éstos se constituyen en un mapa de análisis para comprender la realidad de iniquidad que se vive en Bogotá, a la luz de los desarrollos históricos de la antigüedad, incluyendo el encuentro con el cristianismo.

De ésta manera, tomaré cada uno de los planos de la configuración de ciudad en el mundo grecorromano, para ver en ellos, aspectos similares, diferentes o constantes en la configuración de Bogotá como ciudad moderna y que pudieron ser gestores de las situaciones de iniquidad que se constatan hoy en la capital, incluyendo el encuentro del cristianismo con estos mundos de ayer y de hoy con todo y sus efectos. De tal suerte que pueda comprender de dónde vienen estas realidades actuales, cómo las dinámicas históricas marcan hitos que se repiten en el tiempo, cómo las comunidades de ayer reaccionaron a situaciones de crisis social, qué efecto o influencia tuvo el cristianismo en esos procesos de configuración de ciudad en la iniquidad, en una expresión, viendo en la realidad de ayer, puedo ver y comprender la de hoy, con mayor claridad.

Este ejercicio académico me permitirá establecer una “proximidad experiencial”45, como la posibilidad de revivir lo vivido y de apreciar los modelos compartidos de humanidad, cultura y comunidad, para analizarlos críticamente46, es precisamente esto lo que constituye la analogía en el método, para sostener y re-crear la esperanza de un cambio en las realidades iniquitativas. Es decir, reconstruyendo los mundos vitales de ayer y de hoy y cómo fue su encuentro con el Cristianismo, puedo analizar críticamente las semejanzas y diferencias, desde la iniquidad como criterio analógico, para proponer acciones de cambio y transformación desde el Evangelio en la vía de la implementación del nuevo Plan de Evangelización en la Arquidiócesis de Bogotá.

En palabras de Dunn: “Experiencias vividas del pasado pueden ser revividas, incluso, lo que es ajeno y pasado se puede revivir mediante el entendimiento histórico. (…) Conocer el pasado histórico no es simplemente conocerlo como un fenómeno histórico encapsulado, sino como perteneciente a lo que a fin de cuentas es el propio mundo; conocerlo a la manera de quien llega a un país extranjero y, dejando atrás la extrañeza inicial, empieza a apreciar los modelos compartidos de humanidad, cultura y comunidad”47.

En este punto se pasa al tercer momento, el de la actualización. Este momento supone la definición de las acciones político- simbólicas, como las actividades encaminadas a que una comunidad enfrente situaciones críticas, re-significando los valores del Evangelio. Las acciones político-simbólicas permiten al Cristianismo hablar en una situación, influir en una sociedad y lograr transformaciones; son políticas porque hacen visibles problemas que antes no se consideraban, aunque también pueden responder a un ejercicio de poder

44 Theissen, El movimiento de Jesús. Historia social de una revolución de los valores, 20-60

45 Ibid.

46 http://repository.javeriana.edu.co/bitstream/10554/1473/1/ArizaCollanteJulioCesar2011.pdf. Revisado en Febrero de 2014.

47 Dunn, El cristianismo en sus comienzos: Jesús recordado, 140-141

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en favor de intereses particulares y son simbólicas porque conllevan revalorización de los grupos afectados por las crisis mediante acciones e imágenes48.

En este sentido, la actualización se enfoca en el análisis y comprensión del metaplano o nivel ético. Según Theissen49, en la reconstrucción de mundos vitales, se tiene en cuenta el metaplano, donde se analizan las ideas y los valores de esas sociedades y las influencias que ejercen. Por esta razón es que las acciones político-simbólicas se encuentran en este nivel ético del metaplano, debido a que éstas son las actividades, las ideas, los valores, los proyectos éticos y las concepciones que pueden ejercer una influencia desde el Evangelio, en las situaciones de crisis, en este caso las realidades de iniquidad.

Por lo tanto, como fruto de la comprensión-comparación, del análisis de semejanzas, diferencias y constantes desde la iniquidad y del efecto que tuvo el encuentro de las comunidades de ayer y de hoy con el cristianismo, se podrá proponer acciones específicas, proyectos, actividades (acciones político-simbólicas), encaminadas a la transformación de las realidades de iniquidad evidenciadas. Específicamente la actualización en este trabajo será un aporte iluminador a la estrategia evangelizadora que está llevando a cabo la Arquidiócesis de Bogotá a través del nuevo Plan de Evangelización.

1.5. LA INIQUIDAD COMO EL CRITERIO ANALÓGICO 1.5.1. APROXIMACIÓN AL CONCEPTO

Antes de entrar al tema de la Iniquidad como la categoría de análisis de las acciones político- simbólicas en el método del criterio analógico, revisaré la palabra como tal, para intentar una aproximación teórica.

Etimológicamente y según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, la palabra Iniquidad viene del latín iniquĭtas, -ātis, que significa desigualdad. En griego existe para iniquidad la palabra adikia, que significa injusticia, falta de rectitud, ya sea en relación con Dios, y su forma inamovible de justicia y santidad, o en relación con los hombres, basado en lo que el hombre piensa que es justo por su propia conciencia y por sus buenas obras.

Un sinónimo definitorio de iniquidad es anomia, término introducido por Émile Durkheim, en su obra “La división del trabajo social y el suicidio”, para designar una desviación o ruptura de las normas sociales, no de las leyes (esto último es delito). Se supone que la anomia es un colapso de gobernabilidad por no poder controlar una situación de alienación experimentada por un individuo o una cultura, lo que provoca una situación

48 Theissen, El movimiento de Jesús. Historia social de una revolución de los valores, 20-60

49 Ibid.

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desorganizada que resulta en un comportamiento no social, como crímenes, suicidios, alcoholismo, etc.

Ya en el marco bíblico, en la raíz original hebrea, la palabra iniquidad se encuentra en el término awon, que significa culpa, castigo o una ofensa, intencional o no, en contra de la Ley de Dios. La primera declaración de awon proviene de los labios de Caín, con la connotación especial de “castigo”: “Entonces dijo Caín a Yahveh: <Mi culpa es demasiado grande para soportarla>” Gn. 4:13. 50

La iniquidad está relacionada con la inclinación natural de las personas hacia el pecado, hacia la injusticia, la maldad inicua y hacia la transgresión de la ley. Iniquidad no es lo mismo que pecado, la primera es la raíz de todo el mal que afecta al género humano, la raíz que introduce todo pensamiento pecaminoso, y el pecado es el fruto. Cuando se trata con el pecado, solo se apunta a la parte externa del asunto, lo visible, pero no la raíz, que es la iniquidad. La iniquidad es más profunda que el pecado, es la conducta repetitiva de pecado, patrón que toma asidero en nuestra forma de ser y va arraigándose y perfeccionándose cada vez más en nuestros corazones.

En las Sagradas Escrituras se encuentran diversas referencias a la iniquidad. En el Antiguo Testamento se señala la iniquidad como condición interna del corazón del hombre (Salmos 58:2)51, aplicándose también el término a los actos injustos cometidos (Salmos 36:12)52. En el libro de Isaías, capítulo 53, 4-5 se puede leer: “Más Él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestras Iniquidades… y por sus llagas fuimos sanados”;

en Malaquías 2, 16 se lee: “Porque Yahvé ha dicho que aborrece el repudio y al que cubre de iniquidad su vestido. Guárdense pues en su espíritu, no seáis desleales”; en el Salmo 51, el rey David expresa: “….en Iniquidad he sido formado y en pecado me concibió mi madre…”

Y a su vez en el Nuevo Testamento, se encuentras referencias en el capítulo 5 de la carta a los Gálatas: “las obras de la carne manifiestan la Iniquidad: adulterio, fornicación, idolatría, pleitos, herejías, envidias, homicidios, orgías…” (Ga.5,19-21)); “Los miembros del hombre pecador son instrumentos de iniquidad” (Rm.6:13 ss.); “Está en acción el misterio de la iniquidad que culminará con la llegada de aquel inicuo” (2 Ts. 2:7 12), “que conducirá a un mundo apóstata a una rebelión contra Dios haciéndose pasar por Dios” (2 Ts.2:4); “el creyente debe apartarse de iniquidad en su vida y relaciones” (2 Tm. 2:19 ), “y a seguir la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor”(2 Tm. 2:22).

Pablo dijo al dirigirse a la comunidad de Tesalónica que: "el misterio de la iniquidad ya está actuando" (2Ts. 2:7), pero él le dio nombre al protagonista de tal misterio, que no es

50 http://josezapico.blogspot.com/2012/08/que-es-la-iniquidad.html. Revisado en Julio de 2013.

51 “¿De veras dioses (jueces y príncipes), pronunciáis justicia, juzgáis según derecho a los hijos de Adán?

52 ¡Que el pie del orgullo no me alcance, ni la mano de los impíos me avente!

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otro que el Impío, a quien "el Señor destruirá con el soplo de su boca, y aniquilará con la manifestación de su Venida" (2 Ts.2:8).

Pablo confirma la presencia de ese hombre impío cuando dice: “primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el hombre impío, el hijo de perdición, el adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto…” (2Ts.2:3-4).

Y advierte que llegará el momento en que todo el torrente del mal humano quedará libre en la tierra y, cuando esto suceda, llegará el tiempo de mayor sufrimiento que el mundo jamás haya presenciado: "la venida del Impío estará señalada por el influjo de Satanás, con toda clase de milagros, signos, prodigios engañosos, y todo tipo de maldades que seducirán a los que se han de condenar por no haber aceptado el amor de la verdad, que les hubiera salvado. Por eso Dios les envía un poder seductor que les hace creer en la mentira para que sean condenados todos cuantos no creyeron en la verdad y prefirieron la iniquidad" (2Ts.2:9-12). Esa es la característica del espíritu de iniquidad: el engaño, la mentira, el pecado y la confusión que conduce a la impiedad.

Y además advierte Pablo que las armas que se han de utilizar no son ni humanas ni naturales, porque la lucha no es contra la carne y la sangre (Ef. 6:12). Las armas tienen que ser las adecuadas al género del enemigo y de acuerdo al combate. Precisamente porque la lucha es contra los espíritus del Mal, sólo valen las armas de Dios; sólo ellas harán posible resistir las acechanzas del Diablo (Ef. 6:11) y resistir en el mal día, manteniéndonos firmes después de haber vencido (Ef. 6:13).

Pablo reconoce que él mismo lucha y se fatiga en el combate, pero sigue adelante con una energía que no es la suya, sino que es la fuerza de Cristo que actúa poderosamente en él (Col. 1:29).

Una creencia que ha estado muy relacionada con el concepto de iniquidad y aparece atestiguada en el Antiguo Testamento, especialmente en el libro del Éxodo, es la de que los pecados se heredan de padres a hijos: “…porque Yo Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian…” Ex. 20, 5. A este respecto, para los cristianos, la oblación de Cristo, ha redimido a la humanidad de sus pecados, así como el Bautismo; Pablo ratifica esto cuando dice: "Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados" (1 Co. 15:3).

En el Nuevo Testamento el mismo Jesús confirma que los pecados y la iniquidad no se heredan de padres a hijos, por ejemplo, en el texto de la curación de un ciego de nacimiento (Jn 9, 2-3), cuando los discípulos de Jesús, influidos por las enseñanzas del Antiguo Testamento, le preguntaron el porqué de la ceguera de ese hombre y que si se debió al pecado de él mismo o al pecado de sus padres, Jesús les respondió: "Ni él pecó ni sus padres" (Jn 9:2-3). De ésta manera, los pecados de generaciones anteriores no se heredan, aunque puede ser que sí, la tendencia a pecar. Esta se evidencia también en el

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