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Academic year: 2022

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EM · NA

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Duración: 60 minutos

Teaser: https://vimeo.com/536510429

“Donde comienza nuestro toque, estamos.

Estoy.

Estás.

Estamos?

Es una ocupación de la realidad, una conquista.

Busca los rostros conocidos.

Titubeas carente de roce y aceptas, en ocasiones sin éxito.

El cuerpo habitado.

El cuerpo enigma.”

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Creación e interpretación:

Esther Latorre Hugo Pereira

Diseño de iluminación:

Pedro Fresneda

Técnico en gira:

Jaume Blai

Espacio Sonoro:

BABYKATZE

Vídeo:

Adrián González y Dani Rodríguez

Apoyo en gestión:

Manu Lago

Fotografía:

Carlota Mosquera

Diseño gráfico y web:

Manu Lago

Diseño de imagen:

Marcia Vázquez

Vestuario:

Jandro Villa

Con ayuda a creación:

Agadic · Xacobeo 21 · Xunta de Galicia

Con el apoyo de:

Teatro Ensalle Galicia Danza Contemporánea INAEM · Ministerio de Cultura · Gobierno de España Concello Lugo Colabora:

Escuela Palimoco

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La pieza EM·NA se basa en la idea de vibración como elemento manipulador. Es una investigación sobre la “acústica subcutánea” a través de la vibración e del silencio resultante en el cuerpo del otro.

La relación entre los intérpretes pasa por diferentes estados: comprimiendo, estirando, cambiando el ritmo de su propia vibración, y todo esto partiendo de su fisicalidad individual.

La composición escénica de los cuerpos muestra los diferentes estados y espacios de una misma vibración a través de una fisicalidad contemporánea, desnuda, cruda y cotidiana.

La fuerte presencia del mundo y espíritu japonés crea una estética llena de detalles significativos y contundentes.

La duración de cada movimiento casi parece la de un pensamiento, propósito o reflexión.

La pieza busca por tanto entretejer el orden, el caos, la pasividad y el eco de la mente proyectado en el cuerpo cambiante.

Un “momentum” sobre lo tan llena y desbordada que está la mente humana y la necesidad de silencio.

EM·NA profundiza en nuestra realidad animal, instintiva e intuitiva.

EM·NA habla de lo que el cuerpo entiende. Auto-piratería.

Corpo sensible

Corpo casa

Corpo enigma

Corpo social

Corpo habitado

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Colectivo Glovo nace en 2016 bajo la dirección de Esther Latorre (España) y Hugo Pereira (Portugal) generando así un espacio de creación donde ambos, intérpretes y coreógrafos, desarrollan conjuntamente su faceta más imaginativa.

Con sede en Galicia desde 2019, trabajan en la creación de la escena tanto para teatros como espacios no convencionales, ya que uno de sus principales objetivos como compañía es aumentar las dimensiones de alcance de las dinámicas del cuerpo.

Glovo admite su pasión por el lenguaje del movimiento y persigue la investigación de nuevas expresiones escénicas partiendo del propio cuerpo sin límites establecidos.

Además, y paralela a esta faceta creativa, la cía. busca aportar semilla al tejido artístico presente en la comunidad generando espacios de colaboración con otras agrupaciones y artistas procurando el acercamiento entre el mayor número de creadores, intérpretes y mentes-cuerpo inquietas.

Desde su fundación en 2016, Colectivo Glovo ha recorrido diferentes países como España, Portugal, Italia o México, entre otros. Con su primera pieza M A P A, han recibido menciones en festivales como Corto In Danza (Italia), La Espiral Contemporánea (Santander), así como el premio del público en el Certamen Coreográfico Internacional de Solos y Dúos Sólodos En Danza (Ourense) o el Primer Premio en el Certamen Coreográfico Internacional de Burgos & Nueva York – Bailando con piedras.

Formó parte del circuito Red Acieloabierto 2020, del Catálogo Danza a Escena 2021 y desde 2018 colabora con la

firma de moda Adolfo Domínguez (Premio Nacional de Diseño de Moda 2019).

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Esther Latorre

Gallega de nacimiento, completa su carrera especializándose y graduándose en danza contemporánea en el Conservatorio Profesional de danza de Lugo, formando parte de la que sería la primera promoción de profesionales en danza contemporánea de Galicia, diplomándose también en Magisterio de Educación Física en la misma ciudad.

Desde entonces, ha trabajado con compañías como Jove Companyia de Danza Gerard Collins (Valencia), Moudansa (Valencia), Companhia de Dança do Norte (Portugal), compañía Maduixa Teatre (galardonada con el Premio Max a Mejor Espectáculo de Calle por “Mulïer”; Premio Moritz Millor Estrena de Carrer 2016; Premio Umore Azoka 2017 (País Vasco) e Premio Artes Escénicas Valencianas del IVC en 2018) o en la coproducción del Centro Coreográfico Gallego “E_Migrantas” bajo la dirección de Kirenia Martínez.

Fue también merecedora del primer premio en el Certamen coreográfico Delmar (Valencia) con la pieza “Aliquam”

(coreografía e interpretación propias) y ganadora del premio a Mejor Intérprete en Danza Contemporánea en el 11º Certamen de danza Gerard Collins.

Desde 2016 es codirectora del Colectivo Glovo junto a Hugo Pereira.

Hugo Pereira

Natural de Porto, comienza su formación en el Conservatorio de danza JOBRA donde se graduará en el 2015. Recibe diversas formaciones en danza con maestros como Akram Khan Dance Company, Sagi Gross (GrossDanceCompany, NEDERLANDS), Shirley Esseboom (NEDERLANDS), Víctor Hugo Pontes (Nome Proprio, PORTUGAL), Inês Negrão (PORTUGAL), Bruno Alexandre (PORTUGAL), Carmela García (Otradanza, ESPAÑA), Julia Weh (ALEMANIA), Romulus Neagu (PORTUGAL)...

Formó parte de la Companhia de Dança do Norte en la producción de 2015-2016 “Barulhos Nossos” y participó en diversos festivales nacionales e internacionales de creación.

Actualmente está centrado en la codirección de Colectivo Glovo junto a Esther Latorre.

Cabe destacar su colaboración con la forma Adolfo Domínguez (Premio Nacional de Moda 2019).

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colectivoglovo@gmail.com

Instagram: colectivoglovo

www.colectivoglovo.com

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Vibración en danza, ‘EM·NA’ de Colectivo Glovo

Está claro que cuando entramos en el juego del teatro o de la danza necesitamos que nos enganche. Sí, está claro que la danza o el teatro, las artes escénicas en general, nos deben entretener. Porque lo contrario, ¿qué sería? ¿aburrir(nos)?

Ahora bien, creo que cuando hablamos de entretenimiento, la mayoría de las veces, tendemos a pensar en “productos de consumo” con pocos nutrientes y de naturaleza muy fungible. Tendemos a pensar en espectáculos muy populares, que transiten por las convenciones de juego más estandarizadas e interiorizadas, o sea, las más habituales y cómodas.

Algo es entretenido cuando capta nuestra atención y nos hace desconectar de nuestras preocupaciones cotidianas. Bajo esta óptica corremos el riesgo de asociar el entretenimiento a una especie de enajenación transitoria, de huida respecto a nuestras inquietudes vitales. Corremos el riesgo de asociar el entretenimiento a una especie de anestesia o de paliativo, incluso a un “pan y circo” que nos amanse…

Lo contrario a todo esto también sería situar a las artes escénicas en el utilitarismo y la conveniencia de lo terapéutico. Las artes escénicas como medicina, como solución a nuestros problemas y desasosiegos. Las artes escénicas como clave para el conocimiento y la salvación.

Quizás, de todo ello, la danza, el teatro, el nuevo circo, la ópera… tengan algo. Quizás.

En todo caso, creo que es importante reflexionar acerca del entretenimiento como algo plural y diverso y desvincularlo de las connotaciones más desvalorizadoras, sinónimo de lo simple, de lo no complejo, de lo fungible, de lo inocuo, de lo populista…

El entretenimiento es una condición sine qua non del juego que la dramaturgia nos propone. Y la dramaturgia, el sentido de la partitura de acciones para un espectáculo, consiste, entre otras cosas, en calibrar ese espacio de juego con la espectadora y el espectador, pues sin ellas/os no hay danza ni teatro. Si el espectáculo funciona es porque entramos en el juego y si entramos en el juego, entonces estaremos inevitablemente entretenidas/os.

A veces, incluso, tenemos la oportunidad de asistir a espectáculos en los que el entretenimiento no es algo explícito o de trazo burdo, sino algo sutil y casi secreto. Se trata de joyas que no es fácil encontrar en la cartelera, porque la sutileza y ese entretenimiento, que no aparece subrayado por efectismos ni eslóganes comerciales o temas oportunistas, suelen escapar de las modas o de los conceptos en boga. Sin embargo, esto no implica que se trate de propuestas desfasadas o de un sofisticado y elitista nivel críptico, solo para iniciadas/os.

El último fin de semana de marzo de 2021, del 26 al 28, se estrenó en el Teatro Ensalle de Vigo, dentro del festival Isto Ferve, EM·NA del Colectivo Glovo, una joven compañía de danza contemporánea de Lugo, formada por Esther Latorre (Lugo, 1990) y Hugo Pereira (Porto, 1994). Yo acudí el sábado 27, Día Mundial del Teatro.

EM·NA es una de esas joyas a las que me refería en la introducción, te captura desde el mismo inicio. Te entretiene y ese entretenerte es, además, un cultivo de la sensibilidad

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que nos abre, que contribuye a la tan necesaria porosidad. Solo desde ellas, desde la sensibilidad abierta y la porosidad, podemos tener un acceso fluido y amable al mundo que nos rodea e incluso a lo que está más allá de lo visible, lo audible y lo inteligible.

Un ventilador, como un círculo plateado, colgado en el centro del escenario, oscila igual que un péndulo. Este será uno de los pocos elementos utilizados en el espectáculo, además del dúo formado por Esther y Hugo y por la acción lumínica, diseñada por Pedro Fresneda durante la residencia en la sala viguesa. Una iluminación que no solo estructura la pieza, sino que interviene y dialoga con el movimiento de los cuerpos, amplificándolo y expandiendo la reverberación energética que desprenden.

Las primeras secuencias son un ejemplo impresionante de sencillez y calidad máximas.

Esther y Hugo aparecen en diferentes posiciones bajo los haces de luz. Vemos sus figuras quietas, estáticas. Pero en esa quietud y ese estatismo vibra impetuoso y contenido el movimiento que hemos sentido, como una ráfaga, en la oscuridad. La intermitencia entre luz – presencia visible y oscuridad – presencia invisible, separadas por black outs, con el sonido continuo del ventilador y el aire que, por veces, nos roza, generan una atmósfera que no solo entretiene nuestros sentidos, sino que absorbe nuestra sensibilidad y suspende nuestro afán por entender. La danza no se entiende, se siente y, en EM·NA, es tal la fuerza del sentir, en su dimensión más material y sensorial, que este primer pasaje de la pieza nos seduce irremediablemente.

Al mismo tiempo, velahí la magia: lo puramente material y sensorial adquiere, en virtud de la calidad del movimiento y la actitud, así como de la sincronía radical de la acción lumínica, el halo de sortilegio que nos atrapará.

Hay después, de manera ininterrumpida, un adentrarse a lo largo y hondo de la canalización vibratoria que la coreografía conduce. Una canalización coreográfica en la que los cuerpos se engarzan a través del unísono, propulsando esa vibración, o a través de contactos y cogidas que confirman la comunión energética. Conjunciones que hacen del dúo un solo, o del dos un uno, que se despliega o se desdobla en los cuerpos de Esther y de Hugo.

Movimientos amplios, de impulso preciso, habitados por un subtexto motriz que es como una corriente eléctrica contenida y que se transmuta en figuras de una plasticidad sutil, de una belleza extraña, desconocida, fuera de los cánones. A ello también contribuyen las miradas y hasta me atrevería a decir que las fisonomías de los rostros y de los cuerpos de Esther y de Hugo, tan singulares e inhabituales, con la hermosura de las mejores tallas del arte sacro románico. Facciones peculiares, con un punto espiritualizado y estático.

Los granos de arena, movidos por el viento o por el agua del mar, en la playa del vídeo (realizado por Adrián González y Dani Rodríguez), trazan geometrías hipnóticas, también al unísono. Igual que los cabellos de la pareja, sueltos al viento, mientras miran hacia el horizonte, haciendo girar sus cabezas, sus troncos, de espaladas a la cámara. Los encajes de los cuerpos de Esther y Hugo, los encajes de sus movimientos, contenidos o desplegados, parecen seguir unos patrones equivalentes. La música instrumental y electrónica de Babykatze, con sus espirales atmosféricas, también se despliega como movimiento sonoro envolvente y vibrante.

Lo invisible es la vibración que nos toca. Lo visible y lo audible, el movimiento de los cuerpos, de la luz, de la música, de la arena que, en las últimas secuencias, manipula Hugo, sobre el escenario negro o sobre las curvas de Esther… hacen de EM·NA una membrana que se extiende hacia nosotras/os. Y nos volvemos también membrana y, sin darnos cuenta, vibramos todas/os a la vez, en la misma frecuencia e intensidad. Y esto…

esto también es una forma de entretenimiento, del que no nos enajena o anestesia, del que nos conecta, nos abre y afina nuestra sensibilidad.

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By Afonso Becerra de Becerreá

ARTEZBLAI: http://www.artezblai.com/artezblai/vibracion-en-danza-em%C2%B7na-de- colectivo-glovo.html

www.colectivoglovo.com

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Vibración y sortilegio EM·NA

EM·NA parecen las dos sílabas de la vibración de un mantra. La e seguida de la a, invierte el orden de las vocales (a e): e – a. Sim embargo, la m seguida de la n respeta el orden alfabético. Aunque parece un nombre femenino, tipo Enma, las letras, como acabamos de ver, se ordenan de otra forma, con ese punto en el medio que liga o sostiene la resonancia nasal en el cráneo del em, que se precipita cara la campanada del na: emmm-naaa. No solo vibra el sonido en los resonadores de nuestro cuerpo, también esto pasa con los pensamientos o con las imágenes mentales. Y puede suceder con lo que vemos o sentimos, si nuestra sensibilidad y atención permanecen abiertas y atentas, tal y como EM·NA propicia.

EM·NA es la segunda pieza de Colectivo Glovo de Lugo, formado por Esther Latorre (Lugo, 1990) y Hugo Pereira (Porto, 1994). Se estrenó en el Teatro Ensalle de Vigo, dentro del Festival Isto Ferve el 26 de marzo de 2021, pudiendo verse también ese fin de semana, días 27 y 28. EM·NA estuvo en residencia en la sala viguesa, donde Pedro Fresneda incorporó la acción lumínica. Un diseño de luz que redondea y amplifica aún más ese sentido dramatúrgico, relacionado con la vibración y pulsado por la coreografía y por el envolvente espacio sonoro que genera la música de BABYKATZE.

La primera pieza de Colectivo Glovo es M A P A (2016), otro título de dos sílabas bien sonoras, abiertas y solares, con resonancia en la mmm que se abre cara la a y explota en el pa. Dos sílabas para dos personas, Esther y Hugo. Un dúo con múltiples zonas de movimiento amplificado por el unísono. Un hechizo de una danza de una escucha tan radical, que convierte a los dos en uno. Vemos dos y sentimos uno. Sentimos dos y vemos uno. Ya sucedía en M A P A e vuelve a hacerlo en EM·NA. Esto nos lleva a inferir que esta nueva compañía de danza contemporánea, desde el estreno de M A P A en 2016, cuando ganó en Premio del Público en Festival Sólodos en Danza de Ourense, o en 2019, el 1º Premio en el Certamen Internacional de Coreografía Burgos – NY, hasta la primavera de este 2021, es probable que, en vez de lanzarse a producir cada año un espectáculo, apostasen por profundizar en estas dos piezas que crearon en seis años.

Dos piezas en las que se destila una poética dancística muy singular, austera y concentrada, sin concesiones ni efectismos, ni siquiera en poses identificables según estilos o técnicas de danza. Sin embargo, esta concentración y esa austeridad están envueltas de un movimiento de alto rigor y precisión físicos y de un estar pleno y magnético. La creatividad no se exhibe, es sutil, aparece en pequeños gestos, en figuras, en actitudes, composiciones y movimientos de una belleza única y vibrante.

EM·NA es una pieza de un virtuosismo dancístico delicado y a la vez poderoso. Intensidad contenida. Ascetismo electrizante. Como señalé, Esther y Hugo, tienen un unísono que es magia pura. Es como si la diferencia se espejase en la conjunción y el movimiento, de esta forma multiplicado y espejado, adquiriese una vibración que nos toca y nos atrapa.

La luz de Pedro Fresneda es como una araña que teje una tela que abanea con el movimiento, igual que la arena que mueve el viento o las olas del mar en una playa. La vibración explícita, localizada en diferentes partes del cuerpo de los cuerpos del dúo, hace que las miradas se giren y adquieran una intensidad especial. El movimiento se acumula,

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se contiene, explota en diferentes intensidades y proporciones, fluye y reverbera en nosotros sin deshacer su sortilegio.

By Afonso Becerra de Becerreá

ERREGUETÉ: https://erreguete.gal/2021/04/06/emna/

www.colectivoglovo.com

Referencias

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