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La cultura de la innovación de los jóvenes españoles en el marco europeo

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Academic year: 2020

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ACCIONA INFRAESTRUCTURAS ADER (LA RIOJA)

AGENCIA CANARIA DE INVESTIGACIÓN, INNOVACIÓN Y SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN

AGENCIA DE INVERSIONES Y SERVICIOS (CASTILLA Y LEÓN)

AGENCIA NAVARRA DE INNOVACIÓN Y TECNOLOGÍA

ALMA CONSULTING GROUP ALMIRALL

ALSTOM ESPAÑA APPLUS + ASESORÍA I+D+I ASOCIACIÓN INNOVALIA ATOS ORIGIN ESPAÑA AYUNTAMIENTO DE GIJÓN AYUNTAMIENTO DE VALENCIA BILBAO BIZKAIA KUTXA

CAJA DE AHORROS Y PENSIONES DE BARCELONA

CÁMARA DE COMERCIO E INDUSTRIA DE MADRID

CIDEM

CLARKE, MODET & CO

CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN Y CIENCIA DE CASTILLA-LA MANCHA

CONSEJERÍA DE INNOVACIÓN, CIENCIA Y EMPRESA (JUNTA DE ANDALUCÍA) CRISA

DELOITTE

DEPARTAMENTO DE CIENCIA, TECNOLOGÍA Y UNIVERSIDAD DEL GOBIERNO DE ARAGÓN

DIRECCIÓN GENERAL DE

UNIVERSIDADES E INVESTIGACIÓN DE LA COMUNIDAD DE MADRID

DIRECCIÓN GENERAL DE INVESTIGACIÓN, DESARROLLO E INNOVACIÓN DE LA XUNTA DE GALICIA ENDESA ENRESA ESTEVE EUROCONTROL EUROPRAXIS EUSKALTEL EVERIS

FUNDACIÓ CATALANA PER A LA REÇERCA I LA INNOVACIÓ

FUNDACIÓN BANCO BILBAO-VIZCAYA ARGENTARIA

FUNDACIÓN BARRIÉ DE LA MAZA FUNDACIÓN CAMPOLLANO FUNDACIÓN FOCUS-ABENGOA FUNDACIÓN IBIT

FUNDACIÓN LILLY

FUNDACIÓN RAMÓN ARECES FUNDACIÓN UNIVERSIDAD-EMPRESA FUNDACIÓN VODAFONE

FUNDECYT (EXTREMADURA) GAS NATURAL FENOSA

GÓMEZ-ACEBO & POMBO ABOGADOS GRUPO ACS

GRUPO LECHE PASCUAL GRUPO MRS

GRUPO PRISA GRUPO SPRI

HIDROELÉCTRICA DEL CANTÁBRICO HISPASAT IBERDROLA IBM IMADE IMPIVA IMPULSO INDRA

INSTITUTO DE FOMENTO DE LA REGIÓN DE MURCIA

INSTITUTO DE DESARROLLO ECONÓMICO DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS

INTELLIGENT DATA LA SEDA DE BARCELONA MERCADONA MIER COMUNICACIONES OHL O-KYAKU PATENTES TALGO REPSOL YPF SADIEL SEPES SIDSA SOLUTEX TECNALIA TELEFÓNICA VICINAY CADENAS ZELTIA

Cotec es una

fundación de origen empresarial que tiene como misión contribuir al desarrollo del país mediante el

fomento de la innovación

tecnológica en la empresa y en la sociedad españolas.

Cotec

Plaza del Marqués de Salamanca, 11 - 2.º izqda. 28006 Madrid

Teléf.: 34 91 436 47 74 Fax: 34 91 431 12 39 http://www.cotec.es

Los países más avanzados económica y socialmente son aquellos que se han preocupado por hacer del conocimiento su palanca de progreso y dispo-nen de sistemas de educación de calidad y de ciudadanos capacitados que conforman una sociedad en la que la innovación se desarrolla de manera natural. Hoy día la forma de entender la innovación trasciende el ámbito de las empresas, para involucrar a toda la sociedad en la superación de los retos socioeconómicos a los que se enfrenta. Con este informe se pone de manifiesto la relación existente entre ciertos rasgos culturales de la juventud, asentados tanto en conocimientos como en hábitos, y la innovación tecnoló-gica, comparando la situación en España con la de otros países europeos. Es sin duda un buen punto de partida para avanzar en el diagnóstico y progreso hacia una sociedad más innovadora.

*Cub y contra JÓVENES_Cub y contra "Analisis procesos 23/06/10 11:08 Página 1

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L

A C U L T U R A D E L A

I N N O V A C I Ó N D E L O S

J Ó V E N E S E S P A Ñ O L E S

E N E L M A R C O E U R O P E O

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(4)

INFORMES SOBRE EL SISTEMA ESPAÑOL DE INNOVACIÓN

F U N D A C I Ó N   C O T E C   P A R A   L A   I N N O V A C I Ó N   T E C N O L Ó G I C A

L

A C U L T U R A D E L A

I N N O V A C I Ó N D E L O S

J Ó V E N E S E S P A Ñ O L E S

E N E L M A R C O E U R O P E O

VÍctor PÉrez-DÍaz Juan carlos roDrÍguez

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o 1998

© Copyright:

Fundación Cotec para la Innovación Tecnológicaués de Salamanca, 11, 2.º izquierda

28006 Madrid

http://www.cotec.es

Diseño:

La Fábrica de Diseño, S.L. Espíritu Santo, 12, 1.º int. dcha. 28004 Madrid

Maquetación, composición e impresión: Gráficas Arias Montano, S.A.

Polígono Industrial 6 de Móstoles C/ Puerto Neveros, 9.

28935 Móstoles (Madrid)

Fundación Cotec para la Innovación Tecnológica Plaza del Marqués de Salamanca, 11, 2.º izquierda 28006 Madrid

Teléfono: (+34) 91 436 47 74. Fax: (+34) 91 431 12 39

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Índice

Presentación 9

1. Introducción 11

1.1. Una línea de investigación 14

1.2. El núcleo del argumento, y sus ideas orientadoras 16

1.3. Una referencia a una literatura próxima 19

1.4. Método de tratamiento de los datos, análisis y exposición 21

1.5. Adelanto de los hallazgos principales 25

2. Valores y virtudes de la inteligencia 27

2.1. Indicadores educativos: orden mental, esfuerzo

y contenidos educativos 30

2.1.1. Las Matemáticas y los resultados en las pruebas PISA 30

2.1.2. El tiempo de estudio 31

2.1.3. Niveles de fracaso escolar, o abandono temprano 33

2.1.4. Formación científica y técnica, a varios niveles 35

2.1.5. Titulados en Ciencias y titulados en Ingeniería 36

2.1.6. Orientación profesional o académica

de la educación secundaria superior 38

2.2. Formas contrastadas de actividad y consumo cultural:

lectura de libros y audiencia de televisión 42

2.2.1. La lectura de libros 42

2.2.2. El consumo de televisión 44

2.3. Un asunto crucial: las actividades artísticas 46

2.3.1. Los hábitos artísticos no son los hábitos de hablar

de arte o de consumir el arte 46

2.3.2. Las actividades artísticas pueden ser decisivas 48

2.4. Significación compleja de las declaraciones favorables

a la ciencia 53

(7)

2.4.2. Declaraciones de temor a la innovación,

y su relación con el nivel de conocimientos 55

2.4.3. Declaraciones de interés por las noticias

sobre la ciencia y la tecnología 57

2.4.4. Declaraciones relativas a la importancia atribuida

al interés de los jóvenes por la ciencia 59

2.4.5. La reclamación de más gasto en el desarrollo

de la ciencia 59

2.4.6. Una interpretación de hallazgos aparentemente paradójicos 60

3. Virtudes de carácter como la fortaleza y la templanza,

y la confianza en uno mismo 63

3.1. Emancipación tardía y abandono del nido paterno con dificultad 66

3.1.1. Tasa de emancipación 66

3.1.2. Un factor de largo recorrido 67

3.1.3. Edad de emancipación preferida 69

3.2. La autonomía en la toma de decisiones 71

3.2.1. La importancia declarada de una autonomía

que quizá no se tiene 71

3.2.2. Un curioso elogio de la obediencia: la imagen

de un bien mandado 73

3.3. Aversión a la incertidumbre o al riesgo 75

3.3.1. Preferencia por un trabajo seguro 76

3.3.2. La importancia de vivir en un entorno seguro 77

3.4. Confianza en uno mismo y ecuanimidad

(templanza, moderación) en la relación con el entorno 79

3.4.1. Individualismo «mal entendido» e individualismo «razonable» 79

3.4.2. El exceso de la obsesión por ser rico y famoso 80

3.4.3. Exceso en la comparación con los ingresos de los otros,

¿sentimientos de inferioridad? 81

3.4.4. La sensación de no ser apreciado en su justo valor, la necesidad de un aprecio mutuo, y el exceso

de querer pasar desapercibido 83

3.4.5. El modelo de una conversación civilizada y su contrapunto:

«no les escuchan, ni les escucharon» 84

3.4.6. El exceso de un mecanismo de compensación a la ausencia de una conversación:

(8)

7 4. La visión de la sociedad y la confianza en ella,

y en su justicia 91

4.1. Confianza generalizada y capital social 94

4.1.1. Consideraciones generales sobre el capital social,

y la justicia como su base moral 94

4.1.2. Confianza generalizada y expectativas de oportunismo 95

4.1.3. En el largo plazo: niveles de confianza bajos

y estables desde hace treinta años 98

4.2. Niveles de asociacionismo 99

4.3. Visión del poder y el sistema político, y confianza en ellos:

la distancia del poder 101

4.3.1. Democracia e instituciones democráticas 102

4.3.2. Confianza en los políticos y en el interés

de éstos por conocer su opinión 103

4.4. La vida en la empresa y la visión de «las empresas» 105

4.4.1. Vivir en la empresa: márgenes de libertad en el trabajo 105

4.4.2. La visión de «las empresas» 109

4.5. El sistema judicial como requisito institucional de la confianza

generalizada 111

5. Horizonte vital de los individuos y de la sociedad 113

5.1. El horizonte de vida individual 117

5.1.1. Una fuerte identidad local 117

5.1.2. Juicios sobre los posibles efectos de la inmigración 118

5.1.3. Incorporando lo extranjero a lo propio:

el gusto por platos de cocina extranjera 121

5.1.4. Conocimiento de idiomas extranjeros 122

5.1.5. Estancias en el extranjero 123

5.2. El horizonte de vida colectivo:

la sociedad nacional y la sociedad política 125

5.2.1. Sentimientos y actitudes de pertenencia

a la misma comunidad 125

5.2.2. Dificultades de operacionalización 125

5.2.3. Orgullo de pertenecer a un país 125

(9)

5.2.5. Interés por la política 129

5.2.6. Recapitulando 131

6. Conclusiones: resumen, matices y aplicaciones 133

6.1. Resumen y mirada de conjunto 136

6.1.1. Un resumen de la narrativa 136

6.1.2. Una mirada de conjunto 137

6.1.3. Una síntesis de la información reconstruida en torno a un factor subyacente, lo que sugiere

un entramado de rasgos culturales 139

6.1.4. Diferencias en el factor cultural por países 144

6.2. Corroboraciones y matices 146

6.2.1. El factor cultural y otros indicadores de innovación 146

6.2.2. Cultura, economía y educación 147

6.3. Líneas de actuación 154

6.3.1. Retos para entender mejor la realidad,

y para actuar sobre ella 154

6.3.2. Los cambios institucionales no bastan:

es preciso cuidar la calidad de las instituciones,

y de los procesos de socialización 155

6.3.4. Algunas ideas sobre qué hacer 158

Referencias bibliográficas y fuentes de datos 163

Anexo 1. Elaboración y fuentes de los gráficos 169

Anexo 2. Datos de los gráficos de dispersión 177

Anexo 3. Participantes en la sesión de discusión

(10)

9

Presentación

La promoción de la cultura tecnológica y de las actitudes innovadoras y la aspira-ción a que se consolide la innovaaspira-ción tecnológica como valor cultural y como norma de conducta empresarial han guiado la actividad de Cotec desde sus ini-cios.

Este libro no es sólo una manifestación más de esa constante preocupación, es también, y sobre todo, el primer fruto de la inquietud de Cotec por atender a una nueva forma de entender la innovación en la que el protagonismo corresponde a la sociedad en su conjunto, y no únicamente a la empresa, aunque siga siendo ésta el elemento imprescindible para su materialización.

La innovación siempre ha sido reconocida como fuente de valor económico y de bienestar social. Sin embargo, la manera de concebirla, orientarla, analizarla e impulsarla ha evolucionado a lo largo de los años y las actividades de Cotec se han alineado prontamente con esas oportunidades y necesidades que se han ido presentando.

Así, siguiendo esa evolución muchas de nuestras primeras publicaciones atendie-ron a las necesidades empresariales de la gestión de la tecnología, cuando la mayor preocupación en España era incorporar estas prácticas en las empresas, fundamentalmente manufactureras. Más adelante realizamos diversos informes sobre la innovación en los sectores de servicios, los que mayor peso tienen en nuestra economía, que ya había sido incorporada al Manual de Oslo de la OCDE, documento de referencia internacional para las encuestas sobre innovación. En esos informes, Cotec ponía ya de manifiesto que la tecnología no es sólo aquella que deriva fundamentalmente de las ciencias duras, sino también la procedente de muchas otras materias científicas, como la Sociología o la Psicología, que per-miten aportar importantes conocimientos como base para las innovaciones.

Esa innovación en sentido amplio, basada en todo tipo de conocimiento capaz de aportar valor no sólo a la empresa que la desarrolla, sino al conjunto de la socie-dad, que de mera receptora se transforma en hacedora y partícipe, es a la que se está dedicando especial atención en las nuevas Estrategias de Innovación dise-ñadas por la OCDE, la UE y los países más desarrollados.

(11)

Con estas ideas, Cotec ha tratado de identificar a los mejores expertos que pu-dieran ayudar a evidenciar la relación existente entre ciertos rasgos culturales y la innovación. Creemos que los autores de este libro, los profesores Victor Pérez-Díaz y Juan Carlos Rodríguez, forman parte de este selecto grupo. Su dilatada obra y el perfil de sus personalidades así lo prueban. Extendemos asimismo nues-tros agradecimientos a los expertos participantes en la sesión de discusión del documento.

Iniciamos así en Cotec, con este informe, una nueva línea de actividad que ten-dremos oportunidad de ir perfilando y completando, según nuestra metodología de trabajo, con la contribución de distintos sectores de la sociedad.

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1

Introducción

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1.1. Una línea de investigación

Nuestro trabajo se sitúa en una línea de investigación de muchos años sobre esta materia o materias conexas, primero sobre educación y más recientemente sobre innovación. En 2005 publicamos un trabajo sobre la tendencia a la convergencia entre la innovación tecnológica en España y en los países de referencia de nuestro entorno (Pérez-Díaz y Rodríguez 2005). Nos fijamos en una variedad de indicado-res, pero centramos la atención en la evolución de las patentes triádicas, o, para ser más precisos, en la tasa de patentes presentadas por los españoles en las oficinas de patentes de Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, por millón de habitantes. Constatamos que el punto de encuentro entre la tendencia de España y la situación actual de países como Alemania y Francia, por ejemplo, se despla-zaba muy lejos en el tiempo, y que el proyecto de convergencia tenía que remitir-se a un futuro indefinido de varios siglos. Lo que implicaba que, salvo la interven-ción de un esfuerzo mayor y más inteligente sobre esta cuestión, no estábamos, ni estamos, en una senda de convergencia. De mejora gradual, sí, por supuesto, de lo que son testigos numerosos indicadores: de porcentaje de artículos científi-cos publicados y de citas, y de citas por artículo, de número de investigadores, de gasto. Pero no de convergencia en la importancia relativa de la innovación tecnológica.

En 2006 publicamos un segundo trabajo en el que se trataba de comprender mejor las razones del éxito relativo de los Estados Unidos, el país que hasta aho-ra ha solido servir de modelo en el mundo en esta materia (Pérez-Díaz y

Rodrí-guez 2006).1 Una revisión cuidadosa de la literatura nos convenció del interés de

tomar la comunidad de innovación, y su entorno inmediato, como el agente estra-tégico fundamental y, por ello, objeto principal del estudio. La cuestión consistía en comprender las condiciones institucionales y culturales que favorecían el desa-rrollo de esas comunidades. Por un lado, nos pareció que un marco institucional flexible propio de una «república de la ciencia» (Polanyi 1962), cuya lógica de co-ordinación social se parece bastante a la de la estructura de una economía de mercado abierta, era el marco que servía de referencia a la experiencia americana; la cual no excluía, por lo demás, intervenciones importantes de las autoridades públicas (a veces de rango federal; con frecuencia, de rango estatal o local), a condición de que no rompieran lo fundamental de aquella lógica. Pero, sobre todo, lo más importante era el tipo de cultura que acompañaba y reforzaba, daba sentido y motivaba a los agentes implicados en el funcionamiento de ese marco institucional.

Ahí llevamos a cabo un primer análisis del alcance y el contenido de la influencia del factor cultural en la experiencia de las comunidades de innovación. Ello se completó con un examen de la experiencia de la política científica europea, y la constatación de la escasa atención concedida por los europeos a estos

proble-1 Lo ha solido ser y lo sigue siendo, ciertamente; pero no conviene hacer caso omiso de las llamadas

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15 mas culturales, tanto a la cultura en sí como a la cultura en cuanto ligada al fun-cionamiento efectivo de los mecanismos institucionales. Esa materia todavía pesa relativamente poco en el debate y la deliberación pública europea; lo que significa que, interesados como lo están los europeos en aprender de los americanos so-bre esta materia, todavía no acaban de comprender la clave del éxito americano, pues tienden a creer que esa clave reside en la suma de los recursos económicos implicados y en la voluntad política que subyace a la utilización de aquéllos. La pieza siguiente en esta línea de investigación ha sido un trabajo escrito por uno de los autores de este libro (Pérez-Díaz 2009a). Ese estudio trata precisamente del tema de la cultura de la innovación entendida como una cultura de valores y de virtudes, es decir, de conductas imbuidas efectivamente de los valores de re-ferencia. Trata de la universidad como un mecanismo institucional que, si funcio-nara correctamente, podría desempeñar un papel importante en la socialización de la juventud en esas virtudes. Desarrolla el tema del imaginario social que da sentido a los esfuerzos colectivos de convergencia de un país como España con los países más adelantados, poniendo este esfuerzo en relación con la narrativa de la modernidad y con el mito o el constructo simbólico de la nación avanzada, tal como se ha ido configurando en los últimos siglos, no sin señalar algunos de los puntos débiles de esta narrativa. Incluye asimismo algunas reflexiones y co-mentarios sobre las actuaciones posibles aquí y ahora, a la vista de la coyuntura dominada por el horizonte de una crisis económica que parece de mayor calado que otras. Ese trabajo constituye, pues, el antecedente inmediato de este trabajo, al que proporciona cierta orientación.

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1.2. El núcleo del argumento,

y sus ideas orientadoras

Queremos probar la existencia de asociaciones significativas entre esos rasgos culturales y la capacidad de innovación. Al fijarnos en los jóvenes (como tales entendemos a la población de 15 a 29 años) damos por supuesto que la cultura de los jóvenes se corresponde grosso modo con la cultura ambiente; aunque cuál sea el grado de esa correspondencia debería ser discutido más adelante median-te un estudio complementario sobre la cultura de los adultos. Obviamenmedian-te, en una asociación o correlación entre rasgos culturales e innovación hay lugar para deba-tir sobre la dirección de la causalidad. Nosotros nos acercamos a esta cuestión por el procedimiento de establecer una narrativa plausible de los mecanismos y las conexiones entre unas variables y otras, tanto entre los rasgos culturales y la capacidad de innovación, como de los rasgos culturales entre sí.

Obviamente, no suponemos que los únicos o principales factores causales inde-pendientes en este caso sean de índole estrictamente cultural. En rigor, los rasgos culturales vienen siempre conectados con factores que pueden ser de índole eco-nómica, política, tecnológica, bélica, o de otro carácter; por ejemplo, con el nivel de renta del país, el nivel educativo formal medio, el gasto en I+D, la estructura productiva, o la estrategia de los agentes políticos. Pero, a su vez, estos factores son rigurosamente ininteligibles separados de sus contextos de sentido, es decir, de los juicios, las valoraciones y las pautas de conducta de los agentes implica-dos en las actividades económicas o políticas correspondientes; en otras pala-bras, de su cultura. Centrar la atención en la dimensión cultural de la realidad en cuestión es importante, además, por razones prácticas, al permitir entender mejor cómo las nuevas ideas, creencias, valores o predisposiciones de las personas pueden acabar incorporándose al sentido que éstas otorgan a su conducta, ad-quiriendo así un peso causal que puede llegar a ser decisivo en el caso de que se pretenda una reforma de esa realidad.

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17 Las ideas orientadoras de nuestra investigación son cuatro.

Primero, partimos de la idea de que un determinado síndrome de valores converti-dos en conductas efectivas habituales, es decir, en virtudes, está correlacionado positivamente con el desarrollo de la capacidad de innovación. Entendemos que la cultura de una sociedad es el conjunto de ideas y creencias acerca de cómo es y cómo debe ser la sociedad y su mundo. Si son coherentes con la conducta de los miembros de esa sociedad, le dan sentido, y, por tanto, se incorporan a esa con-ducta y forman parte de ella; y si no son coherentes con ella, sirven de referencia para juzgarla. Por esto, en su sentido propio, la cultura no existe abstraída de los comportamientos sociales, y lo importante en ella no es tanto la suma de sus valores declarados, sino la de sus valores realizados, en un grado o en otro. Lo cual implica la posibilidad de que, en el caso que nos ocupa, una sociedad declare una valora-ción por la ciencia y la innovavalora-ción que no concuerda con lo que hace en realidad.

Segundo, el trabajo irá mostrando, tomando como base una larga serie de indica-dores, del orden de cincuenta, cuáles son esos valores y virtudes. Pensamos que son susceptibles de agruparse o articularse bajo ciertos epígrafes, y que, al hacer-lo, cabe mostrar las conexiones que hay entre ellos. En el trasfondo de esta agru-pación de variables late una variante de la teoría clásica de las virtudes cardinales, la que nos llega de Platón, Cicerón y una larga tradición de autores cristianos; es decir, de la virtud de la inteligencia que es la prudencia, y de las virtudes del ca-rácter que son la fortaleza, la templanza y la justicia. Éstas son los puntos cardi-nales o, literalmente, los goznes que permiten el funcionamiento de una sociedad buena, en el sentido tradicional de una sociedad una o no dividida consigo mis-ma, verdadera o no confusa. Pues bien, es grosso modo esta visión de una so-ciedad buena, es decir, una soso-ciedad con una sociabilidad virtuosa y una socie-dad creativa, y la ontología de la vida social correspondiente, lo que subyace en esta discusión (para una prolongación de ello, en términos de filosofía social, cabe ver MacIntyre 1981, 1990). De todo ello se deduce la presunción de cierto grado de unidad o conexión entre los diversos rasgos culturales, lo que llamamos el entramado moral, que la evidencia empírica mostrará si se da en un grado mayor o menor en la realidad en cuestión, como veremos.

Tercero, pensamos también que el grado de apertura de las personas a ámbitos de sociabilidad cada vez más amplios (siguiendo aquí la orientación de Bergson 2008 [1932]), o, dicho de otra forma, la amplitud de sus horizontes de vida, puede tener un efecto favorable en la calidad de aquel entramado moral y en el desarro-llo de la capacidad de innovación.

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19

1.3. Una referencia a una literatura

próxima

En el análisis y el ordenamiento de los datos hemos tenido en cuenta muy selec-tivamente una literatura sobre cultura e innovación, y otra conectada con la ante-rior, sobre cultura y empresarialidad.

En esta literatura cabe mencionar, por ejemplo, un trabajo reciente de Anneli Ka-asa y Maaja Vadi (2008), que relaciona indicadores de las cuatro dimensiones de la cultura introducidas por Geert Hofstede, obtenidos de la Encuesta Social Euro-pea, con un indicador de innovación (la tasa de patentes presentadas en la Ofici-na Europea de Patentes por millón de habitantes) para las regiones de veinte países europeos. En su análisis, cuanto más altas son las puntuaciones regionales en lo que llaman distancia de poder, evitación de la incertidumbre, colectivismo familiar y masculinidad, más baja la tasa de patentes, sin que una dimensión res-tante, que llaman individualismo, presente una asociación clara con ella. Nosotros hemos incorporado algunas de estas variables (distancia de poder y evitación de incertidumbre, y algunos aspectos del llamado individualismo) a nuestro esque-ma.

Por otra parte, esta discusión viene relacionada con otra concerniente a la rela-ción entre cultura y empresarialidad, resumida en un paper de Amir N. Licht y

Jordan I. Siegel (2006) para el Oxford handbook of entrepreneurship. Los autores

recuerdan que, tras un artículo pionero de Albert Shapero y Lisa Sokol (1982), han proliferado los estudios sobre los factores sociales y culturales de la empresariali-dad, los cuales han tendido a confirmar, grosso modo, las ideas de esos autores, es decir, que es más probable encontrar emprendedores en sistemas sociales que otorgan un valor alto a la innovación, la asunción de riesgos y la independen-cia (aunque la relación entre ese tipo de factores y la empresarialidad sea más compleja que la observada por Shapero y Sokol). Licht y Siegel, al centrarse en la literatura sobre culturas nacionales y empresarialidad, enfatizan la permanencia (relativa) de los rasgos culturales, lo que puede reforzar la dependencia de la sen-da posterior respecto a un punto de partisen-da relativamente alejado en el tiempo

(path dependence). Asimismo, reconocen la importancia de la literatura sobre las

redes, la reputación y el capital social. Este último es un tema que, como se verá, desempeña un papel central en nuestra interpretación, si bien tendemos a subra-yar, asimismo, la importancia de las bases morales del capital social, lo que rela-cionamos con el tema de la justicia.

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que favorecen autónomamente el desarrollo económico? Valgan como ejemplos de esos intentos los de Guido Tabellini (2008) y Yann Algan y Pier Cahuc (2008). Tabellini utiliza un conjunto amplio de indicadores para sustentar dos hallazgos principales. Por una parte, los valores individuales coherentes con formas de mo-ralidad generalizada (y no limitada) se encuentran más extendidos en sociedades gobernadas por regímenes no despóticos en un pasado lejano, y, viceversa, son menos frecuentes en sociedades con un pasado de regímenes dictatoriales o autoritarios. Por otra, las sociedades en las que hoy abundan esos valores de moralidad generalizada suelen mostrar mejores indicadores de gobernanza, espe-cializarse en sectores productivos que necesitan instituciones legales en buen fun-cionamiento, y una mayor renta per cápita.

Algan y Cahuc intentan complementar el análisis de Tabellini, que deja sin resolver el problema de la cotemporalidad de las variables de moralidad generalizada (al que nosotros nos referimos como confianza generalizada o genérica, véase más adelante, capítulo 4) y los resultados económicos, construyendo un indicador aproximado de esa confianza en el pasado, un instrumento, en jerga econométri-ca. El instrumento serían los niveles de confianza genérica heredados por los in-migrantes llegados a Estados Unidos de una colección amplia de países europeos y de otros continentes. Sus creencias en ese ámbito serían, en gran medida, re-sultado de su socialización familiar en los países de procedencia o, en el caso de los de segunda o tercera generación, en los mismos Estados Unidos. Así puede intentarse comprobar en qué medida los niveles de desarrollo económico actuales se relacionan con los hipotéticos niveles de confianza genérica en el pasado, y cómo los cambios en la confianza heredada se relacionan con cambios en el de-sarrollo económico en el último medio siglo. Los autores concluyen que esos cambios explican una parte sustantiva de la evolución del desarrollo económico

(22)

21

1.4. Método de tratamiento de los

datos, análisis y exposición

El método de análisis y exposición será el siguiente. Agregamos la información en cuatro capítulos (capítulos 2 a 5), dedicados grosso modo a los temas de los valores y las virtudes de la inteligencia (capítulo 2); fortaleza y templanza, esto es, confianza en uno mismo y ecuanimidad (capítulo 3); justicia y confianza generalizada (capítulo 4); y horizontes de vida (capítulo 5). En cada uno de ellos, vamos discutiendo uno por uno una larga serie de indicadores, y, al hacerlo, nos atenemos de manera por-menorizada y estricta a la aportación de cada uno. Al tiempo que presentamos la evidencia empírica, la trabamos con unos comentarios y unas reflexiones, por medio de los cuales intentamos establecer una interpretación o una narrativa razonada y razonable que, al tiempo de que da cuenta de la evidencia, apunta a investigaciones ulteriores. Señalamos las conexiones entre los temas y los mecanismos causales que conectan unos argumentos con otros, así como los problemas de interpretación de los indicadores y de los datos mismos, de modo que quede claro el carácter abierto de la investigación a posibles corroboraciones o discusiones posteriores. Los indicadores resultan de haber tenido en consideración una pluralidad de fuen-tes o bases de datos.

A la hora de elegir un indicador que resuma suficientemente la capacidad de innova-ción de los distintos países que analizamos, teníamos varias opciones. Por una par-te, podíamos utilizar un indicador complejo, como el Innovation Scoreboard de la Comisión Europea, en el que se resumen varias decenas de indicadores relaciona-dos con la innovación, o utilizar un indicador simple. En general, preferimos indica-dores simples, porque son más fáciles de interpretar, tanto comparativa como dia-crónicamente. Por otra parte, puestos a utilizar un indicador sencillo, grosso modo,

nos enfrentábamos a la opción entre indicadores de input (como los recursos

huma-nos dedicados a la innovación o el gasto en I+D, por ejemplo) o de output (como las

publicaciones científicas o las patentes). Aunque los indicadores de input son

bas-tante utilizados como indicios de la capacidad de innovación de los países,

pensa-mos que son más adecuados los de output, pues se aproximan más a los

resulta-dos de la innovación efectivamente desarrollada, la cual no refleja mecánicamente la

aportación de inputs como los recursos financieros o humanos. Estos recursos

pue-den usarse con mayor o menor eficiencia, o estar orientados a fines equivocados.

Los indicadores de output más utilizados en la bibliografía sobre innovación son

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nue-vo». La ventaja de las patentes como indicador de innovación es que son mucho más claramente un resultado de la innovación y no dependen de juicios ambiguos expresados en una encuesta.

De todos los indicadores de patentes, el más utilizado es el de las familias de paten-tes triádicas, pues, probablemente, es el mejor refleja la competitividad de la innova-ción de las empresas de un país, por lo que cada vez más se usa en la literatura

sobre innovación.2 Una familia de patentes es el conjunto de patentes obtenidas en

distintos países (oficinas de patentes) para proteger la misma invención. Con ello se consigue que cada invención protegida sólo se cuente una vez. El adjetivo «triádico» se refiere a que esas familias de patentes se elaboran a partir de las patentes solici-tadas en la Oficina Europea de Patentes, en la Oficina de Patentes Japonesa, y las concedidas por la Oficina Estadounidense de Patentes y Marcas. Que esas patentes estén registradas en las tres oficinas de propiedad industrial más importantes del mundo es lo que más validez otorga al indicador. Las exigencias de calidad de las tres oficinas garantizan la novedad y potencial aplicabilidad de la patente y, por otra parte, el elevado coste de registro apunta a que la empresa patentadora está ha-ciendo una apuesta fuerte por la viabilidad comercial del producto.

Nosotros utilizamos un indicador habitual derivado de las cifras de patentes triádicas que elabora la OCDE, la tasa de familias por millón de habitantes, calculado para el periodo 2000-2005 (los últimos datos disponibles cuando se redactó este trabajo). Obviamente, podría achacársele a este indicador que refleja casi exclusivamente la innovación industrial, y la protagonizada, sobre todo, por las grandes empresas. Sin embargo, los estudios sobre innovación casi siempre se refieren a la que ema-na de la industria, en bueema-na medida porque los indicadores sobre el sector servi-cios están menos aquilatados. Por otra parte, sospechamos que la innovación en los sectores de servicios, aunque no en todos, está muy vinculada a la innovación en el sector industrial, pues una parte sustantiva del sector, la de los servicios a las empresas, ha de responder a las necesidades de la industria. Si ésta es más innovadora, ese subsector de servicios lo será, y lo será menos si la industria no lo es tanto. En cualquier caso, al final de este trabajo comprobaremos cómo el análisis apenas habría variado de haber utilizado indicadores distintos de la tasa de patentes, tales como el gasto en I+D, los artículos científicos o algún indicador de la innovación en servicios.

Las variables culturales que ponemos en relación con ese indicador proceden en su mayoría de encuestas internacionales, de las que se puede obtener información suficientemente representativa para los jóvenes de 15 a 29 años. Téngase en cuen-ta que esas variables no tienen por qué ser indicadores robustos de las paucuen-tas culturales de los jóvenes españoles y europeos, aunque hemos procurado que reflejen los patrones culturales a priori más relevantes teóricamente en términos de la capacidad de innovación. De hecho, como el lector observará, algunos de ellos presentan relaciones con la tasa de patentes triádicas que son débiles, inexistentes

(24)

23 o, incluso, contrarias a lo previsto. Que lo sean no invalida su uso en nuestra na-rrativa, sino justamente lo contrario, pues ello contribuye a refinar nuestras hipóte-sis, exigiéndonos una interpretación más matizada, y, a veces, compleja. En cual-quier caso, conviene que el lector mantenga la visión del conjunto y de sus partes principales en la lectura de la narrativa ligada a los indicadores individuales. Manejamos, sobre todo, información de la Encuesta Social Europea en sus tres

primeras rondas,3 si es posible promediando los datos de dos o tres rondas si las

preguntas correspondientes se repiten, pero también de varios Eurobarómetros, dedicados específicamente a la población joven o no, de la última ronda de la Encuesta Mundial de Valores y de una de las rondas de encuesta del International Social Survey Programme. En casi todos los casos presentaremos la asociación entre la variable cultural y el indicador de innovación como un gráfico de disper-sión, lo que permite observar de un vistazo en qué medida la relación es mínima-mente sólida o no, así como situar fácilmínima-mente a los jóvenes españoles entre los países analizados. Conviene «leer» esos gráficos con medida y sin imaginar que las rectas de regresión incluidas en ellos son la última palabra a la hora de mostrar la posible asociación entre las variables incluidas. De hecho, en alguna ocasión es más que evidente que el mejor ajuste a la nube de puntos no es una línea recta, sino una curva parabólica o de otro tipo. En ocasiones podrá observarse cómo los datos de algún país, España, por ejemplo, se separan claramente de la recta de regresión, sugiriendo alguna anomalía o alguna explicación complementaria para entender el lugar de ese país. En general, no damos demasiada importancia a esas distancias de la recta de regresión salvo que sean muy frecuentes, cohe-rentes (siempre con el mismo signo), amplias, y, sobre todo, se observen en los

gráficos que recogen las asociaciones más sustantivas.4

Asimismo, ofrecemos en esos gráficos el estadístico R2, que es el cuadrado del

Coeficiente de Correlación de Pearson (r), y que mide, con valores del 0 al 1, la

fuerza de la asociación entre dos variables.5 Hemos de tomarlo como un indicador

más de plausibilidad de los argumentos, sin esperar necesariamente los valores altos (próximos a 1) que se encuentran en los datos experimentales en algunas ciencias naturales.

La gran mayoría de los indicadores de los rasgos culturales de los jóvenes están medidos en tiempos recientes, el último lustro o la última década, por lo que pare-cería extraño ponerlos en relación con una tasa de patentes también medida en la última década. Sin embargo, no lo es. Por una parte, la riqueza de indicadores culturales comparativos necesaria para un análisis como el nuestro es casi imposi-ble de encontrar antes de los años noventa. Por otra, estamos utilizando esos indi-cadores como aproximación no sólo de la cultura actual de los jóvenes sino

tam-3 De la cuarta se han publicado resultados de bastantes países, no todos, justo mientras redactábamos

este trabajo, por lo que no hemos podido integrar esos datos en el análisis, salvo en un par de anotaciones menores.

4 Quizá ocurre algo así con el caso alemán. Volveremos sobre este asunto en las conclusiones.

5 Hablaremos de asociaciones estadísticamente significativas cuando el nivel de significación del

(25)

bién de pautas culturales relativamente permanentes en el tiempo. Suponemos que, si se hubieran podido medir esas variables treinta o cuarenta años atrás, la posición relativa de los países analizados no habría sido muy distinta de la que se obtiene en la actualidad. En el texto, de hecho, presentamos algunas observaciones relativas a la posible duración secular de uno de esos indicadores (la tasa de emancipación del hogar paterno) que corroboran estos supuestos. Asimismo, para algunas variables de especial interés aportamos evidencia diacrónica correspondiente a España que también apunta en la línea de una permanencia de pautas culturales de relieve. Ofrecemos esta evidencia diacrónica tanto para la población adulta en general como para los jóvenes de 15 a 29 años (o el grupo de edad más próximo con da-tos disponibles). Buena parte de esa evidencia procede de encuestas españolas del Centro de Investigaciones Sociológicas, aunque también de otros organismos. En el anexo se explica con más detalle la elaboración de las variables utilizadas en el estudio, así como las fuentes de las que proceden. En ese anexo encontrará el lector la fuente de cada gráfico y cada cuadro del texto. Por último, para una mejor interpretación de los resultados utilizamos las sugerencias obtenidas en va-rios grupos de discusión.

En el último capítulo resumimos nuestros hallazgos tanto en lo relativo a la fuerza o la debilidad, y el carácter positivo o negativo, de las correlaciones, y la articula-ción de unas con otras, como, muy en particular, a lo que de ello se deduce para situar en el conjunto y caracterizar específicamente el caso de la juventud espa-ñola. Para ello hacemos uso, en particular, de la técnica estadística del análisis factorial, que nos permite sugerir que existe un único factor cultural principal que sintetiza la mayor parte de la variedad estudiada. De este modo, reafirmamos el aspecto holístico de nuestra argumentación, que no deja, por ello, de sustentarse necesariamente en análisis detallados.

A ello se añaden unas consideraciones sobre algunas de las implicaciones que todo ello puede tener con vistas a futuros estudios y, en particular, a posibles actuaciones prácticas.

(26)

25

1.5. Adelanto de los hallazgos

principales

Al lector impaciente o con poco tiempo quizá le venga bien, aquí, una síntesis de los resultados principales de nuestra investigación, pero habrá de entenderla como una incitación a la lectura tranquila de una narrativa en que cuenta la pers-pectiva holística, pero también, y mucho, la atención a los detalles.

Primero, se observan relaciones positivas y sustantivas entre la capacidad de in-novación y varios indicadores de la virtud de la prudencia, tales como los resulta-dos en los tests internacionales de Matemáticas, el esfuerzo en el estudio, la lectura de libros y el menor consumo de televisión, y, especialmente, con la prác-tica habitual de determinadas actividades artísprác-ticas. Segundo, también se observa esa relación entre la innovación y varios de los indicadores más claros de las vir-tudes de carácter (fortaleza y templanza), como son la emancipación más tempra-na del hogar familiar, la menor aversión al riesgo, y un conjunto de actitudes que apuntan a una mayor confianza de los jóvenes en sí mismos y a su ecuanimidad en el trato con los demás. Tercero, se observa algo similar en lo tocante a los in-dicadores, por así decirlo, de la virtud de la justicia, pues la innovación se asocia positivamente con la actitud de confianza genérica en los demás, con un mayor nivel de asociacionismo, y con la menor alienación política o distancia del poder político. Por último, la capacidad de innovación correlaciona positivamente con indicadores de mayor amplitud del horizonte vital, como la menor fuerza de la identidad local o el mayor contacto con el exterior (por ejemplo, conocimiento de idiomas, viajes o estancias) a escala individual, o el mayor interés por la política (ergo, conciencia cívica) a escala colectiva. Esos cuatro hallazgos sugieren un entramado de rasgos culturales conectados entre sí.

(27)
(28)

27

2

Valores y virtudes

de la inteligencia

(29)
(30)

29 Como ya hemos explicado en la introducción, nuestro interés se centra en los valores de la sociedad no en tanto que valores meramente declarados, sino en tanto que valores que han podido convertirse, en un grado u otro, en conducta habitual, y expresarse, por tanto, en hábitos, capacidades y disposiciones que, si son acordes con esos valores, constituyen lo que la filosofía tradicional y la tradi-ción del sentido común suelen llamar virtudes.

Comenzamos por reunir una serie de observaciones sobre la virtud de la inteli-gencia, que recibe a veces el nombre de prudencia, entendida en un sentido amplio. El cultivo de esa virtud desarrolla capacidades genéricas como las del razonamiento abstracto, el juicio para seleccionar los problemas relevantes, la capacidad para la observación y la atención a los detalles, y la perseverancia en la búsqueda de la verdad, así como en la obtención de los conocimientos espe-cíficos necesarios.

Con ello, nos vamos a referir aquí a hábitos, capacidades y disposiciones relacio-nados con el orden o la coherencia mental, el esfuerzo en el estudio, y algunas características de los saberes adquiridos de los jóvenes españoles. Siguiendo las indicaciones apuntadas antes sobre nuestro método, vamos a poner en relación tales indicadores culturales con un indicador de la capacidad de innovación del país. Situamos esa relación entre la cultura de los jóvenes españoles y la ciencia, la tecnología y la innovación, en el contexto europeo, comparando sistemática-mente los datos españoles con los de otros países; y tratamos, por tanto, a Eu-ropa como el marco de referencia de España.

(31)

2.1. Indicadores educativos:

orden mental, esfuerzo, y contenidos

educativos

2.1.1. Las Matemáticas y los resultados en las pruebas

PISA

Una de las herramientas más utilizadas para medir algunas de esas capacidades

cognitivas en la actualidad son los estudios del Programme for International

Stu-dent Assessment (PISA) de la OCDE, basados en unos tests aplicados a estu-diantes de 15 años y realizados en una multitud de países, pertenecientes o no a dicha organización. Hasta ahora se han llevado a cabo tres rondas de dichos tests, las de los años 2000, 2003 y 2006, cada una centrada en medir exhausti-vamente un tipo de habilidades, las relativas a la lectura en el año 2000, las ma-temáticas en el 2003 y las científicas en el 2006.

Gráfico 2.1.

Patentes triádicas por millón de habitantes (2000-05)

80,0 Sue

Ale

Lux

Fin

Bél Din Aus

R. U.

Irl

Esp Por Gre

Ita

R2 lineal = 0,488

P. B.

60,0

20,0 40,0

0,0

450,00 475,00 500,00 525,00 550,00

Puntuación en el test de Matemáticas de PISA 2006

Podríamos utilizar, por tanto, nueve indicadores (3 rondas por 3 tipos de habilida-des) para situar a España y explorar la relación de las capacidades cognitivas así medidas con los niveles de innovación. En general, con cualquiera de esos

(32)

31

riodo 2000-05. Preferimos mostrarla con los resultados en el test de Matemáticas

en 2006. Elegimos las Matemáticas porque es uno de los saberes en los que la

impronta de la escuela es mayor (lo es bastante menos en Lectura, en la que los hábitos y la aportación familiares es más notable) y porque representan un saber formal que han de dominar suficientemente científicos e ingenieros,

independien-temente de sus especialidades.6

Como se comprueba en el gráfico 2.1, a medida que aumenta la puntuación media en el test de Matemáticas de PISA 2006, se incrementa la tasa de patentes

triádi-cas, y la relación entre ambas variables es notable (R2=0,49). Ello apunta a que,

efectivamente, los distintos grados de innovación van asociados a distintos grados de capacidades cognitivas, en este caso, en el ámbito de las Matemáticas.

Al situar, grosso modo, a España, según estas capacidades intelectuales, en Europa, vemos que aquélla ocuparía un nivel relativamente bajo en la clasifica-ción de los países de la Unión Europea de los 15 (UE15). Esto les ocurre tam-bién a otros países euromediterráneos. En todo caso, la distancia del caso es-pañol respecto de la recta de regresión sugiere que, incluso con un nivel relati-vamente bajo en el test de Matemáticas, cabría esperar para España un nivel de innovación superior.

2.1.2. El tiempo de estudio

Aunque la correlación entre los resultados de los tests de Matemáticas, relativa-mente inferiores en España a los de otros países, y el indicador de innovación es interesante, conviene situarla en su contexto. Es sólo una primera indicación a la que añadir otras muchas para poder hacernos una composición de lugar. Los dos indicadores que vienen a continuación se refieren al esfuerzo de los jóvenes espa-ñoles en el estudio: al tiempo que dedican al estudio, y a su tasa de abandono de los estudios.

La Encuesta Social Europea, en su segunda ronda, nos informa sobre el número

de horas semanales que dedican al estudio los jóvenes que están estudiando. Podemos entenderla como indicio del esfuerzo individual, pero también del nivel de exigencia requerido por el sistema educativo. En este segundo sentido, si nos centramos en los estudiantes post-secundarios, que son en su mayoría universi-tarios, sería un indicio de la seriedad de la experiencia universitaria, y de la auten-ticidad de la oferta universitaria: en general, cuantas más horas de estudio, mayor seriedad y autenticidad, y menor entendimiento de la universidad como lugar de espera antes de incorporarse al mercado de trabajo. Alternativamente, el mayor número de horas de estudio podría reflejar que los estudiantes cursan en mayor proporción carreras más exigentes, por ejemplo, ingenierías.

6 Habríamos preferido la ronda de 2003, pues se centró, precisamente, en las Matemáticas, pero no

habríamos contado con datos para el Reino Unido. En todo caso, los resultados de 2003 y de 2006

(33)

Gráfico 2.2.

Patentes triádicas por millón de habitantes (2000-05)

Horas de estudio semanales, nivel 2 (ESE2)

80,0 Sue

P. B.

Ale

Aus

Fin

Bél

Din

R. U.

Irl

Esp

Por Gre Ita

R2 lineal = 0,219 60,0

20,0 40,0

0,0

30,00 35,00 40,00

El gráfico 2.2 relaciona la media de horas semanales de estudio en el nivel

postsecundario con la tasa de patentes.7 Como se observa en él, cuantas más

horas de estudio semanales, mayor es la tasa de patentes. La asociación no parece muy fuerte, aunque se ve distorsionada por el caso holandés, que pre-senta una media de horas relativamente baja y una tasa de innovación alta. Es bastante fácil explicar por qué este caso se aparta tanto de la recta de regre-sión: los universitarios holandeses son los que más compatibilizan sus estudios

con el trabajo remunerado,8 probablemente por las mayores facilidades para la

contratación a tiempo parcial, que convierten el caso holandés en único en Europa. Así, es lógico que tengan menos tiempo para estudiar. Si excluimos el

caso holandés de la regresión, el ajuste es mucho mejor, pasando la R2 de 0,22

a 0,40.

Los estudiantes postsecundarios españoles se sitúan en niveles muy bajos en esta clasificación, sólo por delante de los italianos. Lo cual no dice mucho del esfuerzo de los estudiantes españoles o de la exigencia que les plantean los es-tudios universitarios.

7 En el gráfico no aparecen los datos de Luxemburgo, pues hemos excluido los países con un número

de casos inferior a 50. Tampoco incluye los de Francia, pues, al parecer, no se planteó esta pregunta en el cuestionario francés.

8 Según la Encuesta Social Europea, en su ronda segunda, alrededor de un tercio de los estudiantes

(34)

33

2.1.3. Niveles de fracaso escolar, o abandono

temprano

Un indicador interesante de lo que puede ser una mezcla de esfuerzo y de capa-cidad intelectual genérica, y que permite hacer fácilmente comparaciones interna-cionales, al menos entre países europeos, es el llamado fracaso escolar. En ge-neral, se entiende que un joven ha fracasado escolarmente si no ha cubierto con

éxito la enseñanza obligatoria en su país, lo que hoy supone en muchos países no

haber obtenido un título de secundaria inferior; en España, se trataría de no haber

obtenido el título de Graduado en Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Si no se sobrepasa ese nivel, o si apenas se sobrepasa, sin proseguir con una forma-ción secundaria de nivel superior o con una formaforma-ción universitaria, es mucho más difícil, sobre todo, adquirir los conocimientos especializados necesarios en una economía innovadora. En la práctica, también es más difícil consolidar las capacidades más genéricas, pues, con ese nivel mínimo de estudios, lo habitual es optar por empleos poco estimulantes desde el punto de vista del desarrollo de esas capacidades.

Eurostat ha elaborado un indicador que permite comparar, grosso modo, los nive-les de fracaso escolar de los países miembros de la Unión Europea. En inglés lo

denominan «early school leavers», es decir, los que abandonan la escuela

no, y en castellano solemos referirnos al indicador como de «abandono tempra-no». Mide el porcentaje que representan los jóvenes de 18 a 24 años que cuen-tan, como mucho, con una titulación del primer nivel de educación secundaria (lo que en España sería la ESO) y no siguen estudiando.

(35)

Gráfico 2.3.

Patentes triádicas por millón de habitantes (2000-05)

Porcentaje de la población de 18-24 años con un máximo de educación secundaria inferior y no participa en educación o formación

(media no ponderada 2000-2005)

80,0 Sue

Ale

Lux Fin

Bél Fra Din Aus

R. U.

Irl

Esp

Por Gre

Ita

R2 lineal = 0,416

P. B.

60,0

20,0 40,0

0,0

10,00 20,00 30,00 40,00

Aunque no esté clara la relación lineal entre el abandono temprano y la tasa de patentes, los datos sí sugieren que las tasas altas de abandono temprano no fa-vorecen precisamente la innovación.

(36)

35 Gráfico 2.4.

45 40 35 30 25

20 15

10 5 0

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007

% de los jóvenes de 18 a 24 años que, como máximo,

tienen educación secundaria inferior y no están estudiando

Abandono escolar temprano en España, Italia y la UE15 (1992-2007)

España Italia UE15

2.1.4. Formación científica y técnica, a varios

niveles

Una economía innovadora necesita contar con un masa crítica de individuos con capacidades intelectuales, de orden mental y de disposición al esfuerzo, que, a su vez, les permitan completar los estudios necesarios para el desarrollo de la inno-vación. Por una parte, de esa masa crítica surgirán los científicos y los técnicos (ingenieros) protagonistas de la investigación básica, la aplicada y el desarrollo tecnológico. Por ello, conviene considerar cuál sea la importancia relativa de quie-nes, entre los universitarios, consiguen esos títulos de ingenieros y científicos. Pero, por otra parte, recordemos que se trata de que haya no sólo un núcleo de protagonistas creadores, que inician nuevos caminos, sino también un entorno de técnicos de apoyo y de «adaptadores» de aquellas innovaciones. Son importantes unos y otros; y, curiosamente, al analizar la relación entre los indicadores de inno-vación y los tipos, y los niveles, de los estudios de los jóvenes, llama la atención que la correlación sea más fuerte en el caso de los titulados de formación profe-sional que en el de los titulados de Ciencias e Ingeniería. Ciertamente ello no de-bería llevar a una minusvaloración de los segundos, pero sí sugiere la convenien-cia de una revalorización de los primeros.

(37)

También incluye a los «adaptadores», esto es, los capaces de estar al tanto de los descubrimientos a los que otros llegan, de asimilarlos, de repensarlos para su pro-pia empresa o su propro-pia línea de investigación teórica o aplicada, de extraer conse-cuencias prácticas o teóricas en las que los investigadores originales no pensaron, etcétera. De hecho, en los estudios sobre innovación cada vez se resalta más la necesidad de contar con un número suficiente de esos científicos o técnicos «adap-tadores» trabajando en las empresas industriales (o de servicios), una de cuyas la-bores principales es la de estar al día de los avances científicos en su campo, bien mediante la lectura de las revistas científicas o profesionales del sector, bien me-diante la participación en congresos, conferencias o eventos similares.

Obviamente, tanto el núcleo como el entorno de los innovadores deben tener conocimientos específicos, avalados por los títulos correspondientes. En general, los indicadores sobre los contenidos de los estudios apuntan, por una parte, a que España (y ello se aplica a otros países euromediterráneos) no cuenta todavía con la masa crítica de individuos necesaria para convertirse en un país con niveles altos, o medios, de innovación; y, por otra parte, a que la evolución de los últimos lustros, a este respecto, no es muy positiva.

2.1.5. Titulados en Ciencias y títulados en Ingeniería

Uno de los indicadores más utilizados para estimar la capacidad de innovación de los distintos países es la producción de titulados superiores en las áreas conside-radas más relevantes para aquélla, esto es, en las distintas especialidades cientí-ficas y técnicas (ingenierías). Como hemos dicho más arriba, una parte de esos titulados estarían, por así decirlo, en el cogollo del sistema de innovación, como investigadores en centros públicos o en empresas. Convendría, pues, una sufi-ciente producción de estos titulados para situarse en niveles superiores en la liga de la innovación. China, por ejemplo, lleva varios lustros diseñando e impulsando financieramente un sistema universitario que produce ingenieros en enormes can-tidades, operando según la premisa anterior.

Probablemente sea cierto ese argumento, aunque la ilustración empírica que aquí ensayamos no es del todo clara. Como indicador de la producción de graduados

en esas áreas hemos adoptado el porcentaje que representan los titulados en

carreras de ciencias y en carreras técnicas (ingenierías) en 2006 sobre la

pobla-ción de 25 a 29 años, un segmento de edad en el que cabe esperar que los es-tudiantes hayan completado sus estudios. Se trata de una tasa bruta.

(38)

37 Gráfico 2.5.

Patentes triádicas por millón de habitantes (2000-05)

80,0 Sue

Ale

Fin

Bél

Fra Din

Aus

R. U.

Irl

Esp

Por Gre Ita

R2 lineal = 6,15E-4

P. B.

60,0

20,0 40,0

0,0

2,00 4,00 6,00 8,00 10,00

Titulados en Ciencias en porcentaje de la población de 25 a 29 años (2006)

Sin embargo, si consideramos la tasa de titulados en Ingenierías (gráfico 2.6), la

relación sí es positiva y estadísticamente significativa, pero bastante débil (R2=0,17).

(39)

Gráfico 2.6.

Patentes triádicas por millón de habitantes (2000-05)

Titulados en Ingeniería en porcentaje de la población de 25 a 29 años (2006)

80,0 Sue

Ale

Fin

Bél

Fra Din Aus

R. U.

Esp Por Gre

Ita

R2 lineal = 0,168

P. B.

60,0

20,0 40,0

0,0

2,50 5,00 7,50 10,00 12,50

Irl

Quizá la tasa de titulación así calculada mida mal lo que queremos medir, por ejemplo, porque se refiera a un momento del tiempo muy cercano, de manera que, para algunos países, esa tasa refleje esfuerzos recientes que todavía no han dado su último fruto (y para otros estancamientos o caídas que, de nuevo, tam-poco han producido sus efectos). O quizá importe la producción de esos diversos especialistas (científicos o técnicos), pero influyan tanto más otros factores, como, por mencionar uno, los sectores en que está especializado el tejido productivo local, cada uno de ellos con un potencial de innovación tecnológica distinto. España, en todo caso, presenta una tasa de titulados en Ciencias muy baja (infe-rior al 3%) y media baja en Ingeniería (escasamente en el 4%), en línea con una producción de titulados en cualquier rama relativamente baja en comparación con otros países de la UE15.

2.1.6. Orientación profesional o académica

de la educación secundaria superior

(40)

39 investigar las cualificaciones de los trabajadores de apoyo y, de manera no menos importante, de los trabajadores cualificados que habrán de utilizar las nuevas téc-nicas y procedimientos, y fabricar los nuevos productos. No necesariamente las usarán de una manera mecánica, sino que, dependiendo de las tradiciones loca-les y del modo de organizar las empresas, esa utilización puede producir informa-ción o conocimientos que reviertan positivamente en la innovainforma-ción empresarial. En cualquier caso, se trata de trabajadores que conocen bien su trabajo, y están formados para conocerlo no sólo de una manera práctica (no basta con un apren-dizaje en el trabajo, imitando a los trabajadores veteranos), sino de un modo más formal.

Una aproximación gruesa al potencial de cualificación de esos segundos niveles nos la ofrece la orientación más académica o más profesional de la enseñanza secundaria de nivel superior, representada en España por los niveles del Bachille-rato y los Ciclos Formativos de Grado Medio. Una economía más innovadora es, por regla general, una economía con un peso relativamente elevado de la industria (las empresas industriales son más innovadoras que, por ejemplo, las de servicios, tal como suele medirse la innovación). Y lo será más en la medida que cuente con sectores industriales de alta o media alta tecnología (Pérez-Díaz y Rodríguez 2005: 80-81). Los segundos niveles en la industria, y en esas industrias más innovado-ras, han estado poblados tradicionalmente por titulados en formación profesional. Es posible, por eso, que una orientación más profesional de la educación secun-daria superior sea más afín con un tejido productivo más industrializado y más innovador. Esa orientación vendrá dada, en parte, por el diseño institucional, que guíe las preferencias de los estudiantes en un sentido u otro, pero también por esas mismas preferencias, que pueden dar al traste con las buenas intenciones de guía y dirección del mejor diseño institucional–sobre todo si sus incentivos no se aplican sistemática y coherentemente a lo largo de la carrera escolar de los

estudiantes.9

Las estadísticas de Eurostat nos permiten calcular el porcentaje de titulados en

formación profesional sobre el total de titulados en secundaria superior. Si

toma-mos la media ponderada de los años 2000-2004,10 podemos comprobar que la

asociación con la tasa de patentes es relativamente clara (gráfico 2.7).

9 El sistema educativo alemán es, justamente, el caso de esa aplicación sistemática y coherente. Y, sin

embargo, en los últimos lustros las preferencias de los estudiantes están alejándose progresivamente del camino previsto por el diseño institucional (Pérez-Díaz y Rodríguez 2002: 51-54).

10 De los años con datos en ese periodo. Para los países en los que se produce una discontinuidad en

(41)

Gráfico 2.7.

Patentes triádicas por millón de habitantes (2000-05)

Porcentaje de titulados en FP sobre el total de titulados en secundaria superior (2000-04)

80,0 Sue

Ale

Fin

Bél Fra Din

Aus Lux

Esp

Por Gre

Ita

R2 lineal = 0,476

P. B.

60,0

20,0 40,0

0,0

0,00 20,00 40,00 60,00 80,00

El gráfico sugiere que, a medida que aumenta ese porcentaje, es decir, a medida que aumenta la orientación profesional de la educación secundaria superior, au-menta la tasa de patentes. También cabe interpretarlo pensando en dos grupos de países diferenciados. Uno estaría formado por Portugal, Italia, Grecia y España, y se caracterizaría por niveles bajos de formación profesional y por niveles bajos de in-novación. El resto de los países de la UE15 contemplados en el gráfico presentarían niveles altos o medio altos de formación profesional y de innovación, pero en este último grupo no parece que se cumpla la relación positiva entre ambas variables.

(42)

41 Gráfico 2.8. España (1991-2007). Titulados en bachillerato o formación profesional de grado medio

(valores absolutos y porcentaje)

250.000

200.000

150.000

100.000

50.000

0

1990-911991-921992-931993-941994-951995-961996-971997-981998-991999-002000-012001-022002-032003-042004-052005-062006-07

20 40

35

30

25

15

10

5

0

Por

centaje

COU o Bachillerato FPI o CFGM % en FP

Los datos españoles, con uno de los porcentajes de titulados en formación pro-fesional más bajos, apuntan a que el sistema educativo o las predisposiciones de los estudiantes pueden presentar una limitación notable al desarrollo de las em-presas y sectores más innovadores, y/o de los segundos niveles de la mano de obra a los que hemos aludido más arriba. Es difícil de establecer la tendencia de la última década y media, pues ese periodo incluye un cambio de legislación que afecta notablemente a las cifras de titulados en las ramas generalista y profesional de la secundaria superior. Los datos de las estadísticas del Ministerio de Educa-ción correspondientes al inicio de la década de los noventa y los más recientes sugieren que el porcentaje de titulados en formación profesional en el nivel de secundaria superior ha descendido desde un 35% hasta un 27%, estabilizándose

en esta cota inferior (gráfico 2.8).11 ¿Supone ese nuevo nivel una menor

disposi-ción de los estudiantes a transitar por la vía profesional o es sólo resultado de un cambio en las leyes educativas?

Por otra parte, hay que recordar que la formación profesional en España está, desde hace bastante tiempo, muy orientada al sector servicios, especialmente a la formación administrativa y sanitaria (auxiliar de enfermería, por ejemplo). En la

actualidad rondan el 20/25% los titulados en ramas industriales,12 las más

ade-cuadas, en principio, para suplir de personal cualificado de apoyo a las empresas industriales, principales sedes de la innovación empresarial.

11 Los datos recogidos por Eurostat no coinciden con los anteriores y no están disponibles para

comienzos de los noventa.

12 Incluyendo los ciclos formativos relacionados directamente con la industria o los servicios muy ligados

(43)

2.2. Formas contrastadas de

actividad y consumo cultural:

lectura de libros y audiencia

de televisión

Pero los indicadores culturales no pueden reducirse a los propios del sistema escolar. La vida cultural depende también de actividades y consumos tan diversos como la lectura de libros y el consumo de televisión, así como las actividades artísticas o las visitas a museos u otras conductas similares.

2.2.1. La lectura de libros

En principio, que en un país sea relativamente alta la proporción de lectores (o lectores frecuentes) de libros debería influir positivamente en su sistema de inno-vación. Cabe esperar que la lectura de libros facilite el hábito de la concentración de la atención durante un tiempo relativamente largo, y, con ello, dé un margen para cultivar la reflexión y la imaginación. No en vano una parte importante de las innovaciones técnicas en las empresas y de los descubrimientos científicos ca asimilar escritos teóricos o prácticos escritos por otros. La lectura suele impli-car una asimilación reflexiva de la obra escrita.

(44)

43 Gráfico 2.9.

Leyó libros más de 5 veces en el último año (EB67.1 2007)

80,00

60,00

40,00

20,00

20,00 30,00 40,00 50,00 60,00 70,00 80,00 0,00

Patentes tridiáticas por millón de habitantes (2000-05)

Sue Ale

Fin

Bél

Fra Din

Aus Lux

Esp

Por Gre

Ita Irl

R. U.

R2 lineal = 0,285

P. B.

El indicador comparado de lectura de libros que hemos podido construir es un

tanto grueso. Recoge el porcentaje de jóvenes que ha leído libros más de cinco

veces en el último año, a partir del Eurobarómetro 67.1 de 2007. En cualquier caso, se comprueba una relación positiva entre la lectura de libros y la tasa de patentes (gráfico 2.9), que sería más clara sin el caso desviado de Dinamarca, ya

que R2 pasaría de 0,28 a 0,48.

(45)

2.2.2. El consumo de televisión

Si los jóvenes españoles leen pocos libros, en términos comparativos, quizá es por-que dedican su tiempo libre a otros entretenimientos. Ver televisión es uno de ellos. En principio, ver mucha televisión podría tener dos efectos indirectos en la capaci-dad de innovación de los individuos. Por una parte, ver mucha televisión supone dedicar menos tiempo a otras actividades que pueden ser más estimulantes intelec-tualmente, como la lectura de libros o ciertas actividades prácticas, manuales, pero que pueden conllevar dosis de aprendizaje y creatividad altas. Por otra, ver mucha televisión implica desarrollar hábitos de entretenimiento pasivo, y no activo o creati-vo. Por ambas razones, cabe pensar que niveles altos de consumo televisivo en un país difícilmente facilitarán el desarrollo de una masa crítica de individuos creativos e innovadores. En principio, elegir bien un programa de televisión podría suponer, tam-bién, un esfuerzo de la voluntad y de la atención para resistir la tentación de buscar lo que simplemente entretiene, y no lo que instruye; pero lo que se sabe de los con-sumos televisivos es que, de hecho, los tiempos dedicados a programas de instruc-ción o reflexión tienden a ser ínfimos en relainstruc-ción con los de entretenimiento.

Gráfico 2.10.

Tiempo normalmente dedicado a ver la televisión en un día laborable: más de dos horas (ESE12y3)

80,00

60,00

40,00

20,00

30,00 35,00 40,00 50,00 60,00 55,00 60,00 0,00

Patentes tridiáticas por millón de habitantes (2000-05)

R2 lineal = 0,292

R. U. Sue

P. B. Ale

Fra Bél

Fin

Din Lux

Esp

Gre Por

Irl Aus

Ita

En el gráfico 2.10 se muestra la relación entre el porcentaje de jóvenes que dedi-ca más de dos horas a ver la televisión en días laborables y la tasa de patentes.

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