• No se han encontrado resultados

RESUMEN Dubet y Martuccelli

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2021

Share "RESUMEN Dubet y Martuccelli"

Copied!
7
0
0

Texto completo

(1)

I.S.F.D Nº 79

TRAMO DE CAPACITACION PEDAGOGICA PARA EL NIVEL SUPERIOR COMISION N° 2

TRABAJO PRACTICO Nº 2 MATERIA: DIDÁCTICA Y CURRICULUM

PROFESORA: MARCELA JULIETA DELGADO INTEGRANTES: Basili, Alejandra.

Dolcemascolo, Ignacio. Yelicich, Gabriela. Montes, Natalia. Piaggio, Josefina. Rodriguez, Pablo. Vargas, Jorge. Vazquez, Santiago.

CONSIGNA: Teniendo en cuenta el autor que expusieron en clase, realicen un resumen en el que presenten sus aportes pedagógicos o didácticos.

- RESUMEN:

EN LA ESCUELA

Sociología de la experiencia escolar

François Dubet Danilo Martucelli LOS PROFESORES:

El oficio de profesor exige jerarquizar y combinar orientaciones diversas e inestables. EL docente debe comunicar saberes evaluados por los colegios y además debe “construir” relaciones con los alumnos, estableciendo un orden escolar que permita a la clase desarrollarse. Este trabajo responde simultáneamente a obligaciones objetivas y a variables de personalidad más comprometidas, goza de autonomía y de iniciativa en lo referente a sus elecciones pedagógicas.

La experiencia de los profesores puede ser analizada en relación con los alumnos. Es aquí donde el docente va a “conquistar” un público que se le escapa sin cesar. El

(2)

discurso de los docentes está dominado por el sufrimiento, como si la experiencia no pudiera decirse y manejarse sino en los sentimientos de la dificultad y del fracaso.

El ideal y el estatuto La caída

El discurso del docente aparece quejoso y pesimista, se declina a una imagen aplastante de la escuela, donde los fracasos borran los éxitos.

La docente de vocación es la más decepcionada por su trabajo, con el sentimiento de no haber sido puesta en condiciones de realizar sus objetivos de igualdad social y emancipación cultural.

Los profesores no se deshacen de la imagen de una plenitud profesional, de un tiempo sin fecha en el que la escuela estaba en armonía con los alumnos y con la sociedad. Muchos miembros del grupo no se definen solamente por su especialización disciplinaria, y no reducen su rol únicamente a la transmisión de saberes escolares. Piensan que están obligados a aportar otra cosa a los alumnos: cultura humanística o científica capaz de crear subjetividad y forjar espíritu crítico. Además debe ser capaz de construir una relación confiada y afectuosa con los alumnos donde el orden de la clase se impone naturalmente.

En fin: el profesor debe ser justo: no sólo debe tratar a los chicos de manera equitativa, sino que además debe ayudar a los más débiles sin sacrificar a los mejores. La práctica cotidiana aparece siempre limitada e incompleta, estamos muy lejos de la escuela liberadora y daba lecciones a la sociedad. Hoy la sociedad se toma revancha.

Se declaran “obsesionados” por el desempleo, sabiendo que los alumnos en dificultades tienen muy pocas oportunidades, la economía escoge a los mejores y más calificados.

Los alumnos están desprovistos de iniciativa y de confianza en sí mismos. La escuela está separada de la sociedad “se pide que la escuela transmita a nuestros hijos un saber y armas frente a la sociedad o más bien adquisiciones.

Los padres, los hijos son siempre los mismos, pero la sociedad ha cambiado y la escuela no la sigue. Los profesores se defienden porque la escuela sufre los problemas sociales y las mutaciones de las prácticas educativas de las familias que se rinden. Los alumnos hacen zapping, no fijan demasiado tiempo su atención, están poco motivados

(3)

“Consumen el saber que les conviene” y los padres se desentienden de los niños y de los adolescentes que son un poco molestos.

Finalmente, la escuela no sólo esta desestabilizada por las mutaciones económicas, también lo está por el alza de nuevas demandas educativas. “Antes éramos la instrucción, ahora se los conserva, los niños se nos escapan “tienen un mundo propio, el de la adolescencia, amigos y medios de comunicación masivos que les aportan informaciones que los adultos tienen la impresión de ya no comprender”.

La escuela aparece como “un mundo aparte” y esta caída está asociada a un sentimiento de culpabilidad, los problemas sociales invaden al colegio y los docentes se sienten despojados. El fracaso escolar resulta de una injusticia social y anticipa el fracaso social.

El estatus

Es evidente que una buena parte de la identidad del docente se define por su estatuto y que están muy vinculados a él. Todo lo que podría atacarlo no es negociable, y por supuesto todos los colegas deben defender la unidad e la Educación nacional y sus reglas esenciales de funcionamiento. Defensa del servicio público y del estatuto, de la función tal como es definida por la organización, aparece como el principio de unidad de la identidad docente.

Esta lógica del estatus, que pone cerrojos a las relaciones con el exterior, es a menudo asociada a una verdadera susceptibilidad estatutaria, a una lógica del “honor” en el interior de la organización. Con distintos títulos, muchos docentes pueden fácilmente trabajar juntos, y es raro que olviden totalmente su cargo.

Los profesores están extremadamente sensibilizados a las diferencias de tratamiento, a las injusticias y a las ventajas, a los privilegios de grado y a la antigüedad. Al problema de rango se superpone el del territorio.

Las carreras se construyen sobre la antigüedad, sobre los “puntos” y la computadora. La ausencia de control, ella misma vincula a las reglas del estatus – porque a menudo las inspecciones son raras-, hace que “nunca pase nada, a menos que se trate de algo muy grave”.

(4)

Las reglas burocráticas que garantizan una justicia impersonal no prohíben los miles de pequeñas injusticias que consisten en tratar de la misma manera a aquellos que comprometen con su trabajo y aquellos que se alejan de él.

Esta ambivalencia produce una serie de dobles discursos: Reclaman a la vez una libertad y un mantenimiento de la regla. Denuncian el peso de la administración y desean su presencia. Conducen a aprobar los principios de las reformas y a rechazar las aplicaciones.

En efecto, el estatus rodea y protege al oficio como los muros de una fortaleza. El oficio y el sistema

La clase frágil

Los autores explican que si bien es fácil que los docentes se pongan de acuerdo en los objetivos y en cómo debe ser la clase, a la hora de ejercer el oficio se presentan una serie de dilemas que no permiten al educador sentir triunfo en todos los aspectos. Es decir que existe un conflicto entre la práctica del docente en el aula, y lo que dicta el estatuto y el sistema.

El primero de los conflictos al cual se enfrenta el docente es la heterogeneidad del alumnado, y es en este punto donde se produce la mayor tensión en cuanto a la experiencia de los docentes: la diferencia de niveles de competencia, llama a diferencias de métodos, actividades y hasta de objetivos.

Tal es así, que en la práctica los docentes se encuentran con alumnos que no pueden leer y escribir correctamente, mientras los programas están fijados hacia un nivel mayor de exigencia.

Las clases mayormente heterogéneas, obligan al docente a homogenizar y dar la clase con un nivel medio, sacrificando a los buenos alumnos en relación con los demás.

A medida que los niveles de diversificación van aumentando, el programa termina resultando mucho más exigente, o difícil de cumplir.

Por otra parte, los docentes deben orientarse hacia la concreción de resultados, que esto a su vez se contrapone con el objetivo de igualdad, y es en la clase donde el docente debe ¨arreglarse¨ con esa contradicción: ¿Qué hacer con los primeros y con los últimos? ¿Cómo calificar sin sobrevalorar a unos y desalentar a otros? Calificamos a

(5)

personas, no a un trabajo práctico o a una actividad, calificamos a un individuo que no hay que humillar ni encerrar en una espiral de fracasos.

Debates sin fin, donde además de la heterogeneidad, la diferencia de niveles, los resultados, y los fracasos, se superpone el dilema de la afectividad, es decir la relación que se produce entre el profesor y el alumno.

Los educandos no pueden aprender sin un vínculo afectivo. Y esto no quiere decir que el docente tenga que ¨seducir y gustar¨, la relación debe ser positiva, aunque esto implique el conflicto. Y es importante no confundir y saber que esta afectividad no es ¨hacer feliz al alumno¨, ya que eso no significa ser eficaz en la docencia. A su vez es necesario buscar la motivación en los alumnos, quienes viven en una realidad de zapping, con mayores distracciones y multimedios, siendo el docente quien tenga que ¨conquistarlos¨ y eso implica otro conflicto: movilizar a alumnos que no lo desean.

En conclusión, el oficio del profesor no consiste en aplicar reglas y normas del estatuto, porque este rol no le permite dar la clase. El oficio le pertenece personalmente, pero solo se puede cumplir bajos solidas protecciones estatutarias.

Establecimiento incierto

Entre la “soledad” del docente en la clase y los estatutos definidos por la organización, existe toda una serie de espacios intermedios. El principal de ellos es el establecimiento (conformado por directivos, docentes, alumnos y padres). Éste no era un actor, hasta que no se lo comenzó a considerar como una unidad pedagógica, capaz de elaborar su política, de construir proyectos, de invitar a los docentes a armonizar con mayor solidez sus actividades.

No obstante, se obstaculiza el desempeño de éste nuevo rol por el descreimiento. Como consecuencia vemos en los agentes educativos reacciones defensivas del estatuto o de autonomía del oficio, surgen rutinas que aprisionan y falta de compromiso.

Decepción de una generación.

La experiencia de los docentes no es independiente del clima social, de la historia colectiva e individual. Y la concepción del oficio hoy está sesgada por el escepticismo, por el agotamiento del optimismo que ha acompañado a los proyectos de manifestación escolar.

(6)

Se presencia una caída de dos creencias esenciales se han deshecho:  La masificación escolar no garantiza la igualdad de oportunidades.

 La preocupación por el alumno y su felicidad no tiene un efecto mecánico sobre las calificaciones escolares. (hacer feliz al alumno no me garantiza que aprenda) Por otra parte los colegiales están a menudo en estado depresivo cuando se ven obligados a no “farsear”, sus profes se agotan dando un sentido a su trabajo, un sentido que a menudo encuentran solamente en sí mismos, como las utopías y los proyectos se han agotado unos tras otros. Las “contradicciones” del sistema escolar son interiorizados como pruebas personales.

El oficio y la personalidad

Los temores y las pruebas

Los docentes adquieren con los años un “sentido de autoridad” que sigue siendo percibido como una característica del individuo.

El fracaso del alumno generalmente hace sentir mediocre al profesor y ellos expresan que esta sensación no desaparece por completo.

El Docente enfrenta a diario el miedo a ser incapaz, el estar cotidianamente ante la exposición ante sus alumnos y pares, por ello muchas veces el sentimiento de indiferencia es una máscara que ahonda aun más la distancia entre status y oficio

A partir de ello y del principio de acción y reacción, esta situación, desata un comportamiento de protección de sí mismo, muchas veces expresado a través del cinismo y la cabronada.

En la cara opuesta el docente experimenta la sensación del éxito, la sensación más rica y más placentera que se da con el saber que todo anduvo bien, que el niño ha progresado. Este sentimiento no es solo narcisista al sentirse amado, sino que encierra un concepto más amplio, es también el transmitir saberes y cultura.

¿Existen tipos de profesores?

La imagen que un profesor puede dar de sí a los demás adultos y a sus colegas, a menudo no tiene lazos con la manera en que él se comporta en clase, ni con la manera según la cual lo perciben sus alumnos.

(7)

Los docentes presentan actitudes heterogéneas, dispares. Por un lado aman al oficio, a la misma vez que sienten miedo al error, de creerse geniales y en otras circunstancias un fracaso. También centran toda su energía en no ser encerrados en estereotipos, evitando el prejuicio, más allá de que sean conscientes de que cada clase tiene su propia “personalidad”. Para los alumnos el buen profesor sería aquel que detectando los cambios de ánimos de ellos durante el transcurso del año, sea capaz de acompañarlos en esos momentos, de modificar el tono, ser a la vez firme y abierto, justo y preocupado por cada alumno. Los docentes se ven obligados a adaptarse a clases que quizá nunca serán conquistadas por ellos.

Los profesores se crean esquemas mentales/psicológicos que se proyectan de acuerdo a la personalidad que le imprimen a cada clase, y las afinidades profesionales descansan sobre estos parámetros y no en principios pedagógicos e ideológicos.

Un esquema se centra en los saberes, donde el docente espera ser admirado por sus alumnos y es criticado por sus pares y considerado un “megalómano” (presumido, vanidoso, pretencioso); en otro caso se centra sobre los saberes y la regla, y apunta a construir un orden y una obediencia, y sus colegas lo ven como un “sádico”; también aparecen aquellos centrados sobre ellos mismos y la expansión de los alumnos, a los que “maternalizan” y son acusados de seducir por seducir, de ser “demagogos” e “histéricos”; y por último están aquellos que “aman” a sus alumnos, pero son dominados por la culpabilidad y la depresión porque los alumnos nunca responderán al ruego. En estos registros, los docentes se identifican y logran dar sentido y coherencia a sus experiencias profesionales.

Se esperan de el colegio en la enseñanza secundaria que debe estar sometido a una exigencia de resultados y selección que los docentes tienen la impresión de dominar poco, con la masa heterogénea de alumnos. Pero al mismo tiempo, el colegio es también la escuela de todos y prolonga el ideal integrador de la escuela primaria. Estas demandas del sistema, hacen que los profesores deban reconciliar a los alumnos con la escuela, y requiere de ellos un compromiso total.

Referencias

Documento similar

9 Sobre la especificidad regional o cultural de las prácticas y los efectos del estado modern, véase entre otros: ABÉLÉ, Marc, Anthropologie de l’état, Armand Colin, París,

¡adrid, vizcaya y Guipúicoa se eLeva al, 20% de tos otrora emigrantes; mientras que en Badajoz sólo retornan 16 de cada cien imigrantes que/ en su día, se dirig'ieron hacia

¿Qué le pasó al niño cuando se encontró con el

Como desarrollaremos más adelante, un mecanismo esencial por el cual el estrés prenatal puede afectar al resultado de estos procesos a largo plazo es mediante cambios epigenéticos

En otro caso, Parthia, ni siquiera se hallaba dentro de la órbita del Imperio, pues eran tradicionales enemigos de los roma- nos, y aunque ya figuraba en la moneda romana en

Buscarlo en bibliotecas UNED Ámbito: GUI - La autenticidad, validez e integridad de este documento puede ser verificada mediante el "Código Seguro de Verificación (CSV)" en

1. LAS GARANTÍAS CONSTITUCIONALES.—2. C) La reforma constitucional de 1994. D) Las tres etapas del amparo argentino. F) Las vías previas al amparo. H) La acción es judicial en

32 Corte Constitucional.. normas jurídicas, lo términos, las causales o las oportunidades legales para interponer cualquier tipo de acción de filiación. Ley 1060 de 2006, en