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SALMOS. PROGRAMA No Salmos 46, 47 y 48

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PROGRAMA No. 0662

SALMOS

Salmos 46, 47 y 48

Amigo oyente, llegamos hoy al Salmo 46, y comenzando con este Salmo nos encontramos con un racimo formado por tres Salmos; estos Salmos presentan un cuadro profético del reino que vendrá a esta tierra. Usted recuerda el Salmo 45, ese gran Salmo del milenio, que nos habla de la venida del Rey a establecer Su reino aquí en esta tierra: el Reino Milenario. Así es que, estos tres Salmos que tenemos aquí nos presentan este reino, y esa es una de la razones por la cual deberíamos prestar más atención a estos Salmos, así podremos comprenderlos mucho mejor.

Este Salmo 46 es un Salmo maravilloso, y es un Salmo al cual el pueblo de Dios ha ido una y otra vez en busca de ayuda. Es llamado, como usted puede notar en el encabezamiento del Salmo: Al músico principal; de los hijos de Coré. Salmo sobre Alamot. Este es un Salmo sobre Alamot; esta palabra “almah” se usa en Isaías, capítulo 7, versículo 14, donde dice: He aquí que la virgen concebirá. Evidentemente esta palabra con “h” al final, quiere decir virgen, así es que se está refiriendo a voces de jóvenes vírgenes, y nos lleva a pensar en otro gran canto de libertad y victoria que fue entonado por los hijos de Israel cuando cruzaron el Mar Rojo; se nos dice que ellos cantaron un cántico de Moisés. ¿Pero quién dirigió el cántico? No creemos que Moisés haya sido un mejor director de cantos que lo que pueda ser yo, y yo no sirvo para nada. Pero la persona que estaba dirigiendo los cantos era su hermana; eso lo podemos leer allá en el versículo 20, del

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capítulo 15 de Éxodo. Este era un cántico maravilloso. Lamentablemente no tenemos tiempo para leerlo todo; pero cuando ellos cruzaron el Mar Rojo, entonaron este cántico. ¿Quién lo dirigía? Leamos Éxodo 15:20: Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó

un pandero en su mano, y todas la mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas. Y María les respondía: Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido; ha echado en el mar al caballo y al jinete” Así es que en esa ocasión la persona que dirigía el canto era

María, la hermana de Moisés.

Aquí tenemos otra gran redención, y la redención a través del Mar Rojo no fue una redención por sangre. Eso había tenido lugar cuando ellos salieron de Egipto. Ellos fueron redimidos esa noche cuando el Ángel de la muerte pasó sobre el lugar, y cuando ellos habían pintado los dinteles de la puerta con la sangre del cordero; ellos fueron entonces redimidos por sangre. Pero cuando cruzaron el Mar Rojo, fue una redención por poder, y los enemigos que les habían causado tantas dificultades y problemas fueron destruidos, y aquí tenemos a María dirigiendo el canto. Aquí tenemos a una soprano cantando un solo. Bien, comencemos la lectura de este Salmo 46, veamos el primer versículo:

1

Dios es nuestro amparo y fortaleza,

Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. (Sal. 46:1)

Es necesario colocar siempre este Salmo donde pertenece, después del 45. Pertenece aquí a este racimo que mencionamos: 46, 47, y 48. No creemos que tengamos el derecho de sacar a este Salmo de este lugar y observarlo separadamente, sin considerarlo en el marco o ambiente en que está. No tenemos que hacer como un jovencito que citó mal las Escrituras; en cierta ocasión, a él se le pidió que diera una definición de una “mentira”. ¿Qué es una mentira? El jovencito puso dos versículos juntos que no tenían nada que ver el uno con el otro, sin embargo él los unió y dijo lo siguiente: “Una mentira es una abominación al Señor, pero pronto auxilio en las tribulaciones”. Como usted puede darse cuenta, amigo oyente, él había interpretado mal la

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Escritura. Bueno, quizá nos sonreímos por lo que hizo, pero, ¿qué opinamos de aquellas personas que sacan este Salmo de donde se encuentra? Creemos que ambos son culpables de interpretar mal las Escrituras.

Pues bien, aquí tenemos un solo maravilloso. No es una canción triste. Es un coro de aleluya. No se trata de música rock, sino de aquellos que estaban sobre la roca. Y creemos que en los primeros tres versículos de este Salmo encontramos la suficiencia de Dios. Y esta sección en la cual nos encontramos ahora es ciertamente algo maravilloso. Deberíamos quizá leer algunos versículos seguidos. Veamos los primeros tres versículos de este Salmo 46:

1

Dios es nuestro amparo y fortaleza,

Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 2

Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar;

3

Aunque bramen y se turben sus aguas,

Y tiemblen los montes a causa de su braveza. (Sal. 46:1-3)

Esta es una declaración extraordinaria. Alguien puede decir, ¿cómo sabe usted si esto es cierto o no? Bien, yo digo: “La Biblia dice así”. Alguien viene y me dice: “Bueno, eso es una teoría y usted no sabe si es verdad o mentira”. Bueno, amigo oyente, yo lo he comprobado, y aquí se nos dice: Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. También se nos dice en otro Salmo: Gustad y ved que es bueno Jehová. El Señor Jesucristo dijo: El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios”. Eso lo encontramos allá en el capítulo 7, del evangelio según San Juan, versículo 17. Usted amigo oyente, puede confiar en Dios en las tribulaciones, y encontrar que Él está allí.

Hay creyentes que no aprenden a confiar en Dios en épocas de dificultades, y la razón para ello es que ellos no saben nada de la suficiencia de Dios. Ellos nunca han hallado que Él es suficiente. Nosotros necesitamos un Dios que no nos falla; circunstancias bajo las cuales Dios

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es suficiente. Dice aquí: Aunque la tierra sea removida. Y esa es una circunstancia extrema e inoportuna. ¿Ha sido quitada la tierra de debajo de sus pies alguna vez, amigo oyente? ¿Ha sido usted suspendido en el espacio en alguna ocasión? Hay muchas personas que piensan que ellos son los únicos que han tenido problemas, pero el pueblo de Dios encuentra que Dios es suficiente en las tribulaciones. Y eso es lo que él está diciendo aquí. Este Salmo era uno de los favoritos de Martín Lutero. Quizás le haya servido de inspiración para escribir ese gran himno de La Reforma, “Ein Feste Burg ist Unser Gott”. Por supuesto, amigo oyente, que esta es una pronunciación alemana bastante mal hecha, digamos de paso, pero quiere decir, “Castillo fuerte es nuestro Dios”. Él estaba pensando en esto que se menciona en este Salmo. Dios es nuestro

amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones, y muchos hombres a través de

los siglos han hallado que eso es realmente cierto.

Siguiendo ahora, adelante en este Salmo llegamos a algo que es admirable también. En los versículos 4 al 7, tenemos la protección de Dios. Notemos lo que dice el versículo 4:

4

Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, El santuario de las moradas del Altísimo. (Sal. 46:4)

Hay personas que dicen que esto es poesía, que es un cántico, que es algo figurado, que es un símbolo. Bueno, los ríos son algo real, y creemos que aquí tenemos a un río que nos habla de la provisión y el descanso que Dios da en el presente, y ese río es la Palabra de Dios. Tenemos un río mencionado en la Palabra de Dios, de una forma bastante directa, allá en el Libro de Ezequiel; y allí se menciona un río que fluye desde el trono de Dios, y es una gran bendición. Bueno, este río es tan grande como el río Amazonas o cualquier otro río, digamos de paso. Y se nos dice que el hombre bienaventurado, bendecido, será como árbol plantado junto a corrientes

de aguas. Y más allá, en la nueva Jerusalén vemos que Él me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. Esto lo

encontramos allá en el libro de Apocalipsis, capítulo 22, versículo 1. Y el Señor Jesucristo dijo en el evangelio según San Juan, capítulo 7, versículo 38: El que cree en mí, como dice la

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Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. ¡Qué cuadro más hermoso el que tenemos

aquí, amigo oyente! Luego se nos dice: Dios está en medio de ella. ¡Qué cuadro es este! ¿no le parece? Sigamos leyendo los versículos 5 al 7, de este Salmo 46:

5

Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana.

6

Bramaron las naciones, titubearon los reinos; Dio él su voz, se derritió la tierra.

7

Jehová de los ejércitos está con nosotros;

Nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Sal. 46:5-7)

Selah. Pare, mire, escuche, vemos aquí. Nuevamente debemos decir aquí que esto es muy importante, es algo que nosotros debemos considerar. Las avalanchas de juicio han perdido sus fuerzas, se han ido, y ahora fluye esta corriente de agua de vida; la corriente que vio Ezequiel y que también apareció a Zacarías, y lo que hemos ya visto en el Libro de Apocalipsis. Y aquí en este Salmo vemos este glorioso río que suple las necesidades de los santos de Dios, y todos están plantados al lado del río.

Llegamos ahora a la división final de este Salmo 46, que está comprendido entre los versículos 8 al 11, donde encontramos la supremacía de Dios. Aquí encontramos que Dios apela al hombre en lo que podemos considerar, en un sentido, el nivel más bajo que Dios utiliza con el hombre y eso, es por supuesto, la creación. Y para ello, existe una razón aquí. Se nos dice en los versículos 8 y 9, de este capítulo 46:

8

Venid, ved las obras de Jehová,

Que ha puesto asolamientos en la tierra. 9

Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza,

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Es verdaderamente asombroso lo que podemos leer aquí en las Escrituras. Esto nos presenta de una manera muy definida los últimos días cuando Aquel que es la roca tallada sin manos, que Nabucodonosor vio en su visión, ha asestado un golpe aniquilador contra la tierra. Y se nos dice que después de la guerra de Armagedón, los muertos serán esparcidos, que los despojos de la guerra estarán allí, y ese es el cuadro que se nos presenta aquí. ¡Y qué cuadro más dramático el que podemos apreciar! Las obras de Dios en el presente deberían decirle al hombre que sí existe un Dios.

Y ahora, llega la paz a la tierra, y eso es ahora una realidad bendita. El Rey ha llegado, Él ha quitado toda la injusticia que existe en esta tierra. Notemos ahora lo que dice en los últimos dos versículos de este Salmo 46, los versículos 10 y 11:

10

Estad quietos, y conoced que yo soy Dios;

Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. 11

Jehová de los ejércitos está con nosotros;

Nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Sal. 46:10-11)

Él está diciendo: Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra, ese es el propósito de Dios. Luego, Él está diciendo: Estad quietos, y conoced que yo soy Dios. Nosotros podemos estar quietos en tiempo de dificultades, cuando nos acosan las tormentas, digamos de paso. Hay tormentas que están desatando su furia en el día de hoy, usted y yo estamos viviendo en un mundo malvado, amigo oyente. Este, es un mundo malo, perdido, y aquí nos encontramos nosotros. Están ocurriendo cosas tremendas, aun podemos apreciar lo que sucede con la naturaleza el día de hoy. Y Él dice: “Estad quietos en la tormenta; estad quietos y conoced que Yo soy Dios”.

Usted recordará que el Señor Jesucristo se encontró en una tormenta junto con Sus discípulos, y Él estaba durmiendo. Él tuvo más problemas tratando de calmar a los apóstoles,

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que en calmar la tormenta. Muchos de nosotros no sabemos en el presente lo que es esperar pacientemente en el Señor. Bien, Él será exaltado hoy y Él es llamado aquí el Dios de Jacob, y eso amigo oyente, cuadra con Él. Aquí tenemos un Salmo que será una gran bendición en el futuro. Llegará la oportunidad cuando será de una gran bendición, pero aún hoy es de mucho consuelo y bendición para el pueblo de Dios.

Bien, llegamos ahora al Salmo 47, y este es un Salmo milenario. Y continúa alabando y adorando. En los versículos 1 y 2, de este Salmo 47, leemos:

1

Pueblos todos, batid las manos; Aclamad a Dios con voz de júbilo. 2

Porque Jehová el Altísimo es temible;

Rey grande sobre toda la tierra. (Sal. 47:1-2)

Usted puede ver aquí, amigo oyente, que Él está reinando sobre toda la tierra, y en este Salmo encontramos la alabanza y la adoración del reino milenario. El Rey está en la tierra, y Él está reinando. ¡Qué cuadro el que tenemos aquí! Rey grande sobre toda la tierra. Y como tal, Él es adorado y alabado. Usted comprende que Él tiene que acabar con toda esa rebelión, con toda la arrogancia y el engreimiento del hombre, con todo esto de andar sin ley, y nos referimos al andar sin ley que es en contra de Dios en el presente. Él va a acabar con todo esto, y Él reinará sobre toda la tierra. ¡Qué cuadro el que tenemos aquí! Esto es algo glorioso, maravilloso. Luego en el versículo 3 se nos dice:

3

El someterá a los pueblos debajo de nosotros,

Y a las naciones debajo de nuestros pies. (Sal. 47:3)

Ese es el cuadro que se nos presenta aquí ante nosotros. Y el versículo 4, dice:

4

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La hermosura de Jacob, al cual amó. (Sal. 47:4)

Habrá gozo en esta tierra cuando Él venga. Pueblos todos, batid las manos; aclamad a Dios

con voz de júbilo. ¡Qué hermoso que es todo esto! En cierta ocasión un predicador estuvo

hablando en una Iglesia donde la gente acostumbraba batir sus manos y por momentos era algo ruidoso. Y alguien le preguntó al conferencista al final: ¿No le molestaba eso a usted? Y él respondió: “No. Eso me ayudó mucho, porque ellos estaban conmigo en todo momento”. Y, amigo oyente, quizá muchas veces, lo que nosotros llamamos reverencia, es en realidad mortandad, dentro de la iglesia. Tenemos por ejemplo, mucha reverencia en el cementerio, nadie molesta a nadie en ese lugar. Y creemos que es necesario en nuestros servicios, un poco más de vida en el presente. Veamos lo que nos dicen aquí en el Salmo 47, los versículos 5 al 10:

5

Subió Dios con júbilo,

Jehová con sonido de trompeta. 6

Cantad a Dios, cantad; Cantad a nuestro Rey, cantad; 7

Porque Dios es el Rey de toda la tierra; Cantad con inteligencia.

8

Reinó Dios sobre las naciones; Se sentó Dios sobre su santo trono. 9

Los príncipes de los pueblos se reunieron Como pueblo del Dios de Abraham; 10

Porque de Dios son los escudos de la tierra; El es muy exaltado. (Sal. 47:5-10)

Jehová está en lo alto, y Él es el Altísimo. Dice aquí: Subió Dios con júbilo. Y al leer eso nos damos cuenta que si Él ha ascendido, Él tiene que haber descendido a esta tierra previamente. Creemos que Él vino a esta tierra hace más de 2000 años, que nació en Belén, y que luego regresó en la ascensión. Eso lo hemos visto allá en el Salmo 24. Lo que tenemos

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aquí es otra ascensión. Creemos que Él vendrá a esta tierra, establecerá Su reino, e irá de un lado a otro a la nueva Jerusalén. Pensamos que entre la nueva Jerusalén y este mundo habrá como una gran carretera, y que aunque estará muy ocupada no habrá ninguno de esos embotellamientos de tráfico que conocemos en el día de hoy. Usted podrá subir y bajar sin dificultades. Eso será algo fantástico, maravilloso, eso es lo que se nos dice aquí. Él descenderá y subirá en ciertas épocas durante el milenio, y mostrará Su gloria visible sobre este mundo. ¡Este es un Salmo glorioso, maravilloso! Se nos dice aquí que debemos entonar alabanzas a Él. Él es el Dios de Abraham. Hay una nación aquí en este mundo en el milenio, y a través de toda la eternidad.

Y llegamos ahora al Salmo 48; y aquí tenemos otro Salmo que pertenece a esta serie. Es un Salmo milenario y celebra la victoria del Mesías. Permítanos leer los versículos 1 al 3, de este Salmo 48:

1

Grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado En la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.

2

Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra, Es el monte de Sion, a los lados del norte, La ciudad del gran Rey.

3

En sus palacios Dios es conocido por refugio. (Sal. 48:1-3)

Interpretamos que cuando dice el monte de Sion, se está refiriendo al monte de Sion, y cuando menciona a la ciudad de Dios, es su monte santo, está hablando de Jerusalén. Aquí encontramos mención de los lados del norte. Esa es una expresión bastante interesante. Es evidente que habla de un camino de ascenso y descenso a este mundo. Y se nos dice de Satanás, allá en Isaías, capítulo 14, versículo 13: Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo

alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte. Y Satanás en realidad estaba esperando poder derrocar a Dios, podemos

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en esta tierra. Leamos ahora, los versículos 4 y 5, de este Salmo 48:

4

Porque he aquí los reyes de la tierra se reunieron; Pasaron todos.

5

Y viéndola ellos así, se maravillaron,

Se turbaron, se apresuraron a huir. (Sal. 48:4-5)

Creemos que esto tiene lugar en realidad después del milenio, cuando el diablo es liberado por un tiempo y Cristo actúa para expulsarlo a él para siempre de este universo. Ahora en el versículo 8 tenemos un gran coro de aleluya. Leamos ese versículo:

8

Como lo oímos, así lo hemos visto

En la ciudad de Jehová de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios; La afirmará Dios para siempre. (Sal. 48:8)

Esta sección es realmente maravillosa. Esperamos que usted la pueda leer para su propia instrucción. Esta gente lo había oído, lo había leído de sus profetas, y ahora, al haber oído, ellos están observando el cumplimiento literal de todo esto. Y esa es la liberación que Dios les había prometido a ellos a través de los siglos, y ahora se ha realizado. Este es un Salmo glorioso, maravilloso, y tiene mucho significado para nosotros en el presente.

Y aquí, amigo oyente, vamos a detenernos por hoy. Dios mediante, en nuestro próximo programa, entraremos a considerar el Salmo 49. Y mientras llegamos a este Salmo, le sugerimos que usted lo lea y se familiarice con esta porción bíblica, para que esté así preparado para nuestro próximo estudio. También, si ya ha recibido las notas y bosquejos que gratuitamente enviamos a cuantos las soliciten, pues estúdielas también y esté así mejor preparado para nuestro próximo estudio. Gracias, amigo oyente, por su atención de hoy y confiamos volver a su receptor en la continuación de este interesante estudio del libro de Salmos. Al despedirnos, ¡deseamos que las riquezas del conocimiento del Señor, sean su guía y fortaleza

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Referencias

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