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y estudios específicos sobre la form a -ra tanto en libros, como en capítulos y artículos. Se ech an en falta trabajos q u e ab o rd en el problem a desde el p u n to d e vista d e la Pragm ática o del Análisis del discurso; sin em bargo, el a u to r deja claro en sus principios m etodológicos que su teoría se sitúa en el m arco del sistema y la perspectiva que a d o p ta es de observador de la lengua, n o de p articipante en el proceso comunicativo. La o b ra se cierra co n u n práctico índice de m aterias cuyas entradas son palabras clavevomo actualización, modo, tiempo, etc. adem ás de las form as verbales: cantara, can­

tase, habría cantado... Este índice rem ite a los apartados en los que se han expuesto los co rresp o n d ien tes temas.

Ca r m e n Ma n z a n o Ro v i r a

Universidade de Santiago de Compostela

V e l á z q u e z S o r i a n o , I s a b e l . Las pizarras visigodas. Entre el latín y su dis­

gregación. La lengua hablada en Hispania, siglos V I-V III, Instituto Castellano y L eonés de la L e n g u a /R ea l Academ ia Española, Colección Beltenebros, 8,

2 0 0 4 .

1. El p rim er estudio de conjunto q u e Isabel Velázquez Soriano dedicó a las pizarras visigodas ap u n tab a a la trascendencia q u e u n a lectura renovada p o d ría te n e r en el estado de conocim ientos sobre el proceso de em erg en ­ cia ro m an ce d e la Península Ibérica, u n a vez h u b ie ra sido posible o b te n er u n resultado lo más cercano posible a lo que en ellas escribieron quienes las utilizaron com o soporte escriturario, pues los resultados de las lecturas iniciales de Gómez M oreno no p erm itían su consideración com o piezas clave p ara la reconstrucción lingüística de época visigoda1. El director de la investigación, Sebastián Mariner, desaparecido antes de su defensa com o Tesis doctoral, fue au to r de obras que dirigían la atención a la c ontinuidad latina en el m u n d o rom ánico, com o q u ed ó de manifiesto en el análisis an- ticipatorio de h echos rom ánicos llevado a cabo en su clásico trabajo sobre las Inscripciones hispanas en versef, orientación que recordam os con claridad

1 Por esta razón n o co n ta ro n c o n el n ecesa rio a p ro v e c h a m ie n to e n obras clásicas c o m o la H istoria de la lengua española d e Rafael Lapesa, e n cuya últim a e d ic ió n (Lapesa, 91981, §30, 123-124) se sigue le y e n d o q u e “las pizarras...son m uy d ifíciles d e le e r e interpretar”. Baste a este fin la sig u ien te cita aclaratoria d e Díaz y Díaz (en Velázquez, 1988: 23): “Y d e sd e ah o ra p r e v e n g o a los interesados sobre el h e c h o d e q u e el trabajo sobre calcos y fotografías [del libro d e G ó m e z M oren o] n o p erm ite n in g u n a c o n c lu sió n segura p o r cu a n to los trazos q u e e n u n o s y otros se p resen ta n han sido logrados m ed ia nte u n rep aso c o n lápiz b la n c o h e c h o sobre to d o s los rasgos, escritorios o n o , q u e se h an desc ub ier to e n la pizarra”.

2 En la In tro d u ctio n a su primera e d ic ió n e n 1952 d e c ía el autor: “E n algunas cu e stio n e s d ic h o exa-

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el crecido n ú m ero de alu m n o s que tuvo en sus rigurosas clases dedicadas al magisterio del Latín vulgar.

La conciencia del lugar q u e el estudio de las pizarras p uede llegar a te n er en la Filología hispánica q u e d a a h o ra n ítidam ente expuesta, y con gran resolución, en el subtítulo que esta o b ra de Isabel Velázquez tiene en la edición que es objeto de esta reseña: Entre el latín y su disgregación. La lengua hablada en Hispania, siglos V I-V III, co n tin u ad o ra de la línea de otros estudiosos, en tre los cuales M anuel Díaz y Díaz ocupa lugar de honor. En la p rim era publicación ap arecid a hace dieciocho años com o fruto de la Tesis doctoral de la a u to ra (El latín de las pizarras visigodas. Edición crítica y estudio, M adrid, Publicaciones de la U niversidad Com plutense, 1988), la atención se centraba en el latín ap o rta d o p o r tan singulares, a la p ar que abundantes, m uestras d o cum entales, y las dos ediciones siguientes fueron sobriam ente rotuladas com o estudio y edición de docum entación visigoda (Las pizarras visigodas: edición crítica y estudio, Murcia, Universidad de M ur­

cia, 1989 y Documentos de época visigoda escritos en pizarra (siglos V I al V II I) , (Pre­

facio d e j . Fontaine), M onumenta Palaeographica Medii Aeui. Series Hispanica, T u rn h o u t, Brepols, 2 vols., 2000). Luis A. G arcía M oreno h abía anticipado ya en la Presentación a la edición de 1989 la im portancia q u e las pizarras tienen com o apoyo rec o n stru c to r al co n tex to cultural y lingüístico o rie n ­ tad o r de la im p ro n ta fu tu ra3, p o n ie n d o con ello el acento en el m o m en to histórico de la vida p en in su lar al q u e p erten ece n , m o m en to mal conoci­

d o y muy necesitado aú n de investigación p o r su carácter de antesala a la eclosión rom ánica p en in su lar c o n tin u a d o ra de la h eren cia latina tras la dom inación árabe, sobre la q u e faltan trabajos de asiento riguroso de datos y de m étodo.

La trascendencia d e este corpus, q u e ayuda a llenar un vacío d o cu m en ­ tal de varios siglos en la historia peninsular, reviste im portancia de p rim er o rd en para reco n stru ir aspectos m uy distintos de la vida hispánica en el p erío d o visigótico tales com o el estudio de la instrucción en el ám bito esco­

lar en sus diferentes niveles educativos, consolidados ya en el siglo vil, o la indagación sobre el proceso d e regulación norm ativa escritural en el m u n ­ do ju ríd ico , o, sim plem ente, p a ra co n o ce r m ejor el fu ncionam iento de la sociedad en la H ispania de ép o ca visigoda. La localización geográfica de

m e n gramatical va o r ie n ta d o d e a c u e r d o c o n a lgu n as c o rrie n tes d e los estudios d e l latín vulgar tardío, m ás recie ntes q u e las q u e inspiraron las obras d e C arn oy y Martin sobre la le n g u a d e las in scr ip cion es h ispanas”; tales corrie ntes r ep resen ta ba n e n su m o m e n t o u n avance con sid er a ble e n el se n tid o aludi­

do; adem ás, el límite c r o n o ló g ic o q u e alcanza al co r p u s e stu d ia d o por M ariner term in a justam ente en e l siglo i x , al igual q u e e l d e Velázquez. P or lo d e m á s, la im portancia para la p o e sía epigráfica latina d e tal obra q u e d a patente e n el reco r da to rio q u e l e fu e d e d ic a d o en la I R e u n ió n In tern acion al sobre C arm ina Latina E pigraphica (M adrid, 2 0 0 2 ), p u b lic a d o c o m o A s t a a c P e l l e g e . 50 a ñ o s d e i . a p u ­ b l i c a c i ó n d e INSCRIPCIONES His p a n a s EN Ve r s o, d e s . M ariner (J. del H oyo y j . G ó m e z Pallares e d s.), Signifer Libros, Madrid, 2 0 0 3 ).

3 “Sin d u d a q u e esta m o s c o n e llo m á s cerca d e c o m p r e n d e r el fu n d a m en ta l f e n ó m e n o d e u n a Mozarabía étnico-cultural capaz d e resistir la m arca islám ica du ran te siglos, c o n stituy é nd o se así e n base d e la in m e diata y fácil e x te n sió n d e los m o d o s d e vida cristianos y d e las len gu as r o m a n ces e n las tierras d e la postrer R eco n q u ista ” (e n Velázquez Soriano, 198 8 , Presentación, 6).

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las pizarras, m ayoritariam ente en contradas en el Oeste peninsular, cuya lo­

calización en detalle se ofrece d e form a clara y muy conveniente, im prim e m ayor interés, si cabe, a esta circunstancia, au n q u e n o hay q u e olvidar la probabilidad - a l ta - d e q u e sigan apareciendo nuevos testim onios e n áreas diferentes; tam poco se d eb e p e rd e r de vista la h etero g en eid ad de su valor, muy desigual en u n o s u otros casos.

Ahora, tras la publicación d e 2004 que reseñam os en estas páginas, es ya a todas luces m anifiesta e n in ten ció n y resultados la im p o rtan cia que las pizarras tien en p ara la Filología hispánica de im p ro n ta rom ánica, al tiem­

p o que hace p aten te el vínculo p o r la que qu ed an insoslayablem ente sol­

dadas al conocim iento de la len g u a latina y a su consideración integral en el conjunto de disciplinas q u e se ocupan de la historia en general, adem ás d e la historia lingüística e n particular. La aportación que en esta edición se hace de la versión castellana de los textos latinos, p o r añ ad id u ra, adem ás d e servir de inestim able ayuda al filólogo n o co n o ced o r en p ro fu n d id ad d e la lengua latina, p e rm ite a la a u to ra insertar d irectam ente e n ella consi­

deraciones que, sin te n e r cabida en el texto p o r no fo rm ar p arte literal del mismo, sí p u ed e n en cam bio ayudar a percibir con facilidad m atices que están sugeridos o p ro p u esto s con mayor densidad en el aparato crítico.

El carácter cam biante q u e el análisis lingüístico d e las pizarras tiene com o resultado de su m ism a n aturaleza p o r ser la pizarra m aterial que se exfolia con facilidad (con lo cual es difícil d eterm in ar q u é trazos se deben a la intención escrituraria y cuáles a su deterioro p osterior en fo rm a de ra­

yas o accidentes q u e e n to rp e c e n la lectura de las incisiones escritas), hacen d e ellas u n corpus necesitado d e revisión continuada, lo que justifica n u e­

vas ediciones sobre m ateriales revisados. A ellas hay q u e sumar, tam bién, los trabajos parciales e n los q u e Velázquez ofrece in terp retacio n es distintas o incluye nuevos datos, que están exhaustivam ente citados en la bibliogra­

fía de esta cuidada edición del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua en colaboración con la Real A cadem ia Española. La circunstancia de las dificultades añadidas a la c o rrec ta lectura de las pizarras explica q u e hayan tardado tiem po en ser tenidas en cuenta en su v erdadera d im ensión como soporte reco n stru cto r d e la ép o ca visigoda.

Este libro es, así, u n estudio riguroso de la etapa in te rm e d ia en tre la­

tín y surgim iento del ro m a n ce en el área hispánica, eslabón necesario en la cadena de hechos rom ánicos que, ten ien d o com o p u n to d e p artid a el latín de Hispania, cu lm in a en la espléndida realidad rom ánica actual. Y su subtítulo, Entre el latín y su disgregación. La lengua hablada en Hispania, siglos VI-VIII, es muy exacto, pues el latín hispánico p ro d u cto de la colonización se disgregó en u n a serie de m odalidades que han ten id o diversa suerte en el co rrer de los tiem pos y perfilan hoy el m apa lingüístico p en in su lar con su en o rm e riqueza y com plejidad, todo lo cual ha d ado lugar a ab u n d an te p roducción filológica q u e p erm ite al estudioso re co m p o n e r con g ran deta­

lle (en unos espacios geográficos más q ue en otros, eso sí) la trayectoria de

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cada u n o de los descendientes rom ánicos, desde su em ergencia en el solar originario p ro p io hasta su consolidación en la fo rm a actual. Se hace nece­

sario apostillar, n o obstante, que lo q u e este libro recoge n o es en sentido estricto la lengua hablada, sino la lengua hablada escrita1 en Hispania entre los siglos vi y v iu , que con mayor o m e n o r exactitud m arcan el límite del siglo con el q u e com ienza la ob ra Orígenes del español?. No se han producido aún los fen ó m en o s de nivelación lingüística (resultado final de procesos sim plificadores), que te n d rán lugar p o c o después en territorio peninsular, derivados de desplazam ientos de g en tes p o rta d o ras de dialectos distintos y aú n con escaso perfil, cuya co n ju n ció n propiciará, con el apoyo de las circunstancias históricas concretas, evoluciones significativas d en tro del co n ju n to ro m án ico peninsular, d an d o lugar, de este m odo, a los principa­

les pilares del ro m an ce hispánico. En este sentido, pues, el libro de Isabel Velázquez lleva la m irada a lo que M en én d ez Pidal d en o m in ó en su obra orígenes remotos del español, época q u e necesita d e la labor reconstructora plural d e filólogos clásicos, de hispanistas filólogos y de historiadores en general.

La o p o rtu n id a d de este reco rd ato rio n o p u e d e llegar en mejor m o m en ­ to, pues, en los últim os tiempos, la h istoria de la len g u a h a ido n u trié n d o ­ se de nuevos m étodos que le han p e rm itid o ren o v ar sus planteam ientos y líneas d e investigación, con lo que h a p o d id o superar el anclaje en su espléndido pasado; pero, al mismo tiem p o , ha ido p erd ien d o la atención hacia consideraciones que hasta hace n o m u c h o tiem po form aban parte

4 Baste recordar q u e la Lingüística actual ha h e c h o su ficien tes p recisiones sobre esta cu estión , cuyo detalle n o es n e c e sa r io m e n c io n a r aquí.

5 L os o r íg e n e s p r ó x im o s del esp a ñ o l r eco n str u id o s p o r M e n é n d e z Pidal (1 9 8 6 [1926]) parten e n in te n c ió n del siglo x . N o está de más señalar q u e Orígenes del español a d o le c e d e cierta am bigü ed ad e n su título, p u e s el “e s p a ñ o l” al q u e e n él se alude n o e s e l castellan o, ya q u e la recon strucción d e los o r íg e n e s sobrepasa a m p lia m e n te la g eografía castellan a originaria para entrar e n todos los d o m in io s ro m á n ic o s pen in su lares; n o afecta, p o r tanto, a lo q u e h o y e n t e n d e m o s por “le n g u a españ ola”. En el caso d e q u e M e n é n d e z Pidal h u b ie ra qu erid o inspirar su obra, o siquiera el título, en la m ayansiana Orígenes de la lengua española, resulta ev id en te q u e n o q u iso darle u n a c o n c r e c ió n tan clara, p u es los o r íg e n e s d e las varias m o d a lid a d e s rom ánicas p e n in su la r e s n o so n fá cilm en te d elim itables e n el p e r ío ­ d o d e e m e r g e n c ia ro m á n ica , y p o sib le m e n te en e llo resida la validez del texto, inmarcesible al paso d el tie m p o , si b ien n e c e s ita d o ya de actualización a la luz d e la n u ev a d o c u m e n ta c ió n aparecida y de teorías q u e afectan a r en ovad os p lan team ien tos d e m é t o d o . Por otra parte, hoy se percibe c o n clari­

dad q u e M e n é n d e z Pidal c o n tó c o n u n a d o c u m e n ta c ió n lim itada a la hora de reconstruir el espacio g e o g r á fic a m e n te c a stellan o, así c o m o d e otros, en tr e lo s cu ales e l navarro constituye un caso notorio, p u es su h istoria posterior, m uy en riq u eced o ra , ha p u e s t o cla ra m en te d e m anifiesto esta circunstancia.

La in te n c ió n d e M e n é n d e z Pidal n o fu e la d e perfilar c o n exactitu d e l área d e e m e rg en cia d e la le n g u a castellana, sin o m ostrar c ó m o se fue d e lin ea n d o , s e g ú n la d o c u m e n ta c ió n q u e e n aquel m o m e n to estaba a su a lcan ce, e l d ia lecto ro m á n ic o que, co n e l p a so d e l tie m p o , se convertiría en esp a ñ o l. La tra sce n d en cia d e la ob ra pidaliana se ex p lica p o r q u e e n ella recib en a te n c ió n tanto la len gu a literaria c o m o iliteraria, así c o m o la le n g u a escrita y tam b ién , si b ie n e n m e n o r grado, la hablada. A partir d e estos p r esu p u esto s M e n é n d e z Pidal llevó a cabo, e n fo r m a q u e n o s ó lo n o ha sid o superada hoy, sino q u e con stituye el pilar b ásico de c o n o c im ie n to s del e s p a ñ o l a n tig u o , e l estudio m ed ular de las grafías d e l esp a ñ o l prim itivo, sob re la base d e u n a muestra d o c u m e n t a l am p lia (n o sólo castellana), así c o m o la r e co n str u c ció n d e la m o r fo lo g ía y el léx ico primitivos; la sintaxis n o c o n tó en ella con trabajos e s p e ­ cíficos, p e r o n o está ni m u c h o m e n o s ausente. Y, c o n v isió n ilu m in a d a para su tie m p o histórico, d e lin e ó las prim eras isoglosas d e l r o m a n c e h isp án ico primitivo, sin d esc u id a r la a ten ció n a la lengua vasca. La obra d e V elázquez tie n e rep ercusión sobre todos e sto s aspectos.

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d el bagaje cultural com ún de los hispanistas, que se h an ido a b a n d o n a n d o p o r considerarlas sabidas en exceso. Q uizá p o r ello en u n a o b ra hoy ya d e consulta obligada com o la co o rd in ad a p o r Rafael Cano (22005) no se h agan precisiones sobre conceptos com o latín vulgar o com o latín medieval, claram e n te diferenciados, así com o necesarios p ara en te n d e r la historia lingüística hispánica (Sánchez M éndez, 2005: 400) precisam ente en su do­

ble articulación en to rn o a los ejes d e oralidad y escritura, siendo así que los hispanistas más jóvenes, d en tro y fu e ra de España, p arten de u n a for­

m ació n básica distinta a la q ue tuvieron an teriores generaciones y no sería re d u n d a n te insistir hoy en aspectos a n ta ñ o m ejor conocidos. La o b ra de Isabel Velázquez rescata de u n golpe la trascendencia derivada de la deli­

m itación de nociones claram ente diferenciadas com o latín vulgar (y sus equivalentes: latín familiar, latín hablado...), al lado de latín medieval, prerro- m ancey protorromancé, sin las cuales n o es posible a b o rd ar adecuadam ente la reco n stru c ció n teórica de la transform ación del latín en rom ance.

Desde la perspectiva m aterial, p o r o tra parte, las pizarras m uestran el sistem a gráfico h ered a d o y transm itido p o r autores anónim os, y son p ro ­ d u cto de u n e n to rn o cultural en que la escritura form aba p arte de la vida cotidiana (F ernández Flórez, 2002). La diversidad de temas que ofrecen los textos en pizarra (inventarios, cuentas o registros, dibujos, docum entos

“notariales”, d o cu m en to s privados, epístolas, conjuros...) m uestra que la escritura fo rm ab a parte de la vida cotidiana de la época, com o vertiente co m p lem en taria a la p ropia oralidad (E chenique y Quilis, 1993). A la vista de su co n ten id o material, podem os su m arn o s a la reflexión de G ianfranco F olena rescatada p o r María Selig (en J o h a n n e s y Kabatec, 2001: 233), se­

g ú n la cual p a ra muchos romanistas resulta decep cio n an te que

la transmisión textual no comien[ce] con poemas épicos ni con traducciones de la Biblia, a diferencia, por ejemplo del antiguo alto alemán o del inglés antiguo, sino con pruebas de escritura hechas con la pluma, listas de palabras, fórmulas de juram en­

to, inventarios, notas para sermones, etc.; con textos “banales”, por así decirlo, o con fragmentos de muy reducida extensión y de un alcance comunicativo muy restringido, cuya transmisión se debe a m enudo a una m era casualidad. Estos primeros testimo­

nios causan u n a impresión de heterogeneidad y disparidad... [pero, si se repasan] los primeros testimonios escritos dentro de un marco comparado panrománico o incluso paneuropeo se ponen de manifiesto esquemas comunicativos comunes7.

Esta reflexión se ajusta de m a n era muy exacta al contenido de las piza­

rras, p o r lo q u e, lejos de llevarnos a la m en tar la precariedad de su alcance com unicativo (muy real, p o r o tra p a r te ) , nos in d u ce a m irar lo sucedido en

6 P u e d e verse a este respecto E c h e n iq u e ( 1 9 9 1 ). S ig u e n sie n d o fu n d a m en ta les para to d o ello los trabajos d e A. V árvaro (1977) y d e V. V á á n á n en ( 1 9 8 1 ).

7 S elig ab o g a p o r la búsqueda, e n esta d ire c c ió n , d e estructuras culturales y com unicativas c o m u ­ n e s c o n e l fin d e llegar a concretar los factores q u e d e se n c a d e n a r o n e l p ro ceso de fijación p o r escrito d e las len g u a s e u r o p e a s m odernas. D e h e c h o , las p rop u estas d e clasificación tip ológica d e los textos prim itivos son m u y variadas, sin q u e se haya lle g a d o a ú n a u n a respuesta satisfactoria a todas las cu e s­

tio n e s im plicad as d e form a más o m e n o s definitiva, lo q u e sería d e to d o p u n to deseable.

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otras áreas y a tratar d e ex traer las posibles consecuencias que las nuevas perspectivas m etodológicas ap o rtan e n el co n junto del m u n d o rom ánico y eu ro p eo en general.

2. El libro de Velázquez se abre co n u n a p arte técnica muy especiali­

zada sobre Tipología y contenido de los textos (Capítulo I), a la que sigue la Edición Crítica, Versión castellana y Comentarios a los textos (Capítulo II), para te rm in a r con u n valioso análisis de c o n ju n to de las Características de la len­

gua (Capítulo III). R especto a sus p ro p ias ediciones anteriores, la au to ra h a actualizado la adscripción de las pizarras8, efectuada d e acuerdo con la clasificación realizada en su día p o r Canellas (1979). Velázquez ofre­

ce, tam bién, consideraciones d e in terés sobre el carácter ju ríd ico de los testimonios, acom pañadas de u n a d etallad a descripción de la estru ctu ra docum ental, muy necesaria así m ism o p a ra en te n d e r ad ecu ad am en te la primitiva d o cum entación ro m an ce d e época medieval, que en los últimos tiem pos h a venido recib ien d o m e n o r aten ció n p o r los hispanistas filólogos (salvo excepciones valiosas com o G arcía Valle, 1999). Com o aclara la auto­

ra en la introducción, q u e rem ite a sus propias ediciones anteriores para aspectos no tom ados a h o ra en consideración, el objetivo prioritario de esta edición “es...ad en trarse en la co m p ren sió n y en el análisis d e la lengua de las pizarras”, para lo q u e ofrece el estudio exhaustivo y muy detallado de las características lingüísticas d e cada u n a de las pizarras, articulado en u n a visión de co n junto sobre “el estado d e le n g u a” que cabe deducir a la vista de todas ellas. Tal com o se especifica en el libro (páginas 116-119), la n u m eració n de las pizarras, su p resen tació n consecutiva pieza a pieza, la disposición del texto, así com o el d o b le aparato, el de fuentes y el crítico de variantes (que n o es exhaustivo sino e n casos especialm ente conflictivos, pues se limita en general a ofrecer las variantes verosímiles), es d e u d o ra de la edición de 2000 en el m a n te n im ie n to de criterios filológicos. La p re ­ sentación de los m ateriales de la actual edición es muy clarificadora para cada caso; tan sólo se h ace necesario re c u rrir a inform ación de anteriores ediciones, ah o ra suprim idas, c u a n d o se trata de casos especialm ente con­

flictivos o cuando, p o r el deseo d e llevar a cabo un análisis detallado en ex­

trem o, se desea te n er a la vista la totalidad de posibilidades interpretativas a las que ha dado lugar (incluyendo aquellas que ahora q u e d an claram ente d esech ad as).

En época de orígenes neolatinos (que, con mayor motivo aún, se hace extensivo al período cronológico ab arcad o p o r las pizarras), la mayor cer­

canía de las diferentes m odalidades rom ánicas hispánicas al latín, así com o la prim acía del latín en la len g u a escrita, favorecía la em ergencia de hechos

8 Bien e n te n d id o q u e só lo se tom an c o m o base d e la investigación las pizarras d e texto, c o n e x c lu ­ sió n de las pizarras num éricas o d e dibujo, a todas lu c e s in a d ecu a d a s para la recon str uc ción lingüística d e l pasado, al m e n o s por lo q u e hasta h oy sab em os.

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rom ances com unes y aú n p oco diferenciados o diferenciados sin p o r ello p erd er su carácter unitario, al tiem po que la ausencia de u n a n o rm a co­

m ún, inexistente hasta el siglo x m , daba rienda suelta a la fragm entación in tern a de los varios espacios peninsulares, sobre todo si se tiene en cuenta la parcelación territorial q u e en tonces caracterizaba a la sociedad. Lo que M enéndez Pidal estudió en su o b ra Orígenes del español fue ju sta m e n te una situación en la que aú n no se perfilaba el resultado d e la estandarización de tales unidades en u n c o n ju n to superior, tal com o tuvo lugar posterior­

mente: el co n junto su p erio r al que rem itía la realidad cotidiana rom ance seguía siendo el m o d elo latino y esta consideración llegó hasta el siglo x m . Quizá p o r ello Diego C atalán (1989) h a contrapesado la reconstrucción originaria, re co rd a n d o que el español era diverso en su com plejidad social y tam bién geográfica ya desde los inicios.

Sigue h ab ien d o en esta edición testimonios aislados de g ran valor re­

constructor en el o rd e n fonológico (sirva com o m uestra [ajngila p o r a n c i -

l l a m en la pizarra 42) o en el m orfosintáctico (com o sucede con valiosos

datos de la extensión de i p s e com o demostrativo y su prelu d io de hechos románicos, co rrig ien d o afirm aciones que Velázquez h abía realizado en 1989, p ero ap o rta n d o otros especialm ente valiosos en el co n ju n to de de­

mostrativos y fóricos); hay notas de nuevas posibilidades de lectura, como el uas-conica de la pizarra 102, in terp retad o com o uas-conica sin excluir uas-conica (que Velázquez p ro p o n e relacionar con las lecturas uas-conica, u na segura y la o tra inducida, d e las pizarras 120 y 131, con todas las impli­

caciones históricas q u e ello tiene). Hay algún caso (com o la perífrasis de participio con el verbo s u m estudiado en las páginas 552-553) d e proceso de los llamados p o r H e rm á n “b lo q u ead o s”: fo rm arían p arte del latín tardío y se h ab rían agostado en él sin alcanzar al prerromance p ro p ia m en te dicho y sin continuidad, p o r tanto, en rom ance. En fin, sobre cuestiones verbales a h o n d a Velázquez e n an teced en tes apuntados p o r M ariner en 1952 o en trabajos recogidos en M ariner (1999).

La pizarra de C arrio (Asturias) ya tardía (finales del siglo ix o com ien­

zos del siglo x ), p o r o tra p arte, n ú m ero 104 en la edición, sigue p resen tan ­ do e n o rm e interés p o r su significación y relieve excepcionales advertidos hace ya tiem po p o r lo que hace referencia al aspecto lingüístico (Echeni- que y Quilis, 1997 [1992] y Quilis, 1999: 273-290), si bien constituye un testimonio aislado y sin so p o rte contextual hasta hoy.

Los aspectos léxicos revisten especial interés. Hay cuestiones concretas que en cierran in fo rm ació n valiosa: sirvan com o ejem plo los casos de do­

cum entación de d o m i n u s y variantes (alguna con el valor de ‘sa n to ’), que p odrían m ostrar los a n teced en tes de acepciones diferenciadas en el futu­

ro. Al co m p arar las form as co rresp o n d ie n tes a d o m i n u s en las pizarras con las que se recogen e n el Léxico Hispánico Primitivo (siglos V III al X I I ) . Versión primera del Glosario del primitivo léxico iberorrománico, rescatam os de inm edia­

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to la p ro x im id ad real de los estados d e lengua: el resultado que se adivina al fo n d o es ya el mismo, la m isma len g u a ya rom ance. No ofrece Velázquez u n ap artad o en el que se estudie y discuta d e fo rm a co n ju n ta la totalidad del léxico, cosa q u e sería de gran in terés y co n trib u iría al conocim iento del latín tardío y ro m an ce tem p ran o d e H ispania, pero sí hay al final un doble índice de térm inos: el prim ero d e ellos (Indice Filológico) ag ru p a los térm inos de las pizarras según su p e rte n e n c ia a diversos apartados que se han establecido con carácter filológico y te rm in a con su clasificación por contenidos. El segundo (Indice de Vocabulario) recoge todos los térm inos que ap arecen en las pizarras (con inclusión de los fragm entarios y de las letras aisladas) y m a n tien e la disposición tipográfica de la edición. En am ­ bos índices la alfabetización sigue un criterio lexicográfico y, salvo casos especiales, se lem atiza p o r el térm ino co rre c to y / o clásico, criterio que re­

sulta d e gran utilidad y es, sobre todo, e n o rm e m e n te clarificador p ara que el lector p u e d a e n c o n tra r certeram en te las voces deseadas.

3. Las pizarras son, pues, testimonio d e lo sucedido en latín tardío, tan­

to si n o h a ten id o p erd u ració n en ro m án ico (circunstancia p o r la que que­

da clausurada la condición estándar del latín, q u e pasará a partir de ah o ra a convertirse en u n a lengua clásica), co m o si p relu d ia anticipadam ente el ro m an ce futuro: el título de la o b ra destaca ya desde el com ienzo su apor­

tación a ese ro m an ce futuro. Por ello, tien e p len o sentido la apreciación del D irector de la Real Academ ia E spañola en el prólogo, quien afirm a que esta o b ra servirá, en su p arte léxica, p a ra la p rep aració n de materiales del D iccionario H istórico de la Lengua Española. C abría añadir q u e será tam bién u n corpus excelente para el estudio histórico de la totalidad del ám bito íbero-rom ánico, com o bien p la n te ab a Lapesa al justificar su d edi­

cación al Glosario, d ad a la am plitud geográfica p en in su lar cubierta p o r los testim onios y la dificultad de m arcar límites, en tre los siglos v i y v m , entre las varias áreas lingüísticas hispánicas d e origen latino, a pesar de te n e r la certeza de que la época visigoda fue u n p erío d o crucial en la fragm enta­

ción ro m án ica d e la Península Ibérica.

Está a ú n p o r reco n stru ir el proceso g en e ra l de conversión de los dialec­

tos latinos d e H ispania en dialectos ro m ánicos en lo refere n te a la lengua hablada, es decir, la etapa que el propio M en én d ez Pidal den o m in ó oríge­

nes remotos del español, y falta aún m u c h o p o r h acer en lo que se p o d ría d en o m in a r oralidad prealfonsí (J. J. Bustos Tovar, 2000 y 2004). Q u ed an p o r d e lin e ar en su totalidad, asimismo, las isoglosas del rom ance primitivo.

El aspecto léxico es aquí especialm ente relevante y esta tarea parece ya m ucho más h ac e d era en el m om ento actual p o r co n tar con la publicación aproxim ativa del Léxico hispánico primitivo (siglos V IH al X I I ) al que hay que sum ar el an u n cio de la publicación del lapesiano Glosario del primitivo léxico ibero-románico (1998). Pues bien, en la lín ea aducida p o r Teodora Bynon

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(1981 [1977]) resulta posible abstraer la estru ctu ra gramatical de la len­

g u a en cada p erío d o sobre la base do cu m en tal existente y, a p artir de ahí, establecer la com paración en tre las sucesivas gram áticas sincrónicas: las diferencias e n tre unas y otras p u e d en ser in terp retad as com o rep resen ­ tativas d e la evolución histórica de la lengua. Esto ha resultado accesible m eto d o ló g icam en te en el plano fonológico y en su m om ento constituyó el g ran éxito de la Fonología diacrònica; p ero está aún po r hacer en el cam p o d e la sintaxis e incluso en el del léxico (au n q u e sobre este últim o va h ab ie n d o aproxim aciones que p erm ite n vislum brar un rápido acceso a su co n o cim ien to ). La diferenciación p rerro m á n ica del latín, que corres­

p o n d e a la segunda fase d elineada en su día p o r H e rm a n (1985) en el p ro ­ ceso d e dialectalización latina co n d u ce n te a la fragm entación rom ánica, abarca en H ispania el p erío d o co m p ren d id o e n tre los prim eros años de n u e stra era y la llegada de los germ anos, y es p recu rso ra de la dialectali­

zación rom ánica, que c o m p re n d ería desde el latín visigodo hasta el siglo x ap ro x im ad am en te, límites que m arcan ju sta m e n te el período abarcado p o r la do cu m en tac ió n de las pizarras y el estudiado po r M enéndez Pidal en su Orígenes del español. Las pizarras, pues, nos ofrecen los datos geodia- sistemáticos necesarios para confeccionar el m ap a peninsular de los siglos oscuros, que, unidos a otros d o cu m en to s e in terp retad o s a la luz de la tesis ex puesta p o r R. Wright hace ya veinticinco años (q u e h a perm itido avances interpretativos de gran alcance, com o h a q u ed ad o de manifiesto en el V IH

International Conference on Late and Vulgar Latin, O xford 20 069), rep resen tan sin la m e n o r d u d a un acercam iento de p rim er o rd en a la reconstrucción de la p ro to h isto ria lingüística hispánica.

T odo lo cual hace que hoy, c u an d o todavía sigue siendo un enigm a filológico el m o m en to en q u e los dialectos latinos de Hispania pasaron a ser dialectos románicos, u n a obra d e las características aquí reseñadas sea saludada com o u n a valiosa con trib u ció n a su estudio, al tiem po que con­

figura u n reco rd ato rio o p o rtu n o d e la necesidad de incluir en el estudio filológico la am pliación a otros cam pos de trabajo y de otras disciplinas auxiliares q u e son de todo p u n to necesarias p ara el conocim iento de los h ech o s pasados.

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9 La p u b lic a c ió n d e las A ctas d e este C o n g reso , e n prensa, está m uy próxima.

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Ideas metalingüísticas en la España del siglo XVIII. A propósito de Claudia Polzin-Haum ann, S p rach reflex io n u n d Sprachbew usstsein. Beitrag zu e in e r integrativen S p rachgeschichte des S p an isch e n im 18. J a h r h u n d e r t, F ra n k fu rt am M ain: P eter Lang, 2006, XIII + 476 págs. (B o n n er Romanis­

tische A rbeiten, 91).

0. Parece q u e se h a convertido en u n a especie de tópico com enzar u n estudio sobre el siglo x v i i i español p ro clam an d o la escasa atención que h a m erecido este siglo e n la historia d e la cultura española. “Por u n a es­

pecie de olvido, de desprecio o de conjura, la crítica h a desviado continu­

am en te su aten ció n del siglo x v i i i esp añ o l”. Así com ienza el trabajo ya clásico de Lázaro C arreter, publicado p o r p rim era vez en 1949, sobre las ideas lingüísticas en la E spaña del x v i i i. Así inicia casi seis décadas después el reciente libro d e la profesora Claudia Polzin-H aum ann, q u e ahora re­

señamos, sobre la reflexión y la conciencia lingüísticas en esta época: “Es ist auffällig, daß das 18. J a h r h u n d e r t im Vergleich zu a n d e re n E pochen bislang deutlich w eniger intensiv bearb eite t u n d rezipiert w u rd e ” (1). A- te n d ie n d o a la extensa bibliografía que m aneja la autora, u n o se sorprende d e tal afirm ación, pues e n ella se e n cu e n tran varios estudios de distinto

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