¿Qué considerar para promover
un buen clima en el aula?
Programa de Formación de Académicos
Dra. Ma. Luisa Crispín Bernardo / 2015
El clima del aula es uno de los factores principales de una práctica docente efectiva dirigida al aprendizaje y al desarrollo integral de los alumnos. El clima implica los valores y las normas que se viven en el salón de clases, así como las relaciones de respeto y de cuidado tanto entre el profesor y los estudiantes como ente los mismos estudiantes.
De acuerdo con Moss el clima de la clase está compuesto por cuatro dimensiones: (Moss, 2000),
Dimensión 1:
Relaciones
Se refiere al interés, a la atención y a la participación de los jóvenes en la clase; también a la preocupación y a la amistad que hay entre los miembros del grupo,
Dimensión 2: Autorrealización
Alude al crecimiento personal, a la orientación a las metas, al énfasis que se pone en desarrollar las actividades previstas y ceñirse a las materias, a la competencia entre los jóvenes por obtener buenas notas y al reconocimiento.
Dimensión 3:
Mantenimiento del sistema, estabilidad
Tiene que ver con el orden, la organización, el énfasis que se pone en que los estudiantes mantengan conductas disciplinadas, la organización de las actividades, la claridad de las reglas, las consecuencias de incumplirlas y la consistencia del profesor para que se cumplan.
Dimensión 4: Cambio e innovación
Se refiere a qué tanto contribuyen los estudiantes a innovar y el profesor a hacer uso de nuevas técnicas o estimular el pensamiento creativo.
Diversas investigaciones han encontrado que los estudiantes evalúan a sus profesores de acuerdo con su trato personal, su disponibilidad, el deseo de responder a sus preguntas y fomentar la interacción, así como en relación con sus aprendizajes. (Meyers, 2009)
Quienes han investigado acerca de la relación que existe entre el logro de los estudiantes y el proceso de enseñanza han encontrado que mucho depende de:
1.
La capacidad del profesor para estimular el interés y la motivación de los alumnos por el estudio.2.
Las relaciones positivas que se establecen con los estudiantes.3.
Demostrar altas expectativas.4.
Mantener un clima positivo dentro del salón de clases.Los resultados encontrados coinciden desde diferentes perspectivas, de modo que es posible concluir que las relaciones que se establecen entre el profesor y los estudiantes son esenciales para crear un clima propicio para el aprendizaje. Otra forma de analizar las variables que intervienen para lograr un clima óptimo en el aula es por medio de las competencias afectivas de los docentes; Garcia presenta tres: (García B, 2009)
•
Autenticidad:
el profesor demuestra que es una persona genuina, consciente de sí misma y capaz de comportarse conforme a sus sentimientos más verdaderos.•
Respeto:
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el profesor valora a todos sus estudiantes de forma positiva y los trata con dignidad.¿Qué dimensiones
incluyen estas competencias?
Primera dimensión: oportunidad
•
Que todos los alumnos tengan las mismas oportunidades para responder.•
Brindar apoyo individual a los estudiantes: interacción cercana alumno-profesor.•
Latencia: dar tiempo al estudiante para responder; ser paciente.•
Profundizar: dar pistas, reelaborar las aportaciones de los alumnos, ayudarlos a reflexionar.•
Mantener altas expectativas en su razonamiento.Segunda dimensión: retroalimentación positiva
•
Corregir: que el maestro le haga saber al alumno lo que piensa de su desempeño excluyendo el sarcasmo y las respuestas negativas.•
Elogiar el desempeño escolar y hacer críticas positivas.•
Justificar los elogios: no es suficiente con decir “bien”, es necesario especificar en qué sentido se muestra un mejor desempeño.•
Escuchar activamente: implica decirle al estudiante con otras palabras lo que él mismo ha dicho. La intervención del profesor invita al alumno a seguir participando porque constata que el maestro lo ha estado escuchando.•
Brindar la oportunidad de expresar sentimientos y aceptar los sentimientos del otro.Tercera dimensión: consideración hacia las otras personas
•
Proximidad: cercanía, acercarse al estudiante.•
Cortesía y respeto: expresados tanto de forma verbal como no verbal.•
Intercambio de experiencias personales.•
Tener contacto con los alumnos de manera afectuosa, no amenazante o intimidante (por ejemplo, dar la mano o una palmada en la espalda).•
Que la forma de imponer límites al comportamiento, a la actuación o a la intervención de los alumnos en diferentes tareas no sea hostil, agresiva o amenazante.En definitiva, existen relaciones positivas entre la cercanía y el afecto positivo, así como entre la cercanía, el aprendizaje cognitivo y los niveles de atención y participación en clase (Rocca, 2004, en García 2009). De acuerdo con las
Establezca normas:
•
Claras, consistentes y congruentes.•
Diga cuáles serán las consecuencias en caso de no cumplirlas.•
Consecuencias vs. castigo.Fomente relaciones de:
•
Respeto, apertura y ayuda mutua.Confíe en sus estudiantes:
•
Comuníqueles las altas expectativas que tiene de ellos.Fomente la cercanía a través de:
•
Llamarlos por su nombre.•
Contacto visual.•
Expresiones de agrado.•
No usar el pódium para exponer.•
Moverse a través del salón.•
Sonreír a los alumnos.•
Tenga contacto de forma afectuosa con ellos, no amenazante ni hostigadora.Genere seguridad y confianza en sus estudiantes:
•
Cuando pregunten, aunque a usted le pueda parecer una pregunta tonta, no los haga sentir mal.•
Procure que participen, haga preguntas sencillas para empezar.•
Anímelos a preguntar.•
Escúchelos con atención.•
Fomente el diálogo; pídales que se escuchen entre sí y den argumentos para sustentar sus opiniones.Prepare sus clases:
•
Diseñe actividades orientadas a lograr las metas de aprendizaje.•
Realice las actividades y explique a los estudiantes su por qué.•
Innove, sorprenda a sus estudiantes.Fomente el trabajo colaborativo entre los estudiantes:
•
Haga participar a los estudiantes.•
Promueva el aprendizaje activo.En resumen, disfrute sus clases y sea empático con los alumnos; muestre un interés genuino por ellos y por su aprendizaje, seguro ellos responderán con un mayor compromiso. Recuerde que la cura personalis es el sello de la educación jesuita. Por medio de la atención dada a cada estudiante se procura el cuidado de su persona para que llegue a ser a un sujeto libre, responsable, digno y merecedor de respeto; un profesional y una persona competente, consciente, compasiva y comprometida.
Fuentes:
García, Benilde (2009) Las dimensiones afectivas de la docencia. Volumen 10. No. 11. México: UNAM. Revista Digital Universitaria.
Meyers, S.A. (2009) “Do Your Students Care Whether You Care About Them?” de College Teaching, 57 (4), 205-210, San Francisco: Jossey Bass.
Moos R.H., Moos B.S., Trickett E.J. (2000). Escalas de Clima Social CES. Madrid: TEA.