• No se han encontrado resultados

El Self (sí mismo) y el mundo objetal (OCR)

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2021

Share "El Self (sí mismo) y el mundo objetal (OCR)"

Copied!
261
0
0

Texto completo

(1)

~

• . • .1

...

.

-1

"

.

(2)
(3)

EDITH JACOBSON, 1\1. D.

,

EL SELF (SI MI_SMO)

Y EL

MUNDO OBJET AL

'fl

TRADUCIDO POR LOS DOCTORES

LÁZARO KRAKOV y HÉCTOR ALBERTO KRAKOV

EDITÚRIAL

(3

BETA

Tacuarí 237 BUENOS AIRES

(4)

Título de fo ed1:cwn original

THE SELF AND THE OBJET WORLD

lntemational Universities Press, /ne. New York, N. Y.

Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723

© 1969 by EDITORIAL BETA, s.R.L. - Tacuarí 237, 6í' P. - Buenos Aires IMPRESO EN LA ARGENTINA

(5)

Contenido

PRÓLOGO • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • . • • • • 7 NOTA DE LA AUTORA • • • • • • • • • • . . . • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • 9 INTRODUCCIÓN •• ·• • • • • • . . • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • 11 ~ l. 2. 3. 4. 5. PRIMERA p ARTE

Etapas infantil, temprana, preedípica y edípica

Narcisismo, masoquismo y los conceptos del self y repre-sentaciones del self . . . 17 Reseña de la reciente literatura sobre el problema de iden-tidad . . . 37

Las fusiones entre el self y las imágenes objetales y los tipos primarios de identificaciones • . . . • . . 47

El descubrimiento del niño, de su identidad y su avance hacia relaciones objetales e identificaciones selectivas . . . • 63

El encuentro del niño, de su identidad sexual y la construc·

ción de su . yo • • • • • • • • . • • • . . . • • . . . • • . . • . . . • • • . . • 83

SECUNDA p ARTE .:"'h·

Formación del su~ryó y el ~riodo

de /,ate;n.cia

6. Estadios preliminares en el desarrollo del superyó 101 7. La idealización de los objetos de amor, la formación del

(6)

'.·

CONTENIDO

8. Organización e integración de los diferentes componentes del superyó en un sistema funcional con :Jlidado . . . 131 9. Etapas del desarrollo del niño en el período de latencia y

la relación entre los conflictos de culpa, vergüenza e "in-ferioridad" . . . 147

TERCERA PARTE

La pubertad y el período de la adolescencia

10. Cambios puberales y su influencia sobre la experiencia de identidad y las relaciones con el sexo opuesto . . . 169

ll. Los conflictos instintuales y emocionales del adolescente y

el remodelamiento y crecimiento de sus estructuras psí-quicas ... : . . . 181 12. La influencia de la solución normal y anormal del

con-flicto adolescente sobre la formación de la identidad post-adolescente y el posterior desarrollo de la personalidad 205

BIBLIOGRAFÍA . . . • . . . • . . . • . . . • . . . ÍNDICE DE AUTORES ÍNDICE ANALÍTICO 227 237 :239

(7)

Prólogo

El ]oumal of the American Psycoanalytic Association es

muy afortunado al auspiciar la publicación de esta monogra~

fía, la segunda de sus Series Monográficas.

Los estudios que la doctora J acobson realizó sobre la de-presión psicótica necesitaron un exámen cuidadoso de las relaciones del niño con el objeto de amor primario, e inevita· blemente la llevaron al estudio de lós estadios más tempranos del desarrollo psíquico. Todo esto culminó en un artículo sumamente interesante publicado en 1964 con el título de¿ ..

El sel/ y el mundo obietal. Muchas de las ideas que figuraban

en esa publicación fueron luego ampliadas y elaboradas en

trabajos subsiguientes; por lo tanto esta monografía es a la

vez un resumen y una ampliación de esas contribuciones. Sin

embargo, no es solamente una versión más amplia de El sel/

y el mundo objetal, ni tampoco se limita a los temas de su ci título. · Por su amplitud temática ofrece un marco sistemático ele referencia para tina psicología genética psicoanalítica que comprenda los tempranos estadios del desarrollo psíquico, la-tencia, adolescencia y adultez. Las espléndidas consideracio-nes que ella hace sobre la fase adolescente del desarrollo, como también la del papel que desempeñan el yo y el superyó en

el sentimiento de culpa y vergüenza, son importantes

contribu-ciones para el entendimiento de estos complicados problemas. Las disquisiciones de la doctora Jacobson sobre las metas del yo, el ideal del yo, de los precursores del superyó, y de los factores que eventualmente llevan a la formación de esta

(8)

/

PRóLOGO

estructura psíquica, exclusiva del hombre, son sumamente es-clarecedoras. De esta manera, enfatiza la influencia que la maduración del yo tiene sobre el desarrollo del superyó, lla-mando la atención sobre el interjuego recíproco de las fuerzas intervinientes en la formación de estructuras psíquicas particu-lares. La autora tiene muy en cuenta esta interacción así como los aspectos multidimensionales y la continuidad genética de la vida psíquica. Demuestra, repetidamente, que ningún hecho deja de ser influenciado por otro durante el desarrollo de la vida psíquica, y que todos ellos deben ser integrados.

De este modo no cae en el error tan común de exagerar la

importancia de un solo aspecto particular del desarrollo. Cuando discute los diferentes períodos del desarrollo psico-sexual, la autora examina, revé y amplía muchos de los temas

polémicos tales como los conceptos de identidad, oralidad

infantil y narcisismo. Las diferencias entre yo, self y repre-sentaciones del self son explicadas con especial claridad. Los conceptos de energía de impulso indiferenciada, el yo-ello

indiferenciado y su emergencia gradual en una estructura

psí-quica funcionante, están incorporados en un esquema concep-tual que ilumina nuestro entendimiento de varios de los oscuros fenómenos clínicos. Las numerosas formulaciones teóricas es-tán firmemente enraizadas en una rica experiencia clínica. En desacuerdo con otros investigadores de este campo ofrece otros puntos de vista. Los que hemos tenido la fortuna de leer el manuscrito, fuimos impresionados por la riqueza de ideas de esta monografía, que creemos será releída y estudiada con frecuencia, para poder apreciar en forma total su contenido.

(9)

Nota de la autora

Quisiera expresar mi más caluroso agradecimiento al doc·

tor

J

ohn Frosch, y a la Editorial Board por impulsarme a

escribir este libro. Le estoy especialmente agradecida al doc·

tor Max Schur por su estudio de este volumen y por la valio·

sísima discusión que del mismo hicimos. También quisiera extender mi sincero agradecimiento al doctor Nathaniel Ross y a la señora Lottie Newman por su inestimable asistencia editorial, y a las señoritas Paula Cross y Mona M. Karff por su incansable trabajo en la preparación del manuscrito.

(10)
(11)

Introducción

En años recientes, los psicoanalistas han prestado creciente atención al fascinante problema de la identidad. Por supuesto, una fructífera discusión de este problema presupone definir en forma precisa términos tales como self, yo, identidad e identidad del yo, indispensables para un acceso analítico pro-vechoso a este tema y muchos otros relacionados con el mismo. A pesar de que Hartman (1950) introdujo y definio.cuidado-samente los conceptos del yo, self y representaciones del self, no existe una definición psicoanalítica generalmente aceptada del concepto de identidad. En efecto, los autores que han explorado recientemente este tema les -dan un significado ..algo

diferente a estos términos y, en consecuencia, llegan a

conclu-siones al parecer distintas.1

En el contexto de varios estudios publicados durante la década pasada (1953b, 1954a, 1954b, 1959), he tratado

di-ferentes aspectos ·de la concienciación del self, identidad y

ciertos trastornos del sentimiento de identidad.

Al comparar mis ideas con las expresadas en recientes ar-tículos y libros sobre este tema, he descubierto las considerables

diferencias de opinión que me estimularon y motivaron a

am-pliar y .aeorganizar mi anterior publicación sobre El sel/ y el

1 De a~~erdo con

'mi

conocimiento, el término identidad ha sido introdu-cido en la literatura psicoanalítica por Víctor Tausk, en su brillante trabajo sobre "La Máquina de Influencia" 0919). En él examina de qué forma el' niño descubre los objetos y su &elf; asegura que el hombre, en su lucha por la suh,istencia debe, a través de su vida, reconocerse y reencontrarse constante· mente. (Pág. 22.)

(12)

INTRODUCCióN

mundo objeta! ( l 954a), en este volumen que lleva el mismo

título. En mi breve introducción al estudio original indiqué

lo que volveré a enfatizar aquí. El interés despertado por el

problema de la identidad se origina, probablemente, en el

ma-yor alcance que ha adquirido el psicoanálisis y en el creciente

número de pacientes borderline y psicóticos que llegan al psi-coanalista por ayuda. En estos pacientes podemos observar procesos de regresión que llevan a un grave deterioro de las

relaciones objetales y de las funciones del yo y superyó, con

una disolución de aquellas identificaciones esenciales, sobre

las que se basa la experienc~:.l de nuestra identidad versonal.

El tratamiento y la supervisión de tales casos y el análisis

de neurosis narcisísticas graves, me han convencido de que los problemas tratado.s en este volumen y el punto de vista desde el que los enfoco son muy importantes para el entendimiento teórico y clínico de estos pacientes. Ésta es la razón por la cual decidí hacer frecuentes referencias a la patología de las ps1cos1s.

Este volumen ofrece una revisión crítica de la reciente lite-ratura sobre identidad, y expone las influencias mutuas que ejercen entre su desarrollo, las vicisitudes de las relaciones

objetales e identificaciones y el establecimiento de los

siste-mas yo-superyó. Agrego, además, una discusión sobre la formación del superyó en el período infantil y del complejo proceso de desarrollo durante el período de la adolescencia, que tanta importancia tienen en la formación de la identidad y la regulación de la autoestima.

La necesidad de tratar esos aspectos del problema, que

me parecen de fundamental importancia para la hipótesis que aparece posteriormente en este volumen, me obligaron a dejar de lado muchos de los estudios teóricos y clínicos sobre el

desarrollo infantil y del adolescente, siendo éstos también

de importancia en los temas que trataremos. Por otro lado,

decidí mencionar las nuevas y tan discutidas teorías de

Bowl-by, no sólo por tocar de cerca los problemas que nos preocu-pri.n en este volumen, sino porque puntualizan e$pecialmente

(13)

INTRODUCCióN

los malos entendidos que son, en parte, provocndos por nues-tra dificultad para reestudiar y redefinir conceptos, tales como los de oralidad y narcisismo infantil; con los conocimientos que poseemos actualmente de los más tempranos estadios del desarrollo del yo.

Comprendo, por supuesto, que quizá no haya sido tan exitosa como hubiese deseado al querer integrar material nue-vo con un ensayo escrito hace diez años. Al releer mi primera

publicación me sorprendió. el notar cómo mi razonamiento y

mi interés han cambiado a través de estos años, en forma im-perceptible. Por eso, este volumen mue3tra incongruencias inevitables y una lamentable falta de uniformidad. A pesar de éstos y alg4n otro defecto, espero haber sido capaz de aclarar los puntos que creo son esenciales, y aportar de este modo una modesta contribución para el psicoanálisis de los

procesos normales del desarrollo durante la infancia y

ado-~

lescencia.

(14)
(15)

PRIMERA PARTE

ETAPAS INFANTIL, TEMPRANA,

PREEDÍPICA Y EDÍPICA

(16)
(17)

1

Narcisismo, masoquismo,

y

los conceptos

del self

y

representacionés del self

En mi breve introducción a este volumen indiqué que intento escudriñar no sólo la interrelación en el desarrollo de las relaciones objetales, identificaciones y el sentimiento de identidad, sino también el interjuego entre sus vicisitudes y la estructuración del yo y del superyó. Mi investigación co-menzará con una revisión de nuestros conceptos

psicoanalíti-cos sobre narcisismo y masoquismo primario y secundario.

El concepto de narcisismo fue introducido por Freud (1914) en su publicación "Introducción al Narcisismo". Su punto de partida fue el síntoma megalomaníaco en esquizo-frénicos que dijo:

"se ha constituido, seguramente a costa de la libido objetiva-da. La libido sustraída al mundo exterior ha sido ap¿rtada al yo, surgiendo así un estado al que podemos dar el nombre de nar-cisismo. (Freud concluye que) el narcisismo engendrado por el reflujo al yo de las cargas de libido del objeto, como un nar-cisismo secundario, basado en un narnar-cisismo primario encubier-to por diversas influencias." (Pág. 32.)

Hace también un comentario sobre "la reciprocidad entre

la libido del yo y la libido objetivada" y contrapone el estado

narcisístico del esquizofrénico con el desarrollo "de toda una personalidad en favor de las catexias objetales" en la situa-ción de enamoramiento.

(18)

ETAPAS II\FANTIL, TKMPRANA, PREED1PICA Y EDfPICA

Freud funda su concepto del narcisismo infantil primario en btlse a los signos de actitudes megaloma1úacas en los hom·

bres primitivos y en niños:

" ... una hiperestimación del porfrr de sus deseos y sus actos psíquicos, la «omnipotencia de las ideas», una fe en las fuerzas mágicas de las palabras y una técnica contra el mundo exterior, la «magia», que se nos muestra corno una aplicación consecuen-te de tales premisas megalómanas." (Pág. 32.)

En "El Yo y el Ello" (1923), Freud desarrolla aún más el concepto de narcisismo:

"Al principio, toda la libido se halla acumulada en el ello, mientras que el yo es aún débil y está en período de formación. El ello emplea una parte de esta libido en cargas eróticas de objeto, desp~és de lo cual el yo, robustecido ya, intenta apode-raTse de esta libido del objeto e imponerse al ello como objeto erótico. El narcisismo del yo es de este modo un narcisismo secundario, sustraído a los objetos." (Pág. 65.)

Las ideas de Freud sobre el narcisismo primario y sobre

el desarrollo del narcisismo secundario han sido suplemen-tadas considerablemente por su teoría de las vicisitudes para-lelas del instinto de muerte. En "Más allá del prmc1p10 del placer" ( 1920) sugirió que:

" ... sadismo es realmente un inBtinto de muerte, que fue ex-pulsado del yo por el influjo de la libido narcisística; de modo que no aparece sino en el objeto." (Pág. 60.)

En "Esquema del psicoanálisis" Freud ( 1940) escribió:

"Podríamos imaginarnos un estado inicial de cosas supo-niendo que toda la eneTgía del Eros, a la que daremos el nom-bre de <libido>, está presente en el todavía no diferenciado

(19)

NARCISISMO, MASOQUISMO - CONCEPTOS DEL SELF

yo-ello 1 y sirve para neutralizaT los impulsos destructivos que

existen simultáneamente. (No hay otro término, análogo a libi-do, para describir la energía de los impulsos destructivos.)" (Pág. 22.)

En "El problema económico del masoquismo" Freud (1924) dijo que:

" ... en determinadas circunstancias, el sadismo o instinto de destrucción orientado hacia el exterior o proyectado, puede ser vuelto hacia el interior, o sea introyectado de nuevo, Tetor-nando así por regresión a su situación anterior. En este caso producirá el masoquismo secundario que se adiciona al primi-tivo." (Pág. 261.)

Freud describió entonces el masoquismo erógeno como el original, el primario, que nunca fue proyectado y quedó en

el organismo ligado por la libido. .,.

"El masoquismo primitivo pasa por todas las fases evoluti-vas de la libido y toma de ella sus distintos aspectos psíquicos."

(Pág. 261.)

Freud vio que las severas tendencias masoquísticas que aparecen algunas veces en las neurosis y psicosis·, especial-mente en la melancolía, reafirman su teoría de un masoquismo primario y podrían explicarse por ella. En "El Yo y el Ello"

(1923), dice:

"en el superyó reina entonces el instinto de muerte que consigue, con frecuencia, llevar a la muerte al yo." (Pág. 77.)

..:: En vista de lo que Freud propuso, parece aconsejable

com-binar la discusión de narcisismo con la de masoquismo. Me

l , Este concepto ha sido elaborado por Hartmann (1939), y por Hartmann,

Kris, y Loewenstein ( 1946) .

(20)

/ ETAPAS INFANTIL, TEMPRANA, PREED1PICA Y EDíPICA

concentraré primero en el signií icado de los conceptos de

Freud referentes a narcisismo primario y masoquismo

prima-rio. Sus formulaciones, citadas precedentemente, son sin duda,

bastante ambiguas. Se refieren parcialmente sólo a la

presen-cia simultánea de fuerzas libidinales y agresivas en la

indife-renciada matriz "psicosomática" que llamaré en lo sucesivo

sel/ psicofisiológico primario.2

Pero los términos "masoquis-mo" y "narcisismo" implican que originariamente los impulsos están en verdad dirigidos hacia adentro; por ejemplo, apuntan hacia este self primario. Esto constituye la base de la concep-ción de Freud sobre el instinto de muerte. La envoltura ori-gi!1al del self primario con fuerzas agresivas, se considera un peligro potencial para él, siendo resguardado por la presencia protectora de la libido. Creo que estos conceptos son

sufi-cientemente c01;1fusos y requieren elucidación.

En cuanto al progreso de la organización psíquica que

tiene lugar después de la diferenciación estructural y del

esta-blecimiento del self y de las representaciones objetales,

sabe-mos bastante bien, al menos en forma práctica, qué queresabe-mos decir cuando hacemos referencia de la orientación hacia el

self de la libido y la agresión. Las personas que presentan

una conducta narcisística o masoquística sexual o social, docu-mentan, en forma suficientemente clara, la tendencia a

sus-traer las catexias objetales y a hacer de sí mismo los objetos

2 El término "self", que fue introducido por Hartmann (1950), será em· pleado, de acuerdo con él, cuando nos refiramos a la persona total de un individuo, incluyendo el cuerpo y sus partes como la organización psíquica y sus partes. Como lo indica el título de este volumen, el "self" es un término descriptivo auxiliar que puntualiza a la persona como algo distinto del mundo de objetos circundantes. Para aclarar lo que quiero decir emplearé términos tales como "self corporal", o "self físico", o "self psicofisiológico" o "self men· tal" o "self psíquico" de una persona. Rapaport (1956), me criticó porque supuso que yo equiparaba al "self" con las "representaciones del self'', un con-cepto metapsícológico que será descrito luego. Sin embargo, aclaré la distinción entre estos conceptos; pero es verdad que por razones semánticas me refería ocasionalmente al self o a los objetos cuando parecía estar claro que me refería a sus representaciones psíquicas. En este volumen pondré especial ahínco en evitar una tenninologÍa confusa. Sin embargo, esto no es siempre posible. Se podría recordar que Freud también se refiere a los objetos cuando realmente se quiere referir a sus representaciones psíquicas.

(21)

NARCISISMO, MASOQUISMO - CONCEPTOS DEL SELF

'

de amor, admiración y gratificación libidinosa, o de odio, des-valorización y destruceión. Pero ¿cuál e:; el significado pre-ciso de narcisismo y masoquismo en la organización psíquiea primitiva antes de que el niño descubra su propio self y el mundo objetal? Para obtener una respuesta debemos obvia-mente hacer un estudio de las manifestaciones de los impul-sos del infante y tratar de dar una descripción metapsicológica precisa de su estado y conducta.

Entre los cortos períodos en que es alimentado, el infante está la mayor parte del tiempo durmiendo o adormecido, un estado de pasividad en el cual hay poca expresión, todavía de los afectos primitivos o de las funciones pereeptivas y moto-ras. El dormir es el estado que acostumbramos designar como la situación narcisística verdadera.

En la "Adición Metapsicológica a la Teoría de los Sueños" (1917a), Freud dijo:

"El dormir es, somáticamente, un retorno a la estancia en el seno materno, con todas sus características de quietud, calor y ausencia de estímulos. Muchos hombres llegan incluso a tomar durante el sueño la posición fetal. El estado psíquico del dur· miente se caracteriza por un retraimiento casi absoluto del mundo circundante y la cesación de todo interés hacia él."

{Págs. 137, 138.)

Y, luego dice:

•'El narcisismo del estado de reposo significa la sustracción de la carga de todas las representaciones objetivas y tanto de la parte inconsciente de las mismas como de su parte precons-ciente." (Pág. 140.)

De acuerdo con la descripción de Freud podríamos visuali-zar el estado psicoeconómico original, el estado que todavía prevalece en el dormir de la temprana infancia, su adormeci-miento, como una situación de dispersión difusa de las fuerzas

(22)

/ ETAPAS INFANTIL, TEMPRANA, PREEDíPICA Y EDíPICA instintivas dentro de un self psicofisiológico indiferenciado. Pero, considerando el signif icaclo de los términos "narcisismo" y "masoquismo", surge una interesante pregunta: ¿,por qué vía se descarga la energía psíquica durante estos estados?

Algunos autores ocasionalmente hablan de descargas tanto externas como internas, pero sin profundizar en lo que real-mente quieren significar. No conocemos todavía plenareal-mente

las conexiones entre los fenómenos de descarga de impulsos y

los procesos fisiológicos concomitante;; corno para entender el significado preciso de tales conceptos. Lo que sabemos, muy vagamente, es que la descarga hacia el exterior involucra al

aparato perceptivo y motor dando como resultado fenómenos

afectomotores y acciones motoras, mientras que la descarga

hacia el interior provoca procesos fisiológicos que acarrean cambios funciqnales, principalmente en los órganos internos del cuerpo. Sin embargo, a pesar de que admitirnos la vague-dad de estos conceptos, es muy importante marcar las

dife-rencias entre las descargas internas y externas para entender

la cualidad de los impulsos de la temprana infancia y los

precursores de la vida afectiva e ideacional.

Aparentemente, el limitado contacto que en la temprana infancia se tiene con el mundo exterior y sus estímulos, man· tiene en el aparato psíquico, el nivel general de tensión com-parativamente bajo; además, las catexias de los órganos inter-nos son todavía probablemente preponderantes en relación con

los de la periferia, p. e., el aparato perceptivo, y en particular

el motor. De esta manera, una continua descarga "silenciosa" de pequeñas cantidades de energía psíquica puede ocurrir du-rante los períodos que transcurren entre las comidas, a través de canales fisiológicos "internos". 3

Por lo tanto, la condición psicoeconómica y el tipo de

des-carga característica del infante durmiente o adormecido, y del

3 Por supuesto, el importante trabajo de Fisher y sus colaboradores (1954, 1957, 1959), y otros investigadores sobre la actividad psíquica durante el sueño requerirá eventualmente una cuidado"ª reformulación del estado psicofisiológico y psicoeconómico del niño, como también del adulto, durante la misma situación.

(23)

NARCISISMO, MASOQUISMO . CONCEPTOS DEL SELF

dormir en general, y, evidentemente también, de los estados

patológicos de la profunda, así llamada regresión narcisística, sugieren que las descargas psicológicas hacia el interior, por ejemplo, hacia el self, pueden considerarse como las formas más tempranas de descargas de impulsos.

Como lo demuestran los movimientos fetales, aún antes del nacimiento, el feto es también capaz.de descargar energía pulsional a través de canales motores. Con el nacimiento, sin embargo, se estabkce un drástico reajuste por los cambios am-bientales. Los primeros signos de vida en el recién nacido

-su llanto, y más aún, el comportamiento característico que

muestra antes, durante y después de cada comida, y en sus

funciones excretoras- son verdaderamente manifestaciones primarias de procesos de descarga afectomotores premodela-dos, que responden a estímulos no sólo del interior, sino tam-bién del exterior.

Por supuesto, el infante a pesar de obtener estim~ación y

gratificación tanto de un "objeto" -la madre-- como de su propio cuerpo, es sólo consciente, todavía, de sensaciones pla-centeras o displapla-centeras. Por esto, podemos describir las ma-nifestaciones de impulsos, en general, como "narcisísticas". Pero es importante ccmsiderar que ellas representan descargas de impulsos no sólo hacia el interior, "sobre el self", sino que desde el nacimiento el infante tiene a su disposición canales de descarga hacia el exterior, aunque limitados, biológicamente predeterminados. Éstos son los que posibilitan las rescargas dirigidas al objeto.

El énfasis que he puesto en diferenciar las descargas

diri-gidas hacia el interior y hacia el exterior veremos que será de

utilidad para el estudio de las vicisitudes de los procesos

de descarga de impulsos agresivos y la libido dirigidos hacia

el ohejto y hacia el self, y de su influencia sobre el desarrollQ_

afectivo, ideacional y funcion_ª1_{Ahora quisiera comentar las

conexiones existentes entre la descarga hacia el interior y el

exterior, y las manifestaciones instintivas y afectivas de la

(24)

ETAPAS INFANTIL, TE:\1PRANA, PREEDíPICA Y EDfPICA

En el capítulo VI de "La interpretación de los sueños" (1900), Freud afirma lo siguiente:

Por determinadas razones hemos de representarnos el desa-rrollo de afectos como un proceso centrífugo orientado hacia

el organísmo interno, análogo a los procesos motores y secre-torios de inervación. Del mismo modo que la emisión de im-pulrns motores hacia el mundo exterior aparece suspendida durante el estado de reposo, podría quedar también dificultada la estimulación centrífuga de afectos por el pensamiento m-consciente durante dicho estado. (Págs. 467, 468.)

La definición que Freud hizo poste1·iormente sobre afectos ( 1915) en "El Inconsciente" se relaciona de alguna manera con estos conceptos. Es de hacer notar que él caracteriza las descargas afectivas como un "resultado de la alteración (in-terna) del cuerpo del sujeto", pero al mismo tiempo como un proceso centrífugo cuya liberación es impedida por el estado de sueño, de la misma forma como también lo está la descarga de los impulsos motores. A primera vista esta afirmación puede ser confusa o aun contradictoria. Estos conceptos se clarifican al darnos cuenta de que en este contexto, el término "centrifogo" se refiere, obviamente, a "fuera del aparato men-tal". Abandonando el uso del término centrífugo por la posi-bilidad de confusión, prefiero simplificar el concepto diciendo que, en contraste con la descarga "silenciosa", predominarite-mente psicofisiológica, del feto, del recién nacido o durante el sueño, las emociones del adulto se expresan no sólo por pro-cesos secretorios, circulatorios y respiratorios, que indican una descarga fisiológica hacia el interior, sino támbié'n por fenó-menos motores y las percepciones internas que nosotros llama-mos sentimiento; v.g., en manifestaciones de descarga hacia el exterior. Podríamos suponer, por lo tanto, que la inhibición de los afectos durante el dormir pudiera realizarse por su re-transformación regresiva, parcial y temporaria, en descarga

silenciosa o fisiológica y alucinatoria visual.

(25)

NARCISISMO, MASOQUISMO · CONCEPTOS DEL SEIS

Podríamos volver a mis enunciados anteriores sugiriendo que la vida psíquica se origina en procesos fisiológicos que son independientes de estimulaciones sensoriales externas. Des-de el nacimiento, sin embargo, los procesos Des-de Des-des.carga se expanden debido a la apertura de las vías de descarga, bioló-gicamente predeterminadas, en respuesta a estímulos sensoria-les externos. En un comienzo conducen _reacciones primitivas, motoras premodeladas, específicas de la especie (instintivas), y experiencias sensoriales placenteras y displacenteras, que no pueden llamarse todavía sentimientos. Estos fenómenos, evi-dentemente, no son más que precursores genéticos de los pro-cesos emocionales, de pensamiento y de la compleja actividad funcional, cuyos desarrollos sobrevienen con los comienzos de la formación del yo. En efecto, durante los primeros esta-dios infantiles, la expresión predominante de la vida emocional y de fantasía del niño es todavía "psicofisiológica", el así llamado "lenguaje órgano afectivo" que abarca, no obstante, no sólo los procesos "silenciosos" fisiológicos internos mencio-nados anteriormente, sino también fenómenos vasomotores y

secretorios visibles en el terreno de las funciones bucal y

excretoria. Quisiera puntualizar que este lengua je órgano-afectivo está presente, en cierta proporción, aun en la vida

emocional de adultos normales en estados· de ansiedad y en

otras manifestaciones de "resomatización" de afectos. (Schur, 1955.)

Las consideraciones precedentes tuvieron la intención de

subrayar la correlación del estado psicoeconómico original y

la más temprana forma de descarga de pulsiones dentro del self y los precursores psicofisiológicos de la expresión afectiva

e ideacional del adulto. La validez de tales consideraciones es

comprobada por las observaciones en pacientes con enferme-dades psicosomáticas o desórdenes psicóticos, que confirman estas correlaciones.

Estos dos grupos de enfermedades muestran lo que nosotros llamamos, aunque en forma algo imprecisa, signos de regre-sión narcisística severa. En pacientes con enfermedades

(26)

,, ETAP.A.S INFANTIL, TEMPRANA, PREED1PICA Y EDfPICA

somáticas, de acuerdo con mi proposición anterior, podríamos hablar de una retransformación patológica parcial de

expresio-nes fisiológicas, ideacionales y emocionales, en somáticas, que

son entonces percibidas solamente corno sensaciones corporales dolorosas. (Schur, 1955.) En la psicosis, los estados depre-sivos o catatónicos estuporosos parecieran ser la versión pato-lógica del estado de adormecimiento del infante. Existen, por

cierto, diferencias significativas entre la economía y las

cuali-dades pulsionales en tales estados patológicos regresivos, y las

condiciones originales a las que se parecen. Estos trastornos

muestran la existencia convincente de procesos destructivos, y

autodestructivos, no sólo psicológicos sino también fisiológicos, signos que no son encontrados en el estado normal de sueño ni en los tempranos estadios de la niñez. Por el contrario, psico-lógica y fisiopsico-lógicamente, el dormir tiene una función repara-dora, y el estadio fetal prepara el crecimiento psicofisiológico _qel organismo.

Estas diferencias acentúan el malentendido que pudiera existir con el uso del término "regresión narcisística" para esos procesos patológicos de naturaleza tan destructiva. No debemos olvidar que el concepto de narcisismo precedió a la introducción por Freud de una teoría dual de impulsos. Este

concepto y el término "regresión narcisística" se hicieron valer

a pesar de no hacer referencia a los impulsos agresivos.4 Por

razones que pronto entenderemos, los intentos de Freud de modificar el concepto de narcisismo y relacionarlo a su nueva proposición, no aclaró el problema en forma satisfactoria.

Pero antes de discutir de qué manera se puede adaptar este concepto a una teoría dual de impulsos y-a los conceptos estructurales, deberíamos encarar el problema de si mis con-sideraciones psicoeconómicas, que mencioné anteriormente, po-drían adherirse al concepto de masoquismo primario, v. g., del instinto de muerte. La suposición de que estos procesos de 4 Por esto, Ahraham (1924), en su discusión sobre la depresión psicótica habló de "un narcisismo positivo y negativo" (pág. 456), en su descripción del amor al self y odio al self que presentan los melancólicos.

(27)

NARCISISMO, MASOQUISMO - CONCEPTOS DEL SELF

descarga psicofisiológica interna, no posibles de observación, que se presentan en el infante dormido o adormecido, puedan garantizar una descarga difusa, pero innocua, de pequeñas can-tidades de energía agresiva, nos pone ante un problema cier-tamente difícil.

Freud trata de resolverlo asumiendo ~que, en los estados de

narcisismo y masoquismo primarios, la presencia del instinto

de vida preserva la autodestrucción. Pero, ¿cómo puede

ocu-rrir esto? Entendernos que la fusión entre la libido y la

agre-sión hacen innocuos a los impulsos destructivos. Este proceso, sin embargo, aparece en un estadio infantil posterior; está relacionado con la neutralización parcial de los impulsos.

Podríamos preguntarnos, en consecuencia, si estos hechos no se podrían explicar mejor asumiendo que, al comienzo de> la vida, la energía instintiva está todavía en un estado

indife-renciado; y que desde el nacimiento se transforma en dos tipos

distintos de impulsos, con cualidades diferentes bajo lp

influen-cia de estímulos externos, del desarrollo psíquico y de la

aper-tura y maduración progresiva de las vías para la descarga

hacia el exterior.5

Buscando la confirmación de esta hipótesis, me parece importante hacer notar que no es fácil discernir las

características libidinales y agresivas de las manifestaciones

emocionales e instintuales del niño durante la infancia y la

niñez temprana, y que fenómenos afectivos tales como ansiedad

e ira están íntimamente relacion&dos.

Mientras que este concepto puede asemejarse a la teoría de frustración-agresión, se debe destacar que la transformación de la energía psicofisiológica indiferenciada en dos clases de impulsos psíquicos, cualitativamente diferentes, se consideran aquí psicobiológicamente predeterminadas y como promovidas tanto por factores de maduración internos como por estímulos externos.

Esta idea nos hace también recordar las interesantes

acota-5 Fenichel (1945, pág. 58). Esta idea no implicaría, sin embargo, que las cualidades del impulso estarían solo determinadas por las vías específicas de descarga.

(28)

ETAPAS INFANTIL, TEMPRANA, PREED1PICA Y ED!PICA

/

ciones de Freud en "El Y o y el Ello" ( 1923), por el hecho de que "una cantidad de energía desplazable neutral ( indiferen-te)" es capaz de unir sus fuerzas tanto con la libido como con la agresión. La importante afirmación de Freud de energía desexualizada, que se supone "sea igualmente activa en el yo y en el ello" pudiera ser aún más convincente si se refiriera no a energía desexualizada sino a energía de impulsos indiferen-ciados originalmente en el self primario psicofisiológico total. Si aceptamos esta hipótesis, debemos adaptar nuestro pensa-miento a los siguientes conceptos: Resumiendo una vez más, po-demos ver un estado psicoeconómico inicial, caracterizado por un bajo nivel de tensión y por una dispersión difusa general de la energía psicofisiológica todavía indiferenciada dentro de un self primario estructuralmente indiferenciado. Bajo la influencia de factores intrínsecos y de estímulos externos, las fuerzas indifereú.ciadas comenzarían entonces a transformarse en impulsos psíquicos agresivos y libidinales, de los que está dotado el ello. Durante el estadio fetal y también, predomi-nantemente, durante los más tempranos estadios infantiles, la mayor parte de esta energía indiferenciada del self primario se descarga en forma difusa en pequeñas cantidades hacia el inte-rior al comienzo, exclusivamente, a través de canales fisioló-gicos. Pero después del nacimiento las zonas erógenas prege-nitales, y, en grado creciente, la totalidad de los sistemas motor y sensorial, núcleo central "autónomo primario" del futuro yo, se sobrecargan periódicamente y comienzan a des-arrollarse los procesos de descarga hacia el exterior, pasibles de observación en la actividad pregenital (sexual y agresiva) y en reacciones motoras reflejas instintivas y afectomotoras primitivas, biológicamente premodeladas, fácilmente reconoci-bles como los precursores del sentimiento, pensamiento, y de las funciones motoras del yo, entre otras. En el curso de la diferenciación estructural, los impulsos agresivos y libidinales sufrirían procesos de fusión y de neutralización parcial. Estos impulsos neutralizados, junto con parte de los impulsos libidi-nales y agresivos, se incluirían en los nuevos sistemas, el yo

(29)

NARCISISMO, MASOQUISMO - CONCEPTOS DEL SELF

y el superyó, y podrían ser utilizados para la formación de los procesos emocionales y del pensamiento y las funciones correspondientes del yo y el superyó.

~ - Si estas proposiciones son valederas nos obligarían a dejar

de lado el concepto de masoquismo primario, v. g., la teoría del instinto de muerte de Freud. Siendo especulativos, esta última teoría tuvo menos aceptación que la más simple teo-ría dual de los impulsos, que se refiere a dos impulsos básicos, libido y agresión. De acuerdo con mi afirmación de que los impulsos agresivos y libidinales se desarrollan de una energía de impulsos indiferenciada, en mi publicación anterior sobre "El self y el mundo objetal" ( l 954a), sugería que también podríamos prescindir del concepto de narcisismo primario. En la actualidad, sin embargo, me parece todavía un término muy útil para el más temprano período infantil, que precede al desarrollo del self y las imágenes objetales, período durante el cual el infante es todavía ajeno a todo aquello que

no sea sus propias experiencias de tensión y alivio,

de

frustra-ción y gratificación. Pero debemos tener en cuenta que este

término no hace referencia a la diferenciación de energía es-tructural así como tampoco al establecimiento y carga

corres-pondientes del self y las representaciones objetales. Vamos a

considerar las diferencias entre las condiciones durante los

estadios del desarrollo más temprano y los de re~resión (

nar-cisística) patológica severa, de acuerdo con mi hipótesis. Ten-dríamos que distinguir, entonces, los procesos de regresión "estructural" de aquellos de regresión de "energía". Esto lle-.. varía no sólo a la desneutralización de la energía psíquica del

yo sino también a una retransformación regresiva parcial de

las fuerzas instintivas en una energía indiferenciada primaria.8

Mi proposición también explicaría el misterio por el cual

la teoría de la fusión y aefusión de los impulsos no debería

8 Posiblemente este proceso regresivo posterior sería el resultado transitorio o duradero del tratamiento con electroshock o quirúrgico de psicóticos y puede ser responsable de sus efectos terapéuticos. Luego de tales tratamientos uno puede observar un periodo de completa ausencia de manifestaciones de impulsos tanto libidinales como agresivos.

(30)

/ ETAPAS INFANTIL, TEMPRANA, PREED1PICA Y EDíPICA tenerse en cuenta: el hecho de que la fusión de los impulsos da como resultado una prevalencia absoluta de los impulsos libi-dinales, mientras que la aefusión de los mismos trae un empo·

brecimiento libidinal y la predominancia absoluta de los impul·

sos agresivos.7

El .cambio de proporciones entre libido y agresión, que en procesos regresivos tan severos como la psi-cosis pueden dejar exhaustas las fuentes libidinales del self

(o posiblemente ser su consecuencia), se entendería mucho me-jor si pensáramos en ténninos de estadios intermedios de re-transformación de energía de impulsos diferenciada en energía

de impulsos indiferenciada primordial. .

El concepto citado anteriormente nos permitiría incluir, además, tensiones fisiológicas, como el hambre, dentro del esquema de la teoría psicoanalítica. Esto no tiene lugar, en el

presente, en nue~tra concepción de solo dos impulsos

-libidi-nal y agresivo--. El hambre, descripto en un momento por

Freud como un impulso del yo, sería entonces otra expresión de tensiones de impulsos psicofisiológicos primitivos indiferen-ciados. Si especuláramos, este concepto explicaría aún algunas de las proposiciones que Freud mencionó al describir su teoría

del instinto de muerte y de vida. Lo que dije al referirme a

las enfermedades psicmiomáticas y psicóticas se puede extender

a procesos de envejecin:iiento y de involución física. Todos es·

tos procesos podrían involucrar una disminución en las

cate-xias periféricas, de las funciones perceptivas y motoras,

resul-tando en un aumento de las catexias de los órganos corporales, con una concomitante aefusión regresiva de impulsos hasta un punto tal en que prevalece la energía de impulsos destructivos, que deben ser nuevamente descargados a través de canales fisio-lógicos en el cuerpo. 8

7 En una discusión personal, hace años, llamé la atención a Fenichel sobre este punto.

8 Sería también interesante comparar, desde este punto de vista, los dife. xentes grados de regresión que se presentan en enfermedades psicosomáticas y

en la histeria. En . contraste con la primera, en las que existe una profunda hipercatexia regresiva de los órganos internos del cuerpo, en la histeria no se mantendrían las catexias en la periferia sino que llegarían aún a una hipercate· :xia de los órganos motores y sensoriales en el sitio de la afección, con una

(31)

NARCISISMO, MASOQUISMO - CONCEPTOS DEL SELF

Estarnos listos para empezar a estudiar los conceptos de narcisismo y masoquismo secundarios. Dije anteriormente que desde un punto de vista "práctico" conocernos el significado de narcisismo y masoquismo como aparecen en estadios más avanzados de la organización psíquica. A pesar de ello debo

aceptar que en este caso también nuestra terminología y

con-ceptos teóricos están lejos de ser precisos y acordes a las ten-dencias modernas.

De las consideraciones anteriores entendemos que el des-arrollo del "narcisismo secundario" y "masoquismo secunda-rio" comienza con el primer estadio del desarrollo del yo. En este período se han desarrollado los impulsos libidinales y

agresivos por un lado, y toman lugar todos sus grados de

fu-sión, por otro. Los objetos comienzan a ser distinguidos uno de otro y del self, y sus diferentes representaciones en el nuevo sistema, el yo, se dotan gradualmente de una duradera carga libidinal y agresiva.

Como punto de partida para la discusión de este' período podría repetir parte de la cita de "El Y o y el Ello" ( 1923), donde Freud afirma: "El ello emplea una parte de esta libido en cargas eróticas de objeto, después de la cual el yo, robuste-cido ya, intenta apoderarse de esta libido del objeto e intenta imponerse al ello como objeto erótico. El narcisismo del yo es, de este modo, un narcisismo secundario sustraído a los objetos." (Pág. 65.) Este concepto de Freud enfatiza el he-cho de que el desarrollo del narcisismo secundario es un com-plejo proceso íntimamente relacionado con la diferenciación estructural y la constitución del sistema del yo. Sin embargo, si repasamos las formulaciones de Freud nos quedamos per- . ple jos; ellos sugieren que el yo se construye y robustece sólo

al revestido por la libido narcisística. Nuestra terminología

habitual confirma esta ~idea. Estamos acostumbrados a pensar''

en el narcisismo secundario en términos de una carga del yo

retransformación parcial de una normal descarga motora, afectiva e ideacional, en proceS-Os de descarga fisiológicos y afectomotores primitivos que encuentran expresión en los síntomas de conversión histérica.

(32)

/ ETAPAS INFANTIL, TEMPRANA, PREED1PICA Y ED1PICA con libido narcisística, y en general describimos las gratifica-ciones obtenidas por las actividades del yo, simplemente como "gratificaciones narcisísticas".

Es sin duda el ello la fuente de donde emergen todos los impulsos libidinales y agresivos dirigidos al objeto. Uno de los logros más importantes del desarrollo infantil, es sin duda también, la formación de representaciones objetales estables y el establecimiento de cargas libidinales objetales duraderas

en el sistema yoico.9 Veremos que el dilema es eminentemente

el resultado de una confusión en la terminología. · Se refieren al ambiguo uso del término yo; v. g., la falta de distinción entre el yo, que representa un sistema mental estructural, el self, que definí anteriormente, y las representaciones del self. Hartmann ( 1950), llamó la atención sobre este punto y sugirió el uso del último término (análogo a las representaciones obje-tales) para las representaciones endopsíquicas conscientes, pre-conscientes e inpre-conscientes del self mental y corporal en el sistema yoico. Yo trabajé sobre este concepto por muchos años, porque me pareció indispensable para el estudio de los tras· tornos que presentan los psicóticos.

El significado de los conceptos de self y representaciones del self, como distintos del concepto de yo, se aclara cuando recordamos que el establecimiento del sistema yoico se realiza

con el descubrimiento del mundo objetal y la creciente

distin-ción entre éste y el propio self mental y físico. De los

crecien-tes recuerdos de experiencias placenteras y displacenteras

ins-tintuales, funcionales, emocionales e ideacionales junto con las percepciones con las que están asociadas, emergen las imágenes de los objetos de amor, así como también aquellas del self

psí-quico y físico. Vagas y variables al comienzo, gradualmente

se expanden y desarrollan hacia representaciones

endopsíqui-cas, más o menos reales, y consistentes, del mundo objetal y

del self.

9 En concordancia, en "Inhibición, Síntoma y Angustia" (1926), Freud mismo se refiere a la impotencia sexual como .la .inhibición de una función del yo.

(33)

NARCISISMO, MASOQUISMO · CONCEPTOS DEL SELF

Podemos entender ahora por qué el intento de Freud, de asociar el concepto de narcisismo a su nuevo concepto estruc-tural no tuvo mucho éxito. El narcisismo y masoquismo

secun-darios no son idénticos a la dotación libidinal y agresiva del

sistema yoico; es la representación mental del self, constituida en el curso de la formación del yo, la que se carga con libido

y agresión y se transforma en objetos de amor y odio. 10

Definamos ahora el concepto de representaciones del self

en forma más precisa y describamos el desarrollo genético de

estas formaciones psíquicas.

Como lo dice Fenichel (1945), en "La Teoría Psicoanalí-tica de la Neurosis" la imagen de nuestro self se establece desde dos fuentes: primero, de una percepción directa de nues-tras experiencias internas, de sensaciones, de procesos

menta-les y emocionamenta-les, de actividad funcional; y segundo, de una

autopercepción e introspección indirecta; por ejemplo de la

percepción de nuestro self mental y corporal coino un objeto.

Desde que por razones obvias, nuestra capacidad para separar-nos de nuestro propio self es sumamente limitada, nuestras fun-ciones autocognitivas contribuyen sólo moderadamente a la con-cepción del mismo: Por lo tanto, las representaciones del self no serán nunca estrictamente "conceptuales". Como ve-remos, se mantienen bajo la influencia de nuestras experiencias emocionales subjetivas aún más que las representaciones ob-jetales.11

Como dijimos anteriormente, el núcleo de las imágenes del self en la temprana infancia son los recuerdos ·de sensaciones placenteras y displacenteras, que bajo la influencia del auto-erotismo y el comienzo de la actividad funcional, y de la

inves-10 En cuanto a las diferencias terminológicas entre el yo, el "self", y las

"representaciones del self", sería de importancia recalcar que las cargas de im-pulsos de estas últimas en el sistema .. yoico llevarían a una descarga agresiva o libidinal sobre .;:el 'Self físico.o :mental.

11 Los conceptos de Federn de sentimiento del yo y experiencia del yo reafinnan este punto. Pero por razones que no se entienden él separa entera-mente este sentimiento de los componentes conceptuales de las representaciones del self.

(34)

ETAPAS INFANTIL, TEMPRANA, PREED1PICA Y ED1PICA

tigación traviesa que el niño realiza de su cuerpo, permiten su asociación a las imágenes corporales.

En un principio, nuestra imagen del self, como la imagen objetal primitiva, no constituye una unidad firme. Emergiendo de sensaciones que son difícilmente distinguibles de las per-cepciones de la parte gratificante del objeto, es al comienzo fusionada y confundida con las imágenes del objeto, y está com-puesta de series constantemente cambiantes de imágenes del self que reflejan principalmente las fluctuaciones incesantes

del estado mental primitivo.12 Ampliaremos. más tarde la

dis-cusión del desarrollo preedípico de las imágenes del self e imágenes objetales en conexión con los problemas de identidad e identificaciones.

En este momento sería suficiente puntualizar la enorme, aunque perturbadora, influencia que los procesos de represión y negación infantiles ejercen sobre la formación de nuestras imágenes del self y el mundo objetal. Desde que estas imá-genes se originan de los recuerdos de experiencias placentras y displacenteras, y están sólo gradualmente entrelazadas entre

sí y corregidas por los recuerdos perceptivos que reflejan la

realidad, la eliminación de un considerable sector de recuerdos displacenteros por la represión infantil aparta una gran canti-dad de aspectos inaceptables tanto del self como del mundo exterior. Los defectos causados por la represión podrían re-llenarse por elementos de pantalla, por distorsiones o embe-llecimientos que pueden fabricar los elaborados mecanismos defensivos del yo. Además, a medida que estas fantasías repri-midas que han quedado cargadas en el inconsciente, encuentran su camino hacia la superficie, le darán un colorido de

imá-genes infantiles pasadas a las representaciones objetales y

del self.

La

insistencia universal de la fantasía inconsciente, en

12 La proposición de Federo de un sentimiento del yo originalmente uní· fonne no contradice lo que yo he expuesto anteriormente. Tan pronto como la experiencia del "yo" aparece, puede existir el sentimiento consciente dd self como un todo, a pesar de la fluidez y variedad de las imágenes del self.

(35)

NARCISISMO, :MASOQUISMO - Cf'NCEPTOS DEL SELF

Ja mujer, de que su órgano genital está castrado, frecuente· mente con simultánea negación y el desarrollo de la fantasía ilusoria de posesión de un pene, sería el mejor ejemplo para demostrar hasta dónde el impacto de experiencias emocionales infantiles nos impiden la formación de imágenes corporales correctas. Esto es por demás cierto _cuando nos referimos a la imagen de nuestro self mental, que surge sólo con la cre-ciente capacidad para la concienciación del self e introspec-ción, como por ejemplo, con la capacidad de percepintrospec-ción, discriminación y evaluación de nuestros propios sentimientos, pensamientos y actos. Éstas son funciones que se desarrollan más tarde que la percepción del self corporal y, a pesar de estar reforzadas por la formación del superyó, en mucha gen-te su desarrollo es moderado. Pero la fijación inconsciengen-te, también presente en hombres, de la fantasía de castración femenina, muestra nuestra limitada capacidad para la forma-ción de representaciones objetales reales. Ellas ""50n influen-ciadas por nuestras emociones y conflictos emocionales pa-sados, más de lo que quisiéramos admitir. Nuevamente, esto es especialmente cierto para nuestros conceptos de las carac-terísticas mentales de otros. Debemos considerar que nuestra visión del mundo, en especial del animado, Un.pedida por la insuficiente percepción humana, permite f áciJes distorsiones por transferencia de imágenes infantiles hacia otras personas o cosas; esto es determinado parcialmente, por reacciones emocionales subjetivas ante la conducta de otros, por un en-tendimiento empático basado en identificaciones afectivas pri-mitivas, y muy frecuentemente por proyecciones. De este modo, podemos fácilmente entender la razón por la que sur-gen tal multiplicidad de errores y falsificaciones.

De todas maneras, las imágenes se unifican, organizan e integran hacia una concepción más o menos real del mundo objetal y del self, con el desarrollo progresivo psicosexual y

del yo, con la maduración de las habilidades físicas y men· tales de los procesos emocionales e ideacionales y de testifi-cación de la realidad, y también con la progresiva capacidad

(36)

ETAPAS INFANTIL, TEMPRANA, PREEDíPICA Y ED1PICA

para la percepción y autopércepción, para el juicio y la in~

trospección.

Definimos por imagen real del self, aquella que refleje

correctamente el estado y las características, las potenciali·

dades y habilidades, las posibilidades y los límites de nuestro self mental y corporal: por un lado, de nuestra apariencia, anatomía y fisiología; por otro, de nu&>tro yo, nuestros senti· mientos y pensamientos conscientes y preconscientes, deseos,

impulsos, y aetitudes, de nuestras funciones físicas y men·

tales y de nuestra conducta. Desde que el ideal del yo y del

superyó son parte de nuestro self mental, tal imagen debe también representar correctamente nuestros ideales conscien· tes, preconscientes y nuestra escala de valores, y la efectivi· dad - o inefectividad- de nuestras funciones autocríticas. Depende del grado conque el ello, a cualquier nivel, se comu-nique con el yo, o encuentre acceso a él, que esté naturalmente representado en la imagen del self.

Considerando que todos estos aspectos específicos tendrán su correspondiente representación psíquica, se desarrollará simultáneamente un concepto de su suma total, por ejemplo, la concienciación del self como uni:t entidad diferenciada pero ro, organizada que "es distinta y separada del ambiente"

(Kra-mer, 1955, pág. 47), una entidad que tiene continuidad y

dirección, y, citando a Lichtenstein (1961), tiene "la capaci-dad de mantenerse igual en medio del cambio". (Pág. 193.) Esta concienciación encontrará una expresión .emocional en la experiencia de identidad personal (sentimiento del self),

cuyo origen y desarrollo discutiremos en relación con las

(37)

2

Reseña de la reciente literatura

sobre el problema de identidad

El capítulo precedente, en el que nos referimos a los oríge·

nes del seU y las representaciones objetales y de la concien·

ciación del self, implica y demuestra que estoy de acuerdo

con las definiciones dadas por Greenacre (1958) y Mahler

(1957), cuando describieron el desarrollo del sentido o

senti-miento de identidad (concienciación del self, ~entimiento del

self) en conexión con la constitución en el niño de las imá·

genes del self corporales y mentales. Eissler (1957), por

otra parte, toma al self como una estructura independiente

comparable

al

yo, pero que se desarrolla solo en la

adoles-cencia. Por esa razón cree que las experiencias de identidad tienen orígenes similares en ese momento. .Si bien no puedo estar de acuerdo con sus hipótesis, las observaciones en las que se fundan son ciertamente válidas, como veremos al tratar la adolescencia. Erikson (1956), si bien habla de la

forma-ción de la identidad como "un proceso que dura toda la vida",

usa el término "identidad del yo" similarmente para "algu·

nas de las adquisiciones lógicas que el individuo debe haber

adquirido, al término de su adolescencia, de todas sus expe-riencias .preadultas, estando así preparado para la adultez".

(Pág. 101.)

Bajo la influencia de los estudios de Erikson, se han escrito recientemente dos libros sobre este tópico: "The Que:-t

for Identity", de \\Theelis ( 1958), y "On Shame and the

(38)

ETAPAS INFANTIL, TEMPRANA, PREED1PICA Y ED1P1CA

Erikson, tienen una orientación sociológica, pero la llevan hasta el ext emo. Mientras que Erikson describe tra:::tornos comunes de la identidad en la adolescencia, ellos hablan de la búsqueda de la identidad como un problema general de toda la presente generación, causado por los cambios socioló-gicos de nuestro tiempo. Por lo tanto, la pérdida o graves trastornos de la identidad, son considerados desde un punto de vista menos individual y psiquiátrico y más desde un pun-to de vista sociológico, en términos de un fenómeno grupal generalizado. Lynd, que se apoya. en forma excesiva en los trabajos de Erikson y Sullivan, simplifica considerablemente la situación sosteniendo que las perturbaciones en el sentimien-to de identidad aparecen cuando una persona no puede "en-contrar en su situación social aspectos con los cuales identi-ficarse claramente"·. (Pág. 215.) Wheelis describe igualmente que las perturbaciones en el sentimiento de identidad son cau-sadas por la ruptura de los sistemas de valores del pasado y la resultante confusión y los problemas de superyó que padece la generación actual.

Probablemente como resultado de su orientación socioló-gica, estos autores, que afirman la aparición de disturbios en la formación de la identidad y en el sentimiento de identidad durante y después de-la adolescencia, desconocen la presencia de tales problemas en niños o en psicóticos, e ignoran el des-arrollo infantil y los factores ontogenéticos.

Originalmente Erikson no pasó por alto el enfoque

gené-tico, 1 pero parece abandonarlo progresivamente. Sus estudios

sobre identidad son localizados principalmente en los períodos preadolescente y adolescente. Esto se refleja en su uso de los términos formación de la identidad e identidad del yo. Comparando sus definiciones que figuran en "Ego Develop-ment and Historical Change" (1946) y en "The Problem of Ego Identity" (1956), comparto su opinión de que el término identidad del yo, como él lo emplea, "tiene todavía cierta

1 Desde el punto de vista psicoanalítico, encuentro su diagrama de crisis psicosociales (1956, pág. 120) no demasiado infonnativo y al;;o confuso.

(39)

RECIENTE LITERATURA SOBRE IDENTIDAD

ambigüedad". En el primero de los escritos mencionados, él lo equipara con "una más real autoestima" que "crece hasta convertirse en una convicción de que el yo está aprendiendo los pasos efectivos hacia un futuro colectivo tangible, que se está transformando en un yo definido dentro de una realidad social". (Pág. 23.) Identidad del yo definida como "la con-cienciación de que existe una mismidad y continuidad de los métodos de síntesis del yo", está aquí explícitamente dife-renciado del sentimiento de "identidad personal'', al intentar conducir no sólo "el mero hecho de la existencia" sino "la cualidad yoica de esta existencia". (Pág. 23.) Sin duda el término identidad del yo en este sentido se presta a un estudio psicosociológico que relacione "identidad individual" con "identidad grupal". Pero me resulta muy difícil distinguir entre identidad personal e identidad del yo, más aún desde que Erikson relaciona esta última con la "autoestima real" y

el superyó individual a los sistemas de valores de,. la sociedad en la que el individuo se forma.

Erikson parece utilizar el término identidad del yo en un sentido muy amplio, demasiado amplio; lo deja "hablar por

sí mismo en varias connotaciones (1956: pág. 102f', como

refiriéndose a "nn sentido consciente de identidad individual" o a "una disputa inconsciente por una continuidad de carácter personal" o a "un criterio para el hacer silencioso de síntesis del yo" o a "el mantenimiento de una solidaridad interna con los ideales e identidad grupales".

En sn trabajo sobre el desarrollo del sentimiento de iden-tidad, Greenacre (1958) también puntualiza "que es un tér-mino flexible y funcional más que un significado absoluto".

(Pág. 613.) Ella primero describe en hermosa manera qué queremos significar por identidad de un objeto, tal como una casa, y más tarde define el ·sentido de identidad o

concien-ciación de ide:dtidad como "un contraste y comparación

enfa-tizando los parecidos básicos pero llamando especialmente la

atención sobre las diferencias obvias". Desafortunadamente Erikson no hace una distinción definida entre estas dos

(40)

pers-ETAPAS INFANTIL, TEMPRA.t~A. PREEDlPICA Y ED1PICA

pectivas: la identidad personal y la forma en que se desarrolla y puede ser objetivamente descripta, y la experiencia subjetiva de identidad o el esfuerzo por lograrla que sería el reflejo de la formación objetiva de la identidad. Esta ambigüedad

está expresada en el párrafo de Erikson en el que trata el yo

y el self (sus representaciones), concluyendo que "la forma-ción de la identidad, por lo tanto, se puede decir que tiene aspectos del yo y aspectos del self". (1956, pág. 149.)

Y o le doy valor a la introducción de Erikson del término "formación de la identidad" -refiriéndose a un proceso ob-jetivo-- siempre que no se aplique solamente al yo y a sus fuerzas sintéticas. Preferiría entender por formación de la identidad a un proceso que construya la habilidad de preser-var la organización psíquica total - a pesar de su compleji-dad, diferenciación y creciente estructuralización- como una entidad altamente individualizada pero coherente, que tiene una dirección y continuidad en cualquier período del des-arrollo humano. Una normal formación de la identidad de-pende, indudablemente, de la efectividad de las funciones or-ganizadoras y de síntesis del yo; pero creo que estos procesos de organización son operativos en la formación de todas las estructuras del aparato psíquico, incluyendo: el superyó. Ade-más, una normal formación de la identidad parece depender de la habilidad con la cual la organización psíquica desarrolla

y alcanza una autonomía secundaria óptima del yo y superyó

en su manejo de la realidad y de los impulsos, de los

con-flictos intersistémicos. y de las tensiones existentes entre todos

estos sistemas. El proceso objetivo de una formación de la identidad normal está reflejado, en cualquier período del des-arrollo, en un normal sentimiento subjetivo de la identidad.

Mientras que el concepto de formación de la identidad se localiza en la autorrealización del individuo, en la ejecución de sus posibilidades y su papel en la sociedad, llama especial-mente la atención sobre las relaciones de identidad con las

identificaciones del yo y superyó y sus vicisitudes finales

Referencias

Documento similar

Cedulario se inicia a mediados del siglo XVIL, por sus propias cédulas puede advertirse que no estaba totalmente conquistada la Nueva Gali- cia, ya que a fines del siglo xvn y en

El principio general mencionado antes implica, evidentemente, que si la competencia autonómica es exclusiva y plena, las Comunidades Autónomas adoptarán las medidas de

95 Los derechos de la personalidad siempre han estado en la mesa de debate, por la naturaleza de éstos. A este respecto se dice que “el hecho de ser catalogados como bienes de

Products Management Services (PMS) - Implementation of International Organization for Standardization (ISO) standards for the identification of medicinal products (IDMP) in

This section provides guidance with examples on encoding medicinal product packaging information, together with the relationship between Pack Size, Package Item (container)

b) El Tribunal Constitucional se encuadra dentro de una organiza- ción jurídico constitucional que asume la supremacía de los dere- chos fundamentales y que reconoce la separación

El propósito del estudio fue caracterizar los aspectos bio-psico-sociales y la satisfacción con la calidad de vida y la salud asociados al envejecimiento, aplicando un modelo